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Este lugar era liderado por Ismael, hombre de unos 50 años, inteligente,
tenaz y de carácter, de baja estatura, de ojos pequeños, una cabellera
prolongada como cuerdas deterioradas, dirigente del pueblo Q’umir Raphi, era
un agricultor muy querido y respetado por todos, era el Alcalde del lugar y el
que motivaba a que la fiesta se realice y participen todos los habitantes,
asimismo gestionaba para que participen la gente foránea. Él era quien
cultivaba en la población diversos valores como el respeto a las prácticas
ancestrales y concientizaba sobre la relación armoniosa que debe existir entre
el hombre y la naturaleza.
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promedio, sus miradas calculadoras parecían percibir la visión del futuro. Él
coordinaba las acciones a realzar con el Alcalde Ismael. Sin embargo, la
festividad se veía frustrada por un grupo de pobladores, quienes la
consideraban innecesaria y ridícula. Este grupo era liderado por Francisco, un
hombre blanco como la nieve y alto, de mirada dominante y una protuberante
frente, cual un inmenso camino.
- ¿Por qué motivo realizar esta fiesta?, ¿Será cierto que lloverá con una
ridícula fiesta? ¿No será que de nuestros recursos y aportes se estará
aprovechando la comisión organizadora? En lo absoluto, no estoy de acuerdo –
indicó Francisco a sus seguidores.
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- ¡Pedro!, sería novedoso realzar la fiesta con cohetones y bombardas.
- Sí, señor Alcalde, podríamos programar una actividad para reunir el
dinero y adquirirlos.
Todos se reían de los planes que harían. Para ellos, la fiesta era un signo de
retraso para el pueblo.
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que olvidó de sus raíces hasta rechazarlas. Sólo regresaba por ocasiones y no
entendía las creencias de su pueblo.
- ¡No!, ¡no puedo considerar que Francisco haya sido tan capaz! ¡malos y
incrédulos! ¡No podemos permitirlo, debemos rectificar su actitud! - exclamó
Pedro.
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Los cultivos de Francisco y su gente, eran las que más gozaban, cuya
emoción era transmitida, como por obra divina, a su ser interna de estos
“malos” agricultores.
Francisco, en ese instante, no sabía qué hacer. Pero entendieron que era
momento de reconocer su error y ante la mirada de los demás se dirigió a ellos:
FIN