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La trayectoria de la creatividad

humana indoamericana y su expresión


en el mundo actual
I
Colección Científica
Serie Antropología
La trayectoria de la creatividad
humana indoamericana y su expresión
en el mundo actual
I
Rosa Elena Anzaldo Figueroa
Martha Claire Muntzel Lucy
María de Lourdes Suárez Diez
(coordinadoras)

Instituto Nacional de Antropología e Historia


La trayectoria de la creatividad humana indoamericana y su expresión en el
mundo actual / coordinadoras Rosa Elena A nzaldo Figueroa, Martha
Claire Muntzel Lucy, María de Lourdes Suárez Diez. — México: Instituto
Nacional de Antropología e Historia, 2008.
176 pp. ; 26 cm. — (Colección Científica; 521. Serie A ntropología).

ISBN: 978-607-484-607-2

1. Población — Aspectos sociales — México. 2. Población y sociedad —


México. 3. Indios de México — Condiciones sociales. 4. México — Vida social y
costumbres. I. A nzaldo Figueroa, Rosa Elena, coord. II. Muntzel Lucy, Martha
Clair, coord. III. Suárez Diez, María de Lourdes, coord. IV. Serie.

LC GN24 T73

Primera edición: 2008

D.R. © Instituto Nacional de A ntropología e Historia


Córdoba 45, Col. Roma, C.P. 06700, México, D.F.
sub_fomento.cncpbs@inah.gob.mx

ISBN: 978-607-484-607-2

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esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el
tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por
escrito de los titulares de los derechos de esta edición.

Impreso y hecho en México.


Índice

Introducción 9
Rosa Elena Anzaldo Figueroa, Martha Claire Muntzel Lucy y
María de Lourdes Suárez Diez

El dios Quetzalcóatl-Ehécatl y su joyería de concha 15


María de Lourdes Suárez Diez

El sacrificio humano y su impacto entre los españoles 25


Carmen María Pijoan Aguadé y Josefina Mansilla Lory

Sistemas de parentesco indoamericanos: un acercamiento


a la familia siuxana 31
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

El lenguaje del mar: la concha en las mantas rituales representadas


en dos códices del altiplano: el Códice Tudela y el Códice Magliabechi 57
María de Lourdes Suárez Diez

Guerra florida 69
Luis Barjau

Laboreo en las minas de Nueva Galicia 79


Celia Islas Jiménez

La inmortalización del cuerpo humano después de la muerte 93


Josefina Mansilla Lory y Carmen María Pijoan Aguadé

Plantas sagradas de Tláloc, dios de la lluvia 109


Dora Sierra Carrillo
Evolución cultural prehispánica de los grupos nómadas
en San Luis Potosí, México 117
Monika G. Tesch

Procesos de cambios culturales: Huexotla, un cementerio


indígena del siglo xvi y el templo de San Jerónimo
de la capital de la Nueva España 125
Josefina Mansilla Lory

Construcciones subordinadas en el español de hablantes de otomí 135


María Elena Villegas M.

¿Cambio de actitudes hacia las lenguas locales en México? 145


Martha C. Muntzel

Diversos procesos de violencia en Mesoamérica 153


Carmen María Pijoan Aguadé y Josefina Mansilla Lory

Las lenguas de México en el marco de la Declaración


Universal de los Derechos Lingüísticos 165
Susana Cuevas Suárez
Introducción

En este volumen se reúnen ponencias presen- sociedades pasadas tenían una visión mágica
tadas por investigadores del Instituto Nacio- y religiosa de su entorno”.
nal de Antropología e Historia (inah) en el La trilogía que reúne a los dioses Quetzal-
décimo y undécimo congresos de la Federa- cóatl, Ehécatl y Xólotl en una misma deidad,
ción Internacional de Estudios sobre América es una de las más complicadas del panteón
Latina y el Caribe (fiealc): “El aporte de La­ mesoamericano. Quetzalcóatl es una deidad
tinoamérica al universo del siglo xxi”, reali- estelar involucrada en buena parte de los mi­
zado en Moscú, en 2001, y “Experiencias y tos nahuas e interviene en las sucesivas crea-
perspectivas de la globalización en Améri­ca ciones cósmicas: testigo en la creación del
Latina, el Caribe, Asia y Oceanía”, celebrado Quinto Sol, inventor del calendario y del zo-
en Osaka, en 2003. diaco, creador y benefactor del hombre a quien
El libro enmarca trabajos en donde se ex- forma con su propia sangre y da su há­lito di­
plora el papel del indígena, principalmente vi­no. Dios del agua que corre y corazón del
en la región conocida como Mesoamérica, a mar. Entre él y Tezcatlipoca se reparten el do­
partir de diferentes perspectivas, a través de minio del cielo en la incesante lucha cósmi­
la arqueología, la etnohistoria, los códices, la ca. Ehécatl, por su parte, es señor del viento
lingüística y la antropología física, tocando y las tem­pestades, causa de lluvias y abundan-
diferentes momentos: la época prehispánica, cia de agua, el que barre los caminos estela­
la colonial y la contemporánea. Buscamos res, vinculado a la agricultura y la creación de
reconstruir la trayectoria de la creatividad de alimentos. Xólotl, se convierte en la deidad ves­
la población indígena en su lucha por sobre- ­pertina que desaparece en el horizonte para
vivir y la necesidad de “resignificar” tradicio- emprender el viaje por el inframundo y rea­
nes y costumbres en el momento actual. parecer como estrella matutina. En las tres ma­
Iniciamos el volumen con el texto, “El dios nifestaciones, las deidades se engalanan con
Quetzalcóatl-Ehécatl y su joyería de concha”, los mismos símbolos que les son insepara­
de María de Lourdes Suárez Diez. Como ella bles: el pectoral ehecacózcatl, el collar de caraco­
misma dice: “El estudio científico del fenóme- les del género Oliva y la orejera epcololli. Todos
no religioso en el pasado indígena tiene un de concha, material sagrado, propio del agua
papel fundamental en la comprensión del hom­ y del mar que transmite a estos dioses sus atri­
bre y su cultura, tomando en cuenta que las buciones mágicas.


Anzaldo Figueroa, Muntzel Lucy y Suárez Diez

Algunos ritos religiosos prehispánicos ce Tudela y el Códice Magliabechi”, de María de


tuvie­ron gran impacto en la cultura de los con­ Lourdes Suárez Diez, aborda el estudio de un
quistadores, como se expone en “El sacrificio material prehispánico en dos documentos pic­
humano y su impacto entre los españoles”, de tográficos coloniales. Este material, la concha,
Carmen María Pijoan y Josefina Mansilla Lory. está íntimamente relacionado con el agua, lí­
El sacrificio humano entre los grupos meso­ quido vital para la vida humana, en especial
americanos ha sido tema de numerosos estu- para los pueblos agrícolas. Procede casi siem-
dios, ha despertado controversia y causado gran pre del mar, razón por la cual se le invistió de
impresión desde el momento del contacto. La un poder mágico y sobrenatural, y por lo que
evidencia osteológica obtenida de los entie- muchas veces forma parte del complejo de los
rros en los centros ceremoniales, ha permitido pueblos prehispánicos de América, llevando
conocer partes de este ritual y también com- una fuerte carga simbólica.
plementar y/o confrontar con otras eviden­ Entre los muchos rituales religiosos que los
cias arqueológicas existentes a la fecha. En esta mexicas realizaban, uno de los más impac­
contribución se aborda el sacrificio hu­mano tantes es la “Guerra Florida”, tema que el
desde las huellas que quedan impresas en el maestro Luis H. Barjau Martínez trata desde
esqueleto humano, así como en evidencias ar­ diferentes perspectivas. Plantea la lucha cós-
queológicas. mica entre la luz y las tinieblas, entre el día y
Estudios tipológicos como, “Sistemas de pa­ la noche, entre el sol y la luna, pero al mismo
rentesco indoamericanos: un acercamiento a tiempo introduce otra idea y nos dice “la idea
la familia siuxana”, de Rosa Elena Anzaldo Fi­ de la lucha; lejos de ser una deducción hu­
gueroa, son importantes para comprender la mana de la mecánica celeste, es una trans­
interrelación entre los diferentes grupos indí- posición ideológica de las propias vicisitudes
genas. La autora presenta un acercamiento al humanas mezcladas a la interpretación del
estudio de los sistemas terminológicos de pa­ cosmos”.
rentesco de once lenguas y dialectos de la fa­ El grupo mexica, por lo tanto, fue capaz de
milia siuxana. Las terminologías se describen ofrecer versiones diversas del universo.
siguiendo las propuestas de Alfred L. Krober La Guerra Florida no es nada más un re-
y Floyd G. Lounsbury. Posteriormente, se cla­ flejo de la guerra celeste, sino un conflicto
sifican los sistemas de parentesco de acuerdo entre los pueblos indios del altiplano, fue una
con una propuesta tipológica que permite te- realidad histórica aun cuando su objetivo
ner una información más equilibrada entre lo fuera la obtención de prisioneros para el sa-
general y lo específico, ya que las propuestas crificio y la instalación de un ritual bélico con
tradicionales de Robert H. Lowie y de Geor- fines a la perpetuación de otro, místico, como
ge P. Murdock, en aras de la generalidad, con el sacrificio.
el limitado número de tipos que establecen, Durante la época colonial los españoles de­
agrupan sistemas de parentesco diferentes. A sarrollaron nuevas formas socioeconómicas,
continuación se realiza la distribución por áreas entre las que sobresale la minería, actividad
culturales de los tipos obtenidos. Todo lo an­ que cambió por completo la organización del
terior con el propósito de observar la estabi- trabajo indígena en las regiones mineras. “La­
lidad de los sistemas y determinar la presencia boreo en las minas de Nueva Galicia”, de Ce­-
del fenómeno de la difusión. lia Islas Jiménez, analiza la explotación de las
Importantes testigos históricos son los minas del occidente de Nueva Galicia, inicia-
códices mesoamericanos. “El lenguaje del da tempranamente, poco tiempo después de
mar: la concha en las mantas rituales repre- la conquista de este territorio. Los coloniza-
sentadas en dos códices del altiplano: el Códi­ dores españoles se dieron a la tarea de descu-

10
Introducción

brir los yacimientos metalíferos que contenían cuando se impone como deidad tradicional
principalmente oro y plata; en muchas ocasio­ de los agricultores y se le conocerá con dife-
nes siguiendo los conocimientos conservados rentes nombres, de acuerdo con la lengua de
por los indígenas. Los trabajos de explotación las distintas etnias que habitaron el territorio
y beneficio de los minerales se realizaron, en mesoamericano.
un principio, con la mano de obra indígena “Plantas sagradas de Tláloc, dios de la
y después con la de los grupos étnicos pro- llu­via”, de Dora Sierra Carrillo, presenta un
ducto de la mezcla de blancos, negros e indí- pri­mer acercamiento de Tláloc a través de la
genas. Los sistemas de trabajo utilizados para imagen que nos dejaron los conquistadores
la explotación de las minas en la región de es­ españoles; luego se muestra el análisis y la in­
tudio fueron variados, pero se caracterizaron terpretación sobre su nombre realizados por
por ser impositivos e injustos para los traba- diversos estu­diosos. Al describir las fiestas y
jadores mineros. rituales dedica­dos a este dios y a sus ayudan-
La muerte es un tema mesoamericano por tes, los tlaloque, destaca la presencia de dos
excelencia; desde la época prehispánica hasta plantas que tuvieron un papel fundamental
el momento actual es una preocupación cons- en sus ceremonias: el yauhtli y el iztauhyatl;
tante en la vida cotidiana de los mexicanos. así como la representación de la primera en
“La inmortalización del cuerpo humano des- varios códices y en los restos vegetales que
pués de la muerte”, de Josefina Mansilla Lory con­tenían algunas de las ofrendas descu­
y Carmen María Pijoan, aborda el tema desde biertas en las últimas décadas en el Templo
la perspectiva de la antropología física. Ante la Mayor.
muerte existen diferentes actitudes respecto El texto “Evolución cultural prehispánica de
al cuerpo del difunto; estas formas de com­ los grupos nómadas en San Luis Potosí, Mé­
portamiento se dan a través de las prácticas de xico”, de Mónika G. Tesch, da noticia de los
tratamiento que se aplica al muerto y que son recorridos que ha hecho la autora en el centro
incorporadas socioculturalmente de varias y norte del actual estado de San Luis Potosí,
maneras. El cavar una sepultura y colocar allí sobre el llamado segundo escalón de la Sierra
determinadas ofrendas manifiesta la creencia Madre Oriental. Aporta información no­ve­
en la existencia de otra “vida” después de la dosa sobre el área de cazadores-recolectores
muerte. y sus características ambientales y geográfi­cas.
El sistema de enterramiento en Mesoamé­ El trabajo intenta, con una base empírica,
ri­ca contrasta con la práctica de algunos explicar la presencia de los vestigios arqueoló­
grupos seminómadas del norte, quienes depo­ gicos, en especial de los materiales líticos, en
sitaban a sus muertos en cuevas. Esta diferen- ciertos lugares del área. Existen pocos estu-
cia se hace más patente por el hecho de que dios sobre esta importante región, de manera
el ecosistema de estas cuevas permitió la mo­ que este trabajo nos permite ampliar el cono-
mificación de tipo natural. En el trabajo de cimiento de esta gran área cultural.
Mansilla y Pijoan se plantean estas diferencias, Josefina Mansilla Lory, desde la antropolo­
su desaparición, transformación o permanen- gía física, aborda el cambio cultural, otro tema
cia con la llegada de los conquistadores eu­ trascendente dentro de los estudios mesoame-
ropeos. ricanos, en “Procesos de cambios culturales:
El culto agrario se remonta a las primeras Huexotla, un cementerio indígena del siglo
sociedades agrícolas, hacia 300 a.C. Desde xvi, y el templo de San Jerónimo de la capital
entonces Tláloc, dios de la lluvia, los truenos de Nueva España”. Los cambios culturales en­
y los relámpagos, se hace presente, pero será tre indígenas y españoles, que se dan a raíz de
hasta el periodo clásico, del 100 al 900 d.C., la conquista, se reflejan de manera clara en

11
Anzaldo Figueroa, Muntzel Lucy y Suárez Diez

el sistema de enterramiento. En este trabajo, cias para el diseño de programas educativos


Mansilla presenta, por una parte, los entierros bilingües.
de un cementerio indígena rural cercano al Las lenguas indígenas y sus hablantes han
momento del contacto y, por otra, el caso de sufrido discriminación y han sido subestima-
inhumaciones durante los siglos xvii y xviii dos desde el siglo xvi. Actualmente, México
dentro del templo del ex convento de San Je­ está viviendo un “renacimiento” de su socie-
rónimo, que pertenecía a una parroquia de es­ dad multicultural y multilingüe. En el trabajo.
pañoles y que se encontraba dentro de la traza “¿Cambio de actitudes hacia las lenguas loca-
de Nueva España. les en México?”, Martha Claire Muntzel Lucy
La forma de disponer a los muertos es una examina artículos de la prensa nacional y lo­
de las características del modo en que se con­ cal en busca de muestras tangibles de cambio
cibe al mundo, al hombre y su medio ambien- ideológico que favorezcan una sociedad hete-
te. Sus cambios, por lo tanto, nos muestran rogénea y descubre que los grupos marginados
las transformaciones que se estaban llevando y originarios de México siguen viviendo des-
a cabo a raíz de la conquista española. Asimis- igualdades en cuanto a su situación econó­
mo, por medio del estudio de diferentes hue­ mica, de salud, de educación y de derechos
llas que quedan impresas en el esqueleto y básicos. El artículo intenta relacionar lengua,
que si se analizan dentro de su medio ambien- identidad étnica y desarrollo socioeconómico,
te, tanto físico como cultural, es posible reco- y plantea que la Ley General de Derechos Lin­
nocer cómo determinadas costumbres y/o sus güísticos de los Pueblos Indígenas (publicada
cambios influyen en el bienestar del cuerpo en el Diario Oficial de la Federación, el 13 de
humano, sobre todo si se encuentran diferen- marzo de 2003), promete contribuir al cambio
cias con otros sectores de la misma sociedad de actitudes mediante el cumplimento de los
o se contrastan con otra cultura. artículos estipulados por dicha ley.
Las lenguas indígenas han convivido con Hoy en día, las técnicas de la antropolo­
el idioma español durante más de 500 años. gía forense han permitido inferir una serie de
María Elena Villegas Molina estudia el con- pro­cesos tanto de tipo ritual como inheren­
tacto y cambio lingüístico en “Construcciones tes a etapas de violencia y guerra en diver­
subordinadas en el español de hablantes de sas poblaciones de Mesoamérica. El trabajo
otomí”, en donde describe y analiza la forma “Diversos procesos de violencia en Mesoa­
en que estudiantes de bachillerato de la co­mu­ mérica”, de Carmen María Pijoan y Josefina
nidad otomí de Santiago Mexquititlán, del Mansilla Lory, expone algunos de éstos a tra­
muni­cipio de Amealco, Querétaro, constitu- vés del tiem­po y del espacio. Estas dos inves-
yen las cláusulas relativas en un estilo formal tigadoras apor­tan diversas reflexiones sobre
de la len­gua española escrita. la repercusión que pudieran tener sobre las
Para realizar este trabajo se analizó un am­ costumbres y ac­titudes de las poblaciones in­
plio corpus lingüístico conformado por 149 dígenas actuales con respecto a los derechos
narraciones escritas en “español otomí”. A humanos.
partir de esta información se analiza la pro- Por último, “Las lenguas indígenas de Mé­
blemática de las cláusulas relativas desde di- xico en el marco de la Declaración Univer­
versas perspectivas lingüísticas, tales como la sal de los Derechos Lingüísticos”, de Susana
tipología lingüística, la subdisciplina de len- Cue­vas Suárez, hace una evaluación del cum-
guas en contacto y bilingüismo, y la adquisición plimiento de “las promesas” hechas en este
de una segunda lengua, dentro de la teoría de documento. Esta importante declaración apo­
la gramática funcional. Los resultados del es­ ya y promueve el uso de todas —las más de
tu­dio podrían tener importantes consecuen- cinco mil— las len­guas en el mundo y formu-

12
Introducción

la pautas para la pro­tección de lenguas locales mento en la trayectoria de la creatividad


(minoritarias) en riesgo de ser desplazadas en indoamericana que vivimos de forma cercana
el mundo globalizado. en nuestro quehacer científico cotidiano y que
Para nosotras nos es muy grato dar a co- se ha convertido en parte esencial de nuestra
nocer estos trabajos que representan un mo- forma de ser.

Rosa Elena Anzaldo Figueroa


Martha Claire Muntzel Lucy
María de Lourdes Suárez Diez

13
El dios Quetzalcóatl-Ehécatl
y su joyería de concha

María de Lourdes Suárez Diez*

El estudio científico del fenómeno religioso de poderes sobrenaturales por su asociación


en el pasado indígena tiene un papel funda­ con el agua y el mar.
mental en la comprensión del hombre y su La religión en el altiplano central se carac­
cultura, tomando en cuenta que las sociedades teriza por un politeísmo compuesto de dioses
pasadas tenían una visión mágica y religiosa antro­po­mor­fos asociados al culto de fenóme­
de su entorno.1 nos natu­rales. Complicados rituales en grandes
En el pensamiento de los pueblos antiguos, cen­tros ceremoniales que incluyen templos-pi­
la observación de los fenómenos naturales di­ rámides, juegos de pelota, sacrificios humanos
fícilmente explicables y de las fuerzas de la —en espe­cial la extracción del corazón— au­
naturaleza que regían su mundo y sobre las que tosacrificios, y numerosos y complejos ritos
no tenían ningún control, los llevó a desarro­ aso­ciados a calendarios.3
llar creencias sobrenaturales practicadas por Los deidades mesoamericanas están repre­
espíritus intangibles.2 Surge así la magia que sentadas en esculturas de piedra y tallas de
derivará en un sistema religioso que debe va­ madera; fueron moldeadas en cerámica, esgra­
lerse de símbolos capaces de desarrollar ideas, fiadas o talladas en muros, tableros, paredes,
realidades y conceptos. Lo mágico explica ese jambas, dinteles, altares y estelas, y pintadas
universo inexplicable. en los muros de los edificios, en la alfarería
Cada pueblo tiene su propia definición de la o en los documentos pictográficos, conocidos
realidad y su simbolismo para experimentar­ como códices.4
la y comunicarla. Entre los pueblos prehispáni­ Aparecen solas, con otras deidades o con
cos uno de estos símbolos es la concha, investida otros elementos, o bien forman parte de es­
cenas rituales, a veces muy complejas, pero
* Dirección de Etnohistoria, inah. siem­pre pueden identificarse por el atavío
1
 Henryk Karol Kocyba, “Presentación”, en Henryk que llevan, los colores que usan y los obje­
Karol Kocyba y Yólotl González Torres (coords.), His­
tos que portan.5 Estos elementos que las iden­
toria comparativa de las religiones, México, inah (Colec­
ción Divulgación), 1998, p. 9. tifican y forman parte de ellas tienen una
2
 Carl Jung, Man and his Symbols, Londres, Aldous
Books, 1962, pp. 109-110; Lourdes Suárez Diez, “Inter­ 3
 Yólotl González Torres, Diccionario de mitología y
pretación iconográfica de algunos moluscos en picto­ religión de Mesoamérica, México, Larousse, 1999, p. v.
grafías del Altiplano”, en Beatriz Barba de Piña Chan 4
 Lourdes Suárez Diez, Conchas y caracoles , ese univer­
(coord.), Iconografía mexicana I, México, inah (Colec­ so maravilloso…, México, inah/Offset 70, 1991, p. 137.
ción Científica), 1998, p. 113. 5
 Lourdes Suárez Diez, “Los elementos de concha

15
María de Lourdes Suárez Diez

fuerte carga simbólica que expresan los pen­


samientos míticos y los conceptos ideológicos
del universo mesoamericano.
En este trabajo se pretende estudiar algu­
nos elementos de concha con una fuerte car­ga
simbólica en su relación con una trilogía de
dioses mesoamericanos: Quetzalcóatl-Ehécatl-
Xólotl
Quetzalcóatl-Ehécatl es sin duda una de
las más complejas e interesantes deidades del Lámina 1. Xochicalco, pirámide de Quetzalcóatl.
pan­teón mesoamericano. Aparece desde muy
temprano en Tlatilco como serpiente-dragón,
ondulante y escamoso, con colmillos salientes
y lengua bífida.6 En Tlapacoya se desarrolla de­
finitivamente como dragón-serpiente-jaguar.7
En Xochicalco la serpiente, que ha cambiado
sus escamas por plumas, repta entre caracoles
sobre los amplios muros de uno de sus edifi­
cios8 (láminas 1 y 2). Al convertir sus escamas
en plumas de quetzal adquiere una connota­
ción mágica.
Tiene símbolos astronómicos en el cuerpo,
generalmente dividido en trece secciones que Lámina 2. Xochicalco, pirámide de Quetzalcóatl,
corresponden a las trece constelaciones que lo serpiente emplumada, detalle.
convierten en la deidad del zodiaco mesame­
ricano.9
En Teotihuacan es deidad del agua celeste
que cae a la tierra y forma ríos para fecundar­
la; está representada por la serpiente cubierta
de plumas preciosas, cuya cabeza sale de una
flor orlada de pétalos o plumas,10 esculpida en Lámina 3. Teotihuacan, pirámide de
los tableros del templo que lleva su nombre Quetzalcóatl, serpiente emplumada.
(láminas 3 y 4).
En el altiplano, como Quetzalcóatl, apare­
ce en los documentos pintados en su repre­
sentación antropomorfa que porta atributos

en el atavío de los dioses mexicanos”, en Kocyba y


González, op. cit.
6
 Román Piña Chan, Quetzacóatl, serpiente empluma­
da, México, fce, 1993, p. 14.
7
 Ibidem.
8
 Leonardo López Luján, Robert Cobean y Alba
Guadalupe Mastache, Xochicalco y Tula, México-Milán,
cnca/Jaca Book, 1995, pp. 92-95.
9
 Walter Krickeberg, Las antiguas culturas mexicanas,
México, fce, 1975, p. 136. Lámina 4. Teotihuacan, pirámide de
10
 Piña Chan, op. cit., p. 23. Quetzalcóatl, serpiente emplumada, detalle.

16
El dios Quetzalcóatl-Ehécatl y su joyería de concha

de dios estelar con el cuerpo pintado de negro un animal, tal vez un pato, un ave o un reptil.
porque es el sacerdote por excelencia. La cara En la cabeza usa un gorro cónico de piel de
es oscura con una raya amarilla vertical sobre ocelote que se inicia en un moño con tiras, lla­
frente y nariz. Lleva un tocado de plumas ne­ mado el ocelocopilli, rematado por un adorno
gras, tal vez, de águila o de guajolote, y verdes de turquesa; la pechera, las ajorcas y las pulse­
de quetzal, que alternan con plumas rojas de ras son también del mismo material de piel de
guacamaya. Un largo moño de dos vueltas ador­ ocelote, algunas veces con remate de cuentas
na transversalmente su frente, rematado, a de concha. Lleva en el tocado plumas negras tal
veces, de piel de ocelote, misma piel que for­ vez de águila o guajolote y rojas de guacama­
ma su pechera. Viste máxtlatl con bordes redon­ ya (láminas 8 y 9).15 En algunas representacio­
deados de azul y rojo. Usa calzas de la rodilla nes lleva también cacaxtli16 (lámina 10).
hacia abajo de cuero de ocelote rematadas por En su advocación de Xólotl, que en algunos
cuentas de concha y a veces por unos caraco­ mitos es su gemelo, lleva la cabeza de un perro
litos mariscos. Lleva sandalias rojas y en las con los colores negro y café. En el cuerpo con­
muñecas usa pulseras de pluma.11 En algunas serva el color carne. Sus manos son garras y
representaciones lleva en una de las manos el el máxtlatl se remata con un borde también
excremento divino, el oro, y en la otra sostie­ café. El tocado es distinto, pues del moño se
ne por el pelo a un niño12 (láminas 5 y 6). En inicia un elemento azul, tal vez de turquesa,
otras lleva escudo con el joyel del viento, el que adorna la frente del que se desprende ha­
ehecacózcatl y cacaxtli13 (lámina 7). cia arriba un remate con las púas de maguey
En su advocación de Ehécatl —dios del vien­ de sacrificio y, por el otro lado, un punzón de
to y los remolinos, el que barre los caminos hueso también para el sacrificio de extracción
de los dioses del agua—14 lleva en el tocado de sangre17 (láminas 11 y 12). En algunas re­
un hueso de sacrificio, en una mano el incen­ presentaciones lleva el cacaxtli18 (lámina 13).
sario con mango en forma de serpiente y en Pero en todas sus advocaciones, no importa
la otra la bolsa para el copal; enfrente de la si es Quetzalcóatl, Ehécatl o Xólotl, los dioses
boca tiene una máscara roja que representa portan invariablemente rica joyería de concha,
material por excelencia asociado a ellos y que
11
 Códice Borbónico, edición facsimilar, Francisco del
los caracteriza y distingue.
Paso y Troncoso (introducción y estudio con un co­ Las tres deidades llevan sobre el pecho el
mentario de E.T. Hamy), México, Siglo xxi (América joyel del viento, el ehecacózcatl (lámina 14) que
Nuestra), 1980, pp. 3, 26, 34, 36; Codex Magliabechiano, les es propio y cuyo nombre se deriva de una
el libro de la vida de los antiguos mexicanos, edición
facsimilar, presentación de Zelia Nuttall (1903), Eliza­ de ellas, Ehécatl. Todos llevan la orejera cor­
beth H. Boone (edición y estudio), Berkeley, Universi­ niforme, también de concha, conocida como
ty of California Press, 1983, p. 62; Tonalámatl de Aubin, epcololli (lámina 15) y los pendientes de cara­
Carmen Aguilera (introducción y estudio), reimpresión col del género Oliva que invariablemente re­
de la versión original presentada por E. Seler, Tlaxca­
la, 1981, p. 3; Códice Florentino, edición facsimilar del matan sus pecheras (lámina 16).
manuscrito 218-220 de la Colección Palatina de la Bi­
blioteca Medicea Laurenziana, Florencia-México, Ar­
chivo General de la Nación/Giunti Barbeha, 1979, t. I,
libro primero, p. 10r; Códice Telleriano-Remensis, edición 15
 Códice Borbónico, op. cit., p. 22. Codex Magliabechia­
facsimilar, Eloise Quiñones Keber (estudio), Universi­ no, op. cit., p. 61.
dad de Texas, 1995, folios 8v, 9v y 13v. 16
 Códice Telleriano-Remensis, op. cit., folio 8v, p. 20.
12
 Códice Borbónico, op. cit., p. 3. 17
 Códice Borgia, edición facsimilar, Eduard Seler
13
 Ibidem, p. 36. (comentarios), México, fce, 1963, p. 65. Códice Borbó­
14
 Bernardino de Sahagún, Historia de las cosas de nico, op. cit., pp. 16, 26.
la Nueva España, México, Porrúa, 1956, tomo I, cap. 18
 Códice Telleriano-Remensis, op. cit., folio 13v, p.
V, p. 45. 30.

17
María de Lourdes Suárez Diez

Lámina 5. Dios Quetzalcóatl, Códice Borbónico, p. 3. Lámina 6. Dios Quetzalcóatl, Tonalámatl


de Aubin, p. 3.

Lámina 7. Dios Quetzalcóatl , Códice Borbónico, p. 36. Lámina 8. Dios Ehécatl, Códice Borbónico, p. 22.

Lámina 10. Dios Ehécatl, Códice Telleriano-


Lámina 9. Dios Ehécatl, Códice Magliabechiano, p. 61. Remensis, folio 8v, p. 20.

18
El dios Quetzalcóatl-Ehécatl y su joyería de concha

Lámina 12. Dios Xólotl, con su joyería de concha,


Códice Borgia, p. 65.

Lámina 11. Dios Xólotl, Códice Borbónico, p. 16.

Lámina 14. Dios Quetzalcóatl portando el


ehecacózcatl y el collar de Oliva, detalle,
Tonalámatl de Aubin, p. 3.

Lámina 13. Dios Xólotl, con su joyería de concha


y cacaxtli. Códice Telleriano-Remesis, folio 13v, p. 30.

Lámina 16. Dios Quetzalcóatl portando el


Lámina 15. Dios Xólotl portando el collar de medias ehecacózcatl, la epcololli y el collar de Oliva,
Oliva y la epcololli, detalle, Códice Borbónico, p. 16. Códice Magliabechiano, p. 62.

19
María de Lourdes Suárez Diez

Lámina 17. Serie de ehecacózcatl recuperados Lámina 18. Ehecacózcatl procedente de la


por la arqueología procedentes del Occidente Huasteca.
de México.
El ehecacózcatl ra que dan al pectoral una apariencia de una
flor de cinco pétalos o de una estrella de cinco
La forma específica del ehecacózcatl es bastan­ puntas (lámina 19). El ehe­cacózcatl conservaba
te compleja; se trata de un pectoral cortado las vueltas de la espiral del caracol en su parte
transversalmente de un caracol grande y pe­ interna, por lo que tiene la forma de un remo­
sado, casi siempre de las especies Strombus gi­ lino. La mayoría de estos joyeles recuperados
gas, Fasciolaria tulipa, Busycon perversum o por la arqueología tienen dos perforaciones en
Turbinella angulata. El corte era hecho por me­ la parte superior de la espira, las cuales sir­
dio de la técnica del desgaste, que consiste en vieron para colgar el pec­toral al pecho de quie­
frotar la superficie que divide la espira del cuer­ nes los usaban. Otras veces, sobre todo en los
po del caracol con una cuerda tensa o bien pectorales dibujados en los códices, una cinta
con un instrumento de piedra de filo lineal, roja los envuelve for­mando un moño termina­
al que se le aplica un movimiento de vai­vén al­ do en dos cintas ses­gadas que nos indican que
terno con un instrumento de mayor du­reza que no se perforaron para colgarse (lámina 20). Al­
el especimen a trabajar, utilizando un abrasi­ gunas veces, los ehecacózcatl que usan las deida­
vo muy fino, como arenas, semillas o polvo de des pintadas en los códices aparecen cortados
hueso y agua para lubricar.19 El cor­te, como ya a la mitad, adop­tando la forma de media flor
dijimos, se efectuaba a la altura de la espira o estrella20 (lámina 21).
hasta desprender ésta del cuer­po del unival­
vo. Posteriormente, se desgastaba la propia es­
pira a partir del ápex, que es la parte más aguda La epcololli
del caracol, sobre una superficie porosa, tal vez
un metate, hasta lograr dar el ancho que se que­ Aunque la epcololli es morfológicamente distin­
ría para el ornamento. Al aplicar el desgaste ta a los objetos comúnmente designados como
y suprimir el ápex y la mi­tad del cuerpo del orejeras y que rigurosamente podrían clasi­
caracol queda un orificio que después se pule ficarse como pendiente, yo he preferido in­
y por el que se atraviesa la cinta del que se cluirla dentro de las primeras por el sitio muy
suspende. Se conservan los nódulos de la espi­
20
 Lourdes Suárez Diez, “El uso de la concha en la
 Lourdes Suárez Diez, Conchas prehispánicas de
19
cultura mexica y sus implicaciones religiosas e ideo­
México, Oxford, GB, BAR International (Series, 514), lógicas”, tesis doctoral, México, unam, 2001, pp. 129-
1989, pp. 6-7. 130.

20
El dios Quetzalcóatl-Ehécatl y su joyería de concha

Lámina 19. Ehecacózcatl sobre el escudo del dios Lámina 20. Ehecacózcatl dibujado en la manta de
Pahtécatl, Códice Magliabechiano, p. 53. su mismo nombre, Códice Magliabechiano, p. 3v.

Lámina 21. Ehecacózcatl cortado a la mitad que Lámina 22. Orejera epcololli recuperada en las
porta Quetzalcóatl, Códice Telleriano-Remensis, excavaciones del Templo Mayor de Tenochtitlan.
folio 9v, p. 22.

particular y exclusivo que siempre ocupa en


la indumentaria del dios. Se trata de una ore­
jera corniforme en forma retorcida, dividida
en dos partes: una placa de concha, obsidia­
na o turquesa, y un colgante siempre de con­
cha con el extremo inferior curvo, en for­ma
de gancho, con la punta hacia afuera, que pre­
senta un pequeño borde que sobresale al inter­
no colocado en la parte media del colgante y
que le da una apariencia corniforme (lámina
23).21 Está perforada en la parte superior, per­
foración que no es visible en las pictografías.
Invariablemente se hacía de un fragmento del
Lámina 23. Orejera epcololli que lleva el dios
Quetzalcóatl, Códice Borbónico, p. 3.  Velázquez Castro, op. cit., pp. 94-95.
21

21
María de Lourdes Suárez Diez

cuerpo de la valva de un pelecípodo nacara­


do, una Pinctada mazatlánica o una Margarití­
fera sp., cortado por desgaste, lo­grando, por
medio de esta misma técnica, el objeto comple­
to22 (lámina 24). Las orejeras eran cuidadosa­
mente pulidas y tal vez bruñidas, aun­que esto
no pueda comprobarse ni en el dibujo ni en
el objeto mismo.

Los pendientes Oliva

Los pendientes son elementos que se suspen­


den por medio de una o varias perforaciones
que traspasan las paredes de la concha y que
están colocadas en un extremo de la pieza o en
un pequeño lóbulo en la parte superior de ella.
Lámina 24. Orejera epcololli que porta el dios
La perforación en ningún caso puede ser cen­
Xólotl, Códice Borbónico, p. 26.
tral o radial.23
Los pendientes que rematan la pechera de
ocelote de Quetzalcóatl son automorfos, es decir,
conservan la forma original del espécimen bio­
lógico del que provienen, que identificamos
como un univalvo de la familia Olividae y de los
géneros Oliva u Olivella. Están cosidos a la pe­
chera que lleva la deidad por lo que le sirven
de remate y adorno. El caracol ha sido perfo­
rado por la base para permitir el paso del hilo
Lámina 25. Pendientes de la familia Olividae
y coserlos por debajo de la propia pechera y, y del género Oliva, procedentes de Jiquilpan,
por lo tanto, la perforación no puede verse Michoacán.
en el dibujo. Sobresale el cuerpo del caracol
con el ápex hacia abajo adornado con líneas
esgrafiadas (lámina 26). En algunos casos, el
ca­racol fue cortado a la mitad y entonces pier­
de la espira y el ápex24 (lámina 27). Los espe­címe­
nes encontrados en el contexto arqueológico
presentaron todas las variantes de estos pen­
dientes: completos, perforados en la base que
conservan el ápex, sin éste, sin la espira o sin
la mitad del cuerpo del caracol. En la ma­yoría
de los casos la perforación es lenticulada, es
decir, mediante dos cortes encontrados que
forman una acanaladura de partes divergentes
22
 Suárez Diez, op. cit., 2001, p. 153. Lámina 26. Dios Xólotl llevando el collar de
23
 Suárez Diez, op. cit., 1989, pp. 55-56. Oliva, la epcololli y el ehecacózcatl, Tonalámatl de
24
 Suárez Diez, op. cit., 2001, p. 114-115. Aubin, p. 3.

22
El dios Quetzalcóatl-Ehécatl y su joyería de concha

Creador y benefactor de la humanidad.29 Es


el corazón del mar con quien está íntimamen­
te vinculado. Entre Tezcatlipoca y él se repar­
ten el dominio del cielo en la incesante lucha
cósmica.
Quetzalcóatl, al inmolarse en Tlillan-Tlapa­
lan se convierte e identifica con la estrella ma­
tuti­na y vespertina, Venus, que para algunos
auto­res es Xólotl; otros han considerado a este
último como uno de los planetas interiores,
posiblemente Mercurio.30 Xólotl es la estrella
vespertina que desaparece en el horizonte
para emprender su viaje por el inframundo;
dios de todo lo igual, de lo monstruoso y lo
par.
La joyería de concha que engalana a estas
deidades le confiere todos sus atributos y re­
Lámina 27. Dios Xólotl llevando el collar de Oliva, cíprocamente ellas le dan los suyos, por lo que
la epcololli y el ehecacózcatl, Códice Borbónico, p. 16. muchas veces basta la presencia de un elemen­
to de concha para inferir la presencia del
se producía la horadación en el fondo que numen. Así, los objetos de concha que portan
permitía que, al pasar el hilo, el pendiente se los dioses tienen dos funciones: una ornamen­
moviera y pudiera usarse como cascabel. tal y otra ideológica y simbólica.
Quetzalcóatl está involucrado en una bue­ Las Oliva que invariablemente rematan las
na parte de los mitos mesoamericanos. Junto pechuras son atributos indivisibles de esta tri­
con Tezcatlipoca es encargado de las sucesi­ logía.
vas creaciones cósmicas. Posteriormente, entre El ehecacózcatl es el joyel del viento, por la for­
ambos hicieron el fuego, el sol y a la primera ma elicoidal de la espira del caracol de la que
pareja.25 Estos mismos dioses hicieron los días está hecho simboliza los remolinos de los vien­
y los dividieron en meses, dando a cada uno tos, los tornados de aire.
de ellos veinte días. Además crearon el infra­ La epcololli es un elemento de concha retor­
mundo, los cielos e hicieron el agua y la tie­ cido que parece tener parte de las atribucio­
rra.26 Quetzalcóatl es el Tezcatlipoca blanco nes del ehecacózcatl, que reafirma y simboliza
que rige uno de los cuatro soles cósmicos y des­ los vientos y sus remolinos.
truye a la humanidad por el viento.27 Testigo La trilogía formada por los dioses Quetzal­
en la creación del Quinto Sol de los nahuas.28 cóatl, Ehécatl y Xólotl se adueñan en todo mo­
mento de las atribuciones sagradas y mágicas
25
 Teogonía e historia de los mexicanos, tres opúsculos
del siglo xvi, edición de Ángel María Garibay, México,
que se le confieren a estos tres elementos de
Porrúa, 1985, pp. 25-26. concha, pues son símbolos distintivos e inse­
26
 Ibidem. parables de ella.
27
 Códice Chimalpopoca, leyenda de los soles, Primo Fe­
liciano Velázque (traducción), México, iih-unam, 1992,
pp. 119-120; Blas Castellón Huerta, “Mitos cosmogó­
nicos de los nahuas antiguos”, en Jesús Monjarás-Ruiz
(coord.), Mitos cosmogónicos del México indígena, México,
inah, 1987, pp.142-144.
28
 Códice Chimalpopoca, leyenda de los soles, op. cit., 29
 Ibidem, pp.120-121.
pp. 157-160. 30
 González Torres , op. cit., pp. 204-205.

23
María de Lourdes Suárez Diez

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24
El sacrificio humano y su impacto
entre los españoles

Carmen María Pijoan Aguadé*


Josefina Mansilla Lory*

El sacrificio humano fue muy importante para Al parecer, esta práctica causó una fuerte
los diversos pueblos mesoamericanos, apare­ impresión entre los españoles, que aunada a
ciendo y manteniéndose desde tiempos remo­ la necesidad de justificar la conquista y la evan­
tos y de los cuales hay evidencias apreciables en gelización de los diversos grupos étnicos que
los restos óseos desde alrededor de los 5000 habitaban Mesoamérica, devino en que en la
a.C. (MacNeish, 1962; Anderson, 1967; Mac­ actualidad contemos con un gran número de
Neish et al., 1972). Poco a poco se fue incremen­ documentos escritos por los propios conquis­
tando su práctica en las sociedades mesoameri­ tadores y que dan cuenta del impacto que les
canas, hasta que los mexicas le dan un impulso pro­dujo (Cortés, Díaz del Castillo, etc.), así
adicional. En su momento se consideraba que como relatos, con base en las narraciones de
los sacrificios eran necesarios para mantener la informantes, recopiladas por los misioneros
estabilidad del universo. Pensaban que antes que vinieron a evangelizar a los indígenas (Saha­
del actual, habían existido otros cuatro soles o gún, Motolinia), que constituyen documentos
eras, que sufrieron catastróficas destrucciones, en los que se relacionan y narran las festivida­
y el actual, el quinto, también estaba predes­ des que se realizaban en el transcurso del año.
tinado a desaparecer (Sejourné, 1950; Duver­ Al parecer, una de las primeras veces en que
ger, 1983). Este último sol había sido creado los españoles encontraron evidencias fehacien­
con la inmolación de todos los dioses y para que tes de la occisión ritual, fue durante la segunda
su movimiento continuara era necesario ofre­ expedición que Diego Velázquez, gober­na­
cerles sacrificios, los que quedaron incluidos dor de Cuba, envió en 1518 a México. Díaz del
en todos los rituales y en las fiestas que se ce­ Cas­tillo lo describe:
lebraban en honor de cada uno de ellos. Los
dioses eran venerados de diferentes maneras, [...] y cada casa con unas gradas por donde
pero en la gran mayoría de los casos se les subían a unos como altares, y en aquellos al­
ofre­cían vidas humanas durante sus festivida­ tares tenían unos ídolos de malas figuras, que
des. Es por ello que, en el momento del contac­ eran sus dioses, y allí estaban sacrificados de
aquella noche cinco indios, y estaban abier­
to, se practicaba el sacrificio humano en gran
tos por los pechos y cortados los brazos y los
escala. muslos, y las paredes llenas de sangre. De todo
lo cual nos admiramos, y pusimos por nom­
bre a esta isleta isla de Sacrificios (Díaz del
* Dirección de Antropología Física-inah. Castillo, 1982:27-28).

25
Carmen María Pijoan Aguadé y Josefina Mansilla Lory

Posteriormente, en el transcurso del mis­ [...] y luego con aquella navaja le abria por la
mo viaje, al llegar a la isla que hoy conocemos parte del coracon y se le sacava [...] y luego
como San Juan de Ulúa, vuelven a encontrar al que o a la que eran asi muertos los arroja­
van por las scaleras abaxo y lo tomauan y
restos de otro sacrificio:
hazian pedacos con gran crueldad [...] (Agui­
lar, 1977:170).
[...] y tenían sacrificados de aquel día dos mu­
chachos, y abiertos por los pechos, y los co­
Otros frailes ofrecen testimonios de diferen­
razones y sangre ofrecidos a aquel maldito
ídolo [...] antes tuvimos muy gran lástima y tes sacrificios que se practicaban en el trans­
mancilla de aquellos dos muchachos e verlos curso de las diversas fiestas a los dioses, así
recién muertos e ver tan grandísima crueldad como la técnica empleada para ello. Motolinia
(Díaz del Castillo, 1982:28). nos lo describe de la siguiente manera:

Durante la propia campaña de conquista, es En esta piedra tendían a los desventurados de


lógico que volvieran a encontrar evidencias de espaldas para los sacrificar [...] con aquel
cruel navajón, como el pecho estaba tan ten­
la práctica en diversos lugares. Sin embargo, lo so, con mucha fuerza abrían al desventurado
que mayor impacto les causó fue el sacrificio de y de presto sacábanle el corazón [...] (Moto­
los propios españoles que caían prisioneros. linia, 1969:32).

[...] y hallamos la sangre de nuestros compa­ Mientras que Sahagún nos narra que:
ñeros y hermanos derramada y sacrificada
por todas aquellas torres y mezquitas [...]
Llegándolos al taxón [...] echábanlos sobre ella
de espaldas y tomábanlos cinco, dos por las
[...] todos los españoles vivos y muertos que piernas y dos por los brazos y uno por la ca­
tomaron los llevaron a Tlatelulco [...] desnu­ beza. Y venía luego el sacerdote que había de
dos los sacrificaron y abrieron por lo pechos, matar, y dábale con ambas manos con una
y les sacaron los corazones para ofrecer a los piedra de pedernal [...] por los pechos, y por
ídolos [...] (Cortés, 1970:116-148). el agujero que hacía metía la mano y arran­
cábale el corazón [...] (Sahagún, 1989:82).
Por parte de los frailes cronistas, pareciera
que ninguno de ellos fue testigo presencial de A través de las narraciones se expresan del
los sacrificios y, en general, nos detallan una sacrificio humano y de las víctimas con adje­
relación de dioses, ritos y fiestas a partir de tivos tales como: “cruel sacrificio”, “desventu­
informantes indígenas. La excepción es fray rados”, “inocentes”, “crueldad”, “muy crueles”,
Francisco de Aguilar, quien toma parte en la “abominable”, “cosa horrible”, etc., y ven a los
conquista como soldado, convirtiéndose en sacerdotes que lo realizaban y a los dioses y sus
fraile dominico años después, por lo que es imágenes, como: “demonios”, “templos del de­
testigo de su propia narración. Sin embargo, monio”, “oficial de esta maldad”, “sacerdote
ésta es escrita al final de su vida a instancias del demonio”, “crueles verdugos del demonio”,
de otros frailes, que consideraban importan­ etc. Sahagún es quizás el más explícito de todos,
te que lo hiciese. Es por ello que sus descrip­ al escribir:
ciones se apoyan en recuerdos y evocaciones.
Sobre el sacrificio humano relata: Estas son cosas horrendas, abominables, crue­
les y muy vergonzosas (Sahagún, 1989:70).
[...] una piedra baxa baxa hasta la rrodilla en
donde o a mugeres o a honbres q hazian sa­ Resulta obvio que la intención de ambos
crificio a sus dioses los echauan de espaldas gru­pos de cronistas es diferente; por parte de

26
El sacrificio humano y su impacto entre los españoles

los sol­dados la finalidad era dar a conocer al Sin embargo, actualmente contamos con
mo­narca español sus méritos y servicios, para evidencia directa que posiblemente apoya la
ob­tener el favor real o, en algunos casos, dar hipótesis de que entre los mexicas el sacrificio
a conocer a la posteridad lo presenciado por humano por extracción del corazón se reali­
ellos y defender sus acciones durante la con­ zaba por la vía de una toracotomía bilateral
quista; mientras que los frailes hacen la descrip­ transversa (Robicsek y Hales, 1984), esta afir­
ción de los ritos y ceremonias, que consideraban mación se apoya en la existencia de que una
obra del demonio, justificando con ello los ac­ serie de esternones, procedentes de Tlatelol­
tos de con­­quista y la evangelización de los in­ co, se encuentran cortados transversalmente.
dígenas. Estos esternones forman parte del material
A pesar de que tenemos relaciones de nu­ esquelético del entierro número 14 de dicho
merosos tipos de sacrificios, los cronistas en sitio, constituido por los restos de un mínimo
general mencionan el sacrificio en el que se de 153 individuos. La mayoría de los huesos
extraía el corazón, en el transcurso del cual que lo conforman muestran marcas de corte
se debía provocar una repentina salida de san­ y/o impactos sobre su superficie, que fueron
gre, de preferencia en forma de chorro, como dejados de manera involuntaria al momento
se observa en diversos códices prehispánicos de manipular los cuerpos de los sacrificados.
(Laud, Nuttall, Borgia, entre otros) y como que­ Después de analizar estas alteraciones se de­
da expresado por Díaz del Castillo al referirse terminó que, en este caso, el tratamiento pos­
a “las paredes llenas de sangre” y posteriormen­ terior al sacrificio consistió en el descarnado
te obtener el corazón completo e intacto, el y desmembrado, siendo los segmentos resul­
cual era ofrecido a los dioses (Durán, 1967; tantes enterrados de manera simultánea (Pi­
Sahagún, 1989; Mendieta, 1997). Se han pro­ joan, 1997).
puesto diferentes formas de acceder este ór­ El análisis de los esternones con cortes de
gano, que va desde un corte por debajo de este entierro permitió que las autoras (Pijoan
las costillas del lado izquierdo, que afecta el y Mansilla, 2004) propusieran la posibilidad
diafragma o los cartílagos, facilitado por la de que la occisión ritual por extracción del
posición hiperextendida de la víctima sacrifi­ corazón se haya realizado por medio de una
cial; hasta la apertura del tórax a nivel del toracotomía bilateral transversa. Esta técnica,
estómago, penetrando hasta el corazón, cor­ utilizada aún en la actualidad en cirugía car­
tando todas las venas de su base, lo que ocasio­ diaca, involucra la realización de una incisión
naría el brote de la sangre y el derramamiento desde el borde izquierdo del esternón, late­
brusco de alrededor de cinco o seis litros (Ca­ ralmente entre dos costillas —generalmente la
pitan, 1920). Duverger (1983), amplía la des­ quinta y la sexta—, partiendo dicho hueso y
cripción de la técnica, proponiendo que: siguiendo hasta el lado derecho, lo que oca­
siona la afectación de ambas cavidades pleu­
La víctima es acostada allí (en el téchcatl) de rales y el colapso de los pulmones, lo que a su
espaldas, alargada en hiperlordosis, con la vez origina una hipoxia cerebral que produce
cabeza echada hacia atrás, casi tocando el la pérdida de conocimiento del individuo. A
suelo [...] El sacerdote sacrificador le abre en­ partir del análisis de los esternones cortados
tonces el abdomen a la altura del epigastrio, se propuso la posibilidad de que el corte se
exactamente debajo de las últimas costillas,
realizaba a nivel del tercer o cuarto espacio
con la ayuda de un cuchillo de pedernal, el
técpatl. Mete en seguida la mano en el interior intercostal, con el sacerdote frente a la víctima
del tórax, ase el corazón de la víctima y lo y colocado, en general, a su izquierda. El cor­
arranca para ofrecerlo al sol [...] (Duverger, te a esa altura del tórax permite el acceso di­
1983:139). recto al órgano cardiaco, y un corte de la cava

27
Carmen María Pijoan Aguadé y Josefina Mansilla Lory

y la aorta ocasionaría un enorme chorro de Felipe II se inspiró en la forma de esta parri­


sangre y la fácil obtención del corazón. Esta lla para la planta del palacio de El Escorial.
propuesta también parece ser apoyada por Por otra parte, desde principios del siglo
las representaciones de los xipemes: un in­ xvi había adquirido fuerza el Tribunal de la
dividuo que lleva una funda, de la cual en Santa Inquisición en España, en especial con­
ocasiones penden las manos y los pies. Esta tra los judaizantes y herejes, por lo que se
funda es el pellejo desollado del sacrificado realizaban “autos de fe” en los que eran que­
y en ella se ve el corte por el cual fue sacado el mados vivos los acusados de herejía y aposta­
corazón, generalmente cosido con varias pun­ sía. En estos autos, en ocasiones, se mataba a
tadas. más de cien personas. Asimismo, las ejecucio­
Es evidente que el espectáculo compuesto nes de convictos de todo tipo —que eran ahor­
por la víctima y los cuatro o seis sacerdotes ne­ cados, decapitados o desmembrados—, en las
cesarios para la intervención, así como el bro­te plazas principales de las ciudades eran fre­
de gran cantidad de sangre que termina co­ cuentes, sirviendo de espectáculo y de ejem­
rriendo sobre el piso, aunado a la exhibición plar disuasión. Cabe apuntar que la violencia
del corazón fresco, con seguridad impresio­ sanguinaria era de uso corriente en represen­
naba a cualquiera que lo viera y no estuviera taciones públicas, tales como la pelea de osos
acostumbrado a ello. Además, el hecho de que y perros, recibidas con beneplácito por los ha­
el sacrificio se practicara en la mayoría de los bitantes de ciudades y villas.
templos, ocasionaba el hallazgo frecuente de En virtud de lo anterior, podemos pensar
restos o la misma práctica en el momento en que los españoles no se impactaron tanto por
que se efectuaba. el sacrificio en sí, puesto que estaban acostum­
Sin embargo, debemos preguntarnos ¿qué brados a conocer y ver grandes padecimientos
tan fuerte fue la impresión que causó la prác­ sufridos a causa de la religión o como castigo
tica de sacrificios humanos en los españoles por errores y malos comportamientos, sino más
que los presenciaron? bien por el tipo y la cantidad de víctimas y por
Los españoles y europeos cristianos estaban la práctica de una religión considerada pro­
acostumbrados a representaciones plásticas de fana, cuando no demoniaca. Así, vemos que lo
hombres y mujeres que sufrieron inconme­ que más los impresionó —además de las muer­
surables agonías a causa de su religión, tanto tes de los propios españoles que caían prisio­
de mártires como de cristos ensangrentados, neros— fueron las occisiones de gente joven y
ya que el tema de los tormentos inflingidos a de niños, ya que debemos recordar que en
los mártires ha merecido la atención de artis­ España no se permitía ejecutar a un menor:
tas de todas las épocas. Las iglesias, colocadas
A honra deste diablo y sus compañeros [...]
mu­chas veces bajo la advocación de un santo mataban innumerables niños [...] (Sahagún,
martirizado, solían encargar a los pintores y 1989:71).
escultores obras que representasen alguna
escena de su muerte. Éstas eran colocadas al Aunado a esto, tiene gran importancia el
interior de los templos para su observación y hecho de que pensaban que los sacrificados
veneración. Algunos de los que podemos men­ no eran personas que mereciesen morir, da­
cionar son san Andrés, crucificado en una do que no habían cometido pecados o acciones
cruz en forma de X; san Bartolomé, desollado que ameritara, tras un juicio, tal tipo de sen­
vivo en Armenia, cuando tenía 70 años; san tencia.
Juan Bautista, quien fue decapitado; san Se­ [...] que no era de su propia voluntad, sino
bastián, asaetado, y san Lorenzo, azotado y por fuerza, y sintiendo muy sentida la muer­
quemado vivo sobre una parrilla. Se sabe que te y espantoso dolor (Motolinia, 1969:32).

28
El sacrificio humano y su impacto entre los españoles

Sin embargo, lo que vemos con la lectura Codex Nuttall, Nuttall, Z. (ed.), 1975. The
de diversas crónicas, es el deseo de justificar Codex Nuttall. A Picture Manuscript from
la conquista a través de la supresión de los Ancient Mexico, New York, The Peabody
sacrificios humanos y la idolatría: Museum Facsimile, Dover Publications,
Inc.
[...] una de las cosas por que nos envió a estas Cortés, H., 1970. Cartas de relación, México,
partes nuestro gran emperador fue para qui­
Porrúa.
tar que no sacrificasen ningunos indios ni
otra manera de sacrificios malos que hacen... Díaz del Castillo, B., 1982. Historia verdade­
ni adorasen aquellas malditas figuras (Díaz ra de la conquista de la Nueva España, Ma­
del Castillo, 1982:77). drid, unam.
Durán, D., 1967. Historia de la Indias de Nue­
[...] para sacrificar a los demonios [...] matan va España e islas de la tierra firme, México,
los inocentes, y éstos con gemidos y clamores Porrúa.
demandaban a Dios y a los hombres ser so­
Duverger, C., 1982. La flor letal. Economía del
corridos, pues padecían muerte tan injusta­
mente. Y esto es una de las causas, como V.M. sacrificio azteca, México, fce.
sabe, por la cual se puede hacer guerra [...] MacNeish, R.S., 1962. Second Annual Report
(Motolinia, 1969:217). of the Tehuacan Archaeological Botanical Pro­
ject, Andover, Robert S. Peabody Founda­
Como ya se apuntaba, de lo anterior es po­ tions for Archaeology.
sible concluir con bastante veracidad que a los  , M.L. Fowley, A. García Cook, F.A.
españoles les sorprendió más la cantidad y el Paterson, A. Nelken-Terner y J.A. Neely,
tipo de personas a los que se les realizaba, y la 1997. The Prehistory of the Tehuacan Valley,
forma empleada: la occisión, con el corte a lo vol. V: Excavations and Reconnaissance, D.S.
ancho del tórax y la extracción del corazón, en Byers (ed.), London, University of Texas
medio de grandes chorros de sangre y la sig­ Press.
nificación religiosa que consideran como dia­ Mendieta, G. de, 1997. Historia eclesiástica
bólica. indiana, México, cnca (Cien de México).
Motolinia, T., 1967. Historia de los indios de
la Nueva España, México, Porrúa.
bIBLIOGRAFÍA Pijoan, C., 1997. “Evidencias de sacrificio
humano y canibalismo en restos óseos. El
Anderson, E., 1967. “The Human Skeletons”, caso del entierro número 14 de Tlatelolco,
en D.S. Byers (ed.), The Prehistory of the D.F.”, tesis doctoral, México, ff yl-unam.
Tehuacan Valley, vol. I, Environment and y J. Mansilla, 2004. “Esternones
Subsistence, London, University of Texas cortados. ¿Evidencia de sacrificio humano
Press, pp. 91-113. por extracción del corazón?”, en C. Pijoan
Aguilar, F.F. de, 1977. Relación breve de la con­ y X. Lizárraga (eds.), Perspectiva tofonómica.
quista de la Nueva España, México, unam. Evidencia de alteraciones en restos óseos del Mé­
Capitan, 1920. “Les sacrifices humaines et xico prehispánico, México, inah (Colección
l’anthropophagie rituelle chez les anciens Científica 462), pp. 69-85.
mexicains”, en Journal de la Société des Amé­ Robicsek, F. y D.M. Hales, 1982. “Maya Heart
ricanistes de Paris, XII, Paris, pp. 211-217. Sacrifice: Cultural Perspective and Surgical
Codex Borgia, 1993. Díaz, G. y A. Rodgers, Technique”, en E.H. Boone (ed.), Ritual
The Codex Borgia. A Full-Color Restoration of Human Sacrifice in Mesoamerica, Washing­
the Ancient Mexican Manuscript, New York, ton, Dubarton Oaks Research Library and
Dover Publications, Inc. Collection, pp. 49-90.

29
Carmen María Pijoan Aguadé y Josefina Mansilla Lory

Sahagún, B. de, 1989. Historia general de las Sejourné, L., 1959. “Ensayo sobre el sacrificio
cosas de Nueva España, México, cnca/Alian­ humano”, en Cuadernos Americanos, año 9,
za Editorial. vol. 53 (5), pp. 165-171.

