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La cultura en la tradición marxista

La cultura en la tradición marxista

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

La cultura en la tradición marxista

Un ejemplo con el cual podemos analizar el rol de la ideología y la posibilidad


de su difusión masiva, es la lucha que pudo observarse en nuestro país entre
el kirchernismo y el Grupo Clarín. En esta lucha se evidenció la centralidad de
la imagen y la difusión ideológica de un lado y del otro, así como el rol
estratégico que tienen los medios de comunicación.

Postales de la “guerra” entre el kirchnerismo y los medios de


comunicación.pdf
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La tradición marxista tiende a homologar la cultura a la ideología, y la ubica


en el nivel superestructural. Los autores enmarcados en la línea marxista
abordan la cultura en función de su contribución a la dinámica de la lucha de
clases (desde una perspectiva políticamente valorativa). A continuación,
destacamos una frase de Althusser (s.f.), uno de los principales exponentes
sobre ideología, y te preguntamos ¿qué piensas acerca de lo que dice el
autor? 
“La ideología representa la relación imaginaria de los individuos con sus
condiciones reales de existencia” (Althusser, s.f.,
https://perio.unlp.edu.ar/teorias2/textos/m3/althusser.pdf).  

Para continuar, proponemos un recorrido por el pensamiento de los


referentes más relevantes del marxismo, que dan cuenta sobre el rol de la
cultura entendida como factor de cohesión y de concientización social.

Los aportes de Lenin a la comprensión de la cultura

Figura 1. Vladimir Ilich Lenin (1870-1924) 

Fuente: Biografías y vidas (2020). Vladimir Ilich Lenin (1870-1924). Recuperado de


https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lenin.htm
Vladimir Ilich Lenin (1870-1924)

Lenin fue uno de los dirigentes del partido bolchevique desde su formación
en 1903 y condujo a los soviéticos al poder en octubre de 1917. Fue puesto al
frente del gobierno soviético hasta 1922, cuando se retiró por problemas de
salud. Después de liderar la revolución de octubre, Lenin sirvió como el
primer y único presidente de la República Socialista Federativa Soviética de
Rusia (RSFSR). En 1919, Lenin fundó la Internacional Comunista,
organización comunista internacional que gobernaba a los partidos
comunistas de distintos países. Esta organización tenía como objetivo luchar
por la supresión del sistema capitalista, el establecimiento de la dictadura del
proletariado, la República Internacional de los Soviets, la abolición de las
clases y la realización del socialismo como primer paso hacia la sociedad
comunista. Hacía el final de su vida, Lenin escribió sus últimos artículos,
donde expuso un programa de lucha contra la burocratización del Partido
Comunista y del Estado soviético. Finalmente, murió el 21 de enero de 1924.  

Como es de suponerse, en los escritos de Lenin se plantea la determinación


de la cultura por factores extraculturales (las condiciones materiales de
existencia) y se introduce la relación dominación-subordinación en la esfera
de la cultura. En referencia a la cultura nacional, se distingue entre la cultura
dominante, propia de la burguesía; la cultura dominada, característica del
campesinado tradicional; y elementos de la cultura democrática socialista,
propia del proletariado.  
Según el artículo presentado en esta lectura, se observa una lucha entre
quienes conducen el gobierno kirchnerista, en su búsqueda por construir un
ideal político uniforme hacia la sociedad; y, por otro lado, el factor ideológico
ejercido por el espacio privado representado por el Grupo Clarín, quien
defiende sus propias perspectivas y difunde un mensaje hacia su audiencia.

Lenin erige su tesis en contra del populismo de fines del siglo XIX. Pensaba
que en la etapa prerrevolucionaria la tarea cultural debía subordinarse a la
instancia política, pero que en la fase posrevolucionaria la revolución cultural
debía pasar a primer plano. “La concepción leninista de la cultura contrasta
con el positivismo y el relativismo cultural de los antropólogos, en la medida
en que se inscribe en el contexto abiertamente valorativo de un proyecto
político y social” (Giménez Montiel, 2005, p. 58).  

Para Lenin, una cultura era superior a otra en la medida en que permitía una
mayor liberación de la servidumbre de la naturaleza. Su aporte fundamental
consistió en plantear la relación de dominación, que mencionamos
anteriormente, en el terreno de la cultura. Si bien Marx se había referido a tal
relación de condicionamiento al hablar de la conciencia, no había
profundizado en la magnitud de su importancia. Lenin, bajo el concepto de
dirección, ubicado en la esfera de la sociedad política (Portelli, 1998), instala
la idea de hegemonía, que luego retomará Gramsci para explicar el consenso
generado por la sociedad civil mediante el control cultural del bloque
ideológico.

