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Qué son las necesidades educativas especiales?

Las NEE son las dificultades o discapacidades que interfieren


en el proceso de aprendizaje de un alumno que hacen que
sea más complejo que el de la mayoría de niños de su
misma edad.

Es cierto que cada vez más se oye hablar del concepto


necesidades educativas especiales (NEE), pero aún sigue
siendo un término poco conocido y no todos entienden a la
perfección a qué se refiere. Sin embargo, es imprescindible
comprenderlo para poder ayudar adecuadamente a
aquellos niños y niñas que padecen estas necesidades para
que alcancen un desarrollo educativo pleno, acorde a sus
características y en base a su propio ritmo. Así, sabiendo
cuáles son las NEE que presenta el estudiante se podrá
encontrar la mejor estrategia con la que ser capaz de
adaptar las clases a sus condiciones particulares.

Definición de necesidades educativas especiales


Dentro de la Introducción a las adaptaciones curriculares
para estudiantes con necesidades educativas especiales,
una guía diseñada para los docentes, los estudiantes con
NEE son “aquellos que presentan mayores dificultades que
el resto de sus compañeros para conseguir un determinado
objetivo dentro de su proceso de aprendizaje y requieren
recursos humanos, técnicos, materiales o tecnológicos para
compensar dichas dificultades”. En concreto, el término
necesidades educativas especiales hace referencia a las
dificultades de aprendizaje que enfrentan los niños —en
comparación con otros menores de su misma edad— que
pueden ser puntuales o permanentes.
¿Cómo saber si el niño tiene una necesidad educativa
especial?
Descubrir que tu hijo necesita apoyo o una metodología
diferente de trabajo suele asustar y en ocasiones algunos
padres pueden llegar a sentirse culpables por no haber
podido detectar ciertos signos de alarma. Por eso, aunque
no seas experto y el término NEE englobe a muchas
discapacidades y trastornos distintos, quizás estos signos
puedan ayudarte a consultar con un especialista, aunque
cada niño sea distinto:

- Expresa sus emociones de forma muy exagerada y no sabe


gestionarlas adecuadamente. Por ejemplo, arrebatos de
enfado.
- Es demasiado dependiente de los adultos y demanda más
atención que otro niño de su edad.
- Participa poco en los talleres o actividades en las que hay
otros niños y no sabe cómo comportarse cuando está con
ellos o tiene algún conflicto.
- Es un niño con una personalidad impulsiva y tiene poca
iniciativa.
- A los 3 años no tiene un repertorio de 50 palabras ni forma
frases de dos palabras.
En muchas ocasiones, será el propio profesional el que va a
detectar si el niño tiene una necesidad educativa especial y
te dará las pautas para intervenir en casa. Sin embargo, te
proponemos algunas recomendaciones que pueden
ayudarte:
- La comunicación es la clave así que trata de que se
relacione todo lo posible con vosotros. Háblale, aunque él
no te hable.
- Las rutinas le ayudan a tener una mayor seguridad y
facilitan el aprendizaje.
- Apóyale en aquellas actividades que le resultan más
complicadas hasta que las tenga interiorizadas.
Tipos de necesidades educativas especiales
El origen de las NEE puede deberse a muchos y muy
diversos motivos, como causas físicas, sensoriales, psíquicas,
cognitivas o, incluso, a antecedentes culturales o
lingüísticos. Y es posible que estos alumnos presenten varias
dificultades en diversas áreas y al mismo tiempo.

Para que los especialistas puedan hacer las evaluaciones


necesarias y determinen con exactitud qué le ocurre al
estudiante y así orientar sus acciones de intervención, se
deben reconocer cuáles son los principales tipos de
necesidades que se pueden encontrar:

Trastornos del aprendizaje. En este tipo de trastorno, los


niños suelen tener dificultad con todas las actividades de
aprendizaje o en algunas particulares como la escritura, la
ortografía o la lectura.
Dificultades emocionales. A los que padecen este tipo de
problemas les resulta difícil seguir las normas y comportarse
adecuadamente en las aulas.
Dificultades físicas. Estos niños tienen una condición médica
que limita o ralentiza su proceso de aprendizaje.
Discapacidad cognitiva. Algunos ejemplos de este trastorno
son el Síndrome de Down o el trastorno del desarrollo
intelectual.
Trastornos TGD. Estos trastornos generalizados del
desarrollo cerebral producen limitaciones en la interacción
social, en aspectos como la comunicación o la conducta.
Algunos casos asociados a este trastorno son el Síndrome de
Asperger y el Trastorno Espectro Autista (TEA).
Dificultades sociales. En este caso, el principal reto se da al
momento de hacer amigos o relacionarse con los demás,
siendo problemático expresarse o comprender lo que otros
les dicen.
necesidades especiales

Discapacidad motriz. Enfermedades como la parálisis


cerebral o la espina bífida limitan la movilidad y, por ende, el
aprendizaje a quienes lo padecen.
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Los que tienen esta condición presentan problemas para
concentrarse y atender en las clases.
Trastorno de control de impulsos. En este caso, el menor no
puede dejar de hacer ciertas acciones que tienen
consecuencias negativas, como por ejemplo los que sienten
atracción por el fuego (piromanía).
Trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Obsesión por cosas o
acciones con comportamientos compulsivos.
Superdotación intelectual. Aquellos con altas capacidades
intelectuales también tienen necesidades específicas de
apoyo educativo al estar por encima de la media.
Trastornos del lenguaje. Incluye las dificultades que se dan
en la adquisición y uso del lenguaje en las vertientes orales,
escritas, uso de signos… influyendo en la comunicación
entre el que habla y el que escucha.
Discapacidad auditiva, visual o motriz.
Situación sociofamiliar disfuncional. Los problemas en el
seno de la familia también tienen serias repercusiones en el
proceso educativo y necesitan una atención específica
durante parte de su escolarización o a lo largo de todo este
periodo.

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