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BIBLIA Y

GEODINÁMICA
SERAPIO MUCHA YAROS

CENTRO TRANSDISCIPLINARIO PARA EL HUMANISMO ECONÓMICO, A. C.


BIBLIA Y
GEODINÁMICA
SERAPIO MUCHA YAROS
PRIMERA EDICIÓN

MARZO, 2020

México.

© Derechos reservados por el autor y el Centro Transdisciplinario para


el Humanismo Económico, A. C.

civilizacionsolidaria@yahoo.com

www.ctpehe.org
CONTENIDO

Preámbulo 7

Capítulo I

Naturaleza y Universo 11

Capítulo II

Geodinámica y Civilización 23

Capítulo III

Desarrollo Desigual Armonizado 37

Capítulo IV

Construcción y Ascensión Civilizatoria 49


Preámbulo
Desde que Darwin publicó El Origen de las Especies, en el ambiente
confesional, con diversos matices e intensidades vienen sucediendo las
discusiones banales sobre la interrelación entre la fe y la ciencia, la Biblia y
la ciencia o la materia y el espíritu. Algunos autores postulan que la ciencia
se aleja de la revelación y vuelve asimilando el evolucionismo como la
continuidad de la creación. En el campo de las doctrinas filosóficas, desde
una contraposición entre el materialismo y el idealismo, se atiza una lucha
ideológica sin resultados convincentes.

Tal debate no es nuevo. La Biblia comunica que el ateísmo es viejo y


milenario (Salmo 14 y 53, Romanos 1, Jeremías 17, II Pedro 3, Job 12, I
Corintios 2). El ser social, desde que se impuso en el Planeta el modo de
producir clasista, al tergiversar y alterar los mandatos primigenios de
ELOHIM disemina las doctrinas canonizadas, seriadas y codificadas como la
sapiencia y la sabiduría verdaderas. Con el romanismo cristianizado y con el
cristianismo romanizado, las instituciones eclesiásticas y en especial las tres
vertientes del cristianismo, divulgan la llamada sana doctrina que es una
compilación de credos axiomatizados.

Las diferentes agrupaciones religiosas, las instituciones clericales, las


aglomeraciones sacerdotales y las asociaciones confesionales, siempre
ramificadas y parceladas en todos los espacios y momentos, anuncian ser
las únicas y las verdaderas que llevan, conducen y dirigen a la salvación del
alma. En un incesante atacar a la materia, enalteciendo al espiritualismo,
ofrecen el paraíso celestial para los fieles y el infierno ardiente para los
incrédulos. Al predicar la separación y el antagonismo radical entre el cielo
y la tierra, la materia y el espíritu, la vida y la muerte, la fe y la duda, el
premio y el castigo, la salvación y la condenación o el reino de Dios y el
lugar de los eternos tormentos generan espantos, miedos y perturbaciones
tanto en la razón como en la voluntad.

Anunciando la omnipotencia y la omnisapiencia de Dios llegan al


extremo de cautelar como credo la creación de la nada de la Naturaleza, el
Universo y de todo cuanto existe. Tal doctrina es totalmente antibíblica y
anticientífica. ELOHIM generó, dio origen y creó todo cuanto existe, es, está
y surge con, desde y por su SER, ESTAR y MOVIMIENTO. La ontología, la
gnoseología y la dinámica son anteriores, envolventes y posteriores de la
creación. El ser en el estar cimienta el origen de la Naturaleza y del
Universo (Génesis 1-2, Juan 1). Según la tradición elohísta, yavista y
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profética, LA CREACIÓN, no aparece ni surge de la nada, sino que ELOHIM
da forma, concreción, visibilidad, estructura y contenido a su manifestación
y su magnificencia.

Un punto de apoyo que correlaciona el mensaje de la Biblia y los


resultados de la ciencia aplicada en sus distintas ramas son la eternidad y
la infinitud no como definiciones, sino en calidad y condición de rasgos,
particularidades y especificidades de la existencia, la vida y del ser en el
estar. Sin estas dos cualidades, la materia y el espíritu, no pueden ser ni
estar en perpetuo movimiento. Además llegarían a desaparecer y no
solamente quedar transformados, conservados, colisionados, trasladados,
triturados, destruidos, transferidos, diluidos y disipados. La contaminación
de la Naturaleza y del Universo procede precisa y exactamente de los
intentos por desaparecer la materia.

La lectura de la Biblia con las pautas romanas y con las cautelaciones


clasistas, aún asumiendo el liberacionismo y el materialismo dialéctico, no
aportan al progreso histórico y menos a la ascensión civilizatoria. El círculo
hermenéutico como clave de lectura no puede ni podrá cimentar la teología
que asume la creación el eje y la columna del sistema y el proceso de la
marcha de un origen a un destino meta. En la interpretación situada,
contextual y testimonial de la Biblia se erige como baluarte de la
aprehensión, la asimilación y de la aplicación de su contenido la realización
de los TRECE mandatos primigenios de ELOHIM: ser fecundos,
multiplicarse, poblar, localizarse, laborar, cuidar, investigar, seleccionar,
jerarquizar, nominar, relacionarse, comunicar y conformar la comunidad
viva. En el cumplimiento de estos mandatos se hallan el progreso social y el
avance histórico.

Si los creyentes arguyen que la salvación de las almas es el contenido


central de la Biblia, desde su ubicación y vocación, sin comer y sin atender
sus necesidades básicas, tendrán que morar y permanecer en puro ayuno,
oración y alabanzas para demostrar que la materia es inferior al espíritu y
que las almas merecen vivir fuera de este mundo. La Biblia cuando afirma
NO SOLO DE PAN VIVE EL SER SOCIAL, en ninguno de los libros que lo
estructuran, admite o da cabida a la futilidad de los alimentos, la
vestimenta, la vivienda, la salud y a los demás componentes de las
necesidades fundamentales. Al mencionar SINO TAMBIÉN CON LAS
PALABRAS QUE SALEN DE LA BOCA DE YAVÉ, en un mostrar la prioridad de
los medios de subsistencia, establece que la satisfacción de las necesidades

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crecientes del ser social es la base de la ascensión, la cristificación y del
desarrollo armonizado (Deuteronomio 8, Mateo 4, Lucas 4). La expresión
YIHYÉH (vivirá) aunado a HAYÁH evidencia que en estos versículos no
aparece el término hebreo DABÁR (palabra), sino MOTSÁ` enlazado con
MITSVÁ`.

Según Génesis 1 y 2 aparecen laborar y cuidar como acontecedores y


a la vez operantes de los demás mandatos. Estas dos labores inseparables,
mecanismos de acceso y disfrute de los resultados alcanzados y obtenidos,
se instalan en primer grado. Conforme a las enseñanzas bíblicas, el ser, el
estar y el vivir, asumen como actos primarios no al comer y al nutrirse. El
acto primario es una concatenación de eventos, situaciones y procederes
que confluyen en el laborar y el cuidar. Sin estas dos acciones no existen el
sistema alimentario y el proceso nutricional. Además sin estos aconteceres
no pueden efectuarse la fecundidad, la multiplicación y el poblamiento.

En la doctrina de la emancipación total del ser social, la soteriología y


la escatología, no tienen lugar sin la creación. La cristología no puede
ocupar la médula del mensaje bíblico por ser un suceso en el periodo
intermedio de la marcha del origen al destino. En la Biblia, los dos polos
existenciales, el comienzo y el final aparecen como la creación y la nueva
creación. Sin estas dos lejanías del fluir de la vida no tienen significado los
llamados misterios de la encarnación, la crucifixión, la resurrección y de la
ascensión. ELOHIM, fuente y origen de todo cuanto existe y emerge, sigue
siendo el ALFA y la OMEGA. El hilo concatenante del proceso universal de la
marcha y de la ascensión es la creación. La cruz es un hito dentro de este
proceso expedicionario.

Las revelaciones suceden según la Biblia de cuatro maneras:


primeramente en la creación condensada en la Naturaleza y el Universo,
luego mediante los diversos mensajeros, después a través de las Escrituras
y en forma más espectacular con la hierofanía y la teofanía. En estas
formas de mostrar el misterio, lo oculto y lo desconocido siempre emergen
con los sucesos naturales universales como sucesos que causan terror,
pavor, conmoción, admiración y exaltación (Éxodo 3 y 19, Salmo 19,
Romanos 1, Hechos 17, Hebreo 1). La última alcanza su clímax en la
encarnación: un suceso único en la marcha desde la creación original hasta
la nueva creación. Esta especial exclusividad no opera fuera de la creación
y ajena a la construcción de la nueva creación. Es una excepcionalidad en el
curso de la historia y en la dinámica universal. La creación por su

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continuidad incesante, expansiva y trascendental ocupa el centro de la
vida. El ser social vive, marcha y tiene por meta a la creación.

Tres fenómenos universales moldean, acondicionan y enrumban al ser


social: (a) ELOHIM por ser la fuente y el origen de todo; (b) la Naturaleza
y el Universo como fuentes generantes y dotantes de los medios de
subsistencia; (c) y los sucesos naturales universales expresados y
manifestados en la meteorología, la geología, la geodinámica y en las
interconexiones siderales. Quienes sostienen que son las Escrituras que
guían, aparte de expresar una verdad parcial, desconocen los tres grandes
progenitores del ser social.

BIBLIA Y GEODINÁMICA, una reflexión sobre las múltiples


relaciones actanciales entre el ser social y la creación, invita a comprender
el rol de los fenómenos meteorológicos, los procesos geológicos, los
acontecimientos geodinámicos y de la armonización intersideral en la
organización de la sociedad, la creación de la historia y en la construcción
de la civilización. Tal convocatoria desdice completamente tres formas de
comunicar el mensaje bíblico: (a) relegando y desechando los mandatos
primigenios de ELOHIM; (b) fomentando la transmigración; (c) buscando la
inmortalidad.

Para la comunidad de fe que sigue la tradición profética, en todo el


proceso natural universal, existe un suceso principal: las transformaciones
cósmicas, las interconexiones globales y las mancomunaciones totales. Sin
estos acontecimientos, la vida que fluye sin cesar, entra a sucesos de
conflagración, la fatalidad y la desintegración. En el plan general, total y
universal de ELOHIM, la humanidad, siempre queda purificada,
seleccionada y animada por los diversos eventos naturales que arrasan con
las discriminaciones, las expulsiones, los confinamientos, las maldades, las
descomposiciones, las denigraciones, las opresiones, las contaminaciones,
las violencias, los despojos, los odios, los antagonismos, las guerras y los
ritos aborrecibles. La GEODINÁMICA por constituir la autoexpansión, la
autogeneración y la autopurificación de la Naturaleza y el Universo
sedimenta las cuatro tareas del ser social: la transformación y la
construcción, el acondicionamiento y el mejoramiento, las creaciones y las
producciones, y, el desarrollo y la ascensión. Estas sí son los mandatos
permanentes de ELOHIM que deben cumplirse en todos los espacios, los
lugares, los tiempos y los momentos.

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Capítulo I
Naturaleza y Universo

La Naturaleza y el Universo, como la creación primigenia, por hallarse


sujetos a la dinámica universal de desarrollo, ascensión y expansión tienen
una historia. Es la historia de las transformaciones dramáticas, apacibles,
parciales, globales y permanentes. El movimiento perpetuo de la materia se
manifiesta de distintas formas, con las intensidades variadas y con las
consecuencias exceptuantes. No obstante, la vida que fluye no puede
fenecer ni menos desaparecer. El planteamiento de los científicos en el
sentido de que la vida primitiva surgió, desapareció y volvió a aparecer,
interpretadas con la Biblia, es una falacia. Asumiendo la eternidad y la
infinitud de la materia como premisa plantear la extinción de la vida es un
craso error y falsedad.

Existe un dato que los creacionistas y los evolucionistas comparten:


todos los seres y todas las existencias tienen un origen común y un solo
antecesor. Esta postulación que deviene en axioma y paradigma de la
ciencia, en la narración bíblica, es una verdad ancestral, antigua y actual.
Las diversas referencias en la Biblia a los problemas, los asuntos y los
tópicos naturales universales que confirma y reafirma la ciencia en sus
diversas disciplinas conforman el campo de las convergencias y las
divergencias entre la sapiencia disciplinaria y la creencia. La apología, la
dialéctica y la dinámica gnoseológica toman diferentes rumbos en la forma
en que el creacionismo y el evolucionismo asumen el origen general,
especial, excepcional y singular de todo cuanto existe, es, está y surge.

Los debates centrales residen en cuatro tópicos: (a) cómo surge la


vida en el Planeta; (b) cómo eran las primeras formas de vida; (c) cómo
sucedieron las mutaciones en el desarrollo y la ramificación de la vida; (d)
cómo la vida oscila entre la vitalidad y la fatalidad. Para sustentar sus
respectivas argumentaciones tienen que asumir y desplegar una condición
epistemológica: la eternidad y la infinitud del ser, la existencia y de la vida
en el estar. Sin esta condición, las dos corrientes del pensar antiguo y
actual, no pueden mantenerse. Los creacionistas conceden como origen,
causa y fuente de la vida y de las existencias a ELOHIM, mientras los

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evolucionistas arguyen que de la sopa química emergen los seres simples
que llegaron a la complejidad en su evolución. Así se patentizan el pensar y
el saber deductivo e inductivo. Los dos procederes de la sapiencia entran a
divagaciones, suposiciones y a pronosticaciones.

Uno de los teoremas usados por diversos científicos es total y


altamente perjudicial: la teoría del caos. Consideran que en los inicios de la
existencia, el caos y el desorden, prevalecieron. Tal consideración no es ni
puede ser creacionista, pero si evolucionista, lineal, contigua y serial. La
comunicación ancestral es clara: en el comienzo de todo estaba, está y
estará ELOHIM en movimiento, acción y generación. Esta es la verdad
bíblica. El SER SUPREMO que origina y crea todo cuanto existe no puede
ser ni es amorfo, sin identidad y sin personalidad. Además no permanece
ni puede permanecer en el silencio y el anonimato. Es ALGUIEN que habla,
se comunica y opera incesantemente.

La primera consideración de la Biblia es la existencia del ser, el estar,


la jerarquía, la diferenciación, la desigualdad, el orden y la autoridad
(Génesis 1). Sin este principio rector no existen la Naturaleza y el Universo.
La estructura de la materia en perpetuo movimiento es la evidencia y la
muestra clara de la jerarquía y el orden. El segundo aspecto que indica la
Biblia es la forma que contiene, opera y externa el contenido. El tercer
ámbito que comunica la Biblia es el desarrollo desigual, armonizado e
integrado. La cuarta condición que menciona la Biblia es la importancia del
agua para la aparición de los diferentes sistemas orgánicos. El quinto
fundamento que narra la Biblia es la cronología que siempre alterna el día y
la noche. La sexta dimensión que establece la Biblia es la condición de ser
componente y contenido derivado del ser social.

Es fundamental enfatizar en dos aspectos existenciales que Génesis 1


afirma con insistencia: (a) la vida surge en el Planeta a través de un
proceso largo (eón) conformando los sistemas, las constelaciones, las
magnitudes, las dimensiones, los niveles y las etapas que no son
evolutivas, sino dialécticas; (b) la vida que emerge en la Naturaleza y el
Universo son complejidades simples que avanzan a complejidades mayores,
donde la materia orgánica e inorgánica compactadas constituyen el
cimiento del desarrollo y de la expansión. Génesis 1 es clara en sostener
que la vida fluye de manera incesante. Es única en su origen y diversa,
múltiple y ramificada en su existencia, manifestación y proliferación. En la
comunicación de Génesis 1 surge una regla ancestral siempre actual: la

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vida surge de la vida, se multiplica con la vida, continúa en la vida y se
expande por la vida. Esta es la otra vedad bíblica. Es cierto que la vida es
una combinación bioquímica que acontece nuevos procesos físicos,
químicos y biológicos.

