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Rosa
Luxemburgo
Nació el 5 de marzo de 1871 en Polonia y murió el 15 de enero de 1919 a
los 47 años en Berlín. Solo dos semanas después de su nacimiento
triunfó La Comuna de París.

Fue creadora y líder del Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia y


militante del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), hasta que en
1914 se opuso a la participación de los socialdemócratas en la Primera
Guerra Mundial, por considerarla un «enfrentamiento entre
imperialistas». Ante la negativa socialdemócrata integró la Liga
Espartaquista, un grupo marxista que sería luego el origen del Partido
Comunista de Alemania (KPD).

Sus libros más conocidos son: Reforma o Revolución (1900), Huelga de


masas, partido y sindicato (1906), La Acumulación del Capital (1913) y La
revolución rusa (1918).
En 1919 fue parte de la frustrada Revolución Espartaquista en Berlín, la cual
aconsejó no realizar debido a que no se encontraban las condiciones
necesarias y que fue detenida por el ejército, grupos paramilitares del
gobierno y gran parte del partido socialdemócrata. Tanto Rosa Luxemburgo
como otros participantes fueron encarcelados, torturados y/o asesinados.

Vivió en espacios habitados casi exclusivamente por hombres, tanto en la


Universidad de Zúrich, como en la dirección de la Socialdemocracia Alemana.
A los 16 años comenzó su camino revolucionario y a los 18 años fue exiliada
de Polonia debido a la persecución por su militancia socialista. Se instaló en
Suiza dónde, debido a su gran inteligencia, pudo estudiar en la universidad a
pesar de ser mujer y judía, algo prohibido para las mujeres en su país. A los
22 se unió a la Segunda Internacional y a los 27 años se trasladó a Alemania
e ingresó a la militancia en el Partido Socialdemócrata Alemán, el más
grande de Europa.
Sus propuestas teóricas sobre el capitalismo y el imperialismo, como su
negativa a que el Partido Socialdemócrata alemán apoyara la Primera
Guerra Mundial y su crítica a la Revolución Rusa la posicionaron como
una de las más importantes dirigentes revolucionarias de la Europa de
inicios del siglo XX.

En su producción teórica destacan los temas que forman parte de su


legado y que constituyen lo que se conoció como “luxemburguismo”.
Pacifista, defensora de la democracia como base de la revolución,
marxista, antimilitarista y feminista.

Apoderada “Águila de la Revolución” por el líder soviético Vladimir Lenin,


fue una de las fundadoras del socialismo democrático y es considerada
una de las grandes revolucionarias del siglo XX.
PENSAMIENTO
Y
TRABAJO POLÍTICO
Luxemburgo protesta frente a la socialdemocracia de su época, los
movimientos antidemocráticos y el parlamentarismo. Como también contra
que las masas populares se quedaran fuera de las decisiones políticas y
económicas, esto debido a que sostenía que solamente una masa
trabajadora, organizada y consciente puede lograr un cambio social radical
en sentido democrático.
Plantea que la población de un determinado territorio democrático o en
proceso de democratización debe tener acceso a la información; tanto sobre
la política, los procesos que está lleva, temas sobre la esfera pública,
aspectos económicos y gubernamentales.

Propone que la libertad es siempre exclusivamente del que piensa diferente,


no por un concepto fanático de la justicia, sino porque todo lo que es
educativo, globalizador y purificador en la libertad política depende de esta
característica esencial, ya que su eficacia se desvanece cuando la libertad se
convierte en un privilegio especial.
Dialéctica de la espontaneidad y la organización

Es uno de los elementos centrales en su pensamiento, en el cual debe


considerarse la espontaneidad como un acercamiento instintivo y la
organización como un acercamiento más institucional a la lucha de clases. De
acuerdo con esta dialéctica, la espontaneidad y la organización no son dos
operaciones separadas o separables, sino que diferentes momentos de un
mismo proceso en el que uno no puede existir sin el otro.

En el libro Huelga de masas, partido y sindicatos, que analizaba los principales


acontecimientos que se desarrollaban en amplias regiones del Imperio ruso,
Luxemburgo destacó el rol fundamental de las capas más numerosas y
desorganizadas del proletariado.
A sus ojos las masas eran las verdaderas protagonistas de la historia.
Consecuentemente, el rol del partido no debía ser el de preparar la huelga
de masas, sino el de posicionarse como dirección «de todo el movimiento».

Señaló que se le debía prestar atención al hecho de que, «en la tormenta del
período revolucionario», el proletariado se transformaba a tal punto que
«hasta el bien supremo, la misma vida, por no decir nada del bienestar
material, significa muy poco en comparación con los ideales de la lucha».

