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La senda mutilada
La evolución humana en femenino
Carolina Martínez Pulido es profesora del Departamento de Biología
Vegetal de la Universidad de La Laguna (Islas Canarias). Su línea actual de
trabajo se centra en la divulgación científica, con especial referencia al
protagonismo y las aportaciones de las mujeres en la historia de la biolo-
gía. En este ámbito ha publicado los libros: También en la cocina de la
ciencia (2001), y los editados por Biblioteca Nueva: El papel de la mujer en
la evolución humana (2003), Gestando vidas, alumbrando ideas (2004) y
La presencia femenina en el pensamiento biológico (2006).
ISBN: 978-84-9940-291-8
MINERVA
9 788499 402918 BIBLIOTECA NUEVA
LA SENDA MUTILADA
LA EVOLUCIÓN HUMANA EN FEMENINO
Carolina Martínez Pulido
LA SENDA MUTILADA
LA EVOLUCIÓN HUMANA EN FEMENINO
Cubierta: A. Imbert
ISBN: 978-84-9940-341-0
Edición digital
Escribo acaso para los que no me leen. Esa mujer que corre
por la calle como si fuera a abrir las puertas a la aurora.
Vicente Aleixandre
L
os estudios sobre los orígenes y la evolución de la hu-
manidad están viviendo una época de gran esplendor.
Una de las causas reside en que el material disponible,
principalmente los restos fósiles y arqueológicos, no solo ha
aumentado de manera considerable, sino que también, gracias
a las complejas técnicas modernas, se están reinterpretando sus
alcances y significados. Esos enfoques han generado un alud de
nuevos y, en algunas ocasiones, sorprendentes resultados. En
no pocos casos, los viejos modelos, igual que erosionados casti-
llos de arena, se han desmoronado sin remedio, al tiempo que
otras fórmulas analíticas, que aparentemente son más sólidas,
surgen para sustituirlos. Una secuencia lógica en el progreso
del conocimiento.
La cuestión que ocupa el centro de interés de este libro está
inmersa en una atrayente efervescencia, hasta tal punto que
ha conseguido despertar el interés de un público muy amplio.
Cuantiosos libros, revistas y artículos especializados o de di-
vulgación están saliendo a la luz, proyectando el tema desde la
vanguardia de investigaciones muy especializadas a los diversos
medios de comunicación, y contribuyendo a que proliferen va-
riados debates en múltiples foros. Asimismo, la curiosidad que
despiertan los orígenes de la humanidad ha propiciado el éxito
de ilustrativas y cuidadas exposiciones en ámbitos muy diver-
16 Carolina Martínez Pulido
1
Sirva a título de ejemplo el recién inaugurado Museo de la Evolución
Humana, de la ciudad de Burgos, y sus logradas reconstrucciones.
Introducción 17
1. Introducción
D
esde épocas tan lejanas como la Grecia de Platón y
Aristóteles se viene asumiendo que las diferencias
naturales entre mujeres y hombres forman parte de
jerarquías de desigualdad, de escalas de rango en las que inva-
riablemente lo femenino ocupa un lugar inferior a lo mascu-
lino. Coherentes con tales convicciones, la mayor parte de los
pueblos del mundo ha asociado las actividades masculinas al
poder y al prestigio, asignando a las femeninas la subordinación
y baja estima. Estos criterios también han estado presentes a
la hora de interpretar nuestro pasado lejano, de tal forma que
los esfuerzos de arqueólogos, antropólogos, prehistoriadores o
paleontólogos han seguido caminos donde prejuicios y sexismo
se dan la mano1. Como resultado, el desequilibrio es flagrante:
mientras los hombres aparecen siempre ocupando los lugares
1
Según el Diccionario ideológico feminista de Victoria Sau (1989), sexismo
significa el ‘Conjunto de todos y cada uno de los métodos empleados […]
24 Carolina Martínez Pulido
2
Debemos puntualizar que sexo y género no son sinónimos. Las diferen-
cias de sexo son biológicas, pero el género abarca todos los rasgos que una
cultura atribuye e inculca a mujeres y hombres; el género se refiere a la cons-
trucción cultural de las características femeninas y masculinas. El concepto
analítico de género se introdujo a principios de los años 80.
26 Carolina Martínez Pulido
3
Se da el nombre de primates a un conjunto de mamíferos que normal-
mente viven en los árboles y presentan una serie de caracteres que los iden-
La larga lucha contra los prejuicios científicos… 27
tifican; por ejemplo, pies y manos prensiles, uñas en vez de garras, ojos juntos
y dirigidos hacia delante. Los primates incluyen a los simios y a los monos
que, a su vez, se diferencian principalmente entre ellos porque los primeros
carecen de cola (además de otras diferencias como la estructura de la articu-
lación del codo o la presencia o ausencia del apéndice intestinal). Los simios
evolucionaron desde los llamados Monos del Viejo Mundo, hace unos 20-25
millones de años. En el pasado, estuvieron representados por gran número
de especies, pero en la actualidad la mayoría se ha extinguido. Las especies
que hoy quedan son el gibón y el siamang, incluidos en los llamados simios
pequeños, y los grandes simios integrados por el orangután, gorila, chimpancé,
bonobo y humanos. Excepto la humanidad moderna, que se ha extendido
por el planeta, todos los demás viven muy próximos al Ecuador, ya sea en
África o en el sudeste asiático y sus islas.
4
Los especialistas en locomoción consideran que la postura erguida y el
andar bípedo pudieron haber sido rasgos frecuentes en las selvas africanas, de
ahí que posiblemente aparecieran hace más de seis millones de años, la fecha
estimada como punto de partida de nuestra historia biológica. Esto significa,
y es importante tenerlo en cuenta, que pese a considerarnos simios bípedos,
quizás no hemos sido los únicos primates que han caminado sobre las pier-
nas. Uno de los temas que ha suscitado controversias interpretativas.
28 Carolina Martínez Pulido
Antigüedad
Capacidad Distribución geográfica
Nombre (m. a. = millo-
craneal y primera referencia
nes de años)
M. Brunet et ál.
Sahelanthropus
7,0-6,0 m. a. ~350 cc (2002)
tchadensis
Norte de Chad
Orrorin B. Senut et ál. (2001)
~6,0 m. a. ---
tugenensis Kenia
Haile-Selassie et ál.
Ardipithecus*
5,7-5,2 m. a. --- (2002)
kaddaba
Etiopía
Ardipithecus T. White et ál. (1994)
~4,4 m. a. 350-400 cc
ramidus Etiopía
Australopithecus 4,2-3,9 m. a. M. Leakey et ál.
~400 cc
anamensis (1995) Kenia
30 Carolina Martínez Pulido
Antigüedad
Capacidad Distribución geográfica
Nombre (m. a. = millo-
craneal y primera referencia
nes de años)
Australopithecus D. Johanson et ál.
3,9-2,9 m. a. ~ 400 cc
afarensis (1974) Etiopía
Kenyanthropus M. Leakey et ál. (2001)
3,5-3,3 m. a. 400-500 cc
platyops Etiopía
Australopithecus M. Brunet et ál. (1995)
4,1-3,9 m. a. ~ 410 cc
bahrelghazali Chad
Australopithecus R. Dart (1925)
~3,0m. a. ~ 400 cc.
africanus Sudáfrica
Australopithecus T. White et. ál. (1999)
~2,5 m. a. ~ 450 cc.
garhi Etiopía
Paranthropus M. Leakey (1959)
~2,3 m. a. 500-530 cc
boisei Tanzania
Paranthropus R. Broom (1938)
~2,0 m. a. ~500 cc
robustus Sudáfrica
Paranthropus A. Walker (1985)
~2,6 m. a. 400-420 cc
aethipicus Etiopía y Kenia
L. Leakey et ál. (1964)
Homo habilis ~2,5 m. a. 500-800 cc
Tanzania
A. Vekua et ál. (2002)
Homo georgicus ~1,7 m. a. 600-800 cc
Georgia
E. Dubois (1892)
Homo erectus ~1,6 m. a 900-1.200 cc
Isla de Java y China
C. Groves y V. Mazak
Homo ergaster ~1,8 m. a. 800-1.000 cc (1975) Kenia y
Etiopía
Homo ~700.000 O. Shoetensack (1908)
1.100-1.400 cc
heidelbergensis años Europa
W. King (1864)
Homo ~230.000
1.300-1750 cc Eurasia y Oriente
neanderthalensis años
Próximo
~ 250.000 C. Linneo, 1758.
Homo sapiens 1.300-1.500 cc
años Todo el mundo
Fuente: elaboración propia con referencia de varios autores.
*
Desde Ardipithecus en adelante, todas las especies caminaban erguidas.
La larga lucha contra los prejuicios científicos… 31
3. El androcentrismo ha impregnado
la interpretación de los orígenes humanos
5
Tanto en el modelo del hombre cazador como en el de la mujer reco-
lectora, se da por válido que los machos fueran los proveedores de carne y las
hembras, de los productos de origen vegetal. Sin embargo, hay que anotar, tal
como se discutirá en los próximos capítulos, que en la actualidad este asun-
to es también debatido. Quizás ambos papeles no estaban tan claramente
delimitados y los miembros de ambos sexos podían proporcionar al grupo
todo tipo de alimentos. Desde una perspectiva contemporánea, llevada al
absurdo, estaríamos debatiendo preferencias gastronómicas de sobredosis
con proteínas de origen animal o con dietas de predominancia vegetal. Lo
plausible es suponer que el principio de necesidad, sobrevivir, no dejaba lugar
a elecciones de gustos, sino de posibilidades de acceso.
38 Carolina Martínez Pulido
6
En el Capítulo 4 se trata sobre la gran trascendencia que probable-
mente tuvo en la historia de la humanidad la elaboración de objetos a partir
de fibras vegetales.
7
Los múltiples estudios hoy disponibles acerca del comportamiento
predador de los primates no humanos muestran que los chimpancés oca-
sionalmente capturan y comen alguna presa animal; sin embargo, se trata
de una actividad poco habitual y no es raro que la carne esté ausente en su
dieta. Además, las investigaciones recientes revelan que, aunque siempre se
ha dado por sentado que la predación es primariamente una actividad de los
42 Carolina Martínez Pulido
8
En las chimpancés, el embarazo dura ocho meses (32 semanas) y las
crías nacen con un cerebro cuyo tamaño (128 cc) es de aproximadamente
el 33 por 100 del adulto (390 cc). En los seres humanos, por el contrario, el
cerebro en el momento de nacer (384 cc) representa solo el 28 por 100 del
tamaño definitivo (1 350 cc). Si la cabeza del recién nacido humano fuera
proporcional al volumen final, la duración del embarazo debería ser de 16
meses (64 semanas), y el gran tamaño cerebral haría imposible el parto. Las
personas nacemos, pues, prematuramente.
9
En relación con el parto, en otras especies del género Homo, es inte-
resante subrayar algunos puntos. En noviembre de 2008, la revista Science
publicaba el hallazgo en Afar, Etiopía, de un fósil de pelvis de una hem-
bra perteneciente a la especie Homo erectus (la primera especie que muchos
consideran humana) que vivió hace entre 1,8 millones y 160.000 años. Los
resultados de su estudio revelan que era mayor de lo pensado hasta ahora, de
lo cual se infiere que el tamaño de la cabeza del feto también lo era. Según el
investigador Manuel Domínguez-Rodrigo, de la Universidad Complutense
de Madrid, este fósil sugiere que probablemente las crías homínidas empe-
zaron a nacer inmaduras hace unos 1,5 millones de años, aunque es posible
que no fueran tan indefensas como las de Homo sapiens.
Por su parte, la investigadora Ana Mateos Cachorro, del Centro Nacio-
nal de Investigación Humana (Burgos), y miembro del equipo de Atapuerca,
señalaba en 2009 que el parto de las mujeres de Homo heidelbergensis, de
hace medio millón de años, era «más holgado» y por tanto menos doloroso
que el actual porque, entre otras cosas, la pelvis de las mujeres de entonces
era más ancha que la de las mujeres de hoy. Asimismo, Mateos ha apuntado
que el período de la lactancia duraba entre tres y cuatro años, lo que se ha
descubierto a partir del esmalte de los dientes de aquella especie.
