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ISTITUTO DEL VERBO INCARNATO

__________
P RO CURA

Santa Clara, California, 31 de agosto de 2016.


Carta Circular 2/2016

Queridos Padres, Hermanos y Seminaristas:

Como todos saben, por gracia de Dios en la Misa de clausura del pasado Capítulo General, y
como resultado de una decisión unánime de los Padres Capitulares, pudimos consagrar el
Instituto al Sagrado Corazón de Jesús. Tal consagración se hizo mediante la “entronización” de
su imagen, acompañada de las oraciones correspondientes, en la iglesia de San Bartolomé
Apóstol, en el seminario del Instituto en Montefiascone (Italia).

Para nosotros se trata de un acto de gran trascendencia y de profundo significado espiritual,


prenda de muchos frutos de santidad, de mutua unión y concordia, y de fecundidad apostólica
para los miembros del Instituto.

Con dicha consagración, por pura gracia y misericordia de Dios, no hemos hecho más que
seguir lo que los Sumos Pontífices ha recomendado en los últimos años de manera insistente
y con documentos específicos, estableciendo esta devoción en toda la Iglesia no como una
devoción más, sino como esencial a la fe católica, porque la devoción al Sagrado Corazón no
es otra cosa que la devoción a la Persona del Redentor, en cuyo amor consiste toda la
perfección de la vida cristiana y de la vida consagrada 1.

Al mismo tiempo no podemos dejar de ver que en los últimos tiempos esta devoción ha
adquirido un nuevo impulso debido a la institución en Iglesia universal de la fiesta de la Divina
Misericordia en el Domingo de la Octava de Pascua. Misericordia divina que no es otra cosa
que la manifestación del infinito amor del Corazón de Cristo 2.

Mediante la presente Carta Circular deseo exhortar a todos a profundizar en el sentido de


esta consagración y devoción, estableciendo al mismo tiempo que en cada Provincia y en
cada Comunidad del Instituto se realice la misma consagración o entronización durante el
corriente Año Jubilar de la Misericordia convocado por el Papa Francisco. Para el futuro,
establecemos también que cada vez que se erija una nueva comunidad del Instituto, se realice,
con la debida solemnidad, la entronización de la imagen del Sagrado Corazón.

1 Sobre estas enseñanzas magisteriales cf. PÍO XII, Carta encíclica Haurietis aquas, 4.
2 Tal fiesta universal se instituyó siguiendo el explícito pedido de Nuestro Señor a Santa Faustina Kowalska.

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1. Significado de esta consagración.

No podemos desarrollar aquí todo lo que significa esta devoción. Lo hacemos muy
brevemente.

La consagración de las personas, casas, jurisdicciones y del mismo Instituto al Sagrado


Corazón de Jesús tiene por finalidad dar culto a la Persona del Divino Redentor, buscando
de amarlo con todo nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra mente y con toda nuestra
alma (cf. Mt 22,37), lo cual se identifica con el fin de nuestra consagración religiosa. Y
buscando, al mismo tiempo, de reparar por las ofensas que se realizan contra él, lo cual
también se identifica con la inmolación y el holocausto propios de nuestra vida religiosa 3.

Por eso el Papa Pío XII indicaba que la devoción al Sagrado Corazón es la devoción a la
Persona de Jesús, pero particularmente a su triple amor por nosotros: el amor que nos tiene
como Dios, común con el Padre y el Espíritu Santo; el amor de su santísima voluntad
humana, llena de gracia; y su amor sensible, perfectamente ordenado en Él, y que es como la
revelación exterior, con sus trazos tan auténticamente humanos, de su infinita y tiernísima
misericordia 4.

Tal devoción sería vana si no connotase de parte nuestra una correspondencia a ese amor,
que es lo que el Señor reclamó a Santa Margarita María de Alacoque: “He aquí el Corazón que
tanto ha amado a los hombres, recibiendo en cambio tanta ingratitud”. En este mismo sentido el Papa
León XIII enseña: “Es innata al Sagrado Corazón la cualidad de ser símbolo e imagen
expresiva de la infinita caridad de Jesucristo, que nos incita a devolverle amor por amor” 5.

