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NUEVA Y ORK UNIVERSIDAD ESCUELA DE L AW

INVESTIGACIÓN SOBRE DERECHO PÚBLICO Y TEORÍA JURÍDICA SERIES WORKING


PAPER NO. 22-20

Reformulación de los derechos indígenas: El Derecho de Consulta y los Derechos de la Naturaleza y de


las Generaciones Futuras en la Movilización Legal Sarayaku

César Rodríguez-Garavito y Carlos Andrés Baquero-Díaz

Abril de 2022

Reformulación de los derechos indígenas:

El derecho de consulta y los derechos de la naturaleza y de las generaciones futuras en la movilización


jurídica de Sarayaku

César Rodríguez-Garavito Carlos Andrés Baquero-Díaz

De próxima aparición en G. de Burca, ed. Movilización jurídica en favor de los derechos humanos

(Oxford Univ. Press)

I. Introducción

En junio de 2020, los líderes del pueblo indígena Sarayaku anunciaron que volvían a los tribunales. El
poder judicial se había convertido en un escenario familiar para Sarayaku. Durante 18 años, llevaron a
cabo litigios estratégicos en Ecuador y en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos para rechazar
los intentos de los sucesivos gobiernos ecuatorianos de autorizar la explotación petrolera en su territorio,
en el corazón de la región amazónica del país. Fue un viaje extraordinario que convirtió a los Sarayaku
en un icono del creciente movimiento mundial de los pueblos indígenas a principios de la década de

1
2000. También los ha convertido, desde mediados de la década de 2010, en uno de los actores clave del
movimiento transnacional para la acción urgente contra el calentamiento global. De hecho, mientras los
representantes de los gobiernos se reunían en París para negociar un acuerdo mundial en la cumbre del
clima de 2015, la líder de Sarayaku, Patricia Gualinga, y otras representantes femeninas de la comunidad
hicieron un truco publicitario remando por el río Sena en una canoa que su comunidad había construido
para la ocasión a partir de un árbol amazónico gigante y enviado hasta París, con la ayuda de sus aliados
internacionales de los movimientos ecologistas e indígenas.1

El uso de tácticas legales, instituciones y marcos de movilización ha sido fundamental en la lucha de


Sarayaku. En particular, la movilización legal de Sarayaku incluyó una demanda de nueve años ante los
más altos órganos de derechos humanos de las Américas: la Comisión Interamericana y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. La demanda concluyó con una decisión histórica de 2012 de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) que falló en contra del Estado ecuatoriano. En
el caso Sarayaku contra Ecuador, la Corte IDH sentó un precedente clave en el derecho internacional de
los derechos humanos al reconocer que el derecho de los pueblos indígenas a la consulta libre, previa e
informada (CLPI) implica el deber gubernamental de consultar de forma significativa a las comunidades
indígenas y solicitar su consentimiento antes de autorizar actividades o promulgar normas que les afecten
directamente. 2

La Corte Interamericana de Derechos Humanos determinó que el gobierno ecuatoriano había violado el
derecho al CLPI de Sarayaku al conceder una licencia a una empresa argentina ( Compañía General de
Combustibles, CGC ) para explorar en busca de petróleo dentro de su territorio en 1996. Aunque la
campaña política, mediática y jurídica emprendida por Sarayaku y sus aliados nacionales e
internacionales consiguió impedir que CGC perforara en busca de petróleo en la zona de Ama, la
empresa había emprendido ilegalmente la exploración sísmica en territorio de Sarayaku, incluso
mediante el uso de explosivos, sin consultar previamente al pueblo indígena. La Corte Interamericana de
Derechos Humanos ordenó al gobierno ecuatoriano que indemnizara a los Sarayaku, retirara los
numerosos explosivos no detonados aún enterrados en la selva, consultara a los Sarayaku antes de
autorizar cualquier otra actividad en sus tierras y promulgara una normativa nacional sobre el CLPI en
consonancia con la Constitución ecuatoriana, el Convenio 169 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) y la sentencia de la Corte. Aunque el Gobierno ecuatoriano de entonces (dirigido por el
presidente Rafael Correa) pagó a regañadientes las reparaciones y emitió una disculpa pública poco
entusiasta en 2013, no cumplió las
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órdenes de la Corte IDH relativas a la aplicación y regulación del CLPI. El sucesor de Correa, Lenín
Moreno, tampoco lo hizo.

Por ello, Sarayaku decidió volver a los tribunales en 2020, esta vez ante la Corte Constitucional
ecuatoriana, para exigir al Gobierno que cumpla las órdenes de la Corte IDH. Como signo de los tiempos,
la rueda de prensa en la que los líderes de Sarayaku y sus abogados anunciaron la presentación de la
petición ante la Corte Constitucional tuvo lugar a través del Zoom.3 Desde la selva amazónica y con
mascarillas, los líderes indígenas hablaron no sólo de su demanda legal, sino también del hecho de que la
actual pandemia de Covid-19 y las inundaciones exacerbadas por el impacto del calentamiento global
estaban afectando gravemente a las vidas y los medios de subsistencia de los miembros de la comunidad.
4

En este capítulo, analizamos la campaña de Sarayaku como un caso icónico y de gran éxito de
movilización legal transnacional. Nuestro estudio se basa en una combinación de fuentes cualitativas,
incluido el trabajo etnográfico en el territorio de Sarayaku, así como entrevistas y observación
participante con actores clave del caso. En otro lugar, presentamos un estudio en profundidad de la
campaña. 5 Aquí, en lugar de ofrecer un relato detallado de los giros políticos y jurídicos del caso dentro
y fuera de Ecuador, nuestro objetivo es participar en el debate académico más amplio sobre la
movilización jurídica transnacional en general y la movilización jurídica medioambiental e indígena en
particular.

En concreto, sostenemos que un factor clave que subyace a la evolución y al notable impacto de la
campaña es el éxito de la coalición Sarayaku a la hora de rebatir la estrecha definición del CLPI y de los
derechos indígenas propuesta por gobiernos, empresas y organismos internacionales como la OIT. En
contraposición a la interpretación hegemónica del CLPI como un derecho meramente procedimental a
participar en las consultas, Sarayaku ha conseguido lo siguiente replantearon activamente el significado
del CLPI como el derecho de los pueblos indígenas a conceder o denegar su consentimiento a nuevas
actividades económicas o normativas que les afecten. En términos más generales, desde el punto de vista
de la teoría de la movilización legal y de los movimientos sociales, las tácticas más impactantes del
pueblo Sarayaku y de otros actores de la campaña pueden interpretarse como un trabajo de encuadre. Los
marcos de movilización son esquemas mentales que codifican la experiencia de un problema social
(como la extracción de petróleo en territorios indígenas) a través de categorías jurídicas (como los
derechos de los pueblos indígenas y las generaciones futuras) y ofrecen una forma organizada de percibir

3
y responder al problema6. La táctica de Sarayaku consistió en: 1) replantear la disputa legal en términos
de los derechos de los pueblos indígenas a la autodeterminación y los derechos de la naturaleza; 2)
comunicar estos marcos de forma que resonaran no sólo en los tribunales, sino también en una amplia
audiencia global de activistas y simpatizantes concienciados con el medio ambiente; y 3) crear un puente
entre el marco de los derechos indígenas y el marco emergente de la acción global contra el cambio
climático.

