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HISTORIA CONTEMPORÁNEA

TEMA: La crisis del Antiguo Régimen y las revoluciones liberales:


Definición de Antiguo Régimen: Sistema político, económico y social europeo de la Edad Moderna, basado
en la Monarquía Absoluta y la economía agraria.
1. El modelo político, la sociedad y la economía del Antiguo Régimen.
1.1. El absolutismo: El sistema político imperante era el Absolutismo. El rey concentraba todos los poderes,
y se apoyaba en el clero (legitimidad ideológica), la nobleza (poder económico) y el ejército (capacidad de
represión). El Rey poseía una importante administración formadas por funcionarios que se encargaban de
mantener el estado perfectamente organizado; y sobre todo de proteger la recaudación. Existían las cortes,
formadas por representantes de todos los estamentos, pero apenas ten capacidad decisoria, y rara vez eran
convocadas.
1.2. Sociedad: El modelo social que nos encontramos a comienzos del S. XVIII se basaba en la existencia de
tres estamentos, también denominados “estados”, que venían marcados por el nacimiento (salvo el clero) y
en el que era prácticamente imposible ascender (inmovilismo).
 Nobleza: A su vez se dividía en Alta Nobleza, rentistas propietarios de la mayor parte de los terrenos
agrícolas, a veces de inmensa extensión, y que ocupaban los altos cargos de la Administración y el
ejército; y la Baja Nobleza, nobles provincianos o de menor rango sin las mismas posibilidades
económicas que los anteriores, dispuestos a emparentar con la burguesía adinerada.
 Clero: Igualmente dividido en el Alto Clero, formado por las altas jerarquías de la Iglesia como obispos,
arzobispos y cardenales; y el Bajo Clero, sacerdotes y frailes de procedencia humilde.
Estos dos estamentos constituían el grupo privilegiado, pues se les aplicaban leyes diferentes al resto de la
población, más favorecedoras, y no pagaban impuestos.
 Pueblo Llano: Formado por campesinado y burguesía. El campesinado era el grupo más numeroso pero
sin influencia ni privilegios. Eran arrendatarios, jornaleros o siervos, y en todo caso pagaban rentas a los
propietarios. De igual forma pagaban impuestos y el diezmo eclesiástico.
 Burguesía: Comerciantes, artesanos y profesionales liberales (médicos, abogados, etc.). Había grandes
diferencias entre ellos, pues en este grupo convivían grandes comerciantes y banqueros con el resto. A
mediados del S. XVIII comenzaron a reivindicar más intensamente derechos políticos.
1.3. Economía: Economía agraria, básicamente de subsistencia, poco tecnificada y muy dependiente del
clima. Fenómenos como sequías, inundaciones, heladas o plagas podían destrozar cosechas y generar
enormes hambrunas. El principal cultivo era el cereal. La propiedad de la tierra estaba en nobleza y clero, y
no se podían vender ni dividir (mayorazgo). Eso provocó que muchas tierras estuvieran baldías, poco
aprovechadas o cultivadas de modo ineficiente.
La mayor parte de manufacturas se realizaban artesanalmente, en un sistema basado en gremios,
asociaciones profesionales que regulaban totalmente cada oficio y que apenas permitían innovaciones
técnicas.
El comercio sin embargo creció, enriqueciendo a la burguesía, gracias a los intercambios con Asia y América.
Se generaron compañías monopolistas, como la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, que acaparaban
todas las relaciones comerciales en diversas zonas, imponiendo precios, generando conflictos políticos, etc.
Una forma incipiente de desarrollar la industria fueron las manufacturas reales, o reales fábricas, que se
centraban en la fabricación a gran escala de productos de lujo, muy demandados por la nobleza y la burguesía
enriquecida, como tapices, cristal, porcelana, ebanistería, etc.
