Está en la página 1de 3

CIENCIAS SOCIALES 4º

Prof. GLADYS MERCEDES RODRIGUEZ ANGULO

La primera gran crisis del capitalismo


Desde mediados del siglo XIX, el desarrollo de nuevas potencias industriales ocasionó un gran aumento de la
producción y, como consecuencia, comenzó a registrarse una progresiva saturación de los mercados.
A inicios de la década de 1870, se vendían menos productos, por lo que sus precios bajaron abruptamente,
ocasionando pérdidas a las empresas y dando origen a la primera gran crisis del capitalismo.
Entre 1873 y 1896, la depresión causó graves daños a la economía europea: muchas empresas y bancos quebraron,
los créditos no se pudieron pagar y las inversiones se detuvieron. La actividad agrícola sufrió aún más, ya que los
precios de los alimentos se ubicaron por debajo de los costos de producción (tierra, mano de obra, fertilizantes, etc.).
Esto provocó el empobrecimiento del campesinado, que se vio impulsado a migrar masivamente a otros continentes.
Cambios en el sistema capitalista
Para enfrentar la crisis, los Estados y los empresarios plantearon medidas que pusieron fin al capitalismo de libre
concurrencia y de la competencia desmedida.
Las estrategias desde el Estado
Los Gobiernos europeos buscaron superar la crisis a través de dos mecanismos:
• El proteccionismo. Muchos Gobiernos establecieron una serie de aranceles aduaneros con la intención de proteger a
los empresarios y a los productores agropecuarios de la competencia externa.
De alguna manera, las economías se nacionalizaron, pues la preocupación central de los Gobiernos fue lograr el
equilibrio de su economía nacional. La única potencia que mantuvo la libertad de comercio (librecambio) fue Gran
Bretaña, ya que su economía dependía de la exportación de productos manufacturados y la importación de materias
primas.
El imperialismo. La nacionalización económica tomó una forma agresiva porque los Estados se prepararon para
defender con las armas la grandeza económica de su nación. Así se inició la expansión imperialista, proceso mediante
el cual las potencias europeas se lanzaron a la conquista del resto del mundo en busca de mercados para sus
productos.
Las estrategias desde las empresas Por su lado, para asegurarse ante la crisis, muchas empresas se agruparon en
asociaciones monopolistas: los trust, que reunían empresas pertenecientes al mismo sector económico, y los holdings,
que englobaban empresas de diversos sectores. Estos conglomerados empresariales llegaron a controlar los mercados
y eliminar a la competencia.
El monopolio debilita la economía general, ya que no permite la expansión del sector económico porque limita la
participación de nuevos competidores. Propicia el enriquecimiento de un pequeño grupo a expensas de la necesidad
de la mayoría de los grupos de consumidores. Limita el acceso a la tecnología foránea.

El deterioro de las condiciones sociales bajo el capitalismo industrializado impulsó a los obreros a desarrollar
iniciativas para mejorar sus condiciones laborales. Así surgió el sindicalismo. Además, la labor de intelectuales y
obreros propició el desarrollo del socialismo, corriente que se contrapuso al liberalismo económico que sustentaba al
sistema capitalista.
La formación de la clase obrera
El desarrollo de un nuevo sistema laboral en las fábricas conllevó la formación de la clase obrera. No obstante, la
labor en ellas suponía unas condiciones de trabajo muy duras, incluso más que en el campo Doc. 11. En las fábricas
textiles, por ejemplo, los obreros soportaban temperaturas elevadas, humedad y escasez de luz, y respiraban polvo
de algodón. Enfermedades como el raquitismo, la tuberculosis u otras dolencias respiratorias afectaban la salud de los
obreros.
La mano de obra femenina en las fábricas
Con la industrialización, las mujeres adquirieron mayor presencia en trabajos como el servicio doméstico, la industria
textil (hilado, confección), las tareas agrícolas y ganaderas o en las minas. Eran particularmente numerosas en la
industria textil, en la que cumplían las mismas jornadas agotadoras de los varones. A pesar de ello, sus salarios eran
muy inferiores.
El trabajo infantil
A mediados del siglo XIX, más de un tercio de la población inglesa menor de 15 años trabajaba Doc. 12. Los niños y
niñas tenían largas jornadas de catorce horas diarias –que a veces llegaban a las dieciocho–, pero percibían salarios
más bajos que los adultos. Asistían a la escuela tan solo dos o tres años de su vida, lo justo para aprender a leer,
escribir y adquirir mínimos conocimientos. En 1833, la Factory Act o Ley Industrial prohibió el trabajo a menores de
nueve años en Gran Bretaña, pero apenas se cumplió
Las bases ideológicas del movimiento obrero
Ante el deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera, aparecieron pensadores que denunciaron esa situación
y propusieron soluciones reformistas o revolucionarias.
Así surgieron corrientes ideológicas que fueron la base del naciente movimiento obrero.
El socialismo utópico
Las primeras teorías socialistas prestaron más atención a los efectos del capitalismo en la clase obrera que a las
causas que originaron la pobreza y la miseria de quienes laboraban en las fábricas. Para remediar esta situación, los
socialistas utópicos plantearon soluciones idealistas –algunas inviables– y acciones inspiradas en la filantropía. Entre
sus principales representantes se encontraban el conde de Saint- Simon, Charles Fourier y Robert Owen, cuyas
propuestas tenían en común la preocupación por la igualdad social. En todos los casos, dichas propuestas se
orientaban a que el trabajo se realizara en forma colectiva, lo cual suponía un nuevo reparto de lo que se obtenía a
través de él.
El socialismo marxista
CIENCIAS SOCIALES 4º
Prof. GLADYS MERCEDES RODRIGUEZ ANGULO