La unicidad y la multiformidad, la globalidad y la particularidad, y, la


totalidad y la especificidad aparecen como los ámbitos, los aspectos, las
dimensiones y los niveles existenciales. Ambas situaciones y condiciones no
existen aisladas y separadas, sino correlacionadas, concatenadas e
interconectadas. Cuando el científico divide en dos polos, aduciendo que así
se puede conocer con amplitud y profundidad un suceso natural, en vez de
estudiar con minuciosidad, cae en el conocimiento vulgar, parcial y
superficial. Ningún suceso, acontecimiento y existencia que se hallan y
surgen en la Naturaleza y el Universo, por su interconexión y nexación
global, pueden ser aprehendidos en sí mismos. La Naturaleza y el Universo,
conforme a las indicaciones de Génesis 1, es una conjunción y
megaconglomeración de diferentes y desiguales contenidos, componentes,
elementos, existencias, sistemas y procesos dinámicos.

Una condición de las existencias que Génesis 1 comunica con especial


cuidado es la conformación de las formas de vida en amplias agrupaciones
que se denominan familias, linajes, especies, grupos, escalas, poblaciones,
géneros, ramas, reinos, clases, dominios y tipos. Las diferentes formas de
vida, aunque tienen el mismo código genético básico y mecanismos
compartidos de procreación y continuidad, tienen la exclusiva manera de
replicarse. Las tres grandes ramas orgánicas: los animales, la vegetación y
la humanidad, usan el método basado en la herencia externadas en el ARN
y el ADN.

Génesis 1 y 2 son precisos al señalar que el ser social, teniendo como


progenitores a tres tipos de fuente-origen, llega al estar y al vivir imbuido
de las energías que se obtienen en el contexto general externo y tienen la
capacidad generativa en el ambiente interno. Estas energías permiten
continuar, multiplicarse, poblar, laborar, cuidar, transformar, desarrollarse
y ascender. Las fuentes origen del ser social son ELOHIM, la Naturaleza y el
Universo y los derivados combinados de la materia. Se tiene que admitir y
reconocer que el ser social es un componente y contenido derivado
de la Naturaleza y el Universo.

Las composiciones físicas o material de la Naturaleza y el Universo


que suceden con las modificaciones, las variaciones y las transformaciones
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en su exterior e interior, por la situación de contener y tener en su regazo
al ser social, transfiguran tanto el ambiente general como las circunstancias
particulares. Estas transformaciones que son sucesos y sistemas naturales
universales, procesos y eventos de autogeneración y autopurificación de la
Naturaleza y el Universo, transfieren, impulsan y desplazan las existencias
a las nuevas localizaciones. Así surgen las nuevas combinaciones, las
coexistencias, las convivencias y las complejidades que propulsan
novedosas divergencias, ramificaciones, asimilaciones, proliferaciones y
diferenciaciones. Son las características de las existencias la movilidad, la
multiplicidad, la desigualdad, la dinámica, la dialéctica, la continuidad, la
multiplicación, el desarrollo, la trascendencia y la expansión.

Según la comunicación de Génesis 1 y 2, la Naturaleza y el


Universo, son procesos, sistemas y mecanismos gigantes en
constante transformación, elevación y expansión. Esta situación no
significa que la evolución sea el motor del avance y del desarrollo,
sino la dinámica y la dialéctica. Las modificaciones, los cambios, las
mutaciones y las transformaciones son perceptibles e imperceptibles,
grandes y pequeñas, globales y parciales, profundas y amplias o externas e
internas. Estas transformaciones pueden ser inmediatas, drásticas,
asombrosas o procesos largos en el transcurso de las generaciones, los
siglos y los milenios. Con las diferentes y las múltiples transformaciones
surgen y emergen las nuevas existencias, los nuevos sistemas, los nuevos
procesos y los nuevos sucesos.

La novedad, la innovación y la novación según Génesis 1 y 2, por ser


acontecimientos correlacionados entre la calidad y la cantidad, son
resultados de las transformaciones, las mejoras y del desarrollo de los
sistemas complejos y de los procesos multivariados mediante las
diacronías, las sincronías, las extensiones, las ampliaciones y las
especializaciones. Así el ser y el estar siempre son diferentes en cada
momento y en cada espacio. La estática, la inmovilidad, la inactividad, la
soledad, la ociosidad y la inutilidad no existen en la Naturaleza y el
Universo. El llamado equilibrio, la equidad y la igualdad pregonados por las
doctrinas económicas, jurídicas, políticas y religiosas no existen en la
creación.

Todas las modificaciones y las transformaciones, así como el


desarrollo y la expansión, suceden con la replicación, la transmisión, la
continuidad, la selectividad, la localización, la estratificación, la anidación,

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la diversificación, la combinación, la conglomeración y con la persistencia.
Sin las transformaciones no emergen los avances, los desarrollos, las
ascensiones y las expansiones. Las dramáticas transformaciones en la
Naturaleza y el Universo empujaron a través del proceso aparición y
extinción la perseverancia, la integración, la permanencia, la
diversificación, la diseminación, la codependencia, la acumulación, la
espacialización y la armonización de las existencias, pero en especial de los
organismos. La Naturaleza y el Universo, tal cual narran Génesis 1 y 2,
pasaron, pasan y seguirán pasando por una multiplicidad de variaciones,
estructuraciones, transformaciones y conformaciones. Cada nueva era
muestra que la fisonomía, la forma, el volumen y la dimensión de la
Naturaleza y el Universo han variado y se han modificado enormemente. La
superficie y el interior del Planeta se modifican constantemente. El ser
social como parte y efecto de estas transformaciones accede a una nueva
condición y nivel de existencia.

Génesis 1 y 2 señalan siete contenidos y componentes de la


Naturaleza y el Universo que impulsan las trasformaciones, los cambios y
las modificaciones en la forma, el espacio, el comportamiento y en la
dinámica de la materia: (a) la hidrosfera; (b) los diversos mundos
siderales; (c) los fenómenos meteorológicos; (d) los procesos geológicos;
(e) los acontecimientos geodinámicos; (f) los procesos exotérmicos; (g) los
glaciares. Estos fenómenos, eventos y acontecimientos muestran que el
Planeta es una acumulación de suelos, rocas, montañas, minerales, cerros,
piedras y partículas que dotan las condiciones para los diferentes
organismos viejos, nuevos y en surgimiento. La estratificación geológica,
los pisos geológicos y las capas geológicas siguen acumulándose sobre las
plataformaciones y las combinaciones viejas. Las acumulaciones en
diferentes eras y periodos señalan las intensidades de las transformaciones,
la continuidad de las existencias, la diferenciación de las formas de vida y
las secuencias del fluir de la vida que son identificables.

Semejanza y diferencia envuelven a todos los contenidos y los


componentes de la Naturaleza y el Universo. Precisamente en estas
cualidades y condiciones residen la sucesión, la continuidad, la
multiplicación, el poblamiento, el desarrollo y la ascensión. El mecanismo
esencial de las transformaciones, los desarrollos y de las expansiones son
los procesos de la interacción, la conglomeración y de la interpenetración
de las existencias en sus dos formas: orgánica e inorgánica, visible e
invisible o grande y diminuto. La selección, la multiplicidad, la variabilidad y

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la diferenciación acontecen según los espacios, los rasgos, los ambientes y
las condiciones prevalecientes en cada ubicación. La velocidad, el ritmo,
la periodicidad y la intensidad de las transformaciones obedecen a
los complejos procesos de la sinergia, la sintropía, la entropía, el
bosón y el fermión dentro de la morfogenética total universal que
opera con la isotropía. Sin embargo, la ANTROPOIESIS al no hallarse en
la Naturaleza y el Universo, no puede ni podrá impulsar el desarrollo y el
avance del ser social. En términos creacionistas no existe ni se presenta la
autoconstrucción del ser social, porque su origen, su rol y su lugar en la
creación son dependientes de la totalidad existencial. La antropogénesis
sucede sujeta al proceso universal total, global y abierto.

Integración y armonización de las existencias en el desarrollo, la


elevación y en la ascensión desigual es el rumbo, la dinámica y la dialéctica
que siguen las existencias o la creación. La cercanía y la lejanía, lo
profundo y lo amplio, lo externo y lo interno, la superficie y el subsuelo, el
abajo y lo alto, las relaciones y las reciprocidades, la solidaridad y la
mancomunación, la complejidad y la constelación, la luz y la oscuridad, la
humedad y la sequedad, el calor y el frío, y las otras binaridades
complementarias, constituyen el ámbito y la dimensión existencial. Estas
binaridades no opuestas, en algunas circunstancias, operan al lado de las
triadas, las cuaternarias y los septenarios. La organicidad única siempre se
manifiesta en la pluralidad, la multiformidad y en la polidireccionalidad.

La materia constituye el todo de la creación. Es la condensación


visible, física, tangible y material de la Naturaleza y el Universo. El ser
social vive y avanza por ser materia en transformación, transferencia y
movimiento incesante. Lo infinito y lo finito, lo perenne y lo transitorio, lo
eterno y lo precario, lo trascendente y lo contingente, lo incesante y lo
descontinúo, lo sólido y lo frágil, lo original y lo derivado o lo antiguo y lo
nuevo contiene, presenta, genera y expresa la materia. Entre la infinitud y
la eternidad, la inmensidad y la profundidad, emergen el ser, el estar, los
espacios, los movimientos, las transformaciones, las extensiones y las
expansiones. Cada quien posee y opera sus virtudes, capacidades,
propiedades, relaciones, semejanzas y diferencias.

Es la cualidad de la materia la expansión exponencial y la división


infinitesimal. El proceso de la integración y la derivación fluyen en todos los
componentes y los contenidos de la Naturaleza y el Universo. La
fecundidad, le fertilidad, la aglutinación, el acoplamiento, la procreación, la

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multiplicación y el poblamiento se hallan rebosantes en el movimiento
incesante de la materia eterna e infinita. Sin estas dinámicas, la vida
siempre presente en coexistencia y codependencia, carecería de replicación,
continuidad y avance. Por tal motivo, la teoría del caos y el azar, son
posturas infundadas y mixtificantes. La estructura de la materia que
muestra su composición en los átomos configurados con los elementos, las
partículas, las sustancias y los ingredientes con formas, volúmenes, pesos,
tamaños, movimientos y roles disímiles indica que el ser en el estar es la
complejidad en marcha a una complejidad superior nuevo.

La Naturaleza y el Universo, los progenitores especiales del ser social,


existen y se ensanchan con tres acontecimientos universales: (a) las
interconexiones y las interrelaciones intersiderales conformadas por una
multiplicidad de conglomeraciones y enjambres de nexaciones (los
planetas, los satélites, las estrellas, los sistemas solares, las galaxias, los
cúmulos, los supercúmulos, las nebulosas, las vía lácteas, las murallas y
otras megaconglomeraciones por descubrirse); (b) las radiaciones, las
vibraciones, los sonidos, los colores, las fragancias, los gases, los vapores,
las sustancias, los ácidos, las combustiones, las luminosidades y los rayos
diversos que acontecen las empatías, las atracciones, las repulsiones, los
surgimientos, las extinciones, las combinaciones, las mezclas, los
aislamientos y las selecciones; (c) las purificaciones, los surgimientos, las
extinciones, las remociones y los desplazamientos de los componentes y los
contenidos de la Naturaleza y el Universo con periodicidades y las
intensidades diferidas.

En los sistemas-procesos de continuidad, desarrollo y


expansión de la creación, en el mensaje bíblico, concurren la
generación, la transmisión, la transferencia, el uso, la circulación, el
desgaste y la reposición de las energías (Juan 3, Isaías 40, Job 33,
Efesios 1, Génesis 1 y 2, I Crónicas 29, Romanos 1, Salmo 108 y 148). El
centro y el eje del desarrollo desigual armonizado de la Naturaleza y el
Universo están en el aprovechamiento, la acumulación, la distribución y en
la reposición de la energía. Es la energía que permite estar, vivir,
reproducirse, multiplicarse, expandirse y transformarse. En la creación,
para el fluir y la continuidad expansiva de las existencias, el imperativo
insustituible e impostergable es la disposición de la energía.

Génesis 1 y 2 comunican que los organismos requieren tres tipos de


energía: el aliento de vida insertado en el sistema respiratorio, el espíritu

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de ELOHIM que está en movimiento incesante y las iluminaciones
acompañadas por la humedad, el calor y la efervescencia. De esta manera,
las binaridades complementarias sintetizadas en la alternancia del día y la
noche o de la luz y la oscuridad, impulsan tanto la generación de la energía
como el desgaste y su reposición. La fecundación, la anidación, la
germinación y el emerger de la nueva vida suceden en la completa
oscuridad. Esta realidad concreta desdice la predicación de que el ser social
busca la luz y debe apartarse de la oscuridad. Ambas realidades, la luz y la
oscuridad, son necesarias e importantes para la continuidad, la
multiplicación, el fluir y la expansión de la vida.

La afirmación bíblica de que ELOHIM vio bueno, completo, saludable,


puro y sagrado todo cuanto creó cobra operatividad en la globalidad, la
armonía, la ascensión y en la expansión del ser en el estar. La creación, la
Naturaleza y el Universo, en la narración de Génesis 1 y 2, se muestra con
siete cualidades excepcionales: (a) la arquitectura cósmica y universal
totalmente modelada, configurada y estructurada con exactitud, precisión y
compactación; (b) la elevación y la ascensión de todas las existencias a
niveles nuevos superiores del ser y el estar; (c) el desarrollo desigual
integrado y armonizada universalmente; (d) el fluir de las formas de vida
con las ramificaciones y las multiplicaciones dentro de la dinámica y la
dialéctica de la coexistencia, la codependencia, la coparticipación y la
corresponsabilidad; (e) la alteridad entre las tres grandes formas del ser en
el estar: ELOHIM, la Naturaleza y el Universo y el ser social; (f) la
localización, la ubicación y la ubicuidad como condición esencial del vivir;
(g) la conglomeración, la aglutinación, la concatenación, la colectividad, el
agrupamiento, la comunidad, la concordancia, la asociación, la avenencia y
la mancomunación.

ELOHIM se manifiesta y se comunica con su creación. La Naturaleza y


el Universo son los lugares donde se visibiliza su grandeza, misterio, gloria
y poder (Salmo 8, 19, 89-90, 95, 104, 121, 124 y 139, Romanos 1 y 11,
Isaías 40, Apocalipsis 5 y 14, Génesis 1, Hebreos 3, Jeremías 32, Efesios 2,
Amós 9, Hechos 17, Santiago 1). Según los autores bíblicos,
singulariza a la creación, la pureza, la belleza y la perfección.

Génesis 1 y 2 señalan que el proceso universal del avance, la


ascensión y de la elevación es la correlación, la convergencia y la
combinación de tres condiciones-situaciones: lo supremo, lo natural y lo
humano. Por ello, en todos los espacios y tiempos, observar y comprender

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la Naturaleza y el Universo no es una opción, sino un imperativo. En la
visión del Cantar de los Cantares, los jardines que son condensaciones
locales de los sucesos naturales globales, aparte de ser los espacios de
paseo, cultivo y decoración, son lugares de apreciación de lo natural
universal. Espacio y tiempo, paisaje y momento, localización y
desplazamiento, y, geografía y cronología emergen y operan enlazados,
abrazados y cohesionados. Movimiento, energía y masa por una parte, y
por la otra, sustancia, contenido y forma son las partes estructurantes,
impulsantes y operantes del espacio y el tiempo. La materia en esta
dinámica y taxonomía existe y cumple su rol sin desfases y sin
interrupciones.