30
Sistemas de parentesco indoamericanos:
un acercamiento a la familia siuxana

Rosa Elena Anzaldo Figueroa*

Este texto es parte del proyecto “Sistemas de terial que proporciona Morgan2 y que corres­
parentesco americanos” en la línea de la geo­ ponden a las siguientes lenguas y dialectos:
grafía y la tipología lingüísticas. En esta oca­ minnitaree (hidatsa); winnebagoe; crow; un
sión se hace la comparación de los sistemas dialecto dakota: el blackfoot; un dialecto dhe­
terminológicos de parentesco pertenecientes giha, omahä; un dialecto chiwere, el iowä.
a lenguas siuxanas. Pero antes, se hace una bre­ Los restantes sistemas corresponden a las
ve mención del autor de la mayor parte del lenguas mandan de R.H. Lowie; biloxi y ofo de
material que se presenta aquí: Lewis Henry J.O. Dorsey y J.R. Swanton; tútelo de H. Hale
Morgan,1 exitoso abogado con un marcado y catawba de F.G. Speck y C.E. Schaeffer.3 Un
interés por la antropología; el cual se despier­ número antecede a cada lengua o dialecto y
ta al tener contacto con una delegación sioux corresponde a su clasificación genética de
e intentar obtener el sistema de parentesco de acuerdo con T. Smith-Stark.4
este grupo étnico. Y aunque fracasa en este
primer intento, a partir de 1858 se dedica ex­
clusivamente a la investigación antropológica.
2
 Lewis H. Morgan, Systems of Consanguinity and
Affinity of the Human Family, Washington, Smithsonian
Logró reunir un número considerable de sis­ Contributions to Knowledge, 1871.
temas de parentesco en lenguas indígenas de 3
Robert H. Lowie, “Notes on the Social Organiza­
Estados Unidos, algunos elicitados por él en tion and Customs of the Mandan, Hidatsa and Crow
Indians”, en American Museum of Natural History An­
entrevistas con hablantes instalados en reser­
thropological Papers, New York, 1917, núm. 21, pp. 1-99;
vaciones y otros de datos obtenidos por perso­ James Owen Dorsey y John R. Swanton, A Dictionary
nas interesadas en el mismo asunto. of the Biloxi and Ofo Languages, Washington, Bureau of
El material lingüístico que se estudia aho­ American Ethnology, Bulletin 47, Smithsonian Insti­
tution, 1912; Horatio Hale, “The Tutelo Tribe and Lan­
ra consiste en once sistemas terminológicos de
guage”, en American Philosophical Society Proceedings,
parentesco, seis de ellos procedentes del ma­ vol. 21, núm. 114, 1884, pp. 1-47; F.G. Speck y C.E.
Schaeffer, “Catawba Kinship and Social Organization
with a Resumen of Tutelo Kinship Terms”, en Ameri­
can Anthropologist, vol. 44, núm. 3, part 1, 1942, pp.
* Dirección de Lingüística-inah. 555-575.
1
 Lewis H. Morgan, La sociedad primitiva, México, 4
Thomas C. Smith-Stark, Nómina de lenguas in­
Ediciones Quinto Sol, 1986. doamericanas (mecanoescrito), México, 2000, p. 6.

31
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

Primeramente se describen los sistemas de cuenta que el limitado número de tipos de su


acuerdo con las propuestas de Alfred. L. Kroe­ clasificación agrupa sistemas de parentesco
ber5 y Floyd G. Lounsbury.6 diferentes.
En la representación tipológica del mate­ Con objeto de tener una tipología más cer­
rial se aplica una propuesta que hago y que cana a la estructura de los sistemas, que sea
sustituye en este trabajo las conocidas de R. menos general sin llegar a ser específica, pero
H. Lowie7 y G.P. Murdock,8 esto teniendo en que establezca un equilibrio, propongo una
clasificación con base en tres criterios:
5
A.L. Kroeber, “Classificatory Systems of Relation­
ship”, en The Nature of Culture, Chicago-Londres, The 1. Considerar los términos de parentesco
University of Chicago Press, 1952 (1909), pp. 175-181. consanguíneos de las generaciones centrales,
Kroeber encontró ocho principios o categorías que sub­ es decir, la de ego (Ø), la primera ascendente
yacen a los términos de parentesco que son los siguien­
tes: generación, consanguíneo/afín, líneal/colateral, (+1) y la primera descendente (-1).
sexo del hablante, sexo del pariente, edad relativa den­ 2. Tener en cuenta las relaciones que guar­
tro de una misma generación, sexo de la persona que dan los términos que designan a los parientes
da la relación de parentesco y condición de vida de la
persona que relaciona. masculinos de esas generaciones: padre, tío
6
 F.G. Lounsbury, “A Formal Account of the Crow paterno y tío materno de la generación +1, de
and Omaha Type Kinship Terminologies”, en W.H. acuerdo con Lowie en esa generación; herma­
Goodenough (ed.), Explorations in Cultural Anthropo­
logy, New York, McGraw-Hill, 1964, pp. 212-255. El
no, primo paralelo y primo cruzado de la ge­
análisis estructural formal de Lounsbury consiste en neración Ø, hijo, sobrino paralelo y sobrino
ocho términos de parentesco: P “padre”, M “madre”, cruzado de la generación -1 (sobrinos para­
Ho “hermano”, Ha “hermana”, ho “hijo”, ha “hija”, lelos, s//, son los hijos del hermano de ego
Eo “esposo”, Ea “esposa” y dos designadores sexuales
(masculino y femenino). Con estos elementos es posi­ masculino y los hijos de la hermana de ego fe­
ble derivar, por medio de reglas transformacionales, menino; sobrinos cruzados, sx, son los hijos
los términos secundarios, terciarios, etc., hasta llegar de la hermana de ego masculino y los hijos del
a los parientes más lejanos. Un término secundario es
la síntesis de dos significados primarios como en Ha hermano de ego femenino). El símbolo ≠ sig­
“hermana” y P “padre” = HaP que se lee: hermana del nifica “no es igual”. De esta manera se tie­nen
padre, es decir “tía paterna”; un término terciario es para cada generación cinco relaciones posi­
la síntesis de tres significados primarios; ho “hijo”, Ho
“hermano” y P “padre” = hoHoP, que se lee: hijo del
bles que son las siguientes:
hermano del padre, o sea “primo”. Los designadores
indican el sexo del hablante cuando anteceden a los tipos dependiendo de los términos que nombran a los
denotados. parientes femeninos de la generación cero: hermana,
7
R.H. Lowie, “Relationship Terms”, en Encyclopae­ prima paralela y prima cruzada (prima paralela es la
dia Britannica, 14a. ed., vol. 19, Chicago, Helen Her­ hija del hermano del padre y la hija de la hermana de
mingway, Benton, Publisher, 1946, pp. 84-89. Lowie la madre; prima cruzada es la hija de la hermana del
propone cuatro tipos de acuerdo con los términos que padre y la hija del hermano de la madre). El tipo ha­
se dan a los parientes masculinos de la primera gene­ waiano nombra con el mismo término a las tres parien­
ración ascendente: padre, tío paterno y tío materno. tes (hermana = prima paralela = prima cruzada), es
El tipo generacional designa a los tres parientes con el sudanés cuando cada una se designa con un término
mismo término (padre = hermano del padre = herma­ diferente (hermana/prima paralela/prima cruzada),
no de la madre), el fusional bifurcado consiste en nom­ si un término se refiere a la hermana y otro a las dos
brar al padre y a su hermano con el mismo término y primas, se trata del tipo esquimal (hermana/prima pa­
con otro al hermano de la madre (padre = hermano ralela = prima cruzada). Por último está el tipo iroqués
del padre/hermano de la madre), cuando cada parien­ que con­siste en dos términos, uno para la hermana y
te recibe un término diferente se trata del tipo colate­ la prima paralela y otro para la prima cruzada (herma­
ral bifurcado (padre/hermano del padre/hermano de na = pri­ma paralela/prima cruzada). Este último tipo
la madre) y finalmente, si se tienen dos términos, uno tiene dos variantes que son el omaha (hermanos = pri­
para el padre y otro para el hermano del padre y el her­ mos paralelos; primos cruzados maternos = hermanos
mano de la madre, se trata del tipo lineal (padre/herma­ de la madre; primos cruzados paternos = hijos de la
no del padre = hermano de la madre). her­mana) y el crow (hermanos = primos paralelos; pri­
8
 G.P. Murdock, Social Structure, New York, The Free mos cruzados maternos = hijos de la hermana; primos
Press, 1965. Por su parte Murdock establece cuatro cru­zados paternos = hermanos del padre).

32
Sistemas de parentesco indoamericanos

G+1 1 padre = hermano padre = hermano madre ción +1, el segundo a la generación Ø y el
2 padre = hermano padre ≠ hermano madre tercero a la generación -1. Las relaciones de
3 padre = hermano madre ≠ hermano padre los parien­tes femeninos aparecen como supe­
4 padre ≠ hermano padre = hermano madre
ríndices de los tipos y constan también de tres
5 padre ≠ hermano padre ≠ hermano madre
números que corresponden a las mismas ge­
GØ 1 hermano = primo paralelo = primo cruzado neraciones del tipo.
2 hermano = primo paralelo ≠ primo cruzado Así por ejemplo, el chickasa, lengua mas­
3 hermano = primo cruzado ≠ primo paralelo coquiana, tiene el tipo 222 y el subtipo 252222.
4 hermano ≠ primo paralelo = primo cruzado
En el tipo se tiene que en la generación +1, el
5 hermano ≠ primo paralelo ≠ primo cruzado
padre y el tío paterno se designan con el mis­
G-1 1 hijo = sobrino paralelo = sobrino cruzado mo término, y el tío materno con un término
2 hijo = sobrino paralelo ≠ sobrino cruzado diferente; empleando la representación con
3 hijo = sobrino cruzado ≠ sobrino paralelo denotados, se tiene P = HoP ≠ HoM. En la ge­
4 hijo ≠ sobrino paralelo = sobrino cruzado neración Ø, el hermano y el primo paralelo
5 hijo ≠ sobrino paralelo ≠ sobrino cruzado
se nombran con el mismo término que es dife­
rente del que denomina al primo cruzado, Ho
3. Incluir a los parientes femeninos de esas
= Pr// ≠ PrX, lo mismo sucede en la genera­
mismas generaciones: madre, hermana de la
ción -1 donde un término denomina al hijo y
madre y hermana del padre en la generación
al sobrino paralelo, mientras que con otro se
+1, hermana, prima paralela y prima cruzada
refiere al sobrino cruzado, ho = s// ≠ sx.
en la generación Ø, siguiendo a Murdock en
En cuanto al subtipo, se observa un cambio
esa generación y finalmente, hija, sobrina pa­
en la generación +1, ya que el superíndice ex­
ra­lela y sobrina cruzada en la -1. Estos térmi­
presa la relación 5, que consiste en nombrar
nos dan las mismas relaciones que los parientes
con un término distinto a cada una de las pa­
masculinos como se muestra a continuación:
rientes, la madre, la hermana de la madre y
la hermana del padre, M ≠ HaM ≠ HaP. Las
G+1 1 madre = hermana madre = hermana padre
2 madre = hermana madre ≠ hermana padre generaciones Ø, Ha = Pr// ≠ PrX y -1, ha =
3 madre = hermana padre ≠ hermana madre s// ≠ sx, por su parte mantienen la misma re­
4 madre ≠ hermana madre = hermana padre lación 2 del tipo. En algunos casos pueden pre­
5 madre ≠ hermana madre ≠ hermana padre sentarse dos clasificaciones, lo cual depende
del sexo del hablante. Cuando esto sucede, se
GØ 1 hermana = prima paralela = prima cruzada
2 hermana = prima paralela ≠ prima cruzada antepone a los tipos o a los subtipos los desig­
3 hermana = prima cruzada ≠ prima paralela nadores sexuales correspondientes (♂ - ♀).
4 hermana ≠ prima paralela = prima cruzada Una vez realizadas la descripción y la cla­
5 hermana ≠ prima paralela ≠ prima cruzada sificación, lo siguiente es comparar las estruc­
turas de los sistemas, así como las piezas
G-1 1 hija = sobrina paralela = sobrina cruzada
2 hija = sobrina paralela ≠ sobrina cruzada
léxi­cas tanto en su forma como en su signifi­
3 hija = sobrina cruzada ≠ sobrina paralela cado, con objeto de identificar los términos
4 hija ≠ sobrina paralela = sobrina cruzada cognados de acuerdo con Robert J. Jeffers e
5 hija ≠ sobrina paralela ≠ sobrina cruzada Ilse Lehiste (1982). Por último, se analizará
la distribución geográfica de los tipos estable­
Las relaciones de los parientes masculi­ cidos, la cual abarca tres áreas culturales: Lla­
nos representan los tipos y con la inclusión nuras, Noreste y Sureste (Francisco Barriga
de las relaciones de los parientes femeninos Puente, 1998). Esto permitirá observar si se
se obtie­nen los subtipos. El tipo consta de tres presentan diferencias por área y no por he­
números: el primero corresponde a la genera­ rencia genética. Todo ello con el fin de tener

33
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

una comprensión más amplia de los sistemas. hermano mayor de hombre, primo paralelo
A continuación se presenta la descripción y mayor de hombre, hermanastro mayor de hom­
la clasificación de los once sistemas: bre”, 12 ♀ HoM, ♀ Ho>, ♀ ho>HoP(HaM),
♀ ho>Eo(a)P(M) ma-tä-roo’ “tío materno de
mu­jer, hermano mayor de mujer, primo pa­
14 MINNITAREE (HIDATSA) ralelo mayor de mujer, hermanastro mayor
(Llanuras, 222222, Morgan 1871)9 de mujer”, 13 ♀ ho(a)Ho, ho(a)ho(a) met-
a-wä-pish’-sha “sobrino/a cruzado de mujer,
Consanguíneos nieto/a”.
Términos primarios
1 P, HoP, hoHaP, EoM tä-ta’ “padre, tío pa­
Afines
terno, primo cruzado paterno, padrastro”, 2
M, HaM, haHaP, EaP ih’-kä “madre, tía ma­ Términos primarios
terna, prima cruzada paterna, madrastra”, 14 ♀ Eo mä-ke-rã’ “esposo”, 15 ♂ Ea, ♂ HaEo
3 ♂ Ha>, ♂ ha>HoP(HaM), ♂ ha>Eo(a)P(M) mä-tä-r-we’-ä “esposa, cuñada de hombre”.
mat-tä-we’-ä “hermana mayor de hombre, prima
paralela mayor de hombre, hermanastra ma­
yor de hombre”, 4 ♀ Ha>, ♀ ha>HoP(HaM), Términos secundarios
♀ ha>Eo(a)P(M) mä-roo’ “hermana mayor de 16 PEo(a) mä-nä’-tish “suegro”, 17 MEo(a) mä-
mujer, prima paralela mayor de mujer, her­ too-tä’-kä “suegra”, 18 ♂ HoEa, ♀ EoHa
manastra mayor de mujer”, 5 Ho<, ho<HoP mä-nä’-te “cuñado de hombre”, 19 ♂ EaHo,
(HaM), ♂ hoHa, ho< Eo(a)P(M) mat-so’-gä ♀ HoEo boo-ä-kä’ “cuñada de hombre, cuña­
“hermano menor, primo paralelo menor, so­ do de mujer”, 20 ♀ EoHa ma-ensh’-ke-rash
brino cruzado de hombre, hermanastro me­ “cuñado de mujer”, 21 ♀ HaEo, ♀ EaHo mä-
nor”, 6 Ha<, ♂ haHa, ha<HoP(HaM), ha<Eo too’ “cuñada de mujer”, 22 Eoha mä-too’-te
(a) P(M) m-tä-ka’-zhä “hermana menor, sobri­ ‘yerno’, 23 Eaho mä-too’-gä “nuera”.
na cruzada de hombre, prima paralela menor,
hermanastra menor”, 7 ho, ♂ hoHo, ♀ hoHa,
ho><HoM, hoEo(a) m-de-shä “hijo, sobrino El sistema tiene cinco generaciones, la de
paralelo de hombre, sobrino paralelo de mu­ ego, dos ascendentes y dos descendentes.
jer, primo cruzado materno, hijastro”, 8 ha, Categorías de Kroeber (7): generación, consan­
♂ haHo, ♀ haHa, ha><HoM, haEo(a) mä’-kä guíneo/afín, lineal/colateral, sexo del hablan­
“hi­ja, sobrina paralela de hombre, sobrina pa­ te, sexo del pariente, edad relativa dentro de
ralela de mujer, prima cruzada materna, hi­ una misma generación y sexo de la persona
jastra”.
que da la relación de parentesco.
Clasificación tipológica: 222222 , de acuerdo
Términos secundarios con los términos 1 a 8 y 11 a 14.
9 PP(M) mä-toosh-a-r’-tä-kä “abuelo”, 10
MP(M), HaP kä-r’-h “abuela, tía paterna”,
11 ♂ HoM, ♂ Ho>, ♂ ho>HoP(HaM), ♂ ho> • Tiene términos que designan a parien­
Eo(a)P(M) mee-ä-kä’ “tío materno de hombre, tes pertenecientes a diferentes genera­
ciones.
9
Harold E. Driver, John M. Cooper, Paul Kirch­ • Hay términos que nombran tanto a pa­
hoff, Dorothy Rainier Libby, William C. Massey y Les- rientes lineales como a colaterales.
­lie Spier, “Indian Tribes of North America”, en ijal,
vol., 19, suplemento al número 3, 1953, pp. 1-30. De • Presenta términos genéricos.
acuerdo con Harold E. Driver et al. (1953:22) la lengua • Extiende términos consanguíneos a pa­
siuxana minitaree es la misma que hidatsa, por ello se rientes afines.
incluye bajo el número 14 de la clasificación genética
• La categoría edad relativa se expresa en
para las lenguas siuxanas que T. Smith-Stark da en su
Nómina de lenguas indoamericanas, aunque no incluye los lexemas de hermanos, primos y her­
esta lengua bajo ninguno de los dos nombres. manastros.

34
Sistemas de parentesco indoamericanos

14.1 WINNEBAGOE Términos secundarios


(Noreste, 252222, Morgan 1871) 23 EoM e-noo-go’ “padrastro”, 24 EaP e-oo’-
ne-neke’ “madrastra”, 25 ♂ HoEa, ♂ EoHa
e-chun’ “cuñado de hombre”, 26 ♀ HoEo, ♀
Consanguíneos
EoHa e-she’-gä “cuñado de mujer”, 27 ♂ HaEa,
Términos primarios
♂ EaHo e-yun’-ga “cuñada de hombre”, 28 ♂
1 P, HoP chä-je’-käe-un’-chä “padre, tío pater­
no”, 2 M, haHoM nä-ne’-kä “madre, prima HaEo, ♂ EaHo a-she-gun “cuñada de mujer”,
cru­zada materna”, 3 ♂ Ho>, ♂ ho>HoP(HaM), 29 Eoha wä-to’-he-wong’-o-no “yerno”, 30 Eaho
♂ ho>Eo(a)P(M), ♂ EoHaEa e-ne’ “hermano e-nook-chek’-aw-chau “nuera”, 31 ho(a)Eo(a)
mayor de hombre, primo paralelo mayor de e-chä-hkun “hijastro/a”.
hombre, hermanastro mayor de hombre, con­
cuño de hombre”, 4 ♀ Ho>, ♀ ho>HoP(HaM), Términos terciarios
♀ ho>Eo(a)P(M) e-che’-to “hermano mayor de 32 ♀ EoHaEo kee-nomb’ “concuño de mujer”,
mujer, primo paralelo mayor de mujer, herma­ 33 EaHoEo(a) aw-kee’-nomb “concuña”.
nastro mayor de mujer”, 5 Ha>, ha>HoP(HaM),
ha>Eo(a)P(M) e-noo’ “hermana mayor, prima
paralela mayor, hermanastra mayor”, 6 Ho<, El sistema tiene cinco generaciones, la de
ho<HoP(HaM), ho< Eo(a) P(M), ♂ EoHaEa ego, dos ascendentes y dos descendentes.
e-snk’ “hermano menor, primo paralelo me­ Categorías de Kroeber (7): generación, con­
nor, hermanastro menor, concuño de hom­ sanguíneo/afín, lineal/colateral, sexo del ha­
bre”, 7 ♂ Ha<, ♂ ha<HoP(HaM), ♂ ha<Eo blante, sexo del pariente, edad relativa dentro
(a)P(M) wych-kä’ “hermana menor de hom­
bre, prima paralela menor de hombre, her­ de una misma generación y sexo de la perso­
manastra menor de hombre”, 8 ♀ Ha<,♀ na que da la relación de parentesco.
ha<HoP (HaM), ♀ ha<Eo(a)P(M) e-chunk’ “her­ Clasificación tipológica: 252222 de acuerdo
mana menor de mujer, prima paralela me­nor con los términos 1 al 10 y 13 al 18.
de mujer, hermanastra menor de mujer”, 9
ho, ♂ hoHo, ♀ hoHaP e-neke’ “hijo, sobrino
paralelo de hombre, primo cruzado pater­­ • Tiene términos que designan a parien­
no de mujer”, 10 ha, ♂ haHo, ♀ haHaP e-nook’ tes pertenecientes a diferentes genera­
“hija, sobrina paralela de hombre, prima cru­ ciones.
zada paterna de mujer”. • Hay términos que nombran tanto a pa­
rientes lineales como a colaterales.
Términos secundarios • Presenta términos genéricos.
11 PP(M), PEo(a) e-cho’-ka “abuelo, suegro”, • Extiende términos consanguíneos a pa­
12 MP(M), MEo(a) e-ko’-ro-ka “abuela, suegra”,
13 HoM, hoHoM e-take’ “tío materno, pri­mo rientes afines.
cruzado materno”, 14 HaP e-choon’-we “tía • En la generación -1 se nombran con otro
paterna”, 15 HaM e-oo’-ne-neke’ “tía materna”, término los sobrinos paralelos, ho(a)Ha.
16 ♂ hoHa, ♂ hoHo, ♂ hoHaP e-choonsh’-ka • Varios términos expresan la categoría
“sobrino cruzado de hombre, sobrino cruzado sexo del hablante.
de mujer, primo cruzado paterno de hombre”,
17 ♂ haHa, ♀ haHo, ♂ ha>< HaP e-choon- • La categoría edad relativa se expresa en
zhunk’ “sobrina cruzada de hombre, sobrina los lexemas de hermanos, primos y her­
cruzada de mujer, prima cruzada paterna de manastros.
hombre”, 18 ♀ ho(a)Ha e-chä-hkun’ “sobrino/a
paralelo/a de mujer”, 19 hoho(a) e-chooush’- 14.2 MANDAN
ka “nieto”, 20 haho(a) e-choon-zhunk’ “nieta”. (Llanuras, ♂ 222222 y ♀ 222211, Lowie 1917)

Afines Consanguíneos
Términos primarios Términos primarios
21 ♀ Eo e-kun’-ä “esposo”, 22 ♂ Ea e-chaw’-e 1 P, HoP, hoHaP m’txis “padre, tío paterno,
“esposa”, primo cruzado paterno”, 2 M,HaM ’mih‘ruc

35
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

“madre, tía materna”, 3 ♂ Ho>, ♂ HoM, ♂ Categorías de Kroeber (7): generación, consan­
ho>HoP(HaM) m’kasε’εna “hermano mayor guíneo/afín, lineal/colateral, sexo del ha­
de hombre, tío materno de hombre, pri­mo blante, sexo del pariente, edad relativa dentro
cruzado paterno de hombre, primo paralelo de una misma generación y sexo de la perso­
mayor de hombre”, 4 ♂ Ho<, ♀ Ho, hoHoP na que da la relación de parentesco.
(HaM) micka’ “hermano menor de hombre, Clasificación tipológica: ♂ 222222 y ♀ 222211, de
hermano de mujer, primo paralelo”, 5 ♂ Ha, acuerdo con los términos 1 al 10 y 12 al 14.
♂ haHoP(HaM), ♂ EaHoEa ptamihε’ “her­
mana de hombre, prima paralela de hombre,
concuña de hombre”, 6 ♀ Ha>, ♀ haHoP(HaM)
• Varios términos tienen más de un refe­
mrukε’ “hermana mayor de mujer, prima para­ rente.
lela de mujer”, 7 ♀ Ha<, ♀ haHoP(HaM) pt’ • Algunos términos designan a parien­
ka’ “hermana menor de mujer, prima para­ tes pertenecientes a diferentes genera­
lela de mujer”, 8 ho, hoHo, ♀ hoHa, hoHoM ciones.
mini’ks “hijo, sobrino, sobrino paralelo de • Hay términos que nombran tanto a pa­
mu­jer, primo cruzado materno”, 9 ha, haHo, rientes lineales como a colaterales.
haHoM, ♀ haHa min’haks “hija, sobrina, pri­
ma cruzada materna, sobrina paralela de
• Presenta términos genéricos.
mujer”. • Varios términos expresan la categoría
sexo del hablante.
Términos secundarios • La categoría edad relativa se expresa en
10 ♂ ho(a)Ha pt‘haxka’ “sobrino/a cruza­ los lexemas de hermanos y primos.
dos de hombre”, 11 MP(M) mihu’xis “abue­ • Nombra a parientes afines con términos
la”, 12HoM tàwaratsε’ena “tío materno”, 13 de parientes consanguíneos.
♀ HoM pt’rumaks “tío materno de mujer”,
14 HaP, haHaP pt’miniksε‘ena “tía paterna,
pri­ma cruzada paterna”, 15 ho(a)ho(a), Eaho, 14.3 CROW
ptawhaka “nieto/a, nuera”. (Llanuras, ♂ 212222 y ♀ 212211, Morgan 1871)

Afines Consanguíneos
Términos primarios Términos primarios
16 Eo(a) mà ratka’sεεna “esposo/a”, 17 ♀ 1 P, HoP, hoHaP, ♀ PEo ah-h·a’ “padre, tío
Eo m’ morus “esposo”, 18 ♂ EaHo Ea m’us paterno, primo cruzado paterno, suegro de
“esposa”. mujer”, 2 M,HaP(M), haHaP, EaP, ♀ MEo e’-
ke-ä “madre, tías paterna y materna, prima cru­
Términos secundarios zada paterna, madrastra, suegra de mujer”, 3
19 ♂ PEa pta +i’maratoks “suegro de hom­ ♂ Ho>, ♂ ho>HoP(HaM), ♂ ho>Eo(a)P(M)
bre”, 20 ♂ MEa, ptù hiníks “suegra de hombre”, meek’-a, “hermano mayor de hombre, primo
21 ♂ HoEa, ♂ EoHa m‘ wa ‘kihε’ “cuñado de paralelo mayor de hombre, hermanastro ma­
hombre”, 22 ♂ EaHo m’ uh‘rakε “cuñada yor de hombre”, 4 ♂ Ha>, ♂ ha>HoP(HaM),
de hombre”, 23 EaHo n’hakamihε “cu­ñada”, ♂ ha>Eo(a)P(M) bä-za’-kät “hermana mayor
24 ♀ HaEo, ♀ EaHo ptunε’ “cuñada de mujer”, de hombre, prima paralela mayor de hombre,
25 Eoha p‘t‘’te~p‘tûts~n’hakàs “yerno”. hermanastra mayor de hombre”, 5 ♀ Ha>, ♀
ha>HoP (HaM), ♀ ha>Eo(a) P(M) bus-we’-nä,
“hermana mayor de mujer, prima paralela ma­
(Los siguientes términos también designan a: yor de mujer, hermanastra mayor de mujer”,
2 EaHoP, 3 ♂ ho>hoHaP, 4 hohoHaP, 5 ♂ 6 Ho<, ♂ hoHa, ho<HoP(HaM), ho<Eo(a)P(M)
hahoHaP, 6 ♀ hahoHaP, 7 ♀ hahoHaP, 14 bä-ch’-ka “hermano menor, sobrino cruza­
hahaHaP, 15 Eahoho(a), 20 HaMEa) do de hombre, primo paralelo menor, her­
manastro menor”, 7 ♂ Ha<, ♂ ha<HoP(HaM),
El sistema tiene cinco generaciones, la de ♂ ha<Eo(a)P(M) bä-sä’-chete “hermana menor
ego, dos ascendentes y dos descendentes. de hombre, prima paralela menor de hom­

36
Sistemas de parentesco indoamericanos

bre, hermanastra menor de hombre”, 8 ♀ Ha<, Categorías de Kroeber (7): generación, con­
♀ ha<HoP(HaM), ♂ haHa, ♂ ha<Eo(a)P(M) sanguíneo/afín, lineal/colateral, sexo del
bä-so’-ka “hermana menor de mujer, prima hablante, sexo del pariente, edad relativa
paralela menor de mujer, sobrina cruzada de dentro de una misma generación y sexo de la
hombre, hermanastra menor de mujer”, 9
ho, ♂ hoHo, ♀ hoHa, ♀ hoHo, hoEo(a) bot-
persona que da la relación de parentesco.
sa’-sä “hijo, sobrino paralelo de hombre, so­ Clasificación tipológica: ♂ 212222 y ♀ 212211
brino paralelo de mujer, sobrino cruzado de de acuerdo con los términos 1 al 10 y 13, 14.
mujer, hijastro”, 10 ha, ♂ haHo, ♀ haHa, ♀
haHo, haHoM, haEo(a) näk’-me-ä “hija, so­
• Tiene términos que designan a parien­
brina pa­ralela de hombre, sobrina paralela de
mujer, sobrina cruzada de hombre, prima cru­ tes pertenecientes a diferentes genera­
zada materna, hijastra”. ciones.
• Hay términos que nombran tanto a pa­
Términos secundarios rientes lineales como a colaterales.
11 PP(M) me-nup-his’-sä-ka “abuelo”, 12 • Presenta términos genéricos.
MP(M) bä-sä’-kä-na “abuela”, 13 HoM, ♀ Ho>, • Extiende términos consanguíneos a pa­
♀ ho>HoP(HaM), ♀ ho>Eo(a) P(M) bä-zä’-na rientes afines.
“tío materno, hermano mayor de mujer, pri­ • En la generación -1 se nombran con otro
mo paralelo mayor de mujer, hermanastro ma­­ término a los sobrinos ho(a)Ha.
yor de mujer”, 14 hoHoM bot-so’-ka “primo
• Varios términos expresan la categoría
cruzado materno”, 15 ho(a)ho(a) bus-bä’-pe-ta
“nieto/a”. sexo del hablante
• La categoría edad relativa aparece en los
lexemas de hermanos, primos y herma­
Afines
Términos primarios nastros;
16 ♀ Eo, ♀ HaEo bä’-che-na “esposo, cuñada
de mujer”, 17 ♂ Ea, ♂ HaEa moo’-a “esposa, 14.4 DAKOTA BLACKFOOT
cuñada de hombre”. (Llanuras, 222222, Morgan 1871)

Términos secundarios Consanguíneos


18 EoM e-sä’-che-ka “padrastro”, 19 ♂ PEa, Términos primarios
Eoha boo’-sha “suegro de hombre, yerno”, 20 1 P, HoP, EoM ah-ta’ “padre, tío paterno, pa­
♂ MEa boo’-sha-gä-na “suegra de hombre”, drastro”, 2 M, HaM, EaP e’-nah “madre, tía
21 ♂ HoEa, ♂ EoHa mä’-zhe “cuñado de ma­terna, madrastra”, 3 ♂ Ho>, ♂ ho>HoP
hombre”, 22 ♀ HoEo bos-che’-ta “cuñado (HaM), ♂ ho>Eo(a)P(M) che-a’ “hermano ma­
de mu­jer”, 23 ♂ EaHo moo’-ä-ka “cuñada de yor de hombre, primo paralelo mayor de hom­
hombre”, 24 ♀ HaEo bä-koo’-a “cuñada de mu­ bre, hermanastro mayor de hombre”, 4 ♀
jer”, 25 ♀ EaHo, ♂ Eaho bos-me’-ä-kun-is-ta Ho>, ♀ ho>HoP(HaM), ♀ ho>Eo(a)P(M)
“cuñada de mujer, nuera de hombre”, 26 ♂ tib’-a-lo “hermano mayor de mujer, primo pa­
EoHa mä-nä’-zha “cuñado de hombre”, 27 ♀ ralelo mayor de mujer, hermanastro mayor
Eaho mä-nä’-ka “nuera de mujer”. de mujer”, 5 ♂ Ha>, ♂ ha>HoP(HaM), ♂ ha>
Eo(a) P(M) ton-ka’ “hermana mayor de hombre,
Términos terciarios pri­ma paralela mayor de hombre, hermanas­
28 PEo(a)ho(a) me-nä-pä’-che “consuegro”, 29 tra mayor de hombre”, 6 ♀ Ha>, ♀ ha>HoP
MEo(a)ho(a) ha’-n “consuegra”, 30 EaHoEo(a) (HaM), ♀ ha>Eo(a)P(M) chu-wa’ “hermana ma­
bot-ze’-no-pä-che “concuña”. yor de mujer, prima paralela mayor de mujer,
herma­nastra mayor de mujer”, 7 Ho<, ho<HoP
(HaM), ho<Eo(a)P(M) me-son’-kä-lä “herma­
El sistema tiene cinco generaciones, la de no menor, primo paralelo menor, hermanas­
ego, dos ascendentes y dos descendentes. tro menor”, 8 ♂ Ha<, ♂ ha<HoP(HaM), ♂

37
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

ha<Eo(a)P(M) me-tonk’-she “hermana menor 14.5 OMAHÄ


de hombre, pri­ma paralela menor de hom­ (Llanuras, 222222, Morgan 1871)
bre, hermanastra menor de hombre”, 9 ♀ Ha<,
♀ ha<HoP(HaM), ♀ ha<Eo(a)P(M) me-ton’-kä
“hermana menor de mujer, prima paralela me­ Consanguíneos
nor de mujer, her­manastra menor de mujer”, Términos primarios
10 ho, ♂ hoHo, ♂ ho Ha, hoEo(a) me-chink’- 1 P, HoP, EoM in-dä’-de “padre, tío paterno,
she “hijo, sobrino paralelo de hombre, sobrino padrastro”, 2 M, HaM, haHoM, EaP e-nä’-ha
paralelo de mu­jer, hijastro”, 11 ha, ♂ haHo, “madre, tía materna, prima cruzada materna,
♀ haHa, haEo(a) me-chnk’-she “hija, sobrina madrastra”, 3 ♂ Ho>, ♂ ho>HoP(HaM), ♂
paralela de hombre, sobrina paralela de mu­ ho>Eo(a)P(M), ♂ EoHaEa wee-zhe’-th “herma­
jer, hijastra”. no mayor de hombre, primo paralelo mayor
de hombre, hermanastro mayor de hombre,
concuño de hombre”, 4 ♀ Ho>, ♀ ho>HoP
Términos secundarios (HaM), ♀ ho>Eo(a) P(M) wee-te’-noo “herma­
12 PP(M) toh-kä’-she-la “abuelo”, 13 MP(M) o- no mayor de mujer, primo paralelo mayor de
che’ “abuela”, 14 HoM lake’-she “tío materno”, mujer, hermanastro mayor de mujer”, 5 ♂
15 HaP toh’-we “tía paterna”, 16 ♂ hoHa, ♀ Ha, ♂ haHoP(HaM), ♂ haEo(a)P(M), ♀ Ha<,
hoHo me-toas’-kä “sobrino cruzado de hom­ ♀ ha<HoP(HaM) wee-ton’-gä “hermana de
bre, sobrino cruzado de mujer”, 17 ♂ haHa, hombre, prima paralela de hombre, herma­
♀ haHo me-to’-zä “sobrina cruzada de hom­ nastra mayor de hombre, hermana menor de
bre, sobrina cruzada de mujer”, 18 ho(a)ho(a) mujer, prima paralela menor de mujer”, 6 ♀
me-tä’-ko-zä “nieto/a”. Ha>, ♀ ha>HoP(HaM), ♀ ha>Eo(a)P(M) wee-
zo’-th “hermana mayor de mujer, prima pa­
Términos terciarios ralela mayor de mujer, hermanastra mayor de
19 ♂ hoHaP(HoM) tä’-hä’-she “primo cruzado mujer”,7 Ho<, ho<HoP (HaM), ho<Eo(a)P(M),
de hombre”, 20 ♀ hoHaP(HoM) she-cha-she ♂ EoHaEa wee-son’-gä “hermano menor, primo
“primo cruzado de mujer”, 21 ♂ haHaP(HoM) paralelo menor, hermanastro menor, concu­
ha-kä’-she “prima cruzada de hombre”, 22 ♀ ño de hombre”, 8 ♀ Ho<,Ha<, ha<HoP(HaM),
haHaP(HoM) cha-pä’-she “prima cruzada de ♂ haEo(a)P(M) kä’-gä “hermano menor de
mujer”. mujer, hermana menor, prima paralela me­
nor, hermanastra de hombre”, 9 ♀ Ha<, ♀
Afines ha<Eo(a)P(M) wee’-hä “hermana menor de
Términos primarios mujer, hermanastra menor de mujer”, 10 ♂
23 ♀ Eo ma-he’-gin-nä “esposo”, 24 ♂ Ea me- ho, ♂ hoHo, ♂ hoEa we-nis’-se “hijo, sobrino
tä’-we-cho “esposa”. paralelo de hombre, hijastro de hombre”, 11
♀ ho, ♀ hoHa, ♀ hoEo, ♀ ho<HaP wee-zhin-
go “hijo, sobrino paralelo de mujer, hijastro
Términos secundarios
de mujer, primo cruzado paterno de mujer”,
25 PEo(a) to-kä’-she “suegro”, 26 MEo(a) o-che’-
12 ha, ♂ haHo, ♀ haHa, ♀ ho(a)HaP,haEo(a)
she “suegra”, 27 ♂ HoEa, ♂ EoHaEa tä-hä’
we-zhun’-ga “hija, sobrina paralela de hombre,
“cuñado de hombre, concuño de hombre”, 28
sobrina paralela de mujer, primo/a, cruza­
♂ EoHa tä-huh’ “cuñado de hombre”, 29 ♀
do/a, paterno/a, de mujer, hijastra”.
HoEo, ♀ EoHa, ♀ EoHaEo she-cha’ “cuñado
de mujer, concuño de mujer”, 30 ♂ HaEa, ♂
EaHo, ♂ EaHoEa hä-kä’ “cuñada de hombre, Términos secundarios
concuña de hombre”, 31 ♀ HaEo, ♀ EaHoEo 13 PP(M), ♀ PEo wee-te’-ga “abuelo, suegro
scha’-pä “cuñada de mujer, concuña de mu­ de mujer”, 14 MP(M), ♀ MEo, ♂ EaHoEa
jer”, 32 ♀ EaHo e-sä’-pä “cuñada de mujer”, wee’-kä “abuela, suegra de mujer, concuña
33 Eo(a)ho(a) me-tä-goash “yerno/nuera”. de hombre”, 15 HoM, hoHoM wee-nä’-gee
“tío materno, primo cruzado materno”, 16
Términos terciarios HaP wee-tee’-me “tía paterna”, 17 ♂ hoHa,
34 P(M)Eo(a)ho(a) o-mä’-he-to “consuegro/a”. ♀ hoHo, ♂ hoHaP wee-toans’-kä “sobrino

38
Sistemas de parentesco indoamericanos

cruzado de hombre, so­brino cruzado de mu­ • La categoría edad relativa se expresa en


jer, primo cruzado paterno de hombre”, 18 los lexemas de hermanos, primos y her­
♂ haHa, ♀ haHo, ♂ haHaP we-te’-zhä “sobri­ manastros.
na cruzada de hombre, sobrina cruzada de
mujer, prima cruzada paterna de hombre”,
19 ho(a)ho(a) we-tsh’-pä “nieto/a”. 14.6 IOWÄ
(Llanuras, 222222, Morgan 1871)

Afines
Términos primarios Consanguíneos
20 ♀ Eo wee-’-gron-kä “esposo”, 21 ♂ Ea we- Términos primarios
gä’-thnough “esposa”. 1 P, HoP, EoM heen’-kä “padre, tío paterno,
padrastro”, 2 M, HaM, haHoM, EaP heen’-nä
“madre, tía materna, prima cruzada materna,
Términos secundarios madrastra”, 3 Ho>, ho>HoP(HaM), ho>Eo(a)
22 ♂ PEa ashe-ah’-ga “suegro de hombre”, P(M), ♂ EoHaEa he-yen’-nä “hermano mayor,
23 ♂ MEa gah’-ah “suegra de hombre”, 24 ♂ primo paralelo mayor, hermanastro mayor,
HoEa, ♂ EoHa, ♀ EoHaEo we-tä’-hä “cuñado con­cuño de hombre”, 4 ♂ Ha>, ♂ ha>HoP
de hom­bre, concuño de mujer”, 25 ♀ HoEo, (HaM), ♂ ha>Eo(a)P(M) he-yu’-nä “hermana
♀ EoHa we-she’- “cuñado de mujer”, 26 ♂ mayor de hombre, prima paralela mayor de
HaEa, ♂ EaHo we-hun’-gä “cuñada de hom­ hombre, hermanastra mayor de hombre”, 5
bre”, 27 ♀ HaEo, ♀ EaHo, ♀ EaHoEo we- ♀ Ha>♀, ha>HoP(HaM), ♀ ha>Eo(a)P(M)
she-kä’ “cuñada de mujer, concuña de mujer”, heen-tan’-gä “hermana mayor de mujer, prima
28 Eoha we-ton’-da “yerno”, 29 Eaho we-te’-na paralela mayor de mujer, hermanastra mayor
“nuera”. de mujer”, 6 ♂ Ho<, ♂ ho<HoP(HaM), ♀
Ha<, ♀ ha<HoP(HaM), ho<Eo(a) P(M) heen-
Términos terciarios thun’-ga “hermano menor de hombre, primo
30 P(M)Eo(a)ho(a) o-kee’-yee “consuegro/a”, paralelo menor de hombre, hermana menor
31 ♂ EaHoEa wee’-kä “concuña de hombre”. de mujer, prima paralela menor de mujer, her­
manastro menor”, 7 ♀ Ho<, ♀ ho<HoP (HaM),
♀ ho<Eo(a) P(M) e-chun’-cha “hermano menor
El sistema tiene cinco generaciones, la de
de mujer, primo paralelo menor de mujer,
ego, dos ascendentes y dos descendentes. hermanastro menor de mujer”, 8 ♂ Ha<, ♂
Categorías de Kroeber (7): generación, consan­ ha<HoP(HaM), ♂ ha<Eo(a)P(M) heen-tan’-ya
guíneo/afín, lineal/colateral, sexo del hablan­ “hermana menor de hombre, prima parale­
te, sexo del pariente, edad relativa dentro de la menor de hombre, hermanastra menor de
una misma generación y sexo de la persona hom­bre”, 9 ho, ♂ hoHo, ♀ hoHa, ♀ hoHaP,
que da la relación de parentesco. hoEo(a) hee-yin’-ga “hijo, sobrino paralelo
de hombre, sobrino paralelo de mujer, primo
Clasificación tipológica: 222222 de acuerdo
cruzado paterno de mujer, hijastro”, 10 ha, ♂
con los términos 1 al 12 y 15 al 18. haHo, ♀ haHa, ♀ haHaP, haEo(a) heen-yun’-
ga “hija, sobrina paralela de hombre, sobrina
• Tiene términos que designan a parien­ paralela de mujer, prima cruzada paterna de
tes pertenecientes a diferentes genera­ mujer, hijastra”.
ciones.
• Hay términos que nombran tanto a pa­ Términos secundarios
rientes lineales como a colaterales. 11 PP(M), PEo(a) hee-too’-ga “abuelo, sue­
gro”, 12 MP(M), MEo(a) hee-koo’-n’-ye “abue­
• Presenta términos genéricos.
la, sue­gra”, 13 HoM, hoHoM heen-ja’-kä “tío
• Extiende términos consanguíneos a pa­ materno, primo cruzado materno”, 14 HaP
rientes afines. heen-too’-me “tía paterna”, 15 ♂ hoHa, ♀
• Varios términos expresan la categoría hoHo, ♂ hoHaP heen-toas’-ka “sobrino cru­
sexo del hablante. zado de hombre, sobrino cruzado de mujer,

39
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

primo cruzado pa­terno de hombre”, 16 ♂ Consanguíneos


haHa, ♀ haHo, ♂ haHaP heen-toas’-ka-me Términos primarios
“sobrina cruzada de hombre, sobrina cruzada 1 P eti ~ tt ~ yât (H), kati·’nα (Sp) “padre”,
de mujer, prima cruzada paterna de hom­ 2 M n ~ hen ~ henùñ (H), hn ~ çho (F),
bre”,17 hoho(a) heen-tä’-kwä “nieto”, 18 di·t.únα (Sp) “madre”, 3 Ho niwgenúm­
haho(a) heen-tä’-kwä-me “nieta”. pai~iñginumbai (H) “hermano”, 4 Ho> wita­
ñsk ~ wital ~ wahik (H) “hermano mayor”, 5
Afines Ho< wisuñtk ~ minôn “hermano menor”, 6 Ha,
Términos primarios HoP(M) mink (H) “hermana, tíos paterno y
19 ♀ Eo heen-gä’-me “esposo”, 20 ♂ Ea hee- materno”, 7 Ha tahañk (H), dawin’k (F) “her­
tä’-me “esposa”. mana”, 8 ho/a witka ~ wakask ~ wgotski
(H), wágasik (Sp), nská ((F), niska’ (S) “hijo/
Términos secundarios a”, 9 ho tkai (H), “hijo”, 10 ha wiohañke ~
21 ♂ HoEa, ♂ EoHa heen-tä-hä “cuñado de miohañk (H), w’kask (F) “hija”.
hombre”, 22 ♀ Ho(a)Eo, ♀ Eo(a)Ho(a), ♀
EoHaEo hee-she’-kä “cuñado/a de mujer, con­ Términos secundarios
cuño de mujer”, 23 ♂ HaEa, ♂ EaHo hun’-gä 11 PP(M) ekuñi (H), kukä’k‘(S), kokowa·’ná
“cuñada de hombre”, 24 Eoha wä-do’-hä “yer­ (Sp) “abuelo”, 12 MP(M) di·go’ (Sp) “abue­
no”, 25 Eaho heen-toan’-ye “nuera”. la”, 13 P(M)P(M) higñ (H) “abuelo/a”, 14
HaP(M) watemai ~ tomn (H) “tías materna y
El sistema tiene cinco generaciones, la de paterna”.
ego, dos ascendentes y dos descendentes.
Categorías de Kroeber (7): generación, consan­ Términos terciarios
guíneo/afín, lineal/colateral, sexo del hablan­ 15 ho(a)Ho(a)P(M) magida (S), mankdá (F)
te, sexo del pariente, edad relativa dentro de “primo/a”.
una misma generación y sexo de la persona que
da la relación de parentesco. Afines
Clasificación tipológica: 222222 de acuerdo Términos primarios
con los términos 1 al 10 y 13 al 16. 16 ♀ Eo mñki (H) “esposo”, 17 ♂ Ea miha­
ñi (H) “esposa”.
• Tiene términos que designan a parien­
tes pertenecientes a diferentes genera­ El sistema tiene cuatro generaciones, la de
ciones. ego, dos ascendentes y una descendente.
• Hay términos que nombran tanto a pa­ Categorías de Kroeber (6): generación, consan­
rientes lineales como a colaterales. guíneo/afín, lineal/colateral, sexo del hablan­
• Presenta términos genéricos. te, sexo del pariente y edad relativa dentro de
• Extiende términos consanguíneos a pa­ una misma generación.
rientes afines.
• Varios términos expresan la categoría
sexo del hablante. berg, “Contri­butions to a Tutelo Vocabulary”, en
American Anthropologist, vol. 15, núm. 3, 1913, p. 477;
• La categoría edad relativa se muestra en Robert H. Lowie, “Notes on the Social Organization
los lexemas de hermanos, primos y her­ and Customs of the Mandan, Hidatsa and Crow In­
manastros. dians”, en American Museum of Natural History Anthro­
pological Papers, New York, 1917, núm. 21, pp. 1-99;
14.7 TÚTELO F.G. Speck y C.E. Schaeffer, “Catawba Kinship and
(Sureste, 4444??, Hale 1884 y al.)10 Social Organization with a Resumen of Tutelo Kinship
Terms”, en American Anthropologist, vol. 44, núm. 3,
part 1, 1942, pp. 555-575. Las abreviaturas correspon­
10
E. Sapir, “A Tutelo Vocabulary”, en American An­ den a Hale (H), Sapir (S), Frachtenberg (F) y Speck
thropo­logist, vol. 15, núm. 2, 1913, p. 295; L. Frachten­ (Sp).

40
Sistemas de parentesco indoamericanos

Clasificación tipológica: 4444?? los términos Categorías de Kroeber (5): generación, consan­
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 14 y 15 proporcionan la pri­ guíneo/afín, lineal/colateral, sexo del hablan­
mera cifra del subtipo que corresponde a la te y sexo del pariente.
relación de los parientes de la primera genera­ Clasificación tipológica: 44???? según los tér­
ción ascendente y la segunda cifra que da la minos 1, 2, 8 y 9. Se observa una situación
relación de los parientes de la generación de semejante a la del sistema tútelo, ya que sola­
ego, quedando sin determinar la última ci­fra mente los datos proporcionan la primera cifra
del subtipo, ya que solamente se tienen los tér­ del subtipo, quedando sin determinar el res­
minos de los parientes de la generación pri­ to del mismo porque no se tienen los términos
mera descendente, correspondientes al hijo de los primos, ni de los sobrinos. Aquí puede
y a la hija, pero faltan los términos del sobri­ también considerarse que hay sociedades que
no y de la sobrina. Son frecuentes las socieda­ nombran a los primos con los mismos térmi­
des que designan al sobrino y a la sobrina, con nos de los hermanos. Por lo tanto valen para
los términos del hijo y de la hija. La ausencia este sistema las mismas consideraciones que
de esos términos podría deberse a que los con­ se hicieron para el sistema anterior.
sideran como se ha expuesto antes, pero los
da­tos no informan sobre este hecho. 14.9 BILOXI
(Sureste, 424444 ~121414, Dorsey y Swanton 1912)

• Presenta términos genéricos. Consanguíneos


• Dos términos expresan la categoría sexo Términos primarios
del hablante. 1 P, HoP(M) adi “padre, tíos paterno y ma­
• La categoría edad relativa se muestra en terno”, 2 M,HaM ûnni “madre, tía materna”,
los lexemas del hermano. 3 ♂ Ho>, ♂ hoHo(a)P(M), Ha, haHo(a)P(M)
ini “hermano mayor de hombre, primo de
hom­bre, hermana, prima”, 4 ♂ Ho< sontkaka
14.8 OFO “her­mano menor de hombre”, 5 ♀ Ho, ♀
(Sureste, 41????, Dorsey y Swanton 1912) hoHo (a)P(M) tando “hermano de mujer, pri­
mo de mujer”, 6 Ha ksanxa “hermana”, 7 ho,
Consanguíneos ho(a)Ho(a) P(M), hoHo(a) yiñi “hijo, primo/
Términos primarios a, sobrino”, 8 ha yondaonni “hija”.
1 P athi’ “padre”, 2 M,HaP(M) onni “madre,
tías paterna y materna”, 3 Ho tok “herma­ Términos secundarios
no”, 4 Ha ithon’f ka “hermana”, 5 ho(a) ho’cka 9 MP(M), MP(M)P(M), MEo(a) nn “abue­
“hijo/a”. la, bisabuela, suegra”, 10 PP(M), PP(M) P(M),
PEo(a) kanxo “abuelo, bisabuelo, suegro”, 11
HoP(M) atcki~tukanni “tíos paterno y mater­
Términos secundarios no”, 12 HaP,Eoha tonni “tía paterna, yerno”,
6 PP(M) tikón’so “abuelo”, 7 MP(M) ïko’ni 13 haHo(a) tûsûñi “sobrina”, 14 hoHo(a)
“abuela”, 8 HoP(M) to’fthati “tíos paterno y tûksiki “sobrino”.
materno”.
Términos terciarios
Afines 15 Ha, ho(a)Ho(a)P(M) tañi “hermana,
Términos primarios primo/a”, 16 ho(a)Ho(a)P(M), haHo(a), ho(a)
9 ♀ Eo, HoEo(a), EoHa thinto “esposo, cuña­ ho(a) yûñi “primo/a, sobrina, nieto/a”.
do”, 10 ♂ Ea ïthä’nani “esposa”.
Afines
Términos primarios
El sistema tiene cuatro generaciones, la de 17 Eo(a), HoEo(a), EoHa, hoho(a) yiña “es­
ego, dos ascendentes y una descendente. poso/a, cuñado, nieto”.

41
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

Términos secundarios Consanguíneos


18 HoEo(a), EoHa tahann “cuñado”, 19 Ha Términos primarios
Eo(a), EaHo tcka nni “cuñada”, 20 Eaho, 1 P nαné “padre”, 2 M istci•’ “madre”, 3 Ho
PEo(a) þohonni “nuera, suegro”. mbra “hermano”, 4 Ho> mbαra(n) seh ré’
“hermano mayor”, 5 Ha, Ha> hatcú “her­ma­
(Los siguientes términos también designan na, hermana mayor”, 6 ho kuri “hijo”, 7 ha
a: 9 MP(M)P(M)P(M), MP(M)P(M)P(M) P(M), ni•n ˜ nαnuw, “hija”.
10 PP(M)P(M)P(M), PP(M)P(M)P(M) P(M), 16
ho(a)ho(a)ho(a), haho(a)ho(a)ho(a), 17 Términos secundarios
hoho(a)ho(a), hoho(a)ho(a)ho(a)) 8 PP(M), PP(M)P(M) táti “abuelo, bisabuelo”,
9 MP(M) istcú ˜ tcutcú “abuela”, 10 HoP(M)
El sistema tiene cinco generaciones, la de kokó “tío”, 11 HaP(M) waketé’ “tía”, 12 HaM
istci•(n)hatcúe ˜ istci•(n) nter “tía materna”,
ego, dos ascendentes y dos descendentes.
13 HoM istci•(n) mbαrahé’ “tío materno”, 14
Categorías de Kroeber (6): generación, consan­ haHo(a) ni•tus ˜ nαnu(w has rh re) “so­
guíneo/afín, lineal/colateral, sexo del hablan­ brina”, 15 hoHo(a) kuri•(n) uks r “sobri­
te, sexo del pariente y edad relativa dentro de no”, 16 hoHa hatcu(n)kuri’w re “sobrino”,
una misma generación. 17 haHa hatcu(n) hi•nuwáhε “sobrina”, 18
Clasificación tipológica: 121414 de acuerdo haHo mbαra(n) hi•nuwáh re “sobrina”,
con los términos 1 al 10 y 13 al 16. Si se con­ 19 ho(a)ho(a) di•súk “nieto/a”, 20 hoho(a)
kuri• hinúh re “nieto”, 21 haho(a) ni•na (w)
sidera para los tíos el término 11 en lugar del
has rh re “nieta”.
1, para el primo el 15 o el 16 y para el sobrino
el 14 resultaría el subtipo 424444.
Términos terciarios
22 MP(M)P(M) istcúmigráehe “bisabuela”,
• Tiene términos que designan a parien­ 23 ho(a)Ho(a)P(M) yi’mbαriyi•’(h re) ˜ yi•
tes pertenecientes a diferentes genera­ (wi•)mberé(h re) ˜ yi•’b ri has rh re “pri­
ciones. mo/a”, 24 ho(a)ho(a)ho(a) itci’gne sukó’
• Algunos términos nombran tanto a pa­ “bisnieto/a”.
rientes lineales como a colaterales.
• Presenta términos genéricos. Afines
Términos primarios
• Extiende términos consanguíneos a pa­
25 ♀ Eo yegitc “esposo”, 26 ♂ Ea yagitc
rientes afines. “esposa”.
• Varios términos expresan la categoría
sexo del hablante. Términos secundarios
• La categoría edad relativa aparece en los 27 EoM nane(n)has rh re “padrastro”, 28
lexemas de hermanos. ♂ PEa yagit(c) nanéhe “suegro de hombre”,
• Hay un término más, tanto para el sobri­ 29 ♀ PEo yegit(c) nanéhe “suegro de mujer”,
no como para la sobrina y dos más para 30 MEo(a), EaP yuksú(nα) has rh re “sue­
el primo y la prima. gra, madrastra”, 31 ♂ HoEa yagitc mbárá-
h re “cuñado de hombre’’, 32 ♀ HoEo, EoHa
• A partir de la generación +2 los términos
mbαra(n) ugs r “cuñado de mujer, cuña­
de los abuelos se extienden a los bisa­ do”, 33 HaEo(a), EaHo hatcúna has rh re
buelos, tatarabuelos y choznos. “cuñada”, 34 Eoha kuri•(n) has rh re “yer­
• Los términos que designan a los nietos ­no”, 35 Eaho ni•na(w) has rh re ˜ nanu(w)
se extienden a los bisnietos y tatara­ uks r “nuera”, 36 hoEo(a) kuri•(n) uks r
nietos. “hijastro”.

14.10 CATAWBA Términos terciarios


(Sureste, 444444, Speck y Schaeffer 1942) 37 P(M)Eo(a)ho(a) yetcúh re “consuegro/a”.