Como ha señalado Lisa Vanhala, los estudiosos de la movilización jurídica han prestado una atención
considerable al papel que desempeñan las normas jurídicas a la hora de ofrecer a los activistas
oportunidades institucionales (u obstáculos) para sus reivindicaciones. De ahí el énfasis de la bibliografía
existente en variables jurídicas como la facilidad de acceso a los tribunales, la permeabilidad de los
regímenes jurídicos nacionales al derecho internacional de los derechos humanos y el grado en que los
procedimientos jurídicos permiten la participación de las personas y comunidades afectadas. 7 Este
enfoque también es visible en la literatura sobre la movilización legal en torno al derecho de los pueblos
indígenas al CLPI.8

Se ha prestado mucha menos atención a la dimensión igualmente importante de la movilización jurídica


que es la creación de significados, mediante la cual los activistas se comprometen con la ley para dar
forma a las percepciones y la comprensión que su público tiene de las reivindicaciones y las cuestiones
en cuestión. Intentamos contribuir a la bibliografía centrándonos en los procesos de encuadre e ilustrando
su funcionamiento con pruebas del caso Sarayaku. También analizamos el modo en que las disputas
legales y los resultados de las numerosas y prolongadas rondas de litigios giraron en torno a los
mencionados marcos contrapuestos del CLPI. Y demostramos que, lejos de importar pasivamente el
marco dominante del CLPI en el derecho internacional, los Sarayaku y sus asesores jurídicos lo
impugnaron y ampliaron y reexportaron un marco contrahegemónico que ha influido en la evolución de
las normas mundiales sobre derechos indígenas y acción climática.

Argumentamos además que las tácticas jurídicas y políticas de la campaña Sarayaku se caracterizan por
una perspectiva a largo plazo que es común en los movimientos de pueblos indígenas y ecologistas, pero
que ha pasado relativamente desapercibida en los estudios sobre movilización jurídica. Al analizar la
evolución del caso a lo largo de casi dos décadas, hemos elegido deliberadamente un período de
observación más largo que el que se utiliza actualmente en los estudios de casos de la bibliografía, que
tienden a centrarse en episodios más breves de movilización. Desde este punto de vista, pretendemos

4
demostrar que la elección de reivindicaciones y tácticas en la campaña de Sarayaku está impregnada de
una visión a largo plazo que contrasta con la temporalidad a corto plazo de la burocracia estatal y los
objetivos empresariales implicados en el caso. En términos más generales, sostenemos que, del mismo
modo que los estudios de defensa jurídica han desarrollado una comprensión matizada del espacio -por
ejemplo, documentando cómo los activistas trabajan a múltiples escalas mediante la "búsqueda de sedes"
y la alternancia entre litigios nacionales e internacionales-, también necesitan incorporar una conciencia
sustantiva y metodológica de la importancia del tiempo en la movilización jurídica. La sensibilidad ante
el tiempo es especialmente relevante si queremos entender la lógica de la movilización y los resultados
de los movimientos indígenas y ecologistas, cuyo objetivo es ralentizar, si no detener, el vertiginoso
ritmo de las economías extractivas, así como promover objetivos a largo plazo como los derechos de las
generaciones futuras y el derecho a un sistema climático habitable.

2. Reformulación de los derechos indígenas: La disputa sobre los derechos libres, previos e
informados

Consulta y consentimiento

A. Entre la consulta y el consentimiento: Legalidades contrapuestas en materia indígena

Participación

Desde su incorporación al derecho internacional a través del Convenio 169 de la OIT de 1989, el CLPI
ha sido una institución muy cuestionada. Como uno de nosotros ha argumentado, el texto y la práctica del
Convenio 169 de la OIT son compromisos entre dos puntos de vista opuestos: (1) la interpretación
procedimental del CLPI promovida por la mayoría de los gobiernos y actores corporativos durante la
negociación e implementación del Convenio, y (2) la visión sustantiva y empoderada de la consulta y la
participación promovida por los pueblos indígenas y sus aliados. 9 El CLPI es una institución
profundamente controvertida en la que el predominio de la legalidad procesal es constantemente
impugnado por las reivindicaciones legales indígenas basadas en los principios de autodeterminación y la
indivisibilidad de los derechos indígenas, los derechos de las generaciones futuras y los derechos de la
naturaleza.

5
Cada paso que se da para regular el CLPI o para ponerlo en práctica desencadena esta tensión entre la
legalidad neoliberal (que se centra en el procedimiento de consulta, como manifestación de la libertad
contractual entre partes supuestamente iguales) y la legalidad de los derechos indígenas (que evalúa el
procedimiento en función de sus resultados; es decir, en función del grado en que permite a los pueblos
indígenas consentir o rechazar libremente el proyecto o la decisión en cuestión como expresión de su
derecho a la libre determinación y del deber de proteger a las generaciones futuras y a la naturaleza).

El resultado de esta tensión es visible en el artículo 6 del Convenio 169 de la OIT, que establece: Al
aplicar las disposiciones del presente Convenio, los gobiernos deberán:

(a) consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través de
sus instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas
susceptibles de afectarles directamente; .

2. Las consultas realizadas en aplicación del presente Convenio se llevarán a cabo, de buena fe y de
forma adecuada a las circunstancias, con el objetivo de lograr el acuerdo o el consentimiento a las
medidas propuestas.

Como puede verse fácilmente, esta solución de compromiso concibe el consentimiento y el acuerdo
como un objetivo deseado, en contraposición a un requisito para la legalidad de una decisión que afecte a
los pueblos indígenas. En una interpretación literal del texto, la norma jurídicamente vinculante es el
procedimiento de consulta, más que el resultado sustantivo de la misma. Esta es la versión del CLPI que
se ha incorporado a las constituciones o la legislación de la mayoría de los 24 Estados que han ratificado
el Convenio 169 de la OIT en todo el mundo, incluidos los 14 Estados de América Latina que lo han
hecho.10 En términos más generales, esta versión hegemónica del CLPI es una pieza central de lo que
Charles Hale denomina "multiculturalismo neoliberal": el régimen jurídico que reconoce los derechos
culturales indígenas pero niega, de facto o de jure, "la afirmación del control sobre los recursos
necesarios para que esos derechos se hagan realidad".11

Impugnar y ampliar el significado del CLPI ha sido un objetivo central del movimiento transnacional por
los derechos indígenas. Esto quedó patente en las prolongadas negociaciones que condujeron a la
adopción de un nuevo instrumento internacional en la materia, la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Aprobada por la Asamblea General de la ONU en 2007, la
Declaración encarna un enfoque híbrido. Aunque defiende la interpretación hegemónica del CLPI, la

