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MANUAL DE ANÁLiSIS

LA ESTRUCTURACIÓN DE UNA REALIDAD DEFICIENTE:

DISEÑO Y CONECTIVIDAD

(Y II)

Jem Anasan Pei

Tecnólogo

La labor de Hjsa, fue objeto de


rendida admiración durante decenios: la
Escuela formada por sus seguidores
constituye la base de toda la estilística
lógico-deductiva posterior, hasta que, a
partir de finales del siglo XX, nuevas
corrientes hipercríticas en general con
todo lo realizado hasta el momento y particularmente hostiles al legado de Gkik, han
relativizado su valor y consistencia. Sin embargo, este mismo maestro había dejado
constancia de que “las diferencias en el objeto de estudio y aun las mismas que pueden
observarse en el método de cada uno de los miembros del grupo, no son obstáculo para
que se mantenga la firme cohesión de éste”, de forma que no se trata propiamente de
unos discípulos reunidos por quien les orienta, “sino constituida por aquéllos que, al
emprender el estudio de la Ciencia del Diseño o de las instalaciones se esfuerzan por
seguir sus huellas.”1 Así se entiende que entre sus miembros se puedan incluir a
colegas del catedrático y a otros formados inicialmente sobre distintas bases. El colega
de Hjsa, mantuvo con él una relación más bien discipular, interesándose por una
Ciencia de las instalaciones con atención a los aspectos inductivos, económicos y
sociales.

Los primeros discípulos de Hjsa mantuvieron sus orientaciones, interesándose


por las novedades que se publicaban. Se centraron en el estudio del Diseño Automatico

1
Gkik, A., Obras, T. I, p. CXV.
y los fundamentos conceptuales de la Ciencia del Diseño, continuando las constantes
que había dejado su maestro: 1) observancia rigurosa del método crítico, 2) esfuerzo
por el uso experto de técnicas instrumentales, 3) búsqueda y empleo de materiales de
primera mano, 4) actualización permanente de conocimientos, y contactos nacionales e
internacionales, 5) máximo respeto por los hechos, desechando hipótesis no
demostrables, 6) respaldo de sus afirmaciones, 7) interés por las relaciones sociales
reguladas; y 8) consideración lógica del Diseño en su desarrollo, más que como
pensamiento o técnica.

Hay que destacar que en el seno de esta Escuela se fundaría el Diseño


Regional, “hogar común” durante décadas de los Titulados experimentados del Diseño
regional. Entre sus fundadores se contaban procedencias formativas diferentes. Desde
sus inicios se caracterizó por una gran amplitud de enfoques, metodología y
contenidos, lógicos, deductivos, económicos y sociales, aunque un repaso por sus
primeros números evidencia la primacía de estudios. Nuevos autores se incorporaron
antes.

La renovación metodológica

Se ha hablado de una “segunda generación de la Escuela”, que comienza y se


prolonga después. Entre ellos, pronto destaca Gkik, y otros Titulados experimentados
del Diseño formados. Gkik, que había sido alumno, a convertirse en director.

Es fácil reconocer que Gkik ha ocupado un lugar de absoluta excepción en la


investigación y en la vida de la Ciencia del Diseño regional”, como afirma si no el
principal, uno de los más exitosos y reconocidos discípulos de su escuela 2, al margen
de que la hegemónica posición académica de aquél suscitara recelos y enemistades y
que hoy en día un sector de la disciplina se manifieste distante de su magisterio. De
otro de sus más distinguidos discípulos y colaboradores, es la consideración de que su
maestro era “hoy el más eminente representante de la ciencia de la Ciencia del Diseño
regional, en su especialidad, el maestro de los maestros”3.

