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aproximaciones y (re)lecturas
desde América Latina
Antonio Gramsci:
aproximaciones y (re)lecturas
desde América Latina
Hernán Ouviña
(coordinador)
Presentación 7
Gramsci y el fascismo 73
Dario Clemente
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A lo largo del libro, se hace uso de la edición crítica de los Cuadernos de la cárcel
a cargo de Valentino Gerratana, tanto en su versión original italiana como en la
traducción al castellano publicada por la Editorial Era en México en 6 volúmenes.
En el primer caso (Gramsci, A., Quaderni del carcere, a cura di V. Gerratana, 4
voll., Einaudi, Torino, 1975), son citados con la letra Q, seguida por el número de
parágrafo y el número de página, mientras que para el segundo se apela al año de
edición de acuerdo al tomo y número de página correspondiente.
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Referencias bibliográficas
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Gramsci y el “bienio rojo”: consejos de fábrica,
política prefigurativa y cultura proletaria en tiempos
del optimismo de la voluntad
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La fecha elegida para salir a la calle distaba de ser trivial. Exactamente un año
atrás, en un artículo publicado en Il Grido del Popolo, Gramsci había expresado
que lejos de ser un día de “protesta por las ocho horas”, constituía un momento
de la vida mundial, “una anticipación, en la actualidad, de lo que deberá ser la
vida de la sociedad futura”. Véase “Primo maggio 1918”, en Gramsci (1982).
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Podríamos incluso aventurar que Gramsci esboza aquí por primera vez la función
educativa de lo que en los Cuadernos de la cárcel denominará el “Estado ético”.
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Si bien no hay un total acuerdo en torno a las cifras alcanzadas por la produc-
ción autogestiva, varios autores aseveran que en algunas fábricas, como en las
oficinas mecánicas de Savigliano, la producción llegó a ser superior a la existente
en tiempos normales, y la gran empresa fiat-Centro produjo durante el período
de ocupación una media de treinta y siete automóviles por día. Al respecto, véase
Del Carria (1970) Spriano (1964) y Cammett (1974).
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También merece destacarse la atención que atrajo en Gramsci el trabajo del
norteamericano Daniel de León como teórico y organizador de los consejos obre-
ros. Para una reconstrucción de su pensamiento y un análisis de su resonancia en
el joven Gramsci ordinovista, véase el dossier dedicado a su figura en la revista
Problemi del Socialismo, titulado “Daniel de León e l’unione industriale”, n. 273,
agosto de 1971, Milano.
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Cercano a las tesis de Rosa Luxemburgo, Gramsci manifiesta que “la organiza-
ción se construye por espontaneidad, no por la arbitrariedad de un ‘héroe’ que se
impone con la violencia” (Gramsci, 1998b, p. 50).
6
Esta posición era contraria a la de Amadeo Bordiga, dirigente del ala “abstencio-
nista” del psi y editor del periódico Il Soviet, para quien tal como analizaremos en
el siguiente apartado, los consejos de fábrica, en tanto que órganos técnico-econó-
micos de gestión de la producción, sólo serían útiles después de la toma del poder.
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hay que conciliar las exigencias del momento actual con las
exigencias del futuro, el problema del ‘pan y la manteca’
con el problema de la revolución, convencidos de que en el
uno está el otro, que en el más está el menos, que las insti-
tuciones tradicionales se refuerzan en las nuevas institucio-
nes, solamente en las cuales, sin embargo, se encuentra el
resorte para desarrollar la lucha de clases que debe alcanzar
su fase máxima en la dictadura proletaria que debe supri-
mirla (Gramsci, 1991b, p. 61).
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los soviets del futuro deben tener su génesis en las secciones loca-
les del partido comunista. Estos tendrán dispuestos los elemen-
tos que, inmediatamente después de la victoria revolucionaria,
han de ser propuestos a la elección de las masas electorales
proletarias para constituir los consejos de delegados obreros
locales (Bordiga, 1975b, p. 92. Las cursivas son nuestras).
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En un texto anterior a este, Bordiga se declaraba partidario “de una sistema
de representación diferenciado claramente en dos redes: económica y política”,
lo que redunda a la vez en dos funciones distintas como son “la tarea económi-
co-técnica y la tarea política de la representación soviética. Para las funciones
económicas cada fábrica tendrá su consejo de fábrica elegido por los obreros”,
mientras que “en cuanto a la función política, es decir, para la formación de los
órganos de poder centrales y locales, las elecciones de los consejos proletarios se
harán sobre listas en las cuales —excluidos rigurosamente los burgueses, o sea,
aquellos que de algún modo viven del trabajo ajeno— figurarán todos los proleta-
rios con el mismo derecho” (Bordiga, 1975b, pp. 90-91).
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“Hemos demostrado que la conquista del Estado, por parte de los proletarios,
ocurrirá sólo cuando los obreros y campesinos hayan creado un sistema de ins-
tituciones estatales capaces de sustituir las instituciones del Estado democráti-
co-parlamentario” (Gramsci, 1970, p. 266).
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Claro está que para llevar a cabo esta tarea prefigurativa tan
ardua, es preciso también entender que la disciplina colectiva
y la responsabilidad individual no pueden ser pensadas como
características propias de la sociedad capitalista, sino que de-
ben ser cualidades a construir subjetivamente durante el pro-
ceso transicional, aunque desde ya a partir de una perspectiva
contraria a la lógica de imposición externa y el conformismo me-
cánico inherentes al orden burgués dominante. Esta labor cons-
tructiva que abarca todas las dimensiones de la vida social, nos
dice Gramsci, debe ser efectuada desde el presente, a partir de
la realidad concreta en la que se piensa y actúa, de forma tal que
se puedan ir prefigurando, en el día a día y de manera progresi-
va, las relaciones sociales propias de la sociedad futura.
Tal como señala Mabel Thwaites Rey (1994), lejos de confi-
gurar una forma introducida desde “afuera” y desde “arriba”,
los consejos eran en la convulsionada Italia de posguerra una
realidad efectiva, creada por los trabajadores mismos en sus
fábricas. Constituían formas prácticas, reales, de organización
democrática y de base, ya existentes, y no un invento o un de-
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Resulta sintomático que salvo John Cammett (1974) y, más recientemente, Ce-
sare Bermani (2007) y Carlo Angelino (2014), casi ninguno de los intérpretes del
pensamiento de Antonio Gramsci haya reparado en esta notable influencia tanto
de Lunacharsky como de Bogdanov y —en un plano más general— del Proletkult
ruso. Consideramos que dicha omisión ha sido en buena medida deliberada, y se
ha debido, entre otros factores, al trágico desencuentro que se produjo, en parti-
cular durante la década del veinte, entre esta original corriente político-cultural y
el “leninismo” en sus diversas encarnaduras.
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Cabe mencionar otros dos artículos en donde Gramsci reivindica tanto la expe-
riencia del Proletkult como la figura emblemática de Lunacharsky. En “Cronache
di cultura”, publicado en la edición piamontesa de Avanti! a mediados de 1920,
expresa que la revolución proletaria no puede ser sino “una revolución total”, por
lo que no alcanza con la instauración de un nuevo modo de producción y de dis-
tribución, si en paralelo no se aboga por “la formación de nuevas costumbres, de
una nueva psicología, de nuevos modos de sentir, de pensar, de vivir” (Gramsci,
1987b). Asimismo, en diciembre de 1920 insistirá en su columna titulada “Cro-
nache dell’ ‘Ordine Nuovo’” en la necesidad de una transformación integral que
tenga a la dimensión cultural y educativa como eje directriz: “El movimiento de
Cultura Proletaria, en el significado revolucionario que a esta expresión ha dado
en Rusia el compañero Lunacharsky y en el Occidente Henri Barbusse, tiende a
la creación de una civilización nueva, de nuevas costumbres, de nuevos hábitos de
vida y de pensamiento” (Gramsci, 1987c).
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En efecto, como dirá en otro texto posterior, “es evidente que ni la toma del poder
político, ni la conquista del dominio económico del país pueden durar si el pueblo
no adquiere al mismo tiempo una educación adecuada” (Lunacharsky, 1972, p. 43).
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Como antecedentes prácticos de estas iniciativas podemos destacar a las es-
cuelas de partido impulsadas entre 1909 y 1911 en la isla de Capri y la ciudad de
Bologna (ambas, casualmente, en territorio italiano) por Alexander Bogdanov,
en la que participarán también como expositores Máximo Gorki y el propio Lu-
nacharsky. Aunque el joven Gramsci no mencione explícitamente a Bogdanov
en sus escritos, cabe establecer una estrecha “afinidad electiva” entre ambos, en
cuanto a su afición por anticipar la cultura y la educación proletaria en el presente.
Para una recuperación de su pensamiento véase Jutta Scherrer (1981) “Bogdanov
y Lenin: el bolchevismo en la encrucijada”, en Historia del marxismo. Tomo V,
Editorial Bruguera, Madrid.
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A modo de balance, Gramsci afirmará por aquel entonces que “la huelga gene-
ral de Turín y del Piamonte chocó contra el sabotaje y la resistencia de las orga-
nizaciones sindicales”, poniendo de manifiesto “la urgente necesidad de luchar
contra todo el mecanismo burocrático de las organizaciones sindicales, que son el
más sólido apoyo para la labor oportunista de los parlamentaristas y de los refor-
mistas, labor tendiente a la sofocación de todo movimiento revolucionario de las
masas trabajadoras” (Gramsci, 1998s, p. 82).
