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CAPITULO II

DATOS DE ANTECEDENTES

ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACION

Los altos niveles de autoestima permiten el desarrollo de habilidades, de competencias


sociales y de la confianza en sí mismo (Harris & Orth 2020; Hernández et al., 2018), lo
cual puede dar cuenta de altos niveles de bienestar en las diferentes dimensiones del
individuo, como la social, escolar, moral y un impacto positivo en la salud mental y física
(Soriano & Franco, 2010; Vera et al., 2010). Por su parte, el bienestar puede ser definido
como la valoración favorable que hace una persona sobre su vida de acuerdo con sus
experiencias (Veenhoven, 1991). El concepto de bienestar trasciende el estado anímico y
se relaciona con aspectos como las relaciones interpersonales y de soporte, las
habilidades y aptitudes del sujeto, la relación de este con su comunidad y la satisfacción
personal (Diener & Diener, 2011).

Autoestima y salud mental en los adolescentes


Autores: María Elena Montt, Fresia Ulloa Chávez
Localización: Salud mental, ISSN 0185-3325, Vol. 19, Nº. 3, 1996, págs. 30-35
Idioma: español

Se estudió la relación entre la autoestima social, familiar, escolar y personal con la salud
mental de adolescentes consultantes al servicio de salud mental del Hospital Roberto de
Río de Santiago, Chile. Se utilizó un cuestionario de salud mental, un inventario de
autoestima, y una encuesta de estructura de la familia y nivel socioeconómico. A través de
la prueba de chi 2 se encontró que una baja autoestima se relacionaba con la presencia
de trastornos psicológicos y viceversa, particularmente la autoestima social y personal
tenían una relación significativa con la salud mental de los jóvenes. Se discuten los
hallazgos en relación con las tareas de esta etapa del desarrollo.

La autoestima ha presentado gran correlación con variables que interfieren en el grado de


ajuste social y el establecimiento de relaciones interpersonales. De esta manera se
evidencia su relación con el desarrollo de habilidades sociales en adolescentes ( Montesdeoca &
Villamarín, 2017
). Se ha comprobado la existencia de una relación positiva y significativa entre la
autoestima y la asertividad de un grupo de adolescentes de Lima, con edades
comprendidas entre 11 y 15 años.

La autoestima no es innata, se adquiere y se va desarrollando a lo largo de toda la vida, a


través de las experiencias que se tienen en los diferentes contextos de actuación. Esta se
aprende, cambia y se puede mejorar. Aunque este aprendizaje generalmente no es
intencional, es posible favorecer las condiciones en cada uno de estos contextos para que
pueda formarse de manera adecuada en los adolescentes.

La escuela, como una de las principales fuentes de socialización, es un contexto donde


los adolescentes aprenden importantes pautas de relación con los iguales y profesores.
Algunos estudios muestran la importancia que tiene la calidad de la relación con padres,
profesores e iguales para el desarrollo de una adecuada autoestima. En este sentido,
parece ser que los adolescentes realizan juicios de autovaloración en función
del feedback recibido en los contextos relacionales (Martínez-Antón, et al., 2007)

Otro elemento que resulta necesario apuntar es que el éxito escolar guarda gran relación
con la autoestima del adolescente. Se ha encontrado una relación positiva de las
expectativas y rendimiento académico con la autoestima social (Villarreal-González, Sánchez-Soca, Veiga &
Arroyo, 2011
). De manera que existe una influencia mutua y una relación recíproca entre
autoestima y rendimiento académico (Ferrel-Ortega, et al., 2014); aunque hay una tendencia a ver el
éxito académico más como causa que como consecuencia de la autoestima ( Chuquitarco &

).
Tibanlombo, 2016

Estas perspectivas emergen de una evaluación de autoestimas parciales referidas a


dominios específicos, en lugar de evaluar la autoestima global únicamente. De esta
manera, los estudios que se declaran muestran que la perspectiva protectora está en
relación con la autoestima familiar y escolar, mientras la de riesgo se relaciona con la
autoestima social y física.

