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Motivación.

Ángela María Cardona Ramos.


Julián David Cuervo Parrado.
Mateo Quintero Quintero.
Shalom Sofía Tangarife Jaramillo.

Caracterización de las relaciones románticas en los estudiantes de la


Universidad de Manizales a partir de la teoría del apego.
Procesos psicológicos básicos II

Docente: Alejandro Londoño Valencia.

Universidad de Manizales
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Programa de Psicología.
Manizales, marzo de 2017.
Durante las diferentes etapas del ciclo vital las relaciones afectivas cobran gran importancia.

Específicamente en la adolescencia dichas relaciones se pluralizan; esto quiere decir que, las

relaciones con iguales cobran mayor importancia que las relaciones con los padres, pues con

ellos ya se crearon vínculos durante las primeras etapas. Entre estos, los vínculos de apego

serán las bases para que posteriormente los adolescentes entablen relaciones de carácter

significativo con individuos que no pertenecen al núcleo familiar. Uno de los principales

intereses en este sentido es el llegar a establecer y a mantener relaciones de tipo romántico de

manera exitosa que proporcionen elementos de afecto y seguridad.

INCENTIVO: Los vínculos establecidos previamente con los padres y la interacción que se

ha tenido actuarán como incentivo en el momento de socializar y establecer relaciones

afectivas en contextos alternos al de la familia. De estos enlaces primarios con el cuidador o

cuidadores, el joven va a proyectar este modelo relacional aprendido en su infancia, a la hora

de entablar relaciones románticas.

Todo esto se modifica de tal manera que el joven pasa de que sus padres lo hagan receptor de

atención y cuidado a que él mismo tenga el potencial de brindar cuidado a otros. Esto le da al

vínculo de apego un carácter bidireccional, donde un individuo puede proporcionar atención

y cuidado y a la vez recibirlo, así que la adolescencia más que ser una etapa en la que se

desconectan lazos es una en la que se transforman y trascienden y luego se transferirán al

grupo de pares y a la pareja.

Siguiendo con este razonamiento Hazan & Shaver (1990) mencionan que “Más que la

necesidad de protección, lo que sucede es una integración de varios sistemas, el sexual, el de

cuidado (paternidad), y el de apego”. (p.10)


REFUERZO: Los estilos de apego, que estarán designados por estilos mentales relacionales

ya determinados por el individuo, se desarrollarán a lo largo de todo el ciclo vital como

acabamos de mencionar; las nuevas relaciones serán afectadas por las experiencias pasadas, y

la estabilidad de estas relaciones se determinará a lo largo del proceso, lo que generará un

recurso para la adaptación y creación de la identidad.

Las características de las relaciones entre los niños y sus cuidadores son similares a las de las

relaciones románticas ahora configuradas.

Algunos de estos elementos son: la necesidad por mantener el contacto físico, la

intimidad, la búsqueda de confianza y seguridad, la familiaridad, la responsabilidad y

finalmente la ansiedad ante la separación, y los sentimientos de tristeza y depresión

ante la pérdida.” Hazan, C. & Zeifman D. (1999, citado por Penagos, et al en 2006).

Según el proceso de desarrollo de los adolescentes, en las relaciones románticas los ejes

fundamentales dejan de ser el sexo y el amor para incorporar factores como cuidado,

intimidad y comunicación de sentimientos e ideas.

EXPECTATIVA: Todos estos modelos que hemos mencionado, son representaciones

mentales, que incluyen expectativas sobre sí mismo y sobre los otros, bajo la luz de las

relaciones afectivas. Se han encontrado patrones que caracterizan a ciertas relaciones

románticas, los patrones fundamentales vendrían a ser tres:

El apego seguro está caracterizado por niveles altos de confianza y cercanía y

patrones adecuados de comunicación. El apego inseguro está caracterizado por baja

confianza, patrones inadecuados de comunicación y bajos deseos de cercanía y

proximidad. Por último el apego ambivalente se caracteriza por bajos niveles de

confianza en el establecimiento de relaciones afectivas, deseo de mantener


proximidad con estas, todo esto acompañado de temor e inseguridad para establecer y

mantener relaciones. (Penagos, A. Rodríguez, M. Carrillo, S. Castro, J. 2006, p. 4)

Partiendo de esto, todo el bagaje emocional que luego el joven va a depositar sobre la

relación será orientado y algunos detalles estarán guiados bajo cierto tipo de apego, para

determinar las experiencias individuales que designa cada tipo implica un reconocimiento de

la experiencia individual, la constitución genética, y las influencias culturales como puntos de

partida para dicho reconocimiento.

MOTIVACIÒN EXTRÌNSECA: Según los razonamientos que hemos venido planteando, en

la etapa de la adolescencia se dan múltiples transformaciones en el individuo, una de ellas es

la jerarquía de las relaciones afectivas y por tanto, un cambio en las figuras de apego,

otorgando mayor importancia a las relaciones románticas y con pares, en las que el

adolescente se siente en confianza mutua y otorgan cooperación, afecto y seguridad, que a la

relación con los padres, con quienes se generaron los primeros vínculos. Las relaciones de

apego, deben estar caracterizadas por ser duraderas, y mantener estabilidad a través del

tiempo, promoviendo a partir de este tipo de relaciones seguridad, confianza e intimidad

(Penagos, et al, 2006).

Además, la certeza de apoyo al individuo y la disponibilidad por parte de sus figuras de

apego es la base de la formación de una personalidad sólida, estable y segura.


REFERENCIAS.

Penagos, A., Rodríguez, M., Carrillo, S., & Castro, J. (2006). Apego, relaciones románticas y
autoconcepto en adolescentes bogotanos. Universitas Psychologica, 21-36.

Hazan C. & Shaver P. (1990). Love and work: an attachment theoretical perspective. Journal
of Personality and Social Psychology, 59, 270-280.

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