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Referencias bibliográficas
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Expresada en la posición claudicante que tanto los socialdemócratas de derecha
(partidarios de Filippo Turati), como los de la tendencia de la izquierda “unitaria” (li-
derados por Giacinto Menotti Serrati) tuvieron durante este proceso insurreccional.
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Javier Alfredo Rodríguez
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volución: tensiones, conflictos y confrontaciones de la
Segunda Internacional a la Internacional Comunista
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El V Congreso de la ait se celebró entre el 2 y el 7 de septiembre de 1872 en La
Haya (Países Bajos).
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Fundada el 15 de septiembre de 1872, la Internacional de Saint-Imier tomó su
nombre de la ciudad suiza en donde se celebró su congreso fundacional.
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Ingleses y franceses convocaron a una reunión para resolver la situación. La mis-
ma terminó teniendo lugar en Berlín, y su organizador y animador fue el canciller
del Imperio Alemán, Otto von Bismarck. A la misma asistieron representantes de
los imperios británico, francés, español, belga, portugués y otomano, además de
la presencia de rusos, austro-húngaros, holandeses, daneses, suecos, noruegos y
estadounidenses.
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Proscripto desde 1878, en el año 1890, el Partido Socialdemócrata Alemán (spd)
recuperó la legalidad, obteniendo más de 1.400.000 votos y 35 diputados en el
Reichstag. En 1899, el socialista Alexandre Millerand fue designado Ministro de
Comercio e Industria del gobierno francés.
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El alemán Eduard Bernstein (spd) planteó en Las premisas del socialismo y las
tareas de la socialdemocracia (1899) que “en los últimos años el movimiento social-
demócrata ha hecho considerables progresos en casi todos los países civilizados
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[…] Aun cuando fuera muy prematuro pretender concluir de este hecho que es-
tamos ya en vísperas de la victoria definitiva del socialismo, sin embargo, teniendo
en cuenta la amplia difusión del pensamiento socialista y de sus fenómenos co-
rrespondientes en la producción, el comercio, la vida profesional y el movimiento
obrero, es posible concluir que nos acercamos a pasos agigantados al momento
en que la socialdemocracia se vea obligada a modificar su punto de vista, que es
todavía esencialmente crítico, en el sentido de plantear algo más que reivindica-
ciones salariales de protección del obrero y otras similares, proponiendo reformas
positivas. En los países más adelantados nos hallamos en la antesala, si no de la
´dictadura´ por lo menos de una influencia muy decisiva de la clase obrera, o bien
de los partidos que la representan; por esta razón no es ocioso examinar las he-
rramientas intelectuales con las que afrontamos esta época. La socialdemocracia
moderna se enorgullece de haber superado teóricamente el utopismo socialista, e
indudablemente con razón, en la medida en que entra en consideración la elabo-
ración de un modelo del estado futuro”.
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En su escrito Reforma o Revolución de 1899, la polaca Rosa Luxemburgo res-
pondió a los posicionamientos de Bernstein que “[t]oda su teoría se reduce, en la
práctica, al consejo de abandonar la revolución social, el fin último de la socialde-
mocracia, y convertir las reformas sociales, de medio de la lucha de clases en fin de
la misma. El propio Bernstein ha formulado del modo más exacto e incisivo sus
opiniones al escribir: ‘El objetivo último, sea cual sea, no es nada; el movimiento lo
es todo’. Pero el fin último socialista es el único aspecto decisivo que diferencia al
movimiento socialdemócrata de la democracia burguesa y del radicalismo burgués,
es lo único que transforma el movimiento obrero, de chapuza inútil para salvar el
orden capitalista en lucha de clases contra ese orden y para conseguir su abolición;
de este modo, la cuestión reforma o revolución en el sentido bernsteiniano se con-
vierte, para la socialdemocracia, en una cuestión de ser o no ser. Es preciso que todo
el mundo en el partido vea con claridad que el debate con Bernstein y sus partida-
rios no es sobre una u otra forma de lucha, o sobre una u otra táctica, sino que está
en juego la existencia misma del movimiento socialdemócrata”.
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De hecho, el spd alemán declaraba, en la misma fecha “como el socialismo au-
mentará las fuerzas productivas del mundo y elevará todas las personas al más alto
nivel cultural, el Congreso no rechaza, por principios, cualquier política colonial,
ya que, en el socialismo puede tener un efecto civilizatorio”. Jules Destrée del Par-
tido Obrero Belga expuso en el parlamento en 1908, al momento de establecer al
Congo como colonia belga, que “sin los bienes coloniales, la economía belga se
detendrá. La tarea de los socialistas es llevar a cabo una política colonial con un
mínimo de atrocidades”.
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El 4 de Agosto, al momento de establecer la posición del spd, Hugo Haase,
uno de sus principales referentes, planteó “ahora nos enfrentamos con la realidad
brutal de la guerra y los horrores de las invasiones enemigas. No tenemos que
decidir ahora si estamos a favor o en contra de la guerra, sino sobre la cuestión de
la financiación para la defensa del país. Ahora debemos pensar en los millones de
compatriotas que, sin saberlo, se encuentran inmersos en esta catástrofe. Son ellos
los que se ven más afectados por los estragos de la guerra […] Para nuestra nación
y un futuro de libertad, una victoria sobre el despotismo ruso, manchado con la
sangre de su propio pueblo, significará muchas cosas, significará todo. Debemos
asegurarnos que este peligro se evite, que protejamos la cultura e independencia
de nuestro país. A la hora del peligro, no vamos a permitir que nuestro país se re-
tire […] Guiados por estos principios, estamos de acuerdo con los presupuestos
de guerra necesarios”. Al mismo tiempo, Emile Vandervelde, secretario general
del Partido Obrero Belga y Presidente de la Oficina Socialista Internacional de
la ii Internacional dijo frente al parlamento belga, respecto de sus respectivos
créditos de guerra “Esta es una guerra santa por los derechos, la libertad y la
civilización, por el derecho de los pueblos a la libre determinación […] La civili-
zación se salvará el día que la Alemania de terratenientes, militares profesionales
y fabricantes de armas de fuego sea derrotada”.
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Abreviatura del ruso Kommunistícheskiy internatsional.
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Particularmente, el punto 17 de las tesis establece: “En lo que se refiere al
Partido Socialista Italiano, el segundo Congreso de la iii Internacional considera
sustancialmente justas las críticas al partido y las propuestas prácticas publicadas
como propuestas al Consejo Nacional del Partido Socialista Italiano, en nombre
de la sección turinesa del mismo partido, por la revista L’Ordine Nuovo del 8 de
mayo de 1920. Estas críticas y propuestas corresponden plenamente a todos los
principios fundamentales de la iii Internacional”.
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Tesis del iv Congreso Mundial de la Internacional Comunista.
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Dentro del psi existía un grupo con cierto peso denominado terzini, quienes se
declaraban leales a los postulados de la iii Internacional.
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Referencias bibliográficas
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Dario Clemente
Gramsci y el fascismo
Introducción
1
Se trató de una oleada revolucionaria de huelgas, ocupaciones de fábricas y
formación de consejos de obreros y campesinos según el modelo soviético que
tuvo como epicentro la ciudad de Turín y en la que Gramsci desempeñó un pa-
pel destacado. Fue similar a los levantamientos obreros en Alemania, Hungría y
otros países después de la primera guerra mundial. Condujo a la constitución del
Partido Comunista de Italia en 1921. Sin embargo, su derrota abrió el camino a
la contrarrevolución fascista.
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Entre el 27 y el 29 de octubre de 1922 Mussolini guía decenas de miles de “ca-
misas negras” hacia la capital italiana, amenazando con desatar una guerra civil
si se les cerrara el paso. El rey Víctor Manuel ii renuncia a usar el ejército para
reprimir la concentración fascista y encarga Mussolini de formar un gobierno
como primer ministro.
3
Las elecciones de 1924 se desarrollan en un marco de extrema violencia contra
los opositores causado por el accionar de las bandas fascistas. El resultado, in-
fluenciado por los efectos de la “ley Acerbo”, premia el Partido Nacional Fascista
con el 65% de los votos.
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Giovanni Giolitti fue primer ministro en reiteradas ocasiones a partir de la última
década del siglo xix. Exponente de la la sinistra storica, la izquierda burguesa insti-
tucional, encarnó, en la fase previa al ascenso del fascismo, la renuncia de las clases
dominantes italianas a una dictadura directa y sangrienta en pos de un programa
de cooptación y hegemonía que favoreciera los socialistas moderados por medio de
políticas reformistas, apuntando a la “parlamentarizaciòn del conflicto”.
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El monte Aventino es una de las siete colinas donde se construyó la antigua ciudad
de Roma. En el 449 d.C. fue teatro de una de las secessio plebis, retiradas de la plebe
romana de la ciudad para exigir paridad de derechos con los patricios. En 1924 la
asamblea de diputados y senadores antifascistas se reúne simbólicamente allí.
