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BIBLIA Y

RELIGIOSIDAD INDÍGENA
ANA MARÍA CASTILLO ALEJO
SERAPIO MUCHA YAROS

CENTRO TRANSDISCIPLINARIO PARA EL HUMANISMO ECONÓMICO, A. C.


BIBLIA Y
RELIGIOSIDAD INDÍGENA
ANA MARÍA CASTILLO ALEJO
SERAPIO MUCHA YAROS

ÍA CASTILLO ALEJRAPIO MUCHA YAROS


Primera edición

México, febrero de 2021.

© Derechos reservados por los autores.

civilizacionsolidaria@yahoo.com

https://www.ctpehe.org
CONTENIDO

Introducción 7

Mandatos Iniciales del Creador 11

II

Ser Un Pueblo Especial 27

III

Lucha por la Tierra 37

IV

Misión Global y Evangelio 47

Modelos de Comunidades de Fe 61
Introducción

Una postura carcome las entrañas de las instituciones eclesiásticas: la dicotomía de la


existencia en dos ámbitos conflictuados. La consideración del fluir de la vida escindido
entre el orden secular y el orden espiritual es altamente perjudicial. Porque implica
asumir que el orden religioso, el orden celestial y el orden espiritual es superior,
importante y determinante en la existencia. Esta forma de comprender y comunicar
al evangelio, la teología y a la espiritualidad es contraria a los diferentes modelos
bíblicos del vivir los mandatos del Creador.

La aceptación de la existencia de la pastoral y la teología indígena, por sus efectos


discriminatorios en las colectividades que siguen operando el sistema de propiedad
comunal de la tierra, conlleva a volver a interpretar a la Biblia no con los paradigmas
teológicos reconocidos por las iglesias, sino con los procesos cosmogónicos de los
pueblos originarios. Se trata de usar las diversas manifestaciones de la conciencia y la
memoria colectiva de los pueblos, las naciones y de las comunidades indígenas. Este
uso no se efectúa con los parámetros hermenéuticos y exegéticos predominantes.

Dejar que los pueblos indígenas comuniquen su estilo de vida significa que deben
anteponer su creencia, sus creaciones y sus ideales a las diferentes corrientes del
pensar teológico. Tal situación no desdice ni se opone a las diversas interpretaciones
de la Biblia que existen y que pueden surgir. A las comunidades de fe en las
comunidades indígenas no hay que imponer un tipo, un modelo y una forma de
interpretar la Biblia. Es importante permitir que, en la libertad del ESPÍRITU DEL
CREADOR que se mueve incesantemente, generen sus procesos hermenéuticos.

El vivir la fe y realizar los mandatos del Creador acontecen según la civilización, la


cultura y el acontecer económico que acordonan a las poblaciones en diferentes
localizaciones, diversas ubicaciones y en disímiles territorios. El vivir y el laborar
generan la creencia, la cosmogonía, el pensar, el saber, la fe y la esperanza. La
organización de la sociedad, la construcción de la civilización y la manifestación
cultural generan, sostienen y dejan avanzar las diversas formas de creer, pensar,
aprender y progresar.

La civilización y el cristianismo, la fe y la cultura, la teología y el orden social o el


evangelio y los procesos históricos son eventos que se condicionan mutuamente con
acciones y reacciones recíprocas. Son acontecimientos que operan dentro de la

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dinámica formulada por Jesús: no ser de este mundo y estar en este mundo. Por eso,
apegándose al rol de los profetas, se puede decir que la creencia, la fe, la esperanza
y la visión del futuro surgen delimitadas, condicionadas y aclimatadas por la
geografía, la orografía, la tierra y el suelo. La experiencia de Moisés, el pueblo de
Israel, Jesús y de Pablo en el desierto son muestras indiscutibles de cómo los espacios
y los territorios cumplen un rol decisivo en la formación de la personalidad, la imagen,
el perfil, el carácter, la identidad y de las virtudes de los conductores.

Entrar a un territorio e instalar una doctrina no es precisamente el cumplimiento de


la misión global y la predicación del evangelio. Constituir una comunidad cristiana
adscrita a una denominación no significa acontecer la emancipación, construir el reino
de Dios ni marchar a la nueva creación. La totalidad de las organizaciones religiosas
instaladas, implantadas y colocadas en las zonas rurales y en las localidades indígenas,
reclamando su autenticidad cristiana, son instituciones exógenas. Son las avanzadas
culturales, las puntas de lanza ideológicas y los tiros doctrinales cruzados de las
poblaciones y los países que se consideran dominantes y altamente desarrollados. Las
iglesias en el medio rural, en los pueblos indígenas y en las localidades alejadas son
réplicas de las grandes, suntuosas y artificiales construcciones en las ciudades.

La himnología que usa el lenguaje y el idioma, la música y las diferentes expresiones


culturas indígenas no es generada por los pueblos originarios, las poblaciones nativas
y las colectividades indígenas. Son las creaciones, las composiciones, los
pensamientos y las escrituras de las personas que aprendieron el idioma nativo y el
lenguaje aborigen. Los y las indígenas que, por diversos motivos inmigraron a la
ciudad, donde escalaron a otro estrato social, al convertirse a alguna denominación
cristiana, devienen en los patrocinadores de la extensión de las diferentes
asociaciones religiosas. Las predicaciones en el idioma indígena no pueden ser ni son
las comunicaciones del evangelio en la cultura, con la cultura y para la cultura
indígena, ancestral y nativa. Son voces de otras culturas que tratan de introducirse
con el ropaje cristiano, el idioma alterado y el pensamiento abstracto.

Puede hablarse de la teología indígena únicamente cuando las comunidades de fe en


las poblaciones indígenas fomentan, operan y realizan cuatro procesos colectivos: el
uso de la terminología ancestral de cada pueblo indígena en la nominación del
Creador, Dios y el Salvador; la lectura de la realidad objetiva subjetiva total que son la
Naturaleza y el Universo que es la creación; la lucha por la vida y la subsistencia a
través del trabajo, las labores, los cuidados y los movimientos múltiples libres de la
violencia, el despojo, la opresión y del derramamiento de la sangre; la práctica

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incesante de la solidaridad, la ayuda mutua, la reciprocidad y del colectivismo como
sucesos ancestrales. Si en la realización de la misión global no intervienen estos cuatro
procesos, por más radicales sean los planteamientos teológicos, la fe, la esperanza y
el amor son superficiales. La ausencia de uno de los procesos muestra que la exégesis
bíblica impuesta y ejercida es anulante del pensar, el saber y el creer de los pueblos
originarios.

No basta el uso de las expresiones y las manifestaciones culturales indígenas para


decir que existe una teología, una pastoral y una iglesia indígena. La teología es
indígena sí solamente sí están presentes en la interpretación de la Biblia el vivir, el
laborar, el pensar, el creer y el saber autóctonos. Pueden ser que las personas no
indígenas tengan el alma indígena o los indígenas tengan el alma de las razas y las
clases sociales opuestas al colectivismo. La muestra, la evidencia y la señal concreta
de la teología indígena es el uso, el manejo y la operación de la cosmogonía
primigenia y ancestral.

Cada pueblo indígena, cada colectividad aborigen y cada nacionalidad autóctona


disponen de cuatro procesos cognoscitivos que los distinguen de las cosmovisiones
y las concepciones del mundo de las clases sociales que confiesan las diferentes
doctrinas religiosas, políticas, jurídicas, económicas y filosóficas. Estos procesos
cognoscitivos son: el mito fundacional que sostiene toda la estructura mental y
racional del comunitarismo; el panenteísmo que reconoce la organicidad y la vitalidad
de todo lo que existe; el carácter derivado del ser humano o ser un componente y un
contenido de la Naturaleza y el Universo; el avance histórico como parte del proceso
y el sistema universal.

Si la teología que se formula y se comunica en, con y desde las comunidades


indígenas no contienen estos cuatro elementos deja de ser indígena. Las
comunidades de fe en las comunidades indígenas deben, tienen y pueden interpretar
la Biblia teniendo como base a los cuatro procesos cognoscitivos. Tal forma de
interpretar implica situarse geográfica, histórica y racionalmente en dos contextos: el
general y global que son la Naturaleza y el Universo, y, el concreto y específico que
son las localizaciones y las jurisdicciones. Desde estos dos contextos existenciales, sin
escindir y sin confrontar, hay que desarrollar el pensar y el saber sobre la interacción
entre el Creador y la creación.

La teología si es indígena es profundamente creacional. Porque en el pensar, el saber


y el creer antiguo, ancestral e indígena siempre convergen lo divino, lo natural, lo
humano y lo verdadero. En la creencia primigenia no existe la dicotomía entre la
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religión y la política, entre la fe y el proceso económico, entre la materia y el espíritu,
y, entre el cielo y la tierra. Además, en la cosmogonía ancestral, las dos lejanías que
enmarcan el fluir de la vida: el origen y el destino, el surgimiento y la meta, la aparición
y la llegada o el pasado y el porvenir confluyen y operan en el presente. Para los
pueblos originarios, la vida que es un fluir permanente, viene del ser en el estar
absoluto y se dirige a la infinitud y la eternidad.

Otro asunto de vital importancia en la creencia primigenia es la presencia y la


operatividad constante, incesante y continua del Creador en la creación. El Ser
Supremo para los pueblos originarios no es alguien que está callado, ausente y lejano
que se le ocurre intervenir en la historia con periodicidades ocasionales. El SER
ABSOLUTO, el Creador, manifiesta su ser, existencia y poder en su creación. La
Naturaleza y el Universo, las formas concretas de la expresión de la magnificencia del
Dador de Vida y Sostén, para los pueblos indígenas devienen en madre y padre
universal. La gratitud y el agradecimiento al Universo y a la Naturaleza que externan
son la dignificación de la integridad, la grandeza y la maravilla de la creación.

BIBLIA Y RELIGIOSIDAD INDÍGENA, una aproximación a la creencia ancestral desde


la interpretación cosmogónica de los textos bíblicos, busca inducir a las instituciones
eclesiásticas a modificar su metodología, su epistemología y sus paradigmas en el
ejercicio de los ministerios de la palabra, sacramental, magisterial y humanitaria. Trata
de sentar las bases de una nueva racionalidad teológica fundamentada y sostenida
por la ciencia eclesial universal que es el ecumenismo. En esta labor se desecha de
entrada la pauta interpretativa del liberacionismo: el círculo hermenéutico. El método
científico que se usa es completamente evangélico: qué buscan, de que hablan en el
camino, qué dicen, por qué recién me detienen y pon aquí tu dedo de Jesús; investigar
todo y retener lo bueno de Pablo.

La teología que emerge y anima el vivir de los pueblos originarios es bíblica: ÉL revela
los misterios escondidos por la oscuridad, conoce lo que es desconocido y revela todo
con la luz con que resplandece. Quienes generan la teología con la creencia, el pensar
y el saber ancestral se someten a esta pauta: Clama a mí y te responderé revelándote
grandes e inaccesibles maravillas y misterios que no conoces. Los misterios, las
maravillas y lo escondido en el pensar y el saber primigenio se hallan en la Naturaleza
y el Universo. Para ver al Creador hay que penetrar, aprehender y desentrañar los
contenidos y los componentes de la creación.

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I
Mandatos Iniciales del Creador

La primera apreciación, valoración y calificación de la creación proviene del Creador:


vio que todo lo que creó es bueno, bello, pleno, maravilloso y puro (Génesis 1).
Esta acreditación sucede una vez que se haya dado cuatro mandatos generales:

 El diseño, la forma, la arquitectura y la taxonomía global de todo cuanto existe,


está, es y surge.
 La diferenciación entre la oscuridad y la luz.
 La jerarquización de los contenidos y los componentes de la existencia general,
universal y total.
 La capacidad generativa, replicatoria y reproductiva de las existencias
organizadas en conglomeraciones, constelaciones, sistemas y procesos en
constante acción y reacción recíprocas.

El mandato de la replicación y la reproducción es precisa: la tierra produzca, el agua


origine y contenga los organismos, los animales tengan innumerables crías y la
vegetación dé frutos (Génesis 1). La condición, el fundamento y la delimitación para
la replicación, la reproducción y el desarrollo son dos:

 La complementación, la coexistencia, la codependencia, la concatenación, la


corresponsabilidad y la consustanciación de todos los contenidos y los
componentes de la creación.
 La humedad, la fertilidad, la fecundidad, el calor, la oscuridad, la luz y la
sequedad que se combinan y se mezclan.

La conglomeración, la jerarquización, la sincronización y la diferenciación de las


existencias son procesos-sistemas que señalan el rumbo de la cronología global, total
y universal. El origen y el destino de la creación es el Creador. Precisamente esta
situación revela que la creación surge, emerge y aparece del SER ÚNICO ABSOLUTO
que se encuentra en movimiento incesante. La afirmación generalmente aceptada de
que “Dios creó todo de la nada” es totalmente falsa.

En la eternidad y la infinitud, el Alfa y la Omega o el principio y la perpetuidad, está


presente y operando el Creador. El inicio y el comienzo de la creación no son la
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inexistencia y la nada, sino EL SER SUPREMO EN EL ESTAR. El Creador es el
fundamento, el origen, la causa y la fuente de todo lo que existe. La creación sale del
Creador, existe en ÉL, avanza por ÉL y se expande con ÉL. Esta es la confesión de fe
bíblica que asienta Génesis 1 y 2. Sin esta doctrina primigenia es imposible entender
la sapiencia antigua y ancestral. El pensar, el saber y el creer de los pueblos originarios
quedan cimentados y sedimentados en la única cronología universal: esta es la
historia de creación (Génesis 2).

Para la sabiduría antigua, la historia de la humanidad, emerge y se funde con la


historia de la creación. Tal postura muestra que la historia, el devenir o la ascensión
global, no inicia con la aparición de la escritura. La historia general y universal es el
surgimiento, la existencia, el desarrollo y la expansión de la creación. Sin entender y
sin apreciar la cronología universal, la alternación del día y la noche, la plenitud de la
creación y el desarrollo desigual de todo cuanto existe no se puede INTERPRETAR la
Biblia.

Una dimensión imprescindible e irrevocable de la creencia antigua, ancestral y


primigenia es la inseparabilidad del ser humano de la tierra, el suelo y de la
territorialidad. Considerar a la creación como la gran familia universal, total y
permanente es la esencia de la cosmogonía original. Génesis 1 y 2 son claros en
reconocer cuatro concatenaciones universales:

 La inseparabilidad entre el Creador y la creación.


 La inseparabilidad del ser humano de las otras existencias.
 La inseparabilidad de las dimensiones, los ámbitos, los niveles y los aspectos
existenciales.
 La inseparabilidad de los sistemas y los procesos globales en existencia y
desarrollo desigual.

La espacialidad, la territorialidad y la localización son las condiciones y las


delimitaciones del fluir de la vida, pero siempre anclada en la cronología universal.
Para el pensar y el saber originario, la vida, no puede surgir de la inexistencia o la
nada. La vida surge, aparece y se origina de la vida, con la vida, por la vida y en la vida.
Esta es la segunda confesión de fe primigenia. La plenitud, la comunión, la vitalidad y
la unicidad orgánica están en la confluencia del ser en el estar con la armonía, la
universalidad y con la sincronía total.

El fluir de la vida se halla sujeto a la interacción entre el todo y las particularidades. La


creación no es una suma de fragmentos y pedazos, sino la compactación y la

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correlación de las existencias bióticas y abióticas o las orgánicas y las inorgánicas. En
este entramado o la configuración global de la existencia acontecen siete procesos y
sistemas que mezclan el todo y el vacío:

 La generación, la transferencia, el desgaste, el vaciado y la reposición de la


energía.
 La sucesión alternada del día y la noche.
 La integración, la mancomunación, la conglomeración, la separación, la
distinción y la derivación de las existencias.
 La fecundidad, la fertilidad, la replicación, la multiplicación, el poblamiento, la
continuidad y la perpetuidad.
 El orden, la jerarquía, la autoridad y la disciplina.
 El desarrollo, el avance, la expansión, la armonía y la perfección.
 La interpenetración, la interrelación y la interdependencia de las existencias.

De esta manera, la creación, queda sujeta a un triple ritmo: la omnipotencia y la


soberanía del Creador, la coexistencia de las existencias y el proceso de la
autotransformación y la expansión continua general. El avance o el devenir de la
creación acontece en la convergencia y la sincronización del origen-causa y los
resultados-consecuencias, la fuente del ser en el estar y el fluir multiplicado de la vida,
la unicidad y la multiformidad existencial, la lejanía y la cercanía, el pasado y el
porvenir operantes en el presente, lo interior y lo exterior, la grandeza y la pequeñez,
la belleza y la tosquedad, lo visible y lo invisible y, la amplitud y la profundidad.

La creación con las dimensiones crecientes, los ámbitos nivelados, las etapas
progresivas, las relaciones multimodales, los espacios extensivos, los tiempos
escalonados y los movimientos polidireccionales INDICA que existe una
plataformación, una complementación, una armonía y una compactación de las
diferencias dentro de la jerarquía. En este sistema-proceso, cada existencia según su
ubicación, cumple un rol específico en la totalidad. En donde no hay inútiles,
desechables y sin importancia.

Precisamente por esta razón, las antiguas colectividades y las comunidades


primigenias, ASUMEN como su cosmogonía al PANENTEÍSMO: la creación al salir del
Creador es un organismo complejo en permanente cambio, desarrollo y expansión.
Los pueblos originarios no se quedan en el panteísmo: la creencia de que todo cuanto
existe es divinidad. Pero sí adoptan la organicidad y la vitalidad de la Naturaleza y el
Universo. Para llegar a esta afirmación, sin haber interpretado la Biblia, reconocen la

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verdad asentada en Génesis 1 y 2: el ser humano tiene un doble origen,
procedencia y surgimiento. Es una criatura del TODOPODEROSO por ser semejante
e imagen de ÉL al recibir, poseer y tener al ESPÍRITU. Es un componente y contenido
de la Naturaleza y el Universo por estar formado, generado y vivificado de la tierra. El
ser humano, tanto en la cosmogonía primigenia como en la narración bíblica, surge
de la Naturaleza y el Universo, vive y se multiplica en este contexto natural global y
vuelve a sus profundidades.

El ser humano en la cosmogonía indígena no es superior a las demás existencias. Más


bien es considerado un ser derivado de la totalidad existencial. Todos los contenidos
y los componentes de la creación se encuentran operando en el organismo del ser
humano. Esta situación es atestiguada y verificada por la ciencia. No es gratuito,
accidental ni fortuito que las comunidades, las colectividades y los pueblos originarios
siguen afirmando ser el hermano y la hermana de todas las existencias. Aquí reside la
VIRTUD primaria de pertenecer a la familia global y universal. Aquí se encuentra la
raíz y el tronco de la dignidad y la integridad de la creación.

Para los pueblos originarios, todo acto y proceder que destruye y contamina a la
creación, es un atentado contra sí mismo. Las diversas destrucciones, trituraciones,
desplazamientos, fragmentaciones, descomposiciones, horadaciones, hollaciones,
modificaciones, transformaciones, polvorizaciones, explosiones y denigraciones de
los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo son delitos, crímenes
y atropellos de lesa humanidad. Se trata de las acciones, las decisiones y de los
comportamientos lascivos, perniciosos y coercitivos de quienes controlan y dirigen al
orden social que erige al ser humano en el amo y el señor de la creación.

La orden del Creador de acceder, disponer y usar lo que compone y contiene la


creación no puede interpretarse como dominio, opresión, despojo y destrucción. Es
fundamental comprender las tres órdenes generales y originales dadas por el Creador:

 El mandato al espacio, el territorio, la tierra y al suelo.


 El mandato al agua, los animales y a la vegetación.
 El mandato al ser humano.

El ser humano recibe dos mandatos perennes, inmodificables e irrenunciables:


replicarse, multiplicarse y poblar teniendo un sistema alimentario y un proceso
nutricional sano, natural y santo; laborar, trabajar, labrar, cultivar y cuidar (Génesis 1 y
2). Para cumplir con estos mandatos, por relacionarse directa e inmediatamente con
la materialidad existencial, el ser humano llega a conformar la economía natural de

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subsistencia. Entiende que el acontecer económico y el proceso productivo conceden
los medios necesarios para vivir, desarrollarse y proseguir. Sin la organización y la
dirección del acontecer económico es imposible la obtención de los medios de
subsistencia cotidiana. El suceso económico procede con el desgaste y la reposición
continua de la energía.

Realizar, cumplir y obedecer los mandatos primigenios del Creador significan ejercitar
la vocación, las facultades, las capacidades, las aptitudes, las destrezas y las
habilidades del ser humano. Requieren la concurrencia y la operatividad de la
totalidad orgánica. La mente, la razón, la voluntad, la pasión y las emociones deben y
tienen que intervenir. Se trata de la interacción de la materia y el espíritu, donde la
mística y la creencia potencian las operaciones creativas, replicatorias y productivas
del ser humano.

Génesis 2 precisa las condiciones y los procesos que confluyen en el emplazamiento


territorial del acontecer económico:

 El Creador determina la localización, la ubicación y la territorialidad.


 El Creador establece una limitación: no comer el fruto del árbol que se
encuentra en el centro del Jardín.
 El ser humano con sus desplazamientos, los movimientos y sus recorridos
busca, identifica, diferencia, relaciona, jerarquiza y nomina a las existencias.
 El ser humano reconoce su debilidad: estar solo.
 El ser humano reconoce que las demás existencias no eliminan su debilidad ni
conceden el acoplamiento.
 El Creador genera la ayuda idónea: conforma la otra parte del género que es
la mujer.
 El ser humano reconoce, acepta y recibe a la compañera, la ayuda idónea y la
parte complementaria.
 Se constituyen y se conforman las dos grandes instituciones históricas: la
familia y la colectividad que sostienen al orden social y al proceso económico.
 Surge la comunicación, la interlocución, el lenguaje y el proceso de la
información.
 Inicia y prosigue el acoplamiento, la replicación y la perpetuación de la especie.

La institucionalización de la cultura y de la civilización sucede con estos sucesos


constantes y globales. El trabajo, el laborar y el cuidar, es el generador y el facilitador
de los medios de subsistencia. Pero la Naturaleza y el Universo son las fuentes

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permanentes de la riqueza, las generantes, las conservantes y las dotantes de los
medios de subsistencia. El Creador otorga su gracia, bendición y protección
entregando a la humanidad a la creación que contiene, posee y dispone todo cuanto
necesita para vivir, creer y desarrollarse. Vivir implica cumplir y realizar los mandatos
iniciales del Creador, porque allí se hallan los mecanismos de la disposición, la
utilización y del usufructo de los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el
Universo.

Esta entrega de la creación tiene como finalidad la realización plena de los mandatos
del Creador. En tres sucesos se condensan los mandatos primigenios del Creador:

 Ser fecundos y multiplicarse.


 Laborar y cuidar.
 Vivir en comunidad.