La riqueza de un país se basaba en la acumulación de oro y plata. Para mantener esas cantidades y
aumentarlas se fomentaban las industrias locales y el comercio, aunque se protegían las importaciones por
medio de aranceles. A este sistema económico se le denomina mercantilismo, o precapitalismo.
2. La Ilustración y su influencia en el cambio de mentalidad política.
2.1. Definición y características: La Ilustración fue una corriente intelectual del S. XVIII, muy crítica con el
Antiguo Régimen y la Iglesia. Sus principios eran:
• La razón: Era la base de todo el pensamiento y la actividad científica, por encima de la fe. Había que
rechazar todos los principios no racionales, como los privilegios, los dogmas e incluso el poder real. La
razón va unida al principio de tolerancia.
• Derecho natural: Se rige por la idea de que el ser humano tenía unos derechos de nacimiento, como la
libertad, que el estado no podía suprimir.
• La felicidad: Es el fin último de los seres humanos, y solo se puede conseguir por medio del conocimiento
y la educación. Se cree en el progreso continuo e inalterado del ser humano guiado por la ciencia.
Salvo excepciones, que estudiaremos, la Ilustración dejó fuera a las mujeres, a las que seguía considerando
seres humanos de segunda o inferiores al hombre. Aún así, pensadoras revolucionarias e ilustradas lograron
comenzar a publicar sus ideas en favor de la igualdad de sexos, como Olimpia de Gouges, que sin embargo
sufrió persecución por sus ideas y fue ejecutada durante la Revolución Francesa.
La Enciclopedia, un compendio de todo el saber del hombre reunido en 18 volúmenes, fue la obra principal
de difusión de las ideas ilustradas, dirigida por Diderot y D’Alembert.
2.2. Pensadores ilustrados:
 John Locke: Creía que el Estado debía regirse por un pacto entre gobernantes y gobernados,
pensamiento predemocrático de gran influencia posterior.
 Montesquieu: Enunció la división de poderes del estado en ejecutivo, legislativo y judicial como base de
la democracia.
 Voltaire: Partidario de la monarquía parlamentaria y de los derechos fundamentales, sobre todo la
libertad de expresión. Luchó contra el fanatismo y la radicalización.
 Rousseau: El principal bien del hombre es su libertad, y la base de la democracia reside en la igualdad de
todos los ciudadanos. La sociedad es la que corrompe al ser humano, cuya naturaleza real es buena. La
soberanía debe residir en todo el pueblo, que a su vez decide cuál es la forma de gobierno que prefiere,
y elige a sus representantes.
Como vemos, todos estos pensadores creen firmemente en la democracia, y todos aportan su visión sobre
las características de la misma. El absolutismo, por lo tanto, estaba fuera de la Ilustración.
2.3. El Despotismo Ilustrado: Las ideas de la Ilustración comenzaron a difundirse por Europa, y no fueron
pocos los monarcas que asumieron una parte de las mismas, pero sin abandonar sus privilegios. Nace así el
Despotismo Ilustrado, un sistema de gobierno que intentaba armonizar las nuevas tendencias ideológicas
con el Absolutismo:
• Elevar el nivel educativo de los súbditos: Fundando instituciones educativas y renovando planes de
estudio, que comenzaron a dar una mayor importancia a las ciencias frente a la teología. También se
desarrollaron las grandes expediciones científicas.
• Modernizar la administración: Reforzando el centralismo y creando o reformando los códigos civiles y
penales, rebajando levemente los derechos de los privilegiados, sobre todo en lo relacionado con los
impuestos.
• Potenciar el desarrollo económico: A las iniciativas ya comentadas de las Reales Fábricas, se unen las
desamortizaciones, procesos por el cuales las tierras bno labradas pasaran al Estado, quien a su vez las
puso a la venta, con lo que se obtuvieron una mayor superficie cultivada y una mayor tecnificación.
Al no alterarse el sistema político, el Despotismo Ilustrado no consiguió solventar los graves problemas
sociales que provocarían el ardor revolucionario.
