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Marcos: Hola a todos; somos cuatro amigos de Jesú s de Nazaret y nos llamamos: Marcos
Mateo: Mateo
Lucas: Lucas
Juan: Juan
Mateo: Y nos gustaría contarles una historia que sucedió hace casi dos mil añ os.
Lucas: Aunque haya pasado el tiempo nos acordamos muy bien.
Juan: Seguro que ustedes tampoco la han olvidado.
PROFESOR BETO: Todos vamos a repetir en voz alta y alzando nuestros ramos (a la voz de 3) “que viva Jesús” – A
cada invocación van a repetir Jesús. Quien vive: Jesús. Quien Reina: Jesús. Quien Salva: Jesús.
Sacerdote judío: Como representante del templo te pregunto: ¿Por qué no obedeces nuestras leyes y
costumbres? ¿Por qué quieres destruir nuestro templo? Ciudadanos, este Jesú s, llamado Mesías merece morir
porque se declara así mismo como Dios contradiciendo nuestras santas escrituras.
Sacerdote: Jesú s, por qué no hablas, por qué no contestas nuestras preguntas. Dinos ya la verdad. ¿Tú eres el
Mesías?
Jesús: Tú lo has dicho. Yo soy el Mesías. Vengo de Dios y voy a Dios. Les aseguro que ustedes verá n el cielo
abierto, y a los á ngeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre, sobre mí. Yo digo la verdad y ustedes no
creen.
Ya no necesitamos de testigos. Esto es un escá ndalo. Jesú s se ha declarado Dios. Merece la muerte segú n
nuestra ley.
Pueblo: crucifíquenlo.
Sacerdote judío: sá quenlo y llévenlo a Pilato.
Marcos: Al final lo condenaron a muerte por decir la verdad, por confesar que él era el Hijo de Dios.
Lo llevaron a Pilato. Los soldados y los criados le escupieron y le abofeteaban.
Pedro no se atrevió a decir que él era seguidor de Jesú s. Tenía mucho miedo y cuando canto el gallo se dio
cuenta de lo que había hecho y lloró muchísimo.
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MODERADOR: Quinta escena: LA FLAGELACIÓN DE JESÚS. CURIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS
Marcos: Al día siguiente, los sacerdotes con los ancianos entregaron a Jesú s a Pilato.
Pilato no quería quedar mal con los sumos sacerdotes y como no sabía que hacer preguntó al pueblo:
Pilato: ¿Qué hago con el que llamá is rey de los judíos?
Pueblo: Crucifícalo. Crucifícalo.
Pilato: Soy inocente de esta sangre, allá ustedes (después de lavarse y secarse las manos).
Marcos: Los soldados se lo llevaron al interior del palacio. Le pusieron una corona de espinas, que habían
trenzado, le golpearon la cabeza con una cañ a y le escupieron. Jesú s callaba, no abría la boca. A nadie devolvió
mal por mal.
Terminadas las burlas, le pusieron una cruz en sus espaldas y llevaron a Jesús a un monte. Lo crucificaron y se
repartieron sus ropas, echándolas a suerte.
Algunas de las personas que pasaban, frente a Jesú s crucificado, lloraban, otros se reían y le decían:
Hombre: ¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sá lvate a ti mismo bajando de la cruz.
Marcos: Desde la cruz, Jesú s, a pesar de que no tenía fuerza ni siquiera para sostener la cabeza, dijo cosas
impresionantes:
Jesús: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Padre, perdónales, que no saben lo que hacen
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. Todo está cumplido.
Marcos: Jesú s murió . Cogieron su cuerpo, lo envolvieron en una sá bana y lo colocaron en un sepulcro.
MODERADOR: Sexta escena: LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
Lucas: A mí me toca contaros la parte má s bonita de esta historia. Les tengo una Buena Noticia: ¡Jesú s resucitó !
No acabó todo en la tarde del viernes santo. A los tres días resucitó , tal y como nos había dicho.
Es verdad que nadie le vio resucitar. Pero empezamos a darnos cuenta de que algo maravilloso había sucedido
cuando María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue
donde estaba Simó n Pedro y Juan, y les dijo:
María Magdalena: Se han llevado del sepulcro al Señ or y no sabemos dó nde lo han puesto.
Lucas: Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, Entraron al sepulcro y
vieron las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, enrollado en un sitio aparte.
Pero eso no fue todo. Jesú s resucitado se apareció a sus discípulos en muchas ocasiones. Recuerdo que al
anochecer del domingo está bamos los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y
en esto entró Jesú s, se puso en medio y les dijo:
Jesús: La paz esté con ustedes.
Lucas: Y, diciendo esto, les enseñ ó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señ or.
Jesús: La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Lucas: A veces nos costaba reconocerlo, pero os puedo asegurar que era él. Nos dimos cuenta de que era Jesú s
cuando partía el pan y cuando, mirá ndonos con amor, nos lo repartía.
Mateo: bueno, nosotros solo hemos contado una parte de la historia de Jesú s y ahora todos conocemos la
Buena noticia que É l nos trajo, que por amor a todos murió y resucitó , y quiso quedarse para siempre con
nosotros, nuestro Dios es un Dios que camina cada día con nosotros, no dejemos de confiar en él, cada día nos
espera para escuchar lo que le decimos y hablarnos como amigo.