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CUIDAR Y VENERAR A LA

TOTALIDAD EXISTENCIAL




(PACHA TAQPI WAQAYCHAY KAMACHIKUYKUNA)

SERAPIO MUCHA YAROS

Centro Transdisciplinario para el Humanismo Económico, A. C.


CUIDAR Y VENERAR A LA
TOTALIDAD EXISTENCIAL
(PACHA TAQPI WAQAYCHAY KAMACHIKUYKUNA)
SERAPIO MUCHA YAROS

Primera versión
México 2023

© Derechos reservados por el autor.

civilizacionsolidaria@yahoo.com

muchayaros@gmail.com
CONTENIDO

Introducción 7

I
Visión ancestral de la Naturaleza y el Universo 11

II
Sistema laboral ancestral 35

III
Conducción y alineación colectivista 47

IV
Reglas de cuidado y veneración de la Naturaleza y el Universo 59

Introducción

Los científicos anuncian una hecatombe global: la muerte térmica, el


desgarramiento y el gran colapso de todo cuanto existe. La ciencia es
comunicada en forma alarmista. Los dos gritos: de los científicos y de los
salvadores de las almas, en forma coordinada y sincronizada, pero con
grandes presentaciones de los horrores que se acercan, convocan a salvar
al Planeta, purificar el medio ambiente natural y comportarse de manera
recta. Recomponiendo los anuncios del autor del libro de Apocalipsis, el
final horroroso del modo de producir clasista, claman que el calentamiento
global es uno de los males que puede acabar la vida. La contaminación
ambiental convertida en una forma de crisis permanente, al hallarse
combinada con las crisis económicas y sanitarias, deviene en un
detonante del proceso devorador de la economía que se guía con el
paradigma de poseer, tener y disponer más para ganar, acumular, valer
y tener el éxito.

Esta es una de las preocupaciones alarmistas, candentes y peligrosas de


la actualidad. Todas las razas y las clases sociales, procurando olvidar sus
diferencias y sus conflictos, por enfrentar la inseguridad y la precariedad
existencial que el devenir coloca, concurren a un consenso: evitar que la
transitoriedad histórica de la economía mercantil y el modo de producir
clasista lleguen a su consumación. Por eso, desde diferentes ángulos en
que se hallan situadas las instituciones, exigen a participar en la lucha
contra los excesos, los extremos y los abusos del sistema capitalista. Sin
atacar a la estructura del modo de producir clasista, pero sí efectuando
las periódicas reestructuraciones de las instituciones y las modificaciones
de la legalidad, desenvuelven algunas remociones y mejoramientos.

Con la aplicación del gobierno corporativo, las innovaciones tecnológicas,


la transparencia, la rendición de cuentas y la equidad de género intentan
combatir todos los problemas y los males históricos amontonados,
generalizados y complejizados desde los inicios del esclavismo hasta el
actual capitalismo imperialista planetarizado. Las descomposiciones, las
degeneraciones y las anomías sociales pretenden controlar, restringir y
aminorar con la aprobación de mayores y mejores leyes. Pero por no
atacar a las causas originantes, diseminantes y propulsantes, todas las
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acciones y las determinaciones que acontecen, no logran eliminar. A lo
sumo, en determinados periodos y espacios de cada país, llegan a
disminuir levemente. La lucha contra la delincuencia, y sobre todo contra
las conculcaciones de los derechos fundamentales, van generando y
aconteciendo mayores violencias, agresiones, eliminaciones, opresiones
y represiones.

El Estado de derecho, una de las condicionalidades del vivir en la


democracia, por la continuidad del absolutismo y el autoritarismo, no
solamente queda vulnerado, sino también atacado por sus propios sujetos
agentes fomentantes. Quienes no entienden que el sistema de Estado y
su correspondiente sistema de gobierno son una dictadura de clase, por
afirmar que la democracia es ajena al totalitarismo, ocultan lo que William
O. Douglas sostiene: la democracia es una política de ofensiva
permanente e intolerante contra los regímenes disidentes y los
movimientos radicales (Manifiesto de la democracia). Porque todo Estado
Nacional, en la postura de Oscar Correas, es la centralización y la
condensación de la violencia institucional (Crítica de la ideología jurídica).

Bajo la aplicación de la censura, el control, la opresión, la represión, la


vigilancia, la prohibición y la autorización, desde que surge, el Estado
opera en todos los espacios jurisdiccionados. Todas las políticas públicas
que se llevan a cabo en la actualidad, una forma de suscitar el bienestar
y el vivir en avance, responden a la naturaleza de clase del Estado
Nacional. La legalidad vigente, el sistema jurídico conformado por el Pacto
Político y una multiplicidad de leyes, por su origen político en el Poder
Legislativo, un consenso de las vanguardias interclasistas presentes,
constituye la voluntad de las clases sociales opresoras. H. Lévy-Bruhl
tiene la razón al decir que, la legalidad actual, se formula, se configura,
se aprueba y se aplica con el poder y desde el poder (Sociología del
derecho).

Es por este motivo que, las regulaciones de la existencia y el


funcionamiento de las instituciones económicas básicas que son las
empresas, sedimentan lo que Mariátegui denomina la ausencia, la
carencia y la inexistencia de la democracia económica (Temas de
Educación). En el ámbito de la regulación de la base económica, las
diversas formas de explotación, extracción y destrucción de la materia,

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se permite y hasta se autoriza a las sociedades mercantiles y las diversas
formas asociativas a emitir un determinado grado de contaminación. En
la autorización del uso de suelo, las autoridades encargadas del medio
ambiente y de los recursos disponibles, permiten la degradación y la
contaminación del suelo, el agua y la Naturaleza. Es cierto que las leyes
relativas al medio ambiente y el desarrollo económico indican no efectuar
una diversidad de operaciones que afectan al contexto natural. No
obstante, dejan en plena libertad a las empresas a roturar, excavar y
remover la tierra, las rocas y los cerros con las sabidas consecuencias
para la flora, la fauna, la biodiversidad y el fluir de la vida.

Toda la responsabilidad de la contaminación, el calentamiento global y la


degradación de la base económica se encuentra en el concordato entre el
Estado Nacional, las empresas y las organizaciones globales. La razón es
clara: son las tres formas institucionales que controlan la dinámica
nacional y mundial del sistema económico actual. El sistema de
producción, tal cual indica el Pacto Político de cada país, es originado,
dirigido y normado por el Estado Nacional. Afirmar que todos y todas
somos responsables del calentamiento global y la polución es reeditar la
narración bíblica sobre Eva y Adam: echar la culpa a otros para eximirse
de las responsabilidades y arrasar a la totalidad poblacional a vivir en los
resultados.

En el paradigma de la economía mercantil, los contenidos y los


componentes de la Naturaleza y el Universo, son tipificados cosas,
materias primas, recursos naturales, insumos y materiales que son
indispensables en la producción. El ser social, por el predominio de la
doctrina creacionista de la superioridad sobre las existencias universales,
se erige en amor, señor y dueño. A partir de esta confesionalidad, al
amparo de las sapiencias disciplinarias, combinando la racionalidad, el
trabajo y las tecnologías se dedica a la extracción, la modificación, la
destrucción y la polvorización a gran escala de la materia.

Las concepciones clasistas del mundo, sea el idealismo o el materialismo,


impulsan dos eventos altamente dañinos: dominar, explotar, dividir,
reventar y aprovechar la materia en toda su estructura y composición;
llegar a la parte central del Planeta liberando las sustancias, los gases y
las radiaciones hacia el exterior. En otras palabras, las entrañas de la

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Naturaleza y el Universo quedan removidas, dispersadas y expuestas en
la superficie. Con estos procedimientos, la economía que opera el modo
de producir clasista, pretende regenerar, recomponer y restaurar la
materia destruida, denigrada y esparcida. Con la convocatoria a desplegar
la economía circular o la economía verde, centrando el proceder en el
ámbito del consumo, se disimula la tendencia clasista a la depredación,
la destrucción y la extinción de las existencias.

En el fondo de la racionalidad clasista, aparte de ser utópica, se encuentra


una aversión a la visión mítica de la vida. Las consideraciones y las
aceptaciones de las reglas ancestrales sobre el cuidado del ambiente
natural, por someterse a los conocimientos estructurados doctrinalmente
y comunicados codificadamente, quedan en simples anuncios. Los
preceptos constitucionales sobre los pueblos originarios, por imponer la
economía de mercado, desechan en los hechos al sistema de producción
y la cosmogonía ancestral. Ahí reside las diversas acciones anticolectivas,
anti-indígenas y antinaturalistas del clasismo económico. A esto se añade
el proceso de aculturación o la imposición de la cultura opresora a los
pueblos originarios.

CUIDAR Y VENERAR A LA TOTALIDAD EXISTENCIAL (PACHA


TAQPI WAQAYCHAY KAMACHIKUYKUNA), ante la utilización de
algunos fragmentos de las reglas ancestrales por los operantes de la
economía mercantil, presenta la dinámica del sistema YANAPANAKUY y el
proceso UYWAYANAPANARIKUY de las colectividades Tantar, Llakllaq,
Pukamarka, Yuraqmarka e Yanamayu en donde pude recibir la sapiencia
ancestral en los años sesenta del siglo XX. Sin duda, por las convulsiones
históricas en las dos últimas décadas del viejo milenio transcurrido, estas
comunidades quedaron gravemente desfiguradas y no transformadas.
Tales sucesos no desdicen la vigencia de las reglas en lo que concierne a
la protección de la biodiversidad, el suelo y los recursos disponibles.
Algunas acciones de cuidado y respeto a la Naturaleza y el Universo
fueron registradas por los cronistas, en especial por Guamán Poma de
Ayala. Es importante comunicar la totalidad de las reglas que el
colectivismo opera en el respeto y la veneración a la universalidad
existencial.

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I
Visión ancestral de la
Naturaleza y el Universo

Dos concepciones del mundo antagónicos presentan los militantes de las


vanguardias del proletariado: el idealismo y la metafísica que ejercitan
las clases sociales opresoras y el materialismo dialéctico que propugna el
proletariado. Se trata de dos doctrinas irreconciliables, porque sus
finalidades no pueden llegar a coincidir. En su aplicación llegan a cruzarse
e interceptarse. Son dos bandos enemistados que pululan en las
instituciones clasistas. La doctrina de la defensa, la legitimación y la
perpetuación del orden histórico clasista que tienen por eje y fundamento
al idealismo y la metafísica, por anclarse en el linealismo, el evolucionismo
y el equilibrismo, desde el esclavismo hasta el capitalismo imperialista
planetarizado de hoy impone el dualismo que diseminan las
organizaciones religiosas.

Mientras la doctrina de la emancipación total del ser social, donde el


proletariado al cumplir su misión histórica en su condición de la última
clase social revolucionaria se disuelve como clase social, tiene por
cimiento al materialismo dialéctico. Desde el ateísmo, la irreligiosidad y
el anticlericalismo combate a todas las formas de los dogmas religiosos y
las instituciones eclesiásticas. Considera clave y determinante al
conocimiento científico que descubre y maneja todas las leyes objetivas
de la realidad total. Por esa razón, los dirigentes del movimiento
comunista mundial, enfatizan en que la ideología del proletariado es la
teoría general de la realidad natural, social y racional. Es la concepción
del mundo de las clases sociales oprimidas, donde el proletariado es la
clase social dirigente.

Interpretadas las dos concepciones del mundo con la DIALÉCTICA DE LA


NATURALEZA, conforme a las posiciones emancipadoras de Mariátegui,
son metafísicas (El Alma Matinal y Otras Estaciones del Hombre de Hoy;
La Escena Contemporánea; Defensa del Marxismo; Temas de Nuestra
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América; Peruanicemos al Perú). La explicación es contundente: el ser
social es un animal metafísico antes que económico y político. El ser social
siempre se sitúa en la amplitud, la profundidad y la inmensidad de la
universalidad existencial. La aceptación de la infinitud y la eternidad de la
materia, la no desaparición a pesar de las divisiones, las destrucciones,
las fragmentaciones y las polvorizaciones a que es sometida
continuamente, es un problema metafísico. Mariátegui afirma que la SED
por lo infinito y el anhelo por lo perenne es la clara expresión de que la
metafísica es una necesidad existencial. El ser en el estar, la ontología
que acontece la gnoseología, es precisa y exactamente una cuestión
metafísica. Quedarse únicamente en la metafísica sin acontecer la
racionalidad mítica implica hallarse atrapado en la trampa del idealismo
que asume la primacía del espíritu, las ideas y el pensamiento.

La sapiencia y la sabiduría primigenia, el proceso cultural de los actuales


pueblos originarios, es la primera metafísica. Porque los primeros
pobladores del Planeta y las primeras aglomeraciones poblacionales que
dieron origen al colectivismo generaron tres sistemas-procesos que
fueron adulterados con la imposición del modo de producir clasista: la
cosmogonía, la racionalidad mítica y la creencia antigua. Con el
surgimiento y el esparcimiento de las doctrinas codificadas, canonizadas
y seriadas, las tres dinámicas culturales primigenias, quedaron opacadas,
vaciadas y hasta perseguidas. Las instituciones religiosas, especialmente
las que predominan en el llamado mundo occidental y cristiano, califican
idolatría, paganismo y politeísmo. Mientras quienes asumen el
materialismo dialéctico, defendiendo la tesis de la disolución del
comunismo primigenio, consideran un pensamiento que ya no
corresponde a las condiciones actuales.

Por la continuidad histórica del modo de producir aclase, el sistema de


producir ancestral, todas las instituciones globales, retomando las
normatividades clasistas que vienen desde el esclavismo, reconocen la
presencia activa de los pueblos originarios. Los Estados Nacionales, ante
la resistencia y la persistencia del colectivismo antiguo, elevan a rango
constitucional la identidad, la cultura y el proceso económico de los
pueblos originarios. Inclusive queda admitida como la base de la identidad
nacional y el cimiento del orden histórico. Esta es la manera en que el
modo de producir clasista, siendo el capitalismo imperialista planetarizado

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su mayor nivel y complejidad, atrapa, somete y subsume a la economía
natural de subsistencia. El clasismo económico actual, aparte de la
generalización de las mercancías en el vivir cotidiano, impulsa el
materialismo vulgar que María del Mar Alonso Almeida expone así: “el
materialismo impulsa la adquisición de riquezas y bienes materiales como
único fin en la vida, para conseguir la felicidad y satisfacción vital, gracias
al estatus y sensación de seguridad que las mismas proporcionan” (El
nuevo materialismo del siglo XXI: luces y sombras). El materialismo
vulgar tiene la desfachatez de colocar en la entidad venerable a los
resultados de la racionalidad y las obras de las manos: el kapital
financiero.

Diversos especialistas señalan que la metafísica capitalista es fetichista


en esencia y por naturaleza de clase: el amor al dinero, un problema que
las agrupaciones religiosas condenan como pecado por ser el causante y
el generador de los males (Franz Hinkelammert, Las raíces económicas
de la idolatría: la metafísica del empresario; La metafísica de las ciencias
empíricas; Gabriel Rodríguez, La metafísica del capital: fetichismo y
nihilismo; Scott Lash, Capitalismo y metafísica; Nick Srnicek, Capitalismo
de plataformas; German Huici, El dios ausente: iconografía y metafísica
del capitalismo; Werner Sombart, Metafísica del capitalismo; Jacques
Derrida, La diseminación; Alfonso Bárcenas, Macrofilosofía del
capitalismo; Ayn Rand, Capitalismo: el ideal desconocido; Amartya Sen,
Sobre ética y economía; Raúl Prada, Arqueología del discurso económico.
A propósito de la metafísica de los valores: la crisis económica y las
medidas políticas; Crítica del discurso metafísico de la economía; Bernard
Stiegler, compilador, L’économie de l’hypermatériel et psychopouvoir;
Alfonso Magallón, La propensión metafísica de la economía; Erald Kolasi,
La física del capitalismo; Pedro Rodríguez, Vocación, trabajo,
contemplación; Alejandro Llano, En busca de nuestros orígenes; El
humanismo en la empresa).

En la metafísica del capitalismo se consagran tres entidades en forma


jerárquica ascensional: el mercado como el gran regulador permanente,
las mercancías como los satisfactores de las necesidades y los anhelos, y,
el kapital financiero en cuanto la savia y la sangre del orden social que
concede la vida. Todo el paradigma clasista se levanta sobre tres
principios generales que fueron establecidos en el esclavismo: la libertad

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individual que acontece el vivir, el laborar, el pensar y el estar en
constante escalamiento a nuevos estándares de vida; el ahorrar, el
atesorar y el acrecentar las tenencias, las posesiones, las propiedades,
los bienes, el patrimonio, el bienestar y el valer más; el ganar, el lucrar,
el acumular multiplicando, el obtener la victoria y siempre estar en el
éxito utilizando las disponibilidades que siempre aumentan. En esas
determinaciones se encuentran la identidad, la personalidad, la
causalidad y la prominencia que acicatean las relaciones, las direcciones
y las asociaciones.

La concepción del mundo de las clases sociales opresoras, en especial de


la burguesía, es eminentemente religiosa, espiritualista y moralista.
Precisamente con la seraficación y la reificación de los resultados del
trabajo y la racionalidad, en vez de alejarse del ateísmo al que tanto
atacan, proliferan el secularismo, el radicalismo jacobino, el
anticlericalismo furibundo, la anti-religiosidad y el materialismo vulgar.
Con estos sentimientos, pasiones y subjetividades imponen toda su furia
sobre la fuerza laboral en la extracción de la plusvalía y en la trituración
de la materia. Su prédica del amor, el perdón y la salvación queda
deshecha con sus amenazas y las bravuconadas del juicio final, el
lanzamiento al infierno y el quedar hundido en el lago de fuego que arde
eternamente.

En el centro de la concepción del mundo clasista se encuentra el desprecio


a la vida: orillar cotidianamente a millones de personas a vivir sin la
satisfacción de las necesidades fundamentales por un lado, y por el otro,
destruir en forma creciente a la biodiversidad o la parte biótica de la
universalidad existencial. Sus postulados de la defensa y la protección de
los bienes jurídicos tutelados, pero en especial de los derechos
fundamentales, quedan destrozados con sus genocidios, arrasamientos,
eliminaciones, opresiones y represiones. Sus convocatorias a la paz, la
concordia y la buena relación quedan reventadas con sus operativos de
caza de los enemigos de la democracia.

Tales son las trascendencias y las superaciones de la barbarie, la


incivilidad y el salvajismo que supuestamente conforman los estadios y
las etapas de la infancia del género humano. Las lecciones de civismo de
las clases sociales opresoras, siempre ornamentadas y barnizadas con las

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exigencias morales y los alineamientos jurídicos, son la coacción, el
absolutismo, el autoritarismo, la insensibilidad, la soberbia, la arrogancia,
el golpe y la violencia. La civilización capitalista, considerada la etapa
superior del avance histórico, no solamente replica las taras y los
procedimientos esclavistas, sino que renueva conforme a la revolución
científica, tecnológica e industrial. Donde el militarismo, la carrera
armamentista, la exclusividad doctrinal de la destrucción de la base
económica, la soberbial gendarmería global y el hegemonismo coludido
singularizan a la sociedad burguesa. Pero en gran manera, a la sociedad
y la civilización actual, caracterizan la descomposición general, el
amontonamiento de la basura y los desechos, la polvorización de la
materia y la cosificación.

Atormentados por sus propias creaciones, producciones y aspiraciones,


las clases sociales opresoras, en el capitalismo imperialista planetarizado,
claman a acudir a su lucha contra sus enemigos que son los resultados de
sus procedimientos tecnificados. A esta convocatoria, las clases sociales
oprimidas, dirigidas por la burguesía que opera el capitalismo burocrático
concurren en forma multitudinaria. Con las exigencias de respeto a la
biodiversidad, la ejecución de la economía circular, el uso responsable de
los recursos naturales, el combate al calentamiento global, el consumo
racional y el reciclamiento de las mercancías usadas intentan frenar y
acabar con los males históricos que denigran, destruyen y modifican la
fisonomía del Planeta al grado de alterar completamente al metabolismo
global.

En la lógica del modo de producir clasista, particularmente del


capitalismo, el emplazamiento espacial constante y creciente de la
colocación del kapital financiero que garantiza la continuidad del régimen
asalariado deviene en la médula espinal del orden social. Sin esta
condición y operación, el clasismo económico, queda sin sustento y sin
cimiento. La estructura y la dinámica económica clasista SIEMPRE abarca
la apropiación, el posesionamiento, la destrucción, la modificación y la
utilización discriminada de la materia y con ella de la base económica. El
problema del proceso económico clasista está en la taxonomía del orden
histórico opresor que tiene por singularidad a varios eventos
correlacionados: la propiedad privada de los medios de producción como
el sistema guiante, las relaciones contractuales o el régimen asalariado

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que sostiene a la sociedad clasista con la extracción de la plusvalía, el
mercado cual entidad reguladora de las relaciones históricas y la
acumulación multiplicante con las realizaciones constantes de las
mercancías, el incremento del volumen de la producción y las nuevas
colocaciones del kapital financiero. El motivador, el incentivador y el
propulsor del modo de producir clasista es la ganancia, la maximización
de los beneficios y el disfrute de los resultados.

En la metafísica burguesa, todos los nuevos descubrimientos,


todas las nuevas conquistas espaciales y todos los nuevos
inventos, apuntan, sirven y consolidan lo que es y lo que está. La
transitoriedad histórica del modo de producir clasista, en la concepción
del mundo de las clases sociales opresoras, queda combatida con la
defensa, el mejoramiento y la eternización del sistema de opresión. La
doctrina de la defensa y la perennidad del orden social violento,
despojador, alienante y opresor es el dogma central de la metafísica
burguesa. Las razas y las clases sociales opresoras con esta finalidad
aceptan las reformas, los cambios estructurales, las reestructuraciones,
las modernizaciones y las innovaciones.

José Carlos Mariátegui sostiene que las palingenesias, las resucitaciones


y las recomposiciones son las especialidades del capitalismo (Temas de
Nuestra América; La Escena Contemporánea; Defensa del Marxismo;
Historia de la Crisis Mundial; Figuras y Aspectos de la Vida Mundial). Pero
prevalece solamente la convalecencia y las recuperaciones esporádicas o
momentáneas de las crisis, las convulsiones y los hundimientos. Por esa
razón, en vez de impulsar el desarrollo de las fuerzas de la producción: la
fuerza laboral y las existencias bióticas, centra todo su esfuerzo en la
generación y la utilización de las tecnologías de alta precisión,
automatizadas y digitalizadas. Las tecnologías, en especial las que usan
la inteligencia artificial, constituyen el yelmo y la coraza del clasismo
económico. A este suceso, Roger Penrose, denomina la sabiduría
programada (La nueva mente del emperador).

