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FICHA DE CATEDRA

Organización sexual infantil


Desarrollo psicosexual:

El concepto de desarrollo psicosexual es un elemento esencial en la teoría de Sigmund Freud


desarrollado hacia finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Freud propone un concepto
ampliado de la sexualidad humana, idea revolucionaria en su época, que postula la existencia de
una sexualidad infantil, cuyo desarrollo está organizado en fases. Cada una de estas fases está
caracterizada por una zona erógena que es la fuente de la pulsión libidinal durante esa etapa.
Estas fases son (en orden de su aparición): oral, anal, fálica, de latencia y genital. Freud creía que si
durante cualquiera de estas fases el niño experimentaba ansiedad en relación a esa pulsión
correspondiente, los temas relacionados a esa etapa podrían persistir en la época adulta como
neurosis.

Antecedentes

Freud observó que durante el temprano desarrollo, el comportamiento de los niños se orientaba
alrededor de determinadas partes del cuerpo (la boca durante el amamantamiento,
el ano durante el baño o la higiene y luego los genitales). Habiendo observado en sus trabajos
anteriores con pacientes histéricas, que las neurosis adultas tienen sus raíces en la sexualidad
infantil, Freud propuso que esos comportamientos de los niños eran expresiones de sus fantasías
sexuales y deseos. Sugirió que los seres humanos, durante su primera infancia, son "perversos
polimorfos", significando esto que los infantes pueden derivar su placer sexual desde cualquier
parte del cuerpo, y que es sólo a través de la socialización que las pulsiones libidinales son
sofocadas en la sexualidad adulta.

Debido a que pudo predecir una línea de tiempo de los comportamientos de los niños, Freud
desarrolló un modelo a través de cual consideró lo que sería el desarrollo "normal" del niño, al
cual denominó "desarrollo libidinal". De acuerdo a esta teoría, cada niño atraviesa cinco fases
psicosexuales. Durante cada etapa, la libido tiene diferentes zonas erógenas de acuerdo a la
fuente de sus pulsiones. La libido se refiere a varios tipos de placeres y satisfacciones.

Sin embargo, durante esta búsqueda de satisfacción de las urgencias sexuales, el niño experimenta
fracasos y reprimendas por parte de sus padres o la sociedad y debido a esto termina asociando
angustia con la zona erógena en particular. Para evitar esta angustia, el niño comienza a
preocuparse con los temas relacionados a esta zona, un fenómeno que Freud denominó fijación.
Freud creía que la fijación persistía en la adultez y subyacía a la estructura de la personalidad y
la psicopatología incluyendo neurosis, histeria y desórdenes de la personalidad. Freud llamó a esto
infantilismo psicosexual.
Algunas definiciones básicas:

INSTINTO: Es un comportamiento fijo, predeterminado y característico de una especie. Patrón fijo


de acción.

PULSIÓN: Es un empuje, una tendencia a la satisfacción. No tiene objeto fijo. Tiene:

1 una fuente: es biológica, ya que las excitaciones parten del cuerpo.

2 finalidad: es la satisfacción.

3 un objeto: a través del cual se satisface esa pulsión.

No hay comportamiento fijo.

DESEO: Es una carga de la huella mnémica de la experiencia de satisfacción. Entre la necesidad y el


deseo se forma una estructura que puede hacerlos variar mutuamente. Ej.: no tengo hambre,
empiezo a sentir un rico aroma y se crea el deseo de comer.

SEXUALIDAD: Todo aquello que provoca placer. Antes era sinónimo de genitalidad. Freud
descubre una serie de movilizaciones que están presentes desde el nacimiento.

La sexualidad infantil tiene tres características:

1. Auto erótica: El objeto es una parte de su propio cuerpo. Ej.: en el bebé la succión del pulgar.

2. Responde a una zona erógena: Son zonas en las que se encuentra mayor placer. Son más
excitables porque hay un determinismo biológico. Responden con una excitación ante una
estimulación.