6
Declaración va más allá que el Convenio 169 en la dirección de la propuesta de los grupos indígenas al
exigir el consentimiento para reubicar a un pueblo indígena de su territorio.12

La disputa entre las interpretaciones hegemónicas y contrahegemónicas del CLPI se ha desarrollado en


los ámbitos internacional y nacional, con diferentes resultados en distintos lugares, casos y países. A
nivel internacional, por ejemplo, las directrices de la OIT se han mantenido más próximas al significado
literal del Convenio 169, 13 mientras que algunos órganos de derechos humanos, como la Relatoría de
las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas 14 y la Corte IDH15 , han adoptado
interpretaciones del derecho internacional en general, y del Convenio 169 en particular, que toman el
requisito de consulta como punto de partid, pero suben el listón al mantener el estricto requisito de
obtener el consentimiento cuando se trata, por ejemplo, de proyectos de desarrollo a gran escala que
pueden afectar profundamente a la vida y la cultura de los pueblos indígenas. Los gobiernos nacionales y
los marcos jurídicos también han divergido en sus interpretaciones del CLPI. Por ejemplo, mientras que
el Gobierno y los tribunales ecuatorianos han defendido tradicionalmente una interpretación procesal del
CLPI, el Gobierno boliviano y el poder judicial colombiano han adoptado una interpretación más cercana
a la de la CIDH.16

A los efectos de este capítulo, merece la pena destacar que las ambigüedades de las normas
internacionales y nacionales relativas al CLPI son tanto un desencadenante como un resultado de la
movilización legal. En última instancia, los resultados de las disputas jurídicas en torno al CLPI se
derivan de las oportunidades y limitaciones creadas por las normas jurídicas existentes, por un lado, y las
interpretaciones subjetivas y estrategias de encuadre de los actores que las utilizan, por otro. Nuestras
entrevistas e investigaciones etnográficas muestran que las mismas normas (por ejemplo, las del
Convenio 169) son invocadas por actores muy diferentes, como pueblos indígenas, empresas,
asociaciones empresariales de industrias extractivas, gobiernos, tribunales, organismos de la ONU y
agencias internacionales de desarrollo. Por lo tanto, los efectos hegemónicos o contrahegemónicos de
estas normas vienen determinados en parte por el éxito relativo de las estrategias de enmarcado que
utilizan estos actores en una disputa legal concreta, como ilustra el caso Sarayaku.

A. Entre el CLPI y los derechos de la naturaleza: Procesos de encuadramiento ante el cambio de


oportunidades jurídicas en el caso Sarayaku

7
Curiosamente, los remedios que los líderes y abogados de Sarayaku buscaban en la mencionada acción
legal ante la Corte Constitucional ecuatoriana no se centraban exclusivamente en la aplicación de las
órdenes de la Corte IDH relativas al CLPI. En su presentación ante la Corte Constitucional a finales de
2019 y su anuncio público después de que la Corte admitiera el caso a mediados de 2020, los Sarayaku
hicieron hincapié en que su objetivo final era conseguir que la Corte respaldara formalmente su visión de
su territorio amazónico como una "selva tropical viva" inseparable de las vidas y culturas humanas y, por
lo tanto, como un sujeto de derechos en sí mismo. 17

Como se ha señalado, este tipo de táctica de reencuadre ha sido crucial para el movimiento Sarayaku
desde sus inicios. Los estudios sobre la teoría del encuadre han demostrado que el cambio social
depende, en parte, de si los activistas consiguen construir y reconstruir encuadres que den identidad a su
movimiento (creación de encuadres), de modo que puedan tener eco en su audiencia (resonancia de los
encuadres) y de modo que conecten con las narrativas y agendas de otros movimientos (puente de
encuadres)18. Las pruebas de tres décadas de movilización social, incluidas dos décadas de movilización
legal, demuestran que Sarayaku y sus aliados participaron constantemente en las tres formas de trabajo de
encuadre.

(i) Más allá del CLPI y los tribunales: Creación de marcos y resonancia de marcos en la campaña
Sarayaku

El marco ecocéntrico más amplio precedió en casi una década al uso del marco especializado del CLPI
en el caso Sarayaku. De hecho, las demandas de proteger la Amazonia como "bosque vivo" (kawsak
sacha en lengua quichua) y respetar la cosmovisión indígena de una "buena vida" sostenible (sumak
kawsay) en equilibrio con la naturaleza y el bienestar de las generaciones actuales y futuras fueron
fundamentales para la movilización de los pueblos amazónicos que marcó la revitalización del
movimiento indígena ecuatoriano en 1992. Ante la reticencia del gobierno del presidente Rodrigo Borja a
conceder formalmente títulos de propiedad colectiva a los pueblos indígenas amazónicos y excluir esos
territorios de la explotación petrolera, los Sarayaku se unieron a miles de manifestantes indígenas que
recorrieron a pie los 350 kilómetros que separan la Amazonia de Quito. Tras un mes de marcha y otro de
negociaciones con el gobierno, Sarayaku y otras comunidades obtuvieron la titularidad legal de su
territorio. 19

8
La marcha catapultó a la Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas (Conaie), que Sarayaku
había ayudado a establecer en 1986, a la prominencia nacional. A través de la Conaie, el marco de
Sarayaku resonó y tuvo una influencia directa en el movimiento indígena nacional y en la política y el
derecho nacionales en general. Marlon Santi, antiguo representante político de Sarayaku, se convertiría
incluso en el líder de la Conaie (2008) y más tarde en el jefe de Pachakutik (2016), el principal partido
político indígena de Ecuador.

La movilización de Sarayaku ayudó a dar forma a las estructuras de oportunidades legales y a la


formulación de los derechos indígenas en Ecuador a principios de siglo. La aplicación del Convenio 169
de la OIT fue parte integrante de las reivindicaciones indígenas durante todo este período y condujo a la
ratificación del Convenio por parte de Ecuador en 1998 y a la incorporación de los derechos de CLPI en
una nueva Constitución ese mismo año. Sin embargo, el pueblo Sarayaku propuso sistemáticamente una
interpretación amplia del CLPI, que no se basaba únicamente en los procedimientos de consulta, sino
también en reivindicaciones sustantivas sobre la incompatibilidad de las economías extractivas (como el
petróleo, la minería, los monocultivos y la tala) con los derechos de los pueblos indígenas, los bosques
vivos y las generaciones futuras. Para los Sarayaku, los titulares de derechos del CLPI no son sólo los
miembros de su comunidad, sino también todos los demás pueblos naturales. entidades (desde árboles a
ríos y animales) que están inextricablemente conectadas con las vidas y culturas humanas y cuya
supervivencia se ve igualmente afectada por las economías ex tractivas. Como dijo en nuestra entrevista
José Gualinga, entonces representante político del pueblo Sarayaku en nuestra comunidad las decisiones
se toman siempre después de consultar al bosque vivo, analizando lo que nos dice y lo que tiene que decir
toda la gente de la comunidad".20