El centro del debate sobre la metafísica es el asunto de la adoración. El


ser social cree en algo o en alguien. En la sociedad burguesa y la
civilización capitalista se adoran al sexo, el dinero, la fama, el poder, las
tecnologías y hasta el mercado. La adoración a las obras de las manos,

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los resultados del trabajo y la razón acontecen en algunos casos de
manera burda y grotesca, pero en otros de modo espeluznante, refinado,
pulcro y sofisticado. Porque ahí es donde el ser social enajenado, alienado
y oprimido encuentra la sensación del bienestar, la seguridad, la felicidad,
la satisfacción, la esperanza y hasta la salvación. El ser social en la era
tecnológica y la revolución científica resulta religioso en extremo. Por
razones de sobrevivencia queda forzado a adorar a las seraficaciones, las
entidades y las representaciones sociales. Para continuar existiendo y
reproduciéndose, en vez de rebelarse, combatir y eliminar la opresión y
la degeneración, acepta vivir humillado, expoliado y sojuzgado.

Los constantes ataques a los pueblos originarios de ser idólatras,


paganos, politeístas e incivilizados quedan en simples panegíricos por dos
motivos: las normatividades en asuntos de creencia y culto autorizan los
procesos litúrgicos, ceremoniales y rituales según las propuestas de cada
organización religiosa; las creencias y las confesionalidades existen según
la aprobación y el reconocimiento del poder controlante. La libertad de
creencia y conciencia, por la superioridad del PACTO POLÍTICO, acontece
dentro de la disyuntiva de cambiar de confesión o permanecer en la
misma tradición por el despliegue del proselitismo. Esta situación afecta
severa y continuamente a los pueblos originarios.

Tanto el Pacto Político que rigen a los países como los acuerdos globales
de las organizaciones planetarias, en términos genéricos, reconocen la
creencia, la religiosidad y la cultura de los pueblos originarios. Pero no
admiten y menos permiten que el mito fundacional, la cosmogonía y
la espiritualidad de la acción de los pueblos originarios sea una forma
de organización doctrinal. Estos tres eventos conforman la religión, la
creencia y la cultura de los pueblos originarios. Presentar a las
utilizaciones de la cultura ancestral en las manifestaciones litúrgicas, las
fiestas patronales y las celebraciones rituales de las organizaciones
eclesiásticas no son ni pueden ser la religión y la creencia autóctona y
primigenia de los pueblos originarios.

Para que una doctrina sea religiosa tiene que operar cuatro sistemas
dinámicos: el ser de la adoración considerado superior, creador y
benefactor; el espacio de las celebraciones y las realizaciones doctrinales;
los procesos de interlocución, diálogo y comunicación entre el adorado y

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los adorantes; las gratitudes, los agradecimientos, las peticiones y las
externaciones de identificación con el ser adorado. La existencia de una
casta sacerdotal no es imprescindible en la operatividad religiosa. Basta
con que la dirección y la conducción de la colectividad enrumbe la
globalidad existencial. El mando en el colectivismo, al no darse la
separación entre la economía, la política y la religión, cumple con las
realizaciones de la espiritualidad. Porque las directrices, las reglas y los
mandatos ancestrales no son moralidades, sino dispositivos de acción
en la lucha por la vida y la subsistencia.

Las reglas ancestrales condensan o sintetizan las sapiencias y la sabiduría


antiguas. El pensar, el saber, el creer y el proceder antiguos,
ancestrales o primigenios son míticos. La primera visión, la inicial
forma de ver y apreciar, la internalización del contexto general original y
la interpretación antigua de la realidad general puede denominarse LA
CONCEPCIÓN MITOLÓGICA DEL COLECTIVISMO. Benjamín Farrington
acierta cuando reconoce que los primeros pobladores del Planeta,
aglutinados en torno a la seguridad subsistencial, desplegaron una cultura
elemental que expresa la mitología y que ésta representa el inicio de la
ciencia (Ciencia y filosofía en la antigüedad). La racionalidad mítica, la
explicación del origen y el destino de toda la universalidad existencial
como hazañas gigantescas, insuperables, imperecederas, irrenunciables
y multitudinarias, aún vigentes en la actualidad, es la forma de la
superestructura inicial.

Diferentes pensadores sostienen que la mitología no pertenece a la época


periclitada. Sin el mito no surge ni avanza la ciencia, el vivir y el laborar.
En el fundamento de la existencia se encuentra una cosmogonía, un mito
y una creencia. Porque carecer de mito es vagar en las nieblas, las
mazmorras y los laberintos del clasismo económico. Por ser una narrativa
transgeneracional siempre es una comunicación comunitaria sobre la
realidad natural que contiene, delimita y condiciona a la realidad social y
racional. No es una racionalidad utópica y menos un pensar sin la
materialidad existencial. Como expresión de la cultura, un abordaje
sapiencial y un discurrir lingüístico muestra la objetivación y la realización
de las experiencias en diferentes espacios (Claudio Ramírez y Cristhian R.
Santos, Consideraciones teórico-metodológicas del mito como vía de
comprensión e integración cultural; G. S. Kirk, La naturaleza de los mitos

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griegos; J. Larrión, Mito, ciencia y sociedad. El relato mítico y la razón
científica como formas de conocimiento; R. López, El mito griego como
antecedente de la racionalidad filosófica; J. Vernant, Entre mito y política;
H. A. Frankfort et al, Mitos sobre el origen del fuego; Pierre Grimal, Mito
y metafísica; Albert Hofmann, Mundo interior. Mundo exterior; Manuel
Marzal, El mito en el mundo andino ayer y hoy; Hildebrando Castro Pozo,
Nuestra comunidad indígena; G. Rodríguez, La sabiduría del kóndor;
Franklin Pease, El Dios creador andino; Ministerio de Cultura Argentina,
Cosmovisión andina: la tierra como madre; Christian Vitry y Axel Nielsen,
Camino ancestral qhapaq Ñan una vía de integración de los Andes en
Argentina; Tim Cloudsley, El tiempo y el mito en la dialéctica entre los
mundos amazónico y andino en el Perú precolombino; Vladimir Serrano
et al, Ciencia andina; Juan Santos Ortiz de Villalba, Los pueblos indios en
sus mitos; Camilo A. Vargas Pardo, Tejido de palabra, cuerpo y territorio
entre tres mundos indígenas andino-amazónicos; Juan Carlos Llorente et
al, Aproximando el conocimiento indígena; Lina F. Barrera y Jeferson Díaz,
Chakana, una propuesta pedagógica comunitaria de la madre tierra en el
territorio aguanoso; Edwin Arthur Burtt, The metaphysical foundation of
modern science; Patrice Bidou et al, Lenguajes y palabras chamánicas;
Alejandro Ortiz, En torno a los mitos andinos; Luis E. Valcárcel, Historia
del Perú antiguo).

La totalidad de las investigaciones sobre el pensar y el saber del


colectivismo andino, ciertamente con algunas variantes en ciertos
elementos y asuntos, se centran en cuatro aspectos de la superestructura
primigenia: las deidades que en los cronistas son tratadas como pruebas
del politeísmo; los lugares sagrados que señalan la existencia de la
idolatría; el sistema de asistencia a la salud o la sapiencia médica
ancestral; las narraciones diversas sobre los fenómenos naturales, los
acontecimientos cósmicos y los procesos geológicos que forman la
mitología. La etnografía, la sociografía y las investigaciones de campo
quedan aplicadas con dos problemas ontológicos: extraer las
informaciones de las poblaciones nativas para procesar con los filtros que
las disciplinas científicas operan; seleccionar los datos que son
considerados válidos, importantes y cuantificables por el sujeto
cognoscente. Hacer hablar a las poblaciones nativas y los pueblos
originarios para luego someter su razonamiento, comunicación y
percepción a las cuantificaciones y las justipreciaciones clasistas significa

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EXPRIMIR con la finalidad de ver su forma, color, valor y contenido.
Estrujando a la conciencia y la memoria colectiva, siempre con las
categorías conceptuales, se llegan a las estimaciones con los sesgos y las
desviaciones contenidas en las muestras recogidas. Procesar así las
subjetividades externadas por los pueblos originarios, desde las
subjetividades valorantes, conlleva una repulsión a la situacionalidad
sencilla.

Otra situación que prevalece es iniciar la valoración de la cultura ancestral


con las afirmaciones y las justipreciaciones de los cronistas, los
conquistadores y los colonialistas. Por cierto, las interpretaciones
cronistas sobre la situación y la condición de los pueblos aborígenes,
aunque aportan algunas informaciones que son parcialidades del pasado,
no son comunicaciones directas de las poblaciones conquistadas,
sometidas y sujetas a la cristianización. Es la visión de los opresores sobre
sus procederes, desplazamientos y logros obtenidos. Basta efectuar una
lectura de los escritos de los cronistas que se colocan en la descendencia
de los inkas para identificar que la teología moral, el pensamiento
escolástico y la finalidad clasista se muestran presentes y operantes.

La mejor forma de entender, apreciar e interpretar la realidad de los


pueblos originarios puede realizarse con la CONTINUIDAD HISTÓRICA del
modo de producir aclase o el proceso económico ancestral. Con ese
proceso epistemológico, de manera directa e inmediata, emerge la
situacionalidad primigenia: TUKUY LLIWLLANCHIKLLAM LLAPANCHIKMI
HAMULLANCHIK, LLUQSIMUNCHIK, CHAYAMUNCHIK CHAYNALLAPAS
KAWSACHKANCHIKQA PACHAPA, ALLPAPA, TAQPIPA UTAQ TUKUY LLAPA
IMAKUNA KAQKUNALLAPA UKUNMANTA HAWANMAN HAMUSPA
SAYATARIKUYPIM (todas y todos venimos, surgimos, llegamos y vivimos
saliendo del interior de la Naturaleza, la tierra, la totalidad y las
existencias universales al exterior en donde nos hallamos parados).

Esta es la primera comunicación ancestral sobre el origen del ser social.


Quienes tratan de apreciar esta certeza desde la teología, por su sesgo
gnoseológico dogmático, no pueden entender la procedencia, la ubicación,
la permanencia y el rumbo de la humanidad. Para el colectivismo
primigenio, los pueblos originarios que siguen el sistema ancestral de
producción, la creencia mayor está en la forma en que se asume el origen

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del ser social. El mito fundacional, la narración de la conformación de la
totalidad y la universalidad existencial, asume tres superioridades, tres
jerarquías y tres dimensiones mayores, envolventes y anteriores al ser
social: HATUN NUNALLAM, QAPAQYAYALLAM, LLALLAWA UTAQ
MAQAWILLAM ÑAWPAQ KASPAN TUKUYKUNA IMAKUNA KAQKUNATA
RIKURICHIN (el Espíritu Supremo, el Creador, es la Fuente Origen y la
Causa Primaria de todo cuanto es, existe y está); PACHA TAQPILLAM
TUKUY KAWSAQLLAM RUNALLAPA TAYTAMAMANQA (la Naturaleza, el
Universo y la totalidad existencial son el padre y la madre del ser social);
APUSQILLA TAYTA MAMANCHIKUNALLAM QUWANCHIK KAWSAYTA
UYWAKUYKUNAPI (nuestros antepasados, nuestro padre y nuestra madre
nos dan la vida en el amor y el cuidado). Los pueblos originarios sobre
estas tres jerarquías reconocen su origen, su aparición y su presencia. Sin
estas jerarquías, superioridades y dimensiones no existe la vida.

Para la creencia antigua y ancestral no hay algo y alguien que aparece de


la inexistencia, la nada o el caos. Para la sapiencia ancestral, la
racionalidad mítica, la universalidad existencial tiene una taxonomía o una
morfogenética gigantesca, única y completamente armonizada. El mito
fundacional reconoce a la cosmogonía primigenia un corpus doctrinal
sobre el devenir. RIYKUY, HAMUY, CHAYAMUY, CHAYAY CHAYNATAQ
YAYKUY APAWANCHIK ÑAWPAQMANTA KAYMAN CHAYPIM KAYMANTAPAS
PAQARINMAN (ir, venir, llegar, arribar y entrar nos conduce desde el
pasado hasta el presente y asimismo de ahora al porvenir). Aquí
confluyen cuatro aspectos-ámbitos existenciales: el espacio, el tiempo, el
movimiento y el rumbo. La visión ancestral de la vida no es estática, sino
dinámica, compleja y dialéctica. No se queda en lo que fue y es, sino que
postula lo que debe existir, lo que debe ser y lo que tiene que acontecer.
Todo es avance, desarrollo y expansión. Es el paso con brincos y saltos a
las nuevas dimensiones mayores.

Vitalismo, organicidad, animismo y naturalismo singularizan a la


cosmogonía ancestral, el mito primigenio y a la creencia antigua.
KAWSAYQA QISPIKUN KAWSAYMANTAM, KAWSAYKUNAPI KAWSASPA,
KAWSAYLLAWAN KAWSAKUYMAN RISPA, KAWSAYPI WIÑARISPA
WIÑAYWAN KAWSANAMPAQ (la vida procede de la vida, existe en la vida,
avanza con la vida a la vida y al desarrollarse por la vida prosigue para la
vida en desarrollo). El reconocimiento de la unidad intrincadamente

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organizada de todo cuanto existe, la unicidad y la multiplicidad
existencial, constituye la parte determinante del mito ancestral. La
soledad, el aislamiento y el separatismo no operan, porque la singularidad
y la individualidad adquieren identidad y funcionalidad solamente dentro
de la totalidad y la globalidad. La comunicación ancestral, las narraciones
orales sobre la conciencia y la memoria colectiva, donde la cosmogonía
ocupa el eje, acontece en forma permanente; pero de manera especial
para los nuevos y las nuevas integrantes de la comunidad.

TUKUY LLAPA IMA KAQKUNAQA AYLLULLANCHIKMI CHAYRAYKUM


KUYALLANCHIK PAYKUNALLA UYWAKUWASQANCHIKRAYKU (todo cuanto
existe es nuestra familia y por eso amamos por protegernos y
conservarnos). No se trata de una simple relación entre el ser social y la
Naturaleza y el Universo (la totalidad existencial universal), sino de un
proceso-sistema incesante de mancomunación, reciprocidad, ligazón y
codependencia. El trato y la interacción de los pueblos originarios hacia
los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo son de
cuatro formas: TAYTA MAMALLANCHIKMI (nuestros ascendentes),
KAWSAWIÑAYCHAQCHIQMI (nuestras fuentes de subsistencia), KALLPA
MUYU KUYUCHIKUQNINCHIKMI (nuestro energizante y movilizador) y
KUTIYKUYPI CHASKILLANCHIQMI (nuestro receptor y contenedor al
volver a su interior). Si alguna de estas modalidades no se expresan en
el cotidiano vivir, con toda seguridad, el modo de pensar y saber de las
poblaciones no colectivistas penetraron y se arraigaron en la comunidad.
Un suceso de tal naturaleza implica consecuencias graves para el
colectivismo.

La totalidad y la universalidad existencial por ser un organismo se expresa


de múltiples maneras, pero son dos las modalidades de su existencia:
bióticas y abióticas, y, visibles e invisibles. La cosmogonía ancestral y el
mito primigenio reconocen y comunican la condición derivada del ser
social. A contrario de la doctrina cristiana y judaica, en la visión del
colectivismo primigenio, el ser social no es y no puede ser superior a la
totalidad existencial. El ser social no es el amo, el señor y el rey de la
creación. Es una simple criatura que depende total y absolutamente de
los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo para vivir.
La conformación, la composición y la configuración del ser social
demuestran claramente esta condicionalidad. La ciencia muestra al ser

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social como una mezcla y combinación bioquímica de todos los
conformantes de la taxonomía global. La doctrina de la superioridad del
ser social es un dogma clasista que denigra, destruye y degrada a la
materia. El racismo y el clasismo en todos los espacios y los tiempos
proliferan el personalismo, la ostentación, el ser primero, el pugnar por el
éxito y el trabajar para gozar las complacencias de la vida.

El no reconocer a la Naturaleza y el Universo los progenitores primarios


del ser social es la doctrina nefasta del clasismo económico. Porque
implica desplegar el utilitarismo extremo considerando a las existencias
simples cosas, recursos, insumos y materiales que sirven para producir
las mercancías. PIPAS MANALLA TAYTANCHIKTA MAMANCHIKTA
KUYAKUQA CHIQNINMI SIQAWICHARIQNINCHIKUNATA (quienes no
aman a nuestro padre y a nuestra madre odian a nuestros ascendentes).
El ser social, por la doctrina de la superioridad, deviene en parricida. La
destrucción, la modificación y la polvorización de la materia en la visión
de los pueblos originarios no es ecocidio.

La Corte Penal Internacional de la Haya acepta que el daño, la destrucción


y el arrasamiento de las existencias que forman la biodiversidad y los
ecosistemas son crímenes de lesa humanidad. La tipicidad de los delitos
contra la Naturaleza, un asunto que forma parte del Derecho Ambiental
Planetario, no llega a penalizarse, sancionarse y castigarse por la LICITUD
del emplazamiento territorial de las actividades y las ocupaciones
económicas con las hollaciones, las horadaciones, las excavaciones y las
destrucciones de la materia. Aunque se califique de antijurídico, con la
postura de el quien contamina paga, por cuestiones de cuantificación,
sigue autorizándose en cada país la prosecución de la contaminación y la
destrucción del ambiente natural.

INTITAM, KILLATAM, CHASKAKUNATAM, QUYLLURTAM, QAQATAM,


RUMITAM, URQUKUNATAM, SACHAKUNATAM, YAKUTAM CHAYNATAQ
UYWAKUNATAPAS KUYANCHIK, APUCHANCHIK, YUPAYCHAKUNCHIK,
AÑAKUYKUNCHIK, SUNQUYCHAKUNCHIK CHAYNAPAS QATIKUNCHIKPAS
PAYKUNA KAWSAYLLA, WIÑAYLLA, KALLPALLA UTAQ ALLIN KAKUYLLA
QUYKULLAWASQANCHIKRAYKU (amamos, veneramos, respetamos,
engrandecemos, agradecemos, interiorizamos y seguimos al sol, la luna,
las estrellas, los astros, las rocas, las piedras, los cerros, la vegetación,

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el agua y a los animales por concedernos la vida, el desarrollo, la energía
y el estar bien). El respeto, la dignificación y hasta la adoración a los
diversos contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo que
efectúan los pueblos originarios son a las existencias que originaron al ser
social.

Es fundamental asentar tres eventos significativos en la


cosmogonía, el mito y la creencia ancestral: se venera, se adora y
se agradece a las diversas partes de la Naturaleza y el Universo
que se consideran claves, insustituibles e irrevocables en el
surgimiento, la continuidad y la expansión de la vida; no se rinden
pleitesías y gratitudes a las obras de las manos o los resultados
del trabajo y la racionalidad; las gratitudes, las ofrendas, las
peticiones, las aclamaciones, las interlocuciones y las
invocaciones acontecen a los diversos configurantes de la
universalidad existencial que conceden la energía. Esta es la
diferencia absoluta entre la confesionalidad ancestral y las doctrinas
abstractas saturadas con dogmas de las asociaciones y las instituciones
religiosas que exigen adorar solamente a Dios.

Adorar, dignificar, agradecer y respetar a la Naturaleza y el Universo no


son ni pueden ser idolatría y politeísmo. Se trata de una plena inserción
en la fuente generante y conservante de la vida. Pero sí es naturalismo
en donde llegan a consustanciarse lo divino, lo universal y lo superior con
lo humano. En la creencia ancestral, el Espíritu Supremo o el Creador, no
se busca porque está presente, operando y moviéndose incesantemente
en la universalidad existencial. El ser social por su triple origen,
procedencia y surgimiento avanza envuelto, rodeado y delimitado por las
tres superioridades y jerarquías a quienes hay que rendir las gratitudes,
las alabanzas y los ensalzamientos. Solamente las personas que se
aferran a la separación tajante entre la materia y el espíritu, en el mundo
oscuro del modo de producir clasista, andan buscando a Dios.

IÑIYNINCHIKQA TARIRIKURINMI CHAY KIMSALLA HATUNHANARUQKUNA


PAQARICHIQNICHIKPIM (nuestra fe, creencia y confianza se encuentra en
las tres jerarquías que nos dieron origen y surgimiento). El vivir sucede
dentro de los límites espaciales y temporales que circunscriben las tres
superioridades. Toda la creencia ancestral se halla cimentada en la

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materialidad existencial. Porque todo cuanto sucede, acontece y acaece
en el devenir se origina, causa efectos, produce resultados y enrumba a
un destino dentro de la Naturaleza y el Universo. El sistema cosmogónico
ancestral admite y asegura la permanente transformación y ascensión de
las existencias: TUKUY LLAPAKUNAQA TIKRARIKUNMI, MUSUQYAKUNMI,
CHAPURIKUNMI, MAYLLARIKULLANMI, HATUNYAKUNMI CHAYNAPAS
PAQARIKUNMI (todo lo que existe se transforma, se renueva, se combina,
se purifica, se engrandece y se expande). Es la ascensión general y total
de la universalidad existencial, donde la energía y el movimiento
multimodal cumplen un rol determinante.

RUNAQA TARIKUNMI KAWSAWIÑARIMPAS TUKUY LLAPALLA KAQKUNAPI


YACHASPAM (el ser social se sitúa y vive desarrollándose estando en la
totalidad y la universalidad existencial). Todas las acciones, las vivencias
y las experiencias del ser social emergen de las interacciones con la
Naturaleza y el Universo. Las transformaciones que ejerce sobre la
universalidad existencial, en especial sobre el Planeta, aparte de modificar
la fisonomía del contexto natural general, cambia las modalidades del ser
en el estar. Pero las consecuencias de las labores o las formas del acceso
y la obtención de los medios de subsistencia, por destruir y polvorizar la
materia, repercuten en el metabolismo global y en gran manera en la
dinámica social. PACHAPA KAYNINTA PAYLLAPI KAQKUNATA CHUTAYQA,
HURQUYQA, APAYQA, CHIQICHIYQA UTAQ TUÑICHIYQA RIKUCHINMI
CHAYACHIMUMPAS WAÑUYTA, UNQUYTA, CHIQNIYTA CHAYNATAQ
TAKANAKUYTAPAS (extraer, sacar, llevar, desparramar y destruir la
Naturaleza, la tierra, el suelo y todo lo que contiene atrae y acontece la
muerte, las enfermedades, las enemistades y las guerras).

El no reconocer la RECIPROCIDAD entre las existencias significa atentar


contra la consustanciación, la cohesión y la sincronización entre los
contenidos-componentes bióticos y abióticos de la Naturaleza y el
Universo. ÑUQANCHIKMI TARIKUNCHIK, KAWSANCHIK, WIÑANCHIK,
ACHKAYAKUNCHIK, HATUNYAKULLANCHIK UTAQ PAQARINCHIKPAS
CHULLAHUKLLA LLAPATUKUYKUNAWAN KASPA (nosotras y nosotros
estamos, vivimos, maduramos, nos multiplicamos, engrandecemos y
marchamos al porvenir siendo un solo organismo con todo lo que hay,
está y existe). La dialéctica TOTALIDAD-SINGULARIDAD acompañado por
UNICIDAD-MULTIPLICIDAD delimitan la cosmogonía ancestral y la

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creencia antigua. Entender UNO y MUCHOS como la morfogenética global,
una verdadera y auténtica confesionalidad antigua, para quienes están
acostumbrados a los dogmas clasistas que los creacionistas o los
creacionistas-evolucionistas divulgan, es algo extraño. Pero para los
pueblos originarios es parte esencial de su creencia.

