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Si su niño tiene una convulsión

La mayoría de convulsiones se detienen por sí mismas y no requieren tratamiento


médico inmediato. Si su niño está teniendo una convulsión, protéjalo de lesiones
colocándolo de lado con las caderas más arriba que la cabeza, para que no se ahogue si
vomita y no le ponga nada en la boca.

 Si la convulsión no se detiene en dos a tres minutos o si es inusualmente


severa (dificultad al respirar, asfixia, coloración azul en la piel, varias
convulsiones seguidas), llame al 911 para pedir asistencia médica de
emergencia. Sin embargo, no deje solo al niño. Después de que la convulsión se
detenga, llame al pediatra inmediatamente y coordine reunirse en la clínica del
médico o en el departamento de emergencias más cercano. Además, llame a su
médico si su niño toma medicamentos anticonvulsivos, puesto que puede
significar que debe ajustar la dosis.

 Si su niño sufre de diabetes, es lesionado o sufre una convulsión dentro del


agua, es siempre un caso de emergencia y debe llamar al 911 de inmediato

 Si su niño tiene fiebre, el pediatra revisará para ver si hay alguna infección. Si
no hay fiebre y fue la primera convulsión de su hijo, el médico tratará de
determinar otras posibles causas preguntando si hay un historial familiar de
convulsiones o si su hijo ha tenido alguna lesión reciente en la cabeza.
Examinará a su niño y también puede ordenar pruebas de sangre, imágenes del
cerebro usando tomografía computarizada (escáner TAC), imágenes por
resonancia magnética - RMN (MRI, por sus siglas en inglés) o pruebas con un
electroencefalograma (EEG, por sus siglas en inglés), que mide la actividad
eléctrica del cerebro. Algunas veces se realizará una punción lumbar para
obtener una muestra de líquido lumbar que se puede examinar para buscar
causas de convulsiones como meningitis, una infección del recubrimiento del
cerebro. Si no se encuentra una explicación o causa para las convulsiones, el
médico puede consultar a un neurólogo pediatra, un pediatra que se especializa
en trastornos del sistema nervioso.

 Si su niño ha tenido una convulsión febril, algunos padres pueden tratar de


controlar la fiebre utilizando acetaminofén y esponjas. Sin embargo, estos
métodos no previenen convulsiones febriles futuras, pero hacen que el niño esté
más cómodo. Si tiene una infección bacteriana, su médico probablemente recete
un antibiótico. Si una infección seria como la meningitis es responsable de la
convulsión, su niño tendrá que ser hospitalizado para recibir tratamiento mayor.
Además, cuando las convulsiones son causadas por cantidades anormales de
azúcar, sodio o calcio en la sangre, pueden requerir hospitalización para
determinar la causa y corregir las descompensaciones.

 Si se diagnostica epilepsia, su niño generalmente recibirá medicamento


anticonvulsivo. Cuando se mantiene la dosis adecuada, las convulsiones casi
siempre se pueden controlar completamente. Es posible que su niño necesite un
análisis de sangre periódicamente después de iniciar algunos medicamentos para
asegurarse que hay una cantidad adecuada. Además, puede necesitar EEG
periódicos. El medicamento generalmente continúa hasta que ya no haya
convulsiones por un año o dos.

Recuerde...
Con todo y lo alarmantes como pueden ser las convulsiones, es un consuelo saber que la
probabilidad de que su niño tenga otra convulsión se reduce grandemente cuando crece.
(Solo 1 de cada 100 adultos tiene una convulsión alguna vez.) Infortunadamente,
todavía hay mucho desconocimiento y confusión respecto a las convulsiones, así que es
importante que los amigos y maestros de su hijo sepan sobre su condición.

Una crisis asmática puede cursar con tos, opresión de pecho, jadeo,
respiración sibilante y dificultades para respirar. Cuando una persona tiene
una crisis asmática, también puede presentar sudoración y/o sentir que se le
acelera el ritmo cardíaco. Si se trata de una crisis grave, la persona tendrá
que hacer grandes esfuerzos para respirar incluso estando sentada y
quieta. Es posible que no pueda decir más que unas pocas palabras seguidas
y tendrá que hacer frecuentes pausas para respirar.
Puesto que una crisis asmática puede poner en peligro la vida de una
persona, todas las crisis asmáticas requieren atención. Cuando una persona
tiene una crisis asmática puede necesitar una medicación de rescate contra el
asma (o de alivio rápido), ir al médico o, incluso, acudir a un hospital. El
hecho de disponer de un conjunto de resumidas en un plan de acción contra
el asma puede ayudarle a saber qué curso de acción necesita seguir.

