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Rancagua, veintiocho de septiembre de dos mil trece.

VISTOS Y TENIENDO PRESENTE:

PRIMERO: Que ante este Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Rancagua,


constituido por el Juez Presidente Óscar Castro Allendes y las magistradas
Gladys Medina Montecino y Marcela Paredes Olave, se llevó a efecto la audiencia
del juicio oral de la causa RIT N° 230-2013, seguida en contra de LUIS ALBERTO
CASTRO BUSTOS, cédula nacional de identidad N° 14.201.737-7, 32 años,
soltero, nacido en Rancagua el 2 de junio de 1981, eléctrico, domiciliado en villa
El Bosque, pasaje La Araucaria N° 302, Malloa.

Sostuvo la acusación el Ministerio Público, representado por el Fiscal


Servando Pérez Ojeda; en tanto que la defensa estuvo a cargo de la Defensora
María Soledad Pezo Elgueta, ambos con domicilio y forma de notificación ya
registrados en el tribunal.

SEGUNDO: Que el Ministerio Público fundó su acusación en los siguientes


hechos:

“ El 28 de octubre de 2012 Castro agredió al carabinero Alexis


Córdova, causándole lesiones graves.

En la noche de ese día Castro fue detenido por Carabineros de Malloa, al


sorprenderlo ebrio en la vía pública, en el sector Bernardo O’Higgins de Malloa.

El imputado estaba ebrio y descontrolado. En la unidad policial de Malloa le


requirieron su identidad y él se negó. El carabinero Leonardo Peña quiso registrarlo
y Castro reaccionó lanzándole un golpe, que Peña alcanzó a esquivar.

La víctima, Córdova, procedió a sacarle los cordones de los zapatos, como


se hace con cualquier detenido. Castro aprovechó ese momento y le dio un
cabezazo al desprevenido Córdova, quebrándole la nariz.

A raíz de la agresión, Córdova tuvo una fractura nasal con algún grado
pequeño de deformidad incluso, consistente en el hundimiento de una porción. Tuvo
además dolores que se prolongaron en el tiempo. Lesiones graves, que tardaron
más de treinta días en sanar.”

El Fiscal calificó los hechos como constitutivos del delito de


Maltrato de Obra a Carabineros de Servicio, causando lesiones graves,
previsto en el artículo 416 bis Nº 2 del Código de Justicia Militar, en grado de
consumado; y se imputó al acusado participación en calidad de autor ejecutor.
Reconoció a favor del imputado la minorante de responsabilidad penal del

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artículo 11 N° 6 del Código Penal , pidió sancionar al acusado con la pena de tres
años y un día de presidio menor en su grado máximo, accesorias legales y costas
de la causa.

TERCERO: Que la defensa en su alegato de apertura solicitó la absolución de su


representado, sosteniendo para ello que los hechos ocurrieron de una manera
diversa a la indicada por el ente persecutor, ya que el procedimiento por el que
fue detenido el imputado es cuestionable y se le provocaron lesiones de
consideración a éste. Agregó que su representado fue detenido en el antejardín de
su casa y que éste fue confundido por otro sujeto a quien carabineros buscaba.
Lo que se pretende demostrar es que Castro Bustos no es el autor de la lesión a
la víctima, sin saber cómo se produjo aquella.

En su alegato de clausura insistió en la absolución de su representado, por


cuanto la versión entregada por éste ha sido clara en cuanto a la forma en que
ocurrieron los hechos, debiendo considerarse que su cliente no estaba con sus
lentes ópticos y que estaba esposado, por lo que los hechos no pudieron ocurrir
de la manera que fueron planteados por el Ministerio Público. Agregó que las
versiones entregadas por los funcionarios policiales son contradictorias, lo que
genera a lo menos una duda razonable que hace imposible dictar un fallo
condenatorio en contra de Castro Bustos. Entre las contradicciones de los
funcionarios menciono que Peña señaló que el acusado luego que lo agredió fue
trasladado al calabozo y por otra parte la víctima señalo que lo llevaron a la sala
de guardia; por otra parte Peña señaló que fue esposado desde un comienzo y
Michaud indica que fue luego de que golpeara a Cordova; y el funcionario
Michaud menciono que la lesión sucedió cuando el ofendido le sacaba los
cordones al imputado, lo que no fue indicado por éste, quien señaló que fue
tomado por sus brazos por el imputado, dándole un cabezazo en su rostro.