La espontaneidad fue un concepto que llevó a que algunas personas la


acusaran de sobrestimar la consciencia de clase de las masas. Para Rosa
Luxemburgo, la huelga de masas era «el pulso vivo de la revolución y al
mismo tiempo su motor más poderoso». No se trataba de una acción
aislada, sino de la suma total de un largo período de lucha de clases.
En este proceso, los trabajadores ganan en conciencia y en madurez.

Las huelgas de masas en Rusia habían mostrado cómo, durante tales


períodos, «la incesante acción recíproca entre las luchas políticas y las
económicas» era de tal naturaleza que una podía transformarse
inmediatamente en la otra.

M A T E R I A L I S M O
H I S T Ó R I C O
Rasgos principales en el concepto de democracia de
Luxemburgo: dialéctico, histórico y materialista.

Usar la dialéctica como método filosófico implica


historizar, sistematizar y desmitificar.

DEMOCRACIA CAPITALISTA
Y
DEMOCRACIA SOCIALISTA
Luxemburgo rechazó el dilema 'democracia o dictadura del proletariado',
planteando las alternativas de democracia capitalista y democracia
socialista. Un ejemplo de esto sería la existencia de la comuna de París, la
cual pensaría como una antesala de una democracia radical y popular.

Ella defiende que la dialéctica es el arma espiritual del trabajador para


evidenciar el carácter efímero y temporal de la sociedad actual, debido a
que la dialéctica es un método filosófico que nunca divorcia al sujeto del
conocimiento y de la acción. Pero el concepto dialéctico de democracia no
puede definirse de una manera procedimental, puro o técnico.
El concepto de democracia de Luxemburgo es histórico debido a que este
procede del devenir de las sociedades económicas. Siguiendo así la
concepción materialista de la historia de Marx y Engels en el que los
cambios en el espíritu de la sociedad, teniendo en cuenta que se expresaban
en la superestructura, se derivan de las relaciones económicas de
producción.

El materialismo histórico trata de percibir aquellos cambios histórico-


culturales que se producen debido a las condiciones materiales de la vida y
la propia lucha de clases que definía Marx. Lo que representa esta óptica en
torno al concepto de democracia es que esta ha sido definida por la
histórica lucha de clases.
En su texto póstumo La revolución rusa, destacaba que la misión histórica
del proletariado, en el momento de la conquista del poder político, era
«crear una democracia socialista en reemplazo de la democracia burguesa,
no para eliminar la democracia».

Luxemburgo hizo numerosas aportaciones al debate


socialista, en temas centrales como la huelga de masa, el
carácter de la clase obrera, el leninismo, el derecho de
autodeterminación en el capitalismo, el internacionalismo
obrero, entre otros
Serían medidas esencialmente democráticas:

La creación de un ejército permanente en una milicia ciudadana, la


disolución de la iglesia como un cuerpo político, la creación de
escuelas con acceso universal, la liberación de la ciencia de prejuicios
de clase y barreras gubernamentales, la extinción de deudas y
obligaciones arrendatarias, la abolición de presiones laborales, la
entrega de talleres y fábricas cerradas a organizaciones y cooperativas
de trabajadores, la publicidad de todos los discurso, el otorgamiento
de pensiones, entre otros.
COLONIALISMO

IMPERIALISMO
Para Luxemburgo, el crecimiento de las potencias capitalistas ocurrió tras la
expansión de las colonias y en esta misma línea profundizó las primeras
teorías sobre el imperialismo. En ese mismo enunciado, plantea su base
frente a la idea de Marx sobre las crisis cíclicas del capitalismo, ya que él
consideró que el capitalismo estaba condenado a colapsar, sin embargo,
décadas después de su muerte, el colapso no llegó.

Ella encontró la explicación a este hecho en el colonialismo, planteando que


el crecimiento de las potencias capitalistas encontró una vía de expansión
en las colonias, la cuales, al tiempo que procuraban materias primas a muy
bajo costo, servían de mercado donde colocar los productos
manufacturados.

El capitalismo necesitaba al imperialismo y la guerra, aún en tiempos de paz,


para incrementar la producción y capturar nuevos mercados a medida que
surgían en la periferia colonial de Europa.
Rosa Luxemburgo creía en una opción socialista internacional, alejada de
particularismos y nacionalismos, en la que las masas obreras solidariamente
tomaran el poder.