3. El cambio en el sistema político: las revoluciones.
3.1. Antecedentes: La Monarquía Parlamentaria Inglesa y las Provincias Unidas:
En el S. XVII, los monarcas ingleses intentaron imponer el Absolutismo a la manera francesa, pero se
encontraron con la firme oposición de la burguesía, que controlaba el Parlamento. Las tensiones entre los
reyes y la burguesía concluyeron en dos procesos revolucionarios, en 1642 y 1688, entre los cuales no sólo
hubo un periodo republicano liderado por el intransigente y controvertido Oliver Cromwell, sino que se juzgo
y ejecutó al Rey Carlos I por oponerse a la voluntad popular. Finalmente, el Parlamento y el rey pactan un
sistema político en el que el monarca perdía gran parte de sus poderes en favor del Parlamento, que debía
aprobar todas las iniciativas del gobierno, garantizándose además una serie de derechos y libertades. Todo
ello quedó reflejado en la Declaración de Derechos de 1689.
Por otro lado, las Provincias Unidas de los Países Bajos, al independizarse de España en 1648, establecieron
una República en la que el poder era ejercido por la burguesía. Cada una de las siete provincias tenía un
Parlamento para autogobernarse. Las cuestiones que afectaban de manera común a las siete provincias eran
acordadas por los Estados Generales, que tenían representantes de todos los territorios.
3.2. La Independencia de los Estados Unidos.
Antecedentes: En el Siglo XVII, la llegada de un grupo de colonos a la costa atlántica de Norteamérica fue el
comienzo de la colonización británica del territorio. En el S. XVIII, las siguientes oleadas colonizadoras y sus
descendientes habían establecido las Trece Colonias, una estrecha franja entre las Penínsulas del Labrador y
la Florida. Estaban muy diferenciadas económica y socialmente, entre las colonias del norte del norte, que se
dedicaban a la agricultura intensiva y el comercio; y las del sur, centradas en el monocultivo de tabaco
(después será algodón) utilizando esclavos como mano de obra.
Causas: El Reino Unido disponía de las riquezas generadas por las Trece Colonias, pero no permitían el
desarrollo económico local. El primer lugar, estableciendo un monopolio comercial dirigido desde Londres,
por lo que los colonos no podían comerciar libremente ni entre ellos, ni con otros territorios americanos o
europeos. A ello se unía la tensión provocada por el pago de impuestos. Los colonos, cuyas asambleas tenían
mucha autonomía, rara vez pagaban impuestos eludiendo los mandatos del Parlamento británico con la
excusa de que ellos no estaban representados en la institución. Entre 1764 y 1766 se establecieron normas
que obligaban a los colonos a pagar impuestos, y estos respondieron boicoteando los productos ingleses.
Finalmente, en 1773, el Reino Unido entrega en exclusiva el comercio del té a la Compañía Inglesa de las
Indias orientales, lo que perjudicaba enormemente a los comerciantes de las colonias. Para mostrar su
rechazo, atacaron barcos británicos cargados de té en el puerto de Boston, en lo que se llamó el Motín del
té. Fue el inicio de la guerra de la Independencia.
La Guerra de la Independencia (1775 - 1783): Fue larga y cruenta. En 1776, los representantes de las Trece
colonias redactaron y aprobaron la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Recibieron el apoyo
de Francia y España, y estaban liderados por George Washington. Finalmente, con las victorias en las batallas
de Saratoga y Yorktown, los colonos lograron la victoria. Se firmó la Paz de Versalles en 1783, por la cual el
Reino Unido reconocía la independencia de las Trece Colonias, que pasaron a llamarse Estados Unidos de
América.
