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David Maldonado de la Mora

 Teogonía Hesiodo

1) El canto de la teogonía fue un regalo de las musas

Hesiodo no adquirió su aguda y penetrante voz por la técnica, voz que envuelve
al tiempo y a causa del abrigo que le proporciona le cuenta sus más íntimos
secretos, sino que las musas helio (Hesiodo, 2008)cóniadas, portadoras del deber
de cantar la grandeza de los dioses, de moldear al dúctil tiempo y elevar y alabar a
los seres que en él han realizado proezas supremas, se lo entregaron un día en
que Hesiodo apacentaba sus ovejas al pie del monte heliocon, esto fue lo que
dieron y le comunicaron:

“Un cetro después de cortar una admirable rama de florido laurel. Me infundieron
voz divina para celebrar el futuro y el pasado y me encargaron alabar con himnos
la estirpe de los felices Sempiternos y cantarles siempre a ellas mismas al
principio y al final”. (Hesiodo, 2008, p. 1)

2) Primero fue el caos

Hesiodo nos narra que lo que primero fue el caos, sucediéndole en el orden de las
primeras creaciones Gea, no especifica de donde nacen, dándonos a entender
que siempre fueron o que su génesis es impensable al ser los primeros principios.
También no relata que, de la misma manera, ya existía el Tártaro, habitando en el
profundidades de seno de Gea. Eros también ya estaba pululando en la existencia
junto a ellos. Lo siguiente fue que Gea engendró a Urano, dice Hesiodo, con las
mismas proporciones que ella. Para este momento ya existen la tierra y el cielo,
como padres primordiales. Ya existen también, frutos del caos, otros dioses como
la Noche y Érebo. Y por último, Gea también engendró a Ponto, el mar.

Importante será subrayar algunos Dioses nacidos de la unión de Gea y Urano,


primero estarán titanes, en cuyas filas resaltan Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea,
Rea, Temis, Tetis, a Febe de áurea corona, Mnemóside y el más joven Cronos.
Esta última, que dicho sea de paso, es la madre, a causa de una violación
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ejecutada por Zeus, de las nueve musas: Clio, Euterpe, Thalía, Melpómene,
Terpsícore, Erato, Polimnias, Urania y Calíope. También alumbró a los cíclopes:
Brontes, Estéropes y Arges, estos fueron los que tiempo después le obsequiaron
el trueno y el relámpago. Y no menos importantes son los hecatónquiros tres seres
tan terribles que inspiraron miedo inmediato a Urano debido a su poderosísima
fuerza, estos son: Coto, Briareo y Giges. Los tres poseedores de cincuenta
cabezas.

3) Castración de Urano y nacimiento de Afrodita

Urano abusando de su poder y haciendo caso de su desconfianza mantuvo


encerrados a sus hijos en el seno de Gea, esta al ver este acto tan cruel, produjo
una enorme hoz y comentó su cruenta artimaña a sus hijos: “¡Hijos míos y de
soberbio padre! Si queréis seguir mis instrucciones, podremos vengar el cruel
ultraje de vuestro padre; pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones”
(Hesiodo, 2008, p. 2) Todos palidecieron con sólo escuchar el nombre de su
padre, sin embargo, Cronos, siendo el que más odio le tenía a Urano, aceptó ser
el ejecutor del plan de su madre. Cuando Urano se acostó sobre la tierra ansioso
de amor y se extendió por todas partes, su hijo Cronos en una rápida estratagema
segó los genitales de su padre y los arrojó al Ponto. Estos genitales en su largo
viaje a través del Ponto fueron poco a poco produciendo espuma, lugar extraño y
privilegiado donde nacerá Afrodita Diosa del amor. Cuya compañía será a partir de
ese momento, para toda la eternidad: Eros, Dios del amor, el sexo y a veces
considerado como también de la fertilidad.

4) Victoria de Zeus sobre Chonos (Hijos de Rea y Cronos)

La unión de Rea y de cronos tuvo como fruto muchos hijos y muy famosos: “Histia,
Deméter, Hera de áureas sandalias, el poderoso Hades que reside bajo la tierra
con implacable corazón, el resonante Ennosigeo y el prudente Zeus, padre de
dioses y hombres, por cuyo trueno tiembla la anchurosa tierra. (Hesiodo, 2008.
P.6) Los primeros fueron inmediatamente al salir del Rea fagocitados por Cronos
para que ninguno tuviera la dignidad de ser más valioso que él. Ya que existía una
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profesia que afirmaba el nacimiento de un hijo de Cronos que acabaría por


asesinarlo. Con ayuda de Gea y de Urano, Rea pudo salvar a su hijo
escondiéndolo en la profundidad de una grieta y entregándole a Cronos una piedra
envuelta el telas para que este creyera haberse librado del siempre necesario
hado. En sólo un año Zeus, ya desarrollado, liberó a sus hermanos obligando a
Cronos a expulsar de su estómago a sus infortunados huéspedes. La piedra
objeto del engaño divino fue clavada por Zeus en Pito, en los valles del pie del
Parnaso. Zeus prosiguió con la liberación de sus tíos los hecatónquiros y los
cíclopes, momento en que le regalaron el rayo, el relámpago y el trueno, armas
con las que gobernó con fortaleza, seguridad y un poderío extraordinario tanto a
Dioses como a hombres.