Con respecto a otra especie humana más reciente, Homo neanderthal-
ensis, el equipo de paleoantropólogos dirigido por Tim Weaver de la Uni-
versidad de California, ha publicado, también en 2009, que las mujeres
44 Carolina Martínez Pulido
Esquema 1
El papel de la carne en la
dieta de los homínidos y
la supuesta dependencia
de la hembra ➤
Dos ámbitos de trabajo
que muestran un claro
La determinación del sesgo androcéntrico
sexo de los fósiles,
➤
con el fin de inferir
comportamientos
12
Ardipithecus ramidus tiene 4,4 millones de años de antigüedad y fue
hallado en Aramis, Etiopía. Aunque no es el homínido más antiguo cono-
cido, sí representa al más completo de los primeros especímenes estudiados
y se considera una especie esencial en la evolución humana.
La larga lucha contra los prejuicios científicos… 49
13
Los australopitecos, que vivieron hace entre unos 2,5 y 3,9 millones
de años, figuran entre los primeros fósiles de homínidos descritos en África.
En 1925 se publicó el hallazgo de Australopithecus africanus («simio del sur
africano») en Sudáfrica; con posterioridad, se han hallado más especies en
otros sitios del continente.
14
Unas piezas dentales recubiertas de esmalte grueso sugieren adapta-
ción a una dieta principalmente terrestre, compuesta por alimentos duros
que desgastan la dentadura. Por el contrario, el esmalte delgado suele consi-
derarse señal de adaptación a alimentos arbóreos, blandos, sobre todo frutos
maduros o tallos tiernos.
15
Homo habilis, de 2,5 millones de años de antigüedad, es considerado
por la mayor parte de los expertos el primer representante del género Homo.
16
Para algunos autores, los miembros del género Homo, incluso los más
primitivos, ya consumían alimentos variados, lo que representa una ventaja
50 Carolina Martínez Pulido
19
Aiello y otros autores hacen hincapié en que la digestión de carne pro-
duce más calor que la de otras clases de alimentos, especialmente si la carne
52 Carolina Martínez Pulido
20
Se llama carroñero o necrófago aquel animal que se alimenta de otros
muertos por depredadores, o que han perecido por causas naturales. Tenga-
mos en cuenta que los grandes carnívoros raramente terminan una comida
y suelen dejar restos de los que se aprovechan los carroñeros.
21
La garganta de Olduvai, situada al norte de Tanzania, en el valle del
Rift, fue en un lejano pasado un lago. Hoy es un barranco erosionado de unos
100 metros de profundidad. Sus acantilados muestran depósitos que cubren
un período que va desde hace unos 2 millones de años en el área más pro-
La larga lucha contra los prejuicios científicos… 55
funda hasta unos 10.000 años en sus estratos más altos. Ha sido considerada
un «pastel» de la evolución humana porque sus diferentes horizontes se han
revelado muy ricos en restos de herramientas y de fósiles de homínidos. La
primera gran investigadora de esta garganta fue la prestigiosa arqueóloga
británica, Mary Leakey (1913-1996).
56 Carolina Martínez Pulido
22
En Shöningen, Baja Sajonia, se encontraron en 1995 ocho lanzas de
madera de pino de entre 180 y 250 centímetros de longitud. Se hallaron
relacionadas con numerosas herramientas de piedra y varios miles de restos
fósiles de caballo, lo que se ha considerado producto de una caza intensiva.
La larga lucha contra los prejuicios científicos… 57
23
En el Capítulo 3 se hace referencia al posible papel cazador de la
mujer neandertal.
58 Carolina Martínez Pulido
juicios y que tiene que ver con la determinación del sexo de los
restos que los científicos extraen de los yacimientos.
24
El término monógamo, conviene recordarlo, hace referencia a aquellos
animales que tienen una única pareja a lo largo de toda su vida. Polígamo,
por en contrario, se refiere a aquellos que tienen más de una pareja, e incluye
tanto la poliginia (un macho con varias hembras) como la poliandria (una
hembra con varios machos).
La larga lucha contra los prejuicios científicos… 59
25
El dimorfismo sexual en relación con el tamaño es uno de los com-
ponentes principales de la variación morfológica dentro de una especie (va-
riación intraespecífica).
60 Carolina Martínez Pulido
les, hay especies en las que los machos son más voluminosos
que las hembras y otras en las que no es así. Por ejemplo, los
gorilas y orangutanes son altamente dimórficos: la más grande
de las hembras nunca es mayor que el más pequeño de los
machos. Por el contrario, los chimpancés, los bonobos y los
humanos actuales son poco dimórficos: las hembras grandes
son mayores que los machos pequeños26.
En lo que respecta a los primates no humanos extinguidos y
a nuestros antepasados, establecer su tamaño corporal es difícil
debido principalmente a que en la mayor parte de los casos solo
se dispone de restos fósiles escasos y altamente fragmentados.
Al medir el grado de dimorfismo sexual en los homínidos, los
paleontólogos se han encontrado con serios problemas, sobre
todo cuando se trata de formas muy antiguas; incluso hasta
las especies con mejores registros fósiles, como Australopithecus
afarensis, ofrecen importantes dificultades y han generado in-
tensas discusiones que todavía duran.
Cuando a comienzos de los años 70 se encontró el aus-
tralopiteco que más fama ha alcanzado, Lucy, fue considerado
por sus descubridores una joven hembra debido a su pequeño
tamaño. Con posterioridad, sin embargo, gracias al hallazgo de
más ejemplares, que habían muerto todos juntos como conse-
cuencia de una riada, el análisis de los datos propició el que se
encontraron argumentos suficientes para pensar que Lucy muy
bien podría haber sido un macho. En realidad, la muestra de
fósiles disponible presenta un rango de variación morfológica
muy elevado, y esa es la causa de la polémica. Para el equipo
que hizo el descubrimiento, los fósiles parecen indicar que los
machos eran mucho más corpulentos que las hembras ( Johan-
son et ál., 1978). Otros especialistas, entre los que se cuenta la
prestigiosa antropóloga Adrienne Zihlman (1985), sostienen
por el contrario que los fósiles pueden interpretarse de manera
26
Entre los gorilas y los orangutanes, el peso de las hembras puede ser
hasta el 50 por 100 menor que el de los machos. En el caso humano, por el
contrario, esta relación es como máximo del 15 por 100. Cuando el tamaño
es similar, como por ejemplo el simio asiático gibón, se habla de especies
monomórficas (Bermúdez de Castro et ál., 2000).
La larga lucha contra los prejuicios científicos… 61
27
En este punto, no obstante, es necesario ser cuidadosos porque en la
evolución humana, tal como ha señalado M. Domínguez-Rodrigo (2002), se da
la circunstancia de encontrarse homínidos con rasgos modernos y cronologías
antiguas, y homínidos con rasgos más primitivos y cronologías más recientes.
28
En general, se admite que la pelvis de una hembra difiere significativa-
mente de la de un macho por su forma y diámetro, pero la situación no es de
blanco o negro. La pelvis de una hembra concreta puede estar muy próxima
la de un macho y viceversa. Las órbitas oculares, otro caso donde machos
y hembras típicamente difieren, ofrecen un problema parecido; no todas
las órbitas oculares de las hembras son del tipo femenino clásico; algunas
pueden ser más parecidas a las del sexo contrario (Adovasio y Soffer, 2007).
Asimismo, otro rasgo estructural estudiado para reconocer el dimorfismo
sexual son las diferencias en la dentición; en la mayor parte de los homínidos
fósiles, los machos tienen dientes algo mayores que las hembras, aunque a lo
La larga lucha contra los prejuicios científicos… 63
y mayor que el de los chimpancés. Este aspecto del trabajo, sin embargo,
ha despertado poca credibilidad por parte de la comunidad de expertos,
los cuales consideran que la interpretación realizada por los autores ofrece
numerosas dudas, incluso a pesar de haber sido publicada en una revista de
prestigio.
La larga lucha contra los prejuicios científicos… 65
5. Comentario final
1. Introducción
L
os descubrimientos de las últimas décadas han pues-
to de manifiesto que la evolución tiene que ver con los
cambios anatómicos, fisiológicos y moleculares, pero
también con el quehacer real y cotidiano de los individuos en
sus vidas diarias, esto es, con su comportamiento1. El problema
1
Por comportamiento se entienden las reacciones de un animal en res-
puesta a las señales que recibe procedentes del medio ambiente. Se trata, por
tanto, de la forma más inmediata a través de la cual el organismo interac-
ciona con su entorno. La búsqueda del alimento, el apareamiento, la defensa
territorial o la cooperación social son ejemplos de los múltiples tipos de
comportamiento que presentan las poblaciones.
En este contexto, siguiendo a numerosos primatólogos usaremos los
términos vida social o sociedades con respecto a las relaciones grupales y de
convivencia entre los grandes simios, aunque debe advertirse que ciertos
autores consideran que tales definiciones solo son válidas con respecto a los
seres humanos.
68 Carolina Martínez Pulido
2
El método comparativo es la aproximación estándar de las ciencias no
experimentales, y esto incluye a casi todos los estudios evolutivos. Para ser
efectivo, requiere rangos de observación lo más amplios posibles. Cualquier
generalización que diga «los primates hacen esto» requiere la observación
de un amplio conjunto de animales antes de que sea creíble, y ello especial-
mente se debe a la enorme diversidad que presentan.
3
Es necesario tener presente que las investigaciones acerca del compor-
tamiento primate tienen interés en sí mismas y no solo por sus posibles se-
mejanzas con los primeros homínidos. Entre otras razones, en la actualidad
están cobrando notable importancia porque permiten encauzar los medios
para proteger y preservar estos valiosos animales, cuyo peligro de extinción
es cada vez más alarmante. Si se quiere evitar su fin, es necesario conocer
sus necesidades en términos de espacio, dieta, organización del grupo, etc., y
de esta manera mantener o recrear su hábitat natural, ya sea en libertad o en
cautividad. La preocupación ha llegado al extremo de insertar en el debate
derechos reconocibles a la comunidad y verdades «históricas» que son del
reino animal.
El comportamiento de los primates no humanos… 69
4
El término paradigma designa los compromisos y verdades «históricas»
que son compartidos por una comunidad de científicos. Se trata por tanto de
un conjunto de reglas que «rigen» una determinada disciplina. Estas reglas
se asumen normalmente como «verdades incuestionables», porque resultan
evidentes para los que están inmersos en ellas.
70 Carolina Martínez Pulido
5
El modelo del hombre cazador se resume en el Capítulo 1.
El comportamiento de los primates no humanos… 71
6
En el mundo natural, la vida social ha evolucionado en incontables ocasio-
nes y muchos tipos de organismos vivos han desarrollado sociedades muy nota-
bles. Valga, por ejemplo, recordar el caso de las hormigas, algunos tipos de pájaros,
o grandes mamíferos como los elefantes, que organizan sus vidas en complejos
grupos sociales. Vivir agrupados significa que hay más competencia para conse-
guir comida, pero, por otro lado, también hay más individuos que pueden buscarla
y cooperar para hacerse con ella. Igualmente, implica mayor protección frente a
los predadores; además, aumenta las posibilidades de encontrar pareja. Los pri-
mates, en realidad, viven en grupo por gran variedad de razones, siendo las más
importantes el apareamiento, la reproducción y la defensa de los predadores.
72 Carolina Martínez Pulido
7
Las primatólogas arriba citadas —J. Goodall. D. Fossey y B. Gal-
dikas— fueron pioneras en los estudios sobre el comportamiento primate,
El comportamiento de los primates no humanos… 73
8
No es baladí recordar que en el imaginario colectivo de las sociedades
modernas, sobre todo a través del cine, los referentes de las especies primates
han sido asociables, a menudo, con historiales míticos que han calado de
manera legendaria en creencias populares.
El comportamiento de los primates no humanos… 75
Los estudios sobre los primates vivos han estado desde sus co-
mienzos impregnados de preconcepciones relacionadas con nues-
tra propia visión de la evolución humana. Y ha sido a menudo esta
subjetiva actitud la que ha enturbiado la perspectiva de los datos
procedentes de diversas investigaciones, llegando hasta el punto
de ignorar con frecuencia aquella información que no encaja bien
con la teoría establecida.
9
El término orangután apareció por primera vez en la literatura cientí-
fica en 1641, pero el animal descrito era en realidad un chimpancé. Durante
los siglos xvii y xviii se usaba indiscriminadamente la palabra orangután,
que significa «hombre salvaje» u «hombre del bosque», para hacer referencia
tanto a los grandes simios africanos —el chimpancé y el gorila— como al
asiático —el verdadero orangután—. La palabra chimpancé empezó a usar-
se en 1738, mientras que gorila se introdujo bastante más tarde, en 1847,
aunque este animal ya se había descrito antes bajo otros nombres. En 1780,
el holandés P. Camper fue uno de los primeros en distinguir a los simios
africanos del simio asiático.