Para el colectivismo, el desarrollo que es desigual y la expansión


constante siempre a través de los procesos-sistemas globales, acontecen
en forma polidireccional, multiforme y multimodal. La dinámica
existencial y la dialéctica transformadora tiene lugar con el
movimiento en TRECE direcciones: UKU (interior), HAWA
(exterior), WAQTA (lados), URKU ÑAWPAQ (frente o delante),
QIPA (atrás), HANAY (arriba), URAY (abajo), CHAWPI (centro),
SAYASQAY (donde me paro), HANAHATUNKAY (lo alto), KAY
(cerca), KARU (lejanía) y MUYURINA (giro y vuelta). La realidad
en la sapiencia ancestral es multivariada, polimodal, multilateral
y polidireccional. CHAKANA (la cruz) muestra solamente las
intersecciones existenciales. La triada y la cuaternaria son trascendidas
en la racionalidad mítica de los pueblos originarios. Inclusive los
septenarios y las diferentes figuras geométricas que contienen los tejidos,
las indumentarias, las construcciones, los QIPUKUNA (nudos y amarres),
los YUPANAKUNA (contadores y medidas) y los QAWARINAKUNA
(miradores, observatorios e identificadores) muestran la multimodalidad,
la poliformidad y la multiplicidad direccional.

La verticalidad, la transversalidad y la horizontalidad quedan traspasadas,


opacadas y trascendidas con el desarrollo desigual en sincronización e
integración. La fitorítmica y el dendrocentrismo de los pueblos
originarios señalan a la realidad, al ser y al estar emergiendo y
penetrando a la interioridad, la profundidad, elevándose a lo alto
y ensanchándose en un girar los trescientos sesenta grados. Donde
la alternancia del día y la noche, la cronología universal, muestra al
devenir siempre nuevo. El ser social para vivir tiene que imitar, reproducir
y replicar los eventos naturales universales. Interpretada con el mito
fundacional y la cosmogonía primigenia, el ser social, no tiene una
existencia independiente. Su vida y su porvenir se hallan insertadas,
condicionadas y delimitadas por la dinámica global y la confluencia entre
el todo y el vacío. A la vez queda acorralado por los dos polos

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existenciales: la cercanía y la lejanía, el origen y el destino, el interior y
el exterior o la universalidad y la particularidad. Sin estos polos
delimitantes, la cosmogonía primigenia, aparte de estar fragmentada,
queda carente de rumbo, sentido y devenir. El avance, el progreso o la
marcha al porvenir acontece dentro de este alineamiento.

Quienes asumen que la visión ancestral de la totalidad existencial cubre


solamente HANAN, KAY y UKU PACHA (el mundo de arriba, el mundo en
la superficie y el inframundo) siguen la concepción clasista, la metafísica
escolástica y la visión del mundo de los colonialistas. En la tradición
ancestral, la universalidad existencial, por ser una complejidad que
avanza a una complejidad mayor entretejida y constelar, está dentro y
fuera del ser social. Por esa razón, toda racionalidad sobre lo que es y
existe, a pesar de las experimentaciones científicas, son simples
aproximaciones. La Naturaleza y el Universo contienen, resguardan y
conservan los secretos, los misterios y las maravillas que se van
descubriendo en forma progresiva.

Sin entender y aplicar las TRECE DIRECCIONES en que el vivir, el laborar


y el razonar tienen y deben ejercitarse, por más que se usen las
tecnologías de precisión exacta, los conocimientos acumulados y en
ampliación constante no presentan la forma en que la UNIÓN de los
símbolos menor y mayor ENCIERRAN el fluir de la vida con los dos polos
existenciales. El avance histórico acontece cual rombo: hay un punto de
partida, comienzo e inicio que va abriéndose hasta llegar a un nivel alto
que se considera el eje central desde donde puede divisarse las dos
lejanías que son el origen y el destino; la prosecución de la marcha al
porvenir vista desde la cima eje es un descender hasta arribar a la meta
destino. Esta perspectiva ancestral del fluir de la vida señala que el avance
social implica la retrospección, la introspección y la prognosis.

Para llegar a esta forma de comprender, asimilar e interpretar, las


primeras colectividades en el pasado lejano, efectuaron tres movimientos
que son centrales en la cosmogonía que el mito primigenio comunica:
UKUMANTA HAWAMAN LLUQSISPAM YACHAKULLANCHIK MAYMANTAM
HAMUKULLASQANCHIKTA, IMAYNALLAM KURKUCHALLANCHIK KAQTA
CHAYNATAQ MAYLLAMAN RISQANCHIKTAPAS (emergiendo del interior al
exterior sabemos y conocemos de donde venimos, cómo es nuestro

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organismo y hacia qué lugar nos dirigimos); HAWAPIQA KUYAYPI,
WAYLLUKUYKUNAPI, UYWAYANAKUNAYPI, YANAPANAKUYPI CHAYNATAQ
PUSAKUYKUNAPI KAWSANCHIK WIÑASPA ACHKAYAKUYPI HATUNYASPA
PAQARINMAN RIPUNAPAQ (en la superficie en el amor, la familia, la
protección, la ayuda mutua y en la conducción vivimos en el desarrollo
engrandeciéndonos en la multiplicación para avanzar al porvenir);
LLAPANCHIKMI RILLAKUCHKANCHIK PAQARINMANQA PACHA TAQPI
MAMAPA TAYTAPA IMAYNA TIKRAWIÑAYNINTA QATIKUSPA (todos y
todas marchamos al mañana siguiendo la transformación y la expansión
de nuestra Madre Naturaleza y el Padre Universo).

Los sucesos geológicos, los eventos cósmicos y los acontecimientos


geodinámicos son altamente estimados, apreciados y hasta temidos por
los pueblos originarios. Todo cuanto ocurre en el interior, en la
superficie, en las alturas y en las lejanías del Planeta, por sus
impactos e influencias en la vida y el sistema de producción,
quedan asimiladas y formuladas en la cosmogonía ancestral, el
mito fundacional y la creencia antigua. Las colectividades primigenias
o los pueblos originarios toman en cuenta con seriedad, constancia y
respeto a los fenómenos naturales universales por su directa intervención
en la dinámica de la universalidad existencial. En el pensar y el saber
ancestral no existe algo y alguien en la Naturaleza y el Universo que
carece de espacio, movimiento, energía, rol e importancia.

El contexto natural general, el entorno global y el ambiente situacional


del ser social, en la cosmogonía de los pueblos originarios, es la
universalidad existencial. Las circunstancias particulares conforman los
sucesos dentro de la territorialidad comunitaria y las eventualidades que
suceden en las jurisdicciones. Las complejidades que envuelven a los
pueblos originarios son de cuatro tipos: las que son los entretejimientos,
las conglomeraciones y las interasociaciones de las existencias bióticas y
abióticas dentro y como parte del sistema-proceso de los contenidos y los
componentes de la Naturaleza y el Universo; las que conforman los
biotopos, la biocenosis, la biosfera, los ecosistemas, la biodiversidad o la
flora y la fauna sin desligarse de las existencias inorgánicas; las que se
mueven como sucesos naturales dentro y fuera de la Naturaleza en forma
combinada, singular, mixta y sincronizada; las redes diversas que teje,
instala e interconecta el ser social mezclando el trabajo vivo con el trabajo

28

muerto. Estas complejidades con distintos niveles, grados e intensidades
con que funcionan causan las motivaciones, las alteraciones, los cambios,
las continuidades y los avances en el vivir y el trabajar. En el pensar y el
saber de los pueblos originarios existen las complejidades, lo diminuto, lo
invisible y lo desconocido que se van ensanchándose, enlazándose,
expandiéndose, manifestándose y trascendiendo a medida que se
penetran a las profundidades, se desplazan en la superficie o se mueven
hacia las lejanías.

La Naturaleza y el Universo, tal cual contiene el mito primigenio, siempre


conserva al ser social en su regazo: TAYTA MAMANCHIKMI KAWSAYTA
QUWASPANCHIK WIÑAYPI PAQARINMAN QISPICHIWANCHIK. PAYKUNAM
MARQALLAWANCHIK WAWACHATA HINALLA MANALLA MANCHARISQA,
YARQAYPI, SASAKUYKUNAPI UTAQ QIPACHIYPI KAKUNALLAPAQ (nuestro
padre y nuestra madre al darnos la vida nos dejan crecer dirigiéndonos al
porvenir. Nos abrazan y nos protegen como si fuéramos niños o niñas
para no estar en temor, pasar el hambre, enfrentar las dificultades y
menos quedar en el abandono). PACHA TAQPIM TAPALLAWANCHIK,
QATAKUWANCHIK CHAYNATAQ PAKAYKUWANCHIKPAS MANALLA CHIRI,
RUPAY, LASTRA, RUNTU, RITI, WAYRA, PACHAKUYUY, WASPI, LLUQLLA,
TUÑIY, CHIQTAKUY UTAQ WICHIYPAS SAQTAWANANCHIKPAQ (la
Naturaleza y el Universo nos cubren, nos protegen y nos ocultan para que
el frío, el calor, las fuertes lluvias, las granizadas, la nieve, el viento, los
terremotos, los vapores, los aluviones, los desprendimientos, los
desgajamientos y los deslizamientos no nos tumben).

TAYTANCHIKPA MAMALLANCHIKPA QAPARIKUSPA MUYUKUYUYNINQA,


TIKRAKUYNINQA, MAYLLAKUYNINQA CHAYNAPAS MUSUQYAKUYNIMPAS
MANAMÁ MANCHAKUNAPAQCHU NITAQ UCHUYCHALLA KAYMAN
CHAYANAPAQCHU. ICHAQA MUSUQ KAYKUNATA RIQSISPA, RIKUSPA,
CHASKIPA UTAQ TARIKUSPA KAWSAWIÑANALLAPAQMI (los ruidosos
movimientos, transformaciones, purificaciones y renovaciones de nuestro
Padre y nuestra Madre no son para asustarnos y llegar a la pequeñez. Eso
sí es para vivir en desarrollo mirando, conociendo, hallando y recibiendo
el ser en el estar nuevo). Esta es la postura ancestral sobre el cambio, el
desarrollo y la innovación. En la cosmogonía primigenia, las
transformaciones, las mutaciones, los cambios y las modificaciones no
son eventos esporádicos o periódicos; sino sucesos incesantes,

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constantes y permanentes. TINKUY, KUYUY, MUYUY, CHAPUKUY UTAQ
TIKRAKUYMI MARQAKUWANCHIK MANALLA SAMASPA (encontrarse,
moverse, girar, combinarse y transformarse nos envuelven sin cesar).
YAKULLA PURIYTAM QAWANA, WAYRAPA MUYUYNINTAM RIQSINA,
MAYUPA QIWIQIWIRIYNINTAM RIKUNA CHAYNATAQ LLIPYALLAPA
KANCHARIKUYNINTAM QAWARIKUNA IMAYMAM KUYUMUYUY TIKRAKUY
YACHARIQSINAPAQA (el fluir del agua, el arremolinarse del aire, el
serpentear de los ríos y el resplandor de los relámpagos hay que ver,
observar, mirar e identificar para conocer cómo es el movimiento, el giro
y la transformación).

MAMANCHIKQA TAYTANCHIKPAS UKULLAMPI HAWALLAMPI ACHKARIKUQ


MUYUKUYUKUYNINKUNAWAN TUQYASPAM, RAKIKUSPAM, TINKUSPAM,
TUPASPAM, TIKRACHISPAM ICHALLAPAS PAQARICHISPAM WIÑARIKUN,
HATUNYAKUN, ACHKAYAKUN, KALLPACHAKUN, MASTAKUN CHAYNATAQ
HUÑUKULLAMPAS (nuestra madre y nuestro padre con sus múltiples
movimientos al explosionar e implosionar, dividirse, chocar, enfrentarse,
transformarse y generar en su interior y exterior se expande, agranda,
ramifica, vitaliza, extiende y unifica). Las mujeres operantes de la
sapiencia médica ancestral este proceso de surgimiento, desarrollo y
expansión de la Naturaleza y el Universo explican con tres sucesos
naturales: QURAPAS SACHAPAS WAYTALLASPAM NIWANCHIK IMAYNA
ACHKAYAKUYTA (las hierbas y los árboles con su florecer nos muestran
la manera en que se replica y se multiplica); QARI WARMILLA
TIWTIWYAYPI TARIKUSPAM RIKUCHIWANCHIK MAYNA IMAYNA MUSUQ
RUNA CHAYAMUQTA (el varón y la mujer al acoplarse visualizan la forma
en que surge el nuevo ser); URUCHAKUNA RUNAPA UKUNMAN YAYKUSPA
WASICHAKURULLASPAM KURKUNTAQA MIKUN ACHKAYAYKUYPI (los
microorganismos que penetran al interior del ser social al anidarse
consumen al organismo en la multiplicación).

TUQYAYMI, TIKRAYMI, CHAPUYMI CHAYNAPAS CHASKIYMI QUKUYMI


APAMUNQA WIÑAYTA, MUSUQ KAWSAYTA, MASTARIKUYTA, QATIYTA
UTAQ HATUNRIKUYKUNATAPAS (explosionar, transformar, combinar o
recibir y dar acontecen el desarrollo, el surgimiento de la nueva vida, la
expansión, la continuidad y el ensanchamiento). Sin explotar, sin
reventar, sin combinar y sin implosionar no suceden las replicaciones, los
acoplamientos, las multiplicaciones, los desarrollos y las expansiones. El

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fluir de la vida y la continuidad de las existencias en la cosmogonía
ancestral y la creencia antigua tienen lugar con los incesantes procesos
físicos, biológicos y químicos. Las integraciones, las derivaciones, las
sincronizaciones, las compactaciones y las armonizaciones son las
dinámicas incesantes en la Naturaleza y el Universo. Las aglutinaciones,
las conglomeraciones, las interasociaciones, las interconexiones y las
constelaciones cada vez mayores son las formas del desarrollo y la
expansión de la universalidad existencial. Donde la soledad, la
individualidad y la particularidad quedan asimiladas por la agrupación, la
conjunción y la mancomunación.

QAWAKUNAM IMAYNAKUNALLATAM IMAYNAKULLAPIM PACHA TAQPI


QISPIRISPA HATUNYAKUYNINTA (mirar, observar y ver la manera y la
forma en que la Naturaleza y el Universo al surgir se engrandecen,
ensanchan y se expanden). Es el único modo de apreciar la universalidad
existencial en todo su proceso de formación, surgimiento, desarrollo y
expansión. QAWALLASPAM RIQSINCHIK, UKULLANMAN YAYKUSPAM
CHASKINCHIK, HAWAMPI KAYKUSPAN YACHAKUNCHIK, KARULLANTA
RIKUSPAM SUYAKUNCHIK ICHAYLLAQA MUYUYNIMPI KUYUSPAM
IÑILLANCHIK (mirando identificamos y reconocemos, al penetrar en su
interior recibimos, estando en su exterior vivimos, oteando sus lejanías
esperamos y, sobre todo, al movernos con sus vibraciones, sacudimientos
y candencias creemos). CHAYNALLAM TAYTANCHIKQA MAMANCHIKQA
KAWSALLAN ÑUQANCHIKPI ICHAQA LLAPALLANCHIKMI PAYKUNAPI
PAQAQISPIRINCHIKQA (de esta manera nuestro padre y nuestra madre
vive en nosotros y nosotras, pero todos y todas surgimos y progresamos
con ella y él).

Las colectividades primigenias, los pueblos originarios y las poblaciones


nativas asumen que la totalidad y la universalidad existencial forman un
solo gran organismo que envuelve, contiene y expande a la vida. La
materia en la cosmogonía ancestral que comunica el mito fundacional y
sostiene a la creencia antigua es vida, organismo, energía, aliento y
movimiento perpetuo. A esta forma de entender, valorar y reconocer a la
Naturaleza y el Universo se llegó a denominar PANENTEÍSMO: todo lo
que existe posee, contiene y concede el aliento de vida. No es
panteísmo que identifica a la universalidad existencial con Dios. La
religiosidad, la espiritualidad y la moral de productores que practican los

31

pueblos originarios son vitalismo, naturalismo y universalismo. Es en la
organicidad donde se llega a comprender los estilos y los modos de
acontecer los dos grandes movimientos de pulsación: la atracción y la
repulsión, la integración y la derivación, la diferenciación y la combinación
o la reciprocidad y la transformación.

Afirmar que los cerros, las rocas, la vegetación, el agua y todos los
contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo son las
MORADAS de los espíritus, en la postura de la comunidad TANTAR de
donde procedo, significa tres reglas primigenias: APUQA KALLPALLA,
ACHKIYLLA, CHAKIYLLA, MUHUKUYLLA, MASTAKUYLLA, ALLIN KAYLLA
UTAQ TIKRAMUSUYKUYLLA QUKUYMI (el ser grande es conceder la
energía, la luz, la sequedad, la humedad, la expansión, el estar bien o el
acontecer la renovación con las transformaciones); YAYAQA KUYAYLLAPI
KAWSAYACHASPA ACHKAYACHIYMI QIPAKUNALLA HAMUQKUQKUNA
SUMAQPI WIÑAKUNANKUPAQ (ser padre, madre y ascendente es
multiplicarse estando y viviendo en el amor para que las generaciones
que vienen puedan estar en continuo desarrollo); AYAQA MANAM
CHINKANCHU TUTA PUNCHAW SUNQUNCHIKPI TARIKUSQANKURAYKU
(los muertos no desaparecen por estar presentes día y noche en nuestro
corazón). La universalidad y la totalidad existencial, realidad global
compleja, con su envolvimiento señala que el ser social únicamente al
hallarse protegido, sostenido y alimentado por la acción recíproca de la
materia en su doble forma persiste en su identidad, singularidad y
configuración.

La postura de que los muertos se van al cielo o al infierno, en la posición


del colectivismo al que pertenezco, es infundada. La única certeza que
contiene el mito fundacional recibí en las retransmisiones de esta manera:
QUMUNKUNALLAQA YACHALLANCHIKMI PACHA TAQPIPA UKUNMANTA,
CHAWPILLANMANTA UTAQ SUNQULLANMANTA HAMUKUSQANCHIKTA,
LLUQSIMUSQANCHIKTAPAS, HAWAKUNALLAPI KAWSASPA PAYKUNATA
YUYARIYUPAYCHARISPA ACHKAYAKUNAPAQ KUYAKUYPI ICHATAQ
LLAMKAYPIPAS. IMAYNA CHAY PUNCHAW TUTA WAÑUYLLA HAPIRUSPA
APAKUWAPTINCHIKQA KUTIKUNCHIKMI UKUKUNAMAN CHAYMANTA
QISPIRIMUSQANCHIKRAYKU. UKUPIM TARIRIKUNCHIKQA IMAYNALLA
MANARAQ HAWAMAN LLUQSISPA KAYNINCHIKPI (los y las comuneros
sabemos que venimos, surgimos y salimos del interior, el centro o el

32

corazón de la Naturaleza y el Universo y en las exterioridades en el vivir
recordando y venerando a nuestros progenitores nos multiplicamos con
el amor y el trabajar. Cuando llega el día o la noche en que la muerte nos
atrapa y nos lleva solamente retornamos a las profundidades de donde
surgimos. En el interior nos hallamos en la misma condición en que
estábamos antes de salir).

En la cosmogonía ancestral colectivista, todos los espacios y los territorios


comunitarios, son sagrados. Pero sí algunos sitios, lugares y localidades
por su contenido abundante o escaso de los contenidos y los componentes
bióticos se consideran excepcionales. En especial, los cerros y las rocas
que en los Andes se muestran imponentes y siempre enlazados, son los
espacios determinantes por dos razones: IMAKUNAPAS KARUMANTA
UTAQ UKUMANTA HAMUQKUNA HAPISPA TIKRASQANKURAYKU (por
transformar, modificar y mutar atrapando todo cuanto vienen de las
lejanías o de las interioridades); YAKULLA LLUQSICHILLASQANKURAYKU
(por dejar salir y fluir el agua). Es en los cerros donde quedan distribuidos,
redimensionados y hasta disipados los procesos geodinámicos, los
fenómenos meteorológicos y los eventos cósmicos. Los Andes en la visión
del colectivismo es el gran dispensador del agua, la fertilidad y la
fecundidad tanto de la Costa como de la Amazonía. La franja caliente y la
sábana verde siempre húmeda generan y acontecen el fluir de la vida
gracias a la benevolencia de la Sierra. Todas las sustancias, los
ingredientes y los recursos que se necesitan para la continuidad de la vida
son generadas y dotadas por la parte inorgánica de la universalidad
existencial.

Para la cosmogonía ancestral, la vida y su fluir, quedan generadas y


continuadas con las dinámicas, los procesos y los sistemas naturales
universales; donde los contenidos y los componentes ABIÓTICOS de la
Naturaleza y el Universo cumplen un rol determinante. Las existencias
bióticas no existen, no se pueden multiplicar y tampoco proseguir sin la
presencia operante de las existencias inorgánicas. Las rocas, las piedras,
los minerales y los cerros, en la visión ancestral de la universalidad
existencial, conforman TULLULLAN, WASA URQULLAN, SAYAKUYNILLAN,
TAKYACHIQLLAN UTAQ ANASINCHIKAYNILLAN (los huesos, la columna
vertebral, la elevación, la firmeza y la dureza). Mientras la vegetación
constituye CHUKCHALLAN, MILLWALLAN, QICHIPRAN, AQCHALLAN UTAQ

33

PILLILLAN (la cabellera, la lana, la pelusa o la vellosidad). Con estos dos
aspectos, dimensiones y eventos, la universalidad existencial, aunado a
YAKUPA MUYUYNINWAN, KUYUYNINWAN, PURIYNINWAN ICHAPAS
WASPIYNINWAN SUMAQYAKULLAMPAS, PARQULLAQLLAÑAPAS ICHAPAS
MILLAYNIKUMPAS (moverse, desplazarse, serpentear y evaporarse del
agua queda hermosa, bella, tosca, grotesca, agreste y aterrante).

Los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo, según


el mito fundacional y la cosmogonía ancestral, quedan integrados,
combinados, cohesionados y armonizados en el desarrollo desigual
expansivo con las acciones y las reacciones recíprocas entre las
existencias orgánicas y las inorgánicas. En este sistema-proceso de
asociación, conglomeración y sincronización, EL AGUA que muestra las
diversas mutaciones y transformaciones de la materia, es el creador del
Planeta y el engendrador de la vida. Los pueblos originarios conceden
importancia central a la tierra, el agua, la vegetación, el aire y al calor
por ser los ingredientes y los propulsores del vivir.

Es aquí dónde hay que situar, ubicar y delimitar la veneración, la


adoración y el engrandecimiento que el colectivismo primigenio y los
pueblos originarios efectúan. La UNIFICACIÓN de los pueblos originarios
con la Naturaleza y el Universo no obedece a la dinámica CAUSA-EFECTO,
sino a la condición de progenitores. Esta conectividad entre el ser social
y la universalidad existencial es la que se debe y tiene que reconocerse.
En esta interacción global, el acoplamiento entre el varón y la mujer, en
la tradición ancestral, queda mostrada la conformación y la
interpenetración del todo y la singularidad, la totalidad y el vacío, la
complementariedad y la codependencia, la particularidad y la globalidad
o la reciprocidad y la universalidad. El enlazamiento, la mancomunación
y la conglomeración en el proceso del desarrollo desigual, ascensional y
expansivo prevalecen.