El marxismo o socialismo científico fue planteado por Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820- 1895). La
estancia de Engels en Mánchester, donde se encargó de la fábrica de su padre, le permitió tomar conciencia de la
situación de los obreros, conocer a Owen y colaborar con Marx. En 1848, Marx y Engels publicaron el Manifiesto
comunista, un resumen de su doctrina social y política. Después, esas ideas se desarrollaron extensamente en la obra
fundamental de Karl Marx,
El capital.
Entre las ideas marxistas destacan las siguientes:
• El materialismo histórico, según el cual la historia de la humanidad habría presenciado la transición entre distintos
sistemas económicos: primitivismo, esclavismo, feudalismo y capitalismo. Los marxistas estaban convencidos de que
esta misma evolución histórica conducía al establecimiento de un nuevo sistema económico: el comunista. Por ello,
fomentaron la fundación de partidos políticos que, desde el Estado, lideraran la transición del capitalismo al
comunismo.
• La lucha de clases como el motor de la evolución histórica de las sociedades. En el siglo XIX, esa idea se
concretaba en el enfrentamiento entre la burguesía y los obreros o proletariado. Según Marx, la lucha concluiría con
el triunfo de estos últimos en una revolución, tras lo cual, el proletariado liquidaría al capitalismo y, luego de un
periodo de dictadura, establecería el comunismo.
• La plusvalía, concepto que alude a la diferencia que existe entre el salario del trabajador y el precio completo del
producto. Según el marxismo, el empresario se habría apropiado de esa diferencia, lo que constituía un tipo de
explotación. Así, la plusvalía explica el proceso de acumulación del capital, que para Marx está basado en la
explotación y miseria del obrero.
El marxismo fue la base ideológica de los movimientos revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX y todo el
siglo XX. Se expandió tras la Revolución rusa de 1917. Ha sido –junto al liberalismo democrático y el nacionalismo–
una de las ideologías más influyentes de la historia contemporánea.
El anarquismo
La otra gran teoría revolucionaria de base obrera fue el anarquismo, que defiende la eliminación del Estado.
Su principal teorizador fue el aristócrata militar ruso Mijaíl Bakunin (1814-1876), quien defendía la rebelión
espontánea contra la sociedad capitalista y el Estado.
La doctrina anarcosindicalista pretendía no solo la acción del proletariado industrial, sino de todos los sectores
oprimidos de la sociedad: obreros, soldados, jóvenes, estudiantes y campesinos, de forma especial estos últimos. Esta
revolución social, más radical que la marxista, tenía como objetivo la destrucción total e inmediata del orden social
burgués y del Estado y sus instrumentos de control (Policía, Ejército, Gobierno, fronteras).
Socialistas y anarquistas perseguían alcanzar la sociedad comunista (sin clases ni Estado), pero diferían en las
estrategias. Para los anarquistas se debía destruir inmediatamente el Estado, mientras los marxistas postulaban la
necesidad de que los obreros conquistaran el Estado y controlaran el poder durante una fase transitoria (dictadura del
proletariado). Por eso, los anarquistas calificaron a los marxistas como autoritarios y centralistas, mientras que se
definían a sí mismos como antiautoritarios y federalistas o comunalistas.
CIENCIAS SOCIALES 4º
Prof. GLADYS MERCEDES RODRIGUEZ ANGULO

También podría gustarte