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UNIVERSIDAD CONTINENTAL

INFORME ACADEMICO

“LA REPRESENTACIÓN”

Estudiante: Urbina Valdez Vanessa Estefhanie


Docente: Ibarra Trujillo Manuel Herminio
Área: Acto Jurídico

HUANCAYO - PERÚ

ÍNDICE
1. Introducción
2. Situación de la representación en el derecho romano; principio de la no
representación
3. Representación en tutelas y curatelas
4. Condiciones de la representación
5. La representación sin poderes
6. Conclusión
1. INTRODUCCIÓN:

Uno de los puntos a rescatar para entender de este tema es en cuanto a que se
señala que la “persona” es un ente que tiene aptitud para adquirir derechos y
obligaciones. Las metáforas, como elementos retóricos que pertenecen al lenguaje,
son parte de la imaginación social, son herramientas que permiten a los individuos
relacionarse con el mundo, conocerlo y estructurarlo a partir de las estructuras con
las que ya cuentan; permiten comparar un elemento desconocido o no tan conocido
con otro respecto del cual tienen mayor familiaridad a efecto de crear nuevos
significados (Lakoff y Johnson, 1991). Además de ello, al hacer la relación, se
transfieren ciertas características y connotaciones. Así, la interpretación de las
metáforas es ante todo simbólica y dinámica.
Lo antedicho se replica en el campo jurídico. Allí podemos ver que, aunque la idea
de persona se relacione con la máscara, en realidad no existe materialmente esta
tecnología material que cubra el rostro; pero aun así se utiliza la idea de persona
para expresar la forma en que alguien se muestra a sí mismo frente a sus
espectadores, esto es, como alguien que puede adquirir derechos y contraer
obligaciones.
¿Qué es, de acuerdo con lo antedicho, lo que hace a la metáfora de la persona tan
interesante para los académicos y los operadores jurídicos?
La etimología vendría de la palabra que, en los antiguos teatros romanos,
denominaban las máscaras que eran utilizadas para representar un personaje: per
sonare que significa “para sonar”. El orificio bucal se encontraba especialmente
diseñado para amplificar el sonido de la voz de los actores y para que esta pudiera
ser oída por el público.
En este sentido, la metáfora nos recuerda la tecnología que permite que un individuo
pueda hablar y ser oído en el contexto social y jurídico. Es como un personaje en
una escena y en el marco de una obra en que la persona puede ser notada y
percibida. El público puede oír la voz como si fuera la propia del personaje, aunque
en realidad es la del actor detrás de la máscara.

Dicho esto pasamos a hablar sobre la teoría del tema tratado.


2. SITUACIÓN DE LA REPRESENTACIÓN EN EL DERECHO ROMANO; PRINCIPIO
DE LA NO REPRESENTACIÓN:

Se examinan los textos modernos, las teorías en boga sobre la naturaleza de la


representación y comparar el resultado de este análisis con nuestro Código y con la
aplicación de que se haya hecho la jurisprudencia de los tribunales superiores de
justicia. Nos damos cuenta de que los Romanos no llegaron a formular una teoría
general de la representación ya que siendo de observar que si su ineficacia puede
ser demostrada, aparece como algo exagerado y equivocado llegar a afirmar que "el
espíritu humano requiere explicaciones claras y lógicas y no suposiciones
arbitrarias" lo que tiende a negar la importancia del rol técnico que en la elaboración
del Derecho han jugado y juegan las presunciones y las ficciones.
La importancia práctica del estudio iniciado por Pilon y continuado por los modernos
tratadistas, según lo expresa la misma Memoria, reside en que ha de aceptarse que
es el representante y no el representado quien manifiesta su voluntad y que es esta
voluntad exclusivamente, la que, en concurso con la del tercero, da nacimiento al
acto representativo. La manifestación de voluntad del representado, emitida al
otorgar poder, no envuelve una oferta contractual frente a terceros; la oferta la hará
el representante y su voluntad será la que determine el negocio jurídico, pero a
virtud de la modalidad representación, dicho negocio va a afectar al representado.
Poseemos que partir por señalar que los actos jurídicos tienen la posibilidad de ser
celebrados personalmente o por otro individuo el cual actúa en su nombre. En otros
términos, una persona festeja actos en sustitución de otra persona, empero sólo
físicamente, debido a que los efectos son para quien representa.
La representación tiene su origen en la voluntad de las piezas; por consiguiente, por
medio de un comercio jurídico se faculta a una persona para hacer determinados
actos en nombre y por cuenta de otra.
En esta organización jurídica, tenemos la posibilidad de valorar 2 piezas. Por un
lado, el representado que es ese individuo por quien se hacen actos y, sin embargo,
el representante que se refiere al que ejecuta los actos.