42
Sistemas de parentesco indoamericanos

El sistema tiene siete generaciones, la de Ocho sistemas cubren cinco generaciones (73
ego, tres ascendentes y tres descendentes. por ciento), dos tienen cuatro (18 por ciento)
Categorías de Kroeber (6): generación, consan­ y el catawba siete (nueve por ciento).
guíneo/afín, lineal/colateral, sexo del hablan­ También se neutraliza la categoría lineal/
te, sexo del pariente y edad relativa dentro de colateral en diez sistemas (90 por ciento) que
una misma generación. designan con un mismo término tanto a pa­
Clasificación tipológica: 444444 de acuerdo rientes lineales como a colaterales, situación
con los términos 1 al 7, 10 al 18 y 23. que se presenta en las generaciones +3, +2,
+1, Ø, -1 y -2, excepto en el catawba (nueve
• Tiene términos que designan a parien­ por ciento). Una neutralización más se realiza
tes pertenecientes a diferentes genera­ en nueve sistemas cuando con un término
ciones. consanguíneo nombran a parientes afines,
• La categoría sexo del hablante se expre­ esto representa 82 por ciento. Esta modalidad
sa solamente en los términos de algunos no se presenta en los sistemas catawba y biloxi
parientes afines. (18 por ciento).
• La categoría edad relativa se manifiesta Las líneas paterna y materna se encuen­
en los lexemas de los hermanos. tran en los términos del tío y de la tía en sie­te
• Hay términos especiales para el herma­ sistemas (64 por ciento), excepto en cuatro (36
no y la hermana de la madre, así como por ciento); aparecen también en algunos tér­
también para los hijos de la hermana y minos de primos cruzados y paralelos.
la hija del hermano. En cuanto a la categoría sexo de la persona
que da la relación de parentesco, aparece en
Todo lo anterior se puede resumir en lo si­ la terminología de los primos y los sobrinos.
guiente: La categoría sexo del pariente se neutrali­
za en la generación -2 (nietos); en algunos
casos también ocurre en la generación Ø en
Las estructuras los términos de primos, cuñados y consuegros
y en la generación -1 en los lexemas de sobri­
Se encuentran las siguientes categorías de nos, hijastros y yerno/nuera.
Kroeber: generación, consanguíneo/afín, li­ Las generaciones centrales, +1, Ø y -1 con­
neal/colateral, sexo del hablante, sexo del centran la categoría sexo del hablante, pero
pariente, edad relativa dentro de una misma en el sistema catawba solamente aparece para
generación y sexo de la persona que da la re­ designar a algunos parientes afines.
lación de parentesco, exceptuando de esta úl­ La edad relativa dentro de una misma gene­
tima los sistemas tútelo, ofo, biloxi y catawba. ración se localiza en la generación Ø para nom­
La categoría condición de vida de la persona brar a hermanos, primos y hermanastros.
que relaciona no se documentó en ningún sis­
tema. Resumiendo, en siete sistemas (64 por
ciento) aparecen las mismas siete categorías, La clasificación tipológica
en tres sistemas, seis (27 por ciento) y en un
sistema cin­co (nueve por ciento). De acuerdo con la tipología propuesta, a con­
Nueve sistemas nombran a parientes de tinuación se muestran los resultados obte­ni­
diferentes generaciones con el mismo término dos:
(82 por ciento), es decir, neutralizan la cate­
goría generación, lo que no sucede en los siste­ 14 Minnitaree (hidatsa) (222222)
mas de dakota blackfoot y ofo (18 por ciento). 14.1 Winnebagoe (252222)

43
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

14.2 Mandan (♂222222, ♀222211) la y sobrina cruzada se nombran con un solo


14.3 Crow (♂ 212222, ♀212211) término.
14.4 Dakota blackfoot (222222) Caso semejante al crow es el que presenta
14.5 Omahä (222222) el sistema mandan que proporciona dos sub­
14.5 Iowä (222222) tipos, uno para cada ego. El correspondien­
14.7 Tútelo (4444??) te a ego masculino coincide con los sistemas
14.8 Ofo (44????) de Morgan, no así el de ego femenino que
14.9 Biloxi (424444, 121414) tiene el mismo tipo que el crow, pero difiere en
14.10 Catawba (444444) la relación de los parientes femeninos de la
generación +1 del subtipo.
En general, el material de Morgan presen­ En donde aparecen menos semejanzas es
ta homogeneidad, porque con dos términos en los cuatro sistemas del Sureste porque se
se designan a los parientes masculinos de cada observa que solamente dos, catawba y biloxi,
una de las tres generaciones +1, Ø y -1; en la muestran tipos y subtipos completos. Tenien­
+1 un término designa al padre y al tío pa­ do en cuenta que el biloxi presenta dos tipos
terno y otro al tío materno, en la generación y subtipos, considerando el tipo 444 la rela­
Ø, uno nombra al hermano y al primo para­ ción con el catawba es idéntica. En lo que se
lelo, otro al primo cruzado, y en la generación refiere al subtipo 424444, sólo existe la diferen­
-1, uno al hijo y al sobrino paralelo y otro al cia en la relación de los parientes femeninos
sobrino cruzado; igualmente ocurre con los de la generación +1.
parientes femeninos, uno para la madre y la Tanto el tútelo como el ofo tienen tipos y
tía materna, y otro para la tía paterna en la ge­ subtipos incompletos, sin embargo hay más
neración +1, en la generación Ø uno para la información en los del tútelo, porque sólo
hermana y la prima paralela, otro para la pri­ faltan las relaciones de la generacion -1, mien­
ma cruzada; finalmente en la generación -1, tras que el tipo y subtipo del ofo únicamente
uno se refiere a la hija y la sobrina paralela y dan información de la relación de los parien­
otro a la sobrina cruzada. tes de la primera generación ascendente
Sin embargo, el sistema winnebagoe tiene masculina y femenina. Es importante resaltar
una discrepancia en la generación +1 femeni­ que las relaciones de ambos sistemas coinci­
na, pues nombra a la madre, tía paterna y tía den con las del catawba. Con respecto al bi­
materna con un término diferente cada una. loxi, tanto el ofo como el tútelo tienen las
Otro sistema que también difiere es el crow, mismas relaciones de los parientes masculinos
ya que proporciona dos clasificaciones: una de la generación +1; sin embargo, el tútelo
para el ego masculino y otra para el ego fe­ coincide en las relaciones de los parientes
menino. En el primer caso, la generación +1 masculinos y femeninos de la generación 0.
femenina, expresa la relación 1, pues madre, De lo anterior puede estimarse que el cataw­
tía materna y tía paterna se designan con el ba parece ser el más consistente, dado que el
mismo término; en lo que respecta a ego fe­ tipo 444 y el subtipo 444444 son frecuentes en
menino, la diferencia está en la generación Mesoamérica. De los otros tres sistemas, es el
+1, que coincide con la de ego masculino y biloxi con su tipo 444 y subtipo 424444 el que
la segunda diferencia está en la clasificación tiene más semejanza con la tipología del ca­
correspondiente a la generación -1, tanto tawba. Probablemente los otros dos sistemas
masculina como femenina, donde los parien­ sufrieron cambios del subtipo 444444 que pudo
tes, hijo, sobrino paralelo y sobrino cruza­ ser el original.
do, se designan con el mismo término y en la El diagrama que se encuentra al final de
generación -1 femenina, hija, sobrina parale­ este texto, muestra las relaciones de las len­

44
Sistemas de parentesco indoamericanos

guas y dialectos de la familia siuxana, de Hasta ahora, con el material de que se


acuerdo con L. Campbell, M. Mithun y M. dispone, tentativamente se puede considerar
Ruhlen.11 que la presencia del subtipo 444444 se debe al
En tres áreas culturales se ubican los once área cultural.
sistemas: winnebagoe en el Noreste; tútelo,
ofo, biloxi y catawba, en la Sureste, y el resto
en el área cultural de las Llanuras. También
Las terminologías
al final de este escrito se puede observar, en
el mapa, la distribución geográfica de los tipos
establecidos para los once sistemas (se inclu­ El número de términos de cada uno de los
yen, aunque incompletos, los correspondien­ once sistemas oscila entre 37 del catawba y 10
tes a los sistemas tútelo y ofo). Para localizar del ofo. El número total de términos de los on­
los sistemas se emplean letras mayúsculas, de ce sistemas es de 285. Los términos consan­
la A a la K, como sigue: A, dakota blackfoot; B, guíneos superan a los afines, con excepción
crow; C, minnitaree (hidatsa); D, mandan; E, del crow donde los afines con poco margen,
omahä; F, iowä; G, winnebagoe; H, tútelo; I, ca­ superan a los consanguíneos.
tawba; J, ofo, y K, biloxi. Una parte de la fa­ Aquí conviene hacer algunos comentarios
milia siuxana se localiza en Canadá, aunque de aspectos notables que se observaron en el
el bloque fuerte se halla en Estados Unidos. material de algunos de los sistemas, como es
Exceptuando los tipos para ego femenino nombrar con el mismo término no solamente
de los sistemas crow y mandan, además de los a los hijos y a los sobrinos, lo que da la relación
cuatro sistemas del Sureste, tútelo, ofo, biloxi 2, sino que incluyen a los primos. O bien, se re­
y catawba, el resto tiene el mismo tipo 222, el fieren a los abuelos y a los suegros con el mis­mo
cual se extiende desde el sur de Canadá hasta lexema o reúnen a los suegros con los padres
la parte meridional de Estados Unidos, lo que y los tíos en un solo término. En otros casos
permite pensar que probablemente es el tipo denominan al padrastro como al padre y al
más frecuente de toda esa área geográfica. En tío paterno. Lo mismo sucede con la madras­
cuanto al subtipo, a partir del sistema dakota tra que se nombra igual que la madre y la tía
blackfoot hasta el sistema iowä es el mismo materna. Gran parte de los términos de los 15
222222. Solamente, como se comentó antes, di­ sistemas, tiene más de un referente.
fieren los sistemas mandan y crow para ego Finalmente se realizó la comparación de las
femenino, además de winnebagoe en la rela­ piezas léxicas con lo cual se accede a determi­
ción femenina de la primera generación as­ nar los términos que resultan cognados. Se
cendente. El tipo 444, aunque parcialmente en obtuvieron 93 cognadas distribuidas en tres
el tútelo y el ofo, predomina en el Sureste y el cognadas de forma y significado, tres cogna­
subtipo 444444 sólo aparece en el sistema cataw­ das de forma y parcialmente de significado, 54
ba, pero es frecuente en Mesoamérica, sobre cognadas de significado y 33 cognadas de sig­
todo en algunas regiones de esa área cultural, nificado parcial. Aparentemente 27 términos
como en Oaxaca. no presentaron cognación (véase el cuadro 1).
Se obervaron los siguientes resultados re­
levantes:
11
Lyle Campbell, American Indian Languages, Ox­
ford, Oxford University Press, 1997; Marianne Mithun, 1. Las dos lenguas de las Llanuras norteñas
The Languages of Native North America, Cambridge,
—minnitaree (hidatsa) y crow—, presen­
Cambridge University Press, 1999; Merrit Ruhlen, A
Guide to the World’s Languages, vol. 1, Classification, taron un total de catorce cognadas, una
Stanford, Stanford University Press, 1991. de forma y parcialmente de significado,

45
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

nueve de significado y cuatro de signi­ Conclusiones


ficado parcial.
2. Esas mismas lenguas tienen cada una El material de Morgan presenta, en general,
con blackfoot, dialecto dakota del va­ gran similitud en las estructuras de los siste­
lle del Misisipi, doce cognadas, ocho mas, en su clasificación tipológica y en el as­
de sig­nificado y cuatro de significado pecto de la terminología de las tres cognadas
parcial. de forma y significado, así como las tres cog­
3. Omahä, dialecto dhegiha y iowä, dia­ nadas de forma y parcialmente de significado
lecto chiwere, ambas del valle del Misi­ encontradas pertenecen a ese material. Las cog­
sipi obtuvieron catorce cognadas, tres nadas restantes son de significado y de signi­
de forma y significado, una de forma y ficado parcial. Los sistemas de parentesco del
parcialmente de significado, nueve de área cultural Sureste —tútelo, catawba, biloxi
significado y una de significado parcial. y ofo—, difieren de los otros sistemas en varios
4. También del valle de Misisipi, la lengua de los aspectos ya señalados, principalmente
winnebagoe tiene con esos dos dialec­ en la presencia de la relación 4, que parece ser
tos, omahä y iowä, diez cognadas con el predominante en esa área. Se estima que el
prime­ro, nueve de significado y una de área geográfica donde se ubican los seis sis­
signifi­cado parcial y once de significado temas de Morgan, probablemente represente
con el segundo. Por otra parte, reúne un espacio donde el tipo más frecuente sea el
doce cog­nadas con la lengua catawba, 222 y subtipo también más frecuente el 222222,
nueve de significado y tres de significa­ si bien, crow y mandan que ocupan espacios
do parcial. vecinos, ofrecen una variante al expresar la
5. Por último la lengua tútelo del Sureste categoría sexo del hablante. Como antes se
presentó once cognadas de significado propuso, es probable que el subtipo 444444 sea
con el catawba. propio del área cultural Sureste. Sin embargo,
se espera aclarar esta situación una vez con­
El cuadro 3 registra el comportamiento de cluido el proyecto del cual forma parte este
los términos de cada sistema. trabajo.

Cuadro 1

Núm. Glosa Términos de parentesco Sistemas

Términos cognados de forma y significado

1. Tía paterna wee-tee’-me omahä


heen-too’-me iowä
2. Sobrino cruzado de hombre, sobrino cruzado de wee-toans’-kä omahä
mujer, primo cruzado paterno de hombre heen-toas’-ka iowä
3. Cuñada de hombre we-hun’-gä omahä
hu’-gä iowä

Términos cognados de forma y parcialmente de significado

4. Hermano mayor de hombre, primo paralelo mayor mee-ä-kä minnitaree


de hombre, hermanastro mayor de hombre,
tío materno de hombre
Hermano mayor de hombre, primo paralelo mayor
de hombre, hermanastro mayor de hombre meek’-a crow

46
Sistemas de parentesco indoamericanos

Cuadro 1 (Continuación)

Núm. Glosa Términos de parentesco Sistemas

Términos cognados de forma y parcialmente de significado


5. Hija, sobrina paralela de hombre, sobrina paralela we-zhu’-ga omahä
de mujer, hijastra, prima cruzada paterna de mujer,
primo cruzado paterno de mujer
Hija, sobrina paralela de hombre, sobrina paralela
de mujer, hijastra, prima cruzada paterna de mujer heen-yu’-ga iowä
6. Cuñado de hombre, concuño de hombre tä-hä’ dakota blackfoot
Cuñado de hombre, concuño de mujer we-tä’-hä omahä

Términos cognados de significado

7. Abuelo mä-toosh-a-r’-tä-kä minnitaree


me-nup-his’-sä-ka crow
toh-kä’-she-la dakota blackfoot
ekuñi~kukä’k‘~ tútelo
kokowa·’nα tútelo
tikón’so ofo
8. Abuela mihu’xis mandan
bä-sä’-kä-na crow
o-che’ dakota blackfoot
di·go’ tútelo
1ko’ni ofo
istcú˜tcutcú catawba
9. Abuelo, suegro e-cho’-ka winnebagoe
hee-too’-ga iowä
10. Abuela, suegra e-ko’-ro-ka winnebagoe
hee-koo’-n’-ye iowä
11. Padre eti~tt~yt~kati·’nα tútelo
athi’ ofo
nαné catawba
12. Padre, tío paterno, padrastro ah-ta dakota blackfoot
in-dä-de omahä
heen’-kä iowä
13. Madre hen tútelo
istci catawba
14. Madre, tía materna ’mih‘ruc mandan
ûnni biloxi
15. Madre, tía materna, madrastra, prima cruzada e-nä’-ha omahä
materna heen’-nä iowä
16. Tío materno tàwaratsε’ena mandan
lake’-she dakota blackfoot
istci•(n) mbαrahé’ catawba
17. Tío materno, primo cruzado materno wee-nä’-gee omahä
heen-ja’-kä iowä
18. Tío to’ftha.ti ofo
atcki~tukanni biloxi
kokó catawba
19. Tía paterna e-choon,’-we winnebagoe
toh’-we dakota blackfoot
20. Tía materna e-oo’-ne-neke’ winnebagoe
istci•(n)hatcúe˜ catawba
istci•(n) ntero catawba

47
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

Cuadro 1 (Continuación)

Núm. Glosa Términos de parentesco Sistemas

Términos cognados de significado


21. Tía watemai~tomn tútelo
waketé’ catawba
22. Hermano niwgenúmpai~ tútelo
iñginumbai tútelo
tok ofo
mbra catawba
23. Hermano mayor witañsk~wital~wahik tútelo
mbαra(n) seh ré’ catawba
24. Hermano mayor de mujer, primo paralelo mayor e-che’-to winnebagoe
de mujer, hermanastro mayor de mujer tib’-a-lo dakota blackfoot
wee-te’-noo omahä
25. Hermano mayor de hombre, primo paralelo mayor e-ne’ winnebagoe
de hombre, hermanastro mayor de hombre, wee-zhe’-thã omahä
concuño de hombre
26. Hermano menor, primo paralelo menor, e-snk’ winnebagoe
hermanastro menor, concuño de hombre wee-so ’-gä omahä
27. Hermano menor, primo paralelo menor, mat-so’-gä minnitaree
hermanastro menor, sobrino cruzado de hombre bä-ch’-ka crow
28. Hermana tahañk tútelo
ithon’f ka ofo
ksanxa~tañi biloxi
29. Hermana mayor de hombre, prima paralela mayor mat-tä-we’-ä minnitaree
de hombre, hermanastra mayor de hombre bä-za’-kät crow
ton-ka’ dakota blackfoot
he-yu’-nä iowä
30. Hermana mayor de mujer, prima paralela mayor mä-roo’ minnitaree
de mujer, hermanastra mayor de mujer bus-we’-nä crow
chu-wa’ dakota blackfoot
wee-zo ’-th omahä
heen-ta’-gä iowä
31. Hermana menor de hombre, prima paralela menor wych-kä’ winnebagoe
de hombre, hermanastra menor de hombre bä-sä’-chete crow
me-tonk’-she dakota blackfoot
heen-ta’-ya iowä
32. Hermana menor de mujer, prima paralela menor e-chunk’ winnebagoe
de mujer, hermanastra menor de mujer me- ton’-kä dakota blackfoot
33. Primo, prima magida~mankdá tútelo
yi.•’mbαriyi•’(h re) catawba
~yi.•(wi•) catawba
mb ré(h re)~yi.•’b ri catawba
has rh re catawba
34. Hija wiohañke~miohañk~ tútelo
w’kask tútelo
yondaonni biloxi
ni•n~nαnuw catawba
35. Hijo tkai tútelo
kuri catawba
36. Hijo, hija witka~wakask~ tútelo
wgotski~wágasik~nská tútelo
~niska’ tútelo
ho’cka ofo

48
Sistemas de parentesco indoamericanos

Cuadro 1 (Continuación)

Núm. Glosa Términos de parentesco Sistemas

Términos cognados de significado


37. Sobrino tks1ki biloxi
kuri•(n) uks r catawba
hatcu(n)kuri.•’w re‘ catawba
38. Sobrina tûsñi biloxi
ni•tus-nαnu catawba
(w has rh re)
hatcu(n) hi•nuwáhε catawba
mbαra(n) hi•nuwáh re catawba
39. Sobrina cruzada de hombre, sobrina cruzada e-choo-zhunk’ winnebagoe
de mujer, prima cruzada paterna de hombre we-te’-zhä omahä
heen-toas’-ka-me iowä
40. Nieto e-chooush’-ka winnebagoe
heen-tä’-kwä iowä
kuri.hinúh re catawba
41. Nieta e-choon-zhunk’ winnebagoe
heen-tä’-kwä-me iowä
ni•na(w)has rh re catawba
42. Nieto, nieta bus-bä’-pe-ta crow
me-tä’-ko-zä dakota blackfoot
we-tsh’-pä omahä
di•súk catawba
43. Suegro mä-nä’-tish minnitaree
to-kä’-she dakota blackfoot
44. Suegro de hombre pta+i’maratoks mandan
ashe-ah’-ga omahä
yagit(c) nanéhe catawba
45. Suegra mä-too-tä’-kä minnitaree
o-che’-she dakota blackfoot
46. Suegra de hombre ptù hiníks mandan
boo’-sha-gä-na crow
gah’-ah omahä
47. Padrastro e-noo-go’ winnebagoe
e-sä-che-ka crow
kanane(n)has rh re catawba
48. Consuegro, consuegra o-mä’-he-to dakota blackfoot
o-kee’-yee omahä
yetcúh re catawba
49. Esposo mä-ke-r’ minnitaree
e-kun’-ä winnebagoe
m’morus mandan
bä’-che-na crow
ma-he’-gin-nä dakota blackfoot
wee-’-gro -kä omahä
heen-gä-me iowä
mñki tútelo
yegitc catawba
50. Esposa e-chaw’-e winnebagoe
m’us mandan
me-tä’-we-cho dakota blackfoot
we-gä’-thnough omahä

49
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

Cuadro 1 (Continuación)

Núm. Glosa Términos de parentesco Sistemas

Términos cognados de significado


hee-tä’-me iowä
mihañi tútelo
1thä’na
. ni ofo
yagitc catawba
51. Esposa, cuñada de hombre mä-tä-r-we’-ä minnitaree
moo’-a crow
52. Cuñado de hombre mä-nä’-te minnitaree
e-chun’ winnebagoe
m‘wa ‘kihε’ mandan
mä’-zhe crow
tä-huh’ dakota blackfoot
heen-tä-hä iowä
yagitc mbαráh re catawba
53. Cuñado de mujer ma-ensh’-ke-rash minnitaree
e-she’-gä winnebagoe
bos-che’-ta crow
we-she’- omahä
54. Cuñada de hombre e-yun’-ga winnebagoe
mû’ uh‘rakε mandan
moo’-ä-ka crow
55. Cuñada de mujer mä-too’ minnitare
a-she-gun winnebagoe
ptunε’ mandan
bä-koo’-a crow
e-sä’-pä dakota blackfoot
56. Cuñada de mujer, concuña de mujer scha’-pä dakota blackfoot
we-she-kä’ omahä
57. Cuñado tahann biloxi
mä-nä’-zha crow
58. Cuñada n’hakamihε mandan
tckanni biloxi
hatcúna has rh re catawba
59. Yerno mä-too’-te minnitaree
wä-to’-he-wong’-o-no winnebagoe
p‘t‘’te~p’tts~n’hakàs mandan
we-to’-da omahä
wä-do’-hä iowä
kuri•(n) has rh re catawba
60. Nuera mä-too’-gä minnitare
e-nook-chek’-aw-chau winnebagoe
we-te’-na omahä
heen-toan’-ye iowä
ni•na(w) has rh re catawba
~nanu(w) uks r catawba

Términos cognados parcialmente de significado

61. Bisabuela, abuela, suegra ûnûn biloxi


Bisabuela istcúmigráehe catawba
62. Abuelo, suegro de mujer wee-te’-ga omahä
Abuelo, bisabuelo táti catawba

50
Sistemas de parentesco indoamericanos

Cuadro 1 (Continuación)

Núm. Glosa Términos de parentesco Sistemas

Términos cognados parcialmente de significado


63. Abuela, tía materna kä-r’-h minnitaree
Abuela, suegra de mujer, concuña de hombre wee’-kä omahä
Abuela, abuelo higñ tútelo
64. Padre, tío paterno chä-je’-käe-un’-chä winnebagoe
Padre, tío adi biloxi
65. Padre, tío paterno, primo cruzado paterno, padrastro tä-ta’ minnitaree
Padre, tío paterno, primo cruzado paterno m’txis mandan
Padre, tío paterno, primo cruzado paterno, suegro
de mujer ah-h·a’ crow
66. Madre, tía materna, madrastra, prima cruzada paterna ih’-kä minnitaree
Madre, tía materna, madrastra, tía paterna prima
cruzada paterna, suegra de mujer e’-ke-ä crow
Madre, tía materna, madrastra e’-nah dakota blackfoot
67. Madre, prima cruzada materna nä-ne’-kä winnebagoe
Madre, tía paterna, tía materna onni ofo
68. Tío materno de mujer, hermano mayor de mujer,
primo paralelo mayor de mujer, hermanastro mayor
de mujer ma-tä-roo’ minnitaree
Tío materno de mujer pt’rumaks mandan
69. Tío materno, primo cruzado materno e-take’ winnebagoe
Tío materno, hermano mayor de mujer, primo
paralelo mayor de mujer, hermanastro mayor de mujer bä-zä’-na crow
Tío materno, tío paterno, hermana mink tútelo
70. Tía paterna, prima cruzada paterna pt’miniksε‘ena mandan
Tía paterna, yerno tonni biloxi
71. Hermano menor de mujer, hermana menor, prima
paralela menor, hermanastra de hombre kä-gä omahä
Hermano menor de mujer, primo paralelo menor
de mujer, hermanastro menor de mujer e-chun’-cha iowä
72. Hermano menor de hombre, hermano de mujer,
primo paralelo micka’ mandan
Hermano menor de hombre, primo paralelo menor
de hombre, hermana menor de mujer, prima
paralela menor de mujer, hermanastro menor. heen-thu’-ga iowä
Hermano menor de hombre sontkaka biloxi
73. Hermano menor, primo paralelo menor,
hermanastro menor me-son’-kä-lä dakota blackfoot
Hhermano menor wisuñtk~minôn tútelo
74. Hermana, tío paterno, tío materno mink tútelo
Hermana, primo, prima tañi biloxi
75. Hermana mayor, prima paralela mayor,
hermanastra mayor e-noo’ winnebagoe
Hermana mayor, hermana hatcú catawba
76. Hermana de hombre, prima paralela de hombre,
concuña de hombre ptamihε’ mandan
Hermana de hombre, prima paralela de hombre,
hermanastra mayor de hombre, hermana menor
de mujer, prima paralela menor de mujer wee-to’-gä omahä
77. Hermana menor de mujer, hermanastra menor
de mujer, prima paralela menor de mujer, sobrina
cruzada de hombre bä-so’-ka crow

51
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

Cuadro 1 (Continuación)

Núm. Glosa Términos de parentesco Sistemas

Términos cognados parcialmente de significado


Hermana menor de mujer, hermanastra menor
de mujer wee’-hä omahä
78. Hijo, sobrino paralelo de hombre, sobrino paralelo
de mujer, hijastro, primo cruzado materno m-de-shä minnitaree
Hijo, sobrino paralelo de hombre, sobrino paralelo
de mujer, hijastro, sobrino cruzado de mujer bot-sa’-sä crow
Hijo, sobrino paralelo de hombre, sobrino paralelo
de mujer, hijastro me-chink’-she dakota blackfoot
Hijo, sobrino paralelo de hombre, sobrino paralelo
de mujer, hijastro, primo cruzado paterno de mujer hee-yi’-ga iowä
79. Hijo, sobrino paralelo de hombre, primo cruzado
paterno de mujer e-neke’ winnebagoe
Hijo, sobrino paralelo de hombre, hijastro de hombre we-nis’-se omahä
80. Hijo, sobrino paralelo de mujer, sobrino, primo
cruzado materno mini’ ks mandan
Hijo, sobrino paralelo de mujer, hijastro de mujer,
primo cruzado paterno de mujer wee-zhi-go omahä
81. Hija, sobrina paralela de hombre, sobrina paralela
de mujer, hijastra, prima cruzada materna mä’-kä minnitaree
Hija, sobrina paralela de hombre, sobrina paralela
de mujer, hijastra, prima cruzada materna sobrina
cruzada de hombre näk’-me-ä crow
82. Hija, sobrina paralela de hombre, prima cruzada
paterna de mujer e-nook’ winnebagoe
Hija, sobrina paralela de hombre, sobrina paralela
de mujer, hijastra me-chnk’-she dakota blackfoot
83. Sobrino cruzado de hombre, sobrina cruzada
de hombre pt‘haxka’ mandan
Sobrino cruzado de hombre, sobrino cruzado
de mujer me-toas’-kä dakota blackfoot
84. Sobrina cruzada de mujer, sobrino cruzado
de mujer, nieto, nieta met-a-wä-pish’-sha minnitaree
Sobrina cruzada de mujer, sobrina cruzada de hombre me-to’-zä dakota blackfoot
85. Sobrina paralela de mujer, sobrino paralelo de mujer e-chä-h.kun’ winnebagoe
Sobrina paralela de mujer, hija, sobrina, prima
cruzada materna min’haks mandan
86. Nieto, nieta, nuera ptawáhaka mandan
Nieto, nieta, primo, prima, sobrina yûñi biloxi
87. Madrastra e-oo’-ne-neke’ winnebagoe
Madrastra, suegra yuksú(nα) has h re catawba
88. Esposo, esposa mà ratka’sεεna mandan
Esposo, cuñado thinto ofo
89. Cuñado de mujer, concuño de mujer she-cha’ dakota blackfoot
Cuñado de mujer, cuñado mbαra(n) ugs r catawba
90. Cuñada de hombre, cuñado de mujer boo-ä-kä’ minnitaree
Cuñada de hombre, concuña de hombre hä-kä’ dakota blackfoot
91. Cuñada de mujer bä’-che-na crow
Cuñada de mujer, nuera de hombre bos-me’-ä-kun-is-ta crow
Cuñada de mujer, cuñado de mujer, concuño de mujer hee-she’-kä iowä

52
Sistemas de parentesco indoamericanos

Cuadro 1 (Continuación)

Núm. Glosa Términos de parentesco Sistemas

Términos cognados parcialmente de significado


92. Yerno, suegro de hombre boo’-sha crow
Yerno, nuera me-tä-goash dakota blackfoot
93. Hijastro, hijastra e-chä-h.kun winnebagoe
Hijastro kuri (n) uks r catawba

Términos sin cognación aparente

1. Sobrina cruzada de hombre, hermana menor,


prima paralela menor, hermanastra menor m-tä-ka’-zhä minnitaree
2. Sobrino cruzado de hombre, sobrino cruzado
de mujer, primo cruzado paterno de hombre e-choonsh’-ka winnebagoe
3. Concuño de mujer kee-nomb’ winnebagoe
4. Concuña aw-kee’-nom winnebagoe
5. Hermano mayor de hombre, tío materno
de hombre, primo cruzado paterno de hombre,
primo paralelo mayor de hombre m‘ukasε’εna mandan
6. Hermana mayor de mujer, prima paralela de mujer mrukε’ mandan
7. Hermana menor de mujer, prima paralela de mujer pt‘ka’ mandan
8. Consuegra ha’-n crow
9. Nuera de mujer mä-nä’-ka crow
10. Consuegro me-nä-pä’-che crow
11. Concuña bot-ze’-no-pä-che crow
12. Primo cruzado materno bot-so’-ka crow
13. Concuña de hombre wee’-kä omahä
14. Primo cruzado de hombre tä’-hä’-she dakota blackfoot
15. Primo cruzado de mujer she-cha-she dakota blackfoot
16. Prima cruzada de hombre ha-kä’-she dakota blackfoot
17. Prima cruzada de mujer cha-pä’-she dakota blackfoot
18. Hermano mayor de hombre, primo paralelo mayor
de hombre, hermanastro mayor de hombre che-a’ dakota blackfoot
19. Hermano mayor, primo paralelo mayor, hermanastro
mayor, concuño de hombre he-yen’-nä iowä
20. Hermano de mujer, primo de mujer tando biloxi
21. Hijo, primo/a, sobrino yiñi biloxi
22. Abuelo, bisabuelo, suegro kanxo biloxi
23. Esposo/a, cuñado, nieto yiña biloxi
24. Hermano mayor de hombre, primo de hombre,
hermana ini biloxi
25. Nuera, suegro ohonni biloxi
26. Suegro de mujer yegit(c) nanéhe catawba
27. Bisnieto, bisnieta itci’gne sukó’ catawba

53
Cuadro 2

Sistemas Minnitaree Winnebagoe Mandan Crow Dakota Omahä Iowä Tútelo Ofo Biloxi Catawba
Minnitaree 0 6 6 14 12 6 7 3 1 0 4
Winnebagoe 6 0 7 8 9 10 11 3 2 1 12
Mandan 6 7 0 7 7 7 5 3 3 5 8
Crow 14 8 7 0 12 6 8 4 2 1 5
Dakota blackfoot 12 9 7 12 0 8 8 5 3 0 8
Omahä 6 10 7 6 8 0 14 3 1 0 8
Iowä 7 11 5 8 8 14 0 2 1 1 7
Tútelo 3 3 3 4 5 3 2 0 7 3 11
Ofo 1 2 3 2 3 1 1 7 0 2 5
Bilox 0 1 5 1 0 0 1 3 2 0 6
Catawba 4 12 8 5 8 8 7 11 5 6 0
Total 59 69 58 67 72 63 64 44 27 19 74

54
Cuadro 3

Términos Términos Términos Términos Términos


Núm. Términos no cognados de cognados de forma cognados de cognados parcialmente
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

Sistemas términos cognados cognados forma y significado y significado pacial significado de significado
Minnitaree 23 22 1 0 1 13 8
Winnebagoe 33 30 3 0 0 21 9
Mandan 25 22 3 0 0 12 10
Crow 30 25 5 0 1 15 9
Dakota blackfoot 34 29 5 0 1 19 9
Omahä 31 30 1 3 2 18 7
Iowä 25 24 1 3 1 16 4
Tútelo 17 17 0 0 0 13 4
Ofo 10 10 0 0 0 8 2
Biloxi 20 14 6 0 0 8 6
Catawba 37 35 2 0 0 29 6
Total 285 258 27 6 6 172 74
Sistemas de parentesco indoamericanos

Figura 1

Siuxano

Siuxano
propiamente

Llanuras Valle del


norteñas Misisipi Sureste

catawba mandan crow minnitaree (hidatsa) dakota dhegiha chiwere winnibagoe tútelo biloxi ofo
(444444) (♂222222) (♂212222) (222222) (blackfoot (omahä (iowä (252222) (4444??) (121414 (44????)
(♀222211) (♀212211) 222222) 222222) 222222) 424444)

Mapa 1

A
222222

C
222222
D
B ♂ 222222 G
♂ 212222 ♀ 222211 252222
♀ 212211 F
E 222222 II Sistemas
222222
H A dakota blackfoot
I 4444?? B crow
I C minnitaree (hidatsa)
J 444444 D mandan
III E omahä
44????
F iowä
G winnebagoe
K H tútelo
121414 I catawba
424444 J ofo
K billoxi

Áreas culturales

I Llanuras
II Noreste
III Sureste

55
Rosa Elena Anzaldo Figueroa

Bibliografía rations in Cultural Anthropology, New York,


McGraw-Hill, pp. 212-255.
Campbell, Lyle, 1997. American Indian Lan­ Lowie, Robert H., 1917. “Notes on the Social
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Dorsey, James Owen y John R. Swanton, Hidatsa and Crow Indians”, en Ame­rican
1912. A Dictionary of the Biloxi and Ofo Lan­ Museum of Natural History Anthropological
guages, Washington, Bureau of American Papers, New York, núm. 21, pp. 1-99.
Ethnolo­gy, Bulletin 47, Smithsonian Insti­ , 1946. “Relationship Terms”, en En­
tution. cyclopaedia Britannica, 14a. ed., vol., 19, Chi­
Driver, Harold E.; John M. Cooper; Paul cago, Helen Hermingway/Benton, Pu­bli­
Kirchhoff; Dorothy Rainier Libby; Wil­ sher, pp. 84-89.
liam C. Massey y Leslie Spier, 1953. “In­ Mithun, Marianne, 1999. The Languages of
dian Tri­bes of North America”, en ijal, Native North America, Cambridge, Cam­
vol., 19, su­plemento al número 3, pp. 1- bridge University Press.
30. Murdock, G. P., 1965. Social Structure, New
Frachtenberg, L., 1913. “Contributions to York, The Free Press.
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pologist, vol. 15, núm. 3, p. 477. nity and Affinity of the Human Family, Was­
Hale, Horatio, 1884. “The Tutelo Tribe and hington, Smithsonian Contributions to
Lan­guage”, en American Philosophical Socie­ Knowledge.
ty Proceedings, vol. 21, núm. 114, pp. 1-47. , 1986. La sociedad primitiva, México,
Jeffers, Robert J. e Ilse Lehiste, 1982. Prin­ Ediciones Quinto Sol.
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Cambridge-Massachusetts-London, The ­r ican Anthropologist, vol. 15, núm. 2, p. 295.
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Kroeber, A.L., 1952. “Classificatory Systems guas indoamericanas (mecanoescrito), Mé­
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Chicago-London, The University of Chi­ Speck F.G. y C.E. Schaeffer, 1942. “Catawba
cago Press, pp.175-181. Kinship y Social Organization with a Resu­
Lounsbury, F.G., 1964b. “A Formal Account me of Tutelo Kinship Terms”, en Ame­rican
of the Crow-Omaha Type Kinship Termi­ Anthropologist, vol. 44, núm. 3, part. 1, pp.
nologies”, en H. Goodenough (ed.), Explo­ 555-575.

56
El lenguaje del mar: la concha en las mantas
rituales representadas en dos códices
del altiplano: el Códice Tudela
y el Códice Magliabechi

María de Lourdes Suárez Diez*

Las mantas representadas en los documentos mo el ixtle y el izote. Para el teñido, se utilizaban
pintados nos dan una idea de la importancia de colorantes y tintes de origen animal, vegetal
la industria textil entre los pueblos antiguos o tierras. En la decoración se usaron piedras
de México. La tecnología había alcanzado un preciosas y semipreciosas, plumas, pelo de co­
alto grado de desarrollo en esta industria; las nejo y conchas.
evidencias arqueológicas, cuando éstas han Las mantas eran prendas de vestir, de uso
sido recuperadas, nos hablan de por lo menos generalizado entre la elite, el sacerdocio o
19 técnicas distintas de tejido conocidas du­ la gente común. Tenían, además, otras fun­
rante el clásico y el posclásico. ciones: eran cobertores, tapetes, tapices o tela
El tejido es la forma en la que se entrelazan de la que se hacía ropa o se envolvían cosas.
la trama y la urdimbre, que puede tener distin­ Tenían diferentes tamaños, eran desde muy an­
tas maneras y formas, lo que da lugar a dife­ gostas hasta anchas y largas. Las mantas más
rentes aspectos de la tela dándole una calidad corrientes se hacían de fibra de maguey, lla­
y textura distintas.1 mada ixtle, o de fibra de henequén, pero las
Las técnicas de tejido hasta hoy conocidas mantas de los señores y sacerdotes eran de
por las escasas muestras que nos han llegado algodón, que se llevaba de las tierras calientes
—debido a las condiciones climáticas que hacia el altiplano central por comercio o tri­
destruyen las evidencias arqueológicas— son:2 buto.3
la tapicería, el estampado, el bordado, el bro­ Eran de fibra blanda, blancas, acolchadas,
cado, el confite, la gasa, el enlazado, la sarga, medio colchadas, labradas o pintadas. Con cene­
la tela doble, el plumario, el trabajo de red, la fas amarillas, coloradas, aceitunadas, veteadas
acolchada, la tintura con reserva, el batik, el con negro y blanco, listadas de anaranjado,
plangi y el ikat. enrejadas o bien con multitud de figuras. Las
Los materiales usados en la industria textil mantas tenían nombres específicos dependien­
para el tejido eran el algodón y fibras duras co­ do de quien las usara, para qué y en qué oca­
sión. Tilmatli y tlapatli se llamaban a las de
uso general, quachtli a la manta grande de al­
* Dirección de Etnohistoria-inah.
1
 Luz María Mohar Betancourt, La escritura en el
México antiguo, México, Plaza y Valdés, 1990, tomo I, 3
 Códice Tudela, José de Tudela de la Orden (edición
pp. 291-293. y estudio), Madrid, Cultura Hispánica del Instituto de
2
 Ibidem. Cooperación Iberoamericana, 1980, p. 150.

57
María de Lourdes Suárez Diez

godón, amaneahapantli a la que usaban los En este trabajo nos ocuparemos de la pri­
nobles y tlapachihcáyotl a la manta de cama.4 mera parte, que es la que habla de las mantas
Por la gran cantidad de mantas menciona­ rituales.
das en las fuentes escritas y las dibujadas en El Códice Tudela, también conocido como
los códices parece ser que sirvieron como mo­ Códice del Museo, es un libro de 21 por 15.4
neda y como pago de servicios o bien como centímetros, encuadernado en cartón, forra­
tributo. Además, existieron una serie de man­ do de pergamino en sus dos tapas. Está hecho
tas rituales usadas para cada una de sus fiestas, de papel de hilo de algodón con filigranas y
de las cuales nos dan una buena información consta de 118 folios con el número en la par­
los llamados códices fraternos: el Tudela y el te superior derecha del recto de los folios. For­
Magliabechi. ma parte del Grupo Magliabechiano y por la
El Códice Magliabechi es un manuscrito pe­ similitud con éste ambos han sido llamados có­
queño, hecho sobre papel europeo que mide dices fraternos.8
16 centímetros de alto por 22 de ancho. Di­ El Códice Tudela se divide en nueve partes:
bujado probablemente a mediados del siglo
• Fiestas de los meses.
xvi y, según Boone, copiado de un documen­
• Dioses del pulque.
to anterior, llamado “prototipo”, el cual no se
• Sortilegios, ofrendas y sacrificios.
conoce. Consta de 92 folios, la mayoría con
• Ritos funerarios.
textos explicativos en español.5
• Ofrendas, sacrificios, costumbres y plan­
El códice pertenece a un grupo de ocho
tas mágicas.
documentos: el Códice Ixtlilxóchitl, las Viñetas
• Costumbres de los Yopes.
de Herrera, las Crónicas de Cervantes de Salazar,
• Cuenta de los años.
las Fiestas de los Indios, el Prototipo, el Códice
• Mantas jerárquicas.
Tudela y el Códice Magliabechi, conocidos como
• Tonalámatl con la cuenta de los días.9
el Grupo Magliabechiano, precisamente por el
nombre de este último.6 Al igual que en el códice fraterno, aquí só­lo
Fue pintado por dos diferentes artistas, uno nos ocuparemos de la octava parte que es la
más cuidadoso y más preciso que el otro. El que corresponde a nuestro objeto de estudio.
texto castellano fue agregado posteriormente. Hay muchas similitudes entre ambos docu­
El códice esta dividido en seis partes: mentos; sin embargo, hay algunas diferencias
que es necesario señalar.
• Mantas rituales. El Códice Magliabechi tiene 76 folios, mien­
• La cuenta de los veinte días. tras que el del Museo tiene 118, por lo que este
• El ciclo de 52 años. último es mucho más extenso que el primero.
• Las 18 fiestas de los meses y las dos fies­ El Magliabechi es más perfecto, las figuras son
tas móviles. de mayor tamaño, sus dibujos muy detallados,
• Dioses del pulque y divinidades relacio­ tiene una incipiente perspectiva y un mejor
nadas. colorido. Ambos siguen la tradición precorte­
• Miscelánea de dioses, ritos y costum­ siana, es decir, son pictóricos y los textos escri­
bres.7 tos son meras aclaraciones de lo representado
gráficamente. Los dos documentos dedican
4
 Ibidem. una sección especial de su contenido a las man­
5
 Elizabeth Hill Boone, The Codex Magliabechiano tas jerárquicas de los nahuas.
and the Lost Prototype of the Magliabechiano Group, Ber­
keley, University of California Press, 1983, pp. 17-18.
6
 Boone, op. cit., p. 7.  Códice Tudela, op. cit., pp. 19-26.
8

7
 Ibidem.  Códice Tudela, op. cit., pp. 25-26.
9

58
El lenguaje del mar: la concha en las mantas rituales

Los elementos de concha se copiaban y se


tejían sobre las mantas rituales, teniendo cada
uno su propio significado. Al comparar estos
elementos con los encontrados en el contexto
arqueológico del altiplano central, especialmen­
te en el Templo Mayor, y de otros elementos
de concha en otros sitios de Mesoamérica, pode­
mos afirmar que efectivamente estos objetos
representados en algunas de las mantas deri­
van de esta materia prima y podemos conocer
su manufactura y, en ocasiones, sus géneros y
especies gracias al análisis de los objetos ar­
queológicos, por lo que aquí describiremos las
técnicas y modos de elaborar estos elementos
de concha aunque en las mantas únicamente Lámina 1.
vayan pintados.
Hay nueve elementos de concha represen­
tados en las mantas del Códice Magliabechi y
sólo siete de estos mismos elementos en el Tu­
dela. En ambos documentos estos elementos
son los mismos, aunque en el Tudela falten la
manta con el pectoral xopilcózcatl y la que tie­
ne representada una corriente de agua. Estos
elementos dibujados en las mantas en el orden
que están representadas son:

Bezote
Ehecacózcatl
Lámina 1a.
Caracol cortado
Anáhuatl Se llama bezote al ornamento que se colo­
Yacametztli ca sobre el labio o sobre la parte inferior de
Anáhuatl nuevamente éste perforándolo. Se trata de una barra del­
Bezote nuevamente gada cilíndrica y curva en forma de gancho,
Anáhuatl y bezote juntos en el mismo adorno uno de cuyos extremos termina en punta mien­
Epcololli tras que el otro está rematado por un tope de
Cuentas- discos forma rectangular con la parte superior abier­
Pendientes de caracol Oliva ta hacia los lados, dispuesta transversalmente
Pectoral Xopilcózcatl al eje longitudinal del elemento y que en algu­
nos casos es de otro material; en nuestros códi­
Bezote, dibujado en la manta llamada “del ces este tope parece ser de oro por el color
diablo” en la parte derecha-abajo del folio 3 amarillo que presenta. Puesto que no conser­
recto del Magliabechi10 y derecha-media del 85 va la forma natural del espécimen biológico
verso del Tudela11 (láminas 1 y 1a). del que proviene, es muy difícil identificar el
molusco a partir del que fue manufacturado.
 Códice Magliabechi, op. cit., f. 3r.
10 Son pocos los bezotes recuperados en los con­
 Códice Tudela, op. cit., f. 85r.
11
textos arqueológicos, no obstante, contamos

59
María de Lourdes Suárez Diez

angulata, se le hace un corte transversal a la


altura de la espira conservando las puntas en
que ésta termina por lo que adquiere la forma
de una flor de cinco a siete puntas o una es­
trella de cinco a siete picos. La técnica que se
aplica para hacer el corte es el desgaste, ya sea
con cuerda tensa o con un desgastador poro­
so y duro que sea capaz de separar la parte
del caracol que se convertirá en el pectoral.
El espesor de la sección transversal de la es­
pira es muy difícil de determinar en el dibujo.
Sin embargo, en el material arqueológico se
Lámina 2. encuentra de dos a cinco centímetros. El eheca­
cózcatl ha conservado la espiral del caracol en
su parte interna por lo que adquiere la forma
de un remolino y se convierte en el símbolo del
viento, ehécatl.15
Caracol cortado, dibujado en la manta tecciz­
tli en la parte derecha-abajo del folio 3 recto
del Magliabechi16 y derecha-abajo del 85 ver­
so del Tudela17 (láminas 3 y 3a).
Se trata de un caracol del género Strombi­
dae, de la familia Strombus y la especie gigas
que ha sido cortado transversalmente a la al­
tura de la espira, por lo que conserva las seis
puntas de ésta. La espira ha sido dibujada en
el plano posterior y conserva las estrías carac­
Lámina 2a.
terísticas de la especie. El caracol aparece en
blanco, color atribuido en los códices a los gas­
terópodos, y se han suprimido los tonos rosa­
con uno muy bien trabajado y que fue encon­ dos del labio externo del cuerpo del caracol.
trado en una de las ofrendas del Templo Ma­ En cambio, sí se conservó la representación del
yor de Tenochtitlan.12 animal en rojo como para indicar que está vivo.
Pectoral Ehecacózcatl, dibujado en la manta Pectoral Anáhuatl, dibujado en la manta lla­
llamada de ehecacózcatl en la parte izquierda- mada de siete parras en la parte derecha-arriba
abajo del folio 3 verso del Magliabechi 13 e izquier­ del folio 4 recto del Magliabechi18 y derecha-me­
da-abajo del 85 verso del Tudela14 (láminas 2 dia del 86 recto del Tudela19 (láminas 4 y 4a).
y 2a). Este pectoral se obtiene de un pelecípodo,
Este pectoral tiene una forma bastante com­ generalmente nacarado, al que por medio del
pleja. A un caracol grande y pesado, gene­
ralmente un Strombu gigas o una Turbinella 15
 Lourdes Suárez Diez, “El uso de la concha en la
cultura mexica y sus implicaciones religiosas e ideoló­
12
 Adrián Velázquez Castro, Tipología de los objetos de gicas”, tesis doctoral, México, unam, 2001, pp. 129-130.
concha del Templo Mayor de Tenochtitlan, México, inah 16
 Códice Magliabechi, op. cit., f 3r.
(Colección Científica), 1999, pp. 70-71. 17
 Códice Tudela, op. cit., f. 85.
13
 Códice Magliabechi, op. cit., f. 3r. 18
 Códice Magliabechi, op. cit., f. 4.
14
 Códice Tudela, op. cit., f. 85r. 19
 Códice Tudela, op. cit., f. 86r.

60
El lenguaje del mar: la concha en las mantas rituales

Lámina 3.
Lámina 4.

Lámina 3a. Lámina 4a.

desgaste se le corta un círculo cercano a la cha-media del 86 verso del Tudela22 (láminas
charnela y en el centro se cala otro círculo me­ 5 y 5a).
nor dejando el hueco. A veces la cara anterior La nariguera es un elemento que se coloca
se decora con dos líneas concéntricas esgra­ justo debajo de la nariz con la idea de deco­
fiadas. La mayoría de los anáhuatl trabajados rarla. La nariguera puede suspenderse y en
por esta técnica son nacarados, procedentes de este caso la nariz debe estar perforada previa­
la Pinctada mazatlánica, especie característica mente, o bien utilizar un elemento que atra­
del Pacífico, cerca del Mar de Cortés. Por lo viese la aleta o el alveolo de la nariz de cuyos
menos de esta especie provienen los encon­ extremos se suspende, generalmente de la
trados en el Templo Mayor.20 par­te media de ésta, muchas veces abarcando
Nariguera Yacametztli, dibujada en la manta has­ta la boca.23
llamada de conejo, en la parte izquierda-arri­ Por lo general, las narigueras se logran me­
ba del folio 4 verso del Magliabechi21 y dere­ diante las técnicas de percusión y desgaste.

 Velázquez Castro, op. cit., pp. 70-71.


20
 Códice Tudela, op. cit., f. 86r.
22

 Códice Magliabechi, op. cit., f 4v.


21
 Suárez Diez, op. cit., 2001, p. 155.
23

61
María de Lourdes Suárez Diez

Lámina 5. Lámina 6.

Lámina 5a. Lámina 6a.


La primera rompe, ya sea el univalvo o la val­ Tenochtitlan, veremos que en éstas se reali­
va del pelecípodo, para obtener una parte de la zaron dos perforaciones, bicónicas o cónicas,
concha que, posteriormente, mediante el des­ situadas en la parte media o supeior, que en
gaste se convierte en un rectángulo no muy el dibujo apenas pueden observarse, pero son
grande del que se obtendrá la nariguera. Por muy claras en las del contexto arqueológico.
medio del desgaste se cortan, paralelamente, Los perfiles convexos de los ejemplares, así
los lados del cuadrado o rectángulo y se le da como las características de la concha de la que
la forma semicircular eliminando las esquinas. posiblemente se manufacturaron, blanca y opa­
El ornamento está perforado por ambos la­ ca en una de sus caras y lustrosa en la otra, ha­
dos mediante desgaste rotativo con el objeto de cen pensar que quizá provienen de un caracol
sostener la nariguera que seguramente debió grande, sin que podamos precisar el género
pulirse.24 o la especie biológica.25
Si comparamos la representada en la man­ Anáhuatl, elemento descrito anteriormente,
ta de nuestros códices con las encontradas en está dibujado nuevamente en esta manta lla­
el contexto arqueológico del Templo Mayor de mada de plumaje de culebra en la parte izquier­

 Ibidem.
24
 Velázquez Castro, op. cit., pp. 94-96.
25

62
El lenguaje del mar: la concha en las mantas rituales

Lámina 7. Lámina 8.

Lámina 7a. Lámina 8a.

da-arriba del folio 5 recto del Magliabechi26 e izquierda-arriba del folio 6 recto del Maglia­
izquierda-arriba del 86 verso del Tudela.27 El bechi30 e izquierda-media del 87 verso del Tu­
anáhuatl en esta manta se encuentra envuelto dela.31 En esta manta el bezote, que esta vez
por una cinta roja en la parte superior y sobre no es de concha, aparece arriba del anáhuatl
tres rayas negras y dos blancas que se alternan en el Magliabechi y abajo en el Tudela (láminas
(láminas 6 y 6a). 8 y 8a).
Bezote, elemento dibujado nuevamente en Cuentas-discos dibujadas en la manta llama­
la manta llamada del bezote del diablo en la par­ da del sol negro en la parte izquierda-arriba del
te derecha-abajo del folio 5 verso del Maglia­ folio 6 verso del Magliabechi32 e izquierda-arri­
bechi28 y derecha-abajo del 87 recto del Tudela29 ba del 88 recto del Tudela33 (láminas 9 y 9a).
(láminas 7 y 7a). Para clasificar un objeto como cuenta, éste
Anáhuatl, dibujado nuevamente con la cin­ debe llenar tres condiciones: presentar una
ta roja en la manta de Tezcatlipoca en la parte perforación que la atraviese completamente,
26
 Códice Magliabechi, op. cit., f. 5r. 30
 Códice Magliabechi, op. cit., f. 6r.
27
 Códice Tudela, op. cit., f. 86r. 31
 Códice Tudela, op. cit., f. 87r.
28
 Códice Magliabechi, op. cit., f. 5v. 32
 Códice Magliabechi, op. cit., f. 6v.
29
 Códice Tudela, op. cit., f. 87r. 33
 Códice Tudela, op. cit., f. 88r.

63
María de Lourdes Suárez Diez

pos, las dibujadas en las mantas de los códices


fraternos sólo presentaron el tipo disco, que son
cuentas cuyo espesor es igual o menor a la mi­
tad de su diámetro.35 Estas cuentas-discos re­
matan las puntas de maguey, usadas en el
autosacrificio, que se encuentran alrededor
del sol.
Orejera Epcololli. Ésta es un elemento que
adorna la oreja del dios Quetzalcóatl-Ehécatl
que se encuentra dibujado en la manta llama­
da del aire en la parte izquierda-abajo del folio
7 verso del Magliabechi36 e izquierda-abajo del
Lámina 9.
88 recto del Tudela37 (láminas 10 y 10a).
La epcololli es una orejera en forma retor­
cida, dividida en dos partes: una placa de con­
cha y un colgante corniforme con el extremo
inferior curvo en forma de gancho y la punta
hacia afuera.38 Por lo común, está perforada
en la parte superior, como lo indican las en­
contradas en el contexto arqueológico,39 pero
las perforaciones no pueden verse en el dibu­
jo. La orejera está hecha de un pelecípodo na­
carado, una Pinctada mazatlánica cortada por
desgaste hasta lograr la forma retorcida del
objeto.
Pendientes de caracol Oliva dibujados para
rematar junto con las cuentas-discos la corrien­
te de agua de la manta llamada del agua en
Lámina 9a.
la parte derecha-abajo del folio 7 verso del
tener simetría radial, es decir, la perforación Maglia­bechi40 que no aparece en el Tudela (lá­
debe estar en el centro de la pieza, de tal mane­ mina 11).
ra que si se traza un radio que parta de este Los pendientes o colgantes son elementos
centro exista otro radio igual opuesto al ante­ que se suspenden por medio de una o varias
rior, y obedecer a una idea de ordenamiento.34 perforaciones que traspasan las paredes de la
El trabajo que implica la manufactura de una concha y que están colocadas en un extremo
cuenta es tal que ésta pierde totalmente las ca­ de la pieza. La perforación en ningún caso
racterísticas morfológicas de la concha del puede ser central ni radial.41
molusco del cual proviene, por lo que es muy Los pendientes que rematan la corriente
difícil determinar el género o la especie bio­ de agua que serpentea en nuestro códice están
lógica y si además se trata de una cuenta di­
bujada, la identificación es imposible. Aunque 35
 Ibidem
las cuentas pueden clasificarse en diversos ti­ 36
 Códice Magliabechi, op. cit., f. 7v.
37
 Códice Tudela, op. cit., f. 88v.
38
 Velázquez Castro, op. cit., pp. 94-95.
34
 Lourdes Suárez Diez, Conchas prehispánicas en 39
 Ibidem.
México, Oxford, GB, BAR International (Series 514), 40
 Códice Magliabechi, op. cit., f. 7v.
1989, pp. 46-47. 41
 Suárez Diez, op. cit., 1989, p. 55.

64
El lenguaje del mar: la concha en las mantas rituales

Lámina 10.
Lámina 11.

Lámina 10a. Lámina 12.

hechos del gasterópodo Oliva, con la base del podos grandes y pesados y se presentan solos
caracol hacia afuera y la espira tocando el agua. o formando parte de otro adorno en el que se
Los caracoles se alternan con cuentas-discos combinan cuentas y pendientes, pero en todos
que igualmente rematan la corriente. los casos el pectoral es el elemento más impor­
Pectoral Xopilcózcatl, dibujado sobre la man­ tante.43
ta llamada de óyotl con su cordel en la parte de­ El pectoral que con mayor frecuencia usan
recha-abajo del folio 8 recto del Magliabechi,42 los dioses centzontotochtin es el xopilcózcatl. Este
que en el Tudela no aparece (lámina 12). tipo de pec­toral, generalmente está hecho de
Los pectorales son elementos decorativos un caracol grande, tal vez de un Strombus, un
que presentan una o varias perforaciones excén­ Busycon o una Fasciolaria, al que se le hacen
tricas, de las cuales se suspenden a la altura dos cortes longitudinales y oblicuos, que le
del pecho o bien cuentan con áreas caladas dan la forma de la huella de un pie como lo
o recortadas por donde se introducen cintas o indica su nombre náhuatl. La parte más angos­
cordeles por medio de los cuales se ata el pec­ ta del pectoral es puntiaguda ya que corres­
toral al cuello del que lo porta. El pectoral se ponde a la base del caracol. El objeto es oval
usa a la altura del pecho, del que toma su nom­ y hueco, pues el caracol del que procede se
bre. Están hechos de pelecípodos o gasteró­ ha vaciado mediante las técnicas de percusión

 Códice Magliabechi, op. cit., f. 8r.


42
 Suárez Diez, op. cit., 1989, pp. 80-81.
43

65
María de Lourdes Suárez Diez

y desgaste, dejando calada solamente la silue­ símbolo lunar de Tecciztécatl, el dios-caracol


ta que tiene poco espesor.44 convertido en el astro lunar durante el holo­
causto de Teotihuacan.
En cambio, el anáhuatl es el símbolo de Tez­
A manera de conclusión catlipoca, el dios creador-destructor por ex­
celencia. El temido, invisible y ubicuo dios de
De las 45 mantas dibujadas en el Códice Maglia­ los nahuas que daba y quitaba bienestar y ri­
bechi, 12 tienen en su decoración algún elemen­ queza. Contraparte de Quetzalcóatl en la in­
to de concha, es decir hay un 26.6 por ciento, terminable guerra cósmica. El anáhuatl es
mientras que de las 36 del Códice Tudela, 10 aquí símbolo del cielo nocturno.
presentan algún elemento de concha, esto es, La yacametztli es un símbolo lunar, ya que
27.77 por ciento. Los dos porcentajes bastan­ esta nariguera es característica de los dioses
te elevados si tenemos en cuenta la cantidad del pulque, los centzontotochtin, deidades luna­
de elementos que se manejan en las mantas. res que representan el festín, la alegría y la
Las representaciones de concha pintadas o embriaguez ritual.
tejidas en las mantas rituales nos están indican­ La epcololli, al igual que el ehecacózcatl, se
do que este material se consideraba sagrado asocian a Quetzalcóatl-Ehécatl. En esta repre­
y símbolo de algunos aspectos mágico-reli­ sentación más como dios del viento que ba­
giosos. En algunos otros estudios hemos se­ rre los caminos divinos, cuya palabra sagrada
ñalado el simbolismo de la concha en la vida se representa por las numerosas vírgulas que
reli­giosa de los mexicas.45 Las mantas lo re­ lleva dibujadas en torno a la cabeza.
afirman de nueva cuenta. Las cuentas-discos que rematan las espinas
El bezote hecho de concha y representado del autosacrificio en la representación del sol,
en tres de las mantas es el símbolo “del diablo” unen a la concha con este ritual del sacrificio
que caracterizaba a ciertos guerreros. que es esencial entre los pueblos del altiplano
El ehecacózcatl se refiere al dios que siem­ central.
pre lo porta, Quetzalcóatl-Ehécatl. Es símbo­ Las cuentas-discos y las Olivas que rematan
lo de los remolinos de aire, de los tornados, de el agua completan la representación del líqui­
las tormentas; del agua arremolinada que co­ do vital, reafirmando gracias a la concha su
rre para fecundar las plantas y producir ali­ esencia divina.
mentos y, básicamente, del hálito divino en la Por último, el pectoral xopilcózcatl, que usan
creación del hombre. Xochipilli y Huehuecóyotl, nos está indicando
El caracol cortado que se representa en la la asociación de la manta con los dioses de la
manta nos remite a la luna, ya que éste es el danza, la alegría, el canto y el juego sagrados,
de los que este pectoral es característico y pun­
44
 Ibidem. tualiza, gracias a la materia conquiológica de
45
 Lourdes Suárez Diez, “Presencia de los objetos de
concha en códices de tradición náhuatl: el Códice Bor­ que está hecho, su condición de divinos y má­
bónico y la Matrícula de Tributos”, en Primer Coloquio gicos.
de Documentos Pictográficos de Tradición Náhuatl, Resumiendo, según nos muestran las man­
México, unam, 1989, p. 3; “El material conquiológico tas rituales, los elementos de concha están aso­
en el Códice Magliabechi”, en Apuntes de Etnohistoria II,
México, inah (Cuadernos de Trabajo 5), México, 1992, ciados a ciertas deidades a las que representan.
pp. 75-97; “Algunas implicaciones religiosas del ma­ Son símbolos mágicos y sagrados dentro de
terial conquiológico”, en II Coloquio de Historia de la compleja ideología de la religión mexica; re­
las Religiones en Mesoamérica y Áreas Afines, México,
presentan la esencia divina del agua que corre
iia-unam, 1993, pp. 22-30; “Los moluscos en el Tona­
lámatl de Aubin”, en Animales y plantas en la cosmovisión para fecundar las plantas y producir alimentos,
Mesoamericana, México, cnca/inah, 2001. y la creación del hombre investido del álito

66
El lenguaje del mar: la concha en las mantas rituales

divino. Son símbolos lunares por excelencia, concha en códices de tradición náhuatl, el
del viento que barre los caminos divinos, del Códice Borbónico y la Matrícula de tributos”, en
sacrifico ritual al Sol, de la danza, la alegría, Primer Coloquio de Documentos Pictográ­
el juego y la embriaguez sagrados. ficos de Tradición Náhuatl, México, unam.
, 1992. “El material conquiológico en
el Códice Magliabechi”, en Apuntes de Etnohis­
Bibliografía toria II, México, inah (Cuadernos de Tra­
bajo 5).
Boone, Elizabeth Hill, 1983. The Codex Maglia­ , 1993. “Algunas implicaciones reli­
bechiano and the Prototype of the Magliabechia­ giosas del material conquiológico”, en II
no Group, Berkeley, University of California Coloquio de Historia de las Religiones en
Press. Mesoamérica y Áreas Afines, México, iia-
Codice Magliabechi, 1903. Edición facsimilar unam.
y traducción de Zelia Nuttal, Berkeley, Uni­ , 2001. “Los moluscos en el Tonalá­
versity of California Press. matl de Aubin”, en Yólotl González Torres
Códice Tudela, 1980. Recopilado y estudiado (coord.), Animales y plantas en la cosmovisión
por José Tudela de la Orden, Madrid, Edi­ mesoamericana, México, cnca/inah.
ciones Cultura Hispánica del Instituto de , 2001. “El uso de la concha en la cul­
Cooperación Iberoamericana. tura mexica y sus implicaciones religiosas e
Mohar Betancourt, Luz María, 1990. La es­ ideológicas”, tesis doctoral, México, unam.
critura en el México antiguo, México, Plaza , 2002. Tipología de los objetos prehispá­
y Valdés. nicos de concha, México, inah/Miguel Án­
Suárez Diez, Lourdes, 1989a. Conchas prehis­ gel Porrúa.
pánicas de México, Oxford, GB, BAR Inter­ Velázquez Castro, Adrián, 1999. La tipolo­
national (Serie 514). gía de los objetos de concha del Templo Mayor
, 1989b. “Presencia de los objetos de de Tenochtitlan, México, inah.

