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Vicariato Apostólico San José del Amazonas

Parroquia: “Natividad de María” - Tamshiyacu


“Como Iglesia Amazónica y Sinodal, celebremos la Semana Santa”

VIA CRUCIS ESCENIFCADA


Lector:1ra Estación: JESUS ES CONDENADO A LA MUERTE
Pilato: ¡Soldado, que traigan al reo!
Soldado principal: soldados, traigan al reo.
(Traen a Jesús tambaleándose, con el vestido blanco, la caña y la corona
De espinas, túnica roja)
Pilatos: Estoy en apuros. Temo el castigo de los dioses si no aplico la justicia. Temo el castigo del Dios de
los judíos si cometo injusticia con este galileo. Temo el castigo de Roma si no actuó con cautela.
(Al llegar Jesús, Pilato se levanta y lo hace sentar en su silla) (pausa)
Pilatos: Me presentaron a este hombre como amotinador del pueblo. Le interrogue, y yo no he hallado en
Jesús de Nazaret ninguna culpa. Tampoco Herodes, pues nos lo devolvió sin nada de muerte que se le haya
probado. He aquí al hombre.
Sumo Sacerdote: ¡Crucifícale, crucifícale…!
Pueblo: (azuzado por el sumo Sacerdote) ¡fuera, fuera, crucifícale!
Pilatos: Pero, qué mal ha hecho No encuentro en Él causa de muerte.
Sumo Sacerdote: Si lo dejas libre no eres amigo del Cesar, pues quien se hace rey es enemigo del Cesar,
nosotros notificaremos al Cesar de tu traición.
Pilatos: Jesús tienes derecho a hablar en tu defensa ¿Qué dices respecto a lo que se te acusa? (silencio). pero
¿que no oyes todos los cargos que te hacen? ¿no sabes que tengo poder para dejarte libre y poder para
mandarte a la maldita cruz?
Jesús: Tú no tendrías ningún poder si no te hubiera sido dado de lo alto, por eso, quien me entrego en tus
manos es más culpable que tú.
Sumo Sacerdote: ¡fuera, fuera, Crucifícale!
Pueblo: ¡fuera, fuera, crucifícale!
Pilatos: Tómenlo ustedes y crucifíquenlo, pues yo no encuentro en Él ningún delito; no es ni criminal, ni
loco peligroso, ni fanático
Sumo Sacerdote: Nosotros tenemos una ley, y según esa ley debe morir
¡fuera, fuera, crucifícale!
Pueblo: ¡Fuera, fuera, crucifícale!
Pilatos: ¿A su rey voy a crucificar?
Sumo Sacerdote: No tenemos más rey que Cesar.
Pilatos: Hipócritas, odian a todo lo que suene a Roma, por algo quieren condenar a un inocente.
Sumo Sacerdote: Quien se hace pasar por rey comete traición y puede ser condenado a muerte aun sin
juicio. Si no lo crucificas eres traidor al imperio y a Cesar, y tú también morirás ¡crucifícale!
Pueblo: Sí ¡fuera, fuera, crucifícale!
Pilatos: Traigan agua para lavarme las manos. (criados lleva jarra para lavar las manos). Conste que me
presionan para hacer algo contra mis convicciones. (Lavándose las manos) soy inocente de la sangre de este
justo.
Sumo sacerdote: Caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos.
Pueblo: ¡Crucifícale!
Pilatos: Ordeno para Jesús la crucifixión.
Sumo sacerdote: No, así no vale. Esperamos finalmente la sentencia, con las formalidades que pide el
imperio.
Pilatos: (De pie ante el trono, con el brazo extendido y la mano hacia abajo) “Jesús Nazareno, iras a la
cruz; ha hablado Roma Imperial”.
Sumo sacerdote: No basta todavía, firma un documento escrito donde ordenes su muerte, y dictas publicas
sentencia, con las rubricas y sellos del imperio, para no tener problemas después
Pilatos: Esta bien. ¡Escribano! Escribe en la tabla que trae el soldado (Principal) para la ejecución, en latín
griego y hebreo lo siguiente: “Jesús de Nazaret en rey de los judíos”
Sumo sacerdote: No, no, no, así no. Sino: “El que se dice rey de los judíos”
Pilatos: Lo escrito, escrito está. Soldado (Principal). Así todos entenderán quien muere así.
