1
Este
ensayo
está
basado
en
un
documento
presentado
en
“Colloque
Recherche
sur
le
Design:
Incitations,
Implications,
Interactions,”
el
primer
simposio
universitario
francés
sobre
la
investigación
del
diseño
llevado
a
cabo
en
octubre
de
1990
en
la
Universidad
Tecnológica
de
Compiègne,
Compiègne,
Francia.
2
De
Richard
McKeon
“The
Transformation
of
the
Liberal
Arts
in
the
Renaissance”,
Developments
in
the
Early Renaissance, ed. Bernad S. Levy (Albany: State University of New York Press, 1972), 168-‐69.
1
El
surgimiento
del
pensamiento
de
diseño
en
el
siglo
XX
es
importante
en
este
contexto.
La
importancia
de
buscar
una
base
científica
para
el
diseño
no
radica
en
la
probabilidad
de
reducirlo
a
una
u
otra
ciencia
–en
una
extensión
del
proyecto
neo-‐
positivista
que
aún
hoy
es
presentado
bajo
estos
términos
por
algunos
teóricos
del
diseño3.
Más
bien
radica
en
una
preocupación
por
conectar
e
integrar
el
conocimiento
útil
de
las
artes
y
ciencias
similares,
pero
en
un
modo
tal
que
se
adecuen
a
los
problemas
y
propósitos
del
presente.
Los
diseñadores
están
explorando
integraciones
del
conocimiento
concretas,
que
combinen
teoría
y
práctica
para
nuevos
propósitos
productivos,
y
esta
es
la
razón
por
la
cual,
para
entender
las
nuevas
artes
liberales
de
la
cultura
tecnológica,
recurrimos
al
pensamiento
de
diseño.4
Diseño
y
operaciones
Intencionales
El
estudio
del
diseño
como
arte
liberal
comienza
con
la
revuelta
cultural
ocurrida
a
principios
del
siglo
XX,
cuya
característica
clave
fue
descrita
por
John
Dewey
en
The
Quest
for
Certainty
como
la
percepción
de
un
nuevo
centro
del
universo.
El
viejo
centro
del
universo
era
la
mente,
que
conocía
por
medio
de
un
equipo
de
poderes
completo
dentro
de
sí
misma,
y
simplemente
era
ejercitada
sobre
un
material
precedente
y
externo
igualmente
completo
en
sí
mismo.
El
nuevo
centro
consiste
en
interacciones
indefinidas
que
tienen
lugar
en
el
curso
de
una
naturaleza
que
no
es
completa
ni
inalterable,
pero
que
es
capaz
de
conducir
a
resultados
nuevos
y
diferentes
a
través
de
la
mediación
de
operaciones
intencionales.5
Lo
que
Dewey
describe
aquí
es
el
origen
de
la
diferencia
entre
las
viejas
y
las
nuevas
artes
liberales,
entre
la
especialización
en
los
hechos
de
un
objeto
de
estudio
y
el
uso
de
nuevas
disciplinas
de
pensamiento
integrador.
Dewey
observa
sin
embargo
que
el
sentido
y
las
implicaciones
de
esta
nueva
dirección
no
son
aún
del
todo
comprendidos.
Actualmente,
existe
una
conjunción
desordenada
de
nociones
que
no
son
coherentes
ni
consigo
mismas
ni
con
el
tenor
de
la
vida
actual.
El
conocimiento
es
aún
considerado
por
la
mayoría
de
los
pensadores
como
la
capacidad
de
acceder
de
modo
directo
a
la
realidad,
aunque
la
práctica
del
conocer
haya
sido
asimilada
3
El
neopositivismo,
el
pragmatismo
y
varias
formas
de
fenomenología
han
influenciado
fuertemente
la
educación
y
la
práctica
del
diseño
en
el
siglo
XX.
Si
la
teoría
del
diseño
ha
tendido
a
menudo
hacia
el
neopositivismo,
la
práctica
del
diseño
ha
tendido
hacia
el
pragmatismo
y
el
pluralismo,
con
fenómenologos
en
ambas
áreas.
Ejemplo
de
dichas
diferencias
filosóficas
es
la
separación
que
se
manifestó
entre
los
cursos
teóricos
y
de
estudio
en
la
Hochschule
für
Gestaltung
(HfG)
de
Ulm
antes
de
que
fuera
cerrada.
La
separación
entre
teoría
y
práctica
en
diseño
se
hace
eco
de
la
diferencia
entre
la
filosofía
predominantemente
neopositivista
de
la
ciencia
y
las
filosofías
excepcionalmente
diversas
de
los
científicos.
La
historia
del
diseño,
su
teoría
y
su
crítica
se
podrían
beneficiar
si
prestaran
una
mayor
atención
a
la
pluralidad
de
perspectivas
que
guían
la
práctica
efectiva
del
diseño.
4
Walter
Gropius
fue
uno
de
los
primeros
en
ver
en
el
diseño
los
esbozos
de
un
nuevo
arte
liberal.
En
un
ensayo
de
1937,
reflexiona
sobre
la
fundación
de
la
Bauhaus
como
una
institución
cimentada
en
la
idea
de
un
arte
arquitectónico:
“Por
lo
tanto
la
Bauhaus
fue
inaugurada
en
1919
con
el
objetivo
específico
de
realizar
un
arte
arquitectónico
moderno,
que
-‐al
igual
que
la
naturaleza
humana-‐
estaba
destinado
a
tener
un
alcance
global…
Nuestro
principio
guía
era
que
el
diseño
no
es
un
asunto
ni
intelectual
ni
material,
sino
simplemente
una
parte
integral
de
la
vida,
necesaria
para
todos
en
una
sociedad
civilizada.”
Scope
of
Total
Architecture
(New
York:
Collier
Books,
1970),
19-‐20.
El
término
“arquitectónico”
en
este
caso
trasciende
el
su
expresión
derivada
“arquitectura”
tal
como
es
usado
comúnmente
en
el
mundo
moderno.
En
toda
la
cultura
occidental,
se
ha
descrito
a
las
artes
liberales
como
“arquitectónicas”
debido
a
su
capacidad
integradora.
Gropius
parecía
entender
que
la
arquitectura,
considerada
en
el
mundo
antiguo
como
arte
liberal
en
su
propio
derecho,
era
solamente
una
de
las
manifestaciones
del
arte
arquitectónico
del
diseño
del
siglo
XX.
5
John
Dewey.
The
Quest
for
Certainty:
A
Study
of
the
Relation
of
Knowledge
and
Action
(1929;
rpt.
New
2
al
procedimiento
de
las
artes
útiles
-‐suponiendo
un
hacer
que
manipula
y
organiza
las
energías
naturales.
Nuevamente,
mientras
se
dice
que
la
ciencia
echa
mano
de
la
realidad,
el
“arte”
en
vez
de
ser
asignado
a
un
rango
menor
es
igualmente
estimado
y
reverenciado.6
Dewey
va
más
allá
y
explora
la
nueva
relación
entre
ciencia,
arte
y
práctica.
En
Experience
and
Nature,
sugiere
que
el
conocimiento
ya
no
se
logra
por
una
conformidad
directa
de
las
ideas
con
los
órdenes
inamovibles
de
la
naturaleza;
el
conocimiento
se
consigue
por
una
nueva
clase
de
arte
dirigido
hacia
ordenes
de
cambio.
Pero
si
las
tendencias
modernas
se
justifican
poniendo
primero
el
arte
y
la
creación,
entonces
las
implicaciones
de
esta
posición
deberían
de
ser
aceptadas
y
llevadas
a
cabo.
Se
vería
entonces
que
la
ciencia
es
un
arte,
que
el
arte
es
práctica,
y
que
la
única
distinción
que
vale
la
pena
trazar
no
es
entre
teoría
y
práctica,
sino
entre
aquellos
modos
de
práctica
que
no
son
inteligentes,
inherentes
ni
inmediatamente
agradables,
y
aquellos
que
están
llenos
de
sentidos
gozosos.7
Aunque
los
neo-‐positivistas
juzgaron
a
Dewey
durante
un
tiempo,
era
evidente
que
la
comprensión
que
tenía
él
del
desarrollo
de
la
ciencia
en
el
siglo
XX
era
muy
diferente
de
la
comprensión
de
los
primeros.8
En
lugar
de
tratar
a
la
ciencia
como
primaria
y
al
arte
como
secundaria,
Dewey
señalaba
a
la
ciencia
como
arte.
La
reflexión
que
completa
el
fundamento
para
asimilar
la
ciencia
al
arte
es
el
hecho
de
que
en
cualquier
caso
la
asignación
de
estatus
científico
se
apoya
en
hechos
producidos
experimentalmente.
La
ciencia
es
ahora
el
producto
de
operaciones
emprendidas
deliberadamente
con
conformidad
a
un
plan
o
proyecto
que
presenta
las
propiedades
de
una
hipótesis
de
trabajo.9
Lo
que
Dewey
entiende
por
“arte”
en
este
contexto
es
crucial
para
entender
el
nuevo
rol
del
diseño
y
la
tecnología
en
la
cultura
contemporánea.
Luego
de
un
período
en
el
que
el
conocimiento
natural
progresaba
a
través
de
préstamos
de
las
artes
industriales,
la
ciencia
entró
en
un
período
de
crecimiento
constante
y
acelerado
a
través
de
la
invención
deliberada
de
aparatos
por
cuenta
propia.
Con
el
objeto
de
marcar
este
rasgo
diferencial
del
arte
que
es
ciencia,
usaré
de
ahora
en
más
la
palabra
“tecnología”.
Debido
a
las
tecnologías,
se
ha
establecido
una
relación
circular
entre
la
ciencia
y
las
artes
de
producción.10
Lo
que
Dewey
define
como
tecnología
no
es
lo
que
entiende
comúnmente
la
actual
filosofía
de
la
tecnología.
En
vez
de
significar
conocimiento
sobre
cómo
hacer
y
usar
artefactos
o
los
artefactos
en
sí,
para
Dewey
la
tecnología
es
el
arte
del
pensamiento
experimental.
Son,
de
hecho,
las
propias
operaciones
intencionales
llevadas
a
cabo
en
las
ciencias,
las
artes
de
la
producción11
o
la
acción
política
y
social.
Erróneamente
identificamos
a
la
tecnología
con
un
tipo
particular
de
producto
–hardware-‐
que
puede
6
John
Dewey,
Experience
and
Nature
(1929;
rpt.
New
York:
Dover
Publications,
Inc.,
1958),
357.
7
Dewey,
Experience
and
Nature,
357-‐58.
8
La
neopositivista
International
Encyclopedia
of
Unified
Science,
que
incluía
los
“Fundamentos
de
la
Teoría
de
los
Signos”
de
Charles
Morris,
también
incluía
la
“Teoría
de
la
Valoración”
de
Dewey.
Sin
embargo
la
Lógica
de
Dewey
fue
ignorada
o
ridiculizada
por
lógicos
y
gramáticos
neopositivistas.
9
John
Dewey,
“By
Nature
and
By
Art”,
Philosophy
of
Education
(Problems
of
Men)
(1946;
rpt.
Totowa,
3
ser
resultado
de
un
pensamiento
experimental,
pero
soslayamos
el
arte
que
subyace
detrás
y
que
proporciona
la
base
para
crear
otro
tipo
de
productos.
Desde
esta
perspectiva,
es
fácil
comprender
por
qué
el
diseño
y
el
pensamiento
de
diseño
continúan
expandiendo
sus
sentidos
y
conexiones
en
la
cultura
contemporánea.
No
hay
área
de
la
vida
contemporánea
en
la
que
el
diseño
–el
plan,
proyecto
o
hipótesis
de
trabajo
que
constituye
la
“intención”
en
las
operaciones
intencionales-‐
no
sea
un
factor
significativo
en
la
determinación
de
la
experiencia
humana.
El
diseño
se
extiende
incluso
hasta
el
corazón
de
las
actividades
científicas
tradicionales,
en
donde
es
empleado
para
cultivar
los
asuntos
que
son
foco
de
la
curiosidad
científica.
