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SEXUALIDAD Y SIGNIFICANTE
Deseo de reconocimiento, fórmula del lenguaje humano (el emisor recibe del receptor
su propio mensaje invertido). Dirá que el Edipo es necesario y contingente, porque es ley
simbólica, que permite la asunción de la sexualidad “normativizada” en el ser hablante.
Falta en ser, deseo y metonimia, hacen uno mediante la elisión. Atrapamiento del
sujeto en la remisión indefinida de significaciones. La insistencia de la significación es latente,
alusiva. Metonimia pura como poco sentido, como comer hongos, un borramiento que
cuestiona al valor mismo. La metonimia que es el deseo es inseparable de la demanda.
Goce demanda y deseo. Goce como satisfacción de la pulsión, ¿Cómo operar sobre el
real del goce? Propuesta de una ética de lo real, eso habla. Mundo de lo no dicho que culmina
en el, “no quiero saber nada de eso”. La demanda recibe a través de la pulsión, una relación
con el goce; por lo tanto, hay una dialéctica particular entre goce y deseo.
Inscripcion de la huella mnémica desde Freud que se realiza en el fondo del desamparo
y de la presencia del Otro. Das ding es el verdadero secreto de la realidad, orienta un primer
exterior, orienta la marcha del sujeto. La percepción de la realidad depende de la alucinación
fundamental. Das ding organiza el movimiento de las representaciones como representantes
de la representación en su articulación inconsciente. Ese Otro prehistórico imposible de
olvidar. A nivel de la cosa se presenta el Trieb, siempre como un vacío, por ende, por otra cosa.
“Qué le falta al significante para ser el uno del sujeto”, RASGO unario como que el otro
todo puede, dimensión idealizante del Otro de la demanda. Uno como soporte que es el rasgo
del significante por estar inscripto, diferencia irreductible que al repetirse insiste. Nivel de
privación de lo posible, tornándose como sujeto de la ausencia, donde todavía no es
subjetividad.
S1 como significante de la falta en el Otro, respuesta a la pregunta che vuoi, aquel ante
el cual el resto de los significantes representa al sujeto. Es impronunciable. Nombre propio
como referente vacío, que encarna la universal negativa. S(A/). Habla de las posiciones
subjetivas del ser: saber, sujeto, sexo. En la certeza de este saber imposible sobre el sexo se
determina su lugar como sujeto, a nivel del puro defecto del sexo.
En el síntoma hay un ser de verdad, allí donde se separan verdad y saber; el ser del
saber es ese sujeto imposible, real del sujeto del icc. Falo que deviene símbolo del lugar del
goce, como una falta en la imagen deseada.
No hay Otro del Otro, distanciamiento crítico del estructuralismo. Inexistencia del
metalenguaje, dinamismo del inconsciente donde la barra ahora significa un borde real. La
condensación hace el retorno de lo imposible, la metonimia juega con el goce en el que el
sujeto se produce como corte.
El goce del Otro es enigma, lenguaje que funciona como suplencia del goce sexual, el síntoma
es precisamente la inexistencia de verdad.
Hay una utilización de una escritura lógica, el icc mas que palabra es escritura. S2 como el
saber inconsciente. En la operación del cifrado del saber yace el goce mismo. El significante
reprimido retorna como letra al ser el icc escrito. Sujeto al equívoco con el que cada una,
lalengua, se distingue.
El lenguaje ocupa el lugar del sentido, el inconsciente como lugar de goce es el goce mismo del
cifrado que lalengua hace posible.
SEMINARIO 11
Lacan plantea la libido como órgano, del cual es real porque no lo podemos aprender, lo que
rige en la dialéctica de la pulsión es siempre otra cosa. Todo surge de la estructura del
significante, en la función del corte, proceso circular asimétrico. Hay cierre del inconsciente, en
donde el significante se petrifica a si mismo como sujeto de significante.
Intersección como superposición de dos faltas. El sujeto aprehende el deseo del Otro en lo que
no encaja, encontrando una falta en el Otro en la propia intimación del discurso del Otro en él.
En el intervalo entre los dos significantes reside el deseo, ofrecido a la localización del sujeto
en la experiencia del discurso del Otro, en tanto que el deseo del Otro es desconocido, se
constituye de allí el deseo del sujeto. Vuelta inevitable al punto de carencia. Carencia de su
afanisis en donde el sujeto en su proceso de movimiento deviene engaño, no deja de
presentarse esta torsión.
En la andadura cartesiana se toma por primera vez el vel, la alienación como constituyente de
la dialéctica del deseo. Discernir lo verdadero de lo falso.