78 Carolina Martínez Pulido
10
Los bonobos (Pan paniscus) y los chimpancés (Pan troglodytes) pertenecen
al mismo género, Pan, pero a especies diferentes: los bonobos, por tanto, no son
chimpancés. Pese a su estrecho parentesco evolutivo, ambos difieren claramente
entre sí en caracteres físicos y de comportamiento. Una de las principales di-
ferencias en la apariencia física es que Pan paniscus presenta las extremidades
mucho más largas y esbeltas. Cuando está erguido su espalda es recta, se desplaza
dando largas zancadas y el aspecto se acerca mucho al de un homínido. Asimis-
mo, sus gestos y expresiones faciales se asemejan a los nuestros, incluso más que
los de los chimpancés, gorilas u orangutanes. En libertad, chimpancés y bonobos
se alimentan principalmente de frutos, pero mientras estos últimos suplementan
su dieta con la médula de las plantas herbáceas, y muy ocasionalmente capturan
pequeños animales, los primeros suelen ser más carnívoros. Las plantas herbá-
ceas terrestres tienen un elevado contenido proteico, por lo tanto los bonobos no
necesitan consumir carne. No obstante, también comen, aunque muy raramente,
insectos, huevos de pájaros, reptiles, musarañas, ardillas o peces. Los chimpan-
cés emplean, además, una amplia gama de estrategias para alimentarse que van
desde cascar nueces con piedras hasta atrapar hormigas y termes con ramitas
previamente deshojadas, mientras que los bonobos tienen estas habilidades poco
desarrolladas en su medio natural (los cautivos, en cambio, aprenden a manejar
útiles y se vuelven muy diestros). La vida de los bonobos normalmente transcurre
en comunidades grandes, compuestas por múltiples machos y hembras que se
escinden en grupos más pequeños para buscar alimentos durante el día. Por la
noche se reúnen para dormir en los árboles y protegerse de los predadores. Igual
que la hembra chimpancé, la bonobo, que alcanza la madurez completa hacia
los 15 años, cría y transporta su retoño durante un período que puede alcanzar
los cinco años. La longevidad de los bonobos es incierta, pero a juzgar por la del
chimpancé puede ser de más de 40 años en la naturaleza y alrededor de los 60
en cautividad (De Waal, 1995; 1997).
El comportamiento de los primates no humanos… 79
11
Se ha sugerido que los bonobos se separaron del linaje del chimpancé
común hace unos 3 millones de años. Pero algunos autores sostienen que
estos primates han conservado muchas características primitivas, tanto ana-
tómicas como etológicas, del ancestro común con nuestro linaje. «De ser esto
cierto —señala Bermúdez de Castro (2010)—, significaría que podemos
conocer mucho más a nuestro antepasado común africano estudiando al
bonobo, mientras que Pan troglodytes habría derivado más en su anatomía y
etología en su divergencia con los humanos actuales».
80 Carolina Martínez Pulido
12
En las dos especies del género Pan, Pan troglodytes y Pan paniscus, las
hembras jóvenes emigran hacia el territorio de otras bandas vecinas y se
aparean con machos que no son de su propio grupo; de esta manera, se evita
la endogamia y se preserva la riqueza genética de la especie.
El comportamiento de los primates no humanos… 81
15
La anatomía de los bonobos, revelan los estudiosos, es acusadamente
similar a la de nuestros primeros antepasados.
El comportamiento de los primates no humanos… 85
Esquema 1
La reproducción no es la única función de las hembras primate
16
La poliandria (del griego, poli: mucho y andros: masculino) es un tipo
de comportamiento polígamo que hace referencia al apareamiento de una
hembra con muchos machos. Otro tipo de comportamiento polígamo es la
poliginia (del griego, gine: femenino), que se refiere al apareamiento de un
macho con muchas hembras.
El comportamiento de los primates no humanos… 87
copulen con más de un macho por cada vástago que dan a luz. El
cambio de modelo inducido por estos resultados ha terminado
por obligar a la comunidad de estudiosos a reconocer y asumir
que las parejas monógamas son la excepción y no la regla.
No obstante, y pese al notable cuerpo de literatura produci-
do en los últimos años, lo cierto es que la vieja idea de que las
hembras no tienen nada en absoluto que ganar si se aparean
con más de un macho, se apoya sobre una historia muy larga y
arraigada en el pensamiento colectivo (de los especialistas y de
los que no lo son). Una creencia, que no evidencia, por lo que
está resultando difícil de erradicar. Tengamos presente que sus
orígenes se remontan muy atrás en el tiempo y que cuenta entre
sus defensores con biólogos tan célebres como el propio Char-
les Darwin. El respetado naturalista no tuvo dudas al afirmar
que en el reino animal las hembras son monógamas, además
de sexualmente pasivas y recatadas; con tales aseveraciones dio
fuerza y prestigio a esa vieja y equivocada presunción de fide-
lidad y sometimiento femenino que ha sido fervientemente
sostenida por la inmensa mayoría de sus sucesores.
17
En 1994, revisando los datos procedentes de los experimentos de Ba-
teman, otros autores descubrieron que en algunos casos (sobre todo cuando
el alimento escaseaba) el éxito reproductor de las hembras también aumen-
taba con el número de cópulas (Birkhead, 2000).
El comportamiento de los primates no humanos… 91
18
Al considerar el gasto energético masculino en la producción de es-
permatozoides hay tener en cuenta que no solo la generación de gametos
provoca consumo de energía; igualmente lo hacen todas las demás sustancias
que constituyen el semen. La premisa de que la fecundación es «cara» para
las hembras pero «barata» para los machos, sobresimplifica la contribución
masculina y minusvalora su inversión en el proceso reproductor. Puede ar-
gumentarse que el coste reproductivo de las hembras es más alto que el de
los machos, porque ellas son las que gestan y que asumen la responsabilidad
primaria de criar a la prole. Sin embargo, la creencia de que las hembras in-
vierten mucho más que los machos en los cuidados parentales puede reflejar
un sesgo mamífero. Estos, los mamíferos, son solo una pequeña minoría de
la fauna de la tierra. En los demás taxones de vertebrados no mamíferos, o
bien hay un escaso cuidado por parte de ambos padres (por ejemplo, peces), o
el cuidado es compartido por machos y hembras (por ejemplo, en la mayoría
de las aves).
19
Si comparamos el espermatozoide y el óvulo de casi cualquier es-
pecie, el primero es evidentemente el menor de los dos. Pero esta com-
paración arrastra una imprecisión: los espermatozoides no son liberados
de uno en uno, sino en paquetes (espermatóforos) o en eyaculados que
contienen millones de ellos. La diferencia en los costes de producción
entre un eyaculado y un óvulo parecen ser mucho menores de lo que
se ha supuesto. El cálculo de que los espermatozoides son ilimitados y
fáciles de producir es erróneo por dos razones. Primera, no son ilimita-
dos, puesto que cada eyaculación es seguida por un período de recupera-
ción. Segunda, pueden no ser baratos de producir; aunque el eyaculado
de la mayoría de las especies en general no parece nada extraordinario
en cuanto a sus componentes, el caso es que todavía se desconoce cuánta
energía es necesaria para su formación (espermatogénesis). El coste de
la espermatogénesis probablemente no es trivial. Los machos producen
millones de espermatozoides por cada óvulo que producen las hembras,
92 Carolina Martínez Pulido
22
Los eyaculados de machos distintos varían considerablemente en su
capacidad de fecundación. De hecho, aunque cada especie tiene un número
característico de espermatozoides por centímetro cúbico, ese valor es muy
variable, incluso en el mismo individuo, según las circunstancias: estado de
salud, edad, condiciones del ambiente, etc. Por otro lado, si bien es cierto
que casi siempre los espermatozoides son más numerosos que los óvulos, la
proporción entre ambos varía de forma notable en las distintas especies. Por
ejemplo, en aquellas en las que las hembras son promiscuas, o sea la mayoría,
el éxito reproductor masculino tenderá a aumentar en relación directa con el
número de espermatozoides que produce. En otras especies, donde la com-
petencia entre espermatozoides es menos intensa, la selección ha favorecido
a individuos con eyaculados más modestos. Asimismo, se ha sugerido que
los machos producen tanto esperma porque no todos sus gametos tienen
capacidad de fecundación. Según esta hipótesis, algunos espermatozoides
están especializados en bloquear el esperma rival de diversas maneras; por
ejemplo, pueden formar tapones copulativos, consistentes en la coagulación
de cierto número de gametos que bloquean la entrada de la vagina tras la
cópula, aunque los primatólogos también han observado a las hembras ex-
traerse esos tapones con sus dedos.
94 Carolina Martínez Pulido
23
En el extremo anterior de la cabeza del espermatozoide se encuentra
una vesícula secretora especializada, llamada vesícula acrosómica, que con-
tiene enzimas hidrolíticas. Cuando el espermatozoide y el óvulo entran en
contacto, el contenido de la vesícula se libera, en la denominada reacción
acrosómica y ello permite la fusión entre ambas células.
El comportamiento de los primates no humanos… 95
24
Es característico de los seres humanos (al igual que sucede con los
grandes simios) la necesidad de numerosas cópulas para conseguir el naci-
miento de un vástago vigoroso. En las mujeres, por ejemplo, aproximadamente
el 50 por 100 de sus ciclos son anovulatorios o demasiado cortos como para
permitir la implantación en el útero. Aunque los ciclos sean fértiles, las muje-
res sexualmente activas pueden no concebir, o bien no lograr la implantación.
Además, una embarazada puede sufrir una baja viabilidad de sus embriones,
abortos, partos prematuros o muerte perinatal (Einon, 1998).
96 Carolina Martínez Pulido
25
En todos los animales, y no solo en mamíferos como los primates,
las especies que experimentan una intensa competición entre esperma-
tozoides tienen testículos mayores, en relación con el tamaño del cuerpo,
que aquellas en las que tal rivalidad es menos acusada, tal es el caso de
aves, peces y reptiles (Birkhead, 2000). En el caso del ser humano, el
98 Carolina Martínez Pulido
27
Este método utiliza la electroforesis sobre gel de fragmentos de ADN.
Sin entrar en detalles, cabe apuntar que la electroforesis produce para cada
individuo un patrón único de bandas de su material genético, la llamada
«huella de ADN», que sirve para identificar sujetos con una probabilidad
mayor del 99 por 100. Esto es, si el patrón de bandas de dos muestras de
ADN es idéntico, significa que hay un 99 por 100 de probabilidades de
que ambas muestras pertenezcan al mismo individuo. Este método permite
igualmente asignar la paternidad a sujetos concretos, comparando las bandas
de ADN de una cría con las bandas de ADN de su madre y de los posibles
padres. En no pocos casos se han producido resultados imprevistos.
28
Dado que, como decíamos más arriba, entre los grandes simios se
detecta un desacoplamiento entre sexo y fertilidad, la observación de los
apareamientos predice muy pobremente el éxito reproductor. O, lo que es lo
mismo, el éxito reproductor de los primates no puede estimarse solo a partir
de las cópulas observadas. De aquí el interés despertado por las tecnologías
moleculares.
102 Carolina Martínez Pulido
31
Estos datos se suman a los obtenidos en los últimos años, ya que
parecen confirmar que el apareamiento promiscuo en las hembras es un
modelo casi universal en los simios. Incluso en los supuestamente monóga-
mos gibones (Hylobaster lar), Reinart y Barelli (2008) demostraron que el
apareamiento polígamo era la regla más que la excepción.
106 Carolina Martínez Pulido
relaciones genéticas entre las crías y los machos que las cuidan,
otros indican que los no emparentados también pueden prestar
protección. Al parecer, la certeza de ser el padre biológico no es
un prerrequisito para la dedicación a la prole por parte de un
macho. No obstante, estamos ante un asunto muy debatido y
es indudable que todavía se requieren más investigaciones para
conseguir una comprensión mejor de los complejos mecanis-
mos implicados en el reconocimiento de la paternidad.