Soldado principal: Que preparen la cruz
Sumo sacerdote: ¡Bravo, hemos ganado! ¡Muera Jesús!
Pueblo: Si, muera Jesús, muera Jesús, muera Jesús.

Lector: 2da estación: JESUS CARGA LA CRUZ


Soldado principal: Quiten a Jesús su ropa, amárrenles la cruz a los hombros y cuélguenle el letrero al
cuello. Cuatro soldados rodearan a cada preso, los demás irán haciendo vallas con sus lanzas para que las
multitudes no se acerquen a ellos.
Jesús: El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo que cargue con su cruz de cada día y me siga.
Soldado principal: Ten Jesús un poco de agua; te hará bien, estas desangrando el camino es largo y hace
calor.
Jesús: Dios pague tu caridad, pero tu puedes necesitarlo; no me prives del dolor necesario para expiar el
pecado del mundo. ¿Voy a decir al Padre: “Líbrame de esta hora” si para esta hora he venido?
Soldado principal: Al menos un sorbo, para demostrarme que no odias a los paganos.
Jesús: Ni un vaso de agua dado en mi nombre quedara sin recompensa. (Prueba, pero no bebe)
Soldado principal: Conste que yo solo ejecuto ordenes, no tengo nada contra ti. Procurare hacerte sufrir lo
menos posible. Tengo experiencias de sobra en estas ejecuciones. Soldados, nos iremos por el camino mas
breve, pues el Nazareno podría no resistir.
Sumo sacerdote: No puedes hacer eso, es ilegal. Las leyes dicen que el condenado debe ser vistos por toda
la ciudad que contaminaron con sus infamias. Que sea paseado por la ciudad.
Pueblo: ¡Sí, que sea paseado por la ciudad!
3ra estación: JESUS CAE POR PRIMERA VEZ
Soldado principal: Ayuden al reo con la cruz, que ya va arrastrando los pies y tropezando con frecuencia,
está muy débil, trae fiebre, y el suelo es disparejo, no vaya a caer.
Sumo sacerdote: La basura se tira al suelo, déjenlo que caiga.
Soldado principal: Cuidado soldados (Jesús cae) pero, ¿Qué están cuidando, soldados estúpidos?
Soldado 1: Lo empujaron y cayó.
4ta estación: JESUS SE ENCUENTRA CON SU MADRE
Soldado principal: Dejen pasar a la madre del condenado.
Sumo sacerdote: Pena de muerte también para las que parieron criminales. ¡Fuera esa madre!
Pueblo: ¡Sí, Fuera esa madre!
Sumo sacerdote: Que claven también en la cruz el vientre que lo llevó y los pechos que lo amamantaron.
Pueblo: ¡Sí, Fuera esa madre!
Sumo sacerdote: Limpiemos a Israel de las mujeres que se unen con los machos cabríos y de las víboras
que parieron demonios.
Pueblo: ¡Sí, Fuera esa madre!
María: Hijo mío.
Jesús: Madre, ha llegado la hora.
5ta estación: CIRENEO AYUDA A CARGAR LA CRUZ DE JESUS
(Soldado camina haca el cireneo y lo toma del brazo diciéndole)
Soldado principal: ¡Eh, tu ven aquí! Sí, no te hagas, a ti te hablo. Tu estas fuerte, mientras que el
condenado ya no puede seguir. Así que, toma la cruz y llévala hasta la cima.
Cireneo: No puedo, tengo un trabajo pendiente y debo regresar pronto con mi hijo.
Soldado principal: ¡Es una orden toma la cruz!
Cireneo: Sería una deshonra para mí ayudar a un delincuente y en público. De verdad, no tengo tiempo.
Soldado principal: ¡Denle 20 azotes y quítenles sus pertenencias!
Cireneo: Esta bien, está bien, ya voy a ayudarle; después me echaran la culpa.
