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ARGUMENTO #2

Por Yves Vanderveken

2022-10-01

Actualidades

Al comienzo de este año escolar, la prensa dice que se atreve a la "pregunta tabú": "¿Los
niños se han vuelto inmanejables?"[1]. Los entornos institucionales para la recepción y el
apoyo de niños y adolescentes se enfrentan a "trastornos del comportamiento", a menudo
definidos como "intolerancia a la frustración" y "trastorno de oposición". Las fuerzas del
orden y el medio judicial, que a menudo no están de acuerdo en cuanto a las
conclusiones que deben extraerse, observan que los autores de actos delictivos son cada
vez más jóvenes. Las consultas con psis recogen testimonios y solicitudes de ayuda de
padres angustiados, "abrumados" por sus hijos y lo real de los síntomas que presentan.
Se los llama, además, padres ... "agotados".

Inmediatamente se desatan las pasiones, surgen las divisiones.

Divisiones

"Los niños de ahora ya no entienden el 'no'", "siempre quieren tener la última palabra",
"los padres (siempre) dan razón al niño"[2]. Denuncia de una supuesta "crisis de
autoridad" contemporánea, que Hanna Arendt analizó sin embargo ya en 1961[3], cuando
ya en 1938 (!), en "Los complejos familiares en la formación del individuo", Lacan se
centró en el "declive social de la imago paterna"[4], especificando desde el principio que
no era uno de los que estaban afectados por un "supuesto aflojamiento del lazo familiar".
[5]

En lo absoluto, replican los demás, oponiéndose a los que sostienen que "era mejor
antes": "Escuchamos esto en cada generación", cada una es "diferente, pero ciertamente
no más difícil". Se elogia la mayor "creatividad" de los "jóvenes de hoy", incluso su
carácter "reivindicativo"[6]. Es su emancipación, su acceso a la condición de sujeto de
derecho, igualitario, lo que se valora.

Las grillas de lectura se multiplican, se contradicen, se complementan o se


descomplementan entre sí.
Formalizar el lazo padre-hijo

Después de Freud, Lacan intentó, a lo largo de su enseñanza y práctica, formalizar,


captar la naturaleza del lazo padre-hijo, de una manera constantemente renovada,
llevado a esta necesidad por el lugar exorbitante que toma, en la palabra del analizante,
como tratando de dar sentido al síntoma, la relación con mamá y papá: lo que dijeron o
no dijeron, hecho o no hecho, lo que eran o no eran, demasiado presentes, demasiado
ausentes... ¿A qué necesidad responde esto? ¿Qué se transmite? ¿Qué función cumple
esto? Las respuestas de Lacan han variado, han sido afinadas. Hay que estudiarlas.

Cuarto término

En cualquier caso, el lazo no es directo, no es de ninguna manera causal. Siempre


debemos añadir al menos un cuarto de término que, aquí también, puede ser declinado:
el Otro, el lenguaje como tal, el falo, el objeto del fantasma, el síntoma de la pareja
parental, el deseo no anónimo y particularizado, la encarnación de la Ley en el deseo, la
elección del sujeto, la relación con el goce, incluso la père-versión, y así sucesivamente.
Las referencias abundan. También deben desplegarse. Por no hablar de la indicación
fundamental de Lacan de que la constitución subjetiva siempre responde a una referencia
a tres generaciones sucesivas, de la cual la posición del sujeto es una respuesta, siempre
singular y contingente.

Expectativas y objeciones

Relación sobre un fondo de no-relación, por lo tanto. Si el niño es, en el mejor de los
casos, "antes de su nacimiento", un "polo de atributos", "es decir, significantes más o
menos vinculados en un discurso", y "quizás", continúa Lacan, "es bajo su montón que se
asfixiará un día", "su futura relación con el ambiente que le espera de sus semejantes y lo
dedica al lugar que ocupa en su proyecto,  no es suficiente". "El lugar que ocupa el niño
en el linaje según la convención de las estructuras de parentesco, el prenombre a veces
que ya lo identifica con su abuelo, los marcos del estado civil e incluso lo que denotará su
sexo, he aquí quien se preocupa muy poco por lo que es en sí mismo: ¡que emerja
entonces hermafrodita, ¡un poco para ver!"[7] (Vaya, ya una cuestión de género...). Es por
lo tanto en este intersticio, en esta oposición a en la que el  sujeto podrá colarse, para
constituirse, en resumen, que tendrá que jugar su juego de las cartas que hereda. En este
sentido, el sujeto exaspera siempre algo de las expectativas de los padres[8] y eso es
bueno. Es allí donde surge como desalienándose.

