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Hª de España. Segundo de Bachillerato.

Tema 7: La Restauración Borbónica: implantación y


afianzamiento de un nuevo sistema político (1874-1902).

Contenidos:
Introducción

1. Teoría y funcionamiento del sistema político ideado por Cánovas.


1.1. Elementos fundamentales del sistema político de la Restauración.

1.2. Características esenciales de la Constitución de 1876.

1.3. Funcionamiento del sistema político de la Restauración.

2. Movimientos políticos y sociales excluidos del sistema.


2.1. Origen y evolución del catalanismo, el nacionalismo vasco y el regionalismo
gallego y andaluz.

2.2. Corrientes ideológicas del movimiento obrero y el campesinado español:


evolución en el último cuarto del siglo XIX.

3. Principales logros del reinado de Alfonso XII y la regencia de María Cristina.


4. El desastre colonial y la crisis del 98: causas y consecuencias.
4.1. El problema de Cuba.

4.2. Consecuencias territoriales del Tratado de París.

4.3. Consecuencias políticas, económicas e ideológicas para España tras el


desastre del 98.

Conclusión

Introducción

Tras la convulsa experiencia del Sexenio Democrático, en 1874 se restauró la


monarquía borbónica en la persona del rey Alfonso XII. Su promotor, Antonio Cánovas del
Castillo, organizó un sistema político fundamentado en una monarquía parlamentaria,
conservadora y oligárquica, que aspiraba a mantener el orden social y económico existente.
La vida política se basaba en un sistema bipartidista que garantizaba la alternancia pacífica
en el poder de conservadores y liberales, gracias al caciquismo y el fraude electoral.

La pérdida de las últimas colonias del Imperio español en 1898 inició una etapa de
crisis y de progresiva desintegración del sistema.

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1. Teoría y funcionamiento del sistema político ideado por Cánovas.

1.1. Elementos fundamentales del sistema político de la Restauración.

La restauración de la monarquía borbónica con Alfonso XII fue producto de un


concienzudo trabajo preparatorio llevado a cabo durante el Sexenio Democrático. El objetivo
era situar en el trono al hijo de Isabel II, depuesta en 1868. El gran protagonista de este plan
fue Antonio Cánovas del Castillo1.

Esta opción se gestó a lo largo de un proceso complejo y de maniobras diplomáticas, la


más importante de las cuales fue la abdicación de Isabel II en su hijo en junio de 1870.

En diciembre de 1874, Cánovas redacta el Manifiesto de Sandhurst, firmado por


Alfonso XII en la academia militar donde se formaba, recogía las ideas básicas del proyecto
restaurador:

• Carácter abierto e integrador de la monarquía constitucional.

• Necesidad de que la tradición católica fuera compatible con la libertad.

• Superación de las dos constituciones precedentes: 1845 y 1868.

Poco después el general Martínez Campos encabezó un alzamiento en Sagunto y


proclamó rey a Alfonso XII. Este pronunciamiento, que no fue bien visto por Cánovas
(deseaba asignar al ejército un papel subordinado al poder civil y al sistema constitucional),
precipitaría los acontecimientos. El 9 de enero de 1875, el joven rey entró en España por el
puerto de Barcelona y llegaría a Madrid el día 14. La dinastía borbónica acababa de ser
restaurada.

El régimen de la Restauración diseñado por Cánovas del Castillo inicialmente se


planteó un doble objetivo: articular un nuevo sistema político estable, basado en el
bipartidismo2 político inglés y en una nueva Constitución, y pacificar el país, afectado por
la Guerra de Cuba y por la Tercera Guerra Carlista. Para ello contará con la inestimable ayuda

1 Nacido en Málaga, hijo de un maestro de escuela, estudió Derecho en la Universidad de Madrid.


Comenzó su carrera política con O’Donnell, para quien redactó el Manifiesto de Manzanares (1854). Fue
ministro con la Unión Liberal en varias ocasiones. En 1868 se mantuvo al margen de todo, lo que no le
impidió liderar la causa alfonsina y ser el hombre clave tras el pronunciamiento de Martínez Campos en
diciembre de 1874. Formó parte del partido conservador, de quien fue líder indiscutible hasta su asesinato
en 1897, a manos de un anarquista. También fue escritor, historiador, poeta y notable intelectual.
2 Sistema de partidos políticos consistente en que dos grandes partidos controlan los procesos electorales
y son los únicos con posibilidades reales de ocupar el poder, alternándose periódicamente en el gobierno.
fue muy característico de la Inglaterra de la 2ª mitad del s. XIX y de la España de la Restauración.
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de Práxedes Mateo Sagasta3, que aceptó participar en el nuevo régimen político ideado por
Cánovas, al frente del Partido Liberal.