Ideología, estructura y material ideológico en Antonio Gramsci


Figura 2. Antonio Gramsci (1891-1937)

Fuente: Biografías y vidas (2020b). Antonio Gramsci (1891-1937). Recuperado de


https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/gramsci.htm

Antonio Gramsci (1891-1937)

Nació el 22 de enero de 1891 en Ales, Cagliari, en la isla de Cerdeña (Italia).


Fue uno de los pocos intelectuales surgidos efectivamente en el seno de las
clases subalternas que alcanzó la categoría, propuesta por él mismo, de
intelectual orgánico de las clases subalternas, creador de ideología. En 1911,
gracias a la obtención de una beca, se matriculó en Filología Moderna en la
Facultad de Letras de Turín. En 1913 ingresó al Partido Socialista Italiano e
inició una activa militancia por la causa proletaria. A partir de marzo de 1922,
representó en Moscú al Partido Comunista Italiano (el cual se convertiría en
el PSI) en la Internacional. En octubre de ese mismo año, se produjo la
marcha de Mussolini sobre Roma y la toma del poder por el fascismo. Al año
siguiente, se ordenó el arresto de Antonio Gramsci, pero fue posteriormente
liberado. En 1926, Gramsci fue designado secretario general del Partido
Comunista Italiano. El 8 de noviembre de 1926, fue detenido, situación que
perduró hasta unos días antes de su muerte, en 1937. El fiscal fascista que
pidió la condena de Antonio Gramsci alegó que había que evitar que su
mente pensara durante veinte años. Gravemente enfermo, Gramsci escribió
en la cárcel una obra que trasciende al marxismo, Los cuadernos de la cárcel,
cuya influencia en la actualidad abarca a las ciencias sociales de todo el
mundo.

Figura 3. Obra de Gramsci (escrita en la cárcel) recopilada en 29 cuadernos


Fuente: Abertzalekomunist (Usuario). (s.f.). Obra de Gramsci (escrita en la cárcel) recopilada
en 29 cuadernos. Recuperado de https://www.abertzalekomunista.net/es/biblioteca-
2/marxistas-internacionales/gramsci-antonio/294-cuadernos-de-la-carcel-5politiche/quaderni-
del-carcere

Obra de Gramsci (escrita en la cárcel) recopilada en 29 cuadernos. 

Esta obra la escribió Gramsci en diferentes cárceles de Italia, encerrado por


el régimen fascista de Benito Mussolini. Está clasificada en 29 cuadernos en
los que plasma el abordaje teórico de los problemas de la cultura, y “realiza
los principales aportes marxistas del siglo XX al trabajo teórico e investigativo
sobre materias sociales para enfrentar los problemas de hoy, y ayudar a
formular nuevos proyectos culturales” (García Ronda, 2020,
https://icicjuanmarinello.cubava.cu/publicaciones/). 
Antonio Gramsci fue un pensador clave en la historia de la teoría marxista,
porque fue uno de los primeros que, en el marco de dicha corriente teórica,
puso un fuerte acento en los fenómenos ideales, sin dejar de lado el
materialismo. Particularmente, se enfocó en la superestructura, y observó
los mecanismos por los cuales el capitalismo es legitimado. La pregunta que
Gramsci se hizo en el siglo XX fue ¿cómo opera la superestructura para
sostener el orden capitalista? Para dar respuesta a este interrogante,
desarrolló dos conceptos a los que llamó funciones de la superestructura: la
sociedad política y la sociedad civil. Según él, la sociedad política está
constituida por el Estado, aunque no hace referencia a los gobernantes, sino
al Estado como fuerza, único autorizado a usar la violencia legítima (ejército,
policía, etc.). Gramsci entendía que, si la ley en una sociedad capitalista era el
reflejo de la estructura, de las relaciones entre privilegiados y no
privilegiados, entonces el Estado detentaba la violencia con el fin de
mantener el orden capitalista establecido. Esta acción del Estado fue
llamada por Gramsci función de coerción. Desde la postura gramsciana, la
necesidad de detentar la violencia por parte del Estado da cuenta de la
injusticia del sistema capitalista.  