34

II
Sistema laboral ancestral

Dos acciones presentan como el sistema y la cultura laboral del


colectivismo andino: el AYNI y la MINKA. Es cierto que estos procederes,
eventos y sucesos forman parte de la cultura laboral de los pueblos
originarios de los Andes. Pero quedarse con estas dos accione sin admitir
y reconocer las otras actividades, aparte de la visión reduccionista,
significa desconocer la pluralidad ocupacional. Desde tiempos remotos, el
colectivismo, se caracteriza por la unicidad orgánica y la multiplicidad
vivencial. Quienes sostienen que las comunidades andinas se dedican al
monocultivo, a la dieta monótona y al trabajo periodizado, con toda
seguridad, no saben interpretar, valorar y apreciar la multimodalidad
existencial.

Por la ubicación de las colectividades, donde los pisos geológicos son


diferentes y la biodiversidad es diferenciada, los pueblos originarios tienen
la particularidad de vivir la interculturalidad, la multiculturalidad y la
transculturalidad. La pluralidad cultural no es un evento actual, sino una
condicionalidad que viene desde el pasado. Son cinco sucesos que revelan
la pluralidad cultural entre los pueblos originarios: las localizaciones
diseminadas en diferentes territorios con disponibilidades variadas, el
sistema laboral según las condiciones orográficas, los idiomas diferentes
con sus respectivas variaciones, las expresiones culturales que responden
a las formas del vivir cotidiano y los tipos de instrumentos de producción
que se fabrican o se usan.

La pluralidad cultural emerge y acontece con la dinámica espacial. La


territorialidad cumple un rol importante en la configuración, la existencia
y la ejercitación de los procesos culturales con el trabajo que transforma,
construye y mejora. No son las doctrinas, las ideologías, los sistemas
políticos, las moralidades, las normatividades y el sistema educativo que
acontecen la multiculturalidad. Es cierto que consolidan, antagonizan,
modifican y hasta condicionan a las expresiones y las vivencias culturales
diversas. Las vivencias, las experiencias y el sistema de producción son
35

las que generan las manifestaciones y las expresiones culturales. EL SER
EN EL ESTAR es el generador y el expandiente de la multiculturalidad. Las
doctrinas religiosas y políticas, por su proselitismo iracundo y
enemistante, acontecen tres sucesos en la superestructura: los cambios
en la mentalidad y la creencia, las escisiones y las divisiones en las
poblaciones, y, las luchas continuas por imponerse como la mejor, la
única y la verdadera.

El emplazamiento territorial de las ocupaciones y las actividades


económicas, la forma en que suceden la cultura del trabajo y el sistema
de creación y producción, por TRANSFORMAR la interioridad y la superficie
de la base económica en diferentes espacios, condiciones y
disponibilidades crean la multiplicidad existencial, la pluralidad vivencial
y la multimodalidad cultural. El colectivismo primigenio, por crear y
establecer las tres instituciones permanentes: la familia, la comunidad y
el sistema de producción, es el iniciador del pluralismo cultural. En la
actualidad, los pueblos originarios, siguen existiendo y operando dentro
de la multiculturalidad.

La cultura que viene con el colonialismo viejo y nova con el


neocolonialismo, por su raigambre racial y clasista, se monta en la
pluralidad cultural de los pueblos originarios. Por la fuerza de las armas,
el poder y el kapital financiero deviene en la cultura dominante, opresora
y acordonante. La cultura dominante por su procedencia de distintos
países imperialistas, una verdadera amalgama de las viejas y las nuevas
expresiones superestructurales, subsume a la pluralidad cultural nativa.
Los países oprimidos se encuentran dentro de una pluralidad cultural
plataformada, cruzada y superpuesta. En esta plataformación y
superposición suceden las rupturas y las continuidades culturales. A la
vez acontecen las simbiosis y las combinaciones confesionales que se
expresan en la heterodoxia.

No existe la uniformidad vivencial. Cada asentamiento humano tiene sus


particularidades que son únicas. Los sucesos cotidianos, si bien contienen
elementos comunes a todas las poblaciones, responden exclusivamente a
una determinada localización residencial, laboral o relacional. Desde que
las interrelaciones y las interpenetraciones intra, inter y extra
comunitarias quedaron admitidas, las colectividades que dan continuidad

36

a las tres instituciones generadas en el colectivismo primigenio: la familia,
la comunidad y el sistema de producción, avanzan dentro de cuatro
polaridades tal cual señala Mariátegui: la apertura y el cierre, la
universalidad y la particularidad, la herencia y la influencia, y, lo propio y
lo ajeno (Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana;
Peruanicemos al Perú; Ideología y Política; Temas de Nuestra América).
Por la primacía del modo de producir clasista, el sistema ancestral de
producir, queda desmeritado. Donde la influencia, lo mundial y lo extraño
prevalecen, condicionan e impulsan. La herencia, lo propio y lo singular
acontecen acorralados por el exogenismo. En el modo de producir
clasista, las condiciones internas no operan determinando el avance, sino
las exigencias extranacionales.

En la actualidad, desde las experiencias de la llamada economía social y


solidaria, un proceso de acreditación de las formas ancestrales de crear y
producir, se vienen reconociendo las formas de la cultura del trabajo
antigua. En esta adopción se expresan tres tendencias: las que reconocen
que el colectivismo sigue operando usando sus mecanismos que se
establecieron en el pasado remoto; las que afirman que el ayni, la minka
y la mita son las formas de trabajo establecidos en el incanato; las que
sostienen que la cooperación y la solidaridad son sucesos emergidos en
el capitalismo. La primera posición es correcta. Porque el colectivismo es
la primera forma de organización histórica que conoce la humanidad y
sigue persistiendo con resistencia y tenacidad. La continuidad histórica
del colectivismo es a la vez la prosecución del modo de producir aclase
que se traduce en la permanencia de los pueblos originarios.

Todos los estudiosos del pasado, las sociedades que consideran arcaicas
o atrasadas, postulan que las conglomeraciones, las asociaciones, las
fraternizaciones y las socializaciones fundaron las primeras instituciones
permanentes. El colectivismo se fundó sobre la reciprocidad, la
solidaridad, la ayuda mutua y la cooperación. Solo así los primeros
pobladores del Planeta lograron vencer el aislamiento, la soledad y la
inseguridad. Por lo tanto, las formas conglomeradas del trabajo, no son
mecanismos de ascensión civilizatoria creados, establecidos y generados
durante el dominio de los inkas. Pero sí utilizaron las reglas, los principios
y los mecanismos institucionalizados en el colectivismo primigenio. El
inkanato puede considerarse el uso ampliado, ramificado y potenciado del

37

arte de la manutención aprobado en el colectivismo inicial. El inkanato es
el salto de las colectividades primigenias dispersas a la unicidad orgánica
con la implantación de un mando único, la unificación idiomática y el
control extensivo de los territorios. Donde el uso del trabajo colectivo
multitudinario acontecieron las grandes construcciones hidráulicas,
arquitectónicas, comunicacionales y centros de resguardo de los
resultados de la producción.

Plantear que el ayni y la minka son los principios fundamentales del


inkanato es desconocer al desarrollo del colectivismo en los Andes. Las
sociedades preinkaikas, en distintos niveles e intensidades, operan el
colectivismo. No existen siquiera los indicios de que, las poblaciones
unificadas durante el inkanato, vivieron en desorden y sin la unicidad
orgánica. La organización histórica en los Andes siempre fue, es y será
colectivista. El sistema esclavo-servil aunado al régimen asalariado no
pueden eliminar a las conglomeraciones. El capitalismo imperialista
planetarizado, con su individualismo a ultranza y su libertar individual que
clama la igualdad y la equidad de género, sigue utilizando a las
aglutinaciones, las socializaciones y las interasociaciones. Porque no
puede negar y menos desechar a la familia que es la primera forma y
perenne de la aglomeración. Las tres instituciones surgidas y aprobadas
en el colectivismo primigenio, con las ampliaciones, las mejoras, las
especializaciones y las ramificaciones acontecidas en el avance social,
siguen existiendo.

La organización de la sociedad y la operación del sistema de producción


son conglomeraciones y megaconglomeraciones. Desconocer esta verdad
equivale a cercenar al organismo en múltiples retazos y pedazos
infuncionales. Pero ensalzar algunos procederes de la cultura del trabajo
colectivista, siempre en la perspectiva de sostener al modo de producir
clasista, implica no entender al colectivismo primigenio (Jorge Cornejo
Bouroncie, Las comunidades indígenas; Luis Baudín, La vida cotidiana en
tiempos de los incas; John V. Murra, La organización económica del
estado inca; Rubén Yucra, El ayni, principio fundamental de los incas;
Waldemar Espinoza, Economía política y doméstica del Tahuantinsuyo;
Gabriela Sternfeld, La organización laboral de imperio inca; Alfredo J.
Altamirano y Alberto Bueno, El ayini y la minka: dos formas colectivas de
trabajo de las sociedades pre-Chavín; R. L. Burger, Emergencia de la

38

civilización en los Andes; María Martínez, Cambio en la sociedad incaica
del Perú tras la conquista española). Desde los tiempos y los espacios que
no se pueden precisar con exactitud, el colectivismo, emerge en el
Planeta. Pero solamente en algunos territorios lograron expandirse con
rapidez y amplitud. El desarrollo desigual que reina soberanamente en la
Naturaleza y el Universo, por su directa aplicación en el orden histórico,
también apuntala el proceso expansivo del colectivismo. Porque la
dialéctica necesidades-disponibilidades opera en cada colectividad,
localización y territorialidad de manera diferente.

En los Andes y en el Amazonas, diversas colectividades que conforman


los pueblos originarios, lograron generar el sistema YANAPANAKUY y el
proceso UYWAKUYANAPAKUY. Son los dos componentes del colectivismo
primigenio. Ambos procederes, por ser los mecanismos mancomunados
de la ascensión integral civilizatoria, integran la reciprocidad, la ayuda
mutua, la cooperación y la solidaridad. Donde la cultura del trabajo
queda configurada por siete eventos-acciones-procedimientos: el ayni,
la minka, la mita, el qatipakuy, el qispichikuy, el tinkurikuy y el
rimarikunakuy. La ausencia de uno de estos aconteceres significa la
alteración de la unicidad orgánica que se llama QUMUNKUNA y no
solamente AYLLUKUNA. El colectivismo no es ayllulla (la aglutinación por
los lazos sanguíneos o el parentesco), sino la MANCOMUNACIÓN de las
familias, las poblaciones, las unidades productivas, las alianzas de
pueblos y las confederaciones comunitarias. Para que exista QUMUN (la
comunidad) es determinante practicar el sistema yanapanakuy y el
proceso uywakuyanapakuy.

Tres acontecimientos constituyen el sistema YANAPANAKUY y el proceso


UYWAKUYANAPAKUY: la propiedad comunitaria de la tierra, el
trabajo colectivo y la memoria-conciencia colectiva. Es decir, la
comunidad de bienes y la comunidad de espíritus. De otra manera
no existe, no opera ni acontece el colectivismo, el comunitarismo, la
mancomunación o la UNICIDAD ORGÁNICA. Porque la personalidad, la
identidad, la fecundidad, la alteridad, el despertar, la sociabilidad y la
sensibilidad se adquieren exclusivamente con la pertenencia a la
comunidad y el apego al territorio comunitario. Ser más, mejor y mayor
acontece solamente con los enlazamientos, las conglomeraciones y las
intercomunicaciones. La comunidad de espíritus no implica ni conlleva el

39

sentir, el pensar y el vivir de la misma manera. En el colectivismo no
existen la uniformidad, la estandarización y la homogeneidad. Lo que
prevalece es la unicidad orgánica: la identidad, la pertenencia y la
personalidad comunitaria. La diversidad en la unicidad queda externada
en las múltiples maneras de acceder a los medios de sustento cotidiano.

El colectivismo existe y avanza aplicando las reglas ancestrales. Son las


directrices de acción, ejercitación y ejecución directa e inmediata en las
creaciones y las producciones. No son normas morales que infunden el
premio y el castigo. No son pautaciones que diseminan el hacer y el no
hacer. No son códigos de comportamiento individual, sino reglas
colectivistas. Las reglas ancestrales, por ser regulaciones de las acciones
conglomeradas, pueden comprenderse como la moral de productores. En
consecuencia, los tres mandatos que se difunden que son las leyes del
colectivismo: ama llulla, ama qilla y ama suwa, son las vulgarizaciones
recortadas del decálogo judío. Estos tráficos doctrinales se impusieron
durante el colonialismo. Una sociedad en donde no existen las
descomposiciones, las haraganerías y los vicios no puede imponer el no
ser ocioso. En una localidad donde la seguridad subsistencial queda
asegurada por la reciprocidad y la cooperación no puede existir el
mandato de no robar. Tales acciones solo acontecen en el modo de
producir clasista. La disciplina en el colectivismo no es una coacción y una
represión para respetar las leyes existentes, sino apercibimientos de ser
comuneros y vivir dentro de las reglas primigenias.

Tratar de introducir la moralidad judía y cristiana al colectivismo significa


rechazar las reglas ancestrales. Además implica combatir a las diversas
opiniones de que la reciprocidad forma parte de los principios generales
del derecho (Marc-Abraham Puig, El principio de la reciprocidad; Stefano
Varase, Los fundamentos éticos de las cosmologías indígenas; Patrici
Calvo, Racionalidad económica: aspectos éticos de la reciprocidad;
Manuel Sánchez y David Zavaleta, El derecho en el antiguo Perú: aspectos
sobre las características del derecho penal en el Tahuantinsuyo en
relación con los sacrificios y penas; Fernando Silva, La reciprocidad como
fundamento del derecho y la ética). La moral de productores no consiste
en fórmulas de ordenanzas éticas, en criterios individualistas y en normas
abstractas. Al situarse sólida, directa y permanentemente en el proceso
económico, la producción, combina la conducción, la estética, la técnica,

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el heroísmo y la inspiración en el proceso de la transferencia, el desgaste
y el vaciado de la energía. Las obligaciones, las responsabilidades y los
deberes en el colectivismo no acontecen dentro de las forzadas maneras
de cumplir un mandato, un contrato y una exigencia, sino por fundar los
derechos acontecen en términos de interdependencia que preservan,
perpetúan y propulsan al colectivismo. La unicidad orgánica de esta
manera queda salvaguardada, consolidada e impulsada.

La axiología presente en la moral de productores, por derivarse de las


realizaciones de las obligaciones y el cumplimiento de los deberes, antes
de invocar los derechos fundamentales acontece las acciones. Los
derechos en el colectivismo son los resultados de la realización del
sistema YANAPANAKUY y el proceso UYWAKUYANAPAKUY. Vivir, actuar,
trabajar, compartir y disfrutar conforman los fundamentos de la moral de
productores. Las reglas ancestrales no persiguen el cumplimiento de un
precepto legal de carácter compulsivo y sanciones positivas, sino de
acontecer las ocupaciones y las actividades económicas siguiendo un
rumbo, resguardando la unicidad orgánica y garantizando la seguridad
subsistencial global. LLAPANCHIK HUKLLLA CHULLALLA TARIKUSUN
MANA YARQAYTA, SASAKUNATA, UNQUYKUNATA UTAQ CHIQNIKUYTA
RIQISISPA RURAKULLASPA (todos y todas en la gran unidad estemos sin
conocer y sin acontecer el hambre, las dificultades, las enfermedades y
las enemistades). Este es el mandato que viene desde las primeras formas
de la organización histórica colectivista. Es una orden cotidiana que debe
y tiene que cumplirse sin represiones y sin opresiones.

Durante el inkanato, por la jerarquización de la sociedad en grupos


segmentados, comienza a imponerse las normas que sancionan algunas
relaciones sociales como anomías. Donde prevalece la superioridad de
una casta en proceso de consolidación. El inka y un grupo de selectos que
se consideran gobernantes, guiantes y pautantes exigen la realización del
trabajo obligatorio usando precisamente los mecanismos originados en el
colectivismo primigenio. Con este sistema laboral se crearon, generaron
y se construyeron una diversidad de caminos, los canales de riego, las
ciudades prominentes, los centros de acopio de las producciones, el
proceso de comunicación, las formas de contabilización, las extracciones
de los minerales, las dataciones de los eventos acontecidos, las
conquistas espaciales, las relocalizaciones de las poblaciones, la

41

unificación del idioma, los observatorios astronómicos, las tecnologías
cada vez en ampliación, las transformaciones múltiples en los territorios
y las edificaciones de los lugares de celebración. Pero siempre sin separar
la economía de la política, la religión y todas las formas de las
manifestaciones culturales.

En el colectivismo, el proceso económico, avanza en consonancia y acorde


a las manifestaciones culturales. Las expresiones artísticas siempre
acompañan a la producción. Las artesanías son las concreciones de las
diversas técnicas, los mecanismos y los procedimientos artísticos. El
tejido, la elaboración de las indumentarias, la fabricación de las
herramientas o las tecnologías y la preparación de los utensilios son
ejecuciones de diversos oficios, ocupaciones, actividades y manualidades
combinadas. De esta manera, la superestructura del modo de producir
aclase, no existe independiente de la base económica. Las diversas y las
continuas transformaciones de la base económica son también
concreciones y ejecuciones del arte. Basta apreciar los andenes, los
corrales, los amontonamientos de las piedras, las construcciones y las
edificaciones para comprender las manifestaciones culturales y las
expresiones artísticas. La ejecución de las actividades y las ocupaciones
suceden con las estimulaciones artísticas. En el colectivismo el arte, la
técnica, el proceder y los procedimientos siempre se hallan en operación
de manera correlacionada, convergida y compactada. La dimensión
cualitativa del vivir no se encuentra alejada y distanciada del ámbito
cuantitativo.

Dentro del colectivismo todas las actividades y las ocupaciones son


productivas. No existe la separación entre las labores domésticas y el
trabajo productivo. Porque sin el cumplimiento de los quehaceres
hogareños no acontece la cultura del trabajo en términos familiares,
comunitarios e intercolectividades. La familia, la comunidad y el sistema
de producción son las instituciones que existen con, en y por la unicidad
orgánica. El hogar, la chakra, los caminos, los pajonales, las cuevas, los
cerros y hasta los manantiales son espacios laborales. En cada uno de
estos sitios se efectúan una multiplicidad de acciones que permiten el
acceso, el allegamiento, el traslado, el resguardo y la disposición de los
medios de sustento. Porque escindir la localización en dos campos
contrapuestos: el hogar donde acontece lo privado, lo oculto y lo secreto

42

frente al espacio de las creaciones y las producciones en donde lo público,
lo social y lo relacional suceden, en la cosmogonía antigua, significa
destrozar la ubicación, la situacionalidad y el ser en el estar. En la visión
de los pueblos originarios, la situacionalidad o el ser en el estar: la
presencia activa, acontece en todo contexto, en todos los lugares, en
todos los momentos y en todas las circunstancias.

El sistema de propiedad comunitaria de la tierra, el medio de producción


insustituible, con el trabajo colectivo y las diversas formas de la
reciprocidad se aprovecha de manera transgeneracional. Las dos formas
de posesionamiento de la base económica: familiar y comunitaria, sin
distanciarse y sin oponerse, operan en el colectivismo. La posesión
familiar no implica la existencia de la propiedad privada, porque se trata
de un estilo de aprovechamiento de la base económica sin alejarse del
colectivismo. En ambas formas de posesionamiento del medio de
producción, los siete eventos-acciones-procedimientos que conforman la
cultura del trabajo, operan con las periodicidades y las intensidades que
las ocupaciones y las actividades económicas requieren. Porque pueden
acontecer las reciprocidades entre las familias, las comunidades o las
interasociaciones colectivas. Son procesos globales y eventos totales. Por
este motivo, el colectivismo, puede denominarse la civilización solidaria y
la sociedad de la armonía. Donde existen solamente las diferencias, las
multiplicidades, las diversidades y las oscilaciones sin llegar a conformar
las peleas, los antagonismos y las divisiones.

Cuando en el colectivismo, en determinadas comunidades, existen tres


tipos de comuneros o comuneras dependientes totales: la niñez que no
tiene ascendientes, las que son discapacitadas por alguna causa biológica
y las personas de la tercera edad que ya no pueden obtener el sustento,
por regla ancestral, la comunidad tiene que asumir el brindar todo cuanto
requieren para vivir. Esta es la médula de la seguridad subsistencial que
el colectivismo opera. MANALLAM PIPAS ÑUQANCHIKPIQA TARIKUNCHU
NITAQ TARIKULLANQACHU YARQAYLLAPI, SASACHAKUYKUNAPI UTAQ
UNQUYKUNAWAN HAPICHIKUSQA (entre nosotros y nosotras ninguno y
ninguna se encuentra o puede hallarse en hambre, las dificultades y
atrapado por las enfermedades). Este es el mandato supremo del
colectivismo. La comunidad de bienes que el colectivismo asienta,
opera y ejerce permite el uso de las disponibilidades comunitarias para

43

resolver las situaciones de carencia, insatisfacción y penuria que llegan
con las tempestades y los arrasamientos de renovación que la Naturaleza
y el Universo generan y propulsan. En casos de los eventos sociales que
causan la miseria y la pobreza, conforme a las pautas fomentadas por las
sociedad clasista y su conducción, pueden usar los mecanismos clasistas
o aplicar las reglas ancestrales.

El colectivismo, por el tipo de cultura del trabajo que ejerce, no practica


el acto caritativo: las entregas esporádicas de las ayudas como una
demostración de la doctrina que se adopta. La ayuda mutua, la
solidaridad, la cooperación y la reciprocidad no son valores que se
ejercen, sino las condiciones-cualidades y las virtudes que configuran al
colectivismo. En el cimiento-base del colectivismo se encuentran las
dignificaciones, la mancomunación y la corresponsabilidad. El o la
comunero no demuestra su fe, su amor y su filiación confesional con las
reciprocidades. Simple y llanamente manifiesta su identidad, pertenencia
y procedencia.

La cultura del trabajo en el colectivismo es la socialización protectora. La


vasta interasociación y las complejas interdependencias conforman los
factores del avance histórico. Porque las necesidades, los sentimientos y
las dificultades que vienen de los sucesos geodinámicos empujan y
propulsan la conformación de la unicidad orgánica de las masas
heterogéneas que se esfuerzan, luchan y persisten en un estilo de
acontecer el arte de la manutención. Las relaciones entre el ser social y
la territorialidad, la geografía y la historia, la tierra y la civilización o la
Naturaleza y la cultura cimientan a todo el orden social. El ser social es
hijo de la tierra y una criatura de la Naturaleza. La estabilidad y la
continuidad de la sociedad y la civilización quedan delimitadas por la
territorialidad que condensa la base económica.

