Está en la página 1de 2

2.1.

Tecnologías de biorremediación in situ

La tecnología de birremediación implica el uso de microorganismos vivos (bacterias, plantas,

hongos, etc.) para la degradación o modificación del contaminante a un producto inofensivo

que contiene bajo nivel de toxicidad. Esta estrategia depende de la forma en la que los

organismos empleen los componentes del contaminante como fuente de energía y alimento

(Van Deuren y col., 1997 como se citó en el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático,

2007), lo que resulta beneficioso para el crecimiento y producción del mismo organismo. El

tratamiento puede realizarse de manera in situ, es decir, que estimula el desarrollo microbiano

a partir de los contaminantes sin necesidad de excavar, remover o trasladar los suelos de la

zona.

La fitorremediación utiliza plantas para remover, transferir, estabilizar y destruir contaminantes

en suelos y sedimentos. Las raíces que son rodeadas por los suelos contaminados segregan

sustancias que suministran nutrientes a los microorganismos y estimulan su expansión. Luego,

los contaminantes son captados por las raíces, las plantas limitan su movilidad en el suelo

debido a que las raíces producen compuestos químicos que tienen la capacidad de absorber o

modificar a los contaminantes.

La bioventilación es un método que suministra aire para propiciar la actividad de

microorganismos degradadores. El aire es suministrado a bajas velocidades de flujo en el sitio

contaminado a través de pozos de extracción con el fin de brindar oxígeno para mantener la

operatividad de degradación de hidrocarburos mediante los microorganismos presentes en el

área a tratar. La eficacia de este tipo de biorremediación depende principalmente del tipo de
contaminante presente en los subsuelos, puesto a que si presenta baja votabilidad se da una

mayor eficacia. (Suarez, R., 2013)

También está el método de bioestimulación, trata sobre la circulación de soluciones para

incrementar la degradación de contaminantes orgánicos presentes en suelos o agua

subterránea. En este último caso, el agua asciende a la superficie por un sistema de pozos de

extracción y se acondiciona en un reactor para estimular la degradación bacteriana al agregarla

nutrientes, oxígeno, microorganismos adaptados y seleccionados previamente. Al finalizar, el

efluente retorna al subsuelo por función de los pozos de inyección distribuidos alrededor del

sitio que se requiere tratar.

El uso de una determinada técnica depende al hidrocarburo que se quiera contrarrestar, la

acidez, humedad, temperatura y nutrientes en el área que se quiera descontaminar. También

se requiere de un estudio previo de las plantas, bacterias u hongos que se necesitan utilizar

para transformar los hidrocarburos en sustancias inocuas para el ambiente en el que se

encuentran.

También podría gustarte