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CONCEPTOGRAFÍA

Un lenguaje de fórmulas, al modo del aritmético, para el


pensamiento puro

Dr. Gottlob Frege


Profesor de matemáticas en la Universidad de Jena

1879
Traducción: Jaime Sarabia Álvarez-Ude
Dpto. de Lógica - UCM
v. 10.11 / 7 mayo 14

1
Prólogo

El conocimiento de una verdad cientı́fica generalmente pasa por distintos niveles de certidumbre.
La proposición general, quizá al principio mera conjetura apoyada en un número insuficiente de casos,
se va afianzando paulatinamente cuando se ve unida a otras verdades por medio de deducciones, tanto
al obtener de ella consecuencias que encuentran confirmación propia, como —en sentido contrario– al
resultar la proposición misma consecuencia de proposiciones ya establecidas.
Por tanto se puede preguntar, por un lado, por el camino recorrido hasta llegar a una proposición
y, por otro, por la forma más estricta de su justificación. La primera pregunta posiblemente reciba
respuestas diferentes de diferentes personas, la segunda en cambio es más precisa y su respuesta depende
del ser mismo de la proposición.
La demostración más firme es evidentemente la puramente lógica que –prescindiendo del modo de
ser particular de las cosas– se funda en las leyes en que descansa todo conocimiento. Dividimos entonces
las verdades que precisan de justificación en dos tipos, según que la demostración proceda de manera
puramente lógica o que su justificación precise de hechos de experiencia. Esto no es obstáculo para que
sea perfectamente compatible el que una proposición sea del primer tipo con el hecho de que no hubiera
podido hacerse consciente al espı́ritu humano sin actividad sensorial1 . Por tanto, en la base de la división
está la forma de demostración más completa y no el modo psicológico de su gestación. X [IV]
Al plantearme la cuestión de a cuál de estos tipos pertenecen los juicios aritméticos, en primer lugar
hube de determinar hasta dónde se puede llegar en aritmética sin otro apoyo que inferencias fundadas
solamente en las leyes del pensamiento, que están por encima de toda particularidad. El camino a recorrer
era reducir el concepto de ordenación en una secuencia al de secuencia lógica [logische Folge]2 , para
desde aquı́ llegar al concepto de número. Para llevar a cabo este proyecto era necesario hacer totalmente
explı́citas las deducciones, para que no se introdujera inadvertidamente nada perteneciente a la intuición.
Al pretender cumplir al máximo esta exigencia encontré un obstáculo en la insuficiencia del lenguaje;
aún tolerando formas de expresión enrevesadas, al hacerse las relaciones más y más complejas resultaba
cada vez más difı́cil alcanzar la exactitud que mi objetivo requerı́a. De esta necesidad surgió la idea de
la conceptografı́a que aquı́ se presenta.
La conceptografı́a ha de servir primordialmente para probar de la forma más segura la corrección
de las deducciones y para poner de manifiesto cualquier supuesto que hubiera podido pasar inadvertido,
haciendo ası́ posible analizar su origen. Por ello he renunciado a expresar todo aquello que sea irrelevante
para la consecuencia lógica [Schlussfolge]. En §3 he llamado contenido conceptual a esto, lo único que
me interesa. Esta definición ha de tenerse presente siempre, si se quiere entender correctamente qué es
mi lenguaje de fórmulas. Aquı́ tiene su origen también el nombre ‘Conceptografı́a’. Puesto que me he
limitado en principio a la expresión de aquellos aspectos que son independientes del particular modo de
ser de las cosas, he podido también usar la expresión ‘lenguaje de fórmulas para el pensamiento puro’.
La inspiración en el lenguaje de fórmulas de la aritmética al que he aludido en el tı́tulo alude más a
ideas fundamentales que a aspectos concretos. Los intentos de crear una semejanza artificial, concibiendo

2
el concepto como la suma de sus notas, me son completamente ajenos. El punto de mayor cercanı́a entre
mi lenguaje de fórmulas y el aritmético está en el modo de usar las letras. [V] XI
Creo que la relación entre mi conceptografı́a y el lenguaje cotidiano queda particularmente clara al
compararla con la que hay entre el microscopio y el ojo. Este último es muy superior al primero por
su aplicabilidad y versatilidad, que le permiten adaptarse a las más diversas circunstancias. Pero si se
considera el ojo como instrumento óptico, ciertamente muestra muchas insuficiencias, que habitualmente
pasan desapercibidas por su esencial conexión con la vida intelectual. Tan pronto como los objetivos de
la ciencia plantean mayores exigencias de precisión, el ojo aparece como insuficiente. Por el contrario, el
microscopio se adapta perfectamente a esos objetivos y es, por lo mismo, inútil para todos los demás.
Ası́ esta conceptografı́a está concebida como un medio auxiliar para fines cientı́ficos y por ello no debe
ser condenada porque no resulte útil para otros fines. Si respondiera en cierta medida a los fines buscados,
podrı́a aceptarse que se eche en falta el encontrar verdades nuevas en mi escritura. Me consoları́a de esto
con la conciencia de que también el desarrollo de los métodos hace progresar la ciencia. Después de todo,
Bacon consideró preferible descubrir un método para encontrar todo con facilidad a descubrir hechos
aislados, y todos los grandes progresos cientı́ficos de los tiempos modernos han tenido su origen en una
mejora del método.
También Leibniz se dio cuenta —quizá incluso sobrevaloró— las ventajas de un modo de notación
apropiado. Su idea de una caracteristica universal, de un calculus philosophicus o ratiocinator 3 era
demasiado amplia para que el intento de realizarla fuera más allá de los meros aspectos preliminares. El XII [VI]
entusiasmo que en su creador producı́a la consideración del inmensurable acrecentamiento de la capacidad
intelectual de la humanidad que habı́a de originarse en una notación adaptada a las cosas mismas le
indujeron a no considerar suficientemente las dificultades con que se enfrenta esa empresa. Si este alto fin
no puede alcanzarse en un sólo intento, ello no implica perder la esperanza en un acercamiento más lento,
paso a paso. Si una tarea parece irrealizable en toda su generalidad, se restringe provisionalmente; luego
quizá se pueda completar por medio de ampliaciones sucesivas. En los signos aritméticos, geométricos
y quı́micos podemos ver realizaciones de la idea de Leibniz en algunos ámbitos. La conceptografı́a que
aquı́ se propone añade un ámbito nuevo a los anteriores; además, es un campo central y que toca a todos
los demás. A partir de aquı́ puede por tanto plantearse, con gran esperanza de éxito, el remediar las
carencias de los lenguajes de fórmulas existentes, ası́ como conectar en uno solo ámbitos hasta ahora
separados y ampliarlos a dominios que carecı́an de un lenguaje de este tipo.
Confı́o por tanto en que la aplicación de mi conceptografı́a tenga éxito allı́ donde la corrección de
las pruebas es de particular importancia, como es el caso de la fundamentación del cálculo diferencial e
integral.
Todavı́a me parece más fácil extender el campo de este lenguaje de fórmulas a la geometrı́a. Sólo se
necesitarı́a añadir algunos signos para las relaciones intuitivas que se dan en este caso. Se lograrı́a de
esta forma una especie de analysis situs.
La transición a la pura teorı́a del movimiento y, más allá, a la mecánica y la fı́sica, podrı́a ser el siguien-
te paso. En estos últimos ámbitos, en que junto con la necesidad del pensamiento [Denknothwendigkeit]
se hace presente la necesidad empı́rica [Naturnothwendigkeit], es de prever que el desarrollo de la forma
de notación proceda a la par del progreso del conocimiento. Pero no es necesario por ello esperar hasta
que parezca excluida la posibilidad de tal progreso.
Si es tarea de la filosofı́a el quebrar el imperio de la palabra sobre el espı́ritu humano, poniendo de
manifiesto los engaños acerca de las relaciones entre conceptos que el uso del lenguaje casi inevitablemente
trae consigo, liberando al pensamiento de las cargas que le vienen impuestas sólo por las peculiaridades [VII] XIII
1 Puesto que sin experiencia sensorial no es posible desarrollo intelectual alguno en los seres que nos son conocidos, lo

