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MODERADOR: Título del teatro: Muerte u Resurrección de Jesús.

MODERADOR: Primera escena: PRESENTACIÓN DE LA OBRA

Marcos: Hola a todos; somos cuatro amigos de Jesú s de Nazaret y nos llamamos: Marcos
Mateo: Mateo
Lucas: Lucas
Juan: Juan
Mateo: Y nos gustaría contarles una historia que sucedió hace casi dos mil añ os.
Lucas: Aunque haya pasado el tiempo nos acordamos muy bien.
Juan: Seguro que ustedes tampoco la han olvidado.

(En la escena solo queda Mateo, quien iniciará el relato)

MODERADOR: Segunda escena: ENTRADA TRIUNFANTE DE JESÚS EN JERUSALÉN


 
Mateo: Así comienza la historia:
Por aquel entonces Jesú s era una persona muy conocida en Jerusalén. Había predicado a miles de personas,
había curado a ciegos, cojos, paralíticos y enfermos de toda clase. Todos le querían. Bueno, la verdad es que
algunas personas importantes no lo querían nada: le tenía envidia, no aceptaban sus palabras y se enfrentaban
con él.
Jesú s, se daba cuenta y nos decía:
Jesús: “Miren que tengo que sufrir mucho, me matará n y a los tres días resucitaré”.
Mateo: Nosotros no lo podíamos creer. Sin embargo, unos días antes de que lo crucificaran ocurrió algo
fantá stico. Jesú s dijo:
Jesús: Vayan a la aldea de enfrente, encontrará n enseguida un burro atado, desá tenlo y trá iganlo.
Mateo: Fueron dos discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesú s. Trajeron el burro encima sus mantos y
Jesú s se montó . La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de á rboles y
alfombraban la calzada.
Y la gente que iba delante y detrá s gritaba:
Pueblo: ¡Viva el Hijo de David!
Pueblo: ¡Bendito el que viene en nombre del Señ or!
Pueblo: ¡Viva el Altísimo!
Mateo: Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
Mujer: ¿Quién es éste?
Mateo: La gente que venía con él decía:
Hombre: Es Jesú s, el profeta de Nazaret de Galilea.
Mateo: Cuando vimos y oímos todo esto nos llenamos de alegría. Pero Jesú s sabía que todo podía cambiar de
un momento a otro. Todos decían: “viva”, pero podían cambiar pronto de opinió n.

PROFESOR BETO: Todos vamos a repetir en voz alta y alzando nuestros ramos (a la voz de 3) “que viva Jesús” – A
cada invocación van a repetir Jesús. Quien vive: Jesús. Quien Reina: Jesús. Quien Salva: Jesús.

MODERADOR: Tercera escena: ULTIMA CENA Y LAVATORIO DE LOS PIES


Mateo: Juan y yo, les vamos a contar algunos detalles de la cena má s especial que Jesú s tuvo con sus discípulos.
Todas las familias de nuestro pueblo se reunían aquella noche. Comían y bebían, recordaban có mo Dios los
había liberado de la esclavitud de Egipto y le daban gracias.
Jesú s y cada uno de los discípulos habíamos celebrado muchas veces la cena de Pascua. Pero esta cena fue
distinta.
En un momento de la cena, Jesú s tomó un pan y lo partió despacio, como si quisiera que no nos perdiéramos
nada de lo que hacía y decía. Nos miró a cada uno de los doce apó stoles y nos dijo estas palabras:
Jesús: Tomen, coman: esto es mi cuerpo.
Mateo: Y después, cogiendo un cáliz pronunció la acció n de gracias y se lo pasó diciendo:
Jesús: Beban todos; porque esta es mi sangre, sangre de la alianza derramada por todos para el perdó n de los
pecados.
Mateo: Les digo la verdad, no entendimos casi nada de lo que nos decía. Pero poco a poco nos dimos cuenta de
lo que Jesú s nos quería enseñ ar con sus gestos y palabras; con ese pan y en ese vino nos regalaba algo mucho
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má s valioso: su amor y su vida.
Aú n ocurrió otra cosa que nos dejó a todos impresionados, sobre todo a Pedro. Juan les va a contar este hecho:
Juan: Cuando menos lo esperamos, Jesú s se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ata
al cinturó n; luego echa agua en una palangana y se pone a lavarnos los pies a nosotros, sus discípulos,
secá ndoselos con la toalla que se había ceñ ido. Nadie se atrevía a hablar. Só lo algunos esclavos lavan los pies de
sus señ ores... No podíamos comprender có mo Jesú s, que era nuestro jefe, nuestro Señ or, pudiera caer tan bajo.
Todos nos dejamos lavar los pies, pero cuando se acercó a Pedro, éste le dijo:
Pedro: Señ or, ¿lavarme los pies tú a mí?
Jesús: Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderá s má s tarde.
Pedro: No me lavará s los pies jamá s.
Jesús: Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Pedro: Señ or, no só lo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús: Uno que se ha bañ ado no necesita lavarse má s que los pies, porque todo él está limpio.
Mateo: Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
Jesús: ¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? si yo les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse
los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, hagan ustedes también lo
mismo.