Los fundamentos del sistema canovista son:

• El pragmatismo en política, alejado de posturas dogmáticas.

• La defensa de la “constitución histórica o interna” de España, es decir, de sus


costumbres y su historia. La constitución política escrita debería respetar los
fundamentos de esa “constitución histórica”.

• La soberanía compartida rey-Cortes frente a la soberanía nacional. Según Cánovas,


e la tradición española el principio monárquico y sus acuerdos con las Cortes eran
“el resumen de la política de la vida nacional de muchos siglos”.

• La necesidad de que el ejército, a cuyo mando supremo estaba el rey, quedase al


margen de la política, a pesar de su influencia. El objetivo era dejar en manos de los
partidos políticos todo el proceso político.

• Un sistema electoral basado en la abstención de gran parte del electorado y en un


fraude permanente que garantizase el turnismo. Se trataba de una ficción en la que
los electores eran figurantes de una farsa que manejaban el rey, el gobierno y los
caciques4 locales.

1.2. Características esenciales de la Constitución de 1876.

La Constitución de 1876 ha sido, hasta el momento, la de mayor vigencia en la historia


contemporánea de España, pues duró hasta 1923. Su principal logro fue la estabilidad, de la
que había carecido el país desde 1808. No obstante, dejará el control del mismo a las élites,
generando un desfase entre la constitución formal y la realidad social de una España
mayoritariamente campesina y analfabeta, lo que dará lugar a un funcionamiento anómalo del
sistema y a su progresivo desprestigio.

Sus características principales son las siguientes:

• El documento constitucional de 1876 supuso un equilibrio entre la Constitución


moderada de 1845, con la que guarda muchas similitudes, y la democrática de
1869, de la que toma algunos principios progresistas.

• Es una Constitución moderada y flexible, inspirada en el liberalismo doctrinario o


moderado, que se basa principalmente en los valores de la monarquía, la religión y
la propiedad.

3 Práxedes Mateo Sagasta (1825-1903): en su juventud destacó como opositor al reinado de Isabel II, pues
participó en el intento revolucionario del cuartel de San Gil, por lo que tuvo que huir a Francia. Tras la
Revolución de 1868 regresó a España y, con Amadeo I, fue presidente del Consejo de Ministros. Aceptó ña
restauración de los Borbones y fundó en 1880 el Partido Liberal, que protagonizó junto al conservador de
Cánovas la alternancia en el Gobierno, del que fue presidente en varias ocasiones.
4 Poderosos propietarios que, con gran influencia en sus localidades o comarcas, ayudaban a manipular los
resultados electorales.
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• Sustituye la monarquía democrática de la Constitución de 1869 por la monarquía


constitucional, fundamentada en el principio de soberanía compartida entre el rey
y las Cortes, que comparten así el poder legislativo.

• La Corona posee un carácter moderador y amplios poderes (derecho de veto,


nombramiento del presidente del gobierno, convocatoria y disolución de Cortes…),
y además reconoce la figura del rey como sagrada e inviolable.

• No definía el tipo de sufragio, al no precisar el sistema de votación. Dos leyes


electorales definirán este derecho: la de 1878, que retomó el sufragio censitario, y la
de 1890, que recuperó el universal.

• Confesionalidad católica del Estado, aunque se permitiera el culto de otras


religiones en el ámbito privado.

• Declaración de derechos del ciudadano básicos, similares a los contemplados en


la Constitución de 1869 (seguridad personal, inviolabilidad del domicilio, libertad de
expresión y reunión…), aunque sujetos a regulación del Gobierno, lo que permitió su
limitación.

1.3. Funcionamiento del sistema político de la Restauración.

Los partidos políticos:

Cánovas defendía que los partidos debían ser un instrumento al servicio de la


monarquía. Para ello era necesario formar nuevos partidos políticos que, superando la
etapa anterior, creasen un muro de contención frente a los radicalismos republicanos y los
carlistas. Acabó imponiéndose un sistema bipartidista, similar al británico, dominado por los
partidos Conservador, liderado por Cánovas, y Liberal, liderado por Sagasta.

• El Partido Conservador se apoyaba en las clases acomodadas del país y se formó


sobre los restos del partido moderado y sectores de los progresistas.

• El Partido Liberal se sustentaba por la burguesía industrial y las clases medias


urbanas. Lo integraban antiguos progresistas de derechas y miembros del ala
izquierda de la Unión Liberal.

Al margen de los dos grandes partidos, completaban el panorama otros, que estaban
excluidos en la práctica de alcanzar el poder:

• Los republicanos, divididos tras 1876: los radicales, los unitarios y los federales.