último vale de todos los juicios


2 Me aparto de la traducción más habitual de [logische Folge] como consecuencia lógica, completamente correcta en

otros contextos, porque entiendo que en Conceptografı́a Frege no reduce el concepto de orden en una secuencia al concepto
de consecuencia lógica, sino a un concepto lógico de secuencia, es decir, un concepto apropiado de secuencia que se basa
sólo en definiciones en cuyo definiens sólo aparecen signos del lenguaje lógico y las propiedades del cual se establecen por
deducciones estrictas, como las definidas en Conceptografı́a [N. del T.]
3 cf. sobre esto Trendelenburg, Historische Beiträge zur Philosophie 3. Band

3
de la forma de expresión del lenguaje ordinario, entonces, ampliada para estos fines, mi conceptografı́a
podrá convertirse en un instrumento útil. Desde luego ésta no reproduce el pensamiento puro —no podrı́a
ser de otro modo con un medio de expresión externo— pero, por un lado, estas discrepancias pueden
limitarse a lo inevitable e inocente y, por otro, al ser de un tipo totalmente distinto a las del lenguaje,
ofrecen una protección contra la influencia unilateral de uno de estos medios de expresión.
Desde mi punto de vista, la mera invención de esta conceptografı́a ha hecho avanzar a la lógica.
Espero que los lógicos, sin dejarse asustar por la primera impresión de extrañeza, den su aprobación a
las novedades a que me he visto conducido por una necesidad interna al asunto mismo. Las divergencias
respecto a la tradición encuentran su justificación en que la lógica hasta ahora siempre ha estado ligada
en deması́a al lenguaje y la gramática. Creo en particular que la sustitución de los conceptos de sujeto y
predicado por los de argumento y función mantendrá su vigencia a lo largo del tiempo. Es fácil ver que
la concepción de un contenido como función de un argumento contribuye a la formación de conceptos.
Además merecen atención las relaciones entre los significados de las palabras si, y, no, o, hay, algunos,
todos.
Sólo apuntaremos en concreto lo siguiente. La limitación a una única regla de deducción a que se
alude en §6, se justifica en que la fundamentación de una conceptografı́a exige que los componentes
primitivos sean tan simples como sea posible, con el fin de lograr claridad y orden. Esto no excluye que,
posteriormente y por mor de la brevedad, se convierta en inmediato un paso desde varios juicios a otro
que mediante esta única regla sólo es posible de forma mediata. De hecho es recomendable hacerlo ası́ en
el uso ulterior de la conceptografı́a, originándose con ello nuevas reglas de deducción.
Posteriormente me he dado cuenta de que las fórmulas (31) y (41) pueden unirse en una sola:

( a ≡ a) ))

con lo que se hacen posibles algunas simplificaciones más.


Como indiqué al comienzo, la aritmética es el punto de partida de los planteamientos que me han
llevado a la conceptografı́a. Pienso emplearla también en primer lugar en esta ciencia, intentando analizar
más sus conceptos y fundamentar más profundamente sus proposiciones. En el tercer capı́tulo he plan-
teado algo en esta dirección. La continuación de este camino, la aclaración del concepto de número, de
magnitud, etc. han de ser el objeto de las nuevas investigaciones que presentaré inmediatamente después
de este escrito.

Jena, a 18 de diciembre de 1878

4
I. Explicación de la notación
[1]
§1. ))
Los signos habituales en la teorı́a general de las magnitudes se dividen en dos clases. La primera
comprende las letras que representan o bien un número indeterminado o bien una función indeterminada.
Esta indeterminación hace posible usarlas para expresar la validez general de proposiciones como

(a+b)c = ac+bc

La otra clase está formada por signos como +, −, , 0, 1, 2, cada uno con un significado propio.
Acepto esta idea fundamental de distinguir entre dos tipos de signos –que desgraciadamente no se
utiliza de forma totalmente coherente en la teorı́a de las magnitudes1 – para aplicarla con provecho en el
ámbito más amplio del pensamiento puro en general. Ası́ pues, divido todos los signos que uso en aquellos
bajo los que pueden representarse cosas diferentes por un lado y aquellos que tienen un sentido totalmente
determinado, por otro. Los primeros son las letras y han de servir principalmente a la expresión de la
generalidad. A pesar de su indeterminación ha de entenderse que las letras mantienen sin cambios, en
cada contexto, el significado que se les ha dado.