Jesús exige adentrarse en los misterios y las maravillas de la


Naturaleza y el Universo (Mateo 6) no solamente para reconocer y apreciar
la belleza, la armonía y su utilidad, sino con la finalidad de asimilar y
aprehender la dinámica natural general (Proverbios 6, Salmo 65 y 104). Lo
sublimo, lo excelso y lo grandioso se hallan en la Naturaleza y el Universo.
Los escritores bíblicos, desde su ubicación específica, narran sobre la
belleza, la hermosura y bondad de la Naturaleza y el Universo (Salmo 18,
29, 77, 97, Job 40). La estética y la axiología son referencias obligatorias
de los autores bíblicos cuando comunican los diversos sucesos naturales
universales. Los profetas al desplazarse por los diferentes espacios
controlados, libres y despoblados muestran la gran paradoja existencial: los
fenómenos naturales son impactantes, aterrorizantes y conmovedores que
permiten el surgimiento, la continuidad y el desarrollo expansivo de las
formas de vida (Salmo 18, 46, 69, 88 y 90, Job 38-40, Isaías 51, Jeremías
29, Deuteronomio 8).

En el pensar y el saber bíblicos, la Naturaleza y el Universo, se


encuentran en movimiento y transformación incesantes. La Naturaleza y el
Universo efectúan una diversidad y multiplicidad de actividades,
operaciones y ejercitaciones complejas que siempre generan, dispensan y
otorgan la energía. El fluir, el movimiento, la agitación, la comunicación y la
circulación son procesos y sistemas continuos, permanentes y perennes: el
agua fluye, el viento corre, las nubes se desplazan, los vapores y los gases
ascienden, los relámpagos lanzas destellos, los mares rugen, los animales
migran, las plantas retoñan, la tierra se desliza, los desiertos se cubren de
colores, los granizos caen, la lluvia fertiliza, los cerros crecen, las rocas
abundan, los minerales brillan, las piedras ruedan, las flores atraen y una
variedad inmensa de diminutos seres pululan (Salmo 18-19, 29, 65, 77, 98
19
y 104, Amós 9, Isaías 55, Génesis 8). Precisamente los movimientos, el
fluir y los desplazamientos permiten la generación, el desgaste, la
reposición, la disposición y la utilización de la energía.

La amigabilidad, la apacibilidad, la bondad y la hermosura por una


parte, y por la otra, el sacudimiento, la remoción, la transformación y la
purificación que causan pavor y miedo se manifiestan en los fenómenos, los
sucesos y los eventos universales naturales. En el interior y el exterior de la
creación acontecen los grandes choques, enfrentamientos y cruzamientos
de los fenómenos naturales con impactos intensos. Las explosiones, las
implosiones, las intersecciones, las refracciones, las extensiones, las
fragmentaciones, las integraciones, las secuencias y las polarizaciones
acontecen con grandes ruidos, vibraciones y alcances. En todos estos
aconteceres globales no tienen lugar el caos, el desorden y el azar. Los
ritmos de la replicación señalan la preponderancia del orden, el control, la
regularidad, el diseño, la exactitud, un sentido y un propósito.

Para los escritores bíblicos, la Naturaleza y el Universo, es el


PANENTEÍSMO. Según Salmo 104, todo organismo y existencia en sus dos
formas, se forman en el interior profundo de la Naturaleza y el Universo. En
las condiciones, las situaciones y las circunstancias físicas y químicas
extremas donde el calor, el vapor, los gases, los ácidos, las temperaturas,
la energía, la atmósfera y la oscuridad envuelven a la totalidad aparece la
vida, surge el nuevo ser y sale a la superficie. Este evento señala un
proceso de ir y venir, salir y entrar, surgir y volver. Sin la alternancia del
día y la noche y sin la correlación entre la luz y la oscuridad no pueden
formarse, surgir y desarrollarse las formas de vida. Los entretejimientos y
las complejizaciones son condiciones fundamentales para el fluir incesante,
multiplicante y expansiva de la vida.

La creación sigue su marcha expansiva. El libro de Números


contiene una multiplicidad de sucesos naturales que muestran las
dimensiones, las magnitudes, las direcciones y los niveles de la
ascensión y de la expansión. Las direcciones que reducen a cuatro
en realidad indican los doce ámbitos del movimiento y del rumbo: el
adelante, el atrás, el arriba, el abajo, el lado izquierdo, el giro, el
codo, el lado derecho, el zigzag, el espiral, el interior y el exterior.
Precisamente dentro de estas dimensiones, ámbitos y niveles, la Naturaleza
y el Universo, aparte de autoexpandirse y autopurificarse, permiten el
desarrollo, la multiplicación, la continuidad y la expansión de la vida en

20
todas sus formas de existencia y manifestación. El desarrollo y la expansión
de la Naturaleza y el Universo contienen, permiten e impulsan el desarrollo
extensivo y trascendente de las existencias.

En la comunicación bíblica, la Naturaleza y el Universo, avanzan y se


desarrollan no en forma cíclica, sino como fuentes perpetuas de generación,
surgimiento, maduración, acumulación, multiplicación y de desarrollo
expansivos. Lo nuevo en la Biblia evoca la pernoctación, la afirmación y la
sedimentación de lo que existe que genera y acontece otra realidad natural
nueva (Apocalipsis 21, Isaías 42-43 y 48, Lamentaciones 3, Eclesiastés 1,
Hebreos 9-10, II Corintios 5, Gálatas 6, Efesios 4, Colosenses 3, Ezequiel 8,
11, 18 y 36, Isaías 21, 62 y 65). Lo nuevo no es un simple desplazamiento
de lo viejo y caduco, sino el perfeccionamiento, el engrandecimiento, el
ensanchamiento y el mejoramiento de lo antiguo por una parte, y por la
otra, el surgimiento de nuevo ser con la replicación, la ramificación y con la
multiplicación.

La trasformación de lo antiguo en lo nuevo sucede con continuas


génesis y expansiones. La Naturaleza y el Universo existen y crecen
mediante los procesos y los sistemas intra, inter y exter relaciones
concatenadas. El ser en el estar con el avance del tiempo y la espacialidad
extensiva desenvuelve el vivir y el convivir. La afirmación bíblica es certera:
la Naturaleza y el Universo forman un megaorganismo, donde sus
elementos, contenidos y componentes no se hallan yuxtapuestos, sino
combinados, imbricados e interrelacionados. Según el Salmista, la creación,
no pertenece al ser social, sino que éste y todo lo que existe pertenecen a
ELOHIM.

Según la Biblia, la creación, es la unidad de lo infinito, lo finito,


lo eterno y lo pasajero. Dentro de esta consideración emergen dos
sucesos que operan como dialéctica: (a) la interacción y la relación
con acciones y reacciones mutuas entre el todo y las partes; (b) la
ausencia de la igualdad y del equilibro por la exclusividad del
movimiento, la estabilidad, la transformación y de la complejidad.
La Naturaleza y el Universo se hallan en incesante movimiento
tanto en sus partículas diminutas como en sus órganos, sistemas y
procesos grandes, mayores y gigantes.

Las afirmaciones de que el movimiento y el equilibrio acontecen las


funciones y las actividades de las existencias son anticientíficas y
antibíblicas. Lo que sí reconoce la Biblia es la continuidad, la permanencia,
21
la preservación y la estabilidad del ser en el estar. Esta apreciación y
reconocimiento no acepta el equilibrio, la nivelación, el reposo y la paridad.
La Naturaleza y el Universo en sus contenidos y componentes muestran la
proporcionalidad, la entereza, la sensibilidad, la armonía y la desigualdad.
Al mismo tiempo indican cómo en el proceso natural universal se presentan
y operan las binaridades opuestas. Como ejemplo de este acontecer se
tiene en el organismo del ser social: el anabolismo y el catabolismo de la
materia, la excitación y la relajación de los nervios, la presión diastólica y
sistólica del flujo sanguíneo, la producción y la disipación del calor corporal,
la coagulación y la anticoagulación de la sangre, las sustancias que
contraen y relajan los vasos sanguíneos, los antígenos y los anticuerpos de
la respuesta inmunológica o el acercamiento y el control de las hormonas.

Génesis 1 y 2 son claros en narrar cómo la diversidad, la multiplicidad


y la pluralidad existencial se condesan y hallan su unicidad en la materia.
La multiplicidad existencial adopta únicamente dos formas: los organismos
y las existencias inorgánicas, pero en constante e incesante combinación,
correspondencia y codependencia. En la Naturaleza y el Universo, todas las
transformaciones y todos los desarrollos, son agregaciones, sustracciones,
divisiones, multiplicaciones, integraciones, derivaciones, conglomeraciones,
concatenaciones, sincronizaciones y mancomunaciones de las partículas, los
átomos y de la energía dentro y con el movimiento. Las ondas, las
vibraciones, los destellos, los sonidos, los ruidos, los reflejos, las
sensaciones y las evaporaciones son las manifestaciones del fluir, el
movimiento y de la energía desde y con la combinación del agua, el fuego y
el aire.

Según la Biblia, especialmente en la posición de los libros sapienciales


y de los profetas, el movimiento por ser perpetuo no puede eliminarse o
detenerse. La muerte no es dejar de moverse, sino el proceso de
transformación del ser para su volver a su fuente origen. Precisa y
exactamente por el movimiento incesante, todo lo que existe y surge, se
desarrolla continuamente. En la creación, la Naturaleza y el Universo, todo
cambia y se transforma. Todo es un proceso. Desde las partículas
elementales hasta los cuerpos celestes megaconglomerados se transforman
y se desarrollan avanzando a la expansión con orden e integración.

22
Capítulo II
Geodinámica y Civilización

“Mientras la tierra permanece, la siembra y la cosecha, el frío y el calor, el


verano y el invierno, el día y la noche, jamás dejarán de existir ni cesarán
de operar” (Génesis 8: 22). “Él concede y esparce la lluvia sobre la tierra y
envía el agua sobre los campos” (Job 5: 10). He aquí la síntesis del proceso
natural universal que acontece en la creación. La Naturaleza y el Universo
en ascensión constantes, teniendo al ser social como uno de sus
componentes y contenidos, genera una multiplicidad de situaciones,
eventos, circunstancias y acontecimientos que transforman, modifican,
expanden y purifican su exterior e interior.

Uno asunto que no requiere controversia ni polémica en la sabiduría


ancestral actualmente vigente y en operación, a pesar de las múltiples
defenestraciones desde las distintas sapiencias disciplinarias, es la
presencia impactante de la geodinámica en la creación de la historia, la
organización de la sociedad y en la construcción de la civilización. La Biblia,
el documento que contiene las narraciones sobre los dos modos de
producir: el aclase y el clasismo, es veraz y contundente en la apreciación
de la geodinámica como el impulsor del fluir de la vida.

Para el clasismo económico, en sus dos confesionalidades: la doctrina


de la legitimación y la defensa del modo de producir clasista y la doctrina
de la emancipación total, el motor de la historia es la lucha de clases. Tales
posiciones son negaciones y aberraciones por desplegar el utilitarismo en la
disposición, el control, el uso y en el disfrute de los contenidos y los
componentes de la Naturaleza y el Universo. El cosismo, el hechismo, el
rayismo, el materialismo y las seraficaciones maldecidas, despreciadas y
hasta denunciadas no quedan eliminadas, sino diseminadas y hasta
protegidas.

Apoyados en las interpretaciones moralistas de la Biblia que pululan


en las instituciones confesionales, en un brusco abatir a las creencias
religiosas, los evolucionistas consideran a los mitos como irreales, fantasías
y falacias de mentes primitivas que por miedo a los fenómenos naturales
intensos e inmensos dieron corporeidad a los seres inexistentes. Los mitos
23
que son cosmogonías ancestrales, por ser saberes y conocimientos
originales sin precedentes, son las primicias y los fundamentos de la
ciencia. Desechar e invalidar a los mitos significa dejar sin base y sin
precedentes a la ciencia. Solamente quienes presumen de originalidad y
autenticidad, siempre imitando y hasta copiando las posturas y los dichos
antiguos que son el patrimonio ancestral en continuidad, pueden negar el
rol de los mitos.

La Biblia, una transmisión de las disímiles experiencias concretas de


las colectividades de la antigüedad en diversos tiempos y en diferentes
espacios, contiene una profusa datación sobre algunos tópicos que la
ciencia actual tiene por verificados. Se trata de los planteamientos que
chocan con las posturas no míticas. A manera de ejemplos se enumeran los
sucesos naturales universales y los eventos históricos que las vidas
comunitarias y las comunidades vivas primigenias llegaron a percibir:

1.- La forma y el movimiento del Planeta. Proverbios 8, Isaías 11, 40, 45 y


66, Deuteronomio 8, Apocalipsis 7 y 20, Lucas 4 y 21, Hechos 11, Salmo
19, 67 y 98, Daniel 4, Hebreos 1, Marcos 1 y Mateo 4 son precisos en
señalar que el Planeta no es plana, sino ovoide y en constante movimiento,
extensión y expansión. La alternancia del día y la noche, la realización de la
cronología, indican con toda claridad los dos tipos de movimientos que
rigen al Planeta: rotación y traslación (Génesis 1, Éxodo 20, Nehemías 9,
Salmo 74, Amós 4-5, Job 37-38).

2.- La materia, el espacio, el movimiento, la energía y el tiempo


constituyen la esencia, la forma y el contenido de la creación. Job 26,
Salmo 90, 104 y 139, Romanos 1 y 11, Jeremías 32-33, Amós 9,
Apocalipsis 5, Hechos 17, Josué 10 y Eclesiastés 1 precisan que la
taxonomía, la estructura, la composición y la morfogenética de la
Naturaleza y del Universo son complejidades organizadas con orden y
jerarquía siempre en movimiento, transformación y expansión.

3.- Los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo que se


condensan en la materia en perpetuo movimiento, por su cualidad de ser
infinita y eterna, no puede desaparecer, pero sí es divisible, desplazable,
transferible, triturable, separable y destructible (Hebreos 12, II Pedro 3,
Jeremías 51, Isaías 24 y 40, Sofonías 1, Salmo 102, 104 y 148). El ser
social, colocándose por encima de la creación y declarándose el amo de
todo lo que existe en la Naturaleza y el Universo, aparte de fragmentar,
despedazar y destruir la materia, se dedica a denigrar, contaminar,
24
ensuciar y maltratar su ambiente natural general y su hogar primigenio.
Olvidando y alterando los mandatos originales de ELOHIM, como una
hazaña sin precedentes, atenta contra la vida. Es en el modo de producir
clasista donde la contaminación del Planeta, la Naturaleza y del Universo
llega a acelerar el cambio climático y coloca al ser social en un ambiente
asfixiante e intolerable.

4.- Los conocimientos científicos, los procesos institucionales, las


regulaciones y las soluciones de los viejos y nuevos problemas quedan
inoperantes, caducos e inconducentes (Isaías 51, Proverbios 1, Eclesiastés
1, Jeremías 10, Lucas 11, Romanos 10, I Corintios 8, Gálatas 3, II Corintios
3, Marcos 12, Éxodo 20, Salmo 145). Las sapiencias disciplinarias, por estar
sujetas al principio de progresividad y operatividad, conforme a los nuevos
descubrimientos, fabricaciones y nominaciones desechan teorías, doctrinas,
procedimientos y resultados que no responden a las exigencias del sistema
de producción. Las instituciones, por existir únicamente con las diversas
asociaciones y las conglomeraciones de personas y colectividades, llegan a
fenecer, transformarse, innovarse y proseguir. Las soluciones que el ser
social encuentra y aplica a los problemas que genera en el acontecer
económico son paliativas, circunstanciales y pasajeras.

