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5 Protección Penal de La Competencia y Del Mercado de Valores
5 Protección Penal de La Competencia y Del Mercado de Valores
En este tema vamos a ocuparnos de los delitos que afectan a las reglas de
funcionamiento básicas del “mercado”. Aunque existen múltiples mercados
(energético, de materias primas, audiovisual, de transportes, etc.) con reglas
de funcionamiento específicas, los tipos penales que vamos a estudiar reflejan
la estructura básica a que atiende el Derecho público tanto nacional como
europeo.
De un lado, nos encontramos la regulación del mercado de valores,
contenida en la Ley del Mercado de Valores y el Reglamento 596/2004 sobre
abuso de mercado, cuyo funcionamiento se encuentra supervisado por la Co-
misión Nacional del Mercado de Valores y la AEMV (Autoridad Europea del
Mercado de Valores). En el mercado de valores las reglas de comportamiento
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La Ley de Competencia Desleal establece unas reglas básicas de juego limpio entre
los diversos competidores. Se trata de impedir que un exceso de competencia lleve
a utilizar malas artes, contrarias a la buena fe (art. 4 LCD). En el ámbito penal los
delitos de corrupción en los negocios y corrupción entre particulares que se estudian
en el Tema 10 tienen como bien jurídico protegido la competencia leal. Pagar o pedir
sobornos como condición para realizar un contrato u obtener cualquier tipo de venta-
ja competitiva constituye un acto de competencia desleal. Los comportamientos más
clásicos en el marco de la competencia desleal han sido el espionaje industrial, el apro-
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ción de precios o maquinación para alterar el precio de las cosas (art. 284),
que constituye la figura central, el delito de alteración de precios en subastas
públicas y concurso públicos (art. 262) y el delito de desabastecimiento de
materias primas (art. 281).
Los tipos penales y las sanciones administrativas no guardan una relación
piramidal o in crescendo, como ocurre con el mercado de valores. Más bien
su diferencia responde a que tienen “genes diversos”. Las sanciones adminis-
trativas son un reflejo de la legislación de la Unión Europea, del Reglamento
1/2003 relativo a la aplicación de las normas de la competencia, que a su vez
tiene su origen en la Sherman Act norteamericana. Los tipos penales proce-
den de la época de la codificación y sus orígenes pueden buscarse en el Código
Penal napoleónico de 1810 y en la legislación francesa post revolucionaria
(Loi du Maximum général de 4 de mayo de 1793).
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puso de manifiesto en el transcurso de la crisis de la deuda pública del 2009 (vid. Auto
del Juzgado Central de Instrucción nº 2, de 30 de agosto de 2012, Proc. Abreviado
046/2011 E).
El tenor literal del precepto no impide una interpretación más amplia en la que la
violencia, amenaza y engaño se utilicen como forma genérica de manipular los precios.
Poniendo ejemplos extremos: se realiza un atentado terrorista contra la sede social de
una entidad cotizada con el fin de alterar sus cotizaciones o se adulteran sus produc-
tos. Como tendremos ocasión de ver esta interpretación amplia permite al art. 284.1º
actuar como tipo de recogida de los comportamientos más específicos sancionados en
los art. 248.2º y 284.3º y que tienen lugar en el mercado de valores. De este modo, este
antiguo precepto puede seguir siendo operativo ante las manifestaciones más extremas
de la manipulación de mercado.
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La selección de las conductas típicas que realiza el art. 284.1º responde a tutelar
la libertad de actuación de los competidores frente a conductas muy graves: violen-
cia, amenaza o engaño. En las reformas de 2003 y 2010 fueron desapareciendo otras
modalidades típicas como la “difusión de noticias falsas” o el uso de “información pri-
vilegiada” y, ya antes, en el Código Penal de 1995 se había suprimido el término “ma-
quinación”, que daba nombre a este precepto (maquinaciones para alterar el precio
de las cosas). Dada la ambigüedad de este término, era posible cierta elasticidad en la
interpretación, que llevaba por ejemplo a que se pudiera especular con que un acuerdo
entre empresas con la intención de alterar el precio pudiera constituir una maquina-
ción (en contra, sin embargo STS 11-5-2004). Los recortes efectuados por el legislador
han delimitado claramente este precepto de las conductas que se castigan a través de
la Ley de Defensa de la Competencia.
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Klaus Tiedemann, en el marco del proyecto sobre Eurodelitos (vid. Tema 2) donde
se propusieron una sería de tipificaciones comunes para armonizar el Derecho penal
económico, propuso este tipo penal que refleja las diferentes tradiciones europeas en
el castigo de esta conducta.
“Art. 37. Manipulaciones restrictivas de la competencia en licitaciones y subastas.
1. Será castigado con […] quien en un concurso relativo a la concesión de un con-
trato de suministro de mercancías o de prestación de servicios profesionales o mercan-
tiles o en una subasta pública:
a) presente ofertas que sean resultado de un acuerdo antijurídico;
b) amenace, engañe o coaccione a otros licitadores; o
c) actúe colusivamente con quienes resultan competentes para la concesión del
contrato o intervengan en la concesión.
El concurso a que se refiere el apartado primero comprende tanto la contratación
negociada como los concursos de proyectos.”
(Tiedemann/Nieto, Eurodelitos. El Derecho penal económico en la Unión Europea).