I.1. El juicio

§2. )) Un juicio se expresa siempre por medio del signo


2

que aparece a la izquierda del signo o combinación de signos que indican su contenido. Si se omite el 2
pequeño trazo vertical en el extremo izquierdo del trazo horizontal, entonces el juicio se transforma en
una mera conexión de ideas de la que el escritor no afirma que sea verdadera ni que no lo sea. Si por
ejemplo
3
A
significa el juicio “los polos opuestos se atraen”, entonces

A
1 Piénsese en 1, log, seno, lim
2 Corrijo la errata del original, donde aparece [N. del T.]
3 Uso las letras griegas mayúsculas como abreviaturas a las que el lector debe dar un sentido apropiado cuando no las

defino explı́citamente.

5
no expresará ese juicio, sino solamente deberá suscitar en el lector la idea de la atracción mutua de
los polos opuestos, por ejemplo para obtener consecuencias de ello y probar por ellas la corrección del
pensamiento. Expresamos esto con las palabras “la circunstancia de que” o “la proposición de que”.
No todo contenido se convierte en juicio anteponiendo a su signo. Por ejemplo, la idea “casa”, no
puede convertirse en un juicio. Distinguimos por ello entre contenidos judicables y no judicables 4 .
El trazo horizontal que forma parte de une en un todo a los signos que lo forman y a esta totalidad
se refiere la afirmación expresada por el trazo vertical en el extremo izquierdo del horizontal. Llamaremos
al trazo horizontal marca de contenido y al vertical, marca de juicio. El trazo horizontal sirve además
para poner en relación cualesquiera signos con el todo formado por los signos que lo siguen. Lo que sigue
a la marca de contenido ha de ser siempre un contenido judicable.

§3. )) En mi planteamiento no existe una distinción entre sujeto y predicado de un juicio. Para
justificar esto hago notar que el contenido de dos juicios puede ser distinto de dos maneras: la primera **
forma sucede cuando las consecuencias que se siguen de uno, en conexión con otros, son las mismas que se 3
siguen del otro cuando se une a los mismos juicios. La segunda forma se da cuando ese no es el caso. Las
dos proposiciones “en Platea vencieron los griegos a los persas” y “en Platea los persas fueron vencidos
por los griegos” se diferencian de la primera forma. Aun cuando se puede percibir una pequeña diferencia
en el sentido, la coincidencia es muy superior. Llamo contenido conceptual a esa parte del contenido que
es la misma en ambos. Puesto que sólo ésta es relevante para la conceptografı́a, no es necesario hacer
ninguna distinción entre las proposiciones que tienen el mismo contenido conceptual. Si se dice “el sujeto
es el concepto de que trata el juicio”, eso también es cierto del objeto. Por tanto sólo se puede decir
“sujeto es el concepto del que trata fundamentalmente el juicio”. La posición del sujeto en la oración
tiene el significado, en el lenguaje, de una posición destacada, en la que se pone aquello sobre lo que más
importa llamar la atención del oyente (cf. también §9 ). Con ello puede intentarse, por ejemplo, indicar

una relación de este juicio con otros, facilitando al oyente la percepción de todo el contexto.
Los aspectos lingüı́sticos de la interacción entre hablante y oyente —cuando, por ejemplo, el hablante
toma en consideración las expectativas del oyente y pretende reorientarlas en la dirección apropiada,
incluso antes de pronunciar una oración— no tienen correspondencia en mi lenguaje de fórmulas, porque
aquı́ sólo se considera en los juicios lo que afecta a las posibles consecuencias. Todo lo que es necesario para
una deducción correcta se expresa por completo; mientras que no se indica, en la mayorı́a de los casos, lo
que no es necesario para la misma: no se deja nada a la imaginación. En esto sigo por completo el ejemplo
del lenguaje matemático en el que sólo forzadamente se puede distinguir entre sujeto y predicado. Se
puede pensar un lenguaje en que la oración “Arquı́medes murió en la conquista de Siracusa” se expresara
de la forma siguiente “la muerte violenta de Arquı́medes en la conquista de Siracusa es un hecho”. Aquı́,
se puede distinguir entre sujeto y predicado si se quiere, pero en el sujeto está todo el contenido mientras
que el predicado sólo cumple el papel de presentarlo como un juicio. Un lenguaje ası́ tendrı́a un predicado 4
para todos los juicios, a saber “es un hecho”. Se ve que no puede hablarse aquı́ de sujeto y predicado en
el sentido habitual. Nuestra conceptografı́a es un lenguaje de este tipo y el signo es el predicado común
de todos los juicios.
En las primeras versiones del lenguaje de fórmulas me dejé llevar a error por el ejemplo del lenguaje,
componiendo los juicios por medio de sujeto y predicado. Pronto me convencı́, sin embargo, que esto
entorpecı́a mis objetivos y sólo conducı́a a prolijidades inútiles.

§4 )) Las notas siguientes deberı́an aclarar el significado que tienen para nuestros objetivos las dife-
rencias que se suelen establecer entre juicios.
4 Por el contrario, la circunstancia de que hay casas (o una casa) (cf. §12⋆ ) es un contenido judicable, del que la
idea “casa” es solo una parte. En la proposición “la casa de Prı́amo era de madera” no se puede sustituir “casa” por
“la circunstancia de que hay una casa”. En la fórmula 81⋆ [sic. N. del T] hay un ejemplo de otro tipo de contenido no
judicable.

