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Historia de la Filosofía Antigua,

Semipresencial, CFE,
Prof. Alejandro Nogara Cordero, N., Siendo, se es,
218
Buenos Aires: Biblios, 2005,
(B) Traducción pp. 218 - 222.
Fragmento 1
1 Las yeguas que me conducen hasta donde llega mi ánimo, me impul­
saron, pues, guiándome, me llevaron hacia el camino de la diosa, lleno
de signos, la cual, <respecto de todo>8 conduce <ahí>9 al hombre que
sabe.
4 Ahí fui llevado, pues ahí me condujeron las muy conocedoras yeguas,
tirando del carro, mientras las doncellas mostraban el camino.
6 El eje, que echaba chispas en los cubos, producía un silbido (pues es­
taba presionado a ambos lados por ruedas circulares) cuando las Hijas
del Sol, que abandonaban la morada de la noche, se apresuraban a im­
pulsarme hacia la luz, quitándose con las manos los velos de sus cabe­
zas.
11 Ahí se encuentran las puertas de los caminos de la noche y del día,
enmarcadas por un dintel y un umbral de piedra. Etéreas, ambas es­
tán enmarcadas por grandes hojas, cuyas llaves, que se alternan, per­
tenecen a Dike, la pródiga en castigos.
15 Las doncellas, calmándola, la persuadieron sagazmente con pala­
bras acariciantes para que de inmediato quitara de las puertas las tra­
bas que las clausuraban. Las hojas, al abrirse, produjeron un gran abis­
mo, haciendo girar unos después de otros los bronceados ejes en los cu­
bos, fijados con clavijas y bulones. Ahí, en medio de ellas, las doncellas
dirigieron al carro y a las yeguas directamente por el gran camino.
22 La diosa me recibió amablemente, tomó con su mano mi mano de­
recha, y, dirigiéndose a mí, pronunció estas palabras:
24 ¡Oh, joven, acompañado por guías inmortales y por las yeguas que te
conducen al llegar a mi morada, salud!, pues no es un destino funesto
el que te ha empujado a tomar este camino (que, en efecto, se encuen­
tra fuera y separado del sendero de los hombres), sino Themis y Dike.
Es necesario, entonces, que te informes de todo; por un lado, del cora­
zón imperturbable de la verdad bien redondeada, y, por el otro, de las
opiniones de los mortales, en las que no hay verdadera convicción.
31 Pero, no obstante, también aprenderás esto: cómo hubiese sido ne­
cesario que lo que parece existiese realmente, abarcando todo incesan­
temente.

8. Conjetura. Véase el texto griego.


9. Conjetura. Véase el texto griego.

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