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Diego Barrado, Lourdes. Cuaderno de viaje a Egipto.

Madrid,
Universidad Europea de Madrid, 2008
Capítulo 02: Dioses y Faraones
Netcheru: los dioses del Antiguo Egipto 78
Mercedes Murillo
El simbolismo de la pirámide en el Egipto de los faraones 90
Esther Maldonado
Una casa para el alma 100
Fernando Espuelas
El perrito de Zoser 106
Agustín Legaz
Imhotep, genial arquitecto 116
Sara Moreno
De Saqqara a Guiza: la dualidad del Antiguo Egipto evocada 118
desde los comienzos de su arquitectura monumental en piedra
Lourdes Diego
Heb Sed. Una célebre fiesta del Antiguo Egipto 128
Victoria Durán
El pectoral de la reina Mereret 132
Álvaro Castanho
Caminos procesionales y zonas de paso 136
en la arquitectura del Antiguo Egipto
José Miguel Muñoz
Sen-en-Mut, arquitecto real 146
Julio Carlos Morales
Dioses y Faraones

Netcheru: los dioses del Antiguo Egipto


Mercedes Murillo
Historiadora, especializada en el Antiguo Egipto

Leyendo a Hermes Trismegisto se deduce que los antiguos formas, perfectamente compatibles, de explicar los hechos. “¿Ignoras pues, Asclepius,
egipcios no tuvieron prácticamente más opción que ser tan Como ejemplo, sus diversas tradiciones sobre la creación que Egipto es la copia
religiosos como Herodoto nos transmitió. Tampoco hace del mundo. En realidad casi todas resultan variaciones de del cielo, o para decirlo
falta demasiada justificación para comprender la importan- un mismo tema, que es el del cosmos creado a partir de un mejor, el lugar donde se
cia de un mínimo conocimiento de su cultura mítica para demiurgo (que puede ser el Ra de Heliópolis, la Neith de transfieren y se proyectan
aquí abajo todas las ope-
acercarnos a cualquier aspecto de la vida cotidiana de los Sais… ya que es un papel que recae en la respectiva divini- raciones que gobiernan
habitantes del Nilo. Difícilmente podemos comprender dad principal local), y de un elemento liquido preexistente y ponen en práctica las
realmente sus construcciones si no conocemos las ideas (el Nun) entendido como unas aguas abismales o como una fuerzas celestes? Más
que las motivaron. A través de los mitos no sólo conoce- especie de líquido amniótico. En Menfis, donde se elaboró aún, para decir la verdad,
mos las creencias religiosas, sino las leyes, la moralidad, las quizá una de las más antiguas cosmogonías, el origen sin nuestra tierra es el templo
del mundo entero”.
costumbres vitales o la estructura social de cualquier cultura. embargo no estaba en los elementos, sino en el pensamien-
Hermes Trismegisto,
Para conocer Egipto hay que familiarizarse con sus leyendas. to y en el poder mágico (por creador) de la palabra que lo Corpus Hermeticum.
expresa. Algo así como: lo pienso, lo expreso, luego es.
En un principio, la mitología egipcia puede resultar descon-
certante, pero a la vez hay mucho de familiar en ella. ¿Nos Y si la creación del mundo es variada, podemos imaginar
resultan realmente tan extraños unos dioses con trifulcas todo lo demás, incluido el hombre, que nace de una lágri-
familiares, que crean del barro, que dan vida mediante la pala- ma de Ra… pero también es modelado por Cnum en su
bra o la rebeldía de la humanidad enfrentada al creador y la alfar. Las representaciones y documentos de cada zona
piedad de éste hacia su más preciada obra? Pero al mismo (y época) son los que nos ayudan a la hora de componer el
tiempo no podemos olvidar algo muy básico: estamos ante bello puzzle religioso egipcio y a interpretar lo que vemos
un pensamiento definido como prefilosófico, lo que conlle- en nuestras visitas. pág. izquierda
va ir dejando aparcado el racionalismo. Estamos ante una Madrid.
Templo de Debod.
forma de pensar diferente. Así, los egipcios nunca perci- La religión egipcia fue muy tradicional, en el sentido de El faraón Adijalamani
bieron sus mitos de forma unitaria y exclusiva. Nosotros, no abandonar fórmulas, ritos o costumbres antiguas, lo presentando ofrendas
a Osiris e Isis.
los “lógico-racionales”, hablamos ante esto de embro- que explica también tal acumulación de concepciones: Fotografía de
llo, inverosimilitud e inconsecuencia; ellos, de múltiples lo sagrado continúa siéndolo siempre. Estatuas enterradas, Manuel Ramos.
80 Dioses y Faraones

la religión en Egipto. Hablamos de una religión de más de


tres milenios. No puede entenderse igual –ni lo era– la reli-
gión, por ejemplo, del Imperio Antiguo que la de finales del
Imperio Nuevo, tras ese intento de simplificación dogmá-
tica (más allá de las consecuencias políticas) que supuso
la teología instaurada por Akhenatón, pero gestada desde
Tutmosis IV. Tampoco las propias divinidades. Un simple
ejemplo de esto es la dificultad de saber a quien contem-
plamos: hay que conocer donde estamos y de que período
hablamos antes de lanzarnos a decir a quién representa una
determinada imagen.

Insistiremos también en la importancia del lugar de culto.


No hubo una ciudad que no tuviera un dios protector...
ni divinidad que tuviera un solo espacio de adoración.
La religión egipcia tuvo una concepción localista que nos
llevaría a tiempos predinásticos, exactamente igual que su
formación política. La mayoría de las divinidades nacieron
templos o partes de ellos escondidos dentro de otros más como dioses locales. Cada nomo tendría sus tradiciones
modernos, representaciones de indumentarias o alimen- que pudieron extenderse –por razones políticas, religiosas
tos que hacía tiempo que nadie usaba ni consumía... serían y geográficas– a todo Egipto o limitarse a formar parte
una plasmación arquitectónica y ritual de ese tradicio- de la religiosidad local. Esto aclararía la importancia crucial
nalismo que también guardaban sus creaciones míticas. de determinadas divinidades en unos lugares y su inexis-
Un dios puede ser sustituido, pero no por eso deja de existir. tencia o “papel secundario” en otros. Podría ser ésta la
Pero tradicional no significó inmovilista. La religión egip- explicación del original santuario doble que visitamos en
cia sufrió una continua evolución. De hecho, fueron muy Kom Ombo: Sobek sería un antiguo dios local, y Haroeris
importantes en su desarrollo la llamada herejía de Amarna, el que se impuso en el Alto Egipto y le “invadió” el templo.
izquierda que abrió las bases a una piedad más personal, y un fuerte Así, pese a que un dios (netcher) suele tener muchos
El dios Ra. sincretismo que comenzó en el Imperio Nuevo y se reforzó epítetos expresando sus funciones o su carácter (Hathor
Dibujo de
María Pilar Gutiérrez. sobre todo en la Baja Época. No olvidemos tampoco que a es “la Señora de la alegría”, ”la Señora de la Turquesa”,
partir de época helenística fueron Isis y un puñado de divi- “la Dorada”, “la Señora de Occidente”...; Anubis “el Señor
derecha
nidades orientales, con sus cultos mistéricos de salvación, de las necrópolis”, “el Que cuenta los corazones”…), lo que
El dios Seth.
Dibujo de el puente entre las religiones “antiguas” y las monoteístas más aparece es su epíteto geográfico: Osiris es el señor de
Eva González. actuales. Importante también no generalizar al hablar de Abydos; Ptah de Menfis; Neith de Sais... Eso sí, como ocurre
Netcheru: los dioses del Antiguo Egipto 81

Abu Simbel. Gran speo.


Estatuas de Ptah, Amón,
Rameses II, y Ra-Horajty.
En la pared izquierda,
imagen del dios de la
fertilidad, Min.
Fotografía de
Lourdes Diego.
82 Dioses y Faraones
Netcheru: los dioses del Antiguo Egipto 83
84 Dioses y Faraones

rio Romano, incluida Hispania. Fue diosa de la fertilidad,


e incluso de la navegación. Se asimiló a Artemisa, a Afro-
dita… Por no mencionar las imágenes de Bes que llenan las
vitrinas de museos como el arqueológico de Ibiza.

Las famosas asociaciones de las divinidades en tríadas o


familias son creaciones motivadas por esa mezcla de
geografía, religión y política mencionada: Ptah, deidad
masculina de Menfis, se asoció a la diosa local Sejmet, y
se les asignó como descendiente a Nefertum. La teología
menfita interrelacionó así sus mitos, como la tebana lo hizo
con Amón, Mut y Khonsu, tríada estrella del complejo de
Karnak; la zona de Elefantina con Cnum, Satis y Anukis; y
en Edfú tenemos a Horus, Hathor y Harsomtus, por citar
algunos ejemplos relevantes.
entre las propiedades de los humildes mortales, también
las haciendas divinas podían cambiar de dueño (Osiris le Sus teologías llegaron en ocasiones no sólo a complementar
quitó Busiris al primitivo Andyeti como un “ocupa” cual- a unos dioses con otros en cuestión de atribuciones (así, si
quiera). En cualquier caso, como queda bien comprobado Shu era el aire, su pareja y hermana Tefnut era la humedad
pág.anterior por la arqueología, cada vez que un dios aparece en un en la cosmogonía heliopolitana) sino a crear directamen-
“Oh, madre Nut,
despliega tus alas sobre texto como señor de un territorio o ciudad sabemos que te feminización del nombre: así, la pareja de Amón en la
mí, como las estrellas allí tenía un templo, su casa, denominada Hut-netcher (pala- cosmogonía hermopolitana, basada en los opuestos, es
imperecederas”. cio del dios) o Per-netcher (casa del dios). Amonet... aunque sea Mut en Tebas. Nada extraño y sí una
Papiro realizado por
Talía Bordalló. muestra más de la casi patológica dualidad del pensamiento
Debemos señalar también que dioses de Egipto no significa egipcio. ¡Siempre la dualidad para que Maat se cumpla!
izquierda egipcios. No siempre fueron nativos. Los egipcios tuvieron
Bes, el protector.
Dibujo de en sus concepciones (con justificación geográfica o sin ella) Estamos hablando de una religión que no fue ni unitaria, ni
Miguel Cantoral. el orgullo del pueblo que se cree elegido por los dioses, inmovilista, y que contó pues con muchas características
pero adoptaron sin problemas dioses extranjeros como originales: el origen localista de los cultos, la procedencia
derecha
Anat, Astarté… De hecho, los atributos que acompañan a extranjera de algunos de sus dioses, y sobre todo esas ideas
Saqqara.
Pirámide de Teti I. algunas de las deidades más tradicionales nos hablan de un tan propias del pensamiento prerracional.Ya hemos hablado
Interior. origen foráneo: así, el tocado africano de Bes. Por otro lado, de la falta de unidad pero también es importante compren-
Textos de las pirámides.
Fotografía de tenemos que insistir de nuevo en que sus dioses traspasaron der la importancia del concepto de la parte por el todo, el
Mercedes Murillo. las fronteras de Egipto. Isis tuvo templos por todo el Impe- simbolismo, su fuerte sincretismo o la importancia del ritual.
Netcheru: los dioses del Antiguo Egipto 85

Se podría empezar insistiendo en su identificación del todo


y la parte, del símbolo y el contenido. Las capacidades pasa-
ban a ser divinidades por sí mismas. En el panteón egipcio
tenemos deidades que provienen de conceptos abstractos:
Maat, la justicia; Hu, la palabra... y también partes de un dios
que pasan a ser divinidades propiamente: el ojo furioso de
Ra se convierte en la leonina Sejmet, que no es otra cosa
que un epíteto de Hathor… Relacionado con esto hay que
tener en cuenta que para los antiguos egipcios cada fenóme-
no tenía causa propia preguntándose por ello qué voluntad
la regía. Esa búsqueda de causas explicaría que pudiera
representarse una capacidad divina (fertilidad, potencia…).
Es algo complejo de entender, pero básicamente una divini-
dad era un conjunto de capacidades.Y para ”facilitarnos” las
cosas podían además ser representadas de modo diverso.
Por ejemplo: el poder de Ra podía aparecer como un uadjet,
un ureus, una diosa... y por lo mismo diversos dioses podían
adoptar la misma imagen. Ver unos cuernos en un tocado
femenino no significa estar ante Hathor, ni que cualquier
halcón sea Horus... Durante nuestro viaje este punto resul-
tó motivo de bastantes frustraciones que empezaban con
frases firmes como “Mira, es Thot”, y eran contestadas “Sí, o
Khonsu, o Ra...”.