6
Se distingue entre juicios universales y particulares. Esto en realidad no es una diferencia entre
juicios sino entre contenidos. Deberı́a decirse “un juicio de contenido universal”, “un juicio de contenido
particular”. Estas propiedades convienen también a los contenidos cuando no se presentan como juicio
sino como proposición (cf. §2 ). ⋆
Lo mismo vale de la negación. En una demostración indirecta se dice, por ejemplo, “supuesto que
los segmentos AB y CG no sean iguales”. El contenido de que los segmentos AB y CB no son iguales
contiene una negación, pero este contenido, aunque es judicable, no se presenta como juicio. La negación
afecta al contenido, independientemente de que éste se presente o no como juicio. Por tanto encuentro
más apropiado considerar la negación como marca del contenido judicable.
Las diferencias entre juicios categóricos, hipotéticos y disyuntivos me parece que sólo tienen impor-
tancia gramatical5 .
El jucio apodı́ctico se distingue del asertórico en que se indica la existencia de juicios generales a
partir de los cuales se sigue la proposición, mientras que en los asertóricos falta esa indicación. Si digo
que una proposición es necesaria, en realidad aludo a las razones de mi juicio. Pero puesto que esto no
afecta al contenido conceptual del juicio, el carácter de juicio apodı́ctico no tiene significado alguno para 5
nosotros.
Cuando se presenta una proposición como posible, o bien el hablante se abstiene de juzgar, indicando
que no le es conocida ley alguna de la que se siga su negación o bien dice que la negación de la proposición,
en su generalidad, es falsa. En el último caso tenemos lo que normalmente se llama juicio particular
afirmativo 6 . “Es posible que la tierra haya chocado con algún otro cuerpo celeste” es un ejemplo de lo
primero, mientras que “un resfriado puede llevar a la muerte” es un ejemplo de lo segundo.

I.2. El condicional

§5. )) Si A y B significan contenidos judicables7 , se da una de las cuatro posibilidades siguientes


1)A es afirmado y B es afirmado
2)A es afirmado y B es negado
3)A es negado y B es afirmado
4)A es negado y B es negado

A ))
B
significa el juicio de que no se da la tercera de esas posibilidades, sino una de las otras tres. Si se niega
A ))
B
se dice que se da la tercera posibilidad, es decir, que B se afirma y A se niega.
De los casos en que se afirma
A ))
B
destacamos los siguientes:
1) A ha de afirmarse. Es este caso el contenido de B es totalmente irrelevante. Pongamos que, por
ejemplo, A significa 3 × 7 = 21 y que B significa la circunstancia de que el sol brilla. En este caso sólo
son posibles los dos primeros de los casos antes citados. No ha de existir una dependencia causal entre 6
los dos contenidos.
5 El libro en su totalidad justifica esta afirmación
6 cf. §12 ⋆
7 §2⋆

7
2) B ha de negarse. Entonces el contenido de A es irrelevante. Supongamos por ejemplo que B significa
la circunstancia de que es posible un perpetuum mobile y A significa la circunstancia de que el mundo
es infinito. En este caso sólo son posibles el segundo y el cuarto casos. No tiene que existir una relación
causal entre A y B.
3) Se puede juzgar
A ))
B
sin saber si A o B deben ser afirmadas o negadas. Sea por ejemplo B la circunstancia de que la luna
está en cuadratura y A la de que aparece como un semicı́rculo. En este caso se puede traducir
A ))
B
—usando la conectiva “si”— como: “si la luna está en cuadratura, entonces aparece como semicı́rculo”.
La conexión causal que se da en la palabra “si” no se expresa en nuestros signos, aunque un juicio de
este tipo sólo puede hacerse sobre la base de una relación ası́. La razón es que esta conexión tiene un
carácter general que no se expresa aquı́ (cf. §12 ).

El trazo vertical que une los dos trazos horizontales se llama marca de condición. La parte del trazo
horizontal superior que se encuentra a la izquierda de la marca de condición es la marca de contenido
para el significado, ya indicado, de la combinación de signos
A
B
Todos los signos que afectan a todo el contenido de la expresión se colocan a la izquierda de la marca de
condición. La parte del trazo horizontal entre A y el trazo de condicion es la marca de contenido de A.
El trazo horizontal a la izquierda de B es la marca de contenido de B. ))
De acuerdo con esto es fácil ver que 7
A ))
B
Γ
niega que se afirmen B y Γ y se niegue A. Debe entenderse que esta expresión está formada por
A y Γ ))
B
de la misma forma que
A ))
B
está formada por A y B. Tenemos por tanto en primer lugar la negación del caso en que se afirma Γ ))
y se niega
A ))
B
Pero la negación de
A ))
B

8
equivale a negar A y afirmar B, de lo cual se sigue el significado que hemos indicado arriba. Si hay
una conexión causal se puede decir “A es consecuencia necesaria de B y Γ”, o también “si se dan las
circunstancias de que B y Γ, también se da A”.
No menos claro es que
Γ ))
A
B
niega el caso en que se afirma B y se niegan A y Γ 8 . Si se supone una relación causal entre A y B, se
puede traducir como “Si A es consecuencia necesaria de B, entonces se puede concluir que se da Γ”

§6. )) De la explicación del §5⋆ se infiere que de los juicios


A y B ))
B
se sigue el nuevo juicio
A ))

De los cuatro casos que hemos indicado arriba , el tercero queda excluido por
A ))
B
y el segundo y cuarto por
B ))
de forma que sólo queda el primer caso. 8
La anterior deducción podrı́a escribirse ası́:
A
B
B

A ))
Esto resultarı́a incómodo si en el lugar de A y de B aparecieran expresiones largas, pues habrı́a que
escribirlas dos veces. Por eso uso la siguiente abreviatura: A todo juicio que aparece en una demostración
se le atribuye como nombre un número que se escribe inmediatamente a su derecha cuando el juicio
aparece por primera vez. Supongamos que X es el número del juicio
A ))
B
—o de uno que contenga A como caso especial—. Entonces escribo la deducción ası́ )) : 9
B
B
(X):
A
8 Schröder
—Zeitschrift für math. u. phys. XXV (1880), p.88 — encontró un error en este punto. Frege lo reconoció en
una nota a Booles rechnende Logik und die Begriffschrift en Nachgelassene Schriften p. 20. La fórmula es falsa exactamente
cuando Γ es falsa y sucede al menos una de las dos circunstancias siguientes: B es falsa o A es verdadera

9
Queda para el lector la tarea de componer, a partir de By A, el juicio
A
B
y comprobar que coincide con el juicio X. ))
Si por ejemplo uso XX para designar el juicio B, escribo la misma deducción ası́ )) :
A
B
(XX)::
A