5. Comentario final
1. Introducción
E
n los capítulos anteriores hemos señalado que cuando
se intenta arrojar algo de luz sobre los orígenes de la
humanidad moderna resulta imprescindible hacer una
aproximación al comportamiento de los homínidos del pasa-
do. Igualmente, se ha insistido en que el quehacer cotidiano
de aquellas lejanas criaturas solo puede suponerse a través de
pruebas indirectas, lo que añade no pocos obstáculos a esa
senda esclarecedora. Y los problemas se incrementan aún más
cuando pretendemos averiguar si las hembras y los machos que
convivían en grupos sociales, clanes o tribus, realizaban tareas
diferentes. Es decir, si las actividades usuales se repartían o no
en función del sexo de los individuos.
Las interpretaciones más convencionales de la evolución
humana suelen mantener a las hembras excluidas de la rea-
lización de determinadas actividades e incluso de la posibi-
lidad de utilizar ciertos instrumentos de trabajo. Las tareas
110 Carolina Martínez Pulido
1
No debemos olvidar que por lo general los paleoantropólogos tratan
de dar sentido a lo que no son más que fragmentos, a veces muy pequeños,
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 111
2. Arqueología y prehistoria:
dos disciplinas hermanas
3
La arqueología de género asume que en los procesos de supervivencia y
reproducción de las sociedades humanas siempre han estado implicados los
esfuerzos en colaboración de ambos sexos, una típica sinergia.
4
Los artefactos, por lo general, no suelen hallarse aislados, sino que se
encuentran agrupados en yacimientos arqueológicos cuya disposición es muy
importante porque, entre otras cosas, indica que fue un grupo de gente el que
los fabricó, utilizó y desechó. Son por lo tanto productos de una actividad
social. O, lo que es lo mismo, muy raramente los restos parecen ser el resul-
tado del esfuerzo de un único individuo.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 113
5
Los descubridores de las primeras piedras con signos de haber sido
toscamente talladas, o sea, golpeadas de forma intencional y metódica expe-
rimentaron al encontrarlas una extrañeza enorme. La confusión fue tal que
durante largo tiempo solo se atinó a conferirles un origen mágico, como ha
quedado reflejado en los textos de la época romana y medieval. Sirva a título
de ejemplo que las tallas más primitivas son conocidas como «piedras del
rayo», porque se creía que habían adquirido su forma almendrada al caer un
rayo sobre la Tierra (V. Scheisohn, 2001).
114 Carolina Martínez Pulido
6
Según el profesor de investigación del CSIC, José María Bermúdez
de Castro (2010), «la cultura se define como el conjunto de costumbres,
tradiciones, modos de vida, conocimientos y grado de desarrollo artístico,
científico, industrial, etc., de los grupos humanos en épocas determinadas.
La tecnología, parte de la cultura, es una adaptación no somática, no for-
ma parte de nuestro cuerpo, pero prolonga e incrementa nuestra capacidad
anatómica hacia la consecución de objetivos concretos. La tecnología puede
considerarse una proyección de nuestras capacidades mentales, que posibilita
la transformación del mundo material que nos rodea».
7
Los datos de la industria lítica indican que los homínidos seguían
pautas de elaboración y uso de herramientas propias, diferentes de las que
siguen los grandes simios. Los estudios sobre los útiles de piedra usados por
los chimpancés en libertad muestran que, al menos en su mayor parte, no
han sido buscados intencionada y metódicamente, sino que como mucho se
recogen, transportan unos cientos de metros y luego se tiran o abandonan
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 115
Durante más de dos millones de años los homínidos han ido de-
jando diversos rastros en forma de herramientas de piedra que, sin
embargo, constituyen solo una parte de lo que hacían o usaban.
Muchos de los materiales que probablemente empleaban, como
la madera, las fibras vegetales y las pieles de animales, no son tan
10
Normalmente se asume que los representantes de Homo habilis, u otra
especie próxima como Homo rudolfensis, fueron los «fabricantes» de las prime-
ras herramientas conocidas, aun cuando no es habitual encontrar restos fósiles
en asociación directa con ellas. Sin embargo, según sostienen investigadores
como Stringer y Andrews (2005), es muy posible que algunos australopitecos
también usaran herramientas o las fabricaran, como las especies robustas del
sur y el este de África, que coexistieron con los primeros miembros de Homo.
11
La habilidad para predecir situaciones ha quedado indirectamente
reflejada en que la materia prima utilizada por los homínidos para elaborar
útiles procede, en algunos casos, de afloramientos rocosos situados a largas
distancias (kilómetros) de donde tales herramientas se han hallado. Los cál-
culos sobre la distancia media de transporte revelan trayectos entre dos y
cuatro kilómetros. Se trata de un hecho bastante antiguo; por ejemplo, en la
garganta de Olduvai hace 1,9 millones de años ya se trasladaban utensilios.
Asimismo, en los yacimientos de Etiopía, Tim White y sus colaboradores
han descubierto huesos de herbívoros de 2,5 millones de años de antigüedad
con marcas de cortes o machacados, pero ninguna piedra tallada en las proxi-
midades, lo que se interpreta como señal de que los homínidos apreciaban
tanto sus utensilios que no se desprendían fácilmente de ellos.
118 Carolina Martínez Pulido
Abanico temporal
(Años de Industria lítica Principales especies
antigüedad)
Homo habilis
Olduvayense
(modo 1) Homo ergaster/
Paleolítico 2,5 millones
erectus
inferior - 300.000 Achelense
Homo
(modo 2)
heidelbergensis
Homo
Paleolítico Musteriense neanderthalensis
300.000- 40.000
medio (modo 3)
Homo sapiens
Chatelperroniense
Homo
Auriñaciense
neanderthalensis
Paleolítico
40.000- 12.000 Gravetiense
superior
Solutrense
Homo sapiens
Magadaleniense
Estos tres períodos del Paleolítico hacen referencia a Europa y son de du-
doso valor en otras zonas.
12
Las fechas dadas por distintos autores no coinciden con exactitud.
Además, debemos tener en cuenta que la talla de la piedra no comenzó
simultáneamente en todas las poblaciones humanas dispersas por África,
Europa o Eurasia. En África, se habla de Edad de Piedra temprana, media y
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 119
17
Los estudios etnográficos (sobre las poblaciones tribales o de tecnolo-
gía simple que aún quedan en nuestro planeta, ver Capítulo 5) han sacado a
la luz evidencias que indican que las herramientas de piedra que utilizaban
los humanos preagrícolas eran elaboradas por hombres y por mujeres. Hay
un supuesto básico, no se necesita una gran fuerza física para esta actividad,
sino imaginación y habilidad.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 123
paron. Dado que las crías a medida que el volumen cerebral au-
mentaba nacían cada vez más inmaduras (el canal del parto tie-
ne un diámetro limitado por el andar bípedo), es probable que
su cuidado demandase la colaboración no solo de la madre, sino
también de otros miembros de la comunidad18. La necesidad
de compartir tareas habría entonces generado fuertes vínculos
entre los componentes de un clan, provocando como conse-
cuencia una mayor prosperidad para toda la especie. La división
cooperativa de labores se tradujo en un reforzamiento de lazos
en el grupo y en comprobar sus mejoras en resultados.
El modo I y el modo II, o sea el olduvayense y el achelense,
conforman sumados la cultura del Paleolítico Inferior, que se ex-
tendió hasta hace unos 300.000 años. En esas fechas comenzó el
Paleolítico Medio, una etapa que también trajo consigo una nue-
va industria: la llamada musteriense o modo III19, que duró hasta
hace unos 35.000 años. Su principal aporte consiste en la obten-
ción de una o varias lascas de forma predeterminada a partir de un
núcleo preparado de manera particular. Al igual que en los casos
anteriores, coincide en el tiempo con el origen de un nuevo tipo
humano; se trata del neandertal, cuyo nombre específico es Homo
neanderthalensis20. Aunque originarios de Europa, los neanderta-
18
Como se apunta en el Capítulo 1, no debe pasarse por alto que obtener
comida, utilizando cualquier tipo de herramientas, era probablemente más
acuciante para las hembras con crías a su cargo que para los machos, cuyo com-
promiso con el cuidado de la prole parece haber sido notablemente menor.
19
La industria musteriense recibe este nombre porque uno de los pri-
meros yacimientos en que se identificó fue la cueva de Le Moustier (Dor-
doña, Francia), en 1860. Asimismo, también es conocida como técnica de
Levallois por otro yacimiento francés. Estos hallazgos parecen mostrar que,
probablemente, los neandertales montaban puntas de piedra en mangos de
madera para hacer lanzas cortas.
20
Los neandertales son los humanos antiguos mejor conocidos, entre
otras razones porque vivieron en la región cuya prehistoria se ha explorado
más que la de ninguna otra, Europa. Además, habitaban en cuevas y estas
han concentrado las pruebas de ocupación mucho mejor que los lugares
abiertos. A partir de los numerosos restos hallados se ha podido reconstruir
la anatomía de un neandertal típico. Eran corpulentos, notablemente forni-
dos y provistos de músculos poderosos. Su cara se proyectaba hacia delante
y destacaba en ella una prominente nariz. Tenían un cerebro grande, pero a
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 125
juzgar por el interior de la cavidad craneal, era algo diferente del nuestro en
su forma —algo más pequeño en la región frontal y más grande en la parte
de atrás (lóbulo occipital) —. No obstante, los expertos afirman que resulta
imposible valorar la calidad de sus cerebros a partir de datos tan limitados.
126 Carolina Martínez Pulido
21
Los primeros europeos modernos se descubrieron en 1868 en un
abrigo de Francia llamado Cro-Magnon («gran hoyo» en francés). Se halla-
ron cerca de herramientas de piedra actualmente asignadas a las industrias
auriñaciense y gravetiense del Paleolítico Superior, de unos 30.000 años
de antigüedad, además de conchas que se habrían agujereado para hacer
collares. Los Cro-Magnon más antiguos se encontraron con posterioridad
en yacimientos de países como Rumanía, Alemania y la República Checa, y
tienen unos 35.000 años. La mayoría de las pruebas sugieren que los Cro-
Magnon ya eran bastante distintos de los neandertales, pese a su proxi-
midad en el tiempo, al igual que también lo era la industria auriñaciense
de sus predecesoras del Paleolítico Medio. Estos humanos sobrevivieron
en Europa durante unos 25.000 años, y habitualmente se asume que son
los antepasados de los europeos actuales, aunque no tenían exactamente el
mismo aspecto.
22
Los fósiles y artefactos hallados en las cuevas del Levante, llamadas
Tabun, Skhul, Qafseh y otras, han sido objeto de numerosas interpretacio-
nes, ya que su posición y secuencia evolutiva ha resultado bastante difícil de
establecer. Los procedentes de Tabun son predominantemente neandertales,
mientras que los restos encontrados en Skhul, a solo unos cuantos metros
de Tabun, se parecen más a los humanos modernos. El descubrimiento de
que los restos neandertales son más recientes que los sapiens ha llevado a
que un importante número de expertos interprete que el Próximo Oriente
constituyó una zona de confluencia entre dos linajes humanos; uno africano
—Homo sapiens— que colonizó la región en primer lugar, y el otro —Homo
neanderthalensis— que habría llegado después.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 127
23
El ocre es una forma de óxido de hierro que puede utilizarse como
pigmento, especialmente si se calienta. Se ha argumentado que algunos cuer-
pos hallados en Oriente Próximo se adornaron con ocre antes de ser enterra-
dos, lo que sugiere que los habitantes del lugar podría haber experimentado
un importante salto mental asociando el pigmento rojizo con la muerte.
En este contexto, es oportuno hacer una breve alusión al debate sobre
el uso del fuego por parte de los homínidos. En diversas ocasiones se ha
sugerido que tal uso se remonta a hace un millón y medio de años, o sea,
a los tiempos de Homo erectus/ergaster. No obstante, la mayor parte de los
especialistas coincide al afirmar que las pruebas indiscutibles solo cuentan
con 300.000 años de antigüedad. De esa época se conservan verdaderos
hogares que han perdurado en diversas cuevas e indican la presencia de
fuego controlado. Basándose en esta información, los estudiosos afirman
que los neandertales dominaban el fuego. Al respecto, Juan L. Arsuaga ha
apuntado que «se tiene la certeza de que [los neandertales] sabían usar el
fuego y de que lo hacían habitualmente por los restos de humo y objetos
calcinados hallados en las cuevas y en algunos campamentos». Tal habilidad
se considera lógica, porque sin ella la larga supervivencia de los neandertales
habría sido imposible, teniendo en cuenta las duras condiciones climáticas
que imponían las glaciaciones que en aquella época cubrieron gran parte
de Europa.
