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Nº9 - Octubre de 2017 / Revista online gratuita. www.egiptologia20.

es

El concepto de equilibrio
y verdad a través de Maat

El reino de Yam
y su relación con el Egipto antiguo

Una momia
en Montevideo

Alejandría
y la Gran Biblioteca

El extraodinario
descubrimiento del faraón Amenofis II

EL TEMPLO DE HORUS
EN EDFU
Egiptología 2.0 | 1
Editorial
Os presentamos la novena entrega de la Revista Egiptolo-
gía 2.0, correspondiente al mes de octubre de 2017.

Dirección Abrimos este nuevo número, con un artículo de Sandra Pa-


Moisés González Sucías jares Sotillo: ‘‘El templo de Horus en Edfu’’. El Templo es el
moibcn@hotmail.com segundo más grande de Egipto después de Karnak y uno
de los mejor conservados. Dedicado al dios halcón Horus,
Edición fue construido durante el periodo helenístico entre 237 y 57
Moisés González Sucías (Barcelona). a.C. Las inscripciones en sus paredes proporcionan infor-
mación importante sobre el lenguaje, la mitología y la re-
ligión durante el periodo grecorromano. En particular, sus
Diseño gráfico y maquetación
textos inscritos sobre la construcción del templo, proveen
David Claros Lozano
detalles de su construcción y también conservan informa-
Jordi Romera Sevillano ción sobre la interpretación mítica de éste y otros templos
como la Isla de la Creación.
Documentación
Sara López Caiz También existen escenarios e inscripciones importantes del
Drama Sagrado que relacionaron el conflicto antiquísimo
Colaboradores entre Horus y Seth. Su construcción empezó el 23 de agos-
Marian Romero Gil to de 237 a.C., durante el reinado de Ptolomeo III, e inicial-
Sandra Pajares Sotillo mente fue compuesto de un vestíbulo con pilares, dos vestí-
Verónica Reyes Barrios bulos transversales y un santuario rodeado por capillas. Su
Julio López Saco construcción finalizó en 57 a.C. durante el reinado de Ptolo-
meo XII. Se construyó el templo en el emplazamiento de un
Miguel Albarenga
templo más antiguo y pequeño, también dedicado a Horus,
Marta Pérez Torres
aunque la estructura previa estaba orientada este-oeste en
Heródoto de Halicarnaso vez de norte-sur como la actual.
Alexandra Bast
Luis Martín Secades En la sección de entrevistas, hablaremos con los profeso-
Hipólito Pecci Tenrero res: Miquel Carceller y José Lull. En este nuevo número de
María Isabel Cubas Contreras Egiptología 2.0 hemos pensado que, en vez de traeros una
Lucía Inés Merino entrevista, ¿por qué no atrevernos con un doblete? Y es
Bartomeu Egea Resino que francamente era necesario, no podíamos entrevistar a
Gerardo P. Taber uno de ellos y dejar al otro de lado.

