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(CURACIONES)
SERAPIO MUCHA YAROS
México, 2022.
cladeandinos@gmail.com
muchayaros@gmail.com
CONTENIDO
Presentación 7
Capítulo I
MAMA HAMPIQKUNA KAYLLA 17
(Ser Madres Dedicadas al Cuidado de la Salud)
Capítulo II
IMAYNATAM UNQUYKUNATA RIQSINA 71
(Sistema de Auscultación de las Enfermedades)
Capítulo III
IMAKUNAWANMI HAMPIKUNALLAQA 93
(Medios de Curación y Sanación)
Capítulo IV
IMAYNALLATAM HAMPIKUNALLAQA 107
(Modos de Sanar, Purificar y Restaurar)
Capítulo V
MAYKUNAPIM HAMPIKUNAQA 205
(Espacios de Sanación y Recuperación)
Capítulo VI
IMAKUNATAM MIKUN UPYAN HAMPISQAKUNAQA 219
(Sistema de Alimentación y Bebida de los Sanados)
Capítulo VII
IMAYNATAM WAWAKUNATAQA UYWANA 235
(Sistema de Cuidado de la Infancia)
PRESENTACIÓN
La referencia al enfermo duró varios meses entre todas las vidas comunitarias y
las comunidades vivas. Por las conversaciones en que participa activamente mi
cuñado, aunque tenía deseos de preguntar, tuve que ir solamente escuchando los
comentarios y hasta las peticiones al padre Universo y a la madre Naturaleza de
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que tal acontecer no tenga lugar en las altas punas. Llegando a la casa, antes de
que contara el esposo de mi hermana mayor a la familia, corrí donde mi madre
para preguntar: MAMALLAY LLAQTAPIM RIKURAMUNI HUK UNQUQLLA QALLULLAN
MIKURUKUQTA CHAYKARUYQA IMANASQATAQ RIKURIN (madre en la ciudad vi a
un enfermo tragarse su lengua y por qué sucede eso). Ella me contesta
lacónicamente: CHAYQA MANAM UNQUYCHU CHIQNIKUYWAN LAYQAKUYMI (esa
no es enfermedad, sino dañar con la envidia). Con esa respuesta me alejé y esperé
que sirvieran la comida. Comimos toda la familia pukapicante y después de que
lavaron los utensilios, mi cuñado sentado al lado de mi hermana mayor, comenzó
a contar sobre el enfermo y todos los comentarios que oyó en el camino.
Después de masticar la coca, cuando el sol irradia su calor para disipar RANKACHU
(la helada), se inician las labores. Mientras se colocan en los hoyos las semillas,
uno de los comuneros, en son de burla me grita: WARMACHA NIYKUWAY
IMAYNATAQ KACHKANKI KUNAN QALLUMIKUKUQTA RIKURUSQAYKIWAN (niñito
dime cómo te encuentras hoy por haber visto al quien se tragó su lengua).
Respondí: UCHU UCHUYCHALLAM TARIKUNI MANCHARIKUSQAYRAYKULLA (muy
pequeñito por haberme asustado). Todos los comuneros soltaron una carcajada
diciendo: KUNANMI TARPUYWAN MANCHAKUYNIKITAQA TARPURUNKI (en este
instante con el sembrar sembraste tu miedo). Una comunera ya anciana,
seguramente mayor de ochenta años por el rostro que tiene, se me acerca y me
mira. Después de hacerme correr cuesta arriba me indica que debo volver
realizando volteretas. Estando ya en el lugar de la siembra, la anciana, dice a mi
madre: KAY WAWACHALLAYKIQA KUNANLLAM MANCHAYTA WISCHURUN
SUNQUNMANTA (este tu descendiente acaba de expulsar el miedo de su corazón).
Los demás comuneros al oír el decir de la anciana, como queriendo saber más,
comenzaron a preguntar: MAMACHALLAYKU NIYKULLAWAYKUYÁ ICHAQA TUKUY
MANCHARIKUYTAQA QARQULLAWACHWANCHU PUKLLAKUYWAN (madre nuestra
dinos si todos los miedos podemos desechar jugando). La anciana contesta en
forma muy enérgica: WAWAKUNALLAQA WARMAKUNALLAQA PASÑAKUNAPAS
SIPASKUNAPAS MAQTAKUNALLAQA PUKLLAKUYWANQA LLUQSIRICHINKUM
MANCHAKUYNINKUNATA. HATUN RUNAKUNAQA WARMILLASPAS QARILLAPAS
HURQUNQAM MANCHAKUYNINTAQA ACHKA KAYKUNALLAKUNAWAN UTAQ
RURAYLLAWAMPAS (solamente las infancias, los adolescentes, las doncellas y los
jóvenes pueden eliminar su miedo jugando. Los adultos, los varones y las mujeres,
quitan el miedo con diversas existencias y con diferentes actividades).
Observando cómo colocan las semillas, la anciana, dice a los varones adultos que
sobrepasan los sesenta años: QAMKUNALLAQA QAWARIKUYCHIKYÁ WAK
WARMIKUNATA IMAYNALLAM MUHU CHURASQANTA CHAYPIM TARINKICHIK
HAMPIYTA CHAY TULLU NANAYNINKICHIKPAQ (miren a esas mujeres cómo
sueltan las semillas y en eso hallarán la cura para el dolor de sus huesos). Los
varones al recibir semejante recomendación, en un parloteo cruzado, contestan a
la anciana: MAMALLAYKU IMAWANTAQ IMAYNATATAQ RIQSIKUNKI ÑUQAYKU
TULLUNANAYWAN KAWSASQAYKUTA (madre con qué y cómo supiste que
padecemos el dolor en los huesos). En ese instante ella pide un receso. Cuando
todos los laborantes se sentaron, en vez de conversar, indica a las mujeres que
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sirvan la comida. Ordena que entreguen la porción de mayor a menor edad. A la
vez pide que, a ella deben proporcionar la parte que la corresponde, una vez que
hayan terminado de entregar a toda la concurrencia. Las mujeres de inmediato
obedecen la orden de la anciana. En forma ordenada y efectuando un desfile
ejecutan la directriz. Los desplazamientos cruzados de las mujeres levantan el
polvo y dejan las huellas completamente enmalladas.
Cuando comenzaron a dar a los mayores, ella de reojo, mira la forma en que
reciben. Algunos con cierto disgusto por la hora en que se distribuye la
alimentación, en vez de externar sus dudas y molestias, agarrando su porción se
alejan para comer sin que vea la anciana. Terminado el receso, en plena actividad,
la anciana se acerca a varios de los comuneros y las dice: QAMPA UNQUYNIKIQA
PINQAKUYMI APACHAKUYMI PAKAKUYMI CHAYRAYKUM MANA MIKURANKICHU
ÑUQALLAYKUWAN (tu enfermedad es la vergüenza y el alejarse, por eso no
comiste con nosotros). A los demás, en voz alta, indica: KURPAMAKILLAM
UNKUWASALLAM ARWICHANKALLAM RIKUCHIKUNKICHIK IMAYNAM MIKUY
HAPISQAYKICHIKPI (en la forma en que recibieron la comida se dejan ver que
tienen manos enredadas, espalda torcida y piernas tambaleantes). El día culminó
entre la siembra y la sanación, pero con grandes lecciones de la purificación, la
atención a la salud, las labores abundantes y el cuidado del cuerpo.
Las semillas que sobraron a cada comunero se dieron una porción. La anciana
recibió únicamente la semilla de KULLIPAPA. Al momento de irse, en forma de
broma, manifiesta: HUÑUY PALLAY PUNCHAWPIQA QAMKUNALLAQA HAMUYCHIK
KULLIPAPA MIKUNAYKICHIKPAQ (el día de la cosecha vengan a comer
KULLIPAPA). Los comuneros que recibieron la sanación, la receta y la medicina
gratuitamente, antes de brindar el saludo de separarse, externaron su alegría:
MAMACHALLAYKU RISAQKUM KULLIPAPA MIKUYMANQA (iremos madre nuestra a
comer KULLIPAPA). Volvimos al hogar sin las cargas pesadas. En el camino sí
recogemos KARKA (estiércol seco de los animales) que se utilizan como atizador
del fuego. En la casa, después de resguardar a los UYWACHAKUNA (animales), se
sirve la cena y entre pláticas sobre los diversos tópicos de la comunicación durante
la siembra se consume la alimentación.
En este tipo de actividades agrícolas no falta SURA AQA MULLICHA AQA (chicha
de maíz y de molle). En algunas ocasiones puede combinarse con aguardiente y
con AYRAMPUTUQTILLU (licor de ayrampo). Las comidas que se preparan son de
UKUPA KUKUPA (papa seca cocinada), QINWAPICANTE (guisado de quinua) y
CHULLQICHUPICHA (sopa de maíz tierno seco). La alimentación se sirve
generalmente en el receso, pero si algún comunero indica que se comerá
concluyendo las labores, tiene que esperarse. En ese caso, la comida se sirve entre
las cinco y las seis de la tarde, porque no hay necesidad de que cada comunero
llegue a su casa a preparar su alimentación. Antes de comer, los comuneros de
mayor edad, reciben un YURU ANTA WISINA (jarro, taza y recipiente de barro)
lleno de AQA. Sentados en un espacio especial brindan por haber culminado las
labores sin contratiempos.
Cumplen su rol como los otros comuneros sin espetar y sin quejarse. Si laboran
las ancianas que superan en edad, antes de concluir la labor del día, llevan al río
donde aplican cataplasmas de QUCHAYUYU (yerbas acuáticas) y de PALTARUMI
(piedras planas redondas) con el fin de evitar que siga avanzando la afectación.
Algunos comuneros que sufren pérdidas de vista recuperan con la ayuda de las
ancianas. Las diversas actividades en las vidas comunitarias y las comunidades
vivas son, para las que tienen facultaciones especiales en la sanación, el proceder
del diagnóstico de la situación de la salud. En el comunitarismo y el colectivismo,
las enfermedades y los padecimientos orgánicos, son inmediatamente detectadas
por las ancianas, quienes sin la petición expresa de los afectados, aplican la
sanación ante la vista de toda la comunidad.
Las y los comuneros retornantes, por los diversos prejuicios adquiridos en las
nuevas localizaciones, sienten cierta aversión a la medicina ancestral. En vez de
confiar en las prácticas de su comunidad, por haber adoptado el exogenismo,
conceden importancia al chamanismo y al curanderismo clasista. Los mejores
clientes de los curanderos de la ciudad son los desplazados del campo a la ciudad
o los pobladores de los cinturones de miseria de las metrópolis. Las clases sociales
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oprimidas, sometidas a continuas carencias subsistenciales y conservadas dentro
del control poblacional discriminante, buscan el consuelo precisamente en la oferta
de los MISTI y de los LAYQAQKUNA. Quienes practican la brujería y la hechicería
son los que se dedican a prestar sus servicios en estos casos. Los y las enfermas
estando en atención y habiendo controlado sus padecimientos y molestias se
convierten en los propagandistas de los LAYQAQ.
En la mayoría de los casos, los curanderos y los sanadores que aplican la regla de
ochá y de palo o los que presumen que conocen el sistema de curación asiática,
sincretizando con las asistencias a la salud de los pueblos andinos y amazónicos,
incluso llegan a desafiar a los médicos especializados en las facultades de
medicina. Los santeros, LAYQAQ que procuran mezclar la tradición africana con la
romana, llegan a externar su poder con el proceso no de la transculturación y la
interculturalidad, sino con la sustitución y la transmutación del panteísmo con los
seres angelicales, los espíritus malignos, los santos, las vírgenes, las
materializaciones, las entidades fabricadas y con todas las seraficaciones. En la
aplicación del sistema de sanación, en vez de mostrar la esencia de la tradición
africana, andina o amazónica, operan con retazos y pedacerías de diversas
tradiciones ancestrales que van dando mayor prestancia a las prácticas hebreas,
egipcias, hindúes, japonesas y chinas, pero dentro de los cánones del romanismo.
Algunos tratan de imitar a los sufí islámicos en cuanto a las curaciones y las
sanaciones se refiere. Unos se presentan como los grandes aplicantes del reiki, el
arte mahikari, el proceso tibetano de la salud o los operantes del biomagnetismo,
las piedras, los minerales y de los cristales.
La mayoría ofrece los grandes adornos, las medallas de buena suerte, los amuletos
y los talismanes de gran poder. Anuncian sus servicios paramédicos como la
medicina alternativa, la homeopatía y la medicina natural. Organizan viajes,
peregrinaciones y paseos campestres a los lugares considerados los centros
especiales de obtención de poder, purificación y de energía. Divulgan documentos
que afirman ayudan al desarrollo óptimo del ser y plantean que las emociones y
las sensaciones son inteligentes. Al reproducir las posturas que sustentan al
mercantilismo en los países opresores, generalmente interpretaciones de los
antiguos documentos que son de los países oprimidos, se sienten los vanguardistas
del nuevo pensar planetario. Con los eneagramas, los merkaba, los septenarios y
los números intentan anular la sapiencia y la sabiduría primigenias.
Por la generalización del uso de las plantas, los minerales y de las creaciones
culturales ancestrales, la Organización Mundial de la Salud, para pautar la
denominada medicina alternativa y homeopática estableció medidas de control en
la asistencia a la salud: por las resoluciones planetarias quienes tienen la facultad
de intervenir en las curaciones y las sanaciones son los médicos y los reconocidos
por los colegios de la ciencia de la salud. Con dicho proceder, el organismo vigilante
del sistema de salud global de la Organización de las Naciones Unidas, en vez de
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admitir que el sistema de sanación de los pueblos y las comunidades indígenas
son auténticos y fundamentos de la ciencia médica contemporánea, desde el
considerar que acudir a los sanadores y las curanderas de las vidas comunitarias
y las comunidades vivas son de ignorantes, pasa a la absorción y las coptaciones
de las formas de tratamiento médico primigenio.
En medio de los tres sistemas de atención a la salud, en todos los espacios, pululan
los sanadores y los curanderos con los espíritus venidos del cielo o del infierno.
Algunos que combinan la ciencia médica galena con el naturalismo heterodoxo, en
sus relaciones con los sanadores de los pueblos indígenas, se apropian de las
formas de tratamiento en la salud de los nativos. Actualmente solamente en
lejanas poblaciones de las ciudades, donde no existen los centros de salud o no
funcionan en forma constante, se sigue OPERANDO el sistema ancestral de
asistencia a la salud. Las vidas comunitarias y las comunidades vivas que no
olvidan su creencia y no abandonan su cosmogonía primigenia prosiguen con el
sistema de tratamiento de las facultaciones, las sanaciones, las curaciones y de
las purificaciones originales y antiguas.
Al hallarse frente a los LAYQAQ que solamente buscan conocer cómo en las altas
punas se curan de los ataques abiertos, arteros y ocultos del anticomunitarismo,
no para ocultar su sabiduría, sino con la finalidad de seguir conservando en su
estado original, en vez de callar admiten que las diversas curaciones con los seres
celestiales, infernales, los aya, los wamani, los awki, los yaya y los apu son
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adecuadas. Para no entrar en conflictos con los médicos galenos y los LAYQAQ,
prefieren seguir sin realizar sus sanaciones, pero al ir a los espacios donde hay
abundante agua, yerbas y piedras aprovechan la ocasión para purificarse. Tal
proceder no es ocultarse ni precaverse, sino cumplir una regla primigenia:
QUMUNCHALLA KAYQA SAPANCHIKPI HAMPIRIKUYMI (ser comunero y comunera
es curarse en completa separación).
Las reglas que me comunicaron inserto en su integridad por ser las directrices
guiantes. En todas las comunidades que rodean a TANTAR se constatan la misma
práctica en la asistencia a la salud por compartir el mismo piso geológico, los
biomas y los ecosistemas. Además se hallan aglomeradas por el mismo camino
hacia la ceja de la Selva y a la ciudad. El sistema de creación y producción
comparten, pero a la vez muestran algunas variaciones, por la existencia de los
ríos y las lagunas que abundan en sus territorios. Durante los días sábados y los
domingos pueden verse cómo bajan de las altas punas unos y otros van escalando.
Son los días de mayor afluencia a la ciudad Tambo, donde después de realizar las
diversas transacciones económicas, vuelven llevando los productos y las
mercancías que requieren. En ese IR y VENIR muestran su condición orgánica y la
calidad de su salud.
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Capítulo I
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aceptar ni deben admitir la equidad y la igualdad por ser la doctrina clasista. No
es el planteamiento del cristianismo primitivo ni de las colectividades primigenias,
sino de las clases sociales antagonizadas que buscan aparentar la ausencia de la
opresión y la polaridad poblacional. En la geodinámica que se desarrolla de manera
desigual, permitiendo que las poblaciones también avancen en forma asimétrica,
no existe el equilibrio ni la igualdad que tanto vociferan los defensores del
mercantilismo devorador y el monetarismo degollador.
Decir a las mujeres de las altas punas que son iguales a los varones es la peor
ofensa que se puede propinar. Recuerdo la discusión de mi hermana mayor en
1974, ante una asamblea de mujeres que hoy llaman emprendedoras, con tres
visitantes de la ciudad que llegaron proponiendo trabajar independientes y
alejadas de los varones. NIYKULLAWAY ÑAÑACHALLAY IMANALLASQATAQ
QARIKUNALLAQA MANA WARMIKUNAWANQA HUKLLAQA LLAMKANMANCHU
(dígame hermanas por qué las mujeres deben trabajar separadas de los varones)
fue la pregunta de mi hermana a las propagandistas del vivir citadino.
Una de las visitantes, por ser YANA (negra) en la calificación de las mujeres de
altas punas, al no saber comunicarse en QICHWA pregunta a la que respondió:
¿cómo te atreves a decir la que teníamos que afirmar al final? La interrogada
contesta: era necesaria porque no se sabe cómo reaccionarían estas indias que
siempre ocultan sus intenciones. Una de las ancianas, sentada en la mitad del
grupo, en voz desafiante, exige que se traduzca la que acaban de cuchichear. En
un intento de disimular su error, para tratar de calmar los ánimos, simplemente
arguyeron: WARMIKUNA KAY QASAKUNAPI KAWSAQKUNALLA RIMARIYCHIKÑA
ÑUQAYKU IMAKUNAM MUNASQAYKICHIK YACHANAYKUPAQ (mujeres que viven es
estos cerros hablen para que sepamos la que desean). Las mujeres sentadas
pidieron a la anciana que exprese el sentir colectivo.
La anciana escoge a tres mujeres para que la acompañen mientras ella expresa el
ver y el oír de las mujeres de las altas punas. Inicia su discurso: LLAQTAMANTA
HAMUYKURUQ WARMICHAKUNALLA QAWARIYKUYCHIK IMA IMAYNALLAM
PACHAKUSQAYKUTA IMALLAM MIKUSQAYKUTA MAYLLAPIM LLAMKASQAYKUTA
CHAYPIM QAMKUNAQA RIQSINKICHIK IMAKUNALLAM MASKASQAYKUTA MAYPIM
MASKALLASQAYKUTA PIKUNAWANMI MASKARISQAYKUTAPAS (mujeres que
acuden de la ciudad miren cómo estamos vestidas, qué comemos y cómo
trabajamos y en eso verán la que buscamos, dónde buscamos y con quiénes
buscamos). Fue un golpe total a la concepción del mundo de las visitantes. La
anciana no se refirió al deseo, sino a la búsqueda a partir de las necesidades
fundamentales: comer, vestirse y laborar. Las visitantes con atención siguieron
toda la comunicación de la anciana. Paradas frente a una multitud de comuneras,
procurando no mostrar su miedo y su desconfianza, tuvieron que ver la forma de
hablar, la manera de comunicar y el estilo de decir de una de las conductoras del
colectivismo.
Cada palabra, cada expresión, cada frase y cada oración pronunciadas no afloran
los sentimientos de queja ni de ofensa a las razas y a las clases sociales que
históricamente odian a las nativas. La anciana termina su decir, hablar y
comunicar: ÑUQALLAYKUQA QAMKUNALLATAQA RIQSIKUNIKUM ÑAÑALLAYKU
KASQAYKICHIKTA. LLAQTALLAYKICHIKMAN KUTIRISPA CHAYLLAPI NIYKUYCHIK
WAK HATUN URQUPA UKUMPI CHAWPIMPI UMAMPI YACHAQ WARMIKUNAQA
TUTA PUNCHAW PURISPAM LLAMKASPAM RURASPALLAM MANA YARQAYPIQA
TARIKUNKUCHU NITAQ CHIQNIKUYTAPAS RIQSINKULLANKUCHU (nosotras las
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reconocemos nuestras hermanas. Al volver a su ciudad digan que las mujeres que
viven en el interior, encima y en medio de ese alto cerro por andar día y noche,
trabajar y hacer no padecen hambre ni conocen las enemistades). QAMKUNA KAY
NISQAYTA YACHASPAQA RIQSISPAQA YACHARUNKICHIKMI IMAYNAM KAYPI
KAWSAY KAQLLATA (ustedes si entienden y saben lo que acaba de decir sabrán
cómo es la vida en este lugar). ICHALLAQA MANACHU RIQSINKICHIK MANAMÁ
YACHAYTAQA YACHAYKUNKICHIKPASCHU (en caso de no saber no conocen ni
comprenden lo que es el estar y el conocer). KAYKUNA NISQAYWANYÁ KUNANQA
NIYCHIK IMALLAM NILLAYNIKICHIKTA (con la que manifiesto, ahora digan la que
tienen que hablar).
Luego cedió la palabra y el decir a las tres acompañantes para que complementen
a las informaciones concedidas. Una de ellas, en voz muy fina, simplemente
expresó: ÑUQALLAYKUQA QAMKUNATAM MUNALLANIKU WAK URQUQASAPA
UMANMAN APAYTA CHAYMANTA INMAYNAM MAYUPAMPALLA RIKUNAYKICHIKPAQ
(nosotras queremos llevarlas a la punta de aquel cerro para que desde allí miren
como fluye el río en el valle). La segunda secundó: ISKAY PUNCHAWLLA
QIPARIKUYCHIKQA ÑUQALLAYKUWAN CHAYNALLAPI TUKUY IMAKUNALLA
KAYLLAPI KAKUQTA QAWARINAYKICHIKPAQ (solamente quédense entre nosotras
dos días para que vean todo lo que existe aquí). La última como remate y síntesis
externó: PAQARINMI KAY MAMACHALLAYKUWAN RISAQKU YANAQUCHAMAN
CHAYPI YURAQYACHIY CHASKILLANAYKUPAQ QAMKUNAYÁ RIYKUYCHIK
ÑUQAYKUWAN IMAYNAM KAYLLAPI CHUYACHIKUY CHUYAYAY CHASKIY
RIQSILLANAYKICHIKPAQ (mañana con nuestra madre que está aquí iremos a la
LAGUNA NEGRA para recibir la purificación y la limpieza, ustedes vayan con
nosotras con el fin de conocer cómo se recibe la pureza). QAMKUNAQA AMAYÁ
MANANCHAKUYCHIKCHU KAY AYPURIYKUYNIKUTAQA (ustedes no denieguen ni
rehúsen a esta nuestra invitación).
Ante semejante invitación, las tres se apartaron por unos instantes para
intercambiar seguramente las opiniones, pero al volver la que habla QICHWA
menciona: KAY YANAWARMIQA QICHWA RIMAYTAN MUNAKULLAN YACHAYTA
CHAYRAYKUM QIPAKUSAQKU ISQUN PUNCHAW CHAY YUNQAPIM QAMKUNA
IMAKUNALLAM RURASQAYKICHIKTA RURALLASAQKU (esta mujer negra quiere
aprende QICHWA y por esa razón nos quedamos nueve días para que toda la
semana realicemos la que ustedes acostumbran hacer). La anciana mirando con
cierta sospecha a la mujer de origen africana pregunta: PAYLLAQA ATINQACHU
CHIRIWAYRA KUYAYTAQA (ella podrá amar al frío y al viento). Al ser retransmitida
el mensaje, la costeña de ascendencia africana, responde: tendrán que enseñarme
cómo se ama, porque del lugar de donde viene mi padre al viento se captura en
las tinajas y al frío no se conoce. En la comunicación de la mujer negra, los diversos
contenidos y componentes de la Naturaleza y el Universo, quedan atrapados en
tres procederes clasistas: la posesión, la dominación y el encapsulamiento. Es la
concepción clasista de la superioridad del ser social sobre los progenitores
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primigenios y los integrantes de la gran familia universal. Esta visión sobre las
existencias es completa y totalmente negante de la cosmogonía, el mito, la
creencia y las reglas ancestrales del colectivismo andino. Tal suceso indica que el
panteísmo africano en esencia es mercantilista, clasista y prejuiciosa. Es el
esoterismo clasista.
La anciana pidió dar por terminada la asamblea y ordena acudir a la casa del
TAWNA APAQ KAMACHIKUQ (quien posee el cetro de mando comunitario) para
que determine con qué familia se quedan mientras dura su permanencia. La mujer
negra va al lado de la anciana y pide que la perdone si ofendió con alguna palabra.
Traducidas las palabras de la costeña fue respondida de la siguiente manera:
KAYLLAPIQA MANALLAM PIPAS PASKAYTAKUNATAQA RURANCHU NITAQ
ACHWITITAPAS QUYKULLANCHU LLAPACHALLAYKU ALLIN SUMAQ KAWSAYPI
KASQAYKUSQAYKURAYKULLASQA KAPTIYNIYKUPI (aquí ninguno perdona ni
concede piedad, porque todos y todas existimos en el buen vivir). Una vez que
tradujeron para la mujer negra, la anciana, complementa: KAYPIQA PIPAS
NANAYWAN KAQKUNAQA YARQAYPI TARIKUQA LLAKIYPI RIKURIKUQA CHAYLLAM
MAÑAKUN ÑUQAYKUTA CHAYLLA IMAKUNAM USUKUYNINTA QICHURUNAYKUPAQ
(quien aquí padece dolores, sufre hambre y se halla en tristeza nos pide a nosotras
para que de inmediato quitemos sus necesidades y carencias). Para una mujer
acostumbrada a comprar y vender, las palabras de la anciana, son novedades
ideológicas.
Antes de llegar donde el conductor mayor comunitario, la anciana envía a las tres
que la acompañaron durante el discurso, para que los espere y no interrumpan
sus labores. La visitante que habla QICHWA al ver que la anciana envió
mensajeras, con cierta preocupación, se acerca a ella y pregunta: IMATATAQ
RURARUWANQAKU TAITAKUNAQA (qué nos harán los ancianos). La anciana se ríe
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y manifiesta: TAWNALLA APAKUQ KAMACHIKUQA MANALLAM IMATAPAS
RURASUNKICHKCHU KAMACHINIQA PAY SUYAWANANCHIKPAQMI (el anciano
mayor no les hará algo, envié para que él nos espere). Cuando llegaron a la casa
del anciano mayor, sentado en una piedra negra, estaba listo para escuchar a las
mujeres. El anciano pidió a su esposa que sirviera la comida y todas se sentaron
para ingerir los alimentos. La mujer negra al recibir CHALUNA KANKALLA (asado
de carne en proceso de secamiento) pregunta de qué animal es la CHARKI (carne
seca). Antes de recibir alguna respuesta, en un proceder propio de los citadinos,
voltea la carne en desecamiento varias veces. Incluso llega a oler y manosear. Tal
evento no causa extrañeza en las personas presentes.
En el camino al espacio de las labores, la anciana para que sus cuerpos entren en
movimiento pleno, ordena que empiecen a recoger CHAKI KARKA CHAKI ICHU
CHAKI WAYLLA (estiércol, ICHU y WAYLLA secos). Las tres se inclinan para agarrar
KARKA y al no sentir dolor dicen qué hizo el anciano, porque los médicos nos
hubieran dado por lo menos quince días de descanso. Llegando al lugar donde
quedaron desplomadas, cada quien toma el bulto que no pudo cargar y dicen a la
anciana: usted ya es muy vieja, pero carga este bulto muy pesado sin ninguna
dificultad. La anciana contesta: QIPIKUNALLAPAQA HUQARINAPAQA MANALLAM
ACHKALLA KALLPASAPAYUQCHU KAYQA KAYKUNALLAQA YACHANAM IMAYNAM
MAYLAWNINMANTA HAPISPA WASAMAN CHURANATA (para cargar no se requiere
tener tanta fuerza, sino hay que saber cómo y de qué lado se agarra para ponerse
en la espalda).
Dando la advertencia única respecto a las acémelas indica que se coloque al lado
izquierdo y ordena que levante de la base el costal con las dos manos para que
pueda sostener con el hombro. Ya levantado el bulto y teniendo en el hombro oye
que debe dar un pequeño brinco para soltar en el lomo. Realizó sin mayores
esfuerzos la colocación de la carga en el lomo de las mulas. Ahora señala la forma
de amarrar la carga para que no se caiga en el camino. Terminada la amarrada
con los KUYUNDA (lazos de cuero) se ponen en camino para llevar al hogar. La
mujer negra tuvo que jalar a las mulas con las sogas y en los espacios donde ella
trata de buscar la mejor manera de seguir dando los pasos, los animales con el
peso que llevan que no pueden detenerse, dan empujones con su nariz. En el
primer empujón ella gritó, pero la anciana la dice que siga andando, porque las
mulas no pueden titubear por los hoyos y las grietas. Las otras siguieron a la
aprendiz de las ocupaciones comunitarias. Llegando a la casa pide a la anciana
que la guíe para descargar.
Al volver a la fuente en donde sigue parada la anciana, las tres en forma de poema
hablan: no puede ser que ellas sí caminan como en la pampa, pero nosotras
hicimos tantos esfuerzos sin lograr. La qichwahablante pregunta: MAMACHALLA
IMANASQATAQ ÑUQAYKUQA MANALLA ATILLANIKUCHU WAK HANAYMAN
LLUQAYTA (madre por qué nosotras no pudimos subir a esa parte alta). La
respuesta tendrán cuando me acompañen a pastar PAQUCHA en esas partes altas,
fue la contestación de la anciana. Llenado los PUYÑU volvieron al hogar y
comenzaron a preparar el alimento. Cuando llegaron los varones de la casa con
sus cargas, la leña y la recolección de yerbas, una vez que ordenaron los resultados
de las actividades del día, comieron en calma y sin hablar. Las mujeres visitantes
pidieron que la dejen lavar los trastes. Cuando la anciana hospitalaria llenó la
canasta con los trates para que vayan a la fuente a lavar, recién comprendieron
que en las altas punas, por la orografía prevaleciente, no se puede tener el agua
estancado. Culminada las labores del día, cada integrante de la familia, saluda al
infinito y a la eternidad para ir a dormir. Las visitantes viendo aquellos brazos
alzados tuvieron que realizar también no en imitación, sino en un aprender lo que
contiene y lo que representa.
Cuando el LIQLIS cantó dos veces, la anciana que aloja a las foráneas, pide que
se levanten porque es hora de ingerir los primeros alimentos. Eran las cinco de la
mañana en el contador de los MISTI cuando se levantaron para comer. La
comunera encargada de brindar la hospitalidad comunitaria durante la comida
indica que van a subir a la cima de TIKLLUQASA, desde donde podrán observar
toda la comunidad y la lejanía. La mujer de mayor interés es la negra, quien muy
acomedida realiza todas las actividades y las ocupaciones que se efectúan en la
colectividad. Es la primera en salir de la casa para llegar primero al corral donde
están las PAQUCHA. Al ver a los perros salir de las CHUKLLA (chozas), por el miedo
a ser mordida, espera a la anciana. Mientras mira cómo las crías maman la teta
de la madre dando cabezazos y golpeteos fuertes. La anciana, antes de sacar a los
animales, ordeña algunas madres que tienen cría más de dos meses.
La leche recogida en QIRU (vaso) ofrece a las visitantes señalando que no deben
reflejar con los rayos solares. Bebieron la lecha recién ordeñada. Es la aceptación
en las vidas comunitarias y las comunidades vivas de las altas punas a las
visitantes que buscan aprender sobre la sapiencia ancestral. La anciana da algunas
indicaciones precisas para el día: LLUQLLICHALLA UPYACHALLASQAYCHIKQA
PAKAYKUSUNKICHIKMI CHIRIWAYRA ACHKALLA PUKUKUYNINMANTA (la leche
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que bebieron las protegerá de fuertes ráfagas del viento frío). WAK HATUN
PIQCHULLAPIQA PURINKICHIKMI UYWAKUNAPA QIPAMPI (allá en la cima pico
andarán siguiendo a los animales). LASTRAPARALLA CHAYAMUPTINQA TUQU
UCHKUMANMI YAYKUNA (cuando comienza a llover con granizo hay que entrar en
las cuevas o los túneles). ATUQ CHAYAMUPTINQA MANALLAM QAPARINACHU
ALLQUKUNALLAM PAYKUNATA HAPIRUNQA (si llegan los zorros no se deben gritar,
porque los perros atrapan a ellos). PAKUCHAKUNATA LINLISTA QUCHAYUYUTA
QURACHAKUNATAM HUÑURINA KUTIMULLASPANCHIK MIKULLANANCHIKPAQ
(recoger los hongos, las yerbas acuáticas y las plantas para que al volver podamos
comer). La anciana abrió el corral y los animales salieron en fila. Los perros
inmediatamente se colocaron a los lados. Ellas comienzan a caminar detrás de
UYWACHAKUNA.
Sin aliento llegaron las tres a las piedras en que estaban sentadas antes de subir.
Dos de ellas sufrió soroche (fiebre alta, náuseas y vómitos) por la altura. La
anciana frotó el vientre con los líquenes y de inmediato recuperaron la salud. En
vez de preguntar la causa de su malestar, quisieron volver a subir para ver cómo
termina la fiesta. Impedidas por la anciana, ante el aullido de los perros
anunciando una tormenta, lograron captar cómo el horizonte se tapó con la nube
gris. De pronto vieron los relámpagos centelleantes y escucharon los truenos muy
fuertes. La anciana comienza a concentrar a los animales, pero las foráneas siguen
observando el panorama que cambió completamente de sol radiante a la oscuridad
atemorizante. Concentrados los animales cerca de una cueva grande, por ser
aproximadamente la una de la tarde, esperaron la llegada de la tormenta.
Preguntaron a la anciana de por qué sucede tal fenómeno. Ella señala a la mujer
negra y pregunta qué busca en la comunidad. La visitante negra menciona que un
hacendado de San Miguel había raptado a su hermana mayor y las informaciones
que dispone apuntan a la comunidad en que actualmente se encuentra. La anciana
menciona que sí hubo una mujer a la que llamaban KAKALA por su color, pero que
fue abandonada en PARQUMACHAY, donde un comunero de TANTAR encontró
llorando y dejó entrar en su hogar. Al momento en que encontró tirada se hallaba
muy lastimada, ensangrentada y golpeada. Trajo cargando y varias ancianas
curaron su herida y ayudaron a reponerse. Durante varios días estuvo en cama.
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Durante el tiempo de su recuperación dieron una asistencia múltiple. Duraron dos
semanas enteras su curación y recuperación. Por los golpes recibidos, en el brazo
izquierdo, quedó una cicatriz en forma de media luna. Vivió ella solamente un
quinquenio y dejó un descendiente llamado QIRUTAKAQ que a la edad de quince
años abandonó a la comunidad.
Recogieron abundante hongo y cuando el agua deja de correr rojizo en las partes
altas de los cerros abandonan la cima. En la bajada siguen encontrando y
recolectando los hongos. Llegando a los PUKYU (ojos de agua y manantiales)
seleccionan QUCHAYUYU. Al entrar a las ciénagas, la anciana, para que las
visitantes no caigan en los hoyos escondidos y las tierras movedizas, dice que
deben seguir a los machos grandes. En algunas partes del camino donde hay
arbustos, la anciana, pidiendo que vean cómo se obtienen las yerbas medicinales
y las plantas comestibles, comienza a cortar con KALLANA (pedazo de olla de
barro). En toda la trayectoria volvieron recogiendo algo y obteniendo las
subsistencias. Los animales siguieron el camino en filas y columnas hasta llegar al
corral.
La anciana dice si se encuentran cansadas o sienten algún dolor deben decir. KAY
QASA URQUPIQA MANAM MAYPIPAS TIYAKUCHWANCHU (en este cerro no se
puede sentarse en cualquier lugar) es la indicación precisa. Para que la mujer
negra recupere el aliento y deje el cansancio la dan de beber un poco de jugo de
AYRAMPU. La otra anciana, ordena que todas se sienten un rato, porque el aire
sube de las partes bajas con intensidades crecientes. Comparten el alimento que
llevan: QINWAPICANTI (guisado de quinua) y QUWI KANKACHA (asado de cuye).
Terminando de comer se levantan y bajan a YANAQUCHA. Las tres por no saber
caminar en los lugares agrestes y resbaladizos en varias ocasiones cayeron
sentadas y bajaron algunos metros deslizándose. Se levantan con las nalgas
rasmilladas y arañadas por las piedrecillas filosas que abundan. Por el dolor que
sienten, en vez de comunicar a las ancianas, tratan de frotarse. La anciana
hospitalaria que se fijó en su proceder, a manera de advertencia, afirma:
SIKIKICHIKTAQA AMAYA QAQUKULLAYCHIKCHU MANALLA YANAYASQALLA
KAYKUNAMPAQ (no froten sus nalgas para que no queden con hematomas y
marcas). NANAYKUNALLA ACHKALLATA HAPISUPTIKICHIQA PALTARUMIWAN
KUYAYPIQAQUKUYCHIK (si padecen un dolor intenso con una piedra plana pueden
frotarse suavemente).
Por estar entre las faldas de cuatro cerros de roca negra, el aspecto de
YANAQUCHA, para las recién llegadas, es aterradora. Las comuneras al ver el color
de la mujer extraña y de la laguna, mirándose entre ellas, no pudieron aguantar
de reírse. La laguna vista de cerca presenta el color de la brea esparcida que
humea por partes y muestra oleajes fuertes en diferentes superficies. El choque
de las olas grandes contra las rocas se huyen cual golpes en las nalgas de alguien.
Cuando estaban mirando el color, la forma y el contenido de la laguna, la enferma
a curar aparece cargando una rama de ARANWAY y MUTUY. Las visitantes en forma
inmediata se identifican por ser de la ciudad de WAMANQILLA. Intercambiaron
algunas frases.
Las visitantes desde el lugar en donde quedaron sentadas van observando todas
las acciones, los movimientos, las indicaciones y los señalamientos que las
ancianas ejecutan. La enferma ya purificada espera que las aves aparezcan.
Primero llegaron algunos LLIKALLIKICHAKI (patos) a nadar en la laguna. Luego
después del canto de RITIPISQU, en forma de aviones de caza, aparecieron
AQCHIKUNA. La enferma, seguramente sorprendida por la forma del vuelo de las
aves, trata de sostener sus brazos en el vientre. Durante varios minutos, todos los
AQCHI, dieron vuelos de formas múltiples. Para alejarse formaron un número
ocho, pero la figura en el pensar de las altas punas es PALTARUYRU PATACHASQA
(doble círculo o dos circunferencias encimadas). Cuando AQCHIKUNA se alejaron,
como parte de un gran festín, llegaron WACHWA LIQLIS QIWLLA (otras aves
propias de las lagunas).
Con sus pasos meneados, los brincos cortos y los saltos danzados los tres tipos de
aves laguneras comenzaron a rodear a la enferma en recuperación. Ella pensando
que las pueden atacar pide auxilio, pero las ancianas indican que debe permanecer
callada en la posición en que se encuentra y permitir que las aves se acerquen y
toquen su cuerpo. Solamente WACHWAKUNA lograron dar algunos golpeteos con
sus alas en la espalda de la purificada, pero LIQLIS entonó su canto especial y
QIWLLAKUNA de lejos aletearon como diciendo ya estás mejor. Todas las aves son
de color oscuro y café con algunas manchas blancas. Estando en la laguna no se
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llegan a distinguirse por el color de las rocas reflejadas. Las dos ancianas al ver
que QIWLLA no se acercó piden que la curada, sanada y purificada salga del lugar.
