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Universidad Virtual De Quilmes

Carrera: Licenciatura En Ciencias De La Educación

Materia: Filosofía De La Educación

Profesor: Casali Carlos

Aula: 228

Trabajo Práctico Nº 2:

Monografía

Alumna: María Adriana Ahumada Bruza

DNI: 34.457.202

Fecha de entrega: 6/6/2019


PRESENTACIÓN

En las siguientes líneas se propondrán argumento y análisis de ciertas tensiones y


perspectivas que contemplan al Estado como el agente de mayor importancia y
responsabilidad en su rol de proveedor de la educación pública en el marco del
proyecto pedagógico de la modernidad.

Desde esta perspectiva, se expondrán concepciones teóricas postuladas por los


distintos autores donde se hará hincapié en el papel fundamental del Estado,
especialmente en la educación de las nuevas generaciones para lograr su
desarrollo como individuos y como ciudadanos.

Por otro lado, también se realizara un análisis sobre las posturas de quienes
sostienen que la educación le compete a la acción paterna y a diversas entidades
de la sociedad civil.

En contraposición de estas dos posturas se analizarán otras debates teóricos: por


un lado los postulados que se sostienen en la necesidad de una educación estatal
en busca de una homogeneidad cívica, ante aquellas otras que advierten sobre los
riesgos de ese tipo de educación y resaltan la individualidad distintiva de cada
sujeto bajo la idea de libertad.
DESARROLLO

La modernidad como proyecto pedagógico.

La modernidad como proyecto pedagógico aborda problemas que se plantean por


una serie de tensiones que son inherentes a la modernidad misma como proyecto
histórico. Las mismas se encuentran presentes en la génesis del proyecto
educativo y logran visualizarse como tensión entre la voluntad de cambio y las
supervivencias del pasado. En otras palabras, se trata de las herencias medievales
que la modernidad intenta dejar atrás, de las supervivencias teológicas de las que
intenta escapar sin demasiado éxito la filosofía moderna.

La modernidad centra su discurso alrededor del problema del sujeto, de este nuevo
sujeto moderno de quien se espera múltiples habilidades: es un individuo
autónomo, que trabaja, produce riquezas, vive en sociedad y es miembro de una
república que se amplía mediante el reconocimiento de derechos. Es por lo anterior
que la educación cumple un rol fundamental, formando al sujeto para un
determinado orden social.

Geneyro pone en tensión los argumentos que relacionan la educación y formación


de la subjetividad dentro de una situación histórica en la que coexisten y compiten
sentidos diversos con la pretensión de orientar esos procesos formativos. En por lo
anterior que el autor se pregunta qué se entiende por “modernidad” y sostiene que
los legados constituyen el horizonte de sentido a la vez convergente y divergente
de nuestro presente histórico (Geneyro, 2007, p. 17).

Puede decirse que en la modernidad aparece una serie de tensiones entre las
propuestas educativas. Las mismas se desarrollan en dos sentidos: por un lado, se
encuentran aquellos que sostienen la importancia de una educación homogénea
principalmente a cargo del Estado orientada a lograr una mayor igualdad formal
entre los actuales y futuros ciudadanos; aquí nos encontramos con autores como
Rousseau, Condorcet y Durkheim. Por otro lado, se presentan las posturas de
quienes privilegian el papel de la autoridad paterna y de las iniciativas privadas,
poniendo énfasis en la individualidad y a la libertad como valor predominante.
Autores que defienden esta postura son Locke, J. S. Mill y H. Spencer.
Encontramos en los aportes de T. Hobbes aspectos esenciales que se emplearon
como antecedentes que resultan importante destacar. Este autor sostiene que el
Estado debe mantener una concentración absoluta del poder político, más allá de
cualquier otra autoridad. De esta manera inicia una perspectiva que será retomada
en siglos posteriores para el establecimiento de una educación pública estatal no
confesional. En sus palabras en relación al rol del Estado manifiesta que “es su
deber inducirlos a recibir esa instrucción, y no solo su deber sino también su
seguridad y provecho para evitar el peligro que de la rebelión puede derivar al
soberano, en su persona natural”. (Hobbes, 2005)

Siguiendo esta línea de pensamiento, se desarrollan los aportes de Rousseau, en


cuanto a la educación y la formación de ciudadanía. El autor reconoce la necesidad
de ejercer una coerción sobre aquellos individuos opuestos a la vigencia del
contrato y a la observancia de lo decidido por la voluntad general, para obligarlos a
su aceptación. En este sentido, es importante destacar que en cuanto al papel del
Estado en la educación y la formación en ciudadanía, debe acudirse principalmente
a “El Contrato Social”, ya que es en él donde convergen todas las propuestas de
educación pública y laica con una decidida injerencia del Estado. Desde la primera
página de este documento, Rousseau realiza postulados teóricos donde resalta la
importancia de una educación ciudadana, condición de calidad para el ejercicio
cívico. En sus palabras: “Nacido ciudadano de un Estado libre, y miembro del
soberano, por más débil influencia que pueda tener mi voz en los asuntos públicos,
el derecho de votar sobre ellos es suficiente para imponerme el deber de
instruirme” (Rousseau, 2005: 43).

