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REPRESENTACION, MANDATO Y PODER

En el derecho encontramos diversas instituciones que tienden a ser confundidas y utilizadas


como sinónimos cuando en realidad no lo son. Un claro ejemplo se encuentra en figuras
como la representación, el poder y el mandato.
La representación, poder y mandato son conceptos utilizados indistintamente por quienes
desconocen de la materia jurídica. No obstante, también suele ser un motivo de confusión
entre estudiantes de derecho e, incluso, abogados y servidores públicos de diversas
dependencias. ¿Cuántas veces no hemos visto acuerdos con el uso incorrecto de estos
términos?
Ante esto, será de gran utilidad contar con una definición puntual y concreta de cada una de
estas instituciones, para poder entender tanto su contenido como alcance y distinguir las
diversas situaciones o fenómenos jurídicos a los cuales se aplican.

REPRESENTACIÓN:

En primer lugar, con representación generalmente aludimos a una situación en la cual una
persona denominada representante actúa a nombre de otra denominada representado y, en
donde los actos jurídicos que realiza la primera se imputan al representado, cómo si este los
hubiese realizado personalmente.
Tomando en consideración la definición realizada por el reconocido jurista Eduardo J.
Couture en su Vocabulario jurídico, podemos decir que la representación es la relación
jurídica, de origen legal, judicial o voluntaria, por virtud de la cual una persona,
denominada representante, realiza actos a nombre de otra, llamada representado,
haciendo recaer sobre ésta los efectos jurídicos emergentes de su gestión.
Por su parte, el jurista Bernardo Pérez Fernández del Castillo en su reconocida obra
Representación, poder y mandato, determina que la representación “…es la facultad que
tiene una persona de actuar, obligar y decidir en nombre y por cuenta de otra
persona”.
En la doctrina generalmente se clasifica la representación en legítima o legal; orgánica,
social o necesaria; y, voluntaria. La representación legítima o legal la impone la ley a ciertas
personas (por ejemplo, las disposiciones legales establecen quienes representarán a un
incapaz o un ausente); la representación orgánica, social o necesaria se realiza por los
órganos sociales de administración de las personas morales; y, la voluntaria se presenta
cuando una persona autoriza a otra para actuar en su nombre o representación.
Por otro lado, otra clasificación establece la representación directa y la representación
indirecta. La primera se presenta cuando una persona actúa en nombre y por cuenta de otra,
surgiendo una relación directa e inmediata entre representante y representado. Por su parte,
la segunda se da cuando una persona actúa en nombre propio y por cuenta de otra,
adquiriendo para sí derechos y obligaciones de su representado frente a un tercero, pero los
efectos jurídicos repercutirán en último término en el patrimonio del representado.

MANDATO:

Para aproximarnos a qué nos referimos por mandato, podemos tomar como punto de partida
la determinación que se realiza en el artículo 2564 del Código Civil para el Distrito Federal:
“Artículo 2564. El mandato es un contrato por el que el mandatario se obliga a ejecutar por
cuenta del mandante los actos jurídicos que éste el encarga.”
Del artículo señalada se desprende que el mandato es un contrato, esto es, un acuerdo
al mandatario a actuar en su propio nombre o por su propio derecho). Es por esto que
establece que la característica de este contrato es que los actos que realice el mandatario se
entenderán realizados por cuenta del mandante, pero esos actos pueden realizarse a
nombre del mandante o a nombre del mismo mandatario.
Otra relevante consideración técnico-jurídica es que cuando en un contrato de mandato se
establece la representación, se encuentra implícito el otorgamiento de un poder, toda vez
que este es el medio o instrumento para conferir la representación. Por lo tanto, si se celebre
un contrato de mandato sin representación, entonces no existe el otorgamiento de un poder.

PODER:

Como se ha dicho, el poder es un medio o un instrumento para conferir la representación.


Pero es necesario aclarar más detenidamente a que nos referimos con poder.
Existen diversas concepciones sobre el poder. Algunas posturas doctrinales señalan que es
el documento por el cual se acredita la representación con la cual se ostenta una persona en
relación con otra. Este punto de vista refiere un punto de vista formal, esto es, la carta poder
o el poder notarial no el contenido.
Otras posturas señalan que poder es acto por cual la una persona queda facultada por otra
para actuar en su nombre y representación, esto es, refiere el acontecimiento del
facultamiento. Y por otro lado existen posturas doctrinales que señalan que refiere la
institución por medio de la cual una persona puede representar a la otra en virtud de una
declaración unilateral de la voluntad.
De acuerdo con Pérez Fernández del Castillo el poder “…es el otorgamiento de
facultades que da una persona llamada poderdante a otra denominada apoderada para
que actúe en su nombre, es decir, en su representación.” El medio a través del cual se
otorgan las facultades es una declaración unilateral de la voluntad.
Como puede notarse, el poder es una declaración unilateral de la voluntad, mientras que el
mandato es un contrato. Además, el poder siempre es representativo, esto es, se actúa en
nombre y por cuenta de otra persona, mientras que el mandato puede o no ser
representativo.
En cuanto a la diferenciación entre representación y poder, el jurista Ignacio Galindo
Garfias en su artículo Representación, mandato y poder refiere que con la representación
nos referimos al vínculo jurídico entre representante y representado; en tanto que el ejercicio
del poder, que constituye el contenido de la representación, produce efectos jurídicos
respecto de terceros con quienes el apoderado contrata.
Además, otra forma de diferenciar la representación del poder es notar que este es el medio
o instrumento para conferir aquella. Siempre que exista un poder se supone la existencia de
una representación (voluntaria), y la única forma de conferir esta representación (voluntaria)
es mediante el poder.

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