La figura de la influencia del Estado puede observarse en el caso citado de la


lucha entre el gobierno kirchnerista y el Grupo Clarín. El primero aparece de
un modo claro, que lejos de ser un garante neutral o un representante del
contrato social, se ofrece como un agente político con poder de incidir sobre
la sociedad.  
Por otra parte, bajo el concepto de sociedad civil, Gramsci incluye los
fenómenos puramente ideológicos que tienen lugar en instituciones tales
como las escuelas, las bibliotecas, iglesia, etcétera, y que ejercen la función
de consenso. Gramsci entiende que la lucha contra el capitalismo ya no pasa
por la lucha contra la sociedad política, sino con la sociedad civil. El logro de
consenso por parte de la sociedad civil posibilita la hegemonía, entendida
como un vínculo de dominación aceptada, como una concepción del mundo
compartida, como una modalidad de poder, como la capacidad de dirección
basada en el consenso cultural. Cultura e ideología configuran, entonces, el
instrumento privilegiado de la hegemonía, por la cual una clase social logra el
reconocimiento de su concepción del mundo. La cultura entendida de este
modo posee una eficacia integradora y unificadora. Por esta vía, la cultura
determina la identidad colectiva de los actores histórico-sociales.  

Gramsci toma el concepto de hegemonía del propio Lenin, pero lo explica en


términos de una especie de atracción que se da entre los intelectuales de las
distintas clases y genera, de este modo, un bloque ideológico. De esta forma,
los intelectuales de las clases fundamentales captan, mediante un proceso
de transformismo, a los intelectuales que representan a las clases
subalternas. El bloque ideológico estaría, entonces, controlado por la clase
fundamental, quien dispone de materiales y medios que le permiten el
manejo de la estructura ideológica (instituciones de difusión de esta
ideología) y del material ideológico (instrumentos utilizados para dicha
función, tales como las bibliotecas o los medios de comunicación) (Portelli,
1998).
Desde tu percepción, ¿cuáles pueden ser al menos cuatro instituciones
fundamentales encargadas de la difusión de la ideología?

Estado

Bancos

Iglesia

Escuela

Shopping Center

Prensa

SUBMIT

La posición de la clase subalterna o dominante determina, según Gramsci,


una gradación de niveles jerarquizados en el ámbito de la cultura. De este
modo, podemos hablar de formas elaboradas, sistemáticas y políticamente
organizadas de cultura, tales como la filosofía o la religión; y de formas
menos elaboradas y refinadas, tales como el sentido común o el folklore.
Gramsci toma una posición a favor de la elaboración de la cultura, de la
transformación cualitativa de las subculturas folklóricas a partir de una
reforma intelectual y moral, pero insiste en la necesidad de constituir un
bloque intelectual moral, una gran cultura nacional-popular de contenido
crítico y sistemático. Para Gramsci, la revolución se debe pensar a partir de la
superestructura. Esta es la diferencia fundamental con Marx.  

La hegemonía de un centro director sobre los intelectuales se confirma a


través de dos líneas principales: una concepción general de la vida, una
filosofía “y un programa escolar, un principio educativo y pedagógico original,
que interesen, en su dominio técnico, a la fracción más homogénea y
numerosa de los intelectuales, desde el maestro de escuela a los profesores
universitarios” (López, 2019,
https://www.eumed.net/rev/cccss/2019/09/hegemo nia-imposicion-
ideologica.html).  

Antonio Gramsci es, junto con Althusser, uno de los grandes intelectuales
que lograron complementar o incluso afinar ni más ni menos que la teoría del
Karl Marx. Mientras Marx realiza su teoría objetivista, centrada en la base
material o estructura de las sociedades; Gramsci ofrece una mirada
centrada en el componente inmaterial, entendido como el factor ideológico o
cultural situado en aquello que había de denominar como superestructura.
De esta manera, mientras la sociedad política es el espacio consagrado a
ejercer el control y conducción del bloque histórico, a través de la coerción o
el consenso. La sociedad civil acoge a todas aquellas instituciones que
habrán de elaborar la cultura expresada en sus distintos niveles
jerarquizadas o refinadas progresivamente como el sentido común, el
folclore, la religión y la ideología.

Figura 4. Interpretación de la estructura y super estructura de la hegemonía

Fuente: elaboración propia.