5.- El surgimiento de los sistemas de transporte y de comunicación nuevos


y altamente impactantes (Génesis 7, Éxodo 2 y 3, Jonás 1, Lucas 5, Hechos
27, Isaías 18 y 66, Job 9, Números 7 y 22, I Samuel 6, Génesis 45,
Ezequiel 23 y 26, II Samuel 6, II Reyes 2, Salmo 19, 20 y 68, Jeremías 36,
Hebreos 1, I Reyes 19, Job 38). La Biblia es preciso en indicar que los
sistemas de comunicación aunados a los medios de transporte impulsan el
desarrollo de los pueblos y los países, y a la vez, permiten el acercamiento,
la cercanía y la integración de las naciones, las poblaciones, las familias y
de las personas.

6.- Las grandes construcciones, la elaboración de productos derivados de la


materia y las pretensiones de perennidad del ser social (Génesis 11, Éxodo
25-26, Hebreos 8, Jeremías 22, I Reyes 6-7, I Crónicas 28, II Crónicas 3-4
y 32, Ezequiel 42-43, Daniel 2 y 7-8, Apocalipsis 17, Marcos 13, Isaías 7 y
36, Génesis 4, Números 32, Esdras 4). Desde Génesis 3 hasta Apocalipsis
19, en forma insistente, la Biblia informa sobre las pretensiones de poder,
gloria y riqueza de una minoría poblacional que busca en todos los lugares
y tiempos la acumulación multiplicante, el aumento de las posesiones, el
incremento de los valores y el disfrute de la prosperidad siempre

25
despojando, derramando la sangre y desplegando la violencia. Como parte
de estas pretensiones son las grandes ciudades modelos que ondean al
cosmopolitismo y a las metrópolis que son mecas a donde concurren los
seguidores y los veneradores del kapital financiero.

7.- La división del Planeta en dos tipos de país: opresores y oprimidos en


constante interacción sojuzgante, discriminante y saqueadora (Salmo 75,
Jeremías 24-25 y 30, Apocalipsis 16, Daniel 9, II Crónicas 36, Lucas 21,
Esdras 1-3, II Reyes 21 y 25, Isaías 33, 42 y 61, Salmo 47 y 68, Proverbios
1, Sofonías 2, Hebreos 10, Génesis 49, Zacarías 2, Amós 5). Todos los
libros que integran la Biblia, en forma clara y persistente, muestran cómo
las grandes potencias, las monarquías, los poderosos y los países opresores
unas veces amparados con la legalidad vigente y en otras ocasiones
desenvolviendo la violencia desenfrenada ocupan, someten y arrasan a las
naciones, los pueblos y los países débiles, atrasados y libres. Jesús afirma
que este proceder es el rasgo típico de la generación de víboras.

8.- El militarismo y la carrera armamentista que impulsan, diseminan y


operan los poderosos, las grandes potencias y los opresores (I Crónicas 12,
Nehemías 4, Génesis 49, I Samuel 8 y 17, II Crónicas 23 y 32, Ezequiel 26
y 32, Salmo 20, 33, 76 y 147, Isaías 54, Miqueas 4, Eclesiastés 5). La
Biblia anuncia que las guerras locales, nacionales, regionales y mundiales
son mecanismos de apropiación de las pertenencias, las posesiones, los
territorios y de las disponibilidades de otros. El militarismo, según la
narración de los libros de Reyes y Crónicas, es impulsado
jurisdiccionadamente y por el poder central controlante. Tiene la
particularidad de perfeccionar las armas, la inteligencia operativa, la
estrategia, los pertrechamientos y la formación de los combatientes. Las
grandes potencias globales tienen la exclusividad de las armas de última
elaboración y las tecnologías de vanguardia.

9.- La manipulación genética, el surgimiento de las enfermedades


desconocidas, la descomposición de la sangre y los procesos de alteración
biológica (I Corintios 15, Levítico 19, Salmo 72, 75 y 139, Isaías 6 y 17,
Génesis 10, II Timoteo 3, Génesis 9 y 38, Ruth 4, Proverbios 2, 6 y 21-22,
Job 2-3, Eclesiastés 6, Ezequiel 37, Jeremías 31, Mateo 10, Éxodo 15, I
Corintios 6, I Timoteo 5, Levítico 7 y 17). La Biblia desde Génesis hasta
Apocalipsis propone la vitalidad orgánica a través del sistema alimentario
sano, natural y santo y mediante el proceso nutricional selectivo. Con
vehemencia exige el cuidado de la sangre por ser el centro motor del fluir

26
de la vida. La vida en sus tres formas, humana, animal y vegetal, existe,
persiste, se ramifica y se multiplica con la sangre y la savia. Todas las
formas de alteración orgánica suceden con la descomposición de la sangre.
El cuidado del cuerpo considerado el templo del espíritu santo procede
única y exclusivamente con la protección de la sangre.

Donde la Biblia es exacta, precisa y clara en términos


científicos se encuentra en la descripción de los sucesos naturales
universales. Con detalles minuciosos presenta la forma en que acontecen,
suceden y se presentan siete fenómenos meteorológicos, los procesos
geodinámicos, las dinámicas geológicas y los sucesos hidrológicos. Tales
eventos naturales universales, globales y continuos moldean a la
Naturaleza y el Universo, las transforman, las purifican y las expanden:

1.- La importancia del agua, las lagunas, los ríos, los lagos, los
manantiales, los mares y de los océanos en el surgimiento, la continuidad y
la expansión de la vida (Génesis 1, Salmo 8, Job 28 y 36-37, Amós 9). Para
los autores bíblicos, el agua dulce y salado, son imprescindibles en la
replicación de la vida, la operación del sistema económico, la continuidad
de las existencias, el surgimiento de nuevas formas de vida, la disposición
de la energía y en la expansión de Naturaleza. La hidrografía y la
oceanografía son campos ampliamente usados en la Biblia.

2.- La existencia, la continuidad y la extinción de los gigantes y las enormes


formas de vida acuática y terrestre (Job 40, Salmo 74, 89, 104 y 148,
Isaías 27 y 51, Génesis 1 y 6, Apocalipsis 12 y 20, Números 13, Daniel 7).
En la actualidad como muestras irrefutables existen algunas especies de
animales gigantes. Los gigantes que poblaron el Planeta en la antigüedad,
conforme a los reacondicionamientos de la Naturaleza como consecuencia
de los procesos globales intersiderales, se extinguieron algunos y otros
permanecen con el riesgo de desaparecer.

3.- El proceso de la germinación, el surgimiento y el desarrollo del nuevo


ser (Salmo 139, II Samuel 23, I Pedro 1, Lucas 1, Jeremías 1 y 20, Job 10
y 31, Gálatas 1, Isaías 44, Eclesiastés 11). GÓLEM, un término hebreo,
señala el proceso de la fecundación y la anidación resultado del
acoplamiento hasta que se genera, surge y se desarrolla el nuevo ser. La
creación en términos bíblicos prosigue y se expande con la formación del
nuevo ser. La Biblia siempre contiene una afirmación, una defensa y una
protección de la vida. RÉHEM, el útero, es la envoltura EHĀD (única) que
contiene, protege y alimenta al ser en formación y maduración. El nuevo
27
ser al salir de la oscuridad se mantiene y se desarrolla en total apego a
BÉTEN IMMÎ (seno materno) hasta alcanzar la vida dependiente parcial
primero y luego total en la madurez. HARAH (concebir) e YALAD
(nacimiento) constituyen los dos procesos correlacionados que combinan y
a la vez alternan el día y la noche o la oscuridad y la luz.

4.- La formación y la extensión geológica que diversifica, modifica y


transforma la orografía, la topografía, los pisos geológicos, las placas
tectónicas, la superficie y las profundidades del Planeta y de la Naturaleza
(Génesis 1, 7, 10, y 14, Job 26 y 28, Salmo 104, Hebreos 4, Isaías 40). Las
formas, los tipos y los fenómenos geoesféricos (la litósfera, la biósfera, la
hidrósfera y la atmósfera) no solamente configuran los sistemas orgánicos,
sino también permiten su fluir y continuidad. Los factores ambientales y los
eventos geológicos internos y externos delimitan y determinan los procesos
de la fecundidad, la replicación, la multiplicación y el poblamiento de las
formas de vida.

5.- Los fenómenos meteorológicos generan una multiplicidad de impactos,


cambios y modificaciones en la superficie terrestre e influyen en el
desarrollo histórico (Job 28 y 36-38, Eclesiastés 1, Éxodo 9, Salmo 78, 105,
97, 135 y 144, Jeremías 10, Apocalipsis 16). La lluvia, el vapor, la neblina,
las nubes, los rayos, el parhelio, la nieve, la granizada, los vientos, los
huracanes, los tifones, la luz zodiacal, las tormentas eléctricas, las sequías,
las heladas, las inundaciones, los tornados y los ciclones son mencionados
con frecuencia en la Biblia. Estos fenómenos generan las condiciones de la
existencia y causan desastres, epidemias y otros sucesos, pero son formas
de autopurificación de la Naturaleza y el Universo.

6.- El proceso del movimiento y la transformación del agua que se


denomina comúnmente como los ciclos hidrológicos (Eclesiastés 1 y 11, Job
28 y 36-38, Amós 9). Es contundente la narración sobre los siete procesos
que acontecen con el agua: el estado líquido, el congelamiento o
solidificación, la evaporación, la condensación, la precipitación, la
escorrentía y la infiltración. El movimiento del agua según la narración
bíblica no es circular, sino diseminada y distributiva. La transformación del
agua indica que la materia adquiere formas, diseños, fisonomías y
composiciones diferentes según los sucesos naturales universales que
siempre acompañan y envuelven. Precisamente las formas del movimiento
y la transformación del agua son determinantes de su acumulación, la
circulación, la distribución y de su disponibilidad en el Planeta. Los diversos

28
fenómenos meteorológicos condicionan la intensidad, el volumen, la
periodicidad y los espacios del acontecimiento de los siete procesos del
agua. La existencia y la ubicación desigual del agua en el Planeta son
resultados de la combinación de los cuatro sucesos naturales universales de
impactos incesantes y permanentes: las interacciones siderales, los
fenómenos meteorológicos, los sucesos geológicos y la geodinámica.

7.- La Biblia presenta al Planeta encantador, rico y con contenido


diverso. Conforme a los datos que aporta la ciencia actual, el Planeta, en
su superficie en un 70,8% está cubierto por el agua y el 29,2% conforma la
tierra firme. Una extensa parte de la tierra firme son desiertos arenosos,
pedregosos, arcillosos y salitrosos calcinados. Otra parte está cubierta
permanentemente por el hielo y las sábanas blancas, pero que en las
circunstancias actuales van derritiéndose. En el Planeta existe todo lo que
necesita el ser social para vivir, desarrollarse y ascender.

En toda la superficie del Planeta, las existencias en sus dos formas,


orgánicas e inorgánicas, se encuentran distribuidas, localizadas y ubicadas
de manera desigual. Algunos lugares son extraordinariamente ricas y otras
extremadamente escasas en los recursos disponibles de apropiación y
disposición inmediata. Los tres componentes, dimensiones y niveles
estructurales del Planeta: la litósfera, la hidrósfera y la atmósfera, aparte
de desenvolver los procesos bioquímicos, se hallan poblados por seres,
organismos y partículas multiformes. Los suntuosos bosques, las
espléndidas selvas, los campos áureos y salpicados de púrpura, los cerros
concatenados, las rocas inmensas, los miles de ríos de caudales disímiles,
los océanos y los mares azules, los desiertos brillantes, los volcanes en
erupción, los vientos en movimiento espiral, las grandes llanuras y
mesetas, las nubes que cambian de color, los territorios montañosos, las
estepas, los desfiladeros, los barrancos, las hondonadas y toda forma de
orografía aparecen ante la vista en su grandeza y esplendor.

Cada espacio planetario es único, fantástico y lleno de misterios.


Tienen un suelo, la flora y la fauna peculiares. En la Biblia, todos los
organismos, quedan explicados como los hijos de la Naturaleza y el
Universo, pero generados, animados e impulsados por ELOHIM. El sistema
de las formas de vida en el Planeta, siempre sujetos a la orden primigenia
de ser fecundos, replicarse, multiplicarse y poblar, emerge como una
incesante interacción con el ambiente, el contexto y el medio natural. La
adaptación, el acondicionamiento, la transformación, el desplazamiento, la

29
codependencia y la localización son sus características fundamentales.
Estas formas de vida existen, se multiplican, se ramifican y se expanden
conforme a su ubicación geográfica. En la localización siempre se
manifiestan formando una compleja red y constelaciones de relaciones,
interpenetraciones y reciprocidades.

La diferenciación y la desigualdad natural prevalece en la Naturaleza,


el Universo y en el Planeta. Esta verdad bíblica queda absolutamente
afirmada y confirmada por la ciencia en sus distintas disciplinas.
Exactamente por esta disparidad en la distribución del agua, los recursos
disponibles y de las existencias, la población nacional y mundial, ocupan de
manera desigual los espacios físicos. Algunos sitios se hallan con una
densidad poblacional hacinada, pero otros con habitantes reducidos y
existen lugares donde no existen poblados.

En la narración bíblica, la corteza o la superficie terrestre, aparte de


estar formada por grandes placas que emergen del interior del Planeta, es
transformada y conservada por una diversidad de movimientos, fenómenos
y sucesos naturales universales. Los profetas con temor y temblor anuncian
que los fenómenos meteorológicos, que son manifestaciones de los
procesos geológicos y los sucesos geodinámicos en completa consonancia
con las interdependencias siderales, generan, modifican, alteran, extinguen
o expanden los ecosistemas, la biocenosis, los biotopos y la globalidad
biosfera (I Reyes 17-19, Job 1-2 y 36-38, Lucas 21, Salmo 37, 78, 104,
135 y 144, Ezequiel 47, Zacarías 13, Éxodo 7-9 y 19-20, Oseas 2,
Apocalipsis 11, Mateo 24, Éxodo 9, Jeremías 10, II Reyes 1).

Los libros proféticos, desde diferentes sitios, momentos y


circunstancias, indican que cada localidad y ubicación tienen su régimen de
tiempo. El clima que es el principal suceso natural que permite la
continuidad y la expansión de la vida, en la Biblia, aparece claramente
generado y acontecido por el sistema solar y las dinámicas planetarias (Job
5, 26-28 y 36-38, Mateo 8, Salmo 72, 135 y 147-148, Jeremías 5 y 10,
Proverbios 3, Deuteronomio 11, 28 y 33, Génesis 8, Hechos 14, Isaías 30,
38 y 49, Joel 2, Números 11, I Samuel 12, I Reyes 8 y 18, Eclesiastés 1,
Amós 8, Santiago 1). La replicación, la multiplicación, la ramificación, el
desarrollo y la expansión de la vida requieren de la combinación de la luz y
las tinieblas, el día y la noche, los rayos solares y los destellos estelares, el
calor y el frío, y, de la humedad y la sequedad. De la afluencia, la
confluencia y la distribución del calor y de la humedad en el Planeta

30
dependen el fluir de los organismos conglomerados y codependientes. La
irradiación solar, según la intensidad con que llega a los espacios
planetarios, genera el ambiente acogedor, avasallador o atemorizante. Así,
el régimen de tiempo o el clima que se forma siempre como resultado de
procesos que ocurren en la atmósfera y en la superficie terrestre,
sedimenta la localización de las existencias.