Otro autor que realiza aportes significativos es Concordet considerado último


filósofo de la ilustración francesa y enciclopedista. Éste presentó un Informe
general sobre la organización de la instrucción pública, bajo los ideales de
progreso, libertad, igualdad y la soberanía popular. Se destacan del mismo los
siguientes principios:

Principio de universalidad: sostiene que el principal aspecto a atender debía ser el


de lograr una educación tan igual, tan universal y tan completa, como lo
permitiesen las circunstancias; dándole a cada ciudadano una igual instrucción y
que esta sea posible extenderla a todos. Una educación básica donde la currícula
contemple conocimientos esenciales, destrezas y valores que permiten a los
individuos desempeñarse como ciudadanos de una sociedad democrático-liberal.
Es por lo anterior que el autor manifiesta que la educación representa para el
Estado “un deber de justicia”.

Principio de neutralidad: manifiesta que la educación debe ser neutral en relación a


valores morales, intereses puramente privados o de sectores particulares. En sus
postulados el autor sostiene que “Como la primer condición de toda instrucción es
la de no enseñar más que verdades, los establecimientos que el poder público le
dedique deben ser tan independientes como sea posible de todo autoridad política”,
es por lo anterior que expresa que “Ningún poder público debe tener la autoridad,
ni siquiera el crédito de impedir el desarrollo de las verdades nuevas, la enseñanza
de las teorías contrarias a su política particular intereses del momento”(Concordet,
1997). Es en esta premisa que el autor defiende el carácter laico de la educación
pública, mientras que la educación religiosa debe quedar relegada al ámbito
privado.

Otro aporte significativo, es su novedosa posición acerca del rol de la mujer, en


tanto realza la igualdad y libertad de los sexos, insistiendo en la importancia de la
educación de la mujer para el cuidado de los hijos y el apoyo de las tareas
escolares en el hogar. Es decir, propone una coeducación en el ámbito familiar,
planteando a la mujer como sujeto de derechos en pos de una ciudadanía plena.

Por su parte, Durkheim contempla a la educación como una función


imprescindible para la sociedad. Esta afirmación se basa en que contempla que
mediante ella perpetúa y reproduce en las nuevas generaciones los legados que
hacen a su existencia e identidad. Para ello el Estado tiene una función esencial.
Es el principal encargado de ejercer dicha función, sea directamente a partir de la
educación pública, o sea indirectamente, concediendo autorizaciones a
instituciones privadas pero reservándose el control y supervisión de sus actividades
para garantizar una educación básica y homogénea para todos los individuos.

En contraposición a las perspectivas anteriores Locke manifiesta que la educación


es algo que pertenece enteramente al dominio de lo privado. La principal función
que se le debe asignar al Estado es garantizar la seguridad de vida y de bienes de
los individuos, así como la libertad de conciencia y expresión. Bajo esta línea de
pensamiento la educación que contempla el autor es funcional al régimen político.
Se trata de una educación para formar gentilhombres (gentlemen), destinada a los
hijos de la burguesía dirigente, quienes ocuparán posiciones de jerarquía en el
Estado y en la actividad privada.

En “Pensamientos sobre la educación”, Locke destaca que al nacer cada hombre


es una tabula rasa y lo que vaya a ser en su vida dependerá primordialmente de la
educación que reciba de su hogar, determinada por las condiciones
socioeconómicas de su familia. Por ello, que este autor recomienda la atención
directa de los padres sobre la educación de sus hijos en el seno familiar. Es decir
que otorga una visión negativa a la escuela pública, sosteniendo que es nociva ya
que de acuerdo a su ideología proliferan en ella la petulancia, la malicia, la
violencia y los vicios. De esta manera, aquellos individuos que no se encuentran
bajo condiciones favorables de seguridad y protección paterna tendrán muy pocas
posibilidades de contar con una buena educación.

