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Historia de la Filosofía Antigua – Semipresencial - CFE. Prof. Alejandro Nogara.

Hesíodo, Teogonía.
Seleccio n de textos.
1
Comienzo (1-35).

“Comencemos nuestro canto por las Musas Heliconíadas, que habitan la montaña
grande y divina del Helicón. Con sus pies delicados danzan en torno a una fuente de violáceos
reflejos y al altar del muy poderoso Cronión. Después de lavar su piel suave en las aguas del
Permeso, en la Fuente del Caballo o en el divino Olmeo, forman bellos y deliciosos coros en la
cumbre del Helicón y se cimbrean vivamente sobre sus pies. Partiendo de allí, envueltas en
densa niebla marchan al abrigo de la noche, lanzando al viento su maravillosa voz, con himnos
Zeus portador de la égida, a la augusta Hera argiva calzada con doradas sandalias, a la hija de
Zeus portador de la égida, Atenea de ojos glaucos, a Febo Apolo y a la asaeteadora Artemis, a
Poseidón que abarca y sacude la tierra, a la venerable Temis, a Afrodita de ojos vivos, [a Hebe
de áurea corona, a la bella Dione, a Eos, al alto Helios y a la brillante Selene,] a Leto, Jápeto, a
Cronos de retorcida mente, a Gea, al espacioso Océano, a la negra Noche y a la restante
estirpe sagrada de sempiternos Inmortales

Ellas precisamente enseñaron una vez a Hesíodo un bello canto mientras apacentaba
sus ovejas al pie del divino Helicón. Este mensaje a mí en primer lugar me dirigieron las diosas,
las Musas Olímpicas, hijas de Zeus portador de la égida:

“Pastores del campo, triste oprobio, vientres tan sólo! Sabemos decir muchas mentiras
con apariencia de verdades; y sabemos, cuando queremos, proclamar la verdad.”

Así dijeron las hijas bienhabladas del poderoso Zeus. Y me dieron un cetro después de
cortar una admirable rama de florido laurel. Infundiéronme voz divina para celebrar el futuro y
el pasado y me encargaron alabar con himnos la estirpe de los felices Sempiternos y cantarles
siempre a ellas mismas al principio y al final.”

Invocación a las Musas.2 (103-116)

“¡Salud, hijas de Zeus! Otorgadme el hechizo de vuestro canto. Celebrad la estirpe sagrada de
los los sempiternos Inmortales, los que nacieron de Gea y del estrellado Urano, los que
nacieron de la tenebrosa Noche y los que crió el salobre Ponto. Decid también cómo nacieron
al comienzo los dioses, la tierra, los ríos, el ilimitado ponto de agitadas olas y, allí arriba, los
relucientes astros y el anchuroso cielo. Y los descendientes de aquéllos, los dioses dadores de
bienes, cómo se repartieron la riqueza, cómo se dividieron los honores y cómo además, por
primera vez, habitaron el muy abrupto Olimpo. Inspiradme esto, Musas, que desde un
principio habitáis las mansiones olímpicas, y decidme lo que hubo antes de aquéllos.”

1
Hesíodo, Obras y Fragmentos, trad. A. Pérez Jiménez y A. Martínez Díez, Madrid: Gredos, 1978.
2
Ibídem.
Historia de la Filosofía Antigua – Semipresencial - CFE. Prof. Alejandro Nogara.

Comienzo de la teogonía.3 (116-132)

“Antes que todas las cosas, fue el Caos, y después la Tierra (Gea) de amplio seno,
asiento siempre sólido de todos los Inmortales que habitan las cumbres del nevado Olimpo, y
el Tártaro tenebroso enclavado en las profundidades de la Tierra espaciosa, y Eros, el más
hermoso entre los Dioses Inmortales, que libra de todas las preocupaciones y subyuga en el
ánimo de todos los Dioses y todos los hombres la mente y el consejo prudente. Y del Caos
nacieron Erebo y la negra Noche (Nix); y de la Noche nacieron el Éter y el Día (Hémera), pues
los concibió al unirse con Erebo. Y primero engendró la Tierra al Cielo estrellado (Urano),
similar a ella en grandeza, para que todo lo cubriese y fuese segura morada para los Dioses
dichosos. Y engendró después los grandes Montes, agradables moradas de los Dioses y de las
Ninfas, que habitan las montañas llenas de valles. Concibió después a Ponto, el mar indomable
y estéril, que al hincharse bate furioso, pero sin (el concurso) de amoroso abrazo.”

Distancia entre la Tierra, el Cielo y el Tártaro. 4 (720 – 728)

"Tan lejos como se halla el Cielo de la Tierra, así está el Tártaro nebuloso separado de
ella. Pues, precipitando un bólido de bronce desde el cielo, rodando nueve noches y nueves
días, llegaría a la tierra en el décimo día, y, a su vez, precipitando desde la tierra un bólido de
bronce, después de rodar nueve noches y nueve días, llegaría al Tártaro el décimo día. Un
recinto de bronce lo rodea, y a su alrededor, la noche muestra su triple faja de sombras en la
entrada, y por encima están las raíces de la tierra y del mar inmenso"

Caos en los confines del cosmos. 5 (736 – 745)

“Y allí, más allá de todas las cosas, se hallan las fuentes y los límites de la Tierra oscura,
y del Tártaro nebuloso y del mar infinito y del cielo estrellado; fuentes y límites terribles,
tenebrosos, que los Dioses odian: es el gran Abismo (casma) ; y ni aún bastaría todo un período
astronómico, para que las cosas llegaran a tocar su fondo, después de haber traspuesto sus
puertas al principio, sino que serían llevadas de acá para allá por horribles tempestades;
prodigio espantoso también para los Dioses inmortales; y allá, cubierta de profundas nubes, se
hallan las terribles moradas de la Noche tenebrosa.”

3
En Mondolfo, El pensamiento antiguo, Buenos Aires: Losada, 1959.
4
Ibídem.
5
Ibídem.

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