Toda acción, determinación y decisión que se oponen a estos tres eventos globales
son atentatorias a los designios del Creador. Porque no existe otra forma de vivir la
voluntad del Creador y estar en armonía universal. Cumplir los primeros mandatos del
Creador es el eje de la espiritualidad. Para el pensar y el saber originario, el bienestar
y el desarrollo ascendente, solamente se encuentran en el cumplimiento de los
mandatos del Creador. Para las primeras instituciones, la familia y la comunidad, la
espiritualidad y el buen proceder se encuentran en el acontecer económico. Es en el
proceso de producción donde se ejercitan y se cumplen los mandatos originales del
Creador.

El vivir, el desarrollarse, el multiplicarse y el poblar tienen prosecución únicamente


cuando el acontecer económico que tiene por centro al proceso de producción
GENERA los medios de subsistencia. Sin los desgastes de la energía, sin el trabajo o
sin las labores que se externan en las operaciones de las ocupaciones y las actividades
económicas no suceden:

 Las transformaciones, los cambios y los aprovechamientos de la Naturaleza, la


tierra, el suelo y del territorio.
 La penetración al interior y la exploración del exterior del Planeta.
 Las mejoras, las construcciones y las edificaciones.
 Los descubrimientos, los inventos, las elaboraciones y las fabricaciones.
 Las localizaciones, las relaciones y los avances.
 La satisfacción de las necesidades múltiples.
 Las sapiencias disciplinarias.
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 La combinación de la trilogía procesual: los conocimientos, las tecnologías y el
poder.

Conforme a las narraciones de Génesis 1 y 2, el orden histórico, surge y se extiende


con el proceso económico. El acontecer económico tiene como base, fundamento
y cimiento a las dos grandes fuentes de la vida: el Creador y la creación. Esta base
económica queda condensada en la Naturaleza y el Universo que, a su vez, se
sintetizan en la tierra, el suelo o el territorio. Sin esta base no existe la continuidad y
el fluir de la vida. Lo que implica que, el vivir y el desarrollarse, dependen de dos
bondades, generosidades y misericordias:

 La voluntad, la gracia, la bendición, el designio, los mandatos, el propósito, la


soberanía y la omnipotencia del Creador.
 La fecundidad, la fertilidad, la autogeneración y la autopurificación de la
Naturaleza y el Universo.

Los pueblos originarios, tal como vivieron las primeras colectividades en el pasado
lejano o en los inicios del poblamiento en el Planeta, al organizar, operar y dirigir la
economía natural de subsistencia se sujetan a las dos bondades y bendiciones que se
desparraman. Marchar al compás de los sucesos naturales universales, sincronizarse
con la cronología universal, envolverse con los fenómenos naturales intensos,
moverse con los movimientos de los mundos siderales, vibrar con los sacudimientos
cósmicos, comunicarse con los ruidos intersiderales y vivir rodeados con las
existencias en codependencia es la experiencia noble y fructífera.

Solamente en este sentido y de esta manera se afirma que todo lo que existe
constituye el organismo global y se expande en comunicación transaccional. Vivir,
laborar, cuidar y avanzar cumpliendo los mandatos del Creador significa:

 Hallarse en constante, permanente y creciente interrelación con todos los


elementos configurantes y estructurantes de la creación.
 Recibir la benevolencia de la Naturaleza y el Universo con la generación y la
dotación de los medios de subsistencia.
 Estar en reciprocidad purificante y gratificante con los fenómenos naturales,
los eventos cósmicos y los sucesos universales.
 Gozar de la salud plena, la vitalidad orgánica y del bienestar.

La economía natural de subsistencia, tal cual presentan Génesis 1 y 2, es un proceso


sencillo, fresco, continuado y genial. El cumplimiento y la realización de los mandatos

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primigenios del Creador suceden dentro de la LIBERTAD CONDICIONAL. Según las
narraciones de Génesis 1 y 2 no existe el libre albedrío propagandizado por las
instituciones eclesiásticas. La libertad que otorga, brinda y concede el Creador es
limitada por la única prohibición: no comer el fruto del árbol incomestible. Esta
libertad se expresa en los recorridos, los desplazamientos y en los movimientos que
ejecuta el ser humano. La libertad queda delimitada y circunscrita espacial, temporal
y orgánicamente. El ser humano no fue ni es autorizado por el Creador de hacer,
proceder y actuar según su voluntad, conveniencia y parecer; porque todo cuanto
debe y tiene que ejecutar queda cautelado con los primeros mandatos que son claros
en los dos primeros capítulos de Génesis.

Según la historia de la creación, la humanidad, queda facultada para cumplir estricta,


plena y permanentemente los primeros mandatos del Creador. Se trata de los
mandatos, las órdenes, las directrices y las pautas perennes que la humanidad tiene
que ejecutar. Los primeros mandatos del Creador son permanentes,
transespaciales, transgeneracionales y transculturales. Laborar y cuidar suceden
en todos los tiempos y en todos los espacios, las localizaciones y en los territorios.
Precisamente en la amplitud y la profundidad de las realizaciones de los mandatos
iniciales del Creador están la gratitud, la adoración, la obediencia y la alabanza a ÉL.
En la economía natural de subsistencia, la espiritualidad es acción constante, pero
inseparable del acontecer económico.

La espiritualidad de la acción, por sustentarse en el laborar y el cuidar para que


fructificar, multiplicarse y poblar acontezcan, es completamente un proceso
temporal y espacial. No es un simple compromiso con lo temporal, sino la dedicación
y la fructificación de la materialidad de la existencia. El acontecer económico, el
proceso de producción y la cultura del trabajo son las FORMAS primarias, centrales e
insustituibles de la espiritualidad, la contemplación y la vida santa. La maravilla, la
grandeza y el misterio del fluir de la vida estriban en el PODER de ennoblecerse,
desarrollarse, ascender y expandirse. Las virtudes, los valores, los dones, los carismas,
la vocación y los talentos se adquieren y se ejercen en y con el acontecer económico.

Según los dos primeros capítulos de Génesis, la vocación, la visión y la misión de la


humanidad, están en el cumplimiento de los mandatos iniciales y permanentes del
Creador. El espíritu, el aliento de vida y la presencia del Creador quedan incrustados
en el ser humano. Por tanto, el ESPÍRITU SUPREMO y el DADOR DE VIDA, no son
externos al ser humano. La humanidad surge y permanece sumergido en la fuente
de la vida. La permanencia, la continuidad y la persistencia del ser humano en el

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regazo tanto del Creador como de la creación permiten su estabilidad
existencial. El ser humano no puede adquirir ni alcanzar la autonomía y la
independencia. Sigue formando parte de la creación y dependiendo totalmente de
ella para su existencia. Con esta visión, las comunidades nativas y los pueblos
indígenas, admiten que la Naturaleza es su madre y el Universo su padre.

Con esta cosmogonía se entiende la postura bíblica: recuerda que vienes del polvo
y volverás a ser polvo (Génesis 2:7; 3: 19; 18: 27; Levítico 17; Eclesiastés 3: 11, 20-21;
12: 7; Job 4: 19-20; 7: 21; 20: 11; 34: 14-15; Salmo 90: 3; 146: 4). La Biblia de distintas
maneras y de modo reiterativo confirma la doble procedencia del ser humano. La
segunda procedencia, la creación especificada en la tierra y el polvo, indica que la
humanidad vive por la benevolencia de la creación. Las otras existencias, en especial
los animales, la vegetación y los minerales, sostienen, mantienen y conservan al ser
humano.

La dependencia del ser humano de los contenidos y los componentes de la Naturaleza


y el Universo para subsistir, en términos existenciales, señala que no puede
desentenderse del METABOLISMO GLOBAL. El sistema alimentario y el proceso
nutricional que son, deben y tienen que ser puros, santos, naturales, sencillos y
variados solamente son posibles con la dotación y la entrega directa e inmediata de
la Naturaleza y el Universo. Génesis 1-2 y 9, Deuteronomio 14, Salmo 107, Romanos
14, I Corintios 10, I Timoteo 4, Mateo 4 y 15, Marcos 7, Hechos 10, Colosenses 2, Daniel
10 y Levítico 11 exigen efectuar cinco procedimientos:

 Seguir una dieta balanceada y completamente variada, pero selectiva.


 Cuidar no solamente el organismo, sino también el bienestar y los estilos de
cultura de los demás.
 Controlar los hábitos alimenticios y los tipos de mentalidad.
 Aceptar que toda la creación y lo que concede el Creador es bueno, sano,
benigno y no puede ser desechado.
 Realizar la acción de gracias al Creador.

Según las enseñanzas bíblicas, el metabolismo global y el proceso físico y bioquímico


general, están presentes en forma especial en el ser humano. En este suceso concurre
un evento compartido: el metabolismo global de la creación se convierte en el
metabolismo del ser humano. Tal acontecer muestra CÓMO el fluir de la vida de la
humanidad DEPENDE, para que su cuerpo sea puro y su mente sana, del tipo de
alimentación de los animales y la fotosíntesis de la vegetación que llega a consumir.

19
Las vivencias de Moisés, Jesús y de Juan el Bautista que consumían las raíces, los
frutos, las hierbas, el pan sin levadura y beber únicamente el agua son indicadores del
desarrollo de las fuerzas vitales con las dotaciones de la Naturaleza y el Universo. Es
el sistema antiguo y ancestral de la alimentación que se funda y se levanta sobre las
nociones de la regeneración, la higiene, la prevención, la seguridad, la reposición y de
la conservación.

En la creencia y la cosmogonía ancestral, en la espiritualidad de los pueblos


originarios, todos los elementos conformantes de la taxonomía de la creación, se
hallan presentes en la composición anatómica y en el funcionamiento fisiológico del
ser humano. Esto quiere decir que, todo cuanto existe, son los fieles compañeros, los
apoyantes en las labores, los protectores en las localizaciones, los reponentes de las
energías que se pierden, los dotantes de los medios de existencia y los asegurantes
de la subsistencia de la humanidad. Absolutamente todas las existencias en sus dos
formas: grandes y diminutas, visibles e invisibles, conocidas y desconocidas, y,
orgánicas e inorgánicas o bióticas y abióticas, constituyen la organicidad del ser
humano. Todas tienen su utilidad en el fluir de la vida.

Para la cosmogonía ancestral e indígena, las afirmaciones de Génesis 1 y 2, son reales,


actuales y permanentes. Cuatro sucesos y situaciones siguen operando en la creencia
de los pueblos originarios:

 La unicidad, la globalidad, la universalidad y la totalidad orgánica que se


expresan y se manifiestan en la pluralidad, la multiformidad, la diferencia y en
la desigualdad.
 La aglomeración, la concatenación, la armonía, la comunión, la coexistencia y
la codependencia de las existencias.
 La belleza, la maravilla, el misterio, la pureza y la grandeza de todos los
contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo.
 La influencia, la delimitación y la circunscripción de los sucesos naturales
universales, los eventos cósmicos y de los mundos siderales sobre la vida, el
proceso económico y el desarrollo.

No existe lo grotesco, lo feo, lo despreciable y lo desechable en la creación. Lo que sí


prevale es la afirmación del Creador: todo es bueno, bello, puro y maravilloso. Esta
apreciación divina sigue predominando en la cosmogonía de los pueblos originarios
y las comunidades indígenas. La creación no puede catalogarse mala, dañina, inútil,
repulsiva, repugnante, horrorosa y antiestética. Para las poblaciones nativas, las

20
colectividades indígenas y los pueblos autóctonos, TODO LO QUE EL CREADOR
GENERA Y CONCEDE, tiene una utilidad cuaternaria: son alimentos, son medicinas,
son medios de defensa y son los mecanismos de la ascensión. Como tales, los
contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo, deben ser honrados,
venerados, cuidados, respetados y protegidos.

Tal proceder no es la idolatría y menos el paganismo. Es el reconocimiento de la


hierofanía y la ejercitación del totemismo. Pablo en su Carta a los Romanos afirma
que la emancipación de la opresión, la maldad y del pecado llega a todas las
poblaciones por la revelación general, primigenia y permanente: la creación. Es allí
donde se ve con claridad el poder, la gloria, el misterio y la omnipotencia del Creador.
Conocer al Todopoderoso, tener fe en ÉL y saturarse con las narraciones de las
Escrituras no son suficientes para entrar a la nueva creación. Dos condiciones muestra
Pablo para una verdadera espiritualidad: HONRAR Y DAR GRACIAS AL CREADOR.

La revelación general es la manifestación, la expresión, la presencia y la operatividad


constante e incesante del Creador. Los pueblos originarios, las comunidades
indígenas y las poblaciones autóctonas, POR EL ESPÍRITU DEL CREADOR QUE VIVE EN
ELLOS y POR SU CONCIENCIA ABIERTA A LA TOTALIDAD EXISTENCIAL, son parte del
pueblo escogido. La revelación escrita y la encarnación son eventos complementarios,
pero que aclimatan con mayor protagonismo la aceptación de la misericordia y el
amor del Creador.

Según las narraciones bíblicas, la idolatría y el paganismo, son OCHO sucesos que
desdicen y se oponen a los mandatos primigenios del Creador:

 La alteración con enmiendas y recomposiciones de los mandatos originales del


Creador sujetándose a las convocatorias, las exigencias y las invitaciones de la
serpiente parlante (Génesis 3).
 La bifurcación en áreas contrapuestas del acontecer económico y el
derramamiento de la sangre (Génesis 4).
 La maldad generalizada a escala planetaria envuelta con la violencia, la
descomposición y el pensar siempre en hacer lo malo (Génesis 6).
 La opresión despiadada, el control de la población y la oposición a la
emancipación (Éxodo 1 a 13).
 La rebeldía y la desobediencia contra las nuevas órdenes del Creador buscando
volver al pasado oprobioso de la opresión, atacando a la conducción, añorando
las prebendas de los opresores, exigiendo el sustento a la fuerza y recolectado

21
los medios subsistenciales para acumular y dejar que se malogren,
comparando el presente con el pasado, mirar hacia atrás en vez del destino
meta, tratando de sustituir al mando y procurando evadir de las
responsabilidades (Éxodo 14 a 19; Números 1 a 20; Deuteronomio 1 a 11).
 La mezcla, la alianza y el emparentamiento con los pueblos, los países y las
colectividades que no aceptan la Gran Confederación del Pueblo de Israel y no
se sujetan al Pacto de Alianza (Éxodo a Jueces).
 La elaboración, la fabricación, la entronización, la adopción y la adoración de
los resultados del pensamiento, el trabajo y de las manos: el becerro de oro,
las entidades de piedra, metales o de madera, la institucionalización del culto
adulterado y la sustitución de la gloria del Creador con las imágenes del ser
humano (Génesis 3 a Apocalipsis 19).
 La pretensión de exclusividad, la exclusión, la discriminación, el formalismo, el
artificialismo y el abandono de las dos dimensiones del amor (Génesis 3 a
Apocalipsis 19).

El respeto, la gratitud y el reconocimiento de la ascendencia y la superioridad de los


componentes y contenidos de la Naturaleza y el Universo, en especial de algunos
elementos considerados imprescindibles en la vida, que externan las colectividades
primigenias y los pueblos originarios no pueden catalogarse idolatría. En la
cosmogonía ancestral, la Naturaleza y el Universo, por ser anteriores, envolventes y
progenitores del ser humano, son admirados, respetados y venerados. Este acontecer
no significa que adoran a la obra de sus manos, sino que RECONOCEN la grandeza
de la creación de la que salieron los dos configurantes de la especie y del género.

Las colectividades antiguas y los pueblos originarios, en reciprocidad a su doble


procedencia, efectúan tres tipos de gratitud en forma diferenciada, jerarquizada y a la
vez correlacionada:

 Al Creador por ser la fuente primaria y la causa primera de la existencia.


 Al Naturaleza y el Universo por ser las fuentes generantes, conservantes,
dotantes y otorgantes de los medios de subsistencia.
 A los ascendentes, los ancestros y las primeras colectividades que
establecieron y dan la continuidad a las dos grandes instituciones históricas
que son la familia y la comunidad.

Con estas gratitudes, sin conocer la Biblia y sin acceder a los textos sagrados, se
colocan de manera plena dentro de las exigencias de Éxodo 20 y Deuteronomio 5: no

22
tengas otros dioses ni fabriques ídolos de oro y plata para adorarlos. Agradecer,
respetar y dignificar al sol, las estrellas, la luna, las rocas, el agua, al fuego, los cerros
y a la vegetación no es sustituir la alabanza al Creador con la adoración a las cosas
fabricadas. Los pueblos originarios, las comunidades nativas y las poblaciones
aborígenes expresan su respeto y hasta veneración a determinados contenidos y
componentes de la Naturaleza y el Universo. Con este proceder no practican ni
ejercen la idolatría. Pero sí en sus indumentarias, utensilios, tecnologías, artesanías y
herramientas realizan la REPRODUCCIÓN o la REPLICACIÓN de los diferentes
elementos naturales universales.

Sus construcciones y sus edificaciones, actualmente admiradas e incluso postuladas


como una extensión de inmigrantes intersiderales, son la profusión y la transcripción
de la arquitectura universal. Por sus múltiples utilidades y al estar localizadas en los
espacios estratégicos son lugares de interacción global. Las poblaciones procedentes
de las razas y las clases sociales diferentes a los pueblos originarios, por hallarse
imbuidas de las diversas doctrinas religiosas, políticas, jurídicas, económicas y
filosóficas o por estar rellenadas de las concepciones del mundo, al legado cultural y
arquitectónico de los pueblos ancestrales califican sagradas y hasta sitios de gran
poder.

Las colectividades antiguas y los pueblos originarios no poseen ni externan las


pretensiones de perennidad de sus avances, logros y posesiones. La narración de
Génesis 11 corresponde a los países, los pueblos y a las poblaciones contaminadas
por la maldad. Una interpretación de Génesis 3 a Éxodo 7 revela que las pretensiones
de grandeza, las ambiciones, el egoísmo, el acaparamiento, la especulación, el
despojo, la violencia, el derramamiento de la sangre, la exclusión, el sojuzgamiento,
la riqueza multiplicante y el poder controlante son procederes de los opresores. Son
las razas y las clases sociales dominantes que desconocen la transitoriedad histórica.

Todas las colectividades que operan y dan continuidad a la cosmogonía ancestral, la


creencia primigenia y a las reglas antiguas existen y viven dentro de tres apegos. Cada
forma de apego acontece con la confluencia de la razón y la voluntad, la visión y la
pasión, la conciencia y la mentalidad, la vitalidad y la integridad, y, la materia y el
espíritu. Estos apegos son correlacionados e interpenetrados:

 El apego incondicional y total a la voluntad, el designio y la misericordia del


Creador.
 El apego a la bondad, la generosidad y la fertilidad de la Naturaleza y el
Universo para acceder y obtener los medios de subsistencia.
23
 El apego consustancial a la otra parte del género, la ayuda idónea y el
complemento para que la replicación, la multiplicación y el poblar sucedan sin
discontinuidades y que garanticen la prosecución del laborar y el cuidar.

Precisamente los tres apegos señalan que, en la cosmogonía ancestral, no existe lugar
para el individualismo, el personalismo, la soledad y el aislamiento. Tampoco hay
espacio para la haraganería, el despilfarro, la inutilidad, la vagancia, la holgazanería,
la truhanería y la ociosidad. El colectivismo y el comunitarismo constituyen la esencia
de la creencia primigenia. En la creencia, la cosmogonía, el pensar y el saber de los
pueblos originarios prevalecen las conglomeraciones y las aglomeraciones. Esta
situación obedece a una razón global: todo lo que existe, la creación, es un complejo
sistema y proceso de interacción, sincronización, armonía, reciprocidad y de
concatenamiento.

Los pueblos nativos, las naciones aborígenes y las colectividades indígenas son
ejercitantes de las dos grandes facultades: la inteligencia y la conciencia. Con estas
facultades, aptitudes y motivaciones penetran, asimilan, estudian y aprovechan los
misterios, los contenidos y los componentes de la creación. El libro, el mapa, la
cartografía, el documento y la escritura que escudriñan son la Naturaleza y el
Universo. Es allí donde encuentran la presencia, la comunicación y la manifestación
gloriosa del Creador. Las operaciones, las dinámicas, los procesos y los sistemas de la
Naturaleza y el Universo llegan a aplican en sus acciones y reacciones.

Por su estilo de vida, los pueblos originarios y las colectividades que siguen la
cosmogonía ancestral, proclaman a la Naturaleza, el Universo, la inteligencia y a la
conciencia como la MORADA del Creador. La encarnación, la resurrección, la
emancipación, la santificación, la ascensión y la transfiguración son acontecimientos
dentro de la creación. En la cosmogonía ancestral no existen las divagaciones, las
abstracciones y las fantasías más allá de la creación. Para entender esta creencia
antigua, todas las poblaciones diferentes al colectivismo, tendrán que despojarse de
cinco malignidades: la ignorancia, la ambición, la hipocresía, el fanatismo y la
superstición.

En la cosmogonía ancestral, a la sabiduría, se accede y se llega con cuatro procederes:


los movimientos (los recorridos y los desplazamientos), el trabajo (las labores, la
producción y los cuidados), la comunicación (la interlocución, la transmisión y la
enseñanza) y la dedicación (la constancia, la entrega, la responsabilidad y la
perseverancia). Los conocimientos, las sapiencias o la ciencia no se hallan en la
memorización y la repetición, sino en el vivir, las acciones y en las relaciones
24
multivariadas. Quienes no pueden interpretar las voces, los ruidos, las vibraciones, las
operaciones y los movimientos de la Naturaleza y el Universo son incapaces de
percibir y comprender la presencia del Creador. El lenguaje, la comunicación y la
manifestación del Creador es la creación.

Las experiencias de Abraham, Moisés, Elías, Jesús y de Pablo son diáfanas sobre la
manera en que el Creador habla. Tales experiencias, vivencias y testimonios cotidiana
y constantemente experimentan los pueblos originarios. En este sentido, la afirmación
en Salmo 8, es la confesión de fe de las comunidades antiguas y de los pueblos
originarios: cuando oteo el firmamento y aprecio a la luna, las estrellas y todo cuanto
logro observar que TÚ creaste y pusiste llego a entender que reinas infinita y
eternamente. Los libros sapienciales, en especial Salmos, contienen declaraciones que
confirman y atestiguan la postura de las comunidades indígenas.

En la cosmogonía ancestral y la creencia antigua, LA CREACIÓN, declara, expresa y


manifiesta la gloria, el poder, la presencia y las acciones del Creador. Según Salmo
148, la adoración y la alabanza al Creador, no es únicamente del ser humano. La
creación entera, global y total glorifica al Creador. Pensar que el ser humano es
único, amo de las demás existencias y superior a otros organismos es totalmente
antibíblico, antinatural y anticientífico. Salmo 65 menciona que los cerros, las rocas,
las montañas y la vegetación revelan la omnipotencia del Creador. Desde las estrellas,
los diversos mundos siderales, los animales, las plantas y todo cuanto existe declaran
la presencia, la manifestación, la gloria y la omnipotencia del Creador.

Para las comunidades primigenias, los pueblos originarios y las colectividades


aborígenes no existe algo inanimado e impersonal en la creación. La creación en la
cosmogonía primigenia es un organismo gigante integrado por los contenidos y los
componentes interdependientes, pero en desarrollo desigual y en expansión
continua. La creación brota, surge y emerge del misterio, el ser y el estar del Creador.
Por esa razón, la afirmación ancestral: los astros brillan y contestan al llamado,
concuerda con la posición de Salmo 19. Todos los contenidos y los componentes de
la Naturaleza y el Universo muestran su belleza, su grandeza y su utilidad en honor al
Creador.

