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GRAMSCI

En los años 20, nació un pensador italiano que estudio las formas de dominación en las
sociedades modernas, a esa forma de dominación la llamó Hegemonía y la definió como el
modo en que la clase dominante, somete a la clase proletaria.

La clase dominante ejerce el control social desde la economía y la política, pero este
pensador italiano plantea que además y fundamentalmente se ejerce desde la cultura.

Según él, la hegemonía se instala desde el sistema educativo, las instituciones religiosas y
los medios de comunicación (Radio, Televisión y Diarios). Además acuño el termino
Sociedad Civil e impuso el término de Intelectual Colectivo, fue a fines del siglo XX,
cuando la globalización intentó romper las fronteras comerciales y culturales para imponer
la hegemonía del llamado pensamiento único, fue en este momento cuando resurgieron con
fuerza las ideas de Antonio Gramsci.

El pensamiento de Gramsci se transformó en una herramienta fundamental para todos esos


movimientos que rechazaban el capitalismo, a más de 70 años de su muerte, estos
movimientos se siguen alimentando de sus ideas.

Antonio Gramsci nació el 22 de enero de 1891 en la isla de Cerdeña, al sur de Italia,


durante su adolescencia, se instaló en Turín, se afilió al Partido Socialista Italiano. Ingresó
a la Universidad, pero dejó sus estudios y se dedicó al periodismo donde se destacó por su
lucidez intelectual.

En 1917 cuando estalló la Revolución Rusa, Gramsci la apoyó con entusiasmo, e incluso
viajó la Unión Soviética, fue testigo privilegiado en la instauración del comunismo. La
revolución Bolchevique se apoyó en organizaciones campesinas y de obreros llamadas
Soviet.

Gramsci intentó aplicar en Italia el modelo Soviético, uniendo el obrero industrial del norte
con el campesino del sur, para llevar a la acción su pensamiento, ingresó a trabajar en la
fábrica Fiat, en Turin, con la participación de trabajadores socialistas y anárquicas, creó en
la empresa automotriz, los Consejos de Fábricas , siguiendo el modelos de los Soviet
Rusos.
Los Consejos de Fábricas fueron órganos políticos, cuyo objetivo máximo era lograr la
revolución proletaria.

Entre 1919 y 1920, la agitación obrera llegó a su máximo apogeo, una sucesión de huelgas
y protestas contra las patronales, configuraron lo que se llamó el Bienio Rojo. Como
consecuencia, las empresas prohibieron los Consejos de Fábricas. Los trabajadores
respondieron con una huelga general. Los empresarios alarmados por la situación, apelaron
a un líder político anticomunista de una fracción minoritaria llamado Benito Mussolini.
Entrará más tarde como el principal protagonista del capítulo más horrible de la historia de
Italia. Mussolini tenía su propia fuerza de choque llamada los fascios, de donde más tarde
saldrá la palabra fascistas. Con sus camisas negras había participado en numerosos
episodios de violencia y agresión contra sus adversarios políticos, especialmente
comunistas y socialistas. Mussolini sometió por la fuerza a los líderes de izquierda.

A partir de estos episodios, las arengas revolucionarias de Gramsci se hicieron más


extremas, en noviembre de 1925 fue detenido, luego juzgado y condenado a 20 años de
cárcel. Los cargos fueron actividad conspirativa, apología del delito e incitación al odio de
clase.

El fiscal fascista que lo condenó, lo resumió en la frase: “debemos impedir funcionar a este
cerebro” ese era el objetivo, nunca lo lograron. A partir de ese momento se convirtió en uno
de los presos políticos más célebres de la historia. Justamente en esos años de encierro,
escribió en unos cuadernos que le permitieron tener en la celda. Esas anotaciones fueron
conocidas luego, como Los Cuadernos de la Carcel, en más de 3000 páginas Gramsci
describe su visión del mundo y propone mecanismos para cambiar la realidad.

Según su perspectiva, en toda sociedad de clase, hay relaciones de fuerza que son
cambiantes. Al igual que Marx, Antonio Gramsci cree que filosofía y política están unidas
en el accionar de un sujeto social colectivo: El proletariado.

El objetivo de la revolución es transformar las instituciones y las relaciones sociales,


también debe cambiar a los hombres, porque la revolución debe ser una gran reforma
intelectual y moral.
Pero para ello es necesario contrarestar la cultura hegemónica. Pero ¿qué es la Hegemonía?
Tradicionalmente, el concepto de hegemonía se refiere al predominio de un grupo, clase
social, Estado o Institución sobre otro, de su mismo tipo.

Gramsci usa este concepto, para entender como las clases dominantes ejercen su poder en
la sociedad y plantea que la Hegemonía es una imposición de tipo cultural. Las clases
dominantes imponen su idea de sociedad a las clases oprimidas. Su visión del mundo se
impone sobre las demás.

La hegemonía se instrumenta a través de la educación, la religión y los medios de


comunicación. Lo que el llama la Sociedad Civil. Además de una sociedad civil
comprometida, toda revolución dice Gramsci necesita de condiciones objetivas y subjetivas
para materializarse. Cuando los actores sociales reconocen los problemas comunes y se
ponen de acuerdo en las soluciones, se están creando las condiciones subjetivas para una
revolución. Las condiciones objetivas, en cambio las provee la crisis del capitalismo,
desocupación, miseria, desplazados del sistema. Pero además, para que exista una
revolución, es necesario que exista un revolucionario, el sujeto revolucionario es un sujeto
colectivo, este sujeto colectivo, o sea, la clase trabajadora genera otra idea hegemónica que
transforma a la sociedad y que a la vez influye y transforma al individuo.

Esto lleva a otro concepto fundamental de Gramsci, la filosofía de la Praxis. No se puede


separar al sujeto del objeto, tampoco el ser, del pensar y el hacer. La praxis es el territorio
donde se unen la idea y la acción. La Praxis revolucionaria, propone una idea de
contrapoder, pero esta idea necesita de una filosofía contra-hegemónica. La Contra-
hegemonía es la idea de sociedad de las clases sometidas que confronta con la hegemonía
de la clase dominante. Para la filosofía de la praxis, de todas las formas de prácticas, la más
alta es la revolución. Por eso el marxismo es una filosofía de la revolución.

Antonio Gramsci murió luego de una larga enfermedad, el 27 de abril de 1937, con tan solo
46 años.

Los 32 cuadernos de la cárcel, contienen reflexiones y apuntes elaborados durantes sus años
de reclusión.
Es un testimonio lúcido y duradero, que aún sobrevive en los multipples movimientos de
resistencia político culturales en todo el mundo.

A fines del siglo XX, las manifestaciones contra la globalización capitalista vieron emerger
a la sociedad civil y sus ideas Contrahegemónicas.

Sindicatos, trabajadores desocupados, estudiantes, campesinos, indígenas, feministas,


ecologistas y minorías sexuales. Estos movimientos, cada uno con sus reivindicaciones son
continuadores del pensamiento de Antonio Gramsci.

Gramsci propuso actuar con el optimismo de la voluntad, porque el socialismo es


esperanza, su vida y su lucha están marcadas por su férrea convicción de que el mundo es
como es, pero que también puede ser de otra manera y esa es la misión, cambiarlo.

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