Con el sistema de protección y aseguramiento subsistencial comunitaria


se evitan el pauperismo, la mendicidad y la indigencia. Es con el
colectivismo que el ser social demuestra su capacidad especial: creador
de las instituciones, fabricante de las tecnologías, acumulante de los
conocimientos y comunicador polivalencial. El colectivismo por ser la
primera forma de organización histórica, al establecer las reglas y el
proceso de conducción, genera los valores que concatenan lo que fue, lo

44

que es y lo que será. No son conceptos, sino sucesos reales que acontecen
en los eventos naturales universales. Los valores en el colectivismo
son potencias totales que mueven al ser social. No son deseos,
anhelos, opciones, gustos y elecciones. Tampoco son axiomas, dogmas y
normatividades. Son los fines, los ideales, los dispositivos, las virtudes,
los atributos y las cualidades del ser en el estar. En aquí donde el
colectivismo se levanta combinando las artes y el fluir de la vida. El arte
del vivir aunado a la importancia de avanzar generaron la lucha incesante
por la vida y la subsistencia como el fin supremo de la humanidad.

Los valores colectivistas unifican lo supremo, lo natural, lo bello, lo


agreste, lo grande, lo diminuto y lo humano. Como tal no dicotomiza la
cotidianidad en lo bueno y lo malo, lo material y lo espiritual o el cielo y
el infierno. Enrumban a vivir en permanente alerta. Porque genera,
acontece y alinea el ser en el estar de manera disciplinada que avanza
por niveles, dimensiones y etapas. El colectivismo admite, opera y
establece únicamente cuatro valores: CHAPURIKUY, TINKUNAKUY,
HAPIKUNAY, HUÑURIKUYKUNA, YAYKURINAKUNAY, CHAYAYKUNAY,
KAWSACHINAKUY, WAYLLURIKUNA UTAQ QISPICHINARIKUY (la
consustanciación); LLUQSIY HAMUY, HATARIY, SAYARIY, PAQARIY,
RIKCHARIKUY, HATUNYAKUY, ACHKACHIKUY UTAQ MUSUQYAKUY (la
ascensión); MASKAKUY, AKLLARUY, QUYKURIY, CHASKILLAY,
RURAKUY, AYSALLAY, APAKUY UTAQ KAMACHINAKUY (la asignación);
KUYANAKUY, APANAKUY, AYLLURIKUY, MARQANAKUY UTAQ UYWANAKUY
(la armonización).

Por infundir el avance, la trascendencia y la continuidad histórica siempre


imponen la aglutinación, la conglomeración y la asociación. No disocian la
cantidad y la cualidad, la amplitud y la profundidad o la situacionalidad y
la realización. Son dispositivos de acto-potencia-plenitud. Porque
denotan lo original, lo actual y lo permanente. En otras palabras,
los valores del colectivismo, ubican al ser social en el magnífico,
el supremo y el sensible megaorganismo universal. El colectivismo
por ser un CONJUNTO existente experiencial fomenta el vivir
intensamente el presente, pero sin olvidar y abandonar el pasado o sin
demorar la presencia del provenir. El espacio y el tiempo, sempiternos en
movimiento ascensional, ubican a la humanidad en el fui y seré. El
colectivismo, por su sistema de propiedad comunitaria de la tierra y la

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cultura del trabajo comunitario, es una incesante integración con la
Naturaleza y el Universo. Siempre persiste en la solidez, la vitalidad y la
continuidad histórica de la unicidad orgánica. La reciprocidad, la
solidaridad, la cooperación y la ayuda mutua no son eventos mecánicos,
sino procesos complejos que responden históricamente a determinadas
condiciones concretas de la vida fijada en el suelo.

Las voces actuales del retorno, volver y reintegrarse a la Naturaleza son


externaciones de la ignorancia. Solamente mentes brillantes opacadas
con las doctrinas clasistas pueden clamar el volver a armonizarse con los
progenitores originales. Porque piensan que se encuentran fuera, lejos y
hasta apartados de la Naturaleza y el Universo. Sus anhelos, sus
búsquedas y sus aspiraciones de la inmortalidad son sentimientos que no
concuerdan con sus creencias. El sistema laboral, la forma de acaecer el
proceso de producción, en todos los espacios y los momentos son
interacciones e interpenetraciones múltiples con los contenidos y los
componentes de la Naturaleza y el Universo. Algunas actividades son
contactos directos, otras ocupaciones son interrelaciones mediadas y
determinadas elaboraciones son eventos combinados.

En el colectivismo, el emplazamiento territorial de las actividades y las


ocupaciones, en su totalidad son sucesos, acciones y procedimientos de
vinculación, conexión y familiaridad constantes con la Naturaleza y el
Universo. A la vez la cultura del trabajo opera en el espacio abierto. Es la
dinámica de la transformación del ambiente-contexto natural general sin
ocasionar los cambios drásticos en su fisonomía. El sistema de producción
ancestral no busca ni acontece la destrucción, la trituración y la
modificación de la taxonomía de la materia. Tampoco deja desparramada
en la superficie a las entrañas de la Naturaleza y el Universo. La belleza,
la rusticidad y la originalidad natural permanecen con el sistema laboral
colectivista.

46

III
Conducción y alineación
colectivista

El Pacto Político, la llamada Carta Magna, en su parte dogmática admite


y reconoce la existencia del sistema de gobierno de los pueblos
originarios. Como la ley fundamental, insta y exige a todas las
instituciones existentes en la jurisdicción, respetar y hacer cumplir la
legalidad vigente en lo que concierne al uso, la persistencia y la
operatividad de las formas ancestrales de trabajo, creencia y dirección.
Pero al imponer al sistema político democrático burgués, una forma de
organización clasista del Estado y el gobierno, deja sin efecto al
ordenamiento constitucionalista. De esta forma, el proceso de
organización y dirección de los pueblos originarios, queda severamente
adulterado.

Tres eventos introduce la política clasista dentro del colectivismo: el


reconocimiento de la ciudadanía cumpliendo una edad que se considera
apta para ejercer los derechos políticos; la participación en las elecciones
periódicas siguiendo las leyes electorales y no las reglas ancestrales; la
diferenciación poblacional según la afiliación, la pertenencia y la militancia
política. El sistema político democrático burgués, a pesar que sostiene
fundarse en el poder del pueblo para el pueblo, por dejar fuera a las
poblaciones mayoritarias de las decisiones, las determinaciones y el
ejercicio de los derechos políticos es completamente excluyente,
discriminante y polarizante.

Dos tipos de proselitismo causan estragos en los pueblos originarios. El


evangelismo explosivo de las organizaciones cristianas que separan a las
colectividades autóctonas en tribus enemistados por causa de la doctrina,
la creencia y la organización. El partidismo, la adhesión y la pertenencia
a una ideología, un programa de gobierno, una vanguardia y una
propaganda que convoca a combatir a las otras. La política y la religión
son concepciones del mundo que imponen la confrontación, el
47

antagonismo y el fraccionalismo. En ambas se encuentra el fanatismo, el
dogmatismo y el sectarismo. Sus convocatorias a vivir en la paz, la
justicia, el amor, la libertad y la civilidad son simples anuncios que
revientan con sus continuas pugnas por quedar reconocidas como únicas,
verdaderas y universales. Ambas defienden y acontecen un modo de
producir, un sistema económico, una moralidad y una normatividad
jurídica. Su particularidad y singularidad de ambas es la oferta de un
mundo nuevo, mejor y justo en el mañana. Ambas organizaciones
prometen el paraíso ya sea terrenal o celestial. Siempre se mueven en el
mercado de las expectativas, el ámbito de las promociones y en el campo
de las redenciones.

Las organizaciones políticas y las instituciones religiosas diseminan cuatro


sistemas de dirección en las poblaciones ubicadas diferenciadamente en
los países: el episcopalismo o la verticalidad que admite la obediencia, la
sumisión y la lealtad a ultranza; el participacionismo (la democracia o el
congregacionalismo) que formalmente reconoce la fuerza, el poder y el
mandato popular; el unipersonalismo que da continuidad a las antiguas
monarquías bajo la forma de la monarquía democrática; el centralismo
democrático que exige la subordinación de la diferencia y la minoría a la
decisión mayoritaria. En el fondo de estas formas de organizar y dirigir la
sociedad, las instituciones y el sistema de producción está el absolutismo
presidencialista. Porque siempre alguien representa, encarna y asume la
potestad y el ejercicio del poder. En ambas organizaciones se perfilan el
elogio y la entronización de los dirigentes que se consideran insustituibles,
ejemplares y mandos guías. El llamado culto a la personalidad, tantas
veces atacado y defenestrado, permea de principio hasta el final de las
organizaciones religiosas y políticas.

Es curiosa la propuesta del régimen político burgués hacia los pueblos


originarios: concurrir y participar en la democracia. En la postura de los
seguidores del camino burocrático, los operantes del modo de producir
clasista y los defensores del capitalismo, los pueblos originarios, no
practican la democracia. Po esa razón, desde el Pacto Político hasta las
múltiples leyes especiales que cautelan el desarrollo de los pueblos
originarios, poltronan como principios y valores democráticos algunas
reglas antiguas. Con insistencia llaman a operar LA AUTONOMÍA como
proceso político de reconocimiento de un selecto grupos de personas que

48

ostentan la dirección sin que pueden generar una estructura
administrativa. Los parloteos de elegir a sus autoridades según sus
propios sistemas normativos, con las delimitaciones de la legalidad
burguesa de organizarse en el marco de los derechos humanos y el orden
constitucional, quedan vaciados. Así lo formal y lo real, lo jurídico y lo
tradicional o lo ancestral y lo clasista devienen en antagonismos de clase
sin posibilidad de otorgar la aplicación plena de las reglas ancestrales.

Desde el instante en que los pueblos originarios quedan reconocidos como


sujetos de derechos y obligaciones dentro del ordenamiento clasista, las
continuas prédicas de la autogestión y la dirección tradicional, no
solamente quedan en segundo orden, sino también restringidos por la
aplicación del sistema jurídico vigente dando preferencia a aquellas
normas que se presumen son favorables a los pueblos originarios. Al
quedar clasificados, circunscritos y condicionados como un sector
poblacional especial de la sociedad nacional, generalmente catalogados
como poblaciones de alta vulnerabilidad, en forma explícita se sujetan a
los órganos del Poder Público y no a sus reglas ancestrales. La parte donde
se muestra con claridad el desprecio a los pueblos originarios es en la
aplicación de las leyes y la justicia: se enuncia que pueden ejercer el
control de sus instituciones y aplicar su sistema normativo, pero en la
práctica no suceden la operación de sus usos, costumbres, cosmogonía,
mito y reglas.

El reconocimiento de la personalidad jurídica de los pueblos originarios,


una novación de las leyes esclavistas, si bien coloca dentro del ejercicio
de los derechos colectivos, señala la limitación: la organización interna
puede cumplir con los procesos culturales antiguos exclusivamente sin
más limitaciones que establece la Constitución Política. Así de entrada, el
sistema de gobierno y la normatividad originaria, quedan desechadas. Los
pueblos originarios, en el modo de producir clasista, particularmente en
su tercera etapa que es el capitalismo imperialista planetarizado, tienen
que asumir, respetar y realizar la convocatoria global: construir,
defender, legitimar y mejorar la sociedad democrática, participativa,
incluyente, multinacional, pluricultural, multilingüe, protagónica y
respetuosa de los derechos humanos reconocidos por el Pacto Político, los
acuerdos globales, los pactos mundiales, los tratados multilaterales y las
diversas leyes generales o especiales. Es decir, tienen que entrar a

49

construir y defender la sociedad clasista. Con dicho proceder, la
continua propaganda de que los pueblos originarios son grupos sociales
que siguen su economía y cultura, deviene en una demagogia. Porque el
sistema político clasista, particularmente capitalista, formalmente permite
la doble pautación: ancestral y burguesa, permitiendo que la última
inutilice en el proceso histórico nacional y planetario a las reglas, las
directrices y los principios que siguen los pueblos originarios.

Dentro de las tres dinámicas clasistas de mayor impacto: el sistema de


producción, el sistema político y el proceso cultural, los pueblos
originarios, enfrentan lo que Mariátegui denomina el sometimiento total,
la opresión más dura, las modificaciones indignantes, las reducciones
drásticas, los confinamientos perversos, el envilecimiento continuo, los
encadenamientos de las conciencias y las esclavizaciones del cuerpo
(Ideología y Política). A nivel económico con el régimen asalariado, el
mercantilismo y el monetarismo tratan de acabar con el sistema de
propiedad comunitaria de la tierra, la economía natural de subsistencia y
la cultura del trabajo dentro de las reciprocidades. A nivel político imponen
la dirección clasista y el proselitismo separatista. En el ámbito de la
cultura, con el sistema educativo nacional que pretende ser bilingüe y
hasta multicultural, se destroza a la cosmogonía, el mito y la creencia
ancestral. Porque no es la sapiencia ancestral, la cultura de los pueblos
originarios y los conocimientos nativos que se comunican, se divulgan y
se aplican. Son las sapiencias disciplinarias, los llamados conocimientos
científicos dosificados y ramificados, que se introducen en la mente, la
conciencia o la racionalidad de los pueblos originarios.

Efectivamente disponen y cuentan los pueblos originarios con su sistema


de conducción, guía, enrumbamiento y alineación. La estructura social ya
no pueden generar, porque solamente innovan y amplían las tres
instituciones permanentes que se establecieron en los orígenes del
colectivismo: la familia, la comunidad y el proceso de producción. De
acuerdo a las etapas del clasismo económico que enfrentaron y siguen
enfrentando, el proceso económico de los pueblos originarios, entra a un
triple ritmo: se conserva el sistema de propiedad colectiva de la tierra y
la cultura del trabajo, prosigue con cada vez recortes mayores el acceso
directo a las disponibilidades naturales de uso inmediato y coexisten los
dos modos de producir que son aclase y clasista. De este modo, los

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pueblos originarios aunque disponen y cuentan con sus territorialidades
comunitarias, existen y persisten dentro de la propiedad estatal; porque
el Estado Nacional que dirige al país o la jurisdicción que los cobija y
reconoce es el dueño formal de los cuatro ámbitos del territorio: la
superficie, las interioridades, los mares territoriales y el espacio aéreo.
Ahí los pueblos originarios enfrentan cotidianamente las ráfagas que
vienen de las poblaciones no indígenas. Su condición adquirida como
cimiento de la identidad nacional, por el proceso intenso de la integración
a la sociedad clasista, entra a severos trastornos y retorcimientos.

QUMUN (la comunidad) es la estructura histórica del colectivismo. Su


sistema político, el tipo de gobierno al que se refieren los clasistas, no
reconoce la unipersonalidad ni la ciudadanía. La palabra qumun, tanto en
su dimensión connotativa como en su ámbito denotativo, siempre se
refiere a la UNICIDAD ORGÁNICA que involucra, contiene e incluye a la
totalidad poblacional que existe, reside y vive dentro de la territorialidad
comunitaria. Inclusive admite como parte del ser en el estar a las nuevas
vidas en proceso de formación y maduración. El colectivismo supera y
trasciende a la categoría pueblo. El concepto pueblo, por cuestiones
de fragmentación poblacional según las razas y las clases sociales, es
seccionador y discordante. El término pueblo al segmentar a las
poblaciones controladas jurisdiccionalmente, en las actuales condiciones
del sistema de opresión, alude a las clases sociales oprimidas que luchan
por su emancipación. No incluye a la totalidad los habitantes de un país o
la globalidad poblacional nacional. La comunidad por ser la unicidad
orgánica no divide a la población en segmentos, sectores, fragmentos y
fracciones.

ÑUQANCHIK y ÑUQAYKU, dos formas de globalidad existencial en el


colectivismo, no son discriminantes y excluyentes. Son separaciones
única y exclusivamente espaciales. Porque la pertenencia a la comunidad
engarza ambas totalidades. Mientras las singularidades se expresan con
QAMKUNA, PAYKUNA y WAKUNA. La individualidad, ÑUQA y QAM,
adquiere operatividad, presencia e identidad con el movimiento, el
desplazamiento, las acciones y las determinaciones de los dos estilos de
la globalidad y las tres formas de la singularidad. La universalidad en el
colectivismo es la confluencia, la correlación y la mancomunación de las
tres dimensiones del ser en el estar: la globalidad, la singularidad y la

51

individualidad. Dentro de estas tres tipologías existenciales, las reglas
ancestrales, operan siempre HUKLLA CHULLALLA HUÑUSQA LLAPANCHIK
KAYPI TARIKUYPI (en el estar en la unidad, la mancomunación y la
totalidad). La inseparabilidad de la totalidad, la singularidad y la
particularidad permiten al colectivismo operar, mantener y potenciar a las
reciprocidades.

KAMACHIKUYQA, AYSAYQA, QATIKUYQA, HATARICHIYQA, QISPICHIYQA,


PUSAKUYQA, WAMPURUYQA, YACHAYKACHIYQA, RIKCHACHIYQA UTAQ
RIMACHIKUYQA ÑAWPAQ HATUN TAYTA MAMAKUNAPA NISQANMI,
RURASQANMI CHAYNATAQ WILLAKUSQANMI (el poder, el mandar, el
conducir, el seguir, el levantar, el enrumbar, el dirigir, el encaminar, el
instruir, el despertar y el comunicar son los mandatos, las acciones y las
comunicaciones de los antepasados, los mayores, las adultas y los
ascendentes). Las reglas ancestrales, como dispositivos de poder y
conducción, no son simples normatividades, sino las directrices
procesuales u operacionales que sincronizan las órdenes, las realizaciones
y las transmisiones. Siempre se encuentran en acción, realización y
ampliación. No son pautas que existen para ser aplicadas en algunas
circunstancias, situaciones y eventos que se consideran peligros,
infracciones, delitos y daños.

Por consiguiente, la conducción y la dirección del colectivismo, no son


cargos honoríficos ni puestos burocráticos. Son el plantar y el
encumbrar el vivir en colectividad abriendo y dirigiendo el circuito
de la continuidad histórica. Tiene que ver con el movimiento de la
generación, la multiplicación, la permanencia y el avance del colectivismo
en diversos espacios y en situaciones múltiples. En otras palabras, son
los resguardantes, los operantes y los ampliantes de la memoria, la
sapiencia, la conciencia y las reglas ancestrales comunitarias. Su lugar y
rol se encuentran determinadas y delimitadas por tres sistemas-procesos
universales: KAWSAYLLA WIÑAKUYLLA QISPIKUNAMPAQ (para el surgir,
el continuar y el desarrollarse de la vida); LLAMKAYLLA, RURAYLLA,
HUKLLA KAYLLA CHAYNATAQ YACHAYLLA TARIKUNAMPAQ (para que
exista el laborar, las acciones, el vivir unidos y el saber); YANAPANAKUY
UYWAKUYANAPAKUYPAS CHAYLLA KAYKUNAMPAQ (para que de
inmediato y siempre operen las reciprocidades, las ayudas, las
solidaridades, las cooperaciones, las manutenciones, los cuidados y las

52

protecciones). La conducción en el colectivismo persigue como prioridad
el aseguramiento de la seguridad subsistencial. Las reglas ancestrales
existen orientadas, dirigidas y aplicadas con esta finalidad. Los mandos
del colectivismo, por su larga trayectoria en el manejo de la sapiencia
ancestral, se ocupan del cumplimiento pleno de la cosmogonía, el mito y
la creencia primigenias.

Son siete cualidades que poseen la conducción, el mando y la dirección


del colectivismo: (1) RIKCHARILLASQA TARIKUYLLA RIKCHACHINAMPAQ
(hallarse en permanente alerta, vigilancia, precaución, avivamiento y
despertar para acontecer el animar, el suscitar y el estimular); (2)
HAMPIY, CHUYACHIY, CHALLPUY UTAQ MAYLLAKUY RURAKUQLLA
(realizar las curaciones, las sanaciones, las purificaciones, el aseo y la
higiene); (3) YACHAY CHASKIQUKUY, YACHACHIY, MASKAY, RIQSIY,
TARIY, HAPIY, APAY, WAQAYCHAY, SUTICHIY CHAYNATAQ MUSUQYARIY
(recibir y entregar el pensar, el saber y el conocer, enseñar, buscar,
identificar, hallar, atrapar, llevar, conservar, nominar e innovar); (4)
QIPACHIY, ÑAWPAQYACHIY, HUÑUKUY, PUSAY ICHAPAS PAQARICHIY
(situar en la retaguardia, adelantar, conglomerar, guiar y direccionar);
(5) KAMACHIY, RURACHIY, LLAMKACHIY, SULLPAQAPACHIY, SAYACHIY
CHAYNATAQ HATUNYACHIY (ordenar, mandar, accionar, hacer trabajar,
concientizar, levantar y engrandecer); (6) YUPAYCHALLACHIY,
AÑARIKUY, KUSIRICHIY, QICHPURAYMI CHAYNATAQ RAMICHARAKUY
(encargado de la adoración, las gratitudes, las congratulaciones, las
fiestas, las celebraciones y las ceremonias); (7) SASAKUNA WISCHURUQ,
MANA ALLIN KAYKUNA QICHURUQ, CHAMIKUSKACHAQ CHAYNATAQ
RIMARICHARIKUQ (el disipador de dificultades, el eliminador de los
problemas, el que impone las responsabilidades y el quien permite las
comunicaciones).

Precisamente por estas tareas-labores, la conducción del colectivismo, es


AVENIDA o COMPARTIDA. Significa que es una conglomeración de
comuneros y comuneras que tienen un manejo multimodal, poliforme y
fluida de las reglas ancestrales. En términos clasistas se diría que se trata
de una élite de mayor experiencia y mejor probados en la lucha cotidiana
por vivir y avanzar. El llamado VARAYUQ no es el mando del colectivismo,
porque es una replicación del absolutismo personalista incrustado durante
el colonialismo. TAWNA HAPI APAKUQA ÑUQANCHIKPIQA TAYTALLA

53

LLAPALLAMPA RIMAKUYKUNA UYNIRIQKUYKUNA RIMALLAQMI (el quien
posee y lleva el cetro entre nosotros y nosotras es el padre que habla y
afirma todo cuanto se acuerda en las asambleas). No es trata de un simple
vocero, sino alguien que representa a la colectividad para resolver
determinados asuntos intra y extra comunitarios. Puede afirmarse que es
un plenipotenciario para revelar las diversas dimensiones y los ámbitos
de la taxonomía comunitaria.

En el colectivismo no existe un mando centralizado y concentrado en una


persona. El inkanato, el poder concentricidado en HUK QAPAQKAMACHIQ,
es el inicio del proceso monárquico sin abjurar y sin desechar al
colectivismo primigenio. Desde el centro de mando unificador, el
colectivismo diseminado en toda la región andina de América, llega a
multiplicarse, consolidarse y ramificarse. En cada localización,
QUMUNKUNA, cuenta con una conducción propia sin oponerse y sin
desligarse del poder central controlante. Es la conducción local que
protege y garantiza lo que Mariátegui descubre e interpreta: el pueblo
inkaiko –laborioso, disciplinado, panteísta y sencillo- vivía con bienestar
material (Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana).