ISSN: 2444-6254 Verónica Reyes nos hablará del concepto de equilibrio y


verdad a través de Maat, de la mano de Julio López Saco,
nos adentraremos en el reino de Yam y conoceremos su re-
www.egiptologia20.es
lación con el Egipto antiguo, Miguel Albarenga nos mostrará
https://www.facebook.com/egiptologia20 la momia de Esoeris, conservada en el Museo de Historia
https://twitter.com/egiptologia20 del Arte de Montevideo, Marta Pérez nos desvelará todos
los secretos de Tutankhamón, conoceremos todos los rin-
Egiptología 2.0 es una marca registrada. cones de la Gran Biblioteca de Alejandría, Alexandra Bast
Todos los derechos reservados. Esta publi- nos explicará como se alimentaban los antiguos egipcios,
cación no puede ser reproducida ni total ni Luis Martín Secades nos desvelará todos los entresijos de
parcialmente ni registrada o tramitada en nin- la Dinastía Lágida y sus faraones, Hipólito Pecci nos ha-
guna forma ni por ningún medio sin permiso blará del poblamiento del Valle, conoceremos otra de las
previo por escrito de la editorial. Egiptología grandes mujeres que ostentó el poder, la reina Merneith,
2.0 no se hace responsable de los juicios, crí- Lucía Inés Merino nos hablará del Ankh, Gerardo P. Taber
nos explicará todo lo relacionado con la fayenza egipcia,
ticas y opiniones expresadas en los artículos
conoceremos las dos estatuas gemelas de Tutankhamón,
publicados.
conservadas en Chicago y el Museo egipcio de El Cairo,
pasearemos por las salas del Museo de Montserrat, visita-
Egiptología 2.0 ha hecho lo posible por locali- remos la exposición: El extraordinario descubrimiento del
zar los derechos de autor de todas las imáge- faraón Amenofis II en Milán, y finalizaremos viajando a Los
nes. Cualquier posible omisión no es intencio- Qasr’s de Ghweita y Zayan, en el oasis de Kharga, donde
nada y se agradecerá culaquier información Bartomeu Egea nos mostrará todos sus rincones.
sobre los mismos.
Todo ello, junto con nuestros contenidos habituales y un ar-
Contacto: egiptologia2.0@hotmail.com tículo especial de Sara López Caiz: Obeliscos.

2 | Egiptología 2.0 Imagen de portada: Detalle de una columna de la primera sala hipóstila del templo de Horus en
Edfu. | Haw Yu.
Sumario
6. Entrevistas - Miquel Carceller y José Lull.

11. Testimonios del pasado - La Estela de Taeshert. Entrevistas - Miquel Carceller y José Lull.

15. Arquitectura - El templo de Horus en Edfu.

24. Mitología - El concepto de equilibro y verdad a través de


Maat.

28. Historia - El reino de Yam y su relación con el Egipto anti-


guo.
Mitología - El concepto de equilibro y verdad
32. Momificación - Una momia en Montevideo. a través de Maat.

36. Faraones - Tutankhamón, vida y muerte de un rey.

42. Vida cotidiana - Alejandría y la Gran Biblioteca.

50. Sociedad - La alimentación en el Antiguo Egipto.

53. Estado - La Dinastía Lágida.


Historia - El reino de Yam y su relación con el
58. Historia - El poblamiento del Valle. Egipto antiguo.

66. Mujer en el Antiguo Egipto - La reina Merneith, una mujer


en el poder.

69. Amuletos - El Ankh.

72. Egiptología - La fayenza del Egipto faraónico. Una mirada


desde la arqueología experimental.
Momificación - Una momia en Montevideo.
79. Colecciones - Dos estatuas gemelas de Tutankhamón. Chi-
cago / El Cairo.

82. Museos - El Museo de Montserrat.

92. Exposiciones - Egipto. El extraordinario descubrimiento del


faraón Amenofis II.

97. Hoy viajamos a... - Los Qasr’s de Ghweita y Zayan, en el


oasis de Kharga. Faraones - Tutankhamón, vida y muerte de
un rey.
101. Especiales - Obeliscos.

117. Egiptología en la red - Historiae.

120. Novedades editoriales - Tutankhamón en España / Pro-


yecto Visir Amen-Hotep Huy.

121. Noticias - Noticias destacadas del trimestre.


Vida cotidiana - Alejandría y la Gran
Biblioteca.

Sociedad - La alimentación en el Antiguo


Faraones - La Dinastía Lágida. Historia - El poblamiento del Valle. Egiptología 2.0 |3
Egipto.
Mitos y leyendas pueblan la Historia del an-

En portada tiguo Egipto…Una de las más conocidas por


todos los amantes de su historia es la lucha
entre dos dioses, Horus, hijo de Isis y Osiris,
y su tío Seth. Los antiguos egipcios situaron
esta batalla, ganada por el poderoso Horus,
en Edfu, ciudad situada en la orilla oeste del
Nilo y a unos 100 km al sur de Tebas (Lu-
xor). El nombre actual con el que conoce-
mos la ciudad viene de su antiguo nombre
Djeba (Etbo en copto) que significa ‘‘El lugar
del castigo’’, ya que los enemigos del dios
Horus eran conducidos a este lugar y allí
eran castigados.