La entronización tiene, además, el sentido de poner a Jesús en un trono simbólico, cediéndole el


padre de familia (el Superior de la casa o de la Jurisdicción) toda su potestad de gobierno y
profesando así su reyecía absoluta sobre sí mismo, sobre los demás miembros de la casa,
sobre sus personas y apostolados, y sobre la casa misma.

Por eso tal consagración no debe quedar como un mero signo exterior, sino que conlleva el
deseo de unirse cada vez más al Salvador, identificándose con Él como sus miembros que
buscan la perfección de la caridad y la mística transformación que es fin de nuestra
consagración religiosa, buscando de llevar en nosotros hasta sus últimas consecuencias el
santo bautismo que nos ha incorporado a Cristo. Esto implica no una identificación parcial

3 Cf. S. TOMÁS DE AQUINO, S. Th., II-II, 186,1 y 7; I-II, 108,4; Contra impugnantes, c. 1; De perfectione spiritualis vitae, c. 11; S. JUAN

PABLO II, Exhortación apostólica Vita consecrata, 17.


4 Cf. Haurietis aquas, 15: “Con toda razón, es considerado el corazón del Verbo Encarnado como signo y principal símbolo del triple

amor con que el Divino Redentor ama continuamente al Eterno Padre y a todos los hombres. Es, ante todo, símbolo del divino amor
que en Él es común con el Padre y el Espíritu Santo, y que sólo en El, como Verbo Encarnado, se manifiesta por medio del caduco y
frágil velo del cuerpo humano, ya que en «Él habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmente» (Col 2,9). Además, el Corazón de Cristo
es símbolo de la ardentísima caridad que, infundida en su alma, constituye la preciosa dote de su voluntad humana y cuyos actos son
dirigidos e iluminados por una doble y perfectísima ciencia, la beatífica y la infusa (S. Th., III,9,1-3). Finalmente, y esto en modo más
natural y directo, el Corazón de Jesús es símbolo de su amor sensible, pues el Cuerpo de Jesucristo, plasmado en el seno castísimo de
la Virgen María por obra del Espíritu Santo, supera en perfección, y, por ende, en capacidad perceptiva a todos los demás cuerpos
humanos (S. Th., III,33,2 ad 3; III,46,6)”.
5 Carta encíclica Annum sacrum (25 de mayo de 1899).

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con Cristo, sino que tiene la característica de la totalidad, y, por tanto, de la perfecta identidad
con Él 6. Identificarse con Él y transformarse en Él significa también inmolarse con Él
reparando por los pecados propios y de todos nuestros hermanos mediante el holocausto de
nuestra vida religiosa. La reparación, de hecho, es un elemento esencial de esta devoción, tal
como el Señor se dignó revelarla a Santa Margarita.

2. Los bienes prometidos por el Sagrado Corazón


para los Institutos que se consagran a Él.

Cuatro son los principales bienes prometidos a los Institutos que den este culto especial al
Corazón de Cristo, según refiere Santa Margarita 7.

a. Conservar el fervor primitivo del Instituto: “Estos frutos de vida y de salud (que traerá la
devoción al Corazón de Jesús) nos renovarán en el espíritu primitivo de nuestra santa
vocación”. En otro lugar dice: “Satanás quería vomitar su rabia destruyendo el espíritu
(de nuestro Instituto), y por este medio arruinarlo. Mas yo creo que no logrará su
intento, si queremos, según las intenciones de nuestro santo Padre (S. Francisco de
Sales), servirnos de los medios que él nos presenta (esta devoción), para restituirnos
al primer vigor del espíritu de nuestra santa vocación, viviendo según las máximas del
Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo”. Y en una carta a su Director dice, no
ya tocante a su Orden, sino a todas en general: “Sobre todo haga Ud. porque la abracen
(esta devoción) las personas religiosas, porque sacarán de ella tantos socorros, que no
será necesario otro remedio para restablecer el primitivo fervor y la más exacta
regularidad en las Comunidades menos observantes”.