5) Origen de la mujer (Prometeo y Zeus)

Jápeto junto a Clímenes, una oceánide, tuvieron cuatro descendientes que sufrirán
cada uno, bajo su propio carácter, un castigo severo y famoso por parte de Zeus.
Estos son: Atlas, Prometheo, Menetio y Epimeteo. Atlas fue condenado a sostener
el cielo por toda la eternidad y Prometeo fue atado a una roca, en la región del
Cáucaso, condenado a ser devorado su hígado por águila todas los días, la tortura
radica en su eternidad, ya que al ser un Dios y ser inmortal su hígado se regenera
cada noche. Sólo Heracles salvó a Prometheo de su terrible castigo, gracias a la
misericordia y piedad de Zeus, asesinando al águila y liberándolo rompiendo las
cadenas hechas por Hefesto que lo mantenían atado a dicha roca. Este castigo
fue ordenado por Zeus a Prometheo debido a que este último, en su
grandilocuente picardía, engaño a Zeus dos veces; primero, al ser encargado por
Zeus de que el organizara las ceremonias que vincularían a los hombres con los
Dioses, engaño al Dios poseedor de Egida al crear el sacrificio y quema de
animales en honor de los dioses. Él le presentó dos lotes, uno contenía sólo
huesos pero estaba disfrazado de una deliciosa capa de grasa y el otro era uno
rebosante de grasa y carne, pero estaba disfrazado de vísceras y de todo aquello
indeseable que posee un animal. Zeus dijo: “¡Hijo de Jápeto, conocedor de los
designios sobre todas las cosas, amigo mío, ciertamente no estabas ya
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olvidándote de tu falaz astucia!”, (Hesiodo, 2008, p.7) y eligió el monto de huesos


inaugurando la ceremonia de sacrificio y ofrenda a los Dioses de huesos, mientras
que los hombres se comían la carne. Esto provocó en Zeus una cólera
incontrolable, lo primero que hizo fue negar el fuego a los hombres, no obstante,
Prometheo, ignorando el destino que posaba sobre su cabeza, robó el fuego de la
fragua de Hefesto y se lo entregó a los hombres. Esto irrito de sobremanera a
Zeus que ideó dos castigos, para Prometheo el ya contado anteriormente castigo
de la piedra y el águila y para los hombres configuró un plan no menos creativo
que otros: creo junto a Atenea y Patizambo a un ser ataviado al extremo y
bellísimo por lo mismo que poseía todos los males que ha sufrido la humanidad
desde entonces: la mujer.

6) Titanomaquía (Origen del día y la noche)

Esta batalla fue la más legendaría y épica de las acontecidas en la mitología


griega. Esta enfrentó a dos bandos: a los titanes y sus padres Gea y Urano, contra
Zeus, sus hermanos, los cíclopes y los hecatónquiros. Estos últimos fueron
convencidos por Zeus al haberlos liberado él en el pasado. Ellos respondieron a
su llamado diciendo:

“Paladín fuiste para los Inmortales de una cruel contienda y por tu sabiduría
regresamos de nuevo saliendo de aquella oscura tiniebla, ¡soberano hijo de
Cronos!, después de sufrir desesperantes tormentos entre inexorables cadenas.
Por ello también ahora, con corazón firme y resuelta decisión, defenderemos
vuestro poder en terrible batalla luchando contra los Titanes a través de violentos
combates”. (Hesiodo, 2008, p.8)

Esta batalla fue terrible y de máximas proporciones: “Terriblemente resonó el


inmenso ponto y la tierra retumbó con gran estruendo; el vasto cielo gimió
estremecido y desde su raíz vibró el elevado Olimpo por el ímpetu de los
Inmortales” (Hesiodo, 2008, p. 8) Esta batalla fue decisiva para nuevo orden
teológico que producirá. Los hecatónquiros fueron los que dirimieron el combate
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en favor de Zeus debido a su incontenible furia, y ataron, después de ganar, a los


titanes en el fondo de la tierra, en las profundidades del tártaro. Ahí también se
encuentran, en el tártaro, las oscuras mansiones del noche y próximo a ellas el
infatigable Jápeto sosteniendo el cielo. Es allí donde: “la Noche y la Luz del día se
acercan más y se saludan entre ellas pasando alternativamente el gran vestíbulo
de bronce. Cuando una va a entrar, ya la otra está yendo hacia la puerta, y nunca
el palacio acoge entre sus muros a ambas, sino que siempre una de ellas fuera del
palacio da vueltas por la tierra y la otra espera en la morada hasta que llegue el
momento de su viaje. (Hesiodo, 2008. P. 8)

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