El pensamiento filosófico inicia en Grecia. Los primeros filósofos comenzaron a
preguntarse sobre lo autentico y verdadero del ser, cual era el principio de las cosas, qué era aquello que explicaba lo que no tenía explicación. Llegaron a dar sus propias conclusiones, aunque algo ingenuas, uno decía que todo surgía del agua, otro decía que provenían del aire, y el último decía que todo procede de lo material. Para Pitágoras todo deviene de los números. Heráclito de Éfeso, criticaba las soluciones de sus predecesores, para buscar una solución propia. Para Heráclito el ser auténtico, el ser en sí era todo aquello que partía de nuestra percepción, tal y como se nos presentan las cosas, partiendo de lo sensible, consideraba que era el verdadero ser y dejaba de ser, para volver a existir. Al cambio, al modificar a eso el le llamaba la realidad fundamental. Todo esto surge de la polémica de Heráclito. Para Parménides de Elea la idea que tenía Heráclito sobre el ser, era algo inexplicable, algo que no tenía sentido, el principio fundamental de Parménides era que el ser, es y el no ser, no es, y todo lo que fuera contrario a esto, no tenía sentido. Consideraban que el principio de identidad consistía en el ser único, eterno, inmutable, infinito e inmóvil. Entonces Parménides decía que todo este mundo sensible, es una apariencia nada más, una ilusión de nuestros sentidos que parte de nuestra facultad de percibir. Consideraba que existían dos mundos; el mundo sensible y un mundo ininteligible. El mundo sensible era el que se podía percibir mediante los sentidos, pero qué a su vez era absurdo e inauténtico, en este mundo todo era ilusorio y falso. Consideraba que el mundo sensible era ininteligible, porqué en este mundo vemos, sentimos, más no podemos comprenderlo. Mientras que en el mundo ininteligible no podemos verlo, ni sentirlo, no podemos ni imaginarlo, pero si podemos comprenderlo, era el mundo del pensamiento, éste era el único mundo auténtico. Entonces Parménides descubrió el principio de identidad, y para descubrir qué es lo que es en realidad, nos guiamos del mismo principio de identidad, de la percepción lógica y racional. El principio de Elea consistía en qué todo aquello que no se puede pensar, no puede ser. Zenón discípulo de Parménides, llegó a la conclusión de qué el espacio se puede dividir en un número infinito de puntos. Qué el movimiento es la traslación de un punto en el espacio, punto que pasa de un lugar a otro, y qué el espacio es infinitamente divisible. Zenón consideraba que el movimiento según el principio de identidad era ininteligible, y como es ininteligible, no es verdadero. Esto dicho, Platón considera y analiza la conclusión de Zenón, así que decide eliminar del mundo ininteligible al movimiento, y lo deja recluido. Los Eleáticos son los primeros en practicar la dialéctica, que es la discusión que se realiza por medio de argumentos. Una de las ideas fundamentales eleáticas, era que para los filósofos la guía para resolver los problemas y preguntas sobre el ser, estaban basadas en nuestra razón, en nuestra intuición intelectual, en nuestra intuición volitiva, en conclusión, está en nuestro espíritu. Llegamos a concluir que la idea de Parménides nos dice que la ideología de Heráclito es algo erróneo, algo que no tiene como explicarse, que no puede existir el ser es una cosa y la vez no lo es. Para Parménides el ser deja de ser algo, para llegar a ser otra cosa, deja un lugar para llegar a otro donde no estaba. Pero a su vez Parménides nos deja un concepto muy concreto sobre el ser, qué es estático, que es inmóvil y eterno.
Polémica entre Heráclito y Parménides
Parte de la polémica de Heráclito, es que todo tiene movimiento, todo cambia y es constante. Decían qué cambio y movimiento eran uno solo, consideraban que, si algo es posible, afirman que ambas suceden al mismo tiempo, por el contrario, si son imposibles, no van a suceder. Primer planteamiento donde Heráclito nos dice que dentro del universo todo es dinámico, todo es constante, todo cambia, en donde las cosas dejan de ser lo que son para llegar a ser otras cosas totalmente diferentes siendo el cambio impredecible, no puede definirse. Aunque repitamos las cosas no vuelven a ser lo mismo que antes. Cada cambio que hay en el ser es continuo y además pierden su identidad, valga la redundancia nada vuelve a ser lo mismo. El cambio siempre es visible, más el conocimiento no lo es. Parménides afirma que el movimiento es imposible porque el ser es, y el no ser, no es. Para Heráclito, el cambiar, es pasar de ser a no ser, o de no ser a no ser, para él esto es imposible, es inexplicable. Para Parménides todo surge de algo anterior, todo tiene un porqué, no surgen las cosas de la nada, todo efectivamente tiene una explicación. Nada puede surgir del no ser sin antes serlo. Por lo tanto, para Parménides solo existe el ser que no se divide, que no está conformado por partes, para Heráclito todo es constante, todo cambia, no todo es impredecible para nuestros sentidos Parménides se equivoca, ya que podemos diferenciar unos objetos de otros. Pero para Parménides todo esto es lo contrario, nuestros sentidos nos mienten y engañan, nosotros no existimos porque sólo existe el ser, y el conocimiento no existe porque al no tener adquisición sobre las partes del ser, no podemos saber absolutamente nada sobre él. Después de esto todo el pensamiento griego se centra en función de estas tres cuestiones ¿Cómo es posible que exista el movimiento o el cambio? Al mismo tiempo ¿cómo es posible que exista el ser? Y por último ¿Cómo es posible que el conocimiento exista? Entonces estos dos filósofos llegan a que si todo se mueve nada se puede conocer, y si nada se mueve, nada se puede conocer. Llegamos a la conclusión que ambos filósofos están de acuerdo con el movimiento, pero a la vez uno se diferencia de otro porque para Heráclito el movimiento es constante y a la vez no, mientras para Parménides esto es algo ilógico, o es constante, o no es.