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Para dar inicio a este trabajo, comenzaré desarrollando los debates llevados a cabo
alrededor de la naturaleza humana de los habitantes de América.
Para comenzar con ello, es menester realizar una breve introducción con la naturaleza de
los indígenas atreves de la perspectiva española.
Al encontrarse dos mundos que habían permanecido separados por milenios, el choque
entre ambos fue precisamente rotundo. Las primeras impresiones de los almirantes llegados a
América, fueron especialmente negativas recalcando su “condición bestial”. Esto, entonces
fomentaría el pensamiento de que los habitantes americanos naturalmente debían de servir a los
españoles, sumado al hecho de que en España se acostumbraba a la esclavitud, de moros, negros,
etc.
Bien sabemos identificar que la conquista ha causado estragos dentro de las sociedades
americanas, desestabilizando desde organizaciones económicas hasta nivel poblacional, pero por
otro lado vemos que existe y existió una justificación a la conquista, lo que nos da como
resultado dos caras de la moneda de una misma situación.
Tal como nos explica el autor Santiago Martínez Castilla en su libro “Juan Ginés de
Sepúlveda y la guerra justa en la conquista de América”, la guerra iba acompaña de exigencias y
condiciones que, Sepúlveda, a enmarcado en cuatro. El primer objetivo de esta guerra, es que
conlleve a la pacificación y tranquilidad social, pero ¿cómo se consigue paz con guerra según
Sepúlveda? Esto se debe a que antes de utilizar a la guerra como medio pacificador, se deben de
haber agotado todos los recursos pacíficos para recobrar esa paz perdida.
Ahora bien, en cuanto a Bartolomé de las Casas, gran defensor de los indios
americanos, denunciante de las violencias ejercidas por parte de los españoles, sostenía que
negar la humanidad de los indios era dar pie a cualquier tipo de violencia.
También sostenía que estas prácticas violentas se dieron principalmente por una sed de
oro, riqueza y repartición de los indios. Quedando en segundo plano, y casi borrado la idea de la
cristianización como principal objetivo, ni significo cultura ni mucho menos civilización.
De las Casas, refuta toda la teoría de Sepúlveda argumentando que lo que hace es
manipular la teoría aristotélica encasillando a los indios en un tipo de bárbaro, y de los tres tipos
de bárbaros que se mencionaron, los indios no clasificarían en ninguna.
Estas primeras leyes relacionadas con los indios fueron impulsadas por el sermón del
domínico fray Antonio de Montesinos a favor de los indios de La Española, el cual se dio un año
antes de la promulgación de las mismas. En dicho sermón se hace hincapié en el maltrato que
sufren los naturales a causa de los españoles relacionados con la conquista, se muestra en
desacuerdo con las incursiones en las tierras de los indios y también habla de los pecados que
cometen los españoles. Éste sermón fue tan importante que ocasionó el detenimiento temporal de
la colonización y el surgimiento de una Junta en la que se discutió acerca de los puntos ya
nombrados.
Frente a la poca mejora que se dio gracias a las leyes de Burgos, Carlos V promulgó el 17
de noviembre de 1526 las Ordenanzas de Granada para regularizar las nuevas conquistas y,
nuevamente, dejar por escrito el buen trato que debían recibir los indios. Cabe destacar que la fe
cristiana tiene un papel importante en la promulgación, al igual que la imagen del "buen
religioso" que no debía tratar con desprecio y violencia a los indios y que debía hacer lo posible
para que se unieran a la fe cristiana.
Las normas que se agregaron fueron en total doce. En la primera y más importante se
ordenaba que todas las autoridades de las Indias enviaran informes de injusticias contra los indios
sin razón al Consejo de Indias y recomendara un castigo para los culpables de las mismas. En las
demás se ordenaba, entre otras cosas, liberar a los indios esclavizados, llevar uno o dos clérigos
en cada expedición (progreso del papel de los religiosos en la expedición), el buen trato de los
indios, etc. El Requerimiento no fue removido, pero como era de esperarse no siempre se lo leyó
ni se respetaron las Ordenanzas.