Por otra parte indicó que el presentado caso su representado pudo actuar
por legítima defensa, no existiendo dolo ni voluntad de lesionar a la víctima.

En la audiencia de determinación de pena, solicitó se le reconozca a su


representado su irreprochable conducta anterior y se le otorgue el beneficio de
libertada vigilada por el mismo término de la pena a imponer.

CUARTO: Que el acusado Luis Alberto Castro Bustos renunció a su derecho a


guardar silencio, prestando declaración en la audiencia. Expuso que el día de las
elecciones fue a la plaza con un amigo y bebió tres cervezas, luego se retiró de ahí
y en el camino se encontró con Héctor Paredes, quien vio a un carabinero de civil
y salió huyendo de donde estaban conversando, contó que luego de ello se

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encontró con otro amigo quien lo dejo cerca de su casa. Agregó que en el ante
jardín de su vivienda se fumó un cigarro y que su mamá salió a decirle que se
entrara, luego llegó al lugar carabineros quien lo detuvo, siendo tirado al carro
policial y trasladado al cuartel policial donde le preguntaban por otro sujeto, lo
forcejearan, le pegaron patadas en sus muslos, golpes de puño en su pecho y
espalda y lo tiraron al calabozo, luego empezó el forcejeo y no se acuerda de nada
más, despertando todo mojado y con sangre en el Hospital de Rengo.

Al fiscal le indicó que los hechos ocurrieron de noche y sucedió en la


comuna de Malloa y que por los hechos pagó un parte por la ley de alcoholes.

QUINTO: Que el Ministerio Público con la finalidad de probar el hecho y la


participación de Castro Bustos en el delito de maltrato de obra a carabineros
de servicio materia de la acusación fiscal, incorporó el testimonio del funcionario
policial Leonardo Peña Benítez, quien señaló que el día 28 de octubre de 2012,
día de elecciones municipales, se encontraba de servicio junto al carabinero
Córdoba, cuando se le informó que habían visto a un sujeto apodado el Guayuyo
en los alrededores, quien tenía una orden de detención pendiente, por lo que se
dirigieron al lugar en que se denunciaba su presencia, llegando primero al sitio el
carabinero Córdoba, quien habló con una persona, pero el declarante al
percatarse que no era el sujeto buscado, al que conocía desde antes, le dijo a su
colega que dicho individuo no era el sujeto que buscaban. Agregó que el acusado
estaba en estado de ebriedad, lo que constató por su manera de hablar, hálito
alcohólico e inestabilidad al caminar, por lo que le recomendó irse a su casa, pero
éste caminó dos pasos y se devolvió a insultarlos. Se le reiteró que se retirara a
su morada en dos oportunidades más, pero el individuo insistió en los insultos y
groserías, por lo que, se optó por detenerlo por su estado de ebriedad, llegando al
lugar dos carros policiales y en uno de ellos se trasladó a Castro Bustos. En el
cuartel policial le solicitó al acusado su cédula de identidad, para ubicar su
domicilio e ir a dejarlo, pero éste se negó a entregarla, de allí que se procedió a
registrarlo, oportunidad en que el imputado le lanzó un golpe de puño al rostro
que logró esquivar de inmediato, mas no el puntapié que dio de lleno en sus
testículos. Tales agresiones motivaron que los policías Michaud y Córdova
llevaran al sujeto al calabozo. Posteriormente y luego de unos breves momentos,
fue informado por el funcionario Michaud que el detenido propinó un golpe al
policía Córdova, por lo que fue en su auxilio, percatándose que era una fractura
nasal y se le trasladó al Hospital de Rengo, junto con el acusado quien también
presentaba una herida en su cabeza, producto de que intentó dar un segundo
cabezazo al carabinero lesionado, pero erró el golpe y chocó contra una reja
según le informaron los funcionario allí presente.
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En segundo lugar se oyó a la víctima Alexis Córdova Rodríguez, quien
relató el mismo procedimiento que culminó con la detención del imputado por
infracción a la ley de alcoholes, y luego especificó que en el cuartel policial el
acusado se negó a entregar su cedula de identidad y agredió al carabinero Peña,
producto de lo cual el imputado fue trasladado a la sala de recuperación, para ser
llevado al calabozo, junto a los funcionarios Michaud y Díaz. Explicó que en dicho
lugar se pidió al imputado sus artículos personales, tales como su cinturón y
cordones de zapato, y cuando iba ser ingresado al calabozo, el detenido lo cogió
sorpresivamente de los brazos y le propinó un cabezazo en la nariz, lo que lo hizo
caer al suelo y desvanecerse, siendo traslado al Hospital de Rengo y
posteriormente al institucional, lugar en el cual, al tercer día de ocurridos los
hechos, fue operado. Señaló que estuvo con licencia médica por más de dos
meses, volviendo a trabajar a fin del mes de diciembre.