67
Guerra florida

Luis Barjau*

La más vieja idea mesoamericana, mítica y percatan del embarazo de su madre y deciden
fundadora, que conocimos hasta en sus últi­ matarla.
mos detalles, sobre todo en la historiografía ¿Cuál habría de ser la razón fundadora de
hispánica referida a los mexicas, fue sin duda este mito que empuja a los hijos de Coatlicue
alguna la de que existe una lucha entre la luz hacia una reacción del género? ¿Protegían la
y las tinieblas. legitimidad de la progenie? ¿Legitimidad ne­
Hoy, esto es algo muy discutido en la antro­ cesaria a la herencia de bienes y cargos? La et­
pología mexicana. Pero no por completo, aún nohistoria contemporánea aún no tiene una
podemos reconsiderar el asunto. respuesta sobre el asunto.
Huitzilopochtli, dios solar y de la guerra, El caso es que Coatlicue se salva gracias al
es una consecuencia directa de la deidad tu­ hijo que trae en las entrañas, quien al nacer
telar de los peregrinos nahuas, Mecitin, “lie­ decapita a su hermana Coyolxauhqui y hace
bre del maguey”, una deidad vegetal (como huir a los centzonhuitznahua. De esta manera
las más antiguas del mundo, según Frazer1), la pugna queda establecida: la emergencia del
que guió a las tribus nahuatlacas rumbo a su sol al alba, de la tierra que es Coatlicue, des­
asentamiento final en el valle de México. aparece a la luna y retira a las estrellas. Luz
Pero Mecitin no era un dios pugnaz, ni con contra oscuridad. Éste es el principio central,
una clara relación cósmica, antes bien es de la noción o el filosofema, que no la filosofía,
la vegetación y de la ebriedad, como el Dio­ de la religiosidad en el altiplano central: el
nisos griego. Huitzilopochtli, en cambio, im­ mundo como consecuencia de una lucha.
plica directamente una concepción cósmica Tan caras a los mexicas eran estas ideas, que
y es también una deidad de la guerra. Recor­ en el Templo Mayor estaban representadas
demos: nace de Coatlicue que barriendo el simbólicamente: al pie de la gran pirámide
templo queda encinta por una bola de plumas donde imperaba Huitzilopochtli, el salvador
que ella misma guarda en su seno. Sus prime­ de su madre, la tierra, se encontró la escultu­
ros hijos habían sido Coyolxauhqui, la luna, y ra de Coyolxauhqui decapitada y desmembra­
los centzonhuitznahua o innumerables suria­ da como simulación del efecto de su caída:
nos, esto es, las estrellas. Estos celosos hijos se la luz (el sol) vencía de nuevo a las tinieblas (la
luna). De la misma manera es sorprendente
* Dirección de Estudios Históricos, inah. observar que en las profecías indígenas sobre
1
 La rama dorada, México, fce, 1969. la llegada de los españoles, un episodio céle­

69
Luis Barjau

bre vuelve a subrayar la importancia de estas deducción humana de la mecánica celeste, es


ideas: a Moctezuma le llevan una extraña ave una transposición ideológica de las propias
capturada en la ribera del lago, que tiene en vicisitudes humanas mezclada a la interpreta­
la cabeza una especie de espejo redondo don­ ción del cosmos. Es decir, que el cielo no fue
de se reflejan las cosas. Moctezuma prefiere necesariamente observado con plena objeti­
recibir dicho presagio en la Casa de lo Negro, vidad, sino que en una parte de dicha observa­
lugar de estudios de los misterios religiosos.2 ción existió la tan humana interpretación, la
El tlatoani al observarlo se aterró por com­ que, por lo demás, es parte sustancial también
pleto, pues lo que vio en el espejo fue la luna de la construcción de una cultura o de un
y las estrellas, la amenaza de las tinieblas. Y saber.
detrás de ellas un grupo de extraños, monta­ Esto parece ser más justo, por ejemplo, que
dos en animales y disputando entre sí. Las aquel abuso metafórico que, sin embargo, lle­
tinieblas y los advenedizos españoles eran un gó a establecer especies de “verdades” que se
solo fenómeno para la interpretación local colaron hasta las convicciones de los más ri­
religiosa. gurosos investigadores de nuestros días, como
Desde que se estableciera otro mito, el co­ la aseveración de Krickeberg de la década de
nocido como “leyenda de los soles o eda­des”, 1950, de que “la guerra terrestre es sólo refle­
también habría de aparecer esta no­ción de la jo y eco de la [...] celeste”,3 lo que es muy claro,
lucha. Y así, las edades o soles del tiempo ha­ sobre todo ahora que resultó ser la pie­dra de
brían de estar presididos por dos dei­dades toque para una ulterior mistificación que es
fundamentales, cuyo ascenso al gobierno de riesgosa en sí misma.
los “soles” estaría determinado por la lucha. La guerra, entonces, no fue nada más un
Y ellos serían Tezcatlipoca y Quetzalcóatl. reflejo de la guerra celeste, porque este concep­
Pero tampoco supimos explicar nunca por to es una suposición, mientras que la guerra
qué en el nivel elemental, cósmico, de luz y entre los pueblos indios, como en el propio
oscuridad, o de sol y luna, o día y noche, la nivel universal, fue una realidad histórica. Una
alternancia de las edades fuera un resultado realidad histórica como la guerra es incon­
pugnaz y no simplemente una sucesión natu­ trovertible: dos ejércitos se enfrentan hasta la
ral, fluida y sin conflictos. Acaso el miedo, al aniquilación de uno de ellos o hasta el esta­
mundo y sus misterios, fuera una razón propi­ blecimiento de un pacto.
ciatoria de una explicación. Decimos el miedo Sin embargo, no era exactamente el caso
porque en otro mito, el del “fuego nuevo”, se de la llamada “guerra florida” o xochiyaóyotl.
dice que cuando se escenificaba la ausencia Y aquí es donde entra la particularidad cultu­
solar apagando toda fogata, al fin de un ciclo ral de los grupos humanos y en este caso de
de 52 años, la gente estaba transida de miedo los mexicas, capaz de ofrecer por las vías in­
hasta que el sacerdote mayor lograba el fue­ terpretativas, versiones diversas del cosmos.
go nuevo, lo que equivalía a vencer al mundo Se dijo que la guerra florida tuvo como ob­
de las tinieblas. Aunque esto no explica el he­ jeto la obtención de prisioneros para el sacri­
cho de la guerra o de la lucha. ficio y que descartaba el vencimiento real y
Parece no existir otra posibilidad más que completo de las partes involucradas en la re­
la de una hipótesis lógica que se puede for­ friega. Por esta razón, y existiendo el sacrificio
mular así: la idea de la lucha, lejos de ser una entre ambos contendientes, esta guerra era
ya el resultado de un acuerdo previo, y no la
2
 “Informantes de Sahagún”, Códice Florentino, cap.
I, apud. Miguel León-Portilla, Visión de los vencidos. Re­
laciones indígenas de la Conquista, México, unam, 1984, 3
 Walter Krickeberg, Las antiguas culturas mexicanas,
p. 4. México, fce, 1985, p. 78.

70
Guerra florida

búsqueda de otro nuevo, o de la rendición de de la denominada “guerra florida”, que a


alguno de los bandos. No era el resultado estas alturas debemos considerarla ya como
de la intransigencia ni el fin de un proceso de una categoría o una noción sociocultural de
negociaciones protocolarias, sino que era la los grupos nahuas antiguos, que operaba en
instalación de un ritual de guerra, con fines el centro mismo de su concepción del poder,
de perpetuación de otro, místico, como el sa­ la hegemonía social y militar y, en consecuen­
crificio. ¿De qué manera tenía que ver esta cia, de la institución de la guerra.
especie de teatro de la guerra con la mecáni­ En este punto no se puede negar que dicha
ca celeste? Es algo que no podríamos contes­ concepción fue muy particular y que su grado
tar más que remitiéndonos no a ella en sí, a de distinción con respecto de otros pueblos,
la “guerra florida”, sino al sacrificio mismo y como los occidentales venidos del mar, fue con­
éste, que siendo un misterio religioso univer­ siderable. Al punto de que su propia especifi­
sal con particularidades regionales, ha sido cidad se trabó azarosamente con la mentalidad
visto para Mesoamérica como una acción ri­ europea dejando un saldo desfavorable para
tual de retribución de la esencia humana hacia la sociedad local, en la medida en que el prag­
las necesidades astrales: se dijo que san­gre y matismo militar de los europeos operó de un
corazón del sacrificio era una retribución ali­ modo mucho más rápido y eficaz que el de los
mentaria de los hombres hacia el sol. nativos.
Cómo surgió la idea de que los astros te­ Consta en Las ocho relaciones y el memorial
nían necesidades de satisfacción semejantes de Colhuacan4 que cuando las tribus nahuas en
a las humanas, es otra cuestión que pone al su peregrinación del norte hacia el centro de
descubierto que la conducta de los nativos no México encontraron el mítico nopal en el is­
era nada más un reflejo cósmico y mecánico, lote de la laguna, barrieron al pie del mismo
sino que el cosmos, en parte, era una suposi­ e hicieron un altar de tierra para su deidad
ción deducida de los propios hábitos de los tutelar, Huitzilopochtli, en el año de 1326. Co­
hombres. mo guía de la peregrinación venían diez prin­
En realidad, los indígenas habían observa­ cipales y el cuarto de los cuales, de nombre
do que el sol durante la noche moría o lan­ Xomímitl, un día se encontró con un principal
guidecía; ergo, para revivir lentamente por la de Colhuacan, que era nada menos que su
madrugada, para volver del sueño de la muer­ tlacatécatl —cargo elevado dentro de la noble­
te, requería de alguna fuente energética, la que za—, y llamado Chichilcuauhtli. Eso ocurrió
terminó por ser el resultado o la esencia mis­ antes del gobierno del primer tlatoani, cuan­
ma de la alimentación o de la creación del ser do los mexicas cumplieron ocho años de ha­
humano mismo: el corazón y el fluido sanguí­ berse asentado en el lago viviendo como
neo. Pero no somos capaces de describir cómo pescadores. Xomímitl, el mexica, regresó con
el nahua antiguo llegó a estructurar una con­ los suyos trayendo como prisionero al princi­
cepción del género. Y no lo somos porque no pal colhua, a quien colocaron (se entiende que
podemos imitar la lógica del pensamiento an­ ya muerto aunque no sepamos cómo) adentro
ti­guo, tan sólo recrearla a la luz de herramientas del altar de barro construido al pie del no­
cognoscitivas del presente, esto es, de inter­ pal, “como corazón del altar” ( p. 213), es de­cir,
pretarlas, de la misma manera como el nahua como una base fundacional u ofrenda a la dei­
mismo interpretó el cosmos con las he­rramien­ dad tutelar, Huitzilopochtli.
tas propias de sus días.
Domingo Chimalpahin reveló datos de
extrema importancia que pusieron de mani­  Paleografía y traducción de Rafael Tena, México,
4

fiesto cuándo y cómo se prefiguró el sentido cnca (Cien de México), 1998, p. 213.

71
Luis Barjau

Conviene recordar aquí, citando a Alfonso Un evento posterior, esta vez consignado
Caso,5 que si el islote fue para el mexica el te­ por el dominico fray Diego Durán,7 represen­
rritorio del sol (de su deidad tutelar), el lago ta la explicación historiográfica de la institu­
de donde emergía dicho islote fue a su vez con­ cionalización de la “guerra florida”. Cuando
siderado como la luna y llamado Meztliapan. es designado tlatoani (los cronistas indígenas
El sol como águila, Huitzilopochtli, se posa en dicen “cuando se alzó, se enseñoreó”, lo que
la isla que está en la luna, el tigre, Tezcatli­ resulta de mayor exactitud) Moctezuma, el Vie­
poca. De allí que después, las dos grandes fa­ jo (Huehue Moteuczoma Ilhuicamina Chal­
langes militares de los mexicas fueran las de chiuhtlatónac Quetzaltecólotl) y esto ocurrió
guerreros águilas y tigres: soles y lunas. Esta según Chimalpahin8 en 1441, a la muerte de
dualidad se expandía también en múltiples Izcóatl. Nezahualcóyotl, el rey sabio de Tex­
sentidos y así, si los tenochcas eran solares, coco, le hace una visita. Ésta si bien fue de
los tlatelolcas eran lunares. cortesía, pronto reveló tener, sobre todo, un
significado de sumisión. He aquí nada menos
Las dos ciudades fundadas en la misma isla que la argumentación del propio texcocano
se vincularon a conceptos: Tenochtitlan se y la negociación que a raíz de ello se suscitó.
identificó con el águila considerada un ave
solar diurna y, por el contrario, se relacionó
a Tlatelolco con la luna y el ocelote, un animal A lo que soy, señor, venido es a poner delan­
nocturno.6 te de tus ojos la miseria y la aflicción de
aquella tu provincia de Tezcuco; levántala
con favor de tu grandeza [...].9
A este punto, la guerra florida es el prole­
gómeno de la guerra en sí. Es una tentativa
de dominación. Y empieza con la captura de Lo ocurrido a continuación sorprende por
un extranjero. su brillantez política, su singularidad y su
Chichilcuauhtli, el colhua, funge aquí como rareza.
las tinieblas, como la luna y las estrellas, que
dan fundamento al suelo de los mexicas y al Has de saber, señor [continúa Nezahualcóyo­
altar de su deidad principal. Debe, pues, ser tl], que todos aquellos tus vasallos, así princi­
pales como gente común, se somete debajo de
tomado, sacrificado, para que la luz se nutra de
tu sombra [...] los cuales son como plumas
su corazón y de su sangre. Pero es el colhua, de tus alas y de plumajes de tu cabeza. Éstos
el inmediato vecino de los recién establecidos y los que gatean y están en las cunas, que aún
mexicas. Es el otro, la otra parte del mundo, no sienten, ni oyen, ni conocen, ni entienden,
que es necesario someter. ni tienen manos para su defensa, ni pies para
huir de la ira de los mexicanos.10
5
 El pueblo del sol, México, fce, 1981, p.118.
6
 La ordenanza del señor Cuauhtémoc, estudio preliminar
de Perla Valle, paleografía de Rafael Tena, México, Go­ Aquí ya se puede ver que todos los episo­
bierno del d.f., 2000, p. 46. Cuando Cuauhtémoc, quien dios previos de carácter militar y que hubie­
habría asumido el título de gran señor de Tlatelolco ran sido emprendidos por los mexicas tienen
(p.112) guerrea contra los españoles, ya existe franca­
mente un proceso de decadencia que está expresado un valor determinante para la sumisión de otros
en la confusión de los principios teológicos de la reli­ pueblos. Del mismo modo que tendría un va­
giosidad del altiplano, porque primero se está oponien­
do a un grupo, los españoles, a quienes los principales 7
 Historia de las Indias de Nueva España, tomo II,
mexicas habían asignado un papel lunar, como el de México, Porrúa, 1967, pp. 128-129.
los propios tlatelolcas, y segundo porque como falange 8
 Las ocho relaciones y el memorial de Colhuacan, op.
lunar e investido con emblema de los jaguares, asume cit., p. 251.
la defensa de la solar Tenochtitlan. Una mistificación 9
 Durán, op. cit., p. 126.
creada en el momento mismo de la conquista. 10
 Ibidem, p. 127.

72
Guerra florida

lor determinante un siglo después, la acción intromisión advenediza frente a los culhuas, a
de los españoles tanto en Potonchán, como des­ quienes suplicaran en el pasado benevo­len­cia
pués en Centla, a oídos y a juicio del segundo y un espacio para vivir a cambio de su apoyo
Moctezuma. Pero esto es una digresión. incondicional en la guerra contra los xochimil­
“Conozco que la furia de los mexicanos es cas, implicaba un inexorable reto de guerra, en
insaciable en herir y matar”, diría en su visita donde sólo la sumisión de los demás, reglamen­
de sumisión el rey de Texcoco. tada bajo el sistema tributario, era condición
para la convivencia. Por ello se habla de “tre­
Saca la gente de debajo de la tierra [había una gua” en situaciones como ésta de los texcoca­
estrategia militar que consistía en camuflar nos, en donde no existía un conflicto directo
enterrados algunos guerreros en el propio y previo con ellos. Que no creyeran, pues, los
campo de batalla], es vengativo e insaciable
[...]. Por tanto te ruego que nos recibas por demás que con hacer “treguas” bastaría para
hijos y por siervos sin guerra, ni contienda que los mexicas se quedaran “sin provecho y
[...].11 autoridad”. El provecho era el tributo; la au­
toridad, la sumisión política completa de los
El tlatoani mexica no dio una respuesta demás.
inmediata al texcocano, sino que le informó Aquí viene el ardid militar y político ins­
cómo debía esperar, aposentado ricamente en trumentado por Tlacaélel, que sería el factor
sus dominios, hasta que consultara el asunto que, aunado a la mística interpretativa de la
con sus principales. Y éstos, al escuchar la co­ batalla cósmica entre el sol y la luna, fundaría
municación no hacen sino dejar el asunto en la modalidad militar de la “guerra florida”.
manos de Tlacaélel, esa especie de rey sin co­
rona de los mexicas, o de máximo consultor Que las demás provincias, oigan que hemos
vencido a la de Tezcuco, tan grande y larga.
en los asuntos de Estado, para que decidiera
Que salgan a nosotros en campo todas las más
sobre la situación. gentes que pudieren, y nosotros saldremos a
La respuesta de Tlacaélel, a más que admi­ ellos en el llano de Chicnauhtla o de Chiquius­
rable, encierra un contenido digno de ser con­ tepec, lugares de la dicha provincia, y eche­
siderado con mucho cuidado y es necesario mos fama que nos han desafiado.13
transcribirla á la lettre:
Es esto lo que propone Tlacaélel a Neza­
Poderoso señor, todos aceptamos la paz y con­ hualcóyotl como acuerdo militar, como razón
cordia y somos contentos de que se hagan las de Estado, como pacto y secreto imperial; era
treguas, pero sean con una condición de que muy claro que el carácter mismo de la sumi­
no perdamos de nuestra autoridad y derecho.
No piensen las naciones de esta tierra, que sión texcocana implicaría una negociación ven­
nosotros, acobardados y temerosos, hemos tajosa si la comparamos con el sometimiento
pro­curado estas treguas y quieran todas las de otras grandes áreas del territorio meso­ame­
ciudades, cercanas y lejanas, cumplir con no­ ricano.
sotros con hacer treguas y que nos quedemos El resto del artilugio pone de relieve un mo­
sin provecho y autoridad.12 delo de transacción, un secreto de Estado en
virtud del cual se redefine la hegemonía de la
Quedaba en claro todo: la presencia mexi­ clase de los principales frente al pueblo bajo,
ca en el valle de Anáhuac, lejos de implicar al­ en una escala degradada que establece dife­
guna convivencia pacífica, a pesar de su pro­pia rencias regionales entre las obligaciones y
el pe­so del trabajo para diferentes estratos del
 Ibidem, loc. cit.
11

 Ibidem, p. 128, parágrafo 17.


12
 Ibidem, loc. cit.
13

73
Luis Barjau

grupo de los macehuales. A discreción de los cialidades. Lo mismo en las ceremonias del
señores principales. El acuerdo implica un se­ Tlacaxipehualiztli a Tótec y a Huitzilopochtli.
creto, inclusive aparte de Nezahualcóyotl y su Ritualmente había una simulación de pelea
séquito, lo mismo que la elite de los escogidos entre los disfrazados con las pieles de los sa­
principales mexicas que participaban, nadie crificados. De la misma manera que había una
más habría de enterarse de dichas disposicio­ invitación ritual a pelear entre guerreros Águi­
nes. Continúa Tlacaélel: la y Tigre. Todo ello representado en danzas
con muy ricos atavíos. Los sacerdotes y prin­
Y allí, así de una parte, como de otra, hare­ cipales viejos bebían pulque con una caña
mos muestras de combatirnos, y, a los prime­ sorbiéndolo de grandes recipientes. Se supo­
ros reencuentros, vuelvan las espaldas hacia nía que los dioses bebían sangre. Entraban a la
su ciudad, y seguirlos hemos, sin herir ni ma­
tar a ninguno, fingiendo que los prendemos, danza, primero “muy contritos, muy humildes”,
siguiéndolos hasta Tecciztlan, y de allí llega­ dice Sahagún, los soldados viejos, después los
remos en su seguimiento, solos los capitanes bisoños y los tirones, que eran novicios en la
y señores, hasta Totoltzinco. Y allí podrá el guerra, las matronas y las mujeres públicas.
rey de Tezcoco pegar fuego a su templo, y lue­ Era el tiempo del Tetzompac, “lo que alegra
go cesaremos. Y quedará nuestra fama y hon­ a la gente”. El pellejo del victimado pertene­
ra sin mácula ninguna, y ellos sin lesión ni cía a quien lo hubiera atrapado en la “guerra
enojo, y los macehuales, sujetos a nos servir
cuando los hubiéremos menester, y las demás florida”, éste se ostentaba como un valiente de
provincias, y ciudades, temerosas y asombra­ guerra y por ello en el patio de su casa erigía
das con la fama de haber destruido a Tezcu­ un madero alto a cuya punta izaba el fémur de
co y su provincia.14 su prisionero, cuya carne había comido, y lo
adornaba con papeles. Los mexicas disimula­
Así, estamos ante una guerra fingida, la ban para que los espectadores dijesen en sus
“gue­rra florida”. Un acuerdo político entre tierras lo que pasaba a los cautivos. Culminaba
la nobleza que recae sobre los hombros de los la fiesta con la presencia de Moctezuma, Ca­
macehuales. Un acuerdo político también que cama de Texcoco y Tetlepanquetzal de Tacu­
va aumentando la carga más y más sobre los ba, los tlatoque de la Triple Alianza, ante el
macehuales de los pueblos que se alejan más asombro de “los enemigos”, los principales de
del centro hegemónico de Anáhuac. Huejotzingo, Tlaxcala, Nonoalco, Cempoala,
La simulación y el trucaje, un valor teatral que presenciaban disimuladamente las cere­
mexica, que por cierto estaba muy lejos del monias.15
ideal de los principios éticos que proponía Dice Krickeberg, abundando sobre la tra­
el judeocristianismo para Occidente, invadía dición interpretativa de que la carne y sangre
no sólo la escena del campo de batalla, sino del sacrificado eran alimento del Dios, que
también el de la negociación política y, ade­
más, con la fuerza espiritual con que imprime [...] el sol cercano a la tierra [Tlalchitonatiuh],
la religiosidad, el rito sacrificial que en los tem­ en su viaje nocturno por el inframundo, su­
fría el mismo destino que los muertos: conver­
plos se hacía para loar a los dioses.
tirse en esqueleto. Sólo vuelve a encarnarse
Sahagún reporta que en los festejos en ho­ con alimento de sangre y corazón.16
nor a Huitzilopochtli y Painal, en el Tlaxo­
chimaco y en el Panquetzaliztli, la undécima
fiesta movible para deidades de la guerra, se
15
 Bernardino de Sahagún, Historia general de las
orquestaban ritualmente la guerra de dos par­
cosas de la Nueva España, México, Porrúa, 1975, pp.
31-127.
14
Ibidem, loc. cit., parágrafo 19. 16
 Krickeberg, op. cit., p. 158.

74
Guerra florida

Y así acepta que la “guerra florida” fue un Moctezuma aprovechó para prevenirse con
“recurso inaudito en la historia de la humani­ otro ejército agregado e integrado por mucha­
dad” que tuvo que haberse convertido en algo chos desde doce años, que habrían de arre­
forzoso en la medida en que no se podía ob­ meter des­pués del primer golpe que diera el
tener más víctimas por medio de conquistas, ejército me­xica. Vencen en el primer enfren­
y que así se convirtió en combates periódicos ta­miento, toman los primeros 500 prisio­
en un campo de batalla que estaba rigurosa­ neros.20
mente trazado, para que “los contrincantes se La guerra contra Chalco duró trece años,
pudieran garantizar, mutuamente, la invio­ según indica Durán, al cabo de los cuales Moc­
labilidad de su territorio y soberanía”.17 Esto tezuma ordena que se repartan las tierras de
dice el arqueólogo alemán, pero ahora anali­ los vencidos entre los principales mexicas.21
zamos otras causas del fenómeno. La versión del historiador indígena, des­
Por último, la información existente en las cendiente de los principales chalcas, precisa­
crónicas sobre la guerra contra Chalco, acaba mente Chimalpahin, dio otra versión de los
de ilustrar la vertiente militar, con sus proto­ hechos, asegurando que la guerra comenzada
colos, en la explicación del fenómeno, llama­ en 1446 tuvo una duración de 20 años. Y que
do en náhuatl, la xochiyaoyotl.18 Después de la la embajada mexica que planteó las peticiones,
sumisión de Texcoco sobrevino la expansión compuesta por cuatro principales, había de­
de lo que habría de ser el “imperio” teno­chca. mandado no una piedra sino maderos gran­
Moctezuma, el Viejo, seis años después de ha­ des, vigas y tablas, para techar el templo de
ber subido al trono y aprovechando una ham­ Huitzilopochtli.22
bruna por plaga de chapulines que en 1446 Pero a esas alturas los mexicas gozaban ya
asolara a los chalcas,19 decide pedir a Cuau­ de fama de invencibles. El propio historiador
téotl, señor de Chalco, una gran piedra para chalca refiere muchos antecedentes del con­
ser labrada en honor de Huitzilopochtli. Es flicto en Chalco y en otros señoríos, a pesar
conveniente recordar aquí que menos de cien de que hasta el 1946 juzgara a los chalcas co­
años después, cuando Moctezuma Xocoyotzin mo iguales y libres ante el tenochca.
se convulsionara por las profecías de la llega­ En 1351, “cuando los [mexicas] ataron por
da de extraños, pide también a los chalcas, primera vez sus años”, en la isla, los pueblos
rememorando aquel evento dominador de su de los alrededores acudieron a ellos y de allí
antepasado en el trono, una piedra aún de ma­ tomaron el fuego nuevo,23 seña inconfundible
yores dimensiones, para ofrenda propiciatoria del liderazgo que se perfilaba.
a la misma deidad. Asimismo es conveniente En 1376, cuando se enseñoreara Acamapich­
notar que a la llegada de los españoles al valle tli, “llegó la guerra florida a Chalco Atenco y
de Anáhuac los chalcas se convertirían en sus duró ocho años. En esos tiempos, de ambas
aliados. partes se liberaban a los principales captura­
Pero la primera petición había desatado dos, pues sólo los macehuales eran sacrifi­
la guerra. Los chalcas pidieron tregua de cin­ cados”.24 En 1407 hay otra disputa con otros
co días, antes de su fiesta a Camaxtle (deidad señoríos, pues hay funcionarios tlailotlacas de
lu­nar equivalente a Tezcatlipoca), tiempo que Tlaelpan que están encargados de las trojes.
Para 1410, todavía los tlatoque de Cholollan,
17
 Ibidem, p. 155.
18
 Xóchitl, flor, yaoyotl, de iautl, enemigo de ambas 20
 Durán, op. cit., II, pp. 133-143.
partes y el abstracto yotl, para decir el ser de la cosa: 21
 Ibidem, p. 151.
el ser de la guerra de la flor. Horacio Carochi, Arte de 22
 Op. cit., p. 253.
la lengua mexicana, facsímil, México, unam, p. 52. 23
 Chimalpahin, Las ocho relaciones..., op. cit., p. 22.
19
 Chimalpahin, op. cit., p. 253. 24
 Ibidem, p. 227.

75
Luis Barjau

Cuauhquecholan, Itzocan, Texcoco y Xochi­ truir “las casas de Huitzilopochtli”,30 viejos


milco, apoyan a Chalco y a Amaquemecan, con resentimientos de los alrededores de Tenoch­
el argumento de que de allí habían sido sus titlan, con señoríos que después habrían de
padres y que ahí se confirmaba a todos los tla­ ser relativamente fáciles aliados de los euro­
toque antes de que se encumbraran los mexi­ peos que llegaban.
cas. Éstos dan muerte a los guardianes de las La fatalidad telúrica de que alguna vez ha­
trojes, “a todos sus hijos y parientes recién na­ brían de ser vencidos ellos, los vencedores me­
cidos destrozándoles la cabeza”,25 y nombran xicas, campeaba en el fondo de su men­talidad
a Ayocuantzin como tlatoani de Amaqueme­ y existía como una pulsión. Si en el cos­mos la
can al año siguiente. luz vencía a las tinieblas cada día, siem­pre
En 1415 el conflicto florido dio otra vuelta existía la posibilidad de la irregularidad de la
de tuerca: los chalcas dejaron de liberar a los misma manera que el fenómeno tan temido de
principales mexicas apresados en la guerra y los eclipses podía oscurecer la tie­rra en ple­
los mexicas hicieran lo mismo. no día.
La “guerra florida” se torna, así, en un pro­ Pero el quid della question de la guerra y del
legómeno de la guerra formal, en una tenta­ expasionismo mexicas descansa en el brillan­
tiva de dominación que empieza incidiendo te ardid político de las formas de amedren­
sobre la clase de los principales. tamiento militar y simbólico a los poderosos
En 1417 muere Huitzilíhuitl, hijo de Aca­ vecinos texcocanos y tepanecas, con que se con­
ma­pichtli y padre de Chimalpopoca. Sus hijos solida la Triple Alianza. De cuya clase baja, los
serán señores de los territorios conquista­­ macehuales, los principales mexicas se apro­
dos: Cuitláhuac será señor de Iztapalapan; vechan con tributos y servicios recibidos, pero
Yaocíhuatl, hija casada con el señor de Coa­ no tanto como se aprovecharían en lo sucesi­
tlinchan.26 vo, y en forma gradual, según la lejanía y la
En 1427 los mexicas guerrean contra los riqueza de otros señoríos a lo largo y ancho de
tepanecas. Y Tlacopan, al año siguiente, lo Mesoamérica. Es la construcción de un poder
mismo que los culhuas, se someten. Para esa central que pacta con la clase de los principa­
ocasión se habla de un curioso ardid ritual, los les de otros territorios sometidos, que por pre­
hombres se disfrazan de mujeres y viceversa, sión militar ganan menos en la transacción,
para pelear. pues tienen que someterse con mayor rigor a
En 1429 cae Coyohuacan y de inmediato los sus macehuales. Éste es el panorama políti­
mexicas atacan a Xochimilco, que son ven­ci­ co y militar que encontró Cortés en su arribo
dos al año siguiente.27 a Cempoala, la gran ciudad totonaca de Ve­
Para 1431 atacan Tlatelolco. Al año siguien­te racruz.
derrotan a los de Mixquic y a los de Cuauh­que­
­chollan.28 Al año siguiente, en 1433, derrotan
a los cuitlahuacas.29 En 1439 a los cuauhnahua­ Bibliografía
cas. Aun en 1451 hay una alianza entre Cul­
huacan, Huexotla, Cuauhnáhuac, Xochimilco, Carochi, Horacio, 1983. Arte de la lengua me­
Atzcapotzalco, Coyohuacan y Chalco por los xicana, facsímil, México, unam.
excesos de servicios que se les exige para cons­ Caso, Alfonso, 1981. El pueblo del sol, México,
fce.
25
 Ibidem, p. 233. Durán, fray Diego, 1967. Historia de la In­dias
26
 Ibidem, p. 239.
de Nueva España, México, Porrúa, tomo II.
27
 Ibidem, p. 249.
28
 Ibidem, p. 251.
29
 Idem.  Ibidem, p. 257.
30

76
Guerra florida

Chimalpahin, Domingo, 1998. Las ocho rela­ témoc, estudio preliminar de Perla Valle, pa­
ciones y el memorial de Culhuacan, paleogra­ leografía de Rafael Tena, México, Gobierno
fía y traducción de Rafael Tena, México, del Distrito Fe­deral,
cnca (Cien de México), tomo I. León-Portilla, Miguel, 1984. Visión de los ven­
Frazer, James George, 1969. La rama do­rada, cidos. Relaciones indígenas de la conquista,
México, fce. México, unam.
Krickeberg, Walter, 1985. Las antiguas cultu­ Sahagún, fray Bernardino de, 1982. Historia
ras mexicanas, México, fce. general de las cosas de Nueva España, México,
 , 2000. La ordenanza del Señor Cuauh­ Porrúa.

77
Laboreo en las minas de Nueva Galicia

Celia Islas Jiménez*

En el occidente de México fue fundada la Nue­ La explotación de la minas de Nueva Ga­


va Galicia por el conquistador europeo Nuño licia se inició tempranamente, como sucedió
de Guzmán, después de una cruenta y rápida en general con las novohispanas; sin embar­
invasión que concluyó en 1531 y que tuvo co­ go, en el oeste neogallego hubo variantes en la
mo móvil primordial el enriquecimiento de aportación de la mano de obra indígena, de­
los conquistadores españoles, con el descubri­ bi­do principalmente a la crisis demográfica
miento y explotación de los metales preciosos. de los naturales de dicho territorio, además del
En el oeste de la Nueva Galicia, que incluía rá­pido agotamiento de las vetas de oro y pla­
gran parte de los actuales estados de Jalisco ta con bonanzas efímeras y largas y continuas
y Nayarit, una actividad económica principal temporadas de explotación de los minerales
fue el “laboreo” de los yacimientos minerales a corta escala.
de oro y en mayor cantidad de plata. Los colonos españoles ejercieron un con­
La minería neogallega, como la novohispa­ trol directo sobre los recursos naturales y so­
na, produjo grandes cantidades de plata con bre los indígenas, quienes fueron utilizados
yacimientos importantes que se iniciaron y or­ como fuerza de trabajo y generaron la rique­
ganizaron como en la metrópoli española, za que tanto ambicionaban los españoles.1 La
siendo las minas posesión del rey quien, con minería para los pueblos indígenas aledaños
una actitud regalista, las concedía en usufruc­ a los yacimientos argentíferos significó su incor­
to a particulares para su explotación. La Co­ poración a esta actividad económica, con el
rona española favoreció la dinámica de la abasto a los reales mineros de alimentos, com­
minería, con la producción de la plata, que bustibles e insumos, y el suministro de fuerza de
abundó en las minas coloniales, con un mer­ trabajo para la explotación de los minerales.
cado público interesado en su compra-venta y En nuestra región de estudio, el laboreo
la cual, en su mayor parte se exportó a Espa­ña. minero fue una actividad económica impor­
La extracción de plata y su beneficio consti­ tante; en un principio se utilizó la mano de
tuían los dos pasos fundamentales de la in­dus­ obra india y con el surgimiento de los grupos
tria minera, para su posterior conversión final
en moneda.
1
 Marcelo Carmagnani, “Elementos característicos
del sistema económico latinoamericano. Siglos xvi-
xviii”, en Ensayos sobre el desarrollo económico de México
y América Latina (1500-1975), México, fce, 1979, p.
* Dirección de Etnohistoria-inah. 204.

79
Celia Islas Jiménez

Mapa 1
Zonas de depósitos de plata en la zona metalurgista del occidente de México

SINALOA

NAYARIT

JALISCO

CIUDAD DE
MÉXICO
MICHOACÁN
MÉXICO
COLIMA

GUERRERO
N

0 100 200 300 km

mezclados entre ellos mestizos, mulatos y par­ traste, los empresarios criollos y españoles, al
dos, éstos se integraron al trabajo en las minas igual que las autoridades reales y virreinales,
como nuevos grupos coloniales. gozaron de las riquezas que les proporciona­
La producción minera de Nueva Galicia ron los yacimientos metalíferos.
prontamente fue afectada por la falta de ope­ Las primeras explotaciones mineras se rea­
rarios en las minas, ante la progresiva dismi­ lizaron con una técnica rudimentaria y empíri­
nución de los indígenas, quienes sufrían por ca, y la mayor parte del laboreo era manual. El
la propia naturaleza del trabajo minero y de las método que se utilizaba para separar la plata
jornadas laborales agotadoras que les causa­ de otros materiales era el de fundición, que se
ban enfermedades y aun la muerte. En con­ reservaba a los metales argentíferos de alta ley

80
Laboreo en las minas de Nueva Galicia

o de grandes contenidos de plomo; este mé­ naba esta tierra en un gran patio, se le echa­
todo utilizaba demasiada madera para man­ ba agua hasta convertirla en una masa lodosa
tener los hornos trabajando, agotándose los y se le agregaba la sal, el magistral y, por últi­
recursos forestales agregándose que no fun­ mo, con gran cuidado se le agregaba el azogue
cionaba en minerales de baja ley, aunque las que después de muchos días se combinaba con
vetas fueran ricas, la plata obtenida era es­ la plata, luego se separaban éstos por desti­la­
casa.2 Fausto de Elhuyar, en el siglo xviii, al ción y quedaba la plata pura. Para la faena de
referirse a las primeras explotaciones mine­ los ingenios era de singular importancia el agua
ras, expresaba lo siguiente: “La labor se efec­ de la lluvia que proporcionaba la energía para
tuaba a golpe de martillo, sin los instrumentos la molienda de los metales.5
y máquinas que en el día la hacen más fácil, En las minas y haciendas de beneficio, el
pronta y exacta...”.3 Durante los siglos colonia­ ca­rácter manufacturero se caracterizó por
les estuvo presente la preocupación constante el control manual del trabajo de los operarios
por mejorar la tecnología, tanto en la extrac­ calificados de las minas y la subdivisión de las
ción como en el beneficio de la plata. tareas.6 Los indígenas sobresalieron en el esen­
Una innovación tecnológica importante cial oficio de barretear y extraer los minerales
fue la introducida por el minero español Bar­ de la roca y tierra. Además, tenían gran habili­
tolomé de Medina, del Real de Pachuca, quien dad para lavar y apartar la plata del azogue y
en 1555 implantó el método del beneficio de afinarla. En las minas de Nueva Galicia, Mo­ta
la plata por amalgamación con azogue o mer­ y Escobar observó que los esclavos negros en­
curio; dicho método también fue conocido ­fermaban al cavar dentro de las minas, por el
como “sistema de patio”, el cual revolucionó intenso frío y la humedad que había en ellas;
la técnica minera en la explotación de metales en cambio, los naturales eran más resisten­tes
preciosos, teniendo como ventajas principa­ por lo que el padre Mota afirmaba: “De aquí se
les la economía de combustible y el mejor apro­ sigue que sin indios no se puede sacar plata”.7
vechamiento de los metales argentíferos reacios Los reales de minas fueron centros econó­
a ser transformados y de baja ley.4 micos que impulsaron el desarrollo de las re­
El método de amalgamación exigió una es­ giones circundantes en donde surgieron las
tructura de producción compleja y una fuer­ producciones agrícola-ganaderas en forma
za de trabajo más capacitada; se fundaron las intensiva, formándose un gran mercado in­
haciendas de beneficio de la plata, cuya fun­ terno. Se desarrollaron dentro del real y alre­
ción era fundamental para la separación y dedor las actividades comerciales, artesanales
refinamiento de dicho metal. La hacienda de y de servicios.8 Existió una gran interdepen­
beneficio constaba de varios edificios y de un dencia en el complejo agrominero, lo cual
gran galerón, en donde se efectuaban la la­
bores de amalgamación; primero se trituraba
5
 Celia Islas Jiménez, El Real de Tlalpujahua. Aspec-
tos de la minería novohispana, obra inédita, pp. 166-167.
la piedra con el metal y en los molinos de pi­ 6
 Cuauhtémoc Velasco, “Los trabajadores mineros
sones y arrastre se realizaba la molienda hasta de Nueva España 1750-1810”, en La clase obrera en la
volverla un polvo muy fino, luego se amonto­ Historia de México, México, Siglo xxi/iis-unam, 1981,
p. 275.
7
 Alonso de la Mota y Escobar, Descripción geográfi-
2
 Enrique Semo, Historia del capitalismo en México. ca de los reinos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo
Los orígenes 1521-1763, México, Era, 1976, pp. 41-42. León, Guadalajara, Instituto Jalisciense de Antropolo­
3
 Fausto de Elhuyar, Indagaciones sobre la amoneda- gía e Historia, 1966, pp. 150-151.
ción en la Nueva España, México, Miguel Ángel Porrúa, 8
 Ángel Palerm, “Sobre la formación del sistema
1979, p. 9. colonial: apuntes para un discusión”, en Ensayos sobre
4
 Diego López Rosado, Curso de historia económica el desarrollo económico de México y América Latina (1500-
de México, México, unam, 1973, pp. 90-92. 1975), México, fce, 1979, p. 18.

81
Celia Islas Jiménez

per­mitió el desarrollo económico y social de tivas para el mejor aprovechamiento de la ma­


las regiones circunvecinas.9 La producción ge­ no de obra que escaseaba.12 Prohibieron que
nerada por la explotación de las minas tuvo los indígenas hicieran las labores peligrosas
una influencia decisiva en la configuración del dentro de las minas profundas, sin embargo,
espacio económico-social, y la circulación de se les continuó utilizando en dichas labores y
los bienes y mercancías se sustentó en el pro­ en operaciones relativas al desagüe de los ti­
pio espacio colonial. Se puede, entonces, afir­ ros y de galerías inundadas.13
mar que en una época de tecnología minera Debido al desplome de la población nati­
manufacturera, los excedentes agrícolas y las va, a fines del xvi, los empresarios españoles
habilidades y fuerza de trabajo indígenas ase­ trataron de atar y controlar a los trabajado­
guraron el éxito de la empresa minera espa­ res in­dios a sus empresas, esclavizándolos con
ñola.10 medios coercitivos y relaciones de dominio
extraeconómicas.14 Ya en el siglo xvii, la pobla­
ción se fue recuperando de manera gradual,
existiendo grupos de operarios que residían
Caracterización del trabajo
y laboraban en la hacienda de minas y otros
en las minas
que en forma obligada acudían a trabajar re­
cibiendo un jornal.
El trabajo de los indígenas en las minas del El “laboreo” en las minas requería de todos
territorio conquistado significó la forma pri­ aquellos individuos con las mejores condicio­
mordial para generar la riqueza que los colo­ nes físicas y mentales, mayor capacidad pro­
nos españoles ambicionaron y alcanzaron. Las ductiva y edad adecuada para desempeñar las
formas de apropiación y control de la mano tareas de extracción y beneficio de los meta­
de obra india variaron a través de la época co­ les.15 El suministro de trabajadores siempre fue
lonial, siendo coercitivas y prevaleciendo un un problema presente en la industria minera
alejamiento social y cultural entre los dos gru­ de Nueva Galicia, así como el abastecimien­
pos génicos, cuyas condiciones e intereses en to de los insumos necesarios para la afinación
sus relaciones de trabajo fueron totalmente de la plata, uno de los más esenciales el azo­
opuestas. Estos sistemas de explotación en las gue, que con frecuencia escaseaba a pesar del
minas incidieron, sobre todo, en la desinte­ interés de las autoridades reales y virreinales
gración de las comunidades indias y en su es­ para evitar que se interrumpieran las explota­
tructura tradicional; los mineros españoles ciones mineras. Esta situación de decadencia
utilizaron todos los medios para contar con de las minas ante la escasez del azogue y la
la suficiente mano de obra para la explota­ insuficiente mano de obra, la observó el visi­
ción de los yacimientos minerales, a pesar de tador Paz de Valecillo en el oeste de Nueva
la crisis demográfica indígena.11 Ga­licia en el año 1600.
Desde mediados del siglo xvi, el descenso
de la población aborigen preocupó y obligó
a las autoridades coloniales a buscar alterna­ 12
 Guillermo Bonfil Batalla, México profundo. Una ci­
vilización negada, México, Grijalbo/cnca, 1990, p. 139.
13
 Gutiérrez López, op, cit., p. 101.
9
 Edgar Omar Gutiérrez López, Economía y política 14
 Brígida von Mentz, Trabajo, sujeción y libertad en
de la agrominería en México. De la Colonia a la nación el centro de la Nueva España. Esclavos, aprendices, campe­
independiente, México, inah (Colección Científica 407), sinos y operarios manufactureros, siglos xvi a xviii, Méxi­
2000, p. 29. co, ciesas/Miguel Ángel Porrúa, 1999, pp. 16-17.
10
 J. Stanley y Bárbara H. Stein, La herencia colonial 15
 Eduardo Flores Clair, “Minería y población, Real
de América Latina, México, Siglo xxi, 1978, p. 34. del Monte, 1791-1865”, en Dimensión Antropológica, año
11
 Islas Jiménez, op. cit., pp. 179-180. 4, vol. 11, septiembre/diciembre, México, 1997, p. 20.

82
Laboreo en las minas de Nueva Galicia

Las condiciones de trabajo dentro de las rios y prestaciones personales diferente para
minas y en las haciendas de beneficio afectó cada grupo étnico y social. El proceso pro­
a los operarios en su salud e integridad física ductivo estaba organizado con gran disciplina
y social. La rudeza del laboreo minero era de y una división de labores muy avanzada que
grandes proporciones: con un peligro cons­ les permitió a los trabajadores mineros ad­
tante de derrumbes, inhalando sustancias tóxi­ quirir una especialización en sus respectivos
cas, con temperaturas extremosas e inundación oficios.19 Se observa una correlación entre
de los tiros y socavones, además de un horario la organización jerárquica de la sociedad y la
agotador. En el beneficio de la plata, al tritu­ del trabajo, ya que cada grupo étnico poseía,
rar el mineral, absorbían e inhalaban polvos y según el rango ocupado, un diferente grado
sustancias que los enfermaban de gravedad.16 de libertad de movimiento, además del orden
El régimen del trabajo colonial fue diferen­ establecido según sus tareas y los ingresos per­
te en sus métodos y finalidades al realizado cibidos.20 El poder económico y las relaciones
por lo naturales en la época prehispánica, así sociales, así como la etnia y el color de la piel,
como las condiciones materiales y los riesgos determinaba el lugar que se ocupaba en la so­
a que se exponían diariamente. Solórzano y ciedad colonial y el grado de libertad que se
Pereyra advertía que si se les continuaba ex­ tenía en ella.21 Una observación de la época
plotando demasiado “...puede que se acaben, fue que los indígenas se caracterizaron como
y falten de todo, y con ellos las mismas rique­ trabajadores calificados, sobre todo como ba­
zas que vamos buscando...”.17 En el cedulario rreteros y barrenadores, recibiendo un salario
de Alonso de Zorita se cita una cédula real superior al de los peones. Los criollos y espa­
en donde se menciona el mal tratamiento que ñoles formaban una elite privilegiada con al­
los españoles daban a los indios y el excesivo tos ingresos, lo cual se expresaba en sus formas
trabajo de éstos dentro de las minas: “tratán­ de vida.22
dolos con crueldad y desamor mucho peor En el transcurso de la época colonial, el “la­
que si fueran esclavos, lo cual todo ha sido y boreo” de las minas se fue haciendo más com­
fue causa de la muerte de gran número de los plicado, con pocos avances tecnológicos y el uso
dichos indios, [...]”.18 En la Nueva Galicia, el intensivo de los animales, algunas máquinas
oidor Dávalos y Toledo en 1616 constató y re­ y pólvora; los trabajadores calificados llegaron
cogió testimonios de todos los grupos étnicos a dominar su oficio, siendo muy apreciados
y sociales, incluyendo a los indígenas, en don­ y disputados por los dueños de minas, quienes
de le exponían las situaciones de vejación y los estimulaban con incentivos como el parti­
agravios de que eran objeto por parte de los do y la pepena. El partido era la retribución
colonizadores criollos y españoles. en especie con una parte de la plata extraída
La actividad minera fue laboriosa y com­ por el operario durante su jornada diaria, a
pleja, y tuvo como característica principal la la que tenía derecho, o un porcentaje sobre la
división del trabajo según las aptitudes de los totalidad de las ganancias, que variaba de un
operarios, siendo también la escala de sala­ mineral a otro. La pepena consistía en que

16
 Enrique Florescano, “La formación de los traba­ 19
 Raúl Pedro Santana Paucar, “Acumulación y es­
jadores en la época colonial, 1521-1750”, en La clase pecialización productiva en la minería colonial”, en
obrera en la historia de México, México, Siglo xxi/iis- Humanidades. Anuario 1978-1980, México, Universidad
unam, 1981, pp. 271-272. Iberoamericana/Instituto de Investigaciones Huma­
17
 Juan de Solórzano y Pereyra, Política indiana, nísticas, p. 135.
México, spp, 1979, p. 133. 20
 Carmagnani, op .cit., p. 205.
18
 Cedulario de Alonso de Zorita, 1574, México, Miguel 21
 Mentz, op. cit., p. 111.
Ángel Porrúa, 1985, p. 6. 22
 Florescano, op. cit., p. 286.

83
Celia Islas Jiménez

tra­bajadores llamados “buscones” y “pepena­ Los españoles participaban en expediciones


dores” bajaban a la minas, después de sus jor­ que tenían como objetivo obtener riquezas y
nadas diarias, y extraían los minerales con sus capturar a los indígenas para esclavizarlos y he­
propios instrumentos de trabajo o con las he­ rrarlos, siendo muchos de ellos indios de paz.
rramientas proporcionadas por el español y Una cédula real de 1522 trató de legitimizar
compartían con él lo obtenido. Los trabaja­ la esclavitud india, permitiendo el “res­cate”
dores especializados acudían al trabajo en las de los que fueron esclavos en la época prehis­
minas posiblemente en forma voluntaria, con pánica.
jornales de cuatro o cinco reales diarios en el La Corona española aceptaba la esclavitud
siglo xviii y eran principalmente los barrete­ con la condición que los colonos se ajustaran
ros, carpinteros, barrenadores, ademadores y a las leyes, que no autorizaban esclavizar a in­
herreros en las minas, y en las haciendas de dios libres ni a herrarlos. A pesar de lo ante­
be­neficio los maestros azogueros y fundido­ rior, en una cédula real del rey Carlos y doña
res; también acudían numerosos peones, al­ Juana, su madre, manifestaban que habían si­
gunos como trabajadores forzados y otros de do informados que los españoles “tomaban a
manera voluntaria, y así se integraron muchos los indios como esclavos y los herraban [...]
habitantes del medio rural a la industria mi­ mandaban que ningún indio libre natural de
nera colonial.23 esta tierra fuera esclavizado ni se le herrara
como tal”.24 Sin embargo, para los colonizado­
res en los primeros tiempos de la conquista, los
esclavos constituían las inversiones princi­
Las modalidades en los sistemas
pales, junto con las herramientas de fundir,
de trabajo
fuelles, animales, etcétera.
Durante la conquista de Nueva Galicia, Nu­
Dentro de la institución del trabajo, en el trans­ ño de Guzmán y sus destacamentos eran segui­
curso de la época colonial se presentaron diver­ dos por inmensas filas de esclavos encadenados,
sas modalidades en los sistemas de trabajo que llevados al Pánuco para venderlos en las islas
los españoles impusieron a las comunidades españolas del Caribe; de cada esclavo se entre­
indígenas y a los grupos étnico-coloniales: la gaba un peso al rey, quien anteriormente, en
esclavitud de indios y negros, la encomienda, 1530, había prohibido que se compraran o cam­
el repartimiento forzoso y el trabajo asalaria­ biaran indios esclavos.25 Los colonizadores
do o peonaje. Durante las primeras décadas de españoles neogallegos justificaban la esclavi­
la colonia, una forma muy extendida de ex­ tud de los indios argumentando que ellos an­
plotación de los indios fue la esclavitud ma­ tes de la conquista practicaban la servidumbre
nifiesta; en la mano de obra esclava indígena y que además carecían de mano de obra para
recayó la responsabilidad de las primeras ex­ el cultivo de las minas. Al respecto, Mota Pa­
plotaciones de los metales preciosos, ya fuera dilla expresaba: “Con estos fundamentos, no
en lavaderos de oro o en las minas de plata, solo esclavizaban a los indios, sino que para
predominando en el siglo xvi y principios del asegurarse los herraban en el rostro”, a pesar
xvii los trabajadores no libres y los esclavos
negros. 24
 Vasco de Puga, Cedulario de la Nueva España,
Las formas que utilizaron los conquistado­ México, Centro de Estudios de Historia de México/
res para apropiarse de esclavos indios fue por Condumex, 1985, ff. 16v, 17.
25
 Ethelia Ruiz Medrano, Gobierno y sociedad en
medio de la guerra, el rescate y la compra.
Nueva España: Segunda Audiencia y Antonio de Mendoza,
México, Gobierno del Estado de Michoacán/El Cole­
 Mentz, op. cit., p. 203.
23
gio de Michoacán, 1991, p. 89.

84
Laboreo en las minas de Nueva Galicia

de la cédula real de 1526 que prohibía dichos que se los consideraba más fuertes y resisten­
actos.26 tes ante las enfermedades contagiosas.30 En el
El oidor Santiago del Riego, de la Audien­ oeste neogallego se emplearon un número re­
cia de Guadalajara, confirmó que los colonos ducido de negros en el trabajo de las minas, que
españoles utilizaban formas ilícitas para ha­ contrastó con el gran número de mula­tos es­
cerse de esclavos, aun de indios pacíficos.27 La ta­blecidos en los reales mineros, locali­zados
rebelión del Mixtón, en 1541, recrudeció la si­ en los diversos registros de los archivos parro­
tuación de los indígenas en la Nueva Galicia, quiales.
siendo los más afectados los cazcanes y otros La encomienda de indios fue la institución
grupos étnicos de las tierras altas localizadas jurídica que dio el derecho a los españoles a
al norte de Guadalajara, quienes murieron en recibir el tributo de los naturales, ya fuera en
la guerra o por inanición, y otros miles fue­ trabajo (servicios personales), en especie o
ron esclavizados para laborar dentro de las en dinero a cambio de protegerlos e iniciar­
minas.28 los en la fe católica. Fue de grandes consecuen­
La esclavitud, como forma de explotación de cias para las comunidades indígenas, sobre
los indígenas, fue duramente criticada por per­ todo en los primeros tiempos de la colonia,
sonajes como el obispo Juan de Zumárraga, existiendo una estrecha relación económica y
fray Bartolomé de Las Casas, Vasco de Qui­ social entre los indios y sus encomenderos.31
roga y otros, que solicitaban al rey la libertad En la minería, las encomiendas tuvieron
de los indios. En 1542 se proclamaron las Le­ una función económica importante en los
yes Nuevas que prohibían la esclavitud en prin­cipios de la época colonial, ya que fue­
Nueva España y en consecuencia en la Nue­va ron los centros productivos de los alimentos
Galicia, aunque en el aspecto laboral se cum­ para los operarios de las minas y de los ma­
plió parcialmente se ordenó que en lo sucesi­ teriales que se uti­lizaban en las haciendas de
vo nadie podía comprar ni esclavizar a los beneficio.32 La Corona española se opuso a
indios.29 que los indios encomendados trabajaran en
En referencia a la esclavitud de los negros las mi­nas; en 1528 lo prohibió para las de oro,
a mediados del siglo xvi, ésta se incrementó pero en 1536 revocó tal orden para asegurar
en el territorio novohispano; en la Nueva Ga­ la mano de obra en la industria minera.33 Los
licia, el rey denegó reiteradas solicitudes de indígenas fueron obligados a acudir a las labo­
per­miso que los colonos españoles hicieron para res mineras y el trato que se les daba era como
introducir esclavos negros a sus provincias, sin si fuesen esclavos; los españoles rentaban las
embargo, hubo negros en los reales de minas faenas de trabajo de sus indios encomendados
y se utilizaron en un principio en la explota­ a los empresarios dueños de la minas.
ción de los yacimientos metalíferos de­bido a La encomienda como institución se esta­
la disminución de la población indí­gena, ya bleció en la Nueva Galicia desde sus inicios y
sobrevivió hasta el siglo xviii. Nuño de Guz­
26
 Matías de Mota Padilla, Historia del Reino de Nue­ mán dispuso que todos los indios conquista­
va Galicia en la América Septentrional, Guadalajara, dos fueran distribuidos entre los españoles;
Universidad de Guadalajara/Instituto Jalisciense de en estos primeros años la cantidad de mano
Antropología e Historia, 1973, p. 172.
27
 Antonio F. García-Abasolo, Martín Enríquez y la de obra, bienes y dinero que los colonizado­
Reforma de 1568 en Nueva España, Sevilla, Sección His­
toria, Impreso en Arte Gráfico Padura, 1983, p. 352. 30
 Semo, op. cit., p. 200.
28
 Peter Gerhard, La frontera norte de la Nueva Espa- 31
 Islas Jiménez, op. cit., p. 189.
ña, México, unam, 1996, p. 67. 32
 Silvio Zavala, Ensayos sobre la colonización españo-
29
 Richard Konetzke, America Latina II. La época co­ la en América, Buenos Aires, Emecé, 1944, p. 146.
lonial, México, Siglo xxi, 1988, p. 155. 33
 Ruiz Medrano, op. cit., p. 89.

85
Celia Islas Jiménez

res demandaban, no estaba reglamentado y de trabajadores, del total de su población para


casi siempre era más de lo que razonablemen­ cubrir las necesidades de mano de obra de
te podían producir las comunidades indíge­ las empresas españolas. Los orígenes de re­
nas. Todas las concesiones determinaban que partimiento en cuanto a los aspectos de obli­
los conquistadores podían explotar el trabajo gación y rotación, tienen sus antecedentes en
de los indios, sin pagarles ningún jornal.34 Las el trabajo anterior a la conquista, el coatequitl
autoridades neogallegas dispusieron que nin­ y en los inicios coloniales cuando se utilizó a
gún indio encomendado fuera empleado en los naturales en la construcción de obras públi­
el trabajo minero, como una forma de prote­ cas. Este sistema que obligaba a los indígenas
gerlos de la explotación excesiva; esto no se a trabajar en las empresas de los españoles se
cumplió ya que los encomenderos los alquila­ estableció debido a la escasez de mano de obra;
ban para que laboraran en las minas o si ellos se incluían en el repartimiento los indios de 15
eran dueños de yacimientos los obligaban a a 50 años que anualmente trabajaban cuatro
abandonar sus pueblos e ir a trabajar en la ex­ semanas espaciadas cada cuatro meses, reci­
tracción de los minerales. biendo un jornal de seis reales por semana,
En las Leyes Nuevas de 1542 se atacó dicha más su ración de alimento.36
institución y en 1549 el rey expidió una cédu­ El repartimiento forzoso, a diferencia del
la real que trataba de evitar la explotación de coatequitl precolonial, no reconocía ni hacía
los indios encomendados dentro de las mi­ uso de la especialización en el trabajo que te­
nas. Las Leyes Nuevas fueron proclamadas por nían los indígenas, siendo éstos sólo la fuerza
las autoridades de la Audiencia de Guadala­ mecánica que ejecutaba las tareas que inte­
jara, que ordenaron a los españoles sacar a los resaban a los empresarios españoles.37 En las
indios de las minas; así también las ordenan­ minas, como peones, hacían las faenas de des­
zas mineras de Martínez de la Marcha en 1550, monte y destierre de las excavaciones, además
prohibían que los indios cambiaran el tributo de desaguar los tiros y socavones; en las ha­
por servicios en las minas. Estas órdenes no se ciendas, con la ayuda de los mazos trituraban
cumplieron, por lo que los indígenas continua­ las piedras que contenían el mineral y pisotea­
ron en las labores dentro de las minas y en el ban y removían la “torta” de lodo que contenía
beneficio de la plata por fundición y azo­gue. el azogue y el mineral argentífero.
Posteriormente, en la segunda mitad del siglo Este sistema de trabajo se convirtió en una
xvi, hubo retasaciones de los tributos que gra­ forma de explotación irracional, ya que las
dualmente terminaron con el empleo de indios comunidades indígenas se veían constante­
encomendados en las minas neogallegas.35 mente presionadas a entregar los trabajadores
Un sistema de trabajo muy importante en exigidos, existiendo competencia entre los mis­
la colonia fue el repartimiento forzoso de ser­ mos españoles para conseguirlos por lo que
vicio retribuido, que surgió y se desarrolló en “...secuestraban a los trabajadores, los golpea­
la década de 1570, coexistiendo con la enco­ ban, se negaban a pagarles, embargaban sus
mienda en una fase de transición y continuó alimentos y ropa para impedir que escapa­
en el siglo xvii, sobreviviendo durante toda ran...”.38 En el “laboreo” de las minas, los in­
la época colonial. Esta institución de trabajo dígenas sufrían todas estas injusticias, además
consistía en reclutar de las comunidades in­ de la separación de sus familias durante varias
dígenas un porcentaje del cuatro por ciento semanas, ya que el lugar de reclutamiento era
34
 John H. Parry, La Audiencia de Nueva Galicia en 36
 Islas Jiménez, op. cit., pp. 196-197.
el siglo xvi, México, El Colegio de Michoacán Fideico­ 37
 Bonfil Batalla, op. cit., p. 140.
miso/Teixidor, 1993, p. 182. 38
 Charles Gibson, Los aztecas bajo el dominio español
35
 Gerhard, op. cit., p. 60. (1519-1810), México, Siglo xxi, 1964, p. 283.