Soldado principal: ¿Qué estas murmurando entre dientes?
Cireneo: Que ya voy a ayudarle. Pero que conste que no tengo que ver nada con la causa de este ajusticiado
¿está claro? Al cabo ni siquiera agradecen.
Hijo del Cireneo: Sí padre, ayúdale y seremos salvos.
Lector: Aunque de mala gana, el espectador Simón da un paso al frente para ayudar a Jesús a cargar la cruz.
6ta estación: VERONICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESUS
(Se abre paso entre los soldados de la valla y Verónica llega hasta Jesús)
Verónica: Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
Jesús: No escondí mi rostro a los insultos y salivazos, tomé sobre mí los crímenes del mundo.
Verónica: Eres la imagen viva del Padre, en tus labios se derrama la gracia.
Jesús: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (Verónica va limpiando su rostro)
Sumo sacerdote: Ya saquen a esa mujer que nos está entreteniendo. Esta tarde inicia la gran fiesta de la
Pascua y urge que mueran antes del atardecer.
Pueblo: ¡Sáquenla, sáquenla, sáquenla!
Sumo sacerdote: La lepra a los leprosos; hay que acabar con los cómplices de los que se burlan de la ley.
Soldado principal: ¡Soldados, saquen a esa mujer! (Verónica se aleja dos pasos y mira el lienzo con
sorpresa)
7ma estación: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
Soldado principal: ¡Soldados, el reo se está tambaleando mucho! ¡ayúdenlo para que no caiga! (Jesús cae)
¿Por qué no le detuvieron, soldados inútiles? ¿Quieren ser premiados luego con castigo?
Soldado 1: No pudimos detenerlo, parece que le dio un ataque, un síncope.
Soldado 2: Traigan agua para echarle, por si es insolación.
Soldado principal: Despejen el área para que los curiosos no quiten aire.
Sumo sacerdote: Se le subió a la cabeza tanta doctrina y empezó a tropezar y a caer en el error. Un ciego
que se hace guías de otros ciegos, cae tarde o temprano al hoyo. ¡Muerde el polvo, a ver si es lo mismo!
Pueblo: ¡Que coma tierra!
8va. Estación: JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALEN
Mujer 1: ¡Jesús, mira cómo te han dejado!
Mujer 2: No hay ninguna esperanza de que logres sobrevivir.
Soldado principal: Adelante, adelante, avanzando soldados, no se detengan que se hace tarde.
Soldado 1: Es que el reo se ha detenido frente a unas mujeres
Soldado principal: Retiren a esas mujeres
Mujer 1: Sin ti nos sentiremos muy solas Jesús.
Soldado 1: ¿Qué se ganan con llorar? Hubieran estado en el juicio intercediendo por Él o poniendo en juego
sus influencias.
Mujer 1: ¿Por qué te tratan tan mal Jesús, si eres inocente?
Jesús: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, lloren más bien por ustedes mismas, por sus pecados y por los
de sus hijos, los de los verdugos y los de la ciudad.
Mujer 1: Jesús, bebe de esta mirra que adormece que adormece un poco y te hace sufrir menos.
Jesús: Te agradezco y agradezco a todas. Pero quiero probar la copa de ira de mi Padre.
Mujer 2: Ahora bendícenos Jesús, porque sin ti quedaremos en la maldición.
Jesús: Se equivocan, pues es ahora cuando se manifiesta la gloria de mi padre. Bendice a Dios mujer por no
tener hijos que sufran esto. Madres, lloren por sus hijos, porque esta hora no quedara sin castigo… ¡y que
castigo! Si esto sucede con el inocente ¿que pasara con el culpable? Las madres de aquella hora lloraran por
tener vivos a sus hijos, y será afortunado quien cae bajo los escombros. Las bendigo.
Soldado principal: Basta, termino el permiso, debemos seguir adelante. Mujeres, ¡háganse a un lado!
Jesús: No lloren por mí, sino más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Si esto sucede con, el arbol verde
¿Qué pasara con el seco? Vayan a casa y pidan por mi obra. (Retoman la marcha).