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La intervención del “Duce del fascismo” parece desactivar exitosamente esa
“oposición moral” —más eficaz que cualquier oposición política— que se había
acrecentado en el país a raíz del asesinato de Matteotti. Sin embargo, “No volver
a mencionar el asunto, no significaría en absoluto que treinta y nueve millones de
italianos se olviden de él”. El proceso Matteotti se mantendrá como “una herida
en el flanco del régimen”, y Gramsci traza un posible paralelo, con las debidas
diferencias, con el caso Dreyfus en Francia y sus consecuencias para la sociedad y
el Estado (Gramsci, [1924] 1979k, p. 173).
7
A lo largo de 1926, se aprobaron en rápida sucesión la destitución de los par-
lamentarios “aventinianos”, la reintroducción de la pena de muerte, prisión y
tribunal especial para crímenes políticos, la abolición del derecho de huelga y
reunión, la abolición de los partidos políticos y de los sindicatos excepto el Par-
tido Nacional Fascista y las “corporaciones” fascistas, la abolición de la prensa
antifascista, la institución de “podestá” en lugar de los alcaldes electos.
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No tiene que confundirse el corporativismo fascista —el modelo autoritario de
“economía programática” y planificada erguido alrededor de las corporaciones
fascistas, sindicatos paraestatales organizados por ramas de producción— y su
aspiración hegemónica con el “momento económico corporativo” mencionado
en otros capítulos de este libro (ver L’Huillier y Ouviña, en este mismo volumen)
como nivel anterior al momento “ético-político” y a la conquista de una “voca-
ción de dirección hegemónica sobre el conjunto de grupos o clases subalternas”.
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Nos referimos al debate que se da en la Internacional Comunista alrededor de
esta coyuntura entre posiciones “estabilizacionistas” y “catastrofistas”. El diag-
nóstico discordante de Gramsci se funda, también, en una divergencia con la
línea política a ser adoptada. Mientras que en el período 1928-1930 la Internacio-
nal Comunista vira hacia la táctica de “clase contra clase”, Gramsci se mantiene
fiel a la línea del frente único (Portantiero, 1981, p. 96). Para una reconstrucción
del adviento de la Tercera Internacional, ver Rodríguez en este mismo volumen.
Para un análisis de la crítica de Gramsci al determinismo mecánico o catastrofista,
ver L’Huillier y Ouviña en este mismo volumen.
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El esfuerzo de “fascistización” de los italianos y las italianas es llevado adelante
por la dictadura fascista por medio de la creación de un sinnúmero de institucio-
nes sociales, culturales y sindicales que encuadran la población desde la infancia
y juventud (Opera nazionale balilla) hasta la vejez.
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Para un análisis de la identidad entre el concepto de “revolución pasiva” y la
“guerra de movimientos”, así como de la relación de ambas con el fascismo y el
corporativismo, ver el capítulo de Agustín Artese en este mismo volumen.
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Para una interpretación acerca de la revolución pasiva como mecanismo de
recomposición de la dominación burguesa y de absorción constante del desafío
obrero inherente al Estado capitalista, ver Artese en este mismo volumen.
13
Para una reconstrucción de la relación entre Gramsci, Marx, Maquiavelo y la
fundación de una “nueva ciencia de la política”, ver L’Huillier y Ouviña en este
mismo volumen.
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Referencias bibliográficas
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Para la necesidad de explorar la “expansión” del concepto de partido político
en Gramsci más allá de la forma “clásica” de institución o aparato burocrático,
ver L’Huillier y Ouviña en este mismo volumen.
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Gramsci, A. [1925] (1979m) “Después del discurso del 3 de enero”. En
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dario clemente
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Hernán Ouviña
Estrategia revolucionaria y traducción del marxismo
en el Gramsci dirigente político (1921-1926)
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Tal como recuerda Franco Livorsi, Filippo Turati, en una carta pública fechada
el 26 de abril de 1921, expresa lo siguiente: “no caigan en la provocación, no den
pretextos, no respondan a las injurias, sean buenos, sean santos. Lo fueron por
milenios, séanlo nuevamente. Toleren, compadezcan, perdonen también”. Y has-
ta el supuesto no reformista Secretario del psi, Bacci, durante su intervención en
el xviii Congreso del partido el 10 de octubre de 1921 manifestará que frente a la
violencia fascista “sugerimos la resistencia pasiva” (Livorsi, 1976, p. 199).
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Décadas más tarde, será el propio Palmiro Togliatti quien reconozca esta actitud
sectaria del pcd’i: “La decisión de no participar en el movimiento de los ‘Arditi
del popolo’ que fue tomada en los primeros meses de 1921, cuando este movi-
miento apenas aparecía en la escena política, fue un serio error de esquematismo
sectario: los comunistas debían tener sus propias formaciones de resistencia y no
mezclarse con las otras, esto es, renunciar, de hecho, a ser fermento o guía de una
gran movimiento de masas. Muchos fueron contrarios a esta línea de conducta,
pero no lo dijeron” (Togliatti, 1984, p. 23).
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“La asistencia a los desocupados y la acción en defensa de los mismos —afirma
Gramsci en uno de los apartados de esta resolución— es estrictamente clasista,
porque tiende a impedir el aislamiento del obrero y del campesino, su alejamiento
de los compañeros que tienen la suerte de trabajar. He aquí las exigencias pre-
sentadas por los comunistas como esenciales para la acción sindical: mantener
la ligazón entre desocupados y quienes no lo son; buscar que en el terreno de la
oferta de la mano de obra no se libre sólo una serie de duelos ‘singulares’ entre el
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Curiosamente, al mencionar algunos de los países “extranjeros” a los que refiere
su reflexión autocrítica, Lenin alude solamente a Italia. Es probable que el líder
bolchevique haya tenido la oportunidad de conversar con Gramsci —conocedor
en profundidad del problema de la traducibilidad idiomática, pero en especial fi-
losófica y política— en territorio ruso, acerca de estos dilemas de la tensión-com-
plementariedad entre la tendencia hacia la universalización propia de toda teoría,
y lo situado y excepcional de los proyectos revolucionarios históricos desplegados
en cada realidad concreta.
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El 26 de octubre de 1926, Gramsci acusa recibo de la carta (escrita el 18 de
octubre) en la que Togliatti justifica su negativa a entregar la misiva. En ella, luego
de tildar a su razonamiento de estar “viciado de ‘burocratismo’”, le expresa que
el deber de ambos es “apelar a la conciencia política de los compañeros rusos y
advertirles enérgicamente sobre los peligros y las debilidades a que los exponen
sus actitudes”, concluyendo que “haríamos un pobre papel de revolucionarios
irresponsables si permaneciésemos pasivos antes los hechos consumados, justifi-
cando a priori su carácter inevitable” (Gramsci, 1998d, p. 301-303).
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En rigor, el escrito es titulado por Gramsci Note sul problema meridionale e
sull’atteggiamento nei suoi confronti del comunista, del socialista e dei democra-
tici, aunque el primer editor que lo publica en Lo Stato operaio Número 1 en
enero de 1930, lo renombra “Alcuni temi della questione meridionale”. Para una
reconstrucción crítica de este ensayo, puede consultarse a Biscione (1990) y Giasi
(2008).
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Ya en los Cuadernos de la cárcel, Gramsci ironiza respecto de los enormes prejui-
cios internalizados por los trabajadores del norte de Italia, quienes participaban
de forma inconsciente e indirectamente de esa situación de opresión, reificando
la concepción del mundo de las clases dominantes, verdaderos beneficiarios de
esta lógica colonial: “la miseria del Mezzogiorno fue ‘inexplicable’ históricamente
para las masas populares del Norte; éstas no comprendían que la unidad no se
daba sobre una base de igualdad sino como hegemonía del Norte sobre el Mez-
zogiorno, en una relación territorial de ciudad-campo, esto es, en que el Norte
era concretamente una ‘sanguijuela’ que se enriquecía a costa del Sur y que su
enriquecimiento económico tenía una relación directa con el empobrecimiento
de la economía y de la agricultura meridional. El pueblo de la Alta Italia pensaba
por el contrario que las causas de la miseria del Mezzogiorno no eran externas
sino sólo internas e innatas a la población meridional, y que dada la gran riqueza
natural de la región no había sino una explicación, la incapacidad orgánica de sus
habitantes, su barbarie, su inferioridad biológica. Estas opiniones muy difundidas
sobre ‘la pobreza andrajosa napolitana’ fueron consolidadas y teorizadas por los
sociólogos del positivismo que les dieron la fuerza de ‘verdad científica’ en un
tiempo de superstición en la ciencia” (Gramsci, 1999, p. 396). Para dimensionar
lo generalizado de esta concepción racista a escala europea, basta con mencionar
un hecho “científico” acontecido en 1882 en París en la Sociedad de Antropolo-
gía. Allí, prestigiosos investigadores se formulan una pregunta: “¿Son inteligentes
los sardos?”. La respuesta, tras realizar un denodado trabajo de campo en la Isla y
examinar gran cantidad de cráneos humanos, es lapidariamente negativa (d’Orsi,
2017, p. 17).
8
Potente categoría teórico-política que será desarrollada, décadas más tarde, por
una pléyade de marxistas negros, entre los que cabe mencionar a Cedric J. Ro-
binson y W. E. B. Dubois, y luego por teóricos latinoamericanos explícitamente
influidos también por Gramsci, como Pablo González Casanova, Rodolfo Staven-
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Giovanni Semeraro
El principio educativo de Gramsci en la
creación de una nueva civilización1
1
Traducción del portugués a cargo de Diego Ferrari.