Consecuencias: En 1787 se aprobó la Constitución de los Estados Unidos, la primera de la historia. Establecía
una República Federal, dotaba a los estados de amplios poderes y, sobre todo, se basaba en los principios de
la democracia liberal o burguesa: la soberanía nacional recaía en el pueblo, se establecía la separación de
poderes, sufragio universal masculino (que en realidad era censitario, ya que solo podían votar los hombres
blancos) y reconocimiento de los derechos fundamentales. George Washington se convertía en el primer
presidente.
3.3. La Revolución Francesa:
Causas:
• Descontento social: Los campesinos y las clases humildes vivían en una situación cada vez más miserable,
presionados por grandes cantidades de impuestos y rentas a los que no podían hacer frente. De otra parte,
la burguesía veía como, aún siendo la base del desarrollo económico, no accedía al poder ni la
representatividad política.
• Crisis económica: Una sucesión de malas cosechas y una fuerte inflación agravó la situación de las clases
humildes, mientras la Hacienda Real entraba en bancarrota por los elevados gastos estatales. Los
privilegiados no pagaban impuestos, y el resto de la sociedad veía como la corte vivía entre lujos sin límite.
Los gastos que supuso la participación en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos agravaron el
descontento.
• La Ilustración y la pérdida de apoyos del Rey: Las ideas de la Ilustración convencieron a la burguesía,
mientras el Rey Luis XVI perdía apoyos continuamente, tanto de las clases populares, como de los propios
privilegiados, que recelaron del monarca cuando éste los convocó a una asamblea de notables en 1787 en
la que les exigió el pago de impuestos, a lo que se negaron con la excusa de que los impuestos solo podían
ser reformados por los Estados Generales.
Etapas:
Estados Generales y Asamblea (1789 - 1792): Luis XVI convocó los Estados Generales en mayo de 1789. Cada
estamento redacto su cuaderno de quejas, con sus reivindicaciones. El problema estaba en la elección del
sistema de voto: clero y nobles pretendían que se votara por estamento, lo que les daba la mayoría, mientras
que los representantes del pueblo llano reivindicaban el voto individual, que les era favorable. Ante la
negativa de los privilegiados y el Rey a aceptar el sistema de voto propuesto, el pueblo llano abandonó los
Estados Generales y se constituyeron como Asamblea Nacional, autoproclamándose como la única
institución con legitimidad representativa. Poco después, reunidos en la sala del Juego de Pelota acordaron
redactar una Constitución para Francia con las características de la nueva nación, convirtiéndose así en
Asamblea Constituyente.
El 14 de julio de 1789 el pueblo de París asaltó y destruyó la Bastilla, fortaleza símbolo del Absolutismo. Los
campesinos comenzaron a atacar los castillos de los nobles y se apropiaron de las tierras (gran miedo). En
medio de este clima revolucionario, la Asamblea constituyente abolió los derechos feudales y aprobó la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que reconocía los derechos
fundamentales y la democracia.
En 1791 la Asamblea Constituyente terminó la Constitución francesa, que tenía, entre otras, las siguientes
características:
• Reconocimiento de la soberbia nacional y los derechos fundamentales de los ciudadanos.
• Francia se convertía en una monarquía parlamentaria, similar a la británica.
• Consagración de la separación de poderes, aunque se permite que el rey, en determinadas circunstancias,
pueda vetar leyes.
• Sufragio censitario, restringido a hombres mayores de 25 años y con un cierto nivel de renta.
Terminada la labor de la Asamblea constituyente, se convocaron elecciones para la primera Asamblea
Legislativa (1791 - 1792). Comenzó un periodo difícil, pues la Asamblea tenía la férrea oposición de los
privilegiados y del propio monarca, que mientras simulaba aceptar el nuevo sistema conspiraba para retornar
al Absolutismo. Muchos nobles exiliados comenzaron también a conspirar contra la Revolución desde el
extranjero. Ante la amenazada que suponía que Francia abandonara el Absolutismo, las potencias europeas,
como Austria, Prusia y España, declararon la guerra a Francia. Al mismo tiempo, había grupos revolucionarios
que acusaban a la Asamblea de tibieza, exigiendo una aceleración de las reformas. En agosto de 1792, el
pueblo de París asaltó el Palacio de las Tullerías y la Asamblea destituyó a Luis XVI, convirtiendo en país, de
facto, en una República.