La asistida en salud, afirmando que sus dolores desaparecieron y no siente frío,
camina hacia la cima. Las ancianas encargan a los tres comuneros que acompañen
hasta el mirador. Allí deben esperar. Cuando la curada y la purificada se alejó, las
dos ancianas, preguntan a las visitantes: QAMKUNALLAQA HAMULLANKICHIKQA
HAMPIY YACHAYTA MASKASPACHU (ustedes vinieron buscando conocer el saber
curar).
Como en la carrera de atletismo, las tres sin mirarse, corren salpicando el agua.
Realizaron una media luna, porque la parte más oscura de la laguna queda
completamente pegada a los cerros. Al volver expulsando WASPISAMAY de su
boca, por el contraste entre el calor y el frío en su organismo, indican que tuvieron
agitación fuerte en la carrera. Para las ancianas, por inclinarse para apoyarse en
sus rodillas, quedan ratificadas el considerar andino de los pobladores de los valles
y las ciudades: MANAM KALLPASPA MAYMANPAS CHAYASPAQA SAYAYTAQA
ATINKUCHU (al llegar a la meta de la carrera no pueden estar parados). Las
ancianas piden sentarse un poco alejadas de la laguna. Cuando las tres lograron
calmar las altas pulsaciones de su corazón, para dar ánimo y vitalidad, dan de
comer alga roja y beber AQA de molle. Después de comer, una de ellas, pregunta:
¿quién fue el gran personaje que vi cuando ya no pude seguir corriendo? La
anciana de la asamblea, tocando los ojos con la alga roja, contesta: KACHI
TURILLATAM QAMQA RIKURUNKI (al hermano KACHI lograste ver).
Las dos ancianas en forma coordinada, cuando todas las comuneras acompañantes
comieron la alga roja, ordenan volver. Llegaron al mirador y vieron a la curada y
purificada mirando el horizonte. Sin preguntar sobre su condición orgánica, para
que quede completamente repuesta en su salud, manifiestan que debe caminar
alrededor del círculo ancestral. La tres admitidas para recibir la sapiencia ancestral
de sanación, curación y purificación observan la caminata de la amiga. Una de
ellas, en forma imperceptible, afirma: ella estaba desahuciada del hospital de
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Wamanqa, miren cómo se encuentra ahora con el simple baño y la comida de
algas. La otra dice: no será que la laguna donde nos bañaron tiene agua mineral.
Sin duda, todas manifestaron, esa laguna contiene algunas sustancias y minerales
que curan. Pero siguen con dudas, suspicacias y sospechas sobre el proceder de
las ancianas. En su mente chocan una multiplicidad de ideas, pensamientos y hasta
doctrinas. En sus subjetividades pululan los sentimientos, las pasiones, los
anhelos, las aspiraciones y los deseos entretejidos.
Ante la dubitación de las dos, la mujer negra, interviene: según los estudios
geológicos realizados todas las lagunas y todos los ríos tienen minerales en
distintos contenidos, pero la que vi es una persona real que no me dejó subir por
ese lado; porque yo quería subir a esa parte alta para ver la que hay detrás. Las
comuneras sin prestar atención a los cuchicheos de las nuevas pobladoras, sin
mostrar un disgusto o algún sentimiento adverso, comienzan a caminar para
seguir viendo la lejanía. Las ancianas piden a las auxiliantes en la asistencia a la
salud a mirar toda la lejanía para ver precisamente al personaje que vio una de
ellas en la laguna. Paradas las tres divisan por todas partes con la finalidad de ver
quiénes son los cuatro hermanos y las cuatro hermanas de las que hablan tanto e
incluso son parte de los programas académicos que ellas conocen a cabalidad. En
un soplo fuerte del viento sintieron el olor a muerto y vieron a un ULLASKU
(gallinazo) revoloteando en una de las lomas. Es señal de que hubo alguna
desgracia o accidente. Efectivamente cerca donde se hallaban se desbarrancó un
animal.
Después del encuentro masivo con los cuatro hermanos y las cuatro hermanas,
con alegría por recibir a las nuevas integrantes del colectivismo, comenzaron a
bajar de la cima. Los perros de las cuidantes de los animales anunciaron su
presencia con ladridos y aullidos. Algunos animales alzan su cuello para ver a las
paseantes. De entre los ICHU WAYLLA salen volando YUTUKUNA para no ser
cazados. Los perros de los familiares llegan para dar su cariño moviendo su cola y
rozando las piernas. Las aves revolotean en diferentes sitios en señal de la
presencia de extraños. Todo el recorrido de vuelta es una bienvenida a las nuevas
pobladoras andinas por las diversas existencias. Al pasar entre los peñascos
encuentran AYRAMPUCHA lleno de frutos que las ancianas, una vez recolectadas,
repartieron entre todas. Siguen caminando disfrutando los frutos silvestres. Las
visitantes que buscan ser HAMPIQ, por primera vez, probaron una fruta silvestre
que entre las vidas comunitarias es altamente apreciada.
Las tres extrañas, mirando la forma de comer de las ancianas, frotan a los frutos
con la manga de sus blusas seguramente tratando de limpiar alguna impureza que
tienen. Luego engullen uno por uno. En sus expresiones se puede apreciar que la
fruta causó deleite y sensación agradable. Mientras consumen la fruta se dan
cuenta que ésta dejó pintada las manos. Al hablar cada una muestra su lengua
morada y las nuevas integrantes de las vidas comunitarias sacan su espejo y se
miran si también ellas se pintaron de violeta. Al ver su lengua grosella preguntan
si así queda por un tiempo alargado. Las comuneras dicen que tomando el agua
se quita. A medida que van acercándose a la localización comunal, en el camino,
se topan con las cuidantes que van arreando los animales. En unos trechos se
ponen delante de los animales y en otros detrás. La marcha de once mujeres se
convierte en una caravana multitudinaria. Llegan a la comunidad acompañadas de
los animales y acariciadas por el viento.
Antes de dirigirse al hogar donde viven las nuevas pobladoras, las comuneras que
fueron a YANAQUCHA, entregan a cada una de las tres una LLIKLLA que tiene los
colores del arco iris. Es la recepción comunitaria cuando las visitantes son
admitidas como parte del colectivismo que recibirán la facultación especial en el
pensar y el saber primigenio. A partir de ese momento, las auxiliantes en la
asistencia a la salud, tienen que cargar todo lo que necesitan y recolectan en la
LLIKLLA. Es la única forma de identificación de las no comunitarias con el
colectivismo. También es la carta de identidad para las diversas vidas comunitarias
y las comunidades vivas cercanas y lejanas. Seguramente si los pobladores de los
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valles y de las ciudades ven a las mujeres que subieron a las altas punas cargando
yerbas, leña y hasta estiércol seco en la LLIKLLA lanzarían carcajadas y
entregarían ramilletes de insultos. Pero para las comunidades de altas puna es un
proceder ancestral que debe cumplirse: KAYKUNAPIQA MANAM MARQANACHU
YANTATAQA NITAQ SAWANAPASCHU RURUKUNATAQA ICHAQA QIPIKUNALLAM
LLIKLLALLAWAN CHAYNALLAPI MAYKUNALLAPIPAS MANALLA SUYLLANAPAQ
UTAQ TUPKAKUNAPAQ (aquí no acostumbramos llevar entre los brazos la leña y
agarrar los bultos de productos puestos en el hombro, sino cargamos colocando
en la espalda acomodados en la LLIKLLA, para no resbalar y tropezar).
Todas las que acudieron a YANAQUCHA tuvieron que acompañar a las tres nuevas
hermanas hasta el día siguiente. Es la regla primigenia: PIKUNAKUNAPAS
ÑUQALLANCHIKPA YACHAYKUYNINCHIKUNA CHASKILLAQKUNAQA HUK TUTAM
PUÑULLANQAKU LLAPALLAN PAYKUNALLATA IMAYNACHAS PUKAQUCHAYUYU
MIKUSQAN QAWAQKUNAWAN (quienes reciben el saber nuestro, dormirán una
noche con todas las que vieron comer las algas rojas). Esa noche todas las que
acompañaron a las ancianas, con el fin de afianzar las reglas ancestrales en las
nuevas participantes del comunitarismo, narran sus diversos encuentros en
espacios diferentes y en tiempos múltiples con los cuatro hermanos y las cuatro
hermanas. Cada historia contada, cada experiencia compartida, es un comunicar
de los MITOS PRIMIGENIOS. Es la única vez que tienen la oportunidad de oír la
comunicación sobre los mitos, las reglas, los principios, la creencia y de la
cosmogonía ancestral quienes buscan la facultación en la sapiencia antigua y en
la sabiduría primigenia.
Oír las narraciones sobre los cuatro hermanos y las cuatro hermanas es
fortificante, porque permiten establecer el hilo continuante de la primera
civilización y de los primeros actos históricos del ser social. Todas las personas
diferentes al comunitarismo que acuden a las vidas comunitarias y las
comunidades vivas para facultarse en la creencia y la cosmogonía primigenia,
primero tienen que ser aceptadas como pobladores colectivistas, luego ser
purificadas en algunos espacios especialmente seleccionados y posteriormente
deben ser reconocidas como auxiliares en la asistencia a la salud. Las ancianas y
los ancianos guiantes del colectivismo no dan referencias a las iniciaciones que son
una moda entre los LAYQAQ. Los registros iniciáticos y las rayaduras de
sometimiento son desconocidas en el comunitarismo de las altas punas. Según la
tradición primigenia ancestral de la comunidad TANTAR no existe la iniciación en
una práctica mágica, sino un proceso de preparación que no se periodiza.
Con la aplicación de las dos reglas básicas, las colectividades y las comunidades
de las altas punas, prosiguen sus creaciones y producciones para seguir operando
el sistema comunal de asistencia a la salud. Las extrañas que intentaron entrar a
la comunidad utilizando el proceso de infiltración mediante el uso de los programas
sociales y humanitarios de las organizaciones que se llaman de la sociedad civil o
aplicando el plan de desarrollo de los pueblos indígenas del Estado Nacional, al ser
descubiertos, no son expulsadas ni rechazadas, sino aceptadas como parte de la
población nativa. Desde el momento en que las dos ancianas, la discursante en la
asamblea y la hospitalaria, reconocen sus APTITUDES para ser sanadoras y
purificadoras, son consideradas en condición de auxiliares en la asistencia a la
salud colectiva. Son admitidas en calidad de nuevos pobladores de la comunidad.
Puede decirse que son puestas a prueba durante un periodo para determinar su
condición y calidad en la realización de las labores complejas en la asistencia a la
salud.
Quienes ingresan a las vidas comunitarias y las comunidades vivas en las altas
punas, durante el tiempo en que piensan que adquirieron la sapiencia antigua, se
sujetan a las reglas ancestrales. Es la condición para que aprendan, ejerzan y
apliquen el creer y la cosmogonía primigenia. Durante el ejercicio de ser auxiliares
en la asistencia a la salud colectiva, por la seguridad de las personas que se hallan
en proceso de facultación, no pueden acudir a las ciudades. Algunos individuos
que llegan a las vidas comunitarias y las comunidades vivas solicitando ser
facultados siempre se preocupan por el tiempo en que pueden aprender. El criterio
con que llegan a recibir la sapiencia y la sabiduría ancestral, en todos los espacios
de las altas punas, confiere primacía al manejo de la técnica primitiva y antigua.
El mecanicismo, el compensacionalismo, el estatismo y el equilibrismo corroe su
concepción del mundo y choca frontalmente con la cosmogonía de los pueblos y
las comunidades nativas.
La mayoría de las personas que acuden a ser facultadas piensan que con la
iniciación entran ya a la condición de HAMPIKUQ (sanador, curador y purificador).
En el pensar, el creer y el saber de las altas punas, ser HAMPIQ (especialista en
sapiencia médica antigua, primigenia y ancestral), aparte de ser un proceso de
YACHAYLLA CHASKIY TUTAPUNCHAW (recibir la sabiduría día y noche), es un
KAYLLAPIPAS MAYLLAPIPAS WAKLAWPIPAS WAWQIPANILLA WAWAKUNALLA
PASÑAKUNALLA MAQTAKUNALLA RUNAMASILLANCHIKUNALLA HAMPIYMI TUKUY
LLAPA IMALLAWAN (sanar aquí y en otros lugares con todo lo que existe a nuestros
hermanos, hermanas, descendencias y semejantes). Para las comunidades
localizadas en las altas punas, el problema no está en aprender los
tecnicismos y los procedimientos que se consideran insustituibles, sino en
aplicar en su globalidad, totalidad y universalidad las reglas primigenias.
Sin el universalismo cosmogónico y sin la particularidad del creer es
imposible recibir, aplicar, novar y expandir la sapiencia y la sabiduría
ancestral comunitaria.
Con el fin de no ser exhibidas ante las ancianas se acercaron y tomaron algunos
pedazos de carne asada y papa cocinada. Después de comer, para saber qué
piensan los comuneros de ellas, preguntan: quiénes vienen muy temprano a estos
lugares y en qué partes se encuentran trabajando. La respuesta fue sencilla y
clara: QAMKUNALLAPA ÑAWPAQNILLAYKICHIKTAM MAMACHALLAKUNAQA
RIRQAKU YANAQUCHAMAN (antes de ustedes ya fueron a YANAQUCHA las
ancianas). Quedaron perplejas y cuando estaban por irse llegaron las ancianas.
Una de ellas, en el oído de la mujer negra, dice: aquí no duermen y todas las horas
van caminando. Ante el asombro de ellas, las dos ancianas que vuelven de la
laguna, sin reclamar su ausencia y sin amonestar por su atrevimiento, solamente
dijeron: YACHANKICHIKÑAM SAPALLAYKICHIK PURIKUYTA (ya saben caminar
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solas). RIKULLANKICHIKÑAN IMAKUNALLA KAYKUNAPI TARIKUQTAQA (ya vieron
todo lo que se encuentra aquí). YACHALLANKICHIKÑAM MAYPIPAS PARAMANTA
LASTRAMANTA CHIRIMANTA PAKAKUYTA (ya aprendieron en donde resguardarse
de la lluvia, la granizada y del frío). CHAYNALLATAQMI YACHALLANKICHIKÑA
ÑAÑAKUNAWAN WAKIRINAKUYTA (así también lograron aprender a convivir y
compartir con las hermanas).
Caminar solo por encima de los cerros enlazados llevando PISKA KANKA AQA
KUYUNDA CHUQI (bolsita de coca, carne asada, chicha, lazo y látigo) es
exclusividad de los comuneros que tienen la misión de ver el panorama y otear el
horizonte. Abrazar al viento arremolinado, atrapar la nube negra, montar los
relámpagos y lanzarse al vacío es el ejercicio de mayor peligro que solamente los
que caminan con los cuatro hermanos y las cuatro hermanas pueden realizar.
Saltar, cruzar y atravesar PUTKAMAYU (los ríos turbios) al compás del andar de
los animales es la ejercitación para vencer el miedo, la duda y la flojera. Entrar al
eje del viento arremolinado es el atrevimiento de gran proeza. Correr montado en
un potro cuesta abajo es el ejercicio de los comuneros que muestran su energía y
vitalidad orgánica.
Durante los dos meses en que anduvieron por diferentes espacios comunitarios,
las tres mujeres, pudieron participar en múltiples labores, actividades y
ocupaciones familiares, comunitarias y multitudinarias. En todas las actividades
vieron que no existe la división social del trabajo en el comunitarismo basada en
el sexo, la edad y la especialidad en los oficios. Porque todos los integrantes a
partir de los cinco años aportan algo, realizan las diversas acciones y concurren
en las festividades comunitarias. También conocieron que no existen la vagancia,
la discriminación y la descomposición que son generalizadas en los valles y en las
ciudades. Los únicos vicios que llegaron a observar son el consumo del licor
preparado de las frutas, los productos, los cereales y de algunas hierbas, SAIRICHI
PITAKUY (fumar el tabaco) y QUQALLA AKUKUY (masticar las hojas de coca). La
juventud no es presa de estos vicios. Existe un remedio para la niñez y la juventud
que quiere fumar: se pone un poco de azúcar y sal en la hoja seca de tabaco, se
enrolla, se enciende y se da de fumar delante de toda la familia. De inmediato con
la primera fumada, aparte de quedar atrapados con la tos convulsiva pasajera,
llegan a desmayarse. Es el santo remedio que aleja del fumar. El consumo de AQA
sí es frecuente en todos los integrantes de la comunidad.
Ante la mirada de todas las asistentes, los perritos, atrapan los huesos gruesos y
se llevan a enterrar en diversos lugares. Cuando terminaron de tapar los huesos,
las ancianas, indican que es la hora de ir a realizar las labores cotidianas. Las dos
ancianas se quedan con sus auxiliares para continuar con su facultación. Por el
semblante que muestran las ayudantes, en una especie de demostración de que
la facultación está en proceso, las dos ancianas dicen en forma convergida:
YANAPAYAKUWAQNIYKU WARMICHAKUNA UYARIYKUYCHIK KAYKUNALLA
NILLASQAYKUTA: YACHAYKUNALLATAQA TARIKULLANKICHIKÑAM HAMPIKUY
KAYKULLAYTAPAS CHASKIRUNKICHIKÑAM HAMPIKUQ KANAPAQA YUYARINAM
LLAPA IMAKUNALLA RIQSISQATA TARISQATA CHASKISQATAPAS ICHAQA
MANARAQMI HAMPIKUYTAQA ATINKICHIKMANCHU (mujeres apoyantes oigan la
que decimos: la sabiduría y la sapiencia ya encontraron, ser sanadoras ya
recibieron, para ejercer deben recordarse todo lo que se sabe, encuentra y se
recibe, pero todavía no pueden sanar y purificar). Fue el anuncio público de su
nueva condición y realidad. Fue la comunicación abierta para la comunidad de que
las tres mujeres forman parte ya de las que se dedican a la asistencia a la salud.
Las tres al unísono dijeron: cuándo nos iniciaron en ser sanadoras y purificadoras.
La repuesta fue enérgica, imperativa y precisa: CHAY PUNCHAW QAMKUNA
ÑUQAYKUWAN KAWSAKUYPI KAYKUNALLAYKICHIKPI QIPARUSQAYKICHIKPIM
CHASKIRQANKICHIK YACHAYKUNATAQA (el día que ustedes determinaron vivir
con nosotras recibieron la sabiduría). Las tres que esperaban actos lineales o
secuenciales con los ritos y las ceremonias quedaron pasmadas. Ven que el
sistema de facultación es completamente opuesto a las prácticas de los LAYQAQ.
Por el tipo de aclaración que recibieron, todas las preguntas y las inquietudes que
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tenían, pasaron por una transformación radical. En ese instante toda su
expectativa de las ceremonias rimbombantes, los ritos espectaculares, los actos
misteriosos, las invocaciones solemnes y de las incrustaciones de los seres
poderosos de mundos desconocidos quedaron en simples imaginaciones. Con
cierta perplejidad, por la presencia de varias comuneras, reconocieron la validez
de su condición.
A partir del instante en que supieron que son HAMPIQ, aunque sin poder realizar
las curaciones, las sanaciones y las purificaciones por su cuenta, toda su
conceptualización de la medicina ancestral con informaciones parciales adquiridas
en documentos y por observaciones, entra a un proceso de mutilación primero y
posteriormente a un reordenamiento completo. Las categorías, los paradigmas y
los mapas mentales que llenaron su cerebro en las ciudades quedan sin
operatividad y sin aplicación para entender un acontecimiento individual y a la vez
comunitario. Los marcos teóricos que aposentaron en sus pensamientos, frente a
la realidad objetiva subjetiva compleja y única, quedan inutilizados. Las doctrinas
religiosas y políticas con que se identifican, al ser confrontadas con el creer
ancestral y la cosmogonía primigenia, dejan de tener sentido.
Por haber sido desalojadas de la cueva por sus ocupantes nativos, antes de que
llegue la noche, comienzan a recorrer el lugar. Varias horas anduvieron sin
encontrar un espacio donde alojarse. Hallaron varias cuevas pequeñas que no
otorgan las condiciones para pernoctar. Cuando el sol comienza a alejarse del
lugar, oyendo el graznido de algunas aves, observan una roca negra. A primera
vista ésta asusta por su color, apariencia y tamaño. Sin intercambiar las palabras
o entrar en interlocución, las extrañas en las altas punas, corren para ver si hay
algún espacio donde pasar la noche. Llegan en forma competida. Miran por la parte
baja de la roca y encuentran una cueva. La trabajadora social, retrayendo la
advertencia de la anciana, observa el suelo. Al no ver huellas, señales y pisadas
manifiesta: este lugar está desocupado y podemos quedarnos aquí. Las otras dos
entran a revisar y viendo completamente vacía indican traer ICHU WAYLLA para
acondicionar la cama.
Esa noche durmieron sin comer. Se taparon con ICHU para no sentir y afrontar el
frio. En diferentes horas de la noche oyeron aullidos, silbidos y cantos tanto de los
cuadrúpedos como de las aves. Al amanecer vieron que tenían compañía: unos
zorrillos buscando comida. Trataron de alejar, pero en vez de huir simplemente
levantan sus patas delanteras como queriendo saltar. Lanzaron piedras y
quemaron ICHU. Por la insistente pedrada que propinaban las tres, el zorrillo
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mayor, gira y levanta su cola y salpica su orina. Algunas gotas cayeron en la ropa
de la educadora. El olor desagradable de la orina las obligó a correr dejando la
comodidad lograda. Los zorrillos se posesionaron de la cueva y se tendieron en la
cama que tenían arreglada. Sin comida y sin pertenencias tuvieron que ver la
manera de subsistir en un espacio en que la flora y la fauna controlan el existir.
Las únicas posesiones que tenían eran el fósforo que deben cuidar completamente,
la sal y el azúcar. Ahora sí tomaron en serio las indicaciones de las ancianas. Por
precaución y prevención, las tres, comienzan a mirar por todas las laderas y los
pajonales. La fragancia permanente del zorrillo impide que lleguen a asimilar
adecuadamente el contexto y la circunstancia en que se hallan.
Dejando los huevos corren y en el paso ven que salen volando YUTUKUNA. Dejan
de correr y ven donde aterrizan. Caminan con sigilo en espacios divididos y logran
atrapar dos YUTUCHA. Encienden ICHU y preparan el asado. Calculando que ya
están listos, sacan del fuego y se reparten. Terminando de comer el asado caminan
hacia abajo en busca de un lugar donde deben hospedarse. Al encontrar una cueva
con muestras de que alguien pernoctó allí, vencidas por el cansancio, se quedaron
dormidas. Después de algunas horas de siesta mañanera, en forma diferida, se
levantan. Sin un plan específico y sin una labor concreta a efectuar, las tres
montañistas, intercambias las opiniones. Discutieron un largo rato sobre qué hacer
realmente en ese lugar. La mujer negra, para reanimar a las otras, habla: venimos
para hallar la paz interior, la tranquilidad y la claridad. Las otras afirman: cómo
hallaremos esa condición que buscamos. Al encontrarse turbadas, en un lugar en
donde no aparecen las personas con frecuencia, ese día se dedican a dos asuntos:
conseguir los alimentos y encontrar un sitio seguro donde guarecerse.
Dejan la fuente y van al río que vieron cerca. Allí meten sus manos juntadas para
levantar el agua, pero sienten como el vidrio cortante. Sacan las manos sin lograr
traer el agua y tratan de entender qué sucede. No vieron que el agua del río viene
del deshielamiento de la nieve del cerro alto del lugar. Tiritando con el frío, las
tres, hablan al mismo tiempo: ¿por qué éste agua es muy frío? La mujer negra
expresa: yo sentí más frío que el agua sacado de un congelador. Fija su mirada en
el río, las piedras y en la tierra negra de la riberas. Soba su cabello y coloca su
dedo índice izquierdo en los labios. Un rato queda pensativa y busca alguna
explicación lógica. Durante algunos segundos efectúa los giros cual trompo.
Al levantar la cara hacia la bóveda celeste, la mujer negra, divisa al cerro y alinea
el curso del río. Recién encuentran la respuesta a su inquietud de por qué el agua
procedente de la nieve es lacerante, cortante y lastimante. Sin lograr calmar su
sed siguen andando hasta encontrar unas goteras en una cueva. Las tres dicen en
una especie de competencia que el agua es claro, pero al tocar sienten un olor
desagradable. Estando paradas como petrificadas observan que van caminando
WACHWAKUNA. La que habla QICHWA dice: si WACHWAKUNA van hay que seguir
porque seguro andan buscando el agua para bañarse. Se ponen en camino detrás
de WACHWAKUNA y hallan otro río. Allí saciaron su sed y se lavaron la cara. Al
salir del río vieron cómo los zorros atrapan YUTUKUNA. Sentadas en las piedras
observan el paseo de los zorros en los cerros. Al ver que aparece la nube subiendo
del otro lado de los cerros se levantan y caminan hacia la roca negra. Por las
experiencias anteriores, las tres, se percatan que cuando las nubes se mueven por
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encima de los cerros es signo de que habrá tormenta y lluvia fuerte. Mientras
avanzan al sitio de pernoctación, el panorama-horizonte, se va tapándose con la
nube negra. Por algunos instantes, ante un suceso especial que muestra el cambio
de colores de la nube, quedan paradas observando. Ven que la blancura primero
se vuelve oscura, luego negra y finalmente muestra su aspecto terrorífico.
Tuvieron que contentarse con el desayuno y la bebida del agua del río. Con las
primeras bolitas del granizo entran a la cueva a acostarse. Acomodadas miran a
las cumbres altas y ven revolotear a los QUNQURKUNA (cóndores). Los vuelos son
formas geométricas, símbolos y hasta números. Con la intensa lluvia, los cóndores,
dejaron la zona. Un fuerte soplo del viento frío inunda la cueva. Las mujeres,
sentadas por algunos ratos y acostadas en otros, esperan que la tormenta pase.
Después de un rato de estar aburridas, una de ellas, sale de la cueva y llama a las
otras: vengan y miren esa parte de los cerros sigue recibiendo al sol radiante. La
lluvia de torrencial se convierte en garúa. Con el soplo del viento de Sur a Norte,
en una especie de expulsión a todo lo que tapa al sol, el ambiente quedó
completamente libre de la lluvia y de la nube. El sol nuevamente muestra su
resplandor. Frente a ellas atraviesan varias parvadas de aves con dirección a la
laguna. En eso entran a un consenso para buscar los alimentos. Cuando el
panorama quedó despejado, para no quedar debilitadas, tuvieron que salir a
buscar algo qué comer.
Pasaron esa noche realizando la guardia por turnos para que ningún visitante
nuevo los estropee su presencia. El día emergió nublado y esperando que pronto
se despeje calentaron la sobra del AÑAS asado. Al terminar de comer, sentadas
en la puerta de la cueva, vieron cómo por su frente una fila grande de TARUKA
(ciervos) caminan para pastar. La antropóloga dice: ojalá tuviera un rifle para
cazar, la carne de ese animal nos duraría varios días. La educadora responde:
seguramente leíste algún libro donde mencionan cómo las leonas atrapan su presa,
por qué no intentamos agarrar. Las tres deciden ir donde pastan los TARUKA y se
esconden entre los ICHU WAYLLA.
La mujer negra procura acercarse a uno de los machos con cuernos muy grandes
y con un salto atrapa de las patas. Las otras, al ver que ella realiza esfuerzos por
tumbar, corren y agarran de los cuernos llegando a someter. Toda la manada salió
huyendo del lugar. Con una piedra grande golpean en la oreja izquierda y el macho
quedó tendido. Tardaron varias horas en quitar la piel y limpiar las tripas. Las tres
comienzan a cortar en pedazos y sienten que no pueden consumir las entrañas.
Terminando el despedazamiento del cuerpo del ciervo colocan encima de ICHU
WAYLLA frente a la cueva donde pernoctan. Mientras una de ellas cuida la carne,
las otras dos, llevaron las entrañas a la cueva donde los zorros viven con sus
cachorros. Dos días seguidos comieron carne asada de ciervo y se hartaron. La
que sobra decidieron secar para llevar a la comunidad. Disponiendo el alimento
abundante, el agua cristalino y el hogar que protege del frío enfrentaron solamente
el problema de cambiarse la ropa. Mientras el sol brinda su calor intenso tuvieron
que estar desnudas por horas hasta que se secara la ropa lavada únicamente con
el agua. El frío de la noche y el calor solar del día rápidamente secó a la carne del
ciervo. Ahora ya disponían de CHALUNA.
En sus paseos hallaron huevos de YUTU y de otras aves que cocinaron en piedras
planas. Pasaron una semana entera fuera de la comunidad. Teniendo como
acompañantes a los animales silvestres, que algunos dieron su existir para que
sigan viviendo, lograron clarificar su mente y purificar su conciencia. Se bañaron
y se asearon en diferentes lagunas como CHUQLLUQUCHA, MARAYQUCHA,
CHIQCHIQUCHA, ANQASQUCHA y MURUQUCHA. Probaron el agua de distintos
riachuelos, manantiales, ríos y puquiales. Como arma de defensa cuidan el cuerno
ramificado de TARUKA cuya carne consumieron. Conocieron diversos ecosistemas
de las altas punas. Lograron aprender una especial manera de sobrevivir en casos
de emergencia. Jugaron con las plantas que existen en las altas punas. Probaron
estar completamente desnudas no ante el marido o el novio, sino ante todas las
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existencias que no divulgan los secretos y revelan las intimidades. Pudieron
experimentar lo que es el libre tránsito y la libertad de creencia. Es allí donde
entendieron que las jurisdicciones, por ser instrumentos de las razas y las clases
sociales opresoras, son trabajas para el desarrollo desigual armonizado. Viendo la
coexistencia, la codependencia y la coparticipación de todas las existencias en el
estar asumieron las reglas ancestrales que guían al comunitarismo y al
colectivismo en las altas punas. Al consumir directamente la que la madre
Naturaleza y el padre Universo conceden no enfrentaron ni padecieron dolencias,
malestares y cansancios. Al darse cuenta que sus organismos funcionan sin
alteraciones y sin debilitamientos llegaron a la conclusión de que efectivamente
recibieron la sapiencia y la sabiduría ancestral.
El último día de su estancia en aquel lugar inhóspito al que no llegan las cuidantes
de los animales ni transitan con frecuencia los viajeros, volvieron a la primera
cueva, para ver a los cachorros. Al entrar a la cueva vieron que estaban jugando.
Solamente dijeron: zorritos déjanos tocar tu pelaje. En ese instante el zorro
cuidante se acerca moviendo la cola. Era la gratitud por la dotación de la
subsistencia. No pudieron palpar el pelaje, pero sí se miraron frente a frente con
el zorro mayor. Diciendo zorrito cuida a los cachorritos se alejaron de la cueva. Al
ir a la cueva donde dejaron la carne seca, en la puerta vieron danzar a los cuatro
hermanos y las cuatro hermanas, que con movimientos lentos y giros rápidos
levantaban un remolino de polvo y paja. Impresionadas por su presencia, las tres,
en un saludar de las ancianas gritan: TAYTALLAYKU MAMALLAYKU HATUHATUNMI
KANKICHIK CHAYRAYKUM ÑUQALLAYKUQA KUYAKUYWAN IÑIYLLAWAN
CHASKIRIKUNIKU MIKUYKUNALLA QUYKUWASQAYKICHIKTA (nuestros padres y
madres son grandes y por eso recibimos con cariño y fe la subsistencia que nos
dan). Tuvieron la ocasión de encontrarse directa y visiblemente con los cuatro
hermanos y las cuatro hermanas. Es ahí donde comprendieron que su existencia
y su presencia no son leyendas, sino mitos cosmogónicos. Efectiva y
verdaderamente existen, aparecen y se comunican. Las tres mujeres dejaron atrás
sus dudas, sus perplejidades y sus incertidumbres sobre los cuatro hermanos y las
cuatro hermanas.
Cuando contaron la pérdida que las ocasionaron los zorros y los zorrillos, la
anciana, en un festejo de triunfo se rió a carcajadas. Las tres ante un proceder
que, en las poblaciones no nativas se consideran insultos, en vez de preguntar el
por qué, dijeron en qué parte de la narración está el chiste. La anciana contesta
con una sonrisa y una apreciación sarcástica: TUKUYLLAPA UYARISQAYKICHIKQA
HAPISQAYKICHIKQA MIKUKULLASQAYCHIKQA RURAKULLASQAYKICHIKUNAQA
MUTKISQAYCHIKQA MUSMUSQAYKICHIKUNAQA QAWAYRIKUSQAYCHIKUNAQA
TARISQAYKICHIKUNAQA YAÑAYACHASQAYKICHIKQA ASICHIKULLANMI (todo
cuanto oyeron, atraparon, comieron, hicieron, sintieron, olieron, vieron, hallaron
y experimentaron causan risa). Todas las situaciones que vivieron es un gran
chiste que puede causar risa a las multitudes.
Las tres quedaron completamente facultadas con las diversas, las multiformes y
las multimodales acciones, tareas, actividades y ocupaciones que ejecutan.
Lograron sanar y purificar no solamente a los comuneros, sino también a diversas
personas que acudieron de los valles y las ciudades. En la asistencia a la salud, las
tres facultadas, entraron en interacción continua con cuatro tipo de poblaciones:
las y los comuneros de altas punas, los pobladores de los valles, los habitantes de
las ciudades y los migrantes interregionales. Cada una de estas poblaciones
padecen malestares, agotamientos y enfermedades que son propias de su
localización. En este sentido logaron entender que la confluencia de la geografía y
la historia en cada localidad, territorio y espacio generan modos y estilos
particulares del vivir. Es cuando llegan a comprender la importancia del espacio
físico en la lucha por la vida y la subsistencia. A pesar de haber sido formadas en
el materialismo dialéctico, con las intensas machacadas de su cabeza con los
fenómenos naturales intensos, tardaron en asimilar que el arte de la manutención
siempre es el emplazamiento territorial de las actividades y las ocupaciones
económicas.
Algunas visitantes de las ciudades, al ver a la mujer negra, confundieron con las
santeras africanas ocultadas por algún motivo mayor. Otras preguntaron si son
nacidas en la comunidad y si no son por qué soportan tantas carencias y hasta
tienen los labios cortados. No faltaron algunos varones de la ciudad que visitan a
sanarse lanzar sus pretensiones de conceder felicidad y hasta buena vida. Las tres
en tono amigable respondieron a todos los cuestionamientos e interrogantes de
las poblaciones no nativas con dos frases que son propias de la capital: si vienes
a sanarte no puedes estar bien para dar la felicidad; no te fijes en la cara de la
persona que ves, porque puedes llevarte una sorpresa. En las sanaciones, las
curaciones y en las purificaciones que realizan TUVIERON QUE SOPORTAR toda
clase de burlas, insultos y desprecios que diariamente reciben las comuneras de
las altas punas.
La mujer negra quedó calificada como una esclavita escapada de los brazos de su
patrón que trata de compensarse con la magia de sus antepasados. Dicho
calificativo provocó un dolor profundo en ella que llegó a decir: odio a todas las
razas blancas y medias blancas que me fustigan con ser bruja. Las otras dos,
asumiendo la fortaleza de quienes cabalgan en los relámpagos y no en las escobas,
siguieron con su labor cotidiana. Durante las fiestas comunitarias vieron cómo en
las vidas comunitarias y las comunidades vivas toda la población acude, incluso
los perros, a participar en distintas formas. Aprendieron a bailar WAYÑU y zapatear
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WAYLLAS siguiendo a las cuidantes de los animales, quienes al compás de los
cantos, los vuelos, los pasos y las carreras de los animales danzan, saltan y cantan.
En varias celebraciones comunitarias tuvieron que mostrar la destreza de su danza
y canto. La única que no pudieron dominar fue el HAWARIY HARAWIY por ser una
especie de sinfonía sin acompañamiento de los instrumentos musicales o de la
ópera en un espacio abierto que tienen repicaciones con el eco en los cerros. En
la construcción de las acequias experimentaron el batir de TINYA y el sonar de
PINKULLU PUTUTU.
En la colocación de los troncos en los ríos vieron que el río de fluir inmenso y de
caudal abundante pide que se sacrifiquen los árboles gigantes, porque solo así
permite cruzar a los viajeros. En la danza en el puente nuevo gritaron y cantaron
con toda su fuerza para que el comunitarismo siga sin debilidades y sin
acorralamientos. En la reparación de los caminos, las acequias, los espacios de
almacenamiento, los cementerios y en la readecuación de los sistemas de
distribución del agua laboraron sin quejarse y sin detenerse. En las jornadas y las
faenas comunitarias probaron el sabor y la eficacia de AQA de maíz germinado,
molle y de plátano cuernos de novillo. Aprendieron a elaborar SURA CHUÑU KAYA
KUKUPA CHULLQI como formas ancestrales de procesamiento para tener los
alimentos guardados por largo tiempo.
Tuvieron que bajar a los hoyos, los barrancos y los despeñaderos para recolectar
las yerbas y las plantas medicinales y comestibles. En la cosecha de papa lograron
preparar PACHAMANKA y WATYA, los alimentos de mayor oferta actualmente en
la gastronomía mercantilizada. Cargaron sacos de papa sin escatimar la energía.
En la cosecha de UQA MASWA ULLUKU hallaron MATARA que guardaron para
mostrar en la ciudad. Bajaron a las partes intermedias de los Andes para recoger
YANTA (leña) y llevar cual acémelas sobre su espalda. Realizaron los trueques con
diversos productos en las comunidades cercanas y lejanas. Arrearon las llamas
amarradas en su cuello la ESQUELA por diferentes espacios llevando los bultos de
la reciprocidad. Durmieron con las CHITA en las chozas cuando sus madres
abandonaron. Cruzaron LLUQLLA, saltaron barrancos y se bañaron en
PUTKAMAYU. Aprendieron la danza de QUNQURKUNA y demostraron ante la
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comunidad alojante la intensidad, la profundidad y la amplitud de las destrezas y
las aptitudes alcanzadas. Cargaron las piedras para realizar PIRQA de las casas y
de los corrales. Patearon CHAMPA, rompieron KURPA y lanzaron RUMI en sus
andanzas por diferentes lugares buscando la subsistencia. Durante un año entero,
al lado de las comuneras, caminaron en diferentes pisos geológicos. Fue el tiempo
en que las tres facultadas en HAMPIQ KAY lograron recibir las sapiencias y la
sabiduría ancestral.
Desde WAYLLAQASA URQU puede apreciarse la forma de los caminos que vienen
de tres direcciones que forman la pata del diablo en MAYUPAMPA: el primero viene
desde CHUNTAYUQ, ceja de la selva, el segundo desde LLAKLLAQ y el tercero de
PATAPATA. Los viajeros en ambas direcciones de los caminos logran percibirse
solamente por el color de la ropa que llevan puestas o por el hato de los animales
que se mueven. RASUWILLKAQAQA se ve como un hermano que quiere abrazar.
QISPIQAQA que va desde TAPUNA hasta MATARAYUQ se yergue majestuoso
permitiendo que el sol irradie su fulgor por toda la zona. Cuando llegan los
QUNQURKUNA a posar en la punta de WAYLLAQASA URQU se puede apreciar el
tamaño de sus garras, la extensión de sus alas y hasta se puede calcular el peso
aproximado que tienen. Cuando traen los novillos para comer, en la forma en que
sacuden para eliminar, se ve la fuerza excepcional que poseen. Por su ubicación
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especial, WAYLLAQASA URQU, es un mirador-observatorio de gran valor en el
colectivismo. En contados casos, siempre movidos por algún motivo de gran
trascendencia, las y los comuneros escalan a ese cerro. Las personas que no son
del comunitarismo, solo cuando son facultadas en la operación de la sapiencia
médica ancestral, son llevadas a ese lugar.
Ese día que las ancianas llevaron a las facultadas que volvieron, como un anuncio
del porvenir, cuatro QUNQURKUNA danzaron en la punta de WAYLLAQASA URQU.