Causas de las crisis asmaticas


Hay ciertos elementos que pueden provocar síntomas asmáticos en las
personas con asma. Reciben el nombre de desencadenantes. No siempre
está claro cuáles son los desencadenantes del asma en una persona en
concreto, pero los desencadenantes más habituales incluyen el humo del
tabaco, el aire frío, el ejercicio físico y las infecciones, como los catarros.
Muchas personas que tienen asma también padecen alergias. En estas
personas, los alergenos -los elementos que desencadenan síntomas
alérgicos- también pueden provocar crisis asmáticas. Ejemplos de
desencadenantes alérgicos habituales incluyen la caspa de los animales, los
ácaros del polvo, el moho y las cucarachas.
La exposición a un desencadenante puede conducir a una crisis asmática de
varias formas. Puede agravar la inflamación preexistente en las vías
respiratorias e incrementar la cantidad de mucosidad que estas
segregan. También puede hacer que los músculos que hay alrededor de las
vías respiratorias se contraigan, estrechándolas todavía más.
Si no se trata, una crisis asmática puede durar varias horas o incluso varios
días. Los medicamentos de rescate contra el asma (o de alivio rápido) a
menudo hacen remitir los síntomas con bastante rapidez, y la mayoría de
personas se encuentran mucho mejor en cuanto remite la crisis, aunque a
veces tienen que pasar varios días para que se recuperen por completo.
¿Puedes predecir una crisis asmática?
Las crisis asmáticas varían mucho de una persona a otra e incluso entre
distintos episodios de una misma persona. Algunos ataques ocurren
súbitamente cuando la persona ha estado expuesta a un desencadenante,
como el humo del tabaco. Pero otras crisis asmáticas se producen porque los
problemas de las vías respiratorias se han ido exacerbando a lo largo del
tiempo, sobre todo en aquellas personas cuya asma no está bien controlada.
Las crisis asmáticas se pueden y se pueden tratar en sus fases iniciales, por
eso es importante reconocer los primeros signos de alarma (las sensaciones
que pueden experimentar una persona justo antes de que se desencadene
una crisis). Esas pistas varían de una persona a otra y pueden ser las mismas
o diferir entre distintas crisis de una misma persona.
Los primeros signos de alarma de una crisis asmática incluyen:

 tos, incluso sin estar acatarrado


 carraspera
 respiracion rapida o irregular
 fatiga inusual
 sueño inquieto o tos nocturna que no permite conciliar el sueño
 dificultades para hacer ejercicio

Un medidor de flujo espiratorio máximo (un dispositivo que mide la cantidad


de aire exhalado por los pulmones) también puede ser un instrumento muy útil
para saber si se avecina una crisis asmática.

Prevenir las crisis asmaticas


La prevención de las crisis asmáticas también está en tus manos, por lo
menos en algunas ocasiones. He aquí algunas de las cosas que puedes
hacer:

 Lleva siempre encima tu inhalador y tu espaciador.


 Mantente alejado de los desencadenantes que sabes que pueden
provocarte crisis asmáticas. Intenta evitar a las personas que fuman -¡y
no fumes nunca!
 Tómate el medicamento de control del asma (o de tipo preventivo) tal y
como te haya indicado el médico. No te saltes ninguna toma ni reduzcas
la dosis porque te parece que te encuentras mejor.
 Colabora con tus padres y con tu médico para seguir un plan de acción
contra el asma.

Lo que los padres de niños con diabetes pueden


hacer
Colaborar y apoyar a su niño mientras aprende a ser más independiente puede ayudarlo
a que gradualmente se haga responsable de controlar su diabetes mientras mantienen su
independencia.
Los niños mayores de 7 por lo general tienen destrezas motoras suficientes para poder
empezar a aplicarse sus propias inyecciones de insulina con la supervisión de un adulto.
Pueden también revisar el nivel de azúcar en la sangra varias veces al día, utilizando
tiras de prueba tratadas químicamente o un medidor de azúcar en la sangre. Sin
embargo, estas pruebas auto administradas deben ser supervisadas por un adulto
familiarizado con el tratamiento de la diabetes para cerciorarse de que su niño está
controlando su diabetes de acuerdo con las pautas proporcionadas por el médico.

 Si su niño toma demasiada insulina: Su nivel de azúcar en la sangre puede


bajarse demasiado (hipoglicemia), provocando síntomas que incluyen temblores,
un rápido ritmo cardíaco, nausea, fatiga, debilidad y hasta la pérdida de la
consciencia.

 Si su niño tiene muy poca insulina: Los síntomas principales de la diabetes


pueden regresar (bajar de peso, aumento de la micción, sed y apetito).

Fomentar buenos hábitos para controlar la diabetes cuando el niño es pequeño puede
tener un impacto dramático en su control cuando crecen. Muchas comunidades también
tienen grupos de padres activos en los cuales los padres de niños con diabetes se pueden
reunir para hablar sobre inquietudes comunes. Pídale una recomendación a su médico.

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