Según los libros históricos, sapienciales y proféticos el Planeta existe


con la correlación del calor y de las energías que proceden del exterior y
surgen del interior. El Planeta no era ni es una mole muerta que flota en el
espacio cósmico. El Planeta tiene sus propias fuentes de energías y una
complejísima vida interna y externa. El proceso universal, intersideral,
geológico y geodinámico señala que todo lo que se halla en el interior
siempre emerge al exterior, pero también todo lo que está situado en el
exterior presiona sobre lo que está abajo y penetra a las profundidades. En
el exterior y en el interior del Planeta dominan grandes presiones que
permiten las inesperadas transformaciones de las existencias.

La primera comunidad viva y las primeras vidas comunitarias


aparecen en el Planeta en un ambiente natural de intensos, continuos y
fulminantes acontecimientos geodinámicos. Los cambios bruscos en la
temperatura y el clima, las modificaciones drásticas del relieve terrestre y
los grandes sacudimientos geofísicos marcaron su interacción con la
Naturaleza y el Universo. Por ser las primeras poblaciones en el Planeta, en
un proceso de aclimatación y adaptación insólita a las condiciones
orográficas, atmosféricas y climáticas, usaron con vehemencia sus sentidos
y en especial su cerebro, el tacto, el olfato y la visión. No se dio como
plantean algunos especialistas en la dialéctica histórica y materialista que
por fuerza del instinto y de forma pasiva se adaptaron a la Naturaleza. Es la
lucha cruente e incruenta contra los fenómenos naturales universales que
caracterizan a las primeras poblaciones.

Génesis 1 y 2 comunican que el ser social, la humanidad, tiene una


localización inicial. Singulariza a esta ubicación cuatro eventos que operan
en la actualidad: (a) la Naturaleza y el Universo son las fuentes primarias
generantes, concedentes, conservantes y dotantes de los medios de
subsistencia; (b) el uso de los sentidos, especialmente de los ojos, las
manos y de la inteligencia, que siempre desgasta la energía es la única
forma de acceder, obtener y disponer los medios de subsistencia; (c) la
familia, la colectividad y la comunidad son las instituciones primigenias y

31
originales que permiten la realización de las misiones históricas: el
acoplamiento, la replicación, la fecundidad, la multiplicación, el poblamiento
y, sobre todo, el laborar y el cuidar; (d) la comunicación, la interlocución y
la socialización. Sin estas acciones y procederes no hay la creación de la
historia, la organización de la sociedad y la construcción de la civilización.

Es precisa la descripción de Génesis 2 sobre los movimientos iniciales,


las primas acciones, ideas, pensamientos y procederes del ser social en la
localización. Desplazarse, investigar, identificar, seleccionar, jerarquizar,
relacionar y nominar surgen como dataciones irrevocables y constantes.
Encontrar la compañía, la ayuda y la cooperación es el inicio de la sociedad.
Conformada la colectividad y la comunidad dan comienzo a la historia, la
sociedad y a la civilización. En términos bíblicos, la historia, no comienza
con la aparición de la escritura y los instrumentos de producción, sino con
la generación de la primera, única y grande institución perenne: la familia.

La civilización sí inicia con la territorializacion de las actividades y las


ocupaciones económicas. El emplazamiento territorial del acontecer
económico que tiene por impulsantes al paleolítico y el neolítico conforma al
sector primario como fundamento del orden histórico: la agricultura, la
minería y la ganadería. La complejidad histórica emerge con el surgimiento
de tres instituciones: las agrupaciones religiosas, el Estado y la milicia. La
sociedad datada civilizada llega a su madurez con la construcción de las
ciudades, las jurisdicciones, los tipos de transporte y los sistemas de
comunicación (Génesis 3 a Apocalipsis 22). Particulariza a la civilización
cuatro sucesos que se consideran nuevos: (a) la fabricación de las
tecnologías que avanzan de artesanales a mecánicas y de éstas a
automáticas; (b) la innovación de las instituciones, los procedimientos y de
las técnicas; (c) el mercantilismo y el monetarismo acompañados por la
burocracia, la moralidad, el formalismo, la artificialidad, la tecnocracia y por
las descomposiciones teniendo como espacio de diseminación y disipación
al mercado; (d) la codificación, la seriación y la canonización de los
conocimientos, las doctrinas y de los saberes.

Con tres abundancias se conforman y se establecen las primeras


vidas comunitarias y las comunidades vivas: (a) el agua que según Génesis
2 un río ramificado en 4 riega toda la localización; (b) la flora y la fauna de
toda especie, grupo y clase; (c) las tierras fértiles sin que exista el sistema
de propiedad. Por otra parte, como condicionalidad del vivir, operan siete
libertades que la democracia burguesa actual trata de sostener ser nuevas:

32
la libertad de desplazamiento, la libertad de conglomeración, la libertad de
expresión, la libertad de acción, la libertad de pensar y saber, la libertad de
acceder, disponer y disfrutar los componentes y los contenidos de la
Naturaleza y el Universo, y la libertad de elegir la ayuda idónea. Sin estas
libertades que son ajenas y opuestas al libre albedrío no surgen ni operan
las instituciones.

En Génesis 1 y 2 no aparecen las afirmaciones clasistas de que


ELOHIM dio el libre albedrío y la condición de propietario al ser social. La
humanidad queda ubicada en el Planeta con una orden y mandato preciso:
laborar y cuidar. El trabajo, la actividad y las acciones son las cualidades
que permiten la interacción y la interrelación del ser social con sus dos
fuentes origen que son la Naturaleza y el Universo. Entre el ser social y la
Naturaleza y el Universo no existen barreras, sino una multiplicidad de
nexaciones y concatenaciones. Esta situación no significa que existe el gran
equilibrio, porque no puede haber la igualdad en un proceso-sistema de
conglomeraciones y megaconglomeraciones.

Para el pensar y el saber bíblico, la civilización, es una relación, un


proceso y un vivir que deviene teniendo al pasado como el punto de partida
con la dialecticidad del presente continuamente trascendido y desarrollado
por el futuro siempre en referencia a las dos precedentes. Sin dicho suceso
no acontecen ni acaecen las innovaciones, las transformaciones, las
mejoras, las extensiones y los desarrollos. Una lectura situacional de la
Biblia, sin que afecte la cuestión de la fe, muestra que la civilización
primero fue la impulsora del modo de producir aclase y luego con el
advenimiento del clasismo tanto del modo de producir aclase como del
modo de producir clasista, siendo este último el predominante en la
actualidad.

En la Biblia es comunicada, detallada y descrita el surgimiento, el


desarrollo y la extensión de la civilización en tres tipos de geografía: (a) la
comunidad viva y la vida comunitaria original se levanta en el Jardín de
Edén rodeada por la abundancia; (b) las grandes monarquías que son las
potencias de Mesopotamia, Egipto, China y las expandientes del
mercantilismo como Fenicia, Tiro, Sidón y Tarsis se instalaron entre las
fértiles cuencas de los ríos y en la rivera de los mares; (c) las poblaciones
sojuzgadas se ubican en las zonas y los lugares con contenidos escasos de
los recursos disponibles. En cada uno de estos espacios de florecimiento de
la sociedad y la civilización, los sucesos y los fenómenos naturales globales,

33
tienen presencia, manifestación y operatividad con periodicidades, alcances
e intensidades diferentes. Las primeras civilizaciones enfrentaron con
tenacidad los embates de la Naturaleza y el Universo. Llegada la etapa de
las monarquías, la lucha por la vida y la subsistencia, adquiere un nuevo
brío: las conquistas, las ocupaciones, los sojuzgamientos y las opresiones
de los pueblos y las naciones consideradas atrasadas, bárbaras y lejanas,
pero que poseen variados y abundantes recursos disponibles aparecen en
primer plano.

Los profetas Isaías, Ezequiel, Amós, Miqueas, Oseas y Jeremías


describen con minuciosidad la situación y la condición de las vidas
comunitarias dentro y fuera de las jurisdicciones monárquicas. Las
colectividades operantes del modo de producir aclase, resistiendo con
persistencia los embates de las monarquías que buscan destruir y
desaparecer, para continuar en las nuevas condiciones globales del
acontecer económico, entran a una disyuntiva: seguir realizando los
mandatos originales de ELOHIM o sucumbir asumiendo el mercantilismo y
el monetarismo esquilmador. Las comunidades y las colectividades que
deciden mantenerse fieles a ELOHIM, por los constantes despojos violentos
y los saqueos con derramamientos de la sangre, no ponen sus confianzas
en el orden histórico clasista, sino en el Creador.

Todas las vidas comunitarias y las comunidades vivas oponentes del


modo de producir clasista, tanto en el desierto como en la tierra de Canaán,
dependen exclusivamente de la provisión de ELOHIM y de las bondades de
la geodinámica. Quienes se rebelan contra los designios y los mandatos de
ELOHIM en la gran marcha al destino, en la construcción de la sociedad de
armonía y en la operación de la civilización solidaria quedan exterminados
en la mitad del camino. La civilización que surge en la antigüedad es
completamente aclase, pero se apoderaron los grupos que siguen las
órdenes reptilianas. La civilización que se construye cumpliendo los
mandatos primigenios de ELOHIM es solidaria universalmente, aclase y
compactada con la nueva creación.

Las diferentes sociedades complejas que se caracterizan por la unidad


lingüística, las tradiciones, las regulaciones y los procesos culturales son
denominadas civilizaciones. La Biblia presenta a éstas como organizaciones
inestables e inseguras. Con el modo de producir clasista, donde el nexo de
la ajenidad o el exogenismo prevalece, el emplazamiento territorial de las
actividades y las ocupaciones económicas no satisface las necesidades

34
crecientes de las poblaciones. La división de la sociedad en clases sociales
antagónicas, la partición del Plantea en dos tipos de países y la separación
del campo y la ciudad generan las grandes anomías y las descomposiciones
históricas. La Biblia centra su atención en las civilizaciones y las culturas de
Oriente Medio, el espacio de confluencia de los continentes Asia, África y
Europa. Las civilizaciones antiguas de Mesopotamia, Egipto y de Canaán
son remarcadas, presentadas y anunciadas con claridad.

Por comunicar la vida y las formas de lucha por la subsistencia en


geografías disímiles, la Biblia, trasciende con su universalismo a todas las
culturas y civilizaciones. El contenido de la Biblia tiene un doble efecto: es
resultado de las manifestaciones históricas del orden social antiguo y ejerce
un impacto e influencia transformante sobre todas las sociedades. Para la
Biblia, la civilización, es un espacio y una territorialidad construida según
un plan, una aspiración y un rumbo. La vida social no puede entenderse ni
continuar fuera de esta territorialidad acotada, ordenada, controlada y
edificada. La habitabilidad, el mejoramiento y el progreso se alcanzan con
la civilización. Algunas civilizaciones en el mensaje bíblico aparecen como
modelos a seguir e imitar. Otras como el anverso de lo que debe y tiene
que ser, existir y estar.

Un hecho que la Biblia muestra generando conmociones es el auge, la


descomposición, el decaimiento y el ocaso de las civilizaciones. En un
lenguaje simbolizado los profetas anuncian la caída de las monarquías, los
países, las sociedades, las culturas, las civilizaciones y de las ciudades que
siempre pretenden la perennidad por su tetradisponibilidad: el poder, la
riqueza, la vanidad y las doctrinas envueltos con la violencia, la ilegalidad y
el derramamiento de la sangre. En la postura de los autores bíblicos,
especialmente de los escritores apocalípticos, el orden histórico clasista que
presume grandeza, gloria y prosperidad llega a su fin con grandes
trastornos, alaridos y conflagraciones. El libro de Apocalipsis es preciso en
señalar cómo los grandes imperios, las potencias globales y los países
opresores llegan a su fin.

El devenir, el futuro y el rol de las civilizaciones erigidas dentro y en


el modo de producir clasista, conforme a las prescripciones bíblicas,
siempre en todos los espacios y momentos son la ruina. La razón es única:
son construcciones, fabricaciones y modelaciones artificiales, transitorias y
precarias. Los profetas y Juan en el Apocalipsis señalan que el ocaso, el
declive, la destrucción y hasta la desaparición de las civilizaciones y las

35
culturas clasistas SUCEDEN con los fenómenos naturales intensos, las
dinámicas geológicas removentes de lo viejo y con los procesos
geodinámicos que transforman el interior y la superficie del Planeta. La
paradoja existencial que presentan los escritores bíblicos es
especial: los sucesos naturales universales que permiten, facilitan y
dotan de los medios para la construcción de la civilización son al
mismo tiempo los generantes de su destrucción.

Jesús, al referirse a los últimos días y momentos del modo de


producir clasista, (Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21) señala que son los
fenómenos, los sucesos y los eventos naturales universales que causan la
desolación, la destrucción y la transformación. Las dos fuentes originantes,
conservantes, multiplicantes y expandientes de la vida que son la
Naturaleza y el Universo, por las acciones denigrantes, ensuciantes y
malvadas del ser social, en un acto purificador recoge a sus componentes
derivados. El orden histórico que opera alterando, desechando y renegando
los mandatos primigenios de ELOHIM forzosa y necesariamente llega a su
fin. En la postura de Jesús, la transformación del orden social caracterizado
como este mundo lleno de maldad, sucede sin que alguna fuerza pueda
evitar y disuadir.

Según la Biblia no existen sociedades, civilizaciones y culturas


perennes. La transitoriedad histórica singulariza al modo de producir
clasista. Desde Génesis hasta Apocalipsis se muestra claramente que la
continuidad histórica se da únicamente en el modo de producir aclase. La
creación original marcha a la nueva creación siempre dentro de los sucesos,
los acontecimientos y los eventos naturales universales: las interacciones
siderales, los fenómenos meteorológicos, los procesos geológicos y los
acaecimientos geodinámicos. Isaías (13, 44-45), Jeremías (50), Sofonías
(2), Eclesiastés (8-9) y Apocalipsis (17-19) indican que las grandes
potencias hegemónicas, las ciudades de esplendor, las metrópolis y las
cosmópolis radiantes, las gigantescas construcciones y las posesiones de
ostentación llegan a ser un yermo desolado en su totalidad y áridas como el
desierto.

36
Capítulo III
Desarrollo Desigual Armonizado

Un suceso anima el avance, la marcha y el caminar a la meta: las luchas


incesantes en nuestro alrededor y los temores en el interior. Pablo en sus
diversas cartas, especialmente a los Corintios, describe cómo el avance y el
progreso son eventos constantes. Las múltiples comunidades de fe que los
apóstoles y los discípulos de Jesús instalaron en los espacios controlados,
oprimidos y sojuzgados por el imperio romano indican que el ser, el estar y
el vivir suceden de manera localizada, diseminada y desigual. Las cartas de
Juan a las siete iglesias de Asia son evidencias de que el vivir y el desarrollo
acaecen desigualmente.

Génesis 1 y 2 contienen cuatro situaciones que fundan e impulsan el


desarrollo, mensaje compartido en otros libros bíblicos, integrado, desigual
y armonizado: (a) la coexistencia, la conglomeración, la codependencia, la
concatenación, la coparticipación y la corresponsabilidad entre todas las
existencias en extensión, avance y progreso; (b) la dinámica y la dialéctica
como sistemas y procesos naturales universales, globales y totales; (c) la
cronología expresada en eón (eras y periodos) que se condensa en la
alternancia del día y la noche, la combinación de la oscuridad y la luz y en
la mezcla de las diversas manifestaciones del calor, la humedad, el fuego,
el viento, el agua y de los procesos bioquímicos; (d) la conformación de la
comunidad viva (la familia) y de las vidas comunitarias (las colectividades y
las comunidades).