Es la primera vez que las facultadas lograron ver la danza, el vuelo aspa y la
cargada de los novillos de los cóndores. Fue el objetivo de la escalada. Las ancianas
saben con certeza en qué horario, en qué cerros y de qué lado vienen los cóndores.
Son los portavoces del pasado y del futuro para las vidas comunitarias y las
comunidades vivas de las altas punas. Al ver la danza que parece un pisotear a los
enemigos y un aventar a los intrusos tuvieron que reconocer que la sapiencia
ancestral y la sabiduría primigenia tienen fundamento sólido en la madre
Naturaleza y en el padre Universo. Apreciada desde la dialéctica de la Naturaleza
y la geodinámica, el idealismo y el barbarismo que achacan incluso los que asumen
la ideología del proletariado, quedan triturados; porque el cimiento, la base y la
piedra angular de la CREENCIA y de la COSMOGONÍA primigenia es la MATERIA
ETERNA E INFINITA EN PERPETUO MOVIMIENTO.
Cruzar el río significa quedar tumbadas por el caudal. Las ancianas condujeron a
las tres a LAMBRASPATA (elevación de tierra con abundante aliso) para cruzar por
ese sitio. Las ancianas tiran sus bastones hasta el otro lado del río y saltan con
precisión para agarrarse de los alisos. Las tres viendo cómo las dos ancianas
llegaron a la ribera opuesta, también tirando sus bastones, proceden a saltar.
Estando en el lado del río que lleva a la localización comunal, las tres en su mirar,
lograron ubicar CHUMPIWAYTA tendidas cual tela roja sobre los arbustos. Las
ancianas caminan y comienzan a chupar la miel de las flores. Las tres preguntan
si ellas pueden consumir. Sin decir palabras, la anciana discursante, solamente
señala con el dedo. La alimentación del día fue la miel de las flores largas rojas.
Cada quien se apoderó de una mata para succionar la miel. Las tres acompañantes
de las ancianas, por no saber cómo elegir a las flores con la miel sin visitantes,
quedaron encantadas por las abejas ocultas. La antropóloga al ver a una abeja
negra asomarse de la flor que estaba en su boca, dando un brinco largo, gritó que
asustó a las demás. Las únicas competencias que tuvieron en el consumo de la
miel fueron los SIWARQINTI (picaflores diminutos que abundan en los Andes) y
las abejas.
Las tres formaron un abanico con las ancianas y las demás mujeres de la
comunidad. Luego entonaron el canto de los pasos firmes: SAYAKUY PURIKUY
PAWAKUY MUYURIY MANALLA WICHISPA MANALLA SUYLLAKUSPA MANALLA
TUPKAKUSPA KAYPIPAS WAKPIPAS MAYPIPAS TAKISPA TUSUSPA ASIKUSPA
KAWSAKUNANCHIKPAQ (pararse, caminar, saltar y girar sin caer, sin resbalarse y
sin tropezarse para que aquí, allá y en cualquier espacio vivamos cantando,
bailando y riéndose). La firmeza, la seguridad, la estabilidad y la confianza son
imprescindibles en la continuidad histórica. Significa ser en el estar total y
completamente apegada a la tierra, la localización y a la vida. Todas las mujeres
en una demostración de la pisada firme y de caminar lejos comienzan a danzar
reproduciendo la danza de los cóndores. Al final de la danza formaron la figura del
cóndor mayor. Fue impresionante ver danzar a las mujeres en forma de cóndor
como si estuvieran en la cima del cerro. Todas las ancianas y todos los ancianos
del consejo superior de la conducción colectiva se plegaron a la danza. Agachados
bailaron debajo de las alas extendidas. Cuando el anciano mayor y la anciana
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discursante salieron de entre las alas cesó la danza. Dando por finalizado al evento
SUTICHURAY SUTIQUYKUY SUTICHASKIY (dar y recibir el nombre), los ancianos
y las ancianas, levantaron cada quien una botella de aguardiente y rociaron al
suelo. Y por último, a las tres facultadas, bañaron con aguardiente y dieron de
beber SURA AQA y MULLI AQA combinadas.
Por cuatro meses se quedaron las tres en la comunidad que las acogió como
integrantes. Durante ese periodo se dedicaron a recolectar las yerbas que no se
encuentran en las ciudades y que las personas que venden en diversos puestos no
conocen por ser plantas exclusivas de las altas punas. También pudieron caminar
en los diversos ecosistemas que posee la comunidad TANTAR LLAWLLINKA
PUKRURA. Ante la ausencia de los santos y las vírgenes del catolicismo romano en
la comunidad, recién con cierta incertidumbre, la mujer negra preguntó:
MANACHUM KAYPIQA YUPAYCHANKICHIK TAYTA DIOSTA NITAQ MANA QARI
RIQSIQ WARMITAPAS (no adoran aquí a Dios ni a la mujer que no conoce al
varón). Las otras dos por su pertenencia a las confesionalidades no católicas
romanas simplemente quedaron en silencio. El anciano mayor concede la palabra
a los otros ancianos para que expliquen con la respuesta, porque se trata de un
asunto sumamente conflictivo. El problema de las doctrinas conlleva los prejuicios
y los perjuicios por una parte, y por la otra, las escisiones y las polarizaciones
poblacionales. Cuatro ancianos se levantan de sus asientos para responder.
La adopción de las poblaciones de las punas altas tanto del romanismo católico
como del protestantismo en sus diversas ramificaciones indica que las y los
comuneros no se oponen al ingreso y la presencia de otras doctrinas. No es la
libertad de creencia que prevalece cuando llegan otras confesiones, sino una
imposición precisamente atacando y combatiendo a la creencia ancestral y a la
cosmogonía primigenia. La particularidad de las organizaciones religiosas,
especialmente de las instituciones cristianas, es atacar, desechar y perseguir a la
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cosmogonía comunitaria. No solamente dividen a las comunidades nativas, sino
que llevan a confrontarse y enemistarse. Las organizaciones religiosas y las
agrupaciones políticas, portadores del estandarte de la libertad y la democracia,
por su proceder proselitista, son profunda y completamente polarizantes. La
sedimentación de su presencia acontece con grandes escisiones, fragmentaciones
y discriminaciones. Puede decirse con certeza que son conglomeraciones que
dinamizan el choque de las masas. El colectivismo se halla rodeado, acordonado y
confinado precisa, exacta y constantemente por estas dos formas de la
conglomeración clasista.
La facultación para ser HAMPIQ no procede de la misma forma para todas las
personas que acuden a las vidas comunitarias y las comunidades vivas de las altas
punas. De acuerdo a la edad, el sexo, la procedencia geográfica, la pertenencia
racial y clasista, la profesión y la doctrina que profesan se concede la facultación.
La única situación que es común para todas las mujeres y los varones que se
facultan para realizar las curaciones, las sanaciones y las purificaciones es la
ejecución de las múltiples labores, actividades y ocupaciones dentro de la
colectividad. Los lugares en donde se efectúa la facultación varían según el estado
de ánimo, la condición física, las aspiraciones y los espacios en que concederán la
asistencia a la salud. La territorialidad comunitaria, aparte de constituir el contexto
general de la facultación, es a la vez una diversidad de espacios de la facultación.
Cada lugar, sitio y suelo del sistema de propiedad comunal de la tierra, por sus
contenidos y sus componentes externos e internos variados, ofrecen las
condiciones materiales y espirituales para la atención a la salud en general y la
realización de la facultación en especial.
Desde el momento en que son admitidas, todas las personas que se facultan,
quedan en calidad de auxiliares en la asistencia a la salud. Por no existir la
iniciación y la consagración, en las colectividades de altas punas, opera la sencilla
dinámica de VER, OÍR, CAMINAR, REALIZAR, PENSAR Y SABER. Son los pasos y
las dinámicas del arte de vivir que los profesionales tratan de olvidar imponiendo
las mallas mentales, los mapas conceptuales, los paradigmas existenciales, las
doctrinas confesionantes y las categorías axiomatizadas. La entrega de ILLAN para
las personas facultadas acontece después que hayan recibido el nombre
comunitario. Algunas personas tratan de disponer de ILLAN desde el momento en
que se declaran ser aceptadas. Otras buscan el momento propicio incluso para
robar ILLAN que tienen las vidas comunitarias.
Son muy reducidas las personas que disponen de interés pleno por identificarse
con la colectividad para acceder a la facultación. En la mayoría de las personas
que buscan ser facultadas predomina la URGENCIA de aplicar las técnicas que
pueden ser parecidas o del mismo estilo que de los LAYQAQ. El pensamiento
generalizado de las poblaciones no comunitarias, precisamente por el predominio
del confesionalismo religioso institucionalizado, es atrapar las técnicas, apropiarse
la flora y la fauna, conocer los lugares que llaman santuarios y ver los usos que
dan a lo que llaman los cinco elementos. En cambio para el comunitarismo de las
altas punas, la sanación, la curación y la purificación no están en la repetición de
los dogmas y las doctrinas ni en la manipulación de los diversos mecanismos e
instrumentos, sino en cumplir las reglas claras y precisas que vienen desde el
pasado lejano en continuidad plena.
Son excepciones las personas que teniendo ILLAN siguen identificadas con el
comunitarismo y el colectivismo. A pesar de tales situaciones, las vidas
comunitarias y las comunidades vivas de las altas punas, siguen compartiendo sus
tradiciones, costumbres, creaciones culturales, expresiones artísticas y su
sapiencia primigenia con todas las razas y las clases sociales que las rodean. El
comunitarismo no niega a quienes acuden a recibir la ayuda, la sabiduría y las
reglas ancestrales. El colectivismo no discrimina ni polariza a las personas que
entran en su localización y territorio, porque su ESENCIA ORGÁNICA es la ausencia
de la discriminación racial y clasista. La unicidad orgánica siempre es una
multiplicidad existencial, una interculturalidad y una confluencia experiencial
multimodal.
Para las comunidades de las altas punas, QISPIHAPIRUQ, por conjuntar el agua
de los pantanales, las ciénagas, los embalsaderos, los aguazales y los puquiales
pueden causar trastornos severos en las personas no comunitarias. A este lugar
entran únicamente quienes tienen una preparación especial tanto física, espiritual
y procesual. Incluso los animales que llegan a entrar a este lugar, en la mayoría
de las ocasiones, son tragados por la tierra. Es impresionante el grito de los
animales al hundirse en las profundidades. Existe una sola excepción para facultar
a alguien distinto al comunero: varón o mujer que ve a ATUQ beber el agua en
QISPIHAPIRUQ. Si alguien logra ver al zorro bebiendo en uno de estos sitios, por
la benevolencia comunitaria, llegan a ser facultadas. Esta situación se presenta en
rarísimas ocasiones. Los creyentes miembros del cristianismo en cualquiera de sus
variantes y ramas pueden decir que se trata de un milagro. Si alguien queda
facultada bajo esta modalidad, por la regla ancestral, puede vivir en cualquier
lugar usando exclusivamente la pata de zorro como un instrumento fundamental
de diagnóstico médico. Pero sí es condicionante central la aplicación de las reglas
primigenias.
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Capítulo II
IMAYNATAM UNQUYKUNATA
RIQSINA
(Sistema de Auscultación de las
Enfermedades)
IMAKUNALLATAQ YAYKURULLAN AYCHAYMANQA TULLUYMANQA QARAYMANQA
SUNQUYMANQA WIKSAYMANQA ÑUTQUYMANQA CHILINAYMANQA (qué entró a mi
carne, los huesos, la piel, el corazón, el estómago, el seso y a mi médula) es la
pregunta de las enfermas que acuden a HAMPIQKUNA en las altas punas. En
ningún momento preguntan IMA UNQUYTAQ ÑUQALLAYTAQA HAPIRUWAN (qué
enfermedad mi afecta y está en mí). La niñez que requiere la atención a su salud,
con llantos y desesperación, indica: KAYPI MAKIYWAN HAPISQAYPIM NANAWAN
ACHKA ACHKALLATA (en este lugar que agarro con mis manos siento un dolor muy
intenso).
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en las usinas. WARMILLAYMI NIWAN CHAKI UQAM CHIPU ULLUM KANKI LANI
PAKARISQAM KAWSANKI (mi esposa me dice que soy oca seca y tengo pene
escondido) son las preocupaciones que externan los varones de los valles y de las
ciudades. WARI SINQAM CHAYAMUNKI YUNKAMANTAQA PAWAPAWAY KAYWANMI
HAMUNKI CHUNCHUPA LLAQTANMANTAQA (con la lepra en la nariz llegas de la
Selva y con el paludismo vienes de la tierra de los KAMPAS) es la burla a los
enfermos que vuelven a la Sierra de la Selva. QARA HINAN WAK WARMIPA
CHUPIRAKANQA (como la piel seca de los animales es la vagina de esa mujer) es
la referencia de los varones de la ciudad de las mujeres que se dedican a la
prostitución.
La mayoría de las personas que acuden a las facultadas en las altas punas son
personas que presentan las siguientes particularidades históricas: los
profesionales de las áreas de psicología, medicina, antropología, etnohistoria,
pedagogía y enfermería por tener una relación directa la sapiencia ancestral con
sus actividades cotidianas; las féminas que tratan de ascender a altos cargos en
la administración pública, las instituciones económicas básicas, las vanguardias de
las clases sociales antagónicas y en las fuerzas que se dedican al resguardo de la
seguridad interna y externa del país; los comerciantes, los industriales y los
factores de las instituciones financieras que buscan ocultar sus transacciones
diversas que conceden las multiplicaciones crecientes; los conductores de las
instituciones globales que quieren probar la eficacia de la creencia ancestral y la
cosmogonía primigenia; los investigadores de las diferentes universidades del
Planeta que buscan la cultura ancestral y la superestructura original para
reordenar y absorber con el clasismo económico; los representantes, los dirigentes
y los enviados de las instituciones religiosas que siguen calificando paganismo,
idolatrías y pecaminosas a las tradiciones, las costumbres, las reglas y la creencia
antigua ancestral con la finalidad de arrasar e imponer las doctrinas codificadas y
canonizadas; los representantes del Estado Nacional que tienen la misión de
aplicar la política indigenista integrando cabalmente al modo de producir clasista.
En la sociedad burguesa y la civilización capitalista, la mayoría de las poblaciones
que enfrentan la inseguridad subsistencial, buscan refugios y ayudas en las dos
grandes corrientes confesionales consoladoras: las agrupaciones esotéricas y las
instituciones eclesiales.
Las facultadas en las vidas comunitarias y las comunidades vivas en HAMPIY tienen
el encargo colectivo de no negar a quienes acuden buscando la sanación, la
curación, la restitución y la purificación. Deben ayudar a todos los sujetos agentes
que, admitiendo la operatividad de la medicina ancestral, llegan a la comunidad.
En los espacios por donde recorren y en los lugares donde efectúan las diversas
transacciones económicas, al ver a las personas que no pueden seguir
desplazándose o que se encuentran tumbadas, tienen que levantar y acompañar
hasta que logren recobrar el aliento y estén en posibilidades de continuar con sus
labores. En los pueblos a donde llegan y en las ciudades donde pernoctan, en casos
de situaciones de riesgo y de peligro, pueden ejercer su facultación. Si los
especialistas en la ciencia de la salud, a pesar de su colegiamiento en una
institución que pauta el ejercicio médico, requieren tener las informaciones del
sistema de asistencia a la salud en las altas punas, sin demora y sin disimulos,
pueden conceder.
Para las ancianas de las vidas comunitarias y las comunidades vivas DETECTAR el
origen y la causa es fundamental. No es solamente la que pudieron consumir, el
contexto natural e histórico en que viven, las relaciones sociales que tienen o los
desplazamientos por los lugares infectados que llegan a incrustar y posesionar la
79
enfermedad en el ser social. En las altas punas donde el oxígeno es escaso, pero
sin contaminaciones de los valles y de las ciudades, las enfermedades comunes y
generalizadas de las razas y de las clases sociales localizadas en los centros
urbanos y en los poblados cerrados tardan en manifestarse. Las vidas comunitarias
y las comunidades vivas padecen los efectos directos e inmediatos de los
fenómenos naturales que son incesantes y con intensidades variadas. El frío y el
viento son las causas principales de los padecimientos en las altas punas. No son
las enfermedades como catalogan la Organización Mundial de la Salud y/o los
especialistas en la ciencia de la salud. La gripe, el resfriado, la neumonía y la
pulmonía sí son frecuentes en las infancias precisamente por el brusco intercambio
de climas y especialmente cuando son llevadas a los valles y las ciudades.
Recién con esos datos pueden hallar los huesos, los órganos y la parte del cuerpo
en que se colocó el viento, el relámpago, el arco iris, el frío, el fuego, el agua, la
nube, la lluvia, el granizo o cualquier otra manifestación de la Naturaleza y del
Universo. Para las HAMPIQ de las altas punas es imprescindible la ubicación de dos
lugares: el encuentro del enfermo con los fenómenos naturales y el sitio del cuerpo
en que se halla el causante de la pérdida de la salud. Las HAMPIQKUNA de las
altas punas afirman que la mayoría de las dolencias, los padecimientos y las
enfermedades llegan de dos fuentes: (1) los sucesos naturales universales
intensos que modifican el rol, la fisonomía y la vitalidad orgánica de las personas
o los componentes y los contenidos de la Naturaleza y el Universo que se presentan
en forma de exceso, desgaste o de carencia; (2) la alimentación, el ambiente y el
tipo de labores en que viven, participan y existen las poblaciones. En la mayoría
de las poblaciones, las enfermedades y los desgastes del organismo, son
resultados del orden histórico prevaleciente. La organización y la dirección de la
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sociedad clasista causan, generan y diseminan la pérdida de la vitalidad orgánica.
El sistema económico clasista es originante de las enfermedades. La cultura laboral
en el modo de producir clasista es extremadamente dañina. El sistema alimentario
en la sociedad clasista es profundamente degenerante. La salud en el modo de
producir clasista queda supeditada a las capacidades adquisitivas de las personas.
El bienestar en el orden social clasista depende del monto de los ingresos y la
variedad de las posesiones.
Otras acostumbran llevar al enfermo para que diga en donde estaba parado,
sentado o ejecutando alguna acción. En el momento en que señala con la mano al
lugar, pidiendo que gire completamente, buscan el desplazamiento de los
fenómenos naturales que pudieron haber causado. Si en ese momento aparece la
nube o el sol irradiando con fuerza dejan de hallar el rumbo seguido por los
fenómenos naturales y se sientan hasta que el viento llegue con fuerza. Con el
viento que va rozando la cara del enfermo, las ancianas y las facultadas, miran la
ropa con el fin de saber en qué partes del cuerpo se mueve con mayor intensidad
y realiza los movimientos disímiles. Cuando el enfermo presenta fiebre, en vez de
arropar y alejar del viento, dejan que sea arrollado y empapado con el aire que
surca con fuerte silbido. Determinado el fenómeno natural originante del malestar
y delimitado la parte del cuerpo en donde quedó alojado tienen el diagnóstico
preciso.
Si son las piedras que usan para saber la causa que genera la enfermedad, según
el sexo, la edad y el tipo de dolores que muestran, pueden sentarse en ellas, tener
por almohada, dormir abrazados o utilizar como cama. Al utilizar los animales
domésticos y salvajes buscan un lugar especial donde aplicar: con las serpientes
enroscan los brazos y las piernas para determinar el tipo de fenómeno natural que
está posesionado en el cuerpo; con los QUWI masajean y frotan el cuerpo hasta
que el animal quede desmayado, se mueva con rapidez o emita algún ruido; con
AQCHIPA RUNTUN frotan única y exclusivamente el cuerpo de las niñas menores
de cuatro años y con el huevo de WAMAN a los niños; con LLAMAPA WIRAN
proceden a calentar en vela encendida y luego gotean en la planta de los pies o
en el ombligo si son adultos; con KILLINCHU frotan a los varones que sufren
alteraciones en sus órganos genitales; con SIWAR QINTI permiten que revolotee
estando tapado con mantas, cobijas y hasta con ramas de los árboles quienes se
hallan en diagnóstico; con UNCHUCHUKU de un solo brochazo resbalan de la
cabeza del enfermo hasta los pies dejando ir inmediatamente; con WACHWA
simplemente dejan cerca del diagnosticado para que mire las patas rojas y el color
plomo de las plumas hasta que se aleje sin dejar estiércol; con SULLU preparan
un caldo y dan de comer para saber las diferentes reacciones antes de comer,
durante el consumo y después de acabar el alimento. Cada tipo de animal que se
usa, por su localización en un ecosistema o biocenosis, tiene la particularidad de
mostrar no solamente el tipo de enfermedad afectante, sino también el lugar
exacto en el cuerpo humano en que se halla operante, latente, anidada, escondida
o en replicación. Ver, detectar y conocer estas dinámicas son esenciales.
Si el afectado grita por alguna causa que solamente él o ella siente es el momento
de alejar del lugar. La tierra del cementerio, en la tradición y la costumbre
ancestral, no puede llevarse a la comunidad y menos introducirse en un hogar. La
tierra de la ciudad, los valles y de las grutas sí utilizan para determinar de qué
poblado salió, qué agente sujeto provocó y cómo la enfermedad inexistente en las
altas punas logró apoderarse de la y del comunero. Cuando las ancianas tienen
datos precisos de que un comunero estando lejos de las vidas comunitarias y las
comunidades vivas cayó en la prisión y se halla enfermo, con la finalidad de
conservar su salud, envían a alguien a decir que tenga cuidado de no tirarse en la
tierra de la cárcel, pero debe recibir los alimentos que ofrecen los otros internos.
En situaciones de epidemias que van mermando poblaciones, las comunidades de
las altas punas, para saber con precisión de qué lugar proceden y provocados con
qué se esparció, llevan tierras de las pampas, los valles y los llanos.
Esparciendo en la cima y el pico de los cerros observan el origen del mal, los
lugares de desplazamiento y las formas de afectación. Si un comunero vuelve de
un periodo largo de ausencia a la comunidad llevando alguna dolencia y
enfermedad, en prevención y precaución, ordenan que se revuelque cual porcino
en lodazal de tierra negra. Mientras va saltando, revolcándose y bailando en el
lodazal observan la causa de sus padecimientos y detectan la forma en que
adquirió. Si después de consumir algún tipo de alimento comienzan a tener
convulsiones, vómitos, dolores e incluso paralización en alguna parte de su cuerpo,
para saber qué realmente provocó tal acontecimiento, las ancianas y las facultadas
preparan agua de arcilla y dan de beber. Por los gestos, los movimientos y las
mímicas logran detectar el origen y la causa del problema. Por la regla ancestral,
el polvo y la tierra, no pueden usarse en el diagnóstico de los males que padecen
las infancias.
Maderas, troncos y palos son también los medios y los instrumentos de diagnóstico
en la asistencia a la salud. Algunas maderas son tiradas en el suelo debajo de un
árbol o cerca de un río en el que, el enfermo, se acuesta mostrando únicamente
sus manos y sus pies hasta que sea determinado la causa y el origen de sus males.
Para diagnosticar algunas facultadas consiguen un tronco con raíces y tienen en la
puerta de su casa. A los que acuden con malestares mayores dejan que se sienten
en el tronco y luego queden arrodillados abrazando. Es cuando observan cómo en
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su sangre se aposentó y se posesionó la maldad, la causa y el origen de sus
padecimientos. Si la persona en auscultación no soporta estar arrodillado por más
de dos minutos significa que sus males son cruzados entre los efectos de los
fenómenos naturales de las altas punas con las enfermedades propias de las
ciudades. Se trata de las enfermedades que son ajenas al comunitarismo. Son las
enfermedades que aparecen y se extienden en las ciudades primero y luego en
otros territorios.
Cuando algún niño o niña encuentra y utiliza para jugar tiene que ser reemplazado
por uno de mayor grosor. El proceder con los palos sigue un proceso de
intercalación de los palos disponibles: CHACHASWAN QALLARIYQA TANTARWAN
TUKUYMI QISWARWAN QALLARIYQA TANKARWAN TUKUYMI LLAWLLIWAN
QALLARIYQA LLAPANWAN TUKUYMI (usar primero CHACHAS es culminar con
TANTAR, colocar al inicio QISWAR es acabar con TANKAR, pero utilizar al comienzo
LLAWLLI es culminar con los otros). Las facultadas, según la selección y la elección
de cual palo usar primero, colocan en QIPAKUNKA PAKAÑUTQU (la nuca) y el resto
en diversas partes del organismo que consideran lugares de cruzamiento de la
sangre y de las nutriciones. Según las pulsaciones que van moviendo a los palos
a alguna de las direcciones indican dónde es el origen de las enfermedades, cuáles
son las causas y qué tipos de agentes sujetos diseminan.
En el caso de usar LLAWLLI primero y terminar con los otros sin separarlos es para
determinar el grado de la afectación y el avance de la enfermedad. Cuando en el
diagnóstico, por algún evento o suceso, el palo o los palos caen al suelo es el
momento de llamar a toda la comunidad: QUMUNKUNALLA KAYLLA
WAWQICHALLANCHIKQA KAYLLA ÑAÑACHALLANCHIKQA ACHKA ACHKALLA
UNQUYWANMI HAPICHISQA TARIKULLAN CHAYRAYKULLAM LLAPALLANCHIK
PAQCHAMAYUMAN APARISUNCHIK CHAYLLAPI UNQUYNIN QICHUNAPAQ
(comuneros nuestro hermano, nuestra hermana, quedó atrapado por diversas
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enfermedades y es preciso que todos y todas llevemos al río con caídas fuertes,
para que allí logremos quitar el mal). Si algún palo rebotó del cuerpo del enfermo
en la auscultación chocando a otro ser social presente es signo de que el
anticomunitarismo llegó a la comunidad bajo la forma de la enfermedad y los
malestares. Es la indicación de que, las viejas y las nuevas enfermedades, que
surgen en las ciudades se extienden combinadas. Es la señal de que, el viejo y el
nuevo padecer, surcan por las serranías.
Por un determinado tipo de hedor que el aliento muestra y el sudor indica se llega
a conocer la causa y el origen del mal que genera la descomposición, la
descompensación y la putrefacción en el organismo. El mal olor de las personas
enfermas es distinto que la pestilencia de los viciosos, los harapientos y los
limoneros en las ciudades. Los seres sociales que se hallan en la etapa terminal
de la enfermedad, en vez de expeler repugnancias, solamente dejan sentir el olor
de la tierra del cementerio. Además según las ancianas de TANTAR, cuando el olor
del vivo y el hedor del muerto, se mezclan o se combinan causan estragos en el
organismo. Ante este evento recomiendan: ATQIQ QURATAM APAKUNA (llevar
yerbas amargas).
Cuando observan que existe la sequedad en las piernas, las costillas y en la nuca
de los seres sociales acompañados por los colores YANA CHIQCHI YURAQ KULLKI
(negro, manchones, blanco y grosella) afirman que son enfermedades raras que
únicamente existen en las ciudades. Si observan que hay despellejamientos en los
pies, en las manos o en cualquier otra parte del organismo señalan que son
originados por los tipos de alimentación elaborados que se consumen y por la
utilización de los productos químicos en la limpieza. Cuando miran la lengua y
encuentran que su color es diferente en cada lado y en forma zonificada obligan al
enfermo alejarse de su esposa y de sus descendientes hasta que se cure
plenamente. Si la orina es QUNCHU (amarillento, verduzco y café) o contiene
YAWAR (la sangre) indica que el sistema respiratorio, urinario, digestivo y
circulatorio se hallan atrofiados o con alteraciones severas. Al mirar las heridas o
los hematomas de distintos colores o combinados consideran que las células
envejecen con rapidez y que el organismo requiere revitalización, purificación y
restauración.
Las que utilizan el tacto y el oído tienen la perspicacia de no usar las protecciones
que los galenos acostumbran. Cuando auscultan a las mujeres embarazadas, las
que recién dieron luz, las que amamantan y las recién casadas, mastican yerbas
de fragancia fuerte y se untan sus manos con esencia de las flores propias de la
localidad. Al tocar con el dedo el ombligo de la embarazada saben con precisión si
es varón o mujer la que lleva en su matriz. Si tocan la vagina de las enfermas de
las vías urinarias, como una forma de curar a la vez, introducen algunas hojas de
las yerbas amargas molidas. Si tocan la lengua de la niñez siempre ponen en sus
manos algunas yerbas enroscadas para rodar de adentro hacia afuera. Cuando
tocan los ojos colocan hojas grandes de las plantas como anteojos que
seguramente permiten observar con claridad la causa y el origen de la
enfermedad. Para agarrar la cabeza y especialmente la nuca rocían en los cabellos
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un poco de agua de la laguna y comienzan a frotar con tres colores de flores:
violeta, roja y azul. Si llegan a palpar toda la columna vertebral, en un proceder
de los ejecutantes del charango, generan una vibración temblorosa en las personas
enfermas. Con ese comportamiento inducido llegan a ubicar la causa y el origen
de las enfermedades que atacan a los huesos, la médula ósea, los tendones y a
las venas.
QUNQAY SAQIY CHURAY QIPAY KUTIY QUYKUY QATIY QARQUY (olvidar, dejar,
poner, quedar, volver, dar, seguir y desechar) son las acciones y los procederes
que no deben ejecutar las o los diagnosticados mientras se hallan en proceso de
curación. WAQAY LLAKIY PINQAKUY WISCHUKUY (llorar, entristecerse,
avergonzarse y desechar) son las acciones que no deben mostrar ni efectuar los
familiares. SUYARIY YANAPAY KALLPAYACHIY KAYKULLAY (esperar, ayudar, dar
ánimo y acompañar) son los procederes aceptables que se exigen de los familiares.
SAMACHIY SAPAYACHIY SAMARICHIY SANKACHIY SAWKUCHIY SAWACHIY (hacer
respirar, separar, dejar descansar, indicar dar pasos largos, moldear bolitas y dar
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algo para llevar colgando) es la indicación de las facultades para saber qué partes
y órganos del cuerpo completamente interrelacionados se encuentran con
problemas. TIYACHIY TIMPUCHIY TUSPAKUY TUPACHIY TAQSACHIY TANQACHIY
(indicar sentarse, hervir, picotear, confrontar, lavar y empujar) son las diversas
actividades que debe ejecutar las y los enfermos para saber si el diagnóstico es
correcto.
Tres ancianas cuyas edades son 77, 86 y 91 años, en 1972, dando ILLAN a siete
comuneras que culminaron su proceso de formación y facultación en la práctica
médica ancestral, condensaron el proceso del diagnóstico en cuatro reglas: (a)
PIPAS UNQUQ CHAYAMUPTINQA MANAM TAPUNACHU ICHAQA SUYANAM PAYLLA
IMAYNA KASQANTA NINANKAMA. CHAYWANMI QAWARISUN AYCHANTA UKUNTA
SUNQUNTA YAWARLLANTAPAS (si algún enfermo llega no debe interrogarse, pero
sí hay que esperar y dejar que explique su situación y cómo se encuentra. Con eso
vemos su cuerpo, interior, corazón y su sangre). (b) ALLIN SUMAQTA
RIKURUSPAÑAM TAPUKUNAQA MAYLAWNIMPIM SASAKUY NANAKUY QIWIKUY
CHAKIKUY UTAQ IMAYNALLA UNQUYLLA HAPISQANTA. TAPULLAÑAM MAYPIM
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KALLASQANTA IMAKUNAM MIKUSQANTA PIKUNAWAM PURISQANTA CHAYNATAQ
HAYKAPMANTA MANALLA ALLIN TARIKULLASQANTA (una vez observado
minuciosamente preguntar en qué parte de su cuerpo siente la dificultad, el dolor,
el retorcimiento, la sequedad y todo cuanto permitió enfermarse. Preguntar dónde
estaba, qué comió, con quienes anda y vive y desde cuándo se siente mal). (c)
IMAKUNALLA HAPIKULLASQANCHIKUNAQA QAWACHIWANCHIKMI IMAYNAM
UNQUYKUNALLA KASQANTA MAYKUNAPIN TARIKUSQANTA IMAYNATAM
YAWRIKURKUCHAKUNA WICHUMIKUNKU URUCHAKUNAWAN UTAQ KAQKUNA
UNQUCHIKUQTAQA. CHAYWANMI YACHANCHIK IMA UNQUY KAQTA (todo cuando
usamos nos permite ver cómo es la enfermedad, dónde se encuentra y de qué
manera reaccionan los órganos ante los microorganismos y las existencias que
causan la enfermedad. Así sabemos el tipo de enfermedad). (d) QAWASPAQA
RIQSINAM IMAYNALLA YAWARLLAN KASQANTA. CHAYMI QISPICHIWANCHIK
IMAYNALLA HAMPINATA (al observar reconocer, identificar y conocer cómo es su
sangre. Tal suceso nos permite la forma de curar y sanar).
No seguir asistiendo a los enfermos, en las vidas comunitarias, significa que los
diagnósticos tardíos son inútiles. La afectación generalizada del organismo,
aunque el diagnóstico fuese correcto, impide su curación. Cualquier tratamiento
especializado, inclusive las cirugías mayores de alto riesgo, son simples
alargamientos del sufrimiento. En el comunitarismo, la asistencia a la salud, por
sustentarse en la seguridad y la higiene, es fundamentalmente preventiva,
precautoria y apremiante. Las facultadas, en las labores comunitarias y las
celebraciones multitudinarias, sin que los comuneros y las comuneras soliciten,
efectúan los pronósticos, los diagnósticos y las prevenciones. La salud comunitaria
tiene una base especial: QUMUNQA TARIKUNMI ALLIN SUMAQ KAYPI KAWSAYPI
WIÑAYPIPAS MANALLA PILLAPAS LLAKIYPI UNQUYPI YARQAYPI KAKUPTINMI (la
comunidad se encuentra en buena salud y en vitalidad cuando ninguno y ninguna
está triste, enfermo y hambriento).
El uso como análisis clínico de las dos fuentes de donde aparecen y llegan las
enfermedades es determinante. Los intensos fenómenos naturales universales y
los contenidos y los componentes de la Naturaleza y el Universo sirven como los
laboratorios para el diagnóstico y el tratamiento. Para las facultadas en la medicina
ancestral en las altas punas, diagnosticar, es a la vez curar. El uso de las diversas
existencias en el diagnóstico, por la forma de su uso, es el inicio de la curación y
del tratamiento. La dialéctica diagnóstico-tratamiento para las practicantes de la
medicina ancestral es correlativa, envolvente y sincrónica. Diagnosticar y
pronosticar es curar y tratar, pero el tratar y el curar es también siempre auscultar
y diagnosticar. Son procedimientos inseparables. Desde el inicio hasta la
recuperación, en la aplicación de la medicina ancestral, suceden de manera
simultánea el diagnóstico y el tratamiento. Inclusive la suministración de la
medicina en el pensar y el saber médico primigenio es una forma de analizar,
conocer y diagnosticar. YACHAY HAMPIY KAWSAY WIÑAYQA QUMUNPAQA
KALLPASAPALLA TARIRIKUYMI (conocer, curar, vivir y desarrollarse para los
comuneros y las comuneras es estar con energía).
92
Capítulo III
IMAKUNAWANMI
HAMPIKUNALLAQA
(Medios de Curación y Sanación)
Las tres visitantes citadinas que llegaron a facultarse plenamente, en varias
ocasiones, al ver que las ancianas discursante y hospitalaria decían HAMPIYQA
ACHKALLA YACHAYKUNATAM APAKAMUN UNQUYKUNA WISCHUNAPAQA (curar
requiere la confluencia de varias sapiencias para que la enfermedad quede
eliminada), se sentían señaladas por ser profesionales. Pensaron que las ancianas
no sabían distinguir las diferentes ramas de la ciencia que tienen enloquecidas a
las mentes más brillantes del Planeta. Cuando vieron que ellas aplican la zoología,
la botánica, la ingeniería forestal, la geología, la economía, la paleontología, la
agronomía, la pedagogía y la geodinámica tanto en las creaciones y las
producciones como en los diagnósticos de la salud y, sobre todo, en las curaciones
y las sanaciones, entendieron que las colectividades que siguen el modo de
producir aclase en las altas punas sí tienen nociones de la ciencia total.
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operando a pesar de las defenestraciones y los desprecios en nombre del avance
científico. La sapiencia primigenia, por las diversas transformaciones y las
múltiples construcciones en el devenir, no solamente probó su certeza, sino
también afianzó la continuidad histórica con ampliaciones y recreaciones en el seno
del colectivismo.
Las facultadas en los años sesenta y setenta, por haber aceptado el cruzamiento
racial y de clase, dejaron a la comunidad una vez que concluyeron su aprendizaje.
Las últimas facultaciones que logré ver en el año 1977, por ser de las poblaciones
de los valles y de las ciudades, jamás lograron dar la continuidad a la creencia
ancestral y la cosmogonía primigenia. Al instalar sus centros de atención herbolaria
y naturista en las ciudades o en los llanos, sin dar la batalla a los embates de las
confesionalidades dominantes, entraron a sucumbir hasta el grado de adoptar el
esoterismo y el ocultismo heterodoxo. Los ancianos que viven en la Selva, donde
la vegetación cubre todo, procuran mantener en alto la creencia y la cosmogonía
primigenia.
Desde 1964 hasta 1978, en que pude estar con las ancianas y los ancianos de
diversas colectividades de las punas altas, no llegué a conocer sobre el uso del
contenido de la documentación de las iglesias cristianas en sus tres vertientes: el
catolicismo romano, el protestantismo altamente ramificado y la ortodoxa.
Tampoco detecté la utilización de los enseres, los instrumentos, los materiales y
las ceremonias que son profusas en las diferentes tradiciones esotéricas. En ningún
diagnóstico de las enfermedades y menos en las curaciones externaron los
nombres de Dios, Cristo, virgen María, San José o de los apóstoles de Jesús así
como de los santos y las vírgenes. Las palabras que pronunciaron con su ILLAN
fueron: MAMALLAYKU TAITALLAYKU QAMKUNA ÑUQAYKUWAN TUKUY IMAPA
NANAYKUNA UNQUYKUNA KAY WAWQILLAY PANILLAY ÑAÑALLAY TURILLAY
WAWALLAY CHURILLAY HAPIRUKUQTA ATICHILLAWAYCHIK HURQUYTA
WISCHURUYTAPAS (madre y padre que están con nosotros ustedes a todo dolor y
enfermedad que ataca a nuestros hermanos, hermanas y descendencias
permítanos extraer y expulsar).
Por seguir anclado a la concepción del mundo adquirido en la universidad, las tres
facultades, en 1974, preguntaron sobre la posibilidad de usar las herramientas,
las técnicas, las doctrinas y los instrumentos de las instituciones religiosas y de las
creencias múltiples que proliferan en las ciudades. La respuesta de la anciana
hospitalaria fue dirimente y enérgica: CHAYKUNALLAWAN QAMKUNALLA
HAMPIYLLATA TAQNICHIYTA TANIYKUNATA MUNALLASPAYKICHIQA IMAPAQTAQ
ÑUQAYKUMANQA HAMURANKICHIK (se quieren utilizar esas cosas para curar y
sanar por qué vinieron a nosotras). Las tres no supieron qué responder en ese
instante. Cuando al culminar su facultación al recibir ILLAN en 1977 manifestaron:
KUNANMI MAMALLAY CHAYRAQ YACHALLANIKU KAY QUMUNPI IMAM HAMPIQ
KAYTA CHASKILLASPAYKU MANAÑAM HUKLAW LLAQTAPI HAMPIQKUNAPA
RURAKUYNINTAQA MUNANIKUCHU (en este instante madre recién sabemos que
al recibir en esta comunidad lo que es ser HAMPIQ ya no deseamos ni necesitamos
lo que hacen y con lo que curan en otros pueblos y en la ciudad).
Las dos ancianas que facultaron en aquella fecha a las tres profesionales, en un
contexto nacional de plena beligerancia ideológica, dejaron cerrando un periodo
de cierta autarquía imperante en las comunidades altoandinas y aperturando un
tiempo de constantes visitas por curiosos y advenedizos de toda clase. Al
desparecer las dos ancianas y fallecer la mayoría de los ancianos, las nuevas
facultadas y facultantes, quedaron melladas no en su creencia ancestral y la
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cosmogonía primigenia, sino en sus roles dentro del comunitarismo. Por la fuerza
calcinante del mercantilismo y del monetarismo descalabrante tuvieron que
abandonar tanto la comunidad como las formas de diagnosticar y sanar según las
potencialidades y las disponibilidades existentes en las punas y en los cerros
mancomunados.