Pero
percatarse
de
la
existencia
de
tal
arte
sólo
abre
la
puerta
a
una
indagación
mayor,
que
explique
qué
es
ese
arte,
cómo
opera
y
por
qué
falla
o
tiene
éxito
en
situaciones
particulares.
El
desafío
consiste
en
adquirir
un
conocimiento
más
profundo
del
pensamiento
de
diseño
con
el
objeto
de
que
sea
posible
lograr
mayor
cooperación
y
beneficio
mutuo
entre
quienes
lo
aplican
a
problemas
y
materias
notablemente
diferentes.
Esto
permitiría
hacer
más
inteligente
y
significativa
la
exploración
práctica
del
diseño,
particularmente
en
las
artes
de
producción.
Sin
embargo,
un
problema
que
persiste
a
este
respecto
es
que
las
discusiones
entre
diseñadores
y
miembros
de
las
comunidad
científica
tienden
a
dejar
poco
espacio
a
las
observaciones
sobre
la
amplia
naturaleza
del
diseño
y
su
relación
con
las
artes
y
ciencias,
industria
y
manufactura,
marketing
y
distribución,
y
el
público
general,
que
es
quien
en
definitiva
utiliza
los
resultados
del
pensamiento
de
diseño.
En
lugar
de
dar
paso
a
integraciones
productivas,
se
cae
usualmente
en
la
confusión
y
la
ruptura
de
la
comunicación,
que
se
suman
a
la
carencia
de
una
práctica
inteligente
que
conduzca
las
ideas
innovadoras
a
su
materialización
concreta
y
objetiva.
Uno
por
uno,
se
debilitan
los
esfuerzos
por
alcanzar
una
comprensión
más
clara
del
propio
diseño,
algunas
veces
haciendo
retroceder
a
los
diseñadores
a
la
defensa
de
su
trabajo
en
el
contexto
de
las
manualidades
tradicionales.
Sin
una
adecuada
reflexión
que
ayude
a
esclarecer
la
base
de
la
comunicación
entre
todos
los
participantes,
hay
poca
esperanza
en
comprender
los
fundamentos
y
el
valor
del
pensamiento
de
diseño
en
una
cultura
tecnológica
cada
vez
más
compleja.
La
doctrina
de
las
colocaciones
Llamo
“arte
liberal”
a
una
disciplina
de
pensamiento
compartida
en
cierta
medida
por
hombres
y
mujeres
en
su
vida
cotidiana,
y
dominada
por
unos
pocos
que
la
practiquen
con
distintiva
agudeza
y
que
la
hagan
a
veces
avanzar
hacia
nuevas
áreas
de
aplicación
innovadora.
Quizás
a
esto
se
refería
Herbert
Simon
en
The
Sciences
of
the
Artificial,
uno
de
los
grandes
trabajos
en
teoría
del
diseño
en
el
siglo
XX,
al
escribir:
“el
estudio
apropiado
de
la
humanidad
es
la
ciencia
del
diseño,
entendida
no
sólo
como
componente
profesional
de
una
educación
técnica,
sino
como
disciplina
base
de
cada
hombre
educado
liberalmente.”12
Se
podrá
tener
razones
para
disentir
con
algunos
aspectos
de
la
visión
positivista
y
empirista
que
tiene
Simon
del
diseño
como
ciencia13
(así
como
se
podrá
discrepar
de
los
principios
pragmáticos
latentes
en
la
observación
de
Dewey
sobre
la
importancia
de
las
operaciones
intencionales)14,
pero
hay
escasas
razones
para
no
coincidir
con
la
idea
de
que
hombres
y
mujeres
se
beneficiarían
con
una
temprana
comprensión
de
las
disciplinas
del
diseño
en
el
mundo
contemporáneo.
El
12
Herbert
A.
Simon,
The
Sciences
of
the
Artificial
(Cambridge:
M.I.T.
Press,
1968).
13
Aunque
en
la
literatura
de
diseño
se
cita
repetidamente
a
The
Sciences
of
the
Artificial
de
Simon
debido
a
su
definición
de
diseño,
con
frecuencia
se
lee
prestándole
poca
atención
al
argumento
completo.
Un
análisis
cuidadoso
desde
el
punto
de
vista
del
diseño
industrial
sería
un
útil
aporte
a
la
literatura.
Semejante
lectura
revelaría
los
rasgos
positivistas
del
enfoque
de
Simon
y
ayudaría
a
explicar
por
qué
muchos
diseñadores
están
algo
desencantados
con
el
libro.
No
obstante,
sigue
siendo
un
trabajo
excepcionalmente
útil.
14
Véase
Richard
Buchanan,
“Design
and
Technology
in
the
Second
Copernican
Revolution”,
Revue
des
sciences et techniques de la conception (The Journal of Design Sciences and Technology), 1.1 (Enero 1992).
4
surgimiento
de
dicha
comprensión
ya
ha
orientado
a
los
estudios
de
las
artes
y
ciencias
tradicionales
a
adquirir
un
nuevo
compromiso
con
los
problemas
de
la
experiencia
cotidiana,
lo
que
es
evidente
en
el
desarrollo
de
diversos
productos
nuevos
que
incorporan
conocimiento
de
muchos
campos
de
la
investigación
especializada.
Para
entender
cuán
extensamente
afecta
el
diseño
nuestra
vida
cotidiana,
considérense
las
cuatro
grandes
áreas
en
que
a
lo
largo
del
mundo
diseñadores
profesionales
y
muchos
otros
que
no
se
consideran
tales
exploran
el
diseño.
El
primer
área
es
el
diseño
de
comunicación
visual
y
simbólica.
Incluye
el
trabajo
tradicional
del
diseño
gráfico,
tal
como
tipografía
y
publicidad,
producción
de
libros
y
revistas
e
ilustración
científica,
pero
se
ha
expandido
hacia
la
comunicación
a
través
de
la
fotografía,
el
cine,
la
televisión
y
la
pantalla
de
computadora.
El
área
de
diseño
de
comunicación
está
evolucionando
con
rapidez
hacia
una
exploración
más
amplia
del
problema
de
la
comunicación
de
información,
ideas
y
argumentos
mediante
una
nueva
síntesis
de
palabras
e
imágenes
que
está
transformando
la
bookish
culture
del
pasado.15
La
segunda
área
es
el
diseño
de
objetos
materiales.
Incluye
la
tradicional
preocupación
por
la
forma
y
apariencia
visual
de
los
objetos
de
la
vida
cotidiana
-‐
vestimenta,
objetos
domésticos,
herramientas,
instrumentos,
maquinaria
y
vehículos-‐
pero
se
ha
ampliado
a
una
interpretación
más
variada
y
minuciosa
de
las
relaciones
físicas,
psicológicas,
sociales
y
culturales
que
establecen
los
productos
con
los
seres
humanos.
Este
área
evoluciona
rápidamente
hacia
una
exploración
de
los
problemas
constructivos
en
los
que
la
forma
y
la
apariencia
visual
conlleven
argumentos
más
profundos
e
integrados,
que
unan
aspectos
del
arte,
la
ingeniería,
las
ciencias
naturales
y
las
ciencias
humanas.16
El
tercer
área
es
el
diseño
de
actividades
y
servicios
organizados,
e
incluye
la
tradicional
preocupación
del
management
por
la
logística,
la
combinación
de
recursos
físicos,
medios
y
personas
en
secuencias
y
programas
eficientes
para
el
logro
de
objetivos
específicos.
Sin
embargo,
esta
área
se
ha
extendido
hasta
la
preocupación
por
la
toma
de
decisiones
lógicas
y
la
planificación
estratégica,
y
está
deviniendo
rápidamente
en
una
exploración
de
cómo
el
pensamiento
de
diseño
puede
contribuir
a
lograr,
en
situaciones
concretas,
un
flujo
orgánico
de
la
experiencia,
haciéndola
más
inteligente,
significativa
y
satisfactoria.
El
tema
central
en
esta
área
son
las
conexiones
y
las
consecuencias.
Los
diseñadores
se
encuentran
explorando
una
gama
progresivamente
más
amplia
de
conexiones
entre
la
experiencia
cotidiana
y
la
forma
en
que
diferentes
tipos
de
conexiones
afectan
la
estructura
de
la
acción.17
La
cuarta
área
es
el
diseño
de
complejos
sistemas
o
entornos
de
vida,
trabajo,
juego
y
aprendizaje.
Incluye
la
preocupación
tradicional
por
la
ingeniería
en
sistemas,
la
arquitectura
y
el
planeamiento
urbano,
o
el
análisis
funcional
de
las
partes
de
totalidades
complejas
y
su
subsecuente
integración
en
jerarquías.
Pero
también
esta
área
se
ha
expandido
y
hoy
refleja
mayor
consciencia
de
la
idea
central,
pensamiento
o
valor
que
expresa
la
unidad
de
cualquier
totalidad
equilibrada
y
en
funcionamiento.
Esta
área
está
cada
vez
más
interesada
en
la
exploración
del
rol
que
tiene
el
diseño
en
el
mantenimiento,
desarrollo
e
integración
de
las
personas
en
entornos
ecológicos
y
culturales
más
amplios,
dando
forma
a
los
entornos
cuando
así
se
desee
y
sea
posible,
o
adaptándose
a
ellos
cuando
sea
necesario.18
15
La
frase
bookish
culture
(cultura
libresca)
es
utilizada
por
el
crítico
literario
George
Steiner
y
es
el
tema
del
próximo
libro
de
Iván
Illich,
In
the
Vineyard
of
the
Text.
16
El
diseño
de
objetos
materiales
incluye,
naturalmente,
nuevo
trabajo
en
la
ciencia
de
los
materiales,
en
la
que
se
evidencia
una
forma
altamente
concentrada
del
pensamiento
de
diseño.
17
Algunas
de
las
dimensiones
psicológicas
y
sociales
de
este
área
se
ilustran
en
trabajos
tan
diversos
como
los
de
George
A.
Millar,
Eugene
Galanter
y
Kart
H.
Pribram,
Plans
and
the
Structure
of
Behavior
(New
York;
Holt,
Rinehart
y
Winston,
1960);
Lucy
Suchman,
Plans
and
Situated
Actions:
The
Problems
of
Human
Machine
Communication
(Cambridge:
Cambridge
University
Press,
1987);
y
Mihaly
Csikszentmmihalyi,
Flor,
The
Psychology
of
Optimal
Experience
(New
York;
Harper
&
Row,
1990).
18
Uno
de
los
primeros
trabajos
de
ingeniería
en
sistemas
que
influyeron
en
el
pensamiento
de
diseño
es Arthur D,. Hall, A Methodology for Systems Engineering (Princeton, New Jersey: D. Van Nostrand Company,
5
Al
reflexionar
sobre
las
áreas
del
pensamiento
de
diseño,
puede
resultar
tentador
identificar
y
limitar
profesiones
del
diseño
específicas
para
cada
una
de
ellas
–
diseñadores
gráficos
para
comunicación,
diseñadores
industriales
e
ingenieros
para
objetos
materiales,
diseñadores-‐managers
para
actividades
y
servicios,
y
arquitectos
y
planificadores
urbanos
para
sistemas
y
entornos.
Pero
esto
no
sería
adecuado,
dado
que
las
áreas
no
implican
simples
categorías
de
objetos
que
reflejan
los
resultados
del
diseño.
Usadas
y
entendidas
de
manera
apropiada,
las
áreas
constituyen
también
espacios
de
invención
que
son
compartidos
por
todos
los
diseñadores,
espacios
en
los
que
la
reconsideración
de
problemas
y
soluciones
dan
cuenta
de
las
dimensiones
del
pensamiento
de
diseño.
Cierto
es
que
estas
cuatro
áreas
señalan
cierta
clase
de
objetividad
de
la
experiencia
humana,
y
el
trabajo
de
los
diseñadores
en
cada
una
de
ellas
ha
creado
el
marco
para
la
experiencia
humana
en
la
cultura
contemporánea.
Pero
las
áreas
también
se
interconectan,
sin
que
ninguna
de
ellas
tenga
mayor
prioridad
sobre
las
otras.