Se escuchó también al policía Gustavo Michaud Cofré, quien relató que el


día de los hechos se encontraba en la unidad policial y llegó el imputado detenido
por infracción a la ley de alcoholes. En la sala de guardia, el carabinero Peña le
solicitó su cédula de identidad y el acusado se negó a entregarla, por lo que, se
procedió a su registro, momento en cual el policía Peña fue atacado por el
imputado con un golpe de puño que esquivó, pero no un puntapié que dio de
lleno en sus testículos, por lo que, junto con el funcionario Córdoba se trasladó al
acusado al calabozo, y cuando éste último le sacaba los cordones, Castro Bustos
le dio un cabezazo en el rostro, por lo que, el policía fue trasladado junto a al
agresor al Hospital de Rengo.

Se corroboraron las lesiones provocadas a la víctima mediante la


declaración del perito médico Alfredo Pérez Gorigoitía, quien señaló que el día 2
de enero atendió a la víctima, quien relató que fue agredido en un procedimiento
por parte de un sujeto que estaba siendo ingresado al calabozo, propinándole un
cabezazo en su cara. Observó una radiografía que se le tomó al policía el día 29
de octubre de 2012, que da cuenta de una fractura nasal y que requirió una
cirugía posterior, dándose el alta hospitalaria el día 7 de noviembre de 2012,
según carnet de alta que le exhibió y los tapones le fueron retirado el día 13 del
referido mes, quedando con controles con el medico otorrino. Al examen físico el
ofendido presentaba un leve hundimiento a nivel nasal y dolor, concluyó que la
lesión eran de carácter grave, por demorar en sanar, salvo complicaciones, entre
31 a 45 días, con igual tiempo de incapacidad, lesión que era compatible con una
contusión en dicha zona. Esta información se coincidió con lo anotado en la hoja
de atención de urgencia del Hospital de Rengo, que da cuenta de una herida

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cortante nasal en el afectado, más un hematoma en la citada zona, con
pronóstico de reservado.

SEXTO: Que el presente ilícito se encuentra sancionado en el artículo 416 bis N°


2 del Código de Justicia Militar que describe como conducta punible “el que
hiriere, golpeare o maltratare de obra a un carabinero que se encontrare en el
ejercicio de sus funciones…”; de allí que los presupuestos básicos que han de ser
acreditados, son: 1°) el acto de herir, golpear o maltratar a un funcionario de
carabineros -sujeto pasivo de la acción-, y 2°) que éste se haya encontrado
ejerciendo sus funciones públicas. La sanción especial prevista en la ley surge de
la calidad de funcionario público de la víctima y la alta pena asignada tiene el
propósito de disuadir a los terceros de posibles agresiones contra los carabineros,
para hacer más seguro el cumplimiento del deber, frente a los riesgos que corren
en ejercicio de sus funciones.

En cuanto a lo primero, con la prueba aportada por el ente persecutor, se


acreditó suficientemente que el acusado ejecutó una conducta típica contra la
persona del funcionario de carabineros Alexis Córdova, consistente en golpear
con su cabeza la nariz de la víctima -como relataron la víctima y los funcionarios
Michaud y Peña, el primero testigo presencial del hecho delictual y el segundo de
oídas, quien en el momento inmediato al golpe, vio al funcionario afectado con su
nariz fracturada, quien trasladaba al imputado al calabozo del cuartel policial,
dicha acción ejecutada por el imputado provocó al ofendido una fractura nasal,
calificada como grave por el perito médico legista Alfredo Pérez Gorigoitía, por el
tiempo de incapacidad resultante, entre 31 a 45 días. En esta acción hubo dolo
de lesionar, pues el acusado no pudo menos que representarse que la acción
violenta de dirigir un cabezazo contra la nariz de una persona, puede provocar un
resultado lesivo, tal como lo que sucedió, que incluso debió ser operada para
lograr su recuperación, tal como lo explicó el perito señalado.