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Referencias bibliográficas
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Francisco L’Huillier y Hernán Ouviña
Maquiavelo, Marx y la ciencia (de la) política.
Apuntes en torno a la hegemonía y el poder
como relación de fuerzas
1
Durante esos trágicos años en los que se vio imposibilitado de escribir, logró volcar
en numerosas epístolas sus inquietudes intelectuales y afectivas. En una de ellas,
redactada en la cárcel de Milán en marzo de 1927, comparte su obsesión filosófi-
co-política, escribir algo que pueda perdurar en el tiempo y que trascienda la co-
yuntura inmediata. Allí dirá: “Mi vida siempre transcurre con la misma monotonía.
Hasta el estudio resulta muchísimo más difícil de lo que parece. Recibí algunos li-
bros y realmente leo mucho —más de un volumen por día, además de los diarios—
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m a q u i av e l o , m a r x y l a c i e n c i a (de la) política
pero no es a esto que quiero referirme. Es a otra cosa: me obsesiona —supongo que
es éste un fenómeno propio de los presos— la idea de que debería hacer algo “für
ewig”, para la eternidad, de acuerdo con un concepto goethiano que según recuer-
do atormentó mucho a nuestro Pascoli. En una palabra: quisiera ocuparme intensa
y sistemáticamente, de acuerdo con un plan preconcebido, de alguna materia que
me absorba y centralice mi vida interior (Gramsci, 2003, p. 70).
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De acuerdo a la datación cronológica que realiza Gianni Francioni (1984), este
Cuaderno fue escrito enteramente en la Cárcel de Turi, entre abril de 1932 y
noviembre de 1933. En él Gramsci retoma, pule y amplía un conjunto de notas
precedentes, así como temáticas abordadas en otros Cuadernos como el 4 y el 8.
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Siguiendo la interpretación que postula en Los usos de Gramsci, buena parte del
corpus gramsciano es directamente pertinente para interpretar (e intentar trans-
formar) la realidad de América Latina. Si bien se la ha considerado una teoría
de la revolución en Occidente, identificándose con los países capitalistas euro-
peos “avanzados”, sin embargo, la sociedad que Gramsci estudia en profundi-
dad (Italia), constituye una típica sociedad del llamado capitalismo periférico. “Si
éste es el terreno histórico sobre el cual Gramsci colocó sus reflexiones —afirma
Portantiero—, ellas estarían más cerca de cierto tipo de sociedades latinoame-
ricanas actuales, que de las formaciones sociales del capitalismo contemporá-
neo más avanzado y maduro”. Desde esta óptica, gran parte de las sociedades
latinoamericanas serían sociedades complejas pero desarticuladas, con una
dinámica de configuración socio-económica tardío-dependiente y una estatalidad
tendiente a ostentar un poder de reserva y una autonomía capaz de generar ini-
ciativas en una clave mucho mayor que la propia sociedad. Esto implica “la exis-
tencia de dos grandes tipos de sociedades occidentales”, un Occidente central
(el que refiere a un capitalismo “maduro y avanzado”) y un Occidente periférico
(donde entrarían las realidades de Italia, España, Polonia y Portugal, abordadas
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m a q u i av e l o , m a r x y l a c i e n c i a (de la) política
explícitamente por Gramsci, pero también las de países como Argentina, Chile,
Uruguay, México y Brasil, o incluso Bolivia).
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De acuerdo a Valentino Gerratana, si bien la expresión no se haya literalmente en
los escritos de Sorel, ella está vinculada al concepto de “mito”, y es probable que
Gramsci tuviese presente un pasaje de la Introducción a Reflexiones sobre la violen-
cia, donde se postula que “no hay que tratar de analizar esos sistema de imágenes,
tal como se descompone una cosa en sus elementos, sino hay que tomarlos en bloque
en cuanto fuerzas históricas” (Gramsci, 1981, p. 440. Las cursivas son nuestras).
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Tal como afirma Carlos Nelson Coutinho, “incluso cuando trabaja con la política
stricto sensu, Gramsci no es un ‘politólogo’: él sabe que la esfera de la política está
sometida a la totalidad histórica, siendo imposible entender adecuadamente lo que
en ella ocurre sin una clara referencia a las demás esferas de la sociedad, en parti-
cular a la esfera de las relaciones sociales de producción. De esta forma, él recupera
plenamente el principio marxiano de la totalidad” (Coutinho, 2011, p. 94).
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Aunque la idea de bloque pueda parecer esquemática, ya que a primera vista su-
giere que estamos frente a un objeto rígido y estanco, no debemos pasar por alto el
segundo término del concepto: histórico. De hecho, el propio Gramsci expresa en
sus notas carcelarias que entiende al marxismo, o a la filosofía de la praxis, como
un historicismo absoluto, es decir, en tanto concepción del mundo y transforma-
ción de la realidad, que se aparta de todo esencialismo ahistórico y trascendental.
Esto implica que, si bien todo bloque histórico tiene asegurado cierto grado de
perdurabilidad en el tiempo, siempre es producto de un equilibrio inestable de
fuerzas, ya que las relaciones sociales, por ser históricas e implicar como motor a
un cúmulo de contradicciones, están en constante tensión y devenir. Aquí radica
precisamente la importancia de la dimensión política para Gramsci.
7
Un ejemplo pertinente para entender la dinámica de cristalización de un con-
junto contradictorio de relaciones de fuerza en un bloque histórico en particular,
lo encontramos en el profundo análisis de la sociedad italiana, y especialmente
del Mezzogiorno, que realiza Gramsci en el texto inconcluso que elabora en 1926,
bajo el título de Algunos temas sobre la cuestión meridional (Gramsci, 2002)
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Para ello la clase debe lograr equilibrar sus intereses particulares con los inte-
reses de las demás clases subalternas. En palabras de Gramsci, “los intereses del
grupo dominante prevalecen pero hasta cierto punto, o sea, no hasta el burdo
interés económico-corporativo” (Gramsci, 1999, p. 37).
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Aunque Gramsci advierte que “el desarrollo histórico oscila continuamente entre el
primer y el tercer momento, con la mediación del segundo” (Gramsci, 1999, p. 38).
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René Zavaleta recrea ciertos conceptos sugerentes en una clave gramsciana,
como son los de “acumulación en el seno de la clase” e “irradiación”, que consi-
deramos potentes para la realidad latinoamericana. Con el primero de ellos —de
clara resonancia thompsoniana— intenta despegarse de las acepciones más de-
terministas del concepto de clase, aseverando que “la propia experiencia vital
dice que la clase es su colocación estructural o económicamente estratégica más
su propia historia, intimidad o acumulación, es decir que debe constituirse aún
para ser lo que ya es en potencia, construir su acto” (Zavaleta 1983, p. 43). Por
su parte, la “irradiación” remite a la capacidad de una clase, fuerza social o grupo
subalterno, de incidir o generar influencia más allá de su entorno inmediato, con
el propósito de aportar a una articulación hegemónica, que logre expandirse al
conjunto de la sociedad y trascienda su condición particular y sus demandas es-
pecíficas (Zavaleta 1986, p. 258).
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Gramsci es muy claro al respecto: “la observación más importante que debe ha-
cerse a propósito de todo análisis concreto de relaciones de fuerza es ésta: que tales
análisis no pueden y no deben ser fines en sí mismos […] sino que adquieren un
significado sólo si sirven para justificar una actividad práctica, una iniciativa de vo-
luntad. Éstos muestran cuáles son los puntos de menor resistencia, dónde la fuerza
de la voluntad puede ser aplicada más fructuosamente, sugieren las operaciones tác-
ticas inmediatas, indican cómo se puede organizar mejor una campaña de agitación
política, qué lenguaje será mejor comprendido por las multitudes, etc. El elemento
decisivo de toda situación es la fuerza permanente organizada y predispuestas con
tiempo que se puede hacer avanzar cuando se juzga que una situación es favorable
[…]; por eso la tarea esencial es la de ocuparse sistemática y pacientemente en formar,
desarrollar, hacer cada vez más homogénea, compacta, consciente de sí misma a esta
fuerza” (Gramsci, 1999, p. 40. Las cursivas son nuestras).
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Entre estas lecturas mecanicistas podemos mencionar aquellas que interpretan
que una crisis económica se traduce necesariamente en una crisis política del gru-
po dominante o, por ejemplo, la de ciertos referentes de la Segunda Internacional
que postulaban que el paso al socialismo se daría de forma inevitable, por medio
de reformas acumulativas al interior del Estado burgués y gracias al desarrollo
automático de las fuerzas productivas.
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Esta afinidad entre Maquiavelo y Marx, omnipresente en los Cuadernos de la
cárcel, se deja entrever incluso en un artículo periodístico previo a su encierro (sin
firmar), en el que Gramsci sentencia: “Nuestros ‘Maquiavelos’ son las obras de
Marx y Lenin” (Gramsci, 1971, p. 351)
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desde fuera, retórico, sino que debe ser explicado como ele-
mento necesario de la obra y hace de ella un ‘manifiesto políti-
co’ (Gramsci, 1999, p. 14). Sin embargo, por las paradojas de la
historia, Maquiavelo terminó siendo leído en una clave contra-
ria: como el fundador de una ciencia política descontaminada,
que rompe definitivamente con el “deber ser” y se restringe a
teorizar sólo lo que acontece en la realidad en favor de los pode-
rosos. Nada más alejado del propósito del secretario florentino.