De hecho, la movilización legal de Sarayaku puede entenderse mejor como una serie de esfuerzos
plasmar en la ley los principios del buen vivir y la selva viva. Este leitmotiv es evidente en los episodios
clave del caso. Por ejemplo, en un documental premiado producido por el cineasta de la comunidad poco
después de la audiencia de 2011 sobre el caso ante la Corte IDH, los Sarayaku se presentaron ante un
público mundial como el pueblo "cuya vida es la selva tropical... cuya identidad y creencias se basan en
los seres vivos y espirituales que habitan esta selva". Así se presentó también José Gualinga a sí mismo y
a su pueblo al comienzo de la audiencia ante el pleno de jueces de la sala de la Corte IDH en San José de
Costa Rica. Venimos del lejano territorio de Sarayaku, del río del maíz; somos descendientes del jaguar",
dijo Gualinga, en alusión al espíritu animal arquetípico amazónico (el jaguar) y al río que atraviesa su
territorio y les da nombre (Sarayaku significa "río del maíz" en quichua).21 Por la misma época, el
9
equipo mediático de Sarayaku lanzó una página web y un corto documental titulado Kawsak Sacha (selva
viva) que relata la vida y la lucha política y jurídica de los Sarayaku en pro de la protección de todas las
formas de vida en la selva.22

La continuidad de estas reivindicaciones sustantivas y marcos de movilización es evidente en los


renovados esfuerzos legales de Sarayaku en la década de 2020. El objetivo último de la petición ante la
Corte Constitucional de Ecuador era obtener el reconocimiento formal del territorio de Sarayaku como
sujeto de derechos. 23 Como veremos, esta petición se fundamentaba en el reconocimiento de los
derechos de la naturaleza en la Constitución ecuatoriana de 2008. Para los Sarayaku, la petición pretendía
traducir en ley su reivindicación de larga data de la selva tropical "como un ser vivo, con conciencia,
constituido por todos los seres de la selva, desde el más infinitesimal hasta el más grande y supremo",
como se explica en su Declaración Kawsak Sacha de 2018, que invocaron ante la Corte. En contraste con
la división humano-naturaleza que caracteriza las concepciones hegemónicas de los derechos humanos en
general, y del CLPI en particular, la Declaración afirma que la selva viva incluye a 'los seres de la
mundos animal, vegetal, mineral, espiritual y cósmico, en intercomunicación con los seres humanos,
dándoles lo necesario para reanimar sus facetas psicológica, física y espiritual, restableciendo así la
energía, la vida y el equilibrio de los pueblos originarios "24.

Fue esta visión más amplia y a más largo plazo de los derechos lo que permitió a Sarayaku impugnar el
marco dominante del CLPI, transformarlo y reexportar su versión modificada. Y lo que es más
importante, fue también ese marco el que permitió a los Sarayaku tender puentes con el movimiento
ecologista y de acción por el clima. La creación de puentes entre marcos resultó crucial para el éxito de
su oposición a la perforación petrolífera, incluso frente a oportunidades variables y cada vez más
reducidas.

para la movilización en el sistema legal ecuatoriano , como mostraremos en la siguiente sección.

(i) Forjar puentes, ampliar oportunidades: La conexión indígena- medioambiental

La amplia comprensión de los Sarayaku de los derechos y el CLPI abrió el camino a un componente
clave de su movilización jurídica y política: la colaboración con una amplia gama de aliados nacionales e
internacionales mucho más allá del movimiento de derechos indígenas. Además de organizaciones de
derechos humanos como el Centro de Derechos Económicos y Sociales (CESR, que representó a los
10
Sarayaku en su primera demanda ante los tribunales nacionales en 2002) y Amnistía Internacional (que
copatrocinó el documental antes mencionado que dio a conocer la causa de los Sarayaku a un público
mundial), numerosas organizaciones ecologistas se unieron al llamamiento de los Sarayaku para la
protección de la "selva viva", entre ellas Amazon Watch, EarthRights International y Paroles de Nature.

Curiosamente, las dos organizaciones que prestaron apoyo jurídico especializado en la demanda ante la
CIDH proceden de distintos ámbitos de los derechos humanos y los derechos ambientales. La Fundación
Pachamama, entonces dirigida por el abogado indígena y ambientalista Mario Melo, sucedió a CESR
como representante legal ecuatoriano de Sarayaku. El asesor jurídico internacional en el caso fue el
Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), la organización regional pionera de derechos
humanos especializada en el sistema interamericano, dirigida por Viviana Krsticevic. Melo ha asesorado
a Sarayaku durante dos décadas, primero desde el CESR, luego desde la Fundación Pachamama y más
recientemente desde la Facultad de Derecho de la Universidad Católica del Ecuador. CEJIL y Krsticevic
se unieron al caso ante la Corte IDH y permanecieron como asesores legales internacionales en la
ejecución de la sentencia de la Corte. De hecho, ambos abogados representan a los Sarayaku en su nueva
petición ante la Corte Constitucional ecuatoriana , que comenzó en 2019 y concluirá en 2021. Para ellos
(y para una generación de abogados de interés público latinoamericanos), el litigio de Sarayaku se
convirtió en uno de los casos más destacados de la convergencia de los marcos indígena, ambiental y de
derechos humanos.25

Algunos episodios clave de la historia de Sarayaku muestran cómo tender puentes entre estos
movimientos tuvo consecuencias trascendentales a nivel nacional y transnacional. El ejemplo más claro
en Ecuador son los debates que tuvieron lugar durante la Asamblea Constituyente de 2008, que
desembocaron en la aprobación de una nueva Constitución ese mismo año. Curiosamente, una de las
disputas más agudas de la Asamblea giró en torno al CLPI, hasta el punto de crear fisuras dentro del
partido del entonces presidente Rafael Correa.

Correa había sido elegido en 2006 con una plataforma política de izquierdas y había recibido el apoyo de
Pachakutik, el partido político indígena al que le había ido mal en la primera vuelta de las elecciones
presidenciales. La popularidad de Correa dio a su gobierno el capital político para proponer y ganar un
referéndum para convocar una Asamblea Constituyente, cuyos miembros fueron elegidos por votación
popular y tomaron posesión a finales de 2017. Durante las deliberaciones de la Asamblea, quedó claro
que el programa económico e institucional redistributivo de Correa se basaba en los ingresos procedentes

11
del petróleo y la minería, que tradicionalmente habían sido los principales recursos del país.
exportaciones del país y cuyos precios subieron durante el boom mundial de las materias primas de la
década de 2000. Al igual que otros gobiernos de la región, tanto de izquierdas (por ejemplo, Bolivia,
Brasil y Venezuela) como de derechas (por ejemplo, Colombia y Chile), Correa priorizó claramente una
agenda de desarrollo convencional (mediante la promoción de las industrias extractivas) sobre la
protección del medio ambiente y los derechos indígenas. De hecho, Correa fue uno de los críticos más
vociferantes del movimiento ecologista e indígena desde una perspectiva de izquierdas. Como dijo en
una entrevista para New Left Review:

Es una locura decir no a los recursos naturales, que es lo que propone una parte de la izquierda: no al
petróleo, no a la minería, no al gas, no a la energía hidroeléctrica, no a las carreteras. Es una izquierda
infantil, que sólo puede legitimar a la derecha. En la tradición socialista clásica, no sé dónde Marx,
Engels, Lenin, Mao, Ho Chi Minh o Castro dijeron no a la minería o a los recursos naturales. Es una
novedad absurda, pero es como si se hubiera convertido en parte fundamental del discurso de la
izquierda. Es tanto más peligroso por provenir de personas que supuestamente hablan el mismo idioma.
Con tantas restricciones, la izquierda no podrá ofrecer ningún proyecto político viable. 26

La ruptura entre estos dos sectores de la coalición de izquierdas que había apoyado la llegada de Correa
al poder y su referéndum para una nueva constitución llegó a su punto álgido en la Asamblea
Constituyente. Mientras que el Presidente y la mayoría de su partido encarnaban la izquierda
desarrollista, Alberto Acosta (presidente de la Asamblea y ex ministro de Energía en el gobierno de
Correa) y el movimiento indígena representaban la alianza ecologista-indígena. Las posiciones de estos
últimos en la Asamblea estuvieron influenciadas por la ya mencionada interpretación expansiva del
CLPI, los derechos humanos y los derechos de la naturaleza promovida por Pachakutik y la principal
organización indígena nacional, la Conaie, que en ese momento estaba dirigida por el líder de Sarayaku,
Marlon Santi. Así, la Asamblea Constituyente fue el crisol en el que se consolidó la conexión entre los
marcos indígena y ambiental.27

El texto de la Constitución de 2008 supuso un compromiso entre los campos desarrollista y ecologista-
indígena. Por un lado, la mayoría del Presidente anuló con éxito las propuestas de una disposición
constitucional sobre el CLPI que otorgaba a los pueblos indígenas el derecho a otorgar o denegar su
consentimiento, e impulsó una interpretación restrictiva de la consulta (artículo 57). Por otro lado,
Acosta, los representantes de Sarayaku y otros líderes indígenas convencieron a la mayoría de la

12
Asamblea para que reconociera la naturaleza como sujeto de derechos (artículo 11) y la búsqueda del
principio indígena del "buen vivir" (sumak kawsay) como objetivo constitucional (preámbulo) y como
derecho (artículo 14) y deber individual (artículo 83).

La solución de compromiso representó un equilibrio tenso e inestable, que ha estado en el centro de las
disputas políticas y legales en Ecuador desde 2008. En última instancia, el Gobierno de Correa se impuso
al dar prioridad al crecimiento económico basado en los productos básicos y a la creación de empleo. de
la redistribución y consiguió imponer su concepción del CLPI y de los derechos medioambientales e
indígenas. A medida que el Presidente consolidaba gradualmente el poder, cooptaba a otras instituciones
estatales y perseguía a los miembros de la oposición, la estrecha concepción del CLPI se imponía no sólo
a través de las propias políticas del Gobierno, sino también mediante sentencias judiciales.

El caso de prueba clave fue la demanda constitucional presentada por la Conaie contra la Ley de Minería
de 2009 que el gobierno de Correa aprobó en el Congreso poco después de la promulgación de la nueva
Constitución. Alegando que no se había consultado a los pueblos indígenas a pesar del profundo impacto
de las actividades mineras en sus territorios, la Conaie solicitó a la Corte Constitucional que anulara la
ley. El Tribunal, que había sido creado por la nueva Constitución y contaba con una mayoría de
partidarios de Correa, falló a favor del Gobierno y adoptó la interpretación hegemónica del CLPI que
informaría las instituciones y políticas ecuatorianas hasta el final de la década de Correa en el poder
(2017).28

Más allá de los detalles del caso, lo importante para los fines de este capítulo es que la movilización de
Sarayaku se desarrolló en un contexto de estructuras de oportunidades legales desfavorables. Como han
documentado Tulia Falleti y Thea Riofrancos, el creciente antagonismo del Gobierno y su ruptura final
con el movimiento indígena significaron que la aplicación de las normas de CLPI en Ecuador tuvo lugar
en un entorno muy polarizado en el que el Gobierno, en última instancia, tenía la sartén por el mango29 .
29 Esto contrasta con otros contextos nacionales como Bolivia (donde parte del movimiento indígena se
incorporó al Gobierno de Evo Morales) y Colombia (donde los tribunales fueron en gran medida
receptivos a la interpretación contrahegemónica del CLPI propuesta por el movimiento indígena).

Las condiciones institucionales poco propicias para el Sarayaku y el movimiento indígena no se limitaron
a normas legales y fallos judiciales desfavorables. También adoptaron la forma de persecución
gubernamental contra organizaciones y personas destacadas que representaban a los movimientos
indígena y ambientalista, incluidos los implicados en el caso Sarayaku. En 2017, el gobierno clausuró
13
repentinamente la Fundación Pachamama con el argumento infundado y vago de que, al oponerse a una
nueva ronda de concesiones petroleras, la organización había participado en actividades políticas ilegales.
En los años posteriores a la ruptura de la Conaie con el gobierno durante las disputas en torno al CLPI y
los derechos indígenas en la Asamblea Constituyente de 2008, varios líderes indígenas fueron procesados
por cargos penales de terrorismo por convocar protestas contra las políticas de desarrollo del gobierno.30

A la luz de las limitadas oportunidades institucionales, ¿qué explica los notables resultados de la
movilización legal de Sarayaku? En la siguiente sección, argumentamos que la respuesta se encuentra en
la combinación de estrategias nacionales e internacionales utilizadas en el caso y que los procesos de
encuadre antes mencionados fueron cruciales para dichas estrategias.

2. Reformulación y reexportación del CLPI: Los resultados del caso Sarayaku

La movilización legal de Sarayaku ha logrado detener múltiples intentos de perforar en busca de petróleo
en su territorio durante las dos últimas décadas. Sin embargo, no ha conseguido que el gobierno
ecuatoriano aplique el CLPI de forma coherente con la sentencia de la Corte IDH y su propia
interpretación extensiva de los derechos indígenas y los derechos de la naturaleza. Esto fue así incluso
bajo el gobierno del presidente Lenín Moreno, que sustituyó a Correa, puso fin a la persecución de los
líderes indígenas y ecologistas y restableció la independencia judicial.

No obstante, si se considera desde una perspectiva internacional y a más largo plazo, los resultados del
caso Sarayaku van mucho más allá de la explotación petrolera en la Amazonia y la regulación del CLPI.
De hecho, el caso no sólo ha contribuido a dar forma a las normas jurídicas internacionales sobre el
CLPI, sino que también ha replanteado el debate sobre el CLPI en la dirección de la interpretación
contrahegemónica de la consulta y el consentimiento que Sarayaku y el movimiento indígena han
propuesto, es decir, como parte de una interpretación amplia de los derechos humanos, los derechos de la
naturaleza y los derechos de las generaciones futuras. Este entendimiento, a su vez, ha tenido un impacto
en el movimiento global para la acción climática. En esta sección, cerramos nuestro estudio de caso
examinando cómo las estrategias de encuadre de la campaña antes mencionadas influyeron en las normas
y en la comprensión del CLPI a nivel internacional.