Sobre esta tambien existen varias teorías y se mencionara las que más relevan:

La teoría de la representación o autónoma (Ihering, Lanband, Hupka, Von Tuhr)


distingue entre voluntad determinante del acto representativo y voluntad de
apoderamiento. La voluntad del representante es la que concluye el acto. El
apoderamiento (acto por el cual el representado da poder al representante) es un
acto unilateral, autosuficiente y receptivo.
Los vicios de la voluntad recaen sobre el representante.

La teoría del doble contrato (Thol) dice que la representación importa 2 contratos: el
contrato base que es el apoderamiento y el contrato celebrado por el representante
con el tercero.

La teoría de la cooperación (Mitteis, Tertufari) asegura que no hay diferencia entre


voluntad de apoderamiento y la voluntad determinante del acto representativo. Tanto
la voluntad del representado como la del representante concurren (colaboran) a
concluir el acto representativo, empero uno de ellos, el representado es parte de
dicho acto.

La teoría de la voluntad del representante, condicionada por el representado


(Hupka) expresa que el poder otorgado por el representado es la condición y límite
de la voluntad del representante (p. 367).

3. DIFERENCIAS ENTRE REPRESENTACIÓN LEGAL Y VOLUNTARIA:

A medida que en la representación voluntaria solo basta la manifestación de la


voluntad y el quiero de conceder la representación a otra persona para que actúe en
su nombre y representación, en la legal el representante es destinado por ley, puesto
que a quien va representar tiene alguna incapacidad que está relacionada con la
inviabilidad legal. Según Torres (2008), hay las próximas diferencias entre
representación voluntaria y legal:

Por fuente, voluntaria deriva de la voluntad, legal de la ley.


Fundamento, por la representación legal, se tutelan intereses generales, por
la representación voluntaria se tutelan intereses particulares.
La representación voluntaria es una manifestación de la autonomía de la
voluntad que permite ampliar la capacidad, y la legal es impuesta por la ley y
limita la autonomía privada del incapaz.
El representante legal tiene independencia de la voluntad del representado,
mientras que el representante voluntario depende de lo requerido por el
representado.

La representación legal, en algunas ocasiones, es judicial; nace de una resolución


judicial dictada ante una inviabilidad material como podría ser el hecho de no tener
representante ni jefe. En aquel caso, el Juez a solicitud de la parte interesada la da.

Como podemos ver el otorgamiento de representación puede ser voluntario y legal,


lo cual va depender de si nace de la voluntad del propio sujeto o si la ley lo estipula.
Dentro de la representación voluntaria, es necesario emitir un poder. A continuación,
mencionaremos algunos detalles sobre este.

4. EL PODER EN LA REPRESENTACIÓN:

Es un acto jurídico unilateral por medio de el cual una persona (representante)


obtiene de otra llamada representada facultades para que actúe en su nombre y
representación, o sea, que vele por sus intereses. Cabe señalar que los actos que el
representante haga no tendrán efectos directos sobre él, sin embargo sí contra el
representado.
Tenemos la posibilidad de asegurar que el poder es la esencia de la representación
directa mencionada en el asunto anterior. Este archivo posibilita que el representante
actúe a nombre del representado, sin embargo sin necesidad de la aprobación de
este cada vez que va a actuar en su nombre. Además, el poder no crea obligaciones
al representante, sólo facultades. Asimismo, al ser considerado un comercio
unilateral empieza a surtir efecto en cuanto el individuo se completa de que tiene
poder.
Existen dos tipos de poder, uno general y otro especial, recogidos en el código civil.
A continuación, explicaremos brevemente cada uno de ellos.