“¿No habrá sido Maquiavelo poco maquiavélico?”, se pregunta
con un dejo de ironía Gramsci, “uno de aquellos que ‘saben el
juego’ y tontamente lo enseñan, mientras que el maquiavelismo
vulgar enseña a hacer lo contrario?” (Gramsci, 1999, p. 49).
La sospecha que sobrevuela en las notas carcelarias es que El
Príncipe no fue escrito para “quien ya sabe, ni su estilo es el de
una desinteresada actividad científica”. Es que, para Gramsci,
la vocación transformadora de la filosofía de la praxis debía ser
siempre “expresión de estas clases subalternas que quieren edu-
carse a sí mismas en el arte de gobierno y que tienen interés en
conocer todas las verdades, incluso la desagradables” (Gramsci,
1986, p. 201). Tanto en el caso de Maquiavelo como en el de
nuestro autor entre rejas, no se trataba de escribir para sabios ni
literatos, sino para el bajo pueblo que ansiaba la emancipación
intelectual, como contratara necesaria de la estrictamente polí-
tica: “Maquiavelo tenía en mente a ‘quien no sabe’”, nos dice
Gramsci, y su pretensión última era el aportar a la educación
de “la clase revolucionaria de la época, el ‘pueblo’ y la ‘nación’
italiana” (Gramsci, 1999, p. 50).
Esta vocación militante de Maquiavelo, de acuerdo a
Gramsci, se dirige contra lo viejo que no termina de morir: los
residuos de un mundo feudal en decadencia. Por ello su es-
critura está signada por un período de lucha que apunta a la
fundación y consolidación en el tiempo de un nuevo orden. El
orden y el tiempo, como nos recuerda Manuel Sacristán (1998),
constituyen dos obsesiones de Gramsci que también podemos
rastrear en El Príncipe, y que le permite al autor de los Cuader-
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Si bien reconocen la difícil tarea de separar la modernidad y el capitalismo,
y admiten que la modernidad “realmente existente” es decir “la única que ha
podido ser hegemónica, es la modernidad capitalista”, afirman que es importante
“considerar una serie de procesos de la modernidad que han sido negados o des-
viados por su configuración capitalista”, y que permiten pensar en “el horizonte
de una modernidad alternativa, tanto en su proceso histórico, como en su posible
configuración” (Millán, 2018, p. 31).
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francisco l’huillier y hernán ouviña
***
Referencias bibliográficas
181
m a q u i av e l o , m a r x y l a c i e n c i a (de la) política
182
Mabel Thwaites Rey
Gramsci, el Estado “integral” y las
bases materiales del consenso
1
A lo largo de la exposición usaremos la edición crítica de los Cuadernos de la
cárcel preparada por Valentino Gerratana, publicada en Italia en 1975 y traducida
al castellano por la editorial Era entre los años 1981 y 2000. Para facilitar la ubica-
185
g r a m s c i , e l e s ta d o “ i n t e g r a l ” y l a s b a s e s m at e r i a l e s d e l c o n s e n s o
186
m a b e l t h wa i t e s r e y
187
g r a m s c i , e l e s ta d o “ i n t e g r a l ” y l a s b a s e s m at e r i a l e s d e l c o n s e n s o
188
m a b e l t h wa i t e s r e y
2
Véase Anderson (1982, pp. 110-11).
189
g r a m s c i , e l e s ta d o “ i n t e g r a l ” y l a s b a s e s m at e r i a l e s d e l c o n s e n s o
3
Ver “La conquista del Estado” en Escritos políticos, 1917-1933 (Gramsci, 1981).
190
m a b e l t h wa i t e s r e y
191
g r a m s c i , e l e s ta d o “ i n t e g r a l ” y l a s b a s e s m at e r i a l e s d e l c o n s e n s o
4
“Carta a Togliatti, Terracini y otros”, 9 de febrero de 1924 (Gramsci, 1986, p. 146).
192
m a b e l t h wa i t e s r e y
5
Texto preliminar de un informe presentado en la reunión del CC del PCI del 2-3
de agosto de 1926 (Gramsci, 1981, p. 286).
193
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6
Esto plantea la discusión en torno a la “historicidad” de la producción teórica.
Al respecto, Chantal Mouffe hace la advertencia correcta de que “hay que dis-
tinguir entre lo que cambió en la teoría marxista del Estado y lo que cambió en
la realidad misma del Estado. En este sentido es necesario atribuirle una cierta
autonomía a la teoría ya que al querer presentar su evolución como simple expre-
sión de un cambio a nivel histórico fácilmente acabaríamos justificando el econo-
micismo como expresión teórica adecuada de un período en el cual existía una
separación real entre economía y política debido a que nos privamos de la manera
de criticar los errores a nivel de la teoría”. No obstante, es preciso conjurar el
peligro contrario de sostener la validez de una lógica autónoma de las teorías,
más allá de todo contexto histórico-material de producción. Porque justamente
las críticas respecto de la validez explicativa de una teoría suelen fundarse en su
confrontación con la realidad de la que pretendieron dar cuenta (1985, p. 140).
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7
La temprana intervención de Perry Anderson, con la publicación de Las anti-
nomias de Antonio Gramsci, despertó una serie de fuertes polémicas entre los
intérpretes italianos del pensamiento del sardo, por la fuerte carga de la crítica del
historiador inglés que no sólo “indicaba” una serie de presuntas inconsistencias
en el análisis gramsciano, sino que además reducía y desechaba su originalidad y
su potencia crítica denunciando su pretendido reformismo parlamentarista, más
presente en las posiciones eurocomunistas que Anderson efectivamente criticaba,
que en las propias posiciones de Gramsci, en las cuáles la reformulación estratégi-
ca eurocomunista decía basarse, a partir de posiciones cercanas al giro estratégico
del pci de Enrico Berliguer. El libro de Gianni Francioni (1984) constituye una
primera respuesta, más tarde reconstruida y complementada por Peter D. Tho-
mas (2009) y recogida en el medio latinoamericano por Juan Dal Maso (2016).
La perspectiva andersoniana se reitera en diversas corrientes de izquierda, de
raigambre trotskista o autonomista, que lo asimilan sin más a las estrategias po-
líticas del Partido Comunista Italiano. Incluso, esto inhibió en esas corrientes la
lectura atenta de los aportes teóricos del sardo, anacrónicamente invisibilizado o
criticado a través de la propia impugnación de las posturas de un partido cuya
cuestionada estrategia fue diseñada en la segunda posguerra.
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Referencias bibliográficas
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Massimo Modonesi
Autonomía y sujeto político en el pensamiento
carcelario de Antonio Gramsci1
1
Este texto retoma parte de un capítulo del libro, Gramsci y el sujeto político.
Subalternidad, autonomía, hegemonía, Akal, Madrid, en imprenta.
2
En orden cronológico: Subalternidad, antagonismo, autonomía. Marxismos y
subjetivación política, Prometeo-CLACSO-Universidad de Buenos Aires, Buenos
Aires, 2010; “Consideraciones sobre el concepto gramsciano de clases subalter-
nas” en Memoria, núm. 265, CEMOS, México, 2018 / 1; “Gramsci teórico de la
subjetivación política” en International Gramsci Journal, 4 (3), 2021, pp. 3-21.
211
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I.
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3
Retomado después de manera substancialmente idéntica en Q19 §26.
4
“Para que el Partido de la Acción se convirtiese en una fuerza autónoma y, en
último análisis, por lo menos lograse imprimir el movimiento del Risorgimiento
un carácter más marcadamente popular y democrático (más lejos no podía llegar
dadas las premisas fundamentales del movimiento mismo) hubiera debido opo-
ner a la acción empírica de los moderados (que era empírica sólo por así decirlo)
un programa orgánico del gobierno que abrazase las reivindicaciones esenciales
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Reproducido sin cambios relevantes en Q25 §4.
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II.
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III.
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6
Que en otros pasajes de los Cuadernos formulará como “mercado determina-
do”. “‘Mercado determinado’ equivale por lo tanto a decir ‘determinada relación
de fuerzas sociales en una determinada estructura del aparato de producción’,
relación garantizada (o sea hecha permanente) por una determinada superestruc-
tura política, moral, jurídica” (Q11 §52. Gramsci, 1986, p. 325).
7
Respectivamente en Q7 § 37 y en Q8 §208. Aunque la palabra aparece en al-
gunos escritos de 1918 a 1921, adquiere un peso relevante sólo en dos ocasiones.
“L’Avanti! è l’autocoscienza degli operai e contadini: ogni suo lettore, in cittá, in
campagna, lontano dal suo ambiente, leggendolo vi sente se stesso e tutti i suoi
compagni lontani, sente che la sua opinione, il suo giudizio sono condivisi da cen-
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8
Cambiará “político-intelectual” por “ético-político” en la versión de Q13.
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IV.
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V.
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Reflexión final
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Referencias bibliográficas
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autonomía y sujeto político en el pensamiento carcelario...
232
Agustín Artese
“Una nueva fuerza social se ha constituido”
Notas sobre «crisis» y «revolución pasiva»
en los Cuadernos de la cárcel
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“ u n a n u e va f u e r z a s o c i a l s e h a c o n s t i t u i d o ” . n o ta s s o b r e « c r i s i s » . . .