Así, la hegemonía se entiende no solo como la supremacía que un Estado


ejerce sobre otro, sino como una supremacía capaz de convencer a sus
subordinados, de manera tal que conciban al mundo social como único, e
incluso deseable en términos de prosperidad y garantías de las condiciones
de reproducción de la vida. En este sentido, cabe aclarar que los medios de
comunicación situados en el seno de la sociedad civil, no cuentan con un
atributo exclusivo a la hora de construir hegemonía, sino que se encargan de
una promoción difusa y masiva de valores, en una suerte de claves de
interpretación de ciertas noticias y acontecimientos orientadas
intencionalmente a la audiencia. En el caso citado, el Grupo Clarín conserva
los intereses privados que pretenden ser “neutrales”, es decir, de alguna
manera, intentan traducirse como ingenuos y carentes de intencionalidad
cultural o política.  

Mientras que Gramsci propone su esquema interpretativo en torno a la


construcción de hegemonía, ofrece, casi simultáneamente, una salida a este
cerrojo sociológico, a través de una lucha hegemónica expresada bajo la
figura de posiciones, prolongada en una verdadera batalla cultural a través
de los medios; o bien, una manera directa y frontal, al estilo de la revolución
lenilista de octubre de 1917, con la toma del palacio de invierno, definida
como guerra de movimientos.

Para un análisis crítico de la cultura

La propuesta de Gramsci, a pesar de haber sido producida en la década del


‘30, resulta un encuadre teórico valioso y actual para el análisis crítico de la
cultura y de la ideología. Particularmente, el esquema teórico propuesto por
el autor nos permite analizar la construcción de consenso mediante el papel
de los intelectuales y el uso de material ideológico (como los medios masivos
de comunicación, por ejemplo), lo cual se constituye en un tema de debate
altamente presente en nuestra cotidianeidad. 

A continuación, ilustraremos, dentro del esquema teórico de Gramsci, lo que


atañe a este apartado: la función de consenso ejercida por la sociedad civil a
través del control del bloque ideológico. Sintetizamos, según explica Portelli
(1998), como el aspecto esencial de la hegemonía de la clase dirigente reside
en su monopolio intelectual, es decir, en la atracción que sus propios
representantes suscitan entre las otras capas de intelectuales. Esta
atracción termina por crear un bloque ideológico –o bloque intelectual- que
liga las capas intelectuales con los representantes de la clase dirigente.   

Te invitamos a ver el siguiente video que resume la propuesta de Antonio


Gramsci.

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Gramsci para principiantes (Canal encuentro - sin intro)


Gramsci para principiantes (Canal encuentro - sin intro)
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Fuente: Sáliche, L. (2018). Raymond Williams (1921-1988). Recuperado

dehttps://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/05/19/como-pensaba-raymond-williams-el-

intelectual-que-se-oponia-a-la-cultura-como-casa-de-te/

Raymond Williams y los estudios culturales

Figura 5. Raymond Williams (1921-1988)


Fuente: Sáliche, L. (2018). Raymond Williams (1921-1988). Recuperado de
https://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/05/19/como-pensaba-raymond-
williams-el-intelectual-que-se-oponia-a-la-cultura-como-casa-de-te/

Raymond Williams (1921-1988)

Nace en Gales el 31 de agosto de 1921 y es considerado el principal


referente de la Escuela de Birmingham o de Estudios Culturales. Tal como
otros intelectuales marxistas contemporáneos de las décadas de los años
‘50 y ‘60, comienza en al partido comunista, y luego, a partir de ciertas
diferencias con el sector ortodoxo, se aleja de este y se concentra en el
estudio de la cultura y en el desarrollo de una historia cultural. La perspectiva
marxista culturalista es uno de sus mayores aportes a la línea crítica, puesto
que pone en evidencia las implicaciones de la cultura en los procesos
históricos y en el cambio social (Karam, 2009).  