3. Surgen apoyadas o apuntaladas por las pulsiones de auto conservación: Ej.: cuando el bebé
tiene hambre hay una necesidad biológica y se crea una tensión. Para reducir esa tensión es
necesario llevar a cabo una acción específica (procurar el alimento) el niño no puede llevarla a
cabo solo por sus características, entonces llora, se mueve, y se lleva a cabo por un tercero. El
bebé se calma y esto trae una experiencia de satisfacción y esta experiencia va a producir un
cambio en el psiquismo. De una necesidad se pasa al deseo. Es una experiencia que no tiene
nada que ver con el alimento. Para Freud es un placer erótico, placer sexual, placer funcional. La
satisfacción va más allá de lo biológico, pero empieza por una necesidad de auto conservación.

Vemos como se constituye el psiquismo, a partir de las huellas mnémicas de una experiencia y
como la ausencia del objeto se puede representar.
FASES EVOLUTIVAS DE LA ORGANIZACIÓN SEXUAL
Hemos de resaltar como caracteres de la vida sexual infantil su esencia auto erótica. Esto es
encontrar su objeto en su propio cuerpo, hacia la obtención de placer. El final del desarrollo está
constituido por la llamada vida sexual normal del adulto. La sexualidad infantil está dominada por
pulsiones parciales que responden a zonas erógenas

Fase oral:
La primera etapa del desarrollo psicosexual es la fase oral, la cual dura desde el comienzo de la
vida hasta el primer año. Durante la misma, el foco de la satisfacción está en la boca y el placer se
obtiene por los cuidados, pero también a través de la exploración del entorno (los pequeños
tienden a llevarse objetos nuevos a la boca). En esta etapa el Ello es el que domina ya que ni
el Yo ni el Superyó están totalmente desarrollados. A causa de esto el bebé no tiene noción de sí
mismo y todas sus acciones están basadas en el principio de placer

El yo, sin embargo, está bajo formación durante esta primera etapa. Hay dos factores que
contribuyen a la formación del mismo. En primer lugar, la imagen corporal es desarrollada, lo cual
implica que el niño reconoce que su cuerpo se diferencia del mundo exterior. Por ejemplo,
comenzará a darse cuenta que uno siente dolor solamente cuando éste se aplica al propio cuerpo.
A través de la identificación de los límites de su cuerpo, uno comienza a desarrollar el sentimiento
del yo. Un segundo factor al que le es atribuida la formación del yo son las experiencias implicadas
en el retraso de la satisfacción que conducen a la comprensión de que conductas específicas
pueden satisfacer algunas necesidades. El infante gradualmente se da cuenta de que la
satisfacción no es inmediata y que tiene que producir determinados comportamientos para iniciar
acciones que conduzcan a esa satisfacción. Un ejemplo de conducta semejante es el llorar, que
parece no tener finalidad durante los primeros dos meses de vida, pero luego parece ser usado
productivamente y está conectado con determinadas necesidades.

La experiencia clave en esta fase es el destete, durante el cual el niño pierde mucho del contacto
íntimo con su madre y esto da lugar al primer sentimiento de pérdida. El destete también le
provee al bebé conciencia de sí mismo, desde que aprende que no todo está bajo su control, y
tampoco la satisfacción es siempre inmediata.

En esta etapa, la satisfacción de las necesidades conducen a la formación de la independencia


(desde que el bebé se forma una idea clara sobre los límites de sí mismo y forma su yo) y la
confianza (desde que el bebé aprenden que comportamientos específicos conducen a la
satisfacción). Por otro lado, la fijación puede llevar a la pasividad, credulidad, inmadurez y un
optimismo no realista, y también la formación de una personalidad fácil de manipular debido a la
formación inadecuada del yo. Esto puede ser el resultado tanto de la excesiva como de la
insuficiente satisfacción. En el caso de demasiada satisfacción, el niño no aprende que no todo
está bajo su control y que la satisfacción no siempre es inmediata (los cuales son resultado del
destete), dando lugar a una personalidad inmadura. Por otro lado, las necesidades del niño
pueden ser satisfechas insuficientemente, y debido a ello el niño se vuelve pasivo porque aprende
que de todas formas, lleve a cabo la conducta o no, la satisfacción no sobrevendrá. En algunas
sociedades es común que los niños sean cuidados por sus madres durante varios años mientras
que en otras este tiempo es más corto. El chupar y comer, de todas formas, componen los
recuerdos más tempranos de los niños en todas las sociedades

La etapa oral está dividida en dos:

-1 Oral de succión: solo succiona sin morder y no destruye el objeto

-2 Sádica oral o canibalística: A partir de la aparición de los dientes la etapa es ambivalente,


porque aparece la posibilidad de destruir al objeto

Todos los objetos se los lleva a la boca para succionarlos ya que le proporcionan placer.