Pese a lo que pueda parecernos, ni se conoce bien ni está


claramente interpretada, algo previsible en una religión que críptica de los textos buscaba intencionadamente que no
ni es revelada ni tiene libro sagrado. Es cierto que conoce- cualquiera pudiera comprenderlos; de lo contrario ¿qué
mos los nombres de sus dioses, algunas leyendas (¿quién no tendrían de sagrado?
ha oído la historia de Isis y Osiris?), y fórmulas en los Libros
de las Pirámides, de los Sarcófagos, de los Muertos... pero no Esta falta de comprensión nos lleva a hablar de sus sofistica-
son libros sagrados dogmáticos según nuestro concepto. das encarnaciones. ¿Por qué la frecuente apariencia animal
Son textos con fórmulas mágicas cuyos significados reales de los rostros de sus dioses? Los diferentes estudiosos Edfú.
Templo de Horus.
escapan a nuestra comprensión (¡más incluso de lo que los –para variar– no se ponen de acuerdo: evolución de zoola- Dibujos de
investigadores quieren reconocer!). La propia redacción tría primitiva, identidad dinámica o simplemente que dichas Talía Bordalló.
86 Dioses y Faraones

imágenes serían las máscaras de los dioses y sus potencias,


dioses de un pueblo que vive en un medio natural como es
el Valle del Nilo y contempla la ferocidad del cocodrilo, la
aparente generación espontánea del escarabajo, la fertilidad
del gato… Resultaría muy coherente ya que los propios
textos reconocen que “nadie conoce la cara del Dios”.

Los dioses del Nilo no gozaban de cualidades que noso-


tros solemos considerar inherentes a una divinidad, pues
no eran completamente inmortales ni omniscientes, y
tampoco parece que pudieran hacer las cosas a su antojo.
Esto explica las desventuras de Osiris, que cayó en una
trampa y llegó a morir, o un Ra impotente ante la destruc-
ción de la humanidad por una Sejmet descontrolada.

Y en relación con lo anterior, otro punto a tener en cuen-


ta es que la religión egipcia no sería unitaria pero lo tuvo
todo de sincrética, especialmente en la Baja Época. Cuali-
dades comunes facilitaban determinadas asimilaciones.
Las diosas femeninas en sus diferentes aspectos (madre,
maga, bienhechora, guerrera...) acabaron encarnadas en la
tan mencionada Isis, que se adoró –como hemos comen-
tado– en todo el Mediterráneo y cuyo culto llegó hasta el
siglo VI d. C., momento de la definitiva clausura (y destruc-
ción) de su templo por Justiniano. En ocasiones, este
sincretismo fue una elaborada creación teológica como
ocurrió con Serapis, “criatura” ptolemaica que reunía en
uno a Zeus, Osiris, Apis y Dionisos. También la democrati-
Deir el-Bahari. Templo zación del mundo funerario tras el Imperio Antiguo llevó
de Hatshepsut. Capitel a una síntesis entre los destinos ofrecidos por Ra y por
hathorico. Esta columna,
contemplada en su totali- Osiris en el Más Allá.
dad, recuerda un sistro
sesheshet.
Fotografía de Son justamente aspectos como el sincretismo o las dife-
Lourdes Diego. rentes capacidades divinas lo que ha llevado muchas veces
Netcheru: los dioses del Antiguo Egipto 87

a hablar de monoteísmo de base en la religión egipcia. De


hecho, los dioses en las fórmulas se invocan con frecuen-
cia como manifestaciones de una divinidad mayor. Pero
justamente por esto mismo sería quizás más acertado
denominarla henoteísta: la idea de una divinidad suprema
con multitud de manifestaciones.

Y, para terminar, destacamos la importancia del rito y


(¡de nuevo!) de ese valor mágico de la palabra, sobre todo
del nombre. Visto que todo era personificado, dotado de
voluntad y vida, era necesario ”activarlo”. Identificar, leer,
repetir un ritual como harían los antiguos egipcios... era
suficiente para que los dioses se pusieran en acción y el
orden (Maat) no fuera alterado. Los hombres no podían
vivir sin los dioses, ni los dioses sin los hombres, y así
debemos interpretar las proféticas palabras de Hermes
Trismegisto:

“Tiempos vendrán en los que parecerá que los egipcios hayan


honrado en vano a sus dioses… Regresarán a su cielo y aban-
donarán Egipto… Y entonces, esa tierra tan santa, patria de
santuarios y templos, quedará enteramente cubierta de sepul-
cros y de muertos. ¡Oh, Egipto, Egipto! Sólo fábulas van a quedar izquierda
de tus cultos, y ni siquiera tus hijos creerán más tarde en ellas. Filé. Templo de Isis.
El “discutido” cinocéfalo.
No sobrevivirán más que palabras esculpidas sobre las piedras, Se trata del dios Khonsu.
que relatan tus piadosas gestas… Sin dioses y sin hombres, Fotografía de
Lourdes Diego.
Egipto no será más que un desierto”.
derecha
“El Nilo y su entorno,
imprescindibles en la
creación del imaginario
egipcio”. Saqqara.
Mastaba de Mereruka.
Hipopótamo y peces-
gato. Dibujos de
Talía Bordalló.
88 Dioses y Faraones

El Cairo.
Museo de Antigüedades
Egipcias. Ajuar
del faraón Tutankamón.
Ureus real y Anubis.
Acuarela de
Adela Acitores.
Netcheru: los dioses del Antiguo Egipto 89

Bibliografía

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Aldebarán, 1999; M. ELIADE, Historia de las creencias y de las F.  J. PRESEDO VELO y J. M. SERRANO DELGADO, La “La importancia
de la palabra”.
ideas religiosas I, tr. e., Barcelona, RBA, 2004; A. GRINGO- religión egipcia, Historias del Mundo Antiguo, nº 12, Oriente, El Cairo. Museo de
LA, Miti dell’Antico Egipto, Bussolengo, Demetra SLR, 1996; Madrid, Akal, 1989; y J. YOYOTTE, El pensamiento prefilo- Antigüedades Egipcias.
El escriba sentado.
D. MEEKS y CH. FAVARD-MEEKS, La vida cotidiana de los sófico de Egipto. El pensamiento prefilosófico y oriental, tr. e., Fotografía de
dioses egipcios, tr. e., Madrid, Temas de Hoy, 1994;  J. PADRÓ, Madrid, Siglo XXI, 2000. Lourdes Diego.
90 Dioses y Faraones
Dioses y Faraones

El simbolismo de la pirámide en el Egipto de los faraones


Esther Maldonado
Profesora del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Ciudad y del Territorio
(Escuela Superior de Arte y Arquitectura, Universidad Europea de Madrid)

Las primeras grandes culturas construyeron su ciudad a modo do, luego era necesario prepararse para la vida ultraterrena. “El hombre teme al
de imagen del orden cósmico; en terminología platónica, la El ka es el nombre egipcio para el espíritu, que no era sino un tiempo, pero el tiempo
ciudad terrestre era una metáfora de la ciudad celeste y su clon invisible del cuerpo en vida, pero la supervivencia del ka teme a las pirámides”.
estructura estaba tomada del arquetipo eterno. La ciudad de dependía de que el cuerpo terrenal estuviera en buen estado Proverbio árabe
los hombres tenía que ser una copia en número y metro de y para eso los egipcios desarrollaron técnicas de embalsa-
aquellos que rigen el universo y una suerte de repetición ritual mamiento y, junto al cuerpo sin vida, se depositaban comida
de la morada de los dioses. La religión operaba como elemen- y utensilios para la vida diaria. Independientemente de toda
to regulador de esta comunicación entre lo que aquí abajo se la liturgia funeraria y del complicado ritual religioso hasta el
testimonia de lo de allí arriba. En la civilización egipcia, igual que juicio final de Osiris, la tumba de los muertos egipcios era un
en la América precolombina, la pirámide se constituye en el elemento esencial en esta mezcla de lo corporal y lo espiritual,
eje que une los dos mundos e introduce la verticalidad. de lo terrenal y lo sagrado.

Las pirámides egipcias son manifestaciones de un poder diri- La principal función de la tumba de los faraones era albergar
gente absoluto en el ámbito político, social y económico, pero el ka del faraón y proteger el cadáver y los bienes depositados
además son el símbolo de las fuerzas sobrehumanas, de los en ella de los saqueadores, puesto que junto al pueblo creyen-
dioses. Los faraones de la IV dinastía se convierten en dioses te, los fuera de la ley, que no compartían las creencias religiosas,
y como tales tienen que expresar su inhumanidad a través de buscaban denodadamente el expolio de las tumbas. Pero las
una construcción cuyo impacto simbólico sea determinante, y pirámides, reservadas a las clases dirigentes, eran el símbolo
la forma piramidal, remedo geométrico de la montaña sagra- del poder y la riqueza de los faraones, que se llevaban a la otra
da, permite trascender la forma en un sentido muy amplio. vida tesoros fabulosos, puesto que creían en su vida eterna, y
La pirámide es una tumba y también una estructura geométri- el pueblo egipcio (aunque también los esclavos) trabajaba en
ca, pero su significado es más complejo. la construcción de las pirámides con la convicción de estar
erigiendo una casa para un dios, una casa de la eternidad. pág. izquierda
La pirámide está relacionada con el culto solar, en el cual se Dahshur.
Pirámide romboidal.
produce una fusión del dios, el faraón y el ka. Los egipcios La pirámide clásica está construida a partir de formas geomé- Acrílico de
creían que tras la muerte los espíritus continuaban vivien- tricas simples: la base es un polígono regular de cuatro lados, Jorge Hernández.
92 Dioses y Faraones

el vértice se sitúa en la perpendicular del centro del cuadro,


las cuatro superficies laterales son triángulos isósceles. Esta es
la llamada pirámide perfecta, simple y elemental, emergiendo
del entorno (SOSA DÍAZ-SAAVEDRA, 1995, p. 156).

Pero en la época de las pirámides, la mastaba, perfectamente


geometrizada, siguió siendo la forma de enterramiento prefe-
rida por los nobles, que se hacían sepultar en el cementerio
real junto a las pirámides faraónicas. Las pirámides escalonadas
permitían al alma del monarca ascender más fácilmente hacia
el cielo; las pirámides perfectas eran el símbolo de la deidad
misma y permitían la identificación con el más allá. El faraón
tenía que elegir cuál sería su casa eterna. En el primer caso, la
función subviene a la finalidad. En el segundo, la función es fin
en sí misma.

El poderoso faraón Zoser, a principios de la tercera dinas-


tía, construye una gran mastaba de piedra de planta cuadrada
(63 x 63 x 8 m), y sobre la marcha decide cambiar su morada
final al superponer seis mastabas de perímetro decreciente.
Otros reyes, como Snefru, ensayaron tres tipos de pirámides
distintas, ergo la evolución hasta la pirámide perfecta es una
mezcla de técnica y concepción religiosa.
superior
Saqqara. Conjunto fune- Junto a esta concepción religiosa, las construcciones pirami-
rario del faraón Zoser. dales incorporan nociones que surgen de la geometrización
Pirámide escalonada.
Fotografía de de modelos tomados del mundo inorgánico y de la natura-
Victoria Durán. leza, puesto que la pirámide es volumen y la forma natural
por antonomasia que se toma como modelo es la monta-
inferior
ña que deriva en geometría a través de un claro proceso
Saqqara y Dahshur.
Pirámides escalonada y de abstracción al que no escapa el resto del arte egipcio.
romboidal. Además la abstracción geométrica va unida a las cualidades
Acuarela de
Ana López cósmicas y divinas del número. El cuatro, y por derivación el
Sánchez-Vegazo. cuadrado, era la expresión plástica integral del número sagrado;
El simbolismo de la pirámide en el Egipto de los faraones 93

pero además la forma triangular simbolizaba la triada mundo- del objeto. Signo, analogía, representación, imagen, fantas-
dios-hombre, lo que siglos más tarde se llamaría ontoteología ma o señal, la pirámide trasciende a su forma geométrica.
(ontos-theos-logos), esta fusión del cuadrado y los cuatro trián- Cuando en el horizonte vemos unas llamaradas rojas pode-
gulos isósceles en una figura geométrica cuya cúspide se dirigía mos considerar bien que es una señal de un incendio o bien
hacia lo sobrenatural y cuya forma era una abstracción de la que es un símbolo del fuego eterno; del mismo modo, la pirá-
montaña primordial, resultaba por lógica una hierofanía según mide egipcia es señal de un gusto por la abstracción en el
las convicciones religiosas del egipcio. uso de formas constructivas y remite a una figura geométrica
concreta, pero también símbolo de lo eterno.
Las pirámides conservan en reminiscencias la representación
de la tierra en su aspecto materno y el vértice se convierte El triunfo de la forma abstracta pura no es función simbólica, izquierda
en centro místico, en punto de máxima energía, en verdadero sino función estética que en ocasiones es utilizada de manera Dahshur. Pirámide roja.
elemento crucial, en la tangente al mundo sobrenatural. En el trivial en la edificación moderna donde el carácter sagrado se Bóveda. Fotografía de
Talía Bordalló.
simbolismo egipcio, la pirámide se representaba emergiendo circunscribe a los templos, aunque se produzca una trasgre-
de las aguas primordiales, como imago mundi. Pero lo que se sión al concepto de lo sagrado fruto de la posmodernidad. derecha
nos escapa es la función de los símbolos como signos repre- No obstante, las pirámides egipcias, son también manifestacio- Guiza.
Pirámide de Kéops.
sentativos de realidades no accesibles por medio de la razón nes del poder político y económico del faraón y de las clases Fotografía de
teórica, o como, more kantiano, manifestaciones analógicas dirigentes, esto es, manifestaciones del poder humano que Talía Bordalló.
94 Dioses y Faraones

Guiza. Pirámides
de Kefrén y Kéops.
Fotografía de
Jaime Salazar.
El simbolismo de la pirámide en el Egipto de los faraones 95

Guiza. Pirámide
de Kefrén.
Fotografía de
Mª Eugenia Cerón.
96 Dioses y Faraones

intentan divinizarse a través de la arquitectura monumental.