Convención, Directorio y fin del periodo revolucionario (1792 - 1799): Tras las revueltas y la destitución del
Rey, se convocan nuevas elecciones para la asamblea, que pasó a denominarse Convención Nacional. Entre
1792 y 1793 dominaron el poder los Girondinos, liderados por Jacques Pierre Brissot, grupo de republicanos
moderados, partidarios de un programa de reformas pactado y a largo plazo (Convención girondina). Se
abolió definitivamente la monarquía y se declaró la República, en lo que se consideró una radicalización de
la Revolución. Luis XVI fue juzgado por alta traición y ejecutado el 21 de enero de 1789. Su esposa, la reina
María Antonieta, sufrió el mismo proceso y murió ejecutada el 16 de octubre. A resultas de estas ejecuciones
las potencias europeas, reunidas en la Primera Coalición, declararon la guerra a Francia. Al mismo tiempo se
produjeron levantamientos a favor del absolutismo y la Iglesia en la región de La Vendée.
Esta situación, y el miedo a una derrota de la Revolución por las tensiones internas y externas, provocaron
un golpe de estado de los sans - culotes, que apoyaban al partido Jacobino o montañés, más radical.
Comienza la Convención Jacobina, entre 1793 y 1794, liderada por Robespierre. En ese periodo se aprobó
una nueva Constitución, denominada “Democrática”, que asumía la soberanía nacional y aprobaba el
sufragio universal masculino. Aún así, Robespierre asumió todos los poderes e implantó una dictadura con la
excusa de luchar contra los enemigos de Francia. Comenzó el periodo denominado como “El Terror”: juicios
populares contra personas que fueran acusadas o de las que se sospechara actividades contrarias a la
República, que eran rápidamente ejecutados. Más de 50.000 personas de todas las facciones políticas,
incluidos los enemigos de Robespierre dentro del jacobinismo, fueron guillotinadas en todas las ciudades de
Francia. Al mismo tiempo, Robespierre luchaba contra la crisis económica con medidas populistas, como la
limitación de precios, y otras menos comprendidas como la limitación de salarios. De igual forma, estableció
un nuevo calendario, y trató de borrar cualquier vestigio del pasado en la nueva Francia. Poco a poco, fue
perdiendo apoyos, hasta que en julio de 1794 una coalición de republicanos moderados y radicales contrarios
a Robespierre lo detuvieron, junto a sus principales seguidores, y fueron rápidamente guillotinados.
Se instaura un gobierno moderado que aprueba la Constitución de 1795, que retoma el sufragio censitario y
mantiene la separación de poderes, dejando el gobierno en manos de un Directorio formado por cinco
miembros. Pese a los esfuerzos por mantener un gobierno moderado, e incluso pactar con las potencias
extranjeros, aumentaron las conspiraciones internas y externas, los intentos de golpe de estado tanto
radicales (Conjura de los Iguales, de Babeuf) como monárquicas y absolutistas (Revuelta realista de París).
Un joven general, Napoleón Bonaparte, fue ganando fama y prestigio tras aplastar a los realistas en París y,
poco después, vencer a los enemigos exteriores de Francia en la campaña de Italia de 1796. Cuando las
potencias europeas formaron la Segunda Coalición y reanudaron los esfuerzos bélicos contra Francia,
Napoleón Bonaparte, apoyado por la alta burguesía pero también por muchos sectores de las clases
populares, da un golpe de estado y establece un periodo de gobierno denominado el Consulado, en el que el
propio Napoleón compartiría poder con Ducos y Sieyes. En la práctica, a este periodo se considera el final de
la Revolución.