MODERADOR: Cuarta escena: PRENDIMIENTO DE JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS


Marcos: Yo soy el Evangelista Marcos. ¿se acuerdan de lo que les han contado Juan y Mateo? Ellos les han
contado lo que sucedió en la cena. Y yo os voy a contar lo que pasó después.
Jesú s salió de la sala y se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y marcharon al Monte de los Olivos. ¡Qué triste
estaba Jesú s! Sabía que pronto lo iban a matar. Decía:
Jesús: Me muero de tristeza.
Marcos: Y rezaba, lleno de terror, diciendo:
Jesús: Padre: tú lo puedes todo, Líbrame de la muerte. Pero que no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
Marcos: Mientras Jesú s rezaba, sus discípulos se durmieron. ¡No entendían nada de lo que estaba pasando!
Jesús: levá ntense y rezen conmigo.
Marcos: Pero ellos se durmieron de nuevo y Jesú s siguió rezando al Padre.
Por tercera vez Jesú s se acercó a sus discípulos y les dijo:
Jesús: Ha llegado la hora
Marcos: En este momento se presentó Judas, uno de sus discípulos y quien lo vendió por 30 monedas de plata.
Dá ndole un beso a Jesú s, dio la señ al para que los soldados supieran que era El y se lo llevaran. Todos sus
amigos se asustaron, huyeron y lo abandonaron. 
Condujeron a Jesú s a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los jefes religiosos. Lo acusaban de muchas
mentiras.
Judas: Maestro (da un beso a Jesú s).
Jesús: Con un beso traicionas al Hijo de Dios.

Sacerdote judío: Como representante del templo te pregunto: ¿Por qué no obedeces nuestras leyes y
costumbres? ¿Por qué quieres destruir nuestro templo? Ciudadanos, este Jesú s, llamado Mesías merece morir
porque se declara así mismo como Dios contradiciendo nuestras santas escrituras.
Sacerdote: Jesú s, por qué no hablas, por qué no contestas nuestras preguntas. Dinos ya la verdad. ¿Tú eres el
Mesías?
Jesús: Tú lo has dicho. Yo soy el Mesías. Vengo de Dios y voy a Dios. Les aseguro que ustedes verá n el cielo
abierto, y a los á ngeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre, sobre mí. Yo digo la verdad y ustedes no
creen.
Ya no necesitamos de testigos. Esto es un escá ndalo. Jesú s se ha declarado Dios. Merece la muerte segú n
nuestra ley.
Pueblo: crucifíquenlo.
Sacerdote judío: sá quenlo y llévenlo a Pilato.
Marcos: Al final lo condenaron a muerte por decir la verdad, por confesar que él era el Hijo de Dios.
Lo llevaron a Pilato. Los soldados y los criados le escupieron y le abofeteaban.
Pedro no se atrevió a decir que él era seguidor de Jesú s. Tenía mucho miedo y cuando canto el gallo se dio
cuenta de lo que había hecho y lloró muchísimo. 

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MODERADOR: Quinta escena: LA FLAGELACIÓN DE JESÚS. CURIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS
Marcos: Al día siguiente, los sacerdotes con los ancianos entregaron a Jesú s a Pilato.
Pilato no quería quedar mal con los sumos sacerdotes y como no sabía que hacer preguntó al pueblo:
Pilato: ¿Qué hago con el que llamá is rey de los judíos?
Pueblo: Crucifícalo. Crucifícalo.
Pilato: Soy inocente de esta sangre, allá ustedes (después de lavarse y secarse las manos).
Marcos: Los soldados se lo llevaron al interior del palacio. Le pusieron una corona de espinas, que habían
trenzado, le golpearon la cabeza con una cañ a y le escupieron. Jesú s callaba, no abría la boca. A nadie devolvió
mal por mal.

Terminadas las burlas, le pusieron una cruz en sus espaldas y llevaron a Jesús a un monte. Lo crucificaron y se
repartieron sus ropas, echándolas a suerte.

Algunas de las personas que pasaban, frente a Jesú s crucificado, lloraban, otros se reían y le decían:
Hombre: ¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sá lvate a ti mismo bajando de la cruz.
Marcos: Desde la cruz, Jesú s, a pesar de que no tenía fuerza ni siquiera para sostener la cabeza, dijo cosas
impresionantes:
Jesús: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Padre, perdónales, que no saben lo que hacen
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. Todo está cumplido.
Marcos: Jesú s murió . Cogieron su cuerpo, lo envolvieron en una sá bana y lo colocaron en un sepulcro.
 
MODERADOR: Sexta escena: LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
Lucas: A mí me toca contaros la parte má s bonita de esta historia. Les tengo una Buena Noticia: ¡Jesú s resucitó !
No acabó todo en la tarde del viernes santo. A los tres días resucitó , tal y como nos había dicho.
Es verdad que nadie le vio resucitar. Pero empezamos a darnos cuenta de que algo maravilloso había sucedido
cuando María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, y vio la losa quitada del sepulcro.  Echó a correr y fue
donde estaba Simó n Pedro y Juan, y les dijo:
María Magdalena: Se han llevado del sepulcro al Señ or y no sabemos dó nde lo han puesto.
Lucas: Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, Entraron al sepulcro y
vieron las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, enrollado en un sitio aparte.
Pero eso no fue todo. Jesú s resucitado se apareció a sus discípulos en muchas ocasiones. Recuerdo que al
anochecer del domingo está bamos los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y
en esto entró Jesú s, se puso en medio y les dijo:
Jesús: La paz esté con ustedes.
Lucas: Y, diciendo esto, les enseñ ó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señ or.
Jesús: La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Lucas: A veces nos costaba reconocerlo, pero os puedo asegurar que era él. Nos dimos cuenta de que era Jesú s
cuando partía el pan y cuando, mirá ndonos con amor, nos lo repartía.

MODERADOR: Final de la obra.

Mateo: bueno, nosotros solo hemos contado una parte de la historia de Jesú s y ahora todos conocemos la
Buena noticia que É l nos trajo, que por amor a todos murió y resucitó , y quiso quedarse para siempre con
nosotros, nuestro Dios es un Dios que camina cada día con nosotros, no dejemos de confiar en él, cada día nos
espera para escuchar lo que le decimos y hablarnos como amigo.

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