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Motivo de la reflexión
En las últimas semanas, en medios ha cobrado cierta notoriedad una figura jurídica poco
conocida y, al menos en nuestro entorno, poco estudiada. Me refiero a la llamada
interpretación auténtica, es decir, aquella que realiza el propio autor del texto normativo
o, de manera más concreta, como lo recoge el Diccionario panhispánico del español jurídico,
aquella “[i]nterpretación de un texto con rango de ley… realiza[da] con la misma
potestad legislativa”.1
Dificultades terminológicas
No existe un concepto uniforme y pacífico sobre el contenido y extensión de la
interpretación en el ámbito del discurso jurídico. No obstante la diversidad de
aproximaciones, todas ellas suponen una actividad que realiza alguien respecto de un
material u objeto previamente dado, del cual es ajeno. Así lo evidencia la etimología más
aceptaba del vocablo interpretación, que remite a una función de mediación (del latín
interpres, —etis).3
Tanto Tena Ramírez como Quiroz Acosta son de la idea que la actividad interpretativa
compete más a juzgados y tribunales, por lo que, en todo caso, la disposición
constitucional que se comenta debe entenderse exclusivamente en el sentido de
“aclaración” o “depuración”.13 En este sentido, lo que parece quedar claro es que la
potestad interpretativa que la Constitución reconoce a favor del Congreso de la Unión no
es la misma que la desplegada por otros operadores jurídicos (administrativos y
jurisdiccionales, fundamentalmente)que la realizan para fundamentar sus propias
determinaciones, es decir, para aplicar las normas contenidas en las disposiciones que se
consideran aplicables para la emisión del acto de autoridad que se estime necesario
emitir.
Me parece que hoy en día difícilmente puede decirse que la ley exprese, en los hechos,
una voluntad unívoca, universal, homogénea. Más bien, en las sociedades abiertas y
plurales del mundo contemporáneo, la ley no puede ser más que producto del dialogo,
del compromiso, eventualmente del consenso. Ahí radica la “especial dignidad” de la ley
frente a otras fuentes del ordenamiento: “los procesos democráticos que desembocan en
su aprobación”.25
Las deliberaciones que preceden la aprobación de las leyes, precisamente por existir una
tendencia a lograr consensos entre diversas fuerzas políticas, aun cuando no sean
estrictamente necesarios para su aprobación formal, condicionan en muchas ocasiones al
producto final, al empleo de una redacción en lugar de otra, a la incorporación o
eliminación de previsiones propuestas en los dictámenes sometidos a conocimiento y
votación.De estos compromisos surgen ciertas expresiones semánticas y construcciones
sintácticas, que pueden o no coincidir plenamente con las finalidades expresadas en las
iniciativas y documentos preparatorios previos del procedimiento legislativo.
A este panorama que se le presenta al operador jurídico institucional hay que añadirle la
complejidad misma que conlleva la labor de contrastar las disposiciones legales con las
disposiciones constitucionales o con las contenidas en instrumentos internacionales
incorporados al derecho interno y que se refieran a derechos humanos, que puedan
resultar aplicables, así como la interpretación que de las mismas han efectuado las
instancias jurisdiccionales competentes.
Todo lo expuesto permite sostener que si lo que se pretende con una “interpretación
auténtica” es ampliar o reducir el espectro de las opciones interpretativas que permite un
texto legal, o peor aún incorporar una nueva regla no existente con anterioridad, no se
está en realidad interpretando, sino en toda propiedad modificando la ley, precisamente
porque tiene incidencia en el marco de referencia que debe siempre tenerse en cuenta
para adoptar una posición. En consecuencia, si como hemos venido insistiendo la
“interpretación auténtica” es en realidad una reforma legislativa, entonces le aplican las
restricciones propias de las innovaciones normativas: entre otras, no pueden regir
situaciones nacidas o surgidas con anterioridad a su entrada en vigor, sin que ello socave
el principio de seguridad jurídica. Vistas con detenimiento las cosas, la perspectiva aquí
sugerida no es más que consecuencia de aceptar que el resultado de la actividad
interpretativa acarrea la innovación jurídica.
11
Tena Ramírez, Felipe. Derecho constitucional mexicano, 36.ª ed., México, Porrúa, 2004,
p. 294; y Quiroz Acosta, Enrique. Lecciones de Derecho constitucional, 4.ª ed., México,
Porrúa, 2016, pp. 347 y s.
13 Tena Ramírez, Felipe. ob. cit., p. 294, y Quiroz Acosta, Enrique. ob. cit., p. 347.
14 Guastini le llama “construcción jurídica”. Guastini, Riccardo. La sintassi del diritto, 2.ª
ed., G. Giappichelli Editore, Torino, 2014, p. 382. Existe traducción: La sintaxis del
derecho, trad. esp. de Álvaro Núñez Vaquero, Madrid, Marcial Pons, 2016, p. 333.
15 Sobre este tema, cfr. Hernández Marín, Rafael. Interpretación, subsunción y aplicación del
derecho, Madrid, Marcial Pons, 1999 (passim).
18 Ídem.
19 Ibídem, p. 360.
20 Tarello, Giovani. La interpretación de la ley, trad. esp. de Diego dei Vecchi, Lima,
Palestra Editores, 2013, p. 232.
22
Bonnecase, Jean. La Escuela de la Exégesis en Derecho civil, trad. esp. de la 2.ª ed.
francesa de José M. Cajica Jr., Puebla y México, Editorial José M. Cajica, Jr. y Porrúa
Hermano y Cía., 1944, pp. 139 y ss.
24 Scalia, Antonin. A Matter of Interpretation. Federal Courts and the Law, Princeton,
Princeton University Press, 1997, pp. 16 y ss. Existe traducción: Una cuestión de
interpretación. Los tribunales federales y el derecho, trad. esp. de Gonzalo Villa Rosas, Lima,
Palestra Editores, 2015, pp. 78 y ss. También véase: Scalia, Antonin.Scalia Speaks.
Reflections on Law, Faith, and Life Well Lived, New York, Crown Form, 2017, pp. 180 y ss.
25
Ferreres Comella, Víctor. Justicia constitucional y democracia, 2.ª ed., Madrid, Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, 2012, p. 39.
26 Sobre la indeterminación del derecho, véase: Moreso, José Juan. La indeterminación del
derecho y la interpretación de la Constitución, Madrid, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, 1997; y Geert, Keil, Geert y Poscher, Ralf. Vagueness and Law:
Philosophical and Legal Perspectives, Oxford, Oxford University Press, 2016.
28 Un bosquejo sobre cómo se entiende este proceso deliberativo, cfr. Ojesto Martínez
Porcayo, José Fernando. “Poder, derecho y jueces: la jurisdicción como participación
política” en VV. AA. Testimonios sobre el desempeño del Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación y su contribución al desarrollo político democrático de México, México,
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, 2003, pp. 429-504.