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Sheryl Acevedo 1855338

LA SIMBOLOGIA DE EN ALGUN LUGAR DE DUNCAN DHU VISTA DESDE


DURAND

La teoría del imaginario de Gilbert Durand discurre dentro de su libro Las


estructuras antropológicas del imaginario (1981) y allí nos expone un sinnúmero
de símbolos (que están dentro del régimen diurno y el nocturno) que son de uso
común dentro de las representaciones artísticas producidas por la humanidad,
junto con su significado. En este caso, se analizará la composición musical de
Duncan Dhu En algún lugar1 (1987), se identificarán y explicarán los símbolos que
allí aparecen y que conforman la gran cadena de símbolos que apunta a estar
desembocada desde el lugar (que no es ninguno en concreto) del que se habla en
la canción. Finalmente, se clasificará a la obra dentro de algún régimen dando las
pertinentes justificaciones.

Dentro de los versos que se hallan en la canción y que construyen algún


símbolo, los siguientes se pueden enmarcar dentro del régimen diurno: “en las
sombras mueren genios…”, “Y la tierra aquí es de otro color, el polvo no te deja
ver. Los hombres ya nos saben si lo son, pero lo quieren creer”, y de hecho, caben
dentro del mismo conjunto de símbolos: los nictomorfos y decantan, a su vez
dentro del de la ceguera. Primero, para hablar de las sombras, nos remitimos a las
tinieblas de las que nos habla Durand, ya que estas: “entrañan la ceguera” (pág.
87), lo mismo representa el polvo del que se habla, pues también supone un
impedimento visual. Luego, teniendo en cuenta que se trae la ceguera a colación,
tenemos que esta significa “una lisiadura de la inteligencia”, lo que nos lleva a
pensar a que los habitantes del lugar no se les permitieran progresar y cultivar
esta facultad, porque unos, por una parte no están siquiera seguros de ser
hombres, y los otros no pueden desarrollar sus habilidades intelectuales.

Por otra parte, podemos hablar de lo que está consignado dentro de los
símbolos teriomorfos con relación a otra estrofa: “Con el fuego del atardecer arde

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la hierba”. Lo que nos dice Durand del sol es que: “no es un arquetipo estable y las
intimaciones climáticas pueden a menudo darle un acento peyorativo” (pág. 71), y
aquí aparece de aquella forma, pues no se nos habla de un sol calmo, sino de uno
abrasador, “un sol destructor” (Durand, pag. 71).

Para seguir con el análisis de la pista musical, pero desde el régimen


nocturno, podemos hablar desde los símbolos de la inversión del de la Gran
Madre (Durand. Pag. 223), ya que se enlaza con la siguiente frase: “las madres
que ya no saben llorar ven a sus hijos partir”, sin embargo, pareciera que ese
carácter maternal se les fuera arrebatando a la vez que a sus hijos, porque ya ni
siquiera pueden llorar cuando estos se van, cosa que es propia de una madre,
sino que pareciera que están acostumbradas a ello, incluso hasta resignadas.

Pero, en contraposición a las frases desoladoras de la canción, en las


primeras, describe lo que falta en el mundo: “un hogar donde no queme el sol y al
nacer no haya que morir”. Durand reconocería aquí un símbolo de la intimidad, un
“continente”, que se asocia con la protección, la contención de quien lo habite, en
este caso de la inclemencia del astro solar y del paso del tiempo, de la muerte (ya
que se le dan connotaciones negativas a estas), pero un lugar como ese es
inexistente en todo el mundo, ya que lo: “olvidaron construir”, lo que significa que
lo que existe realmente es el padecimiento de lo que se quiere escapar. De esta
manera, podemos concluir que esta canción se enmarca dentro del régimen diurno
puesto que su temática está cargada de símbolos con contenido peyorativo, se
expone la tristeza incluso con el simple hecho de vivir: “la tristeza aquí no tiene
lugar cuando lo triste es vivir”, incluso la desesperanza también tiene lugar.

No obstante, para hacer un análisis musical, desde lo rítmico, a esta pieza


desde Durand, hay que decir que de ello se habla en el apartado Estructuras
sintéticas de lo imaginario y estilos de la historia y se dice sobre la música que: “el
drama musical desborda el microcosmos de los sentimientos humanos y se
integra en el contraste de las sonoridades de todo el drama cósmico” (pág. 333).
Aquí, aunque hay que reconocer que hay una armonía en la canción dentro de la
manera en cómo se compone por su ritmo, junto con la letra y con los
instrumentos que conforman la musicalidad, creo que la melodía contrasta con la
letra de esta; ya concluimos que tiene un contenido melancólico hablando de lo
que dice, sin embargo, la música es más animada, cuando debería ser lenta, pues
son esos ritmos los que se asocian con el desasosiego.

BIBLIOGRAFIA:

Duran, G. (1981). Las estructuras antropológicas del imaginario. Madrid, España:


TAURUS EDICIONES. S.A.

Eretsun, M. (1987). En algún lugar. En El paso del tiempo. GASA

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