86
Laboreo en las minas de Nueva Galicia

lejano, careciendo de alimentos y durmiendo El repartimiento forzoso fue criticado por


a la intemperie con hambre, sed y frío. personajes como Solórzano de Pereyra y Je­
En la Nueva Galicia, la Audiencia de Gua­ rónimo de Mendieta, quienes resaltaban los
dalajara era la indicada para autorizar los re­ perjuicios de este sistema de trabajo para
partimientos, por lo que trató de limitar las los indígenas. Mendieta expresaba que el re­
demandas sobre los indios, dándoles tiempo partimiento era una pestilencia que acababa
para el cultivo de sus sementeras; además reco­ con los indios, sobre todo los que iban a las
mendaba que los indígenas no fueran lleva­dos minas “...de los cuales unos quedan allá muer­
al trabajo de minas en forma obligada, que no tos, y los que vuelven a sus casas vienen tan
fueran a lugares lejanos y de clima dife­ren­te, alacranados, que pegan la pestilencia que
que el horario de trabajo fuera fijo y modera­do, traen a otros...”. Aseguraba también que los
y que el jornal se les pagara a ellos mismos.39 empresarios mineros los ocupaban en las la­
Los empresarios mineros hicieron poco caso bores más duras y peligrosas, cuidando así de
de estas recomendaciones y eran constantes sus esclavos negros.42
sus solicitudes para que se les asig­naran ma­ Las deficiencias e injusticias de los repar­
yor número de trabajadores, rea­lizando exac­ timientos obligaron a la Corona española y a
ciones ilegales de indios en los pueblos. las autoridades virreinales a reformarlos y
En los libros de gobierno de Guadalaja­ después a prohibirlos en 1632. Se ordenó que
ra, de 1670 a 1751, investigados por González dicho sistema quedaba abolido en la agricultu­
Navarro, se indica que los repartimientos de ra, la construcción y otras ocupaciones, excep­
indios eran ordenados por el presidente y to en la minería; sin embargo, en esta actividad
oidores de la Real Audiencia de Nueva Galicia fue perdiendo gradualmente importancia ya
a los alcaldes y mandones de los pueblos, los que los trabajadores no permanentes, difícil­
cuales debían sacar a los indios que se encon­ mente podrían convertirse en operarios espe­
traran desembarazados y que no fueran ofi­ cializados y calificados.
ciales de oficio como albañiles, carpinteros y En referencia al trabajo asalariado, se tiene
herreros. Las obligaciones de los alcaldes conocimiento que la Corona española (real
indígenas eran no impedir los repartimientos cédula de 1526) desde los inicios de la época
y si así lo hacían serían sancionados en forma colonial, promovió la existencia de una fuer­
pecuniaria, con azotes y prisión. Los españo­ za de trabajo indígena libre y recompensada
les tenían como obligación no maltratar, ni con un salario. En la segunda parte del siglo
vejar, ni violentar a los indios y sí así sucedie­ xvi se observaron tanto en el campo como en
ra se les impediría gozar de los repartimientos. las reales mineros, operarios indios que se con­
Para el trabajo en las minas se ordenó que se trataban voluntariamente, recibiendo un jor­
pagara a los indígenas dos reales cada día, ade­ nal y con cierta libertad de movimiento; eran
más de la comida y la ida y vuelta a sus pue­ nombrado “naboríos” y se especializaban en
blos.40 La Audiencia de Guadalajara durante ciertas tareas del “laboreo” minero, llegando
la colonia autorizó el repartimiento de 18  716 a dominar los oficios de barreteros y barrena­
personas que laboraron principalmente para dores, también en fundir, moler y amalgamar
funcionarios, militares y eclesiásticos.41 la plata en las haciendas de beneficio; después
se agregaron como operarios asalariados, los
39
 García-Abasolo, op, cit., p. 112. mestizos, mulatos y pardos. Los barreteros sa­
40
 Moisés González Navarro, Repartimientos de indios
en Nueva Galicia, México, Museo Nacional de Histo­
ria/inah, 1977, pp. 14-43. 42
 Fray Jerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica-
41
 Pedro López González, La población de Tepic bajo la indiana, Salvador Chávez Hayhoe (ed.), México, 1945,
organización regional (1530-1821), Tepic, uan, 1984, p. 24. p. 183.

87
Celia Islas Jiménez

bían reconocer las vetas argentíferas y hacían bajadores libres. Todavía en el siglo xviii las
el tumbe y extracción del mineral; los barre­ relaciones de trabajo continuaron con el en­
nadores se encargaban de separar el mineral deudamiento y sujeción de los indígenas, su­
utilizando cohetes y pólvora. Estos trabajado­ mándose a ellos los mestizos, mulatos y castas.
res tenían mayor libertad de movimiento y A pesar de lo anterior, cuando José Menéndez
poder de negociación con los dueños de las Valdés visitó toda la intendencia de Guadala­
minas. jara observó que los indígenas de los pueblos
Los indígenas que se incorporaron perma­ acudían como trabajadores libres a laborar en
nentemente a la economía española, ya fuera las minas y haciendas de beneficio.46 En los
en las haciendas o en las poblaciones mineras, inicios del siglo xix (1804), Abascal y Sousa
con el tiempo se hispanizaron en la ropa, en al­ indicaba que a la minería de Nueva Galicia
gunas costumbres y en el idioma. A estos tra­baja­ se dedicaban hombres adultos y muchachos
dores les atraía trabajar en la minas, no tanto desde los 12 años; había más de 60 mil perso­
por el salario sino por el porcentaje que re­ci­bían nas ocupadas en el “laboreo” de las minas.47
del mineral extraído llamado “par­tido”, go­ En los reales de minas coexistieron con los
zando así de cierta autonomía.43 Sin embargo, indígenas grupos de distintas nacionalidades
los empresarios mineros crearon mecanismos y culturas, además de los grupos étnico-colo­
para retener a los trabajadores, dán­doles ade­ niales, producto del mestizaje. Desde media­
lantos de dinero, comida y ropa, endeudándo­ dos del siglo xvi, los diversos grupos étnicos
les y así evitar que abandonaran los centros imprimieron un modo de vida y costumbres
mineros mientras no cubrieran sus deudas; esto muy diferentes de las comunidades indias ve­
dio lugar al peonaje por deudas que se con­ cinas y una dinámica social y económica muy
virtió en una forma de sujeción. activa. La producción minera propició las mez­
En Nueva Galicia hay testimonios que in­ clas entre los trabajadores que interactuaban
dican la existencia, desde 1600, de una clase en los centros mineros. Como ya se ha seña­
numerosa y bien definida de indios apartados lado, en el periodo colonial temprano, los espa­
de sus pueblos, con vestuario europeo y residen­ ñoles obtuvieron de los indios la mayor parte
cia dentro y alrededor de los asentamientos de su mano de obra; después, al aumentar con
españoles; gran número de estos indígenas no gran rapidez la población mezclada, princi­
eran nativos de la región, sino que llegaron con palmente mestizos, mulatos y pardos, la fuen­
los conquistadores, siendo de distintos grupos te de mano de obra de las empresas mineras
étnicos: tarascos, mexicanos y otomíes que tra­ se volvió más variada, aun cuando la propor­
bajaban en las minas y haciendas por un sa­ ción numérica de los indígenas continuó sien­
lario.44 Algunos indios salían de sus pueblos do importante.48
para laborar en la mina y evitar pagar los tri­ En la Nueva Galicia los trabajadores califi­
butos, además de extraer ciertos metales que cados eran los indios, mestizos y mulatos; la
compartían con los colonos españoles.45
Los naboríos en el oeste de Nueva Galicia 46
 José Menéndez Valdés, Descripción y censo general
convivieron con lo grupos étnicos mezclados de la intendencia de Guadalajara. 1789-1793, Guadala­
en las cuadrillas y, supuestamente, eran tra­ jara, uned/Gobierno de Jalisco, 1980, pp. 90-91.
47
 José Fernando de Abascal y Sousa, “Noticias geo­
gráficas, políticas y militares de Real Hacienda, co­
43
 David A. Brading, Mineros y comerciantes en el Mé­ mercio, agricultura, minería y artes de la Provincia de
xico borbónico (1763-1810), México, fce, 1975, p. 202. Guadalajara, Reyno de Nueva Galicia”, México, agn/
44
 Parry, op. cit., p. 272. Archivo Histórico de Hacienda, t. 197, exp. I, 1804, pp.
45
 Domingo Lázaro de Arreguí, Descripción de la 130-131.
Nueva Galicia, Guadalajara, uned/Gobierno de Jalis­ 48
 Woodrow Borah, El Juzgado General de Indios en
co, 1980, p. 50. la Nueva España, México, fce, 1985, p. 186.

88
Laboreo en las minas de Nueva Galicia

minoría de negros no realizaban labores es­ auge o decadencia de los centros mine­ros,
pecializadas, éstas estaban reservadas a los ineludiblemente, se reflejó en las actividades
indígenas. Los capataces de las minas eran agrícolas, ganaderas y comerciales de la comar­
principalmente mulatos y mestizos y, en ocasio­ ca. Cuando los reales de minas prosperaban, se
nes, españoles que supervisaban las labores de establecían en ellos grandes concentraciones
extracción y beneficio de la plata quienes, en de grupos étnicos y sociales por la demanda de
su mayoría, sabían menos de la técnica mine­ mano de obra para la explotación de los ya­
ra que sus propios trabajadores. En el oeste cimientos minerales, impulsándose así la eco­
neogallego abundaban las castas, en especial nomía del espacio colonial circundante.
los mulatos, mientras la población indígena y Las modalidades de trabajo en las relacio­
española había aumentado moderadamente. nes sociales de producción que impusieron los
En los reales de minas, afirma Ibarra, la pro­ colonizadores españoles a los indígenas en
porción de las castas era de 65.5 por ciento las actividades mineras, fueron semejantes a
y de españoles de 30.7 por ciento, lo cual otras regiones del virreinato, pero con varian­
puede determinar el perfil étnico y social de tes en sus formas de ejecución debido a la di­
los tra­bajadores mineros.49 versidad demográfica y cultural de los grupos
indígenas allí establecidos. Se caracterizaron
por ser impuestas en forma obligada e injus­
Consideraciones finales ta en su aplicación, tanto para los indios como
después para con los grupos étnico-coloniales
El cultivo de las minas se ha caracterizado, a que surgieron con el mestizaje. La diversidad
lo largo de la historia, por ser azaroso y de étnica fue el distintivo de los reales de minas,
grandes riesgos y sacrificios para los operarios en donde predominaron los mulatos, mestizos
que laboran en ellas. La explotación de los y pardos; la población de indígenas se recupe­
yacimientos metalíferos requiere de grandes ró lentamente y para fines del siglo xviii acu­
inversiones para su funcionamiento y de una dían a laborar en las minas como trabajadores
buena técnica que permita la extracción y be­ naboríos.
neficio de los metales preciosos, oro y plata
principalmente. En la época colonial surgie­
ron las economías mineras regionales con Bibliografía
capitales variables y una fuerza de trabajo for­
mada por indígenas, negros y castas, ya fuesen Abascal y Sousa, José Fernando de, 1804.
como esclavos o como trabajadores libres. “Noticias geográficas, políticas y militares
Las minas del oeste de Nueva Galicia fue­ de Real Hacienda, agricultura, minería y
ron numerosas y prósperas, con una produc­ artes de la Provincia de Guadalajara, Rey­
ción variable, bonanzas eventuales y largos no de Nueva Galicia”, México, agn/Archi­
periodos de explotación mínima y constan­ vo Histórico de Hacienda, t. 197, exp. 1.
te en espera de épocas de auge; el descenso Bonfil Batalla, Guillermo, 1990. México pro­
en la producción argentífera en esta región se fundo. Una civilización negada, México, Gri­
debió a las siguientes causas: variaciones sig­ jalbo/cnca (Los Noventa).
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91
La inmortalización del cuerpo humano
después de la muerte

Josefina Mansilla Lory*


Carmen María Pijoan Aguadé*

El hombre ha tenido diferentes actitudes ante cia en otra vida, postula un esbozo de religión,
la muerte y ante el cuerpo del difunto. La ex­ rituales, ceremonias, o bien, pone de mani­
presión de este comportamiento, a través de fiesto la permanencia de algún tipo de víncu­
prácticas socioculturales como las costumbres lo (ancestro-descendiente) entre los vivos y los
funerarias, en poblaciones desaparecidas y ac­ muertos.
tuales, nos habla del fenómeno humano y de La inhumación deliberada de los muertos
sus historias. es una característica humana que se remonta
Este texto trata de la momificación entre a los neandertales del noroeste de Europa,
los antiguos habitantes del norte de México y con una antigüedad de entre 30 mil y 60 mil
de su contraste con el sistema de enterramien­ años, en la transición del paleolítico medio al
to mesoamericano, así como de los cambios superior, aunque existe debate de fechas aun
o la permanencia de estas costumbres a partir anteriores (Parker, 1999:148-149).
de la conquista. Asimismo, se hace una breve El cuerpo no es solamente una entidad bio­
referencia a diferentes tipos e intenciones de ló­gica, es un fenómeno sociocultural complejo,
momificación en el mundo. multicausal y multifacético que es trans­forma­
do y resignificado por la acción de la naturaleza
y/o por el hombre después de la muerte del
Antecedentes individuo.

El tratamiento del cuerpo en diferentes mo­


da­li­dades como entierro, cremación, expo­si­ Momificación
ción, depósito o preservación (momificación,
embalsamamiento) supone concepciones La momificación se define en términos de una
socioculturales complejas. La separación de preservación de los tejidos blandos frente a la
vivos y muertos abarca un sistema de pensa­ acción y al proceso enzimático de putrefacción
miento tan diverso como el hombre mismo. postmortem. Puede darse por efectos ambien­
El cavar una sepultura, depositar al muerto tales (espontánea o natural) o como resultado
en un lugar predeterminado y colocar allí de la intervención humana (antropogénica o
determinadas ofrendas, manifiesta una creen­ artificial). La primera, más frecuente, ocurre
generalmente por la rápida desecación cor­
* Dirección de Antropología Física-inah. poral en desiertos o microambientes equiva­

93
Josefina Mansilla Lory y Carmen María Pijoan Aguadé

lentes. En cambio, la artificial comprende uno ser hasta ahora las más antiguas, remontán­
o varios procesos intencionales, como la evi­ dose una momia de tipo natural hasta los 7000
ceración y/o el embalsamamiento. Este últi­ a.C. y una intencional a los 5000 años a.C. Su
mo se define como un proceso derivado de la presencia en tan distintos lugares, a través del
impregnación del cadáver con especies aro­ tiempo, permite considerar a este fenómeno
máticas y aceites con el fin de preservarlo de como emergente de diferentes fuentes ecológi­
la putrefacción; ejemplo de ello, lo observado cas, socioculturales e ideológicas, así como de
en las momias egipcias. Los métodos de pre­ un deseo universal de permanencia (Aufder­
ser­var un cuerpo han variado, por ejemplo, heide, 2003:142-144).
a partir del siglo xvii adquieren cierto auge En cada cultura y en cada sociedad en don­
vinculado al deseo de conseguir disecciones de se ha analizado el proceso de momifica­
anatómi­cas y, actualmente, y con otras signifi­ca­ ción, se ha visto que los objetivos son distintos
ciones, se puede solicitar la criogenización; así, y corresponden a diversas maneras de conce­
duran­te la década de 1980, en Alemania, sur­ bir la existencia y a una particular cosmovi­
gió la plas­ti­nación (reemplazo del agua tisular sión. La motivación para querer conservar un
por polí­meros y resina) con fines de enseñan­ cuerpo se ha ligado al significado que se tiene
za y exposición (Brier, 1998:144-146). de la muerte.
Entre la momificación natural y la antropo­gé­ El propósito de la momificación es satisfa­
nica podemos ubicar tipos intermedios, co­mo cer alguna necesidad específica de los sobre­
la momificación natural promovida intencio­ vivientes que momificaron el cuerpo. Estas
nalmente con la acción humana: pensemos en necesidades han variado a lo largo de la his­
cómo se reconoce el efecto momificador de toria humana en todo el mundo. Pueden re­
un espacio o un ambiente determinado, por ferirse desde a la consolidación del poder
ejem­plo, y la costumbre de buscar tal ambien­ político hasta la necesidad de comunicarse
te para enterrar y conseguir que los cuerpos con fuerzas sobrenaturales. Las analogías et­
se preserven. nohistóricas, algunas veces, pueden ser útiles
Los mecanismos por medio de los cuales para inferir la posible motivación de ciertos
se consigue la momificación pueden ser los grupos ya desaparecidos (Aufderheide, 2003:
siguientes: 40).
Algunos de estos propósitos pueden dedu­
• Desecación (deshidratación). cirse de los hallazgos arqueológicos; los datos
• Efectos térmicos (congelamiento). así obtenidos pueden sugerir varias posibili­
• Ahumado. dades, que se analizan bajo la lente de la infor­
• Efectos químicos (metales pesados, sal, mación histórica y/o etnohistórica que se tiene.
quelación, formación de adipocira, cur­ Sin embargo, en otros casos, la información
tido, resinas y especies, cal, lejía). disponible puede no permitir llegar a conclu­
• Condiciones anaeróbicas. siones.
• Descarnamiento y posterior composición
artesanal, reliquias.
• Embalsamamiento y/o eviceración. El sistema funerario
en el México antiguo
La momificación es un fenómeno que po­
demos calificar de “globalizado”, en la medi­ Los datos acerca de las costumbres funerarias
da en que ha sido referido desde épocas muy se apoyan, por un lado, en fuentes escritas o
remotas; las momias egipcias son las más cono­ códices y, por el otro, en los diversos hallazgos
cidas y abundantes, y las chinchorro parecen encontrados en exploraciones arqueológicas

94
La inmortalización del cuerpo humano después de la muerte

Figura 1
Subáreas culturales de Mesoamérica

1 5
1. Occidente 2 3
2. Altiplano central
3. Golfo de México
4. Subárea oaxaqueña 4
5. Subárea maya
A Oasisamérica

que, cabe aclarar, en su mayoría han sido no había extraído de las profundidades de la
realizadas en los centros ceremoniales; sólo tierra al pueblo que le había sido encomen­
se cuenta con los datos de unos cuantos sitios dado. Con una porción de su propio “cora­
zón”, el patrono había entregado a su pueblo
habitacionales, lo cual limita las interpreta­
una etnia, una lengua, un oficio y la obliga­
ciones. A continuación se aborda de manera ción de reconocerlo y adorarlo en una forma
muy breve y general, el tema con el fin de te­ especial.
ner una idea del mundo prehispánico. El “corazón” hacía semejantes a todos los
miembros del grupo; pero no era ésta la úni­
Costumbres funerarias en Mesoamérica ca alma con que contaba cada individuo.
Para el área cultural denominada Mesoamé­ Otras almas —entre ellas el tonalli o destino
individual— le proporcionaban sus peculia­
rica, López Austin (1997:15) cuando habla de
ridades. El hombre era, así, un complejo
la concepción del ciclo de vida-muerte del ser idiosincrásico cuya integridad cesaba con la
humano entre los pueblos nahuas del altipla­ muerte. Ésta era la desagregación y disper­
no central de México en el posclásico tardío, sión de sus com­ponentes. El individuo dejaba
explica: de existir como tal, y la principal de sus al­
mas, el “corazón” o “semilla” viajaba a una de
[...] cada grupo humano tenía su propia “se­ las regiones de los muertos.
milla”, un alma compartida por los miem­
bros del mismo. La “semilla” o “corazón” de
los hom­bres era un fragmento del “corazón” Los hombres adquirían, según este mismo
del dios patrono del grupo. Cada dios patro­ autor (1997:15-16), en el Tlalolcan y en el Tona­

95
Josefina Mansilla Lory y Carmen María Pijoan Aguadé

tiuh Ilhuícatl, la encomienda de colaborar con jas. Entre los mayas, refiere, hubo varias formas
las fuerzas del agua o con las del sol. En el Mic­ de disposición del cadáver, el entierro (prima­
tlan, durante cuatro años recorrían un largo rio y secundario) y la cremación; además men­
camino descendente, lleno de sucesivos tormen­ ciona una posible exposición y el abandono.
tos hasta llegar al noveno piso del inframun­ Según las fuentes, esta autora describe que
do; es decir, hasta la destrucción absoluta de antes de ser enterrado se amortajaba el cuer­
la individualidad. Al perderse el individuo, nos po y se le colocaba una cuenta verde dentro
dice López Austin, quedaba puro y sólo el de la boca, junto con maíz molido; el entierro
principio de la especie, el “corazón” o “semi­ se hacía dentro de las casas o detrás de ellas.
lla” esencial, que servía para dar origen a un Menciona también que junto a los señores —en
futuro ser humano. La muerte, agrega este grandes ollas tapadas con lajas— se deposita­
autor, era no sólo la consecuencia, sino la ban sus joyas, plumas y otros adornos. De la
causa de la vida en una cosmovisión de natu­ cremación, nos dice que Landa la refiere a las
raleza cíclica. Era la coherencia de un cosmos clases altas, y que las cenizas, junto con cabe­
cuyos principios regían a todos los seres de la llos y algunos huesos, eran colocadas en gran­
creación. des vasijas que se enterraban bajo los templos
Así, vemos cómo en la cultura mesoame­ o en las casas.
ricana la muerte está relacionada con un na­ Entre los nahuas, la cremación era la cos­
cimiento a otra vida. López Austin (1999:9) tumbre más extendida según las fuentes escri­
explica cómo esta otra vida no significa la per­ tas, pero en el altiplano central también hubo
sistencia de una identidad pasada, sino el inhumación con ofrenda funeraria desde el
reuso del principio esencial, del teyolia, de la periodo formativo (1800 a.C. a 200 d.C.) y ya
“semilla” invisible. existía la costumbre de enterrar bajo los pisos
Por otro lado, en otro texto de López Aus­ de las casas habitación. Este periodo se carac­
tin (1996:363), éste señala que las fuentes ha­ teriza por asentamientos aldeanos, aislados y
blan frecuentemente al menos de cuatro sitios de baja densidad demográfica. Se han encon­
a los que se dirigían las almas de los muer­ trado esqueletos de un único individuo, por
tos de los nahuas. Nos dice que eran el Mictlan lo general en posición extendida, en fosas ca­
(“lugar de la muerte”), para quienes fallecían vadas directamente en el suelo (Tlatilco), en
de muerte común; el Tonatiuh Ilhuícatl o Cie­ cajas elaboradas con lajas o en tumbas con pa­
lo del Sol, para los caídos en combate, los sacri­ redes de piedra y techos de lajas (Ticomán,
ficados al sol y las muertas en primer parto; Tlapacoya y El Arbolillo), entierros de varios
el Tlalocan, para los que fallecían por alguna individuos alrededor de un basamento circu­
causa relacionada con el agua, “muerte acuá­ lar (radiales en Cuicuilco). En el occidente de
tica”, y el Chichihualcuauhco, para los muer­ México se han hallado tumbas de tiro, con una
tos aún lactantes. Además, eran dos las formas o varias cámaras, como en El Opeño, en Mi­
de mo­rir. Por una parte, estaba la muerte sin choacán. También desde esa época se ente­
gloria, tlalmiquiliztli, que remitía a los hombres rraba a los difuntos en bultos mortuorios, es
a la oscuridad y al frío del Mictlan. Por otra, decir, en posición flexionada y envueltos con
la muer­te en el ámbito de protección de un dios mantas o telas de algodón y petates a los cua­les
par­ticular, que elegía a los seres humanos con se les esparcía pigmento rojo, como se des­cri­
los que integraría su ejército de ayudantes (Ló­ be en las fuentes escritas (Romano 1974:91-92
pez Austin, 1996:385). y De la Garza, 1997:21-22). De este periodo, en
De la Garza (1997:19) por su parte, argu­ la cueva del Gallo, en el estado de Morelos,
menta que después de la muerte se realizaban se encontró el entierro de un in­fante junto al
las ceremonias funerarias, múltiples y comple­ esqueleto de un perro envuelto en un petate.

96
La inmortalización del cuerpo humano después de la muerte

El infante conserva restos de piel facial y cue­ En Colima se encontraron se­pulturas cava­
ro cabelludo, el perro presenta fusiones de das por debajo de la capa basáltica del sub­
vértebras, que muy probablemente le impe­ suelo, conteniendo al esqueleto y objetos de
dían una adecuada locomoción (estudio inédi­ cerámica, entre los que destacan los pe­rros ce­
to de Mansilla y colaboradores). bados, adornos personales y alimentos.
Durante el periodo clásico (de 200 a 650 En Michoacán se acostumbró el entierro
d.C.) se desarrollan los grandes centros cere­ en yácatas construidas para tal fin, la posición
moniales como Teotihuacan, Monte Albán, de los esqueletos fue generalmente de decú­
Palenque y Cholula, son sociedades urbanas bito dorsal extendido.
con grandes asentamientos y con un régimen En Chametla, Sinaloa, predomina el depó­
teocrático. En estos sitios se han encontrado sito de los cuerpos en ollas con tapa con vasos
a la mayoría de los entierros directamente bajo miniatura y, ocasionalmente instrumentos
los pisos de las habitaciones y patios, en ge­ musicales (Romano, 1974:98).
neral en posición sedente flexionada o decú­ Durante el periodo posclásico (900-1521
bito dorsal y lateral flexionados. También se d.C.), con la desaparición de los grandes cen­
han descrito entierros de segmentos corpo­ tros del clásico se dan grandes movimientos
rales, otros sin guardar su posición anatómica migratorios, se presenta una marcada estrati­
(secundarios) y algunos más cremados. A los ficación y aparecen los señoríos y Estados
difuntos se les colocaba alimentos, cerámica militaristas, en los que prevaleció la idea del
y objetos personales (López y cols., 1976; Ro­ dominio por medio de las armas; esta época
mano, 1974:94-99 y De la Garza, 1997:22). En se caracterizó también por un ritual muy ela­
Monte Albán, en Oaxaca, se encontraron posi­ borado, con orientación hacia el sacrificio hu­
ciones como las ya descritas, no obstante, la mano, incrementado por guerras rituales.
predominante fue la de decúbito dorsal exten­ En Cholula se hallaron en el interior de va­
dida y algunos en esta postura, con la varian­ sijas, de varias formas y tamaños, fragmentos
te ventral. En el sitio se descubrieron tumbas óseos cremados, también se describe el pre­
edificadas con piedras y losas acompañadas de dominio de entierros de todas las edades y
ricas ofrendas, en Huijazoo se encontró una ambos sexos en posición sedente, que guar­
tumba con una cámara y dos antecámaras. En daban una posición anatómica; la mayoría no
Jaina, Campeche, se han encontrado inhuma­ tenía objetos asociados. Es de destacar el nú­
ciones directamente en el suelo y dentro de mero de segmentos corporales encontrados
vasijas, la posición más frecuente fue la flexio­ que han sido atribuidos a personas sacrificadas
nada, ya sea sedente o en decúbito dorsal. Las (Alemán y cols., 2000). Entre los totonacos del
construcciones funerarias en el área maya, es actual estado de Veracruz, las tumbas tienen
decir, los chultunes, cistas, fosas y cajas de pie­ la forma de pequeños templos, como las de
dra (sarcófago) como la del Templo de las Quiahuiztlan. En Teopanzolco, Morelos; en
Ins­cripciones, en Palenque, en donde se en­ el Templo Mayor de Tenochtitlan y en Tlate­
contró el esqueleto de un personaje de alta lolco, se han encontrado entierros rituales de
jerarquía, con un rico ajuar funerario; dicho hasta más de cien individuos (Matos, 1999:17).
resto se hallaba en un sarcófago de piedra y En el área maya se encontró, dentro de una
asociado a él varios esqueletos que refieren co­ canasta, el cuerpo momificado de un infante
mo acompañantes; también en el Templo XIII en la cueva de La Garrafa, en Chiapas (véase
de este mismo sitio, se encontró otro importan­ la figura 2).
te entierro, al que se le conoce como la Reina De los casos de saqueo se han estudiado los
Roja (Romano, 1974:98 y González, 1994:58- restos de un cuerpo semimomificado de un
61; Matos, 1999:14). in­di­viduo adulto con deformación cefálica in­

97
Josefina Mansilla Lory y Carmen María Pijoan Aguadé

tencional, procedente de una región que se Algunas costumbres funerarias


extiende entre Oaxaca y Guerrero (Mansilla en el norte de México
y Malvido, 2002) (véase la figura 3). En esta región, fuera del área meso­americana,
existieron varios grupos con costumbres fune­
rarias diferentes, cabe aclarar que esta parte
del país no ha sido estudiada desde el punto de
vista arqueológico con la misma intensidad ni
extensión que el sur, y que tampoco se cuen­ta
con la abun­dante información que brindan
los códices, fuentes escritas, pictóricas y escul­
tóricas que se tiene para Mesoamérica.
López Austin (1997:14) al tratar sobre la in­
vasión de esta área cultural por pueblos sep­
tentrionales, nos dice que éstos tenían tales
afinidades culturales con los mesoamericanos,
que su presencia no produjo una profunda
transformación religiosa.
El área cultural de Aridoamérica se carac­
teriza por grupos seminómadas dedica­dos
principalmente a la recolección y caza, con agri­
­cultura incipiente estacional, con cestería, arco
y flecha, textiles y sandalias; todo ello ela­bo­
rado con materiales propios de la región, sin
presencia de cerámica.
De las costumbres funerarias se han des­
crito innumerables esqueletos y cuerpos mo­
Figura 2. Momia infantil de la cueva mificados y semimomificados, encontrados en
de La Garrafa, Chiapas. cuevas mortuorias en los estados de Coahui­
la, Chihuahua, Sonora y Durango.

(a) (b)

Figuras 3. Cráneo de la momia de la región entre Oaxaca y Guerrero.

98
La inmortalización del cuerpo humano después de la muerte

La exploración arqueológica a cargo del con posiciones sedentes, de decúbito lateral


Instituto Nacional de Antropología e Historia y dorsal flexionada, así como sedentes. Hay 25
que se llevó al cabo en la cueva mortuoria de cuer­pos infantiles. La gran mayoría también
la Candelaria, Coahuila, ha permitido una ve­ pro­viene de cuevas. Estos cuerpos no cuen­
rosímil aproximación al conocimiento de la tan, por el momento, con una cronología pre­
vida de estos grupos (Aveleyra, 1956 y Roma­ cisa, su ubicación por entidad federativa es la
no, 1956). Los estudios con radiocarbono 14 siguiente: cuatro de Durango, tres de Tamau­
realizados a estos restos ubican su horizonte lipas, tres de la cueva de la Ventana, dos de Chi­
cronológico entre los años 1000 y 1400 d.C. huahua, dos de Candelaria, Coahuila, uno de
(Aveleyra, 1964:125-30). Chia­pas, uno de Sonora, uno de Zacatecas, uno
Para Aridoamérica, durante el periodo pre­ de Morelos y ocho sin procedencia. En su ma­
hispánico, los ejemplos de momificación se yoría (13/25) conservan restos del bulto mor­
han encontrado en cuevas mortuorias, donde tuorio con el cual fueron preparados para su
el clima semidesértico y la composición del depósito, ya sea tejido vegetal de la manta o
bulto funerario con textiles absorbentes per­ petate y dos de ellos con plumas en su envol­
mitieron la momificación por desecación na­ torio. La posición en que fueron colocados
tural. es de cinco sedentes, cinco de decúbito lateral
En el caso de las cuevas mortuorias y abri­ flexionados y dos de decúbito dorsal flexio­
gos rocosos que se localizan en las sierras del nado. Los que conservan objetos personales
norte de México, el clima caliente y seco es fa­ son dos, cada uno con una pulsera y otro que
vorable para la preservación orgánica, así además muestra restos de sandalias (Mansilla
como la preparación de la superficie sobre la y cols., en preparación).
que depositaron los fardos sobre el suelo de De la región de Cuatro Ciénegas, en Coa­
la cueva; por otro lado, como parte del rito huila, recientemente se han estudiado (Man­
funerario, los cuerpos eran envueltos inten­ silla y Malvido, 2002) dos bultos mortuorios
cionadamente en mantas tejidas con fibras ve­ de infantes (un feto cercano al momento de
getales absorbentes y/o en petates o pieles de nacimiento y un infante menor a seis meses)
animales, conformando bultos mortuorios ata­ semimoficados, producto de saqueo (véase la
dos que favorecen la rápida desecación tisu­ figura 4).
lar. Los órganos internos son los últimos en Por la evidencia presentada podemos decir
desecarse, lo que los hace susceptibles a la pu­ que, en comparación con otras culturas, para
trefacción y rara vez se conservan. Los di­ algunos de estos grupos del norte de Méxi­
funtos eran colocados, por lo regular, en una co los cuerpos de los infantes eran envueltos a
posición sedente, fuertemente flexionada, con las pocas horas de su fallecimiento y recibían
los brazos y rodillas sobre el tórax y la cabeza un tratamiento mortuorio que pone de ma­
flexionada hacia delante, esta posición se con­ nifiesto un cuidado especial; un tiempo dedi­
servó gracias a la sujeción del cadáver con las cado a su funeral y unos objetos particulares
mantas, ataduras y petates del bulto. para cada pequeño. Eran considerados per­
De la colección de cuerpos momificados sonas importantes a quienes debía preparár­
preservados en el acervo de la Dirección de An­ seles para su bienestar después de la muerte,
tropología Física del Instituto Nacional de tenían un culto funerario complejo en donde
Antropología e Historia, presentamos algu­ se envolvía al cuerpo con piel, mantas tejidas
nos de los datos más relevantes: once cuerpos con fibras vegetales, que en ocasiones cuen­
pertenecen a individuos adultos, cinco de tan con plumas y petates e hiladas de semillas
sexo femenino y seis son hombres; la mayoría con cuentas y conchas. A estos bultos se le su­
provienen de la cueva de la Ventana, las hay jetaba con cordeles de fibra vegetal y/o se cosía

99
Josefina Mansilla Lory y Carmen María Pijoan Aguadé

(a) (b)

Figura 4. Bultos mortuorios infantiles de Cuatro Ciénegas, Coahuila.

el textil para colocarlo dentro de un petate que, dieron a los pueblos indígenas y los sometie­
generalmente, contenía además objetos perso­ ron en muy distintos grados a la influencia
nales como pulseras, sandalias y otros objetos, europea. Pese a lo anterior, las distintas for­
mas de pensamiento y culto indígenas man­
colocando a éste dentro de un abrigo rocoso o
tienen muchas características comunes.
cueva.
También se encuentra entre este recuento, En general, los cambios implantados de in­
el cuerpo de dos fetos modernos a los cuales mediato por los españoles se dieron en la ca­
les fue practicada una autopsia. pital de la Nueva España y en otras ciudades
Asimismo, existe la referencia de dos mo­ españolas, donde la población que ejercía el po­
mias de Chihuahua que se encuentran en el der era capaz de vigilar que se cumplieran. El
Museo del Hombre, en San Diego, California. resto del vasto territorio de la Nueva España fue
Se trata de una niña de un año y de una ado­ paulatinamente poblado y los indíge­nas difí­
lescente embarazada de unos 15 años con una cilmente congregados, se vieron menos some­
cronología de 1040 a 1260 d.C. y que fueron tidos al orden y a las costumbres españolas.
estudiadas en Estados Unidos y permanecen La conquista, como menciona Gibson (1983:
en dicho museo. 101-103), fue una empresa cristiana que per­
seguía destruir una civilización pagana. Los
esfuerzos de los frailes en esta tarea implica­
Costumbres funerarias ron la eliminación prácticamente inmediata
en la nueva españa de numerosos elementos no cristianos en la
sociedad indígena, especialmente los templos
Con la conquista española se impuso la religión paganos, los sacerdotes mexicas y los actos de
cristiana sobre los vencidos, se destruyeron las sacrificios humanos. Los aspectos abiertos
instituciones religiosas mesoamericanas; sin de la religión cristiana fueron los que la men­
embargo, como dice López Austin (1999:22): talidad indígena adoptó más fácilmente, tales
como las grandes iglesias y los monumenta­
[...] la evangelización no fue total. Algunos les conventos, las ceremonias, las procesiones
de sus elementos constitutivos de la antigua y las imágenes de los santos. La religión mexica
religión [...] resistieron el embate de la domi­
había incluido prácticas semejantes a algunas
nación. Con ellos, los indígenas asimilaron
el cristianismo a partir de sus propias estruc­ del cristianismo, especialmente el matrimo­
turas culturales [...] No puede hablarse de nio, la penitencia, el bautismo, la vigilia y las
una sola religión indígena colonial, pues las ofrendas. Pero en ningún caso, las semejanzas
nuevas condiciones sociales y políticas divi­ eran tan exactas como para permitir una sim­

100
La inmortalización del cuerpo humano después de la muerte

ple transferencia sin matices y los diferentes del ex convento del Carmen, en la ciudad de
contextos dentro de los cuales las prácticas se­ México, y las de la iglesia de Tlayacapan, Mo­
mejantes funcionaban e invalidaban cualquier relos, que por su clima cálido y seco y un sue­
reconstrucción sintética en nombre del cris­ lo con alto contenido de sales minerales, en
tianismo. En general, dice Gibson (1983:106), especial de nitratos, permitió la momificación
los indígenas no abandonaron su visión poli­ de algunos cuerpos. Santa Elena, en Yucatán,
teísta. La idolatría y la superstición paganas y las de la ciudad de Guanajuato, de finales del
persistían. Aun donde no se practicaba la pro­ siglo xix, que por las características del suelo
pia idolatría, los ídolos eran subrepticiamen­ poroso, seco y con nitratos del cementerio
te apreciados, las fuentes y las colinas seguían municipal han permitido la momificación de
siendo lugares de superstición y las deidades los cuerpos (Oliveros, 1990, Márquez y Gon­
paganas eran recordadas. zález, 1985).
McAlister (1984:176) resume la actitud adop­ Cabe recordar que en el medioevo europeo
tada por los indígenas afirmando que consis­ temprano, los restos de tejido blando deshi­
tía en retener lo que podían de sus antiguas dratado o huesos de los santos, devenían en
costumbres y creencias, seleccionar de las im­ “reliquias” sagradas; según Parker (1999:80)
posiciones aquellas que se podían amoldar a transformaron a los despojos considerados co­­
sus ideas reelaborándolas a su manera, re­chaza­ múnmente como impuros, en puros y con po­
ron lo inaceptable con una resistencia pasiva. der sagrado. Las reliquias eran tenidas como
León-Portilla (2001:25) señala la vasta docu­ los mismos santos, que continuaban viviendo
mentación de testimonios sobre la persistencia entre los hombres y eran fuentes inmediatas de
de idolatrías y de las varias rebeliones; men­ poder sobrenatural para el bienestar y cura­
ciona cómo hasta hoy perduran numerosos ción de los enfermos, su cercanía o su posesión
ele­mentos de la cultura prehispánica. era un medio de participar de su poder. Los
Por otra parte, Gibson (1983:119) mencio­ huesos de los santos cobraron valor debido
na cómo el castigo y la fuerza fueron elementos al poder taumatúrgico que se les atribuía y su
importantes en la conversión de los indígenas. habilidad de sustituir a la autoridad pública,
Así, tenemos que en la Nueva España uno proteger a la comunidad, determinar el estatus
de los cambios que sufrieron las costumbres de relativo de los individuos e iglesias y proveer
los indígenas ya católicos fue el del rito mor­ prosperidad económica. Estas reliquias eran
tuorio, el cual consistía en enterrar a los difun­ exhumadas, vendidas, intercambiadas como
tos en un nuevo espacio sagrado, las iglesias regalos y hasta robadas para lograr su poder
(Malvido, 1997:34). Esto se da bajo la vigilan­ sagrado. Tal llegó a ser su importancia y su va­
cia eclesiástica, sobre todo en las ciudades es­ lor simbólico que se abrió un campo al fraude
pañolas; sin embargo, en las regiones alejadas y a la invención.
del norte, en donde la población indígena es­ En la Nueva España, a falta de restos mor­
taba dispersa y se caracterizaba por su com­ tuorios de santos, Malvido (1997:35) explica
batividad, continuaron con sus costumbres y cómo a mediados del siglo xvi comienza el tras­
persiste el depósito de muertos en cuevas. Exis­ lado de reliquias y cómo llegaron las partes
te la referencia de que todavía en 1723, en mutiladas de santos y beatos desconocidos.
Nayarit, cuando morían sus señores se llevaba
Huesos múltiples, completos o astillados, bra­
el cadáver a una cueva (Malvido, 1997:39).
zos, manos, uñas, pies, piernas, cabello, crá­
En el nuevo espacio para ser enterrado, es neos enteros o partes de ellos, momificados
decir, el suelo santificado podía propiciar la o cubiertos de cera, cuerpos enteros y sus ro­
momificación, tal es el caso de determinadas pas formaron los tesoros eclesiásticos que se
criptas, como las que dan lugar a las momias exhibían fuera el día de los fieles difuntos, y

101
Josefina Mansilla Lory y Carmen María Pijoan Aguadé

se ofrecían, a cambio de la dulía, indulgencias, y templos; en cuevas o abrigos rocosos; alta­


desde plenarias hasta por horas, trocando el res, a los pies de escalinatas o muros de centros
perdón de los pecados por dinero, en otro ceremoniales; dentro de urnas, vasijas, ollas,
ne­gocio lucrativo que propiciaron los restos
cajas de piedra, fosas, yácatas, depósitos de gra­
humanos (Malvido, 1997:35).
nos o agua en desuso (chultunes, formaciones
trunco cónicas); cámaras funerarias en el in­
Esta forma de inmortalización de los cuer­
terior de una pirámide (Palenque); ce­notes;
pos, que involucra de alguna manera a la momi­
quemados y las cenizas con fragmentos de hue­
ficación, y que los católicos practicaron, cumple
sos colocados en ollas con o sin tapade­ra; se
una finalidad ideológica y política, distinta a
han encontrado con diversos objetos asocia­
la de los ya expuestos en relación con los res­
dos (comida, objetos personales) o sin ellos,
tos prehispánicos. Esta misma autora (Malvido,
con perros u otros animales. Sólo se tie­ne re­
1997:39) afirma que el tratamiento después
ferencia de un infante momificado en la cueva
de la muerte de los cuerpos valiosos por su vir­
de la Garrafa, en Chiapas, en el área cultural
ginidad, conducta ejemplar y cristiana, es con
ma­ya; de otro en la cueva del Gallo, en More­
el fin de emplearlos como objetos mágico-re­
los, y un adulto de la región entre Oaxaca y
ligiosos entre los fieles. También los cuerpos de
Guerrero (véase la figura 5).
algunos virreyes y obispos fueron embal­sama­
En Calakmul, Campeche (García y Schnei­
dos en la Nueva España para ser trasla­dados y
der, 1996 y Gallegos, 2001) se han encontrado
enterrados en España (Zarauz, 2000: 113-114).
vestigios de fardos funerarios, de grandes per­
El embalsamamiento temporal en el siglo
sonajes, en cámaras dentro de pirámides que
xviii fue practicado con el interés de exhibir
permiten plantear la hipótesis de que se trata
los cuerpos de personas políticamente impor­
de un intento de preservación en un medio
tantes antes de su entierro o por la necesidad
ambiente que, por el contrario, propicia la
de ganar tiempo para su traslado a otro lugar
de­sintegración no sólo de los tejidos blandos,
o permitir la reunión de los familiares para asis­
si­no también del esqueleto (véase la figura 6).
tir al funeral (Aufderheide, 2003:67). En la
En el área cultural de Aridoamérica las cos­
Nueva España sucedió con algunos virreyes.
tumbres funerarias difieren, en resumen las
características generales de estas inhumacio­
nes son:
Comentarios finales
• Depositadas en cuevas mortuorias y abri­
gos rocosos.
De los datos arqueológicos en Mesoamérica, • Generalmente en bultos mortuorios,
en todas las épocas, se han descrito una gran con mantas y petates, y también con pie­
variedad de tipos de enterramientos, con po­ ­les de animales.
siciones y orientaciones distintas, de un indivi­ • Inhumación de todos los miembros del
duo, partes corporales, así como varios sujetos grupo.
de manera simultánea. Los hallazgos muestran • De todas las edades.
que los cuerpos de los muertos fue­ron colo­ • Los cuerpos encontrados son de ambos
cados de diversas maneras: acostados sobre sexos.
la espalda o sobre un costado con las piernas • Objetos asociados con insuficiente evi­
estiradas o flexionadas; sentados con las ro­ dencia arqueológica para determinar
dillas cerca de la barbilla y los pies uno junto estratificación social.
al otro o cruzados uno sobre el otro; en fosas • Datos etnohistóricos reportan la conti­
directamente bajo el subsuelo de casas, patios nuidad de esta práctica hasta el siglo xix.

102
La inmortalización del cuerpo humano después de la muerte

b c

d e

f g

Figura 5. Diferentes ejemplos de entierros mesoamericanos.

103
Josefina Mansilla Lory y Carmen María Pijoan Aguadé

Figura 6. Reconstrucción hipotética del personaje encontrado en la tumba 1 de la estructura XV


de Calakmul, Campeche.

• Datos paleopatológicos muestran ras­ incorpo­ra­ciones, sobre posiciones, combina­


tros de una enfermedad infecciosa en­ ciones, cam­­bios, asimilación, resistencia, adap­
démica (treponematosis) (Mansilla y taciones, supervivencia y modificaciones entre
Pijoan, 2005). conquista­dores y conquistados. Así se logró,
en general, una mezcla de tradiciones, de imá­
El propósito de la momificación en estas ­genes y ritos, así como una fusión de concep­
culturas prehispánicas, nos aventuramos a tos que da lugar a la formación de las religiones
proponer, puede estar vinculada con su creen­ indígenas co­loniales (López Austin, 1999:22,
cia en otra vida, como sucedía entre las socie­ 103).
dades de Mesoamérica. Es en el norte donde prevalecen las cos­
Después de la llegada de los españoles, en la tumbres indígenas por más tiempo y siguen
nueva sociedad novohispana, la religión pre­ utilizando las mismas cuevas mortuorias; en
his­pánica dejó de existir, como lo menciona el resto de la Nueva España, entre los indíge­
López Austin, al terminar la autonomía indí­ nas, cambia el ritual después de la muerte, el
gena que la sustentaba. Se impuso la reli­gión lugar del entierro, la posición y el ajuar fune­
cristia­na con una evangelización forzada in­ rario. Son sólo los grandes personajes españo­
com­­pleta, en donde se identificaron semejan­ les y los santos, quienes son conservados para
zas y se sumaron dioses y costumbres indígenas ser exhibidos, como es la costumbre dentro
y es­pa­­­­ñoles, fue un periodo de imposiciones, de la religión cristiana. Los demás ejemplos de
contra­­diccio­nes, desconcierto, incomprensión, mo­mificación se dan en construcciones reli­
rechazos, en­frentamientos, acomodamientos, giosas y cementerios. Estos casos son de tipo

104
La inmortalización del cuerpo humano después de la muerte

natural y que ocurren gracias a la forma de gar a ser un “Buda”. En Japón se tiene a Zenkai
entierro, como en el caso de criptas, con cal Shönin (1687), Chukai Shönin (1755) y Enmyö­
y en lugares propicios para la desecación. kai Shönin (1822) (Aufderheide, 2002:275)
En la “globalización”, inmortalizar a algu­ (véase la figura 7).
nos privilegiados —ricos, distinguidos, pode­ Con fines didácticos, ahora se cuenta con
rosos, importantes, santos, encumbrados— fue momias plastinadas en las que se reemplazan
una práctica que se mantiene para estar pre­ los líquidos tisulares con resinas y polímeros
sentables ante la muchedumbre de adoradores para su conservación (Brier, 1997:144) y las
y curiosos. En estos casos, la momificación se computarizadas. Actualmente se encuentran
ha convertido en un símbolo de poder, de esta­ a la venta discos compactos que muestran imá­
tus y un ejemplo a seguir (Aufderheide, 2003: genes digitalizadas de un hombre y de una
159 y Pringle, 2001:294). En la actualidad, hay mujer estadounidenses que donaron sus cuer­
personajes, los poderosos que pueden cos­ pos a la ciencia. Se les tomaron tomografías
tear su criogenización (congelamiento a me­ axiales computarizadas y se congeló sus cuer­
nos de 196 grados centígrados) y acceder a este pos a menos 90 grados centígrados bajo cero
procedimiento en Estados Unidos (Brier, 1998: para ser cortados en secciones de un milíme­
34-35). tro de grosor para el hombre y de un tercio de
Otro propósito de momificación con exhi­ milímetro para la mujer. Con las fotografías
bición lo constituyen los cuerpos automo­ y la tomografía de estas secciones se crearon
mificados de monjes budistas; se trata de una las ciber-momias (el software cuesta aproxi­
preparación deliberada antes de la muerte, madamente 495 dólares).
con base en una alimentación cada vez menor En Mesoamérica las momias encontradas
y que excluye determinados granos, que a hasta la fecha son tres de tipo natural, dos
lo largo de dos a cuatro años conduce a la pér­ de ellas encontradas en cuevas y la tercera de
di­da de grasa y músculo del organismo, así saqueo, por lo tanto no podemos concluir si
co­mo una paulatina deshidratación, cuando hubo alguna intención de preservación. En
lo­­gran un debilitamiento extremo se les reti­ cambio, los grupos del norte de México, por
ra paula­tinamente la ingestión de agua hasta su ecosistema y costumbres funerarias, muy
que mue­ren en estado caquéctico deshidrata­ probablemente propiciaron la momificación
do. Esto lo practicaban con la creencia de lle­ natural de sus difuntos por su posible creencia

Figura 7. Dos ejemplos de momias japonesas.

105
Josefina Mansilla Lory y Carmen María Pijoan Aguadé

en otra vida. Por otro lado, la momificación Cholula (Puebla)”, en Investigaciones en bio­
antropogénica que se practicó durante el vi­ diversidad humana, Memorias del XI Congreso
rreinato y fechas posteriores, en el resto del de la Sociedad Española de Antropología Bioló­
país, obedece de manera general a que se le gica, Santiago de Compostela, pp. 175-182.
da una importancia mayor a la vida presente Aufderheide, A., 2003. The Scientific Study of
y se utilizan estos cuerpos momificados para Mummies, Cambridge, Cambridge Univer­
su exhibición con ciertos fines específicos que sity Press.
satisfacían a los dirigentes. Aveleyra, L., 1964. Sobre dos fechas de ra­
diocarbono 14 para la Cueva de la Cande­
laria, Coah.”, Anales del Instituto Nacional
Algunas momias modernas
de Antropología e Historia, núm. 1, pp. 125-
130.
Anotamos por último algunos ejemplos con­
 ; M. Maldonado y P. Martínez del Río,
temporáneos que permiten valorar los cam­
1956. “Cueva de la Candelaria”, en Memo­
bios de intención para la momificación.
rias del inah, V, México, inah.
La momia de María Eva Duarte de Perón
Brier, B., 1998. The Enciclopedia of Mummies,
es un magnífico ejemplo del poder que se pue­
New York, Checkmark Books.
de transferir del cadáver de un líder al indi­
De la Garza, M., 1997. “Ideas nahuas y mayas
viduo o grupo que lo posee.
sobre la muerte”, en Elsa Malvido, Gregory
La momia de Vladimir Ilich Lenin, dirigen­te
Pereira y Vera Tiesler (coord.), El cuerpo
de la revolución bolchevique de 1917 (mu­rió
hu­mano y su tratamiento mortuorio, México,
en 1924), permanece actualmente en su mau­
inah/cemca (Colección Científica, 344),
soleo de piedra en la Plaza Roja de Moscú, y
pp. 17-28.
representa un icono público, su mantenimien­
Gibson, Ch., 1983. Los aztecas bajo el dominio
to actual incluye los servicios de 27 científicos
español 1519-1810, México, Siglo xxi.
y 33 técnicos.
Gallegos, M., 2001. Las costumbres funerarias
La momia de Stalin, muerto en 1953, acom­
mayas durante el 300-900 d.n.e en las capita­
pañó por nueve años a la de Lenin, pero fue
les regionales. Una interpretación a partir de los
remo­vida en 1962 por cambios en la política
entierros de Calakmul, Campeche, Campeche,
soviética.
Universidad Autónoma de Campeche.
Ho Chi Minh (1969), el cantante Caruso
García, V. y R Schneider, 1996. “El proceso
(1921) y otros muchos, son ejemplo de cómo
de rescate, conservación, restauración y aná­
perdura el tratamiento mortuorio de la mo­
lisis como una fuente primaria de investi­
mificación en el mundo actual (Aufderheide,
gación antropológica: el caso de la tumba
2003:159, 210-211; Pringle, 2001:286-288 y
1 de la estructura XV de Calakmul, Cam­
294-295).
peche”, tesis de licenciatura, México, Escue­
En México tenemos algunos ejemplos, co­
la Nacional de Conservación, Restauración
mo el de Maximiliano (1867), que fue embal­
y Museografía.
sa­mado dos veces, y el del general Ignacio Za­
González, A., 1994. “Trabajos recientes en
ragoza.
Palenque”, en Arqueología Mexicana, II (10),
pp. 58-65.
Bibliografía León-Portilla, M., 2001. “La conquista de
México“, en Arqueología Mexicana, IX (51),
Alemán, I.; C. Pijoan; M. Botella y J. Mansilla, pp. 20-27.
2000. “Evidencias de sacrificio humano en López, S.; Z. Lagunas y C. Serrano, 1976. En­
el México prehispánico. El entierro 205 de terramientos humanos de la zona arqueológica

106
La inmortalización del cuerpo humano después de la muerte

de Cholula, Puebla, México, inah (Colección y C. Pijoan, 2005. “Treponematosis


Científica, 44). in Ancient Mexico”, en Mary Lucas Powell
López Austin, A., 1996. Cuerpo humano e ideo­ y Della Collins Cook (eds.), The Myth of Sy­
logía, México, iia-unam. philis. The Natural History of Treponematosis
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Estudios Históricos-inah. cas, México, enah.
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dio inédito sobre el infante de la Cueva del Ga­ en Javier Romero (coord.), Antropología fí­
llo, Morelos, s.l., s.e. sica, época prehispánica, México, inah, pp.
 ; E. Malvido; Ilan Leboreiro y C. Pi­ 83-112.
joan, en preparación. Catálogo de los restos Zarauz, H., 2000. La fiesta de la muerte, Méxi­
momificados de la daf-inah. co, Conaculta.

107
Plantas sagradas de Tláloc,
dios de la lluvia

Dora Sierra Carrillo*



Tláloc... “señor de las verduras, las gomas y
de las yerbas olorosas y virtuosas”.1

Introducción La iconografía de Tláloc adquiere un pa­


trón con determinados rasgos que se repetirá
Lluvias fertilizadoras, cosechas abundantes y en todo el territorio mesoamericano; aun
alimentos suficientes constituyen el eje de la cuando, según la lengua o el idioma de cada
vida y la religiosidad de las sociedades campe­ pueblo, reciba un nombre diferente: los zapo­
sinas. Los pueblos mesoamericanos basaron tecos lo llamaron Cocijo; los mayas Chac; fue
su existencia en la agricultura de temporal; a conocido como Tajín entre los totonacos y Tza­
lo largo de los siglos su principal preocupación hui por los mixtecos; este dios se representa­
fue propiciar las precipitaciones pluviales a rá, generalmente, con rasgos de jaguar y de
través de rituales, ofrendas, plegarias, sacri­ serpiente.
ficios, cantos y danzas que ofrecían al dios del En la mayoría de los casos su rostro apare­
agua y de la fertilidad para equilibrar su poder ce cubierto por una máscara que porta una
creador y que sólo les enviara las lluvias be­ especie de anteojeras y bigotes que son estili­
néficas, no las tempestades y granizadas des­ zaciones de serpientes, cuyas colas se ubican
tructoras de sus siembras. en la parte posterior del rostro, formando las
El culto agrario se remonta a las primeras cejas; los cuerpos de los reptiles se entrelazan
sociedades agrícolas organizadas en el pre­ y dan forma a la nariz; el cuerpo de la serpien­
clásico tardío —hacia 300 a.C.—, cuando la te, a cada lado del rostro, da una vuelta alre­
personificación de Tláloc como patrono de dedor de los ojos. En algunas representaciones,
la lluvia, de los truenos y relámpagos se hace en la boca de la máscara se encuentran las dos
presente. Pero es hasta el mundo clásico —100 cabezas de perfil de estos reptiles y frente a
a 900 d.C.— cuando se impone como deidad frente, de manera que los colmillos forman
tradicional de los agricultores, con dominio la boca monstruosa del dios,2 de la cual sur­
sobre las aguas terrestres, del mar y del cielo, ge una gran lengua bífida como dos corrientes
las nubes, los rayos y de toda la vegetación. A de agua que resalta el carácter serpentino de
partir de entonces sus representaciones serán Tláloc.
de las más numerosas en el mundo prehispá­ El estrecho vínculo entre Tláloc y la agri­
nico. cultura permitió que su culto sobreviviera en­
* Dirección de Etnohistoria-inah.
1
 Bernardino de Sahagún, Historia de las cosas de Nue­ 2
 Alfonso Caso, La religión de los aztecas, México,
va España, México, Porrúa, 1969, I, p. 84. sep, 1945, p. 38.

109
Dora Sierra Carrillo

tre la población mesoamericana, no obstante o Tlaloque Tlamacazqui. A este diablo con mu­
el ascenso y caída de culturas como la teoti­ chos otros sus compañeros llamados Tlaloque
huacana y la tolteca. En el Estado mexica su atribuían vuestros antepasados falsamente la
lluvia, los truenos, rayos y granizo, y todas las
importancia se manifiesta al compartir en plan
cosas de mantenimiento que se crían sobre la
de igualdad con Huitzilopochtli, dios de la tierra, diciendo que este diablo, con los de­
guerra, la cima del Templo Mayor de Teno­ más de sus compañeros, lo criaban y le daba
chtitlan, donde se ubicaban dos recintos: en a los hombres para sustentar la vida.3
el lado sur, el templo rojo, el Coatépetl, dedi­
cado al numen guerrero y al norte, el templo Por su parte Diego Durán lo menciona
azul de Tláloc, el gran cerro divino llamado como:
Tonacatépetl, lugar donde las deidades de la
lluvia guardaban el maíz. Dios de las lluvias, truenos y relámpagos, re­
Con el propósito de penetrar en la comple­ verenciado por todos los de la tierra en ge­
ja cosmovisión mesoamericana y conocer los neral, que quiere decir “camino debajo de la
tierra” o “cueva larga” [...] adorábanle como
atributos y poderes otorgados al dios de la llu­
dios de los aguaceros, rayos, truenos y relám­
via, en este texto presentaré en primer lugar pagos y de todo género de tempestades [...]
un acercamiento a Tláloc a través de la imagen La estatua del cual era de piedra labrada, de
que nos dejaron los conquistadores españo­ una efigie de un espantable monstruo; la cara
les; luego plantearé el análisis y la interpreta­ muy fea a manera de sierpe, con unos colmi­
ción realizada por diversos estudiosos sobre llos muy grandes, muy encendida y colorada,
su nombre. a manera de un encendido fuego, con el cual
denotaban el fuego de los rayos y relámpagos
En la descripción sobre las fiestas dedi­
que del cielo echaba cuando enviaba las tem­
cadas a este dios y a sus ayudantes los tlaloque, pestades [...] tenía en la mano izquierda una
destacaré la presencia de dos plantas que tu­ bolsa de cuero, siempre llena de copal.4
vieron un papel fundamental en sus cultos y
rituales, el yauhtli y el iztauhyatl, así como la En la Relación de Texcoco se dice que:
representación de la primera en códices y en
los hallazgos de restos vegetales que conte­ El ídolo llamado Tláloc es más antiguo en
nían las ofrendas descubiertas en el Templo esta tierra, porque dicen que los mismos cul­
Mayor. Los mexicas dedicaron estas ofrendas a huaque le hallaron en esta tierra, y no ha­
Tláloc como agradecimiento por las lluvias be­ ciendo caso de él los chichimecas, ellos le
comenzaron a adorar y reverenciar por dios
néfi­cas y y las buenas cosechas obtenidas en
de las aguas [...] no saben dar razón por qué
esa época. lo adoraban por dios de los temporales, más
de que por algunas inteligencias hay sospe­
chas que lo hi­cieron un género de gentes que
Tláloc y los cronistas
del siglo xvi
3
 Sahagún, op. cit., I, p. 89.
Después de la conquista europea, en las des­ 4
 Diego Durán, Historia de las indias de Nueva Espa­
ña e islas de la Tierra Firme, México, Porrúa, 1984, II,
cripciones que hicieron los primeros histo­
pp. 81-83. Thelma Sullivan opina que el significado
riadores sobre el mundo indígena, ocupan un que Durán atribuye al nombre de Tláloc, se deriva de
lugar primordial las que se refieren a los dio­ tlalli, tierra y otli, camino, de manera que la interpre­
ses, los rituales y las fiestas. En relación con tación de “cueva larga”, puede haber sido una exten­
sión de “camino bajo la tierra”. Véase Thelma Sullivan,
Tláloc, Sahagún nos dice: “Tláloc: A New Etymological Interpretation of the God’s
Name an what is Reveals of his Essence and Nature”,
Vuestros antepasados adoraron y tuvieron en Actas del Cuadragésimo Congreso de Americanistas, Ro­
por dios a un diablo que ellos llaman Tláloc ma, 1972, p. 213.