Fase anal:

En la etapa anal del desarrollo psicosexual, el foco de la energía pulsional (zona erógena) mueve
desde el tracto digestivo superior al final inferior y el ano. Esta fase dura desde aproximadamente
el 15º mes hasta el tercer año de vida. Durante la misma la formación del Yo continúa De acuerdo
a la teoría, la experiencia más importante durante esta etapa es el entrenamiento en la higiene
personal. Éste ocurre alrededor de los dos años (pueden haber diferencias con respecto a la edad
según la sociedad que corresponda), y da como resultado un conflicto entre el Ello, que demanda
satisfacción inmediata de las pulsiones que involucran la evacuación y las actividades relacionadas
con ella (como el manipular las heces) y las demandas de los padres. La resolución de este
conflicto puede ser gradual y no traumático, o intenso y tormentoso, dependiendo de los métodos
que los padres usen para manejar la situación. La solución ideal vendría si el niño trata de
regularse y los padres son moderados, para que el niño pueda aprender la importancia de la
limpieza y el orden gradualmente, los cuales dan lugar a una persona adulta controlada. Si los
padres ponen demasiado énfasis en la higiene personal mientras el niño decide acomodarse a
ésta, se puede dar lugar al desarrollo de un comportamiento compulsivo, extendiéndose a lo
concerniente con el orden y la pulcritud. Por otra parte, si el niño decide prestar atención a las
demandas de su Ello y los padres acceden a esto, el niño probablemente desarrolle una
personalidad tendiente al desorden e indulgente para consigo mismo. Si los padres reaccionan, el
infante debe cumplir, pero desarrollará un débil sentimiento de sí, ya que los padres son los que
controlan la situación, no su propio Yo.El placer está ligado a la retención y expulsión. En esta
etapa se da el primer par de opuestos de la vida psíquica, que son la actividad y la pasividad.

Esta etapa se divide en dos fases:

1-Anal expulsiva: - el erotismo o pasividad tiene que ver con el placer que le produce la
evacuación. El sadismo o actividad está dado por la destrucción de las heces. El sadismo está
ligado a la actividad porque hace algo con el objeto (lo destruye). Es importante proporcionarle
al niño material similar a su materia fecal y orina como masa, agua, barro, dactilopintura, plastilina
para que jueguen a destruir este material, ensuciarse etc.

2- Anal retentiva: - el erotismo o pasividad está ligado al placer de retener. El sadismo o actividad
tiene que ver con el control que ejerce sobre su cuerpo (retener a voluntad). Esto está relacionado
con el control que ejerce sobre los objetos que lo rodean (ej.: juguetes acompañado de la palabra
“mío”).

Fase fálica:
Se extiende desde los tres hasta los cinco años y la zona erógena asociada a ella es el área de los
genitales. A pesar de que efectivamente la satisfacción está enfocada en esta área, no lo es de la
misma forma que en la sexualidad del adulto, ya que el niño es sexualmente inmaduro aún. Sin
embargo, la estimulación de los genitales es bienvenida como placentera y los varones, como los
hombres adultos, pueden tener erecciones durante el dormir. Los niños se vuelven cada vez más
conscientes de su cuerpo y son curiosos en relación al cuerpo de otros niños y también el de sus
padres. Freud observó que los niños de esta edad pueden ser frecuentemente vistos sacándose la
ropa y "jugando al doctor" con otro niño, o preguntándole a sus madres si ellas también tienen
pene. Estas observaciones persuadieron a Freud de que la satisfacción está enfocada sobre o
alrededor de los genitales durante este período.

La zona erógena en el varón es el pene y en la mujer es el clítoris, pero el aparato psíquico no está
maduro aún para reconocer las diferencias anatómicas. Ambos varón y mujer suponen que todos
los niños poseen pene. A este órgano ilusorio se lo denomina falo Es una creación imaginaria de
esta etapa. La realidad de que hay seres humanos que poseen falo, hace que piensen que
porque no lo tienen algo le pasó.

A partir de la premisa universal del falo el desarrollo sexual de la mujer y el varón será diferente.