A. Globalizando lo vernáculo: La influencia del caso Sarayaku en la política internacional. Ley

Poco antes de que la CIDH emitiera su fallo, el entonces presidente Correa puso el contraste entre la
interpretación del Gobierno y la de Sarayaku sobre el CLPI en los términos más crudos posibles. Algunos
14
creen que la consulta es el permiso de la comunidad', dijo Correa. La consulta previa es socializar, es
buscar un acuerdo, un entendimiento. Si todo esto se logra, tanto mejor, pero si no se logra, de acuerdo
con el derecho internacional y la Constitución de la República, el Presidente puede tomar las decisiones
para las cuales tiene autoridad. La consulta previa no implica la imposición de la voluntad de los pueblos
indígenas al Estado. '31

En su decisión histórica sobre el caso, la Corte IDH dividió la diferencia entre las dos visiones del CLPI.
Como resultado, en relación con la interpretación predominante del CLPI en Ecuador y en la mayoría de
los demás países, movió considerablemente la solución de compromiso en la dirección de la posición de
los pueblos indígenas. Defendió, como norma general, la interpretación procesal del CLPI, al tiempo que
establecía una importante excepción genérica para situaciones en las que la integridad física o cultural de
las comunidades indígenas afectadas pudiera verse comprometida. En estos casos especialmente graves,
el Tribunal declaró que el consentimiento, y no la consulta, es la norma adecuada. Dado que en el caso
Sarayaku no se había realizado ninguna consulta, ni se había emprendido ningún proyecto petrolero, el
Tribunal dictaminó que "el Estado debe consultar a las comunidades indígenas afectadas".

al Pueblo Sarayaku de manera previa, adecuada y efectiva, y en pleno cumplimiento de las normas
internacionales pertinentes aplicables, en caso de que pretenda llevar a cabo cualquier actividad o
proyecto de extracción de recursos naturales en su territorio, o cualquier plan de inversión o desarrollo de
cualquier otro tipo que pueda implicar un impacto potencial en su territorio".32

Aunque la Corte IDH había sentado las bases de esta interpretación del derecho internacional e
interamericano en casos anteriores, la sentencia del caso Sarayaku ha sido, con diferencia, la decisión
más visible e influyente sobre los derechos indígenas en el continente, y es ampliamente citada como un
precedente clave en el derecho internacional. El caso representa, por tanto, un ejemplo de globalización
del derecho desde abajo: de lo local a lo global, del Sur al Norte. Uno de nosotros ha llamado a este tipo
de exportación jurídica inversa la "globalización de la lengua vernácula jurídica"34 para contrastarla con
los procesos bien estudiados que se desarrollan en la dirección opuesta, que Sally Mer ry ha llamado
acertadamente "vernacularización"35 : la difusión mundial de normas creadas en sedes mundiales como
la ONU o en jurisdicciones del Norte Global y luego difundidas e importadas a escala nacional en todo el
mundo.

En lugar de limitarse a importar y "vernacularizar" el marco internacional del CLPI en sus luchas locales,
los Sarayaku lo han transformado y reexportado a una serie de instituciones de hard law y soft law, desde
15
el sistema interamericano hasta la Relatoría Especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos
indígenas. La comunidad Sarayaku y su demanda fueron decisivas para la creación del Tribunal
Internacional de los Derechos de la Naturaleza, no gubernamental, auspiciado por la Alianza Mundial por
los Derechos de la Naturaleza. En parte por este motivo, la primera sesión del Tribunal tuvo lugar en
Quito en 2014, durante la Cumbre Mundial sobre los Derechos de la Naturaleza. La segunda sesión
coincidió con la COP20 en Lima en diciembre de 2014, y la tercera tuvo lugar durante la COP21 en París
en diciembre de 2015. En París, uno de los casos tratados por el Tribunal fue el del Sarayaku.
Dirigiéndose al Tribunal, José Gualinga argumentó que si existe una continuidad entre los seres humanos
y la naturaleza, y la naturaleza no humana también está viva, entonces esos otros seres vivos también
deben ser consultados. Como se ha señalado, esto es precisamente lo que su pueblo ha estado
argumentando durante un cuarto de siglo, desde que el CLPI adquirió importancia en los debates sobre
los derechos de los pueblos indígenas en Ecuador y en otros lugares.

A. Tendiendo puentes entre marcos globales: De los derechos indígenas a los derechos de la
naturaleza y Acción por el clima

Como se ha señalado, la movilización de Sarayaku tendió puentes entre las agendas de los derechos
indígenas y medioambientales en Ecuador y se convirtió en un icono de esta convergencia en toda
América Latina. Un ejemplo ilustrativo de cómo el caso forjó nuevas conexiones entre movimientos y
fronteras fue la participación de una delegación de la comunidad de Sarayaku en la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (UNCTAD), celebrada en Nueva York en
diciembre de 2008.

Standing Rock protesta en solidaridad con el pueblo lakota de Estados Unidos. En el invierno de 2016-
17, los lakota lideraron la mayor movilización contemporánea por los derechos indígenas y la protección
del medio ambiente en Estados Unidos contra la construcción de un gran oleoducto en territorio lakota.
En medio del gélido invierno de febrero en tierras lakota, los líderes de Sarayaku transmitieron el mismo
mensaje sobre el CLPI, los derechos de la naturaleza y la oposición a las economías extractivas que han
estado comunicando a una audiencia global desde la selva tropical. 36

Más recientemente, al reproducir a escala internacional el tipo de tácticas de encuadre, acción directa y
medios de comunicación que han llevado a cabo fructíferamente a escala nacional, los Sarayaku
tendieron puentes con el incipiente movimiento mundial de acción por el clima. Como se ha señalado,
una de las tácticas más llamativas fue la construcción y envío de una canoa desde el Amazonas a París,
16
que los líderes de Sarayaku navegaron por el río Sena durante la cumbre del clima de París en 2015. En
una canoa con forma de colibrí, un grupo de mujeres activistas de Sarayaku exigieron a los líderes
mundiales que tomaran medidas urgentes para proteger los territorios indígenas y poner fin a la
dependencia de las industrias extractivas con el fin de evitar la catástrofe climática. 37 Al bajar de la
canoa, Patricia Gualinga resumió el alcance mundial del mensaje de Sarayaku:

Tenemos que unirnos para luchar contra todo lo que está ocurriendo. Es hora de acabar con los prejuicios
que nos desunen. Es hora de la unidad. Nosotros, los de la Amazonia, los de la India, los de Indonesia,
los de todas las partes del mundo, tenemos que unir nuestras fuerzas y luchar porque el destino y el futuro
del mundo también forman parte de nuestra responsabilidad. Somos responsables y si dejamos las
decisiones en manos de los gobiernos nada funcionará. Tenemos que actuar ahora. No tenemos tiempo
para decir que lo hagan otros, es hora de que lo hagamos nosotros.