• A la derecha se situaba el carlismo, dividido tras la derrota de 1876.

• Al margen del sistema estaban los movimientos obreros, tanto socialistas como
anarquista.

Turnismo, caciquismo y fraude electoral:

El “turnismo” o turno pacífico fue un elemento fundamental de la Restauración.


Comenzó con la exigencia de Sagasta de que el rey llamase a gobernar en 1881a su partido.
La cesión del rey inauguró el relevo pacífico del poder entre conservadores y liberales, y alejó

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el riesgo de golpes y motines. En efecto, los partidos dinásticos, debido al desgaste del
gobierno de mutuo acuerdo, se cedían el poder el uno al otro, de modo que el nuevo partido
en el poder era el encargado de convocar unas elecciones (después de haber formado
gobierno) que siempre ganaba.

De esta forma el régimen de la Restauración se apoyaba en un sistema electoral


caracterizado por el caciquismo, el fraude electoral y la abstención generalizada, que
facilitaba la manipulación de las elecciones en beneficio de los partidos del turno.

El proceso de preparación de las elecciones comenzaba con el encasillado: el


Ministerio de la Gobernación rellenaba las casillas correspondientes a los distritos electorales
con los nombres de los candidatos que el Gobierno tenía previsto que resultasen elegidos.
Posteriormente, el gobernador civil de cada provincia buscaba el acuerdo con los caciques
para conseguir ajustar los resultados electorales a las instrucciones recibidas del Ministerio
de Gobernación.

Para conseguir los resultados previstos en las elecciones se recurría sistemáticamente


al fraude electoral, es decir a un conjunto de trampas que adulteraban los resultados
electorales:

• El pucherazo, consistente en guardar en un puchero papeletas electorales que se


añadían o quitaban de la urna electoral según el resultado deseado.

• El voto de los “lázaros” o fallecidos, que se inscribían en la lista electoral.

• El voto de los “cuneros”, o electores que se inscribían irregularmente en una


circunscripción territorial que no le correspondía.

También se recurría a la presión sobre los electores, ejercida a través de caciques o


personas de gran poder económico y social a nivel local o comarcal. Para conseguir los
resultados previstos, además de la manipulación electoral descrita, los caciques no dudaban
en recurrir al nepotismo, la corrupción, la coacción (pérdidas de empleo, sanciones…) o
incluso la violencia (partidas de la porra).

El caciquismo se dio en toda España, pero especialmente en las áreas rurales, donde
la influencia de los grandes terratenientes era mucho mayor. Así la oligarquía, constituida por
dirigentes políticos de los partidos dinásticos, en estrecha unión con la burguesía y los
terratenientes, controló así los procesos electorales, provocando un desfase entre la “España
oficial” de los partidos y las Cortes y la “España real” de la calle. este hecho fue algo
característico del sistema canovista, y aunque lo denunciaron intelectuales y
regeneracionistas5, tanto Cánovas como Sagasta lo permitieron para garantizar la estabilidad
política y evitar la difusión de ideales contrarios a la Restauración.

5 Se llama regeneracionismo a la corriente ideológica que entre los siglos XIX y XX reflexiona sobre la
nación española e intenta poner remedio a la “decadencia de España”. Aunque el término comienza a
usarse a principios del siglo XIX, este movimiento alcanzará su punto álgido tras el desastre del 98.
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2. Movimientos políticos y sociales excluidos del sistema

Pese a que fue el periodo más estable en la historia del liberalismo español, el sistema
canovista fue incapaz de democratizarse y de dar respuesta a amplios sectores de la
sociedad española que no tenían derecho a participar en la vida política, o que se veían sin
posibilidad de articular una alternativa por el predominio de los dos partidos dinásticos.
Además, los problemas sociales no resueltos contribuyeron al desarrollo de nuevas
ideologías y movimientos políticos-sociales representativos de la “España real”, que con el
tiempo plantearon una creciente oposición al régimen canovista. Fueron principalmente el
republicanismo, el carlismo, los nacionalismos periféricos y el movimiento obrero.

2.1. Origen y evolución del catalanismo, el nacionalismo vasco y el regionalismo


gallego y andaluz.

Nacionalismo catalán:

En Cataluña, el nacionalismo partió del movimiento cultural de la Renaixença,


representado por autores como Jacinto Verdaguer y Ángel Guimerà, que reivindicaban la
lengua y la cultura catalana. El catalanismo fue asumido por la burguesía urbana y adquirió
un carácter político con Valentín Almirall y Prat de la Riba. Un paso importante fue la
fundación por este último de Unió Catalanista, que elaboró las Bases de Manresa (1892),
un autentico proyecto autonomista para Cataluña, inspirado en las instituciones y los usos
anteriores al centralismo impuesto en 1714.