Supongamos ahora que XXX es el número del juicio Γ. Los dos juicios
A
B
Γ
(XXX)::
A
B
(XX)::
A
pueden abreviarse todavı́a más:

A
B
Γ
(XX, XXX)::
A

En lógica se cuenta, desde Aristóteles, con toda una colección de reglas de inferencia; yo me sirvo
sólo de ésta —al menos cuando un juicio se obtiene a partir de varios otros—. Ciertamente la verdad **
contenida en cualquier otra regla de deducción se puede expresar en un juicio de la forma siguiente: si
N y M son válidos entonces también lo es Λ. En signos:

Λ ))
M
N
De este juicio y de N y M se sigue Λ de la forma indicada arriba. Por tanto toda deducción
que siga una regla de inferencia puede reducirse al caso que consideramos. Entonces si —como acabamos
de decir— es suficiente usar una única regla de inferencia, la claridad ordena que se haga ası́. Además
hay que notar que tampoco habrı́a ninguna razón para limitarse a las reglas de inferencia aristotélicas,
puesto que se podrı́a añadir a éstas un número indefinido de otras reglas: cada uno de los juicios en
los parágrafos §§13 a 22 podrı́a convertirse en otra regla de inferencia. Sin embargo esta restricción
⋆ ⋆
a una única regla de inferencia no expresa en modo alguno una proposición psicológica, sino que sólo
se pretende decidir una cuestión formal de la forma más apropiada. En el §22 nrs. 59, 62, 65 aparecen 10
algunos juicios que ocupan el lugar de las reglas de deducción aristótélicas. **

10
I.3. La negación

§7. )) Un pequeño trazo vertical añadido a la parte inferior de la marca de contenido expresa la
circunstancia de que el contenido no se da. Ası́, por ejemplo,
A )) ))
significa “A no se da”. Llamo marca de negación a este trazo vertical pequeño. La parte del trazo
horizontal a la derecha de la marca de negación es la marca de contenido de A, la de la izquierda, la
marca de contenido de la negación de A. )) Aquı́, como en el resto de la conceptografı́a, no hay juicio si
no aparece la marca de juicio.
A ))
sólo pide formar la idea de que A no se da, sin expresar si esa idea es verdadera.
Consideramos ahora algunas combinaciones del condicional y la negación.
A ))
B
significa: “no se da el caso de afirmar B y negar la negación de A”, o lo que es lo mismo: “no se da la

posibilidad de afirmar A y B ; o también “A y B se excluyen entre sı́” . Por lo tanto sólo quedan los **
tres casos siguientes:
A es afirmado y B es negado
A es negado y B es afirmado
A es negado y B es negado
Es fácil ver, tras lo indicado arriba, qué significa cada una de los tres partes del trazo horizontal que
precede a A. ))
A ))
B
significa “no se da el caso en que A se niega y se afirma la negación de B ”; o “no pueden negarse ambas, 11

A y B ”. Sólo quedan entonces las siguientes posibilidades:
A es afirmado y B es afirmado
A es afirmado y B es negado
A es negado y B es afirmado
A y B cubren, conjuntamente, todas las posibilidades. Las palabras “o” y “o bien . . . o bien” pueden
usarse de dos maneras:
“A o B ”
significa en primer lugar lo mismo que
A ))
B
es decir, que no se puede pensar nada más allá de A y B. Por ejemplo: si se calienta una masa gaseosa,
aumenta su volumen o su presión. En segundo lugar, la expresión
“A o B ”
une en una sola expresión los significados de
A y de A ))
B B

11
y por tanto, primero, no es posible un tercero fuera de A y B y, segundo, A y B se excluyen entre sı́. De

las cuatro posibilidades sólo quedan las dos siguientes:
A es afirmado y B es negado
A es negado y B es afirmado
El más importante de los dos usos de la expresión “A o B ” es el primero, en el que no se excluye
que se den ambas, A y B. Vamos a usar la palabra “o” en este sentido. Quizá sea apropiado distinguir
entre “o“ y “o bien — o bien —” de forma que sólo esta última expresión tenga el significado adicional
de exclusión mutua. Entonces podemos traducir
A ))
B
como “A o B ”. De la misma forma
A ))
B
Γ
tiene el significado de “A o B o Γ” . 12
A ))
B
significa que se niega
A ))
B
o lo que es lo mismo,“se da el caso en que se afirman A y B ”: por tanto quedan excluidas las tres
posibilidades en que se darı́a
A ))
B
Según esto,
A ))
B
puede trasladarse como “los dos, A y B, son hechos”. Es fácil ver que
A ))
B
Γ
se puede reproducir como “A y B y Γ”. Si se quiere representar “o bien A o bien B ” por medio de signos,
con el sentido adicional de que se excluyen entre sı́, ha de expresarse como
A junto con A )) ))
B B
lo que resulta en
A o, si se quiere, en A ))
B B
A A
B B

12
En vez de expresar “y” por medio del condicional y la negación —como hemos hecho aquı́— podrı́amos
hacerlo a la inversa, usando la negación y un signo que represente “y” para expresar el condicional.
Podrı́amos quizá introducir 13

⎪ Γ
))



⎪ ∆

como signo de la conjunción de Γ y ∆ y entonces representar
A ))
B
como

⎪ A


))







⎩B

He escogido la otra forma porque me parece que ofrece una forma más simple de expresar las deducciones.
La diferencia entre “y” y “pero” es del tipo que no se expresa en la conceptografı́a. El hablante utiliza
“pero” cuando quiere indicar que lo siguiente no es lo que cabrı́a esperar.
A ))
B
significa: “se da la tercera de las cuatro posibilidades, a saber, que B se afirma y A se niega”. Por tanto
se puede traducir como
“se da B y (pero) no se da A”
que es también la traducción de
B ))
A
La expresión
B ))
A
significa: “se da el caso en que se niegan tanto A como B ”. Por tanto se puede traducir como
“ni A ni B son un hecho.”
Naturalmente las palabras “o”, “y”, “ni . . . ni” sólo se consideran aquı́ en la medida en que unan
contenidos judicables.