En este emplazamiento se edificó, en épo-


ca ptolemaica, un templo dedicado al dios
Horus de Behedet, deidad a la que se ado-
raba en este lugar desde el predinástico.
Construido en piedra arenisca, y edificado
sobre un montículo natural de arena y rocas
en medio de la llanura aluvial, es el templo
más completo y mejor conservado de Egip-
to, y uno de los más grandes con 137 metros
de longitud y 79 de anchura.

Alrededor del templo ptolemaico aún quedan


restos de edificaciones, e incluso necrópo-
lis, que datan del Reino Antiguo y del Primer
Período Intermedio, no es esto lo único que
conservamos en el lugar…Antes del templo
actual existía en el mismo emplazamiento
un templo del Reino Nuevo, del cual aún
permanece el pilono del mismo empotrado
en uno de los laterales del patio del templo
ptolemaico.

Además de su buen estado de conserva-


ción, los muros del templo son una excelente
fuente de información para los egiptólogos,
ya que en ellos se grabaron tanto las típicas
escenas cosmogónicas, como otras menos
conocidas, como son el funcionamiento del
Detalle de las columnas de la primera sala
hipóstila del templo de horus en Edfu. templo y los distintos papeles que desempe-
| Lars Kjølhede Christensen. ñaban en él los sacerdotes...
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Egiptología 2.0 | 5
Egiptología
Gerardo P. Taber

La fayenza del Egipto


faraónico.
Una mirada desde la
arqueología experimental
Uno de los materiales más bellos y emblemáticos del Egipto faraónico es la llamada “fayenza egipcia”, la cual
se utilizó profusamente para elaborar innumerables objetos que, a pesar de los miles de años transcurridos,
aún conservan su color y brillo -justo como los antiguos artífices desearon que ocurriese- como es el caso de la
esfinge del faraón Amenhotep III (c. 1390-1353 a.C.) quien continúa ofrendando a los dioses de la tierra del Nilo
desde el Metropolitan Museum of Art en New York, EE. UU. Este material es, a pesar de su aparente sencillez,
uno de los logros tecnológicos más importantes del mundo antiguo y hasta hace relativamente poco tiempo es
que se estudia en su justa dimensión. En este artículo expongo algunos de los rasgos más característicos, tanto
simbólicos como técnicos, de la “fayenza egipcia” y también presento, con el objetivo de comprender un poco
más sus procesos de manufactura, los pasos de elaboración de un relieve escultórico

con la forma de un wḏ3t (udjat) “ojo de Horus” desde la perspectiva de la llamada “arqueología experi-
mental”.
Nomenclatura y significa-
dos simbólicos

Con el nombre de “fayenza


egipcia” se denomina a un
tipo de material cerámico no
arcilloso de superficie vítrea
que se manufacturó en el
antiguo país del Nilo y zonas
aledañas. Se trata de un tér-
mino que acuñó la egiptología
durante el siglo XIX, en ana-
logía a las mayólicas esmal-
tadas y decoradas conocidas
como faienza (en italiano),
faïence (en francés) y faien-
ce (en inglés) que se produ-
cían en la ciudad de Faenza
(antiguamente llamada Fa-
ventia, en el norte de Italia)
desde el siglo XII. El término
ha sido ampliamente critica-
do y debatido, e inclusive se
ha propuesto sustituirlo por el
Esfinge del faraón Amenhotep III, probablemente de un modelo de templo. de “composición vítrea”, “fri-
1390-1353 a.C., dinastía XVIII, Reino Nuevo. Fayenza egipcia moldeada ta”, “frita vitrificada”, “cuarzo
con restos de calcita. Metropolitan Museum of Art, New York. sintetizado” entre otros. Pero,
| Metropolitan Museum of Art, New York.

72 | Egiptología 2.0
como frecuentemente ocurre, el uso y la costumbre terminó por imponerse y la designación “fayenza egipcia”
puebla la literatura especializada, de divulgación y los museos que tratan temas del Egipto faraónico. Empero,
para tratar de comprender la naturaleza de este material resulta útil conocer la denominación original que le
dieron sus creadores.

