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C.\rfr'-•ª·º l

ue con sólo una pluma fina , .


Porq , en el vientre de su madre, Coathcue,
que ca}'O
fue concebido.
! die apareció jamás como su padre.
Na l .
Aél lo veneraban os meX1cas,
le hacían sacrificios,
lo honraban y servían.
y Huitzilopochtli recompensaba
a quien así obraba.

Y su culto fue tomado de allí,


de Coatepec, la montaña de la serpiente,
como se practicaba desde los tiempos antiguos.6

RFSTAURACIÓN DE LOS SERES HUMANOS

Y en seguida se convocaron los dioses7


Dijeron: -«¿Quién vivirá en la tierra?
porque ha sido ya cimentado el cielo,
Yha sido cimentada la tierra.
¿Quién habitará en la tierra, oh dioses?»
Estaban afligidos
Citlalinicue, C itlaltónac,
Apantecuchtili, Tepanquizqui,

tl de M León-Portilla. M" el
6 Códiceflorentino, libro 111, cap l. Versión del~:~la tradu~ión preparada por igu
7 Esta parte del Manuscrito de 1558 se presen . ,.,,,m0 se dice
1 _,1. _ • .-< los dioses, ..,.., b ¡
I.A;QJ\•Portilla. . . . lu r en Teotihua~n. . ie humana So re a
En este Quinto Sol. cuyo princ1pt0 tuvo e~blec.er una nueva esrrestaurar a lo~ sere:
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tierra. Reunidos los dioses, es
humanos · Para esto ha.e.e
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el viejo texto nah~tl, se preocup:;~~ ~uien ~pta el
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lleve los huesos los gusanos Y ~--Aa de Qu1laz 1' eUos. les
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atl. ayudado po1' su doble nevartos a Ta~ :íoSo· Sangrándose
dcrarie de lo, h ueSOS .par ... un bartei\O P
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70
CANTos y CRó
NicAs DEL M
Quetzalcóatl y TezcatI· ~Xic:o .\N'h
YI 'IC~
uego fue Quetzalcóatl
. al·>-J.vitc
... · tlan
Se acerco a M tctlantecuhtli a . '
y en seguida les dijo: y M1ctlancíhuatl
-«Vengo en busca de los huesos p .
que tú guardas, reciosos
vengo a tomarlos».
Y le dijo Mictlantecuhtli:
-«¿Qué harás con ellos, Quetzalcóatl?
.Y una vez más- dijo (Quetzalcóatl):
-«Los dioses se preocupan porque algu · ien viva en la t·1erra».

Y respondió Mietlantecuhtli:
-«Está bien, haz sonar mi caracol
y da vueltas cuatro veces
alrededor de mi círculo precioso>>.

Pero su caracol no tiene agujeros;


llama entonces (Quetzalcóatl) a los gusanos;
estos le hicieron los agujeros
y luego entran allí los abejones y las abejas
y lo hacen sonar.
Al oírlo Mictlantecuhtli, dice de nuevo:
-«Está bien, toma los huesos».
Pero dice Mictlantecuhtli a sus seividores:
-«¡Gente del Mictlan!
Dioses, decid a Quetzalcóatl
que los tiene que dejar».
Quetzalcóatl repuso:
-«Pues no, de una vez me apodero de ellos».
Y dijo a su nahua!:
-«Ve a decirles que vendré a dejarlos».
Y éste dijo a voces:
-«Vendré a dejarlos».
Pero, luego subió,
cogió los huesos preciosos.
E staban juntos de un lado los huesos de hombre
71
CAPfrtJLO I
d otro lado los de mujer
y juntos e
y los tomó 1l un ato Quetzalcóatl. .
e hizo con e ~sMictlantecuhtli dijo a sus seMdores: .
y una vez má lleva Quetzacóatl los huesos preciosos?
-«Dioses, ¿de veras se
.
-«Dioses, 1
·d a hacer un hoyo»•
fueron a hacerlo ·
Lue~~tzalcóatl se cayó en el hoyo, .
YQ . lo espantaron las codornices.
se tropezo y
Cayó muerto .
y se espar
cieron allí los huesos preciosos,
d .
que mordieron y royeron las co om1ces.