110
Plantas sagradas de Tláloc, dios de la lluvia

llamaron toltecas, que hubo antiguamente en tierra. Si se toma en cuenta que los nombres
esta tierra...5 nahuas de los dioses son literal y figurativamen­
te una descripción de la naturaleza, Tláloc
Finalmente, es importante destacar que Tlá­ aparece entonces como una deidad terrestre,
loc también recibe otros nombres: Tetzauh­ siendo uno solo con la tierra. Sullivan opina
pilli, el “príncipe prodigioso”, el que hace la que es posible que fuera el primer dios con­
transformación de la semilla en planta y del cebido con la dualidad tierra-agua y que su
muerto en vivo, y Tlamacazqui, “el proveedor función como dios de la lluvia se hubiera de­
divino”, “el que dará algo”. Este término se re­ sarrollado más tarde.8
fiere: a) el que dará lo necesario para la vida, lo
que se aplica a los dioses, en especial a los de
la lluvia, y b) el que ofrecerá servicio a los dio­ Tláloc, las fiestas
ses, en este sentido se refiere a los ministros se­ y los rituales
cundarios del culto.6
Sobre el nombre de Tláloc, Broda apunta una En el calendario mesoamericano nueve de los
serie de etimologías: según Seler, Tlá­loc sig­ 18 meses que lo formaban, estuvieron dedica­
nifica “el que hace brotar o germinar”. Estudio­ dos a las fiestas de los númenes relacionados
sos como Spence, Soustelle y Caso se adhie­ren con la lluvia y la agricultura, en cuyos rituales
a esta interpretación. Por su parte, Shultze-Jena participaban una serie de elementos simbóli­
propone su derivación de tlaloa (reflexivo), “co­ cos como el hule, el copal, el papel, el tabaco
rrer, precipitarse sobre el viento, se enfurece”, y en especial destacan dos plantas: el yauhtli
como adjetivo sería “tempestuoso”; de este (pericón) y el iztauhyatl (estafiate)9, cuyo víncu­
modo Tláloc significaría “el que se enfurece, lo con el culto a Tláloc fue tan fuerte que inclu­
el tempestuoso”. Leon-Portilla deriva el nom­ so sobrevivió al impacto de la conquista, como
bre de tlal(li) y oc, “que está en la tierra, que la lo registran algunos procesos que la Santa
fecunda”. Como podemos ver, todas estas eti­ Inquisición instrumentó contra los indios que,
mologías se encuentran manifestando los dos en plena época colonial, seguían rindiendo cul­
aspectos del carácter del dios: uno como el to a este dios en varias cuevas del centro de
dios de las lluvias benéficas que hacen crecer México.10
la vegetación y el otro como el dios de las tor­ En el mundo mesoamericano, las formas
mentas y tempestades.7 más importantes de culto se manifestaron en
Por su parte, Sullivan presenta un nuevo las fiestas religiosas. Para los fines del presen­
enfoque sobre el significado de Tláloc. Esta te trabajo sólo mencionaré aquéllas donde se
autora señala que desde el punto de vista es­ describe el uso de estas dos hierbas sagradas.
trictamente gramatical, el nombre del numen
puede referirse al adjetivo tlallo, que significa 8
 Sullivan, op. cit., pp. 215-216.
9
 La investigación sobre las plantas consideradas
“lleno de tierra”, “cubierto de tierra”, “hecho
sa­gradas por su asociación con Tláloc en las ceremo­
de tierra”. Así que Tlalloc, sería el que tiene nias de petición de lluvias y de celebración por su lle­
calidad de tierra, el que está dotado o hecho de ga­da, tiene como antecedente los trabajos realizados
por Ber­nardo Ortiz de Montellano, véase “Las hierbas
5
 Juan Bautista Pomar, Relación de Texcoco (siglo vii), sagradas de Tláloc”, en Estudios de Cultura Náhuatl,
México, Editorial Libros de México, 1975, pp. 14-15. México, iih-unam, 1980, y Medicina, salud y nutrición
6
 Ángel María Garibay K., Historia de la literatura aztecas, 1980. El estudio histórico del yauhtli lo llevó a
náhuatl, México, Porrúa, 1987, II, p. 408. cabo Dora Sierra Carrillo, véase “El yauhtli o pericón,
7
 Johana Broda, “Las fiestas aztecas de los dioses planta curativa y protectora. Su importancia mágico-
de la llu­via: una reconstrucción según las fuentes del religio­sa en el presente y en el pasado”, tesis, México,
siglo xvi”, en Revista Española de Antropología Ameri­ ff yl-unam, 2000.
cana, Madrid, 1971, p. 250. 10
 Sierra Carrillo, op. cit., pp. 127-128.

111
Dora Sierra Carrillo

La primera fiesta del año era llamada Atlca­ htli?). Las mujeres que hacían la sal cantaban
hualo y en ella se honraba a los dioses del agua y bailaban en su honor, adornaban su cabeza
o de la lluvia, a los llamados tlaloque, Sahagún con guirnaldas hechas “de aquella yerba que
menciona que como parte fundamental del se llama iztauhyatl, que es casi co­mo ajenjo de
ritual, en esta festividad se sacrificaban muchos Castilla”.16 Los espectadores de los sacrificios
niños en varios cerros: Cuauhtépetl, Yoalté­ también llevaban iztauhyatl en las manos y unas
petl, Tepetzinco, Poyauhtla, Pantitlán, Cócotl flores amarillas llamadas cempoalxóchitl.17
y Yiauhqueme.11 Aun cuando no se menciona Cuando descendían las aguas se hacía la
el uso de plantas, es importante destacar que el celebración de Atemoztli, en el décimo sexto
nombre de dos cerros se vinculan en términos mes del año. Los ruidos de los truenos y de las
semióticos con el yauhtli: Yiauhqueme, signi­ lluvias en los montes eran interpretados por
fica “vestido de yauhtli”; uno de los tlaloque era las gentes como la llegada de los tlaloque, en­
conocido como Yauhqueme y portaba un go­ tonces los sacerdotes echaban polvo de yauh­
rro de papel pintado de color de yauhtli.12 El tli sobre las brasas de sus incensarios en forma
otro cerro era Poyauhtla, que significa “junto de grandes cucharas perforadas, con unas so­
a la niebla que parece humo”, Garibay señala najas dentro que hacían sonar para atraer la
que “toda montaña recargada de nieblas ne­ lluvia, haciendo un rito especial.18
gruzcas es un Poyauhtlan, y toda montaña es En la celebración de Opochtli, tlaloque pa­
morada de Tláloc”.13 trón de los barqueros, las ofrendas que le ha­
En el sexto mes se celebraba la fiesta de Et­ cían incluían yauhtli, tabaco y copal. Sahagún
zalcualiztli, cuando ya las lluvias habían rega­ al hablar de los ministros que servían a los dio­
do los campos y las milpas estaban crecidas; ses, dice que el sacerdote Tzapotlateohuatzin se
el sacerdote de Tláloc llevaba colgando en la encargaba de proveer lo necesario para la fies­
mano derecha una bolsa de cuero adornada ta de la diosa Tzapotlatenan: papel, copal, hule
con caracoles, estaba llena de yauhtli en polvo, y “una yerba olorosa con que incensaban a los
el cual esparcía sobre las esteras del templo ídolos”.19
del dios.14 A la medianoche se hacía el sacri­ El uso de plantas en los rituales de las dei­
ficio de los cautivos; las personas que asistían dades acuáticas y otros númenes relacionados
a este acto solían llevar la “yerba que llaman iz­ con la agricultura, es ampliamente descrito
tauhyatl”, algunas la apretaban en el puño o se por los cronistas. En el caso del iztauhyatl, sólo
la ponían en las orejas; otros abanicaban los se menciona como una de las hierbas que acom­
rostros de sus hijos con esta planta para evitar pañaba a los participantes en algunos ritos;
que los gusanos se fueran a meter en sus ojos mientras que del yauhtli encontré mayores re­
y les causaran enfermedades.15 ferencias como parte de los objetos de culto
La ceremonia del séptimo mes era llamada en el complejo ceremonial de las fiestas del
Tecuilhuitontli y se dedicaba a la deidad acuá­ crecimiento y la cosecha: sahumado en forma
tica Huixtocíhuatl, diosa de la sal, quien porta­ de incienso, para comunicarse con los dioses,
ba un bastón adornado con papeles goteados como ofrenda para halagarlos y agradecerles
de hule y flores de papel llenas de copal (¿yau­ los beneficios recibidos y usado como elemen­
to protector de las fuerzas malignas, de las
11
 Sahagún, op. cit., I, p. 140. fuerzas frías del universo.
12
 Miguel León-Portilla, Ritos, sacerdotes y atavíos de
los dioses, México, iih-unam, 1958, p. 131.
13
 Ángel María Garibay K., Veinte himnos sacros de los 16
 Ibidem, p. 172.
nahuas, México, iih-unam, 1995, p. 59. 17
 Ibidem, p. 173.
14
 Sahagún, op. cit., I, pp. 167-169. 18
 Ibidem, p. 214.
15
 Ibidem, p. 170. 19
 Ibidem, p. 249.

112
Plantas sagradas de Tláloc, dios de la lluvia

La relevancia de esta planta se pone de ma­ me apoyé principalmente en los siguientes có­
nifiesto en una oración a Tláloc para obtener dices: Mendocino, Matrícula de tributos, Maglia­
la lluvia; en esta petición se puede ver la estre­ bechi, Tudela, Borbónico y Telleriano-Remensis.21
cha relación entre un vegetal y un dios, esto su­ En el análisis y la identificación de dicho ve­
cede cuando la planta personifica la deidad: getal tomé como referente la representación
de la planta que aparece en los dos primeros
Oh señor, oh nuestro dueño. Oh Tlamacaz­ códices como glifo de Yauhtepec, que represen­
qui, Oh Xoxouhqui [oh verdísimo], Oh señor ta al cerro del yauhtli, muy similar a la divisa
del Tlalocan, Oh señor del incienso [yiauhtli que identifica a Yauhtécatl —uno de los dioses
(personificado)], Oh señor del copal: en ver­ del pulque— en el Magliabechi y en el Tudela:
dad, los dioses, los Tlamacazque, los señores
un manojo o atado de hierbas rematado con
del hule, los dioses del incienso [yiauhtli (per­
sonificados)], los señores del copal —nues­ puntos amarillos —aluden a las flores peque­
tros señores— se han refugiado...20 ñas de esta planta— sujeto con una cinta de pa­
pel, a veces es de un solo color o pintada con
Otro campo en el que se observa el víncu­ estrellas negras.
lo de Tláloc con estas plantas, es el relaciona­ En varias imágenes de Tláloc que apare­cen
do con las enfermedades. Entre los mexicas se en el Códice Magliabechi, este numen porta en una
tenía la creencia que algunas de éstas se asocia­ de sus manos un bastón con flores ama­rillas. En
ban con determinados dioses, según ellos, el el Códice Telleriano-Remensis se repiten en las fi­
incumplimiento de ciertos rituales se castiga­ guras del dios de la lluvia las plantas verdes con
ba con enfermedades específicas. Así, por ejem­ puntos amarillos; incluso en una de ellas el dios
plo, las causadas por el frío como la gota, la lleva en la mano una serpiente con un ramo
parálisis, la perlesía o el encogimiento de al­ de flores amarillas en la parte superior. Otras
gún miembro y las que se producían en la piel deidades del complejo acuático se representan
como la lepra, las bubas y la sarna, eran envia­ portando en sus atavíos manojos de hierba,
das por Tláloc; para protegerse y curarse de muy parecidos a la iconografía del yauhtli.
estos padecimientos usaban también las yerbas Aun cuando algunos autores señalan que
sagradas —el yauhtli y el iztáuyahtl—; en la cos­ las plantas de estos bastones eran juncos, con­
movisión indígena, ambas plantas cumplieron sidero que más bien se trata de flores de yauh­
una doble función: la ritual y la terapéutica. tli, una de las razones para suponer esto la
proporcionan tres de las ofrendas dedicadas
a Tláloc descubiertas en los recientes hallaz­
gos en el Templo Mayor, donde se encontra­
Las representaciones de Tláloc ron restos de este vegetal: la primera de ellas,
y el yauhtli en los códices la ofrenda X, estudiada por López Luján,22
es­taba dentro de un receptáculo que contenía
Como ya lo mencioné, la figura de Tláloc es una serie de objetos simbólicos entre los que
una de las más representadas en diversos ma­ se encontraban cuatro bolas de copal, cuatro
teriales; cerámica, escultura, pintura mural y de hule, una olla de Tláloc con semillas de chía
en códices. Por ahora me concretaré a las imá­ en su interior, algunas plantas como el ma­
genes de este dios en los códices donde apa­ guey, el toloache y semillas de yauhtli dentro
rece con una planta que he identificado como y fuera de la olla.
la flor de yauhtli. Para el estudio iconográfico
 Sierra Carrillo, op. cit., pp. 88-96.
21

20
 Ortiz de Montellano, op. cit., p. 293 (traducción  López Luján, Anthropologie religieuse du Templo
22

del autor). Mayor, Mexico, La Maison des Aigles, 1998.

113
Dora Sierra Carrillo

La segunda ofrenda es la número 100, co­ él es quien realiza el milagro de trans­for­mar


lo­cada en una caja rectangular, había en ella la semilla en planta. Además, en la taxonomía
dife­rentes objetos: caracoles, restos óseos de prehispánica la flora era clasificada según la
animales, cuchillos de silex, puntas de pro­yec­ naturaleza fría o caliente de los vegetales; el
til, máscaras de madera representando a Tlá­ yauhtli, por ejemplo, era de esencia caliente,
loc, bloques de copal y abundantes fibras vege­ su amarillo color representaba los rayos del
­tales, destacando la existencia de fragmentos sol y sus propiedades curativas se aplicaban
de la flor de yauhtli. para curar enfermedades relacionadas con el
Finalmente haré referencia a la ofrenda 102, agua y con el rayo; las provocadas por los dio­
descubierta por Álvaro Barrera. Es sumamen­ ses acuáticos.
te espectacular por los materiales encontrados En sus fiestas y rituales se encuentran pre­
y por la conservación de los mismos: papel, sen­­tes los vegetales en forma de incienso; orna­
plumas, telas y abundantes restos vegetales, so­ ­mentan­do los atavíos de los dioses del com­
bre todo ramos de flores completas de yauh­tli plejo lluvia-pulque, aromatizando los espacios
y esculturas de Tláloc, una de las cuales por­ta sagrados y formando parte de sus ofrendas.
un bastón que aún conserva restos de esta plan­ La mención especial que se hace en las fuen­
ta. Estas dos últimas ofrendas se descubrieron tes documentales y en los tratados de herbola­
en el predio que ocupaba la Casa de las Aja­ ria del iztauhyatl y del yauhtli, y la pre­sencia de
racas, frente al Templo Mayor de México-Te­ esta última en los códices y en los contextos ar­
nochtitlan. queológicos mencionados, nos es­tá ha­blan­do
Por lo que se refiere a la representación ico­ del poder y el profundo contenido simbóli­co
nográfica del iztauhyatl, aún no se ha podido que se les confirió a estas hierbas consideradas
realizar su plena identificación en los mate­ sagradas por compartir con Tlá­loc su propia
riales documentales y arqueológicos. Es nece­ esencia divina.
sario llevar a cabo otros estudios que aporten Esto me permitió constatar que las plan­
nuevas luces al respecto. tas no sólo son entidades biológicas, sino que
tienen una fuerte carga cultural al adquirir
cualidades y recibir atributos según el contex­
Conclusiones to ideológico donde se desarrollan.

En la cosmovisión mesoamericana la dualidad


tuvo un papel fundamental y se manifestó en Bibliografía
todos los aspectos de la vida de dioses y de hom­
bres. Tláloc como dios benévolo, como pro­ Broda, Johanna, 1971. “Las fiestas aztecas de
veedor divino, podía favorecer la abundancia los dioses de la lluvia: una reconstrucción
de las cosechas con lluvias adecuadas y opor­ según las fuentes del siglo xvi”, en Revista
tunas; sin embargo, si se desataba su ira podía Española de Antropología Americana, Ma­
castigar a los hombres con terribles tempes­ drid, vol. 6, pp. 245-327.
tades y granizadas que destruían las siembras Caso, Alfonso, 1945. La religión de los aztecas,
provocando hambrunas, enfermedades y muer­ México, sep (Biblioteca Enciclopedia Po­
te. Tláloc y la tierra tenían una doble esencia, pular, 38).
un doble poder, el de la vida y el de la muerte. Códice Borbónico, 1991. El libro del Ciuacoatl.
La estrecha asociación que existe entre el Homenaje para el año del Fuego Nuevo. Li­bro
dios del agua y las plantas se debe, sin lu­gar a explicativo del llamado Códice Borbónico, in­
dudas, a su vital relación con el ciclo agríco­la, troducción explicación de Ferdinand An­
a su naturaleza de dios proveedor de alimentos, ders, Maarten Jansen y Luis Reyes, España-

114
Plantas sagradas de Tláloc, dios de la lluvia

Austria-México, Sociedad Estatal Quinto López Luján, Leonardo, 1998. “Anthropolo­


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115
Evolución cultural prehispánica de los grupos
nómadas en San Luis Potosí, México

Monika G. Tesch*

Los grupos arqueológicos de nómadas y se­ difícil acceso. En la cima, los suelos al igual que
misedentarios estudiados por nosotros en el en las laderas bajas y en los llanos intermedios
transcurso de las diferentes temporadas de cam­ son fértiles y presentan una vegetación muy va­
po y gabinete durante la última década, se riada y relativamente abundante.
localizan hacia el sureste de la Gran Chichime­ Clima: al hallarse el territorio en estudio en­
ca y abarca, por lo tanto, una parte del México tre los 22° 00’ N y los 22° 30’ N es evidente que
septentrional, cubriendo el área de estudio el se trata de una zona de clima semiárido. Así, se
centro y centro-norte del actual estado de San ubica dentro de la estribación sureste del desier­
Luis Potosí, o sea, sobre el segundo escalón de to de Chihuahua y no ha sufrido ma­yo­res cam­
la Sierra Madre Oriental. Sin embargo, quere­ bios desde la época prehispánica; según infiere
mos tomar en cuenta también algunos hallaz­ el biólogo Polaco (1997, información perso­
gos hechos por colegas en lo que se denomina nal) a partir de la flora y fauna aún observable,
el Altiplano potosino, esto es, el tercer escalón aunque quizá su clima en aquel entonces haya
de esta misma sierra, orientada prácticamen­ sido un poco más húmedo y por lo tanto algo
te norte-sur. más benévolo para la vida humana.
Geografía: las áreas visitadas y habitadas por Al encontrarnos dentro de las estribaciones
los grupos nómadas, que hemos estudiado, sureñas del desierto de Chihuahua contamos
en la época prehispánica se encuentran prin­ con un clima seco de temperaturas extremas de
cipalmente sobre derrames de roca basáltica, gran variación entre el día y la noche.
que en ocasiones forman conglomerados con Según Vivó (1964:191) el clima es semiári­
la roca caliza que generalmente los rodea y, fre­ do, poco influido por los “nortes” de diciem­
cuentemente, están interrumpidos por amplios bre y enero y los vientos del este que alcanzan
llanos aluviales, por lo general salitrosos, de la región en verano, generalmente han dejado
inundación temporal. La amplitud de las me­ ya sus aguas antes de cruzar la Sierra Madre
sas formadas por los derrames basálticos os­ Oriental, así que no influyen mayormente so­
cila entre los 1 000 y 1 200 msnm; generalmente bre el clima en esta región, siendo la media
las laderas medias a altas cuentan con fuertes anual de lluvias de 500 mm (Vivó, 1964:200)
pendientes muy pedregosas y muchas veces de y correspondiendo a un tipo de clima BShw
según Koepen.
La presencia del hombre actual ha provo­
*
Centro inah San Luis Potosí. cado una mayor desertificación y como con­

117
Monika G. Tesch

secuencia de la proliferación del huizache de específicamente este tipo de vegetación por


poca altura y de la gobernadora. El clima más su implicación en el panorama cultural, pues­
benigno observado para la época prehispánica to que en ellos se encuentran algunas disper­
lo inferimos también a través de los vestigios siones de lascas y algunas puntas de proyectil
culturales dejados por los antiguos pobladores aisladas, dando la impresión del paso de los
en su constante paso por esta región y sus even­ ca­zadores a través de estos bosques aunque sin
tuales estadías de mayor o menor duración. detenerse por un espacio de tiempo prolon­
Hidrología: la región en estudio (véase el ma­ gado.
pa de localización de campamentos al final del En los llanos salitrosos, ocasionalmente, se
artículo) cuenta exclusivamente con arroyos cuenta con crecimiento de zacate y algunos
intermitentes su­perficiales, algunos pocos de árboles de crecimiento mayor como el Enebro
un buen cauce y sólo uno, el arroyo El Toma­ juniperus, que puede haber formado antigua­
te, que en su cau­ce tiene partes en las cuales el mente pequeños bosques (Polaco, 1997). Es
nivel freático es lo suficientemente alto como importante hacer mención de que en los al­
para presentar encharcamientos de agua tam­ rededores de los ojos de agua (manantiales)
bién en época de secas. Además se localizaron y de la laguna salada ubicada en las inmedia­
dos nacimientos de agua dulce y una laguna de ciones del Cerrito Colorado crece una especie
agua salobre permanente; es probable que fal­ de tule, que pudo haberse utilizado para la ces­
te identificar alguna otra fuente más que haya tería y fabricación de cuerdas.
existido, pero que hoy se ha secado a raíz de Fauna: la misma variedad y relativa abun­
la sobreexplotación de los acuíferos debido a la dancia de vegetación de la región en estudio
irrigación de los actuales campos de cultivo in­ pre­senta una gran diversidad en fauna silves­
tensivo. tre que debió haber sido todavía más abun­
Vegetación: mientras que la vegetación en los dante en la época prehispánica. Se observó la
cerros calizos de la región es muy escasa, en presencia de venado y mamíferos pequeños
las áreas de azolve se observan árboles de cre­ como ardillas, ratas de campo, ratas canguro,
cimiento medio y bajo, como mezquites (Pro- ratas magueyeras, conejos, liebres, zorrillos,
sopis juliflora), huizaches (Acacea schaffneri) y ma­pa­ches, coyotes y gato montés; igualmente
arbustos espinosos bajos. En las mesas pro­ es abun­dante la variedad de víboras, lagartijas
ducto de derrames volcánicos basálticos, por y cama­leones, así como ranas, tortugas y un
las mismas características de sus suelos, la sin­­número de insectos y pájaros tanto de ra­
vegetación es más rica. Se cuenta en estas me­ piña como cantores.
sas con una gran variedad de cactáceas, casi Rasgos culturales: para el momento de con­
todas comestibles, entre las que se encuentra tacto con los europeos, nos encontramos justo
una gran variedad de nopales (Opuntia, ssp), al norte de las altas culturas, sedentarias, re­
el garambullo (Myrtillocactus geometrizans) y el lacionadas con lo que se ha venido llamando
pitayo. Además, la región cuenta con algunas Mesoamérica. Sin embargo, durante los últi­
plantas utilizables en la manufactura de fibra mos siglos antes de la llegada de los misioneros
y otras de uso medicinal. españoles, como veremos más adelante, entre
Algunos valles, así como algunas planicies los nómadas (cazadores-recolectores) y los se­
y llanos un poco más amplios, están poblados dentarios se observan interacciones de diver­
de mezquite, mientras que en el área que he­ sa índole.
mos denominado de comparación, o sea, al Es conocido que el ser humano en un prin­
NNW, los bosques de mezquite son menos ce­ cipio tuvo que estar en constante movimiento
rrados que los que crecen en y alrededor del con objeto de encontrar alimento, iniciándo­
Cerrito Colorado (véase el mapa). Nombramos se como recolector tanto de plantas como de

118
Evolución cultural prehispánica de los grupos nómadas en San Luis Potosí

pequeños animales fáciles de atrapar, desarro­ De esta manera, sin poner demasiado énfasis
llando posteriormente las herramientas ade­ en los fechamientos sino en los aspectos cultu­
cuadas para dedicarse también a la caza de rales observados y relativos a los espacios reco­
megafauna que, probablemente, fue la que lo rridos por los seminómadas, sus preferencias
guió hacia América por el estrecho de Bering. y diferentes manifestaciones dentro de los am­
Se trataba en ese entonces de pequeños gru­ bientes naturales a los que tuvieron que enfren­
pos de gente nómada cuyo avance seguramen­ tarse y los cuales seguramente sus habitantes
te fue sumamente lento. llegaron a conocer a la perfección para poder
En San Luis Potosí la evidencia más antigua sobrevivir con tan pocos apoyos tecnológicos
de los cazadores de fauna pleistocénica la re­ en un medio tan hostil.
portan los prehistoriadores Lorenzo y Miram­ Precisamente por la ausencia de trabajos
bell en un manantial, actualmente seco, del relativos a los grupos nómadas que recorrie­
rancho la Amapola, ubicado en el municipio ron el área semiárida de la zona media poto­
de El Cedral, en el Altiplano potosino. Obtu­ sina, dentro del programa de investigaciones
vieron un fechamiento por carbono 14 de al­ arqueológicas del Centro inah San Luis Poto­
rededor de 33 mil años para el artefacto (un sí, en general, y en específico dentro del Pro­
raspador) más antiguo y 31  850 para un ho­gar yecto Arqueológico Alaquines-Obregón, se
delimitado por “tarsos de proboscídeo (Miram­ vienen realizando estudios de área orientados
bell S., 1994: 177-208). directamente al mayor conocimiento de los re­
Aunque, aparte de estos hallazgos, en el es­ manentes culturales que han dejado dichos
tado se han encontrado varios restos de fauna pobladores prehispánicos en la región.
fósil, ninguno de ellos mostró asociación al­gu­ En un inicio se planteó un recorrido inten­
na con actividad humana. Hace alrededor de sivo del área comprendida entre los poblados
10 mil años se extinguió esta fauna, probable­ de Álvaro Obregón, Estación de Tablas y La
mente debido a causas climáticas. Morita (Tesch, 1991-1996), localizando de esta
Para el área estudiada, que se localiza en la manera campamentos mayores en los aflora­
zona media potosina, el hallazgo más antiguo mientos basálticos asociados a campamentos
consta de una punta de proyectil, tipo plain- menores, estancias y otros que hemos deno­
view proveniente de una mesa localizada al minado “sitios de paso”, de pequeñas dimen­
sur del Cerro Alto, municipio de Cárdenas. siones, dispersos en la planicie, y lugares de
Por análisis comparativos, este artefacto tiene descanso muy corto, localizados en espacios
una antigüedad máxima de unos 10 mil años. específicos; así como dos yacimientos de sílex
Sin embargo, se trata de una evidencia aislada o pedernal que representan las principales
que nos indica exclusivamente el paso del hom­ fuentes de materia prima para la elaboración
bre, como cazador, por esta región durante de los artefactos.
esa época. Al observar la relación directa entre el mi­
Al igual que en este caso, los demás vesti­ croambiente en el cual se localizaron los cam­
gios tempranos de cazadores-recolectores son pamen­tos mayores, esto es, en donde las condi­
bastante escasos y difíciles de fechar, debido ciones que ofrecen una vegetación y una fauna
a que se trata de artefactos recuperados en su­ sufi­cien­te y propicia para la supervivencia de
perficie durante varias temporadas de reco­ gru­­pos seminómadas, o sea, en donde existen
rrido intensivo de superficie, en terrenos que sue­los producto de la degradación de la roca
no presentan suficiente suelo y mucho menos volcánica (basáltica), se propuso para 1997 un
estratigrafía para algún fechamiento diferente estudio complementario con recorridos inten­
al comparativo, abarcando, por lo tanto, es­ sivos específicamente en los derrames volcáni­
pacios y temporalidades sumamente amplios. cos localizados al norte y al noroeste del área

119
Monika G. Tesch

inicial, obteniendo de esta manera un pano­ llo, el pitayo y el nopal con los campamentos
rama más amplio respecto a las características mayores y las estancias localizadas tanto en el
relativas al comportamiento de los grupos nó­ área originalmente recorrida, como en la de
madas en la región y referentes a algunas de comparación pudiendo prácticamente orien­
sus preferencias en cuanto al medio ambien­te tar el enfoque del reconocimiento arqueoló­
y fuentes de abastecimiento alimentario. gico hacia ese tipo de ecosistema.
De esta manera se registraron más de 40 si­ Algunas pequeñas incursiones al Altiplano
tios, entre estancias y campamentos mayores potosino nos plantean un patrón diferente en
y áreas de actividad intensa, algunos de ellos lo relativo al hábitat frecuentado por los gru­
con diversas subáreas, todos ellos correspon­ pos cazadores-recolectores. Mientras, en el área
dientes a cazadores-recolectores prehispánicos en estudio, como hemos dicho, se observa una
seminómadas. clara preferencia por las mesas y laderas bajas
Si tomamos como ejemplo el sitio Sábila, de los afloramientos volcánicos basálticos, los
SL-1400 o A-400 (véase el mapa) se observa sitios del Altiplano se encuentran aparentemen­
sobre la misma mesa que alberga el sitio un te con mayor frecuencia en los bosques de pal­
cambio de suelo y por tanto de vegetación que ma yuca, que a su vez es una variante diferente
al mismo tiempo nos está marcando el límite a la existente en la región por nosotros estudia­
natural del sitio debido a que coincide con la da; presentando ésta, en el Altiplano, varias
parte en donde se observa el contacto de los flores en diferentes ramificaciones de la mis­
suelos, producto de la degradación de la roca ma palma mientras que en el área estudiada
volcánica con aquéllos de origen calizo; sien­ sólo presenta una sola flor en un solo tronco,
do en éste prácticamente nula la presencia de lo que hace pensar que se trata de dos hábi­
vestigios culturales. Igualmente la vegetación tats que fueron recorridos por diferentes gru­
comestible allí es muy escasa en relación con la pos con distintas prioridades alimentarias, por
abundancia en todo el afloramiento volcánico, los mismos grupos pero durante épocas del
o sea, que el sitio se ubica precisamente en esta año diferentes. Para corroborar cualquiera
área, en donde crecen plantas comestibles co­ de las dos hipótesis será necesario realizar es­
mo el pitayo, garambullo, sábila, algunos nopa­ tudios en el Altiplano, el cual hasta el momen­
les, granjeno y bisbirinda, además de arbustos to se encuentra muy poco investigado desde
espinosos bajos, lo cual se repite como patrón el punto de vista arqueológico.
general en todos los sitios de esta región. Con El área de cazadores-recolectores, a cuyo
frecuencia encontramos árboles como huiza­ estudio está enfocado el Proyecto Arqueoló­
ches y mezquites de poca altura y alguna palma gico Alaquines de la Federación Alemana para
(Yucca spp.) aislada, indicando el contacto de la Investigación Científica (faic) (Tesch, 1988
los dos tipos de suelo referidos arriba. En estos y 1989) y Alaquines-Obregón inah (Tesch,
sitios se observa una gran cantidad de huellas 1991-2001) colindan hacia el sur, entre los años
y excretas de mamíferos, tales como venado, 500 a 1000 d.C., con la cultura sedentaria de
conejo, liebre y ocasionalmente de tlacua­ Río Verde, estudiada por el cemca en la déca­
che, además de la gran gama de aves y repti­ da de 1970 (Mi­chelet, 1996). En nuestros estu­
les, así como de insectos comestibles, lo cual dios hemos ob­servado que durante la época
nos per­mite inferir que los moradores de estos mencionada hubo una intromisión más o me­
sitios también contaban con una buena dieta nos intensa de las culturas sedentarias hacia
animal. las de los grupos ca­zadores-recolectores, ob­
Entre las plantas que hemos mencionado servándose ciertos ele­mentos cerámicos en la
en el párrafo anterior llama la atención la aso­ parte norteña mientras que en la del sur in­
ciación constante de aquéllas como el garambu­ clusive exis­te la presencia de pequeños sitios

120
Evolución cultural prehispánica de los grupos nómadas en San Luis Potosí

Área de estudio del Proyecto Alaquines-Obregón

Sobre mapa de escalones del territorio del estado de San Luis Potosí
(tomado de Octaviano Cabrera Ypiña 1962).

Localización de sitios arqueológicos mencionados en el texto

Proyecto Arqueológico Alaquines-Obregón


Centro INAH San Luis Potosí
Arqlga. Mónica G. Tesch Knoch
Dibujó: Héctor Hugo Gallardo
Fecha: 1990

121
Monika G. Tesch

correspondientes a la expansión de la cultura rectamente la roca volcánica; característica


de Río Verde. que no se observó en los demás campamen­
Dentro de los límites arriba descritos, se ubi­ tos que más bien revelan una preferencia por
ca uno de los mayores afloramientos volcáni­ las partes llanas cercanas a las laderas bajas y
cos, el Cerrito Colorado en donde pre­cisamen­ de estas mismas excluyendo la parte pedrego­
te (debido a los suelos volcánicos) se cuenta sa de los derrames basálticos.
con condiciones óptimas para la caza y la reco­ De los sitios anteriormente estudiados, fue­
lección gracias a la diversidad de fru­tos, hojas, ra del área de comparación, El Cráter (SL 1273)
tallos y raíces comestibles tanto por el hombre es el campamento de mayores dimensiones y
como por los animales, dando ori­gen a una ma­ el único estudiado en cuanto a sus diversas
­yor cantidad de fauna propia para comple­ áreas de actividad, perceptibles a través de los
mentar la dieta vegetal (Tesch, 1997). Como elementos culturales encontrados en superfi­
ya mencionamos, este patrón se repite de ma­ cie. Al igual que todos los demás, actualmen­
nera similar en las mesas con derrames basál­ te no cuenta con cuerpo de agua permanente
ticos y en las laderas bajas de los mismos, ob­ alguno dentro del sitio, pero en este caso con­
jeto del estudio comparativo efectuado hacia tamos con un arroyo de agua temporal que
el noroeste y nor-noreste de las áreas recorri­ baja de sur a norte por el Cerrito Colorado
das en las temporadas anteriores. Llama la cruzando el sitio, creando un área de inunda­
aten­ción en esta región la presencia frecuen­te ción somera en la parte baja y dividiendo el
de campamentos mayores que, al igual que El área doméstica (oeste) de la de talleres líticos
Cráter (SL 1273), ubicado en la ladera baja (nor­ (este) (Tesch 1996 y 2000).
te) del Cerrito Colorado (Tesch 1996 y 2000) Por el momento, los estudios realizados en
cuentan con una enorme cantidad de mate­ este campamento han revelado una división
rial cultural lítico, a veces, entremezclado con del trabajo en un área relativamente reduci­
algunos elementos cerámicos, como ya se ha da, en donde quienes preparaban la materia
señalado. pri­ma se localizaban cerca de aquélla, de talle­
Entre los sitios localizados en el área de com­ res, en la periferia de los demás artesanos que
paración (reconocida en 1997) resalta la ampli­ pro­ducían los artefactos, lo cual parece indicar
tud del sitio SL 1375 (véase el mapa) que se ya un cierto grado de sedentarismo, puesto
extiende por casi toda la ladera del cerro co­ que implica una permanencia durante un tiem­
nocido como La Mesa y, por lo tanto, pue­de po relativamente prolongado en el lugar. Este
con­siderarse como aquél de mayores dimen­ aspecto deberá ser corroborado en un futuro
siones dentro del área en estudio. En cuanto con estudios específicos en los demás asenta­
a la concentración de los materiales arqueo­ mientos localizados.
lógicos de superficie, su dispersión es prácti­ Hasta ahora, lo característico en todos los
camente continua a lo largo de alrededor de campamentos mayores es que presentan una
dos kilómetros ocupando no sólo la ladera gran cantidad de material lítico como lascas
baja sino internándose unos 25-50 metros al de desecho de talla o utilizadas ya sea para cor­
llano. Sin embargo, debido a que se observa tar o raspar, o bien presentan un retoque para
ocasionalmente cierta disminución en la con­ realizar una de estas actividades, y puntas de
centración de los vestigios queda la duda en proyectil de una muy amplia gama de formas
cuanto si se trata realmente de un solo sitio o y tamaños; estos artefactos principalmente fue­
de varios asentamientos, ya sea simultáneos ron elaborados en sílex o pedernal, algunas
o de ocupación progresiva. Lo que básicamen­ veces en jaspe u otros materiales que tenían
te diferencia a este sitio es que se introduce a disposición; así por ejemplo, en el norte se
también hacia las partes en donde aflora di­ hacen presentes artefactos en piedra arenisca,

122
Evolución cultural prehispánica de los grupos nómadas en San Luis Potosí

los cuales, por la misma calidad de la materia del Infiernito, Juliana, El Sote y La Vejiga, las
prima, resultan ser más burdos y frágiles. puntas de proyectil son elaboradas con una
Existe entre las formas de puntas de pro­ tecnología diferente y presentan una forma de
yectil sin pedúnculo varios ejemplares de ela­ pedúnculo distinta, respecto a aquéllas pro­
boración muy burda que aparentan no estar venientes del Cerrito Colorado, indicándonos
terminados, sin embargo están prácticamente una diferencia ya sea temporal o cultural en­­
ausentes los objetos bien terminados que po­ tre los grupos que habitaron dichos lugares
drían haberse derivado de esta forma. Por otro y, por lo tanto, serán objeto de investigaciones
lado, en el área de comparación la cantidad de pos­teriores.
núcleos en sílex es bastante escasa y su ta­maño También se observa en los cam­pa­mentos
reducido, de lo cual deducimos que en esta ma­yores de esta parte noroeste de la región en
área las fuentes de materia prima son de me­ estudio, que los asentamientos pare­cen ser de
nor calidad o se encuentran más alejadas. De mayor duración en las últimas fa­ses y con una
hecho no pudimos localizar ninguna, mien­ evidente diferenciación en áreas de actividad
tras que en el Cerrito Colorado se cuen­ta con doméstica y de trabajo específi­co, como lo es
un yacimiento bastante grande (SL 1150), muy por ejemplo la preparación y elaboración de ar­
cerca de los campamentos y estancias allí lo­ tefactos líticos; infiriendo la posibilidad de que
calizados. ya se trate de grupos semi­sendentarios que pu­
A pesar de que no ha concluido el análisis dieron haber aprovechado los amplios llanos
tipológico de los artefactos, es evidente a tra­ frente a sus campamentos, que en muchos casos
vés los diferentes grados de evolución tecnoló­ se localizan a pie de mon­te o en la parte baja
gica observados dentro de la gran variabilidad de los cerros.
de los artefactos localizados, que los grupos Vemos, pues, en esta área, una evolución de
nómadas que aparecen hace aproximadamen­ la población nómada completamente depen­
te 10 mil años se continua hasta el momento diente de los recursos naturales a través de la
del contacto con los primeros misioneros e in­ caza y recolección, pasando por una etapa cul­
cluso durante unos 100 años más; pudiéndo­ tural de seminomadismo y desarrollándose,
se observar, a partir del auge de la cultura de muy probablemente, hacia el final, para confor­
Río Verde (500-1000 d.C. aproximadamente), mar grupos (semi)sedentarios con una cultu­ra
que la industria lítica ya no aparece de mane­ basada ya en una incipiente agricultura.
ra aislada sino que se observa que las culturas
nómadas tuvieron contacto con las sedenta­
rias, infiriendo un probable intercambio de Bibliografía
elementos culturales. Lo que se observa en el
contexto arqueológico a partir de dicha épo­ Braniff, Beatriz, 1975. La estratigrafía arqueo-
ca es la presencia, aunque en poca cantidad, lógica de Villa de Reyes, San Luis Potosí, un si­tio
de elementos cerámicos los cuales, una vez de­ en la frontera de Mesoamérica, México, inah
saparecida la cultura de Río Verde, sobre todo (Cuadernos de los Centros, núm. 17).
más hacia el norte y oeste del área, son reem­ Michelet, Dominique, 1984. Río Verde, San
plazados por cerámicas provenientes del valle Luis Potosí (Mexique), México, cemca.
de San Luis (Braniff, 1975) y quizá de Guadal­  , 1996. Río Verde, San Luis Potosí, Mé­
cázar y otras culturas de lo que hoy es Tamau­ xico, Instituto de Cultura de San Luis Po­
lipas. tosí/cemca.
En la región recientemente recorrida, como Mirambell S., Lorena, 1994. “Los primeros
área de comparación, puede adelantarse que pobladores del actual territorio mexicano”,
en la mayoría de las mesas como Alta, Prieta, en L. Manzanilla y L. López Luján (coords.),

123
Monika G. Tesch

Historia antigua de México, vol. I, México,  , 1997. Informe del Proyecto Arqueoló-
inah/iia-unam/Porrúa, pp. 177-208. gico Alaquines-Obregón fase VII, México, Archi­
Tesch K., Monika G., 1988. “Avances del Pro­ vo del Consejo de Arqueología del inah.
yecto Arqueológico Alaquines”, ponencia  , 2000. “Aridoamérica y su frontera
en el 46 Congreso Internacional de Ameri­ sur: aspectos arqueológicos dentro de la zo­
canistas, Ámsterdam. na media potosina”, en Nómadas y sedenta-
 , 1989. “Avances del Proyecto Arqueo­ rios en el norte de México, Homenaje a Beatriz
lógico Alaquines”, en XXI Mesa Redonda Braniff, México, iia-iie-iih-unam.
de la Sociedad Mexicana de Antropología, Vivó Escoto, Jorge A., 1964. “Weather and
Mérida, en prensa. Cli­mate of México and Central America”,
 , 1991-1996. Informes del Proyecto Ar- vol. I, art. 6, p. 191, Tulane, Robert Waucho­
queológico Alaquines-Obregón, México, Archi­ pe, editor, Handbook of Middle American
vo del Consejo de Arqueología del inah. Indians.

124
Procesos de cambios culturales:
Huexotla, un cementerio indígena del siglo xvi
y el templo de San Jerónimo de la capital
de la Nueva España

Josefina Mansilla Lory*

Los cambios culturales que se dieron a partir dio ambiente, tanto físico como cultural, es
del encuentro de dos mundos tan diferentes posible reconocer cómo determinadas cos­
como el español y el mesoamericano son es­ tumbres y/o sus cambios influyen en el bien­
tremecedores. Algunos de ellos, para los indí­ estar del organismo humano, sobretodo si se
genas, los provocó la imposición de una nueva encuentran diferencias con otros sectores de
religión y la experiencia de padecer nuevas en­ la misma sociedad o se contrastan con otra
fermedades; para los conquistadores, fue el cultura.
nuevo y diferente entorno y los modos de vida Existen datos sobre la forma de inhumación
indígenas, tan distintos de los imperantes en en los centros urbanos rectores de la vida vi­
la llamada metrópoli. Algunos de estos cam­ rreinal, pero del área rural los cronistas no
bios se pueden descubrir por medio de un he­ hablan específicamente. En este trabajo con­
cho biológico, como la muerte, y también con trastaremos los cambios observados en un ce­
el análisis de las huellas que quedan impresas menterio indígena rural del siglo xvi con otro
en los esqueletos o restos momificados, los cua­ sitio de enterramiento, el interior de un tem­
les se pueden analizar siglos después. El fin plo, de la capital de la Nueva España, en don­
de la vida, que involucra en el ser humano su de se inhumaba a los fieles que contaban con
modo de vida, creencias y ritos, inmersos en recursos económicos y que pertenecieron a
su cultura y sociedad, nos permite conocer me­ una parroquia de españoles.
diante los vestigios arqueológicos, los cambios El cambio en las prácticas rituales mortuo­
en los ritos funerarios. rias se puso de manifiesto de forma inmedia­
La forma de disponer de los muertos entre ta después de la conquista, uno de los lugares
los indígenas es una las características del mo­ en donde se han encontrado enterramientos
do en que concibían el mundo, al hombre y humanos que datan del segundo tercio del si­
su medio ambiente; sus cambios, por lo tanto, glo xvi es el cementerio de Huexotla, en el
nos muestran las transformaciones que se es­ Estado de México (Mansilla y cols., 1992a). El
taban llevando al cabo a raíz de la conquista sitio se localiza aproximadamente a 4.3 kiló­
española. Asimismo, a través del estudio de metros al sureste de la ciudad de Tezcoco, a
diferentes huellas que quedan impresas en el 2.6 kilómetros al noroeste del pueblo de Hue­
esqueleto y que si se analizan dentro de su me­ xotla.
En la época prehispánica, según Parsons
* Dirección de Antropología Física-inah. (1971), Huexotla era un sitio azteca tardío, con

125
Josefina Mansilla Lory

una población agrícola de asentamiento dis­ indi­viduos fueron depositados sin ataúd y, en
perso, con un rango de entre 200 a 400 habi­ doce casos, de manera simultánea. La posición
tantes al momento del contacto. La cronología en la gran mayoría de ellos era de decúbito
del sitio se determinó gracias a los objetos aso­ dorsal extendido (recostados sobre la espalda),
ciados a los entierros: una moneda que por sólo dos individuos fueron colocados en decú­
las fechas de su manufactura y de su circula­ bito lateral, es decir, de lado. Los brazos esta­
ción precisan el periodo entre 1525 y 1600 ban cruzados sobre el tórax y los tobillos, en
(Pompa, 1976). Asimismo, los datos de Hipó­ general, uno sobre otro. La orientación que
lito Vera (1981) indican que fue en1525 cuan­ guardaban era con el cráneo hacia el oeste y
do empezó la conversión de los indios en este los pies al este.
lugar. Dos de los entierros no corresponden a esta
Huexotla y su jurisdicción correspondie­ inhumación, aunque por sus objetos asociados
ron, en lo religioso, a la orden franciscana; el (siete cuentas de madera torneada) se pueden
centro de Huexotla pasó a ser el sitio donde fechar en el mismo periodo. Se trata de una
se construyó y asentó el control religioso po­ mujer con un feto, encontrados casi en la su­
lítico. El convento de San Luis Obispo tuvo perficie actual del terreno y no corresponden
bajo su control 13 pequeños templos de “vi­ al momento en que estaba en uso el cemen­
sita”, una de ellas podría pertenecer al sitio terio. Los otros 58 individuos se localizaron a
que nos ocupa. Se sabe por las fuentes y los es­ profundidades que variaban entre 0.70 y 1.18
pecialistas que estas construcciones del siglo metros, que es el nivel del tepetate. El área ex­
xvi no eran permanentes, sino que podían co­ plorada fue de 116 metros cuadrados.
rresponder a simples enramadas, tal y como El sistema funerario encontrado en este
comenzaron todas las edificaciones que más sitio corresponde a lo estipulado por la Iglesia
tarde fueron iglesias y conventos definitivos. católica en ese momento y que fue impuesto
No se encontraron restos de estructuras en nin­ de manera inmediata. La disposición consistía
gún lado del cementerio, aunque se conoce que en poner al muerto en posición devota; es
el terreno ha sido removido sistemáticamente, decir, con las manos cruzadas sobre el pecho
pues se trata de campos de experimentación y las piernas extendidas paralelas entre sí, con
de la Universidad Autónoma de Chapingo. la variante de tobillos cruzados, en imitación al
Templo y cementerio constituyeron en Méxi­ Cristo crucificado (Koch, 1983). Respecto a la
co un solo ámbito, que permaneció así hasta la posición de los brazos, los hombres los tienen
separación de la Iglesia del Estado en el siglo cruzados sobre el torso y las mujeres sobre la
xix. Existen reportes de que cuando los indí­ pelvis. En la postura de las piernas se observó,
genas eran congregados se derrumbaban los como en otros entierros de la época virreinal,
templos, quedando sólo una cerca con una que era el tobillo derecho el que por lo gene­
puerta con cerradura. Así, el cementerio de ral, estaba cruzado sobre el izquierdo.
Huexotla pudo haber sido una simple enra­ En cuanto a la orientación de los entierros,
mada, una capilla abierta o una pequeña igle­ en la práctica tradicional cristiana se sabe
sia que fue derribada (Malvido y cols., 1986 que, en general, consistía en situar la cabeza
y Mansilla y Pompa, 1992a). hacia el oeste, de tal manera que el difunto
La exploración arqueológica de este ce­ mirara al sol naciente en el este, donde se pien­
menterio se remonta a 1974 y tuvo dos tempo­ sa que Cristo aparecerá en la resurrección, tal
radas de campo, se trata de un enterramiento es el caso en este lugar.
colec­tivo de 60 individuos indígenas, cuyas eda­ Este cementerio presenta las siguientes ca­
des en el momento de la muerte varían desde racterísticas en cuanto a la ubicación de los
in­fantes hasta adultos de ambos sexos. Estos muertos:

126
Procesos de cambios culturales: Huexotla y San Jerónimo

• Existe un patrón de enterramiento de ción y asistir a los moribundos. Ricard (1947)


hombre-mujer, en el que al hombre se menciona que este tipo de ayudante debía te­
colocaba al sur y a la mujer a su lado ner vara, y es posible que la haya tenido, ya
derecho (al norte), y dónde la cabeza de que el antebrazo derecho estaba colocado en
la mujer quedaba en un plano inferior posición erguida con respecto al brazo, for­
a nivel del torso del hombre; así se en­ mando un ángulo recto con éste; de entre
contraron tres casos. todos los esqueletos es el único en esta sor­
• Otro patrón encontrado es el de un prendente postura. Además, este individuo es
individuo adulto junto con un infante; el único dentro de este conjunto que fue en­
se encontraron cuatro casos de hombres terrado con una medalla. Se encontraron dos
y cuatro de mujeres y un caso en donde monedas de un real de plata de las primeras
el infante se encuentra en medio de un troqueladas en la Nueva España, asociadas a
hombre y una mujer. La colocación de un hombre y una mujer inhumados uno jun­
los infantes varía, tres estaban sobre las to al otro; los mismos que tenían entre ellos
piernas del adulto y los demás del lado a un niño. En la mujer la moneda se ubicaba
derecho. entre las falanges de las manos. Este entierro
• Existe una zona en la que parecen pre­ múltiple quizás pueda tratarse de un grupo pa­
dominar los hombres (noroeste) y en otra dre-madre-hijo. La presencia de las monedas
las mujeres (sureste). puede atribuirse a que se trataba de los caci­
• Según la edad de muerte de los 58 suje­ ques del lugar, ya que en esa época la posesión
tos, a 17 se les asignó como infantes (29.5 de monedas no era común entre indígenas y el
por ciento), a tres como adolescentes enterrarlos con ellas tenía un significado ritual,
(cinco por ciento) y a 38 como adultos según refieren Ariès (1983) y Vincent (1980);
(65.5 por ciento), y de éstos, 19 fueron por ello, pueden considerarse elementos simbó­
asignados como hombres y 18 como mu­ licos del poder económico y político, supliendo
jeres, el resto no pudo ser identificado en este caso, la ofrenda prehispánica.
por estar en tan malas condiciones de Existe un posible espacio vacío cuyas dimen­
conservación, que no permitieron su va­ siones son de 1.50 metros de largo por uno de
loración. ancho; en él se supone la existencia de una en­
ramada y un pasillo de acceso, de un metro
Con el fin de conocer la filiación étnica de aproximadamente, que sería lo que Kubler
estos individuos se estudió la morfología den­ re­co­noce como capilla abierta o “iglesia provi­
tal y se comparó con una muestra prehispá­ sional del tipo b”, o sea, aquella que no brin­
nica, llegando a la conclusión de que se trata da­ba albergue a la congregación sino que
de población indígena (Pompa, 1990). Se en­ “ofrecía la debida protección a la eucaristía
contró, además, una mujer de entre 21 y 35 durante la misa, tras muros abiertos...” (Ku­
años que muestra deformación cefálica inten­ bler, 1982:368). Otra posibilidad es que sí
cional del tipo tabular erecta, hecho que mues­ haya habido una cons­trucción y que por des­
tra que esta práctica se seguía practicando al trucción intencional o por el paso del tiempo,
momento del contacto, antes de su probable no hayan quedado ras­tros de ella. La orienta­
prohibición. ción del altar sería ha­cia el oriente, en espera
Encontramos un individuo con una meda­ de la resurrección de Cristo. El hombre adul­
lla franciscana y una cuenta de vidrio verde, to dueño de la medalla, al que se le ha denomi­
que suponemos podría ser el fiscal o alguacil nado fiscal o alguacil, ayudante del misionero
ayudante del misionero o fraile que debía en­ o fraile, quedó ubi­cado con la cabeza contigua
señar la doctrina, llevar la cuenta de la pobla­ al denominado altar.