Los habitantes del antiguo país del Nilo nombraron a este material: ṯḥnt (chehenet) vocablo que
denominaba a la “fayenza” y al “vidrio”; ya que ambos cuentan con cualidades iridiscentes similares, las cuales
fueron sumamente apreciadas por los antiguos egipcios. En este sentido, también podía inscribirse como:

ṯḥnt (chehenet) o incluso: ṯḥnt (chehenet), utilizándose como determinativo el

signo S15 de la lista de Gardiner: ṯḥn (chehen) que representa a un pectoral con tres pendientes de mate-
rial vítreo; cuyo significado, como logograma, es: “dar destellos” (cfr.: Sánchez, 2000: 472). Esta grafía es más
común a partir de la dinastía XVIII (c. 1539-1292 a.C.) pero desde el Reino Antiguo (c. 2543-2120+25 a.C.) tenía

el mismo valor fonético el signo S16 de la lista de Gardiner: ṯḥn (chehen) que también representa a un pec-
toral con tres pendientes compuestos de cuentas de material vítreo unidas; del mismo modo, como logograma,
su significado es: “destellar, brillar” (cfr.: Gardiner, 1957: 505) y también se utilizó como determinativo en la

palabra: ṯḥnt (chehenet) que es la variante del Reino Antiguo del vocablo “fayenza”.

En ocasiones, los antiguos egipcios también designaron a la fayenza y al vidrio como: inr wdḥ
(iner udeh) término que significa: “piedra que fluye o piedra vertida”; vocablo que revela parte de su proceso de
manufactura y, sobre todo, la concepción que se tenía de este material; que al parecer originalmente se creó
para sustituir al preciado lapislázuli, que se importaba desde las minas situadas en las montañas occidentales
de la cordillera del Hindukush en Afganistán -aunque es probable que también existiesen yacimientos nativos- y
también a la turquesa y malaquita, minerales que se extraían de la península del Sinaí (cfr.: Friedman, 1998:
15). Pero la “fayenza egipcia” no se limitó a ser tan sólo un sustituto de piedras semipreciosas; el significado

literal del vocablo ṯḥnt (chehenet) es: “material brilloso y destellante” y éste se asoció a la luz emiti-
da por los cuerpos celestes como el Sol, la Luna y las estrellas; astros que en la cosmovisión egipcia se relacio-
naron con las creencias de la vida en el Más Allá. En este sentido, el brillo de la fayenza se consideró como un
elemento mágico, que aunado a su característico color verde-azul, se relacionó inherentemente a conceptos de
fertilidad y renacimiento (cfr.: Friedman, 1998: 16). Por tales motivos, se encuentran gran cantidad de objetos
de fayenza en los ajuares funerarios, ya que éstos tienen relación con la topografía mitológica del reino del dios
Osiris y del inframundo en general (cfr.: Bianchi, 1998: 24). Un ilustrativo ejemplo de esta concepción son los

ushabtis e implementos ceremoniales -algunos en forma de ´nḫ (ankh) “vida”- que formaron parte del ajuar
funerario del faraón Thutmose IV (c. 1400-1390 a.C.) y que fueron descubiertos, el 18 de Enero de 1903 en su
tumba (KV 43) del Valle de los Reyes, por el arqueólogo británico Howard Carter (1874-1939) bajo el patrocinio
del abogado estadunidense Theodore Montgomery Davis (1838-1915) y que actualmente se resguardan en el
Metropolitan Museum of Art en New York, EE. UU.