Es por lo anterior que Locke pone especial énfasis en la educación familiar para la
formación en virtudes y en el carácter. La considera como una inversión, dada la
importancia que otorga al tiempo y al dinero que el padre dedica a la educación de
su hijo.

Por otro lado se destacan los aportes de Mill quien también destaca la importancia
de la educación. Éste contempla que a través de ella las personas podrán
incorporar conocimientos y actitudes que le permitan desarrollar su autonomía y al
mismo tiempo un ejercicio responsable de su libertad.

En relación al papel del Estado en la educación en su texto sobre la libertad puede


decirse que es necesario que: el Estado exija un mínimo nivel de educación igual
para todos, fije los contenidos y métodos de esa educación mínima exigible,
controle la adquisición y retención de esa educación mínima exigible por medio de
un sistema de pruebas estandarizadas obligatorias, no utilice este sistema de
examen para promover activamente un ideal de perfección, financie la educación
de lo peor situados y no monopolice la gestión de la educación.

Desde esta perspectiva postulada por el autor, la educación es incumbencia del


padre y los ámbitos educativos son propios de la sociedad civil y la iniciativa
privada, como tantos otros servicios y actividades sociales. El Estado sólo debe
ocuparse de ella, mediante subsidios, para quienes por irresponsabilidad de sus
padres estén carentes de ella. De esta manera el pensamiento de Mill se diferencia
al de Locke, ya que este último sostiene que el Estado debe quedar completamente
al margen del sistema educativo ideal.

Finalmente, Spencer en concordancia con los aportes de Mill va a problematizar la


responsabilidad del Estado en cuento a la función de educar. Este autor defiende
una educación primordialmente científica orientada a los fines prácticos. Además el
autor se ocupa en interrogarse sobre qué conocimientos son más útiles. Es por
ello que sostiene que hombres y mujeres en civilizaciones pasadas solían
preocuparse más por el lujo que por el bienestar, por la elegancia más que de la
comodidad; están más pendientes de la apariencia y de la ostentación antes que
de lo práctico y de la utilidad. Esta tendencia expuesta por el autor se encuentra
presente aún al realizar sus postulados. Sin embargo, éste va a decir que es un
proceso que se encuentra en declinación, ya que se visibiliza que en la educación
de los hombres comienza a destacarse lo útil antes que lo agradable, aunque
todavía en la educación brindada hacia las mujeres perdura el brillo y la
ostentación.

Por otro lado, este autor se focaliza en resaltar la importancia de una educación
científica, siempre y cuando esta se encuentre orientada a las necesidades de la
vida y no por una vana erudición. Es por lo anterior que se vuelve necesario
identificar la utilidad relativa de cada ciencia acorde a los propósitos de ese
cometido.
CONCLUSIÓN

Luego del trayecto realizado puede decirse que la modernidad como proyecto
pedagógico está caracterizada por múltiples sentidos.

Los aportes de los diversos autores nos han ayudado a comprender las marcas y la
realidad que vivimos en la actualidad como sociedad. Especialmente se destaca
sus preocupaciones por el rol que tiene el Estado, ocupándose de problematizar
cuales responsabilidades le competen y cuales no como garante de la educación.

Es por lo anterior que encontramos en los aportes de los autores, desde sus
distintas posiciones, herramientas para tensionar lo que esperamos como sociedad
de la educación. Ya que esta es la garantía de que el hombre pueda obtener una
vida digna y adquirir aquello que desea y anhela.
BIBLIOGRAFÍA

- MILL, J. S., Principios de economía política, México, FCE, 1978, Libro Cuarto:
“Influencia del progreso de la sociedad sobre la producción y la distribución”, Cap.
I, pp. 597-601; Cap. VII, pp. 648-653; Libro Quinto “Sobre la influencia del
gobierno”, Cap. XI, pp. 804-114.
- MILL, J. S., Sobre la libertad, Madrid, Alianza, 1981, Cap. 5: “Aplicaciones”, pp.
179-206.
- LOCKE, J.; Pensamientos sobre la educación, Madrid, Akal, 1986, §§70-71;
§§95-99.
- COMTE, A., Selección de textos de: Curso de filosofía positiva; Discurso sobre el
espíritu positivo; Sistema de política positiva; en: CANALS VIDAL, F. (ed.), Textos
de los grandes filósofos, Barcelona, Herder, 1974, pp. 5-60.
- CONDORCET, J. M.., Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del
espíritu humano y otros textos, México, FCE, 1997, “Informe sobre la organización
general de la Instrucción Pública”, pp. 251-306.

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