Durante la unificación espacial y lingüística, el colectivismo andino y


amazónico, conservan sus particularidades propias. El sistema de
propiedad comunitaria de la tierra y la cultura del trabajo colectivo
persisten como pilares de la ascensión civilizatoria. Son los dos
mecanismos que el colectivismo usa en la continuidad histórica. En la
actualidad el avance acontece con resistencia y persistencia. Durante
siglos de ignominiosa opresión, con intensas y constantes agresiones, el
colectivismo sigue conservando su vitalidad orgánica. Si bien recibe
ráfagas destructivas del modo de producir clasista, por su raigambre
profundo en la columna vertebral del Planeta: los cerros enlazados,
avanza a su nueva etapa.

La continuidad histórica del colectivismo, en la concepción de la vida y el


avance de los pueblos originarios, particularmente en los Andes, obedece
a cuatro procesos-sistemas que son naturales universales: la unicidad y
la multiplicidad existencial, el desarrollo desigual que opera con la
sincronización y la integración, la expansión de la totalidad existencial con
explosiones e implosiones, y, las combinaciones y las mezclas entre los

54

contenidos y los componentes bióticos (orgánicos) y abióticos
(inorgánicos) de la Naturaleza y el Universo. La fluidez del proceso y el
sistema geológico, geodinámico y bioquímico son determinantes en el fluir
de la vida. Uno y muchos en una confluencia, sincronización y cohesión
prosiguen su marcha a una dimensión nueva, superior y complejidad
mayor. El rumbo que sigue el colectivismo es siempre la concatenación y
la conglomeración de las existencias.

En el colectivismo, LA CONDUCCIÓN, tiene su fuente origen en la


dinámica de la universalidad existencial. La universalidad y la globalidad
se expresan en la jerarquización, la diferenciación y la integración en total
interdependencia. La conducción no es el cerebro que dirige, orienta y
enrumba, sino SUNQULLA YAWARLLAPA TIMPUSQANWAN MUYUCHIN
KUYUCHIMPAS (el corazón que con el hervir de la sangre mueve y
desplaza). Esta postura de los pueblos originarios diferencia de otras
confesiones, posiciones y doctrinas. Sin la sangre y la fuente que la
contiene no existe la conducción. El proceso de la vida y su fluir se halla
exclusivamente en la sangre. YAWARTAQA ALLINTAM ACHKALLATAM
KUYARISPAM WAQAYCHANA HUÑUKUNA MAYLLAKUNAPAS CHAYNALLA
KURKUCHALLANCHIK ALLIN TARIKUSPA RURAY ATINAMPAQ KALLPALLA
APAKUWANANCHIKPAQ (a la sangre amando y valorando en gran manera
hay que conservar, acumular y purificar para que nuestro organismo
estando sano pueda realizar las actividades y que la energía nos impulse).
Sin el cumplimiento de esta regla ancestral, por las condiciones
orográficas y climáticas de los Andes, la vida quedaría tirada en los
barrancos, los pajonales o en los precipicios.

La conducción colectivista surge con los TAWA WAWQIKUNA PANI


TAWAKUNA, TAWA QARIKUNA WARMI TAWAKUNA, TAWA TURIKUNA
ÑAÑA TAWAKUNA UTAQ TAWA TAYTAKUNA MAMA TAWAKUNA (los cuatro
hermanos y las cuatro hermanas, los cuatro varones y las cuatro mujeres,
los cuatro familiares y las cuatro colaterales o los cuatro padres y las
cuatro madres). En la literatura que abunda mencionan a los llamados
cuatro hermanos Ayar. Donde a uno de ellos colocan en una víctima de la
codicia, la envidia y el odio de sus hermanos al grado de tirar a UCHKU
MACHAY (la cueva o la ranura) de donde salieron dejando enterrado vivo.
Considerar así el clasismo económico en los inicios del colectivismo, una
racionalidad propia del colonialismo, significa dejar al modo de producir

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aclase sin la base, el cimiento y la parte firme del vivir. A la vez implica
arrebatar la médula de la conducción comunitaria. Con esta versión, los
cronistas, muestran a los poderes controlantes de Europa que las
poblaciones nativas ya quedaron sometidas, sojuzgadas y esclavizadas.
Porque afirmar que enterraron vivo al hermano Ayar Kachi, al que el
colectivismo representa con ILLAN (la piedra angular o la roca perenne)
que sostiene a la cosmogonía, significa la total anulación de los
fundamentos del colectivismo.

Disgregando a la conducción del colectivismo, los conquistadores y los


opresores, intentan destruir al modo de producir aclase. Dividir,
enemistar y contraponer a la conducción es la labor constante de las
clases sociales opresoras. El DESCABEZAMIENTO del colectivismo es su
finalidad prioritaria. En especial desbaratar, eliminar y desaparecer la
comunidad de espíritus es la estrategia clasista. Cuando presentan a uno
de los conductores primigenios enterrado vivo, aparte de anular la
especialización en el mando, muestran la ausencia de la totalidad, la
plenitud y la comunión que singularizan al colectivismo. Los enemigos del
comunitarismo, desde que surge y se impone el modo de producir
clasista, buscan imponer el unipersonalismo direccional. La presencia de
la multiplicidad en la conducción, donde los dos lados del género operan
en sincronía, constituye un agravio al clasismo económico. Postular,
operar y acontecer la codependencia, la corresponsabilidad y la
complementariedad de los dos lados del género es totalmente cortante
del confesionalismo clasista. Los lados del género en la visión ancestral
no se encuentran en la simple coexistencia, cohabitación y convivencia en
donde las mujeres tienen que efectuar las inmolaciones pacíficas. Son
partes activas que forman la totalidad y la colectividad.

Los enemigos del colectivismo, al separar y contraponer al género,


acontecen tres situaciones que son dañinas: la masculinidad y la
femineidad como eventos que operan en autonomía; la minusvalía y la
inferioridad de la mujer; la contraposición entre las labores domésticas y
el sistema de producción asalariado. Precisamente es aquí donde
acontecen las imposiciones del machismo, el patriarcalismo y todas las
formas de violencia contra las mujeres. El abandono y el rechazo de la
postura ancestral de la codependencia, la corresponsabilidad y la
complementariedad entre los dos lados del género, inclusive en el

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feminismo burgués, asienta el clasismo que opera discriminando,
agrediendo y oprimiendo a las mujeres. Son dogmas de las
organizaciones religiosas y las concepciones del mundo clasistas las cinco
T sobre las mujeres: la tentación, la transgresión, la tragedia, la
trasmutación y la trastada. Con estas apreciaciones y valoraciones, desde
el confesionalismo cristiano hasta el conservadurismo político, levantan y
diseminan la teoría de la condición supletoria, auxiliar y secundaria de las
mujeres.

En el colectivismo, por asumir y desenvolver la aglutinación y la


conglomeración como cuestiones centrales del vivir y el trabajar, no se
confrontan al género. Las cuatro asociaciones y las mancomunaciones
primigenias que expresan, comunican y acontecen TAWA MAMAKUNA
TAYTA TAWAKUNA son las cohesiones, las sincronizaciones y las
armonizaciones del género. Las múltiples ocupaciones, actividades,
oficios, técnicas, procedimientos, artes, conocimientos y expresiones
culturales que ENSEÑARON señalan que LA CULTURA DEL TRABAJO no
diferencia y menos secciona las labores en productivas e improductivas,
domésticas y beneficiosas o la división según el sexo. En el colectivismo
existe únicamente la división del trabajo según la capacidad y la
motricidad. Exclusivamente quienes no pueden acceder, allegarse y
disponer por sí mismo los medios de sustento, según las reglas
ancestrales, tiene el derecho de ayuda permanente, incesante y sin
condicionamientos. Son las únicas personas que no pueden concurrir y
participar en la cultura del trabajo, sino solamente en el disfrute de los
resultados de las labores comunitarias.

Para la conducción del colectivismo, el sistema-proceso implementado por


las primeras conglomeraciones que acontecen las reciprocidades, siguen
operando con distintas intensidades e impactos. El sistema político
burgués, aunque aclame la libertad y la equidad de género, por el
predominio absoluto del desarrollo desigual en la Naturaleza y el
Universo, jamás podrá asimilar el sistema de alineamiento que existe
en el comunitarismo. La política que es lucha por el poder en el modo de
producir clasista, en el colectivismo que opera el modo de producir aclase,
es un simple dispositivo de guiar al proceso de producción. Por la ausencia
del proselitismo político y religioso, en las colectividades que siguen al
sistema ancestral de creación y producción, el poder que siempre

57

enemista, confronta y antagoniza queda asumida y acontecida en la única
grande, tenaz y permanente lucha: el arte de la manutención. El arte del
vivir depende de la ejecución y el cumplimiento del arte de la
transformación de la base económica sin degradaciones, contaminaciones
y sin polvorizaciones. La materia, la condensación plena de la base
económica concretada en el suelo o la tierra, es venerada, enaltecida y
respetada.

La conducción en el colectivismo, por su configuración polimodal y


proceder sincronizado, no acontecen ni generan los reinos independientes
que son comunes en el sistema político clasista. La división de la
conducción en poderes especiales como existe en la sociedad burguesa y
la civilización capitalista es denigrante, degradante y opresora. Porque las
luchas intestinas entre las instituciones públicas argumentando su
autonomía, discrecionalidad y posesiones intocables son eventos que
revelan la estructura profundamente escindida del Estado. No es la
pluralidad y menos la multiculturalidad que despliegan las instituciones
del Estado Nacional, sino las abigarradas contradicciones interclasistas
por disponer, controlar y utilizar la base económica, la extracción de la
plusvalía y el acontecer de la acumulación multiplicante.

El clasismo por naturaleza es cismática. La estructura política en el modo


de producir clasista es enemiga de la unicidad orgánica, porque prolifera
una diversidad de cuotas de poder que operan dentro generando el
antagonismo. Estas eventualidades clasistas no surgen y menos
acontecen en el colectivismo que busca, defiende y encauza la unicidad
orgánica. La conducción ancestral, una forma de operación de las
multiplicidades ocupacionales bajo una sola directriz, es la compactación
de la comunidad de bienes con la comunidad de espíritus. Ahí está la
inseparabilidad de los ámbitos y las dimensiones del vivir en procesos,
formas y estructuras independientes. La totalidad sin diluir las
singularidades, las particularidades y las especificidades entreteje la
conducción colectivista.

58

IV
Reglas de cuidado y
veneración de la Naturaleza y
el Universo

Cuatro posturas se diseminan sobre el proceso del cuidado, la purificación


y la protección de la Naturaleza en Suramérica: las que sostienen que
Pachamama es la creadora de las personas y por la cual merece el afecto
y el agradecimiento; las que afirman que los astros, las montañas, los
lagos y algunos lugares son personas, conscientes e interlocutores; las
que postulan que la Naturaleza es una gran casa, una sociedad y una
máquina que acepta como pobladora a todo tipo de seres; las que dicen
que el sentido de propiedad se basa en el afecto a los resultados del
trabajo y no en el posesionamiento de la materia. Las cuatro asociaciones
clasistas: las instituciones religiosas, las instancias del Estado Nacional,
las vanguardias y las organizaciones de la sociedad civil, desde sus sedes
y diversas ubicaciones, divulgan las posturas sobre el cuidado, la
protección y la purificación del contexto natural general. Pero tienen que
sujetarse a los acuerdos globales y las pautas planetarias que las
organizaciones mundiales imponen. A pesar que no se reconoce la
existencia de un poder planetario único, en la sociedad de los Estados
Nacionales y en la agrupación de los factores económicos del clasismo
económico, todos los países encuentran el poder de facto global.

Estas valoraciones y apreciaciones en parte son verdaderas. Se fundan


en algunos elementos de la cosmogonía, el mito y la creencia ancestrales.
Las justipreciaciones de la visión global de los pueblos originarios desde
las concepciones del mundo diseminadas, el idealismo metafísico y el
materialismo dialéctico, por no asumir la racionalidad mítica se
quedan en las interpretaciones que no traspasan las formas, las
fenomenologías y las apariencias para llegar a la esencia. Con su forma
de pensar y razonar escindiendo la realidad total entre la forma y la
esencia, la apariencia y las determinaciones internas, lo concreto y lo
59

abstracto, la unilateralidad y la multimodalidad, y, lo subjetivo y lo
objetivo encasillan lo ancestral, lo primigenio y lo antiguo en el análisis
de clase. Exigiendo que las percepciones, las interpretaciones y las
justipreciaciones sean objetivas, neutrales, morales y hasta originales, en
un negar la presencia de la política en la generación y la aplicación de los
conocimientos científicos, presentan las doctrinas que confiesan. Con no
politizar los problemas, los asuntos y las situaciones que viven, enfrentan
y buscan transformar las poblaciones, precisamente desde el ejercicio del
poder controlante, claman el uso no faccionalista de los álgidos y los
candentes temas de la actualidad.

Interpretar la racionalidad mítica con las tres varitas mágicas del


cientificismo actual: la metodología científica, la posición de clase y la
concepción del mundo (la línea ideológica y política), implica efectuar dos
movimientos que son negantes de la ontología: afirmar que se parte de
la realidad concreta, pero colocando en primer plano la doctrina, el
conocimiento acumulado y el pensamiento ajeno; presumir que el
conocimiento científico es superante de las formas arcaicas de pensar y
conocer. Sin embargo, la mayoría de los intelectuales, por sumergirse en
las categorías conceptuales hasta confunden las teorías con el método o
las técnicas con el procedimiento. Los pueblos originarios jamás inician el
razonar repitiendo lo que otros dijeron, afirman o piensan. En la
aplicación de las reglas ancestrales, el pensar y el conocer o el
saber y el creer, comienzan con la situacionalidad: el ser en el
estar en un determinado lugar, momento y circunstancia. El estar
delimita el estilo, la forma y el modo de vivir, trabajar, razonar y creer.
En la dinámica de los pueblos originarios, el razonar y el conocer, siempre
son eventos resultados y no sucesos primarios.

Las reglas ancestrales no inducen a una determinada forma de apreciar,


valorar e interpretar la realidad natural, histórica o racional con las ideas
amontonadas. Pero sí INDICAN los estilos, las maneras y los modos de
buscar, hallar, encontrar, crear, laborar, producir, elaborar, agradecer,
amar, relacionarse, avanzar y proyectarse desde, en y por la localización.
Es decir, el vivir y el laborar en un espacio que siempre es el lugar de la
confluencia y la conglomeración de las existencias, ubican y acontecen la
asimilación, la interiorización y la consustanciación particular, general y
global. En este proceder, el otear el panorama y el horizonte de la marcha

60

al porvenir, aparte de enrumbar la racionalidad, conecta con la
universalidad existencial. La prognosis, el ver la lejanía que es uno de los
polos delineantes del vivir, opera con el otear: URQUKUNAPA UMALLAMPI
SAYAKUSPAM, TIYAKUSPAM, PUKLLAKUSPAM, PURISPAM, TAKISPAM,
TUSULLASPAM, PUYUWAN WAYRAWAN PARAWAMPAS TINKUSPAM,
ÑUQANCHIKQA RIKUNCHIK, QAWANCHIK, RIQSINCHIK CHAYNATAQ
CHASKINCHIKPAS PAQARINÑAWPAQMANTA HAMUQKUNATA (parados,
sentados, jugando, caminando, cantando, bailando y envolviéndose con
la nube, el viento y la lluvia en la cima y el pico de los cerros vemos,
miramos, identificamos y recibimos todo cuanto procede, viene y llega del
futuro). Los augurios, los pronósticos, las proyecciones, las prevenciones,
las estimaciones, las progresiones y las revelaciones sobre el devenir en
los pueblos originarios emergen y operan con los sucesos naturales
universales.

En las convocatorias de las organizaciones globales, desde los acuerdos


planetarios hasta las políticas públicas que ejecutan los Estados
Nacionales, se admiten la inserción de la postura de los pueblos
originarios en el combate al calentamiento global, la restauración de la
biodiversidad y la purificación del ambiente natural general. Siete eventos
que los pueblos originarios despliegan en la cotidianidad acorralados y
delimitados por el modo de producir clasista: la resistencia a los diversos
sucesos anti-indígenas, la concentración del 80% de los recursos
disponibles en las territorialidades comunitarias, las múltiples actividades
que realizan para seguir viviendo, la cimentación de la multiculturalidad,
la veneración a los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el
Universo, las tecnologías ancestrales en operación y las diversas
manifestaciones culturales son considerados las contribuciones a la lucha
contra el cambio climático y sus efectos. Una diversidad de acciones que
las instituciones económicas básicas, las empresas de diferentes tamaños
y tipos, fomentan como parte de su llamada responsabilidad social, por
acontecer en el medio rural son consideradas tradiciones, posturas y
acciones de los pueblos originarios. Introduciendo las tecnologías que
desplazan a los instrumentos de producción ancestrales, aduciendo que
son innovaciones trascendentales, proponen que los pueblos originarios
se encuentran al compás del progreso (ILO, Los pueblos indígenas y el
cambio climático; Hacia un enfoque de la OIT en materia de adaptación
al cambio climático; Jessica Vega, Los pueblos indígenas en el mundo

61

contemporáneo y los contextos del cambio climático; Daniel Cerqueira,
Descolonizar la conservación ambiental y el combate al cambio climático:
algunos apuntes con ocasión del día internacional de los pueblos
indígenas; FAO, Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los
bosques; 6 formas en que los pueblos indígenas ayudan al mundo a lograr
el hambre cero; Los pueblos indígenas son claves para combatir el cambio
climático; APIB, Tierra indígena es reserva del futuro).

Las soluciones que se proponen con mayor vehemencia, urgencia y


amplitud es una: mitigar las emisiones contaminantes y adaptarse a las
nuevas condiciones, situaciones y eventualidades acontecidas por la
destrucción, la modificación y la polvorización de la materia. En vez de
preocuparse y ocuparse en la transformación de la forma de la
estructuración y la operación del proceso económico clasista guiado por
el paradigma del tener y el poseer más aconteciendo el ganar y el
acumular multiplicando, desplegando la doctrina de la defensa del modo
de producir clasista, se invocan la capacidad de acondicionamiento,
adaptabilidad, reacomodo y adecuación del organismo a los cambios
bruscos en el ambiente natural general. De esta manera, el evolucionismo
novado y reformulado que disemina la teoría de la superioridad en la
supervivencia, se impone en las sapiencias disciplinarias. La ciencia en
sus diversas ramas, saturado por una multiplicidad de ideas utópicas,
pretende succionar totalmente a la sapiencia y la sabiduría ancestral.

Con el evolucionismo asentado en la combinación de la ciencia, el poder


y las tecnologías exactamente con que llevan a cabo la destrucción de los
contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo, desde la
posición de la búsqueda del bien común y el buen vivir, resguardan la
sociedad erigida sobre la propiedad privada, el despojo violento, el
sojuzgamiento diferenciado, la exclusión constante y la opresión
incesante. Por eso afirman que los pueblos originarios, en las condiciones
actuales del vivir, transitan de víctimas a agentes de saneamiento
ambiental. En otras palabras, las razas y las clases sociales diferentes a
los pueblos originarios, exigen que éstos adopten los mecanismos y las
doctrinas clasistas. El racismo potenciado por el clasismo, el doctrinalismo
propulsado por el legalismo, el apoliticismo elevado al vanguardismo, el
tecnocratismo ensalzado y el burocratismo matizado por la formalidad
muestran la luminosidad de la sociedad opresora. La artificialidad

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arquitectónica, el ruido de las tecnologías, el movimiento de los medios
de trasporte, el caos del crecimiento urbano, el resplandor de las
propagandas, las interacciones mediadas, las variedades normativas y las
diversificaciones de los procesos culturales ofrecen a los pueblos
originarios como la inter, la multi y la transculturalidad. En vez de admitir
y fomentar la multiculturalidad ancestral que viene desde el pasado
lejano, considerando que la interculturalidad es un evento reciente,
pretenden envolver al proceso educativo con el multiculturalismo que en
contenido es el tropo maestro clasista.

Sin entender la MUTUALIDAD entre la universalidad existencial y el


desarrollo del ser social, sin comprender el animismo global y sin asimilar
las reciprocidades, con grandes aires de haber destrozado al paganismo,
levantan las banderas religiosas del fetichismo. La dinámica y la dialéctica
de la UNICIDAD ORGÁNICA, una incesante confluencia del todo y el vacío,
que los pueblos originarios asumen, aparte de quedar negadas y
rechazadas, siguen siendo consideradas una concepción errónea y un
proceder pecaminoso. Aplicando las conjeturas, las analogías y los
paralelismos históricos justiprecian la cosmogonía, el mito y la creencia
de los pueblos originarios. Obviamente en este proceder emergen sucesos
y eventos que no encajan en las doctrinas clasistas. Al presentarse dichos
acontecimientos, por no llegar a ubicar dentro de los parámetros del
corpus doctrinal introducido, comienzan con la mutilación de los
elementos que se consideran acciones impulsadas por la maldad, los
poderes infernales y las fuerzas desconocidas. Desde el fetichismo se
intenta eliminar al naturalismo.

Cuando existe en las interpretaciones la yuxtaposición entre la


situacionalidad y la confesionalidad, las disyuntivas operantes en el nuevo
contexto y las circunstancias, por surgir de las posiciones del ser en el
estar diferente expresan una ambivalencia. Tratan de captar lo que existe
en la situacionalidad, pero la confesionalidad presente delimita la
percepción y la valoración. Es aquí donde comienza la simbiosis racional:
desde la doctrina que se asume se acepta o se rechaza lo que existe, pero
acontece y opera en la nueva situacionalidad como un acontecer diferente
dentro de los lineamientos de la cultura dominante. Tal evento sucede con
el colonialismo. Es característica del capitalismo subsumir, asimilar y
apoderarse de las formas ancestrales de implantar la cultura y construir

63

la civilización. En el capitalismo imperialista planetarizado, donde la
racionalidad burguesa se halla en mayor tecnificación y artificialidad, las
diversas expresiones culturales de los pueblos originarios sirven para su
resarcimiento. La cultura capitalista, por una parte retoma las tradiciones
precapitalistas, pero por la otra impone planetariamente la supremacía de
los llamados valores democráticos burgueses.

En esta operación, se da un brinco desde la malibolización de la creencia


ancestral a la benevolencia espiritual de las tradiciones antiguas, para que
acontezca la reducción de las acciones contaminantes y degradantes de
la base económica. Como estrategia, los conductores del capitalismo
imperialista planetarizado, divulgan la conservación y la restauración del
ambiente natural general con el impulso de la economía circular y la
respuesta al cambio climático basada en el manejo de los ecosistemas
(UICN, Adaptación basada en ecosistemas: una respuesta al cambio
climático; Sabiduría y adaptación; A. Andrade y R. Vidal, Enfoque
ecosistémico y políticas públicas: aportes para la conservación de la
biodiversidad la adaptación al cambio climático en Latinoamérica; ONU,
Acción por el clima: adaptación al clima; CEPAL, Procesos de adaptación
al cambio climático: análisis de América Latina; BID, Hablemos de
sostenibilidad y cambio climático; IAEA, Resiliencia y adaptación al
cambio climático; Banco Mundial, Hoja de ruta para la acción climática en
América Latina y el Caribe 2021-2025; Plan de acción sobre el cambio
climático; FMI, El problema climático; El cambio climático y sus desafíos
para América Latina y el Caribe; OCDE, Biodiversidad, capital natura y
economía; Sinergias y compensaciones en la transición hacia una
economía circular y eficiente en el uso de los recursos; Impulso a la acción
climática; A. Ulloa y A. Prieto-Rozo, editores, Culturas, conocimientos,
políticas y ciudadanías en torno al cambio climático).