Por
ejemplo,
la
secuencia
de
signos,
cosas,
acciones
y
pensamiento
puede
ser
considerada
como
el
ascenso
hacia
un
todo
ordenado
a
partir
de
unas
partes
confusas.
Signos
e
imágenes
son
fragmentos
de
la
experiencia
que
reflejan
nuestra
percepción
de
los
objetos
materiales.
A
su
vez,
los
objetos
materiales
se
convierten
en
instrumentos
para
la
acción.
Un
pensamiento
o
idea
unificadora
organiza
signos,
cosas,
y
acciones
en
entornos
complejos.
Pero
no
hay
ninguna
razón
para
creer
que
las
partes
y
el
todo
deban
ordenarse
de
modo
ascendente
en
lugar
de
descendente.
Las
partes
y
el
todo
son
de
diverso
tipo
y
pueden
ser
definidos
de
formas
diferentes.19
Dependiendo
de
cómo
un
diseñador
desee
explorar
y
organizar
la
experiencia,
la
secuencia
podría
también
ser
considerada
como
un
descenso
desde
entornos
caóticos
hacia
una
unidad
que
proveerían
imágenes
y
símbolos.
De
hecho,
signos,
cosas,
acciones
y
pensamientos
no
sólo
están
interconectados,
sino
que
también
se
interpenetran
y
funden
en
un
contemporáneo
pensamiento
de
diseño
que
tiene
consecuencias
sorprendentes
en
la
innovación.
Las
áreas
sugieren
el
linaje
del
pasado
y
del
presente
del
diseño,
y
también
nos
muestran
hacia
dónde
se
dirige
en
el
futuro.
Es
fácil
entender
que
los
diseñadores
industriales
estén
interesados
principalmente
en
los
objetos
materiales.
Pero
de
las
investigaciones
en
diseño
surge
que
los
diseñadores
industriales
han
encontrado
nuevas
vías
de
exploración
al
pensar
los
objetos
materiales
en
el
contexto
de
signos,
acciones
y
pensamientos.
Por
ejemplo,
algunos
han
considerado
que
los
objetos
materiales
comunican,
dando
paso
a
reflexiones
en
torno
a
los
aspectos
semánticos
y
retóricos
de
los
productos.
Otros
han
ubicado
los
objetos
materiales
en
el
contexto
de
la
experiencia
y
la
acción,
formulándose
nuevas
preguntas
sobre
cómo
funcionan
los
productos
en
situaciones
de
uso
y
de
qué
forma
pueden
contribuir
o
inhibir
el
flujo
de
actividades.
(Por
supuesto,
esto
supone
un
corrimiento
significativo
de
las
habituales
preguntas
por
el
funcionamiento
interno
de
los
productos
y
por
cómo
su
forma
visual
expresa
tal
funcionamiento.)
Finalmente,
otros
están
explorando
los
objetos
materiales
como
parte
de
sistemas
mayores,
ciclos
y
entornos,
abriendo
así
un
amplia
gama
de
preguntas
novedosas
y
preocupaciones
prácticas
o
dando
nueva
energía
a
viejos
debates.
Los
temas
incluyen
la
conservación
y
reciclaje,
tecnologías
alternativas,
elaboración
de
entornos
simulados,
productos
1962).
Para
desarrollos
más
recientes
en
pensamiento
de
sistemas,
véase
Ron
Levy
“Critical
Systems
Thinking:
Edgar
Morin
and
the
French
School
of
Thought,”
Systems
Practice,
vol.
4
(1990).
Acerca
de
la
nueva
“sistémica”,
véase
Robert
L.
Flood
y
Werner
Ulrich,
“Testament
to
Conversations
on
Critical
Systems
Thinking
Between
Two
Systems
Practitioners,”
Systems
Practice,
vol.
3
(1990),
y
M.
C.
Jackson,
“The
Critical
Kernel
in
Modern
Systems
Thinking”.
Systems
Practice,
vol.
3
(1990).
Para
un
enfoque
antropológico
de
los
sistemas,
véase
James
Houston,
The
Modernist
City:
An
Antropological
Crititique
of
Brasilia
(Chicago:
University
of
Chicago
Press.
1989).
19
Compárense
los
tratamientos
platónico,
aristotélico
y
clásico
de
las
partes
y
el
todo.
Estos
tres
enfoques
sobre
la
organización
de
la
experiencia
están
bien
representados
en
el
pensamiento
de
diseño
del
siglo
XX.
Véase,
por
ejemplo,
Christopher
Alexander,
Notes
on
the
Synthesis
of
Form
(Cambridge:
Harvard
University
Press,
1973).
6
“inteligentes”,
realidad
virtual,
vida
artificial
y
las
dimensiones
éticas,
políticas
y
legales
del
diseño.
Se
evidencian
movimientos
comparables
en
todas
las
profesiones
de
diseño:
su
interés
fundamental
comienza
en
un
área,
pero
la
innovación
se
produce
al
reposicionar
esa
selección
inicial
en
otro
punto
del
marco,
creando
así
nuevas
ideas
y
preguntas.
Abundan
ejemplos
de
estos
reposicionamientos.
Por
ejemplo,
tradicionalmente
la
arquitectura
se
ha
interesado
en
los
edificios
como
grandes
sistemas
de
entornos.
Sin
embargo,
por
casi
veinte
años,
un
grupo
de
arquitectos
ha
procurado
reposicionar
de
forma
agresiva
la
arquitectura
en
el
contexto
de
los
signos,
los
símbolos
y
la
comunicación
visual,
dando
lugar
así
al
experimento
posmoderno
y
a
tendencias
como
la
arquitectura
deconstruccionista.
Oxímoros
como
este
último
normalmente
son
el
resultado
de
intentos
de
reposicionamientos
innovadores.
Indican
el
deseo
de
romper
viejas
categorías,
como
hicieron
los
hoy
aceptados
y
familiares
“arte
constructivista”
y
“action
painting”.
Por
supuesto,
la
prueba
es
si,
juzgados
por
individuos
y
por
la
sociedad
como
un
todo,
estos
experimentos
innovadores
conducen
a
resultados
productivos.20
Algunos
experimentos
han
caído
como
hojas
muertas
ante
la
primera
helada,
barridos
al
olvido.
Al
día
de
hoy,
los
resultados
de
la
arquitectura
deconstruccionista
son
contradictorios,
pero
el
experimento
continuará
hasta
que
individuos
o
grupos
reposicionen
los
problemas
de
arquitectura
y
desplacen
la
atención
general
hacia
nuevas
cuestiones.21
Un
reposicionamiento
radicalmente
diferente
tiene
lugar
hoy
en
el
diseño
gráfico
y
la
comunicación
visual.
El
diseño
gráfico
tuvo,
a
fines
del
siglo
XIX
y
comienzos
del
XX,
un
origen
relacionado
con
la
expresión
personal
a
través
de
la
creación
de
imágenes.
Se
trataba
de
una
extensión
de
la
expresividad
de
las
Bellas
Artes
aplicada
a
servicios
comerciales
o
científicos.
Esta
situación
cambió
bajo
la
influencia
de
la
“teoría
de
la
comunicación”
y
de
la
semiótica;
el
papel
de
diseñador
gráfico
pasó
entonces
a
ser
el
de
un
intérprete
de
mensajes.
Por
ejemplo,
el
diseñador
gráfico
presentó
la
idea
de
colorear
emocionalmente
“mensajes”
públicos
o
corporativos;
en
términos
técnicos,
el
diseñador
gráfico
“codificó”
el
mensaje
corporativo.
Como
resultado,
los
productos
del
diseño
gráfico
fueron
vistos
como
“cosas”
o
“entidades”
(textos
materiales)
a
ser
“decodificados”
por
los
espectadores.22
Recientemente,
sin
embargo,
un
nuevo
acercamiento
en
el
pensamiento
de
diseño
del
diseño
gráfico,
consistente
en
considerar
a
la
comunicación
visual
como
argumentación
retórica,
ha
comenzado
a
cuestionar
el
enfoque
esencialmente
lingüístico
o
gramatical
de
las
teorías
de
la
comunicación
y
la
semiótica.
Es
altamente
probable
que
a
medida
que
se
desarrolle,
este
trabajo
busque
20
Dichos
juicios
son
la
medida
de
objetividad
en
el
pensamiento
de
diseño
contemporáneo.
Sin
objetividad
que
fundamente
las
posibilidades
descubiertas
en
el
diseño,
el
pensamiento
de
diseño
se
transforma
en
un
sofisma
del
diseño.
21
El
arquitecto
Richard
Rogers
busca
reposicionar
los
problemas
de
la
arquitectura
en
una
nueva
percepción
de
múltiples
sistemas
solapados,
rechazando
la
noción
de
un
sistema
como
un
“orden
lineal,
estático,
jerárquico
y
mecánico”.
Según
Rogers:
“Hoy
sabemos
que
el
diseño
basado
en
un
razonamiento
lineal
debe
ser
sustituido
por
una
arquitectura
de
final
abierto
de
sistemas
solapados.
Este
enfoque
de
“sistemas”
nos
permite
apreciar
el
mundo
como
un
todo
indivisible;
en
arquitectura,
como
en
otros
campos,
nos
estamos
acercando
a
una
perspectiva
holístico-‐ecológica
del
mundo
y
del
modo
en
que
vivimos
en
él.”
Architecture:
A
Modern
View
(New
York:
Thames
and
Hudson
Inc.
1991),
58.
La
idea
de
“forma
indeterminada”
de
Rogers
no
deriva
de
las
ideas
de
la
deconstrucción
literaria
sino
de
su
innovadora
percepción
de
sistemas
múltiples.
Véase
más
de
la
incisiva
crítica
de
Rogers
a
la
arquitectura
postmoderna
desde
la
perspectiva
de
sistemas
múltiples
en
Architecture:
A
Modern
View,
26.
22
Aunque
sigue
siendo
una
forma
muy
usual
de
estudiar
comunicación
visual,
este
enfoque
ha
perdido
algo
de
su
fuerza
inicial
en
la
práctica
efectiva
del
diseño
porque
se
ha
orientado
a
la
idiosincrasia
personal
y
a
la
búsqueda
de
la
novedad,
que
normalmente
distraen
de
las
tareas
centrales
de
la
comunicación
efectiva.
Esto
es
evidente,
por
ejemplo,
entre
aquellos
diseñadores
gráficos
que
han
realizado
lecturas
banales
de
teoría
de
la
teoría
literaria
deconstruccionista
para
el
análisis
de
su
trabajo.
La
experimentación
visual
es
una
parte
importante
en
el
pensamiento
del
diseño
gráfico,
pero
la
experimentación
debe
ser
juzgada
finalmente
por
la
relevancia
y
efectividad
de
la
comunicación.
Para
mayor
información
sobre
los
límites
de
semiótica
y
diseño,
véase
Seppo
Vekeva,
What
Do
We
Need
Semiotics
For?,
Semantic
Vision
in
Design,
ed.
Susan
Vihma
(Helsinki:
University
of
Industrial
Arts
UIAH,
1990),
g-‐2.
7
reposicionar
el
diseño
gráfico
dentro
del
flujo
dinámico
de
la
experiencia
y
la
comunicación,
enfatizando
las
relaciones
retóricas
entre
diseñadores
gráficos,
audiencias
y
el
contenido
de
la
comunicación.
En
esa
situación,
los
diseñadores
no
serían
más
vistos
como
individuos
que
decoran
los
mensajes,
sino
como
comunicadores
que
buscan
hallar
argumentos
convincentes
mediante
una
nueva
síntesis
de
palabras
e
imágenes.23
A
su
vez,
esto
desplazaría
la
atención
hacia
las
audiencias
como
participantes
activas
en
el
alcance
de
las
conclusiones,
en
vez
de
ser
vistas
como
recipientes
pasivos
de
mensajes
preformados.
Lo
que
funciona
para
movimientos
dentro
de
una
profesión
del
diseño
también
lo
hace
para
diseñadores
particulares
y
sus
clientes
al
abordar
problemas
específicos.
Los
managers
de
una
gran
cadena
de
negocios
estaban
desconcertados
al
observar
que
los
clientes
tenían
dificultades
para
navegar
por
los
negocios
en
busca
de
mercaderías.