Centró su crítica en quienes se focalizaban exclusivamente en los temas


nacionales y dejaban de lado la lucha proletaria en un sentido más amplio.
Advirtió que se corría el peligro de que la retórica del patriotismo fuese
utilizada para restarle importancia a la lucha de clases y para mantener la
cuestión social en un lugar relegado. (Spoiler: pasó)

Desde su punto de vista, los partidos no debían sofocar la participación de


la sociedad, sino que debían desarrollarla para alcanzar una «evaluación
histórica correcta de las formas de lucha».
REFORMA O
REVOLUCIÓN
No se puede arrojar contra los obreros insulto más
grosero ni calumnia más indigna que la frase “las
polémicas teóricas son sólo para los académicos”. Hace
un tiempo Lassalle dijo: “Recién cuando la ciencia y los
obreros, polos opuestos de la sociedad, se aúnen,
aplastarán en sus brazos de acero todo obstáculo hacia
la cultura”. Toda la fuerza del movimiento obrero
moderno descansa sobre el conocimiento científico.
Rosa Luxemburgo, Reforma o revolución, 1899
Luxemburgo insistía en que, durante cada
período histórico, «la obra reformista se
realiza únicamente en la dirección que le
imprime el ímpetu de la última revolución».
Quienes decidían perseguir a través del
«gallinero del parlamentarismo burgués» las
transformaciones que solo la conquista
revolucionaria del poder político podía
precipitar, no estaban optando por una «vía
más tranquila, calma y lenta hacia el mismo
objetivo, sino por un objetivo diferente».

Habían aceptado el mundo burgués y su


ideología.
La cuestión no era mejorar el orden social existente, sino construir un orden
completamente diferente. El rol de los sindicatos –que solo eran capaces de
conseguir condiciones más favorables en el marco del modo de producción
capitalista– y la revolución rusa de 1905 suscitaron algunas ideas sobre los
posibles agentes y acciones que podrían generar una transformación radical de
la sociedad.

A pesar de adoptar decisiones políticas opuestas, tanto los socialdemócratas


como los bolcheviques concebían la democracia y la revolución como dos
procesos alternativos. Su legado ha sido explotado en los dos sentidos: los
socialdemócratas, cómplices de su brutal asesinato en manos de fuerzas
paramilitares de derecha cuando tenía solo 47 años, lucharon contra ella
durante mucho tiempo destacando sin ningún reparo los acentos
revolucionarios de su pensamiento, mientras que los estalinistas evitaron dar a
conocer mejor sus ideas dado su carácter crítico.
Por el contrario, en el caso de Rosa Luxemburgo, debe decirse que el
núcleo de su teoría política era la unidad indisoluble de las dos.
Luxemburgo insiste en que no se puede contraponer reforma a
revolución, sino que forman parte de una unidad indisoluble del
movimiento mismo de la lucha de clases.
"Recién cuando la gran masa de obreros tome en sus manos las
armas afiladas del socialismo científico, todas las tendencias
pequeñoburguesas, las corrientes oportunistas, serán liquidadas.
El movimiento se encontrará sobre terreno firme y seguro".

Rosa Luxemburgo, Reforma o revolución, 1899


SOBRE LA

REVOLUCIÓN RUSA
Sobre la experiencia de la primera revolución rusa escribió Huelga de masas,
partido y sindicatos (1906), en la que intentó analizar los nuevos modos de
participación del pueblo, sus formas de organización y lucha.

"La libertad solo para los que apoyan al gobierno o solo para los miembros de
un partido, por numerosos que sean, no es libertad. La libertad siempre es
libertad para los que piensan diferente", La Revolución Rusa, 1918.

Luxemburgo nunca dejó de reconocer la grandeza del proceso socialista


encabezado por Lenin y Trotski, sin embargo, en su texto 'La Revolución Rusa',
les recuerda que el Gobierno de la clase trabajadora no es el Gobierno "de un
partido o de una camarilla (...) sino la participación más activa e ilimitada
posible de la masa popular, la democracia sin límites". Debido a ello, los
Partidos Comunistas clásicos enterraron su propuesta revolucionaria,
censurando su crítica al manejo posterior de los partidos por sobre la
revolución levantada por el proletariado, de igual manera, sus demás escritos
siguieron siendo difundidos.
Ciudadana moderna y cosmopolita del «porvenir», Rosa Luxemburgo
dijo que se sentía en su casa «en cualquier lugar en el que hubiera
nubes, aves y lágrimas humanas».

Para Luxemburgo, la lucha de clases no era solo una cuestión de


incrementos salariales, no deseaba ser una simple seguidora del
marxismo y su socialismo nunca fue economicista. Inmersa en los
dramas de su época, intentó modernizar el marxismo sin cuestionar
sus fundamentos. Sus esfuerzos sirven constantemente como una
advertencia para la izquierda, un recordatorio de que no debe limitar
su actividad política a insignificantes paliativos ni darse por vencida
cuando se trata de cambiar la cotidianeidad de la clase obrera.

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