Lector: Aquí va Jesús nuestro Salvador. El hijo de Dios, quien había sido presentado como un poderoso,
camina como un malhechor, rumbo a la muerte mas humillante ante los ojos de todo el pueblo, que se
dirigían a las afueras de la ciudad simbolizando así la expulsión y marginación de la humanidad.
9na estación: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
(Jesús cae y queda en el piso mientras se lee, con la cara en el suelo y totalmente tendido)
Soldado principal: ¿Ya lo dejaron caer otra vez?
Soldado 1: Y esta vez parece como muerto.
Soldado 2: Es que ya está desmayado y débil. Fue mucho golpearlo y mandarlo a la cruz
Soldado principal: Levántenlo y amárrenle sogas a la cintura para que le vayan ayudando; la consigna es
que llegue vivo hasta el lugar de la ejecución.
Sumo sacerdote: N o debe morir sino en la cruz.
Pueblo: ¡Que muera en la cruz!
Lector: Con la mayor parte de sus energías agotadas, Jesús cae una vez más. Sin embargo, el se levanta de
nuevo. (suben al calvario los soldados, los ladrones y Jesús. Jesús llega al calvario y cae, los soldados
quitan la cruz al Cireneo y este se arrodilla junto a Jesús)
Soldado principal: ¡Cireneo, puedes irte!
10ma estación: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
(Simón se va, los soldados arrastran a Jesús hasta la cruz, mientras los otros amarraron a los ladrones,
gestas a la izquierda y Dimas a la derecha de Jesús).
Soldado principal: Quiten sus ropas al sentenciado para justiciarlo, recuerden que si hay algo bueno es su
botín y el pago por su trabajo. (se juegan la ropa).
Soldado 1: Túnica hecha a mano, de una sola pieza, ajustada a su talla ¡vale la pena conservarla!
Soldado 2: Sin duda que su madre se la tejió con cariño, pero dolerá al arrancarla, pues se ha pegado a las
heridas y las volverá a abrir.
Soldado principal: No importa que se reaviven las heridas, al fin de cuentas ya se acerca la hora de su
muerte.
Sumo sacerdote: Quedaran al descubierto tus vergüenzas, maldito del Altísimo como Adán y Eva cuando
pecaron, y no tendrás quien te rescate y te cubra. Como las prostitutas que enseñan sus desvergüenzas.
Jesús: Desnudo Salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a Él; bendito sea el nombre del Señor.
11ma. Estación: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
Soldado principal: Vamos a empezar el trabajo bueno y no quiero que ninguno se atarugue, ¿de acuerdo?
Uno de ustedes se le monta en la cintura para evitar que se mueva mucho en las convulsiones se le
provocaran los clavos y le detendrá los brazos. Dos se encargarán de la mano izquierda: uno la detiene y el
otro, clava en el sitio que yo le indique. Los otros dos en el otro brazo. Una vez que terminen, la
levantaremos hasta darle la altura debida. (van ejecutando la operación)
Lector: Una crucifixión era un brutal espectáculo de carnicería, sangre, blasfemias y gritos. El drama del
calvario es una tragedia. Jesús se sentía tremendamente solo, con el espanto de quien muere joven, sin ver
realizada su obra, odiado, despreciado, sin compañía y tremendamente consciente.
Sumo sacerdote: ¿No que venias como Mesías y salvador del género humano? ¿Por qué no te salvas?
Fariseo 1: ¿Ya te abandono tu padrino Belcebú? A penas hace cinco días le pedias que te glorificara ¿Por
qué no le recuerdas su promesa?
Sumo sacerdote: Blasfemo; no decía que salvaba a los demás con la ayuda de Dios y ahora no puede
salvarse a sí mismo.
Soldado 2: Háganse a un lado, nos estorban para levantarlo.
Sumo sacerdote: Bien dice la Torá, “maldito el que cuelga de un madero”
Fariseo 2: Ha puesto su confianza en Dios, si Dios lo ama que lo libere, pues Él mismo decía, soy Hijo de
Dios.
Sumo sacerdote: Ha salvado a otros y no puede salvarse a si mismo. A ver que ese rey de Israel, baje ahora
de la cruz y creeremos en él.