Un
diseño
gráfico
tradicional
condujo
a
agrandar
los
letreros
pero
no
produjo
una
evidente
mejora
en
la
navegación.
-‐cuanto
más
grandes
eran
los
letreros,
más
ignorados
por
la
gente
resultaban-‐.
Finalmente,
un
asesor
de
diseño
sugirió
que
el
problema
debía
ser
estudiado
desde
la
perspectiva
del
flujo
de
la
experiencia
del
cliente.
Luego
de
observar
durante
un
período
a
los
compradores
desplazarse
por
los
negocios,
el
asesor
concluyó
que
la
gente
frecuentemente
navegaba
entre
diferentes
secciones
del
negocio
buscando
los
ejemplos
más
familiares
y
representativos
de
un
tipo
particular
de
producto.
Esto
condujo
a
un
cambio
en
la
estrategia
de
exposición,
ubicando
en
lugares
destacados
aquellos
productos
que
la
gente
iba
probablemente
a
identificar.
Aunque
este
es
un
ejemplo
menor,
ilustra
un
doble
reposicionamiento
del
problema
de
diseño:
primero,
de
los
signos
a
la
acción,
sabiendo
que
son
los
productos
familiares
los
que
guían
los
movimientos
de
la
gente;
segundo,
de
la
acción
a
los
signos,
un
rediseño
de
la
estrategia
de
exposición
para
emplear
los
mismos
productos
como
signos
o
pistas
de
la
organización
del
negocio.
Hay
tantos
ejemplos
de
reposicionamiento
conceptual
en
el
diseño
que
es
sorprendente
que
nadie
haya
reconocido
el
patrón
de
invención
sistemático
que
subyace
detrás
del
pensamiento
de
diseño
en
el
siglo
XX.
El
patrón
no
se
encuentra
en
un
conjunto
de
categorías,
sino
en
un
conjunto
rico,
cambiante
y
variado
de
colocaciones,
tales
como
aquellas
que
identifican
signos,
cosas,
acciones
y
pensamientos.
Entender
la
diferencia
entre
una
categoría
y
una
colocación
es
esencial
si
se
quiere
considerar
al
pensamiento
de
diseño
como
algo
más
que
una
serie
de
casos
creativos
casuales.
Las
categorías
fijan
sentidos
que
son
aceptados
al
interior
del
marco
de
una
teoría
o
filosofía,
y
sirven
como
base
para
analizar
lo
que
ya
existe.
Las
colocaciones
cuentan
con
límites
que
dan
forma
y
constriñen
el
sentido,
pero
que
no
son
fijos
ni
están
determinados
rígidamente.
La
frontera
de
una
colocación
da
un
contexto
u
orientación
al
pensamiento,
pero
su
aplicación
a
una
situación
específica
puede
generar
una
nueva
percepción
de
esa
situación
y,
por
tanto,
una
nueva
posibilidad
que
deberá
ser
examinada.
Por
lo
tanto,
cuando
son
aplicadas
a
problemas
en
circunstancias
concretas,
las
colocaciones
constituyen
fuente
de
nuevas
ideas
y
posibilidades.24
Como
aproximación
ordenada
o
sistemática
a
la
invención
de
las
posibilidades,
la
doctrina
de
las
colocaciones
provee
un
medio
útil
para
comprender
lo
que
muchos
diseñadores
describen
como
la
naturaleza
intuitiva
o
fortuita
de
su
trabajo.
Con
frecuencia,
los
diseñadores
poseen
un
conjunto
propio
de
colocaciones,
desarrolladas
y
23
El
diseñador
gráfico
suizo
Ruedi
Ruegg
habló
recientemente
de
la
necesidad
de
mayor
fantasía
y
libertad
en
el
pensamiento
del
diseño
gráfico.
Basándose
en
su
perspectiva,
se
podría
argumentar
que
los
esfuerzos
por
introducir
la
teoría
literaria
deconstruccionista
en
el
diseño
gráfico
han
llevado
casi
siempre
a
la
pérdida
de
libertad
e
imaginación
en
la
comunicación
efectiva,
contrario
a
lo
que
proclaman
sus
defensores.
24
El
concepto
de
colocación
va
a
seguir
siendo
de
difícil
comprensión
mientras
la
gente
continúe
creyendo
que
el
único
camino
de
razonamiento
comienza
con
categorías
y
continúa
con
cadenas
deductivas
de
proposiciones.
Los
diseñadores
están
interesados
tanto
por
la
invención
como
por
los
juicios,
y
su
razonamiento
es
práctico
porque
tiene
lugar
en
situaciones
en
las
que
los
resultados
son
influidos
por
opiniones
diversas.
8
puestas
a
prueba
en
la
experiencia.25
La
capacidad
de
invención
del
diseñador
descansa
en
la
ingeniosa
habilidad
-‐natural
o
educada-‐
de
recurrir
a
aquellas
colocaciones
y
aplicarlas
a
nuevas
situaciones,
descubriendo
así
aspectos
de
la
situación
que
inciden
en
el
diseño
final.
Lo
que
se
considera
el
estilo
del
diseñador,
entonces,
es
en
muchos
casos
algo
más
que
una
preferencia
personal
por
ciertos
tipos
de
formas
visuales,
materiales
o
técnicas;
es
una
manera
particular
de
ver
posibilidades
a
través
de
colocaciones
conceptuales.
Sin
embargo,
si
las
colocaciones
conceptuales
de
un
diseñador
se
convierten
en
categorías
de
pensamiento,
se
obtendrán
apacibles
imitaciones
de
una
invención
previa
que
ya
no
sean
pertinentes
para
descubrir
posibilidades
específicas
en
una
situación
nueva.
Ahí,
en
vez
de
ser
halladas
en
las
particularidades
e
innovadoras
posibilidades
de
una
situación,
las
ideas
son
forzadas
a
acomodarse
a
ella.26
Para
el
diseñador
activo,
las
colocaciones
son
primordiales
y
las
categorías,
secundarias.
Lo
contrario
es
cierto
para
la
historia,
teoría
y
crítica
del
diseño,
excepto
en
aquellos
momentos
en
que
se
abre
una
nueva
dirección
en
la
investigación.
En
tales
ocasiones,
y
por
medio
de
colocaciones,
ocurre
un
reposicionamiento
de
los
problemas
de
diseño
(un
cambio
en
la
materia
abordada,
en
los
métodos
empleados
o
en
los
principios
explorados).
Entonces,
historia,
teoría
y
crítica
son
“rediseñados”
por
un
investigador
o
un
grupo
de
investigadores.27
Como
la
disciplina
de
los
estudios
del
diseño
añade
una
dimensión
reflexiva
y
filosófica
a
la
historia,
teoría
y
crítica
del
diseño,
se
pueden
esperar
consecuencias
positivas.
Los
historiadores,
por
ejemplo,
pueden
llegar
a
reconsiderar
la
colocación
de
la
historia
del
diseño
tal
como
fue
practicada
a
lo
largo
de
la
mayor
parte
del
siglo
XX
y
trabajar
en
descubrir
otras
posibilidades
innovadoras.
El
descontento
con
los
resultados
de
la
actual
historia
del
diseño
implica
que
para
preservar
su
vitalidad
y
relevancia
en
los
problemas
contemporáneos,
la
disciplina
deberá
plantear
nuevos
reposicionamientos.28
25
Algunas
colocaciones
se
han
vuelto
tan
comunes
en
el
diseño
del
siglo
XX
que
apenas
llaman
nuestra
atención.
Sin
embargo,
tales
colocaciones
son
características
clásicas
en
el
pensamiento
de
diseño,
y
en
las
manos
de
un
hábil
diseñador
mantienen
su
potencial
de
invención.
El
diseñador
Jay
Doblin
algunas
veces
empleó
una
cascada
de
colocaciones
provenientes
de
las
posiciones
básicas
“intrínsecas/extrínsecas”.
Las
colocaciones
de
Doblin
sirven
como
dispositivo
heurístico
para
revelar
los
factores
en
el
pensamiento
de
diseño
y
desarrollo
de
productos.
Doblin
describe
otras
colocaciones
en
Innovation,
A
Cook
Book
Approach,
n.
d.
(escrito
a
máquina).
Con
una
intención
diferente,
Ezio
Manzini
argumentó
recientemente
que
para
examinar
una
situación
de
diseño
el
diseñador
necesita
dos
instrumentos
mentales
con
opuestas
cualidades:
un
microscopio
y
un
macroscopio.
El
microscopio
mental
es
para
examinar
“cómo
funcionan
las
cosas,
hasta
en
el
más
pequeño
detalle”,
en
particular
en
lo
que
concierne
a
los
avances
de
la
ciencia
de
los
materiales.
Una
posterior
serie
de
colocaciones
llenan
el
microscopio
para
darle
eficacia.
Véase
Ezio
Manzini,
The
Materials
of
Invention:
Materials
and
Design
(Cambridge:
M.I.T.
Press,
1989),
58
26
La
facilidad
con
que
las
colocaciones
son
convertidas
en
categorías
debería
precaver
a
todo
diseñador
o
educador
en
diseño
contra
su
manera
de
compartir
las
herramientas
conceptuales
de
su
trabajo.
Las
colocaciones
que
para
el
fundador
de
una
escuela
de
pensamiento
de
diseño
podrían
dar
forma
a
un
enfoque
innovador,
casi
siempre
pasan
a
ser
categorías
de
verdad
en
manos
de
sus
discípulos
o
descendientes.
27
Thomas
Khun
estuvo
interesado
en
los
reposicionamientos
que
marcan
revoluciones
en
la
teoría
científica.
Su
estudio
de
estos
fenómenos,
probablemente
contrario
a
sus
expectativas,
ha
ayudado
a
alterar
la
interpretación
neopositivista
de
la
historia
de
la
ciencia.
Pero
los
“cambios
de
paradigma”
de
Khun
nunca
fueron
desarrollados
hasta
sus
raíces
intelectuales
más
profunda
en
la
invención
retórica
y
dialéctica,
que
se
basan
en
la
teoría
de
los
tópicos.
Chain
Perelman
ha
desarrollado
un
importante
enfoque
contemporáneo
a
lo
que
aquí
se
ha
llamado
doctrina
de
las
colocaciones.
Véase
Chaim
Perelman
y
L.
Olbrechts-‐Tylteca,
The
New
Rhetoric:
A
Treatise
on
Argumentation
(Notre
Dame:
University
of
Notre
Dame
Press,
1969).
Véase
también
Stephen
E.
Toulmin,
The
Uses
of
Argument
(Cambridge:
Cambridge
University
Press,
1958)
para
un
descubrimiento
moderno
de
tópicos
dialécticos.
Aunque
remotos
a
los
intereses
inmediatos
de
los
diseñadores,
estos
trabajos
se
citan
porque
se
ocupan
del
razonamiento
práctico
y
tienen
una
importante
relación
con
aspectos
de
la
teoría
del
diseño,
incluyendo
la
lógica
de
la
toma
de
decisiones
tratada
en
The
Sciences
of
the
Artificial,
de
Simon.
28
A
fin
de
resolver
esos
problemas,
se
debe
de
poner
más
atención
a
las
diversas
concepciones
de
diseño
que
sostuvieron
los
diseñadores
en
el
pasado.
Esto
reposicionaría
la
historia
del
diseño
desde
los
objetos
materiales
o
“cosas”
a
la
acción
y
el
pensamiento.
En
otras
palabras,
lo
que
los
diseñadores
dicen
y
hacen,
la
historia
de
su
arte
como
práctica
y
filosofía.
Para
una
mayor
información
sobre
los
objetos
de
9
La
doctrina
de
las
colocaciones
requerirá
mayor
desarrollo
para
ser
reconocida
como
herramienta
para
los
estudios
de
diseño
y
el
pensamiento
de
diseño,
pero
la
doctrina
también
puede
ser
una
forma
sorprendentemente
precisa
de
abordar
el
espacio
conceptual
y
las
imágenes
no
dimensionales
de
las
cuales
emergen
las
posibilidades
concretas
para
pruebas
en
circunstancias
objetivas.29
El
uso
natural
y
espontáneo
de
las
colocaciones
que
hacen
los
diseñadores
es
evidente
en
la
actualidad;
una
comprensión
explícita
de
la
doctrina
de
las
colocaciones
constituiría
un
elemento
importante
del
diseño
como
arte
liberal.