128 Carolina Martínez Pulido
24
La división entre algunos aspectos de las culturas neandertal y sapiens
no es tan clara como a veces pudiera pensarse. Las primeras poblaciones de
humanos modernos procedentes de África y encontradas en los yacimientos
de Oriente Próximo, cuya edad es de unos 100.000 años, eran parecidas a
los neandertales en su tecnología. Por otra parte, hubo algunos neandertales,
sobre todo los últimos, que también elaboraron una industria semejante a la
auriñaciense, el chatelperroniense. Con todo, no hay consenso en si fue por
imitación o tal vez por propio impulso, sin mediar estímulo externo alguno.
25
La llegada de Homo sapiens a Europa estuvo marcada por el desarrollo
de herramientas compuestas, o sea, hechas de varias partes, como los arpones
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 129
Esquema 1
➤
➤
un intercambio oral de género?
símbolos
27
Se ha intentando arrojar luz sobre la cuestión del habla utilizando
diversos medios. Por ejemplo, analizando el tamaño y la organización inte-
132 Carolina Martínez Pulido
rior del cerebro, visible en los moldes de los cráneos conservados. En este
aspecto, hay una característica interesante que según algunos expertos podría
proporcionar información: la asimetría de nuestro cerebro y el hecho de que
tenga funciones que parecen estar más asentadas en un lado que en otro.
Entre ellas se encuentran las regiones cerebrales llamadas área de Broca y
área de Wernicke, que se localizan en el hemisferio cerebral izquierdo y están
relacionadas con el control cerebral del lengüaje. Algunos autores han creído
encontrar en fósiles del género Homo de hace 1,8 millones de años un área
de Broca bien desarrollada, debido a que dejó su huella en la pared interna
del cráneo y que no se aprecia en los demás primates. Pero tal hipótesis no
tiene aceptación unánime, ya que muchos dudan de la presencia de esa área
en homínidos tan antiguos.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 133
28
El equipo investigador de Atapuerca contaba para este trabajo con
fósiles que no se han hallado en ningún otro yacimiento del mundo; se trata
de varios ejemplares de pequeños huesos del oído, martillo, yunque y estribo,
así como con muchos datos sobre otras variables del oído de los homínidos.
Los científicos atribuyen la riqueza de material disponible a que los fósiles
de Atapuerca están embebidos en una arcilla finísima que ha permitido la
perfecta conservación de regiones anatómicas muy poco frecuentes en el
registro fósil.
134 Carolina Martínez Pulido
29
El gen FOXP2 y la proteína que codifica fueron descubiertos en la
década de 1990 por un equipo de genetistas del Centro Welcome de Ge-
nética Humana de la Universidad de Oxford, cuyo investigador principal
era Simon Fisher. Unos diez años después se encontró que están relacio-
nados con el lenguaje humano. La base analítica era, entre otros aspectos,
que cuando se produce una mutación en este gen, aparecen determinados
trastornos específicos del lenguaje. No obstante, hay que tener en cuenta,
según ha señalado S. Pääbo, que los neandertales, aunque tienen una historia
de 300.000-400.000 años, mucho mayor que la nuestra, parecen tener una
variación genética muy escasa.
30
Entre los yacimientos de Europa de los que se ha conseguido extraer
ADN neandertal, se encuentra una cueva llamada El Sidrón, localizada en
Asturias, de donde se han desenterrado centenares de restos de esta especie.
Los aportes obtenidos en ese yacimiento han dado origen a interesantes
resultados y controversias.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 135
31
Por ritual o ceremonial funerario se entiende enterrar premeditada-
mente a un muerto acompañado de la inclusión de cualquier objeto, hecho
que podría interpretarse como manifestación de creencia en otra vida. Hasta
ahora nadie ha presentado una prueba definitiva que convenza seriamente
a la mayoría de un comportamiento de este tipo anterior a los humanos
modernos del Paleolítico Superior.
136 Carolina Martínez Pulido
32
Diversos estudiosos creen que la acumulación de fósiles encontrada
en la Sima de los Huesos podría ser casual, debida quizás a algún tipo de ca-
tástrofe natural (por ejemplo, el derrumbe del techo de la cueva). Esta inci-
dencia provocó la muerte simultánea de varios homínidos. En la comunidad
de paleoantropólogos, también ha llamado la atención que en Atapuerca se
haya encontrado la evidencia más antigua de creatividad humana: un bifaz
de piedra de unos 350.000 años de antigüedad entre los huesos fosilizados
de un grupo de homínidos. El hecho sugiere la existencia de pensamiento
simbólico muy anterior a lo supuesto: ese bifaz, al que sus descubridores
han dado el nombre de Excalibur, podría ser la primera evidencia de com-
portamiento ritual en una especie humana preneandertal. Pero no pocos
autores, entre ellos el prestigioso especialista en neandertales C. Stringer,
han subrayado la necesidad de ser cautelosos con este tema, ya que podría
tratarse de un depósito accidental que habría llevado a un interpretación
errónea.
33
En la década de 1970, se encontró un enterramiento neandertal en
Irak que parecía estar acompañado de flores, lo que podría constituir una
prueba de que aquellos humanos experimentaban algún tipo de sentimiento
ante la muerte. No pudo evitarse que algunos dispararan su imaginación
viendo atisbos de prácticas rituales, e incluso creyeron ver la emergencia de
cierto vínculo religioso. Con posterioridad, sin embargo, se determinó que
las flores (representadas por polen en la tumba) probablemente habían sido
arrastradas por el viento desde cualquier otro sitio; su asociación con restos
humanos sería entonces fortuita. No obstante, también hay casos que no solo
aparentan ser tumbas, sino que revelan una notable complejidad: parecen
mostrar cierto tratamiento y cuidado del cuerpo. La presencia de pigmentos
138 Carolina Martínez Pulido
34
Las primeras manifestaciones artísticas, apuntan los especialistas, es-
tán representadas por objetos utilitarios cuyo propósito era mejorar la activi-
dad rutinaria de la gente del Paleolítico. Sería entonces arte la industria más
antigua conocida, la olduvayense. Se trata del llamado arte «útil», diferente
del arte «simbólico» desarrollado más tardíamente y al que hacemos refe-
rencia en este capítulo. No obstante, hemos de ponderar que las expresiones
calificadas de arte no son distintivas de otras manifestaciones propias del
lenguaje y la comunicación. Es cuestión de catalogación en las escalas de
complejidad comunicativa, colocar a lo artístico más arriba o debajo de otros
modos de identificar esas exteriorizaciones expresivas.
140 Carolina Martínez Pulido
35
El hallazgo de las preciosas pinturas rupestres en las cuevas francesas
de Lascaux y Chauvert tradicionalmente se ha considerado una clara prueba
de que el comportamiento moderno brotó en Europa hace unos 35.000
años. Esta idea se ha visto fortalecida con la publicación en 2007 de un
descubrimiento de notable importancia: el hallazgo en una cueva alemana
de una talla en marfil de mamut, una verdadera obra de arte datada tam-
bién en alrededor de 35.000 años de edad. En la voz de su descubridor, N.
Conard, la pequeña escultura, que mide 3,7 cm del largo y pesa 7,5 g, fue
tallada por humanos anatómicamente modernos y no puede calificarse de
ninguna manera de primitiva, sino de «altamente desarrollada y hermosa».
Aunque se trata de una talla excelente perfectamente acabada, explican sus
descubridores, no está nada claro el uso que en su tiempo pudieron haberle
dado. De ahí que suscite numerosas proposiciones.
36
La cueva de Blombos está situada en la costa oriental de Sudáfrica,
sobre un acantilado, a unos 20 km del océano Índico, y hace unos 90.000
años estuvo habitada por humanos anatómicamente similares a nosotros.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 141
39
El registro arqueológico ha mostrado que en Europa hubo un rápi-
do reemplazo de la cultura neandertal o musteriense por la más moderna
o auriñaciense, con la que tenía poca o ninguna interacción, pese a que de
manera ocasional se han encontrado conjuntos de artefactos que mues-
tran una fusión de ambas culturas. Así, en el oeste de Francia y el norte
de España, han aparecido algunos ejemplos de fusión, aunque bastante
escasos, de la cultura neandertal y la moderna; se trata de herramientas
pertenecientes a la llamada industria chatelperroniense. Esta cultura se
considera elaborada por los últimos neandertales. Su antigüedad oscila
entre 40.000 y 38.000 años y representa una fase de transición, una mezcla
de formas antiguas y nuevas que cronológicamente duró muy poco, hasta
la extinción de los neandertales hace unos 30.000 años. Para muchos, solo
se trata de una imitación de la cultura de los humanos modernos; para
otros, es una prueba de que Homo neanderthalensis también era capaz de
producir arte.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 145
40
Explicar el origen del comportamiento humano moderno desde un
punto de vista biológico, tal como hace Klein, tiene la ventaja de apoyarse
en un proceso ampliamente conocido y aceptado: la ocurrencia espontánea
de mutaciones selectivamente ventajosas. La principal fuerza de esta tesis
146 Carolina Martínez Pulido
radica, por tanto, en que postula solo una más de la larga serie de mutaciones
selectivamente beneficiosas que deben subyacer a la evolución cognitiva y
del comportamiento. No obstante, el razonamiento se enfrenta a desafíos
importantes. Por un lado, no puede especificarse con precisión qué tipo de
cambio biológico tuvo lugar; por otro, es imposible encontrar pruebas a
partir de los fósiles, pues estos no revelan evidencias de un cambio biológico
entre los Homo sapiens antiguos y los más modernos. Ciertos autores piensan
que el comportamiento cambió gradualmente, y achacan tal modificación
a que hubo algún tipo de cambio cultural o demográfico. Klein, sin embargo,
cree que están equivocados y no ve evidencias que sostengan ese modelo
gradual. Los últimos avances de la genética podrían dar la razón a Klein.
Quizás proporcionen datos que sostengan que una causa biológica subyace
al cambio de comportamiento observado, y los genes serían entonces un
complemento valioso para el fragmentado registro fósil del linaje evolutivo
humano.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 147
41
De las dos reconstrucciones sobre el arte en el Paleolítico halladas por
Margaret Conkey que incluían mujeres activas, una tenía como fin ilustrar
un artículo sobre el tema en una edición para jóvenes de Science Year, 1988,
y la otra estaba en un libro francés para niños, ilustrado por una mujer, Ve-
ronique Ageorges (en Ageorges and Saint-Blaquant, 1989).
42
Un investigador de la Universidad de Pensilvania, Dean R. Snow
(2006), asegura, después de haber analizado varias de las numerosas impre-
siones de manos (interpretadas como una especie de «firmas») que existen
en las cuevas del Paleolítico Superior, que gran número de esas impresiones
(aproximadamente el 75%) fueron realizadas por mujeres. Esta conclusión,
a la que ha llegado tras constatar que la longitud relativa de los dedos se
ajusta más a las proporciones de las manos de las mujeres que las de los
hombres, de confirmase proporcionaría información sobre el papel social
femenino de aquella época. El trasfondo induce a pensar que en aquellas
sociedades no se producía una segregación de género como ha ocurrido
148 Carolina Martínez Pulido
Aunque los ecos del debate sobre los orígenes del arte apenas lo
reflejen, los datos hoy disponibles hacen suponer que las mujeres
del Paleolítico Superior eran inteligentes y creativas, y tuvieron
tanta capacidad para la creación artística como sus compañeros
varones. De hecho, producir arte es una habilidad inherente a los
humanos, al margen de si son varones o mujeres.
en las que las sucedieron. Sin embargo, no todos los expertos apoyan la
fiabilidad de los resultados de Snow y consideran que son necesarias más
investigaciones.
43
Como se verá en el Capítulo 4, pretender dejar fuera del arte paleo-
lítico a las mujeres puede llevar a cometer grotescos errores, ya que algunas
de las mejores representaciones de la creatividad artística de aquella época
tienen precisamente forma de mujer; se trata de las célebres estatuillas pa-
leolíticas (también llamadas «Venus» paleolíticas), cuyo valor ha sido consi-
derado extraordinario por la comunidad de expertos.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 149
44
Pese a que la práctica de compartir la comida entre los primeros homí-
nidos del este africano es ampliamente asumida, no goza de total aceptación.