Plinio consideraba a las pirámides como una loca ostentación
de riqueza de los faraones. Esta simbología sí se ha conser-
vado, porque las convicciones religiosas son mutables, pero
no lo es la ambición humana, y así la más importante arqui-
tectura simbólica del siglo XX está relacionada con el poder
omnímodo que intenta también divinizarse aunque utilice otras
formas arquitectónicas. Así la URSS de Stalin, la Italia fascista
de Mussolini y la Alemania de Hitler, recuperan la arquitectu-
ra-símbolo, aunque no usen la pirámide puesto que no exigen
en sus edificios la magia del número o la taumaturgia de la
geometría. Con el advenimiento del fascismo surge en Europa
una nueva arquitectura ecléctica e historicista que amenaza a
la llamada arquitectura moderna y que rescata valores como
el monumentalismo y la sobria repetición faraónica. Albert
Speer crea el Zeppelinfeld en Nuremberg inspirándose en los
porticados del templo egipcio de la reina Hatshepsut.

La peculiaridad de la arquitectura funeraria egipcia es que


fusiona el símbolo del poder, el de lo sagrado y el de las fuer-
zas telúricas en una forma geométrica privilegiada donde se
manifiestan los avanzados conocimientos de la matemática y
la astronomía egipcias, que convierten a las pirámides del valle
del Nilo en construcciones en clave numérica directamente
relacionadas con su idea del cosmos (FRANKFORT,WILSON
superior
y JACOBSEN, 1954, pp. 66-67).
Guiza. Pirámide
de y Micerinos. Independientemente del conocido desarrollo de la geome-
Fotografía de tría egipcia, la llamada piramidología ha exprimido el posible
Lourdes Diego.
significado oculto de la pirámide hasta límites insospechados,
inferior combinando orientaciones de las caras, ángulos y dimensiones,
Guiza. Pirámide todo ello partiendo de la dificultad de establecer con exactitud
de Kéops.
Fotografía de qué unidad de medida utilizaron los arquitectos de la pirámide
Fernando Galtier. de Kéops, el gran templo geomántico, y así “cada parte del
El simbolismo de la pirámide en el Egipto de los faraones 97

edificio posee dimensiones significativas, que basta con expre-


sar en codos, palmos, pulgadas o dedos piramidales, sabiendo
que el “codo piramidal”, tan sagrado como imaginario, es igual
a la diezmillonésima parte del radio polar terrestre, o sea,
0,635660 metros. Una vez establecido esto, sólo hay que llevar
a cabo múltiples combinaciones misteriosas, de suma, resta,
multiplicación o división, para que por fin, la verdad, despo-
jada de sus velos, surja del pozo de la pirámide” (POCHAN,
1971, p. 148). No obstante, algunos estudios menos mistéricos
sí parecen establecer la finalidad añadida de la pirámide como
templo solar, una especie de gran gnomón en el que la orien-
tación del edificio, las dimensiones de la base y los ángulos de
las caras triangulares respondían a un programa previo con
pretensiones astronómicas (POCHAN, 1971, pp. 162-220).

Pero lo que fascina a la mirada occidental es la modernidad


formal de las pirámides perfectas egipcias erigidas hace 4.500
años y compuestas por cuatro triángulos isósceles iguales y de
superficies planas que convergen en un único punto. Repre-
sentan la apoteosis de la forma abstracta que compite con
lo divino (GIEDION, 1986, p. 18). Resulta difícil encontrar
en la historia de la arquitectura un sobrecogimiento visual
semejante al de las tres pirámides de Guiza: una superficie
desértica vacía e irrumpiendo en la naturaleza, como si siem-
pre hubieran estado allí, tres poliedros perfectos en decrecendo.
El cuadro ofrecido por la naturaleza no parece tener límites y,
sin embargo, ya nada falta y nada sobra en esa visión gestáltica entre las construcciones puesto que nada falta en el campo
de la que emergen los tres sólidos creados por el hombre, de fuerzas de esta extensión abierta donde se perpetúan las
pero que parecen creados por los dioses. Ya ni tan siquiera tres estructuras perfectamente organizadas. El campo visual
podemos concebir una pirámide fuera del conjunto, podemos de las fuerzas generadas por las alturas y las masas no pare-
abstraerla pero la tríada se ha convertido ya en unidad. ce tener límite por la energía horizontal que emana de los El Cairo. Museo de
sólidos piramidales y por la vertical que desde los vértices Antigüedades Egipcias.
Estatua del faraón Kefrén.
Los arquitectos egipcios de la IV dinastía supieron eliminar de las pirámides intenta llegar más allá de donde físicamen- Fotografía de
la sensación de vacío y abandono que produce la distancia te termina el edificio; se trata de una metafísica espacial. Lourdes Diego.
98 Dioses y Faraones
El simbolismo de la pirámide en el Egipto de los faraones 99

Los arquitectos de las pirámides de Kefrén y de Micerinos La islamización de Egipto supuso la desaparición de la pirámi-
establecieron la distancia idónea para el equilibrio de las de como forma integral del edificio. El Islam llevó a Egipto sus
fuerzas entre los edificios (ARNHEIM, 1978, p. 20). En este propias formas arquitectónicas para los templos sagrados; en
respecto, conviene rendir homenaje a los faraones posteriores las mezquitas no quedan reminiscencias de la montaña sagra-
que no ordenaron nuevas construcciones allí y a las fuerzas de da. Por otra parte, la cultura occidental se asienta en bases
la naturaleza que destruyeron cualquier otro vestigio; resulta grecorromanas donde la pirámide nunca tuvo cabida.
inconcebible la llanura de Guiza con una cuarta gran pirámide.
El hecho de que las caras de las pirámides formen con el suelo
ángulos superiores a 90º y que los tres sólidos se necesiten
para completarse entre sí, permite llenar el intervalo espacial
aunque sin incorporar densidad, como si las fuerzas que unen
los edificios fueran autóctonas y tendieran hacia arriba conso-
lidando nuestra visión que asume la verticalidad al contemplar
las construcciones (ARNHEIM, 1978, p. 33).

Tanto las tres pirámides de Guiza en El Cairo, como las tres


pirámides de Palenque en Chiapas, pertenecen a civilizaciones
que no se cruzaron ni en el tiempo ni en el espacio y que
utilizaron la forma de la pirámide como símbolo del poder
humano y del poder divino, así como centros energéticos y
telúricos del mundo, epígonos de la perdida montaña sagra-
da primordial, ese Olimpo o ese Walhalla que otros tuvieron
como dádiva de los dioses y así la conservan (el Kilimanjaro
o el Monte Fuji).

pág. izquierda
Bibliografía Guiza. Esfinge.
Fotografía de
Álvaro López.
R. ARNHEIM, La forma visual de la arquitectura, Barcelona, 1986; A. POCHAN, El enigma de la Gran Pirámide, Barcelona,
1978; H. y H. A. FRANKFORT, J. A. WILSON y T. JACOBSEN, 1971; y J. A. SOSA DÍAZ-SAAVEDRA, Conceptualismo y Complejo monumental
de una pirámide.
El pensamiento prefilosófico, Madrid, 1954; S. GIEDION, Abstracción. Interrelaciones entre suelo, paisaje y arquitectura, Acuarela de
El presente eterno: los comienzos de la arquitectura, Madrid, Las Palmas de Gran Canaria, 1995. Enrique Castaño.
Dioses y Faraones

Una casa para el alma


Fernando Espuelas
Profesor del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Ciudad y del Territorio
(Escuela Superior de Arte y Arquitectura, Universidad Europea de Madrid)

Tanto las cámaras prehistóricas como los tholoi prehelé- cuales los difuntos eran enterrados encogidos, exactamente
nicos estaban recubiertos de tierra. Estos recubrimientos como fueron enterrados en largos períodos prehistóricos (...).
tienen un primer fin estructural (colaborar en la estabilidad A esa subestructura se añadió otra superestructura sobre
de la falsa bóveda); el segundo objetivo es la ocultación tierra. Su forma era distinta en el Alto y el Bajo Egipto.
en la subterraneidad (propia del hecho de sepultar); y, Herbert Ricke explica esta diferencia como consecuencia
por último, el tercer fin, éste de naturaleza simbólica, es de dos diferentes modos de vida. En la fértil zona del delta
el de evidenciar la protuberancia del embarazo terráqueo del norte (Bajo Egipto), los primeros agricultores vivían en
(entendiendo la muerte como nacimiento inverso). En cual- pequeños poblados (Fayum, Merimde). Sus difuntos eran
quier caso, los montículos que ocultan este tipo de tumbas enterrados bajo el suelo de las viviendas o en tumbas
tienen la vocación de integrarse en el paisaje. Parece que modeladas como las casas de los vivos. En el sur (Alto
no se quisiera descubrir el truco de que no se ha excavado Egipto) habitaban pastores nómadas que enterraban a sus
sino que se ha construido el terreno envolvente. difuntos en la grava, colocando encima un pequeño montón
de piedras o túmulo” (GIEDION, 1981, p. 586).
Al mirar a Egipto se encuentra una sustancial diferencia.
La tumba emerge explícitamente. Encontramos de manera El proceso de monumentalización seguido por la tumba
manifiesta las dos facetas: interior y exterior. El interior, el en Egipto, que arrancando de las limitadas mastabas de la
hueco en lo recóndito de una masa fabulosa, es el lugar de I dinastía, pasa por la pirámide escalonada de Saqqara para
la intimidad, donde se recrean las habitaciones y los objetos culminar en las pirámides clásicas de la IV dinastía, es mucho
queridos del difunto. El exterior, irguiéndose hacia el cielo, más acusado en el crecimiento del volumen exterior que en
mirando la fuente de vida que es el Nilo, es monumental, el agrandamiento de los alveolos interiores. La gran galería
abstracto y simbólico. Sigfried Giedion explica el origen de de la pirámide de Kéops (Khufu) tiene 51 m de largo por pág. izquierda
la mastaba y de la pirámide como confluencia de las formas 9 m de altura, pero sumando su volumen a los de la cáma- Guiza. Pirámides de
de enterramiento del Alto y Bajo Egipto. “Hasta el final del ra regia, cámara secundaria, cámara enterrada y resto de Kéops, Kefrén
y Micerinos.
periodo predinástico, las tumbas egipcias eran simplemente pasadizos no se alcanzan los 2.200 m³ de espacio interior. Fotografía de
hoyos o pozos circulares u ovalados poco profundos, en los El volumen emergente de la pirámide es, sin embargo de Mónica Zofío.
102 Dioses y faraones

unos 2.658.000 m³. Es decir el volumen del hueco apenas


supone un porcentaje del 0,082 % del conjunto del volu-
men construido. De todo ello podemos deducir que se
consideraba que el tamaño del vacío interior debía estar
dentro de unos límites y no seguir el proceso de agigan-
tamiento al que se somete el volumen exterior. El motivo
de esta limitación es el de constituir en esos recintos
internos el ámbito privado del ka, del difunto, donde se
refleja la continuidad de lo cotidiano más allá de la muerte.
Sin embargo, el volumen aparente es la materialización
simbólica que, en forma y dimensión, expresa el poder real
y su procedencia solar.

Desde este punto cero, atendiendo al índice de concentra-


ción de materia arquitectónica por el hueco configurado,
comienza un proceso, hasta ahora irreversible de desmate-
rialización de la arquitectura. Este proceso está motivado por
la aplicación muy inmediata del principio de eficacia que lleva
consigo la paulatina disminución de la cantidad de materia
requerida en la construcción. La propia Historia de la Arqui-
tectura se puede leer como una crónica de ese proceso de
disminución, podríamos decir de “liofilización” de la materia
constructiva: cada vez menos cantidad de materia ha sido nece-
saria para construir un mismo volumen de aire habitable.

Veamos tres ejemplos de la masa necesaria para encerrar


un m³ de aire:

Pirámide de Kéops (IV dinastía, c. 2550 a. C.)