b. La consecución de los fines del Instituto: Se sigue de la renovación del fervor primitivo del
Instituto. Relatando una visión, en la que la Virgen Santísima hacía entrega de la
devoción al Corazón de Jesús a la Orden de la Visitación y a la Compañía de Jesús, la
santa dice: “Y a medida que ellos (los religiosos de la Compañía) le procuraren tal
placer, este Divino Corazón, fuente de bendiciones y de gracias, las derramará tan
abundantemente sobre las funciones de sus ministerios, que éstos producirán
resultados que sobrepujen sus trabajos y sus esperanzas, lo mismo en lo tocante a la
salud y perfección de cada uno de ellos en particular”.

c. La unión de caridad entre los miembros: En una carta, después de enumerar varias promesas
a las comunidades religiosas, Santa Margarita añade: “Y (prometió) que Él derramaría
esta suave unción de su ardiente caridad en todas las Comunidades religiosas en que
fuere honrado y se pusieren bajo su especial protección, que mantendría en ellas todos
los corazones unidos para no formar sino uno solo con el suyo”.

6 Esta es una de las ideas más fuertes y centrales desarrolladas por S. Juan Pablo II en Vita consecrata; cfr. nn. 16-26 y passim.
7 Por estos textos de las cartas de la Santa cfr. F. ALCAÑIZ, La devoción al Sagrado Corazón de Jesús (Granada 1957), cap. 1.

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d. La solidez y la unidad ante los peligros de división y los ataques externos: La Santa dice: “Nuestro
Padre S. Francisco de Sales, temiendo que los fundamentos de su edificio viniesen a
cuartearse, había pedido un sostén capaz de defenderlo. Se le concedió la devoción
del Corazón de Jesús, como medio para reparar las quiebras del edificio, y servirle de
defensa contra los ataques de sus enemigos, y de apoyo para que no sucumba en lo
venidero”[…] “No puedo dispensarme de decir a Ud. unas palabras más acerca de la
fiesta de nuestro Santo Fundador, el cual me dio a conocer que no había medio más
eficaz para reparar las quiebras de su Instituto que introducir en él la devoción al
Sagrado Corazón, y que él deseaba que este remedio se usase” […] “Yo pienso que
éste es uno de los medios más eficaces para tornarle a levantar de sus caídas, y servirle
como de castillo inexpugnable contra los asaltos que el enemigo le da continuamente
para arruinarlo, por medio de un espíritu extraño de orgullo y ambición, que quiere
introducir en lugar de aquel de humildad y sencillez, que son el fundamento del
edificio”.

3. Las promesas realizadas a las personas que lo honrarán mediante esta devoción.

Además de estas promesas hechas a las comunidades religiosas, el Señor le reveló a Santa
Margarita otras promesas para las personas que lo honrarán mediante esta devoción. Estas
promesas sobre la eficacia de esta devoción para la santidad personal son bien conocidas,
pero creo que es bueno mencionarlas en este contexto 8:

1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.


2. Pondré paz en sus familias.
3. Les consolaré en sus penas.
4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el océano infinito de la
misericordia.
8. Las almas tibias se volverán fervorosas.
9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi
Corazón, y jamás será borrado de Él.
12. En el exceso de mi misericordia, mi amor todopoderoso concederá a todos
aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de

8 En una carta dice S. Margarita: “¡Si V. supiera cuánto mérito y gloria tiene el honrar a este amable Corazón del adorable Jesús, y

cuál será la recompensa de aquellos que, después de estar a Él consagrados, no buscan sino honrarle! Sí, me parece que esta sola
intención hará sus acciones más meritorias y agradables delante de Dios, que todo cuanto ellos hubiesen podido hacer sin esta
aplicación” […] “No sé, mi querida Madre, si comprenderá V. lo que es la devoción al Sagrado Corazón de Jesucristo Nuestro Señor
de que le hablo; produce un gran cambio y fruto en todos los que se consagran y se dan a ella con ardor”.