13
I.4. Igualdad de contenido

§8. )) La igualdad de contenido se diferencia del condicional y la negación en que relaciona nombres
y no contenidos. Mientras que en los demás casos los signos son simples representantes de su contenido, y
por tanto toda combinación de signos en la que aparezcan expresa sólo una relación entre sus contenidos,
si los signos están unidos por el signo de igualdad de contenido, entonces ponen en primer término su 14
propio ser, porque la igualdad de contenido indica que dos nombres tienen el mismo contenido. Por tanto
es necesario, al introducir un signo de igualdad de contenido, señalar una duplicidad en el significado de
los signos, en tanto que a veces están por su contenido, a veces por sı́ mismos.
Lo anterior puede producir la impresión de que se trata de algo que tiene que ver sólo con las
expresiones, no con el pensamiento y que no se precisan signos diferentes para el mismo contenido ni
tampoco un signo para la igualdad de contenido. El siguiente ejemplo geométrico mostrará claramente
la vacuidad de esta impresión. En una circuferencia se marca un punto fijo A sobre el que gira una rayo.
Cuando este último forma un diámetro llamamos B al punto de intersección —respecto a esta posición
del rayo— de esta lı́nea con el cı́rculo que aparece en el extremo opuesto a A. Además llamamos B al
punto de intersección de ambas lı́neas que corresponde a cada posición del rayo, siguiendo la regla de
que los cambios continuos de posición del rayo corresponden a cambios continuos de posición de B. En
la medida en que la situación correspondiente del rayo no se especifique, el nombre B se refiere a algo
indeterminado. Podemos preguntar ahora ¿qué punto corresponde a la posición del rayo cuando éste
está perpendicular al diámetro? La respuesta será: el punto A. El nombre B tiene en este caso el mismo
contenido que el nombre A y sin embargo no se puede usar de antemano un único nombre, porque sólo la
respuesta a la cuestión nos justifica para hacerlo. El mismo punto se determina de dos formas diferentes:

1. inmediatamente en la intuición
2. como el punto B que corresponde a la posición del rayo perpendicular al diámetro

A cada una de estas dos formas de determinar el punto le corresponde un nombre particular. La nece-
sidad de un signo para la igualdad de contenido se sigue de lo siguiente: el mismo contenido puede quedar
totalmente determinado de formas diferentes; ahora bien, el que en un caso particular dos formas distin-
tas de determinar realmente determinen lo mismo es el contenido de un juicio. Antes de que produzca
este juicio han de darse dos nombres diferentes —correspondientes a las dos formas de determinación—
a aquello que esas dos formas determinan y para que se de el juicio es preciso un signo de igualdad de
contenido que una los dos nombres. De aquı́ se sigue que los distintos nombres del mismo contenido no 15
siempre son sólo una cuestión irrelevante, meramente formal, sino que son esenciales, si están relaciona-
dos con distintas formas de determinación. En estos casos, el juicio de igualdad de contenido es un juicio
sintético, en el sentido kantiano.
Otro motivo, menos central, para introducir un signo de igualdad de contenido es el de que en
ocasiones es útil usar una abreviatura en vez de una expresión larga. En estos casos hay que expresar la
igualdad de contenido de la abreviatura y la expresión original.
Establecemos entonces que
(A ≡ B) ))
significa el signo A y el signo B tienen el mismo contenido conceptual, y en consecuencia siempre se
puede poner B en lugar de A y a la inversa . **

14
I.5. Funciones

§9 )) Si pensamos en la expresión en la conceptografı́a de la circunstancia de que el hidrógeno es más


ligero que el carbónico, vemos que podemos poner en el lugar del signo para el hidrógeno el signo para
el oxı́geno o el nitrógeno. Al hacerlo cambia el sentido, con el resultado de que “oxı́geno” o “nitrógeno”
aparecen en las relaciones en las que antes estaba “hidrógeno”. De este modo, al considerar variable una
expresión, ésta se divide en una parte constante, que representa la totalidad de las relaciones , y un signo
que se entiende sustituible por otros y que significa el objeto que se encuentra en esas relaciones. A la
primera parte la llamo función, a la última, su argumento.
Esta distinción no tiene que ver con el contenido conceptual, sino que es cuestión del modo cómo
se considere la expresión. Mientras que en el modo anterior de considerar la expresión, “hidrógeno” es
el argumento y “ser más ligero que el carbónico” es la función, es también posible considerar el mismo
contenido conceptual de forma que “carbónico” sea el argumento y “más pesado que el hidrógeno” sea
la función. Hacerlo sólo supone entender que “carbónico” es sustituible por otras representaciones como 16
“clorhı́drico” o “amoniaco”.
“La circunstancia de que el carbónico es más pesado que el hidrógeno”
y
“la circunstancia de que el carbónico es más pesado que el nitrógeno”
son la misma función con distintos argumentos, si se considera “hidrógeno” y “nitrógeno” como argu-
mentos, pero son distintas funciones del mismo argumento si se considera “carbónico” como argumento.
Sirva todavı́a como ejemplo “la circunstancia de que el centro de gravedad del sistema solar no tiene
aceleración si sólo actúan fuerzas internas al sistema solar”. Aquı́ aparece “sistema solar” en dos lugares, y
eso hace que podamos entenderlo de maneras diferentes como función del argumento “sistema solar” según
que consideremos que “sistema solar” es sustituible por otra cosa en su primera aparición, en la segunda
o en ambas —en el último caso sustituyéndolo por lo mismo—. Estas tres funciones son completamente
diferentes. Lo mismo se muestra en la proposición de que Catón mató a Catón. Si consideramos sustituible
“Catón” en su primera aparición, la función es “matar a Catón”; si lo consideramos sustituible en la
segunda, la función es “ser matado por Catón” si, finalmente, lo consideramos sustituible en ambos
lugares, la función es “matarse a sı́ mismo”.
Planteamos ahora la cuestión de manera general:
Cuando aparece un signo simple o compuesto en una expresión —cuyo contenido no necesariamente
ha de ser judicable — y lo consideramos sustituible por otra cosa en uno o varios de sus lugares de
aparición, sustituyéndolo siempre por lo mismo— llamamos función a la parte constante de la expresión
y argumento a la sustituible.
Tenemos entonces que algo puede aparecer no sólo como argumento sino además en la función en
lugares en que no lo consideramos sustituible; por ello distinguimos en la función los lugares argumentales
de los otros. 17
Es conveniente en este punto prevenirse ante una confusión a la que da fácil ocasión el lenguaje. Si
se comparan las proposiciones
“el número 20 es representable como suma de cuatro cuadrados”
y