2.174.000 kg/m³
Panteón de Roma (siglo II d. C.)
882 kg/m³
Casa Farnsworth, Mies van der Rohe (siglo XX d. C.)
71 kg/m³
Una casa para el alma 103

Podríamos decir que la Arquitectura ha sufrido, a lo largo


de su Historia, un continuado proceso de “anorexia”.
En paralelo, y no sólo en el campo de la Arquitectura, lo pág. izquierda
masivo se ha convertido en sinónimo de arcaico, de obso- Guiza.
leto, de ineficaz. La cantidad de materia parece entenderse Pirámide de Kéops.
Acuarela de
como inversamente proporcional al desarrollo de la inteligen- Carlos Sánchez Saavedra.
cia técnica. Evidentemente, no se puede negar que el principio
de eficacia productiva es un avance inequívoco, pero también superior
Guiza.
es un error contemplar arquitecturas, como la egipcia, que Pirámide de Kéops.
se valen de lo masivo, como manifestaciones de la falta de Fotografía de
recursos técnicos. Mas bien al contrario, la manipulación de Lourdes Diego.
las inconmensurables cantidades de piedra tratada y tallada inferior
supone una disponibilidad de medios de cultura técnica nada Guiza.
desdeñables. Sólo una muy sólida estructura cultural y un Pirámide de Kéops.
Detalle de sillares.
soporte social adecuado podrían permitir la realización de Fotografía de
piezas tan soberbias como las pirámides de Guiza. Lourdes Diego.
104 Dioses y faraones

izquierda
Guiza. Pirámide
de Kéops.
Maqueta de
Ignacio Lara.

derecha
Guiza. Pirámide de
Kéops. Interior.
Fotografía de
Adela Acitores.
Una casa para el alma 105

“Un tiro de bueyes arrastró el sarcófago por la pendiente. Con ayuda de


cuerdas lo hizo resbalar por los corredores subterráneos, hasta dejarlo
apoyado contra la pared de roca. El niño de Cudiópolis descendía a la tumba
como un Faraón, como un Ptolomeo. Lo dejamos sólo. Entraba en esa duración
sin aire, sin luz, sin estaciones y sin fin, frente a la cual toda la vida parece
efímera; había alcanzado la estabilidad, quizá la calma. Los siglos contenidos
en el seno opaco del tiempo pasarían por millares sobre esa tumba sin
devolverte la existencia, pero sin agregar nada a la muerte, sin poder impedir
que un día hubiera sido. Hermógenes me tomó del brazo para ayudarme a
remontar el aire libre; sentí casi alegría al volver a la superficie, la de ver de
nuevo el frío cielo azul entre dos filos de rocas rojizas”.

Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano.

Bibliografía izquierda
Guiza. Pirámide de
S. GIEDION, El presente eterno: Los comienzos de la arquitectu- Kéops. Entrada a la
pirámide.
ra, Madrid, 1981; y M. YOURCENAR, Memorias de Adriano, tr. Fotografía de
e. de Julio Cortázar, Barcelona, 1982. Ignacio Cetina.
Dioses y Faraones

El perrito de Zoser
Agustín Legaz
Arquitecto

La noche anterior casi no pude conciliar el sueño. Estaba Recuerdo que mis expectativas me llevaron a descender del
inquieto como el amante que planea un encuentro furtivo con vehículo con rapidez. Mientras miraba absorto el paisaje que
su amada. Intuía que a la mañana siguiente, a nuestra llegada al se me ofrecía, me sentí afortunado.
recinto funerario, iba a suceder algún hecho que relanzara mis
investigaciones sobre la Atlántida. De repente, dos suaves ladridos me rescataron de inmediato a
la Tierra. Un pequeño perrito blanco, de raza incierta y hocico
Los estudios que últimamente venía realizando no se enca- prominente, se me acercó cabizbajo y con el rabo entre las
minaban hacia la posible existencia en tiempos remotos de piernas. Pensé que se lavaba con la lluvia y se alimentaba de
la mítica isla descrita por Platón*. Mi interés actual sobre el compañía. Le di una galleta y ya no se separó de mí.
tema giraba en torno a si el filósofo griego pudo tener algún
referente histórico-arquitectónico relacionado con el alma de Me alejé un poco del grupo y le seguí. ¡Que suerte! –pensé–.
los difuntos y que le sirviera de base para la creación de su ¡Tengo guía propio! Como si le hubiera dado una generosa
relato. propina, se puso rápidamente en marcha y comenzó a rastrear
mis dudas con olfato de buen sabueso.
Ahora esa búsqueda me había llevado a Egipto¹, concreta-
mente a la necrópolis de Saqqara, situada a unos cuarenta Se detuvo ante la única puerta existente en la actualidad y que
Kilómetros de El Cairo. da acceso al recinto, se sentó sobre sus cuartos traseros y sus
ojos nubios comenzaron a preguntarme:
Poco después del amanecer, el autobús se aproximaba a la
entrada del conjunto monumental que el faraón Zoser hizo ¿Recuerdas que la muralla que rodea todo el conjunto monumental
pág. izquierda
construir en Saqqara. Tuve la tentación de no mirar hacia la tenía quince puertas, de las cuales catorce eran falsas?
Saqqara.
pirámide que se adivinaba en su interior, temiendo que la Conjunto funerario
decepción superara mi sorpresa; pero no fue así. Pese a que ¿A que no sabías que la puerta que tenemos delante y situada en del faraón Zoser y
pirámide de Userkaf.
el día estaba frío y gris, las nubes no conseguían confundir su la esquina sureste del conjunto es la única que permite el acceso Fotografía de
magnífico perfil. al interior del recinto? Adela Acitores.
108 Dioses y Faraones

Saqqara.
Conjunto funerario
del faraón Zoser.
Muralla del recinto.
Acuarela de
Ana López
Sánchez-Vegazo.
El perrito de Zoser 109

¿Y que su altura era de 20 codos reales, justo la sexta parte de la


altura de la pirámide?

¿Y que tu colega Imhotep diseñó su planta como un rectángulo


formado por un doble cuadrado, en el que su lado mayor mide
1040 codos reales (544,9 m) y su lado menor la mitad, con lo que
ello significa?

¿Y que es la primera arquitectura realizada exclusivamente con


piedra caliza de grano fino, con lo que ese material de construcción
representa tecnológica y simbólicamente?

¿Y no te da la sensación de que el perímetro de la muralla tiene la


concepción de un mandala que refleja un límite psicológico entre el
interior y el mundo exterior?

¿Y que ese mandala marca unos límites precisos que impiden un


crecimiento ilimitado? El animalito no se detenía y yo tampoco. Le seguía como un
perro fiel a su amo. El recorrido por el conjunto funerario
¿Y que el trazado geométrico rectangular de la muralla tiene una fue como un paseo por el parque, en donde los árboles, los
clara orientación geográfica norte-sur paralela al Nilo? pájaros, las flores y el estanque se habían convertido en patios
ceremoniales, templos funerarios, capillas, altares... eso sí, con
¿Y que en la Ciudadela de la Atlántida se describen de forma simi- puertas de piedra inmóviles, corredores laberínticos, columnas
lar: murallas perimetrales con un único acceso al recinto, el uso del sin función tectónica, edificios rellenos de cascotes de piedra
rectángulo formado por un doble cuadrado, la macrotecnología de o falsas vigas. Un auténtico escenario escalonado.
los materiales constructivos, medidas numéricas relacionadas entre
sí, el mandala y la misma orientación geográfica? El tiempo pasó como un suspiro. Las nubes de la mañana
dieron paso a un sol casi amenazador. Como si buscásemos
Atravesamos juntos la puerta que permite el acceso al recin- refugio nos acercamos a la base norte de la pirámide, muy
to a través de un estrecho pasadizo de apenas un metro de cerca del serdad. Allí estaba la estatua de Zoser para comu- Perrito subido a
anchura y 6 de longitud y cruzamos la famosa columnata de nicarse con el mundo de los vivos a través de dos orificios la pirámide escalonada
del faraón Zoser.
entrada que conduce hasta el patio sur. realizados en el muro a la altura de los ojos. Fotografía de
Adela Acitores.
110 Dioses y Faraones

Saqqara.
Conjunto funerario
del faraón Zoser.
Interior del serdab
con la copia de la
estatua de Zoser.
Fotografía de
Jorge Rivas.

pág. derecha
Saqqara.
Conjunto funerario
del faraón Zoser.
Vendedor en
el patio sur.
Acuarela de
Adela Acitores.
El perrito de Zoser 111

Con una destreza impropia de su físico, el perrito fue escalan-


do poco a poco los bloques de piedra hasta situarse a nivel del
techo de la primera mastaba.

Se relamió las últimas gotas de agua que le ofrecí antes


de la penosa ascensión, se tumbó y volvió a interrogarme.
–Me lo temía–:

¿Sabes que desde aquí arriba se puede observar que estamos


rodeados de desierto, de tierras extrañas, de reinos enemigos y
de Caos?

¿Te has fijado que el perímetro interior de la muralla tiene


muchas edificaciones falsas y compactas?

¿Eres capaz de imaginarte todo el conjunto pintado de


vivos colores?

¿Al acceder al recinto no sentiste como si atravesáramos el primer


anillo exterior de un laberinto?

¿Y que al acercarte a la pirámide, las barreras sucesivas que confor-


man los seis muros verticales te obligan a bordearla para encontrar
el acceso a su interior?

¿O que los lados de la base de la pirámide son paralelos a la mura-


lla exterior y están orientados según los cuatro puntos cardinales?

¿Y que el laberinto continuó cuando te tuve que ayudar en el inte-


rior de la pirámide para que no te perdieras entre los corredores,
cámaras, galerías subterráneas, túneles y habitaciones de su caver-
na tridimensional?
112 Dioses y Faraones
El perrito de Zoser 113

¿Te has fijado que a Imhotep no le interesaba la organización de Ahora no lo puedes apreciar pero ¿sabías que el sólido interior
los espacios interiores sino la colocación de los volúmenes frente a de la pirámide está formado por bloques de piedra traída de las
la luz del sol? proximidades y el exterior de fina caliza blanca procedente de las
canteras de Tura?
¿Recuerdas que en el Antiguo Egipto el hombre se componía de
6 elementos distintos, de los cuales tres estaban relacionados con Y ¿sabías que en la Atlántida también se describen casas adosadas
la materia y tres con el alma? a las murallas, vivos colores en los revestimientos de las construc-
ciones, accesos con barreras sucesivas, laberintos tridimensionales y
¿Y que cuando el sol proyecta sus rayos perpendicularmente, el una división social trasladada al diseño de la ciudad?
cuerpo de la pirámide, su sombra y su nombre se funden con el
desierto y es entonces cuando aparece el alma perdurable (Ka) de Las nubes regresaron para llevarse las sombras de las piedras.
mi faraón, en continuo movimiento (ba) y eterna (akh)?
Cuando ya me alejaba del recinto para incorporarme al grupo
¿Crees que el arquitecto, como producto de la división social que me esperaba impaciente para seguir nuestra ruta me pare-
del trabajo, pudo simbolizar en Saqqara a la sociedad egipcia ció divisar a lo lejos un perrito que tumbado sobre su regazo
como una sólida pirámide en la que cada escalón cumplía su me miraba atento y vigilante, mientras su figura se transforma- pág. izquierda
respectiva función jerárquica con el faraón en la cima de la torre ba en la de un chacal negro. Esa noche soñé con Anubis. Saqqara.
como jefe supremo? Conjunto funerario
del faraón Zoser.
Pirámide escalonada.
Fotografía de
Lourdes Diego.

izquierda
Saqqara
Conjunto funerario
del faraón Zoser.
Detalle de la cara este de
la pirámide escalonada.
Fotografía de
Adela Acitores.

derecha
Saqqara
Conjunto funerario
del faraón Zoser.
Detalle del templo
junto al serdab.
Fotografía de
Lourdes Diego.
Planta del conjunto
funerario del faraón Zoser
en Saqqara y planta
de la ciudadela de la
Atlántida de Platón.
Autor:
Agustín Legaz.
El perrito de Zoser 115

¹ La conexión egipcia con la Atlántida la encontré en diferen- quiso someter a su poderío a todos los territorios griegos y
tes pasajes de la obra de Platón (427–347 a. C.): en el diálogo egipcios, y a todos los países libres que quedaban en el área del
Timeo o de la naturaleza y en el diálogo Critias o de la Atlánti- Mediterráneo. La ciudad de Atenas supo dar una extraordina-
da. En estos diálogos se dice que Solón (640–559 a. C.), uno de ria muestra de valor y tenacidad, colocándose a la cabeza de
los siete sabios y legisladores de Atenas, realizó un viaje a Sais, todos los Estados griegos amenazados y rechazar la agresión
ciudad situada en la desembocadura del Nilo, para “recoger extranjera de los reyes de la Atlántida.
conocimientos de los tiempos pasados” –la visita de Solón a
Egipto suele fecharse alrededor del 590 a. C.–. Allí fue acogido El informador de Solón, el sacerdote de Sais, añadió que si
con muestras de amistad y respeto por los sacerdotes de la bien esta leyenda parecía tener todos los visos de una fábu-
ciudad, los cuales además se ofrecieron a revelarle la historia la, contaba con un gran fondo de verdad, pues algo por el
de los tiempos pasados que guardaban en papiros, así como un estilo era lo que realmente había sucedido en tiempos pasa-
magnífico archivo de inscripciones y documentos recogidos a dos. Solón transmitió la epopeya a sus compatriotas griegos,
lo largo del tiempo. entre los que se encontraba el bisabuelo de Critias el Joven.
Este último fue el que finalmente explicó a Platón todo lo que
Platón nos cuenta que, fundándose en un antiguo escrito egip- su memoria había retenido.
cio, un anciano sacerdote de Sais explicó a Solón que hubo
un tiempo en que una gran potencia marítima (los atlantes) ² Un codo real equivalía a 0,524 metros.