En cuanto al segundo presupuesto básico del tipo penal, esto es, que el afectado
se haya encontrado de servicio, aunque no se discutió que el policía estaba en
funciones el día de los hechos, esto quedó suficientemente demostrado con el
testimonio de la víctima y de los funcionarios policiales Peña y Michaud,
circunstancia que no controvirtió el acusado en su declaración, sino por el
contrario, aporto antecedentes que dan cuenta que los hechos se suscitaron en el
cuartel policial. Se adjuntó de igual forma parte N° 458 de la cuarta comisaría de
Rengo, Retén Malloa, que da cuenta de la detención del imputado el día 28 de
octubre de 2012 por ebriedad, en la que el carabinero Alexis Córdova Rodríguez
se encontraba de servicio extraordinario por motivo de Elecciones Municipales.

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De este modo, la prueba aportada en la audiencia, analizada en su
conjunto y valorada con apego a los principios de la lógica, las máximas de la
experiencia y los principios científicamente afianzados permitió acreditar, más
allá de toda duda razonable, que en la noche del 28 de octubre de 2012, el
imputado fue detenido en la vía pública por infracción a la ley de alcoholes,
siendo trasladado al Retén de Malloa, lugar en que con su cabeza dio un golpe en
el rostro del carabinero que se encontraba en funciones Alexis Córdova,
causándole una fractura nasal, de carácter grave.

Los hechos así descritos configuraron en el delito de maltrato de obra a


carabinero de servicio, previsto y sancionado en el artículo 416 bis N° 2 del
Código de Justicia Militar, en grado de consumado.

SEPTIMO: En cuanto a la participación del acusado Luis Castro Bustos en el


delito, ésta resultó suficientemente establecida con la imputación efectuada por el
carabinero Córdova, quien en la audiencia lo sindicó directamente como la
persona que lo agredió aquel día, que, por lo demás, fue corroborada por el
testigo presencial de los hechos, el funcionario de Carabineros Michaud y por los
asertos del testigo de oídas, el policía Leonardo Peña, a quien le informaron
momentos de ocurrida la agresión que el imputado le había propinado un
cabezazo el rostro al funcionario. Antecedentes que resultaron suficientes para
dar por acreditado que Luis Castro Bustos intervino de una manera inmediata y
directa en la perpetración del delito, en los términos previstos por el artículo 15
N° 1 del Código Penal.

OCTAVO: Que de esta manera y tal como se adelantó en el acta de deliberación


se descartó la solicitud de absolución de la defensa, basada en que los hechos
ocurrieron de una manera diversa a la sostenida por el ente persecutor.

La abogada defensora sostuvo, primero, que la declaración de su


representado fue clara para explicar la forma en que ocurrieron los hechos; pero
su versión no se acreditó de manera alguna, pese a que en el auto de apertura se
señalaron varios testigos de los acontecimientos, entre ellos, su madre, pero
ninguno de ellos concurrió a declarar a la audiencia de juicio oral, teniendo
presente que prestó declaración Héctor Paredes Arévalo, quien señaló que el día
de los hechos estuvo compartiendo con el imputado en una banca de la plazuela
y al reconocer a un funcionario de carabineros de civil se retiró del lugar ya que
tenía una orden de detención vigente, precisando que a los días se encontró con
Castro Bustos quien le contó que los carabineros le habían pegado, viéndolo con
lesiones. Esta declaración del único testigo presentado por la defensa de nada
sirvió, ya que luego que se retiró del lugar por la orden de detención que tenía en
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su contra nada vio de lo sucedido, ni el momento de la detención y menos cuando
el acusado se encontraba en el cuartel policial.

En segundo lugar, la Defensa también esgrimió que su cliente se


encontraba sin sus lentes ópticos y esposado por lo que mal podía haber
ocasionado las lesiones de la manera en que se dijo. Cabe señalar que los
funcionarios de Carabineros fueron claros y precisos en indicar que, si bien, la
víctima dejó sus lentes ópticos en la sala de recuperación, igual, antes de ingresar
al calabozo, cogió de improviso a la víctima y le propinó un cabezazo en la cara
que fracturó su nariz, y que para hacerlo tenía sus manos libres, dado que solo
fue esposado tras el acometimiento físico y no en el momento de su detención,
como lo indicó de manera falaz el imputado. Es más el policía Peña fue claro en
indicar que se le solicitó que entregara su cédula de identidad, para lo que
necesariamente necesita sus manos en libertad y luego los otros funcionarios
indicaron que el acusado se le pidió que dejara sus objetos personales antes de la
entrada al calabozo tales como su cinturón y cordones, cuestión que también
necesita el uso de sus manos, de lo que se desprende que hasta ese momento
Castro Bustos no había sido esposado y que solo una vez que agredió a Córdova
fue esposado. Cuestión que también acorde a los dichos de la víctima quien
señaló que fue tomado por los brazo por el imputado y fue en ese instante que lo
golpeó en el rostro con su cabeza, lo que no podría haber sucedido si el acusado
hubiese estado esposado en ese momento.