Por otra parte, se tiene evidencia de múltiples objetos de fayenza que se utilizaron en vida -y que después po-
dían formar parte del ajuar funerario- sobre todo a partir de la dinastía XVIII (c. 1539-1292 a.C.) como esculturas
antropomorfas y zoomorfas, sobre todo efigies de los dioses, que se portaban alrededor del cuello. Un ejemplo
de este tipo de amuletos es una figura del dios Bes, que fue descubierta en la pirámide 54 de la necrópolis de
El-Kurru en Nubia, Sudán y que se resguarda en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo en la Ciudad de
México. La fayenza también se utilizó para elaborar muchos utensilios de la vida secular y religiosa como: table-
ros y piezas de juegos como el senet, posa-nucas, modelos e incrustaciones para muebles, sistra, recipientes
para kohl, cuentas para joyería y un gran repertorio de vasijas (cfr.: Patch, 1998: 32). No obstante, es importante
señalar que esta eclosión de formas y usos tiene su antecesor miles de años antes del Reino Nuevo (c. 1539-
1077 a.C.) ya que la invención y uso de este material se encuentra atestiguado desde el Período Predinástico
(c. 5300-3000 a.C.) y para el Dinástico Temprano (c. 2900-2545+25 a.C.) ya se utilizaba extensivamente en
el ámbito religioso y funerario, en forma de pequeños objetos votivos en los templos y tumbas, así como en
mosaicos para los mismos. Por su abundancia, pareciese que la fayenza se utilizó en todos los estratos de la
sociedad faraónica. Sin embargo, ésta realmente fue un artículo de lujo; pero a diferencia del oro, las piedras

Egiptología 2.0 | 73
preciosas y algunas semipreciosas, que por su
escasez o dificultad de extracción restringían su
consumo a la mayor parte de la sociedad, los ma-
teriales que constituyen a la fayenza son de fácil
acceso en la tierra del Nilo, pero no así los medios
y modos para su producción.

Ushabtis e implementos ceremoniales de la tumba KV 43


de Thutmose IV. c. 1400-1390 a.C., dinastía XVIII, Rei-
no Nuevo. Fayenza egipcia moldeada. Metropolitan Mu-
seum of Art, New York.
| Keith Schengili-Roberts.

procesos de modelado, moldeado y cocción.

Los materiales que típicamente componen a un objeto de


“fayenza egipcia” son: óxido de silicio (SiO2) que constitu-
ye entre el 92-99% de su masa, óxido de calcio (CaO) en-
tre el 1-5% y óxido de sodio (Na2O) entre el 0-5%. En esta
composición básica, también se han encontrado pequeñas
cantidades de óxido de cobre (CuO), óxido de magnesio
(MgO), óxido de potasio (K2O), óxido de aluminio (Al2O3)
y trazas de otros elementos (cfr.: Nicholson, 2009: 2). El
óxido de silicio es un mineral llamado sílice o cuarzo, el
cual se obtenía de la arena de los desiertos que rodean
al valle y delta del Nilo; aunque también de los nódulos de
pedernal que se encuentran en las inmediaciones de los
wadis (causes secos del río). En ambos casos, se molían
y cernían lo más posible para obtener un polvo que con-
tuviese el menor número de impurezas. El óxido de cal-
Amuleto que figura al dios Bes. c. 753–723 a.C.,
cio se encuentra en la “cal viva”, la cual se obtenía tras la
reinado de Piankhy, dinastía XXV, Período Tar-
dío. Fayenza egipcia moldeada. Museo Nacional
calcinación y posterior pulverización de la rocas calizas.
de las Culturas del Mundo, México. Por último, el óxido de sodio se podía obtener de varias
| José Luis Pérez Flores. maneras ya fuera añadiendo natrón, un carbonato de so-
dio (Na2CO3·10H2O) que se extraía del Wadi El-Natrun
Materiales y técnicas de manufactura en el norte de Egipto, o bien, cenizas de plantas carboni-
zadas. Este compuesto servía como fundente y permitía
La “fayenza egipcia” ha sido llamada: «la primera lograr una mejor cohesión y vidriado de la pieza a meno-
cerámica de alta tecnología» (cfr.: Vandiver & Kin- res temperaturas en el horno. Los elementos mencionados
gery, 1987: 19). En este sentido, cabe reflexionar se mezclaban con agua en la proporciones anteriormente
que los antiguos artífices de la tierra del Nilo que la señaladas para formar una pasta que, por sus propios in-
produjeron probablemente eran trabajadores es- gredientes, es tixotrópica, es decir su viscosidad y malea-
pecialistas de tiempo completo, ya que el proceso bilidad varían de acuerdo al movimiento que se le aplique.
para su elaboración requiere un conocimiento téc- Esta cualidad de la pasta de fayenza resultó determinante
nico especializado. Desde la adecuada elección para su trabajo ya que, a diferencia del barro, no podía vol-
de los materiales “crudos”; hasta los demandantes ver a hidratarse para recuperar su maleabilidad sin com-

74 | Egiptología 2.0
prometer su integridad. De tal manera, se utilizaron
principalmente las técnicas del modelado y esgrafia-
do para crear formas y, cuando se requerían piezas
idénticas, se recurrió a los moldes.