El conflicto más importante de esta etapa es el llamado complejo de Edipo, nombre derivado
de Edipo, quien asesinó a su padre e involuntariamente durmió con su madre. Freud usa el
término Edipo para ambos sexos pero otros analistas propusieron una variante femenina
denominada "Complejo de Electra". En un comienzo, para ambos sexos la primera fuente de
cuidados (al menos en la mayoría de las sociedades) y satisfacciones es la madre. A medida de que
los niños se desarrollan, sin embargo, comienza a formarse una identidad sexual y la dinámica
para varones y niñas se altera. Para ambos sexos, los padres devienen el foco de su energía
pulsional.

Para el varón, la madre deviene la persona deseada, mientras que el padre es el foco de los celos y
rivalidad, desde el primer momento en que es el que duerme con la madre, pero sigue siendo uno
de los principales encargados del cuidado del niño. El Ello quiere unirse con la madre y matar al
padre (como hizo Edipo) pero el Yo, basado en el principio de realidad sabe que el padre es más
fuerte. Sin embargo, el niño también quiere al padre, por eso sus sentimientos son ambivalentes.
El temor de que el padre sea un obstáculo frente a los sentimientos del niño hacia la madre es
expresado por el ello como temor de que el padre lo castre. El miedo a la castración no es racional
y ocurre de forma irracional e inconsciente.

Freud argumentaba que las niñas pequeñas siguen más o menos el mismo desarrollo psicosexual
que los niños. Mientras que el niño desarrolla angustia de castración, la niña desarrollará envidia,
envidia sentida por las mujeres frente a los hombres debido a que los hombres poseen pene. Esta
envidia tiene sus raíces en el hecho de que sin el pene las mujeres no pueden poseer sexualmente
a la madre tal como son conducidas por el Ello. Como resultado de esta comprensión, ella dirige su
deseo sexual hacia el padre. Luego de esta fase la mujer tiene una etapa extra en su desarrollo
cuando debe transferir, todo o en parte, la sensibilidad e importancia del clítoris a la vagina. La
niña pequeña también en algún momento debe abandonar su primera elección de objeto, la
madre, para tomar a su padre como nueva elección de objeto, más apropiada. Su eventual
introducción en la heterosexualidad femenina, que culmina al dar a luz, deja de lado
paulatinamente sus tempranos deseos infantiles, y su propio hijo es el que toma el lugar del pene
de acuerdo a una antigua equivalencia simbólica. Generalmente Freud consideraba al conflicto de
Edipo experimentado por niñas más intenso que el experimentado por varones, dando como
resultado una personalidad más sumisa y menos segura.

En ambos casos el conflicto entre las pulsiones del Ello y el Yo es resuelta a través de dos
mecanismos de defensa básicos del Yo. Uno de ellos es la represión, que implica el bloqueo de
recuerdos, impulsos e ideas desde la mente consciente, pero no conduce a una resolución
definitiva del conflicto. La segunda es la identificación que implica la incorporación de las
características del padre del mismo sexo dentro del propio Yo del niño. El varón, adoptando este
mecanismo busca reducir el miedo a la castración, ya que su similitud con el padre le hace pensar
que lo protegerá de él. La identificación de las niñas con su madre es más fácil ya que se da cuenta
de que ni ella ni su madre tienen pene. Algunas escuelas de psicoanálisis consideran que la
dinámica psicosexual presentada en niñas en este punto de su desarrollo tiene su término (sin
embargo Freud no lo considera así) en el Complejo de Electra. La teoría freudiana de la sexualidad
femenina, particularmente lo que se refiere a la envidia del pene, ha sido duramente criticada.

Si el conflicto no es resuelto, una fijación a esta fase dará lugar a mujeres adultas que se esfuerzan
por superar a los hombres, si tiene sentimientos insoportables de devastación debido a la falta de
pene, lo harán siendo seductoras y coqueteando, o si no serán sumisas y con baja autoestima. Por
otro lado, los hombres pueden presentar excesiva ambición y vanidad. En general, el Complejo de
Edipo es muy importante para el desarrollo del Superyó ya que a través de la identificación con
uno de los padres, la moralidad de la sociedad en que se vive es internalizada y la conformidad a
las reglas ya no es producto del miedo al castigo.
Período de latencia
Para el psicoanálisis, la latencia es una fase que indica un cierto momento en la evolución libidinal
de los niños. Sigmund Freud distinguía entre dos periodos en el desarrollo sexual: uno que
comienza al nacer y llega hasta el denominado complejo de Edipo y otro que se inicia en
la pubertad y se prolonga hasta la madurez sexual. El periodo de latencia sería entonces el
momento intermedio entre ambas etapas.