Unas reubicadas en la Selva, algunas en los valles, otras en los llanos y la mayoría
en las ciudades, ante las continuas convulsiones históricas, incluso negaron su
colectivismo y asumieron el individualismo. En algunas fiestas a los santos
patronos del catolicismo romano vivieron momentos de alegría por el reencuentro
después de años de estar alejadas. En las transacciones económicas múltiples en
las ciudades, en tiempos de afluencia de la producción de la Selva, lograron verse
por unos instantes. En sus conversaciones se nota una nostalgia por la comunidad
y un recuerdo difuso de su facultación; porque ahora sin la guía y la conducción
superior del colectivismo andan dispersadas en diversos espacios de gran conflicto.
Sin directrices ancestrales deambulan en las calles y en los valles buscando la
subsistencia. Sin dirección comunitaria andan desparramadas en los espacios
donde el despojo, la exclusión, la destrucción y la desaparición son constantes.
Son constantes las inquietudes por las mediaciones, los instrumentos y los medios
que se usan en HAMPIY. Es permanente la preocupación de las facultadas sobre
con qué se logrará la sanación de los enfermos. Las tres profesionales a quienes
concedieron ILLAN, en una desesperación por conocer el mecanismo, la técnica y
los instrumentos eficaces para la auscultación y la sanación, se atrevieron a
preguntar a los ancianos conductores de la comunidad: TAYTAKUNA
NIYKULLAWAYKU CHAYLLA LLAQTAYKUMAN KUTIRIKUSPA HAMPIYKUNALLA
QUSQAYKUPIQA ÑUQAYKUQA RURAYMANKUCHU HUK RUNAMASINCHIKUNAPA
IÑIYNINWAN KUSIRISPAM HAMPIRIKUYTA (padres díganos si al volver a nuestra
ciudad, realizando la sanación, podemos incorporar la que otras personas hacen
para sanar). Al no hallar ni ver la existencia de los ritos, las ceremonias, las
liturgias y los dogmas externadas en la sanación, la curación, la restauración y en
la purificación pensaron que no estaban siendo facultadas.
Todos los medios, los instrumentos, los materiales, los objetos y los
procedimientos A USARSE en la sanación, la curación, la restitución y en la
purificación en las vidas comunitarias y las comunidades vivas de las altas punas
se aplican con una regla general muy antigua: LLAPALLANCHIKMI KAYPIQA
HAMPIKUNCHIK HAMPINCHIK HAMPICHIKULLANCHIKPAS LLAPALLAN
TUKUY IMAKUNALLA KAQKUNAWAN TARIKUQWAN CHAYKUNALLAM
HAMPIYKUNALLAQA MIKUYLLAPAS CHAYNALLATAQ MAQAKUQKUNAPAS
(todas y todos aquí curamos, sanamos y nos dejamos curar con todo lo
que existe que son las medicinas, los alimentos y también las armas). Las
tres profesionales al oír una regla que en las ciudades y en los valles no se aplica,
por ser una novedad en su pensar, condujo a cuestionar la creencia ancestral:
MAYNATATAQ IMAYNATATAQ YACHALLASAQKU HAYKAPMI YUYUKUNA MAQAKUQ
KASQANTA UTAQ CHITALLAWANPAS MAQAKUYTA (cómo sabremos cuándo las
yerbas comestibles son armas y cómo podemos golpear con las crías de las
ovejas).
Las dubitaciones y las especulaciones de las profesionales, para las dos ancianas
y para el anciano mayor de la conducción comunitaria, no son asuntos secundarios,
sino procedimientos que requieren responderse: PANICHALLAYKU ÑAÑALLAYKU
TUKUY MIKUSQAQA MANALLA ALLIN YAWARNIYUQ KASQAQA CHAYLLAMÁ
AYCHAKUNALLATA ÑUTQULLATA WIKSAKUNALLATA TULLUKUNALLATA
QARALLANCHIKTAPAS QISPIRACHIMUN NANAYWAN QUCHUYWAN UTAQPAS
UNQUYKUNAWAN (hermanas todo lo que se come, si la sangre no está bien,
inmediatamente muestra los dolores, las llagas y las enfermedades que traspasan
el cuerpo, el seso, la panza, los huesos y la piel). Las dos ancianas, para aclarar
la que se acaba de comunicar, con una risa alargada externaron: PIPAS
QAMKUNATA HAPIKURUYTA MUNALLAPTINQA CHITALLATA MARQASPAQA
WISCHUYKUY UMALLANMAN UTAQ TAKARUYPAS UMANPI CHAYNALLA
LLUPTIKUNALLAYKIPAQ (cuando alguien quiere agarrarlas a la fuerza, al llevar
cargando a las crías, pueden aventar y golpear en su cabeza para poder escapar).
Para las dos ancianas, la discursante y la hospitalaria, existen siete rangos en los
medios, los recursos, los instrumentos y las mediaciones en la curación, la
sanación, la restauración y en la purificación: (a) las existencias en su estado
natural original; (b) las existencias derivadas sin la intervención de los
seres sociales; (c) las existencias complementarias cercanas, lejanas,
visibles o invisibles; (d) las existencias elaboradas, manufacturadas y
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producidas; (e) las existencias combinadas y mezcladas entre las
naturales originales con las demás; (f) las existencias naturales
originales, derivadas, complementarias o elaboradas aisladas; (g) la
totalidad de las existencias condensadas, sincronizadas y conglomeradas.
En términos concretos puede decirse que los medios, los mecanismos, los recursos
y los instrumentos de sanación son todos los reinos que existen en la Naturaleza
y en el Universo. La utilidad, la eficacia y los alcances dependen de QUIÉNES
utilizan según su facultación y las potencialidades que brinda su ILLAN. La
capacidad de seguir concediendo la salud y la vitalidad a los enfermos no se
encuentra en la tecnología, los medios y los procedimientos, sino en la NUTRICIÓN
ADECUADA que dan los alimentos que se consumen.
Si faltan algún o algunos actos históricos DEL SER EN EL ESTAR, sin duda, la salud
entra en peligro y en constantes conflagraciones que van de simples resfriados
hasta las complejidades de la plataformación y el cruzamiento de las distintas
enfermedades antiguas, nuevas y desconocidas. El aseo y la higiene son parte de
los cinco actos, porque en cada uno de ellos tienen que estar ejecutados y
aplicados. Las labores y los cuidados son esenciales en la existencia. Sin ellas son
imposibles la replicación, la multiplicación, la perpetuidad de la especie y la
102
continuidad histórica. Los avances, los progresos y los desarrollos logrados son
generados por las labores y los cuidados que se manifiestan en las creaciones y
las producciones. El laborar cimienta al seguir viviendo. Sin la prosecución del
sistema de producción, un evento permanente, no acontece el desarrollo y menos
la satisfacción de las necesidades. Es el cumplimiento de las obligaciones, los
deberes, los compromisos y de las responsabilidades que animan y propulsan el
arte de la manutención.
Con qué sanar, curar y purificar en las altas punas no es únicamente una cuestión
de suministro dosificado de las medicinas. MAMA ISPICHA, anciana mayor de la
comunidad, precisa esta situación de la siguiente forma: QUMUNKUNAPIQA
HAMPIYTAQA HAMPIKUYTAQA HAMPILLAYTAQA RURANCHIKMI AYSANCHIKPAS
QISPICHINCHIKPAS ACHKA PURIYWANMI RURAYKUNAWANMI KUYUKUYWANMI
TAKIKUYWANMI TUSUYWANMI MIKUYWANMI UPYAYWANMI UYWAKUNAYWANMI
QAWARIKUYWANMI YANAPAKUYWANMI QATIRIKUYWANMI QUYKURIYWANMI
CHASKILLAYWANMI SUQUYWANMI MAYLLAKUYKUNAWANMI KUYAKUYWANMI
LLAMKAYWANMI RIMAYWANMI PUKUYWANMI SAMAKUYWANMI. MANALLA
PURIKUYQA MANALLA MIKUYQA UNQUYLLAWAN UNKUCHAKUSQA UCHUYASQA
TARIKUYMI. UNQUQKUNAQA CHASKINMI ALLIN SUMAQ ACHKA MIKUYTA ALLIN
UPYAYTA ACHKA ALLIN QAYA UYAPAYAYTA. CHAYNAKUNAWANMI HAMPITA
RURALLASPA QUNAQA (en la comunidad curar, sanar y atender la salud suceden
con los quehaceres, los alineamientos, las guías, las caminatas, las acciones, los
movimientos, los cantos, los bailes, las alimentaciones o las comidas, las bebidas,
los cariños, las asistencias, las ayudas, las conducciones, las dotaciones, las
aceptaciones, las succiones, los baños y las purificaciones, el amor, el trabajo, la
comunicación, las transpiraciones y los descansos. No caminar y no comer
significan estar encogidos y mermados por la enfermedad. Los y las enfermas
reciben una buena alimentación, las bebidas adecuadas y las atenciones
pertinentes. Solamente así se dan las medicinas que se preparan).
Esta situación no es una ilusión y una mentira, sino una certeza que se puede
comprobar. A manera de ejemplo, MAMA KALLKAYA, una anciana de 91 años en
1973, explica así: TARUKAPA TULLUNWANMI RIKUNCHIK RIQSINCHIK
YACHANCHIKPAS IMAYNAM MAYPIM UNQUYLLA RUNAPI KASQANTA. CHAY UNQUQ
TANTIYNIN ISMUSQAÑA KAPTINQA CHAY TULLULLATA KUTASPAM
HAMILLUPICHIKUNA (con el hueso del ciervo vemos, identificamos y sabemos
cómo y en dónde del cuerpo humano está la enfermedad. Si la carne y las células
están podridas podemos moler el hueso y untarlo). En las vidas comunitarias, los
instrumentos y los medios, se convierten en medicina. Esta práctica no podrán
comprender los acostumbrados a anteponer las tecnologías en el sistema de
atención a la salud.
106
Capítulo IV
IMAYNALLATAM
HAMPIKUNALLAQA
(Modos de Sanar, Purificar y
Restaurar)
Caminando por QANQAW para subir al pico cima de SAQSAQASA URQU, las dos
ancianas acompañadas por las tres que estaban facultando, hallaron dos WACHWA
con las alas rotas. La anciana discursante atrapa y las abraza con ternura. Las tres
profesionales miran, con cuidado, las acciones y los movimientos que la anciana
ejecuta. La otra anciana, mirando de reojo a las acompañantes, emite un ruido
espantoso. Sin saber qué realizó la anciana hospitalaria, de manera brusca,
gritaron las tres. IMATAQ IMALLAM QAMKUNALLATAQA MANCHARICHISUNKICHIK
(qué las asustó a ustedes) manifestó la anciana. Ellas sin lograr a entender la que
venían ejecutando las dos ancianas para sanar y restaurar las alas de WACHWA,
de manera inocente y tímida, hablaron: QAMLLAM MAMACHALLAY
MANCHARICHIWALLANKICHIKQA CHAY ACHKAKUNA HATUHATUNLLA QASNIY
QULLTIRISPAYKI (madre usted nos asustó con ese gran ruido espantoso que
emitió).
Admirada por ver a las aves caminar aleteando sin problemas, la mujer negra, se
acerca y la pregunta: IMAKUNATATAQ RURARQANKI MAMALLAY NIYKUWAY
YACHALLANAYPAQ (madre qué acciones ejecutó dígame por favor para saber). La
anciana discursante, por la actitud de las niñas atrapadas realizando algunas
travesuras que mostraban las tres, explica: KAY ISKAYLLA WACHWAQA
HUKLAWMANTAN CHAYARAMURQAKU CHAYMI KAYPI KAQ WACHWAKUNA
TUSPAPARURQAKU RAPRANTA PAKINANKAMA ÑUQAQA TULLUNKUNATAM
KUTIRICHIRQANI MAYPIM KASQANMAN CHAYNATAQ MANCHAKUYNINTAPAS
107
QICHURUNI (estas dos WACHWA llegaron de otra parte y las que están aquí
picotearon hasta romper sus alas, yo tuve que colocar sus huesos en su lugar y
quitar su miedo). Las otras dos al oír la respuesta, a manera de complementación,
preguntan muy preocupadas: KAYLLAPI QIPACHAKULLAPTINKUQA CHAY
TUSPAPARUQ WACHWAKUNALLAQA QATIKUNQAKUM WAÑUCHINANKAMA
IMANASQATAQ QAMQA MANALLA APANKICHU WAK URQULLAPA QIPANMAN
CHAYPI HUKLAWMAN RIPUKUNANKUPAQ (se quedan aquí las aves que picotearon
seguirán haciendo hasta matarlos, por qué usted no lleva detrás de ese cerro, para
que se vayan a otro lugar).
La anciana hospitalaria clava una estaca de CHACHAS golpeando con una piedra
rojiza. Luego amarra KUYUNDA (lazos hechos de cuero de animales) y comienza
a descender hasta las cuevas y coloca dos huevos en su PISKA (bolsita llena de
hojas de coca). Inmediatamente pide que jalen para subir antes de que el macho
acabe los asados. Llegando a donde estaba clavada la estaca, con toda su fuerza
arranca y corre para abajo. Las otras siguen a ella. Para que no sean perseguidas
por el macho se tapan con abundante WAYLLA y así descienden hasta QANQAW.
Cerca de las fuentes de agua que brilla, tiran su cubrimiento y miran que las dos
WACHWA ya estaban entre las otras caminando con toda tranquilidad y comiendo
a gusto. Las cuidantes de los animales llaman a las caminantes a comer con ellas.
108
Se acercan, se sientan y cuando estaban ingiriendo los alimentos vieron cómo el
macho llegó con velocidad impresionante y se llevó una CHITA (cría de la oveja).
Las tres profesionales, asustadas por el suceso desconocido, preguntan: ANKA
URQUQA PIÑAKURUSLLAPANCHU KALLPACHAKURUNLLAQA RUNTULLANTA
HAPIRUSQANCHIKRAYKU (el macho águila se molestó cobrándose por lo que
agarramos los huevos). La anciana hospitalaria responde: PAYLLAQA MANALLAM
YARQAYNILLANTA CHINKARICHILLANCHU MIKUYKUNALLA QUSQANCHICKWAN
CHAYRAYKUM UYWACHATA MIKUNQA (no, él no calmó su hambre con la comida
que dimos y por eso comerá una cría).
Cuando terminaron de limpiar la herida pide a las ancianas que preparen MITU
(barro) de PUKA ALLPA (arcilla) y coloquen cual argamasa alrededor de la parte
afectada y dañada. Al concluir el asentamiento del barro se ve una circunferencia
que rodea a la herida. En ese preciso momento exige a las dos ancianas que cada
quien tome un huevo y abra con dos espinas la parte puntiaguda. Ya abierto los
huevos en una ranura suficiente para extraer su contenido, cerrando los ojos
firmemente, sopla sobre el interior de los huevos y dice: MAMAKUNALLA
KUNANLLA QARQUYCHIK CHAY UTATA CHAY WARITA CHAY QASPAYTA KAY
RUNTUCHAKUNATA WICHILLACHISPA. TUKUY IMAKUNA CHAY RUNTUKUNAPA
UKUNPI KAQKUNATAQA SAQINKICHIKMI CHAY UCHKUTUQULLAPI. KAY
UNQUQLLA MUYUPTINMI CHAY RUNTUKUNALLAPA QARALLANTAQA
CHURALLANKICHIKQA CHAY WICHICHISQAYKICHIKPI. UNQUQ QAPARIPTINMI
MITULLAWAN KIRPAKURULLANKICHIK TAPAYKUNKICHIKPAS CHAYNATAQ KAY
LLIKLLAKUNALLAWAN WATAKURULLANKICHIK ALLINLLA PUÑURUNAMPAQ
(madres en este momento expulsen a la lepra, la viruela y la maldición derramando
los huevos; dejar todo el contenido de los huevos en ese hoyo; al momento en
que este enfermo se mueve la cáscara deben colocar encima; al gritar el enfermo
tapar con el barro y amarrar con estas mantas para que pueda dormir bien).
Eran las tres de la mañana cuando el enfermo en curación salió a caminar. Volvió
jadeando y quejándose del dolor en las piernas. El anciano ordena quitar todo el
cubrimiento que efectuaron en la herida. Las dos ancianas acuestan boca abajo en
la cama de flores de varios colores y una vez desatada el amarre de la LLIKLLA
jalaron con toda su fuerza. Al quedar descubierto se vio no el hoyo que había, sino
un hervidero de gusanos negros que comían la piel, la carne y estaban por llegar
a los huesos de la columna vertebral. Viendo cómo los URUCHAKUNA que existen
dentro y fuera del ser social disfruta del organismo, las tres profesionales, tal vez
por asco o simplemente por sorpresa, se desmayaron. Nunca habían visto que las
enfermedades no son simples alteraciones del funcionamiento orgánico, sino el
daño que van causando agentes sujetos extraños endógenos y exógenos. El
anciano sorbió abundante aguardiente y sopló en el cuerpo de las tres. Tardaron
en recuperarse y volver a ver el sistema de curación de la lepra y la viruela en las
altas punas.
Una vez tapado los gusanos con la bola, para purificar el hoyo, agarra las plumas
de ULLASKU y formando un hisopo limpia moviendo cual remolino. Pone las plumas
usadas tapando el plato y exige que las ancianas, agarrando con las patas y las
alas de ULLASKU, lleven a enterrar cerca de la raíz central de TANTAR joven.
Mientras la enfermedad extirpada es conducida a ser enterrada, el anciano asa la
cabeza de ULLASKU hasta que sea carbón y muele en una piedra traída del río.
Con la cabeza molida, prepara un ungüento mezclando con las hojas de QUQA
(coca) y un diente de ajo. Cuando las ancianas volvieron después de enterrar al
maligno, el anciano ordena a todas las presentes que rodeen al enfermo, dejando
a los familiares que expresen su estado de ánimo. Espera un rato si alguien
pronuncia o manifiesta alguna situación. Al no haber comunicación de los
familiares, con toda rapidez, coloca el ungüento dentro del hoyo y encima pone
dos plumas de la ala derecha y dos plumas de la cola de ULLASKU en forma vertical
diciendo: KUNANMI HAPIRUYKI MANA ALLIN KAY WAWQIYMAN USTUQA
CHAYNAPI QAM ALLPALLAMAN KUTIRINAYKIPAQ (en este momento te atrapo
112
malignidad que entrantes a este mi hermano para que vuelvas a las profundidades
de la tierra). Toda la concurrencia quedó perpleja por el acto y el procedimiento.
Las tres profesionales, ante un acontecimiento completamente nuevo que
observan, mueven su cabeza en señal de que es increíble la manera en que los
operantes del colectivismo realizan la sanación.
Sin dar lugar a dubitaciones, el anciano, arranca dos plumas de la ala izquierda y
dos plumas de la cola para poner en forma horizontal. Aparentemente es una cruz
que los cristianos tienen por venerada. Observado de lejos es una pelea de dos
gallinazos que solamente dejan ver la espalda. Después coloca las plumas que
arranca del cuello para tapar toda la herida. Para dejar ir al enfermo indica que las
dos ancianas envuelvan el tronco cubriendo la herida con una tela violeta y dejen
amarrada. El anciano llama a los familiares mayores de diez años e indica que no
debe rascarse ni revolcarse mientras duerme. Tres días debe estar con el amarre
con la tela violeta. Durante ese tiempo, solamente debe lavarse las manos y la
cara con agua de la laguna más lejana de la comunidad. Las comidas deben servir
en el mismo plato sin lavar durante el tiempo de su convalecencia. Al momento de
enviar a su casa al enfermo menciona que debe acudir al cuarto día para saber
qué avance tiene la curación.
El anciano mayor pidió a los otros ancianos presentes que echaran más
aguardiente. Mojaron algunos trozos de LAMBRAS (aliso) con el aguardiente y
lanzaron a la cama ardiente, pero al instante en que chocaron los palos secos
reventaron y se formaron varias serpientes negras que se consumieron con el
fuego. Era un espectáculo muy llamativo que dejó asustadas a las profesionales.
El comunero asistido y curado al ver semejante suceso quedó muy aterrado,
porque jamás pensó que eran otras existencias que estaban comiendo su
organismo. Al terminar de arder la cama y todo lo que tiraron fue tapado con PUKA
ALLPA (arcilla). En ese momento, acompañado de su hermano, el curado y sanado
se fue a purificarse. Las doncellas y los ancianos se fueron a sus casas. Las dos
ancianas se quedaron para aclarar las inquietudes y las interrogantes de las tres
profesionales que no podían creer que un simple proceder con los recursos
disponibles de las altas punas se lograra curar las enfermedades que son
peligrosas para la vida.
Después de varios recorridos por diversas direcciones, una de las mujeres jóvenes
comienza a vomitar y sentir el dolor en el corazón. La otra llama al anciano para
saber qué está sucediendo. El anciano observa la mirada de la mujer afectada y
ve los frutos de QUMPIS (tumbes) que tapa a QILLQIW. En ese momento va a
buscar el tronco del árbol bajo cuya sombra estaba sentada la anciana. Al revisar
con cuchillo de doble filo, llega a descubrir que hay un hoyo debajo de unas
piedras, justamente rodeando las raíces de QILLQIW. Al agacharse siente un olor
muy peculiar: ASNAQ WASPIKUNA (vapores gases tóxicos). Encontrado el lugar y
la causa del dolor, el anciano y las dos mujeres jóvenes acompañantes, recogen
los frutos de QUMPIS para llevar a la anciana enferma. Cada quien recolectó la
cantidad que pudo en unos minutos y con toda prisa salieron del lugar. En la subida
a la comunidad, la mujer joven que sintió algunos malestares, gritó vomitando
sangre. El anciano abre una de las frutas y exprime en la boca. Inmediatamente
salieron de su interior gases pestilentes tanto por la boca como por su ano. Cuando
dejó SUPIY KAQNALLAY (pedorrear y eructar), de manera intempestiva, llega un
remolino de polvo cubriéndolos completamente.
Por ser una ocasión excepcional, el anciano mayor, pone ICHU en forma de T,
KARKA (estiércol seco) en forma de torre y alrededor unos palos secos formando
un cuadrado. Echa al ICHU KARKA KULLU unas gotas de QUMPIS y cubre con
aguardiente. La anciana discursante que acaba de llegar enciende la lumbre y de
repente sale una YANA YAKUMAMA PUKAÑAWI (culebra negra gigante con ojos
muy rojos). La enferma atendida al ver a YAKUMAMA se arrodilla y en tono muy
alto dice: MAMALLAY TAITALLAY KUNANMI CHAYRAQ RIKULLANI PIM QAMQA
SUPAYPA WAWANMI KANKI NIYKUWAQNIYTA MACHAQWAYPA CHURINMI KANKI
NIWAQKUNATAPAS (madre y padre recién veo al quién me dijo que soy hija de
satanás y a los que me decían que soy hija de las serpientes). Quienes estuvieron
en ese momento, al oír la afirmación de la anciana curada, rodearon en círculo.
Hacen sentar al afectado en la silla de piedra y ordenan que no se mueva para que
la sangre no siga saliendo con el movimiento. Pero miran al perro con ganas de
ahorcar. Fijándose la anciana hospitalaria en los gestos y las miradas de los
visitantes, para que estén tranquilos, afirma: KAY ALLQUCHAYQA KACHUNQA
PIPAS HAYTALLAPTINMI (este mi perro muerde solamente a quienes lo patean).
Sin decir alguna palabra, en un intento por disimular al acto del dañado, salen del
lugar. En ese instante la anciana indica que no pateen al perro y si están comiendo
es mejor que le den un pedazo. El individuo sin nariz completa se queja de dolor
y pregunta de cómo volverá a su pueblo, porque allí todos ser reirán de él diciendo
que es WARIPA MIKUSQAN (comido por la viruela negra). La anciana pregunta:
IMAYNANATATAQ QAMQA HAYTARURQANKI ALLQUYTA (cómo pateaste a mi
perro). El afectado solamente dice: LLAQTAYPIQA MANALLAM ALLQUQA
ÑUQAWANQA PURINCHU NITAQ PUÑUNCHU. KAYPI KAY ALLQUYKITA
QAMLLAWAN PUÑUQTA RIKUSPAYMI HAYTARURANI (en mi tierra el perro no anda
ni duerme conmigo; al ver que duerme con usted se me ocurrió patearlo).
La anciana hospitalaria al oír la declaración pide que llame al perro para que le
cure su nariz. Él sin entender las palabras de la anciana responde: MAMALLA
IMAYNATATAQ ALLQUYKIQA HAMPILLAWANMAN (señora cómo podría curarme su
perro). Ella con voz firme indica: QAMQA QAYAYLLA ALLQUTA (tú únicamente
llama al perro). El individuo pateador del perro llama YANA ALLQUCHA ÑUQAMAN
HAMUKULLAY (perrito negro ven a mí) y éste sin demora se acerca meneando la
cola. La anciana hospitalaria comunica que debe tocar sin miedo el pecho del perro
y acariciar, pero después debe decir ALLQUCHA SINQAYTA LLAQWARULLAY
CHAYLLA ÑUQA ALLINLLA RIPUKUNAYPAQ (perrito debes lamer mi nariz para que
yo me vaya bien). Cuando pronunció las palabras, la anciana que asiste, pide al
perro que comience a lamer todo el rostro del afectado y con ternura la parte de
la carne y la piel en que debe colocarse el pedazo arrancado. El perro lamió y se
fue corriendo lejos.
Al pedazo que tenía entre sus manos, la anciana, en un purificar completo de todo
virus y bacteria que puede causar mayores daños, sorbiendo aguardiente sopla
varias veces. Llama a una de sus hijas y orden que traiga MULA ITANA (ortiga
negra) y cuatro LLAWLLINKAPA KICHKAN (espina de LLAWLLI). La hija con rapidez
consigue los instrumentos y los medios faltantes. La anciana sanadora, al ver que
el costal es de PAQPAQARA (maguey o cabuya), arranca un hilo y humedece con
ISPAY PUQUSQA. Pide a la hija que comience a frotar con la ortiga al afectado en
todo su tórax y detrás de las orejas. Frotó y el paciente se quejó de las pinchadas
119
que causan las espinillas. Al ver que se desmayó el pateante del perro, en el suelo,
pusieron boca arriba. La anciana hospitalaria con sumo cuidado coloca la nariz
arrancada en su lugar y comienza a coser con el hilo de maguey realizando las
perforaciones con la espina. La sutura se efectúa de manera brutal y al aire libre,
pero con la rapidez posible.
Llamaron a los dos que se alejaron del lugar de la curación. Al ver que ya estaba
con su nariz puesta, sin llegar a hablar, cual mudos trataron de comunicarse. La
anciana hospitalaria explicó: HAMPIRUNIM SINQANTAQA ICHAQA PAYQA KAYPIM
TARIKUNQA TAWA PUNCHAW SINQALLAN ALLINLLA KANANKAMA (curé su nariz,
pero aquí debe permanecer cuatro días hasta que su nariz esté completamente
sana). Los dos compañeros dijeron: SINQANQA KARUNQAM WIKSUSQA UTAQ
SILLQASQA MANAM YACHALLANIKUCHU KUTISPA IMAYNAM TAYTANMAN
120
WILLAYTA (seguramente la nariz quedará chueca o con marcas y no sabemos qué
decir a su padre cuando regresemos). CHAYTAQA MANARAQMI NIWAYTAQA
ATINKICHIKMANCHU SUYAYCHIK TAWA PUNCHAWPI QAWANAYKICHIKPAQ
CHAYPIM CHAYLLARAQ NINKICHIK IMATAPAS (ahora no pueden decir eso y
esperen los cuatro días para ver y recién dirán algo) fue la manifestación de la
anciana. La anciana, por su larga y amplia experiencia en la restauración del
organismo, no solamente calmó los ánimos de los visitantes, sino también dio
claras instrucciones para su proceder en la comunidad.
Durante cuatro días fue cuidado con delicadeza el joven al que no le gustan los
perros. En cuanto intentaba tocarse, rascarse o mirarse evitaron con energía.
Como alimentación dieron únicamente WATYA (papa horneada) especialmente
preparada para él y sus compañeros. Dieron de beber el agua del pozo en que vio
su rostro con la nariz repuesta. Llegado el cuarto día, el anciano mayor de la
conducción comunitaria, explícitamente a petición de la anciana hospitalaria,
acudió para quitar el barro seco y romper la costura. El mismo anciano fue a traer
ISPAY PUQUSQA en un platito de barro y, pidiendo que cierre bien los ojos al
curado, echó con fuerza. El barro inmediatamente cayó y se vio la costura. El
anciano corta con una piedra filosa cada pedazo del hilo de maguey y tira al suelo.
Al sacar el hilo de maguey se mostraron unos hoyitos negros y la anciana
hospitalaria frota con la grasa de AÑAS hasta que la negrura desaparece.
Inmediatamente el anciano mayor pide que le den de comer el caldo de AÑASPA
CHARKIN (carne seca de zorrillo).
El joven visitante tuvo que aguantarse de tocar unas flores hermosas que afirma
no ver en su tierra. Solamente tuvo que contemplar las flores rojas, violetas,
amarillas y blancas que se mueven con el viento en forma de una escarapela. Por
la indicación del anciano, el curado, tuvo que aguantar todas sus ganas de palpar,
acariciar o arrancar las flores. Los otros dos, ante el panorama espectacular, se
lavaron la cara y trataron de llegar hasta las flores sin poder lograr. Al externar
sus miedos, por el precipicio que emerge en sus avances, dejaron su intento de
disponer las flores. Incluso pidieron a las ancianas si pueden ordenar a algunos
121
niños para que escalen y logren traer las flores. Ante semejante petición solamente
oyeron una advertencia: PIPAS WAKMAN LLUQASPA CHAY WAYTA CHIPTIQA
MANAM PAQARINMAN ACHIKYANMANCHU (quien se atreve a subir para arrancar
esas flores no llegan al amanecer). Tal indicación causó pavor entre los extraños.
Un miedo intenso se apoderó de ellos.
La anciana hospitalaria sacó su sombrero y orinó pidiendo a los demás que orinen
para tener el líquido esencial en la curación. Dejando bien tendida a la fracturada,
en un dar la anestesia y a la vez la desinfección, echa la orina en el lugar donde
el hueso salió al exterior. Pide a la anciana discursante que agarre bien juntamente
con el otro comunero y las tres profesionales la cabeza, la otra pierna y los brazos
de la fracturada. Una vez acondicionada y agarrada en las partes con que puede
moverse afectándose más, viendo la cabeza de la asistida, con una velocidad
123
impresionante colocó el hueso en su lugar original. La asistida no tuvo tiempo para
gritar o moverse. Las comuneras y los comuneros presentes, por presenciar en
diversas ocasiones situaciones sorpresivas, solamente observan. Las tres
profesionales sí quedaron estupefactas por la manera, la rapidez y los medios
usados en la reposición del hueso en su lugar. Su asombro fue grande por el estilo
del tratamiento dado.
El anciano mayor, las dos ancianas y las demás concurrentes en la casa donde se
halla la incapacitada, mientras los comuneros cumplían su deber de alejar a los
extraños, realizan una de las curaciones de restauración de la materia partida y
astillada. Quitaron las dos ancianas a las lagartijas que cubrían el sitio afectado y
poniendo en una LLIKLLA fue llevado al barranco cercano. Lavaron de las rodillas
hasta los pies con ISPAY PUQUSQA (la orina fermentada). El anciano sopló
aguardiente sobre un punto que se veía en el peroné y la mujer fracturada gimió
un largo rato. Llevaron donde había piedras y sentaron en ese lugar recibiendo el
calor del sol. La anciana discursante lleva la LLIKLLA donde estaba resguardada la
serpiente y la anciana hospitalaria deshaciendo el amarre atrapa a AMARU de su
cuello. La serpiente se retuerce y el anciano corta la piel en el cuello sin traspasar
la carne y los huesos. Luego sopla y se llena de aire todo el cuerpo de la serpiente.
Como estuviera sacando una tuerca desliza del cuello hasta la cola la piel del
animal.
Antes de retirase del hogar, el anciano mayor y las dos ancianas con la compañía
de las tres facultadas, dejaron precisas instrucciones: KIMSA KILLAPIM MANA
PURINKICHU KANCHATA CHIMPASPAQA (durante tres meses no puedes caminar
más allá del patio). MANAMÁ CHAY QALLCHAYPACHAPI IMATAPAS APALLANKICHU
CHAYNATAQ LLASAQ QIPITAPAS HUQARINKICHU NITAQ APANKICHU (durante ese
tiempo no puedes llevar cosas asimismo no podrás cargar ni levantar bultos).
MANALLATAQMI UYWAWAMPAS UTAQ ALLQUWAMPAS PUKLLAWAQCHU (tampoco
puedes jugar con los animales y los perros). MANAM RILLANKICHU YAKU APAYMAN
SAPALLAYKI KASPAQA MANAM YANTAYTA PACHA MAYLLAYTA NITAQ
YANUKUYTAPAS ATINKICHU (no puedes ir a traer el agua y estando sola tampoco
127
podrás leñar, lavar la ropa y hasta preparar los alimentos). No son órdenes que
paralizan y estancan, sino son prevenciones para recuperar la movilidad y la
motricidad en breve periodo. En la restitución de la materia, en la sapiencia médica
ancestral, las prevenciones cumplen un rol decisivo. A la vez son precauciones que
alientan el vivir en seguridad.
La anciana hospitalaria responde que sí, pero antes se debe colocar el hueso en
su lugar original. MANA TULLUTA MAYPIM KASQANMAN CHURASPAQA MANAMÁ
HAMPIKURUNQACHU (si no se restaura el hueso en su sitio es imposible que se
cure) fueron las palabras de la anciana discursante. Las otras dos siguieron con
atención las continuas aclaraciones de las dos ancianas. No contenta con la
respuesta, la mujer negra, como quien extrae el jugo exprimiendo con mayor
fuerza, interroga: SAPACHALLAY PIPAPAS TULLULLAN PAKIRUKUSQANWAN
TARIKUSPAYQA IMAYNATATAQ APALLASAQ IMALLAWANTAQ NANAYNINTA
QICHUSAQ KAY WAKLAWPI MANA QURAKUNAPAS KASQAMPI (si me encuentro
128
sola con quien se rompió el hueso cómo puedo trasladar y con qué quitó el dolor
en los lugares donde no hay yerbas). La anciana hospitalaria, con la finalidad de
recordar las reglas comunicadas, solamente indica: MAYPITAQ KACHKAN CHAY
WAQAYUPAYCHAÑAYKIPI RIKUYNIKIQA CHAYNATAQ YUYAYNIKIPAS (dónde está
en esas circunstancias tu ver y tu memoria). Las dos facultadas se rieron con la
aclaración. Ante la risa de sus compañeras cuestiona a ellas para que digan dónde
está el chiste. La educadora, en tono burlón, expresa que las palabras de la madre
parece que nos está diciendo que no tenemos seso.
Cuando se encontraban las dos ancianas con las tres facultades en la recolección
de la fruta AYRAMPU en ISQANAYUQ (lugar donde abundan las yerbas comestibles
entre los arbustos con espina), por los galopes de las bestias de carga, se
asomaron para ver quienes iban por el camino. Vieron cómo un señor vestido con
la ropa de la ciudad llevaba a un joven montado en una mula. Ante la mirada de
las ancianas y de sus acompañantes, el viajero al identificar a la mujer negra,
suelta un grito. Detiene a sus acémelas, dos mulas y una burra, y pregunta si
conocen a doña PUKASIMPA. La anciana hospitalaria se acerca al viajero y la dice:
IMAPAQTAQ PAY WARMITAQA MASKACHKANKI (para qué buscas a esa mujer). Tal
forma de responder no causó impresión en el viajero, porque sabe que existe cierta
desconfianza en las comunidades por la presencia de extraños y desconocidos.
Las cinco mujeres llenaron dos canastas de QIWINCHU con los frutos de AYRAMPU.
Recogieron las yerbas comestibles y hallaron UQURU. La anciana discursante dice:
MASKACHKARANIN UQURUTAQA KUNANQA RURASUNMI MISKI UQA CHUPILLATA
(estaba buscando UQURU y ahora prepararemos una sopa rica de UQA). Buscaron
LLILLILLAQA (goma cera) que generan los arbustos TAYA. Encontraron en tres
sitios varias matas con harta goma cera y cuidadosamente extrajeron colocando
en una olla de barro que llevaban. Lejos de las matas vieron algunos TAYA con
una negrura desde las raíces hasta las hojas. Se acercaron y encontraron a las
hormigas en la labor de pintarrajear a las plantas. Se quedaron un rato para ver
129
cómo van dejando su desecho que con los rayos solares se convierten en tinta
negra que tapa al arbusto. Las comuneras, en especial las cuidantes de los
animales, llaman a estas hormigas SUMAQ YANACHIKUQLLA (teñidoras
grandiosas). Cuando las comuneras elaboran prendas especiales para las madres
nuevas, la lana blanca de la oveja, tiñen con la negrura que generan las hormigas,
pero mezclando con hollín. No se permite jugar a los niños con esta negrura por
contener alta toxicidad.
Ver aquel suceso es fenomenal, porque solamente en algunos pisos geológicos las
hormigas pueden realizar la pintada de la vegetación. Las dos ancianas dejaron su
fiambre a las hormigas para que disfruten mientras cumplen su tarea de
embellecer y adornar su hogar y contexto. Las tres facultadas acompañantes,
ante una labor conglomerada de las hormigas, de manera inmediata
pensaron que el comunitarismo y el colectivismo tienen su fundamento en
los acontecimientos y los sucesos naturales universales irrevocables. Es
cuando comprendieron el por qué en el sistema de sanación en las altas punas se
confieren importancia insustituible a las existencias. Sin preguntar a las ancianas
comenzaron a recordar las reglas ancestrales que recibieron verificando que todos
tienen un basamento en la materia eterna e infinita en movimiento ascendente
perpetuo. También es al ver a las hormigas laborando en completo orden y
disciplina que admitieron la existencia de la conducción coligada superior de las
vidas comunitarias y las comunidades vivas.
La anciana hospitalaria ordenó a las tres profesionales que fueran corriendo donde
el anciano mayor y que condujeran al lugar. Salieron disparadas como una flecha
y en minutos volvieron en compañía del anciano mayor. Las dos ancianas y el
anciano mayor vieron el desplazamiento del joven. Pidieron a las tres auxiliares
que pongan un plato de comida y así la hicieron. Colocaron un plato de
QAPCHIPAPA y el joven inmediatamente se sentó. Tiró la cuchara y dando la forma
de una cobra que quiere morder con la mano derecha atrapa la comida y mete
completamente en la boca. Terminó la comida con cuatro zarpazos. Dejó ver sus
movimientos que son realmente de una serpiente. Por ratos abre su boca
mostrando su canino cual colmillos de una cobra que gotea el líquido que sale de
su interior. Absolutamente todo su proceder, gesto y desplazamiento es de una
víbora. El anciano mayor pide que le den CHARKI para ver la forma de consumir.
Sin realizar los comentarios toda la concurrencia entró al hogar para disfrutar la
sopa de UQA. El visitante al sentir una fragancia inconfundible preguntó qué tipo
de yerba es. La anciana hospitalaria indicó que al momento de comer encontrará
en la sopa y podrá ver si existe en otros lugares. Disfrutaron la sopa, pero el
visitante afirmó que es la primera vez que come una yerba de esta fragancia
exquisita. Cuando ya lavaron los trastes usados, masticando la coca en el patio,
las dos ancianas y el anciano mayor exigen que el padre deje al hijo hasta
encontrar la víbora que entró en su casa exactamente hace diecisiete años.
Indicaron que hay una ranura en una de las esquinas de la casa donde duermen.