En lo referente al característico vidriado de la “fayen-


za egipcia” se ha descubierto que éste se obtuvo de
tres maneras diferentes: 1) por aplicación: el objeto
terminado es recubierto por un esmalte o barniz, ya
sea en estado liquido (como una suspensión rica en
SiO2) o espolvoreado. Este barniz contiene, o es el
mismo, colorante y se deja secar antes de hornear la
pieza. 2) por eflorescencia: en este caso a la pasta
de fayenza húmeda se le añade y mezcla directa-
mente el colorante; al evaporarse el agua se forma
una capa en la superficie de la pieza que contiene
el pigmento y tras hornearse es parte integral del vi-
driado. Esta fue la técnica más utilizada en el perío-
do faraónico y también se le conoce con el nombre
de “auto-vidriado”. 3) por cementación: en este caso
la pasta de fayenza se forma sólo con el polvo de
sílice y el óxido de sodio y se le da forma al obje-
to deseado; una vez seco, éste se introduce en un
contenedor lleno de una mezcla pulverizada de “cal Ushabti de Sati. c. 1390-1353 a.C., reinado de
viva” (óxido de calcio), cenizas, sílice, carbón y el Amenhotep III, dinastía XVIII, Reino Nuevo. Fa-
colorante. Al hornearse, la mencionada mixtura que yenza egipcia moldeada, modelada y policromada.
rodea a la pieza se adhiere y funde a ella, formando Brooklyn Museum, New York.
así la capa de vidriado. Curiosamente, el polvo que | Brooklyn Museum, New York.
no toca a la pieza permanece en su estado original
El necesario paso final para que la “fayenza egipcia”
y puede ser sacudido y reutilizado. Esta técnica de
tomara su característica forma era la aplicación de
vidriado sólo fue conocida para los arqueólogos a
calor; el cual causaba que sus componentes tuvie-
partir de la década de los años sesenta del siglo XX,
sen distintas reacciones químicas y que se fundiesen
cuando se descubrió su uso en el pueblo de Qom, en
en una sola pieza. Los hornos debían alcanzar entre
el actual Irán, y por ello se le conoce como la “técni-
los 800°-1000° C y mantener esa temperatura por
ca Qom” y se cree que en Egipto se utilizó desde el
varias horas para que el proceso resultase exitoso.
Reino Medio (c. 1980+16-1760 a.C.). Cabe señalar
Por desgracia, hasta hace relativamente poco tiem-
que un mismo objeto puede presentar una mezcla
po casi no se había estudiado sobre estos aspectos;
de estas tres técnicas, ya que durante el proceso de
pero, por fortuna, recientes excavaciones arqueoló-
manufactura era común que las piezas se dañaran y
gicas han localizado varios hornos de la época faraó-
retocasen (cfr.: Nicholson, 2009: 4-7).
nica en distintos puntos de Egipto (cfr.: Nicholson,
2010: 2-8). Además de los análisis morfológicos y
Por lo que respecta al color, la “fayenza egipcia” era
químicos que se hagan in situ a estas estructuras;
esencialmente un soporte verde-azulado, cuyos to-
otra forma para tratar de entender su funcionamiento
nos se conseguían principalmente con pigmentos
es por medio de la observación etnográfica-arqueo-
elaborados de malaquita, que es un dihidroxido de
lógica y de la arqueología experimental, las cuales
carbonato de cobre (Cu2CO3(OH)2) y otros mine-
resultan de gran ayuda para inferir los procesos de
rales como la azurita, carbonato de cobre básico
manufactura de «la primera cerámica de alta tecno-
(Cu3(CO3)2(OH)2, que daban como resultado dife-
logía».
rentes tonalidades azules. Sin embargo, los artífices
egipcios también experimentaron con otros pigmen-
Recreación de un udjat de fayenza desde la ar-
tos elaborados con óxidos de hierro (Fe2O3) de las
queología experimental
distintas clases de hematitas para los rojos y ocres
en distintos gradientes y también con óxido de man-
La llamada “arqueología experimental” es una po-
ganeso (MnO2) de la pirolusita, para los negros. Un
sición epistemológica de la propia arqueología que
ejemplo de la maestría que se logró en la creación
busca comprender los medios y modos de produc-
de objetos de fayenza policromada es el exquisito
ción, así como las relaciones sociales, de las cultu-
ushabti de la “señora de la casa” Sati, que se res-
ras pretéritas por medio de la recreación y estudio
guarda en el Brooklyn Museum en New York.
de los procesos de manufactura de los artefactos