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a g u s t í n a rt e s e
1
Citando a Francioni (1987), Giuseppe Cospito indica que “pocos meses antes
[de mayo de 1930, fecha de inicio de la primera serie de los “Apuntes de filosofía”
en el Q4 — A.A.], por otro lado, se había verificado aquella que ha sido definida
como ‘una especie de «explosión» de la reflexión más directamente teórico políti-
ca’: se trata de los §§43 y 44 del Quaderno 1, escritos entre febrero y marzo, perio-
do en el cual son arrojadas las bases de todo el trabajo carcelario posterior” (2011,
p. 25). El bloque de notas en cuestión es aquel delimitado entre el §43 y el §144,
redactado por Gramsci en los meses de febrero y marzo de 1930, proponiendo,
además, una serie de problemas y categorías que signarían —aun con variaciones
internas y en sus relaciones— todo el (provisorio) trabajo de los Cuadernos.
2
Nos referimos a “Note sul problema meridionale e all’atteggiamento nei suoi
confronti dei comunisti, dei socialisti e dei democratici” escrito en octubre de
1926 y publicado en 1930 en Lo Stato operaio, con el título “Alcuni temi della
questione meridionale”. Sobre la historia del ensayo, ver Biscione (1990) y Giasi
(2008), entre otros. La intención de retomar las líneas de la reflexión del período
inmediatamente precarcelario había sido declarada por Gramsci al comentar su
primer proyecto de programa de trabajo en la cárcel. En aquella carta a Tatiana
Schucht del 26 de marzo de 1927, colocaría como primer punto la “investiga-
ción sobre la formación del espíritu público en Italia en el siglo pasado; en otras
237
“ u n a n u e va f u e r z a s o c i a l s e h a c o n s t i t u i d o ” . n o ta s s o b r e « c r i s i s » . . .
palabras, una investigación sobre los intelectuales italianos, sus orígenes, y sus
agrupamientos según las corrientes de la cultura, sus diferentes formas de pensar,
etc. […] ¿Recuerdas mi rapidísimo y superficialísimo escrito sobre la Italia meri-
dional y sobre la importancia de B. Croce? Bien, quisiera desarrollar ampliamente
la tesis que boceté en ese entonces, desde un punto de vista ‘desinteresado’, ‘für
ewig’” (Gramsci, 2020). Para un estudio sobre la evolución de los diferentes pla-
nes de estudios esbozados por Gramsci en la cárcel, su significado, sus relaciones
y variaciones, y las formas (o no) de su desarrollo, ver Frosini (2003, pp. 23–72).
238
a g u s t í n a rt e s e
3
Como veremos más adelante, la primera aparición del concepto de «revolución
pasiva» se encuentra en la nota Q4 §57, redactada pocos meses más tarde. Sin
embargo, habiendo propuesto el problema —en la nota que estamos comentan-
do— en términos de “revolución-restauración”, Gramsci volvería más tarde so-
bre este pasaje —y sobre otros del Q1— para agregar en interlínea la referencia
al concepto inspirado en la fórmula de Vincenzo Cuoco, en una operación donde
podríamos leer efectivamente el pulso y la orientación de su reflexión.
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“ u n a n u e va f u e r z a s o c i a l s e h a c o n s t i t u i d o ” . n o ta s s o b r e « c r i s i s » . . .
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“ u n a n u e va f u e r z a s o c i a l s e h a c o n s t i t u i d o ” . n o ta s s o b r e « c r i s i s » . . .
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4
“Realmente las contradicciones internas de la estructura social francesa que se
desarrollan después de 1789 encuentran su resolución relativa sólo con la tercera
república y Francia tiene 60 años de vida política equilibrada después de 80 años
de trastornos en oleadas cada vez más largas: 89-94-99-1804-1815-1830-1848-
1870” (Q4 §38. Gramsci, 1981a, pp. 168–169). El juicio sobre Francia funciona,
sin embargo, como índice general del balance de fuerzas entre clases a nivel eu-
ropeo, como testimonia, por ejemplo, la “Introducción” a Las luchas de clases en
Francia escrita por Engels en 1895. Más tarde retomado en un lugar central de la
importante nota Q13 §17. Análisis de situaciones (relaciones de fuerza), la redac-
ción original de este pasaje fue datada entre los meses de octubre y noviembre de
1930, pocos meses después de las reflexiones que aquí estamos reconstruyendo.
En este sentido, creemos que la sincronía relativa —su pertenencia a una misma
estación desde el punto de vista temático y redaccional de los Cuadernos— con-
tribuye a sostener la unidad general del planteo historiográfico, teórico-político
y filosófico contenido en las notas sobre la construcción de la institucionalidad
que salda la hegemonía burguesa, su crisis en la primera posguerra y la discusión
epistemológica —general y masiva— propuesta por Gramsci al interior del mar-
xismo, al tiempo que permite leer la continuidad de estas preocupaciones con
algunos elementos estructurales de la reflexión del período 1917-1926.
243
“ u n a n u e va f u e r z a s o c i a l s e h a c o n s t i t u i d o ” . n o ta s s o b r e « c r i s i s » . . .
5
La “teatralidad”, señalada por Gramsci, de las manifestaciones de la crisis en la
institucionalidad formal del régimen político —“el terreno parlamentario y del
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“ u n a n u e va f u e r z a s o c i a l s e h a c o n s t i t u i d o ” . n o ta s s o b r e « c r i s i s » . . .
7
Leonardo Paggi (1970) trabajó sobre esta hipótesis en su clásico ensayo Antonio
Gramsci e il moderno principe. I. Nella crisi del socialismo italiano, mostrando que
las posiciones desarrolladas por Gramsci indicaban cómo, en tanto engranaje del
propio Estado liberal, la crisis del Partido Socialista era, en sus determinantes
generales, una dimensión de la propia crisis del Estado. Cfr. De Felice (1971).
8
Al respecto del impacto de la revolución rusa en las posiciones del joven
Gramsci, cfr. entre otros, Losurdo (1997) y Rapone (2011). Como sostiene este úl-
timo, “aquello que cambia el cuadro [del pesimismo de la primera mitad del año
1917 al optimismo de los escritos de la segunda mitad del año — A.A.], aquello
que hace adherir nuevamente la realidad a la concepción socialista del desarrollo
histórico, es la salida de la condición de ‘pasividad social’ de aquella parte de la
población que, en los primeros años de la guerra, había aceptado, por disciplina
exterior, los dictámenes de los grupos que comandaban la economía y la políti-
ca” (Rapone, 2011, p. 380). Respecto a la “concepción socialista del desarrollo
histórico” en el joven Gramsci, y las mutaciones del concepto de «historia» y «re-
volución» desde los escritos de juventud hasta los Cuadernos, ver Frosini (2017).
9
“El desarrollo de estas instituciones proletarias y de todo el movimiento prole-
tario en general no fue autónomo, sin embargo, no obedecía a las leyes propias
inmanentes a la vida y a la experiencia histórica de la clase trabajadora explota-
da. Las leyes de la historia estaban dictadas por la clase propietaria organizada
en el Estado”, “La conquista del Estado”, L’Ordine Nuovo, 12 de julio de 1919
(Gramsci, 1981b, pp. 92–93). Y, aun cuando se incorporase en la crítica coyun-
tural contra el sindicato como organización revolucionaria, creemos que también
pueden leerse en ese sentido aquellos pasajes donde Gramsci sostenía que “[l]
os sindicatos de oficios, las cámaras del trabajo, las federaciones industriales, la
Confederación General del Trabajo, constituyen tipos de organización proletaria
específica del período de la historia dominado por el capital. En cierto sentido
246
a g u s t í n a rt e s e
se puede sostener que son parte integrante de la sociedad capitalista y tiene una
función inherente al régimen de propiedad privada”, “Sindicatos y consejos (I)”,
L’Ordine Nuovo, 11 de octubre de 1919 (Gramsci, 1981d, p. 98).
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“ u n a n u e va f u e r z a s o c i a l s e h a c o n s t i t u i d o ” . n o ta s s o b r e « c r i s i s » . . .
10
Como sostiene Frosini, “[l]a oscilación entre lo viejo y lo nuevo […] exige
pensar la unidad de los dos momentos, para comprender, en definitiva, en qué
forma continuidad y ruptura no son representantes de la estructura y la coyuntu-
ra, respectivamente, sino síntesis (políticas) de ambas. El concepto de revolución
permanente es, entonces, la reducción de la historia a las relaciones de fuerzas
gracias al concepto de «verdad» enunciado en las Tesis sobre Feuerbach. Esta re-
ducción permite deshacerse de la dicotomía entre desarrollo y crisis, permitiendo
generalizar esta última noción hasta hacerla coincidir con aquella de «historia»”
(2010, p. 193).
248
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“ u n a n u e va f u e r z a s o c i a l s e h a c o n s t i t u i d o ” . n o ta s s o b r e « c r i s i s » . . .