Pidieron que atrape viva y traiga en una canasta de carrizo. Él sin esperar más se
puso en camino. Los comuneros pidieron que se quede hasta el amanecer, porque
algunos lugares de PUKAWAQTA (loma de arcilla fangosa) son peligrosos de noche.
La burra que tengo me guiará por estar acostumbrada en viajes nocturnos
manifestó.
Por no haber dormido y comido durante todo el día se sintió agotado. Sin
comprender lo que pasó hace diecisiete años caminó por toda la casa. Viendo la
leche de burra se le ocurrió beber y en ese instante se acordó que en ese cuarto
alojaron a tres personas que afirmaban ser los dueños legítimos de la casa que
ocupa. Las personas alojadas exigieron la devolución, pero él recorriendo a la
justicia que concede el Estado Nacional obtuvo la titularidad plena de la casa y del
terreno. Cuando los alojados perdieron el juicio, ante el propio juez de la causa,
amenazaron con dejar en la calle. Una vez aclarado su mente y recuperado la
fuerza se puso en marcha a la comunidad donde dejó al hijo. Al rayar el alba estaba
en el patio de la anciana hospitalaria.
El anciano mayor ante la presencia de las dos ancianas y las tres auxiliares
ordenaron al forastero sacar a la serpiente. Con sumo cuidado abrió el costal y vio
que la tela negra estaba perforada y la víbora dormía dentro de la canasta. Con
un ALLACHU (horca) de AYRAMPU sacaron a la víbora de la canasta. El anciano
agarra del cuello al animal y dice entre sus oídos: YANA AMARUCHA NIWAY PIM
QAMTA CHURASURQANKI KAY QARIPA WASIMPI (viborita negra dime quién te
puso en el hogar de este varón). La víbora derramó algunas gotas de lágrima en
el pie derecho del anciano. Exige al señor que traiga a su hijo parado y ayudada
por las tres facultadas. El joven al ver a la mujer negra se revuelca y grita. El
padre agarra de los hombros y las mujeres de las manos y de las rodillas. Al estar
parado al frente del anciano observa a la víbora negra y saca su lengua en una
forma de desafiar al animal.
Pide el anciano mayor que quiten toda la ropa y dejen en el suelo al muchacho.
Completamente desnudo deja ver su vientre lleno de escamas cual pez que deja
brillar sus adornos protectores. Tapando toda la cabeza de la víbora negra con
QIRUTARUKA, el anciano mayor, enrosca a la víbora en el cuerpo del joven de los
pies hasta la cabeza, desde los cuatro lados, empezando por el lado derecho y
terminando en la frente. Al terminar el enroscamiento, se oyeron los truenos y se
vieron los rayos a lo lejos, pero la víbora quedo inmóvil. El joven en asistencia
logró pararse como la persona normal. Dio algunos pasos y en ese instante vio a
la mujer negra y quiso atacar. Pidieron las dos ancianas que se alejara y no se
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deje ver. La anciana hospitalaria pintó el cuerpo del joven con AYRAMPU y se vio
un ser social violeta. El anciano mayor ordena que echen PUKA ALLPA (arcilla o
tierra roja) hasta que quede completamente tapada la pintura. Con la arcilla, el
joven, parecía un espantapájaros pintado de rojo carmesí. La anciana discursante
va a buscar algunos comuneros y vuelve con tres jóvenes. El anciano pide que
lleven al joven en curación a QANQAW MAYU (río QANQAW).
Dejando a la mujer negra, la comitiva integrada por once personas, va al río para
purificar al muchacho asistido. Llegando al río formaron un dique y allí sumergieron
al joven pintado. Levantaron después de dos minutos completamente limpio de las
dos pinturas que aplicaron. Exigen que los tres jóvenes comuneros sostengan
firme al que se halla en recuperación dentro del dique. El anciano mayor sigue
agarrando el cuello del animal tapado con QIRUTARUKA y ahora agarra con la
mano izquierda la cola estirando con firmeza. En ese momento llega la granizada
y es cuando la anciana hospitalaria pide a la discursante que agarre a la víbora por
el lado de la cola que se halla a la altura de la nuca del joven afectado. Al momento
en que el anciano mayor dice KUNANMI QAM QUNKI KAWSAYNIKITA KAY
MAQTALLAMAN ACHKALLA WATAÑA LLAKICHISQAYKIRAYKU (ahora tú das tu vida
a este joven que por años causaste dolor), la anciana hospitalaria corta el cuello y
la sangre se derrama sobre la nuca. Tardó en dejar de salir la sangre algunos
minutos.
En vez de seguir a los extraños, dejando que los perros sigan ahuyentando,
continuaron con su andar. Llegando al hogar de la anciana hospitalaria vistieron al
joven y se sentaron a comer la comida que las hijas habían preparado. Cuando el
joven miró a la puerta vio a la mujer negra comiendo el caldo de cabra que era el
alimento de la tarde, en un arrebato de nervios, maldijo por ser la maldad en
persona. El padre comienza a decir que ella es una persona real y no la maldad
que vio en el río. Para convencer pidió a la facultada que se dejara tocar por el
joven. Ella accedió y el muchacho acarició el cabello crespo. Al darse cuenta que
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efectivamente es una persona siguió comiendo. Sin que alguien hablara o pidiera
algo terminaron de comer. Las tres facultadas recogieron los utensilios y lavaron.
El joven salió al patio y comenzó a mirar por todas partes. Pronto la noche llegó y
cada quien entró a la cama. El anciano mayor y la anciana discursante se quedaron
en la casa de la anciana hospitalaria para vigilar el avance de la sanación y la
curación del joven. Vieron varias veces salir al joven para ir a orinar. Al empezar
el canto de las aves, en toda la comunidad, se oyeron aullidos de los perros. Es
cuando el anciano mayor pide al padre del joven a levantar todas sus pertenencias
incluido los materiales en que transportó a la víbora.
Aglomerada las cosas, con el fin de dar por culminada la curación y la emancipación
del joven de los tormentos a que fue sometido por dos décadas, llevaron al
barranco profundo que está a varios kilómetros de la comunidad y enterraron allí
tapando con ramas de TANKAR TANTAR LAWLLINKA primero y luego con la tierra
negra y roja combinadas. El joven al momento en que echaron al hoyo la canasta
de carrizo afirmó haber visto a tres sujetos que quedaron destrozados por los
zorros. La anciana hospitalaria simplemente llegó a decir: KAY MAQTALLAQA
ALLINÑAM KACHKAN (este jovenzuelo ya está bien). Volvieron a la comunidad y
festejaron la sanación plena con una comida en que participaron toda la
comunidad. Mientras estaban bailando y cantando, llegaron visitantes de la
comunidad de LLAKLLAQ conduciendo a tres sujetos amarrados. Preguntaron si
pudieron ver a ellos cuando estaban cruzando la comunidad TANTAR.
La anciana discursante afirmó que ellos huyeron de QANQAW al ser visto cuando
volvían después de purificar al joven. Los comuneros afirmaron que encontraron
enterrando una serpiente negra sin cabeza y por eso llevan a su pueblo para
exhibirlos ante sus semejantes. El anciano mayor invita a comer y beber AQA antes
de proseguir su camino. Comieron y bebieron que incluso compartieron con los
intrusos. Terminando de beber AQA que sirvieron, los comuneros de LLAKLLAQ,
siguieron su ruta llevando a los extraños. El visitante y su hijo, cuando el sol ya
estaba alumbrando fuerte, en el día posterior a la purificación, se despidieron de
la comunidad y en agradecimiento dejaron sus acémelas. Los comuneros cada
quien fue a realizar sus labores y las tres facultadas decidieron pernoctar en la
cima de QANQASQASA por ser un lugar especial para otear el porvenir.
Expresó además con rabia: por qué las ancianas no nos advirtieron sobre esto. La
educadora manifiesta: no nos ocurrió preguntar si existían algunos sucesos que
no conocemos. Las tres tuvieron que soportar el azote del frío combinado con el
viento durante los días que estuvieron allí. Se pusieron hojas de coca masticadas,
QITUQITU machacado y hasta la fruta de QUMPIS que llevaban sin lograr la
curación. La antropóloga externó su preocupación: puede ser alguna enfermedad
que nos contagiaron, porque hemos visto curaciones de toda clase de enfermos
que llegaron. La duda externada se apoderó de la mente y la conciencia de las
tres: ahora qué vamos a hacer si realmente es una enfermedad rara; puede ser
una mezcla de esas enfermedades que las dos ancianas llaman TARIPA AYPAY
USYACHIY HAPIRUY UTAQ HAPIKURUYLLA (apoderamiento y posesionamiento de
las enfermedades en el cuerpo).
La mujer negra afirma: las doncellas que siempre están en la cima de los cerros
tienen los pómulos rojizos sin que se formen las heridas y debemos preguntar a
ellas para saber qué se hace si aparece una herida. Esperaron ese día que llegaran
las cuidantes de los animales, pero ninguna llevó a los UYWACHAKUNA por
QANQASQASA. Las otras dos expresan que todavía quedan dos días para salir del
lugar. Su miedo mayor era que en esos dos días sus heridas se agrandaran y que
hubiera sangrado constante.
Por la desesperación, las tres masticaron CHARKI, untaron con arcilla y se pusieron
en los pómulos. Las tres gritaron por el ardor que ocasionó CHARKI por estar
preparado con la salmuera. Dejaron unos minutos el empaste y cuando se quitaron
la herida se vio más grande y profunda. Caminando con gran miedo y sin saber
qué ejecutar vieron unos líquenes en las rocas. Tomaron abundante cada quien y
comienzan a masticar para aplicarse en la herida. La decisión determinaron al ver
a las dos ancianas usar en diversas ocasiones para curar a los enfermos y calmar
el dolor.
Cuando los líquenes comenzaron a escurrirse entre sus labios sacaron de su boca
y pusieron en sus pómulos. Calcularon el tiempo que las dos ancianas daban en
situaciones de aplicación cual empaste. De un momento a otro quitaron con
rapidez y acercaron su espejo a la cara: la herida se vio verduzco primero y
posteriormente negra. En vez de aliviar el dolor y ayudar en la sanación transmutó
en una abominable realidad objetiva que la subjetividad realizó. Con sus pómulos
en parte verde oliva y en otras negra dejaron inmediatamente la cima de
QANQASQASA sin concluir el tiempo que manifestaron estar. Corriendo por los
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espacios sin barrancos y sin mayores desnivelaciones llegaron a la comunidad. Los
niños al ver la cara y los pómulos de las tres se ríen, porque mostraban no
deforme, sino de payasas que tratan de ganar la atención de su público. Los
comuneros cuando los vieron tapándose el rostro por la risa de los niños, con
mayor tranquilidad, saludaban para que dejaran de avergonzarse.
Las comuneras viendo que caminaban con el rostro bien tapado dejando
únicamente los ojos fuera, de manera inmediata, pensaron que llegaron
PASPARACHIKULLASQA PAKIRACHIKULLARUSQA CHIRILLAWAN (partidos y
escamados por el frío). Ante la mirada de la comunidad, las tres profesionales,
corrieron a la casa de la anciana hospitalaria. Para su desesperación ella no se
encontraba en la casa. La hija mayor indicó que salió de la comunidad para curar
a algunos enfermos en una comunidad lejos de TANTAR. Preguntaron si la anciana
discursante se encontraba en la comunidad y recibieron la noticia de que fue ella
quien pidió que la anciana hospitalaria la acompañara.
Deben permanecer sin lavarse hasta que la herida se sane y salgan las escamas,
fueron las indicaciones para las tres profesionales. Luego para que no se preocupen
añadió: QAMKUNAPA AYCHAYKICHIKQA CHAYLLARAQMI KAY URQUPA
KAYNINMAN YACHACHIKURQANKU (la carne de ustedes recién se habitúa y se
aclimata a las condiciones de este cerro). Las tres preguntaron si quedarán con
algunas cicatrices por la herida que tienen. La respuestas fue cortante: CHAYQA
MANALLAM UNQUYCHU ICHALLAQA QARA AYCHAPA MUSUQYAYNINMI QAMKUNA
KAYPI WARMIKUNALLA KAQKUNA HINALLA KANALLAYKICHIKPAQ (esa no es una
enfermedad, sino una renovación de la carne y la piel, para que ustedes sean como
las mujeres de este lugar).
Cuando las heridas quedaron sanadas y comenzaron a caer las escamas, la hija
mayor de la anciana hospitalaria, lleva a un montículo y ordena que se laven con
su orina. Ellas por ser la primera vez que reciben la asistencia de una mujer joven
preguntan lacónicas: IMANASQATAQ MANAQA SUYASAQKUCHU MAMAKUNATAQA
(por qué no esperamos a las ancianas). La que asiste, con el fin de apurar o
apresurar la curación, indica: KUNANLLA MAYLLAKUYCHIK ISPAYNIKICHIKWAN
MAMAKUNATA SUYALLAKUSPAQA CHAYNA HINALLAN QIPANKICHIK (lávense
inmediatamente con su orina, en caso de esperar a las madres se quedarán en esa
condición). Cada una se apartó y procedió a lavarse con la orina. Mientras van
mojando los pómulos, la hija de la anciana hospitalaria, grita: ACHKALLA
KALLPALLAWAN CHUQAKUYCHIK UYAYKICHIKMAN CHAYLLA PASPASQA
CHINKANAMPAQ (con fuerza lancen la orina a su cara para que inmediatamente
caigan las escamas).
Al ver que culminaron de lavarse, la hija de la anciana, señala el río para que
vayan a bañarse con toda su ropa. Se bañaron en la parte profunda del río y
salieron temblando. SAQSAKUYCHIK ALLQUCHA HINALLA (sacudirse como los
perritos) ordena y realizaron varias sacudidas. Para que la ropa no se pegue en el
cuerpo durante la caminata a la comunidad indica que cada una debe conseguir la
leña y cargar. Una de ellas, al encontrar un tronco con una longitud de su tamaño
y un grosor de sus dos brazos juntos, pregunta si puede cargar solamente eso.
Afirma que sí y ordena que las otras busquen ramas secas de CHIQCHI y de
inmediato salgan del lugar. Las dos lograron encontrar tres ramas de CHIQCHI
cada quien y arrastrando se fueron del sitio de la purificación a la comunidad. Por
donde iban dejaron marcas en el camino. La tierra quedó barrida y en el suelo se
veían rayas que impregnaron las ramas.
Cuando terminaron de consumir los alimentos, para dar ánimo a la segunda parte
del proceso de la cosecha, sirven AQA. Luego el PUSAKUQ y el QULLANA
seleccionan a los comuneros que guiarán a las mulas a realizar la trilla y quienes
en forma rotativa voltearán las partes ya desespigadas. Amarran en forma
desigual a seis mulas y dos comuneros suben a la parte alta del apilamiento e
inician la trilla. Las mujeres se alejan un poco y se ponen en forma triangular para
entonar HAWARIY HARAWIY. Los comuneros se ponen en intervalos para voltear
conforme se va realizando la extracción del grano. En medio de HARAWIY
139
HAWARIY culminó la trilla. Sueltan a las mulas y dejan ir a pastar. La era, un lugar
especial para obtener el grano de los cereales, queda repleta de porciones de trigo.
De vez en cuando, alguna ave con hambre, se posa entre el rastrojo para comer.
Al no ser molestada, con su recorrido, invita a otras a participar en el festín. Con
intervalos no precisos, diversas aves de la zona, concurren a picotear el grano.
Los comuneros se sientan para descansar y las dos ancianas sanadoras entonan
su HAWARIY HARAWIY: TAMUTAN WAYRACHA KUNANQA QUSQAYKI
QARACHATAM SUMAQ WAYRALLA APAKUNKI WAQTASQAYTAM QAMQALLA
CHIRICHINKI KUTMULLATA SUYSUSQAYTAM WAYRAKULLANKI (viento bagazos te
doy ahora, cascarillas viento te llevarás, lo que trillo enfriarás y al trigo que ventilo
purificarás). PUSAKUQ y QULLANA, una vez que hayan culminado de beber el AQA
y masticar las hojas de coca, seleccionan a los comuneros en tres grupos: los que
preparan PANQAMARKA, los que llevan el rastrojo y los que colocan en la
plataforma de resguardo. Las mujeres se colocan en lugares que perciben por
donde fluye con fuerza el viento y cada quien con su MATI levanta una puñado de
trigo con trozos y polvos de los tallos y las hojas para orear. WAYRACHIY (orear y
ventear) duró algunas horas. Todas las mujeres quedaron empapadas con el polvo
de la trilla. Los varones que terminaron de colocar el rastrojo comienzan a poner
en vasijas grandes, costales y mantas para cargar el grano a la comunidad.
Cargaron los costales en las mulas, los burros y las llamas y se pusieron en camino.
Las mujeres cargan las tinajas, las mantas amarradas y los PUYÑU llenos del
grano. Una comisión de comuneros se queda para barrer la era a fin de que otras
comunidades puedan usar de manera inmediata. Todo el bagazo esparcen lejos de
la era para que los animales que pastan por esa zona puedan consumir. El polvo
recogido dejan debajo de TAYA CHILLKA CHIQCHI como abono. Dejando
completamente limpio la era abandonan llevando el rastrojo para dar de comer a
los animales que llevan el grano. El traslado del grano es una caravana de una fila
muy larga. Primero van las acémelas, luego los comuneros, después las mujeres,
siguen los perros y finalmente los cargantes de rastrojo. El traslado se ejecuta en
silencio. Quienes concurren y participan no pueden hablar para no quedar
rellenado su boca con el polvo, los retazos y los pedazos de las hojas y los tallos
de trigo, haba, arveja o cebada.
La mujer quedó exhibida ante sus amigas y apoyantes. Las tres que la
acompañaban no sabían que la madre estaba con otro varón cuando sucedió el
accidente: la niña quedó atrapada dentro de la casa cuando el cerrojo de la puerta
quedó atrancado. Ante el grito de la niña acudieron las vecinas para auxiliar y al
preguntar dónde se hallaba su madre respondió que ella había dicho: voy cerca
por unos instantes. Las tres mujeres buscaron gritando y ella apareció fingiendo
haber estado buscando a los animales. La niña quedó en estado de coma al ver al
varón que estaba observando de entre las matas de malva. Las mujeres al no
saber qué hacer obligaron a la madre a traer a la comunidad con la anciana.
Cuando las cuatro mujeres dejaron el pueblo, que se encuentra a cinco horas de
camino de la comunidad, el varón amante que estaba escondido entre las flores,
salió con hinchazones y comezones de su cuerpo.
Gritando cual loco corrió por todo el valle. Los pobladores atraparon al tipo y al
ver que mostraba inflamaciones con rasguños severos por el escozor llevaron
también donde la anciana. La niña que estaba tranquila al ver al sujeto gritando y
rascándose nuevamente se desmaya. La anciana ordena que el sujeto sea
desnudado antes de que la niña despierte. Al quitar la trusa hallaron dos ciempiés
que estaban completamente pegadas a la ropa interior. La anciana hospitalaria,
viendo el aparato genital del varón en forma de plátano de cuernos de novillo
fritos, exige que se bañe con hielo. El tipo dejó de gritar al oír que será bañado
con el hielo que siempre existe entre los riscos. La pierna derecha estaba con
marcas visibles de cómo caminaron los animalitos. La espalda parecía haber sido
castigado con CHUQI ACHACHI (verga elaborada con el pene de ciervo) y cada vez
que gritaba aumentaba de grosor y tamaño causando mayores dolores e
incomodidades. Fue impresionante ver al varón zapatear, retorcerse y arañarse.
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Inmediatamente la anciana hospitalaria, a las tres profesionales, exige que traigan
hielo. La educadora volvió trayendo RANKACHU medio metro de tamaño con el
grosor de un cirio y las otras pedazos de hielo en una olla. Las tres profesionales
comienzan a frotar todo el cuerpo con el hielo y con el cirio helado dieron algunos
golpes en las nalgas y en las piernas.
El sujeto solamente temblaba con el frío y por ratos daba algunos pasos para no
caerse. Las cuatro mujeres que llevaron a la niña miraban solamente con sorpresa,
pero una de ellas cuando terminaron de bañar y limpiar con el hielo se acerca y la
da una patada en los testículos. El varón cae al suelo gimiendo. Era la esposa a
quien venía sacando la vuelta y colocando los cuernos con su amiga. La anciana al
ver dicha reacción ordena que deben mantenerse calmadas y sin pelear. La señora
burlada por el marido, en tono muy enojada, afirma que no tolerará si alguien se
ríe de su marido si se levanta con los penes más grandes de lo normal. Al afectado
por los ciempiés entregan una muda de ropa y un poncho para que no tenga frío.
Se vistió con rapidez como quien no quería mostrar sus partes íntimas y su estado
de salud. Los varones que le llevaron al afectado, en vez de reírse, salieron a
PITAKUY (fumar las hojas de tabaco) lejos del patio.
La anciana sanadora pide a las tres profesionales que en una olla grande quemen
toda la ropa del varón acariciado por los ciempiés. Echaron bastante aguardiente
y prendieron fuego. Sin levantar humo se consumieron con rapidez toda la ropa.
La anciana al ver que el fuego se apagó, levanta la trusa que resguarda a los
ciempiés con una vara de LLAWLLI y coloca en las cenizas de la ropa. Rocía el
aguardiente y prende la lumbre. Al quemarse los ciempiés reventaron como
cohetecillos en el juego de los niños de los valles o de las ciudades. Cuando el
fuego dejó su calor y la flama, la olla se tapó con una rama de malva, pero ordenó
la anciana que se retiren toda la concurrencia del patio. La anciana hospitalaria
pidió una hoja de tabaco a los fumadores y enrolló para luego dar unas fumadas
largas. Terminando de fumar pide que todos estén cerca de la niña, pero que el
varón en curación debe estar alejado. Separado el sujeto, la niña es frotada con
la flor de malva en su espalda, con la flor de TANTAR en sus lados y con la flor de
QIWINCHU en su frente y el vientre. La anciana sanadora pone en la palma de su
mano izquierda un poco de aguardiente y acerca a la nariz de la niña desmayada
y ella inmediatamente se levanta.
Ordena a las tres facultadas que tengan a la niña en la cocina brindando los
alimentos. Mientras consume la niña los alimentos, ante la presencia de las cuatros
mujeres y los varones que acompañaron al afectado, la anciana procede a terminar
la curación. Pide al varón de amores fuertes y de pasiones extensos a quitarse la
ropa. Estando desnudo ordena a su esposa que frote todo el cuerpo con la ceniza
de la ropa y de los ciempiés convertidos en polvo. La esposa a regañadientes
empieza a frotar con la ceniza. Cuando terminó de frotar, el varón en curación,
era un monstruo negro que solamente mostraba labios húmedos y ojos rojizos. La
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anciana sanadora dice al que recibió la pintada: QAMQA ISKAY WARMIWANMI
LLIWLLAKUNKI WARMIKITAQA (tú engañas con dos mujeres a tu esposa). Los
otros varones presentes externaron su parecer: KAY RUNAQA RIKURIKUN HATUN
SUNQUSAPAM MATARA LANICHAYUQ (esta persona resulta ser de gran corazón y
de pene doble). Sin decir algo solamente agachó la cabeza y preguntó:
HAYKAPKAMANLLAM QALACHALLAQA KAYKUKULLASAQ QARACHALLAYQA
SIPUKURUCHKANÑAM (hasta cuándo estaré denudo siento que mi piel se arruga
rápidamente). Luego añade: IMANASQATAQ MAQAKUWANKICHIKQA (por qué me
están castigando). Alguien de entre los presentes, en voz ronca, afirma: QARI
KAYNIKITAYÁ QAWACHIKUY KUNAN MANALLA WICHISPA (muestra tu hombría
ahora sin desmayarse y sin caerse).
La anciana entrega unas flores de TANTAR a la esposa y pide que frote con firmeza
hasta que desaparezca el color negro y el brillo de su cuerpo. Parado en la orilla
del río es frotado con la flor. Terminada la frotación floral vuelve a sumergirse en
el agua. Sale temblando sin alguna macha y brillantez. Tiran al río la ropa que se
puso y al poncho. Arropan con nuevo vestido y llevan a la casa de la anciana.
Entrando al patio se encuentra con la niña a quien asustó de entre las matas de la
malva. La niña con firmeza, pero a manera de burla expresa: KUNANYÁ QAMQA
QAWAKULLAWAY PUKAÑAWIKIWAN QALLULLAYKITA HURQUSPA MAKIKIWAN
MANCHACHIWASPA (mírame ahora con tus ojos rojos, sacando la lengua y
amenazándome con tus manos). Así se descubre la causa del desmayo y el miedo
de la niña, aparte de revelarse los secretos íntimos tanto de la madre como del
varón revisado por los ciempiés. Las existencias cuando son visitadas en sus
guaridas y molestadas en sus ubicaciones, a manera de sanción por la violencia
antinatura, dejan huellas y marcas. Las personas que violan el lugar sagrado de
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las existencias reciben una amonestación especial. Es singularidad de las
existencias bióticas y abióticas responder con rudeza cuando son denigradas,
maltratadas y golpeadas. Estas reacciones-respuestas a las acciones del ser social
varían según su atrevimiento. Puede darse el caso de quedar succionado en su
esencia.
A todas las personas presentes dieron de comer. Cada quien consumió el alimento
en tranquilidad sin mirarse y sin externar palabras. Para aclimatar la curación y la
sanación de ambas personas ofrecieron un té de WAWILLAY endulzado con
AYTAMPU (miel extraída de las bolsitas de las abejas de las rocas). Las cuatro
mujeres visitantes manifestaron lavar los trastes y limpiar la cocina. Los varones,
las tres profesionales, la anciana y la niña salieron al patio. Intercambiaron algunas
opiniones sobre la vida en los valles y el curado preguntó a la anciana: MAMALLAY
NILLAWAY IMAYNANATATAQ YACHARUNKI ÑUQA HUK WARMIKUNAWAN
PUÑUKUSQAYTA (señora dígame cómo supo que me acuesto con otras mujeres).
ICHACHU QAMQA LAYQAQ KAKULLANKI (acaso usted es una bruja). UTAQCHU
KARUNKI ÑAWISAPA RINRISAPA (o tal vez usted tiene muchos ojos y orejas
largas). Tales preguntas no causaron emoción ni molestias en la anciana. En todas
las ocasiones surgen preocupaciones, interrogantes y apreciaciones múltiples. A
veces se responde, en otras se aclara y en ciertas oportunidades se deja que los
presentes respondan a modo de diálogo.
Sintieron un golpe en el corazón los varones presentes. Todos sin excepción, por
la forma de las referencias de la anciana, recibieron ráfagas de advertencia,
prevención y previsión. Algunos tomaron como un latigazo directo. En un sentir
azotados por la anciana trataron de desviar la conversación al asunto de la niña.
Las mujeres, después barrer la cocina y ordenar los utensilios lavados, se sumaron
al convivio en el patio. Las mujeres que estuvieron en el río riéndose de la negrura
del varón atendido comentaron y dijeron: KAY QARICHALLAQA ALLQUCHA
WIRAYUQMANKAMAN YAYKURUSPA TARICHIKUQLLA HINAM KAYKUN (este varón
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es como el perro encontrado cuando estaba comiendo la manteca en la olla). Sin
dar importancia a las referencias a su proceder, el curado de los males que
incrustan los ciempiés, procura mantenerse en calma. Las otras mujeres miran
fijamente a la niña y al varón sanado. Seguramente piensan que puede ser su hija.
La insistente mirada de la esposa contrastando la fisonomía del curado y de la niña
confirma que busca determinar la relación que existe. Tal es el proceder, la
sospecha y el pensar de las mujeres cuyos maridos quedan al descubierto en sus
relaciones extramatrimoniales.
En vez de dormir, las cuatro mujeres, pasaron la noche hablando sobre los secretos
que sabían los demás pobladores y menos ellas. ÑUQALLAYQA MANALLAM
QAWACHIKURALLANICHU PILLAWAMPAS CHAY QARI PUÑUKUQ HAMUPTINQA (no
me dejaba ver con nadie cuando él venía a dormir) fue la comunicación de la
madre de la niña sanada. La otra vecina afirma: CHAYTAM QAMQA NINKI ICHAQA
KANMI PIKUNAPAS TUKUY PAKASQA KAYNINCHIKTA QAWASPA HUKUNAMAN
WILLAKUQLLA (piensas eso tú, pero existen quienes se dedican a mirar nuestros
secretos para contar a otros). La esposa del sanado externa: MANAM HUK
PUNCHAWPAS KANCHU PAYPA ÑUQAWAN QILLIKUYQA (no existe el día que no
retoza conmigo). La siguiente, sintiendo cierto malestar por la que no dejan
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dormir, dice: PUÑUYCHIKÑA PAQARINMI RIPUKUSUNCHIK ACHKIYKAMUPTILLAN
(duerman porque al amanecer tenemos que irnos). En vez de dormir, como
animadas por una pasión incontrolable, comenzaron a preguntar a la madre de la
niña: PIKUNAPA QUSANWANTAQ QAMQA KUSIYPI KACHKANKI (dinos con marido
de cuántas andas teniendo la felicidad).
Antes de que alguien hablara, una de las visitantes, en tono suplicante presenta
el motivo de su llegada: MAMACHALLAY APAMUCHKAYKIM KAY WAWACHALLAYTA
KIMSA PUNCHAWÑAM PAYQA MANALLA PUÑUNCHU YAKULLATAM UPYAN MANAM
YACHANICHU IMALLAM HAPIRUSQANTA (madre te traigo a mi hijito porque no
duerme desde hace tres días y solamente bebe agua no sé qué le sucede). La otra
mujer solamente afirma acompañar para que no andara sola. La anciana pide a
las tres profesionales que traigan una mesa y coloquen sobre ella al niño.
Efectuaron la indicación. La anciana se acerca y desviste completamente. La madre
mira para saber qué hará la anciana para curar. La sanadora comienza a auscultar
el organismo del niño: toca las venas, palpa el vientre, oprime la planta de los
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pies, mueve con rapidez la rodilla, desgreña el cabello, mira los ojos, observa las
orejas, abre la boca, mueve la lengua, siente el latido del corazón, pone su oído
sobre la espalda a la altura de los pulmones y levanta la nariz. Espera que el niño
orine. Para apurar la expulsión del líquido oprime con cuidado la ingle. El niño dejó
salir el líquido muy amarillento.
Dio cuatro vueltas a la mesa que sostiene al niño. Mira por todas partes. Al fin la
anciana dice con energía: MAYPITAQ SAQIRQANKI PUÑUCHKAQTA WAWAYKITAQA
(dónde dejaste durmiendo a tu niño). La mujer contesta: HATUN LAMBRASPA
SIKINPIM ICHAQA WAKLAWNIMPIM LLUQSIMUN YAWAR TUQAQ ALLPA (debajo de
un aliso grande, pero del otro lado sale la tierra colorada). La anciana busca un
rastro de la tierra en la ropa del niño. Encuentra una mancha color naranja. Deja
que la madre vea y pregunta si ése es el color de la tierra. CHAYMI ALLPAPA
KAYNINQA (es el color de la tierra) contesta la señora. WAWAYKIPA KAYNINTAM
SUWARULLANKU CHAYRAYKUM PAYQA MANA PUÑUNCHU NITAQ MIKUNCHU
(quitaron el aliento y el movimiento de tu hijo por esa razón no duerme ni come)
es la determinación de la anciana hospitalaria. Las tres profesionales ante una
afirmación que en su forma de pensar y saber no cabe, se acercan al niño y al
observar con detenimiento, perciben que él está vivo, pero sin movimiento y sin
poder cerrar los ojos.
Mueven las manos para ver si parpadea o llora. El niño en el lenguaje cotidiano
común se halla IDO de este mundo. La mujer negra, como quien experimenta con
algún animal en un laboratorio, realiza cosquillas en los pies y hasta pellizca en la
pierna sin que el niño se mueva o llore. Las tres profesionales ven a un ser social
diminuto en estado vegetativo o tal vez un muerto andante. Para no quedar
aturdidas con la que ven ni estar sin claridad mental preguntan a la anciana
hospitalaria: MAMACHALLAYKU IMATAQ KAY WAWACHATAQA HAPIRUN.
IMANASQATAQ KAYKUNA KAYQA HAPIN RUNATAQA ASWANLLA WAWATAQA
(madre qué se posesionó de este niño. Por qué esta situación llega a las personas
y con mayor efecto a la niñez). La anciana sanadora, por su larga experiencia en
tratar estos casos, tal vez como una forma de dar novación a su labor, externa:
MISTIKUNAPA HAMPIKUQNINQA NINKUM KAYQA MANAM UNQUYCHU ICHAQA
MANAN HAMPITA TARINKUCHU (los médicos de los MISTI dicen que no es una
enfermedad, pero no encuentran la medicina). A la que añade con mayor ímpetu:
KAYQA KAYKUY CHINKAY UNQUYMI (esta es la enfermedad de no ser en el estar).
KAYKUNALLAQA WAWAKUNATAM HAPIRUN NUNANTA SUQURUSPA (estos
padecimientos atrapan a la niñez succionado su espíritu).
La anciana sanadora busca las huellas del corte de troncos y las astillas como
prueba fehaciente que confirma y autentifica la afirmación de la madre del niño.
Estaban paradas todas en el sitio en el que despedazó un aliso seco. Cuando el
niño dormía el leñador y la madre tuvieron encuentro amoroso. Era el momento
en que llegaron tres sujetos y se llevaron al leñador. Uno de los sujetos se acercó
al niño en siesta y tocó la frente para que la mujer no informara sobre el
acontecimiento y salieron amenazando en volver si llegaban a enterarse que
fueron declarados ante otros. Determinado el origen, la causa, los agentes y el
lugar de la enfermedad desconocida, quedaba por aclararse el motivo del hoyo en
que cayó la mujer negra. La anciana hospitalaria pide a la mujer acompañante que
traiga una vara de AYRAMPU sin quitar las espinas y las hojas. La mujer busca y
vuelve con la vara con una longitud de su misma altura. La rama muestra flores y
frutos verdes.
Con esa vara golpea la anciana hospitalaria en forma de aspa el hoyo tapado.
Quedaron las marcas de los golpes mostrando una X acanalada. En la parte de la
intersección se ve una pequeña mancha negra que parece un lunar en la mejilla
de un varón. La madre del niño señala con el dedo que ese lunar es de la persona
que tocó la frente de su hijo. Las tres profesionales preguntaron: IMALLATATAQ
MAMALLAY MASKACHKANCHIK KAY UCHKULLA ALLPALLAWAN HUNTARUSQAPIQA
(qué buscamos madre en este hoyo rellenado con la tierra). KAY UCHKUPIM CHAY
YANTAKUQA KUNKALLAN QIWISQA KAYKURQA KAYMANTAQA APARQAKU
MANAÑA KAWSAQTAM (en este hoyo torcieron el cuello del leñador y del lugar
llevaron ya sin vida) fue la respuesta de la anciana hospitalaria. El niño comenzó
a llorar y fue el indicador de que estaban siendo vigiladas. La madre y las
profesionales buscaron alrededor del niño algo que lo había molestado, picado o
estorbado hasta hacerlo llorar. No vieron algo que pudiera causar el llanto.
La anciana sanadora exige a las tres profesionales subir a la parte elevada del
lugar para ver si alguien se encuentra cerca. Las tres subieron por diferentes lados
y todas vieron a tres sujetos pasar llevando cargas de leña con dirección a
MAYUPAMPA. Las personas al ser vistas apuraron los pasos y se perdieron en
TANKARWAYQU, un estrecho paso en el límite de la comunidad de donde son las
dos mujeres y el poblado de PUKAWAQTA. La anciana continuó con sus
auscultaciones de los múltiples enredos que envuelven al niño. Trazó líneas en
zigzag entre tres árboles de aliso. Son las líneas de la delineación y la alineación
de los sucesos del día en que el niño fue atacado. Con las tres líneas trazadas vio
cómo los tres sujetos que atraparon al leñador son los mismos que acaban de ver
150
pasar por el lugar. La anciana hospitalaria exige a la madre del niño dar el corte a
las tres líneas arrastrando su pie izquierdo de Norte a Sur. Cortadas las líneas
emerge, en el sitio en donde el pie de la mujer quedó sin dar el avance, el insecto
que llaman WAWALLAPA UYACHAN (carita de niño). La anciana atrapa al insecto
color café y gordo con la espina de AYRAMPU clavando en la cabeza.
Antes de que llegue la media noche, la anciana hospitalaria, levanta a las tres
profesionales y a las dos mujeres para ir a PAQCHA del río QANQAW en
PACHAPAKIQCHAKA. Llevando todos los recursos que requieren, en forma
silenciosa, caminan y llegan al lugar. La madre lleva al niño entre sus brazos.
Entran todas a PAQCHA y se sientan en unas piedras. La cueva que se encuentra
a sus espaldas, por ratos retumba por el ruido del fluir del río. La anciana toma al
niño y gotea en la cara el agua que salpica por la caída. Después se sienta y
comienza a SAMAKUY QAYAKUY KUTICHIY HAMPIRUY (soplar en la cabeza del
151
niño, llamar su ser ausente, reponer su aliento y sanar plenamente). Cuando el
niño dio el grito, la anciana, pide a las otras que tiren las flores al agua, avienten
las piedras a la cueva y enciendan el ICHU. La anciana sanadora sigue con los
labios chocando la cabeza del niño. Pone boca abajo al niño entre sus rodillas y da
algunas palmadas en la nalga.
En el preciso instante en que cantó LIQLIS cerca de ellas, del interior de la cueva,
salieron dos sujetos con rostro cubierto y se lanzaron al río. La anciana ordena que
enciendan más ICHU y seguir aventando las piedras. Apilaron el ICHU y el fuego
flameó al interior de la cueva expulsando a cuatro personas con vestido negro,
pero al pasar delante de ellas parecían no tener cabeza y se lanzaron al vacío de
PAQCHA. La anciana hospitalaria coloca al niño en el suelo y junta unas piedras de
tamaños diferentes. Derrama el aguardiente y enciende. La lumbre alumbró el
lugar como un faro que avisa la llegada o la salida de las embarcaciones. Las cinco
mujeres comenzaron a temblar y la anciana ordena que beban el aguardiente.
Levanta al niño y pone en los brazos de su madre. Todas quedaron sentadas y
perciben un fuerte olor de azufre.
Antes de que el fuego deje de alumbrar, formando una fila que coloca a la madre
y al hijo en la delantera, salieron de PAQCHA y volvieron a la casa de la anciana
hospitalaria en el momento en que los PICHIRUCHAKUNA (pájaros diversos)
cantaban al alba. Esperaron que sirvieran los alimentos que estaban en
preparación. Comieron el caldo de un CHUQU (gallo) acompañando con
QILLUPAPAYANUSQA (papa amarrilla cocida). Al terminar de comer, la anciana,
manifiesta: WAWAYKIQA MANAÑAM CHINKASQACHU TARIKUN KUTIKUYÑA
WASIKIMAN CHAYPIM SUYASUCHKANKI CHAY KIMSA RUNAKUNA QAM
PAMPANAYKIPAQ (tu hijo ya no está ausente, vuelve a tu casa y allí te esperan los
tres sujetos para que entierres). La madre del niño, rompe su inquietud con una
pregunta: MAMACHA NIWAY IMANASQATAQ ÑUQAQA PAMPASAQ CHAY KIMSA
RUNATAQA (madre dime por qué debo enterrar a esa tres personas). La anciana
dice: CHAY RUNAKUNAM QAMPA WAWAYKITA QICHUYTA MUNARQAKU ICHAQA
PACHALLAM PAYKUNATA HAPIRULLAN (esas personas desearon quitarte a tu niño,
pero fueron atrapadas por la Naturaleza). Las dos mujeres, externando su
gratitud, abandonaron la comunidad al volver a su tierra. Las tres facultadas
salieron a pastar a los animales y la anciana hospitalaria con su hija mayor fueron
a la ciudad.