Egiptología 2.0 | 75
que produjeron (cfr.: Coles, 1979: 28-35). Al respecto, se clasifican tres tipos de experimentación: 1) la simu-
lación: en este caso, los materiales pueden ser diferentes a los originales ya que lo que se busca es sólo un
parecido formal con el objeto que se desea recrear; razón por la que no es necesario que la tecnología para
manufactúralo sea similar a la utilizada en el artefacto original. 2) la reproducción: se utilizan las mismas mate-
rias primas y el tipo de herramientas con el fin de reproducir la tecnología original con la que se manufacturó el
artefacto que se desea emular; en este caso, es común que muchos problemas técnicos se resuelvan de mane-
ra empírica. 3) la recreación: este caso se considera como la experimentación ideal, ya que todas las variantes
de la manufactura han sido resueltas; desde la materia prima, las herramientas y su correcto manejo, hasta el
adecuado entorno ecológico. Sólo se puede llegar a este nivel de experimentación tras un arduo trabajo em-
pírico de “prueba y error” aunado a la investigación académica. En este caso, es necesario obtener resultados
similares, sino es que idénticos, a los que se encuentran en el tipo de artefactos estudiados (cfr.: Coles, 1979:
40-48). Sin embargo, estos resultados deben ser considerados tan sólo como “posibles explicaciones” ya que
no demuestran de forma cabal que los antiguos procesos de manufactura se desarrollasen exactamente igual
que en los experimentos, ni mucho menos que éstos sean la única forma valida de explicarlos. De tal manera,
la “arqueología experimental” puede ser de gran ayuda para comprender los procesos tecnológicos de una
sociedad; aunque siempre hay que tener en cuenta que la experimentación sólo puede aspirar hasta un cierto
nivel explicativo; pero eso no desmerita su validez teórica y metodológica (cfr.: Tringham, 1978: 171-180).

Tomando en cuenta los anteriores argumentos, el experimento de recreación de un relieve escultórico con la

forma de un wḏ3t (udjat) en “fayenza” es una especie de reproducción-simulación, ya que sólo se buscó
un parecido formal a ciertos artefactos del Egipto faraónico; pero se utilizaron materias primas y herramientas
similares a las empleadas por los antiguos artífices egipcios. El primer paso consistió en preparar la pasta de
fayenza; este proceso consta de varias etapas, siendo una de las más importantes mezclar, con agua, todos
los elementos pulverizados como el sílice, feldespato, cal y mica; los cuales permiten que la pasta tenga las
características necesarias para elaborar la pieza deseada. No hay una receta exacta, ya que depende de las
condiciones climáticas el tiempo en que la pasta pierde humedad, lo que afecta su maleabilidad. Entre las téc-
nicas de manufactura se encuentran: el modelado a mano, auxiliado de estiques, y el vaciado en moldes.

Experimento de recreación de un udjat de fayenza. c. 2007-2009. Fayenza modelada, moldeada y policromada.


Ciudad de México. | Gerardo P. Taber.