Desde el punto de vista de Raymond Williams, el motor del cambio social


está relacionado con la acción orientada por valores, por lo cual la cultura
está en su eje de análisis. Williams retoma los aportes de Gramsci y entiende
la cultura bajo la idea de consenso, propuesta por aquel autor, y se refiriere a
la hegemonía en términos de “una cultura en el más estricto sentido, pero
también entendida como vívida dominación y subordinación de clases
particulares” (Williams, 1980, p. 110).  
El axioma propuesto por Williams afirma que la cultura popular, es decir, los
modos de vida de las clases subalternas, son un aspecto decisivo para
entender las relaciones sociales. Por lo tanto, la comprensión de cualquier
relación social implica previamente la comprensión de la cultura en la cual
tiene lugar. Esto nos permite hablar de una sociología de la cultura. Además,
Williams aborda, como preocupación original, el arte. Su enfoque es crítico y
entiende la sociedad como distintas formas de distribución de poder. Entre
las distintas formas que observa está la economía, por ejemplo, pero
también otras más sutiles, tales como las diferencias de género, etnias e
identidades sexuales. La cultura es, entonces, la lente a partir de la cual
percibimos las relaciones de desigualdad de poder, y el objeto de la crítica
cultural debiera ser evidenciar dichas relaciones.  

Williams se enfoca luego en el hecho de la reproducción cultural, entendida


como mantenimiento o estabilidad de pautas culturales, y afirma que discutir
la reproducción cultural es sinónimo de discutir la reproducción social
(Williams, 1980). En el caso citado, la lucha entre el Grupo Clarin y el
kirchernismo, se plantea como una disputa en torno a aquellos valores y
noticias que serán consideradas como ciertas y capaces de convencer a la
sociedad civil acerca de las diferentes maneras de representación, así como
establecer quiénes serán los legítimos defensores de los valores civiles y
quiénes tendrán que abandonar sus pretensiones de poder. Al mismo
tiempo, recupera la idea de autonomía relativa de las manifestaciones
culturales, que depende de cuán cerca estén estas de las relaciones de
poder. A su vez, la autonomía de la producción cultural condiciona la
posibilidad de reproducción: a menor nivel de autonomía, mayor
reproducción social (Williams, 1980). Por ejemplo, los medios masivos de
comunicación poseerían menor autonomía relativa que ciertas áreas
minoritarias, ya que se encuentran afectados por las relaciones de poder
actuales. Las manifestaciones culturales que surgen en los medios, por su
escaso nivel de autonomía, no darían lugar a ruptura alguna.

Los estudios culturales latinoamericanos

La propuesta de los estudios culturales desembarca en América Latina y


adquiere diferentes orientaciones. Por este motivo, definir de lo que esta
línea implica no es una tarea sencilla. Catherine Walsh, referente clave de
esta perspectiva de pensamiento, se plantea por qué resulta necesario
hablar de la construcción o articulación de un campo y proyecto intelectual
denominado “estudios culturales” (Walsh, 2003, p. 12). La respuesta es que
los ejes sobre los que se sostiene este campo están vinculados a la
necesidad de pensar la producción simbólica en relación a la reproducción de
las desigualdades. En torno a ello, los estudios culturales son un espacio, un
marco teórico, crítico, pero también político, para dicha reflexión. 

La cultura ya no puede entenderse como el conjunto de costumbres o


valores. Tampoco puede ser el dominio de una sola disciplina o área de
conocimiento, o quedar aislada en la práctica y teoría de asuntos
económicos, sociales y políticos (Walsh, 2003). La propuesta de los estudios
culturales se sostiene en la observación de la relación entre la totalidad
social y los fenómenos culturales, y evidencia la manera en la que el
conocimiento está entretejido con el poder. Para Walsh, hoy podemos
entender el campo de los estudios culturales latinoamericanos como una
forma de pensamiento crítico renovado, que ya tuvo su desarrollo en las
décadas de los ‘60 y ‘70 a partir de la teoría de la dependencia (que
abordaremos más adelante), las teologías de la liberación, la investigación-
acción participativa y la pedagogía del oprimido (Walsh, 2003).  

Quienes se dedican a los estudios culturales latinoamericanos, como


revitalización del pensamiento crítico, consideran relevante comprender las
relaciones íntimas entre cultura, política y economía, así como otras formas
de conocimiento o epistemologías fronterizas (Mignolo, 2002), como las
promovidas por los movimientos indígenas y africanos. Desde esta
perspectiva, los estudios culturales resultan necesarios para problematizar
las relaciones de poder, la reproducción de las desigualdades y las
condiciones materiales de existencia en las cuales la cultura se entreteje.
Problemáticas que son locales, pero al mismo tiempo globales, reflejo de la
actual lógica del capitalismo tardío. A su vez, deben repensar las tendencias
dominantes en las universidades latinoamericanas de adoptar y reinstalar
perspectivas eurocéntricas (Lander en Walsh, 2003). 