En ese sentido, las instituciones educativas juegan un papel fundamental, al tener la


posibilidad de incluir dentro de la malla curricular programas enfocados a mejorar los
estilos y modos de vida, fortalecer estrategias de afrontamiento, fomentar el bienestar y
prevenir alteraciones emocionales ligadas a los cambios que caracterizan esta etapa de
vida. Lo anterior, permite fortalecer la resiliencia para superar situaciones interpretadas
como estresantes o retadoras (Viñas et al., 2015). Asimismo, se ha evidenciado que las
instituciones educativas, mediante una buena relación profesor-estudiante y un buen nivel
educativo de sus profesores, impactan positivamente la autoestima de sus estudiantes
(Lavy & Naama-Ghanayim, 2020; Li et al., 2021).

Estos estudios encontraron que variables escolares como ajuste social de los alumnos en
el aula (valorado por los profesores) y el clima social del aula (valorado por los
adolescentes) se relacionan con la autoestima que presentan los adolescentes. Estudios
previos también han señalado la importancia del contexto escolar y de la integración
social del alumno en relación con su autoestima. Los factores escolares tienen, por tanto,
gran importancia en el desarrollo de la autoestima del adolescente.

En este sentido, la escuela debe ofrecer al adolescente la posibilidad de expresarse y


expresar sus emociones a través de manifestaciones artísticas, sin preocupaciones
teóricas. Además, debe ser un ambiente propicio para la socialización, favoreciendo el
desarrollo de las relaciones interpersonales y grupales entre los adolescentes. Sin duda
las experiencias escolares serán un factor determinante para el desarrollo de la
autoestima.

Por una parte, la ayuda a los adolescentes para el desarrollo de la autoestima permite el
reforzamiento de los recursos de los cuales disponen, y promueve situaciones
beneficiosas para ellos. De esta manera se contribuye a la satisfacción de necesidades
fundamentales de la etapa como la conformación de la identidad y el sentirse bien consigo
mismo. A la vez, serán adolescentes menos vulnerables y la autoestima constituirá un
factor protector del ajuste psicológico y social.

Por otra parte, la autoestima tiene gran repercusión en procesos relacionados con la vida
escolar. Silva-Escorcia & Mejía-Pérez (2015), plantean que la autoestima del adolescente influye en su
motivación académica y en el desarrollo de un estado emocional favorable.
BASES TEORICAS

 William James

El primer intento de definir la autoestima se encuentra en Principios de la


Psicología (1980), del padre de la psicología norteamericana, William James. La
autoestima cobró fuerza en la década de los ochenta no solo con la publicación de este
libro, sino que comenzaron a aparecer estudios científicos: numerosas investigaciones
psicopedagógicas sobre la autoestima destacan su decisiva importancia para el pleno
desarrollo del potencial dinámico de la persona; tener autoestima positiva es el requisito
fundamental para una vida plena.

Cada persona posee naturaleza interna de base esencialmente biológica que es hasta
cierto punto natural, intrínseca, innata e inmutable. Es recomendable sacar a la luz esta
naturaleza interna.

 Abraham Maslow

Para Maslow, impulsor de la psicología humanista, la autoestima es una teoría sobre la


autorrealización. Afirmando que cada uno de nosotros posee una naturaleza interna,
Maslow menciona las necesidades humanas (vida, inmunidad, seguridad, pertenencia,
afecto, respeto, autoestima y autorrealización).

 Carl Rogers

Carl Rogers, fundador de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de
muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser
amados. Rogers entiende que cada quien posee un yo positivo, único y bueno; pero, ese
verdadero yo con frecuencia permanece oculto y enmascarado, sin poder desarrollarse.