Fariseo 3: Hola, tu que derribas el Templo y lo reedificas en 3 días, libérate del suplicio, baja de la cruz si
eres el Hijo de Dios.
Sumo sacerdote: ¿No sabias que el templo glorioso de Israel es intocable y por eso estas muriendo?
Fariseo 1: Loco que construyes y reconstruyes, baja de la cruz y creeremos en ti, ¿Quieres que te creamos?
Haz el milagro. No puedes ¿verdad?, pues tienes las manos clavadas y estás desnudo.
Sumo sacerdote: fulmínanos si eres Dios, no te tenemos miedo, al contrario, mira te escupimos.
Soldado principal: Soldados retiren que no dejan trabajar.
Soldado 2: Y tres meses después, ni quien se acuerde del ejecutado.
Soldado 1: Juguemos a los dados, ¿porque no nos sorteamos su ropa?
Sumo sacerdote: Cuidado con sus hechicerías ustedes los que tienen sus vestidos por dentro esta la señal
del infierno.
Soldado 1: No importa que no sea túnica de rey, echémosla en suerte a ver a quien le toca, echen los dados
en el casco empecemos.
Soldado 2: Pero alejémonos de la cruz, porque molesta ese maldito goteo de sangre.
Soldado 1: Una sangre que nunca regresara a sus venas.
Soldado 2: Traigan el vino y celebremos el triunfo o la derrota.
Lector: Dentro de sus manos y pies son incrustados los clavos, clavos elaborados por nuestro propio orgullo
personal, la avaricia, la ira y las fallas que aseguran a Jesús a la cruz que Él gozosamente abrazó por
nosotros. Señor, yo me arrepiento para siempre por haberte ofendido.
12ma. Estación: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Soldado 1: Algo raro encontré en este reo. Los que lo mandaron a la cruz, perdieron la cabeza por el odio
acumulado, mientras el condenado está muy tranquilo.
Soldado 2: Baja, y Roma te pondrá en el capitolio y te adorará como a una divinidad.
Sumo sacerdote: ¡Que dulce es la venganza! Por fin podremos dormir en paz.
Jesús: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Gestas: Maldita la hora en que nací, Maldito el gobernador romano. Maldita la sociedad hipócrita, enemiga
de todos los miserables, que siempre ha protegidos a los ricos y se vuelve contra nosotros. Malditos todos
ustedes, si pudiera les daría un golpe con la cruz, en la cabeza empezando por el centurión.
Dimas: Es muy duro tener que acabar así Gestas, pero ¿De qué valdrían las leyes sin castigo? Hemos
robado, atracado, violado y agredido y sufrimos as consecuencias de nuestras impertinencias. De nada sirve
lamentarse; vamos a morir como vivimos. ¿No te dice nada la dignidad de este profeta de Galilea?
Gestas: ¡Que esclavo tan despreciable! Si todo lo que se dice del él es verdad y hace milagros ¿Por qué no
hace una proeza de magia y se libra de la maldita cruz? Camina humildemente hacia su muerte como un
impotente. ¿Así que eres tú el Cristo? Sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros.
Dimas: ¿No temes tu a Dios estando en el suplicio? Nosotros lo tenemos merecido; pero el no ha hecho
nada malo. Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino.
Jesús: En verdad, en verdad te digo: hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.
Lector: Ha llegado a hora de Jesús y reaparece su madre, pues tendrá un lugar central en la historia de la
salvación. Jesús la cita al Calvario para encomendarle una nueva misión.
Soldado principal: Dejen acercar a la madre del ejecutado con sus acompañantes.
Jesús: Mujer ahí tienes a tu hijo – Juan ahí tienes a tu madre.
Soldado 1: A este reo no lo ha matado la deshidratación.
Jesús: Si conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de beber. ¡Tengo sed! ¡Tengo sed! ¡Tengo sed!
Soldado principal: Empapen una esponja en vino agridulce y póngansela en los labios.
Jesús: ¡Aaaaaah! ¡Aaaaah!
Soldado 1: ¡Qué raro! Sufrió la flagelación sin gritar; y no ha gritado durante la cruel ejecución.