3.4. El Imperio Napoleónico (1805 - 1815):
El periodo del Consulado se mantuvo hasta 1804. Napoleón acaparaba todo el poder, de facto, y sobre todo
cuando fue nombrado primer cónsul y cónsul vitalicio. Se tomaron medidas para modernizar Francia, como
fueron el nuevo código civil, que simplificaba las leyes y se convirtió en el modelo del que nacerían todos los
códigos europeos del S. XIX. También la creación del Banco de Francia, única institución capacitada para
emitir moneda y controlar el sistema financiero francés. Además, inició una intensa actividad diplomática en
el extranjero, que culminaron con la firma del Concordato con la Santa Sede, regularizando así las relaciones
de Francia y la Iglesia católica, muy deterioradas durante la etapa revolucionaria.
En 1804 Napoleón se proclama Emperador, comenzando una política expansionista por Europa. Pese a la
derrota de Trafalgar, frente a los británicos, una rápida acción militar, perfectamente coordinada, le
aseguraron las victorias de Austerlitz y Jena, con las que se anexionó Austria y Prusia. Para vencer a los
ingleses intentó un bloqueo continental al comercio británico que fue boicoteado por Portugal. Con la excusa
de invadir este país, ocupó España, deponiendo la dinastía borbónica en favor de su hermano, José.
Comenzaba así la Guerra de la Independencia en España. Rusia sustituyó a Portugal como principal aliado de
los ingleses, permitiendo el comercio británico a través de su territorio. Napoleón comete un grave error
táctico al iniciar la invasión de Rusia, que sería la perdición de su ejército dadas las dimensiones y el rigor del
invierno en este país. Cada vez más debilitado, es derrotado por una coalición de naciones europeas en la
batalla de Leipzig en 1813, y poco después en España. Napoleón abdica cuando los aliados invaden París, y
es exiliado en la isla de Elba en abril de 1814. Poco después trata de volver al poder, en lo que se denominó
periodo de los 100 días, pero es definitivamente derrotado en Waterloo en 1815 y deportado a la isla de
Santa Elena, donde morirá, posiblemente envenenado, en 1821.
Pese a su afán expansionista y su gobierno dictatorial, lo cierto es que las invasiones napoleónicas implicaron
la rápida expansión, por Europa, de las ideas propias de la revolución, generándose grupos y partidos liberales
de carácter democrático por todo el continente. Napoleón, aún sin quererlo, fue clave en la instauración de
la democracia en los países europeos, un proceso que ocupó la totalidad del S. XIX. Incluso los partidarios de
restaurar el Absolutismo entendieron la imposibilidad de hacerlo sin aceptar muchos postulados ilustrados y
liberales.

4. La Restauración y las nuevas oleadas revolucionarias.


4.1. La Restauración: Derrotado Napoleón, comienza un periodo reaccionario y Absolutista en Europa con
las siguientes características:
• Legitimismo monárquico: Se reinstauraron las monarquías absolutistas, a las que se consideraba las únicas
legítimas formas de poder en el Estado.
• Coalición internacional: Estableciendo tratados que permitían la intervención en cualquier país en cuanto
una monarquía absolutista fuera amenazada por movimientos revolucionarios.
• Sistema de congresos: Se organizaban reuniones periódicas de las grandes potencias para intervenir y
resolver los problemas internacionales.
En el Congreso de Viena, de 1814 y 1815, se aprobó el nuevo mapa de Europa, que significaba el retorno de
Francia a las fronteras anteriores a 1789, el reparto equilibrado de territorios y zonas de influencia por parte
de Rusia, Austria y Prusia; y la creación de estados - tapón en torno a Francia que limitaran su capacidad
expansiva hacia las grandes potencias. Holanda se anexionó Bélgica, y Piamonte recibió Saboya y Génova. Sin
embargo, se generaron nuevos problemas que significarían graves tensiones en el futuro, como la falsa unión
entre Suecia y Noruega, y las pretensiones nacionalistas de Polonia, Italia y Alemania, que fueron ignoradas.