Por otra parte, el Tribunal no divisó inconsistencias en el relato de los


funcionarios policiales como sí lo hizo la Defensa, por el contrario los policías
fueron coincidentes y concordantes en explicar todo aquello que sucedió antes,
durante y después de la comisión del hecho delictivo. Lo que ocurrió el día de su
detención por estar bajos los efectos del alcohol fue relatado tanto por el
funcionario Peña como por el policía Córdova, quienes dieron cuenta del estado
de ingesta alcohólica que tenía el imputado y por lo cual fue detenido y
trasladado al cuartel policial; ya en ese lugar cuando se le solicitó su cédula de
identidad a lo que se negó agrediendo al funcionario Peña, esta etapa del relato
fue acreditada suficientemente con los dichos de los tres funcionarios que se
encontraban presente; y por último la agresión ocurrida en contra de Córdova por
parte del imputada fue relatada como testigo directo por Michaud y por testigo de
oída por el funcionario Peña, quien además corroboro lo que se le había
informado yendo al lugar de la agresión y viendo al funcionario lesionado en su
rostro, específicamente en su nariz.

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Con respecto a que el acusado actuó dentro de una posible legítima
defensa, ello se descarta gracias al relato de los funcionarios de Carabineros,
quienes fueron claros en señalar que la agresión que Córdova recibió de parte de
Castro Bustos, fue justo en el preciso momento en que era ingresado al calabozo,
y éste de manera imprevista cogió los brazos del funcionario y le propinó el golpe
en su rostro, por lo tanto, en ese escenario fáctico no se avizoro el presupuesto
esencial de la referida eximente, esto es, la existencia previa de una agresión
ilegitima. Ahora bien, si bien la defensa acompaño ocho fotografías de la supuesta
agresión al imputado el día de los hechos, esta fue explicada suficientemente por
los funcionarios en especial Peña y Michaud, quienes señalaron que el corte que
éste presentaba en su frente, se debía a un segundo cabezazo que el imputado
dio al ofendido, el cual erró y golpeó una reja que le causó su lesión, las demás
lesiones que da cuenta el imputado en su relato y que muestran las fotografías se
debieron a la fuerza necesaria ejercida por los policías para reprimir la violencia
del imputado luego de que agrediera al funcionario policial, teniendo que apretar
sus brazos y arrojarlo al suelo para lograr esposarlo en ese momento, lesiones
que da cuenta la hoja de atención de urgencia del imputado de fecha 28 de
octubre de 2012, las que fueron diagnosticadas como leves, siendo derivado
posterior a ello al cuartel policial nuevamente.

Con relación al posible ejercicio de violencia innecesaria por parte de


personal policial en la detención del acusado, cabe señalar que ello es ya de
conocimiento de un tribunal distinto al Oral, según se señaló y aceptó en el
juicio, por lo tanto, mal puede este órgano jurisdiccional pronunciarse sobre el
mismo.

NOVENO: Que favorece al acusado la atenuante del artículo 11 N° 6 del Código


Penal, esto es, su irreprochable conducta anterior, la que se acredito con su
extracto de filiación y antecedentes libre de anotaciones pretéritas.

DECIMO: Que la pena asignada al delito de maltrato de obra a un carabinero de


servicio, va en el rango de presidio menor en su grado máximo a presidio mayor
en su grado mínimo, si las lesiones produjeren al ofendido una enfermedad o
incapacidad para el trabajo por más de treinta días. Favoreciendo al acusado una
atenuante de responsabilidad criminal, sin que le perjudiquen agravantes, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 68 del Código Penal, no se podrá
aplicar la pena en su grado máximo; en este caso, el tribunal la impondrá en su
mínimo en atención a que el policía retomó sus funciones de manera normal y
además, a simple vista no se observó malformación de la nariz del ofendido y no
pareció tener mayor compromiso en las funciones respiratorias.