Tras la crisis del Estado en 1898, un sector conservador del catalanismo se separó de
Unió y constituyó la Lliga Regionalista (1901), el primer partido político catalanista, que fue
liderado por Prat de la Riba. Paralelamente, el resurgir de la cultura catalana se afianzó con el
movimiento artístico del modernismo, que reflejó el vanguardismo cultural de Barcelona y
tuvo en Gaudí su principal exponente.

Nacionalismo vasco:

En el País Vasco, el nacionalismo resurgió en el marco del carlismo y de la defensa de


los fueros suprimidos por Cánovas del Castillo tras la aprobación de la Constitución de 1876.
Las primeras manifestaciones fueron de tipo cultural, reivindicando el euskera como
aglutinante de una idílica y legendaria patria vasca, oprimida por el centralismo castellano. Su
principal representante fue Sabino Arana6, quien en obras como Bizkaia por su
independencia (1893) exaltó, desde posiciones racistas, la supuesta raza vasca. En 1895
fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV), apoyado socialmente por las clases medias.
Posteriormente, el nacionalismo moderó su radicalismo inicial, al tiempo que en los primeros
años del siglo XX procedió a reorganizarse, y creó un sindicato y diarios propiamente
nacionalistas.

6 Sabino Arana: principal impulsor del nacionalismo vasco, fundador y primer presidente del Partido
Nacionalista Vasco (PNV). Su defensa de las tradiciones vascas lo llevó a sostener un nacionalismo
excluyente y profundamente antiespañol, aunque al final de su vida moderó sus planteamientos radicales.
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Regionalismo gallego:

En Galicia, la dispersión rural de la población retrasó el nacimiento del galleguismo


cultural, expresado en el Rexurdimento, que tuvo en la literatura y la historia sus pilares
para recuperar la lengua y la cultura gallegas. En el campo literario sobresalió Rosalía de
Castro7 y en el campo historiográfico Martínez Murguía, que trató de recuperar el pasado
histórico de Galicia. El galleguismo inició su orientación política con Alfredo Brañas8,
defensor de una patria gallega en un Estado español descentralizado, y con Aureliano
Pereira, que representó la corriente federalista. La plataforma que articuló estas
reivindicaciones fue la Asociación Regionalista Gallega (1891), que bajo influencia de las
Bases de Manresa planteó la descentralización político-administrativa para Galicia. Sin
embargo, no será hasta décadas posteriores cuando el galleguismo alcance su plena
expresión política con Rodríguez Castelao.

Regionalismo en Andalucía:

En Andalucía, las raíces del regionalismo pueden encontrarse en el movimiento


cantonal republicano de 1873. No obstante, la formulación política del regionalismo andaluz
estuvo en el proyecto de Constitución Federal presentado en Antequera (1883), que
reclamó la autonomía para Andalucía. En ella se sientan las bases del andalucismo
proclamando la soberanía y la autonomía andaluza.

A pesar de todo ello, la estructura socioeconómica dominante en Andalucía, la difusión


de ideologías obreras entre las masas jornaleras y la debilidad de la burguesía
(frecuentemente vinculada al poder central), impidieron la formación de un partido político
nacionalista. Por todo ello, el regionalismo andaluz se caracterizó por su debilidad, y solo en
las primeras décadas del s. XX adquirirá cierto protagonismo a través de la figura de Blas
Infante9.

2.2. Corrientes ideológicas del movimiento obrero y el campesinado español:


evolución en el último cuarto del siglo XIX.

Los ideales obreros habían comenzado a penetrar en España bajo el reinado de Isabel
II, en torno al socialismo utópico10, a lo que se unieron las corrientes de pensamiento

7 Rosalía de Castro (1837-1885): fue una de las figuras emblemáticas del Rexurdimiento gallego. Conocida
por su aportación literaria general y por sus Cantares Gallegos, entendidos como la primera gran obra de la
literatura gallega contemporánea. Se convirtió en encarnación y símbolo del pueblo gallego.
8 Alfredo Brañas (1859-1900): fundamentó su regionalismo en el catolicismo y el historicismo tradicionalista,
reclamando las antiguas libertades y el retiro de los gremios frente a la industrialización y el liberalismo
capitalista.
9 Blas Infante (1885-1936): notario, escritor, musicólogo, está considerado como el padre de la patria
andaluza. Fue el principal impulsor del anteproyecto de Estatuto de Andalucía. Murió fusilado por las tropas
franquistas.
10 Ideología del s. XIX, representada entre otros por Fourier, Owen y Saint-Simon, que preconizaba la
transformación social a través de la creación de cooperativas de producción y de la colaboración entre las
diferentes clases sociales. Suele contraponerse al socialismo científico o marxista.
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republicano y federalista, inspiradas en Proudhon. Durante el Sexenio, el movimiento obrero