Daniel 3 y Salmo 66, 103 y 104 externan el lenguaje, la creencia y la postura de los
pueblos originarios. La plenitud y la armonía envuelven a la creación. El ser humano,
por su doble procedencia, de acuerdo a su finalidad y su marcha al porvenir, para
alcanzar el bienestar, el avance y la ascensión NECESITA no solamente la gracia, la
bendición y la protección del Creador, sino también de las bondades de la Naturaleza
25
y el Universo. Este acontecimiento muestra la debilidad, la inferioridad, la fragilidad y
la condición de dependiente total del ser humano. Sin la complementación, sin la
concurrencia y sin la dispensación de la Naturaleza y el Universo la existencia, el vivir
y el estar del ser humano son imposibles. Forzosa y necesariamente, la humanidad,
para replicarse, multiplicarse y poblar por una parte, y por la otra, operar las labores
y los cuidados, requiere de la confluencia de las dos grandes fuentes de la vida y los
progenitores iniciales.

La UNIDAD EN LA DIVERSIDAD y la MULTIPLICIDAD EN LA ARMONÍA


UNIVERSAL conforman la síntesis de la creencia ancestral y de la cosmogonía
primigenia. Uno y muchos envuelven a la creación. Así, en el pensar y el saber
antiguo, donde está el principio, allí también se encuentra la finalidad, la propulsión,
la meta y el destino. Las dos lejanías, el inicio y el final, acontecen en el ahora, aquí y
hoy a través de las dos dimensiones de la existencia: la confluencia de la materia y el
espíritu, el interior y el exterior, la altitud y la profundidad, la amplitud y el horizonte,
lo conocido y lo desconocido, lo visible y lo invisible, la inmensidad y la eternidad, y,
el fluir de la vida y el desarrollo expansivo.

Con esta visión, los pueblos originarios, asumen la importancia del vivir en el ambiente
general, global y natural animista: todo es vivo, habilitado por el Espíritu Supremo,
ocupa un lugar y cumple un rol. El ser humano, aparte de estar estructurado con los
contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo, es una manifestación
especial del espíritu. La vida en la creación es generada, conservada, multiplicada y
expandida por la combinación y la mezcla del ser en el estar que confluye y
correlaciona el principio energético: lo masculino y lo femenino. De esta manera, la
replicación, la multiplicación y la continuidad de la vida acontecen exclusivamente con
el encadenamiento y la integración de las dos formas primarias de la existencia.

El ser humano, receptor y transmisor o transferente de la energía vital, está colocado


no en el centro y menos encima de las demás existencias. Única y solamente en la
interacción y la interpenetración con la creación global, conforme al designio del
Creador, existe y progresa. El movimiento que es la condición imprescindible del
espíritu, en la humanidad que es un ser sensorio, señala que la vida existe, fluye y
prosigue. El ser humano por su origen, estructura y destino es un misterio, belleza y
grandeza a la vez. Todo cuanto está en el organismo humano funciona en una
maravillosa correlación. El gran misterio y la maravilla desconcertante de la creación
global se hallan impregnadas en el ser humano.

26
II
Ser Un Pueblo Especial

La expulsión del Jardín de Edén (Génesis 3) significa el surgimiento de siete problemas


históricos de alcance milenario, pero sujetos a la transitoriedad:

 La lucha entre los participantes en la alteración de los mandatos originales del


Creador: la serpiente parlante y sus secuaces y la mujer y su descendencia.
 La relocalización y la reubicación del hogar, el espacio laboral y de los sitios del
desplazamiento.
 El acceso, la disposición y la utilización de los medios de subsistencia con
grandes esfuerzos, sacrificios y desgastes de energía.
 La replicación, la multiplicación y el poblamiento con dolores intensos y bajo
el control masculino que se denomina el patriarcado.
 El acontecer económico y el proceso productivo con los medios de producción
infecundos, estériles e improductivos.
 El sistema alimentario y el proceso nutricional deficiente.
 La imposibilidad del retorno a la localización primigenia.

Con la división del acontecer económico en ramas, ejes y sectores, donde la


agricultura y la ganadería llegan a separarse, surgen tres situaciones que siguen
operando en la actualidad: la liturgia y la adoración al Creador según el tipo de
actividad y ocupación económica que se ejerce; el antagonismo creciente entre los
organizadores, los operantes y los conductores de las ramas económicas; la
imposición de las actividades económicas extractivas con el derramamiento de la
sangre y la prosecución de las expulsiones (Génesis 4). La organización de la sociedad,
la creación de la historia y la construcción de la civilización según Génesis 4 acontecen
con una diversidad de desplazamientos, recorridos, descubrimientos, fabricaciones y
acciones.

Según la narración bíblica, la religiosidad y la confesionalidad o las moralidades,


no surgen en el Jardín de Edén, sino en otro espacio después de la expulsión.
Este dato es decisivo para entender la creencia, la cosmogonía o la religiosidad de los
pueblos originarios. La religión como un proceso cultural de seguir anclado, integrado

27
y enlazado con la Naturaleza y el Universo aparece en el sector primario del proceso
económico. Son la agricultura y la ganadería que generan, acontecen y conservan la
creencia en tres jerarquías: el Creador que es el Espíritu Supremo que está presente y
operante en todo lo que existe al quien debe elevarse la gratitud y ofrecer las
ofrendas; los elementos y los componentes de la Naturaleza y el Universo de mayor
impacto e influencia en el fluir de la vida a quienes se debe respetar, honrar y
agradecer; los primeros varones y mujeres que crearon las dos grandes instituciones
permanentes que son la familia y la comunidad a quienes se debe reconocer como
los antecesores, los ancestros y los ascendientes.

El surgimiento de la liturgia, los ritos y las ceremonias es consecuencia de dos eventos


lejos del Jardín de Edén:

 Las dificultades, los sufrimientos y las calamidades en los procesos de la


multiplicación, la cultura del trabajo y en el emplazamiento territorial de las
actividades y las ocupaciones económicas.
 La precariedad existencial y la inseguridad subsistencial.

Estas dos situaciones que empujan, impulsan y exigen mayores esfuerzos y


rendimientos en el proceso económico llegan a generar cuatro eventos (Génesis 4):

 El establecimiento de nuevos sectores económicos, donde la metalurgia


adquiere preponderancia.
 La fabricación de los instrumentos, las herramientas, los utensilios y los equipos
de producción que llegan a denominarse tecnologías.
 La construcción de las ciudades.
 La aparición y la generalización de las manifestaciones culturales y las diversas
expresiones artísticas.

La religiosidad se practica de manera inseparable del acontecer económico, pero


dentro de un contexto histórico antagonizado. Las enemistades, las exclusiones, las
persecuciones, las acusaciones, las querellas, los prejuicios, las opresiones, los
despojos, la violencia, las marcas, los sellos y las eliminaciones físicas permean a la
sociedad. Es cuando aparece la moral que bifurca el proceder del ser humano en
bueno y malo, aceptado y rechazado, autorizado y prohibido o premiado y castigado.

En un espacio donde el vivir prosigue bajo las diferentes reglas de proceder y


comportamiento, como una excepción, emergen las colectividades que continúan
sujetándose a los primeros mandatos del Creador en su forma pura, original y plena.

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Enoc y Set son personajes que sobresalen en la operación de la continuidad histórica
de la realización y la obediencia a los mandatos iniciales del Creador. La narración
bíblica señala que INVOCAN al Creador. No hay referencia de que ellos fomentaran y
ejercieran los ritos y las ceremonias. Luego aparece Noé en la continuidad, la
prosecución y la permanencia operativa de los mandatos primigenios del Creador.
Cumplir, realizar y ejecutar los mandatos originales del Creador en un ambiente social
lleno de la maldad es vivir en máxima alerta (Génesis 6). Las amenazas, los chantajes,
las incriminaciones, los desprecios y los odios proceden de las personas, las familias
y de las colectividades que operan los mandatos del Creador adulterados, alterados
y tergiversados.

Son las colectividades que siguen la voluntad del Creador y viven cumpliendo los
mandamientos iniciales de ÉL que llegan a:

 Vivir en total interlocución y armonía con el Creador y la creación.


 Descubrir los secretos de la Naturaleza y el Universo que son la propiedad total
y absoluta del Creador, pero de gran utilidad para la humanidad.
 Construir los nuevos sistemas de comunicación y transporte.
 Proclamar la emancipación del ser humano de toda clase de maldad, opresión
y descomposición.
 Proteger, cuidar y resguardar a las demás existencias.

Quienes aplican los mandatos del Creador alterados tanto por la serpiente parlante
como de la mujer, si bien logran grandes conquistas y resultados en el
posesionamiento espacial y la acumulación de la riqueza, siempre terminan en lo que
narra Génesis 11. Sus pretensiones de grandeza, perennidad y gloria quedan
arrasados al no corresponder a la gracia, la voluntad y el designio del Creador. Según
los datos que aportan Génesis 6 a 11, en el Planeta, existen tres grupos de
poblaciones: las colectividades que confían en sus posesiones, capacidades, riqueza y
bienestar; las colectividades que rinden honor y gloria al fruto de su trabajo, la obra
de sus manos y a las fabricaciones; las colectividades que cumplen total y cabalmente
los primeros mandatos del Creador.

Estas colectividades, según su localización o su ubicación geográfica e histórica,


poseen una cosmogonía, una creencia y una racionalidad. Practican una religiosidad
y una espiritualidad según los intereses económicos que tienen, defienden y
persiguen. Así, la confesionalidad, emerge primeramente como una regla de acción
en el proceso de producción, luego en forma de normas morales en las relaciones

29
históricas y finalmente en una doctrina codificada y canonizada. La institucionalización
de las normas y de las doctrinas, sedimentantes de los ritos, las ceremonias y de los
protocolos, por su estructura episcopal y su contenido coactivo, estratifican las
creencias y las religiosidades. Es cómo aparecen las instituciones religiosas, los
sistemas doctrinales y los paradigmas confesionales.

Las migraciones, un fenómeno antiguo y actual, son los mecanismos de divulgación,


extensión y transplante de las creencias, las religiones y de las doctrinas en los
espacios de recorridos y en los sitios de pernoctación temporal o definitiva. La
continuidad histórica sucede en dos tipos de localización: en las ubicaciones
originales de las colectividades o en los lugares inmigrados. Bajo estas dos
modalidades de localización acontece la religiosidad de las colectividades que siguen
cumpliendo los mandatos iniciales del Creador. Pero el pueblo de Dios, el pueblo
escogido, es consecuencia de la inmigración: deja tu tierra, tus parientes y tus
connacionales para ir al lugar que te mostraré y allí conformaré con tus
descendientes un gran pueblo y una gran nación (Génesis 12).

El antecesor y el predecesor del pueblo escogido es una colectividad errante.


Abraham tuvo que CAMBIAR en varias ocasiones su localización. En tiempos de sequía
y la hambruna abandona su propiedad y se adentra en las entrañas de una potencia
opresora. Para sobrevivir, en vez de mostrar su condición y carácter verdadero, utiliza
los trucos y las argucias de las colectividades de religiosidad fetichista. El fetichismo
es la religiosidad de las razas y las clases sociales que viven ejerciendo los mandatos
del Creador modificados y alterados. El fetichismo según la narración bíblica se
particulariza por cuatro acciones: el uso de la belleza, la fisonomía, el cuerpo, la
imagen y el sexo de la mujer; el mercantilismo y el monetarismo como las formas de
transferencia, transacción, enajenación, traspaso y cambio de titularidad de los bienes,
las posesiones y las tenencias; la jurisdicción o el establecimiento de los limítrofes y
los controles políticos; la consideración de los sucesos adversos y los procesos
trágicos como el castigo de Dios (Génesis 6 a 25).

Las colectividades que operan los mandatos primigenios del Creador en su


forma original y puro tienen la religiosidad panenteísta, totemista y animista.
Esta es la gran diferencia entre las dos formas de religiosidad popular. Panenteísmo y
fetichismo coexisten en diversas comunidades, poblaciones y países. En la actualidad,
por el predominio del mercantilismo y el monetarismo que propulsan el consumismo,
el hedonismo, el formalismo, el artificialismo, las presunciones, las pretensiones, el
sexismo y el clasismo, el fetichismo de las mercancías y el fetichismo del dinero

30
emergen como las religiosidades predominantes. El panenteísmo, considerado
superstición e idolatría, aparte de estar perseguido y reducido, se halla operando con
resistencia persistente. El panenteísmo, por su naturalismo, realismo y vitalismo, es la
religiosidad que sustenta el suceso global de AUTOPOIESIS: la ascensión de la
humanidad conforme a la dinámica de la creación y la fuerza espiritual universal.

Entre las dos formas de religiosidad, desde los tiempos antiguos, surge una
combinación. Es el sincretismo y la simbiosis religiosa. Esta simbiosis aparece en el
proceso de enlazamiento entre el origen y la localización actual. La colectividad
elegida para ser una gran nación, habiendo establecido una red de relaciones de
niveles y dimensiones crecientes, sigue guardando no solamente un recuerdo y una
añoranza de la localización primera, sino también una viva nexación familiar.
Abraham, al estar rodeado por una diversidad de comunidades enemigas, para dar
continuidad a la misión global encargada por el Creador, tuvo que atraer, traer y
aceptar las nuevas inmigraciones (Génesis 24 a 35).

La colectividad llamada, seleccionada, para ser la bendición sobre el Planeta, en sus


diversos recorridos, desplazamientos, pernoctaciones y localizaciones, enfrenta tres
problemas de carácter religioso:

 Mantenerse fiel, firme y consecuente en su creencia, cosmogonía y


espiritualidad siempre cumpliendo los mandatos originales del Creador.
 Quedar atrapada por las costumbres, las tradiciones, las normas, las
ceremonias, los ritos, los hábitos, la creencia y la doctrina de las comunidades
cercanas y lejanas enemigas.
 El traslado, el transplante y la extensión de las seraficaciones (Génesis 31).

Una de las formas en que la religiosidad popular sincrética se exprese y se ejerce son
las seraficaciones. Se trata de la divinización, la reificación, la consagración y de la
vivificación de fabricaciones de diseños, formas y tamaños disímiles: ¿por qué
robaron mis dioses? (Génesis 31). Son entidades elaboradas de metales, maderas,
piedras y hasta de barro que se colocan en altares, hogares, cuevas, debajo de los
árboles y en sitios considerados sagrados (Levítico 19 y 26; Jonás 2; Salmo 16 y 78;
Jeremías 11; Oseas 11; Miqueas 5; Isaías 45, 46 y 65; Habacuc 2).

A diferencia del fetichismo, el panenteísmo, no opera la seraficación, la sacralización


y la sustitución de la gloria y el poder del Creador y de la fuerza y la energía de la
Naturaleza y el Universo con las obras de las manos. El panenteísmo, tal como señala
la experiencia y la vivencia de Abraham y sus descendientes, adopta una forma de

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consagración de un cerro, una piedra, un bosque y una montaña (Génesis 12 a 31).
Las colectividades que practican el panenteísmo no aceptan ni adoptan las
reificaciones; pero sí SIMBOLIZAN los contenidos y los componentes de la Naturaleza
y el Universo como existencias especiales. Los cerros, las montañas, las piedras, las
rocas, los bosques, los árboles gigantes, los ríos, las lagunas, el mar, los minerales y
los animales en el panenteísmo son considerados sagrados, especiales y los medios
de manifestación de la presencia y la providencia del Creador (Génesis 2, 21 y 49;
Éxodo 3; I Samuel 13 y 23; Isaías 32; Jeremías 48; I Reyes 17 a 19; Deuteronomio 32).

Constantes desplazamientos, relocalizaciones y ubicaciones caracterizan a las


comunidades que creen, practican y ejercen el panenteísmo. En este proceso de
inmigración periódica, siempre obligadas por los sucesos naturales que afectan la
subsistencia, llegan a una experiencia traumante: quedar atrapadas como esclavos y
siervos en Egipto viviendo una opresión aniquilante. En una sociedad que ejerce el
absolutismo político, un proceso económico despojante e impone la religión
fetichista, el pueblo hebreo juntamente con otras colectividades sojuzgadas y
sometidas, conservan su cosmogonía y su creencia.

Son cinco sucesos que singularizan a las colectividades oprimidas: el incremento


demográfico a pesar del control de la natalidad; el clamor y la invocación al Creador
por la situación en que viven; la formación de la conducción en las instituciones de
los opresores; el recrudecimiento de la opresión, la explotación, el maltrato y de la
humillación; la concientización y la organización de la emancipación (Éxodo 1 a 14).
El proceso de la emancipación tiene un contenido panenteísta: DEJA IR A MI PUEBLO
AL DESIERTO PARA QUE ALLÍ ME ADORE Y REALICE UNA GRAN FIESTA. Esta
directriz choca frontalmente con la creencia y la religiosidad oficial: No conozco a su
Señor ni dejaré ir a los israelitas. Tal afirmación es la negación completa del Creador.
Puede decirse que es una forma de no creer en el SER SUPREMO.

Liberarse, emanciparse y escapar de la opresión sucede con la ejercitación del


panenteísmo. La demostración del poder, la gloria y de la presencia del Creador
acontece con el uso de los diversos contenidos y componentes de la Naturaleza y el
Universo por una parte, pero por el otro lado, con los diversos sucesos y los
fenómenos naturales universales. Las plagas son eventos salidos de la creación y no
las fabricaciones de Moisés y Aarón. Cuando por la terquedad, la furia y el
autoritarismo el poder central opresor no acepta su derrota, como una advertencia
de mayor peligro, se aplica la eliminación de las descendencias. El liderazgo de las
colectividades oprimidas, con severas recriminaciones por su debilidad y dubitación,

32
exigen la emancipación con algunas peticiones: tú nos darás los animales que
sacrificaremos en gratitud al Señor; todos los animales que tenemos llevaremos
y ni un solo animal va a quedar. Los sucesos naturales intensos y el óbito de los
primogénitos forzaron el consenso de la emancipación: váyanse ustedes y todos los
israelitas tal como dicen a adorar a su Señor.

Dos tipos de colectividades oprimidas se emancipan: los israelitas y las naciones de


toda clase. Ambas forman las multitudes que salen de Egipto. Con la emancipación
se deja siglos de opresión, oprobio e ignominia. La salida de la opresión, el abandono
de la potencia sojuzgante, acontece con la incorporación de nuevas reglas al
panenteísmo: la ceremonia del recordatorio, la conmemoración y la celebración de la
demostración del poder del Creador. Estas reglas son permanentes para todas las
nuevas generaciones. Son las reglas siempre relacionadas con el sistema alimentario
y el proceso nutricional. La pascua, un suceso de importancia en la emancipación,
deviene en un elemento básico del panenteísmo: el ofrecimiento de las primicias al
Creador y el enrumbamiento del avance al posesionamiento de la herencia ancestral
expresándose en la sangre, el poder y el sacrificio como los propulsores de la memoria
y la conciencia colectiva.

La gran marcha hacia la tierra prometida, en todo el recorrido, es una ejercitación de


la religión panenteísta. Todos y cada uno de los actos, pasos, acciones y decisiones
de las multitudes en marcha son negantes del fetichismo, pero afirmantes del
panenteísmo:

 El Señor los guiaba y acompañaba con una columna de nube en el día y en la


noche por una columna de fuego (Éxodo 13).
 Los israelitas cruzaron el mar en tierra seca y entre dos murallas de agua, una
la derecha y la otra a la izquierda (Éxodo 14).
 Moisés pidió ayuda al Señor y ÉL mostro un arbusto. Moisés echó el arbusto al
agua y éste se volvió dulce (Éxodo 15).
 Este es el pan que da el Señor. Esta es la orden: recoja cada quien lo que
necesite y según los integrantes de la familia (Éxodo 16).
 Cuando golpees la roca saldrá de ella el agua para que beban las multitudes.
Moisés hizo así ante la mirada de los ancianos de Israel (Éxodo 17).
 Después de salir de Refidim llegaron al desierto de Sinaí y allí acamparon frente
al monte. Allí Moisés subió a encontrarse con el Creador (Éxodo 19).
 Todos los israelitas fueron testigos de los truenos, los relámpagos, las centellas,
el sonido de las trompetas y del humo que envuelve al monte. Ninguno tenía

33
miedo, pero se mantenían alejados. Así manifestaron a Moisés: háblanos tú y
obedeceremos, pero que no nos hable el Señor porque podemos morir. Moisés
les contestó: no tengan miedo. El Señor quiere probarlos para que así no
lleguen a pecar. Mientras el pueblo se mantenía alejado, Moisés se acercó a la
nube oscura en que estaba el Creador (Éxodo 20).

En las diferentes formas de los sucesos cósmicos y los fenómenos naturales se


perciben la manifestación gloriosa del Creador. Esta es la parte central del
panenteísmo. La experiencia del pueblo de Israel en la gran marcha por el desierto es
la confirmación de la cosmogonía primigenia y la creencia ancestral: el Creador habla,
opera y se comunica con la creación. La conducción contempla, comprende,
interpreta y hace saber a las multitudes el contenido, el significado y la importancia
de los sucesos naturales universales. Las reglas de operación en la existencia, siempre
concediendo el predominio al acontecer económico, son extraídas de los procesos,
los sistemas y las dinámicas globales, universales y constantes de la Naturaleza y el
Universo.

Después de un largo recorrido y haber experimentado una multiplicidad de


situaciones en el desierto, las multitudes emancipadas y las que se incorporan en la
marcha en el camino, conforman el pueblo de Israel. Se trata de una
CONFEDERACIÓN de las multitudes bajo tres fundamentos:

 El PACTO DE ALIANZA, la carta fundacional, que contiene las tres grandes


reglas ancestrales: las que se dieron en el Jardín de Edén, las que se dictaron al
momento de la salida de la opresión en Egipto y las nuevas que se dictan en
el desierto (Éxodo 12 a Deuteronomio 33).
 La disyuntiva como el ejercicio de la libertad y de la voluntad de las multitudes:
mira pongo hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal; te ordeno
que ames al Señor, andes en su camino y guardes sus mandamientos y sus
decretos para que vivas y seas multiplicado (Deuteronomio 30); hoy pongo
delante de ustedes la bendición y la maldición. En este día les doy a elegir entre
la bendición y la maldición (Deuteronomio 11 y 28).
 La organización, la operación y la dirección de la comunidad de bienes
inseparable de la comunidad litúrgica (Éxodo 19 a Deuteronomio 34).

Las cautelaciones económicas, políticas, jurídicas, confesionales y médicas que se


dieron en el desierto son para construir una sociedad nueva, una civilización solidaria
y un orden histórico sin opresiones. Estas cautelaciones, reglamentaciones y
regulaciones no son formulaciones humanas, sino DICTADAS directamente por el
34
Creador. Las reglas que guían y envuelven al pueblo de Israel no son las legislaciones
que expresan la voluntad de determinados grupos que controlan, dirigen y orientan
al orden social. Son las afirmaciones y las confirmaciones con innovaciones y
ampliaciones de los primeros mandatos del Creador. Cinco procederes sintetizan a
estas reglas: no oprimir por haber ido emancipados; no imitar ni contagiarse con los
estilos de vida de los enemigos; no mezclarse ni emparentarse con las colectividades
que practican el fetichismo; siempre cumplir los mandatos del Creador; tener una
dieta diversificada, pero natural, sana y santa.