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la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos


sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquél momento supremo 9.

4. Preparar adecuadamente la consagración.

A nadie escapará que los bienes prometidos por el Divino Redentor a las personas y a las
comunidades que honren su Sagrado Corazón son inestimables e infinitos. Pero su
adquisición dependerá, en gran medida, de nuestras disposiciones interiores. Por eso quiero
exhortarlos a preparar debidamente el acto de consagración en cada una de las casas y
jurisdicciones, mediante una adecuada catequesis previa, por ejemplo, aprovechando las
Buenas noches o los sermones, y mediante la celebración de un Triduo o una Novena
preparatoria. Para las predicaciones pueden ser de gran utilidad los documentos pontificios
más importantes sobre el tema, que siendo breves son a la vez muy enjundiosos y ricos,
especialmente la Carta encíclica Haurietis aquas de S.S. Pío XII 10.

* * * *

Queridos todos, pienso que el acto de consagración realizado al término del Capítulo General
dará muchos frutos, especialmente de santidad personal y de embellecimiento espiritual del
mismo Instituto. Está en cada uno de nosotros el ser fieles a nuestra consagración religiosa,
y, por tanto, el usar de este medio admirable que el mismísimo Señor quiso revelar repetidas
veces a insignes santos y quiso promulgar en su Iglesia mediante sus Vicarios, los Sumos
Pontífices.

No olvidemos, además, que estamos en el Año Jubilar de la Misericordia, un año de gracias


especiales no sólo para la adquisición de las indulgencias, sino también en orden a la
reparación de nuestros pecados, al perdón y a la mutua reconciliación allí donde faltare, a la
paz y concordia allí donde fuese necesario restablecerlas. Aprovechemos entonces del tesoro
de los infinitos méritos de Cristo que la Iglesia pone a nuestra disposición en este tiempo
precioso para crecer en el amor a Jesucristo, que es la principal causa y finalidad de nuestra
vida consagrada.

9 Esta es la llamada “Gran promesa”. Las condiciones para que se nos conceda esta gracia son tres: 1. Recibir la Sagrada Comunión

durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva; 2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de
alcanzar la perseverancia final; 3. Ofrecer la Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Sagrado
Corazón y el Santísimo Sacramento.
10 Los principales documentos magisteriales específicos son, en orden cronológico: LEÓN XIII, Carta encíclica Annum sacrum sobre

la consagración del género humano al S. Corazón (http://www.corazones.org/doc/annum_sacrum.htm ); PÍO XI, Carta encícilica
Miserentissimus Redemptor, sobre la expiación que todos deben al S. Corazón (http://w2.vatican.va/content/pius-
xi/es/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_19280508_miserentissimus-redemptor.html ); PÍO XII, Carta encíclica Summi Pontificatus,
al inicio de su ministerio petrino (http://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_20101939_summi-
pontificatus.html ); PÍO XII, Carta encíclica Haurietis aquas, sobre el culto al S. Corazón (http://w2.vatican.va/content/pius-
xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_15051956_haurietis-aquas.html#_ftn16 ); y B. PABLO VI, Carta apostólica Investigabiles
divitias Christi, en el 2º centenario de la institución de la fiesta litúrgica del S. Corazón de Jesús (https://w2.vatican.va/content/paul-
vi/it/apost_letters/documents/hf_p-vi_apl_19650206_investigabiles-divitias.html ). A esos se podría añadir, aunque no sea un texto
específico sobre el S. Corazón, Dives in misericordia, de S. Juan Pablo II.

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Nos ayude la Santísima Virgen, de la que somos esclavos de amor. Le pedimos a Ella, la
“Odigitria”, la que muestra el Camino, que nos revele a su Hijo, que nos forme como Él en el
divino molde de su seno virginal, y que bendiga todos nuestros esfuerzos por nuestra santidad
y fecunde todos nuestros trabajos apostólicos.

Aprovecho para saludarlos a todos muy cordialmente, enviándoles un fuerte abrazo en Cristo
y María Santísima.

P. Gustavo Nieto, IVE


Superior General

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