En estas situaciones y sucesos se correlacionan los tres niveles y las


dimensiones existenciales: lo supremo, lo natural y lo humano. Sin
estas convergencias, cohesiones e interacciones no surge ni existe el orden
histórico. En todos los espacios y tiempos, la sociedad y la civilización,
existen y avanzan única y exclusivamente con el emplazamiento territorial
de las actividades y las ocupaciones económicas. La historia, la sociedad y
la civilización se crean, construyen y se dirigen sobre una materialidad: la
base económica. Génesis 1 y 2 establece a la Naturaleza y al Universo
como la base económica perenne, pero en constante transformación. Sin
esta base que se expresa y se concreta en el proceso económico cuyo eje y

37
centro es el sistema de producción no existe la multiplicación, el
poblamiento y la continuidad de la vida. El acceso, la utilización, la
disposición y el disfrute de los medios de subsistencia, según la Biblia, se
obtienen y se logran exclusivamente con las labores, los cuidados y las
actividades planificadas.

Sin asumir al proceso económico como clave de la realización y el


cumplimiento de los mandatos primigenios de ELOHIM, en todos los
espacios y tiempos, jamás se comprende la continuidad de la creación
como misión global. La comunidad por ser el fundamento del orden
histórico en el devenir emerge como la comunidad de bienes inseparable de
la comunidad litúrgica. La comunidad y la colectividad no pueden subsistir,
permanecer y avanzar sin la operación del acontecer económico. En las
condiciones actuales, la denominada misión integral, es imposible que se
realice sin el proceso económico. El sistema económico y el proceso
productivo son los propulsores del progreso, el avance y del desarrollo que
siempre es desigual y tiene que ser integrado y armonizado.

Eclesiastés 2-4, Proverbios 6, 13-14 y 18, Éxodo 1, 23 y 31, Levítico


19-25, Hechos 18 y 20, II Tesalonicenses 3, Salmo 19 y 25, Génesis 39,
Nehemías 4 y Deuteronomio 15 señalan que el proceso económico
resultado y a la vez impulsante del trabajo, las labores, las acciones y de
los cuidados son esenciales para seguir viviendo. Esta obligatoriedad de
las labores y de los cuidados viene desde los inicios de la sociedad.
Génesis 2 comunica este mandato original, primigenio y perenne de
ELOHIM como la tarea, la vocación y la misión global del ser social.
Sustituir este mandato por otro es rebelarse contra ELOHIM.

Para el pensar y el saber bíblico, el orden histórico, localizado y


ubicado en geografías diferentes selecciona, organiza, opera y dirige las
actividades y las ocupaciones económicas según el modo de producir que
estatuye e implementa. En los inicios de la historia, la sociedad y de la
civilización existía solamente el modo de producir aclase con cuatro rasgos
que siguen operando en la actualidad: (a) el reconocimiento de ELOHIM
como el dueño, el señor y el dispensador de todo lo que existe (II Corintios
8, Salmo 24 y 50, Romanos 11, Éxodo 9, Levítico 25, Hageo 2); (b) el
sistema de producción fundado en el uso libre y comunitario de los
contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo; (c) la
organización y la ejecución de las labores y los cuidados según los impactos
y las influencias de los fenómenos y los eventos cósmicos y naturales

38
universales; (d) la ausencia de las contradicciones, los antagonismos y de
las opresiones. Estas particularidades, con la innovación, la ampliación y la
especialización de las actividades y las ocupaciones económicas, devienen
en sistemas y procesos complejos.

El modo de producir aclase según la Biblia es el origen y el destino


meta de la humanidad (Génesis 2 y Apocalipsis 20-22). El avance y el
progreso histórico en el aclasismo suceden con nueve mecanismos e
instrumentos: (a) las fuerzas vivas coligadas que se manifiestan en la
fuerza laboral, la milicia y las fuerzas coparticipantes que son los animales,
las plantas y los diversos organismos; (b) las instituciones que se ramifican
en cuatro: la familia, las comunidades, las unidades de producción y las
territorialidades con sus respectivas conducciones, formaciones, reglas y
dinámicas; (c) las relaciones internas, entre y extra comunitarias; (d) los
instrumentos de producción elaborados en cada comunidad y compartidos
por las interacciones; (e) las transformaciones de la Naturaleza y del
Universo sin dañar, denigrar y contaminar; (f) la asimilación y la aplicación
de los sistemas, los procesos y los acontecimientos naturales universales a
la operación de la lucha por la vida y la subsistencia; (g) el reconocimiento
directo de las interacciones y las interpenetraciones siderales en el proceso
histórico; (h) el establecimiento del sistema de propiedad comunitaria de la
tierra por ser el medio de producción insustituible; (i) las manifestaciones
culturales y las expresiones artísticas que conforman el haber comunitario y
la conciencia colectiva.

Por una lectura situacional de Génesis 3 a Apocalipsis 19, el modo de


producir aclase, queda mostrado en continuidad histórica con resistencia
persistente. Los profetas son los que combaten con tenacidad por dicha
continuidad. Jesús al conformar la comunidad apostólica se ubica en la línea
de los profetas. La gran marcha por el desierto conducido por Moisés es la
defensa del modo de producir aclase. Quienes por negligencia y la opacidad
confesional tratan de negar el mensaje bíblico en términos económicos,
políticos, jurídicos, médicos y culturales, con toda seguridad, no son
creacionistas, sino linealistas y evolucionistas sin saberlo. La Biblia es un
documento enteramente experiencial, testimonial y experimental.

La existencia de distintas colectividades y comunidades que integran


al pueblo de Israel, siempre en constante lucha con otros pueblos y países,
es la confirmación del modo de producir aclase en continuidad persistente y
con resistencia. Son cuatro las exigencias de ELOHIM para recuperar la

39
tierra herencia ancestral: (a) obedecer en todo espacio, circunstancia y
tiempo los mandatos de ELOHIM (Deuteronomio 4-6, 28 y 30, Romanos 12,
I Reyes 2, Josué 1, Malaquías 2, Jeremías 7, 29 y 48, Miqueas 6, I Samuel
15, Oseas 6, Isaías 48); (b) permanecer sin mezclarse, emparentarse y
asociarse ni dejarse asimilar con otras naciones, países y colectividades que
viven en la idolatría y la descomposición (Deuteronomio 7-11); (c) eliminar,
exterminar y expulsar a las poblaciones que denigran, descomponen y
oprimen a los operantes del colectivismo que no disocia la comunidad de
bienes y la comunidad litúrgica; (d) poseer conquistando la tierra prometida
y vivir en cooperación y reciprocidad entre todas las vidas comunitarias
confederadas.

El desarrollo del modo de producir aclase, conforme a las narraciones


bíblicas, suceden en tres momentos, pero en espacios disímiles: (a) en el
Jardín de Edén; (b) en tierras ajenas dentro de la opresión de las grandes
potencias planetarias; (c) con la nueva creación. Por las condiciones físicas,
institucionales y tecnológicas prevalecientes en cada localización y
ubicación, el desarrollo, acontece de manera rápida, lenta, compleja,
contradictoria y ascensionalmente. Las colectividades confederadas en
el pueblo de Israel demuestran cómo en la marcha del origen al
destino meta se muestran los distintos niveles, grados e
intensidades del desarrollo. La geodinámica va pautando el desarrollo
desigual, pero las instituciones jurisdiccionadas y jurisdiccionantes van
acotando y hasta torciendo el avance.

La entrada del modo de producir clasista (Génesis 3 y 4), un suceso


exógeno, aparte de alterar al modo de producir aclase, busca su
destrucción y desaparición. El modo de producir clasista en Génesis 3 y 4
tiene trece especificaciones: (a) tergiversa y reordena los mandatos
primigenios de ELOHIM, (b) atenta contra el sistema alimentario y el
proceso nutricional; (c) genera miedo, huida y el esconderse; (d) expulsa
de la localización original y reubica en el confinamiento en los espacios de
escasos recursos disponibles; (e) acontece el antagonismo y la lucha de
clases que atentan contra la dirección (la cabeza) y el movimiento
(calcañar); (f) genera una multiplicidad de situaciones que causan dolor,
sacrificio y terror; (g) contrapone los sectores económicos; (h) ejerce el
despojo, la violencia y el derramamiento de la sangre; (i) establece la
dualidad premio y persecución-castigo según su procedencia y localización
y no conforme a su proceder; (j) instala el sistema litúrgico; (k) estatuye la
contradicción entre el campo y la ciudad; (l) enemista a las colectividades,
40
las naciones y a las familias; (m) rompe la reciprocidad, la cooperación y la
conglomeración: No lo sé, ¿acaso soy el protector, el guardián y el cuidador
de mi hermano?. El pecado original, según los contenidos de Génesis 3 y 4,
no es un asunto moral, sino un acontecer económico con consecuencias y
alcances globales. Se trata de la subversión del desarrollo de la economía
natural de subsistencia.

Con la instalación del modo de producir clasista comienza el proceso


migratorio transitorio, definitivo y transfronterizo. Desde Génesis 3 hasta
Apocalipsis 19, periodo intermedio entre el origen y el destino, la Biblia
narra sobre la estructura, la dinámica, los efectos y la caída del modo de
producir clasista. La interpretación situacional de los textos bíblicos, en
oposición determinante al círculo hermenéutico, muestra que el modo de
producir aclase mengua en su dinamismo con el clasismo; pero continúa en
resistencia persistente operando de manera desigual en todos los espacios
planetarios.

Una pretensión acompaña al modo de producir clasista: superar la


etapa bárbara de la humanidad con la implantación de tres eventos que son
la igualdad jurídica, la aplicación de los castigos con máximas penas para
los delincuentes y el acabar con la pobreza y la miseria que genera. Tal
ideal: serán como dioses, por su oposición al designio de ELOHIM, no
puede cumplirse. Es una simple promesa en el mercado de las expectativas
y en el campo de las ilusiones. Es una proposición amorosa llena de
injurias, calumnias y maltratos. Es una oferta sin productores y sin
creadores. Es un ofrecimiento de las vanidades, las banalidades y las
superficialidades en la vida.

No morirán y serán sabios que conocen todos los misterios son


convocatorias que buscan revocar los mandatos primigenios de ELOHIM.
Son llamamientos que desarticulan al sistema comunal del avance histórico.
Son invitaciones a vivir lejos y fuera de la localización inicial siempre
escondiéndose. Son panegíricos que imponen y exaltan tres procederes
antisociales: mentir mezclando las afirmaciones verdaderas con añadiduras
y modificaciones, liberarse de las culpas echando la responsabilidad a otros
y sumergir al acoplante en las profundidades de la complicidad.

Conforme a las comunicaciones de la Biblia, el modo de producir


clasista, desde su aparición, en todos los espacios y momentos es
totalmente necrofílico, violento, opresor, discriminante, pauperizante,
excluyente, denigrante y descomponente. Para constatar esta situación
41
basta leer algunas experiencias que los autores bíblicos describen.
Cerciorarse sobre las múltiples y las diversas acciones abominables,
detestables, deplorables y depravadoras que ejecutan las razas, las clases
sociales, los sectores de las poblaciones y los grupos militaristas que la
Biblia típica los gigantes y los héroes de la antigüedad confirman y
testifican el grado de descomposición espiritual y orgánica en que viven las
personas en el modo de producir clasista.

La esencia y el veneno del modo de producir clasista, en la Biblia,


quedan mostradas en nueve sucesos:

1.- La obtención de las posesiones, las tenencias, los valores y del


patrimonio como legado ancestral, el comercio carnal, los procesos de
compra venta, las alteraciones de los pesos y las medidas, los intercambios
desiguales, las labores no pagadas, la trata de personas, las
confabulaciones con los poderosos, las ampliaciones en las creaciones y las
producciones, el comercio transfronterizo, el descubrimiento de bienes y
recursos disponibles nuevos, la acuñación de la moneda, los acuerdos con
los enemigos, la división de las posesiones, las contribuciones y las
donaciones (Génesis, Éxodo, Deuteronomio, Número).

2.- La acumulación multiplicante, la centralización, la concentración, el


acaparamiento, la especulación y el acrecentamiento del tener y el poseer
para tener y valer más (Génesis, Éxodo, Josué, Jueces, Apocalipsis).

3.- El uso del sistema judicial, las acciones extralegales y el amparo del
poder central controlante para arrebatar, despojar y quitar las posesiones y
las tenencias de las vidas comunitarias derramando la sangre y usando la
violencia institucionalizada (Samuel, Reyes, Crónicas, Proverbios, Salmo,
Eclesiastés, Profetas).

4.- La imposición del mercantilismo con el monetarismo en su centro para


que las relaciones contractuales o el sistema asalariado se constituya en el
mecanismo del deslizamiento patrimonial (Profetas, Apocalipsis).

5.- El amor al dinero considerado como la sangre y la savia del modo de


producir clasista (Profetas, Evangelios, Cartas de Pablo, Cartas de Pedro,
Santiago).

6.- La conformación de los sectores ejes o estratégicos del acontecer


económico en clara abjuración y desechamiento de las actividades y las
ocupaciones económicas que se consideran ineficaces, atrasadas y sin

42
aportes significativos complejizando las contradicciones entre el campo y la
ciudad, entre el sector primario y los sectores derivados o entre las labores
artesanales y los trabajos mecanizados (Números, Deuteronomio, Profetas,
Salmo, Proverbios, Eclesiastés).

7.- La conculcación constante y sistemática de los derechos y las


obligaciones reconocidas en las reglas ancestrales, la ley mosaica y en los
decretos monárquicos (Levítico, Deuteronomio, Salmo, Profetas).

8.- La conformación de las regiones económicas, las zonas de exclusividad,


los lugares de disipación, los campos de concentración, los espacios de
confluencia, los sitios de conflictos y las geografías de conquista y
ocupación (Deuteronomio, Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Crónicas,
Apocalipsis, Daniel, Jeremías, Ezequiel).

9.- El desparramamiento de las entrañas de la Naturaleza y del Universo en


la superficie del Planeta con las horadaciones, las hollaciones, las
degradaciones, las remociones, las explotaciones, las roturaciones y con los
desplazamientos que esparcen la contaminación, los venenos y las
sustancias dañinas (Romanos, Apocalipsis, Levítico, Deuteronomio,
Crónicas, Reyes).

Estas y otras acciones que se ejecutan en el modo de producir


clasista señalan que el pecado en el sentido bíblico son actos,
comportamientos, procederes y operaciones totalmente económicos. Los
diez mandamientos condensan precisamente la esencia de la legalidad
clasista: proteger y autorizar el uso, la disposición y la extensión de dos
bienes jurídicos tutelados que son la vida y la propiedad. El término arameo
KHATAHA, por su polisemia, describe con minuciosidad lo que se califica
como maldad, depravación, degeneración, descomposición, agresión,
rebelión, transgresión, alienación y cosificación. La Biblia en todos los libros
que la integran, con matices y estilos diferentes, explica que el ser social se
mueve, actúa y se comporta en el modo de producir clasista según el
interés económico que busca, persigue y posee.