El objetivo más deseable para el individuo, la meta que persigue inconscientemente, es


llegar a ser él mismo.
Cada persona posee una naturaleza interna de base esencialmente biológica que es
hasta cierto punto natural, intrínseca, innata y en cierto sentido inmutable y es mucho más
conveniente sacarla a la luz y cultivarla que inhibirla y sofocarla. Si se le permite que
actúe como principio rector de la vida, el desarrollo será saludable.

“Cada persona es una isla en sí misma, en un sentido muy real, y sólo puede construir
puentes hacia otras islas si efectivamente desea ser él mismo y está dispuesto a
permitírselo.” (Rogers, 1992)

 Morris Rosenberg

El Dr. Morris Rosenberg, profesor de sociología en la Universidad de Maryland, desde


1975 entiende a la autoestima como un fenómeno actitudinal creado por fuerzas sociales
y culturales.

Rosenberg la define como “la totalidad de los pensamientos y sentimientos de la persona


con referencia a sí misma como objeto”. Además de la autoestima, la autoeficacia y la
auto-identidad son una parte importante del concepto de sí mismo. Para esto, Rosenberg
elabora una escala que consta de 10 preguntas:

 Nathaniel Branden

Nathaniel Branden, psicoterapeuta canadiense, dice: “La autoestima, plenamente


consumada, es la experiencia fundamental de que podemos llevar una vida significativa y
cumplir sus exigencias” (Branden, 1995).

Podemos decir que la autoestima es la confianza en nuestra capacidad de pensar y


enfrentarnos a los desafíos básicos de la vida, así como la confianza en nuestro derecho
a triunfar y a ser felices; el sentimiento de ser respetables, de ser dignos y de tener
derecho a afirmar nuestras necesidades y carencias, alcanzar nuestros principios morales
y gozar del fruto de nuestros esfuerzos. “La autoestima consiste en valorar y reconocer lo
que uno/a es y lo que puede llegar a ser”. (Rojas, 2001)

La investigación acerca de la salud mental de los adolescentes se ha centrado en el


estudio
de los factores de riesgo (Brooks et al., 2002). Sin embargo, esta tendencia ha ido
cambiando
debido en parte a la influencia de la Psicología Positiva que ha propuesto poner el foco en
las
competencias y fortalezas para propiciar un desarrollo saludable y potenciar la salud
mental
(Curran & Wexler, 2017; Seligman & Csikszentmihalyi, 2000; Waters, 2012).
CONCEPTO DE BASES LEGALES

Segun Villafranca D. (2002) «Las bases legales no son mas que se leyes que sustentan
de forma legal el desarrollo del proyecto» explica que las bases legales “son leyes,
reglamentos y normas necesarias en algunas investigaciones cuyo tema asi lo amerite”.

Bases legales Está constituida por el conjunto de documentos de naturaleza legal que
sirven de testimonio referencial y de soporte a la investigación que realizamos, entre esos
documentos tenemos: Normas, Leyes, Reglamentos, Decretos, Resoluciones y las
encontramos normalmente en: la Gaceta Oficial a la cual hay que indicarle su número y
fecha de edición, las leyes aprobadas por el ente legislativo, en las actas aprobadas por
las Juntas Directivas, en los Registros, en las notarías, cuando se trata….
De acuerdo a la definición anterior, las bases legales son todas aquellas leyes las cuales
deben guardar una relación con la investigación de estudio, los artículos deben ser
copiados tal como son y como último objetivos parafrasearlo con la relación que tiene con
la investigación.

El Plan Nacional de Derechos Humanos 2016-2019 de Venezuela contempla entre sus


acciones la elaboración de una Ley de Salud Mental, para la cual la Organización
Panamericana de la Salud (OPS), oficina regional de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) presta su colaboración, a través de la asesoría del consultor internacional Hugo
Cohen, médico psiquiatra, quien junto al equipo del Consejo Nacional de Derechos
Humanos, el Viceministerio de Salud Colectiva del Ministerio del Poder Popular para la
Salud, y una red de expertos conformada por académicos, sociedades científicas y otras
autoridades nacionales, trabajan para su ejecución.

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