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La ética organizacional es fundamental para establecer el propósito y la identidad de una empresa. Las organizaciones éticas son pilares importantes para construir una sociedad sólida al establecer el contexto de las relaciones entre las personas. Cada organización debe identificar y promover valores específicos según su actividad, pero la razón de ser de la ética es el comportamiento convencido de los miembros de la organización, no uno impuesto, para lograr coherencia entre los valores y las acciones.
La ética organizacional es fundamental para establecer el propósito y la identidad de una empresa. Las organizaciones éticas son pilares importantes para construir una sociedad sólida al establecer el contexto de las relaciones entre las personas. Cada organización debe identificar y promover valores específicos según su actividad, pero la razón de ser de la ética es el comportamiento convencido de los miembros de la organización, no uno impuesto, para lograr coherencia entre los valores y las acciones.
La ética organizacional es fundamental para establecer el propósito y la identidad de una empresa. Las organizaciones éticas son pilares importantes para construir una sociedad sólida al establecer el contexto de las relaciones entre las personas. Cada organización debe identificar y promover valores específicos según su actividad, pero la razón de ser de la ética es el comportamiento convencido de los miembros de la organización, no uno impuesto, para lograr coherencia entre los valores y las acciones.
La ética organizacional es donde se concentra el propósito de toda
empresa, su intención y su identidad; de este modo, sin una ética establecida, la empresa iría a lo largo de su trayectoria sin una base sólida en la cual fundamentar sus metas y proyectos. Así pues, la ética se convierte en la guía que se debe seguir en cada aspecto empresarial.
Las organizaciones éticas son el pilar más importante para construir una buena sociedad, el contexto de las relaciones entre las personas y sus proyectos de vida
La clave es que la organización y todos sus miembros deben tener claro
y aceptar cuál es el bien interno que la organización, según la actividad que realice, no puede dejar de proporcionar a la sociedad.
Es legítimo obtener bienes externos, por ejemplo, dinero, estatus, poder,
satisfacción, relaciones, etc., pero nunca a costa del bien interno.
La perversión se produce cuando un bien externo se pone en el lugar del
bien interno. Vemos muy claramente esta perversión en las empresas de mercado que creen que su bien interno es “ganar dinero”, siendo este un bien completamente legítimo, pero externo. Muchos de los males de nuestras sociedades, basadas en una economía de mercado, provienen de esta perversión.
Cada organización, según su actividad, requiere de unos valores que
debe identificar y fomentar. Los valores de las organizaciones sanitarias no serán los mismo que los de las organizaciones de información y comunicación o que los de las organizaciones que se dedican a la educación
Pero no se debe olvidar que la razón de ser de la ética es el
comportamiento. El comportamiento convencido, nunca impuesto ni coaccionado. Los valores no son nada si no se convierten, por convicción, en hábitos de conducta de los miembros de la organización, en clima cultural, en identidad organizacional.
La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es una de las bases
de la confianza. La búsqueda de coherencia entre los valores –lo deseable- y las virtudes –el modo de ser y de actuar- ha de ser una meta constante en las organizaciones que son conscientes de su responsabilidad en la construcción de una sociedad buena, justa y solidaria.