Bibliografía

PLATÓN, Diálogos: Filebo, Timeo, Critias, Madrid, Gredos, 1997; Barcelona, Labor, 1993; R. ELLIS, En busca de la Atlántida,
T. CALVO, De los sofistas a Platón: Política y pensamiento, Madrid, Barcelona, Grijalbo, 2000; M. GHYKA, Estética de las propor-
Ediciones Pedagógicas, 1995; R. DAHLKE, Mandalas, Barcelona, ciones en la naturaleza y en las artes, Barcelona, Poseidón, 1983;
Ediciones Robin Book, 1997; G. DROZ, Los mitos platónicos, y L. LAMY, Misterios egipcios, Madrid, Debate, 1981.
116 Dioses y Faraones
Dioses y Faraones

Imhotep, genial arquitecto


Sara Moreno
Alumna de primer curso de la licenciatura en Arquitectura
(Escuela Superior de Arte y Arquitectura, Universidad Europea de Madrid)

Imhotep, visir del faraón Zoser, fue un gran sabio que desta- templo de la pirámide, además de la gran estatua de Zoser y,
có sobre todo en los campos de la medicina y la arquitectura. probablemente, una galería recubierta de cerámica esmalta-
Fue considerado hijo de Ptah, dios de los artesanos, y se le da que se abre en un ángulo de la cámara de la pirámide.
adoró como dios de la medicina a partir del período saíta.
Con él, el sepulcro pasó de ser un antro subterráneo a
convertirse en el eje de un conjunto funerario al aire libre pág. izquierda
en el que destaca la pirámide como elemento esencial. Madrid. Museo
Arqueológico Nacional.
Fue el arquitecto del conjunto funerario del faraón Zoser Estatua en bronce del
arquitecto Imhotep.
en Saqqara, localidad situada al oeste de Menfis, capital del Archivo fotográfico:
Egipto faraónico durante el Imperio Antiguo. El vestíbulo de M.A.N.
entrada al mismo está inspirado en la arquitectura de los izquierda
palacios y tenía un techo de piedra cilíndrica que se sostenía Saqqara. Conjunto
por columnas acanaladas, imitando los haces de troncos de funerario del faraón
palmeras, rematadas por capiteles papiriformes y reforzadas Zoser. Galería de acceso.
Columnas fasciculadas
con contrafuertes. Dichas columnas tienen una altura consi- y techo de piedra
derable; Imhotep pensaba que no resistirían por sí solas, de cilíndrica.
Fotografía de
ahí que fueran diseñadas para quedar adosadas a muros de Lourdes Diego.
piedra. Se trata de las primeras columnas fasciculadas (proto-
dóricas) conocidas de la historia. derecha
Saqqara. Conjunto
funerario del faraón
Los calificativos de carpintero y escultor que acompañan a Zoser. Galería de acceso.
veces al nombre de Imhotep nos dan también idea de su acti- Imitación de gozne de
puerta de madera.
vidad interdisciplinar. Diseñó muros y puertas de piedra que Fotografía de
imitaban las de madera de la época, un altar con leones en el Lourdes Diego.
118 Dioses y Faraones
Dioses y Faraones

De Saqqara a Guiza: la dualidad del Antiguo Egipto evocada


desde los comienzos de su arquitectura monumental en piedra
Lourdes Diego Barrado
Profesora del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Ciudad y del Territorio
(Escuela Superior de Arte y Arquitectura, Universidad Europea de Madrid)

Fascina comprobar, visitando el conjunto de Zoser (Djoser) del Bajo Egipto– y lotiformes –el loto es la flor que represen- “Hemos venido a ver el
en Saqqara, cómo la arquitectura del Antiguo Egipto reflejó, ta al Alto Egipto– y donde el faraón habría recibido, de una templo de Djoser y lo
desde sus inicios y de manera constante, a lo largo del tiem- manera simbólica, tributos procedentes de ambos reinos tras encontramos como si el
cielo estuviera en
po la dualidad del país. El Alto y el Bajo Egipto, hermanados su doble coronación (SILIOTTI, 2005, p. 108). A la existencia su interior y como si Ra
y unificados desde fines del cuarto milenio a. C. Y es en el del doble enterramiento y de las dos casas se suman los dos brillara dentro de él”.
primer complejo faraónico atribuido a Zoser –que reinó en patios, el del Heb Sed y el patio sur –cuyos edículos debía Grafito de Iahmose y
la III dinastía y recibió el apodo de Horus Netjerikhet–, consi- superar Zoser durante la habitual carrera ritual del jubileo Setemheb, “turistas”
derado justamente el referente arquitectónico del Imperio real de regeneración del faraón–, y las dos murallas del recinto, de época faraónica.
Antiguo y el lugar donde se materializó la primera arquitectu- una rodeando su perímetro de quince hectáreas y otra circun-
ra monumental pétrea de la Historia, donde dicha evocación dando originalmente el patio sur.
adquiere altas cotas de credibilidad.
Las construcciones referidas forman parte de un fantástico
El primer testimonio es la existencia dentro del complejo fune- complejo, que es considerado la imitación en piedra caliza,
rario, a cuyos trabajos de anastilosis dedicó tantos esfuerzos a procedente de las canteras de Tura, de la residencia que el
lo largo de su vida Jean-Philippe Lauer (LAUER, 1962, 1974 y faraón tenía en Menfis, la capital del Antiguo Egipto. El gran
1977), de un doble enterramiento. Por un lado, la tumba norte Zoser disponía, por tanto, de dos residencias, ésta última
o pirámide escalonada habría servido para contener el cuer- producto de la ‘arquitectura efímera de los vivos’, realizada
po eviscerado del faraón; por otro, la tumba sur habría dado con materiales perecederos (adobe y junco), y aquélla, de la
probablemente acogida a los vasos canopos o contenedores de ‘arquitectura de los muertos’, cuyas estructuras pétreas y sus
Edfú.
sus vísceras. A éste se une la existencia de las casas norte y sur, habitaciones confortables y decoradas exquisitamente asegu- Templo de Horus.
que encarnan a las capillas de las antiguas capitales de Buto e raban al faraón un tránsito feliz a la vida en el más allá y su Panel de
la doble coronación.
Hieracómpolis y cuyos respectivos fustes de columnas sopor- perdurabilidad eterna. Fotografía de
tan capiteles papiriformes –el papiro es la flor emblemática Lourdes Diego.
120 Dioses y Faraones

Los muros del conjunto funerario, incluido el que apoya sobre


la tumba sur y que está decorado con un bello friso de cobras,
tenían la forma de fachada de palacio, estaban hechos por tanto
con resaltes, al igual que los muros del recinto de los comple-
jos de los reyes de las dos primeras dinastías de Abydos y que
las superestructuras de las mastabas de Saqqara. Recordemos
que la representación de una fachada de palacio o serekh se
había constituido en el símbolo identificador de la realeza
durante el período tinita. De ello dan testimonio la paleta del
rey Narmer (conocido también como Menes, el unificador del
país) y la estela funeraria del rey Djet (o rey serpiente) encon-
trada en Abydos. Con la llegada al poder de Zoser el serekh
fue sustituido, de manera definitiva, por el cartucho real.

La obra maestra de Zoser, referente del mundo antiguo, se


presenta a los ojos del visitante, y ya desde su entrada, como
el resultado de una conjunción entre maestría y alarde técni-
co no falto, sin embargo, de las dudas inherentes a la tarea
de un arquitecto genial, calculador y con pericia pero quizás
todavía inmaduro al comienzo de las obras y que gustaba de
perfeccionar sin cesar su proyecto original. Su pórtico y sala
hipóstila, conformados por series de columnas fasciculadas
que apoyan en muretes, constituyen prueba de ello, a pesar de
haber sido sin duda una de las más relevantes aportaciones a
la arquitectura griega.

Este noble conjunto, muy visitado por el pueblo egipcio ya en


época de Ramsés II (Rameses II) –como así lo reflejan numero-
sos grafitos además de una inscripción que refiere el nombre
de Khaemwaset, uno de los hijos del gran Ramsés (PARRA
Saqqara. ORTIZ, 1998, p. 19)– y que debe ser considerado, al igual que
Conjunto funerario el propio país, un verdadero microcosmos y el centro del culto
del faraón Zoser.
Planta de perpetuo al rey divino, fue diseñado por el gran arquitecto,
Christine Sundberg. visir, médico, escritor y sumo sacerdote de Heliópolis Imhotep
De Saqqara a Guiza 121

para la gloria perenne del faraón al que sirvió en vida. Imhotep desarrollo norte-sur –a modo de eje nilótico– las dos tumbas.
demostró en su diseño ser sensible a los deseos del monarca Sin embargo, Imhotep no olvidó la proyección vertical desde
de evocar los testimonios más antiguos y significativos de la el centro y eje centrípeto del complejo ni tampoco el valor
civilización egipcia con el fin de conseguir la legitimación de de la pirámide, máxima expresión de la colina primigenia que
su reinado y la consolidación perpetua de la realeza. Imhotep emerge de Nun (o aguas abismales, origen de toda la vida y de
reflejó en su complejo la simetría que los egipcios conocían donde fluye el Nilo) y símbolo de la centralización del poder izquierda
por las condiciones geográficas de su propio país; de ahí que en la figura del faraón. La pirámide escalonada, anclada firme- Saqqara.
Conjunto funerario
se mantuvieran escrupulosamente las coordenadas norte-sur mente en el suelo y con una cimentación muy sólida bajo la del faraón Zoser.
para la disposición de los dos enterramientos y este-oeste para cual se da cobijo a las distintas cámaras funerarias destinadas El patio sur y
la pirámide escalonada.
la localización de las dependencias, de las cuales las destinadas al faraón y a miembros de su familia, se eleva con sus seis esca- Fotografía de
a fortalecer la monarquía gracias a la rendición de tributos al lones hasta 60 metros hacia el cielo cual verdadera escalera, Lourdes Diego.
faraón y a la renovación de sus fuerzas y juventud por toda la que permitía al alma del faraón alcanzar el firmamento donde
derecha
eternidad estaban situadas en el lado del sol naciente. se encontraban las estrellas imperecederas y posicionarse
Saqqara.
sobre el cerro en tanto que encarnación del dios Amón, el Conjunto funerario
La geografía del país queda de manifiesto en la secuencia hori- creador (HAWASS, 2005, p. 19). Las cámaras funerarias fueron del faraón Zoser.
La casa norte.
zontal de las distintas estructuras conectadas entre sí tanto decoradas con cerámica vidriada y con representaciones del Fotografía de
en superficie como en profundidad, manteniendo como eje de faraón cumpliendo el ritual de la fiesta Sed. Lourdes Diego.
122 Dioses y Faraones