adquirió mayor fuerza por la difusión de ideologías obreras respaldadas por la Primera
Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores, AIT), fundada en Londres en 1864.
Penetraron así las ideas socialistas y anarquistas, difundidas respectivamente por Paul
Lafargue y Giuseppe Fanelli. En los años siguientes, el internacionalismo obrero sufrió la
persecución de los poderes públicos, así como el distanciamiento entre marxismo y
anarquismo, a partir de la expulsión de los anarquistas de la Internacional.

• El socialismo marxista11 arraigó inicialmente en Madrid, Asturias y País Vasco. Dio


lugar a la fundación, en 1879, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE),
constituido en Madrid por Pablo Iglesias12, a la aparición del semanario El Socialista
(1886) y a la fundación, en 1888, del sindicato Unión General de Trabajadores
(UGT). Desde entonces, partido y sindicato marcharon unidos y se institucionalizaron,
al tiempo que la fundación de casas del pueblo contribuyó a la extensión del ideario
socialista. Siguiendo las orientaciones de la socialdemocracia europea, tras profundos
debates internos, se decidió participar en convocatorias electorales y se presentaron
en alianza con los republicanos, lo que posibilitó que en 1910 Pablo Iglesias lograra
un acta de diputado a las Cortes.

• El anarquismo, a pesar de la persecución por parte de los gobiernos, tuvo una


expansión relevante, en especial entre el proletariado catalán y el campesinado
andaluz. Dio origen en 1881 a la Federación de Trabajadores de la Región
Española (FTRE). Defendía la huelga general y posturas radicales para establecer el
comunismo libertario y destruir el Estado. La represión por parte de las autoridades,
visible en los sucesos de la Mano Negra13 en Andalucía (1882), llevó a un sector del
anarquismo a practicar la violencia, con atentados contra representantes del Estado y
de la burguesía. Entre los más sonados se encuentran el asesinato de Cánovas del
Castillo (1897)17 y el atentado contra el cortejo nupcial de Alfonso XIII (1906). Junto a
ello, el anarquismo fomentó también el sindicalismo revolucionario, que se concretó
en la fundación de la confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910.

Además de las fuerzas mencionados, haremos una breve mención a los republicanos y
a los carlistas.
• Situados a la izquierda de los partidos dinásticos, los republicanos se encontraban
profundamente divididos y afectados por un personalismo excesivo de sus líderes

11Ideología fundada por Karl Marx y Friederich Engels, consistente en lograr la revolución social y la
implantación de la dictadura del proletariado para llegar a una sociedad sin clases.
12 Pablo Iglesias (1850-1925) considerado el padre del socialismo español, desde joven participó en la AIT y
se mantuvo fiel al sector marxista cuando se produjo la escisión con los anarquistas. Se convirtió en
presidente de la Asociación del Arte de Imprimir y fundó clandestinamente el PSOE, la revista El Socialista
(órgano de difusión de las ideas socialistas) e impulsó la fundación de la UGT. Fue concejal del
Ayuntamiento de Madrid y en 1910 se convirtió en el primer diputado socialista español.
13 Organización anarquista de carácter secreto, a la que se atribuyen en Andalucía diversos actos violentos,
lo que sirvió de pretexto al Gobierno de Sagasta para reprimir el movimiento obrero entre el campesinado
andaluz.
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políticos (Figueras, Salmerón, Pi i Margall, Castelar…). El republicanismo constituía a


esta altura una ideología de las clases medias urbanas, caracterizándose por la
continua reivindicación de una mayor democratización del régimen de la Restauración
y por la demanda de reformas sociales, lo que acercó sus postulados a los de los
socialistas.

• Los carlistas constituyeron una fuerza cada vez más residual hasta que, finalmente,
renunciaron a las armas tras su derrota en la tercera guerra Carlista (1876).

3. Principales logros del reinado del reinado de Alfonso XII y la regencia de María
Cristina.

Los primeros años de la Restauración estuvieron marcados por los gobiernos de


Cánovas del castillo, quien hizo frente a los dos grandes conflictos que asolaban a España: la
tercera guerra carlista y el conflicto de Cuba.