Hombres
y
mujeres
necesitan
del
arte
liberal
del
diseño
para
vivir
bien
en
la
complejidad
de
un
marco
basado
en
signos,
cosas,
acciones
y
pensamientos.
De
un
lado,
un
arte
de
ese
tipo
habilitaría
a
los
individuos
a
participar
de
forma
más
directa
en
ese
marco
y
contribuir
a
su
desarrollo.
Del
otro
lado,
los
diseñadores
profesionales
podrían
ser
considerados
como
expertos
en
la
exploración
de
ese
marco.
La
capacidad
de
los
diseñadores
para
descubrir
nuevas
relaciones
entre
signos,
cosas,
acciones
y
pensamientos
es
indicio
de
que
el
diseño
no
es
meramente
una
especialización
técnica,
sino
un
arte
liberal.
Los
problemas
retorcidos
de
la
Teoría
de
Diseño.
Conferencias
recientes
sobre
diseño
evidencian
un
esfuerzo
coherente,
si
no
sistemático,
por
alcanzar
un
conocimiento
más
claro
del
diseño
como
disciplina
integradora.
Sin
embargo,
los
participantes
-‐que
cada
vez
más
provienen
de
profesiones
y
disciplinas
académicas
diversas-‐
no
forman
un
grupo
por
compartir
una
definición
común
de
diseño,
una
metodología
común,
una
filosofía
común
ni
incluso
un
conjunto
común
de
objetos
a
los
que
todos
concuerdan
que
debería
aplicarse
el
término
“diseño”.
Forman
un
grupo
porque
comparten
un
interés
mutuo
en
un
tema
común:
la
concepción
y
planificación
de
lo
artificial.
Diferentes
definiciones
de
diseño
y
diferentes
especificaciones
metodológicas
constituyen
variaciones
de
un
tema
más
amplio,
siendo
cada
variante
una
exploración
concreta
de
lo
que
es
posible
en
el
desarrollo
de
los
sentidos
e
implicaciones
del
diseño.
En
esas
reuniones,
la
comunicación
es
posible
porque
los
resultados
de
la
investigación
y
la
discusión,
pese
a
las
amplias
diferencias
en
las
perspectivas
prácticas
e
intelectuales,
están
siempre
conectados
con
este
tema
y
son,
por
lo
tanto,
complementarios.
Por
supuesto
que
esto
sólo
es
posible
si
los
individuos
tienen
la
habilidad
de
percibir
lo
útil
de
los
trabajos
de
los
otros
y
pueden
lanzar
el
material
en
términos
de
su
propia
visión
del
pensamiento
de
diseño.
Los
miembros
de
la
comunidad
científica,
sin
embargo,
deben
quedar
perplejos
ante
los
tipos
de
problemas
que
abordan
los
diseñadores
profesionales
y
los
patrones
de
razonamiento
que
emplean.
Los
científicos,
al
tiempo
que
participan
del
nuevo
arte
liberal
del
pensamiento
de
diseño,
también
dominan
materias
especializadas
y
sus
métodos
relacionados,
como
los
que
se
encuentran
en
física,
química,
biología,
matemática,
ciencias
sociales,
o
uno
de
los
tantos
subcampos
en
los
que
se
han
dividido
estas
ciencias.30
El
problema
de
comunicación
entre
científicos
y
diseñadores
se
hizo
evidente
en
una
conferencia
especial
sobre
teoría
del
diseño
que
tuvo
lugar
en
Nueva
York
en
estudio
en
la
historia
del
diseño,
véase
Víctor
Margolín
“Design
History
or
Design
Studies:
Subject
Matter
and
Methods,”
Design
Studies,
vol.
13,
no.
2
(Abril
1992):
104-‐16.
29
La
expresión
“imágenes
no
dimensionales”
se
refiere
a
todas
las
imágenes
creadas
en
la
mente
como
parte
del
pensamiento
de
diseño
y,
en
particular,
a
las
diversas
esquematizaciones
de
colocaciones
conceptuales
(esto
es,
jerárquicas,
horizontales,
o
en
matriz
y
en
forma
de
tabla)
que
pueden
ayudar
a
la
invención.
30
Esta
lista
podría
también
incluir
a
las
disciplinas
humanísticas
y
a
las
Bellas
Artes,
porque
hay
entre
algunos
humanistas
y
diseñadores
una
dificultad
para
comunicarse
comparable
a
la
que
existe
entre
diseñadores
y
científicos.
Esto
se
hace
evidente
en
la
postura
que
sostienen
con
persistencia
muchos
humanistas,
según
la
cual
el
diseño
sería
un
arte
decorativo
que
adapta
los
principios
de
las
Bellas
Artes
a
los
fines
utilitarios.
10
1974.31
Esta
conferencia
fue
interesante
por
varias
razones,
la
más
importante
de
las
cuales
se
relaciona
de
modo
directo
con
el
contenido
del
mismísimo
encuentro.
Reseñado
en
uno
de
los
papeles
iniciales,32
el
enfoque
de
los
“problemas
retorcidos”
resultó
ser
uno
de
lo
temas
centrales
al
que
los
participantes
recurrían
con
frecuencia
en
la
búsqueda
de
conexión
entre
las
extraordinariamente
diversas
y
aparentemente
desproporcionadas
aplicaciones
del
diseño.33
También
resultó
significativa
la
dificultad
que
la
mayor
parte
de
los
participantes
tuvo
en
entenderse.
Si
bien
esta
observación
sobre
la
dinámica
del
encuentro
proviene
de
alguien
que
no
estuvo
presente,
se
trata
de
un
típico
ejemplo
de
un
“problema
retorcido”
del
pensamiento
de
diseño.
El
enfoque
de
los
“problemas
retorcidos”
fue
formulado
por
Horst
Rittel
en
los
años
sesenta,
cuando
la
metodología
del
diseño
era
objeto
de
un
intenso
interés.34
Matemático,
diseñador
y
profesor
de
la
HfG
Ulm,
Rittel
buscó
una
alternativa
al
modelo
lineal
y
paso-‐a-‐paso
del
proceso
de
diseño
que
en
ese
tiempo
era
explorado
por
muchos
diseñadores
y
teóricos
del
diseño.35
Si
bien
existen
muchas
variaciones
del
modelo
lineal,
sus
defensores
sostienen
que
el
proceso
de
diseño
se
encuentra
dividido
en
dos
fases
distintas:
definición
del
problema
y
solución
del
problema.
La
definición
del
problema
consiste
en
la
secuencia
analítica
en
la
cual
el
diseñador
determina
los
elementos
del
problema
y
especifica
las
necesidades
que
debe
tener
una
solución
de
diseño
exitosa.
La
solución
del
problema
implica
la
secuencia
sintética
en
la
que
los
varios
requisitos
se
combinan
y
equilibran,
y
conducen
a
un
plan
final
a
ser
puesto
en
producción.
En
teoría,
un
modelo
así
puede
parecer
atractivo
porque
sugiere
una
precisión
metodológica
que
es,
en
sus
características
claves,
independiente
de
la
perspectiva
del
diseñador
particular.
De
hecho,
muchos
científicos
y
empresarios,
como
también
algunos
diseñadores,
siguen
encontrando
atractiva
la
idea
de
un
modelo
lineal,
ya
que
la
creen
la
única
esperanza
de
un
entendimiento
“lógico”
del
proceso
de
diseño.
Sin
embargo,
rápidamente
algunos
críticos
señalaron
dos
puntos
débiles:
el
primero,
que
la
secuencia
real
de
pensamiento
de
diseño
y
la
toma
de
decisiones
no
es
un
simple
proceso
lineal;
y
31
William
R.
Spiller,
ed.
Basic
Questions
of
Design
Theory
(Amsterdam:
North
Holland
Publishing
Company,
1974).
La
conferencia
fue
auspiciada
por
la
National
Science
Foundation
y
tuvo
lugar
en
Columbia
University.
32
Vladimir
Bazjanac,
“Architectual
Design
Theory;
Models
of
the
Design
Process”,
Basic
Questions
of
trabajo
de
investigadores
en
diversas
áreas.
Los
organizadores
reportaron
que
Harary,
quien
presentó
en
la
conferencia
el
paper
“Gráficos
como
Diseños”,
sugirió
que
la
estructura
básica
de
la
teoría
del
diseño
podría
encontrarse
en
su
trabajo
sobre
modelos
estructurales.
Haya
Harary
hecho
o
no
esa
sugerencia,
es
posible
ver
en
la
teoría
gráfica
y,
notablemente,
en
la
teoría
de
las
gráficas
dirigidas,
una
expresión
matemática
de
la
doctrina
de
las
colocaciones.
Su
comparación
podría
llegar
a
establecer
una
sorprendente
conexión
entre
el
arte
de
las
palabras
y
el
matemático
arte
de
las
cosas,
con
una
gran
importancia
para
la
consideración
del
diseño
como
un
nuevo
arte
liberal.
Los
“Schemata”
son
el
vínculo
de
conexión,
dado
que
las
colocaciones
pueden
ser
esquematizadas
como
figuras
de
pensamiento,
y
los
schemata
son
formas
de
gráficos,
dirigidos
o
no.
Para
más
sobre
teoría
gráfica,
véase
F.
Haray,
R.
Norman
y
D.
Cartwright,
Structural
Models:
An
Introduction
to
the
Theory
of
Directed
Graphs
(New
York:
Wiley,
1965).
34
Una
serie
de
conferencias
sobre
Métodos
de
Diseño,
llevadas
a
cabo
en
el
Reino
Unido
en
1962,
1965
y
1967,
condujeron
a
la
formación
de
la
Design
Research
Society
en
1967,
que
hoy
continúa
publicando
la
revista
Design
Studies.
En
Estados
Unidos,
un
interés
paralelo
llevó
al
establecimiento
del
Design
Methods
Group
en
1966,
que
publicó
el
DMG
Newsletter
(1966-‐71),
rebautizada
luego
revista
DMG-‐DRS:
Design
Research
and
Methods,
y
luego
renombrada
en
1976
y
publicada
hasta
hoy
en
día
como
Design
Methods
and
Theories.
Como
intento
de
describir
e
integrar
el
conjunto
de
métodos
usados
en
el
pensamiento
de
diseño,
véase
J.
Christopher
Jones,
Design
Methods:
Sedes
of
Human
Futures
(1970;
rpt
New
York:
John
Wiley
&
Sons,
1981).
Muchos
de
los
métodos
que
Jones
presenta
están
concientemente
importados
de
otras
disciplinas.
Sin
embargo,
todos
pueden
ser
interpretados
como
técnicas
para
reposicionar
problemas
de
diseño,
usando
colocaciones
para
descubrir
posibilidades
nuevas.
35
Rittel,
quien
falleció
en
1990,
completó
su
carrera
enseñando
en
la
Universidad
de
Berkeley,
California,
y
en
la
Universidad
de
Stuttgart.
Para
una
breve
biografía,
véase
Herbert
Lindinger,
Ulm
Design:
The
Morality
of
Object
(Cambridge:
M.I.T.
Press,
1990),
274.
11
segundo,
los
problemas
que
abordan
los
diseñadores,
en
la
práctica
efectiva,
no
llevan
a
ningún
análisis
lineal
ni
a
una
propuesta
de
síntesis.36
Rittel
argumentaba
que
la
mayoría
de
los
problemas
afrontados
por
los
diseñadores
son
“problemas
retorcidos”.37
Como
se
describe
en
la
primera
publicación
del
artículo
que
desarrolla
la
idea
de
Rittel,
los
problemas
retorcidos
son
una
“clase
de
problemas
mal
formulados
del
sistema
social,
en
los
que
la
información
es
confusa,
en
los
que
hay
muchos
clientes
y
responsables
por
las
decisiones
que
presentan
valores
en
conflicto
y
en
los
que
las
ramificaciones
de
todo
el
sistema
son
completamente
confusas.”38
Constituye
una
graciosa
descripción
de
aquello
a
lo
que
se
enfrentan
los
diseñadores
en
toda
situación
nueva.