Carencia estructural
Si Lacan también formalizó, en lógica, el Edipo freudiano como metáfora paterna, aísla la
famosa función del Nombre-del-Padre solo para ubicar mejor inmediatamente su carencia
fundamental y estructural. No hay nada del orden simbólico que vendría a poner fin a la
pulsión, a la opacidad de lo sexual para todo ser hablante, a un deseo que insiste, al goce
que nunca es el correcto. Aquí también, por lo tanto, un terrible exas-père-ante
tan exasperante, tan exasperante para el otro como para el niño mismo, que se
encuentra confrontado a un otro para sí mismo cuya angustia y pasaje al acto son los
efectos. Es lo que le da al síntoma su necesidad y función: como respuesta, bricolaje,
anduamiento, a lo que Lacan llamará no-relación sexual.

Ciertamente. Hasta aquí la estructura. Pero, ¿cuáles son sus formas contemporáneas?
¿A qué real responden hoy en día?

Deconstrucción de marcos y paliativos

Si Lacan evoca, en un estilo que ya podría ser acusado de ser la vieja Francia, "los
marcos del estado civil", está claro que están modificados por la supuesta
deconstrucción hecha posible por el discurso de la ciencia y el discurso jurídico. La
revuelta contra el patriarcado está en sintonía con la dimensión del síntoma aislado, y
acogido, por el psicoanálisis. La difuminación de los roles, hasta aquellos en los que
Lacan notó (por lo tanto, ya en 1938) la reducción de la familia a "su agrupación
biológica"[9] incluidos los de padre y ahora incluso madre, no está exenta de ecos con el
cuestionamiento de las identidades que opera el psicoanálisis. El psicoanálisis, sin
embargo, conoce lo irreductible de lo real y los efectos contables, en términos de
síntomas, cuando, además de prescindir del Nombre-del-Padre, se erra del ideal de
negarse también a prescindirlo.[10]

Una mayor "libertad"[11], un cierto horizonte de más igualdad, horizontalidad versus


verticalidad, cartas se distribuyen de manera diferente, las combinaciones son nuevas,
múltiples y multifacéticas. Sin recurrir a los discursos establecidos de las tradiciones que
definieron algunos contornos de los roles parentales y educativos, el camino es, en el
mejor de los casos, hacia la invención, hacia la familia hecha a medida[12], en el peor,
hacia el desorden.

Habiendo comido hasta los huesos la dimensión simbólica de los roles parentales y
educativos, abundan los discursos sobre la crianza de los hijos, tratando de tomar el
control, a menudo aplastando a todos bajo nuevos ideales que ignoran la no-relación y
conducen a todos, padres e hijos, en una carrera agotadora hacia dicho
desarrollo personal y productivo.

Nuevos significantes
Adicción, depresión, burn out (en este caso parental) ... son los nuevos significantes de
los sufrimientos contemporáneos que designan la conexión-desconexión de todos, padres
e hijos, sobre los diversos objetos de la pulsión. Los trastornos de atención,
concentración, comportamiento y apego, TDAH y otros TEA, absorben la sintomatología
del niño que, no incauto, entre agitación desenfrenada y aburrimiento, señala los
contornos del malestar en la civilización de hoy en día.

El derecho a la libre determinación

¿Qué horizonte emerge a través de la autodeterminación, cada vez más precoz, donde el
niño es empujado a ser tomado en su palabra y debe dar cuenta, en el acto, desde una
edad muy temprana, de sus dudas, sus "divisiones subjetivas" y preguntas existenciales,
incluso hasta su identidad sexual? No hace mucho tiempo, los padres tenían que hacerse
responsables de ello, para permitir el momento de la infancia[13], donde  la relación con
el saber[14] debía desarrollarse, lo que sobredeterminaría las elecciones sintomáticas
posteriores. ¿Cuáles son los efectos de las inclinaciones que ven con un ojo progresista
la idea de eliminar incluso la autoridad parental sobre estos temas, o incluso negar al
practicante (¡incluso hasta lo penal!) el derecho ético de dejar que se desarrollen en un
intercambio basado en la función y el campo del habla y el lenguaje? ¿Cuáles son, por
otra parte, los efectos de las creencias reaccionarias que ven el horizonte educativo sólo
en un retorno a la figura del padre legislador, a quien Lacan ya había aislado, que era el
de la psicosis?