Cuando la pieza se secó y endureció, se procedió a agregarle color. Para este fin se utilizaron pigmentos fa-
bricados a base de minerales de óxidos de cobre y manganeso, los cuales se muelen y tamizan para obtener
un polvo muy fino que se diluye en agua, con el fin de que éste quede en suspensión y se pueda aplicar con
brochas y pinceles. Después que el agua se evaporó de la capa de pigmentos, la pieza policromada se cubrió
con una capa de barniz, cuyo principal componente es cuarzo pulverizado (óxido de silicio, SiO2).

Cuando el barniz está seco al tacto, se puede proceder al horneado de la pieza. Ésta se coloca en soportes
cerámicos para evitar que se pegue a las paredes del horno. Con el fin de evaporar el agua que aún pueda en-
contrarse en el interior de las piezas, se mantiene una temperatura de 100º C durante la primera hora; después
se va incrementando la temperatura gradualmente, ya que la estructura cristalina del sílice debe modificarse
sin cambios bruscos. Los momentos más críticos se producen, primero, a los 573º C cuando el cuarzo y los
pigmentos comienzan a fundirse y después, entre los 800º-900º C, al reducirse el material carbónico y sódico de

76 | Egiptología 2.0
Experimento de recreación de un udjat de fayenza. c. 2007-2009. Fayenza modelada, moldeada y policromada.
Ciudad de México. | Gerardo P. Taber.

la pasta, se corre el riesgo de que la pieza se fisure o deforme. Después de que transcurren de 10 a 12 horas,
se incrementa la temperatura hasta los 960º-1000º C, los cuales son necesarios para que el barniz y la pieza se
vitrifiquen. Por último, después de 1 a 3 horas, se apaga la fuente de calor del horno y éste se deja enfriar, con
sus tapas y conductos cerrados, entre 8 y 10 horas. Transcurrido casi un día, se puede abrir el horno y

descubrir que una ṯḥnt (chehenet) “material brilloso y destellante” se ha creado y espera a iniciar
su camino hacía la eternidad.

Ankh, djed y neb. c. 664-30 a.C. Período tardío. Fayenza egipcia | Metropolitan Museum of Art, New York.

Egiptología 2.0 | 77
Comentarios finales

En las páginas precedentes mencioné algunos de los rasgos más significativos de la “fayenza egipcia” y pre-
senté algunas imágenes de una serie de experimentos que he realizado -de manera casera y esporádica- los
cuales me han ayudado a apreciar, aún más, a este bello y noble material. En este sentido, comparto la opinión
de la egiptóloga Florence Dunn Friedman:

“La pasta de fayenza debió haber parecida mágica: entra al horno seca, polvosa y casi carente de algún color pero emerge
después de la cocción brillantemente transformada.” (Friedman, 1998: 15).

Evidentemente, en este espacio es imposible discutir sobre todos los materiales y procesos de manufactura de
la “fayenza egipcia”; la cual se produjo por más de 5000 años en el país del Nilo y que, tal vez por negligencia
o desconocimiento, no fue justamente valorada por los primero egiptólogos. Baste señalar la escueta mención
que Gaston Camille Charles Maspero (1846-1916) hizo sobre este material en su obra clásica Égypte (1912):

...son cacharros de color, barnizados o mate, desnudos o cargados de ornamentos incisos o pintados… pastas vidriosas,
figuras de hombres o de animales apropiadas unas a usos domésticos y reservadas otras para los cultos fúnebres, en fin,
pretexto para panegíricos de los faraones.” (Maspero, 1912: 292).

Bibliografía Sobre el autor

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Dunn Friedman, Georgina Borromeo & Mimi Leveque. ria (ENAH) y se ha especializado en el estudio de las
Thames & Hudson en asociación con Museum of Art, culturas del antiguo medio oriente y el Mediterráneo,
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31. tido numerosos cursos y conferencias sobre el arte, la
religión y el sistema de escritura del Egipto faraónico,
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Mimi Leveque. Thames & Hudson en asociación con También se ha desempeñado como investigador de
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Egyptian faience. Florence Dunn Friedman, Georgina Kemet en Anáhuac, que busca analizar y contextuali-
Borromeo & Mimi Leveque (editoras). Thames & Hud- zar las obras egipcias que se encuentran en México.
son en asociación con Museum of Art, Rhode Island
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