Además, se crearon dos grandes coaliciones internacionales contra el Liberalismo: la Santa Alianza, integrada
por Prusia, Rusia y Austria, firme defensora del Absolutismo y el derecho divino de los reyes; y la Cuádruple
Alianza, formada por los anteriores y el Reino Unido, a los que se unió Francia en 1818, convirtiéndose en la
Quíntuple Alianza. Era una coalición militar para mantener en el trono al rey Luis XVIII de Francia y defender
el nuevo orden europeo.
4.2. Nuevas oleadas revolucionarias: El Liberalismo se había expandido por Europa, demostrando en varias
oleadas revolucionarias la incapacidad del la Restauración por volver al sistema político previo a la Revolución
Francesa. La invasión napoleónica había generado un fuerte nacionalismo en los países invadidos,
exacerbando el sentimiento de pertenencia a una nación. Esta realidad fue obviada por el Congreso de Viena,
que no respetó las aspiraciones de diversas culturas e identidades europeas. Al mismo tiempo, el Liberalismo
se convirtió en el pensamiento de progreso y principal garante de la democracia burguesa y los derechos y
libertades fundamentales, entre los que estaba la soberanía nacional, contraria al Absolutismo.
La primera oleada revolucionaria comienza en España en 1820 contra el gobierno Absolutista de Fernando
VII, que finalizó con la intervención de la Santa Alianza en 1822. En 1821 Grecia se sublevó contra el dominio
turco, consiguiendo su independencia en 1829. La segunda oleada revolucionaria de 1830, más intensa y de
resultados prometedores, comienza en Francia con el derrocamiento de Carlos X, que había intentado
establecer un Absolutismo intransigente. Fue sustituido por Luis Felipe de Orleans, que se vio obligado a
aceptar una monarquía liberal. Poco después Bélgica lograba su independencia de Holanda. Las fracasadas
revueltas de Polonia contra el Imperio ruso, y de los Estados Italianos de Parma, Módena y los Estados
Pontificios, significaban, sin embargo, que los movimientos liberales eran internacionales y difíciles de
derrocar.
La tercera oleada de revoluciones, en 1848, afectó a numerosos países. Además del liberalismo y el
nacionalismo, cobraron una gran importancia las demandas políticas y sociales de las clases populares, cada
vez más empobrecidas. En Francia se derrocó la monarquía y se declaró la Segunda República, elaborados
una Constitución liberal y muy moderada. Las primeras eleciones presidenciales dieron el poder a Luis
Napoleón Bonaparte, que derivó hacia posturas cada vez más autoritarias y se autoproclamó emperador en
1852. La revolución se extendió por diversos países Europeos, provocando cambios de regímenes y
establecimiento de Constituciones liberales. Aunque muchas de ellas fracasaron, las principales ideas del
liberalismo avanzaron por toda Europa de forma imparable, y no pudieron ser ignoradas incluso por los
sectores más conservadores. A ello se unía los aun recién nacidos movimientos obreros, que cambiarían el
panorama de reivindicaciones en Europa en las décadas siguientes.

5. El nacionalismo.
Como ya indicamos, la invasión Napoleónica, y los principios liberales, hicieron nacer un fuerte sentido
nacionalista en Europa. El nacionalismo puede ser definido como la ideología que defiende el apego a la
propia nación, entendida esta como el conjunto de elementos culturales, las costumbres y tradiciones, la
historia e incluso los factores etnográficos y raciales, que unen a una comunidad; siendo muy importante la
existencia de una lengua propia.
En Europa, durante el S. XIX, se produjeron dos corrientes nacionalistas bien diferenciadas. De una parte, el
nacionalismo disgregador, que exigía la independencia de diversos pueblos y culturas englobados en grandes
Imperios. Así, se produjeron movimientos independentistas en diversos territorios del Imperio Otomano
(turcos), como el ya mencionado de Grecia, y también Serbia, Rumanía, Montenegro, Bulgaria y Albania.