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(a) la existencia de varios licitadores, (b) que concurren para ser elegidos en
conformidad con unas normas de procedimiento, y (c) en atención a unos
criterios establecidos con antelación por la persona que convoca el concurso.
No constituyen, por tanto, un concurso o subasta públicos aquellos casos en
los que se piden simplemente varios presupuestos para quedarse con el que
se considere más conveniente.
Las conductas descritas en el art. 262 atentan contra los dos pilares sobre
los que se sostiene la eficiencia de estas dos herramientas: la libertad de ac-
ceso a la licitación y la igualdad de oportunidades de los postores. Las con-
ductas típicas conforman un tipo mixto alternativo, que puede realizarse
a través de alguna de estas formas:
1ª Solicitar una compensación económica con el fin de no tomar parte
en un concurso u ofrecerla con el fin de alejar a alguno de los participantes.
Conforme a esta descripción resulta atípico limitarse aceptar la compensa-
ción económica (vid. no obstante SsTS de 7 de diciembre de1967 y de veinti-
cinco de marzo de1976).
2ª Intentar alejar a los participantes de un concurso o subasta mediante
amenazas o cualquier otro artificio.
3ª Concertarse los participantes en una subasta o concurso con el fin
de alterar el precio. Se trata del comportamiento más usual en la práctica, en
el que los diversos licitadores pueden por ejemplo repartirse los mercados o
pactar previamente a la presentación de sus ofertas (presentando ofertas ina-
sumibles) con el fin de predeterminar su resultado. Estos acuerdos suelen pro-
longarse en el tiempo, al igual que las prácticas restrictivas de la competencia.
En esta conducta los autores deben actuar con la finalidad específica de alterar el
precio. Esta restricción carece, sin embargo, de sentido dado que como hemos visto la
dualidad concurso/subasta implica tutelar cualquiera de los objetivos relevantes para
el convocante de la contratación y no sólo el precio. Igualmente deja fuera del tipo, y
en manos del Derecho sancionador de la competencia, el intercambio de información
u otros tipos de prácticas concertadas no encaminadas de manera expresa a la alte-
ración del precio. Pese a las restricciones del tipo penal, la práctica en nuestro país,
como muestra el ejemplo del comienzo del epígrafe, lleva estos casos de manera injus-
tificada al terreno del Derecho sancionador administrativo. La Comisión Nacional de
los Mercados debería notificar estos casos al Ministerio Fiscal para que comprobara
los indicios de criminalidad y sólo una vez desechados estos tendría sentido la vía del
derecho sancionador de la competencia. Además, como después veremos, estos com-
portamientos pueden ser considerados un delito de estafa en muchos casos.
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do, lo que puede ser complejo de determinar, sobre todo en el caso de grandes obras
públicas. Un método alternativo, seguido por la jurisprudencia alemana, consiste en
comparar el precio pagado por el servicio con el precio hipotético que hubiese resulta-
do de un concurso/subasta público correctamente ejecutado. Dado que constituye una
regla asentada en la experiencia que la existencia de un acuerdo conlleva la fijación
de precios superiores, el perjuicio aparecería casi de inmediato aunque no se llegara a
determinar exactamente cuál fue su cuantía. En caso de producirse un delito de estafa
entre el art. 262 y el art. 248 habría que considerar que se ha producido un concurso
medial debido a la diversidad de bienes jurídicos.
Caso Iberdrola
“Iberdrola urdió un plan para alterar el precio de la luz y obtener “un lucro ilícito
de 20 millones de euros” durante el invierno de 2013 y coincidiendo con una ola de
frío, según afirma el fiscal anticorrupción Antonio Romeral en la denuncia que ha pre-
sentado en la Audiencia Nacional contra los responsables de la compañía.
Es la primera vez que la Fiscalía Anticorrupción lleva a los tribunales penales a una
eléctrica; en este caso “por un delito contra el mercado y los consumidores del artículo
281 del Código Penal”, explica el fiscal.
Los hechos que investiga ahora el juez Ismael Moreno se produjeron entre el 30
de noviembre y el 23 de diciembre de 2013. […] El fiscal Antonio Romeral destaca en
su denuncia que Iberdrola “con la finalidad de lucrarse ilícitamente, ideó y puso en
funcionamiento un sistema para incrementar el precio de la energía que vendía, más
allá del que debiera resultar de la libre concurrencia de la oferta y la demanda”. Según
Anticorrupción, la empresa aumentó el precio en las ofertas de energía eléctrica de
sus centrales hidráulicas del Duero, Sil y Tajo “a un nivel por encima del precio del
mercado diario”. Y lo hizo, señala el fiscal, “sin causa legítima que lo justificara”. Ese
aumento por encima del precio de mercado “impedía casar las operaciones”; es decir,
sacó de la negociación de la subasta eléctrica la producción de esas centrales.
El sistema de fijación del precio de la electricidad en el mercado mayorista funcio-
na como una subasta, en la que cada productor va entrando con un precio determina-
do y se van cruzando la oferta y la demanda (casación). La última central que parti-
cipa, la más cara, marca el precio que luego cobran todas. Si se oferta menos energía,
por ejemplo porque algunas centrales retiran sus ofertas, el precio se encarece. Según
el fiscal, al retirar la producción de las hidráulicas, las compras se casaron con la ener-
gía procedente de las centrales de ciclo combinado, a un precio superior.”
Notica extraída de El País, 11 de mayo de 2017.
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