Cuatro años después, justo cuando se preparaban para volver al Tribunal Constitucional para exigir que
se reconociera su territorio como sujeto de derechos, el mensaje de los Sarayaku se integraba en el
creciente movimiento juvenil mundial a favor de una acción climática urgente. En 'La Amazonía, centro
del mundo' -una cumbre de líderes indígenas amazónicos, científicos y activistas de Extinction Rebellion
y #FridaysforFuture celebrada en la Amazonía brasileña a finales de 2019-, los jóvenes activistas
climáticos emitieron una declaración que incluía una demanda de protección del CLPI y los derechos
indígenas. 38 Se ha formado otro puente con otro marco ecológico como resultado de la creciente
defensa del medio ambiente por parte de la Iglesia católica bajo el Papa Francisco. Patricia Gualinga, una
vez más, encarnó esta articulación. Tras ser invitada por el Vaticano a participar en el Sínodo de los
Obispos de la Amazonia y el Papa a finales de 2019, se convirtió en miembro del comité encargado de
aplicar las conclusiones del Sínodo. Aceptó la responsabilidad como una oportunidad para tejer una
hebra más en la red pacientemente elaborada del Sarayaku. Celebramos que la Iglesia se haya convertido
en un aliado en la defensa de nuestro territorio y ecosistema', dijo Gualinga. Y estamos orgullosos de que
los jóvenes se estén levantando en todo el mundo y estén dispuestos a ser más valientes que las
generaciones pasadas'.39

2. Conclusión

En este capítulo, hemos argumentado que la movilización legal debe entenderse no sólo en términos de
las oportunidades u obstáculos que las normas legales plantean a los activistas, sino también en términos
de cómo los activistas utilizan la ley para enmarcar sus luchas. Dicho de otro modo, el auge y los
17
resultados de la acción legal contenciosa dependen no sólo de las estructuras de oportunidad para la
movilización, sino también de los esfuerzos de los activistas por enmarcar su causa de forma que resuene
en los tribunales y otros públicos y tienda puentes con otros movimientos.

Hemos ilustrado el funcionamiento del encuadre en la movilización legal a través de un estudio de caso
de la campaña y el litigio de Sarayaku contra la perforación petrolífera en su territorio. Hemos
demostrado que el éxito de Sarayaku a la hora de rechazar múltiples intentos de explotación petrolífera
depende en gran medida de su eficacia a la hora de articular un marco alternativo y más amplio del CLPI,
que requiere el consentimiento de los pueblos indígenas (en contraposición a la consulta) y la protección
de los derechos de los pueblos indígenas. de los derechos de la naturaleza y de las generaciones futuras.
A medida que esta estrategia ha ido calando en el público mundial, ha influido en el derecho
internacional y en los movimientos a favor de los derechos de los indígenas, la protección del medio
ambiente, la acción por el clima y los derechos de las generaciones futuras.

La prominencia de la justicia intergeneracional en la lucha de Sarayaku está relacionada con un aspecto


distintivo de la defensa legal de los derechos indígenas que rara vez se tiene en cuenta en los estudios
sobre movilización legal. La continuidad de la campaña de Sarayaku durante más de un cuarto de siglo,
así como el enfoque a largo plazo de sus demandas de protección de la naturaleza y de las generaciones
futuras, nos recuerda la importancia del tiempo en este tipo de defensa legal. Las tácticas y los marcos de
los movimientos indígenas y climáticos contrastan con la ceguera ante las cuestiones temporales que es
habitual en la investigación y el activismo en materia de derechos humanos. Esto es evidente, por
ejemplo, en el olvido de los derechos de las generaciones futuras -una preocupación central en la
movilización legal indígena y climática- en los conceptos y normas de derechos humanos dominantes.
Por ejemplo, cuando la Declaración Universal de Derechos Humanos proclama que "todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos", sólo tiene en cuenta a las generaciones actuales
porque sus disposiciones no les impiden dejar un planeta inhabitable a las generaciones futuras.

El movimiento Sarayaku exhibe lo que se puede denominar una visión "a largo plazo" del derechos
humanos.40 Desde esta perspectiva, lo "humano" en "derechos humanos" abarca no sólo a los casi ocho
mil millones de personas que viven hoy (incluidos los jóvenes que probablemente se enfrenten a
amenazas existenciales en este siglo y en el próximo), sino también a las innumerables generaciones que
aún no han nacido. Se pueden encontrar ejemplos de este punto de vista en muchos otros movimientos
indígenas, como por ejemplo en el principio de las siete generaciones del pueblo indígena

18
Haudenosaunee de Norteamérica, según el cual los responsables de la toma de decisiones deben actuar en
interés no sólo de las generaciones actuales, sino también de las próximas siete generaciones.

La insistencia de Sarayaku en proteger los intereses de las generaciones futuras y el "tiempo profundo"
de los ciclos de la naturaleza ha contrastado fuertemente con el ritmo frenético de las economías
extractivas y los programas de desarrollo en la Amazonia y otros territorios indígenas. Y probablemente
sostendrá el movimiento durante mucho tiempo.

Notas

1 Véase The Guardian , La selva viviente: The Amazonian Tribespeople who Sailed Down the Seine, 10
de diciembre de 2015, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=qzro0X4vCYU (última visita: 7
de diciembre de 2020).

2Véase Corte IDH, Caso del Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku c. Ecuador, Sentencia (Fondo y
reparaciones), 27 de junio de 2012. Todas las decisiones de la Corte IDH están disponibles en línea en
http://www.corteidh.or.cr/index.php/en/jurisprudencia.

3 Ver Sarayaku, En medio de una situación crítica por inundaciones y numerosos contagios de COVID -
19, Sarayaku acudirá nuevamente a la justicia para reivindicar sus derechos territoriales (2020),
disponible en http://sarayaku.org/sarayaku- en-la-corte-constitucional-ecuatoriana/ (última visita el 4 de
diciembre de 2020).

4 Véase Sarayaku Defenders of the Jungle, Facebook Live Video (2020), disponible en h t t p s : / /
www.facebook.com/defensoresdelaselva/videos/983778225392613/
(última visita: 4 de diciembre de 2020).

5 Véase C. Rodríguez Garavito y C. Baquero Díaz, Conflictos socioambientales en América Latina. El


derecho, los pueblos indígenas y la lucha contra el extractivismo y la crisis climática (2020).

6 Véase D. Snow, E. Burke, S. Warden y y R. Benford, "Frame Alignment Processes, Micromobilization,


and Movement Participation" (1986) 464.

19
7 Véase L. Vanhala, 'Is Legal Mobilization for the Birds? Legal Opportunity Structures and
Environmental Nongovernmental Organizations in the United Kingdom, France, Finland, and Italy', 51
Comparative Political Studies (CPS) (2018) 380.