Los sabores del síntoma

Conocíamos las groserías[15] del querido niño-falo, la agitación del niño-rey, la


petrificación del niño-objeto, las fobias infantiles, el síntoma somático, y así
sucesivamente. ¿Cuáles son los contornos de los síntomas de sus hijos que los padres
dirigen actualmente al que está orientado por el psicoanálisis? ¿Y qué hace, además,
síntoma para él, el niño, en su relación con los padres o no? ¿Cómo los aborda el
practicante? ¿Cómo los trata? Esto es lo que la 7ma Jornada del Instituto Psicoanalítico
del Niño quiere poner a trabajar.

Programa Clínico

Muchos de los nuevos síntomas son "difíciles de considerar como neuróticos", pero no
pueden ser "llamados psicóticos". De esta manera, Éric Laurent nos invita a un programa:
"buscar en le caso por caso en las parentalidades de hoy en día los problemas clínicos a
los cuales están confrontados estas familias, lo que hace suficientemente oficio de
excepción del lado mujer y el lado hombre para poder definir lo que deja pasmada a la
familia. Búsquenlo, bajo estos dos lados, femenino y masculino, y encontrarán lo que
hace oficio de padre en la configuración de los goces de hoy."[16]

Bueno, trataremos de abordarlo entre otros, en una perspectiva ajustada de Saturno


devorando a su hijo, que es la portada del Seminario de Lacan, libro IV, La relación
deobjeto. Hemos añadido, para nuestro afiche, la dimensión cactusiana de lo que hay que
tragar.

Vanderveken Y., « Argument #2 », Argument #2 – Institut Psychanalytique de l'Enfant du Champ freudien (institut-
enfant.fr)

[1] Burgraff É. Et Hutiin C., « Rentrée scolaire : les enfants sont-ils devenus ingérables ? », disponible en el website de
períodico Le Soir.

[2] Ídem.

[3] Arendt H., in La crise de la culture, Folio Essais, Gallimard, 1989.

[4] Lacan J., “Los complejos familiares en la formación del individuo”, in Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2021, p.
71.

[5] Ídem.

[6] Burgraff É. Et Hutiin C., op. cit.

[7] Lacan J., “Observación sobre el informe de Daniel Lagache: “Psicoanálisis y estructura de la personalidad””,
in Escritos, tomo 1, México, Siglo XXI, 2009, p. 622.

[8] Sommer-Dupont V., « Padres en entredicho », ¡Padres en Entredicho! – por Valeria Sommer-Dupont – 2022 |


PSICOANÁLISIS LACANIANO (psicoanalisislacaniano.com)

[9] Lacan J., “Los complejos familiares en la formación del individuo”, in Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2021, p.
36.

[10] Lacan J., El Seminario, libro XXIII, El sinthome,  Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 133.

[11] Ver las palabras recurrentes de Lacan acerca de la libertad.

[12] Roy D., “Padres exasperados – Niños Terribles”, Padres Exasperados-Hijos Terribles – por Daniel Roy –
2021/03/16 | PSICOANÁLISIS LACANIANO (psicoanalisislacaniano.com)

[13] Según una palabra acertada de Éric Zuliani – “El tren loco de la disforia de género”, disponible en LWT.

[14] Lacan J., El Seminario, libro XVI, De un Otro al otro, Buenos Aires, Paidós, 2008, p. 248.

[15] Miller J.-A., Donc, Buenos Aires, Paidós, 2011.

[16] Laurent É., “Parentalidades después del patriarcado”, Parentalidades Después del Patriarcado – por Éric Laurent –
2022/09/21 | PSICOANÁLISIS LACANIANO (psicoanalisislacaniano.com)

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