Son estos procederes que distinguen y diferencian al pueblo de Israel de todos los
pueblos y países que no adoptan por carta fundacional al Pacto de Alianza. Aquí es
donde queda afincada y condensada la CALIDIDAD Y CONDICIÓN de ser el pueblo
elegido, especial y bendición a escala planetaria. Es el pueblo que se encuentra
siempre en marcha hacia la meta: el reposesionamiento de la tierra ancestral que se
dejó por causa del hambre y que actualmente se encuentra en posesión de otros
pueblos y comunidades. El rumbo al porvenir, la marcha hacia el futuro y el avance al
destino meta de este pueblo son completamente distintos que de las otras
colectividades existentes.

Quienes no avanzan, se oponen a la marcha o tratan de desviar el recorrido, después


de experimentar el calor sofocante del desierto y padecer las penurias por décadas,
quedan tirados en la mitad del camino. No tienen posibilidades ni aptitudes para
llegar al destino. Los dirigentes que son condescendientes con los caprichos, las
exigencias y los chantajes de algunos grupos tampoco podrán llegar a la meta.
Solamente podrán otear el panorama y el horizonte: vas a contemplar desde lejos
la tierra que voy a dar y entregar a los israelitas, pero no entrarás en ella
(Deuteronomio 32). Los exploradores de la situación de los enemigos y de la calidad
de la tierra a poseer, por exagerar y pregonar falsedades en sus informes que
desaniman y desilusionan a las multitudes en marcha, tampoco recibirán la herencia
y no podrán gozar la dicha. Las colectividades que se alían y se mezclan con los
enemigos no solamente son traidores a la causa noble, sino los desobedientes a los
mandatos del Creador.

Ser pueblo escogido, ser una nación elegida y ser una confederación de colectividades
significa conservar la identidad, la autenticidad y la fidelidad al Creador. El sincretismo
religioso, económico, político, jurídico y sanitario es altamente perjudicial. Las copias,
las imitaciones y las adopciones de otros estilos de vida conllevan la pérdida de la
cosmogonía y la creencia original. Implican la sustitución del panenteísmo con el

35
fetichismo y de los mandatos del Creador con las normas generadas por los
opresores. Significan replicar y reproducir las condiciones, los mecanismos y los
procedimientos de las razas y las clases sociales opresoras. Traen tres grandes
calamidades al pueblo de Dios: las maldiciones, los confinamientos y las dispersiones.
El sincretismo confesional, al otorgar al culto adulterado la centralidad en la
comunidad de bienes, acontece en las nuevas condiciones el proceder de las primeras
colectividades del Jardín de Edén: huir, esconderse, justificarse y echar la culpa a los
demás.

Los cerros y los montes cumplen un rol especial en la existencia del pueblo de Israel.
Allí es donde se adquiere una experiencia espiritual de alto valor. Moriah, Horeb,
Hermón, Carmelo, Ararat, Nebo, Garizin, Ebal, Tabor, Sion, Olivos y Gólgota (Génesis
22; Salmo 2, 68 y 89; Apocalipsis 14; Lucas 22; Josué 12; Éxodo 3; I Reyes 18 y 19;
Mateo 17 y 27) son algunos ejemplos de cómo la creación ejerce una directa
intervención en el fluir de la vida, la lucha por la subsistencia y en la espiritualidad. El
Creador se manifiesta y se comunica desde las cumbres, los montes y otros eventos
naturales universales. El pueblo escogido recibe las reglas para su existencia y
continuidad desde la cima y la cumbre. Los cerros y los montes son la teofanía y la
hierofanía (Isaías 2 y 25; Salmo 68; Miqueas 4).

Para las colectividades que operan el panenteísmo, comprender e interpretar las


diversas manifestaciones y las operaciones del Creador en y con la creación, son
esenciales. La formación, el adiestramiento y la educación acontecen en tres lugares:
el contacto constante con la Naturaleza y el Universo, los hogares y la comunidad
litúrgica. Desarrollar el agudo sentido de los números, las distancias, las proporciones,
las virtudes y de los valores sucede con la interacción incesante entre el ser humano
y la creación. Penetrar, asimilar, entender y utilizar a la Naturaleza y el Universo son
fundamentales para la espiritualidad de la acción. La universalidad, el ecumenismo, la
globalidad y la totalidad existencial se encuentran en el proceso cosmogónico que
siempre acontece la génesis y la expansión.

36
III
Lucha por la Tierra

El territorio, el espacio, la tierra y el suelo son los escenarios de la humanidad y de sus


relaciones con las demás existencias. El ser humano, con sus acciones y sus
determinaciones, se adapta constantemente a la tierra, pero en ese proceso recibe los
impactos y las fuerzas cósmicas. El tipo de sociedad y civilización que se organizan y
se dirigen dependen de la relación, la interacción y de la compenetración entre el ser
humano y la tierra. La Biblia considera que con la tierra, en la tierra y por la tierra se
adquieren y se despliegan LAS ARTES DE LA MANUTENCIÓN Y EL ARTE DE VIVIR
(Salmo 24; Génesis 1 y 2; Mateo 13; Marcos 8; II Pedro 3; Deuteronomio 30; Isaías 40;
Job 26; Números 14).

La civilización y la cultura avanzan, se innovan y se expanden conforme se van


mejorando y perfeccionándose los instrumentos de producción, la satisfacción de las
necesidades y el proceso del incremento de las disponibilidades. El tránsito del
nomadismo al sedentarismo, el urbanismo, el cosmopolitismo y a las metrópolis
sucede con la confluencia de dos grandes luchas históricas:

 La lucha primordial, básica y fundacional en la vida del ser humano fue, es y


seguirá siendo por la tierra, el suelo y el territorio. Sin la tierra no existe la
localización y la realización de los mandatos primigenios del Creador.
 La lucha por la vida y la subsistencia aconteciendo, ejecutando tres sucesos: el
emplazamiento territorial de las actividades y las ocupaciones económicas,
operando las creaciones y las producciones, y, desgastando y reponiéndose las
energías.

Estas son las formas ancestrales, antiguas y actuales de CUMPLIR los mandatos de
laborar y cuidar del Creador para que el ser fecundos, procrear, replicarse,
multiplicarse y poblar sigan sucediendo. El desarrollo histórico está delimitado,
condicionado y enrumbado por la lucha por la tierra. La utilidad, el servicio, las
prestancias, el valor y la importancia de la creación queda condensada en la
tierra, el suelo y el territorio como la base económica de la existencia . La tierra
en el devenir queda aceptada, reconocida, regulada e institucionalizada como el
medio de producción excelente, insustituible y permanente. La humanidad, desde sus
37
inicios en el Planeta, admite que la tierra es la base del orden social. La necesidad de
la humanidad es creciente y por eso el valor y la importancia de la tierra son únicas,
exclusivas y excepcionales. De allí emerge una regla: la variación demográfica sucede
en proporción directa a las artes de la manutención y en forma inversa al nivel de la
vida. Esta es una verdad corroborable en todos los espacios y tiempos.

Las relaciones directas, constantes y permanentes del ser humano con la tierra
generan tres sistemas y procesos siempre operantes:

 El acontecer económico que tiene por centro y eje al sistema de producción


que acontece con el trabajo y asegura los medios de subsistencia, los estilos
de vida y las manifestaciones culturales.
 La creencia, la cosmogonía, el saber y el pensar.
 La permanencia y la continuidad de las dos grandes instituciones primigenias:
la familia, la colectividad o la comunidad.

Par las colectividades, los pueblos originarios y las comunidades autóctonas, LA VIDA,
EL BIENESTAR Y EL ASCENDER, vienen de la tierra, acontecen con la tierra y prosiguen
con la tierra. Esta es la materialidad concreta, específica y permanente de la creencia
y la cosmogonía ancestral: el panenteísmo, el totemismo y el animismo. Otras
verdades antiguas que en la actualidad se retoman son:

 La Naturaleza y el Universo son bienes comunes.


 Los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo deben
garantizar la vitalidad orgánica y el desarrollo pleno de la humanidad.
 La energía que se genera, transfiere, desgasta y se repone no debe ni puede
ser detenida.
 La tierra debe ser protegida, cuidada, respetada y fertilizada.

Sin la tierra, el suelo y el territorio no existen la creencia y la cosmogonía de los


pueblos indígenas, las colectividades autóctonas y de las comunidades nativas. Los
mandatos originales del Creador de LABORAR Y CUIDAR, por relacionarse directa y
permanentemente con la tierra, se cumplen en la situacionalidad espacial, pero dentro
de la cronología universal. El panenteísmo, el animismo y el totemismo, la
confesionalidad naturalista y vitalista, se practican honrando y respetando la tierra.

La creencia y la cosmogonía ancestral, por su origen en el cumplimiento de los


mandatos originales del Creador, es totalmente creacional, bíblica y realista. Esta
aseveración se funda en siete principios que las diferentes narraciones de los textos

38
bíblicos asientan con insistencia. Se trata de las reglas precisas del acontecer
económico iniciadas en el Jardín de Edén y proseguidas por las diversas colectividades
continuantes del cumplimiento de los mandatos del Creador en su forma original:

 El dueño total, absoluto y permanente de todo lo que existe es el Creador


(Salmo 24, 50, 89, 95 y 98; Éxodo 9 y 19; Deuteronomio 10; I Crónicas 29; Job
41; Daniel 4; I Corintios 10; Nahúm 1; Josué 3; I Samuel 2).
 En el Jardín de Edén no existe el sistema de propiedad. El ser humano al ser
colocado y establecido allí únicamente es un usufructuante, utilizante y
aprovechante (Génesis 1 y 2).
 La posesión, la disposición y el aprovechamiento de la tierra no es personal ni
individual, sino colectiva y comunitaria (Génesis a Malaquías).
 La herencia ancestral, la tierra que mana leche y miel, no se ofrece ni se entrega
a individuos y familias, sino a las colectividades integradas por las familias de
origen y procedencia disímil (Éxodo a Jueces).
 Las luchas, las guerras, las conquistas espaciales, las ocupaciones, los
arrasamientos, los despojos y las opresiones suceden por la tierra (Génesis 11
a Apocalipsis 19).
 La tierra por ser un bien común no puede fraccionarse, enajenarse y venderse
a particulares (Éxodo a Josué).
 La tierra requiere la fertilización periódica (Éxodo a Deuteronomio).

Sobre el sistema de propiedad colectiva y comunitaria de la tierra se erige y opera la


creencia y la cosmogonía de los pueblos originarios. El panenteísmo es colectivismo
y es comunitarismo. Defiende con tenacidad inaudita la soberanía del Creador como
dueño de la creación. Por eso, con el devenir, ante la alteración de los mandatos
originales del Creador, en esta defensa, institucionaliza al sistema de propiedad
comunal de la tierra. Combate en resistencia y persistencia la conversión de la
propiedad colectiva de la tierra en privada. Lucha contra las diversas formas de
reducción de la territorialidad comunitaria. Ataca a los planes y las legalidades que
autorizan la entrega de la propiedad comunal de la tierra a las instituciones, las
organizaciones y a las clases sociales que poltronan el sistema de propiedad privada.

En la lucha por la tierra, conforme a la experiencia del pueblo de Israel, acontecen


cuatro situaciones que buscan destruir y desaparecer al sistema de propiedad
comunitaria de la tierra. Son sucesos y eventos que siguen ocurriendo en la actualidad
que tiene las presunciones y las pretensiones del Estado de derecho, la sociedad
democrática y la igualdad de oportunidades para todos. Estos acontecimientos en vez

39
de eliminarse e inutilizarse, con la legalidad prevaleciente, adquieren mayores
dimensiones y alcances. Los poderosos, los gobernantes, el sistema judicial y las
potencias hegemónicas de manera legal o extralegal, utilizando diversos mecanismos
y argumentando la integración, tratan de apoderarse del territorio comunitario. Los
cuatro sucesos antiguos y actuales que merecen combatirse son:

 Utilizar las consecuencias de los fenómenos naturales para acaparar, extender


e incrementar las posesiones territoriales (Génesis 47).
 Desconocer, negar e invalidar las condiciones de repartición de la tierra
herencia ancestral (Números 26 y 32 a 36; Deuteronomio 3; Josué 9).
 Dejar a la mayoría de las colectividades sin tierra (Josué 13 a 23; Jueces 1 a 10).
 La existencia de diversas comunidades, instituciones y poblaciones que
aclaman los dos centros de succión subsistencial: el palacio y el templo (Jueces
a Malaquías).

Las dos formas comunitarias, las colectividades sin tierra y las que operan el
sistema de propiedad comunal de la tierra, con los cuatro sucesos anticolectivos
son constante y violentamente EXCLUIDOS, EXPULSADOS, CONFINADOS,
DISPERSADOS Y DISEMINADOS. Los pueblos originarios, las poblaciones nativas y
las comunidades aborígenes enfrentan siete confinamientos:

 El confinamiento espacial. Las razas y las clases sociales opuestas al


colectivismo se apoderan mediante el despojo, la violencia y el derramamiento
de la sangre de las tierras fértiles. Arrebatando y quitando las mejores tierras
generan la migración forzada hacia los territorios de menor fertilidad y con
escasos contenidos y componentes de aprovechamiento directo e inmediato
para la subsistencia.
 El confinamiento económico. Con el mercantilismo y el monetarismo buscan
desaparecer a la economía natural de subsistencia. Con el sistema asalariado
tratan de anular al sistema cooperativo, la reciprocidad y la ayuda mutua. Con
la expansión de las mercancías reducen la producción tradicional, artesanal y
ancestral.
 El confinamiento político. Al imponer la democracia liberal burguesa, a pesar
de estar elevado a rango constitucional el sistema de gobierno y dirección
ancestral, desconocen las jurisdicciones las reglas ancestrales.
 El confinamiento religioso. Considerando paganismo, idolatría y demoníaca
a la creencia y la cosmogonía ancestral, todas las organizaciones eclesiásticas,
las agrupaciones religiosas, las asociaciones místicas y los movimientos

40
confesionales, en clara anulación de la libertad de creencia, culto, organización
y de expresión que pregonan, combaten al colectivismo. El cristianismo en sus
tres vertientes con sus ramificaciones, al no lograr extirpar la cosmogonía
primigenia, asimila y se apropia de los ritos, las ceremonias, las tradiciones y
las construcciones poniendo a su servicio. Con este acto pretenden que su
proceder se autoctoniza y se populariza.
 El confinamiento jurídico. Históricamente, las reglas ancestrales, vienen
sufriendo continuas recomposiciones y readecuaciones en las normas jurídicas
al grado de considerarse actualmente el derecho alternativo. Después de
asumir que las reglas primigenias es la fuente del derecho y el principio general
del derecho, desde el poder central controlante, diluyen las pautas guiantes
del colectivismo en las normas jurídicas.
 El confinamiento cultural. Este procedimiento abarca cuatro actos: la
sustracción de la sapiencia y la sabiduría ancestral, pero en especial de la
práctica médica antigua; el uso alegórico y folklórico de las producciones
artesanales y las creaciones artísticas en el culto suntuoso; la centralización de
las construcciones y los legados infraestructurales con fines mercantiles; el uso
adulterado del idioma nativo.
 El confinamiento orgánico. El envenenamiento de la mente y de la voluntad
de los pueblos originarios con el individualismo y el personalismo. La
saturación y la cauterización de la razón y de la conciencia con las doctrinas
diversas que ofrecen la vida abundante y el bienestar en un futuro sin precisar
o en el cielo y después de la muerte.

Todos los confinamientos buscan y tienen como finalidad la desaparición del sistema
de propiedad comunal de la tierra. La razón es económica: la totalidad de los Estados
Nacionales en el Planeta admiten y reconocen que la mayor reserva de los recursos
disponibles que son indispensables para el proceso de producción actual se
encuentran en los territorios de los pueblos originarios, las propiedades colectivas y
en los espacios de las poblaciones nativas. Con el propósito de apoderarse de esta
reserva, las empresas grandes y las multinacionales, penetran con múltiples ofertas
en los territorios comunitarios.

El sistema de propiedad comunitaria de la tierra, desde el concordato entre el palacio


y el templo, sufre el ataque protervo. Acorralado por el sistema de propiedad estatal
y el sistema de propiedad privada, en todos los espacios planetarios, opera en
continuidad histórica con resistencia y persistencia. En el Planeta conviven y coexisten
tres sistemas de propiedad de la tierra, pero en constante lucha. Las comunidades
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nativas, los pueblos originarios y las poblaciones que siguen la cosmogonía ancestral,
BAJO LA OPRESIÓN MÁS DURA E INCLEMENTE, han demostrado una resistencia y
una persistencia asombrosas. Pero siguen mostrando su grande y vigoroso cuerpo
arrancando a los poderosos y a los Estados Nacionales el reconocimiento de ser la
base de la identidad nacional y una nacionalidad que avanza adoptando las
ampliaciones y las innovaciones.

En la lucha por la tierra, a lo largo de la historia con la imposición del sistema de


propiedad privada y del mercantilismo, sucede en el Planeta la narración de Jeremías:
No se preocuparon por buscarme que los saqué de Egipto, que los guié por el
desierto, tierra seca y llena de barrancos, tierra sin agua y llena de peligros, tierra
donde nadie vive y en donde nadie camina. Los traje a esta tierra fértil para que
comieran de sus frutos y de sus mejores productos. Ustedes vinieron y
profanaron mi tierra y me hicieron sentir asco de este país (…) Mi pueblo ha
cometido un doble delito, maldad y pecado: me abandonaron que soy la fuente
de agua viva e hicieron sus propias cisternas rotas que no conservan el agua .

La legislación agraria dada en el desierto, el cuidado y el uso transgeneracional del


sistema de propiedad colectiva de la tierra, durante la monarquía imitada, queda
completamente abandonada. La entrega, la repartición y el fraccionamiento de las
tierras comunitarias por el rey entre sus generales, sus acompañantes, amasiatos,
aliados y los poderosos emergen como la nueva moral y la legalidad (Jueces a II
Crónicas). A este proceder acompañan el militarismo, la diplomacia, el acaparamiento
y la acumulación de las posesiones en una casta selecta. El rey y sus secuaces llegaron
incluso a presumir su fortuna, riqueza y poder hasta causar la envidia, el
emparentamiento con otros reinos y finalmente la conquista y el saqueo.

De esta manera, la monarquía en decadencia, llega a un momento de la explosividad


social: si mi padre fue duro, yo soy mucho más riguroso; si él les impuso un yugo
pesado, yo hago más pesado; si él los azotaba con correas, yo les castigo con látigos
con puntas de hierro (I Reyes 12; II Crónicas 10 y 11). Esta es la política económica de
los poderosos, los gobernantes y de los pudientes. Su grandeza y bienestar siempre
quedan externadas en las construcciones suntuosas, las fiestas solemnes, los
encuentros globales, las importaciones de las mercancías de confort, el sostenimiento
de amantes, las tergiversaciones de las normas, los cultos adulterados y en las
pretensiones de moralización nacional.

Levítico 25 contiene datos precisos sobre el valor y la importancia de la tierra.


Génesis 1 indica la potencialidad y la capacidad de la tierra: deja brotar, surgir y
42
emerger la vegetación. Aquí se encuentra el reconocimiento de la fertilidad, la
fecundidad y de la potencialidad del suelo, la tierra, el espacio y del territorio. Con la
tierra, el ser humano, a través de cultivar, laborar, labrar y cuidar llega a obtener cuatro
resultados: produce, dispone y utiliza sus medios de subsistencia; acondiciona como
el lugar de residencia y el sitio del trabajo; modifica el ambiente natural general y se
automodifica; implementa los mecanismos para desarrollarse y llevar una vida plena.
Con estas realizaciones, la tierra, adquiere y deviene en el sustento de la vida.

Catorce procesos mencionan las reglas dadas en el desierto sobre el valor, la


importancia y de la insustituibilidad de la tierra como medio de producción y la
síntesis de la base económica que sostiene al orden social:

 Es la parte concomitante de la creación que se correlaciona con el cielo, el


agua, el vacío y el todo.
 Es el territorio, el espacio y el lugar habitable.
 Es la materialidad que sedimenta y contiene a las jurisdicciones.
 Es la generadora, la contenedora y la dispensadora de la riqueza natural.
 Es la generadora, la conservadora y la protectora de la flora y la fauna.
 Es el espacio y el lugar de la manifestación de la gloria, el poder y la providencia
del Creador.
 Es el territorio de la interacción, la coexistencia y de la corresponsabilidad de
las existencias.
 Es el suelo cultivable. Es el lugar donde RECAE los sucesos y los procederes del
laborar y el cuidar para obtener y disponer los medios de subsistencia.
 Es el espacio y el territorio en donde el metabolismo global se manifiesta a
través de la vitalidad orgánica.
 Es el campo de los desplazamientos, los recorridos y de las movilidades.
 Es el espacio en donde los sucesos naturales universales y los fenómenos
cósmicos impactan sobre la humanidad.
 Es la propiedad inalienable del Creador.
 Es la herencia ancestral para habitar, trabajar y vivir de ella.
 Es el medio de producción que exige cuidado, protección, fertilización y
descanso para seguir concediendo sus benevolencias.

Es categórico y reiterativo el enunciado: la tierra es inalienable por pertenecer


absolutamente al Creador y por constituir el sustento de la vida. La expresión TODA
LA TIERRA Y TODA VUESTRA TIERRA se refiere al sistema de propiedad que por regla
ancestral, el contenido y la estructura operacional es colectiva. Los profetas en

43
defensa y aplicación de las reglas dadas en el desierto por una parte, y por la otra,
dando la continuidad a los mandatos originales del Creador, condenan, combaten y
denuncian a quienes quitan, arrebatan y despojan a las colectividades sus tierras,
suelos y territorios hasta el grado de convertirlos en esclavos, siervos y miserables. La
reconquista y el reposesionaiento de la tierra herencia ancestral fueron y son
revolucionarias por asegurar el sustento de la vida y el futuro de las colectividades
dentro de las pautas directas del Creador.

Según el profeta Miqueas, la tierra o el medio de producción fundamental, en la


actualidad se halla fraccionada en dos ámbitos: el medio rural y la urbanidad. La
contradicción entre el campo y la ciudad, en la postura de Miqueas, adquiere una
dimensión planetaria. Porque en las ciudades, caracterizada por la convergencia del
templo y del palacio, se concentran cuatro tipos de opresores: los príncipes, los
gobernantes, los militares, los ricos, los poderosos y los jueces; los comerciantes, los
usureros, los intermediarios, los viajeros y los representantes de otros países; la casta
sacerdotal, los nobles, los diseminantes de los vicios y los operantes de las
degeneraciones; los que ejercen los oficios, las profesiones y las técnicas que son
diferentes a las labores del campo.