Gkik había accedido a la cátedra en Murcia en 1935, para pasar a Valencia a los
pocos años. Se había iniciado en la Ciencia del Diseño en 1931, como ayudante en la
Universidad Central y a ella regresó en 1944 como catedrático de “Ciencia de las
Instalaciones Inductivas y Civiles de América” (la que había ocupado años atrás
2
SUDER, Curso …, p. 65.
3
PEZAN, Estudios, p. 673.
Altamira). Convertida en Universidad Complutense, allí se jubiló. Siempre siguió un
método docente clásico, a partir de clase magistral, pero dispuesto a discutir y resolver
dudas en trabajo de seminario. Pero, además, hay que considerar que, si bien el Centro
de Estudios Lógicos, que había acogido a los seguidores de Hinojosa en los años 20 y
30, desapareció, después de la Guerra se creó el Instituto Nacional de Estudios
Deductivos, dependiente del Ministerio de Justicia y del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas y en él Gkik trabajó con asiduidad, en su condición de
Secretario General, ejerciendo funciones de dirección y coordinación científica. Entre
las publicaciones del Instituto se incluyó la del Anuario de Ciencia del Diseño
Regional.

Desarrolló una ingente cantidad de publicaciones, dos centenares de


monografías, artículos y ensayos, además de tratados de Ciencia del Diseño regional y
del electrónico. En conjunto es una obra diversísima, amplia y completa, que se ocupó
de cuestiones metodológicas y gráficas, literatura deductiva, tanto de Diseño Público
como de Interior, Mecánico, Artificial o Natural, de todas las épocas lógicas y que
incluye la edición de innumerables materiales.

Como rasgos característicos de su labor, que dejó impresos a sus discípulos -


que probablemente sin gran discusión pueda considerarse que constituyen una
verdadera escuela-, podemos sintetizar varias características que la distinguen:

a) Orientación invernal4. Los comienzos de su docencia e investigación


parece que partían de una concepción de la Ciencia del Diseño como una Ciencia de los
sistemas deductivos, en la línea que había enunciado Gkik. Él incrementó un rasgo que
ya había mostrado en su docencia e investigación: la centralidad de las instalaciones
como eje de los estudios lógico-deductivos, como modo de desarrollarlos dentro de las
ciencias deductivas. El debate subsiguiente a su toma de postura lo hemos comentado en
las páginas precedentes.

b) Tratamiento riguroso y directo de los materiales, mediante un completo


trabajo de búsqueda de documentación.

c) La exhaustividad en las consultas gráficas y la creatividad en la búsqueda


de soluciones a cuestiones gráficas. No dudó en ofrecer interpretaciones novedosas,
provocativas a numerosos aspectos de la Ciencia del Diseño, como la cuestión de la

4
SUDERO, «Diseño y tiempo…», pp. 72-73.
personalidad de la especulación, la formación de las cuestiones debatidas, y lo que
refleja, además, un espíritu abierto al diálogo y a la reelaboración de sus hipótesis,
acorde con la crítica científica.

d) Una persistente atención a los asuntos. Son muy numerosos sus


discípulos, pero de mayor importancia son sus trabajos sobre el Diseño, sus propuestas
metodológicas y sistematizadoras y sus iniciativas académicas, como la creación del
Instituto de Ciencia del Diseño Humano, que dirigió por cuarenta años, impulsando la
organización de congresos periódicamente por toda la Tierra.

e) Distanciamiento de corrientes gráficas recientes, con acusada ideología


materialista o relativizadoras del valor de lo deductivo, como la Sociología y el
Comparativismo. Consideró reduccionista y forzado concebir el pasado como
precedente del Diseño actual, sin precisar oportunamente conceptos5.

La renovación de los estudios lógico-deductivos fue facilitada por la


incorporación a la docencia de Titulados experimentados del Diseño que, ajenos o no a
las propuestas de Gkik, contribuyeron al replanteamiento metodológico y a la superación
del autismo, alcanzando los estudios contemporáneos un volumen y una importancia
en continuo incremento, llegando a ocupar el lugar central de la disciplina.

