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I. HISTORIA UNIVERSAL
EDAD ANTIGUA: es el período histórico que abarca desde el siglo VIII antes de Cristo al Siglo V
de la Era Cristiana (año 753 a.C aprox. –fundación de Roma-, al año 476 –caída del Imperio
Romano de Occidente en poder de las tribus bárbaras: Alanos, Suevos y Hunos), y en él surgen
y se desarrollan las primeras grandes civilizaciones que conoció la humanidad: Persia, Egipto,
Judea, Roma y Grecia, por sólo enunciar algunos ejemplos.
El rey es soberano absoluto por voluntad divina, ejerce un poder absoluto y casi
ilimitado sobre sus súbditos (aún no conocemos el concepto de ciudadano).
Poder discrecional e incuestionable del soberano
La forma de organización estatal (no podemos llamarlo Estado aún) está
instrumentada al servicio del monarca, no del pueblo.
Las personas carecían de derechos frente al Rey, sólo poseen cargas, impuestos,
contribuciones forzosas, deberes y obligaciones.
El ejercicio despótico del poder legitimaba el uso de la fuerza y la violencia para
acceder al mismo.
Tanto en Atenas como en Roma surgieron formas de organización política en la que el
pueblo elegía a sus gobernantes (democracia ateniense o república romana, pero
limitada a quienes revestían la condición de ciudadanos, exceptuada a mujeres,
extranjeros, esclavos y plebeyos)
EDAD MEDIA: es un período histórico de aproximadamente 10 siglos, es decir, unos 1000 años.
Se sitúa entre el año 476 (caída de Roma en poder de los bárbaros) y el año 1452 aprox. (caída
de Constantinopla, que era la capital del Imperio Romano de Oriente –actual ciudad de
Estambul-, en poder los turcos otomanos.
La caída de Roma en poder de las tribus bárbaras (en el año 476 de nuestra Era), quebró la
unidad del Imperio, el que quedó indefenso y desarticulado. El vasto territorio del Imperio se
desmembró y fraccionó en territorios más pequeños. El poder quedó así atomizado y disperso
en territorios gobernados por “señores feudales”, en su mayoría, miembros de la nobleza.
EDAD MODERNA: abarca el período histórico que va de mediados del siglo XV hasta el
acaecimiento de la Revolución Francesa, en la denominada “toma de la Bastilla”, en París, el
14 de julio de 1789.
Los reyes europeos poderosos, ejercían su poder de forma despótica y oprimían al pueblo
mediante el absoluto y deliberado desconocimiento de los derechos individuales. Los
campesinos ya no podían pagar sus impuestos, y los obreros en las fábricas trabajaban
jornadas interminables, en ambientes laborales infrahumanos y percibiendo jornales
miserables.
La Constitución que hoy rige a la Nación Argentina fue sancionada el 1° de mayo de 1853. Con
sus reformas, que tuvieron lugar desde 1860, nuestra Constitución es una de las más antiguas
del mundo. No fue ni rápido ni sencillo el proceso social y político para llegar a ella. Incluso,
una vez sancionada en mayo de 1853, aun tuvo que transcurrir casi una década para que fuera
la constitución de todas las provincias argentinas, por cuanto a la sanción de mayo de 1853 no
concurrió la provincia de Buenos Aires, la cual adoptó la Constitución de 1853 tras la reforma
de 1860. La última y actual versión es la de la reforma de 1994.
Antecedentes constitucionales:
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Organización política e Instituciones y órganos de gobierno indianos: Cabildo, a la Real
Audiencia y al Consulado.
1776: Creación del virreinato del Rio de la Plata
1806 y 1807: Buenos Aires fue invadida dos veces por tropas inglesas, en 1806 y 1807,
en campañas que no estuvieron exentas de finalidades de expansionismo comercial,
además de militar y político. Los ingleses hallaron en Buenos Aires una tenaz
resistencia, logrando la expulsión de los ingleses del territorio rioplatense.
1810: Revolución de Mayo, creación de Primera Junta de gobierno (homologando el
movimiento surgido en España luego de farsa de Bayona, tras invasión del ejército
napoleónico en territorio español y prisión de Fernando VII y su padre el rey Carlos)
Buenos Aires intenta consolidar su preponderancia en proceso revolucionario y se
suceden varias formas de gobierno patrio: 1° junta, Junta grande, triunviratos,
directorios
Guerras de la independencia:1810 a 1818 (Belgrano, Güemes, San Martín y otros)
1820: caída del último Director Supremo: se inicia etapa de autonomías provinciales.
Las provincias se vincularon entre sí a través de pactos.
Conflictos entre unitarios y federales
PACTOS INTERPROVINCIALES
Durante este período (1820 a 1853) las provincias se vincularon entre sí a través de pactos. En
general, estos pactos tenían como finalidad mantener la paz entre las provincias, reglar las
relaciones entre ellas y convocar al congreso constituyente que diera sanción a una
constitución nacional. Muchos pactos interprovinciales sentaron las bases de la futura
organización constitucional argentina.
Pacto de Pilar y el Pacto de Benegas, ambos de 1820, el Tratado del Cuadrilátero, de 1822, el
Pacto Federal, del 4 de enero de 1831, y el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos, del 31 de
mayo de 1852.
El Acuerdo de San Nicolás fue cumplido y respetado por las provincias (a excepción de Buenos
Aires) , cuyos diputados se reunieron en Convención Constituyente a fines de 1852. Esa
Convención sancionó el 1° de mayo de 1853 la Constitución que, con sus reformas, hoy rige a
la Nación Argentina. Así las cosas, la provincia de Buenos Aires, que no participó de la sanción
de la Constitución del 1° de mayo de 1853, sancionó su propia constitución en 1854.
Guerra de Confederación contra Buenos Aires, lo que hizo enfrentar a las tropas de la
Confederación, al mando de URQUIZA, derrotaron a las de Buenos Aires, al mando de
BARTOLOME MITRE en la batalla de Cepeda (octubre de 1859).
Eso El triunfo forzó a Buenos Aires a celebrar con la Confederación Argentina el Pacto
de San José de Flores (11 de noviembre de 1859). En consecuencia, la provincia de
Buenos Aires se declaró parte integrante de la Confederación Argentina, y se
comprometió a obedecer la Constitución que había sido sancionada en 1853; previa
revisión y reformas en 1860. Se consolida definitivamente la unión nacional, después
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de la batalla de Pavón (octubre de 1861), en la que fueron derrotadas las tropas
nacionales, quedando la provincia de Buenos Aires -con su gobernador, MITRE- dueña
de la situación política nacional. Años más tarde, la ciudad de Buenos Aires fue
declarada Capital Federal de la Nación Argentina (1880).