El pueblo egipcio vivió siempre abocado al más allá. Su insisten- bas de Saqqara y que, en el conjunto de Zoser, contuvo la
te religiosidad le hizo reproducir, en la arquitectura destinada estatua del difunto (el Ka) destinada a servir de apoyo al
a los muertos, las mismas estructuras religiosas que disfruta- alma desencarnada. No en vano, siguiendo la forma tradi-
ba en vida. De ahí que en los grandes conjuntos sepulcrales cional de las sepulturas de dicha localidad, la primera forma
se mantuviera el protagonismo del templo, ahora funerario de dicha pirámide que diseñó Imhotep fue una mastaba de
izquierda aunque resultaba ser la imitación en menor escala de los de 8 m de altura. Los grandes arquitectos reales del Antiguo
El Cairo. Museo de culto diario. No debían faltar tampoco las capillas. Varias de Egipto siguieron las directrices del genial Imhotep, que fue
Antigüedades egipcias.
Paleta del rey Narmer. éstas quedaron dispuestas en el patio del Heb Sed, unas con aclamado a lo largo de los distintos Imperios y divinizado
Acuarela de la techumbre curva simbolizaban las capillas de los dioses del a partir de la época saíta, durante la cual fueron numerosas
Talía Bordalló.
Bajo Egipto, otras con la techumbre adintelada evocaban las las estatuas en bronce a modo de exvotos a él dedicadas.
derecha capillas de los dioses del Alto Egipto. Y para resaltar los deseos de ‘continuidad’ de los faraones
Saqqara. que sucedieron a Zoser en el poder conviene fijarnos en
Conjunto funerario Resulta no menos interesante tomar en consideración la Kéops (Khufu) quien, cien años después, trasladó a su pirámi-
del faraón Zoser.
El patio sur y existencia, en la cara norte de la pirámide escalonada y junto de esa cella o sótano, embutido ahora en la cimentación de
la pirámide escalonada. al templo –edificio religioso vinculado estrechamente a la la misma y en una secuencia prácticamente vertical con rela-
Acuarela de
María González tumba en los conjuntos funerarios del Imperio Antiguo–, del ción a las cámaras reales. La axialidad y la simetría, presentes
Aranguren. serdad, una constante en la superestructura de las masta- en todas las estructuras del conjunto funerario de Zoser,
De Saqqara a Guiza 123

se empezaban a perfilar de manera evidente ya en las prime- El logro técnico de situar la cámara regia en el corazón de la
ras dinastías del Egipto faraónico, reforzando la idea de que pirámide tuvo sus días contados, pues a partir de los siguientes
las grandes pirámides de la explanada de Guiza eran, al igual faraones de la IV dinastía dicha cámara fue descendiendo de
que la de Zoser, magnas proyecciones pétreas cuyas caras nuevo hasta el subsuelo, generalizándose este hecho durante
simbolizaban la prolongación hasta la tierra de los rayos sola- el Imperio Medio y en el Bajo Egipto, zona donde se continuó
res. El faraón, que se constituye en divinidad terrenal, ostenta utilizando un tipo de pirámide más modesta y realizada en
el poder absoluto y garantiza el orden y el equilibrio del país, ladrillo, perdurando este tipo de enterramiento hasta la dinastía
es el centro neurálgico de la sociedad como también lo es XII. El faraón Amenemhet III fue el último en hacerse construir
la cámara regia de su pirámide con relación al volumen total dos pirámides, una –la pirámide negra– al sur de Dahshur y
que la envuelve. Sin embargo, la referencia constante a la otra en Hawara, destinada a convertirse en su sepulcro. Lejos
dualidad, en el sentido de la complementariedad (CASTEL, quedaban los alardes técnicos del arquitecto del faraón Snefru
1999, p. 149), presente igualmente en las construcciones (Sneferu), padre de Kéops, que construyó, entre otras, dos
de los faraones de la IV dinastía, y los deseos de Kéops de pirámides en Dahshur. Sus pirámides romboidal y roja, últi-
reflejar una continuidad en las obras faraónicas le llevó a mos eslabones hacia la constitución de la pirámide perfecta de Meidum.
mantener la cámara subterránea de acogida del ka a modo gran elevación, constituyeron los centros de sendos comple- Pirámide atribuída
al faraón Snefru.
de antiguo serdab. jos funerarios, compuestos ambos por templos del valle y Acuarela de
templos altos además de calzada procesional (en el caso de Enrique Castaño.
Dahshur. Pirámide
romboidal atribuída
al faraón Snefru.
Fotografía de
Lourdes Diego.
126 Dioses y Faraones

elementos que reprodujo con posterioridad el conjunto del


faraón Kefrén (Khafre) en Guiza.

La coexistencia de dos pirámides auspiciadas por un faraón en


una misma localidad no se entendería bien si no fuera por los
firmes deseos de perfeccionar una estructura que se plantea-
ba, todavía a comienzos de la IV dinastía, compleja y no exenta
izquierda
de imprevistos. Fueron éstos los que motivaron la modifica-
Saqqara. ción del plan inicial en una pirámide, cuyas aristas, a mitad de
Mastaba de Kagemni. su altura, pierden inclinación, o la decisión de hacer una nueva,
Recreación virtual de ésta perfecta, pero con sus paredes de escasa pendiente.
Jorge Hernández.
Los arquitectos de Snefru dieron muestra de sagacidad al hacer
centro uso de bóvedas por aproximación de hiladas para aligerar el
Saqqara. peso de las enormes moles de piedra que eran las pirámides.
Mastaba de Mereruka.
Sala de las ofrendas. Los arquitectos del primer faraón de la IV dinastía inaugura-
Fotografía de ron un nuevo tipo de complejo donde la pirámide era la meta
Lourdes Diego. tras un recorrido lineal marcado por las demás estructuras,
derecha como lo fueron más adelante los santuarios con respecto a
Dahshur. las salas hípetra, hipóstila y vestíbulos en los templos de culto
Pirámide roja atribuída la romboidal), como los tuvieron las grandes pirámides de diario del Imperio Nuevo. No podemos sustraernos a la idea
al faraón Snefru.
Fotografía de Guiza. El templo del valle de la pirámide romboidal, construida de que el conjunto resulta una nueva evocación de la cons-
Lourdes Diego. como cenotafio, constaba de patio, pilares y estatuas asociadas, tante dualidad del Antiguo Egipto. Ni tampoco al hecho de
De Saqqara a Guiza 127

que, tanto en Saqqara como en Dahshur, la serie de estruc- reales para la vida de ultratumba o casas grandes que les habían
turas dobles, complementarias y entre sí conectadas de los de suceder en el tiempo. Per-aa, casa grande, era el término
conjuntos funerarios referidos son el reflejo de las estructuras egipcio de donde proviene el de faraón. Elementos, pues, de
de los primeros edificios religiosos egipcios y establecen las continuidad en una civilización con personalidad propia, en una
directrices –haciendo uso de un nuevo material, la piedra– de cultura y en un estilo artístico destinados a ser eternamente
los complejos funerarios, considerados verdaderos palacios celebrados por las sucesivas culturas de la humanidad.

Bibliografía

E. CASTEL, Egipto. Signos y símbolos de lo sagrado, Madrid, reed., 1974; Idem y A. SHOUCAIR, Saqqarah, la nécropole roya-
Aldebarán, 1999; Z. HAWASS, “Un imperio de piedra. Los cons- le de Memphis, quarante siècles d’histoire, cent vingt-cinq ans de Vista desde Saqqara
hacia Dahshur.
tructores de pirámides del Imperio Antiguo”, en Faraón. Catálogo recherches, París, 1977; J.-Ph. LAUER, Le mystère des pyramides Pirámides romboidal
de la exposición, Madrid, Canal de Isabel II (diciembre 2005- d’Égypte, París, reed., 1988; M. A. PARRA ORTIZ, Historia de y roja, atribuídas
al faraón Snefru,
mayo 2006), Madrid, 2005, pp. 17-29; J.-Ph. LAUER, Histoire las pirámides de Egipto, Madrid, 1997; Idem, Los Constructores y pirámide de Pepi II.
monumentale des pyramides d’Égypte. I. Les pyramides à degrés, de las Grandes Pirámides, Madrid, 1998; y A. SILIOTTI, Pirámi- Fotografía de
El Cairo, 1962; Idem, Le problème des pyramides d’Égypte, París, des de Egipto, en Guía de Arqueología, tr. e., Madrid, 2005. Fernando Galtier.
Dioses y Faraones

Heb Sed.
Una célebre fiesta del Antiguo Egipto
Victoria Durán
Alumna de primer curso de la licenciatura en Arquitectura
(Escuela Superior de Arte y Arquitectura, Universidad Europea de Madrid)

El Heb Sed o jubileo real fue quizás la más importante fiesta que transcurrieran esos treinta largos años de reinado.
de los soberanos del Antiguo Egipto. De origen prehis- Cabe la posibilidad de que el jubileo tuviera lugar cada treinta
tórico, dicha celebración ritual está documentada desde años independientemente de la fecha de la subida al trono
tiempos de la primera dinastía hasta el periodo ptolemaico, del faraón reinante. También puede que en caso de que el
durante el cual fue traducida al griego como fiesta de los faraón enfermara o de que el Nilo no creciera lo suficien-
treinta años, y tenía por finalidad que el faraón demostrara te se preparara una fiesta Sed como rito de regeneración
con ella su vitalidad y presteza ante su pueblo, pues suponía y de rejuvenecimiento. Por último, otra posibilidad era que
una renovación de la fuerza física, la juventud y la energía los faraones se mandaran representar en las paredes de sus
sobrenatural del mismo. cámaras funerarias participando en festivales que nunca exis-
tieron. No tenemos constancia de dicha fiesta a través de
Esta celebración comenzó realizándose a los treinta años documentos manuscritos; y entre los testimonios supérstites,
del ascenso al poder del faraón pero, con el tiempo, es muy imágenes que representan al faraón durante la carrera ritual,
probable que este período de tiempo fuera reduciéndo- como así sucede en la cámara funeraria del faraón Zoser
se, pues, de lo contrario ¿cómo hubiera sido posible que (Djeser) en su complejo funerario de Saqqara.
faraones que no alcanzaron los años marcados de reinado
hubieran celebrado jubileos? En el caso del faraón Ramsés II La celebración de un jubileo real exigía una gran prepara-
(Rameses II), éste realizó su primer jubileo a los treinta ción previa que podía durar años. Era necesario construir,
años de reinado y posteriores jubileos en intervalos de tres para la misma, verdaderos complejos que incluyeran varios pág. izquierda
años cada uno llegando a celebrar a lo largo de su vida un patios y numerosas capillas donde el rey pudiera realizar Saqqara.
Conjunto funerario del
total de catorce. la carrera ritual, descansar y cambiarse. Diversas estatuas faraón Zoser. Patio del
adornaban dichos complejos e, igualmente, se enviaban Heb Sed. Estatua del
faraón Zoser.
Distintas teorías intentan explicar la causa por la cual otras semejantes a varias localidades del país con el fin de Fotografía de
en ocasiones se realizaban estos jubileos reales antes de confirmar la regeneración real. Lourdes Diego.
Heb Sed. Una célebre fiesta del Antiguo Egipto 131

La fiesta Sed tenía lugar el primer día del mes de Tybi en la remo eran otros símbolos que podía llevar el faraón. Éste debía
estación de Peret, más o menos el primer mes de invierno. proceder a la erección de un pilar djed como símbolo osiríaco
Todos los dioses se desplazaban al lugar donde tenía lugar de estabilidad. Todas estas ceremonias estaban presididas por
la celebración, que duraba en torno a 10 días y que consi- cuatro estandartes con un halcón (Horus), un ibis (Thot), un
tía en una serie de ritos y ceremonias, de las cuales las más chacal (Upuaut,” El Abridor de Caminos”) y la placenta real.
importantes eran una carrera ritual y el lanzamiento de cuatro
flechas a cada uno de los puntos cardinales. Los ejemplos conservados que permiten un mejor cono-
cimiento de esta festividad se encuentran en el complejo
El festival se representa mediante tres medias lunas, que indi- funerario de Saqqara, donde hallamos el mejor “circuito” físi-
can las colinas paralelas a lo largo del Nilo. Durante la carrera co para el festival así como una representación del rey Zoser
ritual, el rey portaba diversos símbolos como el flabelo y un en plena carrera ritual; en el complejo de Niuserre en Abu
rollo de papiro, considerados testimonios de la legitimación Ghurab; en el Templo de Amenofis III en Soleb; y en el patio del
por parte de los dioses para gobernar las Dos Tierras: el Alto festival de Osorkón II en el templo de Bastet en Bubastis.
y el Bajo Egipto. Los vasos con agua del Nilo e, inclusive, un

pág. izquierda
Saqqara.
Conjunto funerario
del faraón Zoser.
Estatua del faraón Zoser
y carrera ritual del
Heb Sed, representada
en su cámara funeraria.
Dibujo de
Javier Chavarría.