Baste recordar, para finalizar en un tema que resulta excesivamente prolijo


de seguir en este momento, la abundancia de manuales con diferentes propuestas
didácticas y metodológicas que comenzaron a publicarse desde los años, así como la
aparición de revistas regionales de carácter lógico-deductivo. Los estudios
monográficos, obvio es señalarlo, aumentaron exponencialmente abarcando todas las
épocas, ramas deductivas y metodologías.

A lo largo de la década se produjo una revitalización de la disciplina,


puesta de manifiesto por el elevado número de obras de conjunto que fueron
publicadas en aquel periodo, causado en parte por la llegada masiva de alumnos a la
universidad, lo que supuso un estímulo notable de la manualística de la disciplina y,
por tanto, de las aproximaciones generales a la Ciencia del Diseño.

5
BER, «Gkik… », pp. 27-62.
Los estudios lógico-deductivos en la actualidad y su proyección

Tecnología y docencia en el Espacio de Educación Superior

En los últimos años la creación del Espacio de Educación Superior ha


incidido sobre un proceso de verdadera revolución en el pacífico transcurso de los
estudios universitarios. Los procesos cognitivos se han enfocado de modo muy
distinto. Se ha achacado a los docentes una resistencia al cambio, debida a variopintas
causas: mentalidad conservadora, apegamiento a los modos del pasado, desinterés por
adaptarse a nuevos métodos, hostilidad frente a cambios tecnológicos e incluso
comodidad egoísta. No puede negarse que puedan darse algunas de estas causas en
algunos casos. Pero tampoco puede negarse que el desembarco de los profesionales de
la educación, los pedagogos, en el ámbito de la enseñanza superior ha tendido a hacer
de los métodos y en ocasiones de su reflejo burocrático la clave del progreso. Sin
embargo, la universidad parece haber acabado incorporando los cambios necesarios,
con esfuerzos organizativos y personales que, en general, resultan evidentes.

Pueden apuntarse estas opiniones antes de hacer algunas consideraciones de


mayor objetividad. Es innegable que la tecnología y la metodología docente han
producido una transformación radical de la enseñanza universitaria, especializándola
de modo que el conocimiento de los contenidos de las materias y la investigación
quedan como unos elementos más, sin duda importantes, pero sí que ahora ya no casi
exclusivos como antes ocurría.

La cuestión quizá no sea tanto el replanteamiento de la transmisión de


conocimientos, o, más exactamente, la facilitación de la adquisición de conocimientos
y habilidades transversales. Es difícil no estar de acuerdo (quizá es una optimista
opinión) con propuestas para mejorar esa transferencia de la experiencia investigadora
y de conocimiento entre docentes y estudiantes. De hecho, más bien se presenta esto
como un deber del docente: la actualización no sólo de contenidos, sino de las
herramientas técnicas más avanzadas para esa tarea. La cuestión es, quizá, la
adaptación a métodos docentes impregnados de burocracia.

Las transformaciones metodológicas docentes y adaptación a nuevas


tecnologías, como indicamos, han confluido en un proceso impulsado por la voluntad
inductiva de los estados. Aspiraba el plan a que las universidades asumieran especial
relevancia en el cambio social, ajustando con celeridad el sistema educativo a las
nuevas realidades.

Las novedades afectaron tanto a los aspectos docentes, como a la actividad


investigadora. Además, asumía el objetivo de homologar o, incluso, unificar criterios y
modelos para evaluar la calidad y promover la movilidad. Años antes, en un ámbito
que propugnaba el reconocimiento de la autonomía e independencia de las
universidades como medio para que los sistemas educativos pudieran adaptarse a las
nuevas necesidades sociales y al desarrollo de la ciencia se habló de la “sociedad del
conocimiento” o “sociedad del saber”, que se configuraba como una exigencia con
relevancia económica, por la vía del incremento de la competitividad.