“el número 20 es representable como suma de cuatro cuadrados”

15
parece posible entender “representable como suma de cuatro cuadrados” como una función que toma
como argumento “el número 20” en el primer caso y “todo número entero positivo” en el segundo. El
error en este planteamiento se pone de manifiesto al hacer notar que ”el número 20” y “todo número
entero positivo” no son conceptos del mismo rango. Lo que se afirma del número 20 no puede afirmarse
en el mismo sentido de “todo número entero positivo” aunque sı́, en las circunstancias apropiadas, de
todos los números enteros positivos. La expresión “todo número entero positivo” por sı́ sola no representa
una idea independiente, como lo hace “el número 20” sino que sólo recibe un sentido en el contexto de
la proposición.
Siempre que la función y el argumento estén completamente determinados, las distintas formas en que
puede concebirse un contenido conceptual, como función de este o aquel argumento, son irrelevantes desde
nuestro punto de vista. Sin embargo, si el argumento queda indeterminado como en el juicio “puedes
tomar como argumento de ‘ser representable como suma de cuatro cuadrados’ un número entero positivo
cualquiera: la proposición resulta siempre correcta” entonces la distinción entre función y argumento
adquiere relevancia desde el punto de vista del contenido. Puede suceder, a la inversa, que el argumento
esté determinado y la función quede indeterminada. En ambos casos es la oposición entre determinado
frente a indeterminado —o la de más o menos determinado– la que, desde el punto de vista del contenido
y no sólo desde el de la forma de entenderlo, divide un todo en función y argumento.
Si en una función se considera sustituible un signo9 —en uno o varios lugares donde aparece— que
hasta ese momento se consideraba no sustituible, se produce ası́ una nueva función que tiene, junto a los 18
previos, otro argumento. De esta manera se originan funciones de dos y más argumentos. Por ejemplo se
puede ası́ considerar “la circunstancia de que el hidrógeno es más ligero que el carbónico” como función
de los dos argumentos “hidrógeno” y “carbónico”.
El sujeto es habitualmente el argumento más importante desde el punto de vista del hablante: a
menudo el siguiente más importante es el complemento. El lenguaje ofrece, mediante la selección entre
formas y palabras distintas como
voz activa — voz pasiva
más pesado — más ligero
dar — recibir
la posibilidad de hacer aparecer como argumento principal uno u otro componente de la proposición,
una posibilidad que queda limitada, sin embargo, por la falta de palabras.

§10. )) Para expresar una función indeterminada del argumento A, ponemos A entre paréntesis des-
pués de una letra, por ejemplo:

Φ(A) ))
Igualmente,
Ψ(A, B) ))
significa una función de los argumentos A y B, sin más precisiones. Aquı́ los lugares de A y B dentro
de los paréntesis representan los lugares que ocupan A y B en la funcion, independientemente de que A
o B o ambos ocupen uno o varios lugares.
Por ello en general
Ψ(A, B) ))

9 También puede tomarse como sustitubles apariciones de un signo que ya se entendı́a sustituible pero en lugares que

hasta el momento se consideraban fijos

16
es distinto de
Ψ(B, A) ))
Las funciones indeterminadas de más argumentos se expresan siguiendo este modelo.
Se puede leer
Φ(A) ))
como “A tiene la propiedad Φ”.
Ψ(A, B) ))
podrı́a traducirse como “B está en la relación Ψ con A” o como “B es el resultado de una aplicación del
procedimientoΨ sobre el objeto A”.
Como el signo Φ aparece en un lugar de la expresión
Φ(A) ))
y es sustituible por otros signos —Ψ, X— lo que expresarı́a otras funciones del argumento A, podemos 19
entender Φ(A) como una función del argumento Φ )) . En este punto se ve de forma particularmente clara
que el concepto de función tomado del análisis —que en general me ha servido de guı́a— es bastante
más restrictivo que el usado aquı́.

I.6. Generalidad

§11 )) En la expresión de un juicio la combinación de signos a la derecha de siempre puede entenderse


como función de uno de los signos que aparecen en ella. Si se pone en el lugar de este argumento una
letra alemana y en la marca de contenido se hace una concavidad en la que aparece la misma letra )) ,
como en
a Φ(a) ))
indicamos con ello el juicio de que esa función es un hecho, cualquiera que sea su argumento. Puesto que
una letra usada como signo de función tal como Φ en Φ(a) puede entenderse como argumento de una
función, puede aparecer en su lugar una letra alemana, en el mismo sentido que antes hemos indicado. El
significado de una letra alemana sólo está sometido a la restricción, obvia, de que la judicabilidad (§2)

de la combinación de signos que sigue a la marca de juicio ha de mantenerse inalterable y que si la letra **
alemana aparece como signo de función, ha de tomarse en cuenta esta circunstancia. Todas las demás
condiciones que tenga que cumplir lo que se pone en el lugar de una letra alemana han de expresarse en
el juicio.
Se sigue de esto que de un juicio de este tipo se puede deducir siempre un número cualquiera de juicios
con contenido menos general poniendo alguna otra cosa en lugar de la letra alemana y eliminando la
concavidad en la marca de contenido. El trazo horizontal a la izquierda de la concavidad en )) **
a Φ(a) ))
es la marca de contenido de que Φ(a) es válido independientemente de qué se ponga en el lugar de a.
La marca de contenido a la derecha de la concavidad es la marca de contenido de Φ(a), entendiéndose ))
que en el lugar de a se pone algo determinado. 20
Tras lo dicho arriba sobre el significado de la marca de juicio es fácil ver qué significa una expresión
como
a X(a) ))
Una expresión ası́ puede aparecer como parte de un juicio, como