Este recelo se debe en parte a que se ha observado que entre los grandes
simios el comportamiento de subsistencia no lleva necesariamente a com-
partir la comida entre sexos. Aunque, por otro lado, sí hay casos en los que
primates del mismo sexo comparten regularmente el alimento, como sucede
con las hembras chimpancés o las bonobo que comen juntas, pero que no
hacen partícipes a los machos. También hay que señalar que en los primates
no existen evidencias de un modelo de división del trabajo; y finalmente, se
ha constatado que las hembras también cazan y con notable eficiencia (De
Waal y Lanting, 1997).
150 Carolina Martínez Pulido
45
No debe olvidarse que hay otras formas de organizar la subsistencia,
aparte de la división del trabajo según el sexo. Este es el caso de algunas
primates que durante la gestación o cuando tienen crías a su cargo siguen
estrategias distintas, como aumentar el tiempo de alimentación o explotar
recursos alimenticios vegetales de mayor calidad. Asimismo, ya hemos apun-
tado que las hembras con crías pueden compartir la comida y el cuidado de
la prole entre ellas.
46
Este tema se trata en el Capítulo 4.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 151
47
El término constructo social hace referencia a algo que no es innato en
la especie humana, sino el producto de la historia cultural.
152 Carolina Martínez Pulido
48
El papel de la carne en la alimentación humana se discute en el Ca-
pítulo 1.
154 Carolina Martínez Pulido
No hay razones para suponer que todas las sociedades del pasado
favorecieran la opresión de un sexo por el otro. Es posible que en
muchas sociedades estratificadas las posiciones más altas en cual-
quier campo pudieran estar abiertas para uno u otro sexo. Muy
bien pudieron existir sociedades igualitarias en vez de caracteriza-
das por el dominio masculino.
49
La información procedente de los estudios etnográficos que hace refe-
rencia a la división del trabajo, en función del sexo en los pueblos de tecnolo-
gía simple que aún habitan en nuestro planeta, se trata en el Capítulo 5.
50
Los roles femeninos en las sociedades antiguas han alimentado un in-
teresante debate en torno al matriarcado, esto es, la existencia de sociedades
dominadas por mujeres. De este asunto se trata en el Capítulo 4.
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 155
51
Los esqueletos humanos fosilizados muestran en ciertos casos señales
de lesiones producidas por heridas o fracturas. Los neandertales, en particu-
lar, parecen haber sido propensos a tales daños, lo que prueba lo peligrosas
y duras que eran sus vidas. Algunos expertos han comparado la distribución
de las lesiones de los esqueletos de neandertal con las de diferentes atletas o
deportistas, y según apuntan Stringer y Andrews (2005), el mayor parecido
se encontró con los jinetes de rodeo o domadores, habitualmente en contacto
con animales salvajes. Estos datos sugieren que muchas de las lesiones de los
neandertales podrían haber sido producidas por animales peligrosos durante
la caza. Sin embargo, no hay que olvidar que este patrón de lesiones también
es consistente con elevados niveles de violencia interpersonal.
156 Carolina Martínez Pulido
52
El arqueólogo Lewis Binford formó parte de un equipo que excavó
en la cueva refugio de Combe Grenal, en Francia. Basándose en sus ob-
servaciones, llegó a la conclusión de que la vida neandertal se organizaba
en dos zonas separadas dentro de la cueva. En el centro se encontraba el
Aspectos del comportamiento de los homínidos… 157
53
Los artefactos elaborados por los neandertales eran más sencillos que
los construidos en el Paleolítico Superior por los humanos anatómicamente
modernos. Entre los objetos producidos por Homo neanderthalensis no se han
encontrado utensilios que sirvieran, por ejemplo, para coser ropas resistentes
al frío, como agujas de hueso, o albergues artificiales, a diferencia de los
yacimientos de Homo sapiens.
160 Carolina Martínez Pulido
6. Comentario final
1. Introducción
C
on la llegada de Homo sapiens a Europa hace unos 45.000
años, comenzaba el Paleolítico Superior, período prin-
cipalmente caracterizado por una enorme explosión de
actividad cultural, cuyas manifestaciones más notables son las
pinturas realizadas sobre paredes de cuevas (arte parietal) y la
talla de pequeñas esculturas (arte mueble)1. La gran mayoría de
los expertos que han estudiado este extraordinario arte ha mos-
trado su fascinación y su sorpresa frente a obras en las que, a
pesar de su antigüedad, puede reconocerse con nitidez la mano
de humanos que ya eran como nosotros.
En torno a tan apasionante tema, se han publicado innume-
rables trabajos que, como es de imaginar, ofrecen una variedad
1
En el Capítulo 3 se señala la importancia del arte prehistórico y su
relación con los orígenes del pensamiento simbólico.
168 Carolina Martínez Pulido
2
No todas las representaciones femeninas paleolíticas han recibido el
nombre de Venus; algunas se han bautizado con otros apelativos, como por
ejemplo La Dama de la Capucha o La Mujer de la Cuerna, ambas encontradas
en el sudoeste de Francia.
170 Carolina Martínez Pulido
3
Las estatuillas femeninas más antiguas, según ciertos investigadores,
no proceden de Europa, sino del norte de África (Marruecos) y de Oriente
Próximo (Altos del Golán), donde se han encontrado dos objetos antropo-
mórficos que podrían reflejar los primeros intentos de recrear una forma
humana. Se trata de dos supuestas estatuillas de gran antigüedad, la primera,
llamada Venus de Tan-Tan, cuya edad se calcula entre 300.000 y 500.000
años, que mide 6 cm y está hecha de cuarcita y presenta indicios de haber
sido pintada con ocre rojo, lo que apunta a una posible importancia simbóli-
ca. La segunda, bautizada como Venus de Berkhat Ram, es algo más reciente,
de unos 230.000 años; mide 3,5 cm de largo y está elaborada sobre roca
rojiza y presenta al menos tres incisiones realizadas con una piedra de bordes
afilados. Estas incisiones parecen hechas para marcar el cuello y los brazos
de la figura, y se han asociado a ejercicios de arqueología experimental. Las
dos supuestas estatuillas generan importantes desacuerdos, ya que para al-
gunos se trata de objetos que han alcanzado forma parecida a la humana por
causas totalmente fortuitas, posiblemente debidas a la erosión natural, mien-
tras que para otros su forma se ha provocado a propósito. El aspecto quizás
más conflictivo radica en que la edad de estas figurillas señala claramente
que no fueron producidas por Homo sapiens, sino por otra especie: Homo
heidelbergensis u Homo erectus, y son muchos los expertos que dudan que
aquellos humanos ya fueran capaces de crear arte.
Nuestras antepasadas paleolíticas… 171
4
No todas las representaciones femeninas del Paleolítico Superior son
estatuillas; también existen figuras de mujeres talladas en bajorrelieve en
las paredes rocosas de las cuevas. Se trata de sencillos y profundos surcos
que nos muestran siluetas de perfil con senos y caderas protuberantes, en su
mayoría sin cabeza ni extremidades. Su cronología se sitúa en unos 27.000
a 30.000 años de antigüedad. A esa misma época pertenecen las imágenes
de genitales femeninos, algunos grabados con gran realismo y otros más
esquemáticos; se trata de triángulos púbicos y vulvas. Aunque los expertos
están de acuerdo en que el arte paleolítico tiene muy pocas figuras masculi-
nas, algunos opinan que ciertas estatuillas podrían considerarse andróginas,
esto es, sin sexo visible.
172 Carolina Martínez Pulido
5
Como ha expuesto el profesor de Historia del Arte, Christopher
Witcombe, la palabra «Venus» trae de manera inmediata a la mente occi-
dental la imagen de la joven y hermosa mujer pintada por Sandro Bottice-
lli en el siglo xv (El nacimiento de Venus) que, con unos pechos pequeños,
delicadas curvas y cubriéndose el sexo con la mano, exhibe una refinada
sexualidad muy del gusto del varón moderno «civilizado». Por el contrario,
las estatuillas paleolíticas, sobre todo las más antiguas, que muestran grandes
pechos, un amplio abdomen y el sexo muy marcado, representarían el gusto
grotesco e «incivilizado» de los hombres primitivos. De aquí que el uso del
mismo nombre para todas revele cierta sorna o ironía muy propia del criterio
sexista reinante a finales del siglo xix y primera mitad del xx. Identificar a
las estatuillas como «Venus», continúa Witcombe, fue una despectiva bro-
ma masculina de los primeros descubridores, que prendió rápidamente en
el imaginario colectivo. Uno de los típicos casos de abducción lingüística-
figurativa donde la sustancia ha dejado paso al impresionismo superficial.
Nuestras antepasadas paleolíticas… 173
6
Llaman la atención los términos sexistas empleados en múltiples ocasiones
para describir las estatuillas hasta hace relativamente poco tiempo. Valga a título
de ejemplo los escogidos por L. R. Nougier en 1968, al referirse a las más robus-
tas como «mujeres de formas opulentas, incluso pesadas, con rostros vagos […],
mientras que los órganos sexuales son dignos de una observación clínica».
7
La Venus de Willendorf no es la primera ni la más antigua repre-
sentación de una forma femenina humana encontrada, pero sí la que más
celebridad ha alcanzado.
174 Carolina Martínez Pulido
8
La edad de la estatuilla de Hohle Fels es muy importante porque
fue tallada muy poco después de la llegada de Homo sapiens a Europa. Tan
antigua expresión artística da nuevas pistas para que los académicos puedan
analizar los orígenes de la cultura europea. En este contexto, algunos arqueó-
logos, como el estadounidense Paul Mellars, sostienen que las poblaciones
de Homo sapiens que llegaron a Europa procedentes de África, dejaron en su
continente natal un rastro de arte abstracto realizado hace 75.000 años o a
lo sumo 90.000. Pero la adopción de un arte figurativo capaz de retratar la
naturaleza de un modo realista es, según estos autores, un fenómeno exclu-
sivamente europeo, sin un parangón africano más allá de los 30.000 años.
Sin embargo, otros expertos, como el prehistoriador español Javier Baena,
no creen que los Homo sapiens europeos tengan la patente mundial del arte
figurativo. Sugieren que, por ejemplo, los habitantes de la cueva sudafricana
de Blombos probablemente fueron capaces de crear este tipo de arte.
La cueva alemana de Hohle Fels ha proporcionado además otros ar-
tefactos valiosos, como un falo de piedra de unos 28.000 años de de edad,
considerado una de las primeras representaciones conocidas de sexualidad
masculina.
176 Carolina Martínez Pulido
10
Los antropólogos tienden hoy a designar colectivamente como
pueblos Khoi-san a los denominados con anterioridad «bosquimanos» y
«hotentotes» del sur de África. La fascinación despertada por Sara Baart-
man, una Khoi-san llamada «Venus Hotentote», que se exhibió como una
178 Carolina Martínez Pulido
11
Los resultados obtenidos por Patricia Rice (1981) fueron: el 23 por
100 de las estatuillas estudiadas representaba adolescentes de unos 15 años,
en edad prerreproductora; el 17 por 100 se trataba de mujeres jóvenes, en
edad reproductora y grávidas; el 38 por 100 eran mujeres jóvenes, en edad
reproductora y no grávidas; y, finalmente, el 22 por 100 restante se componía
de mujeres mayores, en edad posreproductora.
182 Carolina Martínez Pulido
12
Rice también recurrió a los estudios etnográficos para demostrar que
el porcentaje de mujeres jóvenes embarazadas no es el mayoritario en el
sector femenino de las poblaciones naturales.
13
Un argumento esgrimido contra la idea de culto a la maternidad en
el Paleolítico es que no se han encontrado figuras que representen madres
con hijos, lo que sería la forma más directa de representar tal aspecto de la
vida femenina. Si un observador ve una mujer que sostiene una criatura,
evidentemente hubiera captado la idea con gran facilidad, representando o
resaltando su figuración.
Nuestras antepasadas paleolíticas… 183
14
Algunos autores sostienen, por ejemplo, que la estatuilla de Willen-
dorf no es una imagen realista, sino que más bien podría tratarse de una
figura femenina idealizada.
184 Carolina Martínez Pulido
15
Soffer y Vandiver pasaron años estudiando estatuillas —tanto las que
representan seres humanos como las de animales— hechas de arcilla y en-
contradas en el famoso yacimiento de la República Checa, Dolni Vestonice.
Algunas de las tallas estaban troceadas siguiendo modelos de fragmentación
resultantes de un impacto térmico (parecía que habían explotado bajo la ac-
ción del fuego). Tales observaciones llevaron a Olga Soffer a suponer que las
pequeñas figuras podrían haber formado parte del algún tipo de ceremonial
durante el cual eran arrojadas a las llamas.
