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Bulimia nerviosa y trastorno por atracón : pautas

La terapia cognitivo-conductual es la que se ha demostrado más eficaz a la hora de abordar


ambos trastornos. En ella vamos a ir tratando la autoestima y la experiencia emocional a la
hora de comer, llevaremos a cabo un entrenamiento en una forma de alimentación más
organizada y segura que de lugar a la flexibilidad y trabajando con estrategias de
afrontamiento para hacer frente a los atracones.

Es importante tener en cuenta que la sintomatología depresiva puede preceder a la bulimia


nerviosa y acompañarla en esta. Esto también sucede en el trastorno por atracón, y en ambos
pueden aparecer de forma contingente otros trastornos de ansiedad, por lo que esto también
habrá de ser atendido a lo largo del proceso.

A la hora de establecer las pautas alimentarias puede sorprender la importancia de suprimir


la dieta, sin embargo esto se debe a dos importantes razones.

– Los carbohidratos son un importante supresor del apetito, al eliminarlos o reducirlos


en las comidas principales puede aumentar el apetito entre horas.
– La dieta estricta afecta a los neurotransmisores en el cerebro, en especial la
serotonina. Este neurotransmisor también disminuye en estados depresivos, por lo
que las personas con historial depresivo tienen más probabilidad de tener BN, este
efecto es además mayor en las mujeres que en los hombres.

Hay que tener en cuenta que ambos son trastornos episódicos, con etapas de mejoría y de
empeoramiento, por lo que las últimas etapas del tratamiento se dedicarán a entrenamiento
en prevención de recaídas. Con todo, el tratamiento puede durar entre cinco y ocho meses.
Se realizan gran cantidad de registros por lo que es considerable hacerse con un cuadernito
dedicado exclusivamente a estos. A continuación se detallan las pautas alimentarias a seguir
en la primera etapa del tratamiento para aproximadamente dos meses.

Alimentación

– Comer siempre en el mismo lugar de la casa


– Ha de haber sólo 3 o 4 horas entre comidas
– Permanecer sin consumir alimentos entre estas
– No realizar otras actividades durantes las comidas
– Comer sólo lo que se haya servido, sin que haya más comida en la mesa para repetir
– Dejar algo de comida en el plato
– Tirar lo sobrante de forma que no pueda volver a comerlo
– Limitar la exposición a “comidas peligrosas”
– Si tiene que ir a comprar o planificar una compra, siempre después de comer, cuando
ya no tenga hambre
– Comprar preferiflemente alimentos que deban prepararse , evitando los que pueden
comerse directamente, sin cocinarse
– Evitar cocinar para otros o estar en contacto con alimentos de fácil ingesta
Es muy importante no ceder a los atracones pensando que lo puede compensar comiendo
menos en las comidas principales o con una dieta o cualquier otro sistema compensatorio.
Dado que los atracones son la principal entrada calórica, es posible que el cambio en la dieta
no tenga efectos sobre el peso.

Durante la primera etapa se evitará todo contacto con los alimentos “peligrosos”, como los
dulces o los alimentos ricos en grasa, sin embargo la idea no es que se produzca una
abstinencia total de alimentos “peligrosos” o “prohibidos”, sino al contrario, que
eventualmente pueda alimentarse con flexibilidad, sin embargo esto no se hace de un día
para otro y no es hasta la segunda fase del tratamiento que empieza a trabajarse este aspecto.
A medida que nos adentremos en el tratamiento iremos tratando los síntomas más arraigados
y complejos, como la relacción con el propio cuerpo.

Al final del tratamiento es posible alcanzar una conducta alimentaria equilibrada, agradable
y normalizada, pero lo más importante es lograr el cambio de perspectiva que permita la
auto-aceptación, una relación positiva con el propio cuerpo y una actitud flexible hacia los
modelos de belleza, asentando la autoestima en pilares más sólidos y duraderos.

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