Aprovechando la Revolución de 1868, los carlistas se habían alzado en armas en torno


al pretendiente al trono Carlos VII. La tercera guerra carlista (1872-1876) se inició bajo la
monarquía de Amadeo I, pues los carlistas trataron de imponer a su pretendiente, Carlos
María de Borbón (Carlos VII), en el trono. Se lanzaron a la guerra, que tuvo su principal
escenario en el País Vasco, Navarra y Cataluña. Durante la Primera República numerosos
monárquicos isabelinos tomaron las armas a favor del pretendiente carlista, no tanto por
apoyar sus pretensiones cuanto, por oponerse a la República, por lo que, al ser proclamado
rey Alfonso XII, el carlismo perdió muchos apoyos. Durante varios años se produjeron
choques armados y escaramuzas hasta que, finalmente, el ejército pacificó el Maestrazgo,
Cataluña y el norte peninsular, y obligó al pretendiente carlista a salir de España.
Consecuencia directa de ello fue la abolición de los fueros vascos (un régimen foral que
eximía de tributar y de hacer el servicio militar).

En cuanto a Cuba, el conflicto se inicia con la denominada Guerra Grande (1868-1878)


y terminara con la intervención de EE. UU y el desastre del 98. Las causas de este conflicto
son:

• En un primer momento, las aspiraciones autonomistas de los criollos cubanos


fueron sistemáticamente desatendidas por las autoridades españolas. Esto provocará
que estas iniciales demandas de autonomía, terminen convirtiéndose en un auténtico
deseo de independencia.

• Desde el punto de vista administrativo, Cuba estaba sometida al poder de los


capitanes generales, máxima institución de gobierno de la isla.

• También influyeron los controles sobre la economía, pues Cuba era una gran
productora de azúcar y tabaco tenía cercano el gran mercado de Estados Unidos. Por
otra parte, la isla se veía afectada por las políticas arancelarias impuestas por los
gobiernos españoles, que obligaban a comprar a elevados precios los productos
españoles y también dificultaba las exportaciones.

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• Una tercera causa radicó en las grandes diferencias sociales e incluso raciales, ya
que la esclavitud era una realidad en la isla, donde se utilizaba mano de obra esclava
en las plantaciones de azúcar y tabaco.

• La Paz de Zanjón (1878) pone fin a la Guerra Grande, pero no al problema. En este
tratado se preveía la abolición de la esclavitud en la isla y la concesión de mayor
autogobierno. El incumplimiento de esas promesas degeneró en un nuevo conflicto, la
Guerra Chiquita (1879-1880) y, sobre todo, en la definitiva Guerra de Independencia
a partir de 1895.

En España, el nuevo régimen político de la Restauración se institucionalizó con la


Constitución de 1876, lo cual supuso la primacía del poder civil en detrimento del poder
militar, y la progresiva articulación de los dos grandes partidos dinásticos (Partido
Conservador y Partido Liberal).

Hasta 1881, Cánovas del Castillo se mantuvo al frente del gobierno, hasta que, el
partido de Sagasta accedió al poder por primera vez, iniciándose a partir de entonces la
alternancia de los dos partidos dinásticos. En sus años de gobierno, Sagasta impulsó una
importante obra legislativa y reformadora para modernizar el Estado: la ley de
Asociaciones, que favoreció la actividad sindical y el desenvolvimiento del movimiento
obrero; la abolición de la esclavitud en Cuba; la ampliación de la libertad de imprenta; y el
establecimiento del sufragio universal masculino en 1890.

La muerte del rey Alfonso XII hizo necesaria la colaboración de los dos partidos
dinásticos para respaldar en el trono a María Cristina de Habsburgo-Lorena, que ejerció la
regencia a la espera del nacimiento y de la mayoría de edad del futuro Alfonso XIII. Dicho
respaldo de los partidos políticos que sustentaban el régimen político de la Restauración, se
concretó en el Pacto de El Pardo (1885), el cual además de respaldar a la regente supuso la
consolidación del turnismo político en España. Desde entonces el turnismo funcionó con
absoluta regularidad, y en 1897, asesinado Cánovas del Castillo, Sagasta volvió a hacerse
cargo del gobierno, teniendo que hacer frente al conflicto de Cuba y su independencia
definitiva.

4. El desastre colonial y la crisis del 98: causas y consecuencias.


4.1. El problema de Cuba.
[Las causas del conflicto de la Guerra de Independencia cubana se han expuesto en el punto anterior]

Entre los partidos políticos en Cuba fue ganando peso el Partido Revolucionario
Cubano, formación liderada por José Martí y apoyada por EEUU, partidario de expulsar a
España de la isla ya que se veía perjudicado por las tarifas arancelarias impuestas por el
gobierno español.

