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Montero Vaca
MEJORAMIENTO GENETICO
UNIVERSITARIA:
Noelia Alfonsina Montero Vaca
DOCENTE:
Dr. Ruddy Medina Pacheco
COBIJA-PANDO-BOLIVIA
2021
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Noelia A. Montero Vaca
TRABAJO DE INVESTIGACION
Las célul as
sexuales, también llamadas células gaméticas o simplemente gametos, son
las células que los organismos pluricelulares, ya sean animales o plantas,
utilizan para reproducirse. Generalmente las células sexuales femeninas
se conocen como óvulos y las masculinas como espermatozoides.
Los gametos masculinos son casi siempre mucho más pequeños respecto a
los gametos femeninos y, en muchos casos, son células móviles
(flageladas).No obstante, en las plantas con flor (angiospermas) los
gametos masculinos son inmóviles, lo que quiere decir que no son células
flageladas, pero son transportados por los agentes polinizadores a lo largo
de grandes distancias en la estructura que llamamos grano de polen.
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Noelia A. Montero Vaca
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Noelia A. Montero Vaca
LA SELECCIÓN DE CANDIDATOS
En el momento de nacer, cada ovario femenino posee cientos de miles de
folículos microscópicos, es decir, pequeñas cápsulas celulares cada una
con un ovocito en su interior. En la especie humana suman
aproximadamente 2 millones. Sin embargo, a pesar de este elevadísimo
número, sólo una ínfima subpoblación de folículos se desarrolla, crece y
acaba liberando un ovocito (ovulación) potencialmente fecundable por un
espermatozoide.
Es más, en las especies que generalmente tienen una única cría (humana,
otros primates, bovina, equina, etc.), durante cada ciclo reproductivo sólo
ovula un folículo en un único ovario. En el caso de las especies que tienen
varias crías (porcina, canina, felina, etc.) pueden ovular hasta 10-20
folículos en cada ovario por ciclo. Si hacemos números, eso significa que
solo un 0.1% de los folículos ováricos son llamados a ovular durante la
vida reproductiva. Aproximadamente 400-500 folículos para una mujer.
UN VIAJE MORTAL
En el eyaculado procreativo natural, miles de millones de espermatozoides
son liberados en la vagina o útero de la pareja, según la especie. Y ahí
comienza su aventura. Para alcanzar su destino, donde espera el ovocito
(su “cita a ciegas”), deben completar un recorrido de 25 a 50 centímetros.
Bastante largo si tenemos en cuenta que la cabeza de estas células mide
solo 0,005 milímetros.
Por si recorrer una distancia diez mil veces mayor a su tamaño no fuera
suficiente, el camino es sumamente hostil. Su trayecto está plagado de
glóbulos blancos dispuestos a fagocitar al intruso, paredes tortuosas y
fluidos con condiciones químicas y físicas favorables durante una corta
ventana de tiempo (acidez, viscosidad, etc.). De ahí que la mayoría de los
espermatozoides fracasen en el intento. Tanto es así que apenas unas
decenas de los miles de millones que iniciaron el camino consiguen llegar
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continuación, el espermatozoide atravesará la matriz para fusionarse con
la membrana del ovocito y fecundarlo. Ahí entra en juego la pareja de
proteínas Izumo-Juno. Izumo es el receptor ubicado en la membrana del
espermatozoide, esencial para que pueda unirse al ovocito. Esta
inmunoglobulina fue descrita en 2005 por un grupo japonés y bautizada
así en honor a un templo japonés de bodas. Su “pareja” en la membrana
del ovocito es Juno, descubierta en 2014 y llamada así por la diosa
romana de la fertilidad y el matrimonio.
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