También Bélgica logro independizarse de Holanda. En el Imperio Austriaco, aunque la disgregación no se
produciría hasta el final de la I Guerra Mundial, nacieron movimientos independentistas de importancia en
Hungría y las actuales Republica Checa y Eslovaquia.
La segunda corriente fue el nacionalismo unificador, que buscaba la unión de comunidades divididas en
diversos estados pero que compartían cultura, historia y lengua. Estos nacionalismos culminaron con dos de
los procesos políticos más importantes de la Europa del S. XIX: las Unificaciones de Italia y Alemania.
La Unificación de Italia se desarrolla entre 1859 y 1870, en varias etapas, lideradas desde el Estado de
Piamonte por el Rey Victor Manuel, el primer ministro Cavour y el revolucionario Garibaldi
• 1859: Una coalición franco - piamontesa vence en Magenta y Solferino a Austria, que entrega Lombardía
al Reino de Piamonte. A cambio de su apoyo, Francia recibe Saboya y Niza.
• 1860 y 1861: Los “Camisas rojas” de Garibaldi conquistan Nápoles y Sicilia, vinculando el sur de Italia al
Piamonte. En 1861, en Turin, se reúne el primer Parlamento italiano y Victor Manuel II es proclamado Rey
de Italia.
• 1866: A cambio del apoyo a Prusia en su guerra contra Austria, Italia se anexiona Venecia.
• 1870: Los piamonteses invaden Roma aprovechando la debilidad de los franceses, que se encargaban de
la defensa de los Estados Pontificios, a causa de la guerra franco - prusiana. El Papa no reconoció esta
ocupación que acababa con los Estados Pontificios. Roma se convirtió en la capital de Italia, ya totalmente
unificada.
La Unificación de Alemania: Alemania estaba dividida en 39 estados, agrupados tras el Congreso de Viena
en la Confederación Germánica, presidida y liderada por Austria. El proceso de unificación alemana estuvo
liderado por Prusia, el reino más poderoso. Si bien no faltaron los enfrentamientos bélicos, el proceso fue
diferente del italiano. Comenzó con una unión aduanera, en 1834, propuesta por Prusia, de la que quedó
fuera Austria. Eso significaba el libre comercio entre estados alemanes sin la existencia de aranceles, y una
mayor competitividad de sus productos frente al exterior. En las oleadas revolucionarias de 1848, un
parlamento confirmado por representantes de casi todos los estados ofreció la corona alemana a Guillermo
I de Prusia, pero este la rechazó por las condiciones que se le imponían. A partir de 1862, tanto Guillermo I
como su primer ministro, Bismarck, aceleraron el proceso de unificación, que tuvo un carácter más militar.
• Primera fase (1864): Un problema sucesorio en dos ducados dependientes de Dinamarca, de población
alemana, dieron la excusa a Bismarck para invadir y anexionarse esos territorios.
• Segunda fase (1866 - 1869): Aprovechando la debilidad austriaca por los conflictos en Italia, Prusia invadió
el ducado austriaco de Holstein. Posteriormente derrotó a Austria en Sadowa, lo que permitió la anexión
y unificación de todo el norte en la Confederación de la Alemania del Norte.
• Tercera fase (1870 - 1871): Bismarck firma una alianza militar con los estados alemanes del sur. Ante la
oposición de Francia a la Unificación alemana, Prusia provoca el estallido de la guerra Franco - Prusiana,
que finalizó con la derrota francesa. Francia tuvo que ceder Alsacia y Lorena, y los estados del sur de
unieron al resto de la confederación. En 1871 se proclamó la unificación y el Segundo Reich o Segundo
Imperio Alemán, proclamándose a Guillermo I como nuevo emperador. En poco tiempo, Alemania se
convirtió en una potencia económica y política en Europa.

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