Saqqara.
Conjunto funerario
del faraón Zoser.
Patio sur.
Muro de las cobras.
Fotografía de
Lourdes Diego.
Dioses y Faraones

El pectoral de la reina Mereret


Álvaro Castanho
Alumno de primer curso de la licenciatura en Arquitectura
(Escuela Superior de Arte y Arquitectura, Universidad Europea de Madrid)

Se considera a Mereret hija de Sesostris III y esposa de su sobre una superficie blanda, realizando el diseño (repujado).
hermano Amenenhat III. A su muerte, la reina fue sepultada en Posteriormente se recortaban cuidadosamente láminas de
una tumba cerca de la pirámide de su padre y allí permaneció entre 2 y 3 mm de espesor y se soldaban por su base al
durante casi tres mil años, siendo una de las pocas tumbas dibujo, creando huecos para depositar las piedras a engastar
reales que ha llegado hasta nosotros casi intacta. (cloisonné). Una vez colocadas éstas, se grababan con el buril
los detalles que aparecen en el reverso de la joya (burilado).
El pectoral es una tipología que surgió a mediados de la dinas- Por fin, se pulía la totalidad de la pieza con piedras abrasivas
tía XII (1878-1841 a. C.), alcanzando ya entonces su grado para darle un aspecto brillante y atractivo.
máximo de refinamiento, y fue utilizado hasta fines de la época
faraónica. Durante el Imperio Medio era de uso exclusiva- Para los antiguos egipcios, el oro era el material divino del
mente femenino, como se puede apreciar en los relieves y que estaba hecha la carne de los dioses. Dentro del territorio
estatuaria de la época y en los ajuares funerarios. Aunque los egipcio, el oro aparece con abundancia en el desierto oriental
El Cairo.
motivos decorativos varían en cada pectoral, todos tienen la del Alto Egipto y en las formaciones rocosas paralelas al mar Museo de
función propagandística de recordar el origen divino de los Rojo, pero de donde provenía en cantidades colosales era de Antigüedades
faraones y de su estirpe. Nubia (llamada la tierra del oro). En Egipto se utilizaba la pala- Egipcias.
Pectoral de la reina
bra “nub” para referirse al oro y no se distinguía del nombre Mereret con el nombre
Estas obras de arte eran, además de adornos, amuletos Nubia (actual Etiopía), que pagaba, desde el Imperio Antiguo, de Sesostris III.
con propiedades mágicas; así, tanto las representaciones tributo en oro a los faraones. Oro, cornalina, turquesa,
como el metal (oro) y gemas utilizadas (cornalina, turquesa, lapislázuli y amatista.
Repujado, cloisonné
lapislázuli y amatista) están íntimamente relacionados con La cornalina evoca a la diosa Isis, pues su tyet –nudo de y burilado.
la cosmogonía egipcia. Isis– se realizaba siempre con una gema roja (jaspe o corna- 6.1cm de altura
lina) y era uno de los amuletos que servía para proteger a y 8.6 cm de anchura.
Dahshur, tumba
La elaboración y decoración del pectoral se ejecutaron los muertos en su viaje hacia el Ka universal; se extraía en de la Reina Mereret
siguiendo las técnicas del repujado, cloisonné y burilado. los desiertos orientales y occidentales aunque es probable (Imperio Medio,
En primer lugar se trabajaba una lámina de oro, dispuesta que llegara también a través del comercio con Sumer. dinastía XII).
134 Dioses y Faraones

La amatista hace alusión al renacer matutino del dios Amón.


Su origen se encontraba en Wadi Abu el-Hudi, al suroeste
de Asuán, en el desierto occidental de Nubia, en las proxi-
midades de Abu Simbel.

La belleza de los pectorales reside en gran parte en su


composición cerrada, lo que les confiere monumentalidad
a pesar de sus reducidas dimensiones. Compuesto por dos
partes perfectamente simétricas dispuestas en pendant en
una clara alusión a la dualidad del Antiguo Egipto (Alto y
Bajo Egipto), el conjunto iconográfico se halla insertado
en una estructura arquitectónica con forma de capilla. La
cornisa, que representa a la diosa Nut, es soportada por
las columnas, prefiguración del dios Kemi que simboliza a
Egipto. Estas columnas lotiformes, evocación del Alto Egip-
to y de la inmortalidad, apoyan firmemente sus fustes sobre
la tierra o dios Geb. De esto se podría concluir que el
conjunto es una alusión a la concepción del espacio que
tenían los egipcios y a su cultura de ‘vaso cerrado’ y, tal
vez, a la arquitectura sagrada de los templos, entendidos
como verdaderos microcosmos. La utilización de elemen-
tos arquitectónicos para clausurar la composición tiene
La turquesa hace alusión a la diosa Hathor (llamada la Seño- también la intención de evocar a Ptah, dios creador y esta-
ra de la Turquesa) y, por lo tanto, era símbolo de fertilidad; bilizador además del protector de los artesanos.
la extracción de esta gema tenía lugar principalmente en
Wadi Magara y Serabit El-Jadim, en el Sinaí, lugar de los En el centro de la composición se advierte el cartucho
dominios de la diosa. real con el nombre del faraón Senuseret sostenido por la
parte inferior por las patas de dos grifos que, dispuestos
El lapislázuli poseía propiedades medicinales, representaba de forma simétrica, aplastan con sus patas traseras a los
Deir el-Bahari. el cielo nocturno y de dicho mineral era el cabello de los enemigos de Egipto (nubios y sirios). El grifo aparece con
Templo de Hatshepsut.
Capilla de Anubis. Diosa dioses; procedía de Badajshán, en las montañas de Hindu la frente adornada por un uraeus (identificación de la diosa
Nekhbet portando Kush, en Afganistán, que fue la principal cantera de esta Wadjet, protectora del Bajo Egipto), símbolo de la realeza,
el anillo ‘shen’.
Fotografía de piedra del mundo antiguo. y con una corona de largas plumas de avestruz, emblema,
Ángel Luis Fernández. dicha pluma, de la diosa Maat –protectora de los soberanos
El pectoral de la reina Mereret 135

de Egipto y diosa de la verdad y la justicia–, y que se refie-


ren al orden y estabilidad proporcionados por la figura del
faraón. La cabeza de halcón del animal fantástico es una
representación del dios Horus y, por lo tanto, del faraón
como representante de este dios en la tierra. En la parte
superior del pectoral aparece la imagen de la diosa-buitre
Nekhbet, Señora del Alto Egipto, que sostiene con su
patas el anillo ‘shen’ que simboliza fuerza y eternidad en el
dominio del faraón. Así, en la pieza han quedado represen-
tadas las dos divinidades protectoras y tutelares de Egipto
(el Alto y el Bajo) desde la época del Imperio Antiguo.

La parte posterior del pectoral es de oro burilado, no


posee incrustaciones de pedrería y reproduce la misma
composición del frente.

La visión de la escena del pectoral, carente de perspectiva,


está en sintonía con la estética del arte egipcio, que situaba al
artista en armonía con un mundo cuya existencia conocía.

La intención de la composición iconográfica del pectoral es esta-


blecer una diferenciación entre el caos de los comienzos y el
orden presente que tendrá que ser mantenido eternamente por
la representación divina en la tierra: el faraón.

El Cairo.
Bibliografía Museo de
Antigüedades
Egipcias.
C. ANDREWS, Ancient jewellery, Londres, 1990; Ramses le los Faraones, Madrid, 2001; F. TIRADRITTI y A. DE LUCA, Teso- Pectoral encontrado
en una tumba en Tanis.
Grand. Catálogo de la exposición, París, Galérie Nationale du ros De Egipto, El Museo Egipcio de El Cairo, Madrid, 2006; y R. H. Acuarela de
Grand Palais, París, 1976; H. W. MULLER y E. THIEM, El Oro de WILKINSON, Todos los dioses del Antiguo Egipto, Madrid, 2003. Javier Chavarría.
136 Dioses y Faraones
Dioses y Faraones

Caminos procesionales y zonas de paso


en la arquitectura del Antiguo Egipto
José Miguel Muñoz
Profesor del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Ciudad y del Territorio
(Escuela Superior de Arte y Arquitectura, Universidad Europea de Madrid)

Una arquitectura pre-espacial Como estas constantes se mantienen en los famosos templos “La imaginación que en
del Imperio Nuevo, y en las mejores construcciones del Europa se alza muy por
Me gustaría hacer una breve reflexión sobre urbanismo Imperio Medio, donde toda la composición arquitectónica encima de nuestros pór-
ticos tiene que rendirse,
y arquitectura sagrada en el Antiguo Egipto, a partir de la se estructura a lo largo de un prolongado y estrecho pasillo impotente, a los pies de
sorprendente impresión que me causó percibir el fuerte central que se dirige directamente a la cella del santuario, las 134 columnas de la
contraste existente entre el colosalismo de sus construc- cabría concluir con Sigfried Giedion que en Egipto todo es un sala hipóstila de Karnak”.
ciones y el acusado desinterés por los espacios interiores, camino sagrado de paso, de índole procesional, que sirve de J. F. Champollion
que se aprecia especialmente en la arquitectura funeraria, sede del eterno vagar sin duda originado en el diario periplo
pero también en los templos. solar, que da lugar a la sucesión infinita de días y noches.
Representación itinerante que se acompaña del menos-
Ello es perceptible, como se sabe, desde las primera precio hacia el espacio interior –en el que no se pretendía
mastabas del Período Dinástico Temprano (dinastías I y II), acoger más allá de la sala hípetra a multitud alguna–, y de la
así como en el conjunto de Zoser en Saqqara, donde las virtual recomposición perpetua de aquellas construcciones,
capillas del patio del Heb Sed presentan un estrechísimo que hoy vemos congeladas por el paso del tiempo post-
interior con acceso acodado, en contraste con la magnifi- histórico egipcio.
cencia de su fachada –lo que todavía se extrema más en los
hastiales de los edificios del norte y del sur, que reprodu- Más adelante insistiremos en esta cuestión. Pero antes convie-
cen los palacios entoldados con esteras del Bajo y del Alto ne recordar de qué manera el medio geográfico egipcio, con
Egipto, y que no tienen espacio interior alguno, sino que son el eje norte-sur del río que es cruzado por el camino solar
solamente una especie de decorados o telones de fondo–, este-oeste entre los dos laterales del desierto –véase el jero-
y en las pirámides de la IV dinastía, en las que sorprende glífico de “el sol en su horizonte”–, explica fácilmente que sus pág. izquierda
la estrechez de sus muy reducidas cámaras y galerías pobladores fueran los primeros en superar la concepción Edfú.
interiores, como si el increíble esfuerzo de levantarlas se espacial primitiva de la libre indeterminación de direcciones, Templo de Horus.
Exterior.
derrochara en un exceso de macizo sobre hueco. para encontrar con toda exactitud la orientación hacia los Fotografía de
cuatro lados. Por esto –junto con aquel rasgo del desprecio Lourdes Castillejo.
138 Dioses y Faraones

viaje astral la eterna repetición de cambio y permanencia, de


viaje y retorno. Lo mismo que el dios sol diariamente repite
su viaje celestial recorriendo el cuerpo de la diosa del cielo
Nut, allí, en las pirámides, encontramos una organización rígi-
da a base del templo del valle a modo de propíleo, calzada
ascendente, templo funerario y tumba.

Tal constante se mantuvo en los grandes sepulcros del


Imperio Medio, cuando en torno al santuario de Heliópolis
se acentuó la importancia del culto solar con la aparición
del obelisco y del altar solar. Siglos después, en las dinastías
XVIII y XIX del Imperio Nuevo, sus colosales templos sola-
res organizados a lo largo del eje N-S en Luxor, y del doble
eje N-S y E-O en Karnak, vuelven a ofrecer la presencia de
este camino solar que realizaba en sus ceremonias la barca
sagrada de Amón, especialmente durante el magno festival de
Opet, cruzando a hombros de los sacerdotes los numerosos
pilonos que simbolizan el papel de montañas-barreras para
el conjunto del pueblo, y con el énfasis del pasillo central de
las diversas salas hipóstilas planteadas como zonas de paso
del espacio interior, propio de una arquitectura pre-espacial–, hacia el lugar más santo, donde se guardaba la estatua del
la arquitectura egipcia, como la mesopotámica y la griega más dios.También es de destacar la existencia a lo largo del cami-
tardía, pertenece a una primera concepción constructiva ante- no de las capillas almacenes, que servían de descansaderos
rior al descubrimiento de la valoración del “hueco” interior. del divino navío, y que eran escenarios de distintos rituales
en cada parada. Como se sabe, todos estos aspectos relacio-
izquierda El papel de los caminos sagrados a lo largo de la historia nados con el culto solar, propio de un momento cultural en
Guiza. Templo del valle
del conjunto de Kefrén. de Egipto el que predomina el rito sobre el dogma y la estupefacción
Machihembrado. del pueblo egipcio ante la Naturaleza, alcanzan su máxima
Fotografía de La existencia de un camino sagrado que actúa como eje expresión en el complejo de Deir el-Bahari.
Fernando Galtier.
direccional en la arquitectura egipcia es visible desde el
derecha Imperio Antiguo, organizando los conjuntos constructi- En efecto, al oeste de Tebas, donde sólo se encontraba el
Guiza. Templo del valle vos de sus tumbas. Se ha dicho que el curso del sol nunca templo funerario de Mentuhotep (al que una calzada de
del conjunto de Kefrén.
Fotografía de dejó de excitar el lado mitopoyético del carácter egipcio. 1200 m de longitud y 35 m de anchura lo unía con el templo
Fernando Galtier. Como fuente de toda vida, a los egipcios les fascinaba de ese del valle), la antigua secuencia fue de nuevo conservada en el
Caminos procesionales y zonas de paso en la arquitectura del Antiguo Egipto 139

Guiza.
Vista desde el templo
del valle del conjunto de
Kefrén hacia las pirámi-
des de Kefrén y Kéops.
Acuarela de
Javier Chavarría.
140 Dioses y Faraones

Conviene hacer notar que tales caminos sacros se desa-


rrollaban espacialmente en la característica axialidad y
direccionalidad de esta arquitectura, que organiza la plan-
ta telescópica del templo a favor de una gradación espacial,
jerárquica y lumínica desde el espacio exterior abierto hasta
la cerrada y angosta cella, donde únicamente podían entrar
el Hijo del Dios y los principales sacerdotes.