Todas las mujeres que usan los productos fabricados para aparentar su hermosura
y la edad de mayor empatía de los varones, al llegar a las altas punas, con el frío
intenso y con los vientos veloces, quedan mostrando su debilidad no en la cara o
en el cabello, sino en el vientre y en la cintura. Las jovencitas que usan ropas que
resaltan su fisonomía y alegran el contexto, en casos de que logran escalar a las
altas punas, no pueden estar paradas donde los vientos soplan con silbidos de los
conductores de los autos que invitan a pasear. Los jóvenes que se visten con
ternos, casacas finas y pantalones ajustados, en casos de que pueden acudir a las
cimas punas, anhelan estar en ese instante en su camita acolchonada y comiendo
los majares elaborados en los hornos automatizados. Los enfermos que son
dejados por su familia en los hospitales en los valles y en las ciudades anhelan
tener la vida apacible de los ancianos y las ancianas que a la edad de un siglo
siguen laborando y luchando por la vida y la subsistencia.
La anciana dejando sus quehaceres y pidiendo a sus hijos que continúen con las
señalaciones de los animales conduce a los visitantes a su casa. Indica el lugar
donde pueden quedarse mientras dura su atención. Observa a cada visitante y
encuentra eventos que son comunes: la nariz y el brazo izquierdo lleno de llagas
de uno de los varones; las dos piernas de la mujer con muletas llena de llagas; el
tobillo derecho del otro varón carcomido y con llagas que llegan hasta el pie; la
nuca y la costilla de las dos hermanas con llagas y sangrantes; la pierna con lunar
muy grande y el muslo del mismo lado con llagas del tercer varón; el muslo
derecho de la cuarta mujer con llagas que llegan al glúteo. Desviando la mirada,
sin dar la oportunidad para que expliquen su caso y situación, la anciana sanadora
comenta: QAMKUNALLAQA YACHAKULLANKICHIKCHUQA CHAY LLAQTALLAPICHU
UTAQCHU HAMUYLLAPI TUPAKURURQANKICHIK (ustedes viven en el mismo
pueblo o en el camino se encontraron).
Las otras rogaron que no las eche de su pueblo: MAMALLA AMAYÁ KAY
ALLPAYKIMANTA WISCHULLAWAYKUCHU LLAQTALLAYKUPIQA TARIKULLANIKU
AYLLULLAYKUPAPAS WISCHUSQANÑAM (señora no nos expulse de esta tierra,
porque en donde vivimos hasta nuestra familia ya nos dejó). Los tres varones,
hincándose ante la anciana, suplican: MAMACHALLA KAY UNQUYWANMI
TUKURUNIKU QULLQILLAYKUTA TUKUY IMAKUNAPAS KAPUQNIYKUTAPAS
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RANTIKURULLANIKUM MANAÑAM IMAYNATAPAS HAMPITAQA RANTIYTA
ATINIKUCHU CHAYRAYKUM QANMANQA HAMUNIKU (señora con esta enfermedad
acabamos con todos nuestros ingresos y no tenemos con qué seguir comprando
las medicinas, ya no tenemos algo y por eso venimos a usted). MAMALLA QAMYA
CHASKIYKUWAYKU HAMPIYKUWAYKUPAS (señora usted favor de recibirnos y
curarnos).
Antes de que caiga la media noche, los comuneros y sus familias, se retiraron. Los
enfermos y las enfermas se acostaron para dormir. La anciana discursante en
compañía de la anciana hospitalaria y el anciano mayor de la dirección colectiva
conversaron largamente sobre la situación que acaban de conocer. El anciano
mayor, valorando no el costo de la curación, sino la condición orgánica de cada
155
enfermo, establece un criterio que deben seguir en la sanación, la restauración y
la reposición: KAY UNQUYKUNALLATAQA KAÑARUSUNCHIKMI MANALLAMANARAQ
NUQANCHIKPI TIYAKUYKUNALLAMPAQ RUPARACHILLASPAM TUKULLASUNQA
PIKUNAPAS KAY RUNAMASINCHIKUNAPA AYCHAN MIKUQTAQA (a esta
enfermedad quemaremos para que no tenga sedimentación entre nosotras y
nosotros y solamente destruyendo con fuego acabaremos a quienes consumen la
carne de nuestros semejantes). Después de brindar el aguardiente cerraron sus
ojos esperando el amanecer. Con el primer canto de CHUQU (gallo) y el aviso del
TUKU (búho) se levantaron las dos ancianas y el anciano mayor. Salieron para ver
en qué árbol se halla el anunciante de las malas horas y el comunicante de las
desgracias.
Recién todos y todas separan la porción que quieren comer. Sintieron muy
agradable el sabor y la fragancia de la salsa. Para las mujeres y los varones
enfermos la salsa era especial y preguntaron si está preparado con WATAKAY. La
anciana discursante contesta que sí con una de las variedades. Antes de que
terminaran la comida, la anciana hospitalaria, anuncia un suceso que deben
controlar estrictamente los enfermos y las enfermas: KAY CHIKCHINPACHAY
RUQUTUWAN CHAPUKULLASQAQA RIKUCHIKUNMI SIMIPI UTAQ SIKIPI
WABALLATA CHAYLLAPIQA AMAYA QAMKUNAQA HAPIKUYCHIKCHU NITAQ
SILLQAKUYKICHIKPASCHU (CHIKCHIMPAY mezclado con rocoto hace crecer un
pedazo de carne en la boca o en el ano y no deben tocarse ni rascarse). Las
mujeres enfermas inmediatamente dejaron de comer y mostraron una semblante
de aterrorizadas. Los varones enfermos preguntaron: KAY MIKUYWANQA
IMATATAQ NIYKULLAWANKIKU (con esta comida qué nos está diciendo).
QAMKUNALLAQA HAMUNKICH KAYMANQA TUKUY UNQUYWAN TARIKUSPAM
CHAYRAYKUM KAYPI MIKUYLLAWAN WISCHUNKICHIK MANA HAMPITA RANTISPA
(ustedes vinieron por tener diversas enfermedades y por ese motivo solamente
con la comida de aquí lograrán expulsar sin comprar medicinas) es la explicación
del anciano mayor.
Una vez que los utensilios quedaron limpios, las dos ancianas, masticando las
hojas de coca esperaron al anciano mayor. Las mujeres que fueron llevadas a los
brazos de morfeo con las hojas de coca comenzaron a platicar sus sueños y
aventuras. Llega el anciano mayor y ordena que tomen algo de comer, porque es
el momento de ir a TIMPUKUQ QUCHA. Las diez personas, llevando cada quien su
fiambre, comenzaron a escalar los cerros para llegar a la laguna hirviente. Al medio
día arribaron a la laguna. Las dos ancianas entraron con toda su ropa a bañarse y
el anciano mayor se sumergió completamente desnudo. Al salir de la laguna que
hierve, para que los enfermos y las enfermas no sean afectados por el calor, dan
las siguientes indicaciones-órdenes: QALAQALACHALLAM LLAPALLAYKICHIKQA
CHALLPUKULLANKICHIK MANAM YAKUPIQA ISPAKUNKICHIKCHU NITAQ
UPYAKULLANKICHIKPASCHU MANALLA ALLINLLA TARIKUSPAQA CHAYLLAM
LLUQSIMUNKICHIK (todos entran desnudos a sumergirse, no pueden orinarse en
el agua ni beber; al momento en que se sienten debilitados o con alguna molestia
deben salir de inmediato). Con atención oyeron y recibieron las recomendaciones
160
y las advertencias. Por algunos momentos, todos y todas, entraron a un titubeo.
Tal vez por vergüenza o por temor. Es costumbre citadina anteponer la moralidad,
el pudor, el honor, el sigilo y el disimulo. En un intento por esconder las
descomposiciones, las degeneraciones y las depravaciones, las poblaciones
urbanas, invocan siempre la privacidad, el anonimato, el enmascaramiento, el
ocultamiento y la pulcritud.
Las mujeres entraron primero y luego los varones. Al sumergirse los varones
superaron a las mujeres en el tiempo. La mujer que anda con muletas fue la
primera en salir y la última fue la que encargó a comprar algo en la ciudad. Fuera
del agua herviente cada quien comenta los efectos que sintieron, percibieron,
recibieron y palparon. Las mujeres después de contar cómo las olas de la laguna
hirviente las daban los masajes en las partes íntimas, en un intento de secarse el
agua que escurre de su cuerpo, se dan cuenta que las llagas y las ulceraciones
habían disminuido. Apenas llevan tres días en la comunidad y observan que el
cambio del clima está ayudando a mejorar su salud. Recién al percatarse que sus
heridas no supuran conceden crédito a las palabras del anciano sobre el tiempo de
la curación. Además ya no sienten las comezones, los dolores, las quemazones y
los cansancios que eran constantes en la ciudad. Los varones al oír las
conversaciones de las mujeres comienzan a observar las partes de su cuerpo
afectadas y también descubren que existe una modificación en las heridas y las
llagas.
Sintieron fuertes ráfagas del viento en todo su cuerpo y oyeron silbidos muy
fuertes en los ICHU WAYLLA. Unos minutos disfrutaron el calor frío del viento de
las cimas picos y llenaron sus pulmones con el aire sin contaminación. Las mujeres
como queriendo quedarse con el viento abrieron su brazos, pero cuando trataban
de abrir su boca, las dos ancianas impidieron para que no queden afónicas. Las
ancianas elevaron HAWARIY HARAWIY en la cima y las cuidantes de los animales
respondieron. Los ecos revotaron en los cerros y expandieron el canto. Los
enfermos y las enfermas en curación, habiendo visto en algunas fiestas y eventos
culturales el HAWARIY HARAWIY, en sus mentes comenzaron a contrastar entre
161
los que se presentan en las ciudades y los que se ejecutan en las comunidades de
las altas punas. Sin acompañamiento de los instrumentos musicales, el HAWARIY
HARAWIY, es excepcional porque es complementada por otros seres desde lejos y
tiene efectos expansivos con los cerros. Al ver que la nube negra comienza a tapar
el horizonte y mirando a las cuidantes de los animales concentrar el ganado para
arrear deciden descender a la comunidad. En la ruta cada quien recolecta yerbas,
hongos y algunas plantas. Los forasteros y las extrañas pudieron observar la flora
y la fauna que existe en las altas punas.
En unos instantes se ven tres mujeres que pisan el patio y eran las tres
profesionales. Al ver que hay varios visitantes preguntan quiénes son. La anciana
hospitalaria menciona que son de tierras extrañas y ciudad lejana. Las tres saludan
a los enfermos y las enfermas en sanación. Las mujeres y los varones citadinos
quedaron sorprendidos por la presencia de la mujer negra. Miran de pies a cabeza
y viceversa. Seguramente se preguntan en su interior qué hace o por qué una
mujer de la raza negra se encuentra en un lugar muy frío. Observando, la
profesional facultada, las miradas de los varones visitantes dice: TAYTAKUNA
ÑUQAPAS HUKLAW LLAQTAMANTAM HAMURANI ICHAQA KAYPIM YACHAYTA
TARIRUNI (señores yo también vine de otra ciudad, pero aquí encontré donde vivir
y saber). Se dieron cuenta que ella ya vive algún tiempo considerable en la
comunidad por la fluidez de su decir en QICHWA.
Sin saber con precisión qué deben realizar, los enfermos y las enfermas, después
de una discusión larga, dejando fuera las indicaciones del anciano mayor y de los
dos comuneros guías, pensaron que la cueva es un lugar especial para meditar y
entrar en la espiritualidad. La mujer que anda con muletas, sintiendo una
culpabilidad por su vida pasada, manifiesta: tal vez las ancianas y el ancianos
vieron que andamos en pecado y por eso nos envió aquí para pensar y
arrepentirse. El varón que tiene afectada la nariz, en una forma de reacción
provocada, dice: no sean tontos y tontas acaso vieron alguna imagen de un santo
o de una virgen en la comunidad, en la casa de la anciana que nos hospeda o en
las casas que visitamos; estos indígenas tienen otra creencia y es la primera vez
que no veo crucifijos, estampas e imágenes. Fue el único que pudo observar con
163
detalle todo cuanto hay y tienen los comuneros y las comuneras. Aparte del varón
con los problemas en la nariz, los otros y las otras, no se percataron de la ausencia
de las entidades y las seraficaciones que abundan en los altares de los LAYQAQ y
HAMPIQ de los valles y de las ciudades. Al oír al que llamaban PUKASINQA (nariz
roja), en forma de coro, todos y todas dijeron: es cierto que no tienen santos,
ángeles, demonios y vírgenes estos pobladores; ni hablan de ellos y menos tienen
altares.
Con los ruidos del granizo se levantaron los varones y uno de ellos salió
cubriéndose con ICHU para no mojarse y vuelve afirmando que están tapados
completamente por la nube negra. Las mujeres, al estar viendo las estrellas
brillando, dicen que no puede ser porque el cielo no miente cuando las estrellas
brillan. Para confirmar que no es así, el varón que vio la nube negra, exige que
dos de ellas se cubran con ICHU y vean en el otro lado. Las hermanas se animan
y vuelven reafirmando la postura del varón. Entonces las mujeres que pensaron
que estaban viendo las estrellas, de manera brusca, salieron sin taparse con ICHU.
Trataron de ubicar de donde viene ese brillar de las estrellas, pero al fijarse
detenidamente en la entrada de la cueva se dieron cuenta que unas gotas grandes
de agua brillaban cual estrellas sin la nube que cubre. La mujer de la muleta, por
la oscuridad que no permite distinguir el día y la noche, pide que miren su reloj
para saber la hora. Eran las siete de la mañana, pero el ambiente mostraba como
la media noche.
Todo el día tuvieron que permanecer en la cueva por la tormenta. Llegó la noche
en el contador de su reloj tapado con la niebla blanca y posteriormente desplazada
por la nube negra. No supieron qué hacer en el primer día ni siquiera pudieron
discutir sus diferencias, dudas e incertidumbres. Por la trasnochada, después de
que comieron CHARKI sin asar, el sueño abrazó a cada uno y se quedaron
tendidos. El canto de los pájaros despertó a las mujeres y salieron al ver que no
llovía más. La nube estaba tendida encima de algunos cerros lejanos. El río se veía
turbio y era imposible tomar. Caminar si pueden realizar por la firmeza de la tierra
que no es resbalosa ni lodosa. A medida que avanzaba la hora, el ambiente natural
circundante, se llenó de las aves, pero no lograron mirar a un cuadrúpedo.
YUTUKUNA salían de sus escondites para buscar los alimentos. En las dos orillas
del río, las aves de todo color y tamaño, esperan que los gusanos y los animalitos
pequeños emerjan para ser disfrutados.
Cuando PUKASINQA gira, al mirar a un oso gris parado entre los arbustos,
comienza a correr sin decir algo a los demás. Las mujeres gritan para que corran.
Recién se dan cuenta que efectivamente un oso estaba cerca de ellos. Atrapados
por la sorpresa y paralizados por el miedo, sin poder hablar, cada quien levanta
una piedra para defenderse en caso de ataque. El varón con la nariz afectada,
desde lejos, grita: TAWA UKUKUM KANKUQA. KIMSAM RICHKANKU PUNKUMAN
CHAYRAYKU AMA QAMKUNAQA KUYUYCHIKCHU NITAQ PURIYCHIKPASCHU (son
cuatro osos. Tres ya están caminando hacia PUNKU y por eso no deben moverse
ni caminar). Quedaron quietos mirando al oso. El oso olfatea y juega con los
arbustos. Después de unos minutos de estar moviendo a los arbustos, como
asustado por alguna presencia, da vuelta y sigue su camino. PUKASINQA mira
cómo los osos se alejan y se pierden entre la neblina que se levanta de la parte
Este del lugar en que se hallan.
Las mujeres levantan ICHU WAYLLA ardiendo en señal de que lleguen a la meta
sin dificultades. Por ser un día caluroso deciden andar por la zona para ver qué
pueden capturar, cazar y recolectar para comer. Las mujeres hallaron algunos
huevos de diversas aves. Los varones al ver que YUTUKUNA salen de un
conglomerado de arbustos, ICHU y WAYLLA van para atrapar: se agazapan desde
diferentes ángulos y se lanzan sobre las aves que tratan de volar. Lograron cazar
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cuatro YUTU y un pato. Volvieron a la cueva y comienzan a sacrificar a las aves.
Las mujeres hirvieron los huevos. Las aves quitadas su plumaje y sus entrañas
fueron lavadas en el río y puestos encima de ICHU con el fin de ser asados al día
siguiente. Ingirieron los huevos y quedaron hablando del camino que va de la
Sierra a la Selva o viceversa.
Uno de los varones comenta: al venir tomamos otro camino y llegamos el mismo
día, pero estos viajeros afirmaron que vienen escalando desde hace tres días; si
no se hubiera visto el humo no nos hubiéramos dado cuenta del camino mayor. El
otro varón responde: como unos estúpidos quedamos atrapados en la cueva sin
andar por todo el alrededor y ahora nos topamos con que las cosas que
necesitamos para vivir siempre se encuentran a nuestro alcance y solamente hay
que saber atrapar y tener. Las dos hermanas, descendientes de inmigrantes
serranos, afirman que en diversas ocasiones oyeron a su padre decir que
únicamente hay que saber ver para subsistir. La otra mujer complementa: las
ancianas y el anciano tal vez nos enviaron a este lugar para que sepamos cómo
cuidarnos y obtener lo que necesitamos, sino qué otro motivo tendrían. Por la
mente de todos y de todas pasaron sin explicación miles de eventos y situaciones
en ese instante.
Sin decir a los demás decide entrar quitándose la ropa. Cual puerquito valiente
comienza a revolcarse en el lodazal de la laguna. Se sumerge en el agua y se
levanta cual monstruo negro. Las mujeres al ver que goza con el lodo, con rapidez
sacan su ropa, entran a la laguna y también se revuelcan. Los dos varones tuvieron
que participar del juego del baño con el lodo negro. Estando todos adentro se dan
cuenta que existe una fuente que brota con intervalos precisos: cada diez minutos
sale el agua de una roca. Tapada con el lodo negro, la mujer de muletas, sale de
la laguna y va a la fuente. Camina alrededor de la fuente. Mira y ausculta. Atraída
por el brotar del agua, pero a la vez sintiendo miedo, observa el hoyo de donde
sale. Tiene ganas de tocar y se da cuenta que surge el vapor como si estuviera
hirviendo. Queda mirando por unos minutos. Observa con sumo cuidado el hoyo
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por donde brota el agua y procura contabilizar la periodicidad del brotar. Comienza
a contar y al llegar al número 49 siempre emerge el agua. Así tardó algunos
minutos. Impresionada, cautivada y atrapada por la magia natural queda indecisa
por un instante. Reaccionando de pronto del hechizo andino deja fluir sus
subjetividades encontradas, imprecisas y complicadas.
Cuando brotó el agua ella acercó su cuerpo y gritó que está muy caliente. El vapor
y la salpicada del agua sirvieron para quitar el barro y el lodo. Tuvo que esperar
otros diez minutos para limpiar el lodo de su cuerpo. Toda la concurrencia se halla
ante la fuente esperando su turno. Uno por uno se despojaron del lodo y quedaron
limpios con el agua caliente de la fuente salpicante. Cuando volvían a la cueva, al
cruzar el camino grande que pasa precisamente a un kilómetro de la laguna, vieron
algunos zorros correr hacia el lugar de su alojamiento. Los varones al darse cuenta
que van por su comida corren y llegan en el preciso momento en que dos zorros
estaban por llegar a las aves sacrificadas. Lograron salvar la comida del último día.
Por las emociones, las prisas y los sobresaltos por el descubrimiento nadie se fijó
en la mujer de las muletas: ella estaba caminado sin el auxilio. Se sentaron en la
cueva para comentar sobre la nueva experiencia que acaban de vivir. Mientras
hablaban, la mujer ahora sin muletas, tiene la necesidad de expulsar el líquido de
su vejiga y busca su ayudante para levantarse. Grita diciendo quién se atrevió a
esconder sus muletas. Las dos hermanas dijeron: estás segura que dejaste a tus
lados. Ella con duda busca y al no hallar se pone a llorar. Dos varones se levantan
y dicen: nosotros te cargamos antes de que tengas dolores. La mujer movida por
una fuerza interna, tal vez queriendo arrastrarse en vez de ser cargada, da un giro
y logra ponerse de pie.
Las hermanas al ver que está parada expresan ayudar, pero ella da unos pasos y
todos se dieron cuenta que ya no necesita las muletas. Se fue a orinar sin los
aparatos antiguos de apoyo motriz. Al volver comenta: no me di cuenta en qué
momento tiré las muletas y en dónde. Observando cómo el lodo negro y el agua
caliente de la fuente brotante concedieron las reposiciones y las restauraciones de
la materia afectada por las enfermedades, en un autodiagnosticarse, revisan sus
llagas, heridas y ulceraciones. Descubren que se habían cerrado las mayores
afectaciones y únicamente faltaba que las células lleguen a reproducirse
compactando el organismo. El señor de la nariz dañada, pide que alguna de las
mujeres preste un espejo, y teniendo entre sus manos levanta para ver cómo se
encuentra el órgano externo del sistema respiratorio. Halla que ya no tiene úlceras,
llagas y el lunar grande, pero el color permanece rojo.
Esa noche durmieron como bebés sanos y bajo el cuidado de la madre. La mujer
sin la necesidad de ayudas mecanizadas se levantó primero. Salió de la cueva y
fue a la laguna en busca de las muletas: encuentra tiradas en el mismo lugar
donde se desvistió. Trata de acordarse cómo salió corriendo para ir a la fuente.
Agarra las muletas y mete en el lodo. Al levantar quedaron cual palos cubiertos
con brea. Las otras venían buscándolas y al ver que ya tenía sus muletas se
quedaron cerca. Para dar la impresión de que ellas también salieron temprano van
a la fuente y esperan que salga el agua. En el instante en que brota atrapan con
sus manos juntadas y beben pensando que necesitan purificarse internamente.
Los varones al ver a las mujeres tomar el agua caliente, corrieron a la cueva,
levantan la olla y llenaron con agua caliente. En vez de asar a las aves, para saber
cómo quedan los alimentos preparados con agua caliente natural, deciden hacer
el caldo. Comieron el caldo insípido por falta de yerbas y la sal.
Ante el sol radiante que anuncia un día de calor fuerte se trasladan a la laguna.
Todos y todas dicen: por ser el último día de nuestro estar aquí tenemos que
aprovechar a lo máximo de esta laguna. Desde las once de la mañana hasta las
dos de la tarde permanecieron dentro del lodo realizando diversos ejercicios,
movimientos y hasta juegos. Parecían algunos niños y niñas que se encariñan con
un juguete nuevo. De un momento a otro sintieron fuertes golpes en el cuerpo por
el fluir del viento. La parte con mayor agua de la laguna comenzó con LAPYAY
(oleajes) que chocan con las rocas produciendo ruidos muy fuertes. Las ondas que
se acercan parecen víboras que reptan a gran velocidad y es cuando salieron a
toda carrera. Al llegar las olas a la orilla donde se hallan se elevan como una cobra
que quiere atrapar a la presa. Quedaron atónitos por una situación que no pueden
explicar. Jamás antes vieron un evento de tal magnitud.
No pudieron salir del asombro cuando las muletas se convirtieron en cobra al ser
quemadas y cómo su carne quedó inmediatamente en posesión de ANKA. La mujer
cuyas muletas acaba de destruir manifiesta que la experiencia que van adquiriendo
y asimilando solamente puede estar en su imaginación. Es el momento en que
toda la expedición queda en completa desnudez doctrinal: no pueden explicar el
movimiento múltiple con las intensidades diferenciadas de la materia eterna e
infinita en su desplazamiento, extensión, avance y en su expansión. Estar
acorralados por el mecanicismo, el artificialismo, el formalismo, el legalismo y el
cosismo no les deja ver la existencia y el movimiento de la materia infinita y eterna
en su estado original.
Tardaron en entrar al agua caliente y cada quien se bañó oyendo el ruido del agua.
El de la nariz roja se sentó en espera del agua caliente que sale de la roca y buscó
la forma en que su nariz quede completamente golpeada por el fuerte emerger.
Realizó la misma operación cuatro veces y luego salió para vestirse. Al volver a la
cueva vieron que los dos comuneros ya habían llegado. Recibieron la porción de
los alimentos que enviaron las dos ancianas. Comieron y luego mostraron la piel
de la cobra que tienen cual trofeo después de un campeonato de resistencia.
Los dos comuneros comisionados para conducir a los enfermos y las enfermas en
sanación, conforme a las indicaciones del anciano mayor, explicaron que esa noche
deben volver a la comunidad. Terminaron de comer y disfrutar las frutas que
recibieron. Luego ordenan sus objetos personales y se ponen en marcha. Uno de
los comuneros de mayor edad va primero y de menor edad al final. El volver se
realiza en fila y tienen la indicación de no hablar. El camino mayor ahora es la ruta
171
por donde van. Pasaron varios poblados y solamente los perros con sus ladridos
de lejos anunciaban su presencia. Al estar frente a QIWLLAQUCHA vieron luces
brillantes y preguntaron si estaban cerca de la ciudad. El comunero guiante dice
que es una laguna y brilla reflejando el brillar de las estrellas. El comunero de
mayor edad afirma: WAKLLAKUNAWANMI RIKUNIKU RIQSINIKUPAS IMAYNAM
HANAQ KARU HUKLAW PACHAKUNALLA KAQTA (con esos vemos, reconocemos e
identificamos cómo son los mundos de arriba, las lejanías y de otras partes).
Después de una hora de caminar vieron unas personas paradas justo en la orilla
de la laguna y antes de que preguntaran el guiante afirma: esta es la laguna que
se vio de las alturas. Indicando con las manos a las piedras en forma de un
individuo menciona: son viajeros petrificados sin que se sepa cuándo y cómo.
Subiendo a otro cerro miraron hacia la laguna y contrastaron con la atmósfera que
deja pasar la luz de las estrellas. Llegando a la cima de QISPIKUNAQASA se
toparon con unos viajeros que van arreando a las acémelas con cargas pesadas.
Son los arrieros que se encargan de trasladar las cargas de KUBI MANÍ QUQA
CACAO y CAFÉ de la Selva a la ciudad. Saludaron y dejaron atrás a los cargueros.
Llegaron a TAPUNA y vieron diversas ofrendas colocadas, pero antes de bajar hacia
la bifurcación del camino a la comunidad TANTAR vieron llegar a dos comuneros
de una colectividad cercana; quienes ponen en ofrenda cuatro cuyes asados.
Estando a unos kilómetros lejos del cementerio, el comunero guiante, toca al que
va siguiendo y ordena que realice la misma operación hasta el último en la fila.
Llegando a WAYLLAPATA ordena que suban a la parte izquierda del camino y que
se sientan sin moverse. Una vez sentados nuevamente indica que se tapen los
oídos, pero viendo al camino. Los comuneros se colocan detrás de la fila y tapan
la boca de las hermanas dando las señas de que digan a los demás que si ven algo
no griten ni se paren. De pronto ven aparecer una fuerte luz subiendo de la
hondonada y cuando llega al lugar donde se hallan sentados se muestran unas
personas vestidos de negro que llevan cargando un trono en el que van sentados
una mujer y un varón con adornos brillantes. La luz es refulgente. Ciega la vista y
causa pavor. Todos y todas, en vez de asombrarse, quedaron anonadados. En el
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momento en que pasa por su delante, su cuerpo se encogió, pero su mente no
supo entender qué era. Los varones se orinaron por el miedo y las mujeres
comenzaron a botar espuma por la boca. Los comuneros asistieron únicamente
haciendo oler la fragancia de una yerba que llaman ATUQPA CHUPAN (cola de
zorro). Esta hierba tiene la cualidad de oxigenar y evitar los vértigos, los mareos
y los desmayos.
Cuando los varones exprimieron su ropa para secar y las mujeres se recuperaron
del malestar prosiguieron con la marcha. Los varones preguntan a los comuneros:
IMAWANTAQ TUPAKULLANCHIK WAK MUQUPIQA IMATAQ CHAY RAWRAKUQA (con
qué nos encontramos en esa loma y qué es ese resplandor). QARQACHA
PURIQTAM QAMKUNAQA RIKULLANKICHIK (el paseo de los que viven en incesto
vieron ustedes) fue la respuesta. Al entrar a los linderos de QISQIMARKA vieron
unas luces rojas en una loma y la mujer sin muletas pregunta si por allá existe
una ciudad con semáforos. El comunero que va delante dice que es un cementerio
y seguramente alguien anda extrayendo algún hueso. Antes de pasar por el
cementerio indica que tengan cuidado porque puede haber personas armadas.
El camino por el que van pasa precisamente por la mitad del cementerio y se puede
observar plenamente ambos lados. En la mitad del cementerio se paran y observan
el lugar en donde pudiera estar la linterna que vieron. En una de las criptas vieron
lo que algunos campesinos ricos ordenan construir: unos cirios encendidos que
emiten por los vidrios el color rojo. Se acercaron y al observar detectan el olor del
cigarrillo. Sin duda alguien estaba en el cementerio buscando algo de los muertos.
Uno de los comuneros afirma que pueden estar ocultos en alguna parte del
cementerio y es mejor seguir caminando.
Las hermanas buscando algo que deben haber dejado o soltado los atacantes
encuentran un estropajo mojado que emite el olor de formol. Llevaron al sujeto en
asistencia colocando el formol en la nariz y al momento de tirar dieron golpizas en
la espalda a la altura del pulmón. Los enfermos y las enfermas en curación en coro
afirmaron que son de la ciudad quienes realizan tales actos. Estando estabilizada
la condición del ayudado preguntan su procedencia y el motivo del castigo recibido.
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Evitando dar los detalles de la causa de la tortura recibida solamente llegó a
expresar que son amigos de los hermanos de su novia que quisieron desaparecer
trayendo a un lugar lejano en donde nadie puede identificar ni buscar. Los dos
comuneros al oír la respuesta manifestaron: QAMLLAQA QUMUNACHAYKULLAPIM
QIPAKULLANKI ALLIALLINLLA KANAYKIKAMA CHAYLLAPIM PIKUNALLAPAS
MAQASUQNIKIKUNALLAQA NILLANQAKU QAMLLA WAÑURUSQAYKITA (tú te
quedas en nuestra comunidad hasta que te encuentres bien de la salud y en ese
tiempo quienes te atacaron dirán que estás muerto).
El anciano en vez de recibir ordena que cuelgue en uno de los cuernos de los
ciervos que están visibles en la casa. Las tres facultadas aparecen y el nuevo
visitante saluda con cierta emoción especial. Antes de dar la comida de la tarde,
las dos ancianas y el anciano mayor, entregan a cada quien un plato con yerbas
molidas indicando que deben aplicarse frotando en todo el cuerpo empezando en
la planta de los pies y terminando en las heridas de mayor tamaño. El lugar se
llenó de fragancias múltiples que dejaron borrachos tanto al nuevo visitante, las
tres facultadas y a todas las personas que se aplicaron. Caminan tambaleando y
cayendo por ratos. El anciano mayor para quitar la borrachera echa agua frío. Una
vez que lograron estabilizarse recibieron la alimentación. El caldo de las costillas
de llama reconfortó a los enfermos y las enfermas en asistencia. Las dos ancianas
y el anciano mayor, por el proceder demostrado y por las curaciones alcanzadas,
emiten una determinación: KAYKUNAPA QARALLANQA AYCHALLAMPAS
TAPAKURUNKUÑAM ALLINLLATA ICHAQA MANARAQMI YAWARNILLANKUQA
MAYLLAKULLANKURAQCHU (la piel y la carne de estas personas ya se hallan
curadas, pero su sangre sigue sin purificación).
Las mujeres y los varones que pensaron que ya estaban en condiciones de volver
a su ciudad tuvieron que preguntar: LLAQTALLAYKUMAN KUTIRISPA
HAMPIQNIYKUPA HAMPINTA MIKUSPAQA MANALLACHUN CHAY UNQUYKUNATA
CHINKARACHIYMANKU (al retornar a nuestra ciudad y recibir las medicinas de
nuestros médicos acaso no podemos eliminar la enfermedad). La anciana
discursante aclara en todo enérgico: MANARAQ KAYMAN HAMUSPA CHAY
HAMPIKUNALLATA MIKULLASPAQA QAMKUNA ALLINLLACHUM KARQANKICHIK
UTAQCHU MUNARQANKICHIK HUKLAWPI HAMPIKUYTA (antes de venir ustedes se
sentían bien al usar las medicinas que recibieron o desearon curarse en otro lugar).
Las palabras de la anciana discursante golpearon duramente las ambivalencias de
quienes preguntaron.
El rescatado del cementerio al ver y oír la contundencia de las palabras del anciano
mayor y de las dos ancianas intervino amistosamente: ÑUQALLAYTAQA
QAMKUNALLAM WAÑUYMANTA HURQURAMUWARANKICHIK CHAYRAYKULLAM
NIYKILLAYKICHIK QIPAKUYCHIK ALLIN LLAPA HAMPISQA KANAYKICHIKAMA (a mi
ustedes me alejaron de la muerte y por eso les digo quédense hasta que se curen
totalmente). Los enfermos y las enfermas dejando sus dudas e incertidumbres
fueron convencidos por el nuevo visitante. La anciana discursante, con el fin de no
seguir oyendo indeterminaciones, sin ambivalencias puntualizó: QAMKUNAM
NINKICHIK ICHAQA TUKICHIKUYTA ATIKULLANKICHIKMANCHU SINCHINANAQ
HAMPI CHASKIYTA (digan ustedes si pueden soportar la aplicación de una fuerte
dosis de medicina que causa dolor y acaba con la enfermedad). El varón de la nariz
roja responde: MAMALLAY ÑUQAQA QAMPA MAKIKIPIM TARIKUNI IMALLATAPAS
QAMYÁ RURAYKUWAN CHAYLLA HAMPISQALLA KALLANAYPAQ (madre yo estoy en
tus manos y usted puede realizar cualquier operación con el fin de que esté
completamente sano).
Los demás simplemente se plegaron a la posición del varón. Los perros anunciaron
la llegada de los animales para ser resguardados y aparecieron corriendo y
entrando directamente al corral. Las dos cuidantes saludaron a todos los presentes
y se dirigieron directamente a la cocina. Traían dos crías de cabras que
encontraron en el camino. Las dos ancianas revisaron a las crías y dijeron que
fueron tirados por personas extrañas que buscan al nuevo visitante. El anciano al
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percatarse de la situación pide al extraño nuevo permanecer en la casa. Las
cuidantes para tener a los animalitos dieron de beber el té de WAWILLAY y luego
bañaron con tierra roja. Las tres facultadas abrazaron a las crías y manifestaron
tener bajo su resguardo. Las dos ancianas preguntaron si alguien sigue con
hambre para que acompañe a las facultadas y a las cuidantes de los animales. El
nuevo visitante y el varón de la nariz roja aceptaron la invitación. Comieron
sabrosamente y después de lavar los trastes salieron a convivir.
Con las piedras que llegan rondando a los matorrales en forma incesante salen
gritando los tres sujetos blancos. Los comuneros sin dejar de aventar y resbalar
las piedras exigen que se sienten tirando sus pistolas. Los extraños confiados en
las chayras y las navajas que llevan, para que no sean golpeados por las piedras,
tiran las pistolas y se sientan. Los comuneros llaman a los perros que acorralen
sin dejar escapar. Los comuneros bajan y rodean a los intrusos exigiendo que se
desnuden si quieren seguir vivos. Ante la superioridad numérica de los comuneros
y sin la posibilidad de llegar a sus pistolas tuvieron que quitarse la ropa. A medida
que van tirando la ropa los perros atrapan y se llevan. Temblando con el frío y
asustados fueron atrapados los mataperros con pistola. Amarraron con ICHU las
manos en la espalda y así condujeron hasta donde se encuentran los comuneros
y las comuneras. Llevaron a los dos perros eliminados con la bala y enterraron
debajo de los árboles grandes.
Las hermanas manifestaron ser las primeras y avanzaron algunos pasos. Indicaron
a las tres facultadas llevar al lugar donde deben gritar por ser las más valientes.
KANCHARIY RUPAKUY (quemarse y arder) es el juego afirma el anciano mayor.
Sin la presencia de los demás ordena a las dos mostrar tendidas las partes de su
cuerpo con las llagas, las ulceraciones y las heridas que supuran. Estando
acomodadas, las dos ancianas forman una laguna en las heridas y las llagas con
MITU y la pasta de las yerbas molidas. El anciano indica que cierren los ojos y al
sentir la presencia de WIRAQUCHA no deben gritar ni moverse bruscamente si
quieren quedar sanas. A la vez remata: WIRAQUCHALLATAM KUNANQA
RIQSINKICHIK PAYLLATAM KUNANCHAQA CHASKINKICHIK (ahora conocerán a
Wiraqucha y a él recibirán). Luego pregunta: RIQSIYTAQA CHASKIYTAPAS
MUNANKICHIKCHU (conocer y recibir desean y quieren). Ante la respuesta
decidida de las hermanas: TAYTACHALLAYKU CHAYLLAYÁ RIQSICHIWAYKU
QUYKUWAYKUPAS (padre de inmediato haznos ver y dar), con un ademán, ordena
a las ancianas a estar alertas.
Con toda rapidez derrama la grasa de AÑAS hirviendo. Las hermanas no gritaron
y únicamente por el ardor y el dolor golpean la tierra con sus manos. Las tres
facultadas sostienen a las hermanas para que no se muevan y derramen a
WIRAQUCHA en otras partes de su cuerpo. Las dos ancianas introducen el barro y
la pasta dentro de WIRAQUCHA para enfriar. Considerando que WIRAQUCHA
cumplió su rol devorador de males desconocidos arrancan y colocan en un tarro
de barro. A la herida ponen unas hojas de CHIKCHIMPAY mezclado con QITUQITU
y MUÑA. Ordenan levantarse y permanecer sin quitarse las yerbas, pero también
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sin avisar a los demás. El tarro conteniendo los resabios y las reminiscencias de la
enfermedad que solamente WIRAQUCHA logra extirpar llevaron al barranco y allí
enterraron. En la parte donde el agua se empoza en tiempos de lluvia enterraron
a una profundidad de dos metros el daño capturado, extraído y destruido con
WIRAQUCHA.
Volviendo del barranco, el anciano mayor y las ancianas, llevan a las hermanas al
patio y allí delante de los demás quitan las yerbas. Las partes afectadas se ven
como CHARKI KANKASQA y al preguntar si sienten dolor o algunas molestias
precisan en forma negativa. Los demás que no oyeron QAPARIY (gritar) dijeron
que era la curación y no un juego. La anciana discursante manifiesta que el juego
toca a las dos mujeres y los tres varones a la vez. Todos y todas miran que las
facultadas colocan en el patio una tinaja, LLIKLLA con algunas yerbas y unos platos
con yerbas molidas. La hija mayor de la anciana hospitalaria llega con un bulto de
PUKA ALLPA (tierra roja o arcilla) y un PUYÑU con la orina fermentada. Por orden
de su madre prepara MITU. Trataron de imaginar la curación por los recursos
disponibles visibles. Las hermanas únicamente observan por ser diferente el
procedimiento con el resto. El anciano mayor pide que se quiten la ropa y se
acomoden mostrando completamente las partes de su cuerpo con las llagas, las
heridas y las ulceraciones. Todos y todas obedecieron la orden.
Por la respuesta concedida por el anciano mayor y las ancianas no supieron qué
decir y solamente maldijeron a quienes divulgan informaciones no confirmadas. El
varón de la nariz roja entre su mente y la conciencia afirmó para sí que
WIRAQUCHA en las altas punas se come, se tira, se siente y se recibe sus efectos.
Mientras todos y todas que sintieron la presencia de WIRAQUCHA se hallaban
estupefactos y meditando en las noticias que invitan a adorar al Sol, los dos
comuneros y el visitante nuevo, llegaron con cargas de leña y unas frutas
PURUPURU que rápidamente succionaron toda la concurrencia.