17
a X(a) o en A ))
a X(a)
Resulta ilustrativo observar que en el caso de estos juicios, al contrario que en el de
a Φ(a) ))
no se pueden deducir juicios menos generales poniendo algo determinado en el lugar de a. Con a X(a) ))

se niega que X(a) sea siempre un hecho, independientemente de qué se ponga en el lugar de a. Esto no
niega en modo alguno que se pueda dar un significado ∆ a a tal que X(∆) )) sea un hecho.
A ))
a X(a)
significa que no se da el caso en que Tv1 Gj(v1) )) se afirma y A se niega. Con ello no se niega en
modo alguno que se dé el caso en que X(∆) se afirma y A se niega; puesto que como ya vimos, puede
afirmarse X(∆) a la vez que se niega a X(a). Tampoco aquı́ se puede poner cualquier cosa en el lugar
de a sin poner en peligro la corrección del juicio. Esto explica por qué es necesaria la concavidad con

la letra alemana en ella: delimita el [Gebiet] ámbito a que se refiere la generalidad designada por la
letra alemana. La letra alemana mantiene fijo su significado sólo dentro de este ámbito; en un juicio
puede aparecer la misma letra alemana en distintos ámbitos sin que el significado que se le da en uno se
extienda a los otros. El ámbito de una letra alemana puede incluir el de otra, como muestra el ejemplo 21
a A(a) ))
e B(a, e)
En este caso han de seleccionarse distintas letras alemanas; no debe ponerse a donde aparece e. Na-
turalmente está permitido sustituir en su ámbito todas las apariciones de una letra alemana por otra,
atendiendo siempre a que donde antes habı́a letras diferentes, también luego de la sustitución aparezcan
letras diferentes. Esto no influye en el contenido. Sólo están permitidas otras sustituciones cuando la **
concavidad aparece inmediatamente después de la marca de juicio, caso en el que el contenido de todo
el juicio cae en el ámbito de la letra alemana. Puesto que éste es un caso notable, introduzco para él la
siguiente abreviatura: una letra latina tiene siempre como ámbito el contenido del juicio entero, sin que
esto se marque explı́citamente con una concavidad en la marca de contenido. Si una letra latina aparece **
en una expresión que no va precedida por la marca de juicio, la expresión no tiene sentido. Una letra
latina puede sustituirse siempre por una letra alemana que no aparece previamente en el juicio, poniendo
la concavidad inmediatamente después de la marca de juicio. Por ejemplo, en vez de
X(a) ))
puede escribirse
a X(a) ))
si a aparece sólo en los lugares argumentales de X(a) )) , **
También resulta esclarecedor que de **

Φ(a) ))
A
se pueda deducir
a Φ(a) ))
A

18
si A es una expresión en la que no aparece a y a sólo aparece en lugares argumentales de Φ(a). Si se
niega a Φ(a) )) entonces hay que dar un significado a a tal que se niegue Φ(a). Entonces si se niega
a Φ(a) y se afirma A, habrı́a que poder dar un significado tal a a que a la vez se afirmara A y se
negara Φ(a). Pero esto no es posible por 22
Φ(a) ))
A
puesto que esto significa que cualquiera que sea a está excluido el caso en que Φ(a) se niega y A se
afirma. Por ello no se puede negar a Φ(a) y afirmar A; es decir,
a Φ(a) ))
A
De la misma forma, de
Φ(a) ))
A
B
se puede deducir
a Φ(a) ))
A
B
si a no aparece en A ni en B y en Φ(a) sólo aparece a en lugares argumentales. Este caso puede reducirse
al anterior, puesto que
Φ(a) ))
A
B
puede sustituirse por
Φ(a) ))
A
B
de donde
a Φ(a) ))
A
B
que a su vez puede transformarse en
a Φ(a) ))
A
B
Algo similar vale cuando hay más de dos marcas de condición )) .

19
§12 )) Consideramos ahora algunas combinaciones de signos.
a X(a) ))
23
significa que se podrı́a encontrar algo, por ejemplo ∆ tal que X(∆) se negara. Se puede por tanto traducir
como: “hay algunas cosas que no tienen la propiedad X”. El sentido de
a X(a) ))
es distinto. Esto último significa: “cualquiera que sea a, X(a) debe ser negado”, o “no hay nada que
tenga la propiedad X” o, si llamamos X a los objetos que tienen la propiedad X, “no hay ningún X’.
a e(a) ))
se niega por medio de
a e(a) ))
que se puede traducir por “hay e”10
a P (a) ))
X(a)
significa: “se ponga lo que se ponga en el lugar de a, no se da el caso en que P (a) )) se niega y X(a) ))
se afirma”. Esto permite que para ciertos significados de a haya que
afirmar P (a) y afirmar X(a)
mientras que en otros haya que
afirmar P (a) y negar X(a)
y todavı́a en otros
negar P (a) y negar X(a)
Por tanto se puede traducir como “si algo tiene la propiedad X también tiene la propiedad P ”, o “todo
X es un P ” o “todos los X son P ”.
Esta es la forma en que se expresan las relaciones causales.
a P (a) ))
Ψ(a)
significa “no puede darse a a un significado tal que se puedan afirmar los dos, P (a) y Ψ(a)”. Se puede
por tanto traducir como “lo que tiene la propiedad Ψ no tiene la propiedad P ” o “ningún Ψ es P ”. 24
a P (a) ))
e(a)

10 Esto ha de entenderse como inclyendo el caso “hay un Λ”. Si, por ejemplo, Λ(x) significa que x es una casa,
a e(a) ))
significa “hay casas o al menos una casa”. Cf. §2 nota 2 ⋆

20
niega a P (a) )) y por tanto puede reproducirse como: “algunos e no son P ”.
e(a)
a P (a) ))
M (a)
niega que ningún M sea P y por tanto significa “algunos M son P ’ o “es posible que un M sea P ”. De
esta forma se consigue la tabla de las oposiciones lógicas )) :

a P (a) contraria a P (a)


X(a) X(a)

co

a
subalterna

subalterna
ri
nt

to
ra

ic
d
ic
d
ra

to
nt

ri
co

a P (a) [sub]contraria a a P (a) 11

X(a) X(a)

11 Errata en la ed. original: dice contraria [N. del editor.]

21

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