Pero siglos después, en el Imperio saíta-ptolemaico, se cons-


tata que el camino sagrado que de siempre debió ser el río,
volvió a conocer con gran fuerza el viaje ritual que la estatua
de la diosa Hathor efectuaba anualmente aguas arriba desde
Dendera a Edfú, donde se celebraba su “hierongasmos” con su
hijo el dios Horus.

El desarrollo del eterno vagar y su plasmación arquitectónica


conjunto de Hatshepsut, si bien su arquitecto supo dotarlo
de un tratamiento más delicado, abierto y libre. Penetran- Un primer hito arquitectónico es el conjunto de Zoser en
do por su templo del valle, desaparecido, todos los años Saqqara, en el que se ha señalado el comienzo de muchos
la pequeña estatua de madera de Amón, que partía desde aspectos que luego llegaron a ser constituyentes de la arqui-
Karnak para visitar el templo de Hathor, se instalaba en la tectura egipcia. Me interesa remarcar que allí, para acceder al
capilla del dios excavada al pie de la pared rocosa. En este gran patio ceremonial donde se celebraba la carrera propicia-
santuario complejo, dedicado a Anubis, Amón y Hathor, todo toria y regeneradora del jubileo faraónico, había que recorrer
estaba subordinado por primera y única vez en la arquitec- la primera sala procesional de la historia, en forma de estrecho
tura sagrada egipcia a la escala humana, así como a la visión pasillo cubierto de 54 m de longitud. Semejante forma elon-
desde lejos, sin supremacía alguna. Sus características rampas gada ofrece el patio lateral donde se alineaban las 42 capillas
izquierda
y terrazas expresaban el eterno concepto egipcio de un viaje que hipotéticamente representaban a las provincias sometidas
Deir el-Bahari.
Ticket de entrada de 2007 ascendente al más allá. El templo funerario estaba libre del por Zoser.
de Jon-Gorka Abín. olor de la tumba. Más bien hacía pensar en un jardín de placer
derecha para la eternidad, donde crecían árboles reales en algunas Es en las siguientes pirámides, desde las del faraón Snefru en
Deir el-Bahari. Templos zonas de las amplias explanadas, y donde dos estanques de Meidum y Dahshur I y II, pasando por la de su hijo Kéops,
de Mentuhotep, papiros alegraban cada lado de las vías centrales de acceso. cuando el ritual funerario definido por los sacerdotes hiero-
Hatshepsut y Tutmosis III.
Dibujo en tinta de Finalmente, la valoración del marco geológico señalaba la politanos –encaminado a lograr la conversión de un mortal
Álvaro Gómez-Selles. orientación vertical, hacia el gran anfiteatro rocoso. en una deidad–, ya estaba clarificado, y siguiendo con las de
Caminos procesionales y zonas de paso en la arquitectura del Antiguo Egipto 141

izquierda
Luxor.
Complejo de Karnak.
Templo de Amón.
Sala hipóstila.
Espacios entre columnas.
Dibujo de José Luis
Esteban Penelas.

derecha
Luxor.
Complejo de Karnak.
Templo de Amón. Sala
hipóstila. Fotografía de
Iris Domínguez.
142 Dioses y Faraones

izquierda
Kom Ombo.
Templo dedicado a
Sobek y Haroeris.
Acuarela de
Ana López
Sánchez-Vegazo.

derecha
Abu Simbel.
Gran speo. Interior.
Fotografía de
Lourdes Diego.
Caminos procesionales y zonas de paso en la arquitectura del Antiguo Egipto 143

Kefrén –con su magnífico templo del valle– y de Micerinos


–con su interesante templo funerario–. Pero en la inmediata
V dinastía, el mismo principio del camino solar se siguió utili-
zando en los santuarios solares, como el de Niuserre en Abu
Gurab, verdadero paso adelante hacia la consecución de un
templo no mortuorio.

Templos solares más que tumbas, aunque también, fueron


los de los grandes faraones del Imperio Medio Sesostris I,
Mentuhotep y Uakka II, donde se aprecia cómo el recurso
al modelo funerario de tumba hipogea no significa que se
olvide el obligado esquema del propíleo-calzada ascendente-
templo mortuorio y finalmente cámara subterránea. En la
del último monarca, en Qar el Kebir, hay una clara secuencia
de terrazas que refuerza la importancia del eje longitudi-
nal, con sus característicos elementos barrera horizontales,
varias veces repetidos.Cientos de años después, en la XVIII en forma de pirámide natural, a cuyas faldas se acogen las
dinastía, el mismo plan se llevó al máximo desarrollo en el necrópolis reales del Imperio Nuevo, con sus tumbas ocultas.
conjunto funerario-solar de Hatshepsut en Deir el-Bahari. La culminación de todo esto se logró en Deir el-Bahari.
Sin embargo, a escala más reducida, semejante formalidad
se aprecia en casi todas las tumbas hipogeas del Imperio Finalmente, estaba tan aceptada la antigua secuencia, que fue
Antiguo, como las de Asuán-Elefantina, o del Imperio Nuevo, el esquema clásico de los templos medianos y pequeños del
como las de Beni Hassan. período saíta-ptolemaico, cuyos ejemplares son los mejor
conservados y los que se presentan ante el viajero con un
Aunque se abandone totalmente el destino funerario, las gran- aire de familia y una conformación tan estereotipada que,
des casas del dios que son los dos templos de la antigua Tebas, con cierta licencia, cabe sospechar que son fruto de una
Luxor y Karnak, vuelven a ser plasmación del espacio organi- codificación arquitectónica en la que la civilización artística
zado en torno al santuario de la estatua, la sala de la barca, los griega tuvo mucho que ver. Podría concluirse que todos
accesos a estos ámbitos desde el exterior (y “hacia el exte- estos templos son espacios arquitectónicos configurados
rior”, pues es curioso cómo Karnak creció hacia delante, hacia a lo largo de un camino central, cuya máxima expresión
el río, siendo el más moderno el Pilono I), y el recorrido que se logró en la gran sala hipóstila de Ramsés II en Karnak Edfú.
entre los distintos templos efectuaba el dios anualmente a lo (de 103 x 52 m), con su gran pasillo central flanqueado Templo de Horus. Dintel
con decoración original.
largo de las prolongadas avenidas de esfinges. Incluso uno de por 6 columnas de 6,5 m de diámetro a cada lado, cami- Fotografía de
esos viajes cruzaba el río y llegaba hasta la sagrada montaña, no procesional que seguía el rey con el incensario en la Karla Arellano.
144 Dioses y Faraones

Edfú.
Templo de Horus.
Primera sala hipóstila.
Fotografía
de Alvaro López.
Caminos procesionales y zonas de paso en la arquitectura del Antiguo Egipto 145

mano, y con los espacios laterales, colmados de columnas


cuya anchura es mayor que los intercolumnios, totalmente
cerrados visualmente, sin altares, sin áreas de descanso, y
sin lugares para que los fieles se congreguen.

Lo mismo se repitió en la sala hipóstila de Amenofis III en


Luxor, de 44 m de larga, que es cristalización anterior y
más rotunda del concepto del espacio como lugar de paso
y camino ritual.

Bibliografía

L. BORCHARDT, Das Re-Heiligtum des Königs Ne-woser-re, ed. ration Fund), Londres, Part IV, 1901; Idem, The Xith Dynasty at
de F. W. von Bissing. I: Der Bau, Berlín, 1905; I. E. S. EDWARDS, Deir el-Bahari, Londres, Part II, 1910; G.A. REISNER, Mycerinus:
The Pyramids of Egypt, Londres, 1961;W. EMERY, Archaic Egypt, the temples of third pyramid at Giza, Cambridge Mass, 1931; J.
2ª ed., Londres, 1963; C. M. FIRTH,“Excavations of the Depar- RICKE, Bemerkungen zur ägyptischen Baukunst des Alten Reichs.
tment of Antiquities at the Step Pyramid, Saqqara (1924- Part II. Beiträge zur ägyptischen Bauforschung und Altertumskun-
1925)”, Annales du Service des Antiquités de l’Egypte (El Cairo), de, V, El Cairo, 1950; W. S. SMITH, The Art and Architecture of
XXV, 1925; S. GIEDION, El presente eterno: los comienzos de la Ancient Egypt. Hardmondsworth-Baltimore, 1958; J. VANDIER,
arquitectura, Madrid, 1981; J.-P. LAUER, Fouilles à Saqqarah: la Manuel d’archéologie égyptienne, I y II, París, 1954-1955; R. H.
Pyramide à degrees I, II, El Cairo, 1936 ; Idem, Le Probléme des WILKINSON, Los templos del Antiguo Egipto, tr. e., Barcelona, Edfú.
Templo de Horus.
pyramids d’Égypte, París, 1948 (reed. 1974); E. NAVILLE, The 2002; y H. E. WINLOCK, Excavations at Deir el-Bahari. 1911- Recreación virtual de
Temple of Deir el-Bahari (Nineteeth Memoir of the Egypt Explo- 1931, Nueva York, 1942. Héctor Ruiz.
Dioses y Faraones

Sen-en-Mut, arquitecto real


Julio Carlos Morales
Alumno de primer curso de la licenciatura en Arquitectura
(Escuela Superior de Arte y Arquitectura, Universidad Europea de Madrid)

La historia del Antiguo Egipto nos ha dejado un legado de raba, eran obra de seres con unos conocimientos de cálculo,
personajes que, en la actualidad, siguen despertando interés. materiales y leyes profundas, es decir, no eran, el simple
Uno de ellos es el arquitecto Sen-en-Mut. resultado de la combinación ingenio-ejecución, sino que
se debían regir por un auténtico “lenguaje arquitectónico”.
Aunque de origen humilde, supo ascender hasta tener Paralelamente, los conocimientos que había ido adquirien-
derechos de poder sobre la nación más importante de la do de astronomía le fueron muy útiles en la construcción
época. El propio faraón Tutmosis I le nombró preceptor de de templos.
su hija Hatshepsut (igual que la reina haría más adelante de
su hija Neferu-Ra) y se convirtió en uno de los hombres El templo de Hatshepsut es el más importante de los cons-
más influyentes y poderosos de Egipto durante los reinados truidos en el acantilado rocoso de Deir el-Bahari. Se trata
de Hatshepsut y de Tutmosis III, en la dinastía XVIII. de una construcción donde la tumba se encuentra excavada
en la roca y el templo sale al exterior (hemispeo).
Ostentó más de noventa cargos administrativos, políticos
y religiosos. Fue el encargado de los diseños urbanísti- Tras la entrada se accede a la primera terraza, un gran patio
cos en la región de Tebas y autor de monumentos como rodeado de bajos muros con un doble pórtico de cierre en
los templos a Cnum y Satis en Elefantina y, sobre todo, el el que existían dos figuras osiríacas y de las que actualmente
templo funerario de Deir el-Bahari, en la zona occidental de sólo queda una. Una rampa ascendente da acceso al segun-
la actual ciudad de Luxor. En el año dieciséis del reinado de do nivel, en el que existe un pórtico formado por 2 filas de
Hat­shepsut, Sen-en-Mut comenzó un proyecto construc- 22 pilares cuadrados con representaciones del nacimiento, pág. izquierda
tivo que cambió radicalmente la región de Tebas, antigua educación y coronación de la reina. En la parte izquier- Deir el-Bahari.
Templo de Hatshepsut.
capital de Egipto durante el Imperio Nuevo. da de esta terraza se encuentra la capilla de Hathor, que Fotografía de
consta de 2 salas hipóstilas, hallándose en el lado derecho Patricio Guzmán.
Sen-en-Mut comprendió, en su proceso de formación como la capilla de Anubis. Por último, la tercera terraza conte- Deir el-Bahari.
arquitecto, que la perfección de las construcciones que admi- nía 22 columnas precedidas de pilares osiríacos que fueron Sen-en-Mut y Nefrure.
148 Dioses y Faraones

Deir el-Bahari.
Templo de Hatshepsut.
Fotografía de
Lourdes Diego.
Sen-en-Mut, arquitecto real 149

destruidos por Tutmosis III tras la muerte de Hatshepsut.


En este tercer nivel y excavada en la roca está situada, entre
otros elementos, la cámara de ofrendas de la reina.

A pesar de haber tenido casi en sus manos el poder


absoluto, Sen-en-Mut desapareció de la escena pública coin-
cidiendo con el fin del reinado de Hatshepsut, con la que
estuvo especialmente unido. Tanto la vida como la pérdida
de poder y su muerte son, todavía hoy, un gran misterio.

Bibliografía
Deir el-Bahari.
T. BEDMAN y J. M VALENTÍN, Sen-en-Mut, El hombre Templo de Hatshepsut.
que pudo llegar a ser rey de Egipto, Madrid, Oberón, 2004; Capilla de Anubis frente
a múltiples ofrendas.
y P. F. DORMAN, “Senmout un homme d´état hors du Acuarela de
commun”, Les Dossiers d’Archéologie, 187 (1993), pp. 110-115. Elena Valero.

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