La situación problemática señalada al comienzo de esta lectura, puede


presentarse como parte de las tensiones que son globales, pero encuentran
su correlato en la dimensión local, entre los intereses públicos y privados, que
expresan a su vez el poder político y el poder económico en el país y en la
región latinoamericana.
Catherine Walsh

Figura 6. Catherine Walsh

Fuente: FeSP-UGT (2016). Catherine Walsh. Recuperado de https://aulaintercultural.org/quien-


es-quien-en-interculturalidad/catherine-walsh/

Catherine Walsh

“Walsh es profesora principal y directora del doctorado en Estudios Culturales


Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar, con sede Ecuador,
donde también dirige el Taller Intercultural y la Cátedra de Estudios de la
Diáspora Afro-Andina” (Walsh, 2007,
https://serycosmos2013.files.wordpress.com/). Formó parte, desde sus
inicios, del proyecto Modernidad y Colonialidad, uno de los más importantes
colectivos de pensamiento crítico activos en América Latina durante la
primera década del siglo XXI, impulsado por los sociólogos Aníbal Quijano y
Edgardo Lander. Tiene una larga trayectoria acompañando procesos de los
movimientos indígenas y afrodescendientes en Abya Yala (denominación
kuna de América Latina). Ha realizado múltiples publicaciones relacionadas
a la matriz decolonial y a la interculturalidad. 

El problema no es simplemente la exclusión de los


afrodescendientes dentro de la construcción de “lo andino”, sino
y más significante, el impacto que esta exclusión ha tenido con
relación a la subjetividad, la identidad y el pensamiento y, por
ende, en el mantenimiento de lo que varios autores se han
referido como la colonialidad del poder, del saber y del ser que
aún se mantiene vigente. (Walsh, 2007,
https://serycosmos2013.files.wordpress.com/)

La colonialidad y la interculturalidad son, entre otras cuestiones,


problemáticas particulares de Latinoamérica que no pueden perderse de
vista ni neutralizarse. Por ello, el desafío estaría en demostrar cómo la
incorporación de las experiencias históricamente excluidas es fundamental
para lograr un conocimiento objetivo de los procesos culturales.  

Para sintetizar, diremos que el enfoque de los estudios culturales se


caracteriza por:

plantear estudios “no eurocéntricos”;

dar importancia al análisis histórico local;

estimar los valores asociados con las realizaciones tecnológicas y


su relación con otros valores.

¿Consideras que es necesario reactualizar el debate en torno a la


colonización y dependencia en términos de dominación cultural en
Latinoamérica? ¿Consideras que la visión marxista arroja luces para
comprender la realidad latinoamericana? ¿Conocías acerca de la ecología de
saberes y las epistemologías del sur?

cuaderno 18.pdf
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Figura 7. Epistemologías 

Fuente: Boaventura de Sousa, S. (2012). Epistemologías. Recuperado de


http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/cuaderno%2018.pdf

Figura 8. Epistemologías del sur


Fuente: Meneses, M. y Bidaseca, K. (2018). Epistemologías del sur. Recuperado de
http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20181124092336/Epistemologias_del_sur_2018.pdf
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

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https://www.abertzalekomunista.net/es/biblioteca-2/marxistas-
internacionales/gramsci-anto nio/294-cuadernos-de-la-carcel-
5politiche/quaderni-del-carcere 

Althusser, L. (s.f.). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Recuperado


de https://perio.unlp.edu.ar/teorias2/textos/m3/althusser.pdf 

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Recuperado de
http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/cuaderno%2018.pdf 

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FeSP-UGT  (2016). Catherine Walsh. Recuperado de


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García Ronda, D. (2020). Sinopsis de los libros publicados por el instituto


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Giménez Montiel, G.  (2005). Teoría y Análisis de la Cultura. México:


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en la obra de Raymond Williams. Estudios sobre culturas contemporáneas,
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Recuperado de https://www.eumed.net/rev/cccss/2019/09/hegemonia-
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http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20181124092336/Epistemologias_
del_sur_2018.pdf 
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https://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/05/19/como-
pensaba-raymond-williams-el-intelectual-que-se-oponia-a-la-cultura-como-
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Walsh, C. (2003). Estudios Culturales Latinoamericanos. Quito: Universidad


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