Las dos ancianas indican que cada quien debe tomar la porción que puede
consumir sin miedo y sin vergüenza. Antes de que empezaran a comer, las tres
facultadas, llegan trayendo el caldo de las cabezas de los animales horneados. Es
el día del festín comunitario y de convivencia colectiva para quienes RUPAYWAN
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KANCHAYWAN NINAWAN RAWRAYWAN AKCHIYWAN MANA QAPARISPA HAMPIY
TARIKUQKUNAPAQ (encontraron la sanación con calor, flamear, fuego y quemazón
sin gritar). No fue la demostración de la valentía o de la cobardía, sino de la certeza
plena de que WIRAQUCHA es un proceder ancestral para extirpar los males
desconocidos y las enfermedades que consumen al organismo. Cada poblador
tomó la porción según su capacidad de consumo. Solamente el caldo fue
distribuido en cantidades distintas según las edades. Los enfermos y las enfermas
a mitad de la alimentación, por el calor comunitario mostrado, manifestaron:
TAITAKUNALLA MAMAKUNA QARIKUNA WARMIKUNA KUNANMI ÑUQALLAYKU
RIQSIYKUNIKU TUKUY LLLAPAYKICHIK QAMKUNAPA KUYAKUYNIYKICHIKTA
MAYPIPAS KASPALLAYKUNIYKUPIM QAMKUNATAQA YUYALLASAQKU (señores y
señoras, varones y mujeres, ahora sabemos su inmenso cariño y donde quiera que
estemos no los olvidaremos).
El otro varón, sin percatarse que la mujer negra se hallan entre ellos, comenta:
no sé por qué motivos tienen a la negra en este lugar y van enseñando cómo
curar. En eso ella responde: ustedes vinieron por causa de su enfermedad y se
quedaron precisamente recibiendo la atención, pero en cambio yo vine con la
finalidad de estudiar su religión y al final me quedé por encontrar la que no existe
en las iglesias. En vez de entrar en discusiones, ambas personas, el varón y la
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mujer negra, coincidieron en que no hay religión ni dogmas a seguir. Ante la
pregunta del varón de que si llegó a creer en todo lo que creen los comuneros, con
cierta amonestación, la mujer negra afirma: no sé si es creer o vivir, porque las
palabras que utilizan indican a la vez las dos situaciones. A la que añade: si se dan
cuenta aquí no hay imágenes de santos y las vírgenes, no hay rezos y oraciones,
pero sí cantan y danzan en la curación. Las otras profesionales acotan: cuando
van a las ciudades, solamente quienes tienen familiares en los valles y en los
llanos, acuden a las iglesias, porque el tiempo que disponen apenas alcanza para
vender los productos y comprar los que se necesitan en la comunidad. Luego
añaden: hace rato oyeron las palabras del anciano mayor y esas no sé si pueden
llamarse oración, porque ellos dicen que es la gratitud al padre y a la madre.
Las cuatro mujeres rodean a las tres facultadas. Para disipar sus dudas y temores
comienzan a peguntar sobre su presencia y las labores en la comunidad. Las
hermanas en tono no muy amigable dicen: ustedes también son brujas como las
dos ancianas y dinos en qué termina la sanación. Disculpen, afirma la educadora,
no somos brujas ni las ancianas, pero sí estamos aprendiendo a curar; si se dan
cuenta ellas y el anciano no usan ceras, velas, telas, hilos, incienso, huesos y otras
cachivaches que los curanderos y los que manejan la necromancia utilizan y hacen.
Los varones intervienen: de eso nos hemos dado cuenta, pero lo que no podemos
explicarnos realmente es con qué nos están curando. La mujer negra responde:
ustedes comieron y bebieron alimentos y líquidos especiales sean naturales o
preparados, esos son los medios de curación en estas punas altas. Aquí no existe
otra forma de sanar y curar. Como ven no hay árboles y las pocas yerbas que
existen son usadas en la comida y en la bebida. El anciano y las ancianas dan
importancia a lo que se come. Hasta donde pudimos constatar, HAMPIQKUNA de
estos lugares, no acostumbran comprar productos fabricados para curar; porque
solamente recolectan todo cuanto encuentran dentro y fuera del territorio
comunitario.
Con esa respuesta tratan de quitar las rompecabezas que elaboraron y pusieron a
su frente. Las dos ancianas se acercaron a las tres facultadas y piden que lleven
las crías de las cabras al corral para que las ovejas que tienen crías mayores de
dos meses la amamanten. Inmediatamente realizaron el encargo: cada quien
buscó una oveja y agarrando las patas traseras dejaron que las cabritas tomen la
leche materna. Después se fueron a dormir. Por la disminución de la concurrencia
comunitaria, los enfermos y las enfermas, deciden también ir a acostarse. El
anciano mayor indicando las labores de curación al día siguiente, una vez que las
ancianas recogieron los utensilios, se va a dormir. En sus camas las cuatro mujeres
siguen hablando sobre el por qué no tienen capillas y altares en la comunidad.
Luego afirman: en ningún momento escuchamos pronunciar el nombre de Dios o
de alguna entidad sobrenatural. Su referencia constante es el padre y la madre.
Cada nuevo día, en el momento en que el sol surge entre los cerros, levantan sus
brazos a lo alto y saludan. Es muy curiosa que no usen todo cuanto los adivinos y
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las curanderas de las ciudades utilizan. Por qué no usarán el agua bendito. No
dicen que son cristianos y cristianas. Para no alterar el estado de ánimo de los
varones, admitiendo que son personas muy raras en asuntos de religión, quedaron
sumidas en sus pensamientos y luego en los brazos del dador de energía de
reposición.
Amaneció con fuerte lluvia y el panorama se encuentra cubierto por la nube negra.
Las cuidantes de los animales únicamente traen rastrojos y dan de comer. Los
visitantes en curación se asoman al patio y viendo la lluvia fuerte se meten a su
KAWITU MARKA. Ante la llamada para comer acuden con desgano y hasta
soñolientos. Pensaron que era recalentado de las sobras de PACHAMANKA, pero
se dieron cuenta que son alimentos nuevos: sopa de MASWA con CHARKI y
guisado de ULLUKU con salsa verde elaborado con las hojas de WATAKAY.
Comieron y se dieron cuenta que era la fragancia que los emborrachó en la
curación. Vieron en una canasta a dos yerbas similares, pero de distinto tamaño
en las hojas. Eran WATAKAY y CHIKCHIMPAY. Mientras comían, la fragancia
nuevamente comenzó a surtir efectos en su cuerpo, dejando inactiva sus manos
por algunos instantes. El anciano mayor al ver que sienten afectados por las dos
yerbas que se consumen con frecuencia en las altas punas, entrega a cada quien
una flor de las dos yerbas de la misma especie. Indica que mastiquen
completamente y traguen con el guisado.
El anciano mayor asiente su decisión e indica que a partir de ese momento deben
realizar algunas actividades comunitarias. Con las condiciones expuestas y
aceptadas continuaron con su tratamiento. Preguntaron si pueden ir a pastar a los
animales y en los cerros qué tipo de yerbas pueden masticar. Tendrán que ir con
las cuidantes y ellas las dirán cuáles son las comestibles y las medicinales en
especial, aseguraron las ancianas y el anciano mayor. La anciana hospitalaria
precisó los límites de su desplazamiento: YANTAMAN RISPAQA MANAN
MAYUPAMPAMANQA CHAYAKULLANKICHIKPASCHU NITAQ QISQILLAMANPAS
RILLANKICHIKCHU (si van por la leña no pueden llegar a MAYUPAMPA ni a QISQI).
La otra anciana comentó: LLAQTATA RIPTIYQA QAMKUNAM ÑUQAWAN RINKICHIK
(cuando iré a la ciudad ustedes me acompañarán). Las hermanas quedaron
agradecidas por haberlas admitido como otras pobladoras en la comunidad. Con
el fin de obtener la sanidad plena y además aprender algo de la curación decidieron
participar en las faenas comunales, las labores agrícolas y en las ceremonias
comunitarias.
Empezaron a comer y de inmediato el varón de la nariz roja saca los ojos y trata
de pasar la comida a su estómago. Los otros dos por el picante del caldo, para no
toser, soban su garganta y procuran disimular la incomodidad. La anciana
discursante anuncia: KAY UCHULLAPA RUPAYNIMPAQA UNULLATAM UPYANA (para
el flamear del ají hay que tomar el agua). La otra anciana ofrece el agua a los tres
varones para que sigan comiendo. Los tres terminaron de consumir el caldo
totalmente empapados de sudor: el cabello mojado, el rostro escurriendo agua,
las manos temblando y la ropa húmeda. Uno de los varones comenta: después de
la borrachera consumí CHILCANO y CEVICHE que decían quita el alcohol por tener
picante que solamente los valientes aguantan, pero jamás quedé ardiendo y
sudando como hoy. El anciano mayor oyendo una historia de los viciosos citadinos
indica: LLAQTAPI UCHU MIKUYQA MANAM HAMPILLACHU ICHAQA KUNANLLA
MIKUSQAYKIQA HAMPILLAM (el ají que se consume en la ciudad no es la medicina,
pero lo que comes ahora sí es). Luego complementa: KAYPIQA MANAM
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MIKUNIKUCHU MUCHUYNANAYPALLANAPAQCHU ICHAQA TUKUY IMAKUNA MANA
ALLIN UKUYKUPI KAQKUNA WISCHUNAYKUPAQMI (aquí no comemos para sufrir,
sino con la finalidad de eliminar y expulsar todo cuanto es maligno en nuestro
interior). HUMPIYWANMI UNQUYQA LLUQSIKUN. PIPAS UCHUWAN CHIRI RUPAQ
HUMPIQA CHAYLLAN HAMPIKURUN (con el sudor las enfermedades se expulsan.
Alguien que suda frío y caliente pronto queda curado).
Hasta ese día, en algunas ocasiones y con comidas especiales, habían probado el
ají que no genera sudoración por ser salsas preparadas para acompañar a los
alimentos. En cambio el caldo que acaban de consumir es una elaboración de la
medicina que forma parte de su tratamiento. La anciana hospitalaria, para que no
tengan los encuentros bruscos con el viento, explica: CHAYLLAQA AMALLA
LLUQSIKUYCHIKCHU HAWAMAN PACHAYKICHIK CHAKIRUPTINLLAM RINKICHIK
YANTA APAMULLAQ (no pueden salir afuera, cuando seque su ropa irán para traer
la leña). Esperaron algunas horas dentro de la cocina bebiendo agua y comiendo
papa sancochada. Al secar su ropa dejaron la cocina y fueron a cortar leña a las
partes bajas de la comunidad. Volvieron al atardecer cargando la leña y jadeando
por el cansancio.
Las dos mujeres llegaron delante de los animales cargando KARKA que recogieron
en el camino. Los animales conducidos por los perros entraron a su corral. Las
cuidantes aparecen con algunas crías entre sus brazos, porque sus madres dejaron
después de parir. Antes de cerrar el corral agarrando firmemente de las patas
traseras a las madres de las crías dejan que éstas mamen. Las dos cabritas corren
hacia las ovejas madres también para recibir la porción de su alimento. Cerraron
la puerta del corral y van a la cocina donde el resto de la familia estaba sirviendo
los alimentos.
Con los rayos solares que bajan de los picos de los cerros, habiendo recuperado la
energía perdida, después de consumir los alimentos van al mirador. Los siete
sujetos en tratamiento acompañan a las cuidantes de los animales y andan
mirando por doquier. Una de las hermanas se resbala con RANKACHU (helada)
que todavía no fue absorbida por las yerbas y la tierra llegando a sentarse al llegar
a las piedras grandes. Todas las personas que vieron se rieron y ella al levantarse
dice: AMAYÁ QAMKUNALLATA CHIRILLAQA SAQTASUNKICHIKCHU (ojalá a ustedes
el frío no les tumbe). CHIRI SAQTAQA SIKITAN ALLPAWAN LAPYAYKULLAN
TIYACHISPAM SUYLLACHIKUN (el frío que tumba con la tierra da palmadas en las
nalgas y haciendo sentar arrastra). Siguieron andando hasta llegar al peñasco que
cuenta con dos pasadizos por donde se tiene que subir a la cima.
Los animales, en fila por ambos lados de la ruta, con rapidez escalaron y luego se
esparcieron en la loma para pastar. Las cuidantes siguieron a los perros. Las
hermanas viendo a las cuidantes esperaron que los demás suban a la loma. Una
de las cuidantes lanza un lazo para que se agarren en fila y ella comienza a jalar
para que suban sin dificultades. Las hermanas, en una competencia de quien llega
primero, se colocan en cada pasadizo y suben con toda velocidad. Los tres varones
y las dos mujeres miran con cierta envidia por haber estado separadas el día
anterior. Una de las mujeres comenta: a la mejor andan con algunos comuneros
y por eso reciben tratos preferenciales. Las cuidantes dan algunas instrucciones:
KAYLLAMANTAQA SAPALLAYKICHIKMI CHAYALLANKICHIK RIKUYQAWARIKUY
TUQUMUYUMANQA CHAYPIM RUMIPI TIYANKICHIK MANA MUYUSQA KAYMAN
YAYKUSPA (desde aquí irán solos hasta llegar al círculo desde donde se mira y
estarán sentados en la piedra sin entrar a la circunferencia).
Al mirar por todos los lados del círculo vieron piedras ordenadas como los palcos
en las peleas de gallos o en las plataformas en la corrida de toros. No detectaron
dentro del círculo las huellas de personas o de animales. Las hermanas contaron
49 piedras sillas y dicen: nosotras nos sentaremos en la parte de atrás para sentir
cómo llega el aire del otro lado. Las otras dos mujeres responden: así podrán
enfriar esa calentura que llevan con los comuneros. Sin responder al
cuestionamiento, las hermanas cubriendo su espalda con LLIKLLA, se sientan en
las dos piedras de color plomo. Los demás se colocaron en forma separada en un
modo de decir quiero estar solo para ver lo que quiero. Aquí trataron de mostrar
su individualismo y su soledad. Una vez observada el lugar, cada quien, se apropió
de una piedra que consideró especial según su forma, tamaño y posición. Sin
mediar palabras, los varones y las dos mujeres, limpiando las piedras con sus
manos, quedan sentados. Se sientan y se levantan en varias ocasiones como si
estuvieran probando la resistencia, la comodidad, la vista y la ubicación. Cada
quien procura tocar con sus dedos, palpar y acariciar.
Estando ya sentados ven surcan cuatro aves muy grandes que vienen de Norte a
Sur y se dirigen realizando una media luna hacia el Oriente. Eran QUNQURKUNA
(cóndores) que dieron la bienvenida a los extraños y a las foráneas. Al desaparecer
los cóndores detrás de los grandes cerros, cantando con ruido insoportable,
aparecen RITIPISQU (pájaros de la nieve). Con el canto de las aves pequeñas no
pueden concentrarse en el ver y uno de los varones quiso lanzar la piedra, pero
las hermanas dijeron que puede ser algún anuncio. Eran la comunicación de la
llegada al lugar del anciano mayor y las dos ancianas. Entre sus dientes todos y
todas afirman que siempre están vigilados. Su incomodidad externada indica que
siguen atrapados por la desconfianza, la duda y el temor. En ese instante dejan
aflorar los procederes, las acciones y las costumbres citadinas de violar las
intimidades, divulgar los secretos, esparcir las privacidades e interrumpir las
comunicaciones.
Bajaron para el otro lado del cerro. En vez de observar el panorama y mirar la
lejanía se dedicaron a discutir sobre qué realmente deben ver. Las hermanas,
interviniendo en el debate en contadas ocasiones, voltearon su mirada hacia atrás
y se dieron cuenta que la nube blanca con velocidad impresionante está por llegar
al sitio en que se hallan. Inmediatamente gritan: no sabemos qué pasará miren a
la nube que viene por detrás. La nube al llegar muestra su contextura y fisonomía:
algodón extendido que invita a estar tirado bajo su suavidad y calor. El mirador
quedó completamente tapado por la nube. Los enfermos y las enfermas en
curación siguen sentados en las piedras y tienen poca visibilidad de su entorno.
Las hermanas al ver la nube pasar entre sus piernas comienzan a jugar tratando
de atrapar. Sienten el roce de la nube con la frialdad que llevan, pero no pueden
tener en sus manos para realizar alguna acción y proceder. Su cabello quedó
mojado por el rocío que suelta la nube al pasar. Solamente oyeron el aullar de los
perros que cuidan a los animales y pensaron que las cuidantes están cerca. Quedar
bañados por la nube, atrapados por la oscuridad del día en la cima del cerro,
imposibilitados de moverse por la orografía accidentada y estar latigados por el
viento recio llevó a una revelación íntima: tenemos que rezar y pedir a Dios que
nos tenga piedad, porque si llueve como las lluvias que vimos nos llevará de este
lugar no sabemos hasta donde.
Por el intenso frío que sienten hasta olvidaron sus rezos y se amontonaron para
estar en calor. Una de las hermanas percibe una fragancia especial y se aparta del
grupo. Mira al suelo y halla unas hojas de coca que las dos ancianas habían tirado.
En vez de esconder, como una forma de dar ánimo, menciona que las ancianas y
el anciano mayor dejaron huella: miren aquí están las hojas de coca y eso significa
que están viéndonos desde alguna parte. La otra hermana agarra las hojas de coca
y comienza a masticar. De inmediato el panorama se despeja y el aire recio deja
de correr.
Todos y todas pensaron que estaban en un sitio que puede ser el fin del mundo y
no el espacio de grandes goces terrenales. Miraron a la atmósfera azulada muy
cerca y pensaron que el cielo no puede estar lejos ya que fueron tocadas y
abrazadas por la nube blanca. Todas las acciones que la moralidad religiosa y el
legalismo prevaleciente califican de malas, antisociales y enemigas del progreso
quedaron deshechos por la realidad objetiva subjetiva lacerante. Todas las
aspiraciones, los ideales y las búsquedas que tenían aparecen cual ilusiones sin
valor y sin rumbo. Todas las doctrinas y los dogmas que apoyaban su proceder y
su existencia, ante los fenómenos naturales continuos e intensos que su organismo
logró asimilar, fueron tiradas como basuras que deben quemarse. Todas las
promesas de los novios, los maridos y de los amantes que siempre emocionan a
las mujeres, por la orfandad plena en los picos altos de los cerros, se
desbarrancaron mostrando las lágrimas y hasta la sangre que no deberían
derramarse. Tal fue su sensación, sentimiento y pasión en el pico cima de las altas
punas. En el territorio traspasado no por los antagonismos raciales y clasistas, sino
por la intensidad de los sucesos naturales universales, tuvieron que abrir no su
mente, sino su corazón al infinito y a la eternidad que sí muestran los grandes
cerros. Con el latir inmenso de su corazón, con el hervir de su sangre en el frío
intenso, tuvieron que admitir que efectivamente es YAWAR (la sangre) que posee,
resguarda y deja fluir a la vida. Solamente con el frío y en el frío llegaron entender
la certeza comunitaria: la vida del ser social fluye únicamente con la sangre.
Sin poder externar sus miedos, cada enfermo y enferma frente al círculo de
colores, buscan APREHENDER el sistema de sanación, curación, reposición y de
restauración de la materia desgajada que viven. Dejando atrás sus pasiones de
raza y de clase anti-indígenas que siempre manifestaron en las ciudades, ahora
en la localización del comunitarismo de las altas punas, reciben el calor y el cariño
de quienes los europeos y los demás colonialistas consideran incivilizados. Sin
poder explicar cómo sus llagas y las heridas que desgastaban parte por parte su
organismo quedan eliminadas, viendo a las piedras sillas, en vez de implorar al
Dios de los cielos y de los infiernos, quedan tumbadas en el suelo para reconocer
que es la NATURALEZA y el UNIVERSO que conceden la vida y las subsistencias.
Recién pudieron ver con claridad los brazos alzados del anciano mayor y de las
ancianas en varias ocasiones en gratitud profunda al padre y a la madre que no
dejan desamparadas a sus criaturas.
También es cuando comprenden que las sanaciones y las curaciones en las altas
punas no tienen costo, sino simplemente requieren la entrega y el movimiento
constante. A la vez logran explicarse la eficacia de la colectividad y del
comunalismo en la lucha por la vida y la subsistencia en un ambiente natural de
grandes carencias de los recursos disponibles en forma directa e inmediata para
vivir. Al alzar sus ojos a la lejanía recién entienden que el rumbo en la vida es un
caminar constante subiendo y bajando combinando los medios y los fines para
llegar a la meta. Al observar a los UYWACHAKUNA y los animales silvestres que
comen tranquilamente en las lomas, los pajonales, las franjas y en los puquiales
se preguntan por qué los seres sociales se atacan y se despojan. Al mirar el
emerger de las yerbas de las ranuras de las rocas, las hendiduras de las piedras y
192
de los pedregones consideran que el vivir es saber utilizar los escasos nutrientes
que conceden las existencias abióticas. Al fijar su mirada en los cerros tenebrosos
se preguntan el por qué el agua siempre surge en las partes altas y recorre
aumentando su caudal hacia los valles. Al sentir el viento suave y fuerte entienden
que la piel humana está armada para resistir diferentes impactos intensos de los
fenómenos naturales.
Estando en una lucha intensa interna en la cima del cerro, como una aclaración
inmediata, detectan los rayos solares que se reflejan en los manantiales. Son las
estrellas diminutas, pequeñas, medianas y grandes que alumbran cual focos
resplandecientes cruzando sus luces y combinando sus efectos. Entre las luces que
resplandecen en campo abierto perdiendo su luminosidad en forma rápida, en
medio de las lagunas desde donde emergen, las hermanas expresan ver cuatro
viejitos caminando. Los tres varones y las dos mujeres en tratamiento especial
observan con detenimiento el lugar que las hermanas señalan con su dedo índice.
La mujer sin muletas logra decir: deben ser algunos de la comunidad bañándose
o purificando a algún nuevo enfermo que acaba de llegar.
Los varones tratan de detener su mirar en las fuentes que emiten la luz. El señor
de la nariz roja al fin grita: si son cuatro ancianos que aparentan caminar, pero
creo que están pescando. Los otros varones y las dos mujeres se arrodillan para
observar con mayor perspicacia. Después de unos minutos de estar hincados en
el suelo, por el dolor que causan las piedras diminutas, se levantan, giran
bruscamente y caen. Al levantarse de la caída con el giro, por alguna razón frotan
sus ojos, pero al retirar sus manos ven a los cuatro seres caminando alrededor de
la fuente. Recién dan crédito a las hermanas y manifiestan: sin duda son algunos
ancianos de la comunidad que no hemos visto, por los movimientos que hacen
indican que están hablando tal vez sobre nosotros. La mujer que dejó usar las
muletas, apasionada por la que ve, grita. TAITAKUNA KAYPIM ÑUQAYKUQA
KACHKANIKU HAMUKUYCHIK IMALLAPAS QAMKUNA WILLAKUWANAYKICHIKPAQ
(señores estamos aquí, vengan para que nos narren algo). Los perros fueron los
únicos que llegaron donde se encuentra el grupo y se sientan en fila para mostrar
otras situaciones. Los cuatro seres que ven, en un cerrar y abrir de los ojos,
aparecen subiendo el cerro de mayor altura. Por algunos espacios van en fila y en
otros en forma desparramada.
Recién todos los integrantes del grupo se dan cuenta que no son los comuneros
que andan, porque ninguno puede escalar en forma vertical a los cerros. La otra
mujer, con cierto miedo y angustia, perorata: no serán fantasmas al que llaman
APU AWQI WAMANI AYA que vienen a llevarnos porque ya estamos listos para ir a
la tumba, de qué otra manera podemos explicarnos el motivo de estar aquí. Las
hermanas con ganas de discutir afirman: no digas tonterías, si quisieran que la
muerte nos lleve el día que llegamos a la comunidad si hubieran negado a
curarnos. En tono más enérgico complementan: esperemos que lleguen el anciano
193
mayor y las dos ancianas para preguntar quiénes son esos viejitos que andan por
los cerros. Estuvieron de acuerdo los varones. Pero comienzan a externar sus
diferencias, valoraciones y consideraciones. Llegan a agrias discrepancias sobre la
finalidad de su estar en el observatorio. Cada quien manifiesta su apreciación del
sistema de curación que reciben.
Por estar ocupados en las discusiones se olvidaron de los cuatro seres. Las
hermanas recibieron unas punzadas en la planta de los pies y salen gritando del
lugar en donde estaban sentadas. El varón de la nariz roja pregunta: qué las
sucede o acaso tienen algún dolor. Ellas afirmaron que alguien cortó, pellizcó o
pinchó con algo la planta de sus pies. El grupo se levanta y mira el lugar donde las
hermanas estaban sentadas. No ven algo que pudiera indicar el suceso. Los perros
husmearon el sitio y corriendo donde las cuidantes de los animales levantaron
polvo y nuevamente se dejaron ver los cuatro seres precisamente en el remolino
que se formó. Asustadas y llenas de miedo se tumbaron al suelo. Las hermanas
levantando un poco la cabeza logran ver cómo los cuatro seres estaban
observando al grupo y para no quedar cuestionadas no hablaron.
Los cuatro seres llegaron donde estaban las hermanas y tocaron sus hombros. En
ese instante sintieron un calor intenso en las heridas que ya estaban
completamente cerradas. Sin poder levantarse, solamente en su interior, lograron
a pronunciar: señores de otro mundo si quieren ayudarnos dinos la que tenemos
qué hacer. Los cuatro seres envolvieron a las hermanas con tres vueltas
arremolinadas concediendo tranquilad y alegría. De emoción soltaron llanto sin
que se percate el resto del grupo. Los cuatro seres mientras sollozaban levantaron
un viento frío y cubriendo a todo el grupo desaparecieron. Cuando levantados
trataban de explicarse sobre la presencia de los seres extraños, las dos ancianas,
desde una distancia de kilómetros llaman: HAMUKULLAYCHIKÑA KUTISUNÑAM
WASIMAN. URAYKUSUNÑA MANARAQ PARALLA CHAYAMUCHKAPITIN. CHAYLLA
KUTISUN WASIMAN (vengan ya es hora de volver a la casa; bajemos antes de que
llegue la lluvia; volvamos sin demora a la casa). Las dos hermanas, ante la
presencia de los cuatro seres, entraron a una profunda conmoción interna. Dudas,
preguntas y cuestionamientos llenaron su razón. Desde el más hondo de su ser
surge una pregunta que merece explicarse: de dónde vienen esos seres y quiénes
son. Por un rato, en medio de titubeos, tratan de pensar en los seres angelicales,
las huestes del averno y en los espíritus de los muertos. Su inquietud es tremenda
y toda posible explicación del momento es insatisfactoria.
Ante una explicación clara y precisa no hubo mayores preguntas. Solamente las
dos mujeres caminan discutiendo sobre lo que afirman en las escuelas sobre los
cuatro hermanos. Una de ellas llega a externar: entonces vivimos completamente
cegados tragando todas las informaciones que son completamente opuestas al que
vimos y nos comunican. Los varones entran en debate de por qué dicen que AYAR
KACHI volvió a la cueva y no llegó a salir más. Las dos ancianas y el anciano mayor
dejaron que zanjaran sus diferencias y llegaran a comprender la importancia de
los cuatro hermanos en el sistema de sanación del comunitarismo en las punas
altas. En medio de una discusión que culmina en lanzar improperios a los españoles
por querer borrar al hermano KACHI llegaron a la casa de la anciana discursante.
El patio estaba lleno de los comuneros que estaban esperando y en forma
inesperada dieron el reconocimiento especial al grupo que logró acceder a la
presencia de los cuatro hermanos. Las dos ancianas y el anciano mayor ordenan
sentarse y los alimentos quedaron exhibidos en medio del patio: HAPCHI CHARKI
195
KANKASQA WATYA CHUÑUCHUPI. Sirvieron únicamente a cada persona la sopa de
CHUÑU y el resto tomaron directamente del mantel tendido. Las tres facultadas y
el visitante reciente se ocuparon de entregar a cada concurrente un platito de
PUSPU (haba tostada y remojada en agua caliente). Comieron hasta saciarse sin
que alguien de la comunidad quedara sin la dotación de los alimentos.
Transcurrieron una semana desde la última comida colectiva. Durante ese periodo,
los enfermos y las enfermas en atención constante, se hallan en estricta vigilancia.
Tenían que asimilar los efectos del encuentro con los cuatro hermanos. El visitante
reciente al sentirse ya recuperado del susto mayor que padeció decide volver a la
ciudad. Los comuneros al despedirlo manifestaron que si tuviera algún problema,
sin vacilar y sin dudar, puede venir nuevamente. Llevándose gratos recuerdos y
sobre todo el calor comunal el rescatado del cementerio se fue para internarse en
el espacio donde las diferencias y las oposiciones se arreglan a balazos. Las dos
ancianas durante dos días consecutivos realizan diversas pruebas,
auscultamientos y reconocimientos en el organismo de los enfermos y las
enfermas en asistencia.
Vieron que las yerbas, las flores, las plantas, las hojas, los tallos, las raíces, los
frutos y los hongos constituyen la comida tanto del ser social como de los animales.
La parte esencial del comunitarismo experimentaron en su sanación: la
cooperación, la reciprocidad y la ayuda mutua sin las exigencias
contraprestantes. Recibieron toda clase de atenciones y asistencias según las
capacidades, las disponibilidades y las potencialidades comunitarias. En ningún
momento, caso y circunstancia quedaron en desamparo y sin ayuda. Además en
ningún instante y espacio fueron incomodados con las exigencias de que acepten
la creencia ancestral y la cosmogonía primigenia. En plena liberad de vivir, laborar
y creer vivieron el tiempo que exigió su proceso de restauración de la materia
dañada, fragmentada y en descomposición. Tuvieron la ocasión de comprobar
una regla primigenia, antigua y ancestral: AYCHAQA KURKUCHALLAQA
WISÑU LLAPA TUKUY IMA KAKUQWANMI HAMPIKUN (el organismo, el
cuerpo y el ser se sana, se cura y se restaura con la materia y con todo lo
que existe). Esta es la base de la práctica médica ancestral.
Para las comunidades vivas y las vidas comunitarias de las altas punas, en el
sistema de atención a la salud, prevalecen la aplicación de las reglas ancestrales.
No son ideas y pensamientos abstractos, sino directrices concretas y apegadas
plenamente a la materialidad de la existencia. La atención a la salud se
fundamenta en tres criterios que son sincera y realmente científicas: (a) el ser
social, la humanidad, es una existencia derivada y resultado de la mezcla y la
combinación de los componentes y los contenidos de la Naturaleza y el Universo;
(b) toda alteración, descomposición, fragmentación, carencia y padecimiento en
197
el organismo se recompone y se restaura asimilando, sorbiendo, comiendo e
ingiriendo lo que la Naturaleza y el Universo conceden como alimento, medicina y
hasta los medios de defensa; (c) la sanación es inseparable de la purificación
integral del organismo y en especial del cuidado de la sangre que es la base de la
vida. En el pensar y el saber ancestral, la vitalidad orgánica y la salud adecuada,
se encuentran en la plena armonía con la Naturaleza y el Universo por una parte,
y por la otra, con las labores y los cuidados que acontecen la ascensión civilizatoria.
Las dos hermanas, en un intervenir sin invitación, llegan a decir: ya vieron a esas
tres mujeres que están con ellas; jamás dicen alguna oración cuando curan ni
invocan a los seres sobrenaturales como siempre hacen otras que se dedican a la
curación. Todos y todas en atención a su salud, al no hallar una doctrina en los
comuneros y en las comuneras, llegan a divagar: estamos entre la gente rara sin
iglesia y sin sacerdotes; no sabemos en qué realmente creen y a quién adoran. En
las condiciones y las circunstancias históricas en que, todos los espacios
planetarios, se hallan repletas de seraficaciones y de las entidades deificadas,
encontrar una comunidad que aplica con rigor las reglas ancestrales y la
cosmogonía original, no solamente desconcierta, sino también causa extrañeza.
En la comunidad TANTAR, facultarse para ser HAMPIQ, no es una imposición
doctrinal ni es una dotación de las técnicas rutinariamente ejercidas.
Todas las labores, las creaciones y las producciones en las altas punas, aparte de
conformar el ser en el estar, son las realizaciones del vivir y el ascender. El pensar
y el saber no son procederes independientes ni son mecanismos separados. Ser
en el estar acontece precisamente con el pensar y el saber que la creencia funda
y la cosmogonía sostiene al permitir su surgimiento en la lucha por la subsistencia.
La sapiencia y la sabiduría antigua, ancestral y original son consecuencias,
resultados y a la vez fuentes del vivir y del luchar por la subsistencia. Los enfermos
y las enfermas curadas vieron los recursos disponibles utilizados, oyeron las
palabras pronunciadas, palparon los instrumentos y sintieron los efectos de los
tratamientos. Cada integrante del grupo, cuatro mujeres y tres varones, según
sus intereses y aspiraciones accedieron al sistema de sanación comunitaria y al
proceso de curación ancestral. Todos y cada uno puede afirmar con toda la libertad
sobre las condiciones, las delimitaciones y las directrices que recibieron para
aplicarlas. El trato fue diferencial y no preferencial, pero sin que sea discriminación
y polarización. La asistencia a su salud fue intensa, extensa y continua. El apoyo
recibido fue incondicional. En ningún espacio y momento vieron o recibieron los
maltratos, las discriminaciones y las exclusiones.
Por otra parte, las dos mujeres, al ser las últimas en pronunciarse, en clara
afirmación de su condición externaron: MAMACHAKUNA TAITAKUNALLA
MANALLAM IMAYNALLA QAMKUNALLAMAN PAYLLAYKUYTA MISMIKUYKUYTAPAS
ATILLAYMANKUCHU LLAPA TUKUY IMAKUNALLATAPAS ALLINLLA KANAYKUPAQ
QUYKULLAWASQAYCHIKTA QAMKUNAYÁ KAYLLAPI UYWACHAKUYKUWAYKU
ÑUQAYKUPA ÑAÑAYKU HAMUSPA PUSAWANANKUKAMA (madres y padres no
tenemos con qué pagar y retribuir todas sus atenciones y dotaciones para que
estemos bien, nosotras pedimos que nos sigan cuidando hasta que nuestras
hermanas vengan a llevarnos). Fueron tres respuestas para tiempos diferentes en
abandonar la comunidad. En todas las respuestas, dos sucesos, quedan
claramente mostrados: (a) el reconocimiento del servicio gratuito concedido y
otorgado por la comunidad; (b) el deseo de salir de la comunidad por motivos
familiares que siempre atraen y sedimentan en las comodidades de los valles y las
ciudades. Son los sucesos y los eventos que siempre muestran la sedimentación o
el desplazamiento de las poblaciones.
Las últimas en disfrutar el caldo fueron las cuidantes de los animales y los perros
pastores. Los cachorritos, después de bañarse el hocico con la grasa, se tiraron en
el patio mostrando su panza llena de comida. Los comuneros que acabaron de
comer, en forma muy discreta se despiden de las dos ancianas y del anciano
mayor, para volver a su hogar. Las tres facultadas, rodeadas de las ollas y las
sartenes, van chupando la costilla de los carneros. El anciano mayor combina la
comida con algunos sorbos de aguardiente. Las dos ancianas, con toda paciencia
y destreza, extraen la médula de los huesos largos de los carneros. Cada comensal
revela sus formas concretas de comer la carne. Algunos van jalando con sus manos
después de atrapar con sus dientes, otros cortan con algunos cuchillos que
encuentran, unos mordisquean y la mayoría come después de terminar el caldo.
Las cabritas de vez en cuando meten su hocico en algún plato para lamer un poco
de caldo. Las gallinas y los gallos ante el olor de los carneros cocinados solamente
cantan y se bañan con la tierra.
El patio quedó únicamente con la presencia de los perros y sus cachorros. Los
pobladores ya se hallan en sus respectivos hogares. Los enfermos y las enfermas
que esperan la última dosis de medicina quedaron profundamente dormidos. Las
tres facultadas, una vez que ordenaron la cocina, fueron a dormir en compañía de
las cabritas que tienen por hijas y familiares cercanas. El anciano mayor,
acompañado por algunos comuneros, permanece en la CHUKLLA masticando las
201
hojas de coca y bebiendo el aguardiente. Las dos ancianas, sin duda por el
cansancio, entraron a dormir a uno de los cuartos de la habitación al lado de la
cocina. Esa noche no se oyeron lamentos ni siquiera el ladrar de los perros.
Amaneció con fuertes vientos que anuncian la ausencia de la nube y el retiro de
las tormentas. Las aves llegaron al patio a recoger los restos y los pedazos de la
comida que los perros no quisieron consumir.
El anciano mayor y las dos ancianas se sirven para acompañar al grupo que comerá
la alimentación y la medicina especial. KAY SIMARUNA PAPA CHUPICHAM
QAMKUNATA KAWSACHISUNKICHIK ACHKA WATATA (esta sopa de papa que
parece viruela les dará una larga vida) fueron las palabras del anciano mayor.
Probaron las dos ancianas la comida y manifiestan que ya pueden comer. La sopa
estaba combinada con las hojas tiernas de la mata de la papa, el tallo maduro de
UQA, las vainas tiernas de haba y abundante YUYU. A la comida acompañan con
el queso que mandaron traer de MAYUPAMPA. Se indica que cada quien corte una
rebanada y coma. Cuando el anciano mayor cortó el pedazo de queso, toda la
población se puso en fila para recibir la sopa y agarrar un pedacito de queso. Los
primeros en recibir fueron los niños y las niñas, pero son las dos ancianas las
últimas en comer. Los tres varones y las cuatro mujeres, al recibir su última dosis
de medicina, primero olieron la comida y luego se ponen a comer. Por los gestos
y el color de la cara puede inferirse que las personas en sanación, ante una comida
que jamás se conoce en la ciudad, sintieron el asco. Por tratarse de la medicina, a
pesar de no querer comer, de manera forzada tuvieron que ingerir.
Para disipar las dudas y las incertidumbres de las facultadas, el anciano mayor y
las dos ancianas, deciden llevarlas a UCHKUQASA. Es un cerro con 16 cuevas,
hoyos y huecos. Si alguien mira situando con cuatro lados, en cada lado del cerro,
se logran detectar 4 cuevas. Los ancianos de la comunidad TANTAR afirman que
son RIKUYTUQU (ventanas) por donde todas las existencias del interior de la
Naturaleza logran expulsar su aliento, su fuerza y sus sustancias. UCHKUQASA se
halla a una distancia de un día de camino de la comunidad. Se encuentra en un
lugar despoblado. La última comunidad que existe en el camino al cerro se
denomina UKUYMARKA. Después de tres días de la partida de los varones curados,
llevando solamente QAMCHA MASQALLAPINQA (cancha y queso), acuden al cerro.
La caminata fue larga y dura. La ida es pura bajada. Llegaron al cerro cerca de las
tres de la tarde. Las facultadas al ver al cerro como un edificio bombardeado en
una guerra, mirando la forma de las cuevas, afirman que el nombre es exacto. Al
ver de lejos, las cuevas, son realmente ventanas. De cerca parecen túneles y
ranuras aterrantes. El anciano mayor y las dos ancianas, antes de que se oculte el
sol, ordenan preparar el lugar donde pasar la noche. Observan una roca negra
grande y al detectar que alguien estuvo en dicho lugar, una de las facultadas,
pregunta: KAY PATACHAPIM PUÑURQAQA CHAY RUNAQA ÑUQANCHIKPAS
CHAYPIYÁ QIPAKUSUN (en esta parte elevada durmió esa persona, también aquí
podemos quedarnos). Después de revisar con cuidado el lugar, admitiendo que la
persona supo elegir un sitio adecuado, deciden quedarse.