Pero
lo
más
importante
es
que
señala
un
tema
fundamental
escondido
detrás
de
la
práctica:
la
relación
entre
determinación
e
indeterminación
en
el
pensamiento
de
diseño.
El
modelo
lineal
de
pensamiento
de
diseño
se
basa
en
problemas
determinados
que
tienen
condiciones
evidentes.
La
tarea
del
diseñador
consistiría
en
identificar
esas
condiciones
de
forma
precisa
y
luego
calcular
una
solución.
En
contraste,
el
enfoque
de
los
problemas
retorcidos
sugiere
que
hay
una
indeterminación
esencial
hasta
en
el
más
trivial
de
los
problemas
de
diseño
–
problemas
de
los
que,
como
sugiere
Rittel,
la
“retorcidez”
ya
ha
sido
extraída
para
ceder
el
paso
a
problemas
determinados
o
analíticos.
Para
entender
lo
que
significa
esto,
es
importante
reconocer
que
la
indeterminación
es
bastante
diferente
a
lo
indeterminado.
La
indeterminación
implica
que
no
existen
condiciones
o
límites
definitivos
en
los
problemas
de
diseño.
Esto
es
evidente,
por
ejemplo,
en
las
diez
propiedades
que
tienen
los
problemas
retorcidos,
inicialmente
identificadas
por
Rittel
en
1972.39
1. Los
problemas
retorcidos
no
tienen
formulaciones
definitivas,
pero
a
cada
formulación
le
corresponde
la
formulación
de
una
solución.
2. Los
problemas
retorcidos
no
tienen
reglas
restrictivas.
3. Las
soluciones
de
los
problemas
retorcidos
no
pueden
ser
verdaderas
o
falsas,
sólo
buenas
o
malas.
4. No
existe
una
lista
exhaustiva
de
operaciones
aceptables
para
la
resolución
de
los
problemas
retorcidos
.
5. Para
cada
problema
retorcido
existe
siempre
más
de
una
posible
explicación,
que
dependerá
de
la
Weltanschaunng
del
diseñador.40
6. Todo
problema
retorcido
es
síntoma
de
otro
problema
de
nivel
más
alto.41
7. Ninguna
formulación
y
solución
de
un
problema
retorcido
tiene
una
prueba
definitiva.
36
Bazjanac
presenta
una
interesante
comparación
entre
modelos
lineales
y
el
enfoque
de
los
problemas
retorcidos.
37
La
expresión
problemas
retorcidos
fue
tomada
prestada
del
filósofo
Karl
Popper.
Sin
embargo,
Rittel
desarrolló
la
idea
en
una
dirección
distinta.
Rittel
es
un
ejemplo
más
de
alguien
inicialmente
influenciado
por
ideas
neopositivistas
que,
una
vez
confrontado
al
proceso
efectivo
de
razonamiento
práctico
en
circunstancias
concretas,
busca
desarrollar
una
nueva
aproximación
al
problema
relacionada
con
la
retórica.
38
El
primer
reporte
publicado
del
concepto
de
los
problemas
perversos
de
Rittel
fue
presentado
por
C.
West
Churchman,
“Wicked
Problems”,
Management
Science,
vol.
4,
no.
14
(diciembre
1967),
B-‐141-‐42.
Esta
editorial
es
particularmente
interesante
por
discutir
los
problemas
morales
de
la
planificación
y
el
diseño
que
pueden
ocurrir
cuando
los
individuos
creen
equivocadamente
haber
sacado
de
manera
efectiva
lo
“retorcido”
de
los
problemas
de
diseño.
39
Véase
Horst
W.
J.
Rittel
y
Melvin
M.
Webber,
“Dilemman
in
a
General
Theory
of
Planning”,
documento
de
trabajo
presentado
en
el
Institute
or
Urban
and
Regional
Development,
University
of
California,
Berkeley,
noviembre
de
1972.
Véase
también
una
entrevista
hecha
a
Rittel,
“Son
of
Rittel
think”,
Design
Methods
Group
5th
Anniversary
Report
(Enero
1972),
5-‐10;
y
Horst
Rittel,
“On
the
Planning
Crisis:
Systems
Analysis
of
the
First
and
Second
Generations”,
Bedriftsokonomen,
no.
8:
390-‐96.
Rittel
poco
a
poco
añadió
más
propiedades
a
su
lista
inicial.
40
Weltanschauung
identifica
la
perspectiva
intelectual
del
diseñador
como
una
parte
integral
del
12
8. La
resolución
de
un
problema
retorcido
es
una
operación
de
un
único
intento;
no
hay
lugar
a
la
prueba
y
error.42
9. Cada
problema
retorcido
es
único.
10. Quien
resuelva
un
problema
retorcido
no
tiene
derecho
a
estar
equivocado
–
es
enteramente
responsable
por
sus
acciones.
Este
es
un
listado
notable,
y
resulta
tentador
no
avanzar
más
que
en
la
especificación
del
sentido
de
cada
propiedad,
dando
ejemplos
concretos
provenientes
de
cada
área
del
pensamiento
de
diseño.
Pero
hacer
eso
dejaría
sin
respuesta
una
cuestión
fundamental.
¿Por
qué
son
los
problemas
de
diseño
indeterminados
y,
por
lo
tanto,
retorcidos?
Ni
Rittel
ni
nadie
que
estudie
problemas
retorcidos
ha
intentado
responder
esta
cuestión,
por
lo
que
el
enfoque
de
los
problemas
retorcidos
ha
quedado
restringido
a
una
descripción
de
la
realidad
social
del
acto
de
diseñar
en
vez
de
constituir
el
comienzo
de
una
teoría
del
diseño
de
bases
sólidas.
No
obstante,
la
respuesta
a
la
pregunta
radica
en
algo
que
pocas
veces
es
considerado:
la
naturaleza
peculiar
del
objeto
del
diseño.
Los
problemas
de
diseño
son
“indeterminados”
y
“retorcidos”
porque
el
diseño
no
tiene
un
objeto
de
estudio
propio
que
no
sea
aquello
que
el
diseñador
concibe
como
tal.
El
objeto
de
estudio
del
diseño
es
en
su
alcance
potencialmente
universal,
porque
el
pensamiento
de
diseño
puede
aplicarse
a
toda
área
de
la
experiencia
humana.
Pero
en
su
proceso
de
aplicación,
el
diseñador
debe
descubrir
o
inventar,
de
los
problemas
y
temas
de
las
circunstancias
específicas,
un
objeto
particular.
Esto
contrasta
de
manera
pronunciada
con
las
disciplinas
científicas,
que
se
interesan
en
comprender
los
principios,
leyes,
reglas
o
estructuras
necesariamente
encarnados
en
los
objetos
de
estudio
existentes,
los
cuales
son
indeterminados
o
escasamente
determinados,
y
requieren
una
investigación
más
a
fondo
para
ser
determinados
de
manera
más
íntegra.
Pero
no
son
radicalmente
indeterminados
en
el
sentido
en
que
lo
son
los
objetos
del
diseño.43
Los
diseñadores
conciben
su
objeto
de
estudio
en
dos
formas
o
en
dos
niveles:
general
y
particular.
A
un
nivel
general,
el
diseñador
se
forma
una
idea
o
hipótesis
de
trabajo
sobre
la
naturaleza
de
los
productos
o
de
la
producción
humana
en
el
mundo.
Este
es
el
punto
de
vista
del
diseñador
de
lo
que
significa,
por
ejemplo,
lo
“artificial”
en
relación
a
lo
“natural”.
En
este
sentido,
el
diseñador
mantiene
una
perspectiva
amplia
de
la
naturaleza
del
diseño
y
del
alcance
apropiado
de
su
aplicación.
De
hecho,
la
mayoría
de
los
diseñadores,
al
grado
en
que
han
reflexionado
sobre
su
disciplina,
explicarán
con
mucho
gusto,
si
no
con
insistencia,
cuál
es
su
objeto
de
estudio
en
un
nivel
general.
Desarrolladas
y
bien
presentadas,
esas
explicaciones
son
filosofías
o
proto-‐filosofías
de
42
Rittel
recoge
el
ejemplo
de
la
arquitectura,
donde
no
es
factible
reconstruir
un
edificio
defectuoso.
Probablemente
la
propiedad
general
debería
ser
descrita
como
“entrampadora”
en
una
línea
del
pensamiento
de
diseño.
Tanto
los
diseñadores
como
sus
clientes
o
jefes
están
casi
siempre
“entrampados”
durante
la
fase
de
desarrollo
de
un
nuevo
producto
y
son
incapaces,
por
buenas
o
malas
razones,
de
concluir
un
diseño
débil.
Para
una
ilustración
de
una
de
estas
trampas
en
el
proceso
de
desarrollo
de
una
pequeña
compañía
en
el
Oeste
Medio,
véase
Richard
Buchanan,
“Wicked
Problems:
Managing
the
Entrapment
Trap”,
Innovation,
10:3
(Summer,1991).
43
Hay
un
caso
en
el
cual
el
objeto
de
estudio
de
las
ciencias
está
indeterminado.
Las
hipótesis
de
trabajo
de
los
científicos
reflejan
invariablemente
perspectivas
filosóficas
peculiares
e
interpretaciones
sobre
lo
que
constituyen
la
naturaleza
y
los
procesos
naturales.
Este
es
un
factor
que
debe
tomarse
en
cuenta
para
percatarse
del
sorprendente
pluralismo
de
filosofías
entre
los
científicos,
y
sugiere
que
incluso
la
ciencia
está
configurada
por
una
aplicación
del
pensamiento
de
diseño,
desarrollada
en
la
misma
tónica
que
la
noción
de
“operaciones
intencionales”
de
Dewey.
Pero
aun
desde
esta
perspectiva,
los
científicos
buscan
entender
las
propiedades
universales
del
ser,
mientras
que
los
diseñadores
están
interesados
en
concebir
y
planear
algo
particular
que
todavía
no
existe.
La
indeterminación
para
el
científico
se
encuentra
al
nivel
de
segunda
intención,
mientras
que
el
objeto
de
estudio
se
mantiene,
al
nivel
de
primera
intención,
determinado
en
la
manera
en
que
es
descrito.
Para
el
diseñador,
la
indeterminación
pertenece
tanto
a
la
primera
como
a
la
segunda
intención.
13
diseño
que
existen
dentro
de
una
pluralidad
de
perspectivas
alternativas.44
Proporcionan
a
cada
diseñador
un
marco
esencial
para
entender
y
explorar
los
materiales,
métodos
y
principios
del
pensamiento
de
diseño.
Pero
tales
filosofías
no
son
ni
pueden
constituir
ciencias
de
diseño
en
el
mismo
sentido
que
la
ciencia
natural,
social
o
humanística.
La
razón
de
ello
es
simple:
el
diseño
está
interesado
fundamentalmente
en
lo
particular,
y
no
existe
ciencia
de
lo
particular.
En
la
práctica
real,
el
diseñador
parte
de
lo
que
debería
ser
llamado
un
cuasi
objeto
de
estudio,
existente
de
forma
vaga
dentro
de
los
problemas
y
temas
de
ciertas
circunstancias
específicas.
De
las
posibilidades
específicas
de
una
situación
concreta,
el
diseñador
debe
concebir
un
diseño
que
conduzca
a
este
o
aquel
producto
particular.
Un
cuasi
objeto
de
estudio
no
es
un
objeto
indeterminado
que
espera
ser
determinado.
Es
un
objeto
indeterminado
que
espera
hacerse
específico
y
concreto.
Por
ejemplo,
el
brief
de
un
cliente
no
presenta
la
definición
del
objeto
de
estudio
de
una
aplicación
de
diseño
particular.
Presenta
un
problema
y
un
conjunto
de
temas
a
ser
considerados
en
la
resolución
del
problema.