Los diversos conflictos en las comunidades de fe que Pablo y los


demás apóstoles conminan y reprueban son asuntos económicos envueltos
con ropaje moral. La ingratitud y la traición a Jesús es un proceder
económico empapado por las ilusiones políticas: la coptación de algunos
miembros de la comunidad, la asimilación y la adquisición de las
informaciones privilegiadas por una parte, y por la otra, las exigencias de

43
las potencias opresoras. Las siete cartas de Juan a las comunidades de fe
de Asia, aunque dejan asomar algunas situaciones de tipo doctrinal, son
situaciones generadas y generantes de los problemas económicos. La
mentira y la traición de Ananías y su mujer Safira son aconteceres
económicos que dañan y afectan a la comunidad litúrgica que opera la
comunidad de bienes. Las rebeliones y las revueltas de las colectividades
confederadas en marcha por el desierto son resultados de la escasez
alimentaria y del agua. La expulsión del templo a los mercaderes es un
proceder antimercantilista y antimonetarista. Las discriminaciones dentro
de las instituciones eclesiásticas que denuncia Santiago son sucesos del
acontecer económico.

Según la Biblia, por cierto la espada de dos filos, no existe el pecado


fuera y ajeno al proceso económico y político. Las enfermedades viejas y
nuevas que presentan Levítico y Deuteronomio son consecuencias de la
deficiencia nutricional y de la inseguridad alimentaria. Los conflictos entre
las familias según Proverbios son consecuencias de los problemas
económicos. Las guerras, el militarismo y la carrera armamentista son
fenómenos económicos. La división del Planeta en países opresores y países
oprimidos es la expresión y a la vez el impulsor del sistema económico. La
lucha de clases, negada por unos y potenciada por otros, es una dinamo
que jalona al modo de producir clasista.

En la Biblia emergen tres modelos de desarrollo por el cruzamiento y


la plataformación del modo de producir aclase con el modo de producir
clasista: (a) el modelo de expansión de la Naturaleza y el Universo
conforme a las relaciones, las concatenaciones y las conglomeraciones
armonizadas desde los inicios de la creación; (b) el modelo de crecimiento
y madurez de los organismos mediante el acoplamiento, la replicación, la
multiplicación y la ramificación en el multiplicarse y poblar; (c) el modelo
artificialmente diseñado y elaborado que es el orden histórico. Los tres
modelos operan en la desigualdad. Con el predominio del modo de producir
clasista, en el orden histórico, la desigualdad queda desplazada por la
equidad, el equilibrio, la seriación y la linealidad que los eventos naturales
universales no admiten ni reconocen.

Para los autores bíblicos, el desarrollo global y particular, tienen que


suceder en cuatro ámbitos: las existencias en su totalidad, el ser social, las
instituciones básicas y el pensamiento. Estas cuatro dimensiones son la
combinación de la materia y el espíritu y de lo supremo, lo natural y lo

44
humano. El desarrollo desigual del ser social y del pensamiento acontece
con la concurrencia y la convergencia de la dinámica y la dialéctica de la
Naturaleza y el Universo y del progreso histórico. Son los fenómenos
meteorológicos, los acontecimientos intersiderales, los sucesos geológicos y
los procesos geodinámicos que condicionan, delimitan, permiten e impulsan
el desarrollo global, parcial, total o particular. La expansión de la
Naturaleza y el Universo es integral, universal, armonizada y
mancomunada; pero el desarrollo del ser social y de su orden histórico es
precario, limitado e imperfecto.

Uno de los problemas que acorrala al modo de producir clasista es la


contraposición entre los deberes y los derechos del ser social. En la Biblia,
especialmente en Génesis 1 y 2, la libertad y los derechos del ser social son
condicionados, limitados y pautados. En el pensar y el saber bíblico, los
derechos, por ser cualidades y condiciones del ser en el estar, emergen y
se cumplen en las obligaciones. Indudablemente por esta situación surgen
los derechos fundamentales generales, especiales y exclusivos de los
organismos interrelacionados. La esencia de las obligaciones se
encuentran en cuatro acciones: ser fecundos, multiplicarse y poblar,
laborar y cuidar. Cumplir los mandatos originales de ELOHIM no puede
quedar enmarcado dentro de los contratos, los acuerdos y los consensos.

Dentro de las tres vertientes del cristianismo altamente ramificados,


todas con las pretensiones de sujetarse a las Sagradas Escrituras, se
conciben el desarrollo en términos espirituales en su mayoría y una fracción
pequeña asume el desarrollo integral. Tres ejemplos indican que el
desarrollo del ser social es en doble dimensión: orgánico (estatura,
gnoseológico, sexualidad, capacidades, comunicación, aglutinación y
relaciones) y espiritual (personalidad, identidad, carácter, comportamiento,
aspiración, pasiones, ideales e intereses). El ser social en términos bíblicos
es una unicidad existencial, donde la materia y el espíritu al estar
mezclados y combinados no pueden existir aislados y menos elevarse
separados (Éxodo 1-2, I Samuel 2-3, Lucas 2).

En la tradición cristológica y apostólica, el desarrollo desigual, es


percibido, operado y comunicado dentro de la dialéctica NO SER DE ESTE
MUNDO Y ESTAR EN ESTE MUNDO. En la Biblia con frecuencia se utilizan
dos expresiones que merecen destacarse: cada quien y todos (Proverbios
12, Jeremías 31, Romanos 1-2 y 14, I Corintios 12, I Timoteo 1, Efesios 2,
Hebreos 3). Se trata de dos modos en que acontece la ejercitación de los

45
derechos fundamentales, el cumplimiento de las obligaciones, la realización
de las aspiraciones, la operación de las vocaciones, la ejecución de las
labores y los cuidados, la marcha al destino, el establecimiento de las
relaciones y las conglomeraciones, la obtención de los medios de
subsistencia, la búsqueda de las mejores condiciones de existencia y el
proceso de la ascensión. Es el desarrollo desigual particular y global,
concreto y general o específico y total (Daniel 1, II Timoteo 1, Efesios
4, Colosenses 1, II Corintios 9, I Samuel 2-3, Isaías 54 y 66, Juan 10,
Jeremías 17, Lucas 2, II Tesalonicenses 1, Colosenses 2, II Pedro 1-3).

Jesús, el gran analista de la Naturaleza y del Universo, en sus


parábolas sobre la siembra muestra el proceso del desarrollo desigual
(Mateo 13, Marcos 4, Lucas 8 y 13). Al describir las labores agrícolas señala
que el desarrollo desigual tiene que ser integrado y armonizado por la
concurrencia de cuatro condiciones: (a) los procesos y los sistemas que usa
el ser social cobran realidad, importancia y utilidad únicamente cuando
responde al designio de ELOHIM y a las bondades de los sucesos naturales
universales; (b) los medios de producción por la acción de los sucesos
geodinámicos tienen que permitir la germinación, el surgimiento, la
maduración, el florecimiento y el dar frutos; (c) el crecimiento, el progreso
y la madurez acontecen con las labores y los cuidados constantes; (d) la
interacción entre el ser social y la Naturaleza y el Universo es la base para
la obtención, la disposición y el disfrute de los medios de subsistencia.

Un aspecto de importancia decisiva que indica Jesús es la


germinación en la oscuridad. La oscuridad es insustituible para que la
semilla germine y surja. La expresión crece sin que él sepa cómo
muestra que la germinación, el surgimiento y el desarrollo no dependen del
ser social, sino de ELOHIM por un lado, y por el otro, de los sucesos
geodinámicos. La tarea y la responsabilidad del ser social abarcan tres
actividades en tiempos diferentes: preparar la tierra y sembrar, cuidar y
cosechar los frutos. El desarrollo según Jesús es la manifestación de los
grandes y profundos misterios de ELOHIM y de la creación.

Jesús es preciso al referirse al desarrollo desigual como una


progresión, escalonamiento y elevación por niveles y etapas. Obedece a un
proceso interno, lento, oculto y secreto en sus primeros momentos. Luego
deviene en un acontecer externo sin que la interioridad deje de operar. Es
importante delimitar cuál es determinante en el desarrollo: el proceder del
sembrador, la clase de semilla, la calidad de la tierra, la presencia operante

46
e incesante de ELOHIM, las condicionalidades que conceden la Naturaleza y
el Universo, el ambiente interior y exterior, la existencias que rodean, los
tipos de labores y los cuidados, las fertilizaciones, las concatenaciones y las
codependencias existenciales. Dos procesos antitéticos emergen de las
parábolas de Jesús: el rol preponderante de la Naturaleza y el Universo
para que la siembra, el crecimiento y la cosecha lleguen a realizarse y las
actividades desniveladas del ser social.

Otro ejemplo sobre el desarrollo desigual es la vegetación que existe


en las riveras de los ríos, alrededor de los manantiales y en los sitios donde
la humedad es abundante (Salmo 1, Jeremías 17, Job 29, Isaías 44, 55 y
61, Levítico 23, Ezequiel 17, Eclesiastés 2). Mantenerse siempre verdes y
con follajes desbordantes caracterizan a las plantas y a los árboles donde
hay abundante agua. En este caso se perciben dos tipos de seres sociales,
dos caminos, dos modos de existir y dos destinos. El desarrollo siempre es
una dinámica de lo que se hace, lo que se desecha y lo que se utiliza. El
resultado es el ser más y no el poseer y el tener más para valer.

En la Biblia, especialmente en las cartas de Pablo, el desarrollo es


planteado y operado como global, integrado, armonizado y endógeno. Más
que una actividad individual es una labor multitudinaria, colectiva,
organizada y mancomunada. Un hecho que destaca Pablo en su carta a los
Efesios es la tendencia generalizada del ser social en el modo de producir
clasista de enfrentar al orden de ELOHIM con su desorden, maldad y
proceder inicuo. Cómo deben vivir los impulsantes del progreso, el
desarrollo y de la ascensión es la pauta que establece. Los integrantes de
las comunidades de fe, según Jesús, Pablo y Juan, no pueden combatir a la
desigualdad, sino a la exclusión, la discriminación, la opresión, la violencia
y al derramamiento de la sangre con denuedo y persistencia.

La palabra griega ENTOS en el Nuevo Testamento y el término


arameo MEN significan los aspectos, las dimensiones, los niveles y las
condiciones del desarrollo desigual: en, de, a, con, dentro, entre y por.
Señalan los movimientos ascensionales: abrir y cerrar, ir y venir, escalar y
proseguir. El desarrollo es un proceso que va del interior al exterior y de
éste al interior en un espiral envolvente. El desarrollo en términos bíblicos
es el avance, la madurez y la marcha a la plenitud siempre con el actuar, el
pensar y realizar de lo que debe existir, ser y estar. El movimiento, el ritmo
y el rumbo del desarrollo son multiplicativos, expansivos y extensivos. La
creación, la producción y el ensanchamiento siempre conglomerados

47
constituyen su eje y médula. El desarrollo es un proceso que, una vez
iniciado, opera con la dinámica y la dialéctica universal. El paso, el tránsito
y el salto de una condición a otra, de un ámbito a otro o de un nivel a otra
etapa es el modo del acontecer del desarrollo.

Para el desarrollo, conforme a las reglas bíblicas, es fundamental que


existan tres propulsores: (a) el aliento de vida, la vibración incesante, el
respiro ininterrumpido, el movimiento del espíritu de ELOHIM y la dialéctica
de la Naturaleza y el Universo; (b) la alimentación, la nutrición, la
seguridad y la protección constantes; (c) la guía, la conducción, el
apostolado y la comunidad. Estas propulsiones señalan que el desarrollo, en
todos los espacios y tiempos, inicia su acción en el interior y en la
profundidad, se forma y se estructura en la oscuridad, surge con una
fisonomía que llega a la madurez en el exterior y se enrumba combinando
la dinámica interna y externa a lo infinito y lo eterno.

La Biblia, sin dudas y ambivalencias, afirma que el desarrollo desigual


integrado y armonizado acontece con cuatro mecanismos que permiten la
continuidad y la ascensión: (a) las disponibilidades que constituyen el haber
de las familias, las colectividades y de las comunidades en cada
localización, poblado, sitio, ubicación y espacio; (b) las potencialidades de
las fuerzas vivas conglomeradas para atender sus necesidades crecientes;
(c) las posibilidades que brindan las existencias, los sistemas y los procesos
naturales universales y las instituciones múltiples; (d) las transformaciones
y las construcciones que se realizan y se erigen conforme a las condiciones
físicas prevalecientes.

I Corintios 3 y Hebreo 5 señalan el proceso del desarrollo que va de la


complejidad simple a la constelación compleja. Para un desarrollo integrado
y armonizado, según los libros sapienciales y proféticos, es importante la
aplicación de la sabiduría. Para tal proceso es importante cumplir con la
exigencia bíblica: vivir en santidad, estar vigilantes y marchar sin detenerse
al porvenir (I Pedro 2, I Corintios 16, Hebreos 6, Gálatas 5, Romanos 12).
El desarrollo acontece con la determinación y la acción irrevocable de
ELOHIM (I Corintios 3, Eclesiastés 11, Salmo 126). Sin ÉL todo esfuerzo,
toda acción y todo plan simplemente quedan en tentativas, ilusiones y
pasiones encontradas.

48
Capítulo IV
Construcción y Ascensión
Civilizatoria

BANAH designa un proceso de edificación, elaboración, construcción y de


conducción de ocho realidades: una comunidad, una ciudad, un hogar, un
altar, un palacio, una torre, un mercado y una plaza. La Biblia desde
Génesis hasta Apocalipsis menciona estas construcciones (Génesis 4, 8, 11
y 33, I Reyes 3, 5-6, 7-8, 11 y 16, Hageo 1, Éxodo 27 y 36, II Crónicas 2, I
Crónicas 11 y 22, Isaías 28, 30, 40 y 54, II Reyes 12 y 22, Jueces 1,
Jeremías 12, 24-26 y 31-35, Hechos 17, Esdras 3, Josué 8, II Samuel 5,
Oseas 8, Salmo 51, Sofonías 2, Zacarías 9, Nehemías 7, Proverbios 24,
Salmo 127).

La construcción es parte de la transformación. La transformación


según las narraciones de los textos bíblicos son ocho formas: (a) la
penetración en los misterios de la Naturaleza y el Universo; (b) la
extracción, el desplazamiento y la utilización de los contenidos y los
componentes de la Naturaleza y el Universo; (c) la eliminación, la
sustitución, la alteración y el control de las existencias; (d) la destrucción,
la fragmentación, la transferencia, la diseminación, la pulverización, el
destrozamiento y la trituración de la materia, pero sin desaparecer; (e) la
modificación de la superficie y el relieve terrestre; (f) el agotamiento de los
recursos disponibles, la fertilidad de la tierra, la flora y de la fauna con
intensidades diferentes en los espacios planetarios; (g) el cambio y el
trastorno en el sistema alimentario y el proceso nutricional; (h) la
modificación, la eliminación, la transferencia, la duplicación y la sustitución
de los genes y los fragmentos de ADN.

En términos bíblicos no toda construcción es buena. Las ciudades, las


torres, los templos y los palacios, algunos fortificados y otros asegurados,
que se construyen siguiendo los planes, los intereses y las aspiraciones del
ser social contraviniendo a los mandatos primigenios de ELOHIM quedan
arrasadas, olvidadas y desechadas. Los hogares, las familias y las naciones
que se organizan y se conducen mediante las seraficaciones y aplicando las

49
regulaciones opuestas a los sucesos naturales universales quedan
maldecidas, fragmentadas y condenadas. Las vidas comunitarias y las
comunidades vivas que se mantienen fieles a ELOHIM, aparte de ver cómo
los grandes imperios sucumben, marchan al destino meta operando las
creaciones y las producciones fundadas en el ser más con el tener y el
poseer.

Construir y destruir es la binaridad conflictuada que presenta


la Biblia en la organización y la dirección del orden histórico. El
avance histórico, la satisfacción de las necesidades, el mejoramiento de las
condiciones y los niveles de vida, las extensiones y, sobre todo, el
emplazamiento espacial de las actividades y las ocupaciones económicas
suceden con la destrucción y la construcción, la innovación y la ampliación.
En el modo de producir clasista, la destrucción de la materia y la conversión
de los recursos disponibles, aparte de ser intensas, son totalmente
denigrantes y triturantes. En el clasismo económico, en todos los espacios
planetarios y momentos, se privilegia la destrucción, el desplazamiento y la
fragmentación.

