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LOGICA ANDINA

Segundo Tibamlombo de la comunidad de Pucarapamba, ubicada en los páramos del Ecuador,


empezó a salir de su comunidad cuando era muy joven. Salía tanto a la zona templada en
busca de los granos como a la zona subtropical para trabajar y conseguir los tan ansiados
productos de la costa. Manuel Condo, de la zona de Colta, también en la sierra central, antes
de ubicarse como trabajador en una curtiembre de Quito, bajó muchas veces a los ingenios
azucareros de la costa y a la ciudad porteña de Guayaquil. Los niños indígenas, cuyos padres
salieron de la comunidad de Puesitus en la sierra central también y que estudian en una
escuelita de Quito suben constantemente con su familia a su comunidad a fin de visitar a sus
familiares, ver el estado de sus pequeñas propiedades o participar en las fiestas anuales de la
comunidad[1].
 
Esta característica de correspondencia entre lo alto y lo bajo nos lleva inevitablemente a la otra
dualidad siempre presente en el mundo andino: lo masculino y lo femenino que no se agota en
el mundo de los humanos. Las comunidades del centro del Ecuador, por ejemplo, viven a la
sombra de montañas sagradas como el Chimborazo y el Tungurahua. Estos montes tienen
sexo y por lo tanto se llaman el Taita Chimborazo y la Mama Tungurahua. Igual cosa sucede
con las comunidades del norte del país que viven protegidos por otras montañas
tutelares, el Taita Imbabura y la Mama Cotacachi. Este sentido de complementariedad entre lo
masculino y lo femenino se extiende a todos los elementos del mundo. El sol se complementa
con la luna, el día con la noche, el verano con el invierno, el agua con el suelo. El hombre y la
mujer entran también en esta categorización, no como centros del universo, sino como simples
elementos de la gran organización natural. Más que una visión homocéntrica, la andina, y la
indoamericana en general, es una visión geocéntrica e integral.

Los dos ejes, a su vez, suponen una serie de elementos, de espacios y tiempos de transición.
Son puentes que hacen posible que nada quede fuera del todo. Según la investigación que
Josef Estermann hace de los quechuas peruanos actuales, y que se aplica a muchos otros
grupos indígenas, algunos cruces de ríos, algunas quebradas o grutas, inclusive algún tipo de
personas como los albinos, cumplen este papel de puentes. Para este investigador, la coca
ejemplifica exactamente las funciones de puente y conexión entre varias realidades.
La Madre Tierra y los elementos del cosmos tienen, cada uno de ellos, momentos de especial
importancia, momentos de transición que necesitan ser celebrados. Las personas celebran el
nacimiento, la adolescencia, el matrimonio, la curación o la muerte. Cada uno de estos
momentos supone ritos especiales, realizados en ciertos espacios y en ciertos tiempos y con
ciertos conductores todos los cuales actúan como puentes de conexión de los elementos de la
relación. Como partes de culturas vivas, los rituales y los mismos puentes, cambian con los
tiempos y las nuevas influencias. Las grandes fiestas, por ejemplo, aseguran la relacionalidad
entre las partes del todo. Así, más que seguir hablando de simple sincretismo en las fiestas de
San Juan o San Pedro, Corpus Christi o Carnaval, podríamos hacer un esfuerzo de
comprensión mayor de estas culturas diferentes. Mediante una verdadera filosofía inclusiva e
intercultural  que acepta lo que viene de otros sectores de la población, los pueblos andinos, a
través de sus fiestas, recrean el universo de una manera muy sabia, relacionando los diferentes
niveles del mundo y asegurando la complementariedad que restablece los equilibrios rotos a lo
largo del año.

Dijimos ya que ésta no es una filosofía homocéntrica. La mujer y el hombre forman parte de
todo el complejo de relaciones y pueden servir de puente y conexión entre las partes. ¿Cómo
entienden los andinos los conceptos de lo femenino y lo masculino aplicados al hombre y la
mujer? En este tiempo de reivindicaciones femeninas que intentan superar las brechas entre
los sexos, es importante profundizar mejor en el tema. Entre los autores consultados, se
destacan dos por su relación directa con el tópico de la presencia femenina en América antes y
después de la invasión europea. La primera autora se llama Irene Silverplat (1990) que nos
dice que en el mundo andino se pueden distinguir tres momentos en la historia de las
relaciones entre los géneros. Un primer momento llamado paralelismo de género, según el cual
tanto los hombres como las mujeres contaban con diosas y dioses protectores según su género
hasta la imposición patriarcal que vino con los conquistadores europeos. Un momento
intermedio es el que ocurre con la presencia de los incas que orientan la comprensión entre los
sexos a lo que se podría llamar la jerarquía de género: hombres y mujeres descendían de sus
respectivos dioses diosas pero la cercanía de algunos hombres y mujeres con sus respectivas
wacas (espíritus andinos) era mayor que la que tenía el común de los mortales[2].

LA INVESTIGACION INAUGURAL DE IVAN GUZMAN DE ROJAS


 

El científico e investigador boliviano, Iván Guzmán de Rojas, fue protagonista en el habitual


almuerzo de confraternidad organizado por el Directorio del Círculo de la Unión.
Ante un numeroso grupo de comensales, el creador del sistema de traducción multilingüe
Atamiri-MT System abordó el tema "Mutaciones semánticas en el léxico aymara desde la
colonia", luego de ser presentado por la gerente del Círculo, Patricia del Carpio.
El tema relacionado con la lingüistica despertó el interés de muchos intelecturales, quienes
hicieron esfuerzos por responder algunas de las preguntas en idioma aymara planteadas por el
disertante para hacer más entretenido el momento.
La cosmovisión es entendida como un proceso Histórico-Natural y Cultural del origen, vida
práctica y destino de un pueblo y su interrelación con su medio ambiente y social. Es también la
forma en que un pueblo o una cultura perciben, entienden y describen su mundo y el universo.
La lógica, ciencia del pensamiento, rama de la filosofía, es una creación cultural de la
civilización, sin éste instrumento dicha civilización no hubiera avanzado y desarrollado, por lo
tanto, es patrimonio de todas las civilizaciones humanas. La palabra “lógica” proviene del
vocablo griego logos y éste de la voz legein. El verbo legein significó, por un lado, “norma
racional”, es decir, un camino específico para el discurrir de la razón, la cual siguiendo ese
camino hallaba una guía para el logro de sus fines. También significó la facultad de formar
conceptos correctos, lo cual implicaba que el pensamiento exento de todo error debe también,
por esa misma calidad, ser una representación de la realidad.

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