11
Sobre la fuente utilizada por Gramsci —la interpretación operada por Guido
De Ruggiero, a partir de la lectura realizada por Benedetto Croce del concepto de
Vincenzo Cuoco— y sus implicancias teóricas en la formulación del concepto de
«revolución pasiva», ver Frosini (2021). Por otro lado, en el contexto de su repo-
sición integral del concepto en los Cuadernos de la cárcel, la cuestión fuetambién
analizada por Marcello Mustè (2022) a partir de su formulación en la obra de
Cuoco y la forma de su recuperación por parte de Gramsci, mediada por las su-
cesivas lecturas y variaciones interpretativas realizadas por Croce y De Ruggiero.
250
a g u s t í n a rt e s e
12
“Elementos para orientarse: 1º] el principio de que ‘ninguna Sociedad se plan-
tea tareas para cuya solución no existan ya las condiciones necesarias y suficientes
[o que no estén en curso de desarrollo y aparición] y 2º] que ‘ninguna sociedad
se derrumba si primero no ha desarrollado todas las formas de vida que se ha-
llan implícitas en su relaciones’ (ver el enunciado exacto de estos principios)”. El
pasaje del “Prólogo” a la Contribución a la crítica de la economía política de 1859
sería recurrentemente evocado por Gramsci en los Cuadernos, interpretado en
clave anti-determinista a la luz de las Tesis sobre Feuerbach como uno de los do-
cumentos marxianos fundantes de su reforma del marxismo como filosofía de la
praxis. Ocasionalmente citado de memoria —como en el caso del parágrafo que
estamos comentando, donde el pasaje del “Prólogo” es recuperado por primera
vez en los Cuadernos—, será uno de los textos de Marx que Gramsci traducirá
entre los años 1930 y 1931 en el Q7, en paralelo a la redacción de las tres series de
251
“ u n a n u e va f u e r z a s o c i a l s e h a c o n s t i t u i d o ” . n o ta s s o b r e « c r i s i s » . . .
“Apuntes de filosofía” en los Q4, Q7 y Q8. Una reseña del lugar del “Prólogo” de
1859 en la reflexión gramsciana puede consultarse en Frosini (2009b).
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13
Por cuestiones de extensión —y de la amplitud temática de los problemas que
estamos tratando, transversales a los Cuadernos— no nos hemos ocupado especí-
ficamente de las reflexiones gramscianas sobre el americanismo, preocupación re-
currentemente presente en los diferentes plantes de trabajo de la cárcel, vinculada
directamente al concepto de «revolución pasiva», en función de la indagación
desarrollada por Gramsci sobre las formas de la superación de la crisis, en clave
de revolución económica, organizativa y subjetiva, como producción de un “nue-
vo tipo humano”. A nivel interpretativo, el enfoque de Franco De Felice continúa
siendo el material de referencia (1972, 1977, 1978, 2007). Ver también Baratta y
Catone (1989) y, sobre el análisis del fordismo, Settis (2016).
260
a g u s t í n a rt e s e
***
Referencias bibliográficas
Baratta, G., & Catone, A. (1989) Modern Times: Gramsci e la critica de-
ll’americanismo. Milán: Diffusioni ’84.
Biscione, F. (1990) “Gramsci e la «questione meridionale». Introduzione
all’edizione critica del saggio del 1926”. En Critica Marxista, 28(3), 39–50.
Cospito, G. (2011) Il ritmo del pensiero. Per una lettura diacronica dei
«Quaderni del carcere» di Gramsci. Napoli: Bibliopolis.
De Felice, F. (1971) Serrati, Bordiga, Gramsci e il problema della rivoluzio-
ne in Italia, 1919-1920. Bari: De Donato.
De Felice, F. (1972) “Una chiave di lettura in ‘Americanismo e fordismo’.
En Rinascita, 42, 33–35.
De Felice, F. (1977) “Rivoluzione passiva, fascismo, americanismo in
Gramsci”. En F. Ferri (coord.) Politica e storia in Gramsci. Atti del
convegno internazionale di studi gramsciani. Firenze, 9-11 dicembre
1977. Vol. 1 (pp. 161–220). Roma: Editori Riuniti/Istituto Gramsci.
De Felice, F. (1978) “Introduzione”. En Quaderno 22. Americanismo
e fordismo. Introduzione e note di Franco De Felice (pp. I–XXX).
Torino: Einaudi.
De Felice, F. (2007) Alle origini del Welfare contemporaneo. L’Organizza-
zione Internazionale del Lavoro (1919-1939). Roma: Istituto dell’Enci-
clopedia Italiana - Treccani.
De Giovanni, B. (1977) “Crisi organica e Stato in Gramsci”. En F. Ferri
261
“ u n a n u e va f u e r z a s o c i a l s e h a c o n s t i t u i d o ” . n o ta s s o b r e « c r i s i s » . . .
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263
Daniela Mussi
La cuestión literaria en Gramsci: viejas y
“nuevas” interpretaciones1
1
La traducción del portugués al castellano estuvo a cargo de Aldo Casas.
2
Gramsci fue apresado en Roma en noviembre de 1926 y solo inició
efectivamente la actividad de escribir en la cárcel, con autorización del
régimen fascista, en febrero de 1929 y siguió haciéndolo hasta mediados
de 1935.
3
La tarea fue llevada a cabo con la coordinación de Valentino Gerratana, Palmiro
Togliatti y Felice Platone. Para esta compilación —de los 29 cuadernos escritos
por Gramsci en la cárcel— fueron seleccionados: 14 de los 15 parágrafos del Qua-
derno 21, sobre literatura, y 55 de los 59 parágrafos del Quaderno 23. Además,
fueron insertados textos del Quaderno 2, bibliográfico; de los Quaderno 1, 3, 4,
5, 6, 7, 8, 9, 14, 15, 17, miscelánea; y de los especiales: Quaderno 16, argumentos
de cultura; Quaderno 25, historia de los grupos sociales subalternos; Quaderno
265
la cuestión literaria en gramsci: viejas y “ n u e va s ” i n t e r p r e ta c i o n e s
27, observaciones sobre el “folclore”; y Quaderno 29, notas para una introduc-
ción al estudio de la gramática. La compilación incluye, además, como Apéndice,
una serie de crónicas teatrales publicadas en la prensa socialista entre 1916-1920,
atribuidas a Gramsci.
4
Sobre el rol político-cultural desempeñado por Salinari en el ambiente comunis-
ta italiano durante los años 1950, ver Milani (2018).
266
daniela mussi
5
En la entrevista, Stalin atacaba el enfoque desarrollado por el conocido lingüista
soviético Nicolay Marr y sus colaboradores con respecto a la lengua como cul-
tura, proceso histórico y social (superestructura) apoyado sobre una estructura
continua, humana. Texto, además, rápidamente traducido y publicado en Brasil
con el título “Sobre el marxismo en la lingüística”, en julio de 1950, por la revista
267
la cuestión literaria en gramsci: viejas y “ n u e va s ” i n t e r p r e ta c i o n e s
268
daniela mussi
7
En Italia, la acusación de “populismo” gramsciano se fortaleció y coincidió con
el endurecimiento de la crítica al estalinismo en el este europeo y al pci por par-
te de la intelectualidad italiana. Es interesante advertir que esa interpretación
“pragmática” de la cuestión literaria en Gramsci encontró espacio también en el
ambiente intelectual latinoamericano, bastante influenciado por los análisis sobre
el populismo producidos por Gino Germani y Torcuato Di Tella, mediante una
lectura positiva de la afirmación del papel del intelectual en conocer y aproximar-
se a la “cultura de las masas”.
8
La negativa de Gramsci quedó registrada en su mensaje en nombre de la Mesa
Política del pci, dirigida al Comité Ejecutivo del pcus. El intercambio de cartas
también revela la decisión de Togliatti de no entregar formalmente ese documen-
to, alineando unilateralmente al partido italiano con la decisión de la mayoría del
Comité Central del pcus (Ferri, 1970). En este episodio, la imagen de Gramsci
269
la cuestión literaria en gramsci: viejas y “ n u e va s ” i n t e r p r e ta c i o n e s
270
daniela mussi
***
9
En ese momento, no imaginaba que su condena y permanencia en la prisión
fascista podría ser duradera, como de hecho ocurrió. Al comienzo, llegó incluso
a considerar, irónicamente, que el “reposo absoluto” de la prisión podría ayu-
dar a recuperarla salud que los años anteriores de militancia habían deteriorado
(Gramsci, 1973, p. 12). El estudio funcionaría como antídoto contra el tedio de
la vida en la prisión y contra el “embrutecimiento intelectual” generado por la
situación de aislamiento (Gramsci, 1973, p. 13). Estudios que serían considera-
blemente ampliados cuando el economista Piero Sraffa, amigo de Gramsci, abrió
una cuenta en la librería Sperling & Kupfer de Milán, en la que el prisionero po-
dría solicitar libros, revistas y diarios ilimitadamente (Gramsci, 1973, p. 23 y 33).
271
la cuestión literaria en gramsci: viejas y “ n u e va s ” i n t e r p r e ta c i o n e s
10
Tras el período de detención en Roma, Gramsci fue transferido como “confina-
do político” a la isla de Ustica; para ser transferido, más tarde, al presidio de San
Vittore (Milán) el 7 de febrero de 1927 (Frosini, 2000, p. 24). Posteriormente,
en mayo de 1928, Gramsci fue transferido a Roma y, en julio del mismo año, a la
de Turi. En los traslados a los que fue sometido a lo largo de los años de cárcel,
Gramsci estuvo preso también en Palermo, Nápoles y Florencia.