8 Véanse, por ejemplo, las importantes contribuciones de T. Falleti y T. Riofrancos, 'Endogenous


Participation: Strengthening Prior Consultation in Extractive Economies', 70 World Politcs (2018)86;
véase también T. Falleti, 'Social Origins of Institutional Strength: Prior Consultation over Extraction of
Hydrocarbons in Bolivia', en D. Brinks, S. Levitsy y V. Murillo (eds.), The Politics of Institutional
Weakness in Latin America (2020) 253.

9 Véase C. Rodríguez-Garavito, 'Ethnicity.gov: Global Governance, Indigenous Peoples, and the Right to
Prior Consultation in Social Minefields , 18 Indiana Journal of Global Legal Studie s (2011) 263, del que
se ha extraído en parte esta sección.

10 En el momento de redactar este informe, 23 países habían ratificado el Convenio 169. Véase
Organización Internacional del Trabajo, Ratifications of C169 -Indigenous and Tribal Peoples
Convention, 1989 (No. 169) , disponible en

https://www.ilo.org/dyn/normlex/en/f?p=1000:11300:0::NO:1130
0:P11300_INSTRUMENT_ID:3123 14 (última visita: 4 de diciembre de 2020). 11
Hale, "Neoliberal Multiculturalism: The Remaking of Cultural Rights and Racial Dominance in Central
America', 28 Political and Legal Anthropology Review (PoLAR ) (2005) 10.

12 Véase la Declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas, n. 10, en Arts. 19 & 32.

13 Véase Oficina Internacional del Trabajo, Manual para los mandantes tripartitos de la OIT:
Comprender el Convenio sobre pueblos indígenas y tribales, 1989 (núm. 169) (2013).

14Véase Consejo de Derechos Humanos, Derechos de los pueblos indígenas: Informe del Relator
Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas, UN Doc. A/HRC/45/34, 18 de junio de 2020.

15 Véase Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Pueblo Saramaka c. Surinam, Sentencia
(Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas), 28 de noviembre de 2007.

16 Véase Falleti y Riofrancos, n. 6; véase también C. Rodríguez-Garavito y C. Baquero-Díaz,


Reconocimiento con Redistribución: El Derecho y la Justicia Étnico-Racial en América Latina (2015).

20
17 Entrevista con Mario Melo, asesor jurídico del pueblo Sarayaku (27 de agosto de 2020).

18 Véase Benford y Snow, "Framing Processes and Social Movements: An Overview and Assessment",
26 Annual Review of Sociology (Annu. Rev. Sociol.) (2000) 611.

19 D. Yashar, Contesting Citizenship in Latin America: The Rise of Indigenous Movements and the
Postliberal Challenge (2005).

20 Entrevista con José Gualinga en Puyo, Ecuador (2012).

21 Véase el documental Children of the Jaguar , el Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku y Amnistía
Internacional, Children of the Jaguar (2013), disponible en https://www.youtube.com/watch?
v=Ma1QSmtuiLQ (última visita: 4 de diciembre de 2020).

22 Véase el documental Kawsak Sacha, Selva Producciones, Kawsak Sacha (2013), disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=LmJjQ6tYp_4&feature=youtu.be (última visita: 4 de diciembre de
2020). Véase, en general, Kawsak Sacha, Kawsak Sacha, Sarayaku, Living Forest , disponible en
https://kawsaksacha.org/ (última visita: 4 de diciembre de 2020).

23 E. Laber-Warren, "The Fight to Secure Rights for Rainforests", Sapiens (22 de abril de 2021),
disponible en https://www.sapiens.org/culture/eduardo-kohn-sarayaku/ (última visita el 8 de mayo de
2021)

24 Véase "The Living Forest Declaration" en Kawsak Sacha, n. 21.

25 Véase la entrevista con Mario Melo (agosto de 2020).

26 Correa, "Entrevista: Ecuador's Path", 77 New Left Review (NLR) (2012) 89, en 95.

27 Para un relato de primera mano sobre esta convergencia y su impacto en la Constitución de 2008,
véase Acosta, 'Construcción Constituyente de la Naturaleza: Repasando una Histo ria con Mucho Futuro,'
en L. Estupiñán et al. (eds), La Naturaleza como Sujeto de Derechos en el Constitucionalismo
Democrático (2019) 155.

28 Véase Corte Constitucional (Ecuador), Sentencia 001-10-SIN-CC (2010).

29 Véase Falleti y Riofrancos, n. 6.

21
30 Véase I. Caselli, Ecuador President Rafael Correa Loses Indigenous Allies , 19 de abril de 2011,
disponible en https://www.bbc.com/news/world-latin-america-12944231 (última visita el 7 de diciembre
de 2020).

31 P. Mena Erazo, Censura a Ecuador por un contrato de extracción en tierra indígena , 9 de agosto de
2012, disponible en: https://elpais.com/internacional/2012/08/09/actualidad/1344546763_500362.html
(última visita el 7 de diciembre de 2020).

32 Ver Caso del Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador , n. 1, en Orden ¶3.

33 Véase, por ejemplo, Caso del Pueblo Saramaka c. Surinam, n. 14; véase también Corte IDH, Caso de
la Comunidad Indígena Sawoyamaxa c. Paraguay , Sentencia (Fondo, Reparaciones y Costas), 29 de
marzo de 2006.

34 Véase "Globalizar lo indígena", n. 23.

35 Sobre el concepto de vernacularización de los derechos humanos, véase S. Merry, Human Rights and
Gender Violence: Translating International Law into Local Justice (2006).

36 Véase "Sarayaku in Standing Rock" para ver un videoclip sobre su participación en las protestas de
Standing Rock, AmazonWatch, Sarayaku in Standing Rock , 27 de febrero de 2017, disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=yTEfHlNyZFM (última visita el 7 de diciembre de 2020).

37 Véase The Guardian, The Living For est: The Amazonian Tribespeople who Sailed Down the Seine,
10 de diciembre de 2015, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=qzro0X4vCYU (última
visita: 7 de diciembre de 2020).

38 J. Watts, Activists Hold Climate Conference Deep in the Amazon Rainforest , 15 de noviembre de
2019, disponible en h t t p s : / / w w w . t h e g u a r d i a n . c o m / e n v i r o n m e n t / 2 0 1 9 / n o v /
1 5/ a - j o u r n e y - t o - t h e - c e n t r e - o f - t h e - a m a z o n - i n - r a d i c a l - b i d - t o - solve-
climate-crisis (última visita el 7 de diciembre de 2020).

39 ZENIT, Patricia Gualinga: "Amazonizar es que, quien creía saberlo todo, re -aprende mientras el
olvidado le enseña", 9 de enero de 2020, disponible en https://es.zenit.org/articles/patricia -gualinga-
amazonizar-es-que-quien-creia-saberlo-todo-re-aprenda-mientras-el-olvidado-le-ensena/ (última visita el
7 de diciembre de 2020).

22
40 Véase C. Rodríguez-Garavito, "¿Pueden los derechos humanos hacer frente a los riesgos existenciales
para la humanidad y el planeta?". Open Global Rights 7 de diciembre de 2020, disponible en: (última
visita el 11 de diciembre de 2020)

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