Está en la página 1de 1

¿Qué pasa cuando la vida misma se muestra implacable arrebatándonos aquello que más

alegría nos da? Existen dos opciones: sucumbir a la tragedia sin apenas oponer resistencia,
dejando que aquella vorágine nos borre por completo, o afrontar la desgracia con una entereza
casi sobrehumana para cincelar en el tiempo y la memoria aquel valor que nos hizo transfigurar
una desgracia en victoria.

También podría gustarte