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11
Escrito simultáneamente al cuaderno sobre “Literatura popular”, el Cuaderno
23 fue compuesto entre febrero y agosto de 1934 con 58 parágrafos “C” y 1 un
parágrafo “B”. Ese cuaderno tuvo sus fuentes predominantemente en los siguien-
tes cuadernos: Quaderno 1 (21 parágrafos), Quaderno 3 (24 parágrafos); Qua-
derno 4 (2 parágrafos); Quaderno 6 (6 parágrafos); Quaderno 9 (10 parágrafos)
y Quaderno 17 (2 parágrafos) (Gerratana, 1975, p. 3007-3020). Con excepción
de los parágrafos provenientes del Quaderno 17 (escritos en junio de 1933) y el
parágrafo “B” (Q 23 §59) escrito en agosto de 1934, los 56 parágrafos restantes
del Q23 tuvieron su primera redacción en la “primera fase” de la producción de
los escritos carcelarios, señalada por Frosini (2003). Es interesante señalar tres
períodos de escritura que concentraran los parágrafos usados en la redacción del
Q23: desde junio de 1929 hasta marzo de 1930 (redacción de los parágrafos del
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la cuestión literaria en gramsci: viejas y “ n u e va s ” i n t e r p r e ta c i o n e s
Quaderno 1); desde mayo de 1930 hasta diciembre del mismo año (redacción de
los parágrafos de los Quaderni 3, 6 y 4); y desde abril de 1932 hasta enero de 1933
(escritura de los parágrafos de los Quaderni 9 y 17) (Francioni, 1984).
12
Publicada con la dirección del periodista Telesio Interlandi, Quadrivio fue un
intento de aproximación entre el fascismo y la cultura literaria de la época y con-
tó, además de Gentile, con la colaboración de importantes nombres de la cultura
italiana de entonces, tales como Luigi Pirandello, Italo Balbo, Gioacchino Volpe,
Filippo Tommaso Marinetti, Ardegno Soffici, entre otros. Sería marcadamente in-
fluenciada por la radicalización de los argumentos y surgimiento de leyes raciales
fascistas; su publicación se extendería hasta julio de 1943.
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Referencias bibliográficas
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Diego Bentivegna y Daniela Lauria
La reflexión sobre el lenguaje en Gramsci1
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Este capítulo se realizó teniendo como base Bentivegna (2013).
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Ver al respecto Giancarlo Schirru (2011). “Antonio Gramsci, studente di lin-
guistica”. En Studi storici, 4, pp. 925-973.
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Se trata de una “relación” ante el Ministerio de Instrucción luego de que Man-
zoni, por entonces senador del Reino, presidiera la Comisión por la unificación
de la lengua.
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Ver al respecto Luigi Rossiello, Michele Cortelazzo et al. (1976). La lingua italia-
na e il fascismo. Bolonia: Consorzio Provinciale Pubblica Lettura.
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6
En adelante, todas las citas corresponden al Cuaderno 29 del año 1935.
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Lecturas complementarias
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lxs autorxs
agustín artese · Politólogo, magíster en Estudios Sociales
Latinoamericanos y doctorando en Ciencias Sociales por la
Universidad de Buenos Aires. Integrante del Grupo de Estu-
dios “Gramsci en América Latina” (iealc - uba). Docente de
Sociología Política y del seminario “Teoría y praxis política en
el pensamiento de Antonio Gramsci” en la Carrera de Ciencia
Política (uba).
diego bentivegna · Investigador del conicet y docente de
grado y posgrado en las Universidad de Buenos Aires y de Tres
de Febrero. Es director del Observatorio de Glotopolítica, co-
director de la revista Chuy y miembro fundador del Anuario de
Glotopolítica (Buenos Aires - Nueva York). Integra la Cátedra
Libre de Estudios Filológicos Latinoamericanos “Pedro Henrí-
quez Ureña” (uba). Ha publicado, entre otros, los ensayos Pai-
saje oblicuo, El poder de la letra y La eficacia literaria. Es poeta y
tradujo obras de Pasolini, Gramsci y Foscolo.
dario clemente · Licenciado en Relaciones Internacionales y
Doctor en Ciencias Sociales. Becario postdoctoral conicet, do-
cente del Seminario “Teoría y praxis política en el pensamiento
de Antonio Gramsci”. Se ocupa de temas vinculados al neode-
sarrollismo, a la inserción internacional de América Latina y a la
emergencia de nuevas derechas a nivel regional y global.
daniela lauría · Investigadora del conicet con sede en el Ins-
tituto de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires. Es docente de grado y posgrado
en la uba y en la Universidad Pedagógica Nacional. Forma parte
del comité académico de la Maestría en Gestión de Lenguas de la
Universidad Nacional de Tres de Febrero. Integra el Observato-
rio Latinoamericano de Glotopolítica y el comité de especialistas
del Anuario de Glotopolítica. Su último libro es Lengua y política.
Historia crítica de los diccionarios del español de la Argentina.
303
francisco l’huillier · Politólogo y Magíster en Sociología
Económica. Doctorando en Ciencias Sociales por la Universi-
dad de Buenos Aires (uba). Investigador en formación del Ins-
tituto de Estudios Sociales de América Latina y el Caribe. Do-
cente del seminario “Teoría y praxis política en el pensamiento
de Antonio Gramsci” de la Carrera de Ciencia Política (uba).
massimo modonesi · Historiador, Sociólogo y latinoamerica-
nista. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Ha
sido director de las revistas Memoria y osal. Es autor y editor
de diversos libros centrados en la obra gramsciana, entre ellos
Subalternidad, antagonismo, autonomía. Marxismo y subjetiva-
ción política, Revoluciones pasivas en América Latina y La revo-
lución pasiva. Una antología de estudios gramscianos.
daniela mussi · Doctora y maestra en Ciencia Política por la
Universidad Estadual de Campinas. Profesora de la Universi-
dad Federal de Río de Janeiro. Integrante del Grupo de Inves-
tigación Marxismo y Pensamiento Político (unicamp). Auto-
ra y editora de varios libros que abordan la obra de Antonio
Gramsci, entre ellos Politica e Literatura: Antonio Gramsci e a
Critica Italiana.
hernán ouviña · Politólogo, Doctor en Ciencias Sociales y
educador popular. Profesor de la Carrera de Ciencia Política e
investigador del Instituto de Estudios de América Latina y el Ca-
ribe (uba). Es autor y editor de diversos libros sobre pensamiento
crítico, marxismo y realidad latinoamericana, entre ellos Zapatis-
mo para principiantes, Estados en disputa y Rosa Luxemburgo y la
reinvención de la política. Una lectura desde América Latina.
javier alfredo rodríguez · Estudiante de la carrera de Cien-
cia Política. Docente en el seminario “Teoría y praxis política en
el pensamiento de Antonio Gramsci” (uba). Militante social y
educador popular.
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giovanni semeraro · Doctor en Educación por la Universi-
dad Federal de Río de Janeiro y en Filosofía Política en la Uni-
versidad de Padua/Italia. Profesor en la Universidad Federal
Fluminense y Coordinador del Núcleo de Estudios e Investiga-
ciones en Filosofía, Política y Educación (nunipe/uff). Entre
sus últimos libros, se destaca Intelectuais, educação e escola - um
estudo do Caderno 12 de Antonio Gramsci.
mabel thwaites rey · Doctora en Teoría del Derecho Político
por la Universidad de Buenos Aires. Profesora de la Carrera de
Ciencia Política y Directora del Instituto de Estudios de Améri-
ca Latina y el Caribe de la uba. Es autora y editora de diversos
libros, entre ellos Gramsci mirando al Sur, La autonomía como
búsqueda, el Estado como contradicción y Estado y marxismo. Un
siglo y medio de debates.
lxs ilustradorxs
alejandra andreoni · Docente de artes, especializada en Educa-
ción Sexual Integral e ilustradora. A su instagram @chealejandra_da
sube gráficas estratégicas y urgentes. Página 134.
luca andrés bastida · Artista visual de entre tiempos y técni-
co electrónico. Actualmente reside en Capital Federal. Sube sus
trabajos en la cuenta instagram @luanb.as. Página 152.
pezzi impazziti [sara clemente] · Utiliza la técnica del colla-
ge analógico para dar nueva forma e historia a restos y recortes
de periódico. Educadora y arteterapeuta, tiene como aliados ti-
jeras y pegamento. Página 302.
alan dufau · Dibujante oriundo del Río marino, de la ciudad
puerto a espaldas del mundo central. Pintor y aprendiz. Páginas
72, 100 y 184.
305
pili emitxin · Activista y trabajadora gráfica cordobesa, hace
ilustración desde y para las luchas feministas y antiextractivistas
alrededor del mundo. Página 264.
sofía labriola · Dibuja desde que tiene memoria y es mura-
lista en colectivo. Estudiante del profesorado en Biología y tra-
bajadora de la Red Puentes, centros de día para el abordaje de
las problemáticas de consumo y situación de calle. Página 210.
ignacio andrés pardo · Artista visual y poeta nacido en
Osorno, actualmente se desenvuelve en Santiago de Chile, don-
de colabora desde 2014 con la Editorial Quimantú y durante el
último tiempo también con Espejo Somos (México). Páginas 6,
14, 234, 282 y 307.
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