Los sucesos más importantes que tienen lugar en esta etapa de transición son el entierro del
Complejo de Edipo, la formación del Superyó y el desarrollo de sentimientos de pudor y asco, y de
barreras dentro del Yo, relacionadas con la ética y la estética. La latencia dura hasta que
comienzan los cambios propios de la pubertad, momento en el que los niños de ambos géneros
son sorprendidos por las alteraciones de sus cuerpos, además de pulsaciones que desconocían,
que despiertan sus deseos sexuales, los cuales habían sido reprimidos durante un largo tiempo.

Cabe mencionar que la relación con la sexualidad no desaparece absolutamente durante este
período, sino que las energías que hasta entonces estuvieran dedicadas al aspecto genital se
canalizan a través de ganas de aprender cosas nuevas, del interés por conocer el entorno social y
por conseguir la integración en algún grupo con el cual sentirse identificados. Es una etapa
primordial en el desarrollo del ser humano, que a menudo se pasa por alto; es entonces cuando
comenzamos a sentar las bases de nuestra moral, cuando empezamos a relacionarnos con otras
personas, con familias que no son la nuestra, y aprendemos a empatizar con otros individuos.
Además, el lenguaje es imprescindible para que los procesos y fenómenos recién mencionados se
lleven a cabo con normalidad, lo cual indica uno de los puntos fundamentales de la formación
previa a este período.

Cronológicamente, la latencia suele ubicarse entre los siete y los doce años de edad. Partiendo
desde la metapsicología, durante esta etapa se transforma el aparato psíquico, ya que se
incorpora el Superyó, una instancia que internaliza las figuras de los padres junto con los límites
por ellos expuestos y las expectativas que han depositado en sus hijos; el encargado de satisfacer
todas estas exigencias es el Yo. Es notable el aumento del pensamiento en contraste con la
disminución de la impulsividad, ya que entran en juego conceptos como la honestidad, la
compasión y la responsabilidad, hasta ese momento inexistente.

La salud mental del padre y la madre, o bien de quien o quienes ocupen su lugar en el desarrollo
de los niños es muy importante, ya que de ella dependerá el correcto rompimiento con el
Complejo de Edipo y un sano acercamiento a la sexualidad. Por otro lado, la constante exposición
a todo tipo de información que sufrimos en la actualidad, ciertamente amerita diversas revisiones
y evaluaciones de los conceptos planteados por Freud
Fase genital
La quinta y última etapa del desarrollo psicosexual es la fase genital, la cual se prolonga desde la
pubertad (doce años aproximadamente) en adelante. En realidad continúa hasta que el desarrollo
culmina, que idealmente es a los dieciocho años cuando comienza la edad adulta. Esta fase
representa la mayor parte de la vida, y la tarea básica para que se constituya la individualidad es el
desapego a los padres. También es el momento en que se producen los intentos individuales para
resolver cuestiones de la temprana niñez. En esta fase el foco está puesto nuevamente en los
genitales, como en la fálica, pero esta vez la energía es expresada desde la sexualidad adulta. Otra
diferencia crucial entre estas dos etapas es que, mientras en la fálica la gratificación está
relacionada con la satisfacción de las pulsiones primarias, en ésta, el Yo está ya bien desarrollado y
utiliza el proceso secundario, que le permite una satisfacción simbólica. Ésta última incluye el
establecimiento de relaciones amorosas y la posibilidad de formar una familia. También se
aceptan las responsabilidades asociadas con la adultez.

Bibliografía

Marchesi,A. ,Carretero,M. y Palacios,J.: (1993) Psicología Evolutiva ,TomoI, Ed. Alianza, Madrid,

Mayor,J. (1985) Psicología Evolutiva Ed. Anaya. Madrid.

Freud Sigmun , Tres ensayos para una teoría sexual. Freud obras completas edición Amorrortu

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