Soldado 2: Sin duda un gran dolor moral ahora lo atormenta.
Jesús: ¡Eloí, eloí, lamá sabactaní!
Soldado 1: Parece que llama a Elías ¿Quién será?
Soldado 2: Un profeta que vendría antes del juicio. A ver si viene.
Jesús: Dios mío, Dios mío, ¿porque me has abandonado? Todo esta cumplido. Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu. (silencio absoluto 1 minuto)
Soldado principal: Ha muerto Jesús de Nazaret, inclinando la cabeza entrego el espíritu. Verdaderamente
este hombre era Hijo de Dios. (se arrodilla)
Soldado 1: Ha llegado la orden de quebrantarle los pies a los ajusticiados para que mueran de asfixia y se
echen a la fosa común hoy mismo, antes de que empiece el gran descanso.
Soldado principal: Jesús ya está muerto, démosle la lanzada de certificación. (le pican con la lanza en el
costado derecho)
13ra Estación: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ.
Soldado principal: señor José Arimatea: ha llegado el permiso de que disponga del cuerpo del difunto Jesús
de Nazaret.
José de Arimatea: ¿Quién nos ayuda? ¿Dónde está sus doce incondicionales?
Juan: Aquí estoy yo señor, y nos puede ayudar el rabino Nicodemo. Entre nosotros y otros voluntarios
vamos ha ido bajando.
(Ponen el lienzo al pecho para que caiga el peso, sostenido por dos detrás de las axilas, y uno lo sostiene por
delante; y van y van quitando los clavos y bajando poco a poco el cuerpo. María está sentada en la piedra a
un lado)
José de Arimatea: Debemos darnos prisa, pues en menos de una hora empieza el descanso de la pascua.
Juan: con cuidado, pues ya está tieso el cuerpo después de tres horas, y se puede descuartizar.
María: Pero, ¿Dónde lo vamos a sepultar? No tengo dinero para los gastos. ¿Quién nos prestara un lugarcito
para dejar a mi hijo?
Jesé de Arimatea: Tengo un sepulcro nuevo que mande excavar para mi familia. Con gusto lo cedo para el
Maestro, señora María.
María: Dios se lo ha de pagar, señor. Muchachas, ayúdenme a lavar sus heridas, consigan agua ¡ojalá
tuviéramos perfumes y mirra para preparar el cadáver ¡
(las mujeres toman jarras, extienden en el suelo el manto, y se rodean, sin tapar la vista al público).
José de Arimatea: pongan el manto en el suelo, a largo, y coloquen el cuerpo encima; crucen sus brazos
sobre el vientre.
Juan: Véndenle la cabeza para que cierre la boca. Le quedo abierta y chueca hacia la derecha.
(Envuelven el cuerpo de Jesús en una sábana y los soldados lo llevan a otro lugar, es importante que digan al
público que se quede en su hogar)
14ta Estación: LA SEPULTURA DE JESUS
Juan: No alcanzamos a preparar bien el cuerpo, pues casi empieza el grande sábado. Así que no haremos
toda la operación, será algo provisional.
María Magdalena: Nosotras vendremos, en cuanto pase el sábado, para embalsamar el cuerpo y terminar la
operación. Solo necesitaremos que unos hombres nos corran la pesada piedra de la entrada.
José de Arimatea: Por lo pronto, colocan su cadáver en el nicho del fondo de la cueva. Si quieren pueden
dejar en el pórtico, sobre la loza, los perfumes y mirra que sobraron, para que las mujeres puedan después
continuar con más calma la preparación del cuerpo.
Soldado 1: Por orden del poder judicial imperial, rueden la piedra de la entrada del sepulcro, y los soldados
colocaran los sellos imperiales. Quien se atreva a violarlos, será reo del imperio. Ha hablado roma imperial.
Lector: Después de su muerte, el cuerpo de Jesús fue colocado en la tumba. Sin embargo, nosotros sabemos
que la historia no termina allí. La muerte no puede reclamar dominio sobre Jesús, quien vino para que en EL
nosotros pudiéramos tener vida y tenerla en abundancia.

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