En
los
casos
en
los
que
el
brief
especifica
con
gran
detalle
las
características
particulares
del
producto
que
será
planeado,
frecuentemente
ocurre
que
un
dueño,
ejecutivo
o
manager
ha
intentado
realizar
la
tarea
crucial
de
transformar
los
problemas
y
temas
en
una
hipótesis
de
trabajo
sobre
las
características
particulares
del
producto
a
ser
diseñado.
En
efecto,
alguien
ha
tratado
de
extraer
la
“retorcidez”.
Pero
incluso
en
este
caso,
la
concepción
de
las
características
particulares
se
limita
a
una
posibilidad
sujeta
a
los
cambios
que
puedan
darse
a
través
de
discusiones
y
debates.45
Aquí
es
donde
las
colocaciones
adquieren
especial
relevancia
como
herramientas
del
pensamiento
de
diseño,
que
permiten
al
diseñador
posicionar
y
reposicionar
los
problemas
y
temas
a
mano.
Las
colocaciones
son
las
herramientas
con
las
que
el
diseñador
intuitiva
o
deliberadamente
configura
una
situación
de
diseño:
identifica
las
perspectivas
de
todos
los
participantes,
los
temas
que
les
conciernen
y
la
invención
que
servirá
como
hipótesis
de
trabajo
para
la
exploración
y
el
desarrollo.
En
este
sentido,
las
colocaciones
que
selecciona
son
al
diseñador
lo
que
al
científico
los
objetos
determinados.
Son
los
cuasi
objetos
de
estudio
del
pensamiento
de
diseño,
desde
los
cuales
el
diseñador
fabrica
una
hipótesis
de
trabajo
adaptada
a
circunstancias
especiales.
Esto
ayuda
a
explicar
de
qué
modo
el
diseño
funciona
como
disciplina
integradora.
Al
usar
colocaciones
para
descubrir
o
inventar
una
hipótesis
de
trabajo,
el
diseñador
establece
para
el
conocimiento
un
principio
de
relevancia
propio
de
las
artes
y
ciencias,
y
determina
cómo
ese
conocimiento
puede
ser
útil
al
pensamiento
de
diseño
en
una
circunstancia
particular,
pero
sin
reducir
inmediatamente
el
diseño
a
una
u
otra
de
esas
disciplinas.
En
efecto,
la
hipótesis
de
trabajo
que
conducirá
a
un
nuevo
producto
es
el
principio
de
relevancia,
el
cual
guía
los
esfuerzos
del
diseñador
en
la
recolección
de
todo
el
conocimiento
disponible
que
se
relacione
con
la
planificación
final
del
producto.
Pero,
¿la
hipótesis
de
trabajo
del
diseñador
o
su
principio
de
relevancia
sugieren
que
el
producto
en
sí
es
un
objeto
de
estudio
determinado?
La
respuesta
conlleva
una
distinción
crucial
pero
con
frecuencia
borrosa
entre
el
pensamiento
de
diseño
y
la
producción
o
fabricación
del
producto.
Una
vez
concebido,
planeado
y
producido,
el
producto
puede
de
hecho
convertirse
en
objeto
de
estudio
de
cualquiera
de
las
artes
y
44
Para
una
breve
discusión
sobre
diferentes
concepciones
del
objeto
de
estudio
a
este
nivel,
sostenida
por
tres
diseñadores
contemporáneos,
Ezio
Manzini,
Gaetano
Pesce
y
Emilio
Ambas,
véase
Richard
Buchanan
“Metaphors,
Narratives,
and
Fables
in
New
Pensamiento
de
diseño,”
Design
Issues,
vol.
8,
no.
1
(verano,
1990):
78-‐84.
Sin
entender
el
punto
de
vista
del
diseñador
sobre
el
objeto
de
estudio
en
el
nivel
general,
son
poco
inteligibles
los
desplazamientos
que
ocurren
cuando
el
diseñador
se
mueve,
por
ejemplo,
de
diseñar
productos
domésticos
al
diseño
gráfico
o
a
la
arquitectura.
Dichos
desplazamientos
son
usualmente
descritos
desde
el
punto
de
vista
de
la
“personalidad”
del
diseñador
o
de
las
“circunstancias,”
en
vez
del
desarrollo
continuo
de
una
perspectiva
intelectual
coherente
sobre
lo
artificial.
45
El
fracaso
en
incluir
a
los
diseñadores
profesionales
tan
pronto
sea
posible
en
el
proceso
de
desarrollo
de
un
producto
es
una
de
las
fuentes
de
entrampamiento
en
la
cultura
corporativa.
Los
diseñadores
profesionales
deberían
ser
reconocidos
por
su
habilidad
para
concebir
productos
además
de
planearlos.
14
ciencias
–historia,
economía,
psicología,
sociología
o
antropología-‐.
Puede
que
incluso
se
convierta
en
objeto
de
estudio
de
una
nueva
ciencia
humanística
de
la
producción
a
la
que
llamaríamos
“ciencia
de
lo
artificial”,
orientada
a
comprender
la
naturaleza,
forma
y
usos
de
toda
clase
de
productos
de
la
creación
humana.46
Pero
en
todos
esos
estudios,
la
actividad
del
pensamiento
de
diseño
se
olvida
fácilmente
o
es
reducida
a
la
clase
de
producto
que
finalmente
se
fabrica.
El
problema
para
los
diseñadores
es
concebir
y
planificar
lo
que
aún
no
existe,
y
esto
ocurre
en
el
contexto
de
la
indeterminación
de
los
problemas
retorcidos,
antes
de
conocer
el
resultado
final.
Esta
es
la
actividad
creativa
o
inventiva
que
tenía
en
mente
Herbert
Simon
al
hablar
del
diseño
como
ciencia
de
lo
artificial.
Con
esto,
se
refería
a
la
“ideación
de
artefactos
para
alcanzar
objetivos”
o,
más
ampliamente,
a
la
“doctrina
sobre
el
proceso
de
diseño”.47
En
este
sentido,
la
ciencia
de
lo
artificial
de
Simon
quizás
se
acerca
más
a
lo
que
Dewey
quiere
decir
con
tecnología
como
disciplina
sistemática
del
pensamiento
experimental.
De
todos
modos,
Simon
tiene
poco
que
decir
de
la
diferencia
entre
diseñar
un
producto
y
fabricarlo.
Por
consiguiente,
los
procedimientos
de
“búsqueda”
y
los
protocolos
para
la
toma
de
decisiones
que
Simon
propone
para
el
diseño
son
analíticos
en
su
gran
mayoría,
moldeados
a
la
luz
de
la
perspectiva
filosófica
de
que
las
determinaciones
se
deducen
a
partir
de
las
leyes
naturales
en
torno
a
los
artefactos.48
Debido
a
la
conciencia
de
Simon
en
distinguir
lo
artificial
como
dominio
de
los
productos
de
la
creación
humana
de
aquellos
objetos
creados
a
partir
de
procesos
naturales,
no
capta
el
sentido
radical
en
que
los
diseñadores
exploran
la
esencia
de
lo
que
podría
llegar
a
ser
lo
artificial
en
la
experiencia
humana.49
Se
trata
de
una
actividad
sintética
relacionada
con
la
indeterminación,
no
de
una
actividad
que
transforme
lo
indeterminado
por
leyes
naturales
en
algo
más
determinado
bajo
la
forma
de
artefactos.
En
pocas
palabras,
Simon
parece
haber
fusionado
dos
ciencias
de
lo
artificial:
una
ciencia
inventiva
del
pensamiento
de
diseño
que
no
tiene
objeto
de
estudio
fuera
de
lo
que
el
diseñador
considere,
y
una
ciencia
de
los
productos
manufacturados
existentes
cuya
naturaleza
Simon
considera
una
manipulación
del
material
y
de
las
leyes
de
comportamiento
de
la
naturaleza.50
46
El
primer
ejemplo
que
se
tuvo
de
esta
ciencia
fue
la
Poética
de
Aristóteles.
A
pesar
de
que
este
trabajo
se
orienta
al
análisis
de
las
producciones
literarias
y
de
la
tragedia
en
particular,
Aristóteles
frecuentemente
discute
los
objetos
útiles
desde
el
punto
de
vista
de
los
principios
del
análisis
poético.
Aristóteles
usa
la
“poética”
(del
griego
“hacer”)
para
referirse
a
la
ciencia
productiva
o
a
la
ciencia
de
lo
artificial,
a
las
cuales
distingue
de
las
ciencias
prácticas
y
teóricas.
Pocos
investigadores
han
reconocido
que
el
análisis
poético
puede
extenderse
al
estudio
de
la
fabricación
de
objetos
“útiles”.
Cuando
el
diseñador
y
arquitecto
Emilio
Ambaz
habla
de
lo
“poético
de
lo
pragmático”,
se
refiere
no
sólo
a
las
características
elegantes
o
estéticas
de
los
objetos
de
la
vida
cotidiana,
sino
también
al
método
o
a
la
disciplina
de
análisis
que
contribuyeron
al
pensamiento
de
diseño.
47
Simon,
The
Science
of
the
Artificial,
52-‐53.
48
Para
Simon
lo
“artificial”
es
una
“interfase”
creada
dentro
de
una
realidad
materialista:
“He
demostrado
que
la
ciencia
de
los
fenómenos
artificiales
se
encuentra
siempre
en
inminente
peligro
de
disolverse
y
desaparecer.
Las
propiedades
particulares
del
artefacto
radican
en
la
delgada
interfase
entre
las
leyes
naturales
dentro
de
él
y
las
leyes
naturales
fuera
de
él.”
Simon,
The
Sciences
of
the
Artificial,
57.
Esta
es
una
expresión
del
positivismo
o
empirismo
filosófico
que
guía
la
teoría
de
diseño
de
Simon.
49
Para
Simon,
el
equivalente
a
un
problema
retorcido
es
un
“problema
mal
estructurado”.
Para
ver
cómo
pueden
abordarse
para
Simon
los
problemas
mal
estructurados,
véase:
“The
Structure
of
Ill-‐Structure
Problems,”
Models
of
Discovery
(Boston:
D.
Reidle,
1977),
305-‐25.
Este
paper
tiene
interesantes
conexiones
con
la
doctrina
de
las
colocaciones,
debido
a
que
éstas
pueden
utilizarse
para
organizar
y
almacenar
memorias,
y
Simon
está
particularmente
interesado
en
el
papel
de
las
memorias
de
largo
plazo
para
resolver
problemas
mal
estructurados.
Pero
los
métodos
de
Simon
todavía
son
analíticos,
se
dirigen
hacia
el
descubrimiento
de
soluciones
ya
conocidas
en
cierto
sentido
en
vez
de
hacia
la
invención
de
soluciones
todavía
desconocidas.
50
Aunque
el
título
de
Simon,
The
Science
of
the
artificial,
es
una
traducción
perfectamente
adecuada
de
lo
que
nosotros
hemos
llegado
a
conocer
en
la
cultura
occidental
como
la
Poética
de
Aristóteles,
Simon
parece
no
percatarse
de
la
tradición
humanística
del
análisis
poético
y
retórico
de
lo
artificial
que
se
deduce
de
Aristóteles.
Esto
no
es
un
tema
antiguo,
porque
el
estudio
de
la
producción
literaria
–lo
artificial
formado
en
palabras-‐
prefigura
los
temas
que
rodean
el
estudio
de
lo
artificial
en
todos
los
otros
tipos
de
objetos
útiles.
Aristóteles
cuidadosamente
distinguía
la
ciencia
de
lo
artificial
del
arte
de
la
retórica.
Cuando
15
El
diseño
es
una
disciplina
extraordinariamente
flexible,
pasible
de
ser
interpretada
de
forma
radicalmente
diferente
en
filosofía
y
en
práctica.
Pero
su
flexibilidad
con
frecuencia
genera
malentendidos
populares
y
esfuerzos
nublados
por
entender
su
naturaleza.
La
historia
del
diseño
no
es
simplemente
una
historia
de
los
objetos.
Es
la
historia
de
las
diferentes
perspectivas
que
sostienen
los
diseñadores
acerca
de
su
objeto
de
estudio
y
la
historia
de
los
objetos
concretos,
planeados
y
producidos
como
expresión
de
esos
puntos
de
vista.