127
Josefina Mansilla Lory

Después de trazar los ejes y los límites ima­ sus organismos no contaban con defensas—,
ginarios del campo santo, se encontraron nue­ las que causaron estas muertes múltiples si­
vos datos sobre esta sociedad. Cuatro entierros multáneas y que, se sabe, fueron la causa prin­
estaban fuera de su perímetro; se trata de una cipal de la drástica reducción de la población
mujer y tres niños, fenómeno que puede ser indígena después de los años de conquista.
explicado si se toma en cuenta que existen re­
portes de que, en las inmediaciones del terre­
no sagrado, se enterraba clandestinamente a
Entierros del interior
los infieles e idólatras, a los no bautizados, a los
del templo de San Jerónimo
pecadores nefandos y a todos aquéllos sobre
los que había duda de si estaban o no bauti­
zados. Los entierros del interior del templo de San
Se trata de un cementerio rural, de uso co­ Jerónimo, ubicado en la capital de la Nueva
mún, que se estableció poco después de la España, y de una época posterior (siglos xvii y
conquista y fue producto de un asentamiento xviii) da cuenta de otra serie de cambios (Man­
pequeño, relativamente distante de su cabece­ silla, 1997, Mansilla y cols., 1992b, Mansilla y
ra, cuyas tierras tal vez formaban un rancho o cols., 1994, Carrasco, 1990 y Juárez, 1989).
hacienda con cementerio; que por otra par­te, La segregación entre indios y españoles que
fue utilizado por un corto periodo. Sólo exis­ existió después de la conquista, se evidenció
te referencia de otro cementerio similar en el en todos los ámbitos. Se establecieron gobier­
área de Teotihuacan (Charlton, 1970). Los cam­ nos diferentes y ordenamientos legales distin­
bios culturales que encontramos a tra­vés del tos, las actividades económicas también fueron
sistema funerario utilizado en este cementerio divididas. Así, la construcción de la ciudad es­
son: imposición inmediata del ritual cris­tiano, pañola, capital de la Nueva España, sobre la an­
que se observa en la posición en que fueron tigua ciudad indígena, ordenando su espacio
enterrados estos individuos, y que di­fiere de la a partir de una plaza de donde se organizaron
prehispánica no sólo en la disposición del cuer­ las calles de manera regular en una retícula,
po sino en la ausencia de objetos de cerámica, cambió radicalmente la fisonomía del lugar e
adornos u otro tipo de utensi­lios personales, hizo evidente el contraste con los asentamien­
aunque es posible que las mo­nedas y la medalla tos indígenas. Los españoles bautizaron a la
que sí fueron permitidas, pudieran sustituir, parte central como “ciudad”, misma que fue
de alguna manera, el significado cultural para la que ocuparon, y al espacio de los indios, que
el tránsito hacia el otro mundo, aunque para los quedaron en la periferia, se le llamó “pueblos
españoles tuvieran otra connotación. de indios”, “parcialidades” o “barrios indíge­
En cuanto a las huellas de lesiones encon­ nas”. Estos barrios no respondían al trazo de
tradas en el esqueleto y que pudieran indicar cuadras formando ángulos rectos, es decir, la
algún cambio en sus condiciones de salud- ciudad india tenía una disposición irregular.
enfermedad, sólo su escasa prevalencia y la La prohibición de convivencia espacial entre
posición de los entierros permitió establecer los dos grupos de habitantes, en la práctica no
que, en doce casos, la inhumación de dos o duró mucho tiempo, ya que para el siglo xvii
más individuos fue simultánea. Con estos datos, existen datos de indios que vivían dentro de la
resulta aventurado decir que, en general, goza­ traza de la ciudad española. No obstante, la or­
ron de una buena condición de salud durante ganización social se ve reflejada en esta divi­
el transcurso de sus vidas y que, probablemen­ sión y lo mismo sucede con los distintos tipos
te, fueron las epidemias de enfermedades no de parroquias: las que se encontraban dentro de
conocidas para los indígenas —para las cuales la traza eran de españoles y las de las afueras

128
Procesos de cambios culturales: Huexotla y San Jerónimo

correspondían a los pueblos indios, dedicadas que no se vendan sepulturas ni enterramien­


al culto de la población aborigen. Los libros de tos, sino que se dé a la Iglesia una limosna (Lo­
registro parroquial también están separados renzana, 1769:78-79). Esta reglamentación dio
según se trataran de españoles, castas, pobres lugar, como lo reporta Morales (1992:97), a que
e indígenas. El largo proceso de mestizaje que esta práctica se extendiera a personajes im­
se dio durante los años virreinales convirtió a portantes y a aquellas personas que podían
la ciudad en un lugar con gran heterogeneidad costearlo. Las ideas religiosas de la época y el
de su población; sin embargo, la segregación poder comprar un lugar dentro de este lugar
continuó en algunos casos y se manifiesta por sagrado hizo que, en general, se jerarquizara
la restricción del acceso de indios y castas a de­ el es­pacio de acuerdo con la distinción socio­
terminados espacios públicos (Aguirre, 1992 y económica del difunto (agn, Ayuntamiento,
Cruz, 1992:212-213). tomo II, exp. 5, f. 32). Para el siglo xviii, con
Una parroquia de españoles, como a la que las modificaciones planteadas por las ideas ilus­
perteneció el templo de San Jerónimo, admi­ tradas, la gente adinerada comen­zó a rechazar
nistraba los sacramentos y demás servicios re­ ser sepultada en los cementerios, ya sea de los
ligiosos a españoles, criollos, negros, mestizos templos, hospitales y parroquias; existen va­
y castas del vecindario, que estaba a cargo del rios expedientes al respecto en los documen­
clero secular, y que no tenía jurisdicción al­ tos de la época (agn, Ayuntamiento, tomo II,
guna sobre la población indígena de la ciudad exp. 5, f. 30; exp. 12, ff. 192-193), sobre aquellos
(Pes­cador, 1992). que querían que se continuara con la anterior
Así, el templo del ex convento de San Jeró­ disposición (agn, Ayuntamiento, tomo I, exp.
nimo fue construido dentro de la traza de la 8, ff. 234-236 y tomo II, exps. 6-7; y Gaume,
nueva ciudad, cerca de sus límites, y pertene­ 1878:134) y en donde se hace mención de la no
cía a la parroquia más antigua e importante, obediencia de la disposición (agn, Ayuntamien­
la del Sagrario, y más tarde, hacia 1690, tam­ to, tomo II, exp. 5, f. 30). Los cementerios eran
bién correspondió a la de San Miguel eri­gida destinados a los vecinos muertos por epidemia
como filial de la primera. o con pocos recursos; es decir, indigentes, des­
La disposición de los fieles difuntos en la conocidos, presos y ajusticiados (agn, libros
capital de la Nueva España fue la dictada por de defunciones). Durante el Tercer Concilio
la Iglesia católica: en el interior de los templos Mexicano (título X:264-269) se estipuló que
se enterraba a los feligreses con categoría de si el difunto era una persona indigente y sin
“distinguidos” (Morales, 1992:100), que conta­ bienes se le enterrara de “balde”.
ban con fondos suficientes y que pertenecían, Así, en el templo del ex convento de San Je­
por lo general, a la parroquia correspondien­ rónimo, durante la exploración arqueológica
te. El precio del lugar de inhumación dentro de 1976, se encontraron una serie de ataúdes
del edificio se cotizaba según la cercanía al al­ y esqueletos depositados sin ataúd (71 esque­
tar. Esta segregación económica, al momento letos de ambos sexos y de una amplia gama de
de la muerte, se mezcló en vida con la filiación edades), distribuidos a lo largo de los distintos
étnica. tramos de la nave, así como en el crucero y en
Durante el Virreinato, como ya se mencio­ el presbiterio, donde además de los encontra­
nó, era costumbre sepultar a los fieles dentro dos en el subsuelo se descubrió una cripta. En
de los templos; la norma eclesiástica permitía este espacio se halló un osario, compuesto en
el entierro de sus feligreses en sus iglesias me­ su gran mayoría por huesos infantiles y fetales
diante una licencia y bajo la condición de ha­ (más de 18   222 huesos, por lo menos de 592
ber llevado una vida ejemplar. En el Primer individuos). Debido a que el espacio al interior
Con­cilio Mexicano (capítulo XXIII) se ordena del edificio es reducido y en función del perio­

129
Josefina Mansilla Lory

do en que fue utilizado como cementerio, con tadas como casas señoriales de la nobleza no­
el transcurso del tiempo se hizo insuficiente, lo vohispana.
que trajo como consecuencia constantes rein­ El lugar en donde se localizaba este templo,
humaciones. Esto explica la presencia de entie­ en un principio fuera de la traza y colindante
rros removidos y el material óseo aislado de la con barrios de indígenas y medio despoblado,
nave. El material esquelético encontrado en podría pensarse como lugar de entierro para
la cripta se convirtió en osario debido al nivel gente menos acomodada. Sin embargo, y al pa­
freático y a que, la gran mayoría de las inhu­ recer por la relevancia que tuvo el convento
maciones de este lugar, fueron de infantes muy anexo al templo, esto no ocurrió y es por ello
pequeños o fetos, los que fueron depositados que, desde un principio, perteneció a la pa­
probablemente amortajados pero sin ataúd. rroquia más importante de la capital de la Nue­
Los entierros que corresponden a las religiosas va España.
del convento son de otra temporada de excava­ Los objetos asociados a estos entierros van
ción (Romano y Jaén, 1987), por lo que des­ desde medallas, cuentas de rosario, adornos
bordan los límites del presente estudio. (armazones metálicas de flores) hasta objetos de
Los libros parroquiales de defunciones que vestimentas, tales como alfileres de oro, bo­
existen, 1671 hasta 1800, registran un total de tones, suelas, hebillas y adornos de zapatos.
540 personas enterradas en el templo de San Para la identificación de la afinidad bio­
Jerónimo, de estos datos se obtuvo la siguien­ lógica se aplicó el modelo de la antropología
te información: dental, el cual se basa en la identificación y
Un total de 440 defunciones (81 por cien­ cuantificación estandarizada de caracteres
to) asentadas en los libros de españoles y 100 morfológico-anatómicos normales presentes
(19 por ciento) en el de castas. De estos últi­ en las coronas dentarias. Los resultados indi­
mos fueron 31 (31 por ciento) mulatos; 21 (21 can la presencia de sujetos europeos, o descen­
por ciento) mestizos; ocho (ocho por ciento) dientes de ellos, e individuos mestizos siendo
negros; ocho (ocho por ciento) chinos; cuatro mayor la cantidad de esqueletos con caracte­
(cuatro por ciento) castizos; tres (tres por cien­ rísticas mezcladas (Mansilla y cols., 1992).
to) indios; y a 25 (25 por ciento) del total sólo Los datos en cuanto a la semblanza de vida
se les asentó como pertenecientes a castas. De del grupo social privilegiado con mayor ac­
los españoles, 110 (25 por ciento) eran pár­ ceso y disponibilidad de alimentos, recursos
vulos, 105 (24 por ciento) individuos casados, y reservas, con una situación mejor para en­
80 (18 por ciento) viudos, 75 (17 por ciento) frentar las condiciones nocivas; es decir, con
don­cellas, 61 (14 por ciento) individuos solte­ una mayor capacidad del organismo, para res­
ros y 19 (cua­tro por ciento) para los que nada ponder ante las diferentes agresiones a que se
dice el registro. A diferencia en los libros de enfrenta la población en general, mismas que
cas­tas, 30 (30 por ciento) son solteros, 22 (22 se hacen evidentes por las huellas dejadas en
por ciento) casados, 18 (18 por ciento) viudos, sus huesos y dientes, que prueba que en vida
17 (17 por ciento) doncellas, cinco (cinco por los sujetos tuvieron que dar respuesta (y re­
ciento) párvulos y ocho (ocho por ciento) en cuperarse) de situaciones desfavorables, todo
que no fue registrado el dato. ello con un costo en términos de morbilidad
De los inscritos como españoles, en 56 ca­ y mortalidad. Esta sociedad estaba lejos de
sos (13 por ciento) quedó registrado que de­ ser saludable, su calidad de vida distaba mu­
jaron testamento mientras que sólo dos de los cho de lo que hoy en día se consideraría sa­
de castas. El número de misas a oficiar por el tisfactoria, su patrón de crecimiento estaba
difunto ascendió hasta dos mil. Por el domi­ seguramente disminuido de su potencial, las
cilio asentado se repiten calles que son repor­ enfermedades crónicas —como el parasitismo

130
Procesos de cambios culturales: Huexotla y San Jerónimo

y las infecciones—, y las agudas, tales como di­ bridad pública lo muestra, por un lado, el lago
ferentes enfermedades principalmente las epi­ de Tezcoco, que sirvió de letrina de la ciudad:
démicas, una alta mortalidad fetal e infantil las aguas de desecho, las materias fecales, toda
cotidiana, el grado de avance de la medicina clase de desperdicios y los restos orgánicos de
y el deterioro y desastres en el medio ambien­ animales muertos contaminaron las aguas, la
te físico, son el panorama que encontramos flora y la fauna; por el otro, existen reportes de
(Mansilla, 1997; Mansilla y Pijoan, 1995; Man­ las calles sin pavimentar, polvorientas y sucias,
silla y cols., 1999; Mansilla y Pijoan, 2002 y llenas de basura y con materias orgánicas en
Mansilla y cols., 1992; Mansilla y cols., 2002 descomposición, además del fecalismo al aire
y Mansilla y cols., 2003). De las enfermedades libre, aunado a la costumbre de vaciar bacini­
reportadas para esta época se cuentan las in­tro­ cas en la calle.
ducidas por los europeos, como la viruela, el El modo de vida europeo, con sus costum­
sarampión, la influenza, la varicela, la lepra, bres de vestido y alimentación, se dejan ver en
la peste bubónica, la difteria, el tifo, la tuber­ estos esqueletos y contrastan con los de los in­
culosis, la fiebre tifoidea, el cólera, la fiebre dígenas, que no compartían los mismos rasgos
amarilla y las preexistentes, como disentería, culturales. Los datos biológicos reportan una
parasitismo, treponematosis, escorbuto, pul­ falta de fijación de vitamina D, que repercute
monía y gripe, entre otras. en una enfermedad que deja su rastro en los
De los cambios que sufrió la ciudad y que huesos: el raquitismo, encontrado en algu­
afectaron a los pobladores se encuentra la in­ nos casos, tanto en niños como adultos. Siguien­
troducción de vajilla vidriada para la prepa­ do las costumbres de vestido, reportadas para
ración y el consumo de los alimentos y el uso esta época, se sabe que no dejaban expuesta a
de barro vidriado y plomo en las tuberías de los rayos solares casi ninguna parte de su cuer­
agua potable. Esto se pudo poner de manifies­ po y, además, no era bien visto que las mujeres
to por el alto nivel de plomo encontrado en los españolas o criollas anduvieran en la calle;
dientes, lo que sugiere envenenamiento por las mujeres honradas y de bien debían perma­
plomo crónico desde edades muy tempranas necer en retiro doméstico, dedicadas a las labo­
por la ingestión de agua y alimentos contami­ res propias de su sexo. Asimismo, los recién
nados. El plomo era introducido al organismo nacidos y los niños pequeños también guar­
por el aparato digestivo y se acumulaba en los daban reclusión. De esta manera, es posible
huesos y dientes. De las exploraciones arqueo­ que la falta de fijación de vitamina D y el resul­
lógicas se tiene el dato de las tuberías, además tante raquitismo sea consecuencia, en muchos
de haber sido reportado en la literatura (Man­ casos, de la falta de exposición a los rayos so­
silla y cols., 1999). lares (Tostado, 1991; Regla, 1957, y Muriel,
Otro cambio que alteró el ecosistema y con 1994).
ello el bienestar de los ciudadanos fue, por Otro aspecto de las costumbres culturales
un lado, la deforestación del valle de México que afectan la salud y que encontramos en este
para la obtención de carbón, leña y madera estudio, en contraste con la prehispánica, es
de construcción para la nueva ciudad, las obras la repercusión de una alimentación que inclu­
hidráulicas para desaguar el lago y la deseca­ ye, como alimentos básicos, la harina de trigo
ción de canales, que trajo consigo un desequi­ y el azúcar refinada. El porcentaje de infec­
librio natural que se tradujo en constantes ciones bucales, que incluyen tanto caries como
inundaciones con consecuencias para la salud, abscesos y la pérdida de piezas dentales en vida
entre otras calamidades. de estos individuos, es mucho mayor que la
El reflejo de una ciudad con grandes cam­ reportada en cualquier muestra prehispánica.
bios que trajeron consigo problemas de salu­ A los 55 años de edad, la mayoría de los indi­

131
Josefina Mansilla Lory

viduos carecían de gran parte de sus piezas de México en el siglo xviii”, en María Gua­
dentales. La introducción paulatina del con­ dalupe Ríos de la Torre (coord.), Visiones y
sumo de pan entre la población indígena creencias, en IV Anuario Conmemorativo del
probablemente permitió que este mal influ­ V Centenario de la Llegada de España a
yera en sus condiciones de bienestar (Long, América, México, uam-a, pp. 185-217.
1996; Mansilla, 1997). Gaume, J., 1878. El cementerio en el siglo decimo-
Con los estudios de las características que nónico o la última palabra de los solidarios,
presentan estas dos muestras del mundo virrei­ Madrid, Tipografía Católica.
nal hemos visto cómo el cambio, tanto en el Juárez C., Daniel, 1989. El convento de San Je-
medio ambiente físico (ecosistema), como en rónimo, México, inah (Colección Científica,
el sociocultural, produce a su vez cambios 178).
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Procesos de cambios culturales: Huexotla y San Jerónimo

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133
Construcciones subordinadas
en el español de hablantes de otomí

María Elena Villegas M.*

La identificación de estructuras que se trans- en el uso de elementos de la subordinación ora­


fieren de la primera a la segunda lengua es un cional de la segunda lengua, el español.
tema aún poco explorado en el español indí- Los estudios sobre lenguas en contacto han
gena de México y que requiere del estudio demostrado que los errores en aprendices de
fonético, morfosintáctico y léxico-semántico una segunda lengua no se deben a diferencias
para su reconocimiento. Dentro de este am- entre ésta y la primera, sino a las característi-
plio campo de estudio,1 en el presente traba- cas de la lengua meta. Esta misma disciplina
jo se expone una parte del análisis lingüístico de lenguas en contacto sugiere la necesidad de
que sobre la construcción de cláusulas relativas realizar el estudio sistemático del influjo de la
en español como segunda lengua de hablantes materna en la segunda lengua.3 Asimismo,
bilingües de otomí realicé en la comunidad plan­tean que los resultados lingüísticos aisla-
de Santiago Mexquititlán, en el municipio de dos producen información poco precisa si no
Amealco, en el estado de Querétaro.2 Este es­ cuen­tan con la evidencia de agentes sociolin­
tudio es resultado de una investigación que güísti­cos que contribuyan en la historia de una
vincula tanto las cuestiones descriptivas del lengua, la cual no puede existir sin la de sus ha­
análisis lingüístico como los factores sociolin- blantes. En este sentido, los fenómenos lin­güís­
güísticos, por medio de los cuales hemos po­ ticos no pueden considerarse de forma in­de­
dido identificar en la estructura de la lengua pendiente, sino que su observación requie­re
indígena materna la explicación de dificultades conocer, co­mo factor importante, la referen-
cia del contexto social.4 Tomando como refe-
* Centro inah Querétaro. rencia tales propuestas, en la revisión de las
1
 Entre otros estudios sobre el español hablado por situaciones lingüísticas de construcción de cláu­
grupos indígenas que muestran la existencia de dife- sulas re­lativas en español se consideraron tam­
rencias estructurales, en relación con el español están­
bién los factores sociales que intervienen en
dar de México, están los de Zimmerman (1983) en el
estado de Hidalgo en hablantes de otomí; Arias (1986) el gru­po de hablantes bilingües.
y Pellicer (1993) sobre el español de hablantes de ma­
zahua; Lastra, sobre el español de hablantes de otomí 3
 Appel y Muysken, Language Contact and Bilingua­
del Estado de México (1989). lism, 1987.
2
 María Elena Villegas M., Las cláusulas relativas en 4
 Sarah Grey Thomason y Terrence Kaufmann, Lan­
el español otomí de Santiago Mexquititlán, México, inah, guage Contact. Creolization and Genetic Linguistics, Ber­
2005. keley, Universidad de California Press, 1991, p. 4.

135
María Elena Villegas M.

Antecedentes La brujería y El águila, que corresponden a la


épica regional de las comunidades indígenas
Para la realización del presente estudio se con­ de Santiago Mexquititlán y San Ildefonso, am­
tó con la participación de jóvenes estudiantes bas comunidades pertenecientes al municipio
de bachillerato de la comunidad de Santiago de Amealco, Querétaro. En tres sesiones di-
Mexquititlán, población en la que más de la ferentes se leyó cada una de las tres historias
mitad de sus habitantes tiene al otomí como en lengua otomí y posteriormente los partici-
lengua materna.5 Fue de gran importancia para pantes la escribieron con sus propias palabras
esta investigación el apoyo de dichos infor- en su segunda lengua, el español. El objetivo
mantes por la diversidad que manifiestan en fue que los informantes recurrieran al uso de
su competencia lingüística, en el sentido de construcciones de cláusulas relativas de mane­
que algunos de ellos adquieren ambas lenguas ra libre y no mediante inducción.7
paralelamente, mientras que para otros el espa­ El corpus está conformado por 151 narracio­
ñol se aprende hasta llegar a la escolarización nes cuyos autores son 68 estudiantes de bachi­
básica. Además, la prerrogativa del nivel de es­ llerato, de ambos sexos, cuyas edades oscilan
tudios permite a estos hablantes —en relación entre los 15 y los 19 años. Dada la diversidad
con el resto de la comunidad— tener más in- lingüística de los participantes se hizo nece-
formación sobre la estructura de la segunda sario organizar el contenido del corpus en gru­
lengua, factor que a su vez nos permite una pos, de acuerdo con la forma de adquisición
identificación mayor de las dificultades en la de la lengua materna de cada informante y de
estructura de la segunda lengua. También he­ mayor a menor grado de uso:
mos considerado importante el español de es­
tos jóvenes, ya que en buena medida son ellos • El grupo G4 reúne hablantes que en sus
quienes tienen más movimiento hacia el ex- primeros seis años tienen contacto sólo
terior de la comunidad y, por lo tanto, su inter­ con el otomí y el español lo adquieren
acción lingüística con los nativohablantes del hasta su ingreso a la escuela primaria.
español es significativa. • El G3 refiere hablantes que aprenden
el español y el otomí desde el seno fa-
miliar.
Compilación del corpus • En el G2 se clasificaron informantes que
hablan más español que otomí debido
Los datos se obtuvieron en lengua escrita con a que sólo lo escuchan en el ambiente
el propósito de reconocer detalladamente los familiar y la recurrencia al otomí es sólo
cambios estructurales sintácticos, semánticos para la comunicación con monolingües
y morfológicos de la construcción de cláusu- en otomí.8
las relativas en la segunda lengua. La recopi-
estudios sobre el español de hablantes de otomí en otros
lación del material de estudio lo reuní en los aspectos lingüísticos. Aparecen en su totalidad en Ma­
tres últimos meses de 1998. ría Elena Villegas, M., Las cláusulas relativas en el espa­
Para la captura del material de análisis6 se ñol otomí de Santiago Mexquititlán, México, inah, 2005.
7
 De la revisión de las narraciones obtuve en total
seleccionaron tres narraciones: Las campanas,
523 cláusulas relativas. De éstas se seleccionaron aque­
5
 inegi, 2000. llas que manifestaron estructura gramatical diferente
6
 La transcripción de las narraciones la hice respe- al español estándar, las cuales suman 128, es decir 25
tando absolutamente las formas de lengua escrita en por ciento. Con estas últimas quedó conformado el
español que cada uno de ellos aplica. El objetivo de corpus base de mi análisis.
respetar la forma de escribir de cada uno de los auto- 8
 En el G1 se clasificó a los hablantes monolingües
res, con su ortografía y signos de puntuación, es que en español, quienes sólo comparten el espacio geográfi­
estas mismas narraciones sirvan para la realización de co y el escolar con los bilingües, reconocidos en la comu­

136
Construcciones subordinadas en el español de hablantes de otomí

Las diferencias sintácticas entre Tanto en el español como en el otomí la


el otomí y el español construcción de cláusulas relativas se identi-
fican con el tipo posnominal. La diferencia de
Los estudios “tipológicos” sobre construccio- relativización entre ambas lenguas radica en
nes de cláusulas relativas en las lenguas del que mientras el español cuenta con un sis­tema
mundo dan muestra de la gran complejidad y de subordinantes en el nivel de la cláusula, en
variedad de éstas de acuerdo con cada lengua. la lengua otomí este campo es muy reducido,
Su orden puede ser prenominal para unas y pos­ por lo regular no aparece conjunción relativa
nominal para otras, pero por lo general com­ entre la principal y la relativa, sino que por lo
par­ten la característica de requerir de un núcleo general mantienen un orden sintáctico yuxta-
y la cláusula que lo restringe.9 Sintácticamente puesto, aunque también el recurso pueden ser
una cláusula relativa es una oración subordi- los demostrativos.12 En español la elaboración
nada que depende del antecedente (o sustan- de este tipo de construcciones se realiza me-
tivo) de la cláusula principal. Es decir, el papel diante el reemplazo de una posposición que
de la cláusula relativa no es el de un constitu- codifica un evento o estado en el que el refe-
yente, sino el de una adyacencia a la cláusula rente participa como sujeto, objeto directo u
prin­cipal. objeto indirecto. Ejemplos:
Múltiples investigaciones sobre el espa­ñol
de México describen la complejidad de las Español
cláu­sulas relativas, no sólo para quienes ad- (1) El hombre que está fumando es mi amigo.
quieren el español como segunda lengua, sino
también para sus hablantes nativos, incluso En el ejemplo (1) la función semántica del
han re­querido de estudios pormenorizados.10 pronombre relativo que es la de agente y da in­
Sin embargo, para el español indígena de formación sobre el antecedente de la cláusula
México es casi nula la investigación sobre este principal, el hombre es mi amigo, mediante la ad­
tema. Para la identificación de las diversas ca­ yacente que está fumando.
tegorías sintácticas y semánticas de las cláu- En español la construcción de cláusulas re­
sulas relativas que se han identificado en este lativas requiere del pronombre relativo como
análisis, con una estructura que difiere del es­ marca de subordinación, por el que se incor-
pañol estándar, nos hemos basado tanto en pora otra oración en el discurso y que se re­
las teorías de la gramática tradicional del es­ la­ciona, indirectamente, con un concepto o
pañol de México como en la funcional de Dik11 palabra anterior que conocemos como el an­
en sus contenidos semánticos. tecedente, con diversos grados de identifica-
ción y posibilidades de actuación:
nidad como “mestizos”. Sin embargo, la información
sintáctica emitida por este grupo no se incluye en el (2) Los japoneses que (Ag) viven en México
presente estudio, ya que la intención de esta exposición
es presentar sólo los casos de construcciones de rela- se dedican a la industria.
tivas que corresponden a informantes bilingües.
9
 Bernard Comrie, Language Universals and Linguis­
tics Typology, Oxford, Blackwell, 1996, p. 163. Manuel Blecua (1980); Emilio Alarcos Llorach (1973);
10
 Margarita Palacios, Sintaxis de los relativos en el ha­ Andrés Bello (con las notas de Rufino José Cuervo,
bla culta de la ciudad de México, México, unam, 1983; 1988); Rosa María Ortiz Ciscomani y Teresita Cabani-
Rosa María Ortiz Ciscomani y Teresita Cabanillas Chá­ llas Chávez (1994); Samuel Gili Gaya (1964). Además
vez, Un acercamiento al análisis de las oraciones adjetivas de Simon C. Dik, The Theory of Functional Grammar,
en el español de Sonora, Hermosillo, Universidad de So­ Part I y Part II, 1997.
nora, 1994, entre otros. 12
 Ewald Hekking, El otomí de Santiago Mexquititlán:
11
 Para este trabajo se consultaron fundamentalmen­ desplazamiento lingüístico, préstamos y cambios gramatica­
te las teorías del español de Alcina Franch, Juan y José les, Amsterdam, Universidad de Amsterdam, 1995.

137
María Elena Villegas M.

(3) Jorge comió la carne que (Meta) guisa- Análisis


mos la semana pasada.
(4) Mis hijos estudian en escuelas donde (Loc) Enseguida veremos algunas construcciones
la enseñanza es laica. de cláusula relativa en español otomí que he
con­siderado difieren del español estándar en
Otomí: cuanto a la función de sus elementos lingüís-
(5) Ar tsuzne pets’i ar ‘beto hñäto ya jeya ticos. Al final de cada ejemplo se anota el gru­
‘nehe bi pödi mi ot’e ár txu. po en el que se clasificó de acuerdo con los
antecedentes sociolingüísticos del informante
DSg bruja Prs3 tener DSg nieta ocho que la escribió (G4, G3, G2). Del corpus de agra­
DPl año también Pr3 saber Cpr3 hacer maticales en español, la construcción que pre­
PsSg3 abuela senta mayor frecuencia es la de omisión de
pronombre relativo.
La bruja tenía una nieta de ocho años A) En los siguientes ejemplos observare-
también supo qué hacía su abuela. mos la ausencia de que/quien en función se-
mántica de primer argumento. En los casos
Una de las dos estrategias de construcción de cláusula relativa prepositiva, se manifiesta
de cláusulas relativas más frecuentes en la len­ la omisión del grupo preposición + el relativo
gua otomí es la nombrada por Comrie (1996) “de quien”, “en quien”, “a quien” y se recurre a su
“gap”, en la que la cláusula relativa no tiene reemplazo con “que”, el cual en ocasiones lle­
un elemento que refiera al antecedente, como ga a adquirir función meramente conjuntiva:
vemos en (5), donde la unión de la cláusula
principal la bruja tenía una nieta de ocho años, Español otomí
con la adyacente también supo qué hacía su abue­ (7) Ella [la bruja] tenía una nieta de ocho
la, se enlazan sin elemento de subordinación, años <Ø> también ya sabía qué hacía su
sino que ambas oraciones se yuxtaponen. abuela, que le contaba todo a sus ami-
gos. G4
(6) ya mada, ts’oe ne ya mohi nuya ja ya
nt’ote Otomí
Mi pets’i ar ‘beto hñäto ya jeya, ‘nehe
DPl molcajete olla y DPl plato Dm- bi pödi mi ot’e ár txu.
RdPl3 hacer DPl magia
Cpr3 tener DSg nieta ocho DPl año,
Los molcajetes, ollas y platos esos ha­cía también Pr3 saber Cpr3 hacer PsSg3
brujería. abuela.

La segunda estrategia frecuente en la len- Español estándar


gua otomí es el recurso de los demostrativos La bruja tenía una nieta de ocho años,
como pronombre relativo en primera posición que/quien también sabía qué hacía su
de la cláusula relativa, según vemos en (6). abuela.
Además de ambas estrategias, la relativiza-
ción en el otomí también se puede presentar En (7) la omisión del pronombre relativo
cuando la persona que se refiere al anteceden- que o quien no altera el orden sintáctico, pues
te se marca mediante un sufijo verbal. La otra bien pueden asociarse con las oraciones in-
tendencia es utilizar las cláusulas relativas en dependientes del español. La FN “una nieta
la periferia de la cláusula principal. de ocho años” es el objeto directo en la cláu-

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Construcciones subordinadas en el español de hablantes de otomí

sula principal “la bruja tenía” y al mismo tiem­ En (8) la forma de unir las oraciones se re­
po funciona como sujeto de la relativa “que laciona con la de las independientes o asindé­
también sabía qué hacía su abuela”. La iden- ticas del español estándar: ya pasó un siglo y
tificación semántica del antecedente relativi- medio; una señora muy vieja era bruja, ella salía
zado CeroExp se omite al inicio de la cláusula a volar en los cerros arroyos y barrancos del pueblo.
adyacente. Sin embargo, las dos primeras corresponden
También advertimos en (7) que la propo- a una construcción de relativa en las que se
sición culmina con la oración “que le contaba omite el uso del pronombre: “ya pasó un siglo
todo a sus amigas”, en cuyo caso el que funcio­ y medio <Ø> una bruja muy vieja <Ø> era bru­
na como elemento conjuntivo, aunque también ja”. El periodo de la primera oración es el an­
puede tener la de relativo con la semántica de tecedente de los dos eventos siguientes: el
agente. En esta última oración, la falta de con­ proceso de envejecer y el de ser practicante
cordancia en el plural del dativo le es un fenó­ de la magia, por lo que la función semántica
meno que se extiende al español de hablantes es ProcExp [+ animado]. Para el enlace de estas
nativos de México. Sin embargo, también oraciones en español estándar el elemento
puede asociarse a la característica el español prepositivo desde + el relativo que relacionan
otomí revisada por otros autores en cuanto a al antecedente expreso con las cláusulas in-
la falta de concordancia en número. sertadas o adyacentes.
Es importante advertir en esta construc-
Español otomí ción (8) la preocupación del informante por
(8) Ya paso un siglo y medio <Ø> una se- elaborar una oración gramaticalmente cohe-
ñora muy vieja <Ø> era bruja ella salía rente, que se manifiesta con el recurso del pro­
a volar en los cerros arroyos y barran- nombre personal ella en posición inicial de la
cos del pueblo. G3 siguiente proposición, con el propósito de re­
tomar al antecedente —que en esta tercera
Otomí relativa— aparece con función semántica de
Ya xi thogi ‘nar siglo made ‘nar tsuzne agente. Es decir, cumple con el objetivo de en­
ya mar txu. lace y el recurso para evadir el relativo es el
de pronominalización.
Ya Prf3 pasar InSgDSg siglo medio
B) Otro tipo de construcción que hemos
InSgDSg hembra-brujo ya Cpr3-DSg
encontrado para la relativización en español
abuela
como segunda lengua de hablantes de otomí
mi nsani ja ya t’oho ja ya hñe ne ja ya es el de la inserción del pronombre acusativo
xothai. lo, la, los, las en función semántica de segundo
argumento Meta. Con él se provoca la duplica­
Cpr3 volar Loc DPl cerro Loc DPl ción del antecedente. Este tipo de construcción
arroyo y Loc DPl abrir-tierra se puede presentar también en la lengua ha-
blada de los hablantes nativos del español, pero
volaba en los cerros en los arroyos y en por lo general en la lengua escrita se evita.
las barrancas. La duplicación del antecedente restringido
con el acusativo es un recurso para pronomi-
Español estándar nalizar al antecedente expreso. En (9) la in-
Ya pasó un siglo medio, desde que una serción del pronombre acusativo los, al mismo
señora muy vieja que era bruja y que sa­lía tiempo que duplica al antecedente restringi-
a volar en los cerros, arroyos y barran- do, hace anáfora nominalizada con valor se-
cos del pueblo. mántico Meta.

139
María Elena Villegas M.

Español otomí Pdp3Cpr(Prf) ocurrir InPl día DPl


(9) ...traía platos, jarros, ollas, ojos de víbo­ persona InSg Cpr(Vi) reunirse DmR-
ras, ojos de perros, ojos de guajolote y dPl3 Acpr3 (Prf) hacer-Bn
de gato, que los ponía en la orilla de una
casa. G4 Español estándar
a) Pasaron unos días, la gente a quienes ha­
Otomí
bía hechizado (la bruja) se dio cuenta.
...mi du mohi ‘bada ts’oe yá dö ya k’eñä,
b) Pasaron unos días, la gente que había he­
ya ‘yo, ya xoro ne ya mixi nuya ndi neki
chizado (la bruja), se dio cuenta.
jár ñäni ár ngú

Cpr3(Pfr) amontonar plato jarro PsPl3 En (10) la frase nominal “la gente” es el
ojo DPl víbora, DPl perro, DPl guajo- RecExp de la frase verbal “había hechizado” y
lote, y DPl gato Dm-RdPl3 Pdp3-apare- la función de agente corresponde al sujeto no
cerse Loc-Ps orilla Ps3 casa expreso “la bruja”. El cambio de función se-
mántica es observable en la frase nominal “la
Español estándar gente” que en el reordenamiento sintáctico
....traía platos, jarros, ollas, ojos de víbo­ aparece como agente de la verbal había hechi­
ras, de perros, de guajolotes y de gatos zado debido a la inserción del pronombre
que ponía en la orilla de una casa. acusativo los en posición inicial de la adyacen-
te: “La gente que los había hechizado”. En la
Podemos ver en la construcción en lengua versión en lengua otomí, el recurso de enlace
otomí que el recurso es el demostrativo y que es el demostrativo nu’u (ellos, ellas, fuera de
en el reordenamiento sintáctico de la segunda la vista) después del verbo. Mismo elemento
lengua, el informante se ha auxiliado con el observado en (9). Cabe señalar que el uso exis­
uso del acusativo. tente en español de los proclíticos y enclíticos
C) En casos como el siguiente, estos mismos lo, la, los, las para marcar la tercera persona
pronombres acusativos se utilizan para reem- del complemento directo, no existe en el oto­
plazar la construcción de relativa de ter­cer mí. En este caso se omite la construcción de
argumento RecExp, es en este tipo de estructu­ la relativa prepositiva “a quienes” o “a los que”
ras donde se presenta el verdadero problema con función semántica de receptor. Es una for­
en el reordenamiento sintáctico de la segunda ma de simplificar la estructura con el uso del
lengua, ya que se recurre al acusa­tivo para el relativo que + el acusativo los.
reemplazo del dativo, situación que produce Los ejemplos suscitados con este reordena­
ambigüedad en la identifica­ción del anteceden­ miento sintáctico de inserción del acusativo des­
te. En estos ejemplos de cláusula relativa no pués del relativo provocan ambigüedad porque
restrictiva el reemplazo del dativo a quienes no se cumple la anáfora al simplificarla con el
modifica además de la función semántica, el relativo que. Sin embargo, se puede interpretar
tipo de construcción se convierte en restricti­ que esta forma de construcción nos da noción
va debido al uso del acusativo: de que la inserción del acusativo permite al
informante expresar la acción del verbo sobre
Español otomí
el proclítico los, que en su len­gua materna se
(10) Pasaron unos días la gente que los había
identifica con el demostrativo como receptor
hechizado se dieron cuenta. G4
de la frase verbal “había hechizado”.
Otomí En español estándar, la inserción de la pre­
Mbi nth’ogi ’raya pa ya jä’i ‘nar hmunts’i posición a más el pronombre relativo quien,
nu’u xki t’ot’ewe singular o plural, de acuerdo con el anteceden­

140
Construcciones subordinadas en el español de hablantes de otomí

te restringido, apoya la realización de la aná­ provoca que el argumento RecExp “chivo” o


fora. En el español de los hablantes nativos la “ca­bra”, que corresponde en la versión origi-
simplificación con el relativo que también es po­ nal de la narración, tome en el reordenamien-
sible para sustituir a quienes o a la que y de hecho to sin­táctico la función semántica de agente
ocurre con frecuencia, siempre y cuando la fun­ ante la frase verbal “se metía”. En la lengua oto­
ción del relativo no modifique la se­mántica del mí este tipo de construcción se apoya en el
antecedente de RecExp. Esta for­ma de construc­ sufijo verbal incluyente dual -wi junto al verbo
ción simplificada se logra con la concordancia “encontrar”, más el demostrativo locativo nu­
verbal y de número con el antecedente, en este nu, elementos que identifican la función se-
caso de tercera persona en singular, como se mántica RecExp.
muestra en (10b) del español estándar. En otros casos localizados con este mismo
D) Otro fenómeno lingüístico que hemos reemplazo pudimos registrar otras estrategias
advertido en los casos de omisión es la ausen- para este tipo de subordinación:
cia de preposición en + el que o la que, y oca-
sionalmente también se evade el relativo. En a) Dativo le:
los siguientes ejemplos podremos observar que se encontraba con un chivo que le entra-
dicha omisión provoca eventualmente la du- ba por la boca de este animal. G4
plicación del antecedente, o su pronominali-
En este caso (11a) encontramos al final de
zación, o el uso de genitivo:
la proposición la reiteración “de este animal”
Español otomí que nos da información del interés del infor-
(11) (la bruja) ahí se encontraba con una mante en la elaboración de una construcción
cabra que se metía por la boca y salía sintáctica coherente.
por la cola o viceversa. G3
b) Pronominalización en posición inicial
Otomí de la insertada:
Ja mi ’nthewi nunu ko ‘nar tsut’äxi da la niña iba y cuando llegaba en el arro-
ñut’i jár ne ar meti ne di boni jár hña- yo sólo se encontraba con un chivo ella
mfo se metía en la boca del chivo y salía del
Loc Cpr3 Rfl-encontrar-IncDu Dm- trasero del chivo. G4
RiLoc con InSgDSg hembra-cabra
c) Genitivo:
Fut3(Pfr) entrar Loc-Ps boca DSg ani-
y de ahí se encontraba con un chivo que
mal y Prs1 Cpr(Pfr)salir LocPs3 ano
se metía en su boca y salía en su cola. G3
Español estándar
Ahí se encontraba con una cabra en la d) Yuxtaposición:
que se metía por la boca y salía por la y se encontraba con un chivo, se metía
cola o viceversa. en la boca y salía por la cola. G3

...la bruja se encontraba con un chivo, En este bloque la omisión de elementos de


le entraba por la boca... relativización es muy similar al tipo “gap” —en
la nomenclatura de Comrie— de la lengua
La presencia del relativo que en (11) enlaza otomí, en la cual no aparece ningún elemen-
la cláusula que restringe la frase nominal “una to que refiera al antecedente en la insertada,
cabra”, sin embargo, podemos ver claramente sino que se enlazan con sufijos verbales ’nthe­
la omisión de los constituyentes correspondien­ wi, de locativo y posesivo jár, como podemos
tes al dativo oblicuo en la que. Tal estructura ver en la versión otomí de (11).

141
María Elena Villegas M.

Me atrevo a suponer que ante la dificultad En algunos otros casos se observó el recur-
para estructurar este tipo de relativas, el ha- so del deíctico en lugar del relativo para enla­
blante de otomí realiza en su segunda lengua zar la adyacente, forma muy similar a la lengua
una autocorrección, al recurrir a la duplicación materna:
o reiteración de sustantivos y pronombres (11a)
El problema en este reordenamiento (11) es a) ...se perdía entre los cerros y de ahí se
la ambigüedad en la identificación del ante- encontraba con un chivo. G3
cedente, debido a su coincidencia tanto sintác­
Este deíctico en el español estándar puede
tica como semántica de “la bruja” y “la cabra”
ir precedido de las preposiciones de o por,
como sujeto, agente [+ animado].
cuando significa esto o eso: “de ahí se deduce”;
Este tipo de reordenamiento resulta en al­
“por ahí puede saberse la verdad”. Pero en
gunos de los casos revisados redundantes para
(12a) la preposición resulta innecesaria por-
el español estándar por la reduplicación de
que tiene valor de locativo y no de un demos-
elementos lingüísticos en los casos de dativo,
trativo. Esto lo menciono por considerar un
genitivo y pronominalización, y en los casos
dato importante en cuanto al uso de preposi-
de omisión las construcciones aparecen como
ciones en este grupo de informantes, ya que
mutiladas, lejos de compararse con las asin-
en ocasiones nos encontramos tanto con su
déticas por la ausencia de partículas necesa-
omisión como con su representación en cons-
rias en la subordinación.
trucciones en las que no se requiere de un
E) El último caso que aquí exponemos con­
subordinante.
cierne a la omisión y reemplazo del adverbio
relativo donde. En el siguiente ejemplo la rela­
tivización se hace mediante el uso del pronom­ Consideraciones finales
bre que para reemplazar donde en la cláusula
insertada. Con los fenómenos lingüísticos descritos en
este trabajo podemos aseverar que las estrate­
Español otomí gias utilizadas por los hablantes de otomí en
(12) se sentó en un barranquito que había la construcción de cláusulas relativas en su se­
nopal. G4 gunda lengua, los cuales en lo general tienen
relación con la estructura de la lengua mater-
Otomí na, tienden a omitir los relacionantes por me­
nä’ä mbi zoni bí hñuts’i xothöi ‘nar jar dio de la yuxtaposición o a reemplazarlos por
xät’ä. cons­tituyentes lingüísticos, como el que co­mo
elemen­to de menor complejidad en la cons-
Dm-RdSg Pdp3 Cpr-llegar barranco Pr3
trucción de cláusulas relativas. Por otra parte,
Cpr(Vi) sentarse InSg Loc-DSg nopal.
podemos ano­tar que el uso de los demostra-
Español estándar tivos en la len­gua materna se traslada a la
Se sentó en un barranquito donde ha- segunda lengua con función de pronombre
bía un nopal. como en el caso de los acusativos. Algo impor­
tante que debemos señalar en relación con el
En la lengua otomí el recurso es la partí- español es que tan­to para sus hablantes nati-
cula ja que tiene función semántica Loc, en vos13 como para los de otomí que mantiene un
este caso + ar determinado singular. En espa- uso predominante ante los demás pronombres
ñol, el recurso del relativo que también es el relativos de esta lengua.
de mayor frecuencia para la construcción de 13
 Véanse las gramáticas citadas en la bibliografía
cláusulas relativas. de este estudio.

142
Construcciones subordinadas en el español de hablantes de otomí

Glosa

Referencias semánticas
Ag Agente. La entidad controla una acción (actividad o ejecución).
Proc Procesado. La entidad que sufre un proceso.
Cero Cero. La entidad primaria que está embrollada en un estado.
Meta Entidad afectada o efectuada por la operación de algún controlador.
Rec Receptor. La entidad en cuya posesión de algo es transferida.
Loc Locativo. El lugar donde algo está localizado.

Otomí*
Proclíticos nominales
DSg artículo determinado singular ar
DPl artículo determinado plural ya
InSg artículo indeterminado singular ‘nar
InPl artículo indeterminado plural ‘ra ya
Ps posesivo ma, ir, ár, yá

Proclíticos nominales y verbales


1 primera persona di, ga, ndi, dá, xta, xti
2 segunda persona gi, ngi, gá, xka, xki
3 tercera persona bi, da, mi, bí, xi, xki, ba
Prs presente di, gi, bi
Ft futuro ga, gi, da
Cpr copretérito bdi, ngi, mi
Pr pretérito dá, gá, bí
Prf perfecto xta, xka, xi
Acpr antecopretérito xti, xki, xki
Pdp pasado en cláusula dependiente nga, ngi, nda, ndi, mbi, mba

Afijos nominales y verbales


Du dual -wi, -‘be
Inc inclusividad -wi, -hu
Rfl reflexivo ‘n-, ‘ñ- ‘m-
Rh referencia hablante -na, -ya, -wa
Ri referencia interlocutor -nu, -yu
Rd referencia distancia -‘ä, -‘u, -‘bu

Partículas independientes
Loc locativo ja, nu, ma
Dm demostrativo nu, ge
*
 Esta glosa es la que utiliza Hekking en su texto El otomí de Santiago Mexquititlán: despla­
zamiento lingüístico, préstamos y cambios gramaticales, Amsterdam, Universidad de Amsterdam,
1995.

143
María Elena Villegas M.

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144
¿Cambio de actitudes hacia las lenguas
locales en México?

Martha C. Muntzel*

En este trabajo intento responder a la pre­ y los deseos de individuos son tan importan­
gunta del título, basándome en artículos de tes como los estereotipos y las ideologías que
la prensa nacional (La Jornada) y de la local existen acerca de los idiomas y sus hablantes.
(El Sol de Hidalgo) durante el último año (2002-
2003). Opino que la prensa refleja e influye
en las actitudes del público lector. Se usa el La relación entre lengua,
término lenguas “locales” en lugar de lenguas identidad étnica y economía
minoritarias, ya que existe objeción a la refe­
rencia de “minoritaria” cuando se trata de len­ Por lo general, se considera prioritaria la len­
guas que son indígenas, es decir, originarias gua para la relación de la identidad étnica.
de cierta región. Históricamente, es el caso de los grupos origi­
El lingüista o promotor de las lenguas indí­ narios (“indígenas”) de México. En el mundo
genas podría creer que las actitudes hacia las se asocian emociones fuertes y valores profun­
lenguas locales están cambiando, ya que es su dos con la lengua y la identidad étnica (Israel,
ocupación diaria, y porque la situación de los Yugoslavia, Canadá, por mencionar algunos
grupos indígenas del país ha recibido ma­yor ejemplos). Actitudes acerca del uso de la len­
atención en la prensa durante la última déca­ gua pueden tener un efecto directo en el tra­
da, desde los inicios del movimiento del Ejér­ to/comportamiento por parte de y hacia el
cito Zapatista de Liberación Nacional (ezln) grupo hablante. Por ejemplo, en estudios rea­
en el estado de Chiapas. lizados en la década de 1960 se descubrió que
Pero queremos saber si es cuestión de per­ los francocanadienses tenían un nivel menor
cepción o ¿en verdad, se está dando un cam­ de salarios que los anglocanadienses (Grin,
bio? Es probable que no se pueda responder 1999:14). En 1990, inmigrantes hispanos en
con certeza pero sabemos, como científicos so­ regiones de alto porcentaje de latinos en Es­
ciales, que el cambio de actitudes es el resul­ tados Unidos (Arizona, California, Colorado,
tado de una multitud de factores, no el simple Nuevo México, etcétera) ganaban por los me­
cambio de la política lingüística. Los factores nos 14 por ciento menos que los estadouni­
son nacionales y globales. Se trata de condi­ denses.
ciones cotidianas, en las que las experiencias Desde los años ochenta, economistas (espe­
cialmente en Estados Unidos, Canadá y Euro­
*
Dirección de Lingüística-inah. pa) han estudiado cómo diferentes aspectos

145
Martha C. Muntzel

y situaciones influyen en las variables lingüís­ gru­pos sociales que viven en situaciones de
ticas; por ejemplo, en el uso de la lengua en desigualdad. Aunque nos concierne la situa­
el trabajo, en las campañas publicitarias y las ción de México, es una problemática mundial
dinámicas del uso lingüístico en situaciones en que cada día encontramos menos toleran­
de adquisición de lengua materna y segunda cia frente a la diversidad lingüística-cultural y
lengua, así como el mantenimiento y desplaza­ étnica. Intento hacer un diagnóstico de la si­
miento de lenguas, especialmente en el caso de tuación mexicana a través del tratamiento de
las lenguas locales (“minoritarias”) co­mo el los grupos locales en la prensa.
ir­landés o galés, influidas por variables eco­
nó­mi­cas, tales como los precios, salarios o la
estruc­tura de los costos de la producción; im­ Economía y desarrollo
­portantes factores para la planeación y la le­
gislación lin­güística. Uno de los estudios com­ A finales de 2002 había en el mundo 180 mi­llo­
­parativos fue realizado sobre los sueldos de nes de desempleados, según un informe de la
nacionales versus inmigrantes en Alemania y Organización Internacional del Trabajo (oit).
Suiza (Grin, 1999: 14-16). Las zonas más afectadas por el desempleo son
Un descubrimiento importante de la inves­ América Latina, el Caribe y los países indus­
tigación de rasgos lingüísticos y su influencia trializados. El número de personas sin traba­
en la actividad económica, y sobre cuáles fac­ jo aumentó 20 millones desde principios de
tores determinan patrones de uso lingüístico 2001. No obstante, James Heckman, Premio
en la actividad económica, fue la necesidad de Nobel de Economía en el año 2000, afirmó el
reconsiderar la idea tradicional de que el uso 24 de enero de 2003 que la economía de Mé­
de la lengua minoritaria es causa de retra­so eco­ xico tiene un gran futuro; su pueblo tiene un
nómico. Estudios actuales demuestran que el gran potencial, pero su gobierno teme inver­
uso de la lengua local (es decir, la diversidad tir más en la educación preescolar, como una
lingüística) puede ofrecer ventajas económicas forma de fortalecer las actitudes de los ciuda­
(el uso en el trabajo, en anuncios publicitarios danos futuros.
y en las etiquetas de produc­tos, en el comer­ La Organización de las Naciones Unidas
cio internacional, etc.). Por lo mismo, es impor­ (onu) clasifica las entidades por nivel de desi­
tante determinar el papel que desempeñan las gualdad. Según el índice de Desarrollo Humano
normas sociales en el uso de la lengua (Grin, 2001 y 2002 de la onu, los 10 países con mayor
1999:17). desarrollo humano son: 1. Noruega, 2. Austra­
lia, 3. Canadá, 4. Suecia, 5. Bélgica, 6. Estados
Unidos, 7. Islandia, 8. Países Bajos, 9. Japón
La diversidad y 10. Finlandia. En 2001 México obtuvo el ran­
lingüística-cultural de México go 51, y en 2002, el 54. En el informe sobre de­
sarrollo humano elaborado por el Programa
En México existen más de 62 grupos indíge­ de Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud),
nas y sus correspondientes idiomas y culturas. se detectó que existen altos niveles de desi­
Los estados con mayor porcentaje de población gualdad entre algunas de las 32 entidades del
indígena son Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Méxi­ país, que se reflejan principalmente en el ru­
co e Hidalgo. Sin embargo, hay indígenas en bro de los ingresos per cápita; pero también
todos los estados, si no originarios, son inmi­ en los rubros de salud y de educación.
grantes o jornaleros temporales. El investigador Julio Boltvinik, Premio Na­
No son las lenguas indígenas en sí lo que cional de Periodismo 2002, sostiene que la
nos interesa, sino cómo identifican a ciertos agudización de la pobreza extrema en México

146
¿Cambio de actitudes hacia las lenguas locales en México?

es producto de la eliminación de subsidios y xico se encuentra en crisis: le faltan recursos


políticas de asistencia. A pesar de que el pro­ para abastecerse de medicinas, dar manteni­
ducto interno bruto (pib) per cápita anual es miento a clínicas y hospitales, construir nuevos
de ocho mil dólares, el nivel de pobreza extre­ y ampliar su plantilla de personal. Según Elías
ma rebasa 40 por ciento de conacionales. Los Miguel Moreno, presidente de la Co­mi­sión
niveles superan a Brasil, Panamá y Costa Rica, de Salud del Senado: “No hay nada nue­vo; es
país que con dos mil dólares anuales de pib per una continuación de los programas de hace
cápita reporta 24 por ciento de pobres. Bol­ años. Las zonas marginadas están abandona­
tvinik desechó la hipótesis de que la pobreza das en atención. El sistema se mantiene gra­
en México está concentrada en el campo, lue­ cias al heroísmo de médicos y enfermeras”.
go de que 60 por ciento de los pobres extre­ Para el Consejo Nacional de Población (Co­
mos radican en comunidades que tienen más napo), el combate a la pobreza pasa necesaria­
de 2 500 habitantes. Entre 1994 y 1997 se dis­ mente por romper “el círculo perverso” que
paró la pobreza e indigencia. Un trabajador implica que los sectores populares sola­men­
industrial ganaba 140 pesos en 1982, pero de­ ­te reproducen, de generación en gene­ración,
vino una caída brutal hasta 1988, luego hubo la red de condiciones de desventaja social y
una recuperación durante el gobierno de Car­ tienen pocas oportunidades de superar su situa­
los Salinas y una nueva caída en la gestión de ción socioeconómica.
Ernesto Zedillo, que provocó que el ingreso
se desplomara a la mitad. Ambos actores, asa­
lariados y patrones, se vieron afectados desde Educación
1982 hasta 2000, con una agudización de la
tendencia hacia la desigualdad y la concentra­ En cuanto a la educación, muchos maestros tie­
ción del ingreso. nen la necesidad de trabajar doble turno para
ganar un poco más. En los países donde se
pagan salarios dignos, los maestros tienen un
Pobreza y salud mejor desempeño profesional.
La Organización de Naciones Unidas para
En 2001, el gobierno federal dejó de ejercer la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco)
3 287 millones de pesos presupuestados en y el Consejo de Europa convocaron a sus paí­
sus programas de combate a la pobreza, mon­ ses miembros a emprender reformas educa­
to que equivale al apoyo de por lo menos ocho tivas, con el fortalecimiento de la educación
millones de personas que no tienen acceso a artística en la enseñanza básica como uno de
los servicios de salud, o a dos millones de be­ sus principales ejes. La intención de la medida
cas para la educación. es proporcionar a la población infantil herra­
Fue reportado el 19 de septiembre de 2002, mientas para enfrentar los retos de la globa­
que 31 por ciento de la población sigue sin con­ lización.
tar con agua de calidad bacteriológica para uso La instrucción artística debería impartir­
y consumo humanos aunque está potabilizada, se como asignatura elemental en los sistemas
esto es, que no recibe el líquido desinfec­tado educativos del mundo. Su abandono, alerta
con cloro a través de sistemas formales de abas­ la unesco, ha convertido a niños y jóvenes en
tecimiento, reconoció la Secretaría de Salud espectadores pasivos y acríticos, incapaces de
en su informe Salud: México 2001. expresarse y comunicarse creativamente; vul­
La realidad planteada por académicos, es­ nerables además al cúmulo de mensajes e imá­
pecialistas, ex funcionarios y representantes de genes a los que están expuestos. El apremio
partidos políticos, es que el sector salud en Mé­ adquiere relevancia, sobre todo porque los cen­

147
Martha C. Muntzel

tros escolares se erigen como espacios pro­pi­ reubicación de grupos (como sucedió en Mon­
cios para el conflicto social y cultural. En 2004 tes Azules, Chiapas). A veces se mezclan pro­
el organismo internacional celebró el Encuen­ ble­mas históricos, conflictos entre partidos
tro Mundial de la Enseñanza Artísti­ca, foro políticos o grupos religiosos con los de los te­
en el que expertos se ocuparon del tema. rritorios indígenas tradicionales y quiénes
Sin evaluar la educación artística en Méxi­ tienen el derecho a ellos.
co, comparado con países del Primer Mundo, En lo que se refiere a la globalización, Méxi­
México presenta atraso de un siglo en ciencia y co necesita buscar formas de insertarse en las
tecnología. Sólo 300 de 2.8 millones de em­pre­ que haya atención a la integración social nacio-
sas vierten en desarrollo tecnológico e inves­ti­ nal para no contribuir más a la marginalidad
gación, afirmaron especialistas de la Univer­ del desarrollo experimentado por muchos sec­
sidad Nacional Autónoma de México. tores de la población, como es el sector in­
También existe un alto contraste entre la si­ dígena.
tuación rural y urbana en cuanto a la educación
básica. El ingreso medio en el Distrito Federal
es de 17  696 dólares al año, en Oaxaca, estado La discriminación y los derechos
con gran población indígena, es de 3 489 (se­ humanos en México
gún un reporte del 17 de febrero de 2003).
Según el Conapo, algunos municipios oaxaque­ El presidente de la Comisión Nacional de los
ños tienen los niveles de analfabetismo más De­rechos Humanos (cndh), José Luis Sobe­
elevados del país y otros los de mayor asisten­ ranes Fernández (Síntesis/Notimex, 15 de octu­
cia escolar. Los niveles de analfabetismo en bre de 2002), consideró que la discriminación
estos municipios y otros de Guerrero, por ejem­ en Mé­xico, en particular la que se ejerce con­
­plo, exceden el observado por el conjunto del tra grupos vulnerables de la sociedad, va en
país —66.2 por ciento— al final de la Revolución aumento.
mexicana, es decir, entre 1915 y 1920. Actual­ Al respecto indicó que uno de los grupos
mente opinan muchos que la escuela pública más vulnerables son los indígenas, quienes son
deja de ser un factor de cambio social. víctimas de la falta de justicia social en mate­
Los niveles de desequilibrio social en Mé­ ria de salud, alimentación y educación y cuya
xico “ejemplifican la existencia de dos mundos atención sigue siendo uno de los grandes re­
fragmentados, con tensiones y contradiccio­ tos en materia de derechos humanos.
nes propias de la desigualdad”. Los reportes Reconoció que la discriminación en Méxi­
extremos de niveles de ingresos o de anal­ co es una realidad con expresiones muy diver­
fabetismo hablan de las diferencias entre “el sas y complejas. En ese sentido, se refirió a la
México rural, pobre, predominantemente in­ exclusión que se ejerce contra mujeres e indí­
dígena, anclado a la agricultura de autocon­ genas y, otras veces, bajo formas veladas pero
sumo; y por otro lado, el México moderno, igualmente discriminatorias y violatorias de
urbano, integrado a la globalización”. Entre los derechos humanos, como suelen ser los
esos dos extremos existen una multitud de si­ ataques contra la dignidad y el buen nombre
tuaciones diferentes. de las personas.
Consideró, además, que sólo el reconoci­
miento y el respeto a la dignidad de los demás
La globalización permite que la convivencia social se constru­
ya sobre bases firmes. Sostuvo que se requiere
En México, la globalización se usa como eti­ que la sociedad cuente con una sólida moral
queta para justificar la tala de bosques o la laica que proponga y proporcione valores ge­

148
¿Cambio de actitudes hacia las lenguas locales en México?

ne­rales de respeto y convivencia. Esos valores Indí­genas, resultado de un largo proceso de


están plasmados en los derechos humanos, discu­sión entre diferentes instancias involucra­
que son el mínimo ético que todos debería­ das en el quehacer lingüístico y en defensa de
mos cumplir para vivir en sociedad, indepen­ las lenguas y culturas indígenas del país, que
dientemente de las creencias religiosas que tiene por objeto “regular el reconocimiento
cada quien profese y de las ideologías políticas y protección de los derechos lingüísticos, indi­
que cada quien tenga. viduales y colectivos de los pueblos indígenas,
así como la promoción del uso y el desarrollo
de las lenguas indígenas”. El contenido es el
El combate a la discriminación siguiente: Capítulo I. Disposiciones Generales
y la autogestión (con ocho artículos); Capítulo II. De Los De­
rechos de los Hablantes de Lenguas Indígenas
En los últimos años, organismos indígenas ana­ (del artículo 9 al 12); Capítulo III. De la Dis­
lizan el combate a la discriminación y la lucha tribución, Concurrencia y Coordinación de
por la autonomía. Señalan la imposición del Competencias (artículo 13 con doce incisos);
Procede en ejidos para privatizar los territo­ Capítulo IV. Del Instituto de Lenguas Indíge­
rios de las comunidades. El 15 de febrero de nas Nacionales (artículos 14-26, y siete tran­
2003, en reunión de la Comisión Transitoria sitorios).
de Seguimiento del Congreso Nacional Indí­ La aprobación de la Ley General de Dere­
gena (cni), se planteó la necesidad de com­ chos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas
batir el aislamiento en que se encuentran las representa un gran logro que aborda un as­
co­munidades y organizaciones indias frente pecto importante de la lucha en contra de la
a la represión que enfrentan y para potenciar desigualdad que es la educación. El inciso
su trabajo de construcción de la autonomía. IV del artículo segundo plantea:
Un ejemplo del avance hacia la autonomía y Promover mediante la enseñanza el conoci­
de la integración nacional e inserción a la globa­ miento de la pluralidad lingüística de la Na­
lización por parte de grupos indígenas es el caso ción y el respeto a los derechos lingüísticos
de la exportación de café mexicano. En agos­ de los pueblos indígenas. Los hablantes ten­
to de 2002 se reportó la exportación a Francia drán acceso a la educación obligatoria en su
y Alemania de 150 toneladas de café orgánico, propia lengua y español.
consolidando un convenio de comer­cialización La ley promueve y protege la diversidad lin­
que la organización Indígenas de la Sierra Ma­ güística y cultural, reconociendo explícitamen­
dre de Motozintla (Ismama) de Chia­pas, firmó te la diversidad de la sociedad mexicana y la
con empresarios de Francia y Ale­mania. Esta necesidad de la enseñanza y promoción de las
alianza ayudará a la economía de familias cam­ lenguas indígenas en la educación nacional.
pesinas que conforman el Ismama, en bene­ Esta ley proporciona el medio legal para pro­
ficio de más de 20 comunidades indígenas. teger el derecho de los grupos al uso de la len­
gua tradicional y abrir los espacios de uso. La
empresa actual es convertir la ley en realidad.
La Ley General de Derechos
Lingüísticos de los Pueblos
Indígenas Conclusiones
y algunas propuestas
A fines del año 2002, la LVIII Legislatura de
la Cámara de Diputados , aprobó la Ley Gene­ Se observa que la problemática es compleja.
ral de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Existe una estrecha relación entre lengua y cul­

149
Martha C. Muntzel

tura pero la desigualdad de los grupos locales en la nueva era “glocal” (es decir “global/lo­
dentro de la sociedad mexicana se inserta en cal”) de reunificación de la especie humana.
las condiciones básicas generales de la pobre­ Dejar de pensar en dicotomías y hacer una re­
za, salud, economía, educación y el desarrollo formulación ideológica.
nacional.
Aunque los grupos indígenas tienen una pro­
blemática específica, es indispensable buscar Actitudes e ideología
soluciones a la desigualdad dentro del marco de
la problemática socioeconómica nacional, de la Las actitudes de una población se informan y
salud y de la educación. alimentan la(s) ideología(s) de la sociedad. Ac­
Cuando se habla de desarrollo, se enfatiza titudes e ideología en favor de la diversidad
la ciencia y la tecnología. Sin embargo, el ar­- lingüística-cultural influyen en la política y en
te y la cultura alimentan la ciencia y la tecno­ el diseño e implementación de medidas para
logía, y deben ser incorporados en los planes crear un ambiente en beneficio de los distin­
de de­sarrollo. Algunas acciones y propues­ tos factores y componentes de una sociedad
tas son: heterogénea.
1. Ferrán Mascarell, presidente del Institu­ Por eso, en México se aprobó la Ley Gene­
to de Cultura de Barcelona, propone que la ral de Derechos Lingüísticos de los Pueblos
producción cultural sea el eje de una nueva Indígenas y Reforma a la Fracción Cuarta del
economía fundamentada en los contenidos, Artículo Séptimo de la Ley General de Edu­
y en la generación y trans­misión de conoci­ cación (Diario Oficial de la Federación, publicada
mientos. el 13 de marzo de 2003). El Instituto Nacional
2. Es importante crear modelos de desarro­ de Lenguas Indígenas (Inali) tiene la tarea de
llo acordes con las condiciones y situaciones promover el cumplimiento de los artículos es­
actuales y nacionales que apoyan la autoges­ tipulados por esta ley y de asesorar a los tres
tión; por ejemplo, buscar nuevas vías de desa­ órdenes de gobierno para articular las polí­
rrollo como el convenio internacional para la ticas públicas necesarias en la materia. Esta
exportación del café mexicano entre organi­ labor realizada en distintos foros nacionales
zaciones y cooperativas indígenas. Néstor Gar­ promete influir en el cambio de actitudes hacia
cía Canclini propone fomentar la coexistencia las lenguas locales de México, buscando cam­
de la industria artesanal y las nuevas tecno­ biar la realidad socioeconómica del país.
logías. Para volver a la pregunta del título: “¿Cam­
3. El Foro Social Mundial (Porto Alegre, bio de actitudes hacia las lenguas locales en
Brasil y en la India en 2004) pretendió ge­ México?”. Ciertamente, existe mayor presen­
nerar la promoción de la cultura como herra­ cia en la prensa y en los medios de la proble­
mienta para el desarrollo económico, con la mática indígena gracias a la influencia del ezln
creación de una poderosa red de información y el movimiento iniciado en Chiapas.
con espacio para discusiones y visiones de ex­ La difusión del conocimiento es el primer
periencias; además, con la generación de pro­ paso en el combate contra la discriminación
puestas para incidir en las políticas culturales y la desigualdad. Por ahora existen los medios
de los diversos Estados nacionales. legales y la obligación formal de cumplir con
Albert Bastardas Boada opina que lo im­ los derechos lingüísticos de los pueblos origi­
portante es hacer compatible dos hechos que narios; contribuyendo al cambio de actitudes
parecen ser contradictorios: la continuidad de hacia las lenguas y grupos indígenas, en be­
la diversidad lingüística mundial y la necesi­ neficio de una sociedad lingüística y cultural­
dad de la intercomunicación entre estos grupos mente diversa.