Nuestras antepasadas paleolíticas… 185
Un novedoso aspecto, que está atrayendo cada vez con más fuerza la
atención de los estudiosos de las estatuillas del Paleolítico, reside en
que algunas parecen parcialmente vestidas o adornadas. Muestran
pequeñas decoraciones en la cabeza y/o en el cuerpo, semejantes
190 Carolina Martínez Pulido
17
El gorro de la estatuilla de Willendorf probablemente se habría empe-
zado a elaborar desde el centro hacia la periferia. Según el criterio de quienes
lo han analizado, la trama estaba realizada con tanto cuidado y precisión
que podría tener la insólita función de servir como manual de instrucciones
para enseñar a los tejedores a confeccionar ese tipo de gorras. Presenta un
círculo central con forma de roseta, otros siete círculos rodean la cabeza y
dos medio círculos extras sobre la zona de la nuca. La precisión con que los
escultores representaron los objetos tejidos ha llevado a muchos estudiosos
a pensar que quizás fueron los propios tejedores o tejedoras quienes talla-
ron las pequeñas estatuas, o al menos tuvieron un estricto tutelaje sobre las
escultoras o escultores.
18
En 1894, el arqueólogo Edouard Piette encontró en Brassempouy,
Francia, una pequeña cabeza de mujer tallada en marfil a la que llamó La
dama de la capucha. Medía solo 3,65 cm y su antigüedad se ha calculado
entre 22.000 y 24.000 años. Muestra la cara delicadamente tallada, aunque
no se ha grabado la boca, y en torno a su cabeza se observa un ornamentado
peinado que también podría ser una cofia o redecilla.
192 Carolina Martínez Pulido
sombrero o algún tipo especial de peinado. La talla, que muestra las manos
apoyadas en el vientre, lleva adornos en los pechos que se atan a la espalda
y brazaletes. Otra de las estatuillas halladas en este lugar se ha tallado en
marfil de mamut y mide 11,4 cm de alto. Representa a una mujer desnuda
cuya cabeza está cubierta con líneas poco profundas que podrían significar
un tocado o un peinado. Se halló en 1936 y se ha descrito como «una de las
mejores creaciones conocidas de este período».
21
Dolni Vestonice es un yacimiento situado en la ladera del monte
Pavlov, próximo al pueblo de Brno en la región de Moravia, la parte oriental
de lo que hoy es la República Checa. Ha sido excavado y examinado por
numerosos arqueólogos durante gran parte del siglo xx y ha proporcionado
muy diversos y sorprendentes hallazgos relacionados con los humanos mo-
dernos del Paleolítico Superior. Entre los primeros descubrimientos destaca
la figura de una mujer hallada en 1925 durante una excavación del Museo
de Moravia dirigida por Karel Absolon. Fue encontrada partida en dos frag-
mentos situados a menos de 50 cm de distancia uno del otro. Esta figurilla se
hizo famosa por tratarse del primer objeto de cerámica descubierto.
22
Las evidencias presentadas consistían en cuatro pequeños fragmentos
de arcilla cocida que tenían las impresiones en negativo de lo que parecía una
cesta tejida con fibras finamente retorcidas. Algunos expertos, como Olga
194 Carolina Martínez Pulido
24
El Paleolítico, valga recordarlo, fue una época en la que el clima atra-
vesaba períodos de fluctuaciones de enfriamiento (glacial) y calentamiento
(interglacial). Vastas extensiones de tierra estaban cubiertas por gruesas ca-
pas de hielo como las que vemos hoy en Groelandia y en la Antártida. El
196 Carolina Martínez Pulido
clima era altamente inhóspito en muchas partes del mundo, lo que llevó a
los humanos a vivir agrupados en pequeñas bandas. Subsistían a partir de
las plantas que recolectaban y de los animales que capturaban. Eran gente
nómada y se desplazaban en busca de alimentos.
25
Los especialistas han llegado a la conclusión de que el 46 por 100 de
los huesos de animales individuales (conejos, zorros, pájaros) encontrados
en Pavlov, probablemente se habían capturado con redes. En Pavlov y su ve-
cina Dolni Vestonice se han desenterrado muchos más huesos de pequeños
animales que de mamuts, cuya caza y captura se considera cada vez menos
probable y más propia de los mitos que ilustran la prehistoria (Adovasio y
Soffer, 2007). Cuando estas investigaciones se ampliaron, se pudo compro-
bar que a través de Europa también había yacimientos cubiertos con huesos
de pequeñas piezas, lo que sugería que las redes eran ampliamente usadas.
Estas observaciones habían pasado por alto durante décadas a los investi-
gadores anteriores.
Nuestras antepasadas paleolíticas… 197
26
La definición de permafrost es «suelo debajo de la nieve que se man-
tiene congelado todo el año». En la actualidad, el 24 por 100 de la superficie
del mundo es permafrost.
198 Carolina Martínez Pulido
27
Los estudios de los sedimentos de la cueva de Dzudzuana indican
que fue habitada intermitentemente durante varios períodos; el primero de
ellos transcurrió hace entre 26.000 y 32.000 años; entre 19.000 y 23.000 el
segundo, y finalmente el tercero entre 11.000 y 13.000. Este último período
coincide con el florecimiento de las pinturas en cuevas y otras actividades
culturales.
Nuestras antepasadas paleolíticas… 199
Esquema 1
29
Hasta ahora, solo se han observado vestimentas decoradas en esta-
tuillas femeninas, con la excepción de un fragmento sexualmente ambiguo
que luce un cinturón.
204 Carolina Martínez Pulido
30
Se trata de pequeños carnívoros, lagomorfos (conejos y liebres), pája-
ros, reptiles, mariscos y peces de agua dulce o salada.
31
Aunque, a partir del registro arqueológico no está claro qué técnicas usa-
ron las poblaciones prehistóricas, las huellas identificadas en yacimientos del este
de Europa sugieren que la caza con redes desempeñó un importante papel.
32
Los antropólogos que observan a las mujeres en los pueblos de caza-
dores recolectores que aún existen, han descrito que las redes que ellas usan
para tender trampas son uno de los sistemas de caza más eficientes. Tan es
así que en nuestros días, en algunos de esos pueblos pueden incluso ser más
valoradas que los arcos y las flechas.
206 Carolina Martínez Pulido
33
El patriarcado es una forma de organización social en la que los hom-
bres ejercen la autoridad en todos los ámbitos; dominan a las mujeres y
se aseguran la transmisión del poder y la herencia por línea masculina. Se
208 Carolina Martínez Pulido
36
Título original: Das Muterrecht (1861).
37
La Arqueomitología es un ámbito interdisciplinar de la arqueología
que incluye estudios lingüísticos, mitología, religiones comparadas y el aná-
lisis de documentos históricos.
210 Carolina Martínez Pulido
38
La presencia de abundantes imágenes femeninas que hacen pensar
en sociedades organizadas en torno a mujeres, no es propia solo del Paleo-
lítico Superior. Aunque sea un tema que no trataremos aquí, es oportuno
mencionar que, en períodos posteriores como en Neolítico, también se ha
encontrado una iconografía femenina muy abundante.
Nuestras antepasadas paleolíticas… 211
39
Muchos pueblos en el pasado, han sugerido algunos autores, descono-
cían la relación entre practicar el sexo y el embarazo y por lo tanto la gente
no tenía clara noción de la paternidad: las mujeres daban a luz niños miste-
riosamente, lo que alimentaba un sinfín de mitos que concedían a la hembra
un papel casi mágico. Incluso se ha argumentado que el matriarcado habría
sido derrocado por el patriarcado cuando los varones descubrieron la pater-
nidad, es decir, conocieron su contribución biológica a la reproducción de la
especie. Se trata, no obstante, de un razonamiento muy discutido. Para no
pocos estudiosos, es más acertado suponer que ningún grupo humano, por
muy primitivo que fuera, pudo haber desconocido el vínculo entre relaciones
sexuales y gestación. Según Cinthya Eller (2000), la paternidad, incluso en
las sociedades más arcaicas, probablemente nunca se ha ignorado. El hecho
de que cada criatura tenga un único padre sí es más reciente. Escritores
griegos y romanos, por ejemplo, pensaban que la «semilla» de dos hombres
podía contribuir por igual al carácter de la prole.
No
queremos pasar por alto que el término «semilla» utilizado como si-
nónimo de espermatozoide tiene un gran componente machista, ya que una
semilla que contiene el embrión, biológicamente consta de la mitad de la
información genética procedente de la madre y la otra mitad del padre. La
paulatina corrección de los errores, sobre todo gracias a los conocimientos
procedentes de la biología celular y de la reproducción, ha arrojado abun-
dante luz sobre un tema hoy ampliamente estudiado. Sin embargo, no ha
eliminado muchos sesgos sexistas que aún perduran.
212 Carolina Martínez Pulido
4. Comentario final
1. Introducción
L
a antropología es una disciplina científica que tiene entre
sus objetivos descubrir, analizar y explicar las diferencias y
similitudes entre las distintas culturas del planeta, inclui-
das las poblaciones humanas actuales que no son productoras ni
están tecnológicamente desarrolladas1. Es decir, uno de sus focos
principales está centrado en aquellas poblaciones que viven en
estrecho contacto con la naturaleza y, de manera global, suelen
llamarse «pueblos de tecnología simple», «cazadores-recolecto-
res» o «tribales», en contraposición con el peyorativo término de
«pueblos primitivos» que tanto ha calado en la visión eurocén-
trica dominante hasta hace tan poco tiempo.
1
El radio de especialización de la Antropología, no obstante, se ha
ensanchado extraordinariamente en los últimos tiempos, abarcando ejes
temáticos de absoluta contemporaneidad (lo urbano, colectivos especiales,
medioambiente…).
216 Carolina Martínez Pulido
2
Por Etnografía se entiende el estudio y descripción de los pueblos del
mundo. Para muchos autores se trata de una disciplina de la Antropología.
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 217
4
El tema de la mujer recolectora y el hombre cazador se trata con más
amplitud en el Capítulo 1.
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 221
5
Ellas recolectan plantas, frutos, nueces, bayas, algunas raíces y tubércu-
los; consiguen huevos de aves, insectos y cazan o atrapaban pequeños ani-
males (Helen Pringue, 1998).
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 225
Esquema 1.
Antropología clásica Antropología de género
L L
Hasta la segunda mitad del Su finalidad es subsanar la
siglo xx solo se interesó por visión distorsionada que la An-
las mujeres en su condición de tropología clásica ha ofrecido
madres de las mujeres
L L
La perspectiva de género ha realizado una significativa corrección meto-
dológica al incorporar al ámbito de estudio antropológico las actividades
de las mujeres
6
La menopausia es estrictamente un término médico para expresar el
final de la actividad menstrual. Ocurre cuando acaba la función cíclica que
los ovarios llevan realizando sin interrupción desde la pubertad, dejando
de fabricar óvulos y deteniendo la producción de las hormonas sexuales
femeninas: los estrógenos (Campillo, 2005). Entre los mamíferos, al menos
de momento, solo se han encontrado dos especies de animales salvajes en
las que una proporción sustancial de sus hembras pasa una fracción signi-
ficativa de su vida después de que su fertilidad se haya acabado: la ballena
piloto o calderón (Globicephala macrorhyncus) y la ballena asesina (Orcinus
orca). La cuarta parte de las hembras adultas cazadas por los balleneros son
claramente posmenopáusicas, a juzgar por la condición de sus ovarios. Estas
hembras alcanzan la menopausia a la edad de treinta o cuarenta años y como
media viven unos catorce años más, llegando algunas hasta los sesenta. Son
pues, junto con las humanas, las únicas que experimentan un cese total de
su capacidad reproductora mucho antes del final de su vida.
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 227
7
Se estima que una mujer de setenta y cinco años de edad aún conserva
al menos el 90 por 100 de su metabolismo basal, el 85 del funcionamiento
de su sistema nervioso, el 70 de su función cardiovascular y coordinación
muscular y el 50 por 100 de su función pulmonar en comparación con el
estado fisiológico que presentaba cuando tenía veinte años (Austad, 1994).
Pese a todo ello, en ese momento de su vida el sistema reproductor lleva
inactivo al menos dos décadas.