Se
podría
ir
más
allá
y
decir
que
la
historia
de
la
historia
del
diseño
es
una
crónica
de
las
perspectivas
que
tienen
los
historiadores
del
diseño
sobre
lo
que
conciben
como
objeto
de
estudio
de
diseño.
Hemos
sido
lentos
en
reconocer
la
peculiar
indeterminación
del
objeto
de
estudio
en
diseño
y
su
impacto
en
la
naturaleza
del
pensamiento
de
diseño.
Como
consecuencia,
toda
ciencia
que
haya
tomado
contacto
con
el
diseño
ha
tendido
a
considerarlo
una
versión
“aplicada”
de
sus
propios
conocimientos,
métodos
y
principios.
Ven
en
el
diseño
una
instancia
de
su
propio
objeto
de
estudio
y
tratan
al
diseño
como
una
demostración
práctica
de
los
principios
científicos
de
ese
objeto.
Así,
se
llega
a
la
rara
y
recurrente
situación
en
la
que
el
diseño
se
entiende
alternadamente
como
ciencia
natural
“aplicada”,
ciencia
social
“aplicada”
o
bellas
artes
“aplicadas”.
No
es
extraño
que
los
diseñadores
y
miembros
de
la
comunidad
científica
tengan
a
menudo
dificultad
en
comunicarse.
Diseño
y
tecnología
En
el
establecimiento
del
diseño
como
arte
liberal
de
la
cultura
tecnológica,
quedan
aún
muchos
problemas
por
explorarse.
Pero
a
medida
que
se
desarrolla
poco
a
poco
con
el
trabajo
de
diseñadores
y
la
reflexión
sobre
la
naturaleza
de
su
trabajo,51
el
diseño
lentamente
está
restaurando
el
sentido
más
rico
del
término
“tecnología”
que
casi
se
había
perdido
con
el
advenimiento
de
la
Revolución
Industrial.
La
mayor
parte
de
las
personas
aún
piensa
la
tecnología
en
términos
de
sus
productos
en
vez
de
verla
como
disciplina
del
pensamiento
sistemático.
Consideran
que
la
tecnología
son
cosas
y
máquinas,
y
observan
con
preocupación
que
las
máquinas
de
nuestra
cultura
a
menudo
escapan
al
control
humano,
amenazando
con
atrapar
y
esclavizar
antes
que
liberar.
Pero
hubo
un
tiempo
en
un
temprano
período
de
la
cultura
occidental
en
el
que
la
tecnología
era
una
actividad
humana
que
operaba
a
través
de
las
artes
liberales.
Todo
arte
liberal
tenía
su
propia
technologia
o
disciplina
sistemática.
Poseer
esa
tecnología
o
disciplina
de
pensamiento
implicaba
poseer
el
arte
liberal,
ser
humano
y
ser
libre
de
buscar
el
lugar
propio
en
el
mundo.
El
diseño
también
tiene
una
technologia,
la
cual
se
manifiesta
en
la
planificación
de
todo
nuevo
producto.
El
plan
es
un
argumento
que
refleja
las
deliberaciones
de
los
diseñadores
y
sus
esfuerzos
por
integrar
el
conocimiento
de
una
forma
novedosa
y
adaptada
a
las
circunstancias
y
necesidades
específicas.
En
este
sentido,
el
diseño
emerge
como
una
nueva
disciplina
de
argumentación
y
razonamiento
práctico,
orientada
hacia
alguna
de
sus
principales
variaciones
temáticas
del
siglo
XX:
diseño
como
comunicación,
construcción,
planificación
estratégica
o
integración
sistémica.52
El
poder
del
diseño
como
deliberación
y
argumento
radica
en
la
superación
de
las
Aristóteles
discute
el
pensamiento
que
está
presente
en
un
objeto
artificial
como
la
tragedia,
enfáticamente
refiere
al
lector
a
su
tratado
sobre
el
inventivo
arte
de
la
retórica,
para
una
completa
elaboración
del
tema.
Sin
embargo,
Simon
merece
menos
crítica
por
haber
pasado
por
alto
esta
conexión
que
humanistas
que
asombrosamente
no
han
puesto
atención
o
inclusive
han
desdeñado
el
ascenso
del
diseño
y
la
tecnología
en
el
siglo
XX.
51
Richard
McKeon,
“Logos:
Technology,
Phylology,
and
Hystory”
in
Proceedings
of
the
XVth
World
Congreso
of
Phylosophy:
Varna,
Bulgaria,
September
17-‐22,
1973
(Sofia
Press
Production
Center,
1974),
3:481-‐84.
52
Para
la
visión
de
Rittel
sobre
la
argumentación
en
diseño,
vease
Riitel
y
Webber,
Dilemmas,
19.
También
discutido
en
Bazjanac,
“Architectural
Design
Theory:
Models
of
the
Design
Process”,
Basic
Questions
of
Design
Theory.
Los
estudiantes
reportan
que
tardíamente
en
su
carrera
Rittel
llegó
a
reconocer
la
afinidad
entre
su
enfoque
y
la
retórica.
16
limitaciones
de
la
argumentación
verbal
o
simbólica
–la
separación
entre
palabras
y
cosas
o
entre
teoría
y
práctica,
que
sigue
siendo
una
fuente
de
alteración
y
confusión
en
la
cultura
contemporánea.
El
argumento
en
el
pensamiento
de
diseño
se
aproxima
a
la
interacción
y
la
interconexión
concretas
entre
signos,
cosas,
acciones
y
pensamientos.
Cada
boceto,
proyecto,
diagrama
de
flujo,
gráfico,
modelo
tridimensional
o
propuesta
de
otro
producto
es
ejemplo
de
dicha
argumentación.
Sin
embargo,
sigue
habiendo
una
confusión
respecto
a
los
distintos
modos
de
argumentación
que
emplean
las
diversas
profesiones
del
diseño.
Por
ejemplo,
tanto
el
diseño
industrial,
la
ingeniería
y
el
marketing
emplean
la
disciplina
del
pensamiento
de
diseño
aunque
sus
argumentos
a
menudo
se
enmarquen
en
modalidades
lógicas
marcadamente
diferentes.
El
diseño
industrial
tiende
a
enfatizar
lo
que
es
posible
en
la
concepción
y
planificación
de
productos;
la
ingeniería
tiende
a
poner
el
acento
en
lo
que
es
necesario
en
la
consideración
de
materiales,
mecanismos,
estructuras
y
sistemas;53
mientras
que
el
marketing
tiende
a
enfocarse
en
lo
que
es
contingente
en
el
cambio
de
actitudes
y
preferencias
de
los
usuarios
potenciales.
Debido
a
estas
diferencias
en
el
modo
que
tienen
de
aproximarse
a
los
problemas
de
diseño,
tres
de
las
profesiones
más
importantes
del
pensamiento
de
diseño
con
frecuencia
son
vistas
como
contrincantes
implacables
en
la
empresa
del
diseño,
irreconciliablemente
distantes
entre
sí.54
En
esta
situación,
pensar
el
diseño
como
arte
liberal
contribuye
a
percatarse
en
qué
medida
el
argumento
es
el
tema
central
y
transversal
a
las
varias
metodologías
técnicas
que
emplea
cada
profesión
de
diseño.
Las
diferencias
en
la
modalidad
pueden
ser
formas
complementarias
de
argumentar
–expresiones
recíprocas
de
lo
que
condiciona
y
configura
lo
“útil”
en
la
experiencia
humana.
Como
arte
liberal
de
la
cultura
tecnológica,
el
diseño
propone
una
nueva
actitud
respecto
a
la
apariencia
de
los
productos.
El
aspecto
debe
conducirnos
hacia
un
argumento
más
profundo
e
integrado
sobre
la
naturaleza
de
lo
artificial
en
la
experiencia
humana.
Dicho
argumento
sintetiza
tres
líneas
de
razonamiento:
las
ideas
que
tienen
los
diseñadores
y
los
fabricantes
sobre
sus
productos;
la
lógica
operativa
interna
de
los
productos;
y
el
deseo
y
capacidad
de
las
personas
de
utilizar
en
su
vida
cotidiana
productos
en
modos
que
reflejen
los
valores
individuales
y
sociales.
El
diseño
eficaz
depende
de
la
capacidad
de
los
diseñadores
para
integrar
estas
tres
líneas
de
razonamiento.
Pero
no
como
factores
aislados
que
puedan
combinarse
en
un
todo
matemático
simple,
o
como
objetos
de
estudio
apartados
que
puedan
estudiarse
separadamente
y
luego
unirse
en
el
proceso
de
desarrollo
del
producto.
El
nuevo
arte
liberal
del
pensamiento
de
diseño
está
virando
hacia
el
modo
de
la
imposibilidad.
Señala,
por
ejemplo,
la
imposibilidad
de
la
existencia
de
fronteras
rígidas
entre
el
diseño
industrial,
la
ingeniería
y
el
marketing.
Señala
la
imposibilidad
de
confiar
a
cualquiera
de
las
ciencias
(naturales,
sociales
o
humanísticas)
las
soluciones
adecuadas
a
lo
que
inherentemente
son
los
problemas
retorcidos
del
pensamiento
de
diseño.
Finalmente,
señala
algo
que
usualmente
se
olvida:
que
eso
que
muchos
llaman
“imposible”
puede
en
efecto
no
ser
más
que
una
limitación
de
la
imaginación,
superable
mediante
un
mejor
pensamiento
de
diseño.
No
se
trata
de
un
pensamiento
orientado
a
las
“soluciones
rápidas”
tecnológicas
del
hardware,
sino
encaminado
hacia
integraciones
novedosas
entre
signos,
cosas,
acciones
y
entornos,
integraciones
que
aborden
las
necesidades
y
los
valores
concretos
de
las
personas
en
circunstancias
diversas.
53
Se
refiere
a
veces
a
lo
necesario
como
“capacidad”
o
“potencial”
en
ingeniería.
Para
una
útil
introducción
al
diseño
en
ingeniería,
véase
M.
J.
French,
Invention
and
Evolution:
Design
in
Nature
and
Engineering
(Cambridge:
Cambridge
University
Press,
1988).
54
El
internacionalmente
reconocido
Phil
Kotler,
experto
en
marketing,
ha
sugerido
que
lo
que
muchos
diseñadores
industriales
han
objetado
en
marketing
no
debe
ser
visto
como
marketing
en
sí,
sino
como
un
mal
marketing.
Para
nuevos
desarrollos
en
marketing,
véase
Phil
Kotler,
“Humanistic
Marketing:
Beyond
the
Marketing
Concept”,
Philosophical
and
Radical
Thought
in
Marketing,
eds.
A.
Fuat
Firat.
N.
Dhoplakia,
and
R.
P.
Bagozzi
(Lexington,
MA:
Lexington
Books,
1987).
17
Aquellos
entrenados
en
las
artes
y
ciencias
tradicionales
seguirán
estando
perplejos
ante
el
“neotérico”
arte
del
diseño.55
Pero
quienes
dominan
el
nuevo
arte
liberal
son
hombres
y
mujeres
prácticos,
y
la
disciplina
de
pensamiento
que
emplean
gradualmente
está
volviéndose
accesible
a
todas
las
personas
en
su
vida
cotidiana.
Es
la
disciplina
común
del
pensamiento
de
diseño
–más
que
los
productos
particulares
creados
hoy
por
esa
disciplina-‐
la
que
está
cambiando
la
cultura,
no
sólo
en
sus
manifestaciones
externas
sino
también
en
su
carácter
interno.
Traducción
del
inglés
por
Carla
Sarli
55
“Neotérico”
es
un
término
asociado
muy
a
menudo
en
la
cultura
occidental
a
la
aparición
de
nuevas
artes
liberales.
Las
artes
neotéricas
son
artes
del
“nuevo
aprendizaje”.
Para
una
mayor
información
sobre
artes
liberales
neotéricas
y
paleotéricas,
véase
Richard
Buchanan,
“Design
as
a
Liberal
Art”,
Papers:
The
1990
Conference
on
Design
Education,
Education
Committee
of
the
Industrial
Designers
Society
of
America
(Pasadena,
CA,
1990).
18