Las NEE son las dificultades o discapacidades que interfieren
en el proceso de aprendizaje de un alumno que hacen que sea más complejo que el de la mayoría de niños de su misma edad.
Es cierto que cada vez más se oye hablar del concepto
necesidades educativas especiales (NEE), pero aún sigue siendo un término poco conocido y no todos entienden a la perfección a qué se refiere. Sin embargo, es imprescindible comprenderlo para poder ayudar adecuadamente a aquellos niños y niñas que padecen estas necesidades para que alcancen un desarrollo educativo pleno, acorde a sus características y en base a su propio ritmo. Así, sabiendo cuáles son las NEE que presenta el estudiante se podrá encontrar la mejor estrategia con la que ser capaz de adaptar las clases a sus condiciones particulares.
Definición de necesidades educativas especiales
Dentro de la Introducción a las adaptaciones curriculares para estudiantes con necesidades educativas especiales, una guía diseñada para los docentes, los estudiantes con NEE son “aquellos que presentan mayores dificultades que el resto de sus compañeros para conseguir un determinado objetivo dentro de su proceso de aprendizaje y requieren recursos humanos, técnicos, materiales o tecnológicos para compensar dichas dificultades”. En concreto, el término necesidades educativas especiales hace referencia a las dificultades de aprendizaje que enfrentan los niños —en comparación con otros menores de su misma edad— que pueden ser puntuales o permanentes. ¿Cómo saber si el niño tiene una necesidad educativa especial? Descubrir que tu hijo necesita apoyo o una metodología diferente de trabajo suele asustar y en ocasiones algunos padres pueden llegar a sentirse culpables por no haber podido detectar ciertos signos de alarma. Por eso, aunque no seas experto y el término NEE englobe a muchas discapacidades y trastornos distintos, quizás estos signos puedan ayudarte a consultar con un especialista, aunque cada niño sea distinto:
- Expresa sus emociones de forma muy exagerada y no sabe
gestionarlas adecuadamente. Por ejemplo, arrebatos de enfado. - Es demasiado dependiente de los adultos y demanda más atención que otro niño de su edad. - Participa poco en los talleres o actividades en las que hay otros niños y no sabe cómo comportarse cuando está con ellos o tiene algún conflicto. - Es un niño con una personalidad impulsiva y tiene poca iniciativa. - A los 3 años no tiene un repertorio de 50 palabras ni forma frases de dos palabras. En muchas ocasiones, será el propio profesional el que va a detectar si el niño tiene una necesidad educativa especial y te dará las pautas para intervenir en casa. Sin embargo, te proponemos algunas recomendaciones que pueden ayudarte: - La comunicación es la clave así que trata de que se relacione todo lo posible con vosotros. Háblale, aunque él no te hable. - Las rutinas le ayudan a tener una mayor seguridad y facilitan el aprendizaje. - Apóyale en aquellas actividades que le resultan más complicadas hasta que las tenga interiorizadas. Tipos de necesidades educativas especiales El origen de las NEE puede deberse a muchos y muy diversos motivos, como causas físicas, sensoriales, psíquicas, cognitivas o, incluso, a antecedentes culturales o lingüísticos. Y es posible que estos alumnos presenten varias dificultades en diversas áreas y al mismo tiempo.
Para que los especialistas puedan hacer las evaluaciones
necesarias y determinen con exactitud qué le ocurre al estudiante y así orientar sus acciones de intervención, se deben reconocer cuáles son los principales tipos de necesidades que se pueden encontrar:
Trastornos del aprendizaje. En este tipo de trastorno, los
niños suelen tener dificultad con todas las actividades de aprendizaje o en algunas particulares como la escritura, la ortografía o la lectura. Dificultades emocionales. A los que padecen este tipo de problemas les resulta difícil seguir las normas y comportarse adecuadamente en las aulas. Dificultades físicas. Estos niños tienen una condición médica que limita o ralentiza su proceso de aprendizaje. Discapacidad cognitiva. Algunos ejemplos de este trastorno son el Síndrome de Down o el trastorno del desarrollo intelectual. Trastornos TGD. Estos trastornos generalizados del desarrollo cerebral producen limitaciones en la interacción social, en aspectos como la comunicación o la conducta. Algunos casos asociados a este trastorno son el Síndrome de Asperger y el Trastorno Espectro Autista (TEA). Dificultades sociales. En este caso, el principal reto se da al momento de hacer amigos o relacionarse con los demás, siendo problemático expresarse o comprender lo que otros les dicen. necesidades especiales
Discapacidad motriz. Enfermedades como la parálisis
cerebral o la espina bífida limitan la movilidad y, por ende, el aprendizaje a quienes lo padecen. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Los que tienen esta condición presentan problemas para concentrarse y atender en las clases. Trastorno de control de impulsos. En este caso, el menor no puede dejar de hacer ciertas acciones que tienen consecuencias negativas, como por ejemplo los que sienten atracción por el fuego (piromanía). Trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Obsesión por cosas o acciones con comportamientos compulsivos. Superdotación intelectual. Aquellos con altas capacidades intelectuales también tienen necesidades específicas de apoyo educativo al estar por encima de la media. Trastornos del lenguaje. Incluye las dificultades que se dan en la adquisición y uso del lenguaje en las vertientes orales, escritas, uso de signos… influyendo en la comunicación entre el que habla y el que escucha. Discapacidad auditiva, visual o motriz. Situación sociofamiliar disfuncional. Los problemas en el seno de la familia también tienen serias repercusiones en el proceso educativo y necesitan una atención específica durante parte de su escolarización o a lo largo de todo este periodo.
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