Una interpretación de los diversos documentos difundidos por las


organizaciones globales, en especial de las que cautelan el proceso
económico planetario, señala una tendencia exacerbada hacia un proceso
de aclimatarse a las condiciones generadas por la contaminación
ambiental, el cambio del clima y las continuas destrucciones de la
biodiversidad. Soportar, aguantar y resistir son las exigencias a las
poblaciones. Para que el organismo quede acondicionado y aclimatado,
como un aliciente de la ecología del poblamiento, imponen una diversidad

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de ordenamientos jurídicos que quedan enredadas en la aplicación de las
políticas públicas. A este suceso interclasista, algunos dirigentes y
diversas organizaciones vinculadas a los pueblos originarios, concurren
brindando el apoyo y aclamando su ejecución. Con una pasión de clase y
un panegírico incandescente llaman a los pueblos originarios a plegarse
en la lucha contra uno de los grandes males generados y proliferados por
el modo de producir clasista.

Como un gesto de buena voluntad, las organizaciones globales, admiten


que los pueblos originarios, por mostrar la diversidad biológica y la
multiformidad cultural, tienen que compartir sus conocimientos y su
prácticas desde una función crítica en la gestión y el aprovechamiento del
medio ambiente (OHCHR, Folleto no. 10: los pueblos indígenas y el medio
ambiente; ONU, Los pueblos indígenas sufren violencia ambiental con la
exposición a sustancias tóxicas; WWF, Indigenous and traditional peoples
of the world and ecoregion conservation: an integrated approach to
conserving the world’s biological and cultural diversity; Jorge Calderón,
Pueblos indígenas y medio ambiente en la jurisdicción de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos: un desafío verde; IIDH, Campaña
educativa sobre derechos humanos y derechos indígenas; Astrid Ulloa, El
nativo ecológico: movimientos indígenas y medio ambiente en Colombia;
ONU-UNEP, Las poblaciones indígenas y sus comunidades; Aída Mercedes
Gamboa, Pueblos indígenas y conflictos socioambientales; Jaime Ugalde
y Pablo Moreno, Pueblos originarios: espíritu verde; Liliana Galdámez y
Salvador Millaleo, La naturaleza en la constitución: visiones indígenas y
propuestas ante la crisis; GRISUL, Pacha: defendiendo la tierra; Juan
Casazola Ccama, La madre tierra como sujeto de derechos; Aura Patricia
Canchala, La vida viene de la tierra y vuelve a ella).

Persiste esa operación colonial: sustraer, apoderarse y utilizar las


sapiencias, las tradiciones, las reglas y las culturas de los pueblos
originarios de manera fragmentada. En especial sucede la plataformación
de la creencia ancestral con las confesionalidades distintas, donde el
cristianismo en sus vertientes cada vez ramificadas tiene el monopolio de
su operatividad. El problema de fondo de las agrupaciones religiosas es
la convocatoria al cambio de religión. Las organizaciones cristianas llaman
al arrepentimiento, la conversión y la adopción de la única doctrina que
salva: recibir a Cristo encarnado, muerto y resucitado. Con tal acto

65

demuestran que, en su confesión de fe, las otras doctrinas religiosas son
erróneas, paganas e idolátricas que deben ser mutadas. Política y religión
en la sociedad burguesa y la civilización capitalista, aconteciendo un
proselitismo exacerbado, engendran las escisiones, los enfrentamientos,
las contradicciones y las enemistades.

La sociedad burguesa y la civilización capitalista, por la presencia de dos


formas de tratar a la cosmogonía y la creencia ancestral: utilizar en sus
partes que se consideran importantes o anular con la imposición de las
doctrinas abstractas codificadas y canonizadas, pretenden valorar
instrumentalizando algunas expresiones culturales de los pueblos
originarios elevando a rango constitucional. Convirtiendo la forma
ancestral de razonar, pensar y percibir los sucesos naturales universales
en fragmentos de la concepción clasista del mundo presentan a múltiples
ideas, acciones, tradiciones y expresiones artísticas de los pueblos
originarios como la práctica antigua, originaria y nativa. La
superestructura clasista está llena de pedazos, fragmentos y retazos de
la cultura ancestral. La superestructura clasista, un proceso de
complejización y diversificación de los logros culturales y civilizatorios de
la humanidad, con los nuevos descubrimientos, invenciones y conquistas
solamente amplía y especializa los que fueron realizados en el
colectivismo primigenio. Con el reordenamiento de los contenidos de la
cultura antigua, según las necesidades del sistema de producción que la
economía mercantil opera, la dinámica espiritual del modo de producir
clasista es un mosaico multicolorido.

Es con la postura liberacionista del cristianismo, la llamada teología de la


liberación, que emerge en América tres asuntos sobre la cultura de los
pueblos originarios: la valoración positiva levantando la bandera del
arrepentimiento y el perdón por haber causado una destrucción con el
colonialismo, la evangelización y el sojuzgamiento; la formulación de la
teología indígena tomando como clave y eje a la lucha por la tierra y el
reconocimiento de sus derechos; la adopción de las celebraciones, las
ceremonias y las tradiciones ancestrales de las interacciones con la tierra,
la vegetación y el agua. La nueva utilización selectiva de las
manifestaciones culturales de los pueblos originarios emerge con el
cristianismo que pretende borrar su pecado, lastre e ignominia de su
antipaganismo, anti-idolatría y antipoliteísmo. Desde la doctrina de la

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salvación del alma y la migración hacia la patria celestial, en un brusco
movimiento evolutivo, plantea el cuidado de la casa común. Esta acción
impulsada por las instituciones eclesiásticas, aunque tratan de adoptar
algunas pautas bíblicas, por seguir el camino burocrático que acontece la
economía mercantil no puede aplicar las reglas ancestrales que siguen los
pueblos originarios.

Diversos estudiosos del colonialismo explican que las transformaciones


del ambiente natural general en América con las destrucciones, los
desplazamientos y las contaminaciones surgen con la implantación de la
economía mercantil ya en descomposición en Europa (M. De Bolós, editor,
Manual de ciencia del paisaje teoría, métodos y aplicaciones; J. Chonchol,
Sistemas agrarios en América Latina, de la etapa prehispánica a la
modernización conservadora; R. Latchman, Los animales domésticos de
la América Precolombina; Fernando Tudela, El encuentro entre dos
mundos: impacto ambiental de la conquista; P. Gerhard, Geografía
histórica de la Nueva España; C. Colón, Diario de Colón: libro de la
primera navegación y descubrimiento; Francisco Esteve, Historiografía
indiana; Jorge Cabral, Los cronistas e historiadores de indias y el
problema de las dinastías de la monarquía peruana). La economía
fundada en la propiedad privada, acontecida con las relaciones sociales
opresivas y extendida con el despojo violento coloca en su centro con las
actividades extractivas a la destrucción.

Con la conquista y el colonialismo viejo inicia en América un periodo de


grandes destrucciones. La implantación del modo de producir clasista
acontece con profundas remociones del sistema de propiedad comunitaria
de la tierra. Las tres formas de propiedad colectiva existentes: las que
son de las colectividades primigenias asentadas en las distintas
territorialidades con los recursos disponibles diferenciados, las que son de
las aglutinaciones encargadas de las tareas especializadas y las que son
de las conducciones en su triple escalamiento que conforman el inka, los
mandos del sistema circadiano comunitario y los responsables del control
circunscripcional QUEDARON repartidas, divididas y fragmentadas en
parcelas, posesiones y feudos que operan el mercantilismo. Donde la
búsqueda, la extracción, el posesionamiento y el traslado de los metales
preciosos devienen en las ocupaciones preponderantes. El oro se
convierte en el eje del proceso económico clasista. Minas, tesoros y

67

riquezas conforman la dinámica de la economía de transplante. La
economía transplantada, aparte de cortar el desarrollo expansivo de la
economía natural de subsistencia, queda asentada exclusivamente en el
proceso extractivo. De donde la economía de los países oprimidos
acontece como enclave de las potencias y las superpotencias planetarias.

La instalación de la economía mercantil en América, una replicación vulgar


del proceso económico caduco de Europa, ROMPE la dinámica de la
economía natural de subsistencia. Con la generalización del trabajo
esclavoservil, las reciprocidades comunitarias, entran a un periodo de
reconformación y recomposición. Al quedar dentro del sistema de
propiedad privada las territorialidades comunitarias en la Costa y en las
partes bajas de los Andes, las mejores y las fértiles tierras, dejan a las
colectividades en la disyuntiva: quedar atrapadas con el sistema
económico opresor o dispersarse en las partes altas de los Andes en un
confinamiento severo.

En este proceso de dispersión, confinamiento y relocalización, los


cronistas europeos y los que se consideran nativos, interpretan la vida
colectiva. Su evangelización, adoctrinamiento y cristianización quedaron
sumergidos en tres acciones: el inventariado de la riqueza natural y social
existentes; la destrucción de los instrumentos, los utensilios, las
indumentarias, las construcciones y las expresiones artísticas de las
poblaciones autóctonas; el saqueo de las disponibilidades comunitarias.
En eso radica y reside la destrucción de la idolatría, el paganismo y el
politeísmo. Para que la religiosidad natural quede sometida, aplastada y
desechada, desde la suntuosidad de los templos llenos de santitos y
vírgenes, se ofertan el bienestar, la dicha y la inmortalidad en el cielo.

A la economía natural de subsistencia, una creación y producción que


sigue la geodinámica, se encima la economía mercantil en cuyo eje y
columna se encuentra la opresión, la esclavitud, la servidumbre y el
despojo. A los diversos procesos de cuidado, protección y dignificación de
la Naturaleza y el Universo (PACHA TAQPI), considerados los progenitores
primigenios, en un arrebato de odio clasista, se arrasan imponiendo la
teoría de la superioridad del ser social sobre la universalidad existencial.
Con la doctrina del señorío del ser social, a la postura colectivista de la
unicidad orgánica, se fragmenta en una multiplicidad de ritos, prácticas y

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ceremonias. Donde el culto, la veneración y el respeto a la pachamama
(la madre tierra) queda autorizada como la cosmogonía primigenia, la
creencia antigua y el mito fundacional. Admitir como la Naturaleza a la
tierra, uno de los componentes de la universalidad existencial, implica
desconocer a la otra parte del género: el padre. A la vez significa
reconocer la concepción virginal, pero de manera oculta, cuando esa
postura no existe en la creencia ancestral.

La postura cristiana de que el ser social surge de la tierra y retorna a la


tierra (polvo eres y polvo serás), en una forma disimulada, queda
incrustada en el pensar y el saber andino. La mayoría de los pobladores
en los Andes, por el impacto y la influencia del cristianismo, dejan su
VISIÓN universalista, naturalista, vitalista y totalista para desplegar una
apreciación reduccionista, mecanicista y escisionista. El seccionamiento
de la universalidad existencial no es parte de la cosmogonía ancestral. La
inseparabilidad de las existencias, una condicionalidad y cualidad de la
situacionalidad, por la presencia omnímoda de la conglomeración, la
mancomunación y la interasociación indican solamente las dimensiones,
los ámbitos, los niveles, las etapas y las ascensiones del ser en el estar.
Entender la dialéctica UNO y MUCHOS en la universalidad existencial
diferencia a la visión ancestral de otras formas de pensar, saber, creer y
actuar. Pero no es el politeísmo como presentan los enemigos del
colectivismo, sino el reconocimiento de la multiplicidad operacional de la
energía y la manifestación multimodal de las existencias. Es la
identificación de las variadas, las múltiples y las diferentes maneras de
suceder del movimiento.

Fomentar la adoración a pachamama, en la creencia de que efectiva y


concretamente es la cosmogonía ancestral, significa conceder la certeza
plena a las interpretaciones de los cronistas. Es cierto que los cronistas
recogen una diversidad de informaciones que se someten en el escrutinio
a la teología moral; donde califican y reconocen las formas antiguas de
pensar y saber como pensamientos y conocimientos de las personas que
no conocen al Dios verdadero. Con esta apreciación, de entrada y de
manera radical, desechan la cosmogonía primigenia, la creencia antigua
y el mito fundacional. Algunos asuntos que encajan dentro del
creacionismo cristiano, en un proceso de asimilación y apropiación,
insertan en la liturgia, las celebraciones, las comunicaciones y las fiestas

69

patronales. No es un sincretismo religioso como consideran diversos
intelectuales, sino un proceso de succión de las organizaciones religiosas
que se imponen con la combinación de la cruz, la espada, el fusil, el libro,
el látigo y la moneda. Es el arropamiento de la doctrina impuesta con la
fuerza con las manifestaciones culturales nativas. Solo así llegan a la
mente, el corazón y el sentimiento de las poblaciones aborígenes.

Exactamente es en el ámbito de la imposición de la economía mercantil


donde los pueblos originarios quedaron desplazados de tres eventos
históricos que son determinantes en el colectivismo: la directa e
inmediata interacción con los contenidos y los componentes de la
Naturaleza y el Universo que son adorados, respetados, venerados y
dignificados en su calidad superior, progenitor y ascendente se opacan
con los espacios laborales y los lugares de adoración cerrados; la
sustitución de las representaciones, las simbolizaciones y las
escenografías de las existencias y los acontecimientos naturales
universales con las seraficaciones, las entidades vivificadas y hasta con
los resultados del trabajo y la racionalidad; la cultura del trabajo
reciprocidante se dispersa con la regimentación de las actividades y las
ocupaciones económicas en autorizadas y prohibidas, reconocidas y no
permitidas o buenas y malas. Esta situación en la actualidad se expresa
en la cotidianidad como el antagonismo entre la formalidad y la
formalidad, la clandestinidad y la visibilidad, lo público y lo privado o la
legalidad y la ilegalidad. Donde lo clandestino, lo ilegal y lo prohibido
acontecen dentro de la legalidad, la formalidad y la institucionalidad.

La economía natural de subsistencia, el proceso económico ancestral y la


cultura laboral antigua, se sustenta en CHUNKAKIMSAYUQ RIKUY, RURAY
CHAYNATAQ KAMACHIKUYKUNA (trece maneras de ver, actuar y
mandar). Son las reglas que surgieron en los inicios del colectivismo, pero
que llegaron a una mayor ramificación durante el inkanato. Cada mandato
es un principio transgeneracional y cada regla es un dispositivo del
proceder cotidiano. El colectivismo no existe y realiza sus formas de
producir con las periódicas mutaciones de las reglas, sino con las
ampliaciones y especializaciones según las nuevas condiciones. Porque
emergen y operan según los sistemas-procesos naturales globales,
permanentes y en constante expansión. La permanencia de las reglas no
significa ni implica la inmutabilidad, la inmovilidad y la inconmovilidad.

70

Los cambios, las transformaciones y las modificaciones en el colectivismo
no consisten en las destrucciones masivas, las polvorizaciones
desparramantes y los cortes de los canales del fluir de la materia. El modo
de producir sin las clases sociales, el sistema económico antiguo y
primigenio, no acontece el sometimiento del cuerpo, la cauterización de
las conciencias y la contaminación doctrinal de las mentes.

El modo de producir aclase, por su anclamiento en la base económica que


son la Naturaleza y el Universo, conlleva una identificación genética y
una personificación morfogenética: ÑUQANCHIKQA TAYTA MAMAPA
KURUCHALLANMI, AYCHALLANMI, KAWSAWIÑAYNINMI KANCHIKQA
(nosotros y nosotras somos el cuerpo, la carne, la vida y el desarrollo de
nuestro padre y nuestra madre). La cosmogonía primigenia contiene un
evento que las doctrinas religiosas, políticas, morales y filosóficas no
admiten: la plena, la total y la completa consustanciación del ser social
con sus progenitores iniciales. Esto implica invocar una regla ancestral:
INTIQA, KILLAQA, QUYLLURCHASKAKUNAQA, URQUQA, QAQAQA,
RUMIQA, YAKUQA, PACHAQA, NINAQA, WAYRAQA, SACHAQA, UYWAQA
UTAQ TUKUY LLAPA IMAKUNALLA KAQA HATUN HARWA ASWANCHIKMI
(el sol, la luna, las estrellas, los astros, los cerros, las rocas, las piedras,
el agua, la tierra, el fuego, el aire, la vegetación, los animales y todo
cuanto existe son nuestros superiores, mayores y antecesores).

Los cronistas no pudieron comprender esta visión del fluir de la vida. Si


bien admiten la existencia de una relación de veneración hacia la
Naturaleza y el Universo, por su confesionalidad que impone la
superioridad del ser social, siempre catalogaron a las múltiples maneras
de respeto, dignificación y protección a la totalidad y la universalidad
existencial como paganismo. Es Guamán Poma de Ayala, pero sin
demeritar a los otros cronistas, que introduce cuatro reglas ancestrales
del cuidado del medio ambiente: el sistema de riego, el resguardo de las
productos, las celebraciones multitudinarias en diferentes territorios y las
utilizaciones de las tecnologías según la orografía (Guamán Poma de
Ayala, Nueva crónica y buen gobierno; Daniela di Salvia, La pachamama
en la época incaica y post-incaica: una visión andina a partir de las
crónicas peruanas coloniales (siglos XVI y XVII); G. Taylor, Ritos y
tradiciones de Huarochirí; Pierre Duviols, La destrucción de las religiones
andinas: conquista y colonia; Laura León-Llerena, Y dicen que adora

71

piedras: Guamán Poma de Ayala y la construcción discursiva de la
materialidad de las idolatrías indígenas; Julio Ortega, Guamán Poma y el
discurso de los alimentos; Nelson Paucca, La situación de los runas en la
concepción de Guamán Poma de Ayala: ¡y no hay remedio!; Sara Castro-
Klaren, Huamán Poma y el espacio de la pureza; Oscar Ugarte,
Gobernanza y rectoría de la calidad en los servicios de salud en el Perú;
Julio Díaz et al, Historia ambiental del Perú: siglos XVIII y XIX; A. C.
Mestre Martínez, El culto a la madre tierra: mujer, naturaleza y
espiritualidad; Ginett Pineda, Rescatando a la pachamama).

A diferencia de las distintas instituciones religiosas, la visión colectivista


de la vida, se asienta en una magna determinación: RUNAQA MANAMÁ
TAYTAPA MAMAPA HATUNHANAQNINCHU ÑAWPAQNIMPASCHU
ICHAQA PAYKUNALLAPA CHURIWAWALLANMI (el ser social no es
superior al padre y la madre, pero sí es su derivación, criatura y
producto). En el proceso de la diferenciación, la jerarquización y el
enlazamiento de las existencias, la cosmogonía ancestral, coloca al ser
social en la última condición. Al conceder la organicidad a la totalidad y la
universalidad existencial, a la razón y las diversas subjetividades, por su
generación y operación con el vivir y el trabajar, sitúa en el ámbito de las
interacciones recíprocas. Es decir, para el colectivismo primigenio, la
racionalidad y los sentimientos no son distintivos del ser social. No es la
inteligencia ni es el pensar en la cosmogonía ancestral las que distinguen
al ser social de las otras existencias, pero de manera especial de los
animales.

En la operación de la economía natural de subsistencia, el colectivismo


primigenio y los pueblos originarios, aplican los CHUNKAKIMSAYUQ
KAMACHIYKUTA (trece mandatos reglas) que se establecieron en los
inicios del colectivismo. Con estas órdenes se cuidan, veneran y se
protegen a los ascendentes, los progenitores y los ancestros que son la
Naturaleza y el Universo. No se trata de la simple limpieza y restauración
del ambiente natural general degradado, destruido y contaminado; sino
de EVITAR la denigrante extracción, polvorización y esparcimiento de la
materia. Solamente reconociendo a la base económica como la fuente
generante, conservante y multiplicante de la vida puede combatirse la
polución, las radiaciones y el calentamiento global. Los pueblos originarios
no convocan a combatir los resultados, las consecuencias, los efectos y

72

las secuelas del proceso económico clasista. Porque su visión del fluir de
la vida se afinca en la consustanciación plena con la universalidad
existencial. Considera al ser social un componente, un contenido y una
partícula de la Naturaleza y el Universo. Po eso, desde que se genera la
cosmogonía original, se viene comunicando la permanente labor de
veneración, dignificación y agradecimiento a las fuentes originantes de la
vida.

1.- YAKUPA, MAYUPA, PUKYUPA UTAQ QUCHAPA LLUQSIMUYNINTAQA,


KAYNINTAQA CHAYNALLAPAS RIYNINTAPAS MANAM KIRPANACHU,
CHINKACHINACHU, TUÑICHINACHU NITAQ CHAKICHINACHU (la fuente
de donde surge, está y fluye el agua, el río, los manantiales y las lagunas
jamás deben taparse, desaparecerse, destruirse o secarse). Este mandato
exige que los y las comuneros tienen que apreciar al agua en su
formación, surgimiento, fluir y rol. Porque el cauce, el caudal, las
afluencias y el curso del líquido vital depende de cómo y en dónde sale de
las profundidades. Destrozar, destruir o tapar la fuente origen del agua
implica secar, eliminar y desaparecer la flora y la fauna, la biodiversidad
y la proliferación de las existencias. YAKUTAQA HURQUNA, APANA,
HUÑUNA UTAQ WAQAYCHANAQA MANALLA CHIQICHISPAM (el agua hay
que recoger, llevar, almacenar y cuidar sin desparramar desperdiciando).
Precisamente para el uso en la agricultura, como una obra de gran
magnitud, en forma multitudinaria se construyen y se realizan los
mantenimientos de YARQA (las acequias).

2.- SACHATAQA TAKANAM CHAKILLASQAMPI YANTALLA APAKUNAPAQ.


KUCHUNCHIKQA CHAKALLA, WASILLA, KANCHALLA, CHUKLLALLA UTAQ
WAYKUKUNAWASI CHAYNATAQ RURAWIRURAYKULLAQA RURANAPAQMI.
QURAKUNATA YUYUKUNATAPAS CHIPTINCHIK MIKUNAPAQMI. SAPITA,
RAPITA, KULLUTA, WAYTATA UTAQ RURUTAPAS HAPINCHIK, APANCHIK
ICHAPAS TANTAYLLANCHIKPAS MANALLA CHINKACHISPAM (los árboles
cortamos en sus partes secas para llevar leña. Cortamos para hacer los
puentes, construir las casas, elaborar las chozas, levantar los corrales o
para fabricar los diversos utensilios y las múltiples herramientas de
labranza. Las yerbas recolectamos para consumir. Las raíces, las hojas,
los tallos, las flores y los frutos atrapamos, llevamos y utilizamos sin
destruir y desaparecer). En los pueblos originarios, en el colectivismo
primigenio y en las poblaciones nativas no acontecen las deforestaciones

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que alteran al ambiente, la fisonomía y la belleza natural. La vegetación
constituye el alimento principal de los pueblos originarios. Se estima en
gran manera por su utilidad poliforme. La manera en que se respeta y se
cuida a la vegetación se llama SACHARUNAKAKUY (ser personas árboles),
SACHASUNQUCHAKUY (dendrocentrismo), SACHAHATIRIKUY (levantarse
y elevarse cual árboles) y SACHAPUKLLARIKUY (fitorítmica).