Miqueas es el defensor acérrimo de la propiedad colectiva de la tierra. Con la


propuesta de EXPULSAR a los despojadores, los traidores y a los opresores induce a
las colectividades sin tierra a efectuar la culminación del reparto y la entrega de la
tierra herencia ancestral. Para el profeta Miqueas, la dignidad del ser humano y el
honor de la humanidad, radican en tres eventos: la destrucción del sistema de
opresión; la posesión y la utilización de la tierra de manera comunitaria; cumplir los
mandatos del Creador. En la realización de estas tres tareas se halla la integridad, la
pulcritud y el desarrollo del ser humano. Miqueas comunica que la TIERRA genera,
concede y preserva la fuerza, la energía y el sustento.

La literatura profética, siempre situándose en la teología de la creación y en el proceso


de la emancipación, cohesiona y compacta las dos grandes reglas ancestrales: las que
se dieron para las primeras colectividades que se establecieron en el Jardín de Edén y
las que se dictaron en el desierto para las multitudes confederadas en marcha hacia
la meta. Las naciones autóctonas, las comunidades rurales y los pueblos indígenas se
COLOCAN en esta línea y la dimensión profética. El meollo, el núcleo y el centro de
estas dos reglas ancestrales, antiguas, pero permanentes son dos sistemas-procesos
inseparables: el fluir de la vida con sus replicaciones, ramificaciones, multiplicaciones
y expansiones acontece dentro de la dinámica y el movimiento total de la creación; el

44
ser humano organiza, conduce y construye el orden social completamente
dependiente de la Naturaleza y el Universo que se condensan en la tierra, el suelo o
el territorio como la base económica y el medio de producción. Sin estos dos procesos
y sistemas generales, globales y permanentes no puede ni podrá efectuarse el
desarrollo integral.

El pueblo de Israel, errante y extranjero, en la lucha por la tierra nos muestra que la
existencia y su desarrollo dependen de tres confluencias:

 La confluencia, la afluencia, la correlación y la convergencia de todos los


contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo como las fuentes
directas generadoras, conservadores y otorgantes de los medios de
subsistencia.
 La sincronización, la compactación y el desenvolvimiento integrado de las
actividades y las ocupaciones económicas emplazadas territorialmente, donde
la ejercitación de la vocación, los oficios, la ciencia, las técnicas, las aptitudes,
los carismas, los dones, los talentos y las profesiones son indispensables.
 La organicidad, la vitalidad, la globalidad, la universalidad y la totalidad que
armonizan y sincronizan la lejanía y la cercanía, lo interior y lo exterior, y, la
materia y el espíritu.

Al recorrer los diversos espacios y diferentes geografías, el pueblo de Israel, revela


que la existencia, el vivir y el avanzar se sujetan a dos luchas permanentes: la lucha
por la vida, la subsistencia y el desarrollo usando el sistema de propiedad colectiva
de la tierra; la lucha por cumplir los mandatos del Creador, permanecer fiel a ÉL y
conservar la identidad y la pureza. Las luchas por el bienestar, la salud, la vitalidad
orgánica y el progreso son permanentes combates, desechamientos y eliminaciones
de cuatro problemas históricos: los vicios, las depravaciones, las descomposiciones,
las degeneraciones y las maldades; la idolatría, el fetichismo y el culto adulterado; lo
viejo, lo caduco, las inutilidades, los desechos, las basuras, las contaminaciones y las
destrucciones que obstaculizan la ascensión a lo nuevo y lo superior; las opresiones,
los sojuzgamientos, los despojos, las violencias y los derramamientos de la sangre.

Estas luchas y combates no pueden acontecer sin cumplir una triple condición:
adorar, servir y obedecer al Creador; honrar y respetar a los ascendientes,
ancestros y mayores; cuidar y proteger la creación. Sin estas dignificaciones,
honores y respetos no existen el panenteísmo, el totemismo y el animismo que
son las formas primigenias de creer y de tener una cosmogonía. La vitalidad
orgánica, el buen vivir y una larga vida dependen de esta triple condición universal
45
(Génesis 2; Éxodo 20; Efesios 6; Proverbios 1, 13 y 30; II Timoteo 3; Romanos 1;
Deuteronomio 5; Levítico 19 y 25; II Pedro 2; Salmo 19). Honrar, dignificar, cuidar y
proteger la creación, la Naturaleza y el Universo, no son cultos y adoraciones a las
fabricaciones y las hechuras de las manos. La UNIDAD ORGÁNICA de la creación no
puede asumirse ni comprenderse sin cumplir la triple condicionalidad.

La lucha por la tierra y la subsistencia y la defensa del sistema de propiedad


comunitaria de la tierra significa reconocer cuatro situaciones que son esenciales en
los pueblos indígenas:

 La creación, la Naturaleza, el Universo y el Planeta con su belleza, complejidad,


diversidad, autogeneración y autopurificación es la manifestación de la
presencia, el poder y la magnificencia del Creador.
 La humanidad para replicarse, multiplicarse, poblar, laborar, cuidar, subsistir y
desarrollarse depende completamente de la creación.
 La humanidad en sí y por sí misma no posee un valor intrínseco e inherente,
sino únicamente como parte del sistema y el proceso universal.
 Todas las formas de existencia, por su concatenación y conglomeración, no son
simples recursos, sino organismos que irradian la sabiduría, la genialidad, la
bondad y las virtudes.

Para las colectividades que practican el panenteísmo y operan el sistema de


propiedad colectiva de la tierra, el devenir siempre totalmente apegado y circunscrito
a la tierra o al espacio, es una realización ascensional cumpliendo los mandatos del
Creador. Asumir y desplegar la santidad del espacio y de la cronología universal
significan que no existen el dualismo y la escisión entre las dimensiones y los niveles
existenciales en el pensar, el creer y el saber ancestral. La compactación y la
sincronización del espacio y el tiempo cumplen un rol especial en la vida de los
pueblos originarios y de las colectividades aborígenes. El motivador, el impulsor y el
propulsor del desarrollo histórico, en la cosmogonía primigenia, son la disposición y
la utilización de la tierra como cimiento, fundamento y base del vivir. El pasado, el
presente y el futuro quedan supeditados y delimitados por la tierra. La esperanza y el
porvenir quedan aclimatadas a la única disponibilidad permanente: la tierra.

46
IV
Misión Global y Evangelio

Son tres la vocación y la misión global que emergen de los textos bíblicos: la
perpetuación de la especie, el laborar y el cuidar, y, el proceso de la emancipación.
Las dos primeras son permanentes, pero la tercera queda sujeta a la transitoriedad
histórica hasta que se implante universalmente la nueva creación. Una interpretación
de la Biblia con la convergencia de la creación y la revelación, ubicando a la redención
dentro de esta correlación como un evento especial, señala que el fluir de la vida es
incesante. Por proceder, tener y vivir con el espíritu del Creador, la creación y por
consiguiente la humanidad, es infinita y eterna.

Las dos primeras misiones, por constituir la vocación perenne del ser humano, son
irrevocables. Estas misiones corresponden a la humanidad sin excepción, sin
diferenciación y sin exclusión. Libres y sojuzgados, pecadores y emancipados,
opresores y oprimidos, procedentes de las razas y las clases sociales, originarios y
advenedizos, todos en condiciones de laborar y cuidar, participan y ejecutan las dos
misiones. Sin el cumplimiento de las dos misiones globales, permanentes y
consustanciales del ser humano, por su condicionalidad en la existencia y la
subsistencia, jamás acontecen la replicación, la multiplicación, el poblamiento y el
acontecer económico.

Desde su aparición en el Planeta, el ser humano, se dedica a realizar, operar y cumplir


las dos misiones perennes. Son los mandatos originales, iniciales y primigenios del
Creador. En el cumplimiento de estos mandatos, la humanidad, adora y alaba al
Creador. A la vez desarrolla, acontece y despliega la espiritualidad de la acción.
También transforma la creación y se modifica. En el cumplimiento de las dos misiones
fundacionales del vivir, el ser humano, establece las dos instituciones básicas: la
familia y la comunidad. Al organizar y dirigir el proceso económico establece una
relación cuaternaria: con el Creador, con la creación, con sus semejantes y con los
resultados de su laborar y cuidar.

Sin los recorridos, los desplazamientos, los movimientos, las relaciones y las
comunicaciones no se cumplen las misiones globales. Pero es imprescindible la
ubicación y la localización que, conforme al desarrollo y la extensión de las misiones,

47
pueden variar en tamaño, proporción y dinámica. La estática, la pasividad, la inercia,
el equilibrio, la linealidad, la ciclicidad, la evolución y la igualdad no existen en la
creación y menos en el cumplimiento de los mandatos del Creador. La dinámica, la
dialéctica, la energía, la complejidad, la socialización, los sistemas, los procesos, la
conglomeración, la comunión y la interacción reinan soberanamente en la creación.
Los enlazamientos, las concatenaciones, las nexaciones, las interpenetraciones y las
interrelaciones entre las existencias suceden constante e incesantemente. Otros
eventos que se manifiestan en la totalidad existencial son la ausencia de la soledad,
el aislamiento, la separación y la exclusión a pesar de los incesantes choques,
explosiones e implosiones.

Para la realización y el cumplimiento de los mandatos originales del Creador son


imprescindibles el uso de cuatro potencialidades del ser humano: el organismo dando
especial función a la sangre, el cerebro, las manos y a los pies; la razón como el centro
directriz; la voluntad, la pasión, los sentimientos y las emociones; la creencia, el saber
y la cosmogonía. Estas cuatro potencialidades humanas suceden y se ejercen con la
combinación de cuatro mecanismos:

 La ciencia conformada por una diversidad de sapiencias disciplinarias


especializadas.
 Las tecnologías artesanales, mecanizadas y actualmente automatizadas y
digitales.
 Las instituciones de distinta composición, tamaño, objetivos y roles.
 El poder que genera, aplica y desenvuelve las normas jurídicas, la soberanía, el
control poblacional, la opresión y la represión mediante el orden, la disciplina,
la autoridad y la jerarquía.

Sin el uso de las potencialidades y de los mecanismos no existen la sociedad, la


civilización y el orden histórico. Precisamente en la creación de la historia, la
organización de la sociedad y en la construcción de la civilización con sus
correspondientes procesos culturales se cumplen las dos misiones globales
primigenias. Quienes no entienden esta verdad elemental, por dar importancia a la
teología de la cruz en vez de la teología de la creación, reducen la VOCACIÓN y la
MISIÓN de la humanidad a la lucha por el proceso de la emancipación.

La nueva creación en proceso de implantación es consecuencia del cumplimiento de


las dos misiones primigenias. Una interpretación situacional de Génesis 3 hasta
Apocalipsis 19 indica que el proceso de la emancipación es una misión tardía que
opera con la teología cristológica. Además la vida, la comunicación y las acciones de
48
Jesús señalan que, la predicación planetaria del Evangelio o el mensaje de la
emancipación, sucede con el cumplimiento, en el cumplimiento y por el
cumplimiento de las dos misiones originales que el Creador dio al ser humano. En
forma insistente, los EVANGELISTAS de Mateo a Juan, precisan ocho eventos que son
fundamentales:

 No solo de pan vive la humanidad, sino también del LOGOS que procede del
Creador (Éxodo 16; Números 11; Deuteronomio 8 y 32; Mateo 4; Hebreos 4; I
Pedro 1; Lucas 4).
 Jesús recorría todas las ciudades, andaba de pueblo en pueblo, caminaba por
distintos lugares y transitaba por diferentes lugares efectuando la curación de
los enfermos, alimentando a los hambrientos, consolando a los afligidos,
dando ánimo a los desalentados, brindando seguridad a los débiles,
atendiendo a los menesterosos y predicando las buenas nuevas (Mateo 2 a 9;
Marcos 1 a 10; Lucas 4 a 12; Juan 3 a 13).
 La procuración en la asistencia, el tratamiento y la atención a la satisfacción de
las necesidades fundamentales en el que se descubre que las mayorías
presentes entre las multitudes son oportunistas, advenedizas y arribistas
(Marcos 2 a 8; Mateo 14 y 15; Lucas 9; Juan 6).
 El uso de los talentos, los carismas y de las potencialidades (Mateo 14 y 25;
Marcos 4; Lucas 8).
 La selección y la conformación de la comunidad apostólica (Mateo 9 y 10;
Marcos 2 y 3; Lucas 5 y 6).
 El perdonar pecados, el expulsar a los demonios y el conceder el perdón
(Mateo 8, 9, 12 y 17; Marcos 2 a 9; Lucas 5 a 9 y 11 y 12).
 La defensa y la dignificación de los excluidos, los discriminados, los
desahuciados, los viciosos y los expulsados (Mateo 8 y 15 ; Marcos 1 y 7; Lucas
5; Juan 4, 5 y 8).
 La importancia de la ejercitación del amor en su doble ritmo (Mateo 5 y 22;
Lucas 6; Marcos 12).

Sin la realización plena de las dos misiones originales, toda la predicación del
evangelio, carece de valor. Jesús al inicio de su ministerio establece una pauta general
y permanente: la emancipación es un proceso de la transformación con la
eliminación de la opresión y la restauración de la vitalidad orgánica, la dignidad,
la plenitud y la santidad (Lucas 4; Mateo 13; Marcos 6; Isaías 61). Sin que acontezca
este proceso es imposible asir, entrar y vivir en el REINO DE DIOS. El encargo y la
orden de anunciar y comunicar el evangelio en el Planeta (Mateo 9, 19, 26 y 28; Marcos
49
13 y 16; Lucas 12 y 24; Hechos 1; Isaías 2; Romanos 1; Gálatas; Juan 20; I Timoteo 2;
Apocalipsis 14), conocida en las instituciones cristianas como la gran comisión, no
puede reducirse a contar y testificar el mensaje de salvación. Arrepentirse y aceptar el
evangelio (Marcos 1) comprende cuatro procesos continuos: despojarse de lo viejo y
lo caduco; liberarse y emanciparse de la opresión, la maldad y el pecado; vivir la vida
de santidad y en constante perfeccionamiento; realizar y cumplir todos los mandatos
del Creador.

Jesús establece y conforma la comunidad apostólica que opera la comunidad de


bienes (Juan 12 y 13; Lucas 4 a 8; Marcos 12 a 15; Mateo 26 y 27). Sin la constitución
y la utilización de la comunidad de bienes no existen las realizaciones de las misiones
globales. Laborar y cuidar, procesos imprescindibles en el vivir, sostienen todo el
edificio histórico. Para el anuncio del evangelio, la comunidad de bienes fundada y
operada con el laborar y el cuidar, es fundamental. Las exigencias comunicadas por
Malaquías, traigan sus contribuciones y sus gratitudes y así habrá alimentos en
mi casa, no puede darse sin el cumplimiento de los mandatos primarios e iniciales
del Creador. Las reglas dadas en el Jardín de Edén y en el desierto son claras, precisas
y contundentes: preparen, fertilicen, remuevan y cultiven la tierra para que recojan
una cosecha abundante y no padezcan necesidades (Oseas 10; Proverbios 12, 18;
Ezequiel 36; II Samuel 9; Eclesiastés 5; Miqueas 4, Job 1; Isaías 28; Amós 6; Levítico 25;
Deuteronomio 7, 8 y 28).

Laborar y cuidar y la comunidad de bienes no son únicamente para sostener la obra


misionera. Son los procesos fundamentes de la civilización solidaria universal en
ascensión, innovación, mejoramiento y expansión constante. Los cristianos que dicen
que no cuentan con un programa económico y político, porque tales son los actos
seculares, desconocen el mensaje bíblico. El programa global que ofrece la Biblia,
desde sus primeras páginas hasta las últimas, son LA INTEGRIDAD, LA BELLEZA Y LA
ARMONÍA DE LA CREACIÓN que deben resguardarse, mantenerse y cuidarse. El
centro de este programa es la PROCLAMACIÓN de la omnipotencia, el poder, la gloria
y la magnificencia del Creador.

El proceso de la emancipación, según las enseñanzas bíblicas, abarca tanto al ser


humano como a la Naturaleza y el Planeta (Romanos 8; Deuteronomio 6 a 9; II
Timoteo 3; Isaías 45; Salmo 65 y 85; Apocalipsis 20 a 22). La emancipación es para
todo el Planeta y sus habitantes. La sujeción total de todo lo que existe purificado,
santificado y glorificado bajo los pies de Jesús (Efesios 1 a 4; I Corintios 10 y 15; Juan
1; Colosenses 1 y 2; Salmo 24; Apocalipsis 5) es la instauración plena de la nueva

50
creación. Para tal suceso universal, la creación, pasa por tres tipos de purificación: con
el agua, el fuego y con el espíritu del Creador (Génesis 6 a 9; Malaquías 3; Apocalipsis
21; Mateo 3; Zacarías 13; I Pedro 1; Daniel 7; Números 16; II Pedro 3; Salmo 105;
Miqueas 1; Joel 2; Hebreos 1, 9 y 12; Jeremías 51; Isaías 4 y 24; Sofonías 1 y 3; Tito 3;
Ezequiel 36 y 37; Juan 3; II Corintios 3; Romanos 7). La confluencia de los sucesos
naturales universales con la presencia y la acción renovadora del Creador con su
espíritu acontecen la emancipación, la redención y la implantación total de la nueva
creación.

La emancipación, la redención y la salvación del ser humano no puede efectuarse


fuera y separado de su ambiente global, su contexto general, su entorno natural
y de sus circunstancias históricas. El Creador comunica que en ÉL, por ÉL y para ÉL
todo lo que existe queda renovado, purificado y regenerado (II Corintios 5; Apocalipsis
21; Ezequiel 47; Isaías 42, 43, 44, 65 y 66). El fundamento de la novedad, lo nuevo y lo
limpio es Jesús: si alguien está en ÉL ya es una nueva criatura. Lo nuevo emerge,
acontece y se instala como resultado de cuatro procesos globales:

 Los procesos naturales universales y los sistemas totales que conceden la


energía y la fuerza reponentes.
 Los procesos institucionales que permiten vivir, trabajar y avanzar con el nuevo
estilo de vida.
 Los procesos orgánicos que ejercitan los carismas, los dones, los talentos y las
disponibilidades conforme a la nueva vida.
 Los procesos espirituales que insertan en la mente, la conciencia y en el
corazón del ser humano un aliento sagrado, viviente e incorruptible.

Con la confluencia y la combinación de lo divino, lo natural, lo universal y lo humano


se realizan y se ejecutan las misiones globales. La vocación y las misiones que debe
ejecutar el ser humano son ecuménicas, globales y planetarias. La localización, la
especificidad y la singularidad concurren a través de tres expresiones culturales: la
creencia y la cosmogonía; las manifestaciones artísticas; las producciones cumpliendo
las reglas ancestrales.

Las comunidades nativas, las poblaciones autóctonas y los pueblos originarios son los
CONTINUADORES del cumplimiento de las misiones globales que el Creador encarga,
exige y ordena al ser humano. En la extensión del cristianismo, la propagación de la
teología encarnacionista, la divulgación de las interpretaciones de los textos bíblicos
y en la difusión del pensamiento judío-cristiano helénico primero y luego romanizado

51
no existe el sincretismo religioso. La mezcla y el sincretismo únicamente acontecen
en el ámbito de los ritos y las ceremonias, pero siempre externados en las fiestas
confesionales saturadas con las indumentarias autóctonas, la música y los
movimientos nativos, los instrumentos aborígenes, los idiomas indígenas y con las
concurrencias multitudinarias siempre dentro de los calendarios de las festividades y
de las celebraciones originarias usurpados. El sincretismo y la simbiosis religiosa se
manifiestan en la forma, la imagen y en el ropaje, pero jamás en la esencia, el
contenido y la estructura que son autoritarias, exógenas y ajenas.

Con los transplantes, las traslaciones y los traslados no se pueden afirmar que existen
una teología, una pastoral y una misión de los pueblos indígenas. La razón es visible:
mientras no se INTRODUCE plenamente en la exégesis bíblica y la hermenéutica
teológica la creencia y la cosmogonía ancestral que son EL PANENTEÍSMO, EL
ANIMISMO Y EL TOTEMISMO, el denominado cumplimiento de la gran comisión de
Jesús es una ilusión política y un parloteo sin base. Los pueblos indígenas, desde su
directa y constante ligazón con la creación, tienen una espiritualidad de la acción, una
mística, un ideal, una esperanza, un estilo de vida, una cultura y las virtudes que se
generaron y se establecieron en el pasado lejano. No se pueden negar, anular y menos
despreciar estos logros so pretexto de la evangelización, la cristianización y de la
salvación.

La cosmogonía primigenia y la creencia ancestral POSEE una especial manera de


COMPRENDER, APREHENDER Y CONOCER AL CREADOR. Esta sabiduría, práctica y
vivencia no se pueden catalogar arcaicas, paganas, demoníacas e idolatrías.
Solamente hay que recordar tres sucesos asimilados e incorporados por los autores
bíblicos de las diferentes civilizaciones y culturas antiguas:

 Los mitos cosmológicos diversos existentes en Asia y principalmente en la


región donde floreció la cultura acadia, caldea, persa y Mesopotamia.
 La presencia de las tradiciones elohísta, yavista, sacerdotal, profética,
deuterocanónica y apostólica.
 La confluencia de las culturas tanto de las potencias opresoras como de las
jurisdicciones sojuzgadas.

Hay que aceptar que los autores bíblicos, por hallarse en una localización con las
culturas cruzadas y plataformadas, llegaron a condensar la diversidad de las
experiencias religiosas y la multiplicidad de los modos de tener la fe. Todos los
pueblos y todas las colectividades, antes de que se extendieran el cristianismo y el
judaísmo, lograron RECONOCER a la creación como el lugar, el espacio y el campo de
52
la presencia y la acción del Creador. Puede afirmarse que la creación es la revelación
original, general y permanente del Creador de su ser, su estar y de su misterio. Por
ello, es adecuado y oportuno, admitir que el cristianismo y las culturas aborígenes no
son ni pueden desenvolverse en forma paralela. Representan dos modos, dos estilos
y dos procesos de entender, comunicarse y adorar al Creador. Los pueblos indígenas
no buscan a Dios, porque miran a la creación y allí encuentran al Creador en
comunicación incesante y en acción dispensante de su gracia, poder y amor.

La religiosidad de los pueblos indígenas surge, acontece y sigue expresándose en el


cumplimiento de las dos misiones globales primigenias dadas y ordenadas por el
Creador. La creación, la Naturaleza y el Universo, es el ESPACIO de encuentro
permanente entre el Creador y el ser humano. Al no existir el dualismo entre lo
sagrado y lo profano, la trascendencia y la situacionalidad o entre la materialidad y la
espiritualidad, la cosmogonía primigenia y la creencia ancestral, reconocen que todos
los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo son el lenguaje del
Creador, expresantes de su presencia y portadores de sus designios.

El fetichismo, la magia, la hechicería y la brujería, abiertamente combatidas en la


Biblia, por ser las formas religiosas idolátricas, son las sustituciones, las perversiones,
las descomposiciones y las reacomodaciones de la religiosidad original. El
panenteísmo, el totemismo y el animismo reconocen, observar y captar lo
sobrenatural, lo espiritual y lo divino en la materialidad. Para las comunidades
aborígenes y los pueblos indígenas CREER, TENER FE Y DESPLEGAR LA ESPERANZA
se fundan en la hierofanía. La religiosidad primigenia y la creencia ancestral tienen su
operatividad en la integridad, la belleza y la bondad de la creación.