8
Hacia el quinto mes del desarrollo intrauterino, un embrión femeni-
no ya posee todos los ovocitos que tendrá en su vida (recordemos que por
ovocito se entiende un gameto femenino al que le falta pasar por la segunda
división meiótica para convertirse en un óvulo maduro, listo para la fecun-
dación). A lo largo de los años fértiles de una joven, sus ovocitos irán madu-
rando hasta alcanzar una cifra próxima a los 400. En cada ciclo menstrual
se perderá uno, y al llegar a los cincuenta años de edad la mayor parte de ese
suministro original se ha acabado; los ovocitos restantes tienen ya medio
siglo de vida y paulatinamente dejan de responder a las hormonas.
228 Carolina Martínez Pulido
9
La baja mortalidad de los humanos adultos no está restringida a las
poblaciones con avances científicos médicos. La estructura de la pirámide
de edad entre los pueblos cazadores recolectores, que no tienen acceso a
los productos farmacéuticos occidentales, muestra también un alargamien-
to de la vida en comparación con la de los simios. De hecho, tanto en las
poblaciones históricas como en las de cazadores recolectores con fertilidad
y mortalidad naturales, un tercio o más de las mujeres está usualmente por
encima de los cuarenta y cinco años (Hawkes, 2004). Esto es muy poco
frecuente en los otros primates; en los chimpancés, menos del 3 por 100
de los adultos están por encima de los cuarenta y cinco años. La mitad de
todas las hembras chimpancés en Gombe y Mahale nunca sobreviven a su
capacidad reproductiva, mientras que entre los ache, cazadores recolectores
de Paraguay, la mitad de todas las mujeres en edad reproductora viven al
menos dieciocho años más después del cese de su capacidad reproductora
(Hill y Hurtado, 1996).
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 229
en el tiempo mucho más allá del final de su vida fértil. «En las
poblaciones humanas —ha apuntado la antropóloga de la Uni-
versidad de Utah Kristen Hawkes (1998)— la norma es que
las mujeres sean vigorosas y productivas cierto tiempo después
de que su fertilidad haya acabado». Se convertirán entonces en
abuelas que, sin hijos a su cargo, aumentan las posibilidades de
supervivencia de los nietos.
El razonamiento ha encontrado argumentos sólidos en el
hecho de que las crías humanas son sumamente indefensas e
inmaduras al nacer y dependen por completo de los adultos,
sobre todo de sus madres, durante un tiempo muy largo. Ese
intervalo es más extenso que en cualquier otra especie animal.
Tengamos en cuenta que una cría de chimpancé comienza a
buscar su comida tan pronto como es destetada, mientras que
una humana tarda en hacerlo un tiempo considerablemente
mayor10.
Pero la hipótesis de la abuela no convence a todos. De he-
cho, alimenta un vivo debate en el que se enfrentan controverti-
dos puntos de vista a favor y en contra de su rigor científico. En
este sentido, destacan entre sus defensores la citada antropólo-
ga Kristen Hawkes y sus colaboradores. El equipo ha realizado
meticulosos estudios en mujeres de diferentes edades de la et-
nia Hadza, una población nómada que habita en Tanzania, que
primordialmente recogen frutas silvestres, tubérculos, miel, in-
10
Las crías de los chimpancés son capaces de conseguir alimentos
desde pequeñas ayudándose de sus manos o de herramientas muy rudi-
mentarias. El caso de los humanos cazadores-recolectores es distinto, sin
embargo, porque la mayor parte de su comida la obtienen gracias al uso de
utensilios elaborados (palos para excavar, redes, lanzas de madera). Ade-
más, normalmente la preparan con otras herramientas (piedras talladas
para cortar, mazos para machacar) y, en muchos casos, luego la cuecen
al fuego, hecho a su vez con otros instrumentos. La fabricación de todos
estos útiles está fuera de la destreza manual y de la capacidad mental de las
crías humanas. El uso de herramientas y su producción no solo se aprende
imitando, sino también mediante el lenguaje que las criaturas humanas
tardan años en dominar. Todo ello conduce a que las niñas y los niños
permanezcan largo tiempo dependientes, y esa dependencia es mayor de
las madres que de los padres, porque ellas tienden a proporcionar con su
proximidad más cuidados.
230 Carolina Martínez Pulido
11
Los investigadores propusieron también un modelo matemático se-
gún el cual predecían que lo mejor para la supervivencia de una población
humana es que la menopausia llegue a una edad relativamente temprana.
De este modo, como abuela, la mujer posmenopáusica ayudaría a doblar las
expectativas de vida de sus nietos.
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 231
12
Cuando una mujer tiene un hijo varón, este heredará de ella uno de sus
cromosomas X y un cromosoma Y de su padre, por lo tanto, cualquier gen de
sus cromosomas X tiene el 50 por 100 de probabilidades de ser transmitido a
su hijo. Cuando este hijo sea padre, pasará su único cromosoma X a su hija y
el parentesco entre la niña y su abuela paterna, en relación con ese cromosoma,
será también del 50 por 100. Los nietos varones de esta mujer, sin embargo, al
heredar el cromosoma X de su madre no tienen ningún parentesco ligado a los
genes de ese cromosoma con sus abuelas paternas. La abuela materna, por el
contrario, tiene dos cromosomas X y por tanto cualquiera de los genes presen-
tes en ese cromosoma tiene un 50 por 100 de probabilidades de ser heredado
por su hija. Los hijos de esta última, independientemente de que sean niñas o
niños, tendrán un 25 por 100 de probabilidades de heredar el cromosoma X de
su abuela materna. En suma, los nietos varones tienen un 0 por 100 de genes
ligados al cromosoma X de su abuela paterna y un 25 por 100 ligados a ese
cromosoma de la abuela materna; las nietas tendrán un 25 por 100 de genes del
cromosoma X de la abuela materna y un 50 por 100 de los genes de la abuela
paterna. Todo ello podría generar, siempre según Fox y colaboradores, una su-
pervivencia diferencial entre nietas/nietos y la presencia de la abuela.
232 Carolina Martínez Pulido
13
La tesis de que las últimas décadas de vida sin capacidad reproduc-
tora tiene como fin que las abuelas asistan a sus hijas —madres con hijos
pequeños— no se ha visto corroborada en las otras especies de ballenas que
presentan esta característica, en las que no existe tal asociación.
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 233
14
La osteoporosis es una enfermedad que disminuye la cantidad de mi-
nerales en los huesos, produciendo un defecto en la absorción de calcio que
los vuelve quebradizos y susceptibles de fracturas y microfracturas.
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 235
15
En los mamíferos en general, el parto es relativamente simple y el
riesgo de mortalidad asociado suele ser bajo, aun en edad avanzada. En los
humanos, por el contrario, el canal del parto, posiblemente debido a la evo-
lución hacia la posición erguida, se ha complicado de manera notable. Lo
tortuoso de este canal es lo que motiva gran parte del riesgo de mortalidad
asociado al nacimiento.
16
En condiciones naturales, sin ayuda médica, por término medio las
mujeres tienen su primer hijo en torno a los 19 años de edad y el último alre-
dedor de los 38, lo que implica que cesan de reproducirse cuando la próxima
generación comienza a hacerlo. A partir de estos datos se ha desarrollado
un modelo matemático simple que, según sus defensores, predice que las
mujeres mayores ceden el testigo de la maternidad a las jóvenes de su misma
unidad social. Insistimos en que este modelo no goza de la aceptación entre
la mayoría de los expertos.
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 237
17
Se llama pleiotropía al efecto por el cual un solo gen mutante afecta
a dos o más aspectos del fenotipo de un organismo, que por lo demás
no parecen estar relacionados. Si varios de estos genes pleiotrópicos se
transmiten siempre juntos de generación en generación, se habla de genes
ligados.
18
Las crías humanas, a pesar de que necesitan grandes cuidados, nacen
a intervalos relativamente más cortos en comparación con los demás simios.
Por ejemplo, por término medio los chimpancés (Pan troglodytes) dan a luz a
una nueva cría con intervalos de 5,5 años; los orangutanes (Pongo pygmaeus
y P. abelii) con un intervalo de 8 años y los humanos cada 3-4 años, en po-
blaciones con fertilidad natural (Robson et ál., 2006).
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 239
19
Pese a que se ha sugerido que los fósiles de los individuos mayores de
50 años por ser más frágiles se destruyen con mayor facilidad, resulta difícil
admitir que haya desaparecido el rastro de los homínidos mayores si estos
formaron una parte importante de la composición de las sociedades paleolí-
ticas. El tema es complicado, no obstante, porque numerosos investigadores
señalan que los métodos para determinar la edad de la muerte de los adultos
son muy poco precisos. Alimentan, por ello, con frecuencia estimaciones
erróneas sobre la verdadera edad de la muerte. Por ese motivo cabría la po-
sibilidad de que el registro fósil incluyera más restos de individuos mayores
de 40-50 años de los habitualmente admitidos.
20
Este tema se trata en el Capítulo 3.
244 Carolina Martínez Pulido
24
La competencia entre espermatozoides y sus ventajas evolutivas se
trata con más detalle en el Capítulo 2.
248 Carolina Martínez Pulido
25
La categoría científica de W. Crocker se pone de manifiesto cuando
recordamos que el Smithsonian Institution, nombre original, es un Centro
de Educación e Investigación situado en Washington DC y en la ciudad
de Nueva York, que posee el complejo de museos asociados más grande del
mundo.
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 249
26
En esta misma línea, Beckerman sostiene que «los Bari creen que to-
dos los hombres que mantengan relaciones sexuales con una mujer durante
el embarazo comparten la paternidad biológica de la criatura. La pareja
estable de la mujer, si cohabita con ella durante la gestación, usualmente es
considerada el padre biológico primario. Los otros son padres secundarios».
Estos últimos tienen obligaciones con los niños, aunque en sus resultados
los antropólogos reflejaron que el seguimiento de ese compromiso era varia-
ble: algunos Bari afirmaban que los padres secundarios nunca suministra-
ban alimentos, mientras que otros sí lo hacían. Los científicos investigaron
la supervivencia hasta los 15 años de niños con y sin padres secundarios.
Estudiaron a 111 mujeres posreproductivas: 74 proporcionaron padres se-
cundarios para al menos uno de sus hijos, y 37 no lo hicieron. En total
contabilizaron 897 embarazos. La supervivencia de los niños con padres
secundarios fue del 80 por 100, mientras que la de los que solo tenían padre
primario fue del 64 por 100. «Estos números indican que la promiscuidad
durante el embarazo incrementa la supervivencia del niño resultante», dice
Beckerman, y supone que la razón estriba en la alimentación suplementaria
que reciben madre e hijo/a.
250 Carolina Martínez Pulido
27
A través de una serie de entrevistas a mujeres bari mayores, Stephen
Beckerman ha constatado que antes de 1960 la mayoría de ellas tenía com-
pañeros sexuales extra durante al menos uno de sus embarazos. Sin embargo,
con la llegada de cada vez más occidentales, ocurrida principalmente con
posterioridad a esas fechas, los comportamientos tradicionales de la tribu
se han ido perdiendo acelerada e irremisiblemente. Se trata de lo que los
expertos llaman «contaminación occidental», que dificulta en gran medida
el estudio de las tradiciones propias de un pueblo nativo.
Considerandos sobre las mujeres en los pueblos… 251
5. Comentario final
E
n las últimas décadas la disciplina que estudia nuestros
orígenes, la Paleoantropología, ha conseguido múltiples
y decisivos avances. El eco de sus asombrosos logros se
ha expandido en todas direcciones, despertando la curiosidad
por sus contenidos y conquistando el interés de un público
amplio y diverso que se ha volcado ante las primicias aparecidas
en los múltiples medios hoy disponibles. No obstante, pese a
sus extraordinarios descubrimientos y a las sugerentes hipótesis
propuestas para interpretarlos, quizás el fruto de mayor tras-
cendencia ha sido el de abrir las puertas a una visión más com-
pleta del pasado de la humanidad. En esa escalada, numerosas
científicas han dado voz a un colectivo que hasta hace poco
tiempo permanecía casi silencioso para el mundo académico.
Sus contribuciones especializadas y de género han precisado la
perspectiva de nuestra evolución, ganando en rigor y riqueza
por sus importantes matices y corrección de errores.
El renovado paisaje científico revela que, en la evolución
del linaje humano, las mujeres no han sido seres pasivos y de-
pendientes, esa mera comparsa de unos esclarecidos compa-
ñeros varones, sino que han desplegado una notable y diver-
sificada actividad: pudieron crear cultura, ostentar poder y en
254 Carolina Martínez Pulido
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260 Carolina Martínez Pulido