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UNDÉCIMO: Que el extracto de filiación y antecedentes del acusado no registra
anotaciones pretéritas por lo que de esta manera, se dan en la especie los
supuestos para concederle el beneficio de la libertad vigilada. En efecto, el
sentenciado cumple con los requisitos de las letras a) y b) del artículo 15 de la ley
18.216, pues no ha sido anteriormente condenado por crimen o simple delito y
la pena que se le impondrá en esta causa no excede de cinco años.

En cuanto a la acreditación de la letra c) del artículo 15, si bien no se


contó con un informe sobre antecedentes sociales y características de
personalidad del acusado, cabe considerar que éste no es vinculante para el
tribunal, en cuanto el propio artículo 38 del Reglamento de la ley dispone que el
Consejo Técnico sólo “asesorará” en el diagnóstico, tratamiento y evaluación de
los beneficiados; por otra parte, la única obligación al conceder un beneficio de
los regulados en esta ley es la de expresar los fundamentos en que se basa la
resolución, tal como lo dispone el artículo 24 de dicho cuerpo legal. Al respecto
debe tenerse presente que sí se dan en la especie los otros factores que prescribe
el citado artículo 15, letra c), pues el acusado no ha sido castigado y su conducta
posterior a estos hechos no ha recibido otros castigos. Por todo lo anterior, un
tratamiento en libertad aparece como eficaz y necesario para la readaptación y
resocialización del beneficiado, haciéndolo susceptible de ser intervenido
mediante la medida alternativa de Libertad Vigilada, con un tiempo de
tratamiento y observación que se fijará en el mismo de la condena, por estimarlo
acorde a los antecedentes de la causa.

Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 1,


11 N° 6, 14 N° 1, 15 N° 1, 18, 21, 24, 25, 26, 29, 50, 61, 68 y 69 del Código
Penal; 416 bis N° 2 del Código de Justicia Militar; 47, 295, 296, 297, 340, 341,
342, 344 y 348 del Código Procesal Penal; 14 y siguientes de la ley 18.216; se
declara que:

I.- Se condena a LUIS ALBERTO CASTRO BUSTOS, ya individualizado, a


sufrir la pena de tres años y un día de presidio menor en su grado máximo; a
la accesoria de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la de
inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la
condena; y al pago de las costas de la causa, como autor del delito de maltrato
de obra a carabinero de servicio, causando lesiones graves, en la persona del
Carabinero Alexis Eduardo Córdova Rodríguez, ocurrido en la localidad de
Malloa, el día 28 de octubre del 2012.

II.- Reuniéndose en la especie los requisitos señalados en el artículo 15 de


la ley 18.216, y de conformidad con lo razonado en el motivo undécimo de este
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fallo, se concede al condenado Castro Bustos el beneficio de la libertad vigilada,
quedando sujeto a observación por el plazo de tres años y un día, debiendo
cumplir las demás condiciones que establece el artículo 17 de la citada ley. En
caso de incumplimiento, se le revocará el beneficio, debiendo cumplir la pena
privativa de libertad impuesta en forma efectiva, existiendo un día de abono que
considerar, el cual es el día que fue detenido, esto es el día 28 de octubre de
2012, según lo expresaron los intervinientes.

Una vez ejecutoriada la sentencia, por haber sido condenado por delito
que merece pena aflictiva, y habiéndosele impuesto tal rango de pena, inclúyase
esta causa en el informe que, dentro del plazo legal respectivo, se remitirá al
Servicio Electoral, en cumplimiento con lo mandatado en el artículo 17 inciso 2°
de la ley 18.556, modificada por la ley 20.568. Hecho, remítanse los antecedentes
al Juzgado de Garantía de Rengo para el cumplimiento y ejecución de la
sentencia.

Devuélvase a los intervinientes la prueba documental incorporada.

Se deja constancia que para los efectos de la publicación de esta sentencia


en el sitio web del Poder Judicial no existen datos que reservar.

Regístrese, y, en su oportunidad, archívese.

Redactó la jueza Marcela Paredes Olave.

RIT N° 230-2013.-

RUC N° 1201071585-5.-

Pronunciada por los Jueces del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de


Rancagua, Óscar Castro Allendes, Gladys Medina Montecino y Marcela Paredes
Olave.

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