Una vez pertrechadas con algunos litros de agua, amontonado los arbustos secos
para hacer la hoguera y preparadas las camas con CHILLKA y TAYA, consumen el
alimento. Pronto la noche tapó el lugar. Durmieron cada quien en la cama que
arreglaron. Los cantos de los búhos amenizaron su descanso. Las intempestivas
llegadas de AKAKLLU a las cuevas indicaron el amanecer. Se levantan y consumen
203
los alimentos. Las dos ancianas indican: KUNANMI QAMKUNA UYARINKICHIK
IMAYNAM PACHALLA RIMASQANTA WAK UCHKUMAN YAYKUSPA (ustedes ahora
oirán el hablar de la Naturaleza cuando entren a esas cuevas). El anciano añade:
UCHKUPI KASPAQA RINRIKICHIKTAM CHURANKICHIK RUMI TARISQAYKICHIKPI.
CHAYPIM RIKUNKICHIK IMAYNAM NUNA KAQTA IMAYNAPAS IÑIYLLA KAQTAPAS
(cuando están en la cueva pondrán sus oídos en la piedra que encuentren. Allí
verán como es el espíritu y de qué manera es la fe).
Las facultadas, en una especie de competencia, escogen una cueva para entrar.
Lleva cada quien un fósforo, un palo de QISWAR, una soga y un cuchillo. Haciendo
grandes esfuerzos llegan hasta las cuevas y penetran. Tardaron aproximadamente
cuatro horas. En ese tiempo, el anciano y las ancianas, recorrieron el lugar
recolectando las yerbas medicinales y comestibles. Las facultades salen de las
cuevas empapadas con la tierra de varios colores. Una vez estando ante las
ancianas y el anciano, sin lograr disipar el miedo y la sorpresa, comentan:
ÑUQALLAYKUQA UYARILLANIKUM NIYKUYTA UKUYKUMANTA HAWAYKUMANTA
RUMIMANTA TUTAMANTAPAS. CHAYPIM TAPURQANIKU PIM RIMASQANTA.
LLAPALLANCHIKMI RIMANCHIK KAWSANCHIK KAKUNCHIKPAS NIRQAN RIMAYQA.
CHAYPIM IÑIKUYQA (nosotras oímos decir de nuestro interior, exterior, de la
piedra y de la oscuridad. En eso preguntamos quién habla. Todos hablamos,
vivimos y estamos dijo el decir. En eso se tiene la fe). El anciano simplemente
afirmó: KUNANQA YACHALLANKICHIKMI IMALLAPIM IMAYNALLA IÑISQANCHIKTA
(ahora ya saben en qué y cómo creemos).
204
Capítulo V
MAYKUNAPIM HAMPIKUNAQA
(Espacios de Sanación y
Recuperación)
Los diversos estilos y las múltiples maneras de sanar, curar, restituir, reponer,
restaurar y purificar al organismo afectado y dañado por los disímiles malestares,
las dolencias, los padecimientos y las enfermedades ACONTECEN en sitios o
lugares en donde las condiciones permiten. En el sistema de sanación y purificación
ancestral, por estar y realizarse en el espacio abierto, no existe un lugar
exclusivamente determinado para ejecutar todas las curaciones y las
restauraciones. Para la curación, todo el territorio comunal, se abre de manera
total y sin excepciones. Inclusive las fronteras entre las comunidades quedan
enlazadas y correlacionadas. La curación, la sanación y la purificación del
organismo en las altas punas acontecen con el emplazamiento territorial del vivir,
el laborar y el permanecer.
Para las vidas comunitarias y las comunidades vivas de las altas punas, la
condición esencial para sanar y purificar, no es el lugar especialmente
equipado y preparado, sino la libre, directa e inmediata disposición de los
recursos disponibles. Las diversas posibilidades y las potencialidades de la
disponibilidad de las existencias codependientes y coparticipantes son el requisito
inicial para aplicar el sistema de sanación y la purificación antigua. La otra
condición es la situación concreta del enfermo para su desplazamiento y
movilización rápida. Sin las dos condiciones y requisitos, todo tratamiento en la
asistencia a la salud, no puede considerarse ancestral, antigua y primigenia. Existe
una tercera condicionalidad para dar la restitución, la sanación y la purificación de
los enfermos: el lugar de procedencia y los tipos de padecimientos que enfrenta.
Es importante conocer de qué ciudad, poblado, comunidad y caserío acude.
205
Los lugares en la cosmogonía ancestral no se dividen en poderosos,
electromagnéticos y en centros de energía. Todos los lugares, sitios y territorios
son sagrados, puros y bellos. Todos los espacios contienen, disponen, conservan
y conceden algo que requiere la vitalidad orgánica y el fluir de la vida. Toda la
territorialidad comunal es apta para la sanación.
Cuando sucede un tratamiento de esta naturaleza, por ser un evento inusual, una
comisión de ancianos recorre los espacios comunitarios cercanos. Una vez que
hallan el lugar apropiado, aparte de contar con la autorización de la conducción de
la comunidad en donde queda situado el sitio de la curación, se tiene que
acondicionar. El arreglo comprende desde la instalación de una cama de piedra
tapada con ICHU y algunas ramas de los arbustos, pasando por la dotación del
agua, la leña, los utensilios y otros enseres básicos, hasta la disponibilidad de los
animales, las plantas y los minerales que se consideran esenciales. Terminado el
acondicionamiento, en una caminata que se denomina WAYTALLAY QISWILLAY
APAY, se traslada a la enferma o al enfermo. Quienes efectúan el traslado, una
vez que hayan instalado en la cama, tienen que ir a YANATUKU a purificarse
durante tres días. Se trata de los baños especiales, las caminatas en los cerros,
los ejercicios de respiración y las labores de obtención de las diversas plantas
medicinales.
Las ancianas y los ancianos de las comunidades de las punas altas, al considerar
que todas las existencias son medicinas, alimentos y armas de defensa, en forma
correlativa, admiten que todos los espacios y los lugares son aptos para la
operación y la aplicación de la creencia ancestral y la cosmogonía primigenia. Los
enlazamientos del enfermo con las existencias y de éstas con las
facultadas sí exigen que el espacio, el lugar y el sitio cuenten con las
disponibilidades directas e inmediatas de los recursos necesarios. La
interpenetración entre los seres en el estar que tienen vinculación directa
con el sistema de asistencia a la salud exige que el espacio y el sitio de
sanación estén en un contexto de usufructo sin limitaciones y sin
coacciones. Las aglomeraciones de los reinos que integran y conforman la
Naturaleza tienen que estar en acceso ilimitado para quienes aplican la
sapiencia y la sabiduría primigenia ancestral. El libre fluir de los
fenómenos naturales universales deben estar precisamente no al servicio
de alguien en particular, sino para todos los seres sociales y en forma
especial envolviendo a los enfermos.
Si alguien en las comunidades de las altas punas llega a tales situaciones, los
familiares no pueden llevar a algún auspicio que las atienda, pero sí cuentan con
el apoyo comunitario para seguir asistiendo. La inmovilidad total de algún poblador
de las altas punas es un caso excepcional, donde el estar en la cama en forma
permanente, aparte de ser una responsabilidad especial de la familia, es un deber
de la colectividad seguir dotando las subsistencias. Aun así el cambio de sitio es
constante y la atención es diferenciada. Un enfermo de las comunidades de las
altas punas con la motricidad anulada no puede quedar tirado en KAWITU MARKA
ni estirado encima de la piel de algún animal cuya carne ya se consumió. Es
fundamental que los ascendientes, colaterales o sus descendientes, no por ratos
ni en forma esporádica, concedan tanto alguna comodidad como el movimiento
que sus necesidades exigen. Estando enfermo hallarse en un único lugar es
opuesto a la creencia ancestral y a la cosmogonía primigenia. No tener
desplazamiento ni realizar movimientos es llegar al cenit del vivir.
A diferencia de los CHUNCHU KAMPA, que tienen una especial predilección por los
árboles, las enredaderas y las plantas grandes, las vidas comunitarias y las
comunidades de las altas punas, siempre quedan abrazadas de las rocas y los
cerros mancomunados. Los ancianos y las ancianas facultadas, por ser integrantes
de la conducción del comunitarismo, no buscan la espiritualidad ni el corazón de
los cerros, sino la ESENCIA FUENTE dotante y donante de la vida del padre
Universo y de la madre Naturaleza. Tampoco acuden a los cerros, las lagunas, las
cuevas, los ríos y a las rocas, porque ahí viven los espíritus bajados del cielo o los
ascendidos de los avernos; sino por hallar en los progenitores las partes
componentes y los contenidos primigenios del ser social. Todo lo que tiene el
ser social se encuentra en los cerros y en las rocas antes que en el monte.
La vegetación no existe y no puede permanecer sin la solidez, la dureza, la
resistencia y la estabilidad de las rocas, las piedras, los cerros y los minerales. La
flexibilidad es parte de la firmeza.
En los cerros y en los valles, los montes y las lagunas, las cuevas y los ríos, los
pajonales y las lomas o en las ciudades y en los poblados no viven los espíritus
malignos o benignos, sino TUKUY LLAPA IMAKUNALLA IMALLAPAS KAQLLA (las
diferentes y las multiformes existencias). En los cerros y en el monte sí dejan verse
bajo determinadas condiciones los cuatro hermanos y las cuatro hermanas por ser
precisamente la expresión y la manifestación visible de la esencia y la fuente de
vida del padre y de la madre. Para las ancianas y los ancianos de las comunidades
altoandinas el problema no reside en cómo curar las enfermedades antiguas,
actuales, nuevas y desconocidas, sino en la forma en que debe obtenerse la
210
esencia y la fuente de vida que solamente el padre Universo y la madre Naturaleza
disponen. La dificultad no se encuentra en saber escalar a la cima pico de los altos
cerros o en el modo de entrar al monte, sino en la interlocución con el padre y la
madre. Esta es la parte compleja, difícil y misteriosa tanto en las facultaciones
como en las curaciones.
Las omisiones, los olvidos y las indeterminaciones sí constituyen parte del proceder
ancestral que son trascendidas y resueltas con la firme aplicación de las reglas y
las directrices primigenias. Las limitaciones gnoseológicas de las comunidades de
las altas punas son parte de las localizaciones que impiden el avance ontológico.
Las carencias y las mermas subsistenciales no son los resultados ni las
consecuencias de la ignorancia y de la vagancia como presentan los enemigos del
colectivismo, sino de las delimitaciones económicas, políticas y jurídicas que el
Estado Nacional jurisdiccionante impone. La reducción y la contaminación con el
mercantilismo y el monetarismo de los espacios comunitarios, las tierras
comunales y de los recursos disponibles de acceso colectivo repercuten en la salud
de las poblaciones de las altas punas. El modo de producir clasista es en extremo
cortante y aplastante de la buena salud.
Es la comunidad quien dotas los medios, los recursos y las subsistencias. Las
ancianas y los ancianos del comunitarismo que se dedican a la sanación y la
purificación no separan los espacios en sitios de curación y de labores o en los
lugares de los enfermos y los sitios de los sanos. Solamente cuando existen
algunas enfermedades desconocidas que sí pueden afectar a la comunidad, para
que el tratamiento sea severo y eficaz, apartan al enfermo únicamente en el
momento de la curación. Aislar y confinar no es el trato ni el proceder
ancestral para los enfermos, pero exigen el desplazamiento constante y
el movimiento continuo del organismo con las caminatas, las danzas, los
brincos, los saltos y las labores múltiples. El lugar de la curación incluso
212
puede ser la misma cama en que duerme el enfermo o en algún cerro
donde los fenómenos y los sucesos naturales universales confluyen con
fuerza inusitada. En la curación, la sanación y la purificación son
fundamentales los frutos, los productos, las plantas, las yerbas y los
recursos diversos que se recogen y se recolectan en espacios múltiples.
Las lagunas que muestran una fisonomía aterrante son los lugares de mayor
frecuencia de las ancianas de las punas altas. Las cuevas y las rocas imponentes
que son residencias de los zorros, los zorrillos y de algunos animales silvestres son
los espacios de pernoctación de los enfermos. Los ríos turbios (PUTKAMAYU) y los
aluviones (LLUQLLA) son los eventos especiales que dejan mirar a los miedosos y
los cobardes de los valles y las ciudades que tratan de arreglar las cuentas
pendientes con plomos y tiros de gracia. Las faenas comunitarias y las labores
colectivas son las rehabilitaciones infalibles para quienes padecen malformaciones
óseas, las incapacidades laborales y las contaminaciones con los diversos vicios.
Correr, danzar, saltar y cantar en los pajonales, las cimas de cerros gigantes y en
los peñascos es la especialidad de las cuidantes de los animales, las doncellas y
de las ancianas que siempre conservan su salud laborando. Cargar la leña de
distancias largas es la mejor cura para las deformaciones orgánicas.
Llevar el agua claro de las fuentes donde los ULTU (renacuajos) nadan y viven es
el ejercicio de las mujeres y de las niñas en especial en las altas punas. Resbalarse
en la nieve, la helada y en la escarcha es el patinaje de gran emoción de los
comuneros que salen al amanecer. Sumergirse en el agua frío en los diques y en
los hoyos para sacar la papa deshidratada y remojada varios meses para que sea
CHUÑU o la UQA que llega a ser KAYA en plena lluvia es el baño efectivo contra
los males respiratorios. Lavar la ropa enjabonando con el fruto de TANTAR en los
213
ríos es una maravilla que las mujeres de las altas punas efectúan en los días de
sol radiante. Disfrutar RANKACHU formado en velas y cirios en los peñascos, los
riscos y en los manantiales es la mejor forma de aclimatar los órganos internos al
frío intenso. Danzar en el MITU, saltar en CHAMPA y girar en RUMI es el ejercicio
de gran valor en las vidas comunitarias.
Son cuatro los espacios de mayor cuidado en todas las vidas comunitarias
y las comunidades vivas: las tierras de siembra, los lugares de
almacenamiento de los productos, los corrales que resguardan a los
UYWACHAKUNA y los sitios de reposición de la energía utilizada. Estos
cuatro lugares constituyen el centro motor que mueven a todo el
colectivismo en todos los tiempos y geografías. No son espacios secretos
214
ni sitios de valor inmenso. Son lugares y sitios que posibilitan la
satisfacción de las necesidades fundamentales. Para las y los comuneros
representan y expresan todo el ser en el estar que avanza de un origen
lejano a un porvenir desconocido. Son los espacios que generan, contienen,
preservan y protegen los medios de subsistencia.
En estos cuatro lugares que efectivamente son ESPECIALES acontecen los sucesos,
los acontecimientos y las situaciones que envuelven a la comunidad. La lucha por
la vida y la subsistencia gira en torno a los cuatro espacios que no pueden evitarse,
soslayarse y menos desconocerse. Son los sitios de frecuencia incesante de las
existencias. Podrían ser considerados los lugares santos, los altares protegidos y
los santuarios sin peregrinaciones. Los demás espacios comunales son
complementarios sin que signifiquen menos importantes. En las vidas comunitarias
y las comunidades vivas no existen espacios accesorios, pero sí los lugares de
peligro que deben evitarse.
Los espacios de mayor afluencia poblacional son los caminos, los puentes, las eras
y los sitios de festividades colectivas. En todos estos espacios y en cada uno
de ellos pueden realizarse la sanación y la purificación. Además las
sanaciones, las curaciones, las reposiciones, las restauraciones y las
purificaciones tienen lugar en forma visible y secreta combinando los
espacios comunitarios. El cambio, la sustitución y la combinación de los
espacios comunitarios en la sanación y la purificación, obedecen tanto a las
directrices del mando superior de la conducción comunitaria como al acceso directo
a los medios y los instrumentos de sanación.
Los ancianos y las ancianas de las altas punas con la determinación de los lugares
de sanación y purificación no operan la geomancia ni la necromancia, sino
simplemente desde los MEGALITOS de los ancestros asimilan y comprenden el
pasado con el futuro y el futuro en la combinación del presente con el pasado
germinando el porvenir. Los megalitos por ser los sistemas espaciales de
comunicación ancestral en los tres momentos del tiempo, aplicados el pensar y el
saber primigenio, permiten APREHENDER el pasado aclase en continuidad histórica
215
y la marcha al futuro sin clases sociales que es la meta definitiva del ser social.
Por tales motivos, los miradores y los megalitos, son espacios de importancia
excepcional. Los espacios poderosos, las tierras mágicas y los sitios sagrados que
erigen los confesionalistas naturalistas y religiosos carecen de sustento. Erigir un
espacio como el máximo contenedor, exponte y dotante de la energía es un
proceder anticomunitario.
En los pozos, las fuentes de agua, los ojos de agua, los manantiales y en el origen
de los riachuelos, de donde se extraen el agua para el uso cotidiano, pueden
efectuarse las curaciones. MAMA RINI expresa de la siguiente forma: CHAWPI
TUTALLAPIM UNQUQTAQA CHAYKUNA QITIKUSKAMANKUNAMANQA APALLANA.
CHAYPIM YAKUTA HURQUSPA UPYACHINA CHALLAYKUNA HAPICHINA
MAYLLAYKUNA. UMALLANTAM MUHURUNA. CHAKILLANMANMI CHUQARINA.
KAYKUNATA RURASPALLAM MUYURICHINA MAYPIM SAYASQAMPI KIMSAKAMA.
CHUQCHUYLLAWAN HAPICHIKUPTINMI KUTICHINAQA WASIMAN (a media noche
hay que conducir a esos lugares a los enfermos. Allí al sacar el agua hay que
hacerlo beber, rociar, dejarlo tocar y lavar. Hay que mojar su cabeza. Debe
echarse a sus pies. Realizado todo esto, en donde se encuentra parado, hacer que
gire tres veces. Cuando comienza a temblar hay que volver al hogar). Esta
operación sucede ante la presencia de los familiares e incluso de algunas personas
invitadas. El traslado del enfermo al lugar de la curación y la vuelta a la casa es
217
una caravana. Las personas van en fila. La facultada o el facultado que efectúa la
curación puede ir cantando o manifestando algunas situaciones que animan al
quien recibe la asistencia a su salud. En el lugar en donde emerge el agua,
HAMPIQ, puede realizar algunos movimientos raros que siempre son figuras
geométricas antes y después de los actos de sanación.
218
Capítulo VI
219
existe por nuestra labor y esfuerzo vivimos en el crecer constante) es el principio
rector del colectivismo. Esta es la regla especial que las comunidades vivas y las
vidas comunitarias aplican con esmero y dedicación. Es el mandato primigenio
permanente. Es el imperativo que regula al colectivismo. Todas las vidas
comunitarias y las comunidades vivas tienen que cumplir con este mandato.
Se añade la carne de la llama, la alpaca, el guanaco, las ovejas, las cabras y las
vacas. En muy contadas comunidades de las altas punas se crían el porcino,
porque es altamente corrosivo para las siembras. Para el consumo a largo plazo
se procesa la carne en CHARKI y CHALUNA que se guardan no en lugares
especiales, sino en la parte alta de la cocina donde el humo y los vapores se
acumulan. Con QITIA se conserva la carne desecada y la SINKUTA por varios años
sin perder su nutriente y sin descomponerse. La SINKUTA generalmente son de la
trucha, el bagre y de la sierra. Otro producto que se resguarda para ser consumido
a largo plazo es TIQTI (papa frita puesta al sol algunas horas, fruta secada con el
calor solar y algunos tubérculos ahumados).
No hay que confundir con las pasas, las frituras de las frutas y las mermeladas
que son comunes en los valles y en las ciudades. La producción consumible en las
altas punas no se guarda en recipientes de metal ni en costales amarrados. Los
resguardos de los alimentos sin procesar se realizan en trojas, PANQA MARKA,
PISKA WATUSQA, LLIKLLA SAWASQA, MANKA PAKASQA y en tinajas grandes bien
tapadas que se colocan dentro o fuera de la vivienda. Comer los alimentos en
diversas posturas es parte del sistema de asistencia a la salud en las altas punas.
Solamente estando en el espacio donde se preparan los alimentos o en los lugares
de las festividades comunitarias se come sentado. En las chakras durante la
siembra, el deshierbo y en la cosecha cada laborante come adoptando posturas
disímiles: caminando, sentado, agachado, arrodillado o hasta acostado.
Las cuidantes de los animales, por estar siempre vigilantes, comen muy raras
veces sentadas. La regla colectiva indica MIKUNAQA MAYPIPAS KAYPIPAS
HUKLAWPIPAS WAKLAWPIPAS ALLINLLA KAYKUYPI TARIKULLASPAM (comer en
cualquier lugar estando en una posición en que el cuerpo se acomoda). La
recomendación para beber los líquidos es caminando o parado: SAYASPA PURISPA
221
UPYAYQA YANAPALLANMI KALLPAYUQ KAYTA (beber caminado o parado ayuda a
tener y conservar la fuerza). Esta es una orden para las personas enfermas que
requieren ejercitar, potenciar, dinamizar y agilizar su motricidad. El proceso de
ingesta de la alimentación responde a la dinámica y la posición del organismo
según las condiciones prevalecientes en cada espacio.
Ante las frecuentes interrogantes de los habitantes de los valles, los llanos y de
las ciudades que acuden a las comunidades de las altas punas sobre qué comer
estando enfermo, en proceso de sanación y cuando ya se culminaron con
las curaciones y las purificaciones, los ancianos y las ancianas de la conducción
comunitaria, indican con las reglas primigenias. KAYPIQA MIKUKUNAM
IMAKUNALLAPAS LLAMKAYWAN HURQUSQAKUNATA MAYKUNALLAPIPAS LLAPA
IMAKUNALLA HUÑUSQATA (aquí se comen lo que se produce con el laborar y lo
que se recolecta en algún lugar). MANAMÁ KANCHU HUK CHILLKASQA
AKLLAKUSQALLA MIKUYQA UNQUQKUNAPAQA ICHAPAS MIKUNMANKUM
IMAKUNALLATAPAS TARISQANTA (no existe una dieta ni una comida especial para
los enfermos, pero pueden comer todo lo que encuentran). La dieta en el
comunitarismo se recomienda únicamente en casos muy raros, excepcionales y en
circunstancias únicas.
Las comunidades de las altas punas no preparan alimentos especiales para los
enfermos, sino festejos comunitarios al ser social en sanación. Toda la comunidad
al conceder las subsistencias participa en su consumo. La cantidad depende de los
recursos disponibles, los productos a usarse y de las especias complementarias.
Cuando sacrifican los animales para preparar el caldo, los guisados o simplemente
asarlos no consideran alimento especial para el enfermo, sino la recepción y la
hospitalidad colectiva a quienes buscan la salud sana y plena. Los ancianos y las
ancianas facultadas en la sanación y la purificación al entregar las yerbas, las flores
y hasta las espinas a quienes se hallan en sanación y recuperación no denominan
medicinas, sino comidas complementarias de la alimentación cotidiana. La
combinación y la mezcla entre los productos recién recogidos, los resguardados y
los procesados con las yerbas, las verduras, las raíces, las frutas y las flores
acontecen según las decisiones de las madres al momento de preparar la
alimentación diaria.
Si los comuneros deciden preparar alguna comida para toda la población aportando
animales mayores y realizando las elaboraciones especiales como es el caso de
PACHAMANKA KUCHITIQTINCHAY SARAPATACHIY SAUKUCHAY, por ser
situaciones y sucesos eventuales y no continuos, son demostraciones de la salud
integral, la cohesión y la vitalidad del organismo total: el comunitarismo y el
colectivismo. LLAPALLAN UNQUQKUNAQA MANALLAM SAPALLANKUQA
MIKUNQAKUCHU CHAYNALLAPI MANALLA LLAKIYWAN MIKURIYTA
QUNQALLANANKUPAQ (los enfermos no pueden comer aparte y solos,
porque al sentirse tristes entrarían al descuido y al olvido de comer) es la
regla suprema para quienes reciben la sanación y la purificación. UNQUQA
WAKINLLANTA ÑUQANCHIKTA LLAPALLANTA MIKUQTA RIKUSPAM
KUSIKUSPA MIKULLANQA (los enfermos al ver comer a otros, a nosotros
y a todos llegarán a consumir con alegría) es la otra regla primigenia.
Desechar las dietas especiales para los enfermos en las altas punas no es una
negligencia ni un evitar la doble tarea. El sistema de sanación y purificación que
se aplica en el pleno desplazamiento y movimiento multiforme que los enfermos
realizan no requiere las dietas y las comidas especiales. Los enfermos al ser
atendidos en su mayor parte en el campo abierto, con menor cantidad en las
viviendas o los hogares, entran dentro del mecanismo y el proceder de la
alimentación de los laborantes y las cuidantes de los animales. Únicamente las
medicinas son personalizadas y estrictamente vigiladas por los ancianos y las
223
ancianas que tienen la facultación en la sanación y la purificación. La dieta en el
pensar y el saber médico ancestral tiene un rol ambivalente: AKLLA MIKUY
KAWSACHIKUQA MANALLAM UNQUQKUNATAQA HATARICHINCHU NITAQ
KALLPACHINCHU QAMYALLA KASQANRAYKU (las dietas no dan fuerza ni levantan
a los enfermos por no tener sabor o al estar insípidos y desabridos).
La comida ocupa el centro de la lucha por la subsistencia, porque sin ella no existe
la perpetuidad de la especie ni la continuidad histórica del colectivismo; pero sin
las labores y la realización de las obligaciones no se pueden allegarse de los medios
de subsistencia. La convergencia y la correlación entre el laborar y el comer, el
alimentarse y el producir, permiten que las vidas comunitarias y las comunidades
vivas procuren en todos los espacios y momentos el acceso directo y el
allegamiento inmediato de los medios de existencia. Tal es la única garantía para
que el colectivismo y el comunitarismo no caigan en severos trastornos o en
problemas de inanición orgánica.
Comer y beber para estar sano con el fin de realizar las creaciones y las
producciones crecientes es fundamental en el comunitarismo. Si el consumo de los
alimentos no dota de la energía y las fuerzas suficientes para aplicar las reglas y
las directrices ancestrales en la búsqueda de los medios y los fines que satisfacen
las necesidades básicas significan que se comen los productos no alimenticios.
Cuando el consumo de los productos engorda, enflaquece, causa sequedades o
genera alteraciones severas en el organismo implica que la alimentación es
desnutriente y hasta envenenante. Si algunos comuneros que mezclan los
productos de las fábricas con las producciones propias comienzan a mostrar
síntomas de debilidad en las labores y las faenas comunales significan que no están
siguiendo las directrices y las reglas primigenias. MIKUYKUNA CHAPUYQA
APAKAMUNMI SUPAYWAN HAPICHIKUYTA (mezclar y combinar la variedad de
alimentos conllevan estar atrapados por SUPAY). CHAYWAN MANA
HAPICHIKUNAPAQA MIKUNAM HAYKARIKUSPA RAKIRIKUSPA (para no quedar
atrapados hay que comer de manera separada y seleccionada).
Si la niñez adquiere enfermedades raras por haber estado en los valles o en las
ciudades es importante saber el tipo de productos que consumió. Las mujeres
embarazadas que sienten los malestares múltiples y corren los riesgos de aborto
deben comunicar a las ancianas y los ancianos de la conducción colectiva sobre los
tipos de productos, plantas o yerbas que consumieron. Los animales que se
encuentran con UMAMUYU QALLU WIKSA PUQUY PUQUCHU WISCHUY YAWAR
HURQUY (la desorientación, los gusanos en la nariz, el acrecentamiento de la
barriga, el votar espumas o los sangrados) tienen que ser tratados de manera
urgente para evitar contagios y epidemias. Cuando la niñez muestra TAYWIY
PUKACHAKUY QILLULLAKUY YANAYAKUY MURUKUYLLAY SINCHITULLULLA
PIKICHAKILLA KAYKUY (languidez, enrojecimiento, adquiere color amarillento,
ennegrece, tiene manchas, enflaquece y no puede estar tranquilo), los ancianos y
225
las ancianas, tienen que auscultar para determinar el motivo de tales situaciones,
alteraciones y padecimientos. Quienes realizan la curación, la restauración y la
purificación, antes, durante y después de las comidas, se hallan vigilantes a
cualquier reacción, síntoma y manifestación. Esta es una exigencia ancestral.
Existe un control sobre el proceso alimentario y el sistema nutricional.
De este último su flor se recolecta antes de la cosecha y se deja secar con el calor
del sol para consumirse en tiempos en que escasean las yerbas y las verduras
frescas. Su cuidado acontece dentro de las ollas grandes de barro bien tapadas o
debajo de la manteca que puede durar hasta tres años sin perder su sabor y
nutriente. Las hojas tiernas de papa SIMARUNA, malva, AYALA, ACHITA y de
WATAKAY se tuestan en ollas rotas y se guardan en LLIKLLA de lana de alpaca
durante algunos meses. Son las formas de procesamiento de las yerbas, las
plantas y de las verduras para situaciones en que pueden necesitarse.
Comer las hojas y los tallos tiernos de QINWA ayuda a vivir y estar en calma en
los momentos de las calamidades, los accidentes, las contingencias, las desgracias
y hasta en las tragedias. QINWALLAQA KAYLLAPIQA ÑUQALLANCHIKPAQA
YARQAYKUNALLA TUKURUKUQMI LLAKIKUYKUNAPAS WISCHURUQMI
UNQUYKUNALLAPAS LLAPIRUQMI (la quinua aquí entre nosotros es
228
eliminadora del hambre, la desechante de las tristezas y la despedazante
de las enfermedades) es la postura de los ancianos y las ancianas de la
conducción superior del comunitarismo. QINWAQA TAWA WAWQIKUNAPA
TAWA PANIKUNAPA TAWA TURIKUNAPA TAWA ÑAÑAKUNA QUKUYNINMI ALLIN
SUMAQ KAYPI KAWSAKUNANCHIKPAQ (la quinua es el regalo de los cuatro
hermanos y las cuatro hermanas para estar en el bien vivir) es la comunicación
del anciano mayor a las generaciones nuevas de comuneros. El sistema alimentario
y el proceso nutricional, en las altas punas, corresponden al estilo de la producción
enlazada a los sucesos naturales universales. La geodinámica acompaña,
envuelve, sedimenta e impulsa la lucha por la subsistencia. Está presente no
solamente en el sistema creacional y laboral, sino también en el estilo de vida y
en la modalidad alimentaria.
Para el sistema de asistencia a la salud en las altas punas existen tres estilos de
seguir la alimentación cotidiana: comer los frutos, las flores, las yerbas, las raíces,
las verduras y los frutas sin cocción y sin combinar con las comidas preparadas;
comer la carne seca únicamente asada sin aceite o manteca combinando con el
maíz tostado, hervido o con la papa sancochada; comer cocinado toda clase de
productos y verduras. La última forma tiene tres ramificaciones: elaborar los
alimentos con los productos procesados sin la carne y sin las verduras; preparar
los alimentos con los cereales con la carne y abundante verdura; preparar la
comida especial combinando la carne con los tubérculos, las leguminosas y el
CHUQLLU. Las vidas comunitarias y las comunidades vivas al dedicarse a la
producción variada, en un demostrar su capacidad poliforme y multimodal, en su
alimentación también indican la pluralidad nutricional.
SUPAY para las vidas comunitarias y las comunidades vivas no es un ser invisible
aterrorizante, sino un proceso biológico en el momento de ingerir y degustar los
alimentos. SUPAY no es el diablo ni el demonio de los Andes. Es la reacción del
organismo ante los alimentos que causan ardor, escozor, tos, asfixia y alergia.
Para quitar SUPAY, las comunidades de las altas punas, siguen estas cuatro
231
indicaciones primigenias: (a) PUSPUPA YAKUNTAM UPYACHINA CHAYLLA (hacer
beber de inmediato el agua de la haba tostada remojada); (b) KACHITA
LLAQWACHIY UTAQ CHANKAKATA QAQCHICHIY (hacer lamer la sal o dejar
masticar la panela); (c) QUNAM YAKUTA UTAQ MIKUCHINA YUYUTA (dar de beber
el agua o hacerlo comer la verdura); (d) WAWALLATAQA WASAMPIM LAPYANA
CHAYNATAQ QAQUNA QASQUNTA WIKSANTA (a la niñez hay que dar las palmadas
en la espalda y frotar el pecho y la barriga). Estas indicaciones son preventivas y,
a la vez, curativas. A la infancia que deja la lactancia e inicia a comer, aparte de
cuidar el tipo de la alimentación, enseñan la forma de masticar e ingerir.
Las comunidades vivas y las vidas comunitarias dan una importancia especial al
consumo de la ulpada: MACHKALLATA MIKUSPAQA MANAM ASIKUNACHU NITAQ
RIMANACHU CHAY RURAQA SUPAYWANMI APACHIKUN (cuando se consume el
cereal tostado hecho harina no se puede ni se debe reírse o hablar, quienes
ejecutan tales actos son atrapados por SUPAY). MACHKALLA ALLIN MIKUYQA
SAUKUSANKULLAPIM (el buen comer de la harina de cereal tostado es elaborando
bolitas mezclando con líquido). Esta es la forma de evitar cualquier atrofiamiento
y asfixiamiento al momento de ingerir los alimentos que se preparan con los
cereales tostados.
Para las personas de los valles y de las ciudades que acuden a sanarse en las
comunidades de las altas punas, con el fin de acondicionar el organismo al contexto
natural con escaso oxígeno, se aplica una regla muy antigua: PIM ÑUQANCHIKMAN
HAMUSPA HAMPIY TARIY MUNAKUQKUNALLAQA MIKUKURULLANQAM
ÑUQALLANCHIKUNAPA QUSQAKULLASQANCHIKTA CHAYNAPIM IMAYKUNAPAS
MIKULLASQANCHIKTA RIQSINQAKU (quien llega a nuestra comunidad para
curarse tiene que comer todo lo que nosotros entregamos a fin de que se dé cuenta
y conozca lo que consumimos). Esta es la precisión del mando superior del
comunitarismo para las personas de las razas y las clases sociales diferentes al
colectivismo. Esta no es una imposición arbitraria, sino una dotación según las
disponibilidades existentes. En las comunidades se ofrecen y se convidan lo que
está al alcance de todos. Se aplica el criterio básico: lo que producimos y lo que
obtenemos disponemos, usamos y comemos.
Los alimentos son energía. Son la potencia y la fuerza impulsante. Como nutriente,
fortificante y combustible permite el ser en el estar en avance. Mientras no se
admita ni se reconozca esta verdad ancestral, todas las formas de asistencia a la
salud actual con sus tecnologías de punta, son simples dopamientos, calmantes,
convalecencias y actos ineficaces. De tres maneras el ser social vacía y descarga
la energía: KAWSAWIÑAYPI LLAMKAYKUNAPI MIRAYKUYKUNAPI (en el vivir y el
desarrollarse, las labores y los trabajos, y, en las replicaciones, las multiplicaciones
y la continuidad de la especie). De cinco formas se malgastan, se desperdician y
233
se pierden improductivamente la energía: TUQTIKUY WARQICHI WACHURIQ
RUMARURAYKUY MAWLALLAY QILLARIY (con los vicios, la prostitución, la
delincuencia, la vagancia y el no trabajar). Estas calamidades sociales no se
presentan con frecuencia en las altas punas. Las cinco maneras de desperdiciar la
energía son sucesos generalizados en las ciudades. La fatalidad histórica del modo
de producir clasista se expresan precisamente en esas maneras de vaciar la
energía denigrando, degradando, contaminando y depravando al organismo.
234
Capítulo VII
IMAYNATAM WAWALLATAQA
UYWANA
(Sistema de Cuidado de la
Infancia)
Las mujeres en las altas punas alcanzan la madurez con la edad maternal que, en
la mayoría de las veces, comienza a los catorce o quince años. En las concepciones
no ancestrales, ingresar a la condición de generantes y continuantes de las nuevas
vidas, sería un doble tutelaje. Los ascendentes y los colaterales tendrían que
asumir la responsabilidad de guiar, sostener y dar las manutenciones tanto a la
madre como a los hijos o hijas. Dicha postura es completamente acéfala: la niñez
desde que empieza a caminar, en las vidas comunitarias y las comunidades vivas,
cooperan en las labores familiares y hasta colectivas. No son sujetos en
dependencia total como los lactantes y los imposibilitados en la motricidad.
235
de ayudante por ordenar a los perros o ir a aglomerar a los animales. Además en
el transcurso del caminar puede recoger KARKA y recolectar PAKU YUYU QURA. En
este sentido tiene la condición y la calidad de las personas mayores. Las mujeres
embarazadas no dejan de laborar en la siembra, la cosecha, la obtención de la
leña, el cuidado de los animales, aparte de cumplir con sus obligaciones
domésticas y maritales.
En las faenas y las actividades comunitarias concurren los niños y las niñas
realizando algunas tareas que solamente la infancia puede efectuar por su peso,
agilidad y tamaño. En las vidas comunitarias y las comunidades vivas existen
labores que los mayores no pueden ejecutar por hallarse el acto, el proceder y el
procedimiento en lugares al que no pueden acceder. Los comuneros de las altas
punas cuentan con la ayuda de tres fuerzas vivas complementarias en las acciones
colectivas: los animales grandes y pequeños, las mujeres y la niñez. Cada fuerza
complementaria, pero esta no significa que sea accesoria o supletoria, participa
según sus condiciones, aptitudes y capacidades que los adultos varones no pueden
operar.
Los nuevos padres y madres existen en una triple concatenación: con los familiares
de cada quien, los comuneros y con la descendencia. Las relaciones históricas
quedan claramente delimitadas en los tres enlazamientos que suceden según las
condiciones prevalecientes en la localización. Sus desplazamientos, la ejecución
de las tareas, el cumplimiento de las obligaciones y la aplicación de las reglas
primigenias quedan ejecutadas con su propio ver, oír y saber. La decisión, la
definición, la determinación y la resolución que despliegan son completamente
auténticas por la forma en que entran en las relaciones múltiples y en el
cumplimiento de las responsabilidades. La realización plena de las obligaciones,
los deberes y las responsabilidades señalan el grado de la madurez logrado y la
intensidad del vivir acontecido. Las certificaciones de la madurez que concede el
Estado Nacional, otorgando la ciudadanía, son formalidades que no potencian ni
propulsan el ser en el estar.
Para el colectivismo, la vida que surge de la vida, avanza con la vida, se multiplica
con la vida y se desarrolla con y en la vida, tiene una importancia decisiva. Todas
las formas de afectación del organismo, en especial de la infancia, son sucesos
históricos. En la visión ancestral, antigua y primigenia, las enfermedades y las
degradaciones, son procesos y eventos causados en su totalidad por las acciones,
las decisiones y los procedimientos humanos. La Naturaleza y el Universo, PACHA
246
TAQPI manifestados en distintas formas y dimensiones, por ser el progenitor no
causa degradaciones ni puede dañar. Los intensos fenómenos naturales
universales, cósmicos y planetarios, por ser los intensos acontecimientos de
autopurificación y autogeneración de la Naturaleza y el Universo, pueden ocasionar
lesiones y accidentes. Pero son sucesos inevitables con grandes beneficios para el
fluir y la expansión de la vida. PACHAQA TAQPIQA MUSUQYAKUSPAM
QUYKULLAWANCHIK ACHKA MIKUYTA ALLIN KAWSAYTA HATUN WIÑARIKUYTA
(PACHA TAQPI –la totalidad existencial- al renovarse y transformarse nos concede
abundante comida, el bienestar y el expandirse). Bajo este criterio se asimila y se
mira a los diversos acontecimientos naturales. Los cambios, las transformaciones
y las purificaciones propias de la Naturaleza y el Universo son sacudimientos de lo
viejo.
249
250
La asistencia a la salud en las vidas comunitarias y las comunidades vivas, si
bien es completamente diferente al galenismo y la medicina alternativa, no
opera oponiéndose al sistema de atención médica del Estado Nacional. En
cada localización de las altas punas, el sistema de sanación y purificación,
por el tipo de la geografía prevaleciente, defiere en la aplicación de las reglas
ancestrales y de la sapiencia primigenia. Cada anciano y anciana de la
comunidad, conforme a las tradiciones y las costumbres que emergen de las
reglas en aplicación por el consejo superior del mando colectivo, proceden a
conceder la asistencia a la salud. Cada tipo de población que acude y llega
recibe tratos diferidos y diferenciados según las debilidades, las afectaciones
y los daños que sufre su cuerpo.
251