El descontento independentista desembocó en 1895 en un nuevo alzamiento,


denominado Grito de Baire, liderado por Máximo Gómez, Antonio Maceo y, sobre todo, por
el mencionado José Martí. España recurrió a la fuerza militar y sustituyó al general Martínez

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Campos, a favor de una actitud conciliadora, por el general Valeriano Weyler14, enemigo de
las concesiones, por lo que la guerra adquirió una gran dureza, con enormes pérdidas
humanas y económicas.

La dureza de los métodos de Weyler levantó numerosas críticas, en particular en la


prensa de EEUU, cuyo presidente McKinley, siguiendo la doctrina Monroe15, se mostraba
favorable a la intervención de EEUU en el conflicto entre España y Cuba. Esto aumentó la
tensión entre el gobierno norteamericano y el español, especialmente desde 1897,
cuando el estadounidense presentó una nota de protesta en la que exigía la pacificación de
cuba. Amenazaba con la intervención militar si España no accedía a la venta de la isla,
iniciativa rechazada por el gobierno español. En un intento por evitar el conflicto, el gobierno
de Sagasta sustituyó a Weyler por el general Blanco y anunció la concesión de la autonomía
a la isla, pero esta propuesta llegaba demasiado tarde.

Mientras tanto, en el resto de las colonias españolas crecía también el sentimiento


independentista. En Puerto Rico se vio estimulado por el ejemplo cubano, si bien no llegó a
desembocar en una guerra y, en 1897, se concedió a la isla la autonomía administrativa. En
Filipinas, el independentismo estuvo liderado por José Rizal, fundador de la Liga Filipina
(1892) pero, aunque este fue detenido y ejecutado, desde el exilio Emilio Aguinaldo impulsó
el sentimiento independentista.

En un clima de creciente tensión entre EEUU y España, el acorazado norteamericano


Maine, que se encontraba fondeado en La Habana, explotó de forma inesperada (hecho aún
sin aclarar) el 15 de febrero de 189816. El incidente desencadenó una agresiva campaña de
prensa en EEUU, donde se culpó al gobierno español de su hundimiento. El gobierno
norteamericano presentó un ultimátum al español en el que exigía que renunciase a la
soberanía sobre Cuba. El rechazo de España, donde buena parte de la clase política y de la
prensa se aferró a irresponsables posiciones patriotas, dio lugar a la declaración de guerra
por parte de los EEUU.

El conflicto se desarrolló en el Pacífico y el Caribe, a miles de kilómetros de España y


sin medios suficientes para tener éxito:

• En el Pacífico, la anticuada escuadra española del almirante Montojo fue destruida en


Cavite (Filipinas) por la norteamericana. La consecuencia inmediata fue la
generalización del levantamiento filipino y la retirada española hacia Manila, que
finalmente fue ocupada por los norteamericanos en agosto de 1898.

14General Valeriano Weyler, dividió el territorio cubano en líneas fortificadas para evitar el apoyo de la
población a los insurgentes.
15 Posicionamiento político de los EEUU ante el colonialismo europeo en América. Dicha doctrina se
sintetizaba en el lema “América para los americanos”, lo que implicaba que cualquier intervención europea
en América era considerada por EEUU como un acto de agresión.
16 La explosión y el hundimiento del acorazado Maine, donde murieron más de 250 tripulantes
norteamericanos, sirvió de pretexto a EEUU para declarar la guerra a España.
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• En el Caribe, la escuadra española del almirante Cervera, enviada desde España tras
el estallido de la guerra, fue fácilmente aniquilada por la escuadra del norteamericano
Sampson en la llamada batalla naval de Santiago de Cuba. A partir de entonces, la
resistencia española resultó inútil y unos días después capitularon Santiago y La
Habana. En la última semana de julio las fuerzas norteamericanas desembarcaron
también en Puerto Rico y ocuparon la isla.

4.2. Consecuencias territoriales del Tratado de París.

Ante estos hechos, el gobierno español tuvo que aceptar en diciembre de 1898 el
Tratado de París, el cual recogía el conjunto de exigencias norteamericanas sobre las
colonias españolas. Por dicho tratado España renunciaba a Cuba, que se convertía en un
país independiente pero fuertemente mediatizado por EEUU, y cedía a esta potencia Puerto
Rico, Filipinas y la isla de Guam.

Así pues, en u momento en el que las grandes potencias se repartían buena parte del
mundo, España perdía los últimos restos de su imperio colonial (solo fue capaz de mantener
algunas posesiones en África). Con la venta de Palaos, las islas Marianas y las islas Carolinas
a Alemania, España clausuraba su presencia en el Pacífico.

El día 1 de enero de 1899, el general Jiménez Castellanos hizo entrega oficial del
territorio de Cuba al gobierno de los EEUU. Idéntico procedimiento se realizó en Filipinas.