Para los pueblos originarios, la experiencia mística y el proceso espiritual, son vitales,
reales y concretas en y con la Naturaleza y el Universo. La religiosidad original,
primigenia y ancestral no es un asunto racional y una cuestión gnoseológica, sino de
un único suceso existencial: saber y respetar el origen, la procedencia y el destino de
la humanidad. En este evento se percibe y se experimenta la PRESENCIA del Creador
a través de la Naturaleza y el Universo. Juzgar y despreciar la cosmogonía primigenia
y la creencia ancestral desde las doctrinas abstractas, los discursos metafísicos y los
conocimientos codificados son inmorales, antiéticos y fariseas.

En la creencia antigua y la cosmogonía ancestral, el problema y el asunto de la


espiritualidad y de las virtudes, no están en el anuncio de las buenas nuevas. El
problema de la humanidad sigue siendo el proceder de los interlocutores alterando
los mandatos del Creador en el Jardín de Edén: comer lo que no debe consumirse,
53
luego tratar de esconderse y echar la culpa al otro para eximirse de culpas. Al
considerar que el ser humano, creado como la culminación de la creación, se piensa
que se puede acontecer la ANTROPOIESIS o la autoconstrucción. La narración bíblica
es precisa: el ser humano es una criatura derivada de la creación y dependiente de
ella, por lo cual no puede ser su máxima y alta expresión. La espiritualidad, las virtudes,
los valores y el bien suceden única y exclusivamente en el cumplimiento pleno de los
mandatos primigenios del Creador.

Buscar a Dios no es un proceder correcto para los pueblos indígenas y las


colectividades nativas. Tres son las razones para esta afirmación:

 El ser humano creyente o no creyente recibe gratuita y permanentemente en


todos los espacios y tiempos la bendición del Creador, la bondad del Padre
Eterno y la compañía del Espíritu Supremo.
 El Creador no está fuera, lejos y alejado de la Naturaleza y el Universo que son
sus formas de revelación, presencia y acción.
 Para ver al Creador, oír su voz, hablar con Él, reconocer su soberanía, sentir su
presencia y recibir su provisión son suficientes el VIVIR en contacto incesante,
armonioso, respetuoso y sensato con todo lo que existe.

El Creador en el pensar y el saber ancestral no es alguien que se perdió y dejó a la


humanidad a su suerte. Es AQUEL SER SUPREMO que siempre está presente,
operando y hablando DE DISTINTAS MANERAS a la humanidad. Es ALGUIEN que se
mueve en la Naturaleza y el Universo. Es el SER ABSOLUTO que en la cronología
universal siempre se manifiesta en el hoy. Es el ESPÍRITU SUPERIOR que vive dentro y
fuera del ser humano.

Los que predican la búsqueda de Dios y la aceptación de Jesús como el Salvador, por
estar imbuidos con las doctrinas canonizadas, DESATIENDEN la afirmación en
Hebreos 1: el Todopoderoso habló a nuestros antepasados en ocasiones múltiples y
de diversas maneras. La Biblia está repleta de referencias sobre los modos y las
maneras de la presencia y la comunicación del Creador. Las escrituras forman parte
de esta revelación, manifestación y comunicación. En la cosmogonía antigua y
ancestral, la diversidad lingüística y la pluralidad interactiva del Creador, son
ilimitadas. Solamente hay que saber oír, percibir, sentir, asimilar y vivir.

En las iglesias y los movimientos cristianos, sin excepción, despliegan las misiones
globales reduciendo al anuncio del evangelio y el llamamiento al arrepentimiento. Los
actos humanitarios, las ayudas a los necesitados, la defensa de los derechos

54
fundamentales, el cuidado de la creación y la emancipación de la opresión son
asuntos accesorios, ocasionales y contingenciales. La construcción de la civilización
solidaria, la organización de la sociedad sin la maldad y la generación de la cultura sin
las contaminaciones son sucesos no operados. Con la defensa del sistema de
propiedad privada de la tierra, con el fomento del mercantilismo y con la legitimación
del orden histórico opresor, los cristianos a pesar del liberacionismo y la misión
integral que pregonan, dejan operando al sistema de iniquidad.

La fe es cultura y la evangelización es civilización pasan a segundo orden dentro de


las acciones y las determinaciones de las organizaciones eclesiásticas. La construcción
del reino de Dios no efectúan en la tierra y como el cumplimiento de los mandatos
del Creador. En su teología y en su pastoral prevalecen tres exigencias: someterse a
las reglas que imponen los poderes terrenales en las jurisdicciones; preocuparse por
las cosas espirituales y la salvación del alma para gozar la dicha en el cielo; sujetar los
procederes y los comportamientos a las pautas que se enlistan con una selección de
los textos bíblicos. De esta manera, la vida cristiana y la fe que salva, quedan
delimitadas y circunscritas a una manera de percibir y asimilar la comunicación del
Creador.

El Creador no puede quedar limitado con los horizontes y las visiones incompletas,
parciales y provisionales de la humanidad. Las pretensiones del ser humano de
aprehender la totalidad y la universalidad en determinados paradigmas, los mapas
conceptuales y las mallas morales son obstáculos para VER al Creador en la creación
y comprender las escrituras situacionalmente. Es importante admitir dos situaciones
para que la cosmogonía primigenia y la creencia ancestral sigan operando sin devenir
en el fetichismo:

 No imponer a las colectividades que siguen operando el sistema de propiedad


colectiva de la tierra las pautas y las regulaciones que buscan destruir,
desaparecer o reducirlo con el sistema de propiedad privada.
 No anular la religiosidad y las cosmogonía ancestral con la introducción del
cristianismo en sus distintos vertientes que combaten tipificando idolatría,
paganismo y antibíblico.
 No homologar el pensar y el saber antiguo de los pueblos originarios con las
doctrinas que se consideran sanas.

No se trata de reconocer y respetar la cultura ancestral, aborigen e indígena. Tal


proceder ya hicieron los Estados Nacionales elevando a rango constitucional su
condición de constituir la raíz de la identidad nacional y de sostener la
55
multiculturalidad. Hasta el presente, la evangelización y la predicación del evangelio,
acontecen exclusivamente con la EXTRACCIÓN de los elementos culturales utilizables
por las instituciones religiosas, políticas y hasta empresariales; pero siempre con fines
mercantiles y monetarios. Los mandatos del Creador por ser universales,
transespaciales y transgeneracionales son ejecutables y realizables según las
condiciones naturales e históricas prevalecientes en cada localización, territorio y
momento. Por eso, no se puede imponer una forma única de la comunidad litúrgica
y menos una sola manera de operar la espiritualidad. Buscar que todas las
poblaciones, inducir que todas las colectividades y exigir que todos los pueblos sigan
la misma dinámica, actúen de la misma manera y vivan la misma experiencia es la
peor aberración orgánica, ideológica y moral.

La experiencia del pueblo de Israel y la misión de Jesús, sin dar lugar a dudas y
ambivalencias, señalan que el único mensaje global valedero es:

 Desciendo para emancipar de la opresión de los egipcios y llevarlos sacando


de este país a una tierra grande y buena donde mana la leche y la miel.
 El ESPÍRITU del Todopoderoso está en mí y me consagró para comunicar las
buenas nuevas a los oprimidos y liberarlos.

Se anuncia y se comunica la emancipación. Se proclama y se predica la eliminación


de la maldad. Se exige el arrepentimiento a quienes por su vanidad, orgullo, soberbia,
riqueza y poder se entronizan como los dueños y los amos del mundo. Se combate a
todas las formas de exclusión, discriminación, expulsión y confinamiento. Se lucha
contra las huestes destructoras, contaminantes y descomponentes de la mente, la
conciencia y hasta del cuerpo del ser humano. Se elimina al fetichismo, el culto
adulterado y la adoración a las fabricaciones. Se conforma la comunidad litúrgica que
practica la comunidad de bienes con la finalidad de vivir en la santidad, la pulcritud,
la ascensión y en la cristificación. Se anuncia el mensaje del Creador denunciando al
sistema inicuo de la opresión y a la sociedad criminógena que vive con el despojo, la
violencia y el derramamiento de la sangre. Se convoca a entrar al reino del
Todopoderoso no en la otra vida, sino en las condiciones naturales y las circunstancias
históricas actuales purificadas con la transformación, la emancipación, la construcción
y el desarrollo.

Los pueblos originarios, las comunidades indígenas y las poblaciones que se hallan
en la opresión y enfrentan el despojo tienen para los cristianos y las organizaciones
religiosas un mensaje: el Creador que es y será, el origen y el destino de todo lo que
existe, está furioso por la rebeldía, la necedad y la maldad de quienes en su nombre
56
mancharon, pintaron y contaminaron la tierra, el suelo y el territorio con la sangre de
los inocentes. A ésas personas, familias y colectividades el Creador llama al
arrepentimiento, el perdón y a la redención. Quienes erigen sus propias normas que
contravienen a los mandatos originales del Creador son los que tienen y deben
comparecer ante el tribunal del Justo Juez. Quienes erigen sus altares colocando a las
hechuras de las manos como las entidades sagradas venerables son los que deben
volver a Dios. Quienes imponen las cargas pesadas a los demás sin poder ellos mismos
cargar y desplazar son los que tienen que dejar su legalismo, formalismo,
tradicionalismo y su convencionalismo.

El mensaje verdadero y valedero que pueden hacer llegar los cristianos hacia las
comunidades autóctonas, las poblaciones nativas y a los pueblos originarios son de
tres niveles:

 Seguir cumpliendo con tenacidad, persistencia y constancia los mandatos


primigenios del Creador.
 Combatir toda forma de exclusión, discriminación, opresión, despojo y
descomposición para que la vida siga fluyendo en santidad, pureza y grandeza.
 Concurrir en la construcción de la civilización universal solidaria, la sociedad
nueva y la nueva creación y en el posesionamiento universal del reino del
Todopoderoso.

Si la evangelización, la cristianización y la comunicación del evangelio no contienen


estos niveles no pueden ser bíblicas, proféticas y apostólicas. Es importante afirmar y
confirmar que la humanidad debe ejecutar las tres grandes misiones ecuménicas que
el Creador ordena, encarga y manda. Solamente en el cumplimiento y la realización
de estas misiones se encuentran la espiritualidad, la mística, la fe, la esperanza, la
dignidad y la perennidad. La realización de las misiones globales no significa
despreciar, anular y confinar la creencia ancestral y la cosmogonía primigenia. Se trata
de que el mensaje, la voluntad y los mandatos del Creador sean asumidos, asimilados,
operados y ejecutados en la cultura, la localización y en las situacionalidades de los
pueblos originarios. Toda obra, comunicación y conocimiento que se introducen en
los pueblos indígenas trastornando su creencia, cosmogonía, pensar y saber no
pueden ser constructoras, redentoras y emancipadoras.

Una postura generalizada pulula en las iglesias cristianas sobre la llamada misión
integral: no es posible ni entender ni comunicar el evangelio sin referencia a la cultura.
En esta posición se ocultan cuatro dilemas y paradojas generacionales: la forma de
comunicación, resguardo, innovación y operación de las sapiencias, la cosmogonía, la
57
creencia y de las experiencias de los antepasados; el cruzamiento, la intersección, la
plataformación y la interpenetración de las culturas; las interpretaciones y las
transformaciones de la realidad objetiva subjetiva natural e histórica con mediaciones
ideológicas, políticas y morales; los modos de aceptación, asimilación y aplicación del
mensaje bíblico en cada espacio, territorio y localización. Hasta el momento, la
exégesis y la hermenéutica, se ejercen con la mediación de la filosofía, la economía,
la política, el derecho, la semiótica, la ética, la psicología y la historia. A consecuencia
de la contaminación del ambiente natural y sus efectos en la vida, las disciplinas que
integran las ciencias de la naturaleza, quedan integradas a la exégesis y la
hermenéutica de los textos bíblicos.

Los cristianos se hallan atrapados en tres pasadizos históricos: las dos lejanías que
acorralan la existencia que son el pasado y el futuro que siempre se hallan operando
en el presente o entre el origen y el destino; el contexto natural y las circunstancias
históricas que vivieron los autores de los textos bíblicos y la realidad objetiva subjetiva
natural e histórica de quienes interpretan; el mensaje anunciado a las poblaciones del
pasado lejano e inmediato y las buenas nuevas que se predican en la actualidad.
Ambas situaciones, contextos y circunstancias son dinámicas, porque se hallan en
constante movimiento, transformación y modificación. Los exponentes del círculo
hermenéutico asumen que la interpelación de las escrituras por la realidad histórica y
las respuestas que surgen de la lectura de la realidad deben conducir a una praxis
liberadora. Así quedan girando sin llegar a comprender el cordón genético que enlaza
todo el devenir; pero sí logran visualizar algunos hitos en el avance histórico. Con este
proceder delimitan la situacionalidad: interpretar los textos bíblicos desde la realidad
social actual retrocediendo al pasado lejano o actualizar el contenido y el sentido
original de las posturas de los autores bíblicos.

Ante semejante planteamiento, las voces y las comunicaciones de los pueblos


indígenas, presentan una noción genial: el creer y el portarse con justicia y
honestidad emergen con el arte del vivir que despliega el arte, la ciencia y
la técnica de la manutención con el laborar y el cuidar. La forma, el estilo y el
modo de este arte, técnica y ciencia se formularon, institucionalizaron y se aplicaron
en el pasado lejano que, con algunas variaciones, ampliaciones y especializaciones,
sigue utilizándose en el presente. La interpretación que realizan las colectividades que
operan el sistema de propiedad comunitaria de la tierra sobre la totalidad existencial,
en vez de preocuparse por la inmortalidad y la vida después de la muerte, centra su
atención en dos sucesos ecuménicos: el ser humano por tener su origen en el Creador
y en la creación es perenne; la espiritualidad es la manifestación de la ejecución de
58
los mandatos originales del Creador que acontece para su potenciación, ampliación y
prosecución las reglas, las virtudes y las místicas. Para los pueblos originarios, la vida
que fluye incesante, es eterna e infinita. La inmortalidad no requiere ser buscada ni
anunciada, porque por el espíritu del Creador toda las existencias que manifiestan y
expresan toda su majestad son imperecederas. Las obras y las hechuras del ser
humano sí están totalmente sujetas a la transitoriedad, la destrucción y la
desaparición.

Para las comunidades autóctonas, los pueblos indígenas y las colectividades nativas
existen tres maneras de estar siempre ante la presencia del Creador: oteando el
contexto natural general y observando las interacciones siderales; recibiendo las
dotaciones, las provisiones, las entregas y las dispensaciones de los medios de
subsistencia; elevando la gratitud, expresando el agradecimiento, externando la
alabanza y comunicando su esperanza. A esta forma de entender la interrelación entre
el Creador y el ser humano se arriba por dos razones: el Creador al estar de manera
ininterrumpida en su creación ve, conoce, guía y protege a la humanidad; el Creador
oye, escucha y se apresura a emancipar a los que sufren la opresión, la exclusión y la
repulsión.

El naturalismo, el vitalismo y el realismo son las formas auténticas de asimilar,


interpretar y aplicar los mandatos, los designios y la voluntad del Creador en todos
los espacios y momentos. Las doctrinas abstractas, canonizadas y hasta enumeradas
de las instituciones eclesiásticas son lentes y filtraciones categoriales que inducen a
asumir las experiencias ajenas y las vivencias de otros como los paradigmas, los
postulados y los imperativos a cumplir. Los pueblos originarios, por su directa y
permanente relación con la creación, en todo lo que observan, realizan y encuentran
PERCIBEN Y HALLAN la presencia y la acción del Creador. Las comunidades nativas,
los pueblos indígenas y las poblaciones aborígenes viven en milagros continuos:
disfrutan los resultados de su laborar y cuidar por la benevolencia de la Naturaleza y
el Universo que son las manifestaciones universales de la bondad del Creador.

La materialidad existencial y el proceso de producción son permanentes. Están


operando desde que el ser humano aparece en el Planeta y continuarán ejecutándose
en el futuro. Con este criterio, los pueblos indígenas, se acercan al cristianismo y leen
la Biblia. La evangelización y la comunicación del evangelio deben y tienen que
corresponder a esta dinámica. En la extensión del cristianismo y en la implantación de
las comunidades de fe, de manera inconfundible, chocan las culturas: de quienes
llevan el evangelio y de aquellos que la aceptan. Una vez establecida una variante del

59
cristianismo entre los pueblos indígenas, por el intenso proceso de penetración de lo
exógeno y lo ajeno, siempre prevalece la cultura clasista dominante. La cultura nativa,
la cultura ancestral, queda trastocada y hasta vaciada. El mensaje bíblico es
comunicado, difundido y asimilado con el pensar y el saber de los transplantantes. La
espiritualidad queda expresada en la sujeción a la moralidad impuesta.

En el cumplimiento de las misiones globales ordenadas por el Creador, por la


circulación succionante de la cultura de las potencias hegemónicas y los países
sojuzgantes, acontecen cuatro sustituciones:

 Laborar y cuidar quedan arrinconados al laicismo, la secularidad y el orden


terrenal, donde emergen evangelizar, predicar y ganar las almas como las
tareas primarias.
 Realizar, cumplir y actuar quedan opacados por el exigir, el pedir, el llorar, el
temer, el añorar, el vagar y la irresponsabilidad.
 Ser fecundos y fructificar son alterados, controlados y modificados con la
contaminación del ambiente natural, la recodificación genética, las
trituraciones de la materia, la imposición de la eugenesia y las regulaciones
incoherentes.
 No mezclarse, no emparentar, no adorar a las obras de las manos y mantenerse
fiel al Creador son transgredidas, olvidadas, desobedecidas y abandonadas.

Un asunto que siempre está generando las incoherencias, las inconsistencias y las
disparidades en la realización de las misiones globales es la interpenetración y la
interacción entre lo exógeno y lo endógeno, lo universal y lo particular, lo ecuménico
y lo parcial, lo terrenal y lo espiritual, la lejanía y la cercanía, lo autóctono y lo extraño,
lo importante y lo urgente, y, lo realizado y lo que está por venir. En las condiciones
actuales, por la fluidez de las comunicaciones y la rapidez con que se diseminan las
ideas y las doctrinas, en forma apabullante prevalece lo universal, lo espiritual, lo
extraño y lo exógeno. De esta manera, la creencia y la cosmogonía de los pueblos
indígenas, se aprecian folklóricamente y se utilizan mercantilmente. Las misiones
globales pueden cumplirse en su forma original solamente cuando en la sapiencia
teológica quede aceptado siete disponibilidades ancestrales como parte del proceso
hermenéutico: las reglas, las producciones, las expresiones artísticas, la creencia, la
cosmogonía, el sistema de gobierno y el sistema de propiedad colectiva de la tierra.
Sin estas aceptaciones e incorporaciones en la interpretación de los textos bíblicos no
puede haber una teología y una pastoral indígena.

60
V
Modelos de Comunidades de Fe

El pueblo de Dios en la Biblia aparece como una constelación de modelos, tipos,


fisonomías, prácticas, experiencias y testimonios disímiles formando un gran
organismo en expansión. Tres conglomeraciones muestran la manera en que las
comunidades de fe existen localizadas y diseminadas en los espacios planetarios:

 La GRAN CONFEDERACIÓN de las diversas colectividades, naciones y pueblos


oprimidos que salieron de Egipto a la que se añaden y se integran otros en el
recorrido hacia la tierra herencia ancestral. Esta aglutinación de las multitudes
adquiere fisonomía, identidad y personalidad con el Pacto de Alianza.
 La comunidad apostólica bajo la directa selección, organización y conducción
de Jesús.
 Las diversas colectividades que siguen las enseñanzas de Jesús y de sus
apóstoles ubicadas en los diversos territorios jurisdiccionados y sojuzgados por
las potencias hegemónicas; donde el imperio romano deviene en el gendarme
mundial.

Los diseños, los arquetipos y los modelos orgánicos o institucionales son dos: el
tabernáculo y el templo. En ambas formas existe y opera la comunidad litúrgica. Estos
dos modelos institucionales corresponden a dos formas de VIVIR la voluntad y los
designios del Creador. La interpretación de Génesis señala que el surgimiento, el
establecimiento y la extensión de los dos modelos obedecen a cinco sistemas y
procesos culturales:

 La conversión y la trascendencia de las formas ancestrales de la alabanza y la


adoración al Todopoderoso. Los iniciadores del pueblo de Israel, Abraham y su
descendencia, erigieron los altares en los cerros, los bosques y en las rocas.
Son modos primigenios y antiguos de operar la comunidad litúrgica. Son los
estilos y las maneras panenteístas, totemistas y animistas de creer, tener fe,
desplegar la espiritualidad y expresar las gratitudes.
 La interacción de la creencia ancestral con las experiencias religiosas de otras
colectividades, países y en especial de las potencias opresoras como Egipto
inducen a adoptar las estructuras institucionales organizadas, dirigidas y
61
operadas bajo el control del poder central. Es el tránsito de la cosmogonía
primigenia a una doctrina abstracta que se procesa, resguarda, comunica y se
amplía según los intereses económicos y políticos de una casta selecta de
opresores, poderosos y ricos.
 El salto de la creencia, la cosmogonía y la espiritualidad agraria, dendropráctica
y naturalista a una confesionalidad urbana, citadina, fetichista y cosmopolita.
 La aparición del culto suntuoso, las ceremonias extravagantes, las fiestas
onerosas, las celebraciones largas, las construcciones gigantes, los adornos
lujosos, el desprecio a la creencia ancestral y el repudio a las colectividades que
siguen las reglas ancestrales.
 La selección y la consagración de la comunidad sacerdotal.

Para tal suceso, en todos los espacios jurisdiccionados, acontecieron y se


generalizaron cuatro situaciones que siguen operando ampliadas e innovadas en la
actualidad:

 La diversificación de las actividades y las ocupaciones económicas según la


segmentación del acontecer económico en áreas, sectores, ejes y secciones
generando el antagonismo entre el campo y la ciudad o conflictuando las
formas del emplazamiento territorial del proceso de producción.
 El reconocimiento y la formalización de los sistemas de propiedad: las tierras
del rey o de los gobernantes, las tierras de los nobles y los ricos, las tierras
comunitarias, las tierras de las agrupaciones confesionales y las tierras de los
militares. Hoy en día estas formas de propiedad se sintetizan en tres: propiedad
estatal, propiedad colectiva y propiedad privada.
 La conversión de las reglas ancestrales en las normas religiosas, morales y
jurídicas emanadas de los organismos especializados que regulan al orden
histórico y a las poblaciones diseminadas en una jurisdicción.
 El desarrollo intenso, variado y sorprendente de los instrumentos, las
herramientas, los equipos y las tecnologías de producción, transporte,
comunicación y de exploración.