150
¿Cambio de actitudes hacia las lenguas locales en México?

Bibliografía y hemerografía tzotziles”, en La Jornada, domingo el 20 de


octubre, p. 13.
“A finales de 2002 había en el mundo 180 mi­ Martín Urzaís, Cristina, 2002. “Desgracia
llones de desempleados: oit”, en La Jorna- nacional que algunas escuelas carezcan de
da, sábado 25 de enero del 2003, p. 26 infraestructura: sep”, en La Jornada, domin­
Alberto López, René, 2003. “En zonas indí­ go 18 de agosto, p. 5.
genas, 5 veces más alta la tasa de mortali­  , 2003. “Creatividad y sensibilidad,
dad materna”, en La Jornada, domingo el antídotos contra violencia, drogas y delin­
23 de marzo, p. 34. cuencia, Recomiendan unesco y Consejo
Avilés, Karina, 2003. “Insta experto a respon­ de Europa promoción de asignaturas hu­
der con ética al neoliberalismo en la uni­ manísticas”, en La Jornada, domingo 18 de
versidad pública”, en La Jornada, lunes 17 agosto, p. 4.
de febrero, p. 44. “Miles denuncian en Roma el fracaso del
Carrillo, Laura, 2002. “Cortan apoyo a po­ mo­delo neoliberal en el combate a la ham­
bres”, en Reforma, jueves 19 de septiembre, bruna mundial”, en La Jornada, domingo
p. 1a. 9 de junio del 2002, p. 28.
Castellanos, Antonio, 2003. “Temor oficial Notimex, 2002. “La eliminación de subsidios
a la educación, Afirma Premio Nobel que agudizó la pobreza extrema en el país, ase­
México tiene gran futuro”, en La Jornada, guró Julio Boltvinik”, en La Jornada, do­
sábado 25 de enero, p. 25. mingo 9 de junio, p. 21.
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México exhorta al gobierno pagar mejor za”, en La Jornada, 18 de agosto, p. 33.
a maestros”, en La Jornada, domingo 19 de Rodríguez, Ruth, 2002. “Más salud con el mis­
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Fishman, Joshua A. (ed.), 1999. Handbook of septiembre, p. A20.
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Oxford University Press. dan 10 días a colonos para que desalojen
Galán, José, 2002. “Comparado con países terrenos”, en La Jornada, viernes 20 de ju­
de Primer Mundo, México presenta atra­ nio, p. 14.
so de un siglo en ciencia y tecnología”, en Ruiz, Sara, 2002. “Consume agua sin calidad
La Jornada, domingo 18 de agosto, p. 36. 31% de la población”, en Reforma, jueves
González Amador, Roberto, 2003. “Las 19 de septiembre, p. 2.
trasnacionales saquean América Latina, Ruiz Arrazola, Víctor, 2002. “Empiezan huel­
según un reporte del bbva”, en La Jornada, ga de hambre cuatro indígenas de la región
domingo 15 de junio, p. 23. de Loxicha”, en La Jornada, domingo 20 de
y Juan Manuel Venegas, 2003. “Váz­ octubre, p. 13.
quez Mota: la estrategia económica debe Sevilla, Ramón, 2003. “Alientan abstencio­
mirar sin arrogancia la parte social”, en La nismo marginación y pobreza”, en Reforma,
Jornada, viernes 20 de junio, p. 23. martes 24 de junio, p. 8A.
Grin, François, 1999. “Capítulo 2, Econo­ Subcomisión de Asuntos Indígenas para el
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York, Oxford University Press, pp. 9-24. blos In­dígenas, 2002. “Ley General de
Henríquez, Elio, 2002. “San Juan Chamula, Derechos Lingüísticos de los Pueblos In­
Presuntos caciques retienen y agreden a tres dígenas”.

151
Martha C. Muntzel

“‘Sueña’ Fox con vencer la pobreza ‘en 10 o como media hace más de 10 años”, en La
15 años’”, en La Jornada, domingo 22 de Jornada, lunes 26 de agosto, p. 11.
junio del 2003, p. 1. Villalba Sánchez, Rodolfo, 2002. “Indíge­
Taniguchi, Hanako, 2003. “Clasifica onu en­ nas chiapanecos venderán a Europa 150
tidades por nivel de desigualdad”, en Re- toneladas de café”, en La Jornada, domin­
forma, martes 24 de junio, p. 2A. go 18 de agosto, p. 23.
Urrutia, Alonso, 2002. “Impostergable, rom­ “Visitará Chiapas, llega experto de la onu
per los factores que reproducen la pobreza, en comunidades desplazadas”, en La Jor-
señala el Conapo. Estados pobres, con ta­ nada, domingo 18 de agosto del 2002,
sas de mortalidad infantil que tuvo el país p. 10.

152
Diversos procesos de violencia
en Mesoamérica

Carmen María Pijoan Aguadé*


Josefina Mansilla Lory*

La antropología forense es una ciencia relati­ de permitir determinar la posible causa de la


vamente joven, que surge con la necesidad de muerte (Reverte, 1999).
llegar a la identificación personal. Se trata Gran parte de los datos se obtienen por me­
de averiguar la causa de muerte, edad, raza, dio de las técnicas tradicionales de la antro­
sexo, caracterización morfométrica que inclu­ po­logía física, como son aquéllas usadas para
ye estatura del individuo, rasgos culturales, la determinación del sexo (Feremback et al.,
patología, distancias genéticas, tafonomía,1 1979), la edad al momento de la muerte (Is­
adn, elementos traza,2 marcas de ocupación can, 1989), la raza (Fusté, 1957; Reverte, 1999),
profesional, antiguas lesiones óseas, así como estatura del individuo, marcas de ocupación
cualquier dato que sea posible obtener a par­ profesional, así como antiguas marcas de lesio­
tir de restos óseos de sujetos localizados en nes o enfermedades óseas (Ortner y Putschar,
avanzado estado de descomposición, esque­ 1985; Campillo, 2001).
letizado, o partes corporales producto de un Sin embargo, la identificación de trauma­
descuartizamiento, criminal o accidental. Este tismos que tuvieron lugar durante la vida del
estudio se realiza con el fin de proporcionar individuo o pueden haber ocasionado la muer­
información a las fuerzas policíacas para ayu­ te del individuo o también las realizadas sobre
dar en una investigación o identificación. el cadáver, así como la identificación, en su
La base de estos trabajos es el hecho de que ca­so, del implemento o arma que los causaron,
en los huesos quedan registrados algunos que en muchos casos resultan esenciales en
acon­tecimientos que han tenido lugar en el este tipo de investigaciones. Estas “huellas” pue­
transcurso de la vida del individuo, además den haberse ocasionado en vida, perimortem
o postmortem. Las primeras pueden ser debi­
das a accidentes o por alguna actividad cul­
* Dirección de Antropología Física, inah.
1
 El término de tafonomía puede definirse como tural que produzcan lesiones traumáticas en
el hacer paleontológico abocado a definir, describir y el esqueleto o partes blandas. Su identificación
sistematizar la naturaleza y los efectos de los diversos es importante para obtener información acer­
procesos que actúan sobre los restos orgánicos después ca de las prácticas relacionadas con la guerra,
de la muerte (Gifford, 1982:466-467).
la violencia interpersonal y los accidentes de la
2
 El análisis de elementos traza en el hueso es una
técnica que parece proporcionar un medio directo y vida cotidiana (actividades que pueden ser,
cuantitativo para la reconstrucción de la dieta de po­ en muchos casos, diferenciadas por sexo). Por
blaciones desaparecidas (Sanford, 1993:5-15). otra parte, las huellas postmortem se deben a dos

153
Carmen María Pijoan Aguadé y Josefina Mansilla Lory

causas: por diagénesis o la manipulación del tre los primeros, en la mayoría de los grupos,
cuerpo como ritual corporal. se observan ligeras depresiones, en general
En el transcurso del estudio de distintas circulares, que nos indican la existencia de un
muestras osteológicas prehispánicas de Me­ traumatismo regenerado; éstos se localizan,
soamérica, se han observado diversas altera­ de forma principal, sobre los frontales, mayo­
ciones de tipo cultural sobre los huesos, es ritariamente sobre el lado izquierdo, así como
decir, causadas por la acción del hombre, que sobre los parietales del mismo lado. Lo ante­
han sugerido diversos procesos de violencia3 rior nos indica que el agresor se encontraba
en vida o sobre el cuerpo de individuos ya muer­ frente a la víctima y que era diestro. En cuan­
tos. Debido a lo anterior, se ha visto la nece­ to a los faciales, es muy común ver desviacio­
sidad de aplicar las técnicas de la antropología nes del septum nasal, así como fracturas tanto
o tafonomía forense para determinar y expli­ de los huesos propios de la nariz como de las
car estas acciones. ramas ascendentes del maxilar y el arco cigo­
Las huellas que nos indican de manera di­ mático. Este tipo de lesiones son producidas
recta la presencia de actos de violencia en los por golpes con los puños sobre la cara; si hay
individuos estudiados son algunos traumatis­ un sexo que las presenta prioritariamente ello
mos, bajo la forma de fracturas o evidencias nos puede indicar costumbres sociales, tales
de heridas con algún tipo de objeto romo o como la violencia intrafamiliar, en que las mu­
armas corto-punzantes. Aunque muchas veces jeres son más frecuentemente golpeadas; o
estas heridas ya se encuentran cicatrizadas y bien intergrupal, donde los hombres pelean
las fracturas consolidadas; no obstante, en entre sí.
ocasiones aún se pueden identificar. Otro tipo de traumatismo que nos indica
El análisis de traumatismo violento sobre el la presencia de violencia, tanto dentro del gru­
esqueleto, relacionado con las armas existentes po como de agresiones por parte de extraños,
en el momento, nos pueden dar una valiosa son las fracturas y heridas por corte, que se dan
información sobre el comportamiento inter­ en los antebrazos (cúbito y radio), al colocar­
personal e intergrupal que se registró en el se frente al rostro como protección.
pasado. Los patrones de violencia y guerra va­ En lo que se refiere a evidencias directas de
rían según el contexto social, así como la cali­ heridas de guerra, éstas son muy escasas. Lo
dad y precisión en la manufactura de las armas, anterior puede deberse a diversos motivos: por
mismas que dependen del material utilizado un lado debemos señalar que la mayor parte
en su fabricación y la tecnología disponible de los esqueletos humanos localizados duran­
(Boyeston, 2000). te diferentes excavaciones arqueológicas, fue­
Los lugares más comunes de traumatismos ron encontrados en recintos sagrados, lo que
violentos son el cráneo cefálico y la cara. En­ indica que en general se trata de entierros
de tipo ceremonial, producto del sacrificio hu­
3
 Mucho se ha discutido sobre si la violencia es un mano, a pesar de que muchos de ellos eran
rasgo inherente al ser humano. De esta manera, exis­ cautivos de guerra; por otra parte, las armas
ten autores que consideran que existe un instinto ase­ utilizadas en Mesoamérica son de lítica, es de­
sino o agresivo, como un aspecto de la herencia del cir, mucho menos cortantes y sólidas que las
hombre, mientras que otros creen que esta idea es una
aberración (véase Hombre y agresión, de Kairós, Anato­ elaboradas con metales, lo que ocasiona que,
mía de la destructividad humana, de Fromm o Prehistory of en general, las heridas no llegaran hasta el
Warfare, de LeBlanc en Archaeology). Cabe agregar, sin hue­so. Finalmente, debemos recordar que la
embargo, que agresividad y violencia no son necesa­
gue­rra, por lo menos durante el posclásico, se
riamente sinónimos, la primera abarca a la segunda,
pero no se limita a ella (comunicación personal Liza­ realizaba con dos fines: obtener cautivos para
rraga, febrero de 2004). ser sacrificados (Guerra Florida) y obtener tri­

154
Diversos procesos de violencia en Mesoamérica

buto de los pueblos subyugados; entre estos de pequeños cortes lineales, más o menos su­
últimos estaba el de entregar individuos, de per­ficiales, paralelos entre sí o de largos cor­
ambos sexos, para ser sacrificados. Sin embar­ tes, únicos o dobles. Por lo general, éstos se
go, podemos mencionar la existencia de una agrupan periarticularmente o en los puntos
punta de proyectil localizada entre los huesos de inserción de los músculos mayores, y por
del antebrazo, en Tlatilco, Estado de México su localización anatómica pueden deberse al
(Sala del Preclásico-Museo Nacional de Antro­ desprendimiento de las masas musculares —en
pología), y restos de una navaja de obsidiana cuyo caso se trataría de un descarnado—, del
incrustada en la tibia de un sujeto masculino tegumento —desollado—, o para acceder a una
localizado en Santa María Malinalco, Azcapo­ articulación: desmembrado o desarticulado.
tzalco (Amezcua et al., 2003). También pode­ Para ser considerados estos cortes deben ser
mos mencionar un cráneo encontrado en el incisiones limpias y antiguas, con secciones en
cenote sagrado de Chichén Itzá, que muestra forma de V, discontinuas en huesos con super­
dos cortes grandes sobre el parietal izquierdo, ficies irregulares, donde se marca sólo en las
con importantes huellas de regeneración, lo regiones protuberantes. Las características de
que indica que el sujeto sobrevivió a la herida las marcas de corte pueden explicarse con
por bastante tiempo. ba­se en la naturaleza del instrumento cortan­
No obstante, las evidencias más numero­ te utilizado y son simplemente el reflejo de la
sas en Mesoamérica son de tipo indirecto, las in­teracción entre el hueso y la piedra (White,
cuales nos permiten inferir la práctica del sa­ 1985). Los filos de navajas prismáticas de ob­
crificio humano, con base en las diversas alte­ sidiana dejan, en general, un corte lineal úni­
raciones que se observan sobre los esqueletos co, mientras que el uso de instrumentos de filo
localizados, por lo general, en recintos sagra­ semidentado de artefactos bifaciales con reto­
dos y que fueron producidas cuando los sujetos que, produce una marca de corte múltiple, da­
ya estaban muertos, huellas que son debidas do que son causadas por las salientes del filo.
a procesos rituales sobre los cuerpos de los sa­ Por otra parte, el corte de hueso se presenta
crificados. cuando un hueso ha sido dividido en dos por
Las principales alteraciones presentes en medio de desgaste, es decir, por la acción repe­
estos restos esqueléticos, detectadas a la fecha, tida del filo de un instrumento sobre el mis­mo
son marcas de corte, impactos, fracturas inten­ lugar hasta partirlo, dejando una superficie
cionales, perforaciones y exposición térmica. lisa (Pijoan y Pastrana, 1989). En ocasiones se
Cortes. Los cortes observables en los huesos ven series de marcas provocadas por diversos
pueden dividirse en corte sobre hueso y cor­ intentos de fabricación, localizados por arriba
te de hueso (Pijoan y Pastrana, 1989). El pri­ del corte definitivo (Pijoan et al., 2001).
mero es el resultado indirecto del corte, por Fracturas intencionales. Las fracturas que se
la acción de un objeto cortante —que en Meso­ observan en los huesos, principalmente los lar­
américa se trataba de un instrumento lítico— gos, pueden ser debidas a agentes naturales
en las partes blandas adyacentes al hueso, lo diagénicos, biológicos o culturales. Las que
cual produce marcas sobre éste al servir de apo­ aquí nos interesan son las culturales, aquéllas
yo, por ser de mayor dureza, más resistente a causadas por el hombre, provocadas de mane­
la acción aplicada. Por lo general, los cortes so­ ra deliberada persiguiendo diversos fines.
bre hueso se presentan en aquellas partes óseas Para fracturar un hueso largo en estado fres­
en que es necesario usar un filo agudo para co, el hombre emplea la técnica de aplicación
separar la piel del cuerpo, el músculo del hue­ de un impacto de alta velocidad; es decir, el
so o el hueso de otro elemento óseo adyacen­ método por percusión que imprime un impac­
te. Por lo común, se presentan como una serie to concentrado en un punto. El equipo tecno­

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Carmen María Pijoan Aguadé y Josefina Mansilla Lory

lógico mínimo necesario incluye un martillo fuerte sangrado que deriva en infiltraciones
o percutor y uno o dos apoyos que sirven de en el hue­so, ocasionando que los restos óseos
yunque. El impacto produce un sistema de com­ mues­tren manchas de color café o rojizo, se­
presión y tensión combinado, ocasionando una gún reportan Simonin (1973) y Maples (1986).
fractura helicoidal, inclinada en un ángulo de Impactos. En diversos restos óseos se ha se­
45 grados en relación con el eje longitudinal ñalado la presencia de lo que se denomina
del hueso. En el punto de impacto se produce “impactos” (Pijoan, 1997), que dejan marcas
un sistema de compresión, formándose un área tipo muescas o machucones, los cuales obser­
de depresión circular, producida por el per­ van sobre las epífisis de los huesos largos, en
cutor, así como incipientes fracturas circula­ el cuerpo de las vértebras y, en general, so­
res o hueso aplastado y el desprendimiento de bre las superficies articulares. Se considera que
es­quirlas de hueso. En la pared opuesta apa­ estos impactos pueden ser resultado postmortem,
recen fisuras negativas. La posición de los tanto de percusiones como de fuerte y deci­
apoyos, en relación con el punto de impacto, dida presión. Los ocasionados por presión,
condiciona el lugar y ángulo de fractura (Pi­ regularmente devienen en un ligero aplasta­
joan y Pastrana, 1989). Sin embargo, debemos miento de la superficie del hueso, dejando por
tener en cuenta que este tipo de fractura tam­ ende la huella del instrumento empleado para
bién puede ocurrir en vida del individuo, sien­ ello (Pijoan y Mansilla, 2004a). En ocasiones
do las fracturas por torsión. estas marcas presentan restos de betún o pig­
En el caso de huesos delgados, como las mento negro. La citada autora propone que
costillas, las fracturas suelen producirse por estas alteraciones se ocasionan al momento de
medio de torsión; esto es, doblando el hueso realizar la desarticulación, al golpear o intro­
hasta conseguir quebrarlo, ocasionando un ti­ ducir con fuerza un instrumento puntiagudo
po de fractura que puede producir que una en la cápsula articular y que el instrumento im­
parte de la superficie ósea, en la cara opuesta plicado en la operación bien puede haber te­
de donde se aplicó la torsión, sea arrancada; nido un revestimiento de resina caliente que
lo que, en virtud de su apariencia, se denomi­ ayudara en la tarea.
na, en “rama verde” (Resnick et al., 1988; Whi­ En cuanto a los impactos por percusión, tam­
te, 1992). bién se presentan en ocasiones sobre las super­
Las fracturas de hueso que no muestran ficies articulares y, al parecer, tienen la misma
evidencia alguna o clara de regeneración (pro­ función que los producidos por presión. Sin
liferación de la capa osteogénica), deben ser embargo, existen evidencias de que por me­
consideradas perimortem. Las registradas en dio de este tipo de impactos se lograba realizar
cráneo pueden haber sido producidas para perforaciones en el cráneo.
dar muerte al individuo, o en caso de que és- Exposición térmica. Los huesos presentan
te ya lo estuviera, para romper la bóveda por diversos tipos de alteraciones cuando han sido
diversos motivos. Este tipo de fracturas cra­ expuestos al calor, según el grado de la tem­
neales son en forma de líneas rectas o curvas, peratura si el hueso se encontraba en estado
que irradian del lugar de impacto, el cual fresco o seco, si éste se quemó con partes blan­
puede presentar una fractura hundida o estre­ das o no, o si la exposición a la fuente de ca-
llada (Gurdjan, 1973; Merbs, 1989; Dastugue ­lor fue directa o indirecta. Una de las autoras
y Ger­vais, 1992; Berryman y Jones, 1996; Ro­ (Pijoan, 1997) propone que la exposición in­
berts, 1997 y 2000; Botella et al., 1999; Gallo­ directa es aquélla en que los huesos, con o sin
way, 1999; Boyeston, 2000). Cuando el indi­ carne, fueron hervidos o cocidos en un medio
viduo se encuentra aún con vida al momento húmedo, tal como la barbacoa, mientras que
del im­pacto, necesariamente se produce un la directa es cuando han sido asados o coloca­

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Diversos procesos de violencia en Mesoamérica

dos directamente en el fuego o brasas; en este das o continuas que dejan la huella de una pe­
último caso, nos encontramos con aquellos res­ queña fractura, así como un borde festonado
tos óseos que han sido dorados o tostados hasta (Pijoan et al., 1989; Pijoan et al., 2001).
ser quemados o incinerados. Además, también Algunas de estas evidencias son muy an­
existió la costumbre de quemar huesos ya se­ tiguas, entre las que podemos mencionar la
cos, los cuales presentan características dife­ pro­cedente de Tehuacán, Puebla, de la fase
rentes a los anteriores. El Riego (alrededor de 5750 a.C. + 250); en
La incineración del cuerpo, según las fuen­ la zona este del fondo de la cueva Coxcatlán
tes, era la forma más común de disponer de los se localizó el entierro de un niño de menos de
muertos o los cadáveres, aun cuando en oca­ seis meses de edad (entierro 3), el cual fue
siones también se quemaban esqueletos, es de­ decapitado y el cuerpo envuelto en una cobi­
cir, huesos secos. ja y una red. Además, le colocaron varias ca­
Las autoras mencionadas (Pijoan et al., nastas sobre el cuerpo. La cabeza, con varias
2004) han hecho una detallada exposición de vértebras y una sarta de cuentas, fue colocada
las di­ferentes modificaciones que presentan los dentro de otra canasta y acomodado cerca de
huesos, de acuerdo con el tipo de exposición los hombros. Después de cubrir parcialmente
térmica que sufrieron, lo que permite in­ferir la fosa, fue depositado el cuerpo decapitado de
con qué objetivo se realizó ésta. un segundo niño, de alrededor de cinco años
Perforaciones postmortem. En ocasiones se ob­ de edad (entierro 2), envuelto en una cobija,
servan, en ciertos huesos, algunas horadacio­ con las piernas flexionadas y atadas por medio
nes. En primer lugar es necesario determinar de una red. También le fueron colocadas va­
si éstas fueron ocasionadas por agentes del me­ rias canastas sobre el cuerpo y bajo los pies.
dio en que fue enterrado el cuerpo, por algún La cabeza, dentro de otra canasta, fue coloca­
animal, debido a alguna enfermedad o por la da cerca de su hombro derecho. Antes de ser
mano del hombre. Entre estas últimas pode­ enterrado, el cráneo fue descarnado y puesto
mos distinguir aquéllas producidas mediante sobre un hogar sobre su región occipital (Mac
la técnica de desgaste o el uso de un instrumen­ Neish, 1962; MacNeish et al., 1972; Turner y
to perforador. En el primer caso, se desbas­ta el Turner, 1999). Al realizar el estudio antropo­
hueso consumiéndolo poco a poco hasta tras­ físico de los restos, Anderson (1967) observó
pasarlo, utilizando para tal efecto algún tipo que, además, las cabezas habían sido intercam­
de herramienta cortante; tal técnica produce biadas entre ambos individuos.
un orificio lenticulado irregular. En el segun­ Ésta sería la decapitación y evidencia de
do caso, cuando se efectúa la operación con sacrificio más temprano descubierto en Meso­
algún tipo de barreno o perforador de piedra, américa hasta ahora. A pesar de ello, debemos
éste deja sobre las paredes trabajadas un aspec­ tomar en cuenta que el término “decapitación”
to escalonado, y el agujero obtenido presenta no tiene el significado occidental del mismo,
una forma cónica o bicónica irregular. Otro puesto que la remoción de la cabeza se realiza­
medio para conseguir la perforación puede ba, en general, sobre un cuerpo sin vida y no
ser la utilización de un arco (Suárez, 1974; Se­ era una forma de ejecución, como sería en
menov, 1981; Rodríguez, 1985), con lo que otros lugares del mundo, en que se desprendía
se obtiene, por fricción, un orificio cilíndrico la cabeza —para provocar la muerte—, por la
o tubular con estrías muy finas y regulares en parte posterior del cuello, de un tajo median­
las paredes del material óseo. te un instrumento metálico cortante (espada,
También cabe mencionar la elaboración de hacha o guillotina). En este caso, y debido a
grandes orificios, por lo general en cráneo, que que la columna vertebral forma un segmento
se realizan por medio de percusiones repeti­ continuo, que es preciso romper o cortar para

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Carmen María Pijoan Aguadé y Josefina Mansilla Lory

separar la cabeza, queda la evidencia de la téc­ 1978; Pickering, 1985; Pijoan y Mansilla, 1990a);
nica usada sobre las vértebras, presentando La Quemada, también en Zacatecas (Faulha­
un corte en algunas de sus partes (McKinley, ber, 1960; Martin et al., 2004) y el Cerro del
1993). En cambio, dado que los pueblos me­ Huistle y Huejuquilla el Alto, en Jalisco (Hers,
soamericanos no tenían instrumentos capaces 1989; Valenzuela et al., 2002). Este tipo de
de ocasionar tal separación, puesto que los ma­ elementos rituales alcanza características es­
teriales líticos con que estaban elaborados sus peciales en Xochicalco, Morelos, con la elabo­
instrumentos se romperían al chocar con el ración de estructuras elaboradas con partes
hueso. Las evidencias que se observan sobre corporales humanas, en forma de “títeres”, sus­
las vértebras en los cráneos o esqueletos sin pendidas en un pórtico a la entrada de la ciu­
cabeza encontrados, nos muestran que el cor­ dad (Pijoan et al., 2003). En el posclásico tardío
te de las vértebras cervicales se hacía por lo en la mayoría de las ciudades prehispánicas
general a nivel del cuarto o quinto espacio in­ vemos la aparición de los llamados tzompantlis
tervertebral, ya sea de delante hacia atrás o (Pijoan et al., 1989; Botella y Alemán, 2004).
de un lado al otro, con sumo cuidado para no Estas exhibiciones de restos humanos de sa­
afectar las vértebras, por lo que únicamente crificados seguramente tenían la finalidad de
quedan ligeros cortes sobre las carillas articu­ causar terror entre los grupos contrarios.
lares; es por ello que puede considerarse como Además, los huesos frescos, seguramente de
un desmembramiento postmortem. Con todo, los sacrificados, servían como materia prima
la separación de la cabeza y el tronco fue una para la fabricación de herramientas e instru­
costumbre muy expandida, dado que el crá­ men­tos, para uso tanto cotidiano como ritual,
neo se usó mucho como elemento de ofrenda así como para adornos (Ochoa et al., 2000; Ro­
o como trofeo (Moser, 1973). jas et al., 2004). En ocasiones eran utilizados
El análisis de los diferentes tipos de altera­ para la elaboración de implementos de tipo ri­
ciones que muestran los huesos de un conjun­ tual, tales como las máscaras-cráneo del Templo
to óseo humano, nos permite determinar el Ma­yor (Pijoan et al., 2001) y los omichicahuastlis,
patrón de presencia que nos llevará a estable­ localizados en diversos sitios (Pereira, 2004).
cer el proceso de la actividad humana que los El sacrificio humano existió en toda Meso­
ocasionó. De esta manera, se ha podido deter­ américa y la manera de realizarlo varió según
mi­nar la existencia del canibalismo en varios el tiempo y el espacio. Las diversas formas las
sitios del preclásico, como Tlapacoya-Zohapilco, conocemos por representaciones, tanto escul­
Estado de México (1250-600 a.C.) (Niederber­ tóricas como pictóricas de este acto. Así, po­
ger, 1987; Pijoan, 1996); Tlatelcomila, Tetel­ demos ver que entre los mayas se utilizaba la
pan, Distrito Federal (700-500 a.C.) (Pijoan y extracción del corazón, la decapitación (que
Pastrana, 1987 y 1989), y San Lorenzo Tenoch­ en este caso se trataba de un degollamien­to),
titlán, Veracruz (1250-900 a.C.) (Coe y Diehl, la ex­tracción de intestinos y el flechamiento
1980; Pijoan, 1996). Así como la costumbre de (Ná­jera, 1993; Edmonson; 1984; Schelle, 1984),
desmembrar los cuerpos de los sacrificados, mientras que los totonacos de El Tajín usaban
tal como se ha observado en Teotihuacan (Se­ la extracción de entrañas y la decapitación (Wil­
rrano y Lagunas, 1974; Martínez y González, kerson, 1984; Sala del Golfo, Museo Nacional
1991; Torres y Cid, 1997); Electra, en San Luis de Antropología). Las fuentes nos indican que
Potosí (Pijoan y Mansilla, 1990b) y Tlatelolco, en el altiplano central, durante el posclásico,
Distrito Federal (Pijoan, 1997), entre otros, y el eran variadas las maneras de llevar a cabo el
uso de partes corporales para ser expuestas en sacrificio, aunque la más común era extraer
templos, como en Altavista, Zacatecas (Kelley, el corazón del sacrificado; en un trabajo an­
C., 1976; Kelley, E., 1978; Holien y Pickering, terior las autoras (Pijoan y Mansilla , 2004b),

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Diversos procesos de violencia en Mesoamérica

con base en una serie de esternones cortados, jurisdicción privada, o encomienda, la cual:
localizados en Tlatelolco, proponen que ésta “...se convirtió en el sistema de explotación de
se realizaba por medio de una toracotomía indígenas más abierto y el más agresivamente
lateral transversa, entre el tercer y cuarto es­ competitivo [...] y como fuete de terror para
pacio intercostal. los pueblos indígenas” (Gibson, 1980:63). La
A través del análisis de las diversas alteracio­ historia de esta institución fue de abusos y atro­
nes, en los restos esqueléticos de los diferentes cidades generalizadas, particularmente en su
grupos prehispánicos, se ha podido determi­ primera etapa. Los indígenas eran encarcela­
nar la existencia de actos de violencia intra e dos, matados, golpeados, perseguidos y utili­
intergrupal. Sin embargo, son pocas las evi­ zados como bestias de carga (Gibson, 1980).
dencias de heridas causadas por armas de gue­ Cuando los indígenas intentaron rebelarse
rra, lo que nos indica que éstas no llegaban al fueron reprimidos implacablemente, siendo
hueso o que la finalidad de las batallas no era encarcelados, golpeados, torturados o asesi­
matar al enemigo. Por otra parte, a través de nados. Los vencidos continuaron siendo so­
las evidencias de manipulaciones de los cuer­ juzgados, transformándose en los siervos de
pos, se ha podido determinar la existencia del los señores, a los que debían total obediencia
sacrificio humano (que durante el posclásico y tributos.
aumenta de manera considerable). Aunado a El cambio de una religión por otra no mi­ti­gó
éste, los diferentes tratamientos rituales postsa­ de forma alguna el fanatismo y la religio­si­dad
crificiales y la exposición de cráneos y partes en que se encontraban inmersos los individuos
corporales en templos y la entrada de ciuda­ antes y después de la llegada de los europeos.
des deben haber afectado psicológicamente Al respecto, Basauri apunta:
a la gente.
La práctica de todas estas costumbres se La religión llena por completo su vida psíqui­
generaba en la gran religiosidad de los indi­ ca, regula sus relaciones sociales e intervie­
ne en todos sus actos, aplastando, por decirlo
viduos, ya que el mundo se encontraba gober­
así, toda curiosidad científica e imprimiéndo­
nado por dioses a cuyos caprichos, cóleras y le una resignación y una especie de fatalismo
crueldades se debían someter los seres huma­ que les impide la lucha inteligente y racional
nos, por lo que resultaban comunes la violen­ para su defensa biológica y social... (Basauri,
cia y acciones que hoy en día calificaríamos de 1990:52).
injusticia.
La violencia contra los diversos individuos Como puede observarse a partir de lo ex­
no menguó con la llegada de los españoles, puesto, el uso de la antropología forense nos ha
sino que parece haber aumentado y diversifi­ permitido analizar las evidencias de violen­cia
cado, ya que éstos consideraban que: entre los pobladores prehispánicos y deter­mi­
nar su causa, así como analizar el comporta­
Una sociedad y unos hombres de tal modo miento que corresponde a diferentes sucesos
subordinados a las potencias infernales [...] antes, durante y después de la muerte. Así, se
no merecían vivir en libertad ni disfrutar ha podido establecer que la violencia en las
ninguna pertenencia. Se le castigaría redu­
ciéndolos a la esclavitud y al despojo y toda­ relaciones interpersonales e intergrupales va­
vía debían dar gracias a sus conquistadores rió entre las diferentes sociedades prehispá­
por haberlos redimido de las tinieblas (Bení­ nicas; sin embargo, la práctica del sacrificio
tez, 1971:13). humano, con diversos procesos rituales sobre
el cuerpo después del mismo, surge desde épo­
Lo anterior propició la explotación de los cas muy tempranas y va en aumento a través
indígenas, a través del establecimiento de la del tiempo.

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Carmen María Pijoan Aguadé y Josefina Mansilla Lory

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162
Diversos procesos de violencia en Mesoamérica

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163
Las lenguas de México
en el marco de la Declaración Universal
de los Derechos Lingüísticos

Susana Cuevas Suárez*

Antecedentes de la Declaración de unos derechos lingüísticos equitativos que


Universal de los Derechos no queden subordinados a un estatus político
Lingüísticos o administrativo que podría ser, como en al­
gunos casos, por el número de locutores o por
El documento de la Declaración Universal de su codificación, por eso la Declaración Uni­
los Derechos Lingüísticos es extenso y com­ versal de los Derechos Lingüísticos proclama
plejo, contiene un largo proceso de reflexión que no existan distinciones no pertinentes en­
que se inició en septiembre de 1994, con la tre lenguas oficiales sobre no oficiales, distin­
colaboración de 50 expertos quienes elabora­ ciones entre lenguas nacionales, regionales o
ron los primeros doce borradores del docu­ locales, entre lenguas mayoritarias o minori­
mento. Para llevar a cabo dicha tarea, estos tarias, entre lenguas modernas o arcaicas.
expertos estuvieron en contacto con personas De igual forma fue importante para la ela­
y entidades que trabajan en campos como la boración del documento considerar insepara­
investigación jurídica, lingüística o socioló­gica bles e independientes las dimensiones colectiva
y la defensa de los pueblos de todos los con­ e individual de los derechos lingüísticos, ya
tinentes. Así lograron incorporar al texto pro­ que la lengua se constituye colectivamente en
puestas procedentes de 96 organizaciones de el seno de una comunidad y es, también en el
todo el mundo. seno de esa comunidad que las personas usan
Gracias a la diversidad de las aportaciones la lengua individualmente, pues para que el
recibidas, la multiplicidad de contextos socio­ individuo pueda hacer uso de sus derechos lin­
lingüísticos reflejados y el esfuerzo en la bús­ güísticos es necesario e indispensable que se
queda del equilibrio entre los planteamientos respeten por igual sus derechos colectivos, ya
de unos y otros, el documento resultante no se que el uso de su lengua lo hará en la comu­
identifica con ninguna escuela determinada. nidad o grupo lingüístico al que pertenece,
Aspira estar abierta a todas las corrientes y ser dando a ella su toque muy personal. De esta
aplicable en cualquier situación. manera, el ejercicio de los derechos lingüísti­
Uno de los principales objetivos de esta de­ cos individuales sólo puede ser efectivo si se
claratoria consiste en constituir la definición respetan los derechos colectivos de todas las
comunidades y todos los grupos lingüísticos,
lo que resultó ser un gran reto para la elabo­
* Dirección de Lingüística-inah. ración del documento.

165
Susana Cuevas Suárez

Es por eso que la declaración tomó en cuen­ En gran medida, una de las razones por las
ta los derechos de las comunidades lingüísti­ que se propuso la elaboración de este docu­
cas asentadas históricamente en su territorio mento fue que la diversidad lingüística del pla­
para establecer una gradación, aplicable en neta está gravemente amenazada por diversos
cada caso, de los derechos de los grupos lin­ factores, tales como:
güísticos con diferentes grados de historicidad
y de autoidentificación, así como de los indi­ 1. Que esas lenguas amenazadas (del mun­
viduos que viven fuera de su comunidad de do) pertenecen a pueblos no soberanos
origen. y que los factores principales que impi­
Por otro lado, destacando la responsabili­ den el desarrollo de éstas y aceleran el
dad ineludible de los poderes públicos, se cen­ proceso de sustitución lingüística son la
tra en los derechos y no en las obligaciones falta de autogobierno y la política de Esta­
o las prohibiciones y enfatiza la búsqueda de dos que imponen su estructura político-
soluciones adaptadas a cada caso, a partir del administrativa, y por ende, su lengua.
consenso democrático. 2. El proceso de mundialización de la eco­
Es importante tomar en consideración que nomía y, en consecuencia, del mercado
esta Declaración Universal de los Derechos Lin­ de la información, la comunicación y la
güísticos no es un documento desarticulado cultura.
e independiente, sino que por el contrario, re­ 3. El modelo economicista del crecimien­
salta la fe en los derechos humanos fundamen­ to, propugnado por los grupos económi­
tales, en la dignidad y el valor de la persona, cos trasnacionales.
así como en la igualdad de todos los derechos La Declaración Universal de los Derechos
y todas las libertades, sin distinción de sexo, Lingüísticos (dudl) opone a estos factores una
raza, color, lengua, religión, opinión políti­ concepción de universalismo basada en la di­
ca, posición económica o cualquier otra condi­ versidad lingüística y cultural que supere las
ción, como se asienta en varios documentos tendencias homogeneizadoras y las tenden­
sobre derechos humanos establecidos con an­ cias al aislamiento exclusivista, teniendo como
terioridad, en los que se manifiesta que el ser ejes fundamentales:
humano no puede ser libre si no se crean las
condiciones que le permiten gozar tanto de A. Desde una perspectiva política: concebir
los derechos civiles y políticos como econó­ una organización de la diversidad lin­
micos, sociales y culturales, o como lo esta­ güística que permita la participación
blece la Declaración Universal de los Derechos efectiva de las comunidades lingüísticas
Colectivos de los Pueblos, de 1990, que decla­ en este nuevo modelo de crecimiento.
ra que todos los pueblos tienen derecho de ex­ B. Desde una perspectiva cultural: hacer
presar y a desarrollar su cultura, su lengua y plenamente compatible el espacio co­mu­
sus normas de organización y, para hacerlo, se nicativo mundial con la participación
debe dotar de las propias estructuras políticas equitativa de todos los pueblos, de las co­
educativas, de comunicación y de administra­ munidades lingüísticas y de todas las
ción pública, en marcos políticos diferentes; personas en el proceso de desarrollo.
y ante todo, siendo que los valores individua­ C. Desde una perspectiva económica: funda­
les se deben valorar a la luz de los derechos mentar un desarrollo sostenible basa­do
colectivos, es indispensable tomar en cuenta en la participación de todos y el respeto
el conjunto de características de una comuni­ por el equilibrio ecológico de las socie­
dad para la aplicabilidad de todos y cada uno dades y por unas relaciones equitativas
de sus derechos. entre todas las lenguas y culturas.

166
Las lenguas de México en el marco de la Declaración Universal

La dudl es un texto necesario para 1. El derecho a ser reconocido como miem­


bro de una comunidad lingüística.
[...] corregir los desequilibrios lingüísticos de 2. El derecho al uso de lengua en privado
manera que aseguren el respeto y el pleno y en público.
despliegue de todas las lenguas y que esta­ 3. El derecho al uso del propio nombre.
blezcan los principios de una paz lingüística 4. El derecho a relacionarse y asociarse con
planetaria justa y equitativa, como factor otros miembros de la comunidad lingüís­
principal de la convivencia social.
tica de origen.
5. El derecho a mantener y desarrollar la
La situación actual de cada lengua es el re­ propia cultura.
sultado de la confluencia y de la interacción 6. El resto de derechos de contenido lin­
de multiplicidad de factores diferentes, tales güístico reconocidos en los documentos
como: político-jurídicos, ideológicos e históri­ sobre derechos universales que le ante­
cos; demográficos y territoriales; económicos ceden.
y sociales; culturales; lingüísticos y sociolin­
güísticos; interlingüísticos, y finalmente, sub­ A estos derechos personales, la Declaración
jetivos. Universal de los Derechos Lingüísticos añade
Las condiciones de vida actuales facilitan como derechos de los grupos lingüísticos:
la aceleración de los procesos de sustitución
lingüística y es por ello que hay que modificar • El derecho a la enseñanza de la propia
la percepción de la lengua materna, ya que el lengua y cultura.
mito de la diversidad lingüística como barre­ • El derecho a disponer de servicios cul­
ra para la comunicación y la integración es turales.
falso; al contrario, el hecho de que la lengua • El derecho a una presencia equitativa de
sea algo intangible la hace un elemento de la la lengua y la cultura del grupo en los
integración. Y, naturalmente, lo que la hace medios de comunicación.
imprescindible para la cultura de la paz es que • El derecho a ser atendidos en su lengua
es trasmisible y acumulable. Es un bien accesi­ en los organismos oficiales y en las re­
ble a todos y su adquisición no implica ningu­ laciones socioeconómicas.
na renuncia.
Como mencioné al principio, la dudl ha Veamos ahora qué sucede en México con
concedido una especial atención en la arti­ todas estas disposiciones universales y qué se
culación de este documento con los derechos está haciendo en materia de derechos lingüís­
de las comunidades y grupos lingüísticos y ticos. Lamentablemente vemos que en México
los dere­chos de las personas que forman par­ no existe una verdadera reflexión sobre los
te de ellos, de manera que ni los unos ni los derechos lingüísticos como tales, apenas es en
otros puedan representar un obstáculo a la in­ la última década del siglo xx que se empeza­
terrelación y la integración a la comunidad ron a dar los primeros pasos para reconocer
lin­güística receptora, ni una limitación de la problemática existente sobre los grupos, cul­
los derechos de esa comunidad o de sus miem­ tura y lenguas indígenas.
bros a la plenitud del uso público de la len­ Empezaremos por revisar los antecedentes
gua propia en el conjunto de su espacio terri­ que en materia de legislación existen o se han
torial. propuesto para corregir estas deficiencias.
Por ello, la dudl explicita una serie de de­ En el campo jurídico, desde hace apenas al­
rechos personales inalienables y ejercitables en gunos años, para ser precisos, en 1992 se le
cualquier situación: hicieron una serie de modificaciones al Códi­

167
Susana Cuevas Suárez

go de Procedimientos Penales de la Federación constante mejoramiento económico, so­


y del Distrito Federal, en las que se permite el cial y cultural del pueblo.
uso de intérpretes a los hablantes de lenguas • Nacional, atendiendo al aseguramiento
de nuestra independencia económica y a
indígenas que no dominan el español en los
la continuidad y acrecentamiento de nues­
procesos penales. tra cultura (las cursivas son mías).
Por otro lado, la modificación del Artículo
4 Constitucional, en enero de 1992, y su ac­ ¿A cuál “cultura nuestra” se está refirien­
tual modificación en abril de 2001, significa do?, si en el artículo siguiente se habla de
una pequeña apertura para las demandas de una na­ción que tiene una composición “plu­
los pueblos indígenas y ha permitido que en las ricultural”. ¿Se puede considerar esto una
constituciones estatales se incluyan los dere­ contradic­ción? Veamos ahora otros intentos
chos indígenas, por ejemplo, sólo 15 de los 31 de legislación:
estados han incluido los principios de esta re­ Acuerdos de San Andrés Larráinzar. La parte
forma en sus respectivas constituciones. esencial de dichos acuerdos es el compromiso
Aquí les presento un fragmento del artícu­ por parte del gobierno federal de impulsar la
lo en donde se manifiestan dichas modifica­ creación de un nuevo “marco jurídico nacio­
ciones: nal y estatal” para dar cabida a la nueva rela­
ción de los pueblos indígenas y el Estado, pero
La nación mexicana tiene una composición ¿qué ha sucedido?, de su elaboración en febre­
pluricultural sustentada originalmente en sus ro de 1996 y su firma por el ezln y la Cocopa
pueblos indígenas. La Ley protegerá y pro­
en octubre del mismo año, el gobierno federal
moverá el desarrollo de sus lenguas, culturas,
usos, costumbres, recursos y formas específi­ hizo tales modificaciones, que el nuevo docu­
cas de organización social y garantizará a sus mento resulta inaceptable por los pueblos
integrantes el efectivo acceso a la jurisdicción indígenas, empezando por el mismo Ejército
de Estado [...] [En los juicios y procedimien­ Zapatista de Liberación Nacional.
tos agrarios en que aquellos sean parte, se to­ A esto se suma la “iniciativa de reforma cons­
marán en cuenta sus prácticas y costumbres titucional” en materia indígena presentada a
jurídicas en los términos que establezca la Ley]
la Cámara de Senadores el 12 de mayo de 2001
(las cursivas son mías).
por el presidente de la República, Vicente Fox
Quezada, misma que, a la fecha, ha sido recha­
Pero, ¿estas modificaciones qué tanto pue­
zada por varios estados de la república.
den tener repercusión efectiva si no se hace una
De cualquier manera, esta reforma consti­
revisión exhaustiva de toda la legislación, aun
tucional o los Acuerdos de San Andrés La­
cuando se establezcan reglamentos que ha­
rráinzar dicen muy poco o nada acerca de los
gan operativas esas modificaciones? Sólo como
derechos lingüísticos, pese a tratarse de legis­
ejemplo, quisiera mencionar que el Ar­tículo
laciones en materia de derechos y cultura in­
3 Constitucional, es decir, el artículo anterior
dígenas.
al modificado, por su parte, no ha su­frido ningu­
Sin embargo, es importante reconocer que
na modificación; éste se refiere a la educación
sí han obtenido ciertos logros, por ejemplo,
que todo individuo (mexicano) deberá recibir,
la Ley de Derechos de los Pueblos y Comuni­
dades Indígenas del Estado de Oaxaca, pro­
El criterio que orientará esa educación debe­
mulgada el 17 de junio de 1998, es el caso más
rá ser:
ilustrativo, en el que se establece una nueva
• Democrático —no sólo como una estruc­ relación entre el Estado y los pueblos indíge­
tura jurídica o un régimen político, sino nas y un marco jurídico que garantiza el respe­
como un sistema de vida fundado en el to a la diferencia, a la autonomía y a la posesión

168
Las lenguas de México en el marco de la Declaración Universal

de un territorio. Ahora bien, ¿cuántas de estas de Educación Pública retoma el Programa de


leyes, reglamentos, modificaciones a la cons­ Promotores Bilingües creado por el ini en 1951,
titución política, etc., se convierten en letra como compromiso propio y funda el Subsis­
muerta? tema de Educación Indígena en 1964 con el
La legislación al respecto es un bien nece­ Servicio de Promotores Culturales Bilingües.
sario, pero más importante e indispensable es Más adelante, en 1978, se crea la Dirección
aún que junto con la legislación se cree la in­ General de Educación Indígena, que tiene a
fraestructura que permita su cabal y justa apli­ su cargo, en la actualidad, los programas de
cación. educación indígena.
Las lenguas indígenas en México han sido Desafortunadamente, estos programas te­
consideradas por muchas décadas como un obs­ nían como fundamento las estrategias tradi­
táculo para el desarrollo del país y por tal mo­ cionales de la educación bilingüe, en las que
tivo resultaba impensable siquiera considerar la lengua del grupo se utilizaba sólo mientras
alguna legislación sobre los derechos lingüís­ los alumnos indígenas adquirían suficiente do­
ticos, a pesar de su existencia y reconoci­mien­ minio del español. Esto es, los promotores
to en el nivel mundial. Es apenas en ju­nio de culturales bilingües eran preparados para que
2000 que aparece el primer documen­to, Propues­ a través del uso de su lengua materna se trans­
­ta de Iniciativa de Ley de Derechos Lingüísticos mitieran los contenidos de los libros de texto
de los Pueblos y Comunidades Indígenas, elabo­ de las diferentes materias del programa edu­
rado por los Escritores de Lenguas Indígenas cativo nacional.
A.C., y presentado a la Comisión de Asuntos Siendo que las lenguas indígenas se carac­
Indígenas de la Cámara de Diputados para su terizan por su oralidad, durante siglos la trans­
análisis y validación, además de haberla pues­ ­misión de conocimientos se realizó en forma
to a consideración de las academias de lenguas oral de generación en generación. La escritu­
indígenas y organizaciones no gubernamenta­ ra es un terreno nuevo para estas lenguas, pero
les. Lamentablemente no ha tenido una res­ cobró importancia a través de estos progra­
puesta positiva, en parte debido a la serie de mas de educación bilingüe y bicultural, pues
problemas que presenta en sí misma. En mayo si bien los resultados como sistema educativo
de 2001, el diputado Uuc-kib Espadas Anco­ no fueron buenos, sí creó la necesidad de idear
na, presentó ante la Cámara de Diputados la sistemas de escritura para las diferentes len­
Iniciativa de Decreto que crea la Ley Federal de De­ guas, a fin de alfabetizar a sus hablantes, no
rechos Lingüísticos. sólo en español, sino en su lengua materna.
La tarea de crear alfabetos para tantas lenguas
no fue una tarea fácil, además de que originó
Situación actual de las lenguas conflictos en las propias comunidades, ya que
indígenas en materia educativa la decisión de usar tal o cual letra para repre­
sentar un sonido determinado en la lengua es­
El aspecto educativo es el que ha tenido mayor pecífica, convirtió esa tarea en espacios políticos
atención en México, incluso en cuanto a la le­ dentro de las mismas comunidades, ya que no
gislación. Podríamos decir que el interés en las eran sólo los maestros los que participaron de
lenguas indígenas se inicia con la Primera Reu­ esta actividad, sino personas con cierto poder
nión de Lingüistas y Filólogos convocada por político dentro de ellas.
el entonces presidente de la República, Lázaro La idea de que los maestros bilingües fue­
Cárdenas y continuada sistemáticamente des­ ran quienes llevaran a cabo la tarea de crear
de la creación del Instituto Nacional Indigenis­ los alfabetos hubiese sido buena, ya que ellos
ta (ini) en 1948. Posteriormente, la Secretaría se enfrentaban con el problema de la repre­

169
Susana Cuevas Suárez

sentación de su propia lengua y la enseñanza A pesar de todo esto, la Dirección Gene­ral


de la misma a sus alumnos, pero desafortunada­ de Educación Indígena (dgei) se dio a la ta­­­
mente desde la organización del Programa de rea de elaborar libros de texto para los prime­
Educación Bilingüe y Bicultural se veían venir ros años de educación primaria en las diferentes
una serie de problemas difíciles de resolver y lenguas de México, como parte de su progra­
los que llevarían al fracaso rotundo del mismo ma de educación bilingüe y, ahora, intercul­
programa. Primero, a los maestros (hablantes tural.
de una lengua indígena y español) se les pre­ En la elaboración de tales libros, la dgei
paró para que llevaran a cabo dicho programa, reu­nió a un grupo de hablantes de casi todas
pero al momento de asignación de escuelas las lenguas para llevar a cabo tal proyecto,
se aplicó el sistema de premio/castigo en don­ empezando por la creación de alfabetos para
de casi ninguno de ellos fue asignado a escue­ cada una de ellas, sin embargo, aunque han tra­
las en sus propias comunidades o al menos en ta­do de darle cabida a todas las lenguas, se
comunidades hablantes de su lengua materna, han en­­fren­tado con la dificultad de que una
por lo que la aplicación del programa nunca gran ma­yo­­ría de las lenguas cuenta con un gran
tuvo efecto, ya que los maestros sólo se comu­ nú­mero de variantes dialectales, que aunado
nicaban en español con sus alumnos, pues no a la organización político-territorial típica de
compartían ninguno de los dos la misma len­ las comunidades indígenas, hace muy difícil la
gua materna. Por ende, no les correspondía estandarización en la escritura, ya que cada
a ellos opinar sobre la escritura de la lengua co­­munidad considera a su variante vernácu­
desconocida y lo dejaban en manos de per­ la como un atributo de identidad y autonomía.
sonas que desconocían el programa y que su Por otro lado, tampoco existe un programa
único interés era figurar políticamente en la sistematizado de alfabetización de tales len­
comunidad. Como consecuencia de todo esto, guas y en la mayoría de los casos, aunque ya se
el programa fue un absoluto fracaso y no obs­ ha regularizado la asignación de plazas a los
tante, creó nuevos conflictos en las comuni­ maestros bilingües, es decir, que las escuelas ya
dades. cuentan con maestros hablantes de la lengua
Parte por estas razones y parte por otras más, de la comunidad, éstos no han sido alfabeti­
las lenguas indígenas fueron siguiendo diferen­ zados en su propia lengua y, por ende, tam­
tes rumbos en relación con su desarrollo, por poco han sido preparados para transmitir ese
ejemplo, en algunos casos, este tipo de acciones conocimiento a sus alumnos.
creó en los hablantes una fuerte con­ciencia so­ A pesar de que los programas por sí mismos
bre su lengua materna, quienes consideraron no han tenido buenos resultados, han desper­
que el hecho de contar con una escritura, por tado un interés muy fuerte por la escritura en
ejemplo, haría más fuerte su len­gua, colocán­ algunas comunidades de habla indígena, que
dola en un cercano equilibrio con el español. poco a poco se ha ido extendiendo, ya no sólo
Otras, por el contrario, se debilitaron aún más para la comunicación a distancia con sus fa­
cuando los padres de familia, en la mayoría de miliares que han emigrado, sino para que sea
los casos, tomaron la decisión de que los niños utilizada en un mayor número de situaciones
ya no usaran la lengua materna en las acti­ sociales en las que actualmente sólo se utiliza
vidades cotidianas o locales, siendo que en la el español.
escuela sólo les ensañaban el español y que re­ No debemos olvidar que el programa edu­
queriría de un ejercicio de práctica mayor en cativo se planteó como bilingüe e intercultu­
la casa. Muchas otras lenguas se encuentran ral, y lo que hasta ahora he planteado ha sido
en un nivel intermedio, es decir, no ha varia­ en el ámbito lingüístico. Con respecto a la in­
do su condición. ter­culturalidad sólo mencionaré el hecho de

170
Las lenguas de México en el marco de la Declaración Universal

que los libros de texto elaborados por la dgei con el español. El sentido que podemos enten­
para las diferentes lenguas, sólo han sido tra­ der de estas disposiciones es que las lenguas in­
ducciones de los libros de texto en español, con dígenas son vistas como pueden ser vistas las
ma­terias y contenidos del mundo occidental y zonas arqueológicas, es decir, debemos conser­
no contemplan ningún aspecto cultural de las ­varlas y cuidarlas como piezas de museo, pues
comunidades indígenas, ni siquiera tocante a pertenecieron a nuestros antepasados, pero
la cultura de la lengua en la que se ha tradu­ nun­ca promover o participar en su desarrollo.
cido el libro, mucho menos haciendo mención No es difícil entender por qué los progra­
de la existencia de otras culturas y otras len­ mas no han dado resultados positivos: puesto
guas en el mismo territorio. que tales programas no tienen como finalidad
Regresando al tema de la legislación vemos la de conseguir la igualdad de las lenguas, por
que, no obstante se creó la Dirección General eso los libros de texto son una simple traduc­
de Educación Indígena y que en materia indí­ ción de los libros de texto nacional, con con­
gena la educación es la que más atención ha tenidos únicos sin considerar la diversidad
recibido, no vemos que exista ni la legislación cultural.
ni la planeación adecuada para el reconoci­ Es evidente que la aplicación de los artícu­
miento o el apoyo de las lenguas indígenas, los de la Declaración Universal de los Derechos
simplemente en la Ley General de Educación Lingüísticos en países en vías del desarrollo
muy poco se mencionan a las lenguas indíge­ es bastante complejo ya que se requiere de su­
nas; por ejemplo, en la fracción IV del artícu­ ficientes recursos para la instrumentación de
lo séptimo del capítulo de las “Generalidades”, programas de educación con un plan de segui­
solamente dice: miento y la búsqueda de resultados efec­tivos,
como se plantea en el artículo 3 de la Declara­
La educación que imparta el Estado tendrá ción Universal de los Derechos Lingüísticos, sin
que promover, mediante la enseñanza de la considerar aspectos como los de igualdad con
lengua nacional —el español— un idioma la lengua nacional u oficial que marcan los ar­
común para todos los mexicanos, sin menos­ tículos del Título Segundo, Sec­ción I, Admi­
cabo de proteger y promover el desarrollo de
nistración pública y órganos ofi­ciales; Sección
las lenguas indígenas.
II, Educación; Sección IV, Medios de comu­
nicación y nuevas tecnologías; Sección V, Cul­
O el artículo 38 “De los tipos y modalida­
tura; Sección VI, Ámbito Socioeconómico,
des de Educación” que a la letra dice:
etcétera.
Es importante notar que la aplicación cabal
La educación básica, en sus tres niveles (pre­ de todos y cada uno de los artículos de la De­
escolar, primaria y secundaria), tendrá las
adap­taciones requeridas para responder a claración Universal de los Derechos Lingüísti­
las características lingüísticas y culturales de cos, en un país con una diversidad lingüística
cada uno de los diversos grupos indígenas y cultural tan grande como la que existe en Mé­
del país, así como de la población rural dis­ xico, es una tarea además de compleja, muy
persa y grupos minoritarios. costosa.
El país requiere de muchos recursos para
Estos artículos nos indican que lo impor­ llevar a cabo todas las metas planteadas en la
tante en materia educativa es el español y si declaratoria, y sin dejar de reconocer las pocas
bien no existe restricción alguna para el uso acciones que al respecto se han llevado a cabo
de las lenguas indígenas, no existe tampoco en el país, es necesario que todos los sectores
ninguna iniciativa para que las lenguas indí­ de la sociedad participen en esta tarea tan im­
genas se encuentren en igualdad de derechos portante, además de crear una conciencia en

171
Susana Cuevas Suárez

los hispanohablantes de la existencia de la ri­ el Pacto Internacional de Derechos Civiles y


queza con la que contamos los mexicanos con Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos
tanta variedad lingüística Económicos, Sociales y Culturales, ambos de
Es común que cuando se habla de la pre­ 1966, y muchos otros documentos de suma im­
servación de la diversidad lingüística y del de­ portancia en el nivel mundial que reconoce a
recho de todas las comunidades a vivir en su diferentes niveles los derechos individuales y
lengua, se recurre a menudo al costo econó­ colectivos de los individuos del mundo.
mico que ello implica. Pero haría falta que Este, como todos esos documentos, ha sido
alguien evaluara también los costos de la si­ elaborado en favor del individuo y de su colec­
tuación de las lenguas: ¿cuánto cuesta la tividad, por lo que debemos continuar apo­yan­
marginación?, ¿cuánto cuesta la pérdida que do estas iniciativas y participar activamente en
conlleva la desaparición de esta herramienta sus aplicaciones.
de adecuación al medio que es el lenguaje?,
¿cuánto cuesta la enseñanza que utiliza un
código lingüístico inadecuado al medio?, Documentos
¿cuánto cuesta un seudoaprendizaje de len­
guas dominantes que no capacita para el uso Declaración Universal de los Derechos Colec­
real? tivos de los Pueblos, 1990.
Si somos capaces de evaluar estos costos Código de Procedimientos Penales de la Fe­
tendremos un argumento convincente para deración y del Distrito Federal.
responder a los que todavía no ven las venta­ Constitución Política de los Estados Unidos
jas de preservar la diversidad lingüística y Mexicanos, modificación del 2001.
creen que es posible amortizar el costo de la Acuerdos de San Andrés Larráinzar.
homogeneización. A pesar de que el diagnós­ Ley de Derechos de los Pueblos y Comuni­
tico sobre el futuro de la diversidad lingüísti­ dades Indígenas del Estado de Oaxaca,
ca no es nada esperanzador, creemos que 1998.
todavía no ha llegado a una situación irrever­ Declaración Universal de los Derechos Hu­
sible. Sabemos que se trata de una labor a manos, 1948.
largo plazo y que requiere del esfuerzo de la Pacto Internacional de Derechos Civiles y Po­
sociedad en su conjunto. líticos, 1966.
La Declaración Universal de los Derechos Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Lingüísticos tiene como bases la Declaración Sociales y Culturales, 1966.
Universal de los Derechos Humanos de 1948, Ley General de Educación, 2000.

172
La trayectoria de la creatividad humana indoamericana
y su expresión en el mundo actual I,
se terminó de imprimir en el mes de f ebrero
de 2008 en los talleres gráficos del
Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Producción: Dirección de Publicaciones
de la Coordinación Nacional de Difusión.

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