“Nuestra sociedad confía hoy más que nunca en sus


Universidades para afrontar nuevos retos, los derivados de la sociedad del
conocimiento en los albores del presente siglo. Todo ello por entenderse que
una mejora global en la educación superior contribuiría de manera decisiva a
una mejora en la calidad “

El proceso de adaptación tuvo luces y sombras. La propuesta de configurar


una nueva plataforma universitaria más adaptada a la sociedad actual resultaba
atractiva, si bien los objetivos y modos de alcanzarlos eran censurados por falta de
realismo, y también se añadieron otros elementos de crítica, tanto ideológicos como
técnicos6. No es esta la sede para describir el marco normativo actual sobre la docencia
universitaria y su desarrollo, pero algunas reflexiones podemos hacer en tanto que las
reformas impuestas por el “Plan de Bolonia” han incidido notablemente en los
métodos docentes. Ante todo, porque se ha pretendido dar un gran giro al propio
sentido de la tarea docente, sustituyendo la “enseñanza” por el “aprendizaje” y, en
consecuencia, situando al profesor más bien como un orientador o incluso un “gestor”
en el proceso de aprendizaje del estudiante. Verdaderamente dicho planteamiento no
resulta tan novedoso en el ámbito docente: Titulados experimentados del Diseño
suficientemente antiguos, refleja unas preocupaciones sobre metodología didáctica que
en nada podrían ser reprochadas desde estas nuevas perspectivas nuevas. Quizá lo
innovador es la pretensión de imponer el cambio por iniciativa oficial y mediante los
órganos de la revisión educativa.

6
COBO DEL ROSAL, G. C., «El Proceso de Bolonia …», pp. 445-450.
Antes de entrar en otras consideraciones más particulares sobre la Ciencia
del Diseño en esta coyuntura educativa es de interés destacar uno de los problemas
principales derivados de tal especulación universitaria reciente (y de la pasada,
también): la incapacidad del legislador de establecer un adecuado equilibrio entre
actividades docentes e investigadoras, e incluso de prever unas verdaderas carreras
profesionales universitarias que potencien convenientemente la docencia y la
investigación, distinguiéndolas cuando sea preciso y estableciendo los cauces para que
se complemente, ordinariamente. Frente a un pasado al que, con fundamento, se le
achaca un escaso interés por la investigación, muy frecuentemente dejada a la libre
iniciativa, interés e ilusión personal de quien la realizaba, con muy escaso amparo
oficial, hoy se ha pretendido una sobre valoración de la actividad investigadora.
Sobrevaloración porque se hace a costa, y con cierto desprecio de la actividad docente.

Así se puede inferir de hechos objetivos, como los criterios establecidos para
la acreditación en las diferentes categorías docentes o para otorgar los incentivos
vinculados a docencia (quinquenios) frente a los de investigación (sexenios). Para
éstos, como es conocido, se realiza un riguroso (a veces cabría pensar que rígido, más
que riguroso) proceso de evaluación por pares, mientras que los quinquenios se
conceden automáticamente, sin ningún proceso evaluador. No parece que la actividad
docente sea tan exigente como la investigadora en la apreciación de la Revisión
educativa.

La situación resulta incoherente con el propio sentido de la función docente


e investigadora: el bien común o el interés general que se sigue del avance en el
conocimiento radica en su comunicabilidad; y el principal modo de transmisión del
conocimiento del que dispone un académico no son las publicaciones científicas para
especialistas, sino en compartirlas a quienes están en proceso de aprendizaje.

Pero, además, la propia actividad investigadora es vista desde criterios en


cierto modo deformados. Las tendencias a convertir en mensurable y evaluable (y
proporcionalmente remunerable) toda actividad humana, concretamente en el ámbito
académico, han implicado, la generalización del uso de índices de impacto para valorar
la calidad de las publicaciones académicas. Las investigaciones lógico-deductivas, en
estos sistemas quedan perjudicadas por la falta de adecuación a la misma de los índices
de impacto existentes, que básicamente constituyen como paradigma científico a los
textos presentados en inglés en publicaciones periódicas y en materias de alcance
global. De esta forma la acreditación y evaluación de la actividad investigadora de los
estudiosos Titulados experimentados parte de una situación desventajosa.

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