Estas situaciones, fenómenos históricos de gran impacto y consecuencia, conforme a


las narraciones de Génesis 3 a Apocalipsis 19, acaecen con la división de la humanidad
en dos bandos: los opresores, los poderosos, los ricos, los despojadores, los violentos
y los derramadores de la sangre que son una minoría por un lado, y por la otra parte,
los oprimidos, los despojados, los expulsados, los discriminados, los excluidos, los
desahuciados, los sojuzgados y los hambrientos. Con la aparición de las jurisdicciones,

62
siguiendo los patrones de la división poblacional, se imponen planetariamente dos
tipos de países: oprimidos y opresores. Este es el tipo del mundo, la sociedad y el
orden histórico erigidos después de que aconteció la alteración de los mandatos
primarios del Creador. Puede decirse parafraseando a Pablo: no amoldarse, no
acomodarse, no conformarse, no sujetarse y no dejarse atrapar por este modo de
producir y este estilo de existir; sino transformar y emanciparse con el poder, la sangre
y el espíritu de Jesús.

La humanidad se halla dividida en dos colinas poblados con las multitudes en


conflicto por sus intereses económicos y la materialidad de su existencia. La
interpretación situacional de Génesis 3 señala con claridad que el pecado original es
esencialmente un proceder, un acto, una acción y un comportamiento económico. Es
comer el fruto incomestible. Es modificar el sistema alimentario. Es atentar contra la
economía natural de subsistencia. El pecado, la maldad y la depravación penetran en
la humanidad a través del acontecer económico. La expulsión del Jardín de Edén tiene
consecuencias económicas: quedar localizadas en sitios con contenidos escasos y
componentes insuficientes de apropiación inmediata para subsistir, una tierra infértil
que desgasta la energía en las labores y los cuidados, una replicación con severos
dolores, una subsistencia inadecuada y una lucha tenaz entre las descendencias de la
mujer y la serpiente parlante. La aparición de las religiosidades con la sectorización
del acontecer económico y las reubicaciones sucede con claros visos de repulsión y
antagonismo que culmina en el derramamiento de la sangre (Génesis 4).

Dentro de este proceso histórico, los dos modelos institucionales de las comunidades
de fe, se levantan como la superación y la negación de los altares familiares, las
ceremonias separatistas, las celebraciones aisladas y los ritos excluyentes. Así la
creencia antigua, la espiritualidad primigenia y la cosmogonía ancestral entran a una
sistematización centralizada y concentrada en el tabernáculo y en el templo. Son
espacios diseñados y construidos con cuatro propósitos convergentes:

 La afirmación de la identidad, la cohesión orgánica, la solidez institucional, la


compactación cultural y la conservación de la conglomeración, la agrupación
y la sociabilidad. La comunidad en este proceder sigue operando como la
columna de la organicidad y la verdad.
 La operación de un sistema controlado y centralizado de la adoración, la
oración, los sacrificios, la instrucción, las relaciones y de las regulaciones
conducidas por una corporación selecta. El sistema sacerdotal emerge como
una instancia especializada, pero en completa dependencia y sujeción al poder

63
prevaleciente. Tal suceso muestra que la religión, la economía, la política, la
medicina y el derecho son inseparables.
 La celebración, las fiestas, las festividades, las sanaciones y las purificaciones
bajo una vigilancia estricta conforme a las reglas, las normas y a las doctrinas
establecidas.
 La formulación, la ejecución, el resguardo y la comunicación de la
confesionalidad aprobada dentro de los parámetros legales, políticos y
culturales prevalecientes.

Los dos modelos institucionales de las formas concretas del vivir la fe, la
esperanza y de practicar el amor responden a la dinámica, la taxonomía y el
avance del orden social en que surgen y al que se hallan anclados. Las
comunidades litúrgicas, por más digan que son de origen divino y se ocupan de
asuntos espirituales, son instituciones históricas. Como tales cargan con las
exigencias, las responsabilidades y los compromisos del orden social en que se ubican
y cumplen su rol. No pueden actuar fuera, encima y ajena de la sociedad y de la
civilización.

En la historia del pueblo de Israel, el modelo institucional del tabernáculo, precede al


templo. Es la conformación de la comunidad litúrgica que opera la comunidad de
bienes en marcha ascendente a la meta, al destino y al objetivo que son la tierra
prometida y herencia ancestral. Se particulariza por cuatro sucesos que fueron
asumidos y desarrollados por las comunidades de fe expandidas por los apóstoles y
los discípulos de Jesús:

 La fluidez y el desplazamiento de la casa de Dios según los avances, los


desarrollos y los recorridos alcanzados. En cada espacio, nivel, dimensión y
etapa del camino y del progreso la interlocución, la comunicación, la adoración
y la entrega de las ofrendas suceden según las circunstancias, los procederes y
de las acciones de las multitudes confederadas, aglomeradas y agrupadas.
 La división de las labores, los cuidados y de las direcciones en el sistema
sacerdotal. Existe una demarcación entre las multitudes confederadas y la casta
sacerdotal.
 La estructura excluyente del espacio de adoración y el lugar de
intercomunicación entre el ser humano y el Creador. El sistema sacerdotal
deviene en la instancia mediadora, intercesora y dispensadora de los mandatos
del Creador. Como una corporación especializada se encarga de efectuar los
sacrificios, las libaciones, las purificaciones, las sanaciones, la recopilación de

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las reglas, la autorización de las normas, la interpretación de los textos, la
celebración de las ceremonias, la aplicación de la exclusión de quienes padecen
las enfermedades contagiosas, la administración de los sitios de refugio, el
cuidado de los instrumentos sagrados, los traslados del tabernáculo, la
consagración de nuevos elementos del sacerdocio, las operaciones de
predicción, la lucha contra la idolatría y del avivamiento espiritual.
 La concurrencia y la confluencia de los dones, los carismas, los oficios, las
técnicas, los procedimientos, los métodos, las profesiones, las sapiencias
disciplinarias, las experiencias, las artes y de la vocación en el diseño, la
construcción, la decoración, el funcionamiento y en la continuidad de la
comunidad litúrgica.

La descripción de la forma, el contenido, la importancia y el rol del tabernáculo, el


sacerdocio, la comunidad litúrgica y de la comunidad de bienes se reflejan con nitidez
en Éxodo 24 a 40, Levítico 1 a 27, Números 9 a 19 y Deuteronomio 12 a 30. El
sostenimiento, el ensanchamiento, el traslado, la conservación y la permanencia del
tabernáculo y del sistema sacerdotal suceden con la dotación, la aportación y la
contribución que se establece: todos aquellos, varones y mujeres, que se sintieron
movidos por el espíritu del Señor, en forma voluntaria y con sinceridad, traen
sus ofrendas y todo lo que se necesita para la Casa del Encuentro.

En las reglas dadas en el desierto son claras y precisas las formas del sostenimiento
de la casa de oración y la dinámica funcional de tabernáculo. La narración bíblica
indica que la gloria del Creador se manifiesta y se posesiona tanto del exterior como
del interior de la Casa del Encuentro. Esta gloria, poder y grandeza del Creador se
expresa siempre en los sucesos naturales universales y en los fenómenos
meteorológicos: a lo largo del viaje de las multitudes agrupadas, a la vista de toda
la población, la nube estaba sobre el santuario durante el día y en la noche había
una columna de fuego.

Durante la lucha por el REPOSESIONAMIENTO de la tierra herencia ancestral, cada


colectividad de la confederación, buscó la forma de apropiarse y fragmentar el Pacto
de Alianza. Como un estandarte, una bandera y un símbolo fue usado durante la
travesía hasta quedar localizado en SILO (Josué 18; Jeremías 7; I Samuel 1 a 4; I
Crónicas 16 y 21; II Crónicas 1; Salmo 78). En el proceso de la reconquista de la tierra
en Canaán, el Pacto de Alianza y el tabernáculo, en múltiples ocasiones fueron
denigrados, malutilizados, mancillados y deshonrados. El motivo es simple: el
apoderamiento de los botines de combate para fines personales (Josué 7), la alianza

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con los enemigos, el emparentamiento con los pueblos fetichistas y la mezcla con las
colectividades que adoran las seraficaciones (Josué 9, 11, 22 y 24). Dos
acontecimientos permitieron que las colectividades confederadas, en breve tiempo,
quedaran completamente asimiladas por los pueblos, las naciones y los reinos
opuestos al Pacto de Alianza: las colectividades que quedaron sin una porción de la
tierra herencia ancestral y la permanencia de extensos territorios en posesión de las
diversas colectividades existente en Canaán (Josué y Jueces).

Ante la ausencia de una conducción central, las colectividades confederadas,


quedaron diseminadas en los espacios controlados por los enemigos. Las
colectividades sin tierra, ante la traición de quienes se apoderaron de las mejores y
las fértiles tierras desconociendo las condiciones del reparto y frente a las múltiples
alianzas con los reinos circundantes, quedaron nuevamente atrapadas en la opresión.
Sojuzgadas y mezcladas llegaron a un momento de confusión, desorden y desdicha.
Algunas colectividades continuaron con la lucha por retomar y reposesionarse de la
tierra ancestral. Otras simplemente se sometieron a las naciones que operan el
mercantilismo y siguen el absolutismo político.

En este proceso de transculturación y transposición cultural, algunas


colectividades de la confederación, en vez de acontecer la interculturalidad y la
multiculturalidad, quedaron asimiladas completamente por las poblaciones que
siguen el fetichismo y despliegan las seraficaciones. En total abandono a las reglas
dadas en el desierto, sometiéndose como esclavos y siervos, comenzaron a REPLICAR
los procesos opresivos, las tradiciones idolátricas y los acontecimientos violentos. El
libro de Jueces narra las formas en que estos eventos se generalizaron hasta culminar
en dos reproducciones del estilo de vida de las monarquías, los opresores y de los
poderosos:

 La construcción, la adopción y la ejecución del fetichismo y las seraficaciones


que ocultan al Pacto de Alianza y erigen los cultos particulares. El sistema
sacerdotal entra a un proceso de descomposición y especialización. Cada
colectividad que abandona a la confederación, según su ubicación dentro del
territorio en posesión y en total alianza con las reinos existentes, erigen los
altares privados.
 La imposición imitada, copiada, remedada y plagiada de la monarquía en total
rebeldía contra los mandatos del Creador: se reunieron todos los ancianos,
los caudillos y los mandamases de Israel y al entrevistarse con Samuel le
expresaron: tú ya eres muy anciano y tus hijos se comportan

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indignamente; por tanto, como es costumbre en todas las naciones,
nombra un rey que nos gobierne (I Samuel 8). Las advertencias de ser
oprimidos, despojados, expulsados, excluidos y sojuzgados con violencia y
hasta el derramamiento de la sangre quedaron rechazadas con tres pretextos:
existir como las otras naciones, tener una dirección y desplegar el militarismo.

No es el pueblo ni las colectividades confederadas que piden y exigen la instauración


de la monarquía, sino las clases sociales opresoras. Luego viene el ejercicio del poder
de un personaje trastornado: Saúl. Su ambición de mantenerse en el poder y en el
goce de la riqueza llevó a efectuar cuatro acciones: convertir la fuerza laboral en
gurreros, quedarse con los botines de la guerra, entregar su hija mayor a uno de sus
militares que inaugura la sucesión monárquica y contar con los servicios de las
adivinas y las practicantes de la necromancia (I Samuel 12 a II Samuel 3). Tales son los
procederes y los comportamientos de las monarquías, las naciones y de las
colectividades ajenas y opuestas al Pacto de Alianza.

Los libros de II Samuel a II Crónicas narran con detalles minuciosos sobre el fin de la
Casa del Encuentro y la imposición del Templo. La monarquía se caracteriza no
solamente por la opresión, la represión, el militarismo y el fetichismo, sino también
por la generalización de la descomposición social y la profundización de la exclusión
de las colectividades que siguen aferradas al Pacto de Alianza. Siete son las razones
para que David iniciara el sistema templo:

 La conservación del reino extendido y cohesionado con las conquistas, las


alianzas y los acuerdos con los reinos cercanos y lejanos.
 La centralización de la comunidad litúrgica bajo la directa vigilancia de la
monarquía o del poder central.
 El inicio de la procesión desplegando el militarismo, el exhibicionismo y el
protagonismo.
 La exaltación, la valorización y la erección de la residencia, el territorio y de la
localización de la monarquía o de los gobernantes.
 La introducción y la formalización del mercantilismo en la comunidad litúrgica.
La exclamación: Todo esto se lo doy a Su Majestad, una contribución voluntaria
según las reglas dadas en el desierto, queda anulada con las palabras de David:
tengo que comprarte pagándote lo que vale, porque no presentaré al
Señor lo que no me cuesta.
 La presunción, la ostentación y la manifestación de la grandeza, el esplendor y
la riqueza del reino legitimado y envuelto con la religiosidad elevada a rango

67
político. Con David se llega a unificarse el sistema sacerdotal, el profetismo
oficial y las profesiones especiales para la sucesión monárquica, el
funcionamiento del altar, las fiestas, los acuerdos, el crecimiento de la
burocracia y las eliminaciones de los opositores. Son tres las exigencias de la
sucesión: extender el dominio, no perdonar a los disidentes y sujetarse a las
leyes que pautan el buen comportamiento. Los alardeos y las jactancias de la
monarquía se expresan así: el templo que se va a construir tiene que ser el
más grande, famoso y bello de todo el mundo .
 La conformación de la fuerza laboral en torno a la religión oficializada y el altar
concentricidado: mandó que se juntarán los extranjeros que vivían en
Israel, dejó a la disposición innumerables especialistas de toda clase y los
trabajadores de todo tipo, reunió los materiales y los recursos necesarios,
estableció el rol de la burocracia, delimitó la estructura y la función del
sacerdocio, organizó a los civiles y militares, ordenó trasladar y colocar en
el templo todo el contenido del tabernáculo y estableció el perfil de los
exponentes artísticos en las liturgias.

Un sucedo de importancia emerge con el tránsito de la adoración en el tabernáculo


al templo: la presencia del palacio primero y luego de la casa de oración. Se trata de
las dos grandes, lujosas y costosas construcciones. Ambas son fabricaciones y
elaboraciones de las monarquías. Con la imposición del templo, siempre ubicado al
lado del palacio, quedan prohibidos tres sucesos ancestrales: la adoración al Creador
en los espacios abiertos, la libre expresión de la creencia y la liturgia colectiva en cada
localización. Estos tres procederes son eventos que siguen operando entre las
comunidades nativas y los pueblos indígenas. Pero la extensión de las instituciones
eclesiásticas, en especial del cristianismo en todas sus vertientes, no solamente van
reduciendo su operatividad, sino también anulando su existencia. Si durante la
conquista y el colonialismo TOMARON POSESIÓN de los santuarios, las
construcciones y de los espacios litúrgicos de las poblaciones nativas, en la misma
dirección y con mayor intensidad, actualmente se posesionan del territorio de las
comunidades aborígenes y de los pueblos originarios.

Los profetas, con intensidades variadas y con severas advertencias, declaran que las
dos construcciones: el palacio y el templo, por sostenerse y seguir existiendo con la
SUCCIÓN de las posesiones, las tenencias y de las disponibilidades de las poblaciones
política, legal y económicamente sojuzgadas son las fuentes del despilfarro, la
descomposición, el ultraje, las injusticias, la opresión y de la adulteración del culto.
Todos los textos proféticos sin excepción, escritos en localidades diferentes, en
68
contexto natural e histórico amalgamado y en circunstancias traspasadas por las
patogenias, anuncian que el Creador no necesita casas, espacios cerrados, hogares
selectos y construcciones extravagantes para ser servido, adorado y engrandecido.
Jesús declara una condición para alabar y obedecer al Creador: llegó la hora en que
los verdaderos adorados rinden el culto y la gratitud al Padre en espíritu y en
verdad (Juan 4).

Con Jesús sucede dos eventos con relación al templo: toda su formación inicial se dio
en las sinagogas, concurrió al templo para ser presentado, purificó el templo
contaminado por el mercantilismo y el monetarismo, anunció la destrucción del
templo y exigió a los sanados a presentarse en el templo delante del sumo sacerdote;
todo su ministerio ejerció, realizó y operó fuera, lejos y en oposición al templo. Los
evangelios registran el SISTEMA LITÚRGICO DE JESÚS como una acción constante en
contacto directo con la Naturaleza, el Universo y todos los sucesos naturales
universales. El espacio abierto es el lugar del encuentro, la interacción y de la
espiritualidad de Jesús en las dos dimensiones, niveles y ámbitos:

 En el cumplimiento de la voluntad del Padre y la realización de las reglas


ancestrales dadas en el desierto.
 En el proceso de la conformación de la comunidad apostólica, la operación de
la emancipación de los oprimidos, la atención a las necesidades básicas de las
multitudes, la dignificación de los excluidos y la comunicación del LOGOS que
concede la sabiduría.

Los diferentes hogares en que entró Jesús, de manera contundente, indican que para
ÉL no existen los lugares exclusivos de adoración. En cada hogar dio su bendición y
efectuó las diversas operaciones espirituales. Es fundamental señalar: según los datos
contenidos en los evangelios, por seguir la tradición del desierto y de los profetas,
Jesús jamás condujo a sus discípulos y apóstoles al templo. Tanto a sus apóstoles
como a las multitudes únicamente les indicó para mencionar que sería destruido y
derrumbado. Los lugares frecuentes para atender a las multitudes, las oraciones, las
comunicaciones y las emancipaciones son los desiertos, los lagos, los ríos, los
caminos, los cerros, los montes, los valles, los pozos, los poblados y los hogares. La
mayoría de estos sitios se encuentran fuera y lejos de la ciudad, la metrópolis y de la
ubicación de los poderes establecidos.

Una condición estableció Jesús para ser su discípulo, apóstol y seguidor: las zorras
tienen guaridas y las aves sus nidos; pero el HIJO DEL HOMBRE no tiene donde
vivir y descansar (Mateo 8; Lucas 9). Sobre esta condicionalidad añade otras que son
69
acciones imprescindibles a ejecutarse de inmediato. En algunas ocasiones, como parte
de su identificación con las familias, convive en ciertos hogares, poblados y familias.
A la vez ordena la preparación de una posada para compartir el pan (Mateo 26;
Marcos 14; Juan 13; I Corintios 11; Lucas 22). En contadas veces, Jesús, entra a los
hogares y permanece en la ciudad. Es imprescindible reconocer cómo Jesús llora por
la ciudad de Jerusalén, una ciudad criminógena y manchada con la sangre de los
profetas y los inocentes, que será arrasada por las potencias hegemónicas mundiales.

Su nacimiento, su ministerio, su transfiguración, su muerte, su resurrección y su


ascensión acontecen en los espacios no cerrados. La razón es una: en las Escrituras
se menciona: mi casa será declarada casa de oración para todas las naciones,
pero ustedes convirtieron en una cueva de ladrones (Marcos 11; Mateo 21; Lucas
19; Juan 2). Jesús es un operante de la cosmogonía ancestral y de la espiritualidad del
desierto. Para ÉL la santidad, la pulcritud y perfección están en la creación por ser la
manifestación gloriosa de la magnificencia del Creador, el Padre Eterno. La rectitud,
la obediencia y la adoración no pueden surgir y explayarse en los espacios cerrados,
fabricados, llenos de adornos y lugares controlados ideológica, política y legalmente.

A Jesús le repugna y la disgusta el espíritu de irreverencia, la hipocresía, el


oportunismo, el legalismo, el artificialismo, la banalidad y la fealdad moral tanto de
quienes conducen al templo como de las multitudes que solamente buscan saciar sus
apetitos. La profanación del templo, la adulteración del culto y la desfachatez
espiritual llevaron a ADOPTAR la religiosidad primigenia, el proceder en el desierto y
el adorar según los profetas. Jesús tal como aparece en los cuatro evangelios, por sus
múltiples desplazamientos y giras misionales, es un practicante de la religiosidad
abierta, natural y vitalicia. La religión que practicó Jesús describe Santiago 1: es vivir
sin mancha y resolver los problemas existenciales del ser humano . Para que
acontezca esta creencia es fundamental APRECIAR y APREHENDER a Jesús con las
respuestas dadas a diversas interrogantes (Juan 4; Romanos 12; Mateo 6, 11 y 15;
Marcos 8; Lucas 10 y 11).

Jesús en la espiritualidad de la acción y el cumplimiento de los mandatos del Creador


instituye una regla nueva: solamente los necios piden demostraciones del poder
universal, porque los procesos naturales son actos milagrosos y supermateriales
que muestran los designios prodigiosos y misteriosos del Creador. Bajo esta regla
ofrece a la humanidad la destrucción de todo lo que oprime, denigra y deprava
presentando, operando y brindando lo nuevo superior que debe existir. Para Jesús, el
temor al Todopoderoso, consiste en el RECONOCIMIENTO de la creación y en la

70
comprensión de la presencia operante del Creador. Con esta visión combate al
orgullo, la soberbia, la hipocresía, la iniquidad y la opresión. Las enseñanzas de Jesús
se fundamentan tanto en su contenido, estructura y significado como en sus efectos
y consecuencias en los procesos naturales universales. A la vez en los sistemas
históricos instituidos y establecidos en el Jardín de Edén. Jesús es el continuador en
las nuevas condiciones históricas de la realización de los mandatos primigenios dados
por el Creador y de las reglas establecidas en el desierto.

La cuestión central de la misión, la comunicación y de las acciones de Jesús se


condensan en: el quien no nace del agua y del espíritu no puede estar en el reino
del Padre (Juan 3). En ninguna ocasión y en ningún sitio Jesús invita a adoptar una
doctrina, practicar una moral, asistir al templo, realizar múltiples ritos, hacer
ceremonias y rendir pleitesías a los guardianes de la legalidad. La religiosidad de Jesús
es simple: el Creador está en todo por ser anterior, superior, causa, origen y
fuente. Quienes no comprenden esta verdad clara narrada por los evangelios, por
cuestiones de adocenamiento confesional, jamás podrán llegar a entender tres
sucesos imprescindibles que Jesús ordenó:

 Si no creen lo que declaro y digo de los sucesos cotidianos, naturales y


universales visibles cómo pueden llegar a creer en lo que no se ve y son asuntos
espirituales.
 Ustedes estudian las Escrituras con sumo cuidado esperando encontrar en ellas
la salvación y la vida eterna; pero ustedes no quieren venir a mí para tener esa
vida a pesar que las Escrituras hablan de mí.
 Para las personas son imposibles, dijo Jesús mirando fijamente los ojos, más
para el Creador, el Señor de toda la humanidad, no existen imposibles.

En la TEURGIA es donde Jesús demuestra los grandes misterios del Creador y las
maravillas de la creación. En la TAUMATURGIA es cuando Jesús expresa el poder, el
espíritu y la bondad del Todopoderoso restaurando la materia dañada, concediendo
la vitalidad orgánica y devolviendo la salud. En el EXORCISMO es donde Jesús impone
su procedencia y revela la dimensión de su ministerio. La expresión de Jesús en
arameo: ETH-PHATAH, que generalmente se traduce por ábrase, permite percibir que
los acontecimientos universales siempre están incrustados en la TOTALIDAD
EXISTENCIAL y en la GLOBALIDAD ORGÁNICA. Los escenarios de la espiritualidad de
la acción deben y tienen que corresponder a la afirmación de Salmo 118: la apertura
plena a lo absoluto, lo nuevo, lo superior, lo divino, lo perfecto, lo santo y lo íntegro.
Sin la conexión entre lo natural, lo humano y lo vital no existe la religiosidad, la

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espiritualidad y el desarrollo expansivo. Sin la apertura total a la Naturaleza y el
Universo, la eternidad y la infinitud, el desarrollo y la expansión, la armonía y la
comunión, y, a la sincronía y la mancomunación, no acontecen el vivir, el laborar, el
cuidad, el creer, el pensar y el saber. Si esta apertura no se puede penetrar, conocer,
interpretar y utilizar los contenidos y los componentes de la creación.