➔ Poder por escritura pública para actos de disposición:


Artículo 156º Para contar con la propiedad del representado o gravar sus
bienes, es necesario que el encargo conste en forma indubitable y por
escritura pública, bajo sanción de nulidad (Código Civil, p. 67)

Jurisprudencia: Para efectos de inscribir títulos que tienen dentro actos de


disposición, el registro tendrá que comprobar la función de los otorgantes y
una vez que exista representación de una de las piezas el encargo tendrá
que constar en escritura pública y en forma indubitable, según lo dispuesto
en el artículo 156º del Código Civil (Res. 247- 2000, p. 32)

➔ Poder general y especial:


El poder general es ese que solo sirve para lograr hacer actos de gestión
ordinaria, en lo que en el poder particular prima el inicio de literalidad, o sea,
el representante no va poder hacer actos que no estén detallados. Por
consiguiente, este debería ser otorgado por escrito.

Además, con el poder particular tienen la posibilidad de hacer actos de


disposición o gravamen del representado que en ideología son denominados
actos de gestión extraordinarios, ya que con este poder puede incrementar o
reducir el patrimonio del representado. El poder tiene validez por el contenido
del mismo, mas no por el nombre con el que se etiquete.

Artículo 155º El poder general sólo comprende los actos de gestión. (Código
Civil, p. 67)
El poder especial comprende los actos para los cuales ha sido conferido.

Jurisprudencia: En el presente caso el asunto central de la disputa (nulidad


de acto jurídico) radica en implantar si el apoderado poseía facultades para
lograr celebrar la escritura de garantía hipotecaria, recibiendo un crédito a su
favor y el de su cónyuge, garantizando el préstamo con el inmueble de
propiedad de su mandante. Analizando los recursos probatorios aportados al
proceso, se llega a la conclusión de que el apoderado ha excedido los
parámetros del poder que se le ha otorgado en interés de su mandante,
puesto que el apoderado conjuntamente con su cónyuge se han favorecido
con el préstamo bancario, lo cual resulta nulo el acto jurídico por tener un fin
ilícito,puesto que el apoderado se ha extralimitado en sus facultades,
llegándose a la decisión de que no resulta pertinente utilizar el artículo 155º
del Código Civil al presente caso (CAS N.º 831-2002, p. 59).
5. FORMAS DE LA EXTINCIÓN DE LA REPRESENTACIÓN VOLUNTARIA:

A continuación, mencionaremos algunas formas de extinción de representación


voluntaria (poder) señaladas por Torres (2008, pp. 444- 445), pero solo
desarrollaremos dos: renuncia y revocación.

● Revocación de poder
● Remoción del representante
● Realización del acto encomendado (769.2, 1801)
● Cesación de la causa fuente (incapacidad) (art. 610º, 615º)
● Muerte del representado (art. 617º, 461.1º, 549.1º)
● Muerte del representante (art. 550.1º, 461.1º, 1801º)
● Vencimiento del período de ejercicio (art. 796.1º)
● Cuando el representante incumple con sus obligaciones (art. 446º, 463.3º)
● Cuando la ley lo dispone expresamente (art. 462º, 463º)
● Renuncia de la representación
● Cuando el acto de otorgamiento del poder es nulo (arts. 19º, 161º, 163º,
166º, 1390º)
● El poder para contraer matrimonio caducará a los seis meses. (art. 264º)

La renuncia del representante:

Se basa en el acto jurídico unilateral y receptivo por el que el representante le


expone al representado su voluntad de retirarse de la interacción jurídica entre ellos
que es la representación. Al respecto, en nuestro código civil se menciona lo
próximo:

Artículo 154º.- El representante puede abandonar la representación comunicándose


al representado. El representante está obligado a seguir con la representación hasta
su reemplazo, salvo obstáculo grave o justa causa.

El representante puede apartarse de la representación si notificado el representado


de su renuncia, avanza el plazo de treinta días más el concepto de la distancia, sin
haber sido reemplazado (Código Civil, p. 66).

Efectos de la renuncia:

En algunas ocasiones, una vez que el representante renuncia y poseía ciertos actos
de representativos; es mencionar, estaba obligado al cumplimiento, el representante
está obligado al pago de una compensación, salvo que su renuncia tuviera alguna
causa.