Resucita después Quetzalcóatl,


se aflige y dice a su nahual:
-«·Qué haré, nahual mío?»
t le respondº'
y éste 10:
-«Puesto que la cosa salió mal,
que resulte como sea».
Los recoge, los junta,
hace un lío con ellos,
que luego llevó a Tamoanchan.

Y tan pronto llegó,


la que se llama Quilaztli,
que es Cihuacóatl,
los molió
y los puso después en un barreño precioso.
Quetzalcóatl sobre él se sangró su miembro.
Y en seguida hicieron penitencia los dioses
que se han nombrado:
Apantecuhtli, Huictolinqui, Tepanquizqui,
Tlallamánac, Tzontémoc
Y el sexto de ellos Quetzalcóatl.
Y dijeron:
-«Han nacido, oh dioses,
los macehuales (los merecidos por la penitencia).
72 CANTOS y CRÓNJC
AS DEL M~
xrco AN
T1cuo t
Porque, por nosotros f
'
hic,ieron peni~encia (los dioses)».
As1 ~ues de nue;o dijeron (los dioses):'
-«¿Qué
d comeran
. (los hombres) , oh d.10ses<
¡que esc1enda el maíz, nuestro sustento'.» .,
"l ,
{

1
Pero entonces la hormiga va a coger
el maíz desgranado,
, l dentro del Monte de nuestrosustento
Quetza1coat se encuentra a la hormiga,
1
{
le dice: {
-«¿Dónde fuiste a tomar el maíz? t

l
dímelo». I
Mas la hormiga no quiere decírselo. \
Quetzalcóatl con insistencia le hace preguntas. r
Al cabo dice la hormiga:
-«En verdad allí».
1
1
Entonces guía a Quetzalcóatl, f
éste se transforma en seguida en honniga negra. 1
l
La hormiga roja lo guía, ¡
lo introduce luego ~l Monte de nuestro sustento. r
Entonces ambos sacan y sacan maíz.
Dizque la hormiga roja
guió a Quetzalcóatl
hasta la orilla del monte,
donde estuvieron colocando el maíz desgranado.

Luego Quetzalcóatl lo llevó a cuestas a Tomoanchan,


Allí abundantemente comieron los dioses,
después en nuestros labios puso maíz Quetzalcóatl,

su ah el dios su·
na vez más Quetzalcóatl, simbolizando la sabiduría de Tloque N uaque, • en
premo, Dueño del cerca y del 1·unto hace su intervención. Apareciendo con frecuencia
otros ·to ' • · s cono-
. mi_ 5 en contacto con diversos animales codornices. abejas, serpientes Y tigre ' eStfO
:t"~ q~ la honn;ga e, la_que ,abe dó~de se halla escondido el que va•"''. nu re·
acié nd ºse encontradizo con la hormiga Quetzalcóatl con gran insistencia le p
gunta acerca
zakóatl haciadell TcsitiO d ond e se en~uentra el maíz. ·Al fin la hormiga se rinde
. y gu ía a Quet·
e onacatlpetl, que literalmente significa «Monte de nuestro sustento».
73
C APfí ULO 1

ara que nos hiciéramos


.
fuertes.
yP 1ueg0 diJ'eron los dioses:
-«·Qué haremos con el Monte de nuestro sustento?»
M~ el monte allí quiere quedarse,
Quetzalcóatl lo ata,
pero no puede jalarlo.

Entre tanto echaba suertes Oxomoco,


y también echaba suertes Cipactónal,
la mujer de Oxomoco,
porque era mujer Cipactónal.
Luego dijeron Oxomoco y Cipactónal:
-«Tan sólo si lanza un rayo N anáhuatl,
quedará abierto el Monte de nuestro sustento».

Entonces bajaron los tlaloques (dioses de la lluvia),


los tlaloques azules,
los tlaloques blancos,
los tlaloques amarillos,
los tlaloques rojos.

Nanáhuatl lanzó enseguida un rayo,


entonces tuvo lugar el robo
del maíz, nuestro sustento,
por parte de los tlaloques.
El maíz blanco, el oscuro, el amarillo,
el maíz rojo, los frijoles,
la chía, los bledos,
los bledos de pez,
nuestro sustento,
fu eron robados para nosotros.

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