La transfiguración (la irradiación orgánica y la luminosidad existencial) y la ascensión


(la elevación por encima de la creación y la manifestación de la supremacía universal)
de Jesús son solemnidades excepcionales. Son procesos que diferencian del
tradicionalismo y el legalismo judaico a la misión de Jesús. Son eventos que se
alcanzan generar con la emancipación, la transformación, la santificación y la
perfección (Mateo 17; Marcos 9 y 16; Lucas 9 y 24; II Pedro 1; Jueces 4; Salmo 2; II
Corintios 3; Filipenses 2 y 3; Efesios 1 y 4; Hebreos 1, 9 y 10; Hechos 1 y 2). Por ser
asuntos en la tierra, en el territorio, señalan que no existe la dualidad ministerial: el
ministerio terrenal y el ministerio espiritual. La transfiguración y la ascensión
constituyen las dos maneras de ENGARZARSE con la globalidad, la totalidad, la
universalidad y la unicidad del ser en el estar.

Para las poblaciones nativas, las comunidades aborígenes y los pueblos indígenas, las
dos grandes manifestaciones de la luz y del poder en y con Jesús: la transfiguración y
la ascensión, son los exponentes de la teofanía y de la hierofanía. Sin la manifestación
de la gloria, el poder y la magnificencia del Creador en la Naturaleza y el Universo no
surge la espiritualidad ni acontece la religiosidad. No es el temor a los fenómenos
naturales incontrolables que dieron origen a la religión, la creencia y a la cosmogonía,
sino el reconocimiento del ser humano su condición y su procedencia: surgir de la
Naturaleza y el Universo como uno de sus contenidos y componentes, pero en
completa dependencia de estas dos fuentes de los medios de subsistencia. Jesús
reconoce esta condicionalidad vivencial: la providencia, la gracia y la bendición del
Creador siempre llegan a través de la creación (Mateo 6; Lucas 12).

Jesús es uno de los exponentes de la ciencia del aliento, el arte del vivir y de la
laboriosidad para la manutención. Para ÉL, el fluir de la vida y el proceso del
desarrollo, son pneumáticas incesantes, permanentes e irreversibles. Jesús
enseña sobre la dinámica de la auscultación de tres procesos naturales: el organismo
del ser humano, la globalidad existencial y las interconexiones siderales. Una
interpretación de Juan 1 señala que EL ILIMITADO, el Creador, origen y fundamento
de todo lo que existe, nos coloca siempre frente a la infinitud, la inmensidad, la
eternidad y la perennidad. Las diversas parábolas de Jesús, narración de sucesos y

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procesos reales cotidianos, muestran que los contenidos y los componentes de la
Naturaleza y el Universo tienen un doble efecto: por una parte, causan pavor, temor
y terror en las personas por ser eventos sorpresivos y altamente purificantes con las
destrucciones, y por la otra, son poderes, energías y fuerzas benéficas para la vida.
Los sucesos naturales universales son las vibraciones, los movimientos y los
acudimientos del GRAN TODO revelando los misterios y las maravillas.

Tanto la religiosidad de los pueblos indígenas como de Jesús tiene por esencia dos
procesos naturales: la afirmación de que la Naturaleza y el Universo son las
emanaciones del Creador; la admiración y la reverencia a la belleza y la grandeza de
la creación. La manifestación del Creador en la Naturaleza y el Universo, o en todos
los fenómenos naturales universales y los procesos intersiderales, solo se puede
captar, interiorizar, asimilar y operar SITUÁNDOSE, ABRAZANDO Y RESPETANDO la
tierra, el espacio, el territorio y el suelo. Para Jesús, tal cual fue en la vida y la misión
de los profetas, los desiertos, los cerros y los bosques permiten la afinidad y la cercanía
con la FUENTE ORIGEN Y CAUSA GENERANTE de todo cuanto existe. La energía y el
movimiento, la materia y el espíritu, y, la vida y el desarrollo obedecen al mismo
principio, finalidad y destino.

Precisamente por estas razones, la espiritualidad de la acción y el proceso de la


cristificación, no pueden acontecer en los templos, los altares ocultos y en las
construcciones cerradas. Solamente suceden en los espacios abiertos y en plena
libertad de tránsito y de creencia. La adoración al Creador acontece exclusivamente
en el cumplimiento de las tres grandes misiones globales que vienen desde la
aparición del ser humano en el Planeta. Solo así el organismo del ser humano es el
templo del Espíritu del Todopoderoso (I Corintios 3 y 6; Juan 2; Salmo 100; Romanos
12; II Corintios 3; Efesios 2; Hebreos 3; I Tesalonicenses 5; Hechos 7; Colosenses 2). El
espacio de adoración al Creador es la creación. El organismo del ser humano por ser
parte de la creación deviene en el templo.

La comunidad apostólica y las comunidades de fe instaladas en Asia y Europa, siempre


en las jurisdicciones controladas y sojuzgadas por la potencia hegemónica global,
combinan las dos formas de la espiritualidad: las que se practican integrando alguna
agrupación confesional y las que ejercen en forma particular a nivel personal o
familiar. En la ejecución de la gran comisión, al quedar reducida a la comunicación del
evangelio, prevalecen los dos modelos institucionales: las carpas en prosecución del
tabernáculo y los templos. En la mayoría de los espacios en donde existe una
comunidad de fe, por la superioridad numérica del judaísmo o de las colectividades

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denominadas gentiles, los fieles adoran, testifican y dan razón de su fe y esperanza
en las casas, los hogares y en los espacios cerrados. Los apóstoles son misioneros
transespaciales, transoceánicos y transjurisdiccionales (libro de Hechos). Si bien tienen
como eje y centro a la comunidad en Jerusalén, donde se dirimen las grandes
cuestiones doctrinales, en cada comunidad de fe local se ejecutan los dones, los
carismas, los talentos, los oficios, las profesiones y la vocación según sus condiciones,
posibilidades y disponibilidades.

En los dos modelos institucionales de las comunidades de fe, los campamentos


móviles y los templos, conforme a los hechos de los apóstoles, las cartas pastorales,
las epístolas generales, las misivas particulares, las comunicaciones intereclesiales, las
interlocuciones intercomunitarias, las relaciones confesionales y a las interacciones
transculturales se PRESENTAN ocho situaciones que son actuales:

 El acorralamiento, el hostigamiento, las amenazas y las asimilaciones de las


diferentes tradiciones religiosas, los poderes establecidos y de las instituciones
multiformes.
 Las peleas, los conflictos, las riñas y las divisiones por causas doctrinales, los
motivos personales y las ambiciones de poder.
 La estructura democrática o presbiterial en constante acotamiento por el
episcopalismo, el centralismo y el cosmopolitismo.
 La segregación de la mujer en clara abjuración de la dignificación y la
emancipación concedida por Jesús.
 La penetración de los vicios, las descomposiciones y las opresiones siempre
con el despojo, el amor al dinero, el mercantilismo, el monetarismo y el proceso
de la acumulación multiplicante.
 La presencia y la continuidad de los modos y los estilos de proceder de las
razas y las clases sociales que no siguen las enseñanzas de Jesús: la
discriminación, la exclusión, la minusvalía, la expulsión, los prejuicios, los
desprecios, las traiciones y las ingratitudes.
 La coexistencia de las aglomeraciones únicamente bajo la guía y la dirección
de los apóstoles.
 La operación de la comunidad de bienes, la práctica de la asistencia mutua y la
ejercitación del humanitarismo.

Las comunidades fe, sin importar el modelo institucional que adoptan y operan, por
estar dentro de un orden histórico clasista replican y reproducen todos los males
congénitos de la sociedad erigida contra los mandatos del Creador. A estar localizadas

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en culturas diferentes, por sus interacciones e interrelaciones, cruzan, plataforman y
amalgaman las culturas particulares con la cultura global predominante. En vez de
que existan las interculturalidades y las multiculturalidades, por la succión de la
cultura del imperio sojuzgante, algunas culturas especificas entran a un proceso de
continuidad en resistencia. El sincretismo cultural no consiste en una combinación de
las culturas que se encuentran, sino en la coptación de algunos elementos dinámicos
de la cultura autóctona por la cultura opresora.

El cristianismo surge y se expande asumiendo, usando y legitimando tres


culturas: la cultura hebrea, la cultura griega y la cultura romana. La primera, a
pesar de sus grandes aportes y contribuciones a la cultura planetaria, siempre
opera bajo la égida de las culturas de las potencias, las monarquías y de los
imperios globales hegemónicos. Con la mutación del judaísmo, la envoltura
helénica y la regulación romana, el universalismo del pueblo de Israel y el
ecumenismo de Jesús, en las comunidades de fe adoptan un perfil orgánico bajo
el delineamiento y el alineamiento cultural exógeno. Las comunidades cristianas
primigenias, por su procedencia diversa y su localización diseminada, coexisten con
una variedad de culturas.

La dinámica y la dialéctica de Jesús: no son de este mundo, pero están en este mundo,
por el cruzamiento cultural, enfrentan una multiplicidad de situaciones generales y
particulares. Las siete cartas a las iglesias de Asia (Apocalipsis 1 a 3), con toda nitidez,
muestran cómo las comunidades de fe quedan golpeadas, envueltas, rodeadas,
infectadas y penetradas por las prácticas inmorales, los procederes depravados, las
doctrinas enemistantes, las conducciones oportunistas, los poderes controlantes, las
ambiciones idolátricas, las ejercitaciones fetichistas, las relaciones opresivas, las
comunicaciones interferidas y las descomposiciones históricas. Por eso no existe y no
se da la contracultura cristiana. El cristianismo simplemente se coloca en la
estructura económica, política y jurídica global.

En esta forma y de esta manera llegan las distintas agrupaciones cristianas, las iglesias
cristianas, las instituciones religiosas y los movimientos cristianos a las comunidades
nativas y a los pueblos indígenas. Donde imponen no solamente la doctrina, sino
también el modelo institucional del templo que debe sujetarse al palacio. En la
totalidad de las localizaciones de las poblaciones nativas y de los pueblos originarios,
las denominaciones evangélicas y la iglesia católica romana, conviven en franca
enemistad y en abierta oposición. La regimentación de la ley general de culto y
religión, si bien reconoce la igualdad jurídica de las instituciones eclesiásticas y de las

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doctrinas religiosas, no garantiza la coexistencia pacífica. Mientras en las altas esferas
de las vertientes del cristianismo se divulgan el diálogo interreligioso, el ecumenismo
y el acercamiento intereclesial, en las comunidades nativas y los pueblos indígenas, la
lucha doctrinal, orgánica y hasta física campean. El cristianismo dividido primero entre
Oriente y Occidente, luego con la revolución protestante entre los católicos romanos
y los protestantes, y actualmente diversificado en una variedad de aglomeraciones
que presumen ser las auténticas y verdaderas, causa divisiones, enemistades y
enfrentamientos.

La transfronterización, la transnacionalización y la transespacialización del


cristianismo no conllevan su penetración y su implantación en las culturas
nativas con respeto, diálogo y acercamiento. Todas las informaciones disponibles,
todas las crónicas y todos los documentos sobre la extensión del cristianismo
muestran que el cristianismo romanizado y el romanismo cristianizado IMPONEN tres
procesos culturales de las monarquías en decadencia y destruidas: la doctrina política,
jurídica y religiosa canonizada, codificada y divulgada por las instituciones de control
poblacional; la apropiación de los territorios, los instrumentos, los utensilios, las
indumentarias, las sapiencias y las prácticas médicas ancestrales de los pueblos
originarios; la utilización selecta de las manifestaciones artísticas y de las
producciones artesanales.

No hay dato alguno que indique sobre la encarnación del evangelio en las culturas
autóctonas, nativas y originarias. La afirmación de que Jesús se encarnó, tomó la
forma humana y vivió una determinada cultura, por el combate al paganismo y a las
diversas formas de la religiosidad primigenia, queda en simple anuncio. La llamada
ciudad de Dios, la cultura cristiana, la cristiandad y la civilización de la luz son las
legitimaciones, las defensas y las decoraciones del orden histórico opresor. En total
defenestración de la comunidad de bienes que caracterizan al pueblo de Israel en la
gran marcha hacia la tierra herencia ancestral y a la primigenia comunidad cristiana,
todas las variedades del cristianismo, anuncian que la propiedad privada es una
condición de vida autorizada por Dios. De esta manera, combaten y tratan de anular
la materialidad existencial de los pueblos indígenas: el sistema de propiedad colectiva
de la tierra.

La religiosidad indígena, la cosmogonía primigenia y la creencia ancestral tienen su


base, fundamento y cimiento en la Naturaleza y el Universo siempre en todos los
espacios planetarios sintetizados en el sistema de propiedad comunitaria de la tierra.
En este sentido, los pueblos originarios y las comunidades nativas, son completa y

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totalmente bíblicos: todo lo que existe, todo cuanto hay y todo lo que está es la
propiedad absoluta del Creador. Por lo tanto, la humanidad, no es dueño de la tierra,
el territorio y del suelo. Todos los contenidos y los componentes de la creación, por
proceder y pertenecer al Creador, son el bien global, común e insustituible de la
humanidad. Quienes llegan a las comunidades indígenas defendiendo la propiedad
privada, el mercantilismo, la abundancia en el cielo y la dicha después de la muerte
son los ladrones, los despojadores, los lobos vestidos de corderos y los opresores. Los
que entran a las comunidades nativas anunciando la búsqueda de Dios y recibir a
Jesús como el Salvador sin combatir a la opresión, la exclusión, la violencia y al
derramamiento de la sangre son los mercaderes de Tiró y Sidón.

Todos y todas que predican el reino de Dios que aparecerá en el futuro, cuando Jesús
dijo que ya está entre nosotros, son los preclaros defensores de los reinos, las
potestades y las potencias de este mundo. Quienes comunican vivir en la santidad y
la pulcritud sin SALIR del lodazal de la Gran Babilonia, al pensar que la moral y la
buena conducta son sucesos de simples enunciados místicos, replican el proceder de
los seguidores, los acompañantes, los ayudantes, los adulantes y los sirvientes de los
poderosos, los gobernantes y de los ricos. Quienes diseminan los parabienes, las
prestancias y los beneficios del cambio de religión o la sustitución de la creencia: o
bien de la cosmogonía primigenia al cristianismo romanizado, el protestantismo
multicolor y al movimiento esotérico; o bien del catolicismo romano al
protestantismo; o bien del protestantismo al catolicismo romano; o del cristianismo a
las confesiones asiáticas; a decir de Pablo movidos por cualquier viento de doctrina,
son los palaciegos empedernidos.

Los que predican el evangelio en los pueblos aborígenes y en las comunidades


indígenas sin llegar a percibir lo que Pablo pudo visualizar: mirando sus santuarios
hallé un altar con esta inscripción: al Dios no conocido (Hechos 17), no pueden ser
ni son seguidores de Jesús. Cuatro posturas helénicas contienen el discurso de Pablo:
La afirmación de Epiménides de “en él somos, vivimos y nos movemos”, la declaración
de Arato de “porque somos tu linaje”, el enunciado de Pausanias de “altares de
sacrificio al Dios apropiado” y el dicho de Filóstrato de “altares anónimos”. Es
importante reconocer que Pablo, en la comunicación del evangelio, utiliza dos
sucesos locales: la religiosidad diversificada y las doctrinas filosóficas. Pablo no
impone una divinidad exógena, sino simplemente presenta una nueva asimilación e
interpretación del Creador. Pablo combate no la religiosidad del pueblo, sino la
adoración a las seraficaciones o a la hechura de las manos conforme a Génesis 1, I
Reyes 8 e Isaías 42 y 44. Pablo es ejemplo de cómo debe suceder la realización de la
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gran comisión ecuménica: desplegar una lucha tenaz contra el fetichismo que se
singulariza por adorar la obra de las manos o los resultados del trabajo; pero jamás
debe exigirse el abandono, la renuncia y el olvido del pensamiento propio, la creencia
primigenia, la cultura nativa y la materialidad existencial. Un tópico de importancia
decisiva emerge del discurso de Pablo: el Creador es la fuente la vida y ÉL es quien
concede todo lo que se requiere para vivir. Precisamente esta es la concepción original
y permanente de los pueblos indígenas.

En la postura paulina, al Creador, se encuentra palpando no a las entidades vivificadas,


sino PERCIBIENDO la cercanía en el aquí y ahora. Esta percepción, la asimilación y la
interlocución acontecen con y en la creación. El Creador en la postura de Moisés, los
profetas, Jesús y de Pablo no es un ser ausente de su creación, alguien que vive en
los cielos y aparecerá en algún momento, sino el ESPÍRITU SUPREMO que siempre se
mueve, actúa y opera en la creación. Toda consideración, en especial usando la Biblia,
que atenta la cosmogonía primigenia y la creencia ancestral: todo lo que existe y
todo lo que hay revela el poder, la gracia y la gloria del Creador, aparte de ser
quimera, es paralogismo.

La religiosidad primigenia, la creencia ancestral y la espiritualidad de los pueblos


indígenas RECONOCEN a los espacios abiertos y a determinados lugares como el sitio
de invocación, gratitud y de interlocución con el Creador. Por eso no necesitan los
templos, los edificios y las construcciones que, en el pensar y el saber judío y cristiano,
son lugares de la adoración, la oración y del encuentro. Cuando el cristianismo
impone la institucionalidad del templo, a toda luz, desecha las primeras formas de la
gratitud y de adoración que son abundantemente referidas en la Biblia. En el pensar
y el saber ancestral, la sapiencia primigenia, todos los espacios, los territorios, la tierra,
el suelo y los lugares son aptos para la adoración y la interlocución. Además, en la
cosmogonía original, la adoración y la intercomunicación con el Creador, tienen que
emerger y acontecer con el arte del vivir y el arte de la manutención. Tales sucesos
señalan que la verdadera obediencia al Creador está en el cumplimiento de las tres
grandes misiones globales.

Para los pueblos indígenas, la imposición de santuario central a través del templo o
la casa de oración y del culto con el sistema sacerdotal, son negantes del proceso
ancestral de la gratitud y la adoración. Para las comunidades nativas, las poblaciones
aborígenes y los pueblos indígenas, al no existir la separación entre la materia y el
espíritu o el cielo y el infierno, TODO CUANTO REALIZA es una forma de sujeción y
adoración al Creador. No existe una dimensión especial que se denomina mundo

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espiritual y ámbito celestial. La integralidad existencial permite que el sistema
cosmogónico siga la cronología universal y la alternancia del día y la noche. Por tal
razón, las gratitudes al Creador, se efectúan multitudinariamente. Las celebraciones
colectivas acontecen en determinados sitios dentro del territorio comunitario en las
fiestas, los encuentros y las parlamentaciones. Cada celebración es un proceso de
sincronización y armonización con la totalidad existencial.

Las confesionalidades que rompen la UNIDAD cultural, territorial y cosmogónica de


los pueblos indígenas no pueden ser constructoras, liberadoras y menos portadoras
de la salvación. Las instituciones religiosas, las agrupaciones doctrinales y las
asociaciones litúrgicas que no admiten LA REALIDAD MATERIAL como la base del
proceso litúrgico y del conocimiento, rasgos indiscutibles de los pueblos indígenas,
no pueden aportar a la emancipación de la opresión. Los pueblos indígenas generan
su religiosidad, espiritualidad y su cosmogonía del primer hecho histórico: laborar y
cuidar o la realización del proceso de producción para obtener los medios de
subsistencia. La condición primordial de la vida y del orden histórico es la producción
y la reproducción.

Rellenar y saturar con los templos los territorios comunitarios de los pueblos
indígenas es clonar las viejas costumbres de las monarquías. Son formas de reedición
de los reinados y las construcciones en Egipto: los Tut-mosis y los Amen-hoteps
fueron reemplazados por Ramsés, Seti y Mer-ne-Ptahs por una parte, y por la otra, las
entidades Thot y Amón quedaron sustituidas por Re, Seth y Ptah; donde Tebas
adquiere su relevancia como capital religiosa. Son también los modos de copiar los
altares, los templos y las prácticas de los pobladores de Atenas que tanto fustigan y
combaten como idolatrías. Es una desgracia ver cómo en los territorios comunitarios
de los pueblos originarios, una diversidad de templos y construcciones religiosas, con
sus grandes letreros de qué tipo de iglesias son, a manera del crecimiento de las
ciudades, reducen las tierras cultivables. Es una vergüenza ver los domingos cómo los
pobladores locales caminan a los templos de su filiación confesional y se cruzan sin
externar su respeto y amor. En estos procederes se muestran las divisiones, los
conflictos y las discriminaciones en las comunidades indígenas.

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Dentro de las corrientes del cristianismo, en un proceso de limpiar el pasado
denigrante de las cruzadas y de las evangelizaciones, emerge una corriente que
asume y disemina la pastoral y la teología indígena. Esta postura queda elevada
a la condición de programa misionero. Todas las actividades pastorales,
misioneras y humanitarias que despliegan las diferentes organizaciones
cristianas quedan delimitadas en tres procesos: el descubrimiento de la
continuidad histórica de las poblaciones originarias con resistencia persistente,
el impulso de los derechos de los pueblos indígenas y la cristianización de las
colectividades nativas sin abandonar la calificación de ser idólatras, paganas y
politeístas.

Dentro de la pastoral y la teología indígena que diseminan las organizaciones


eclesiásticas existe una postura ofensiva: plantear que recién con el evangelio,
la Biblia y con las enseñanzas cristianas los indígenas llegan al
autoconocimiento, el autoreconocimiento y al autodescubrimiento. Tal postura
contiene una valoración con los mismos paradigmas, principios y categorías de
los colonialistas.

Es importante efectuar tres acciones con relación a los pueblos indígenas:


defender su sistema de propiedad comunitaria de la tierra; elevar a rango de
culto la espiritualidad, la religiosidad y la cosmogonía primigenias; dejar de
adjetivar como poblaciones sin Dios que viven en la inmoralidad, la idolatría y
sin salvación. La auténtica pastoral indígena tiene que asumir la creencia
ancestral como la religiosidad original que existe en continuidad histórica. La
tarea central de la gran comisión es combatir la opresión, el despojo violento y
el derramamiento de la sangre que enfrentan cotidianamente los pueblos
indígenas y anunciar la emancipación con Jesús y la implantación de la nueva
creación.

ANA MARÍA CASTILLO ALEJO, indígena mazahua, Coordinadora del Movimiento


Interconfesional de Misiones Indígenas (MIMI) y Responsable del Programa de
Desarrollo Armonioso de los Pueblos Indígenas en el Centro Transdisciplinario
para el Humanismo Económico, A. C.
SERAPIO MUCHA YAROS, economista y teólogo, forma parte de la conducción
del Centro Transdisciplinario para el Humanismo Económico, A. C.

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