En la Biblia, con esplendor y fulgor, queda presentada las dos


construcciones que son milenarias, pautantes y opresoras: el palacio y el
templo. En algunos países, la infraestructura física impresionante e
imponente de estas dos instituciones, se hallan en el mismo espacio.
Palacio y templo son las construcciones mayores del modo de producir
clasista. Los libros históricos narran con detalles y de manera muy fina la
construcción de estas dos infraestructuras. Las características de estas dos
construcciones son: (a) la localización en los espacios exclusivos que
pueden reconocerse desde la lejanía; (b) el diseño, la estructura y el
acabado fino; (c) los recursos utilizados importados de países vecinos,
lejanos y de las potencias opresoras; (d) las divisiones especiales para una
población selecta y parasitaria; (e) la construcción efectuada bajo la guía y
la dirección de maestros especialistas de ocupación multimodal; (f) los
muebles, los adornos y las decoraciones de lujo; (g) el uso de la fuerza
laboral esclavizada y organizada según los oficios, las ocupaciones y las
profesiones.

Las construcciones gigantes e imponentes de las ciudades, los


edificios, los medios de transporte, los armamentos, las tecnologías, los
puertos, los mercados, los centros de esparcimiento, los puentes, los
caminos, los lugares de resguardo y de los canales de traslado del agua son

50
con el propósito de satisfacer las vanidades, las banalidades, el egoísmo,
las aspiraciones y los fines de los poderosos, los opresores y de las razas y
las clases sociales dominantes como afirman los profetas. La utilidad de
estas construcciones son mínimas para las razas y las clases sociales
oprimidas. Con estas construcciones que se consideran de gran valor, el
modo de producir clasista, busca erigirse en el único estilo de vida en el
Planeta. Estas construcciones, además, son las manifestaciones concretas
de las cosmópolis y de las metrópolis. Cuanto mayores, gigantes y copiosas
son las construcciones colocan a determinados países en opresores,
potencias y hegemónicos.

El palacio y el tempo son las construcciones, las instituciones y las


conglomeraciones que succionan desde el centro a las poblaciones, las
nacionalidades y a los pueblos que se hallan a su alrededor cercano y
lejano. Las razas y las clases sociales que conducen a estas dos
construcciones e instituciones, en todas las jurisdicciones, son el poder
central controlante. Las poblaciones, distribuidas diferenciadamente en los
países, quedan bajo el mando, el control y la delimitación de estas dos
construcciones a quienes rinden pleitesías, tributos y contribuciones.

En cada jurisdicción, las gigantes y las atractivas construcciones,


buscan el reconocimiento global. La ínfima minoría poblacional que vive en
la opulencia, la prosperidad y en la abundancia desean, quieren e imponen
que sus construcciones sean admiradas, deseadas y hasta envidiadas por
otras sociedades, poblaciones y países. Los poderosos en todos los espacios
del Planeta, por amasar la fortuna con el deslizamiento patrimonial, se
presentan cual Salomón y Ezequías mostrando su poder, grandeza, lujo y
gloria a propios y a extraños. Sus admiradores, sus aduladores y sus
envidiantes son la reina de Sabá y el rey de Babilonia (I Reyes 4-11, II
Crónicas 1-10 y 32, II Reyes 18-20, Isaías 39).

Las múltiples pretensiones, las conjuraciones, las confabulaciones, las


atracciones, las repulsiones, los estigmas, las astucias, las estratagemas y
las vanaglorias sustentan, acompañan y expresan a las dos grandes
construcciones que el modo de producir clasista posee. Por tal razón, los
profetas y Juan en el Apocalipsis, al anunciar el ocaso, la ruina y el fin de
las potencias, los países opresores y de las clases sociales dominantes
indican que EL DÍA DE ADONAI llega con grandes alaridos, llantos y dolores
que superan al parto. El llanto y el crujir de dientes de Jesús son
exclusivamente para las razas y las clases sociales opresoras que quitan de

51
la boca de los menesterosos y de los olvidados hasta el mendrugo de pan.
El juicio final es la destrucción y la desaparición de la violencia, el despojo,
la opresión, la injustica y del derramamiento de la sangre. Con este juicio,
las dos grandes construcciones clasistas, no solamente quedan en ruinas,
sino también sus cenizas son esparcidas en los mares y los océanos.

Las construcciones en el modo de producir aclase o sin las clases


sociales, tal como afirman Génesis 1-2 y Apocalipsis 20-22, si bien
despliegan y desenvuelven la abundancia, la prosperidad y hasta las
decoraciones de lujo, no son para ostentaciones y vanaglorias. Son las
manifestaciones concretas de la belleza, la hermosura, la pureza y la
integridad de la creación. Se trata de construcciones con tres tipos de
cimiento: (a) la roca primigenia originante de la vida que es ELOHIM
(Salmo 42, 78 y 92, Génesis 49, Deuteronomio 8 y32, II Samuel 23, Isaías
26 y 30, Habacuc 1, Daniel 2, Números 20); (b) la roca perenne que
sostiene la ascensión (Mateo 21, Marcos 12, Lucas 20, Hechos 4, I Pedro 2,
Romanos 9, I Corintios 3); (c) la roca complementaria (Mateo 16, Juan 1).

En la Biblia, las construcciones duraderas y sólidas, tienen por


cimiento y base a la roca, la peña y a la piedra (SELA). ELOHIM es
presentado en la Biblia como la roca firme, la muralla, el refugio, el abrigo,
el escudo, la torre y la ciudadela. Las rocas de importancia decisiva en la
historia del pueblo de Israel son Horeb, Etam, Rimmón, Boses y Semes
(Éxodo 17, Jueces 15 y 20, I Samuel 14). La roca no significa únicamente
la fortaleza y la seguridad, sino también la permanencia, la dureza, la
concatenación y la columna. Su rol e importancia radica en que sostiene a
toda la estructura de la Naturaleza y el Universo. Sin la roca, sin la piedra y
sin los minerales no existen las existencias y menos el ser social

Mateo 7, Lucas 6, Isaías 28, Romanos 9, I Pedro 2 y Salmo 118


señalan que las construcciones duraderas, buenas y de perspectivas
ascendentes acontecen con la selección de tres condiciones: (a) el espacio
de localización y ubicación; (b) el tipo de cimiento y de la base; (c) las
fuerzas vivas constructoras. Los materiales, los insumos, los enseres y los
recursos que se usan dependen de la elección de las tres condiciones. Jesús
al mencionar LA PRUDENCIA en la decisión, la selección, la elección y en la
construcción muestra que la sabiduría, el discernimiento, la sapiencia y el
conocimiento de los sucesos naturales universales son determinantes. De lo
contrario, la tozudez, la torpeza y la necedad siempre con pujos de
grandeza, llevan a la destrucción y a las pérdidas irreparables. Espacio y

52
base combinados adecuada y oportunamente levantan las construcciones
sin demoras, afectaciones y sin pérdidas. Para Jesús, las construcciones,
tienen que ser de calidad insuperable, funcionales y en plena armonía con
las existencias mancomunadas. Al estar expuestas al aire, el sol, las
tormentas, las presiones y a las fuerzas opuestas no caen, no se
desmoronan y no pueden destruirse.

Para los autores bíblicos, las construcciones en el modo de producir


aclase, son instalaciones, erecciones y levantamientos de santuarios (Éxodo
25-26 y 36, Números 1-4, Hebreos 8, Apocalipsis 11, I Timoteo 3, I
Corintios 3-6, Isaías 8). En las construcciones múltiples, según la Biblia, el
ser social constituye la piedra labrada y viva. ELOHIM es el diseñador, el
arquitecto y el constructor por excelencia. En las construcciones que se
enrumban a la nueva creación, las fuerzas constructoras, proceden de
todos los espacios planetarios. En todas estas construcciones quedan
trascendidas con eliminaciones y transformaciones las piedras trizas que no
sirven.

Los moldes, las medidas, los materiales, los soportes, el volumen, los
colores, las decoraciones y las instalaciones tienen que ser movibles,
transportables, exactas, precisas y renovables. Sin estas particularidades,
las construcciones por muy especiales que sean, no pertenecen al modo de
producir aclase ni forman parte de la nueva creación. La movilidad, la
continuidad y la perennidad singularizan a las construcciones que plasman
lo mandatos primigenios de ELOHIM. Las tres particularidades obedecen al
soplo vivificante del espíritu de ELOHIM. Es en el movimiento del espíritu de
ELOHIM donde está la infinitud y la eternidad.

Para que las construcciones y la ascensión se compaginen es


fundamental que el agua, el soplo y la sangre se combinen y se
mezclen. Son las formas en que ELOHIM funda y opera la ascensión, la
elevación y la cristificación. Ascender y cristificarse es lo grandioso, lo
sublime y lo sagrado. Jesús no es solamente el Hijo del Hombre y el Hijo
del Padre, sino también la UNIDAD MÚLTIPLE PERFECTA. Sin esta
comprensión es imposible realizar las transformaciones, las construcciones
y la elevación.

La construcción y la elevación, según los Evangelios, las cartas de


Pablo y el Apocalipsis de Juan, acontecen con tres vestiduras, tres cuerpos
y tres revelaciones: (a) la túnica blanca; (b) la capa roja; (c) el manto
púrpura; (d) el cuerpo ungido; (e) el cuerpo glorificado; (f) el cuerpo
53
universal; (g) los misterios; (h) las maravillas; (i) los secretos. Con estas
realidades el LOGOS penetra en la creación, la Naturaleza y el Universo y
en el ser social. Además para que la ascensión se realice es importante que
se conjuguen sincronizadamente tres fuerzas, energías y poderes: (a) las
fuerzas creadoras; (b) las fuerzas transformadoras; (c) las fuerzas
constructoras. Las tres fuerzas confluyen en la construcción y en la
ascensión.

Cuando estas fuerzas fluyen y operan sin armonizarse no puede


existir la marcha del origen al destino en el rumbo determinado por
ELOHIM. La ascensión, la trascendencia, la elevación y la expansión
cristalizan en todos los lugares, las circunstancias y los tiempos LO QUE
DEBE EXISTIR, SER Y ESTAR. Cuando se reciben con agrado las ráfagas de
los sucesos y los acontecimientos naturales universales se aprecian y se
asimilan los sistemas y los procesos de integración y armonización global y
total. Cuando se afirman el fluir de la vida y su expansión se logran a
cumplir la voluntad, el designio y los mandatos de ELOHIM. Las vidas
comunitarias y las comunidades vivas para ascender tienen que pensar y
vivir no el Cristo histórico, sino el Jesús transfigurado, glorificado y
ascendido.

La construcción sobre la base firma y la ascensión a la plenitud, la


totalidad y a la comunión universal implica vivir tres purificaciones: (a)
bajar a los mundos bajos, los infiernos y a los tiraderos de basura para
purificar, limpiar y arrasar con el fuego devorador toda la maldad, la
degeneración, la descomposición, la depravación y la contaminación; (b)
enfrentarse a toda clase de injurias, calumnias, ataques, traiciones e
ingratitudes para transformar los horrores, las furias y el terror en que
viven las grandes mayorías; (c) lanzarse a la construcción de la sociedad
nueva de gran armonía y la civilización universal solidaria con grandes
conmociones y remociones de lo viejo.

Para ascender y elevarse es fundamental imponer lo nuevo como la


corriente indetenible que fluye al porvenir. Se trata de efectuar las tres
grandes cristalizaciones: (a) el nuevo nacimiento que implica adquirir un
organismo libre de fatalidades y concupiscencias; (b) caminar sin detenerse
al destino meta que es la nueva creación; (c) entrar a la plenitud, la
comunión universal y la armonía total. Sin estas acciones no existe el ser
social nuevo. En la realización y la concreción de estas tres cristalizaciones,
en todos los espacios, emergen tres traidores: Caifás, Pilatos y Judas. A la

54
vez se presentan tres enemigos: las multitudes que gritan la crucifixión, los
conductores de las instituciones y las fuerzas armadas. La vía crucis, el
escarmiento y la crucifixión son actos de tres agentes: (a) los
representantes de las instituciones eclesiásticas; (b) las aglutinaciones
políticas; (c) las potencias confabuladas. Estas son los dramas históricos
dentro del acontecer cósmico.

El pan y el vino son esenciales para la ascensión y la cristificación. La


esencia que nos mueve, nos impulsa y nos conduce en la ascensión es el
espíritu de ELOHIM. La regla a seguir en la ascensión estableció ELOHIM:
ÉL mismo ubica, perfecciona, afirma, fortalece y conduce (I Pedro 5,
Deuteronomio 18 y 32, Salmo 24, Colosenses 1, Efesios 5, Hebreos 6,
Mateo 5). La elevación, la cristificación y la ascensión son procesos que
avanzan con el perfeccionamiento, la madurez, la consagración, la
santificación y el desarrollo. Se trata de una realización progresiva por
niveles y etapas. Abarca una diversidad de aspectos, varias dimensiones y
diferentes ámbitos. La Biblia es clara en decir que el ser social tiene que
vivir la perfección en el Planeta.

La convocatoria de Jesús es a la ascensión cumpliendo los mandatos


de ELOHIM (Mateo 5, Proverbios 2). En este proceso de elevación del ser
social TELEIOS (perfectos) es la condicionalidad del estilo de vida. Ser
sanos, puros y perfectos TODOS LOS DÍAS es la exigencia ascensional
(Salmo 119, I Juan 2, Hebreos 12, Juan 17, Filipenses 3). La perfección en
términos bíblicos se alcanza a través de cuatro mecanismos: (a) las labores
y los cuidados constantes que transforman, construyen y elevan; (b) el
pensar y el saber del ser en el estar y el vivir; (c) la lucha por la vida y la
subsistencia en todo tipo de espacios y momentos; (d) eliminando toda
clase de maldades y descomposiciones. Según el mensaje bíblico, la
cristificación y la ascensión, no es un asunto de opciones, sino una
realización obligatoria.

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BIBLIA Y GEODINÁMICA, una reflexión sobre las múltiples
relaciones actanciales entre el ser social y la creación, invita a
comprender el rol de los fenómenos meteorológicos, los procesos
geológicos, los acontecimientos geodinámicos y de la armonización
intersideral en la organización de la sociedad, la creación de la
historia y en la construcción de la civilización. Tal convocatoria
desdice completamente tres formas de comunicar el mensaje
bíblico: (a) relegando y desechando los mandatos primigenios de
ELOHIM; (b) fomentando la transmigración; (c) buscando la
inmortalidad.

Para la comunidad de fe que sigue la tradición profética, en


todo el proceso natural universal, existe un suceso principal: las
transformaciones cósmicas, las interconexiones globales y las
mancomunaciones totales. Sin estos acontecimientos, la vida que
fluye sin cesar, entra a sucesos de conflagración, la fatalidad y la
desintegración. En el plan general, total y universal de ELOHIM, la
humanidad, siempre queda purificada, seleccionada y animada por
los diversos eventos naturales que arrasan con las
discriminaciones, las expulsiones, los confinamientos, las maldades,
las descomposiciones, las denigraciones, las opresiones, las
contaminaciones, las violencias, los despojos, los odios, los
antagonismos, las guerras y los ritos aborrecibles.

SERAPIO MUCHA YAROS, economista y teólogo, integra el


órgano de la conducción del Centro Transdisciplinario
para el Humanismo Económico, A. C.

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