4.3. Consecuencias políticas, económicas e ideológicas para España tras el


desastre del 98.

La pérdida de las colonias provocó un intenso debate sobre las responsabilidades de


la guerra y un revisionismo político que se tradujo en una crisis política y moral.

• Las repercusiones económicas fueron poco importantes, pues muchos empresarios


que operaban en Cuba se trasladaron a España y repatriaron sus capitales,
fomentándose el cultivo de la remolacha para obtener azúcar.

• Las consecuencias políticas se tradujeron en el desprestigio del sistema político.


Sagasta hubo de dimitir como presidente del gobierno y el Partido Liberal recibió
severas críticas, al igual que el régimen canovista en su conjunto. Ello propició la
aparición de ideas regeneracionistas y el fortalecimiento de los movimientos
nacionalistas.

• Las repercusiones morales e ideológicas fueron considerables. España pasó de


golpe a convertirse en una potencia secundaria. En la sociedad española se extendió
el convencimiento de estar en manos de políticos corruptos e incompetentes. El
desastre significó la irrupción en la vida política de grupos sociales no integrados en
los partidos dinásticos (pequeña burguesía, intelectuales, clase obrera,
nacionalistas…), que lanzaron duras críticas contra el sistema político de la
Restauración. En este sentido, los escritores de la generación del 98 (Miguel de

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Unamuno, Pío Baroja, Antonio Machado, Valle-Inclán…) plantearon un proceso de


reflexión sobre los males de España y cómo solucionarlos.

En este clima se desarrolló un movimiento intelectual y político, conocido como


regeneracionismo, que debatió sobre las causas de la decadencia de España y los medios
para superarla. Surgido en relación con el ambiente renovador de la Institución Libre de
Enseñanza17 este movimiento propuso regenerar España. Entre sus figuras principales
sobresalen Macías Picavea y, sobre todo, Joaquín Costa18, autor de “Oligarquía y
caciquismo” (1901), que promulgaba olvidar las glorias pasadas por el imperio español,
mejorar la explotación del campo y la educación y un cambio del sistema político para atajar
los males del país.

El regeneracionismo propuso una profunda reforma de todas las estructuras del


país: las políticas, acabando con el caciquismo y la oligarquía; las económicas,
desarrollando una amplia política hidrográfica para extender los regadíos y modernizar la
agricultura; y las sociales, utilizando la educación para combatir el atraso cultural. Algunos
planteamientos regeneracionistas calaron en los partidos gobernantes que, bajo la monarquía
de Alfonso XIII, trataron en las primeras décadas del siglo XX, de emprender algunas
reformas, que sin embargo tendrían un modesto alcance.

En definitiva, el desastre de 1898 significó para España el comienzo de un nuevo


periodo en el que se planteó la necesidad de afrontar la reforma política, social y
económica del Estado. Vino a ser, en cierto modo, una crisis de fin de siglo, en un
ambiente de desconcierto político en el que las tensiones sociales comenzaban a agudizarse
cada vez más, y que años después desencadenaría en la crisis del régimen de la
Restauración.

Conclusión
Tras la experiencia del Sexenio Democrático, la idea predominante fue la de estabilidad
y que ésta vendría con la restauración de la monarquía de los Borbones. Para cumplir con
ese objetivo Cánovas del Castillo ideó un sistema que se prolongaría hasta la dictadura de
Primo de Rivera.

Es cierto que el proyecto canovista hizo posible un sistema político estable y liberal,
pero no democrático. Se puede valorar positivamente el recurso al pacto y al consenso para
la, gobernación del país, sin embargo, el régimen político que se implantó fue excesivamente
cerrado y autoritario y basado en el constante fraude electoral. Careció de un verdadero
espíritu reformista y fue incapaz de integrar las aspiraciones de amplios grupos descontentos
como el movimiento obrero y los nacionalismos periféricos.

17 Proyecto pedagógico que desempeñó una labor fundamental en la renovación intelectual de España a
finales del siglo XIX y principios del XX. Constituida inicialmente por diversos profesores y catedráticos
apartados de la Universidad por defender la libertad de cátedra, como Giner de los Ríos, contó con la
participación y el apoyo de numerosos intelectuales comprometidos con la modernización de España.
18Joaquín Costa (1846-1911) economista, político, jurista e historiador español. Fue uno de los primeros
representantes del regeneracionismo. Defensor de europeizar España, fue incansable promotor de la
modernización de la agricultura, del impulso de la educación, de la mejora de la situación económica de la
sociedad y del abandono de las viejas estructuras que obstaculizaban el progreso de España.
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