Cabe resaltar que, si el representante no apunta un fundamento grave para su


renuncia y poseía ocupaciones que llevar a cabo, debe avanzar con su
representación hasta su reemplazo.
La revocación del representado:

Se basa en que el individuo que alguna vez otorgó el poder muestra que se deje sin
efecto el mismo.
Comúnmente se hace por escritura pública y se notifica por medio del notario, con
quien se logró la revocatoria, a la notaría frente a la cual se otorgó el poder para que
en la situación desee una réplica se encuentre al tanto que fue revocado.
Una vez hecha la revocación, se suele mandar al representante una carta notarial
adjuntando el poder de revocatoria para que se entere que por el momento no
cuenta con poder y evite ejercerlo.

Efectos de la revocación:

Lo contenido en el acto jurídico, por medio de el cual se otorgó el poder, queda sin
impacto a partir del instante de la revocación. Asimismo, los actos que haga sin
hallarse investido de poder no van a tener validez y tendrá que contestar por ellos.

Situación del representante:

Esta figura es tratada en el Código Civil en el artículo 158°, en el que se refiere a la


delegación de poder. O sea, el representante autorizado por el representado
proporciona todo o parte de sus facultades a un tercero. Ejemplificando, una vez que
un jurista tiene poder para representar a su comprador en un juicio, éste encarga
facultades a su procurador y a sus practicantes.

Cabe mencionar que en esta interacción jurídica él es el delegado y constantemente


va a tener control sobre el delegado.

6. CONCLUSIÓN:

Se concluye que la corrección o incorrección de estas definiciones de individuos es


materia de otro debate. Sin embargo, en este marco, es interesante ver cómo una
máscara puede disfrazar diversos actores y, desde luego, cómo las máscaras
construyen una imagen de qué o quiénes permanecen detrás. Por un lado, si el
estatus de “persona” se consigue al imputarse derechos y obligaciones y solo al
impacto de jugar un papel especial, entonces tenemos la posibilidad de ver que
alguien podría ser y no ser persona paralelamente, según las interacciones jurídicas
en las que se vea enroscado. Los derechos humanos, ejemplificando, no podrían ser
más que un tipo de derecho como cualquier otro. Sin embargo, si se estima que el
individuo existe anterior al derecho y que este estatus es condición para obtener
derechos y contraer obligaciones, entonces la reclamación por lo justo es probable y
además puede verse la unidad del individuo detrás de los papeles para ver
incongruencias. No obstante, el problema que nace en esta situación es cuál es la
característica intrínseca de un ente que posibilita o no reconocer que alguien o algo
es una persona. ¿Es la humanidad? ¿Es la razón? ¿Es la probabilidad de ser
salvaguardado y obligado por el derecho?
Las preguntas parecieran ser circulares. Esto muestra lo complejo del asunto. Al
inicio, la raza humana parece ser un núcleo argumental coincidente para reconocer
que alguien es persona. Todo ser humano es persona actualmente. La esclavitud
podría ser inviable, ejemplificando. Sin embargo, el problema se centra en la
definición de en qué momento se inicia la vida de las personas, cuestión que es
insoslayable en el debate por la interrupción voluntaria del embarazo o respecto del
uso o descarte de embriones. La situación de los cadáveres y el reconocimiento de
cierto costo parece demostrar una exclusión interesante entre ser persona viva y
amerita una custodia particular por haber sido tal. Ahora bien, dicha defensa jurídica
¿transforma al cuerpo humano muerto en persona? Los individuos jurídicos son
famosos, sin dudas, aunque sus derechos y obligaciones son limitados no sin
controversias. Los casos de los animales y recursos naturales o la IA (inteligencia
artificial) parecen traer nuevos retos al criterio.

7. REFERENCIAS:

De La Puente y Lavalle, M. (2001). El contrato en general: comentarios a la sección


primera del Libro VII Código Civil. Lima: Palestra Editores.

Juristas Editores (noviembre 2001). Cas n.º 2080. Revista Peruana de


Jurisprudencia, 4, (1). Trujillo: Autor.

Messineo, F. (1979). Manual de derecho civil y comercial. Buenos Aires, Argentina:


EJEA.

Romero, Francisco. (2013). Acto jurídico. Lima: Editorial Grijley.


Taboada, Lizardo. (2013). Acto jurídico, negocio jurídico y contrato. Lima: Editorial
Grijley.

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