3.- QAQATAQA, URQUKUNATAQA CHAYNATAQ RUMITAQA MANALLAM


TUQYACHINACHU, TIKRANACHU, TUÑICHINACHU, AYSANACHU UTAQ
PAKINACHU UKUMPI IMAKUNALLA KAQTA HURQUNAPAQA. TUKUY IMA
UKUPI KAQTAQA HURQUNAM PACHAPA MAYPIM IMAYNALLAM RAQRA
UCHKUMPI QAWACHIKUSQANPIM (las rocas, los cerros y las piedras no
deben reventarse, modificarse, destruirse, trasladarse y romperse para
extraer lo que contiene en su interior. Todo cuanto existe en el interior de
los territorios hay que extraer y obtener en donde se dejan ver a través
de las ranuras, las rendijas y los hoyos). Las actividades mineras, en la
visión ancestral, ocurren en términos de no alterar la dinámica de las
existencias abióticas o inorgánicas de la Naturaleza y el Universo.
Remover, destruir y arrasar los cerros y las rocas conllevan debilitar,
declinar y desfallecer la PARTE DURA de la universalidad existencial.
URQU RUMI QAQA PAKIYQA WASAURQUNCHIK MAWKAYACHIYMI UTAQ
TUÑICHIYMAQARUYMI (destruir, quebrar y romper los cerros, las rocas y
las piedras es agotar, envejecer y maltratar nuestra columna vertebral).
CHAYNATAQ TULLULLANCHIK CHIQIPARUYMI (a la vez es triturar,
polvorizar y destruir nuestros huesos).

4.- TUQUKUNAQA, UCHKUNAQA, TAKANAQA UTAQ TUÑICHINAQA


MANALLA KAQKUNATA CHINKACHISPAM, WISCHUSPAM, QARQUSPAM
UTAQ WAÑUCHISPAM (roturar, cavar, perforar, hacer pozos, golpear y
desmontar sin desaparecer, expulsar, desplazar o eliminar a todo cuanto
existe). CHAYNATAQMI MANALLA MAYUTA, QUCHATA, PUKYUTA,
SACHATA, ALLPATA UTAQ UYWAKUNATAPAS QINCHURACHUNACHU,
SALLQARUCHUYCHU NITAQ QANRUNCHAYKUNAPASCHU (además no
ensuciar, contaminar, ennegrecer o degradar los ríos, las lagunas, los
manantiales, la vegetación, el suelo y los animales). Esta regla es
irrevocable para las actividades y las ocupaciones extractivas. La
economía natural de subsistencia, por su anclamiento en el sector
primario del proceso económico, aplica esta regla de manera especial. Las

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diversas extracciones de los contenidos y los componentes del Planeta
que se encuentran en el interior y las profundidades, proceso que
destruye o desvía los canales de circulación de la energía, en el
colectivismo acontece con las vigilancias, los controles y las supervisiones
constantes.

5.- PACHA TAQPIPA KALLPALLANTAQA, MUYUYNINTAQA UTAQ


KUYUKUYNINTAPAS MANAM HUÑURUSPA HAPIRUSPAQA QICHUNACHU
RUNAMASINCHIKUNAMANTA (al atrapar, acumular y guardar la energía,
la fuerza, el movimiento, el sacudimiento y el fluir de la universalidad
existencial no hay que quitar de nuestros semejantes). Esta regla por un
largo periodo se aplicó con relación al agua y sus diversas
transformaciones y el aire. En la actualidad rige para todas las formas de
utilización de la energía. Las instalaciones de la generación, la
acumulación y la distribución de la energía eléctrica ocasionan una
diversidad de daños, perjuicios y afectaciones a las poblaciones. Desde la
perspectiva ancestral, todas las formas de uso de la energía, son
contaminantes. No hay energías limpias. Pero sí todas las formas de
energía que la sociedad actual usa proceden de los contenidos y los
componentes de la Naturaleza y el Universo. La energía que en la
economía natural de subsistencia es libre, gratuita y abundante, en el
modo de producir clasista, se usa con polarizaciones sociales, las
discriminaciones poblacionales y las severas destrucciones del ambiente
natural.

6.- CHAKRAQA LLAMKASQAM KAYKUN TIKRAYWAN, AYSAYWAN,


TUQUYWAN, CHAPUYWAN CHAYNATAQ TINKUNAKUYWAN (la tierra, el
suelo y las parcelas se labran con las roturaciones, las transformaciones,
los deslizamientos, las excavaciones, las combinaciones y las
confrontaciones). ICHAQA CHAYPIM MANA RUNATAPAS, SACHATAPAS,
UYWATAPAS UTAQ LLAPA TUKU IMA KAQLLATAPAS CHIQNINCHIKCHU,
WISCHUNCHIKCHI NITAQ QUPACHINCHIKCHU (en esas labores no
enemistamos, expulsamos y polvorizamos a las personas, la vegetación,
los animales y todo cuanto existe). ALLPATA KUYASPA KUYAYPIM
TARPUNCHIK, ALLANCHIK, TIPINCHIKPAS, HUÑUNCHIKPAS CHAYNATAQ
WAQAYCHAKUNCHIK AYMURAKUNCHIKPAS (sembramos, cosechamos,
recogemos, juntamos, desgranamos, resguardamos y recolectamos
amando y con amor a la tierra). La tierra, el suelo o el territorio con sus

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contenidos y componentes tienen una importancia determinante en el fluir
de la vida. Para el colectivismo no tiene un valor comercial. Su utilidad es
completamente amercantil, amonetaria y apersonal. Tal situación es la
singularidad del aclasismo: posesión, disposición y usufructo de los
medios de producción en calidad de comunidad de bienes.

7.- UYWAKUNATAQA SUMAQLLAPATAM KUYAKULLANCHIK PAYKUNA


PUSAKUNAWASQANCHIKRAYKU, QATIRIQSICHIKUWASQANCHIKRAYKU,
LLAMKAYKUNAPI YANAPAWASQANCHIKUNARAYKU, MIKUYKUNALLA
QUWASQANCHIKRAYKU, ALLPALLA WANUCHIKURUQAYKUSQANRAYKU
CHAYNATAQ YACHACHIWAQNINCHIK KASQANKURAYKU (amamos y
estimamos en gran manera a los animales por acompañarnos, guiarnos,
orientarnos, ayudarnos en las labores, dotarnos de alimento, fertilizar la
tierra y por enseñarnos). Los y las comuneros en sus movimientos,
caminatas y desplazamientos siguen a los animales, porque saben y
conocen los territorios. Indican dónde se puede tomar el agua. Avisan en
situaciones de riesgo y en ambientes peligrosos. Los animales no
domesticados son valorados no solamente por sus provisiones, sino
también por sus cualidades, aptitudes y destrezas. PIPAS MANA UYWALLA
QATIQA CHAYLLAM WICHIRUN UNQURUN CHAYNAPAS WAÑUKUMPAS
(quienes no siguen y aprenden de los animales pronto caen, se enferman
o mueren). En la visión de la vida ancestral, los animales y la
vegetación, forman parte de las fuerzas de la producción. Pero a la
vez son las reponentes, las acumulantes y las llenantes de la energía
transferida, vaciada y gastada en los cuatro tipos de acciones del ser
social: las replicaciones, los desplazamientos, los trabajos y los
razonamientos. Sin la flora y la fauna, la esencia de la biodiversidad, no
existe la confluencia, la interacción y la reciprocidad entre el todo y el
vacío.

8.- ALLIN SUMAQ TARIKUYQA, KAWSAYQA, WIÑAYQA, LLAMKAYQA,


KUYAYQA CHAYNAPAS HATUNYASPA ACHKARISPA PAQARIKUYQA
KACHKAN TAYTAPA MAMAPA KAKUYNIN QUKUSQANTA CHASKISPA
MILLPUYPIM (el bien estar, vivir, desarrollarse, trabajar, amar y avanzar
en el engrandecimiento ensanchado se encuentran en asimilar, ingerir y
consumir lo que disponen, tienen y entregan el padre y la madre). Los
resultados del trabajo y la razón acontecen exclusivamente cuando la
Naturaleza y el Universo permiten. La dinámica natural universal

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acondiciona, delimita y alinea al proceso económico. Esta eventualidad
muestra que el ser social tiene que vivir en total consustanciación y
mancomunación con la universalidad existencial. De lo contrario, aparte
de acontecer los desfases existenciales, generan la ausencia de la
vitalidad orgánica y el predominio de la fatalidad. Las enfermedades y
todos los padecimientos tienen su origen en el distanciamiento en las
relaciones globales. Para restaurar la materia afectada, quienes aplican la
sapiencia médica ancestral, despliegan tres principios: ALLISANULLA
KAYTAQA TARINCHIKMI TUKUY LLAPA IMALLA KAQKUNAPI (el estar sano
hallamos en todo lo que existe). Esto significa que en el colectivismo se
admite que todo lo que existe es alimento, medicina, arma y energía.
TUKUY IMAKUNAWAN UNQUYLLA RIQSIKUYQA MIKUYLLAM UPYAYLLAM
(todos los instrumentos de diagnóstico de las enfermedades son
alimentos o bebidas). MAYPIM TARIKUYQA, KAWSAYQA UTAQ
LLAMKAYQA APAMUNMI TIKRARIKUYKUNATA (el estar, el vivir y el
trabajar en algún sitio conlleva los cambios, las transformaciones y las
modificaciones).

9.- AMALLA UNQUYKUNA, LLAKIYKUNA, WAQAYKUNA CHAYNATAQ


SASAKUYKUNA UTAQ YARQAYKUNA CHAYAMUNANPAQA AKATAM
TAPANA, ISPAYTAM HUÑUNA, QISPITAM APANA WAYQUPI PAMPANAPAQ,
SAQATAM PAMPARUNA, HULITAM KAÑARUNA, TACHUTAM RUPACHINA,
LLIRPUTAM MISMICHIKUNA ICHAQA RURUKUNATAQA WISCHIRUNAM
CHAKRAPI (para que no lleguen las enfermedades, las tristezas, los
llantos, los problemas y el hambre hay que tapar bien los excrementos,
juntar las orinas, enterrar los vidrios en los barrancos, tapar las latas,
quemar los plásticos –jebe y hule-, consumir con el fuego los retazos,
derretir los envases, pero las frutas y los frutos –desperdicios orgánicos-
hay que esparcir en las tierras de cultivo). Se pueden percibir cuatro
acciones claves en este mandato ancestral: enterrar todo cuanto puede
ocasionar daños mayores en la población, quemar todo cuanto es posible
destruir con el fuego, enterrar o quemar lejos de las residencias y utilizar
como abono a los diversos desechos, sobras y desperdicios orgánicos.
Enterrar, quemar y usar fertilizante natural es una práctica muy antigua.
Quienes fomentan la agricultura controlada, el consumo responsable y la
elaboración de los abonos naturales como un evento actual desconocen
el devenir y rechazan sus precedentes. El sistema agropecuario ancestral,
un manejo verdaderamente asombroso de la agricultura y la ganadería a

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escalas diferentes según los pisos geológicos, consiste en el control de los
fenómenos naturales que afectan a las siembras, los pastizales, los
caminos y los terrenos de labranza con los andenes, las acequias, los
cercados, el esparcimiento de las cenizas, el amontonamiento de las
piedras, las incineraciones de los desperdicios, las plantaciones de los
árboles, la formación de los diques y el entierro de los pastos. A la vez la
práctica del procesamiento de los productos alimenticios es grandiosa por
usar el frío, el calor, la humedad, la sequedad, el fuego, la luz solar, la
granizada, la nieve, la escarcha, el agua y el viento: KAYA, CHUÑU,
KUKUPA, UKUPA, CHULLQI, CHULLPI, CHARKI, CHALUNA, SINKUTA,
MACHKA, SIPUY, PATACHI, RUPACHI y QARPACHAY.

10.- SACHATAQA, UYWATAQA, MIKUYTAQA UTAQ UPYAYTAQA


CHAPURIKUNAM, TINKUCHIKUNAM, YAYKUCHINAM, TIKRACHIKUNAM
CHAYNATAQ MUSUQYACHINAPAS IMAYNALLAM YUNQARINAMANTA
QASAKAMA TARIKUYKUNAPI KALLASPAM (las plantas, los animales, los
alimentos y las bebidas pueden mezclarse, cruzarse, injertarse,
modificarse y hasta innovarse conforme se encuentran las formas del ser
en el estar desde los valles hasta las punas). Los pisos geológicos, por
sus contenidos escasos o abundantes de la biodiversidad, señalan las
formas, los periodos y las clases de implante, transplante, injerto o
cruzamiento que se pueden efectuar. Las modificaciones genéticas que la
economía mercantil impulsa en la actualidad, una forma de alterar la
estructura de la materia, son consideradas por los pueblos originarios un
proceder ya anunciado en el pasado lejano. Solamente quienes adoptan
el conservadurismo doctrinal cristiano y los sectores clasistas que no
admiten las mutaciones aceleradas platean que son acciones diabólicas,
destructivas e inhumanas.

11.- CHAYLLAM QICHUNA, CHINKACHINA, HAMPIKUNA CHAYNATAQ


WISCHURUNA LLAPA TUKUY UNQUYLLA, MANA ALLIN KAYLLA, ISMUYLLA,
CHAKIYLLA, QILLUYLLA, TAYWIYLLA UTAQ SASACHAKUYLLA HUKLAW
LLAQTAMANTA APAMUSQAKUNATA, CHAYAMUSQANKUNATA ARIPAS
PIKUNALLAPAS HAMUSPA SAQIKUSQANKUNATA (de inmediato hay que
eliminar, quitar, desaparecer, curar y expulsar todas las enfermedades,
el malestar, la descomposición, la sequedad, el decaimiento, el
desfallecimiento y las dificultades que son traídas de otros pueblos, llegan
de otras partes y son dejadas por quienes visitan). La prevención, la

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precaución, la previsión y la provisión para las situaciones de emergencia,
peligro y sucesos inesperados forman parte de la visión ancestral del fluir
de la vida. Las colectividades que siguen operando las formas antiguas,
tradicionales y ancestrales de crear y producir, como un proceder de
alerta y vigilancia, están atentos a cuatro diseminantes de las
enfermedades, las descomposiciones y las dificultades: el consumo de los
productos elaborados usando los insumos, los conservantes, los
colorantes y los saborizantes artificiales; el retorno de los pobladores
nativos que inmigraron a las ciudades, la selva y a otros territorios donde
las enfermedades desconocidas quedan incrustadas; las visitas por causas
diversas trayendo animales, plantas, mercancías, tecnologías y otros
productos que no son del lugar; los vicios y los actos antagonizantes que
son comunes en las ciudades.

12.- ALLPALLATAQA, YARQATAQA, ÑANKUNATAQA, CHAKAKUNATAQA,


PIRQAKUNATAQA CHAYNATAQ WASIKUNATAQA ALLINTAM KUYASPA
PARQUNA, MAYLLANA, WAQAYCHANA, LLAMKANA, PICHAKUNAQA,
SAYACHINA, TARICHINA UTAQ MUSUQYACHINA (el suelo, la tierra, las
acequias, los caminos, los puentes, las cercas y las casas amando hay
que regar, purificar, cuidar, mantener, trabajar, barrer, levantar,
conservar y renovar). Para los pueblos originarios, los tres espacios
básicos del vivir: el hogar, los territorios comunitarios y los lugares de
desplazamiento, tienen que estar en constante mantenimiento,
mejoramiento, modificación y purificación. La higiene y la seguridad no
son asuntos personales, sino un proceder comunitario. El bienestar, la
salud y la satisfacción de las necesidades son globales. Precisamente tales
son las manifestaciones y las concreciones del sistema YANAPANAKUY y
el proceso UYWAKUYANAPAKUY.

13.- IÑIYNINCHIKQA, YUPAYCHALLAYNINCHIKUNAQA, AÑAYPAKUYQA


CHAYNATAQ ALLINSUNQUCHAKUYQA LLALLAWA MAQAWI QAPAQYAYA
PACHA TAQPI CHAYNATAQ ÑAWPAQ TAYTA MAMANCHIKUNAPIM (nuestra
fe, creencia, adoración, gratitud, respeto y fidelidad son al Espíritu
Supremo, la universalidad existencial y a los primeros ancestros). El
Creador (LLALLAWA MAQAWI QAPAQYAYA) es la primera jerarquía que
recibe la adoración, las ofrendas y las gratitudes. La universalidad
existencial (PACHA TAQPI o la Naturaleza y el Universo), por ser los
progenitores primigenios del ser social, conforman la segunda jerarquía

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que recibe la adoración, la veneración, el respeto y las gratitudes. Los
ascendentes, en especial los primeros pobladores del Planeta,
considerados los mayores, los ancestros y los progenitores biológicos
constituyen la tercera jerarquía que también reciben la veneración, el
respeto y la dignificación. HATUN AYLLUQA TUKUY QUMUNQA KAKUN KAY
KIMSA SUYUHATUNCHASQAM (la gran familia y toda comunidad son estas
tres jerarquías, superiores, precedentes y envolventes). El colectivismo
vive, avanza y se transforma dentro de estas tres jerarquías.

Esta última regla ancestral es la parte controvertida, cuestionada y


atacada por las organizaciones religiosas distintas al panenteísmo. En
especial el cristianismo, siendo el protestantismo en todas sus ramas y
denominaciones en tono marcial, combaten la creencia de los pueblos
originarios con esta declaratoria: la palabra de Dios manda adorar solo al
Creador y no a la creación. Con insistencia mencionan que venerar,
respetar y agradecer a los contenidos y los componentes de la Naturaleza
y el Universo (la creación) es la falsa adoración, el paganismo, la idolatría
y el vivir en el pecado. Tres asuntos desconocen los cristianos al atacar a
la cosmogonía primigenia: la eternidad de la materia que Génesis 1
acepta (la tierra no tenía forma y todo era mar); los dos primeros
capítulos de Génesis no mencionan la adoración, el culto, la liturgia y los
rituales salvo el día de descanso, pero sí muestran la jerarquía, la
diferenciación, la conglomeración y la codependencia; la Biblia condena y
prohíbe el fetichismo: la adoración a la obra de las manos, los resultados
del trabajo y la racionalidad y todas las formas de fabricación usando los
contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo.

Una lectura desde la cosmogonía de los pueblos originarios de la Biblia,


con toda certeza, muestra cuatro eventos que las colectividades
primigenias siguen realizando: escuchar la voz del Supremo Espíritu
(HATUNSUMAQ NUNA) en la Naturaleza y el Universo; recibir la bendición
y el amor del Creador a través de la generosidad, la fecundidad y la
provisión de la Naturaleza y el Universo; marchar a la nueva dimensión
del existir conforme a la dinámica, la dialéctica, el desarrollo y la
expansión de la universalidad existencial; vivir siempre envuelto, rodeado
y acompañado por todas las existencias bióticas y abióticas. Estas
acciones de reverencia, gratitud y engrandecimiento no son actos de
adoración a las estatuas de oro, el arrodillarse ante las fabricaciones o el

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rendir pleitesías a las imágenes seraficadas. Solamente quienes anuncian
subir al cielo para ser dioses, construyen edificios de gran altura y buscan
renombre sempiterno adoran a sus elaboraciones y obligan a sus
semejantes a efectuar tales supercherías. Los pueblos originarios son bien
claros y precisos: veneran, agradecen y engrandecen a los contenidos y
los componentes de la Naturaleza y el Universo que operan en el
surgimiento, la conservación y la multiplicación de la vida.

Es importante considerar que, en la cosmogonía ancestral, no acontece la


creación de la nada. Porque todo lo que es, existe, está y surge emerge
del ser en el estar perenne. Algo y alguien jamás pueden aparecer de la
inexistencia. En la cosmogonía primigenia, la universalidad existencial, es
infinita, eterna y en incesante expansión. La transitoriedad histórica es
exclusivamente del modo de producir clasista. La humanidad avanza
desde la no existencia de los sistemas de propiedad a la existencia de la
comunidad de bienes. Donde el sistema de propiedad comunitaria de la
tierra, el medio de producción insustituible es irrevocable, por condensar
la base económica tiene que ser cuidada, purificada, dignificada y
protegida.

Amar, honrar, respetar y engrandecer a los progenitores es un


mandato antiguo. Los pueblos originarios, desde que adoptan la
asociación y la conglomeración en la lucha por la vida y la subsistencia,
viven realizando esta regla ancestral. Pero son las personas y las
agrupaciones que vociferan la moralidad, el buen vivir, el adorar a Dios y
el estar en la democracia quienes niegan, tuercen y hasta desechan este
mandato original. La manera en que atacan esta regla ancestral es
defendiendo la propiedad privada, la opresión y la persistencia de la
destrucción perversa de la materia. Porque admiten y reconocen a las
existencias, los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el
Universo, simples objetos, cosas, materiales y recursos que se pueden
apropiarse, adueñarse y utilizarse según los intereses económicos
prevalecientes. A tales procederes, los pueblos originarios, contraponen
con la operación de la economía natural de subsistencia.

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Los problemas de la contaminación del contexto natural general y
el calentamiento global son asuntos de palpitante actualidad.
Desde las diferentes sapiencias disciplinarias, las múltiples
instituciones y las distintas motivaciones políticas se vienen

tratando como uno de los desafíos severos que coloca en

entredicho el progreso histórico. Con el postulado de la lucha por
un mundo mejor, una sociedad más< justa y una civilización
multicultural se convocan a reinstalar el equilibrio integral.

A pesar de las denuncias de Raquel Carson en los años sesenta del
siglo XX, Primavera Silenciosa, las relaciones entre el ser social y

el medio ambiente, la sociedad y la Naturaleza, discurren con las
mayores destrucciones, envenenamientos y denigraciones. La
novedad se impone solamente en lo que llama Jacques Ellul las
ilusiones políticas y las propagandas estridentes (Propaganda;
L’Illusion Politique). Donde las críticas a los males del capitalismo
son radicales, pero las acciones por transformar la sociedad
violenta y opresora son paliativas, apaciguantes y acomodaticias.

CUIDAR Y VENERAR A LA TOTALIDAD EXISTENCIAL (PACHA


TAQPI WAQAYCHAY KAMACHIKUYKUNA) es un comunicar sobre
las reglas ancestrales de respeto, dignificación y protección de la
base económica que son la Naturaleza y el Universo. Invita a
interpretar el sistema de producción que el capitalismo impulsa.
A la vez convoca a desarrollar la economía natural de subsistencia
construyendo la sociedad nueva de armonía plena y la civilización
universal solidaria.

SERAPIO MUCHA YAROS, economista y teólogo, actualmente


forma parte de la conducción del Centro Transdisciplinario para el
Humanismo Económico, A. C.

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