Los informes de los maltratos de los indios y aquellos que hablaban del incumplimiento
del régimen de las encomiendas lograron que Carlos V reuniese otra junta de letrados que duró
más de cinco meses. Las Leyes Nuevas se promulgaron el 20 de noviembre de 1542 y reunían
treinta y nueve artículos. Los primeros se ocuparon de reorganizar el Consejo de Indias y crear
dos nuevas audiencias (Guatemala y Nicaragua, y Lima) que atendieran a los indios.
Los puntos más importantes en los artículos tenían que ver con la encomienda. Se
prohibía la otorgación de encomiendas en adelante, de modo que todas al final de su tiempo
debían volver a la corona. También se autorizaba a las audiencias a intervenir y quitar los indios a
todo aquel que los haya maltratado, pero no solo eso, las audiencias también eran responsables de
dar las instrucciones para llevar a cabo los nuevos descubrimientos de manera justa y velar por el
buen trato de los indios, y regular los tributos. Otros artículos volvían a prohibir la esclavización
de los indios, los trabajos duros y la servidumbre.
Éstas leyes provocaron un enorme alboroto y resistencia por parte de los encomenderos,
y fue tan importante el desacuerdo que se mostró, que el 20 de octubre de 1545 Carlos V
suprimió el capítulo de las leyes nuevas que prohibía la encomienda hereditaria, reemplazándolo
por uno que permitía la sucesión por dos vidas. En el marco de éste descontento causado por las
leyes nuevas se da en Perú la guerra civil que finaliza con el triunfo de Gasca sobre Pizarro el 9
de abril de 1548.
La evolución de las leyes y la percepción que se tenía de los nativos americanos fue
gradual y más que nada impulsada por los religiosos y letrados, pero queda en evidencia en dos
principios:
Principio de Igualdad
22 de marzo de 1697 real cédula que equiparaba a los aborígenes con los demás vasallos
de la corona.
Principio de Libertad
La tierra de Origen:
Carlos V y Felipe II prohibieron bajo pena de muerte el sacar indios de sus tierras
natales, aunque éstos aceptarán viajar. Solo se permitía llevar 3 o 4 indios como intérpretes,
tratándolos bien y pagando por sus servicios. En la real cédula de Lisboa, 13 de noviembre de
1582 se prohibía también el mudar pueblos enteros como muchos conquistadores acostumbraban
hacer. Estas decisiones tenían motivos de doble conveniencia ya que los españoles eran
conscientes de que, al sacarlos del hábitat en el que estaban acostumbrados a vivir, los indios
corrían el riesgo de contraer enfermedades mortales o morir de hambre. También se dieron
modificaciones con relación al trabajo. Se dispuso que podían hilar y tejer desde sus casas y no
siendo encerrados en corrales u otros lugares inhumanos, y se prohibía mantener a los indios
trabajando más tiempo del que debían.
La lengua:
Carlos V el 17 de diciembre de 1551 en Madrid dispuso que los indios, al igual que los
españoles, tenían derecho a hacer producir la tierra, criando todas las especies de ganado que
quisieran. También podían comerciar lo obtenido, lo que, según su majestad, podía generar un
medio adecuado para la convivencia y amistad de unos con los otros.
La real cédula de Felipe II suscrita el 16 de abril de 1580 reconocía que los indios tenían
entera libertad de sus disposiciones.
Bibliografía
Giuseppe, Bellini (1995). Motolinia y Las Casas frente al hombre de América. THESAURUS.
Alicia, Mayer (2014). El pensamiento de Bartolomé de Las Casas en el discurso sobre el indígena.
HMex.
Mora Rodríguez, Luis Adrián (2006). Bartolomé de Las Casas: Política y Liberación. Vol. II, núm.
12. Revista de las Sedes Regionales.
Juan, Gil (1990). Conquista y Justicia: España y Las Indias. Cap. VIII. en Historia de la Teoría
Política. Tomo II.